- 51 - Monogamia y fidelidad - Blanca Galán Paz

Micro espacios de investigación 6 (2018): 51-63

Monogamia y fidelidad.
El modelo de relación monógama en los seres humanos

Monogamy and Fidelity.

The Model of Monogamous Relationship in Human Beings

Blanca Galán Paz

Musicóloga y Educadora Social
blan2633@gmail.com

Resumen: Este artículo aborda el estudio de la monogamia como modelo de relación socio-
afectiva en los seres humanos. Se exponen los principales fundamentos que dan explicación a su
origen y desarrollo. La atracción romántica es producto de un complejo proceso de reacciones
bioquímicas en nuestro cerebro que asocian las sensaciones de placer y bienestar con una perso-
na específica. Además, un conjunto de neurotransmisores permiten establecer vínculos de apego
y relaciones duraderas. Antropológica y sociológicamente también se ha observado la evolución
de la monogamia en los seres humanos. Actualmente cambios sociales y políticos han provocado
la crisis e inestabilidad de la monogamia, y se vuelven más evidentes las incoherencias respecto a
los comportamientos y las exigencias de la fidelidad en la pareja.

Palabras clave: Monogamia, fidelidad y modelo de relación afectivo-sexual.

Abstract: This article approaches the study of monogamy as a model of socio-affective relation-
ship in human beings. The main foundations that explain its origin and development are exposed.
Romantic attraction is the product of a complex process of biochemical reactions in our brain,
which associate the sensations of pleasure and well-being with a specific person. In addition, a
set of neurotransmitters allow attachment bonds and lasting relationships to be established. An-
thropologically and sociologically we have also observed the evolution of monogamy in human
beings. Nowadays, social and political changes have provoked the crisis and instability of monoga-
my, and the inconsistencies with respect to the behaviors and demands of fidelity in the couple
become more evident.

Keywords: Monogamy, fidelity and model of affective-sexual relationship.

Recibido: 1/05/2018
Aceptado: 1/06/2018

Cómo citar este artículo: Galán Paz, Blanca (2018) “Monogamia y fidelidad. El modelo de
relación monógama en los seres humanos”, Micro espacios de investigación 6: 51-63

Micro espacios de investigación, ISSN 2444-9245 Nº 6, Enero-Junio 2018, pp. 51-63

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INTRODUCCIÓN
La monogamia es un modelo de
relación en el que se establece un
vínculo exclusivo entre dos indivi-
duos durante un periodo de tiem-
po indefinido, que en los seres hu-
manos se encuentra regulado por
el matrimonio y la ley. Es actual-
mente el modelo de relación afec-
tivo-sexual más común en las so-
ciedades occidentales. Está asen-
tada en valores y tradiciones cul-
turales, además de estar muy res-
paldada por la religión; pero tam-
bién responde a un mecanismo
biológico y genético. La monoga-
mia suele implicar la fidelidad de
ambas partes aunque en algunas
culturas o comunidades puede no
darse, o darse solamente en uno
de los miembros de la pareja; nor-
malmente es exigida a la mujer en
una relación heterosexual. Existen
otros modelos de relación afectivo
-sexual, como la poligamia o el
poliamor, que muestran diferentes
comportamientos y conductas res-
pecto a la fidelidad y los vínculos
emocionales y sexuales. Sin em-
bargo la monogamia es el modelo
preponderante, por lo que tratare-
mos de entender cómo surge y
cómo se desarrolla en la actuali-
dad.
FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS
Existe una histórica discusión cien-
tífica acerca de la monogamia co-
mo modelo natural de relación en-
tre los seres humanos. Según Ba-
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rash y Lipton (2003), los estudios
realizados sobre comunidades
prehistóricas indican que al menos
el 90% de las mismas no eran
monógamas. Afirman que a los
seres humanos, al igual que a la
mayoría de los mamíferos, nos
gusta la variedad sexual. En la
mayoría de las especies los ma-
chos, debido a su capacidad bioló-
gica, pueden inseminar a un gran
número de hembras; por lo que su
instinto les lleva a buscar el máxi-
mo número de oportunidades de
copular para asegurar su descen-
dencia, luchando con los demás
machos de su especie por el acce-
so a las hembras en periodos re-
productivos.
Las hembras, por el contrario,
muestran comportamientos más
selectivos, buscando al macho que
genéticamente tenga mejores cua-
lidades para asegurar una descen-
dencia fuerte. Sin embargo, estu-
dios recientes acerca del análisis
genético en homínidos, muestran
que la paternidad de muchas crías
no coincide con la pareja de la
madre, lo que muestra las prefe-
rencias de la hembra por relacio-
nes sexuales con diferentes ma-
chos. Esto viene reforzado por la
teoría de la competición espermá-
tica, que estudia todas las barre-
ras y obstáculos que tienen que
superar los espermatozoides para
llegar a fecundar un óvulo. Los
espermatozoides pueden perma-
necer hasta tres días en el interior
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del útero con capacidad de fecun-
dación, lo que indica que la hem-
bra podría buscar diferentes ma-
chos en periodos cortos de tiempo
para incentivar la competición de
los espermatozoides más fuertes y
aptos (Gomendio, 2002).
Sin embargo, hay algunos fac-
tores propios del ser humano que
podrían explicar la existencia de la
monogamia como modelo de rela-
ción. Estas teorías se basan por
ejemplo en los escasos signos ex-
ternos que produce la mujer al
estar ovulando, lo que dificulta la
relación sexual más idónea para la
procreación. Además, somos una
de las pocas especies que mantie-
ne relaciones sexuales sin fines
reproductivos, cuando la mujer
está embarazada, en periodos de
lactancia o incluso después de la
menopausia. Según Ryan y Jhetá
(2012) estos comportamientos só-
lo se dan en animales muy inteli-
gentes, en los que el sexo sirve
para establecer y mantener rela-
ciones en comunidades muy com-
plejas. En estas sociedades, los
niveles tan altos de comunicación
e interacción entre gran número
de miembros exigen de estrate-
gias para mantener la paz. La mo-
nogamia, por tanto, podría ser
una respuesta eficaz para la dismi-
nución de agresiones entre pobla-
ciones muy numerosas.
Aunque existen gran variedad
de modelos de relación sexual en
los seres humanos, el sentimiento
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amoroso o atracción romántica
está presente en casi todas las
culturas y territorios de nuestro
planeta. Incluso en las sociedades
donde prima la poliginia (un varón
puede tener varias esposas) hay
una expectativa inicial de compar-
tir un proyecto vital. Esta atrac-
ción romántica es en realidad una
reacción bioquímica de nuestro
cerebro, con bases genéticas e
influencias del medio, que implica
la actuación de diferentes neuro-
transmisores y neuromoduladores
(Muñante, 2013).
En este sentido, pueden distin-
guirse tres procesos cerebrales
presentes en las relaciones amoro-
sas: el deseo sexual, instinto bio-
lógico con finalidades reproducti-
vas; la atracción romántica, elec-
ción de una pareja concreta para
la reproducción; y el apego, pro-
ceso psicológico con el objetivo de
la crianza compartida entre los
progenitores. Estos tres procesos
se encuentran asociados con neu-
rotransmisores específicos: los an-
drógenos y los estrógenos actúan
en el deseo sexual; la dopamina,
la norepinefrina y la serotonina en
la atracción romántica; y la oxito-
cina y la vasopresina en el apego
(Maureira, 2008).
Este complejo mecanismo cere-
bral produce una gran sensación
de placer y bienestar al individuo.
La dopamina genera una reacción
en cadena en nuestro sistema lím-
bico, sobre todo en el tálamo y el
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hipotálamo, que ocasiona un au-
mento de la memoria y que forta-
lece la asociación de la persona
amada con la sensación de placer.
Se incrementan también los pen-
samientos obsesivos y reiterados
acerca de la experiencia amorosa,
que puede resultar casi adictiva,
ya que se produce una retroali-
mentación en la que millones de
sinapsis consiguen mantener los
niveles de excitación y euforia ori-
ginados por la dopamina. La sero-
tonina suscita una expectación
constante y un sentimiento de an-
siedad intermitente respecto a la
persona amada, que muchos cien-
tíficos asocian con los sentimien-
tos de celos e inseguridad respec-
to a la fidelidad (Hernández,
2012).
Además, hay también motivos
anatómicos. La bipedestación im-
plicó cambios fundamentales en
los cuerpos de los seres humanos,
que tuvieron un impacto directo
en la forma de relacionarnos afec-
tivo-sexualmente. Los genitales
femeninos se desplazaron hacia
delante y se produjo un alarga-
miento del pene, lo que permitió
más variedad y eficacia en el acto
reproductivo, cuya característica
esencial era la posibilidad de mi-
rarse a la cara mientras se produ-
cía la copulación (Hernández,
2012). Este hecho fortalece las
conexiones emocionales, tanto
cognitiva como psicológicamente.
Pero, ¿qué ocurre en nuestro ce-
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rebro para que esta relación afec-
tivo-sexual se establezca con una
sola persona en periodos de tiem-
po muy prolongados?
El reconocimiento de los demás
individuos, el apego y la memoria
son condiciones necesarias para
que se puedan establecer relacio-
nes monógamas. Como ya apun-
tábamos, estos procesos están re-
gulados básicamente por dos neu-
ropéptidos: la oxitocina (OT), que
posibilita el reconocimiento facial
del ser querido, y produce una
disminución de comportamientos
agresivos y un aumento de la sen-
sación de bienestar; y la vasopre-
sina (AVP), que modula la res-
puesta ante el estrés y la ansie-
dad, reduce la sensación de dolor
y potencia los vínculos socio-
sexuales.
El funcionamiento de estos neu-
ropéptidos ha sido estudiado me-
diante una comparativa realizada
entre los roedores de pradera, que
eligen una pareja de por vida, y
los roedores de montaña, que
muestran un comportamiento pro-
miscuo y sin apego (Maureira,
2008). Durante el primer encuen-
tro entre los roedores de pradera
se produce un aumento de norepi-
nefrina y de los niveles de cortisol,
lo que aumenta la atención, el
apetito sexual y la energía. Duran-
te la copulación la hembra segre-
ga altos niveles de OT y el macho
incrementa la AVP. Tras el acto
sexual, aumentan las agresiones
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del macho hacia miembros extra-
ños y se produce una preferencia
por la pareja.
Por el contrario, los ratones de
montaña muestran amnesia e in-
capacidad de reconocimiento fa-
cial, por lo que la monogamia re-
sulta imposible. Se ha demostrado
que al inyectar mayores niveles de
OT sí se producían reconocimien-
tos temporales entre ellos.
Sin embargo, la diferencia
esencial entre ambas especies es-
tá en las neuronas post-sinápticas
y en la distribución cerebral de los
receptores de dichos neuropépti-
dos, que dependen de las estruc-
turas promotoras del gen V1aR.
Estas diferencias hacen que el
roedor de pradera relacione la
sensación de placer con una pare-
ja específica; y el roedor de mon-
taña relacione el placer con el pro-
pio acto sexual, independiente-
mente de la pareja. Sin embargo,
aunque los roedores de pradera
prefieren compartir su vida con
una sola pareja, tan sólo el 4%
son fieles.
La OT y la AVP tienen por tanto
un papel esencial en la elección de
la pareja también en los humanos,
aunque existe una variación indivi-
dual dependiendo de las diferen-
cias en el promotor del gen V1aR,
que condicionan los comporta-
mientos sociales y puede afectar a
la fidelidad.
Es importante entender que
existen bases bioquímicas que jus-
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tifican la elección de una pareja
específica, aunque en los seres
humanos este proceso es mucho
más complejo y no termina de ex-
plicar la gran diversidad de rela-
ciones afectivo-sexuales presentes
en diferentes sociedades. Además
hemos comprobado que la prefe-
rencia por compartir la vida con
un solo individuo no supone el
apareamiento único ni la fidelidad.
Barash y Lipton (2003) apuntan a
que seguramente la monogamia
no sea el modelo de relación natu-
ral en los seres humanos, pero
esto no impide que sea el modelo
elegido por muchos de los indivi-
duos de la especie.
FUNDAMENTOS
ANTROPOLÓGICOS Y
SOCIOLÓGICOS
Hemos visto que existe un com-
plejo proceso de reacciones bio-
químicas en el amor y en la elec-
ción de la pareja, pero para com-
prender el comportamiento social
de los seres humanos en las rela-
ciones afectivo-sexuales debemos
atender también a los mecanismos
de interacción social.
Según Maureira (2008, p. 328)
la monogamia está constituida por
cinco normas esenciales:
1. La cohabitación de macho y
hembra y la asociación selectiva
de la pareja a largo plazo en pe-
riodos de crianza, o no.
2. La agresión dirigida a miem-
bros no familiares de la especie.
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3. La atención intensa a la cría.
4. La regulación social de pro-
cesos de reproducción.
5. La prevención de incesto de
individuos adultos dentro del gru-
po familiar.
Por todo ello, se ha demostrado
que la monogamia aparece cuan-
do hay un incremento de las nece-
sidades en la crianza, donde la im-
plicación y el cuidado parental re-
sultan necesarias para la supervi-
vencia de las crías (Gabelli, 2014).
El ser humano es completamente
dependiente de sus progenitores,
ya que nace de forma prematura,
y necesita una intensa atención y
cuidado durante largos periodos
de tiempo para poder desarrollar
todas sus capacidades. Esto re-
quiere una implicación parental
muy fuerte, en la que tanto la ma-
dre como el padre tienen que in-
vertir gran parte de sus recursos y
esfuerzos en la crianza y educa-
ción de sus hijos. El aumento de
dependencia puede potenciar por
tanto la necesidad de apego dura-
dero del padre y la madre, y de
estos con su hijos.
Una las teorías más estudiadas
acerca de este fenómeno asocia la
monogamia con la necesidad de
obtención de recursos, siendo más
común en sociedades en las que
los recursos se distribuyen homo-
géneamente. La aparición de la
agricultura y el sedentarismo su-
pusieron un cambio trascendental
en la forma de vida y de relación
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en los seres humanos. La agricul-
tura permitió obtener recursos de
forma regular y producir exceden-
tes. Esto transformó la forma de
interacción social, pasando de
compartir todos los recursos obte-
nidos en la comunidad, al estable-
cimiento de la propiedad privada y
la pertenencia. Ryan y Jhetá
(2012) argumentan que este cam-
bio supone un incremento en la
preocupación de los hombres por
dejar sus propiedades solamente a
su descendencia.
Engels (2006) desde una pers-
pectiva marxista, ya desarrolló es-
ta teoría ampliamente en su estu-
dio acerca de las familias. Basó
sus argumentos en las teorías de
Bachofen, quien defiende que el
ser humano primitivo vivía en total
promiscuidad sexual. La incapaci-
dad de determinar con certeza la
paternidad de un hijo hacía que
las líneas de descendencia se de-
terminaran por la filiación femeni-
na, de madre a madre. Esto otor-
gaba un papel socialmente reco-
nocido a las mujeres, que gozaban
de respeto y privilegios, y que po-
día haber llegado al “dominio fe-
menino absoluto” (Engels, 2006,
pp. 17). Sitúa el origen de la mo-
nogamia en los últimos estadios
de la barbarie, y relaciona su cul-
minación con el desarrollo de la
religión y la civilización, que supu-
sieron el cambio del derecho ma-
terno al paterno, especialmente en
la Grecia Clásica. Así, el sentido de
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las uniones monógamas es asegu-
rar la certeza de la paternidad,
que refleja además un cambio en
los roles sociales en los que el
hombre obtiene la supremacía y la
mujer es considerada una propie-
dad de éste.
Bernal (2010) también realiza
una interesante conexión entre los
orígenes de la monogamia y el
surgimiento de la propiedad priva-
da. Afirma que con el trabajo sur-
ge una orientación psicológica in-
consciente que trasciende al resto
de contextos de la vida. Sitúa el
nacimiento de la propiedad priva-
da como el germen de las normas
sexuales. El matrimonio es la for-
ma legal de legitimar un contrato
de propiedad en el que se fijan los
límites y las reglas de ambas par-
tes. También argumenta que el
modelo de familia monógama ga-
rantiza el mantenimiento del Esta-
do y del orden social, consiguien-
do reprimir las necesidades natu-
rales de los individuos para garan-
tizar la estabilidad y el dominio de
la sociedad, ya que resultan más
fácilmente manipulables.
Por lo tanto, los argumentos
antropológicos tradicionales han
defendido que la monogamia sur-
ge cuando el hombre asegura la
fidelidad en la pareja con el fin de
no invertir recursos en individuos
que no sean de su descendencia.
Sin embargo, se han realizado es-
tudios en sociedades primitivas
aisladas, en las que existía la
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creencia de que un hijo podía te-
ner varios padres diferentes
(paternidad divisible). Todos los
padres participan en la crianza,
por lo que se aumenta notable-
mente la supervivencia de estos
niños frente a los que únicamente
tienen un padre. Según Sirvent
(2011) estos estudios indican que
hay comunidades y culturas en las
que la certeza de la paternidad no
es necesaria, por lo que no puede
ser un factor esencial en la evolu-
ción del ser humano.
La explicación más generaliza-
da, como ya adelantamos en el
apartado anterior, es que la mo-
nogamia es un acuerdo para miti-
gar la lucha feroz entre hombres
por el acceso a las mujeres. Este
comportamiento responde a una
negociación entre los machos de
especies muy numerosas, en los
que no son posibles las peleas
continuas entre estos. Observa-
mos que cuanto mayor es el nú-
mero de individuos de una comu-
nidad y mayor es el grado de in-
teracción social entre sus miem-
bros, más necesaria se hace la
búsqueda de estrategias para miti-
gar las agresiones y mantener la
paz.
Maffei (2013) reformula esta
teoría cambiando a los protagonis-
tas de la historia. En un estilo bas-
tante controvertido y, para mi
gusto muy poco acertado, sitúa a
las mujeres como líderes de una
revolución evolutiva que consiguió
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subyugar a los hombres. La revo-
lución de las féminas produce una
serie de beneficios naturales y
comportamentales para luchar
contra la utilización desconsidera-
da que hacían los hombres de
ellas, y pasar a la ofensiva utili-
zándolos ahora en su propio bene-
ficio. Para el autor, las mujeres
consiguieron crear un sistema de
control basado en limitar y mane-
jar el acceso de las relaciones se-
xuales, que fue posteriormente
mejorado biológicamente con
cambios en el sistema reproducti-
vo y los úteros de las mujeres y
otras hembras animales. Esta teo-
ría puede resultar más filosófica
que científica, ya que está poco
fundamentada, aunque viene a
confirmar la necesidad de encon-
trar nuevas formas para equilibrar
las relaciones entre machos y
hembras, y de mitigar los conflic-
tos producidos por la búsqueda
desconsiderada de los machos por
la copulación.
LA RELACIÓN ENTRE
MONOGAMIA Y FIDELIDAD
Realizando un análisis de la situa-
ción actual, Sirvent (2011) afirma
que los argumentos reproductivos
y de dependencia marital pierden
sentido como explicación a las re-
laciones monógamas. Las políticas
de igualdad y la inmersión de la
mujer en el mundo laboral hace
que las mujeres no dependan ni
política ni económicamente de sus
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maridos. Las luchas del colectivo
LGTBI han conseguido visibilizar y
consolidar nuevas formas de rela-
ciones afectivo-sexuales y nuevos
modelos de familia. Además, los
avances científicos permiten con-
trolar a voluntad la concepción y
procreación de los hijos. Estos fac-
tores son demasiado recientes,
pero ya han supuesto cambios
considerables en la forma de rela-
cionarnos. La mujer vuelve a tener
más reconocimiento y libertad, y
con ello el modelo de familia mo-
nógama tradicional entra en crisis.
Los porcentajes de matrimonios
decaen al mismo tiempo que hay
un gran incremento de los divor-
cios. Aún así la monogamia y la
fidelidad siguen siendo el modelo
de relación predominante en las
sociedades occidentales, tanto en
las parejas heterosexuales como
en las homosexuales.
La asimilación cultural de estos
valores puede explicar su perdura-
bilidad, así como la elección volun-
taria de los individuos basada en
la atracción romántica. Pero la
monogamia ha adquirido en estos
momentos un marcado carácter
serial, que algunos autores defi-
nen como monogamia sucesiva o
en serie; que consiste en estable-
cer varias relaciones de pareja es-
tables y duraderas de manera su-
cesiva, pero con una persona cada
vez.
Sin embargo, si analizamos el
comportamiento de las parejas
 - 59 - Monogamia y fidelidad - Blanca Galán Paz
actuales de la sociedad española,
observamos que aunque la mono-
gamia y el matrimonio siguen
siendo las conductas más comu-
nes, la fidelidad se pone constan-
temente en duda.
El único estudio encontrado
realizado por el Centro de Investi-
gaciones Sociológicas (CIS) acerca
de la infidelidad data de 1995. En
él se muestra que un 46% de los
hombres han mantenido relacio-
nes extramatrimoniales, mientras
que tan sólo un 17% de las muje-
res han sido infieles (Sirvent,
2011).
Otra encuesta del CIS del 2008
acerca de actitudes y prácticas se-
xuales, muestra que entre la po-
blación encuestada con pareja es-
table tan sólo el 17,2% ha sido
infiel. Un 92,4% dice estar feliz
con su pareja, y un 89,5% afirma
estar satisfecho sexualmente, pero
un 60% se siente atraído por otras
personas. Para un 74,4% de los
encuestados con pareja, la fideli-
dad es totalmente imprescindible
para la felicidad y el éxito de la
relación (Centro de Investigacio-
nes Sociológicas, 2008).
Un estudio realizado por IPSOS
en 2014, afirma que el 30% de los
hombres y el 26% de las mujeres
han sido infieles. Se muestra un
aumento del índice de infidelidad
en las mujeres, que puede deber-
se a las menores repercusiones
sociales que actualmente tiene di-
cho comportamiento para la mu-
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jer. Además un 65% de los en-
cuestados piensa que se puede
estar enamorado de dos personas
al mismo tiempo (La Vanguardia,
2014).
Finalmente, un estudio realiza-
do por Camacho (2004), revela
unos datos bastante más eleva-
dos. Afirma que en un 60% de las
parejas se han producido relacio-
nes adúlteras, y que en un 45%
de las mujeres y un 70% de los
hombres han sido infieles. De este
último porcentaje, un 56% de va-
rones afirma sentirse feliz en su
matrimonio, pero prefieren apro-
vechar la oportunidad de tener
sexo con otras personas.
Los datos recogidos no mues-
tran patrones claros de comporta-
miento, pero sí indican que la infi-
delidad es una práctica bastante
común en las parejas, pese a ser
socialmente castigada. La varie-
dad de porcentajes puede deberse
al carácter cualitativo de los datos
que se recogen, pero sobre todo
responde a un concepto muy di-
verso de la fidelidad.
La fidelidad no es un concepto
definido y común para todas las
personas, sino que responde a in-
terpretaciones y valoraciones bas-
tante personales. Gutiérrez-
Romero (2013) realizó un estudio
pormenorizado acerca de la cons-
trucción social de la fidelidad. En
su tesis diferencia tres tipos de
fidelidad: la fidelidad a uno mis-
 - 60 - Monogamia y fidelidad - Blanca Galán Paz
mo, la fidelidad emocional y la fi-
delidad sexual.
La fidelidad interpersonal puede
responder a un proceso proyecta-
do de conflicto personal. La fideli-
dad interpersonal responde real-
mente a un problema proyectado
de fidelidad con uno mismo, es de
intrapersonal. Depende de la pro-
pia personalidad del sujeto y la
influencia de su medio, y supone
la búsqueda del bienestar emocio-
nal. En este tipo de fidelidad se
pone en cuestión la congruencia
entre los valores e ideas del indivi-
duo y su comportamiento. Habla-
mos por tanto de aquellas situa-
ciones en las que traicionando la
fidelidad de la pareja, se traiciona
principalmente los valores de uno
mismo.
La fidelidad emocional tiene
que ver con el sentimiento amoro-
so. Es asociada con el cuidado y la
convivencia, y supone una relación
duradera e intensa que exige una
gran implicación personal. Tam-
bién puede referirse a una atrac-
ción basada en características per-
sonales y emocionales.
La fidelidad sexual se refiere a
los comportamientos sexuales en
la pareja. De igual manera, tam-
bién puede referirse a la atracción
física y sexual.
Las personas dan diferente va-
lor a cada una de estas tres fideli-
dades. En la gran mayoría de los
casos los criterios personales que
se exija a sí mismo un individuo,
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serán exigidos igualmente a su
pareja. Por lo tanto la tolerancia
hacia las relaciones interpersona-
les dependerá del concepto propio
de fidelidad.
Este concepto está construido
en base a los referentes obtenidos
durante la crianza, y a través de
los valores educativos y religiosos.
A menudo la fidelidad es entendi-
da y fundamentada en la moral, a
través de un posicionamiento ma-
niqueo y estableciéndose la dico-
tomía entre bueno y malo: el fiel
es bueno y el infiel es malo. Los
individuos debemos luchar contra
la mala conciencia y la culpa pro-
ducida por desear aquello moral-
mente prohibido, incluso cuando
no es consumado. Por otro lado,
surge un sentimiento de buena
conciencia cuando hacemos lo que
moralmente debemos hacer, aun-
que sea cruel con los demás. Tra-
tamos de dar una lógica a la cruel-
dad que nos permita justificar y
legitimar nuestros actos.
Así, podemos rechazar a una
persona tras haber cometido una
infidelidad por considerarla moral-
mente imperdonable, aunque no
haya supuesto un cambio signifi-
cativo y los demás aspectos de la
relación nos produzcan placer y
bienestar emocional. También po-
demos tratar de justificar nuestras
conductas de infidelidad, relativi-
zando su repercusión moral para
hacer frente a los sentimientos de
 - 61 - Monogamia y fidelidad - Blanca Galán Paz
remordimiento o mala conciencia
generados en nuestro interior.
Por tanto la fidelidad es un con-
cepto variable y poco construido
que cambia dependiendo de la pa-
reja o de la situación. Gutiérrez-
Romero (2013: 48) realiza una
descripción de fidelidad como un
concepto pactado entre ambas
partes de la pareja:
“Se entiende a la fidelidad como el
cumplimiento de todos aquellos
acuerdos tácitos o explícitos que los
sujetos realizan al inicio o en cual-
quier etapa de sus relaciones de cor-
te erótico afectivo y con base en los
cuales conducen sus relaciones en
términos de lo que está y no permiti-
do entre ellos”.
Por ello, en muchas ocasiones no
se considera infidelidad un hecho
puntual, sino el “engaño”, es de-
cir, los actos realizados sin el con-
sentimiento de la pareja o las con-
ductas que vulneran los acuerdos
generados entre ambos.
Hay por tanto un concepto so-
cial de lo que debe ser la fidelidad,
pero cada pareja puede establecer
su propio concepto, buscando un
consenso y adaptando esas nor-
mas sociales a su situación especí-
fica.
CONCLUSIONES
Tras realizar una revisión de las
principales explicaciones y funda-
mentos de la monogamia, pode-
mos concluir afirmando que la mo-
Micro espacios de investigación, ISSN 2444-9245 Nº 6, Enero-Junio 2018, pp. 51-63
nogamia no es el modelo natural
de relación afectivo-sexual en los
seres humanos. Sin embargo, no
debemos caer en falacias natura-
listas, puesto que afirmar que no
es un modelo natural no significa
que sea un modelo malo o equivo-
cado. Sus orígenes se asocian con
mayores niveles de civilización y
con la complejidad de las relacio-
nes sociales, así como con un au-
mento de las capacidades intelec-
tuales. Responde a mecanismos
para establecer y mantener rela-
ciones duraderas, que faciliten la
convivencia y la paz, y permitan
un mejor cuidado de los hijos.
La monogamia es asociada
también con la propiedad privada,
con los valores religiosos y con la
supremacía social del hombre. Por
ello, en sociedades primitivas co-
munitarias y más equitativas suele
haber más variedad de modelos
de relación.
En la sociedad actual la relación
monógama está en crisis, produc-
to de las mejoras en políticas de
igualdad y de una mayor diversi-
dad de modelos de familia. La mo-
nogamia en serie es cada vez más
común, incrementándose significa-
tivamente los matrimonios sucesi-
vos y los cambios de pareja tras
periodos largos de estabilidad.
Existe además un problema
contradictorio entre las exigencias
y las prácticas de fidelidad, que
muestran un comportamiento ge-
neralizado de compartir relaciones
 - 62 - Monogamia y fidelidad - Blanca Galán Paz
sexuales y afectivas con varias
personas diferentes pero dura-
mente castigado por los valores
morales y culturales.
En conclusión, necesitamos
mantener relaciones estables y
duraderas, basadas en la atracción
romántica y las reacciones bioquí-
micas de nuestro cerebro que ga-
ranticen la posibilidad de estable-
cer vínculos de apego. Pero estas
relaciones no tienen por qué ga-
rantizar la exclusividad total ni la
perdurabilidad de por vida. La fi-
delidad es un concepto que debe-
ría establecerse como un acuerdo
entre las personas de la pareja,
que facilite la comunicación y el
bienestar físico y emocional de
ambos.
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 - 63 - Monogamia y fidelidad - Blanca Galán Paz

NOTA AUTOBIOGRÁFICA

BLANCA GALÁN PAZ se graduó en Historia y Ciencias de la Música en

2016 por la Universidad autónoma de Madrid. Después comenzó en dicha
universidad el ;áster de titulación propia de Musicoterapia Avanzada y
Aplicaciones, que finalizó con éxito en enero del 2018. Al mismo tiempo
retomó los estudios de Educación Social en la Universidad Complutense
de Madrid, que terminará en 2019. Su gran pasión es utilizar la música
como herramienta para la intervención social, integrando así la formación
adquirida en sus estudios.

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