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LA CARTA DE MARIO

Lima, 01 de junio de 2016

Querido hermano:

Hoy me siento triste. Con mucha ilusión esperé la nota del examen de
Comunicación, para el que estudié y estudié toda la tarde.

Recuerdo que un día antes de ese examen, al llegar del colegio, me


puse a estudiar, y hasta tuve que bajar el volumen de la televisión
mientras veía mi programa favorito. Y seguí estudiando por la noche,
solo colocando la lámpara pequeña y apagando la luz del cuarto para
que papá no se molestara. Leía una y otra vez los temas desarrollados
en la clase, a pesar de que estaba muy pero muy cansado.

Antes del examen la profesora hizo un repaso y me parecía que todo


era muy fácil, aunque Perico me estaba molestando y yo me defendía
devolviéndole los “cuadernazos” que me daba. Cuando se inició el
examen me sentía nervioso, pero respiré hondo y empecé a responder
las preguntas como me recomendaron: primero las que sabía, luego
las demás.

Cuando terminé sentí un alivio grande, pero también preocupación,


porque no estaba seguro de haber resuelto bien algunas de las
preguntas. Y esta preocupación se hizo realidad cuando vi la
calificación de once y la anotación de la profesora que decía: “debes
esforzarte más”.

Dime, querido hermano ¿en qué fallé? Tú, que ya eres profesional,
puedes ayudarme a entender qué pasa conmigo, porque de verdad me
he esforzado.

Espero tu respuesta.

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