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El misterio de la soledad

Están agotados, a punto de desfallecer, han estado Con la hermana más calmada, Humberto llegó a cerrar
huyendo de los terroristas; y lo que sería un camino de tan completamente la entrada. Ahora lo único que les quedaba
solo un par de cuadras, se convirtió en un laberinto sin fin. era adentrarse más en las inexploradas catacumbas, ya que
Recorrer aquellas calles estrechas y pedregosas en la Alicia nunca se atrevió a entrar pese a saber aquel secreto.
penumbra de un avanzado atardecer no era tarea fácil para El hermano mayor era el que dirigía, para asegurarse de
estos jóvenes hermanos. que su hermana se encontrará a salvo. Aquel lugar estaba
en un estado muy olvidado, junto a insectos desagradables
Se dirigen al templo del Señor de la Soledad, aquella que se escondían y habitaban por allí. A pesar de aquella
grande y sagrada estructura para los devotos de Huaraz. situación, los hermanos preferían vivir con esto que con el
Por suerte, la ciudad no tenía un territorio tan extenso, así horror que los demás soportaban en las estrechas calles de
que llegarían muy pronto. la pequeña y desdichada ciudad.

Alicia, la pequeña hermana de Humberto, tenía Caminar por aquellos lugares que se encontraban con
conocimiento de la existencia de unas catacumbas secretas aguas desconocidas daba repugnancia a Alicia pero eso no
bajo los cimientos de la ciudad. Sin embargo, la única evitó que prosiguieran con su camino. Para no llegar a la
manera en la cual estaban seguros que podrían acceder a situación de encontrarse perdidos, la astuta joven puso
estas, se encontraba bajo el altar del templo. Sabían que marcas en las paredes de piedra por las que ya pasaron. Se
los terroristas iban al mismo lugar que ellos para saquear el preguntaban cómo es que aquellos pasajes se encontraban
templo, por lo tanto, debían apresurarse. Ya agotados, debajo de la ciudad sin que ninguna persona conociera de
lograron ingresar empujando la enorme y pesada puerta de aquel recinto.
madera con tallados muy bien trabajados por los artesanos
locales. Fue entonces cuando después de caminar mucho en aquel
sombrío lugar se encontraron con un camino sin salida.
Agitados cerraron la puerta rápido, con la esperanza de que Humberto aprovecho para descansar después de todo el
los terroristas no se llegaran a percatar la huida de los recorrido, mientras que Alicia observaba el sitio donde se
hermanos al templo. Después de descansar y mentalizar hallaban. El hermano cansado de su situación deplorable,
sobre todo lo ocurrido, sobre cómo podían escapar de aquel miró hacia arriba para meditar todo, de cómo aquellos
cruel destino que caía en la ciudad y en sus habitantes. terroristas habían arrebatado todo lo que conocía, la plaza,
lugar icónico y representativo de la ciudad, y ahora el
Buscando lo que sería su única salvación de aquel desastre, templo, las cosas no podían empeorar más. A pesar de la
observando a su alrededor los ciudadanos y conocidos oscuridad en la que se encontraba pudo visualizar una
aterrados de la gran catástrofe, rogando al Señor de la diminuta luz proveniente de arriba, se acercó a la luz y
Soledad una salvación o un poco probable milagro. Fueron sintió de que era madera. La hermana se acercó y
hasta el imponente altar de madero con sigilo, mirando determinó que era una compuerta.
cómo las personas se encontraban escondidas entre las
butacas y otras rezando en silencio para la salvación de sus Con eficacia logró abrir la mogosa puerta de madera, y el
almas. Ya cerca del altar, el hermano mayor empujó de hermano salió cautelosamente para ver a qué parte de la
manera cuidadosa hasta poder ver un estrecho agujero, ciudad esta salida conduciría. Alicia tenía miedo de que a su
pero con espacio para que dos hermanos puedan querido hermano y único familiar que le quedaba fuera
adentrarse en la oscura entrada de las catacumbas. capturado por aquellos que invadieron la ciudad, por lo que
rogó que no se fuera. Pero Humberto aseguró a su
Se adentraron poco a poco y mientras la hermana hermana que no le iba a pasar nada y que esperara abajo
investigaba el pasaje, Humberto cerraba la entrada para para mayor seguridad, y eso es lo que hizo su hermana;
evitar que alguien los siguieran y así tener la seguridad de viendo como su hermano desaparecía en frente de sus
no ser encontrados. Cuando estaba a punto de cerrar por ojos, esperando su pronto regreso.
completo el altar, se escuchó el estruendo de lo que sería el
templo. «Son ellos», pensó Humberto, sin realizar ningún
ruido ubicó su mirada en la abertura. Vio como el grupo de
terroristas irrumpieron en el templo, todas aquellas
personas empezaron a entrar en pánico. Observaban como
algunos trataban de huir sin éxito, escondiéndose de
aquellos que acabarían con su paz.

Claudia Llanos & Lorena Ramirez

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