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La crítica feminista y la antropología:


una relación incómoda y fructífera
Britt-Marie Thurén
Universidad de Gotemburgo (Suecia)

Palabras clave:
género, feminismo, teoría antropológica, antropología académica.
Resumen:
Este artículo ofrece un panorama general de las influencias mutuas entre la antropología
como disciplina académica y el feminismo con sus expresiones tanto académicas como
políticas. Se fija en los encuentros y afinidades que se han producido entre ambos a lo
largo de las últimas décadas pero también en los desencuentros y malentendidos. El texto
también reivindica el papel de la antropología en el surgimiento de los estudios de género
o estudios feministas como estudios interdisciplinarios y se pregunta sobre el lugar que
esta disciplina ocupa hoy en ellos.

Introducción

El feminismo ha tenido una influencia en la antropología, de eso no cabe ninguna duda. Pero
como el feminismo ha tenido un impacto sobre toda la sociedad occidental, es difícil diferen-
ciar entre la influencia directa (del feminismo en la antropología) y la influencia indirecta (del
feminismo en varios cambios sociales y culturales y de estos en la antropología).
Además no deberíamos hablar de “el” feminismo, sino de los feminismos. Tampoco la
antropología es monolítica.
A pesar de estas dificultades, en este artículo se trata de ofrecer un panorama general de
las relaciones entre las dos cosas, así que para estos fines los trataré como dos entidades, siem-
pre entendiendo bien que son internamente variadas. Trataré la antropología como la disci-
plina académica que es, y hablaré de los feminismos como una serie de discursos críticos que
tienen expresiones tanto académicas como políticas, pero concentrándome en el feminismo

Ankulegi 12, 2008, 97-114


Fecha de recepción: 19-XI-08 / Fecha de aceptación: 28-XI-08
ISSN: 1138-347 X © Ankulegi, 2008

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académico, especialmente los estudios inter- diferencia. Si hablamos de antropología de


disciplinarios que se están convirtiendo en género, hablamos de un quehacer empírico y
una disciplina nueva, llamada estudios de teórico, una especialidad o un enfoque, un
género o estudios feministas. trabajo antropológico como cualquier otro,
Empecemos por recordar unos temas cen- estudios que se proponen describir y enten-
trales de la crítica feminista y apuntemos der el fenómeno “género” en todas sus expre-
que las relaciones entre el feminismo y la siones y todos sus aspectos. Si hablamos de
antropología han pasado por distintas fases. antropología feminista, hablamos de eso
Luego podremos considerar más en detalle mismo pero además un uso de esos conoci-
esas relaciones. Analizaré algunas tendencias mientos con fines feministas.2 Y esos fines
y temas de actualidad en los estudios femi- influyen, por supuesto, en la selección de
nistas y su relevancia para la antropología problemas a investigar.
para apuntar finalmente unos deseos perso-
nales acerca del futuro.
Lo que no cabe en este artículo es una des- Crítica feminista
cripción de la recepción de las ideas feminis-
tas en la antropología, ya que eso exigiría un No es este el lugar para analizar la crítica
estudio específico, y no me parece correcto feminista en toda su extensión y variedad.3
sugerir una imagen aproximada de esa recep- Solo mencionaré unos cuantos temas que
ción a partir de mis propias impresiones. han sido importantes dentro de los debates

Distinciones idioma castellano, ya que algunos varones sí que hay.


Usaré este masculino genérico sobre todo hablando
Hay que dejar claras un par de distinciones: de la situación actual, y hablaré en femenino cuando
el feminismo académico no es lo mismo que me refiero a los tiempos pioneros cuando práctica-
mente solo había mujeres feministas.
el movimiento social llamado feminismo. 2
Se podría hacer antropología feminista acerca de
Pero tampoco se debe trazar una línea divi- otros objetos de estudio que no sean el género, pero
soria nítida entre los dos, ya que el primero no es corriente. Algunos estudios queer sobre sexuali-
es hijo del segundo, y la mayoría de quienes dad podrían servir de ejemplo, en la medida que
lo practicamos nos movemos en los dos sexualidad y género se tratan como fenómenos distin-
mundos. tos. Lo mismo se podría decir de estudios del cuerpo.
Lo que se suele llamar antropología de Pero también es posible estudiar fenómenos más ale-
jados aún del género, como una guerra, un proceso
género (inicialmente antropología de la económico o las carreras de las elites, con fines femi-
mujer) es igualmente descendiente en línea nistas. Cualquier proceso relacionado con cuestiones
directa del movimiento feminista de los años de poder puede tener consecuencias para el orden de
sesenta. De hecho, la mayoría de los antro- género y por lo tanto se puede estudiar con fines
pólogos que trabajan con el tema de género feministas sin que el orden de género sea el enfoque
principal. Y por supuesto se puede hacer crítica femi-
se sienten feministas también.1 Pero hay una
nista epistemológica de cualquier tipo de teoría.
3
Como libros de introducción puedo recomendar
1
Digo “los antropólogos” a pesar de que la mayoría Nicholson (1997) o Tong (1998), o en castellano Bel-
somos mujeres. Así manda la gramática del trán et ál. (2001).

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feministas como tales y que han tenido una quien no considera que hay aspectos de la
cierta influencia en la antropología social. sociedad que causan desequilibrio y desi-
Están presentes, abierta u oblicuamente, en gualdad entre mujeres y hombres y que esto
los debates entre feministas y antropólogos a no debería ser así.
lo largo del tiempo e imprimen su señal en El feminismo tiene raíces en la Ilustra-
los temas de actualidad. ción. Aboga por una vida humana donde la
El primer tema es el de la invisibilidad de dignidad, la autonomía personal y todos los
las mujeres. Fue un punto clave en la frustra- privilegios de prestigio y recursos materiales
ción de las mujeres que lanzaron en los años se distribuyan lo más justamente posible.
sesenta la llamada segunda ola del feminis- Deben regir unos tratamientos equitativos
mo político, y es un tema tan científico en todos los ámbitos. Pero los estudios femi-
como político. Si los hombres dominan la nistas no se han contentado con suscribir
vida social de un lugar o de un país, eso no tales valores, sino que los han analizado.
quiere decir que las mujeres no hagan o Conceptos centrales como “igualdad”,
piensen nada, pero lo que hacen y piensan “injusticia” y “poder” han sido minuciosa-
queda en la sombra de la vida pública y pro- mente investigados. El contenido de ellos no
bablemente no se recoja en las historias es nada evidente. La antropología puede
colectivas, sean estas orales o escritas. El aportar datos y conceptos para matizar estos
conocimiento sobre lo que realmente se debates y puede inspirarse en ellos para for-
hace, piensa y dice en la sociedad queda mular sus problemas a investigar.
como mínimo incompleto, y muy posible- El pensamiento feminista ha cuestionado
mente tergiversado. siempre los conceptos normalizados en el
La dominación masculina produce una pensamiento occidental, tanto en las ideas
visión parcial del mundo, debido a que no cotidianas como en la terminología científi-
recoge las experiencias de las mujeres, y ca. Muy especialmente se han analizado las
muchas veces tampoco de todos los hom- ideas que naturalizan la división de la huma-
bres. En las tareas académicas, esto se tradu- nidad en dos categorías, dos “sexos”. De
ce en descripciones parciales y erróneas, que estos cuestionamientos surgió el concepto de
los estudios feministas se proponen primero “género”, de por sí profusamente debatido
hacer ver, luego corregir. El problema se pero hoy aceptado en alto grado. A esta tarea
suele llamar sesgo masculino (“male bias” en la antropología feminista ha aportado ejem-
inglés). plos empíricos útiles de varios tipos, espe-
Pero la invisibilidad de las mujeres no es cialmente de la no universalidad de muchas
solo una fuente de errores científicos, sino es de las categorizaciones binarias básicas de la
de por sí una injusticia social. El feminismo cultura occidental, como naturaleza/cultura,
ha apuntado una larga serie de circunstan- doméstico/público, cuerpo/mente y emo-
cias de la vida social y cultural, individual y ción/razón.
colectiva, que se deben considerar injustas. La tarea feminista interdisciplinaria ha
El feminismo es por lo tanto normativo, se sido principalmente epistemológica y meto-
basa en unos valores. Exactamente cuáles dológica, pero necesita fundamentos empíri-
son, eso varía entre las muchas corrientes del cos de las relaciones entre mujeres y hom-
pensamiento feminista, pero no es feminista bres –o entre las categorías de género, para

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expresarlo de manera más exacta– en todos Sin embargo, el feminismo ha devuelto


sus aspectos y en todas partes del mundo, en las acusaciones, demostrando las dificultades
todo tipo de sociedad, y en todos los tiem- éticas y epistemológicas que se esconden en
pos. Por esta razón la antropología y la his- un relativismo llevado a consecuencias extre-
toria han sido dos disciplinas centrales en la mas (Haraway, 1988; Harding, 1991).
construcción de los estudios interdisciplina- Invisibilidad de las mujeres, sesgo mas-
rios feministas, especialmente en la primera culino, injusticia, crítica de conceptos y
época (aproximadamente los años setenta). categorizaciones, universalismo versus rela-
Se propuso el concepto de “patriarcado” para tivismo, problemas metodológicos de etno-
hablar de la dominación masculina, y se centrismo y ahistoricismo; sobre estos terre-
quería saber si era universal o no, o si algu- nos se han movido los encuentros entre el
nos procesos o factores dentro de él lo eran. feminismo, tanto político como académico,
Hubo también debates especiales, a los que y la antropología.
parecía que la antropología podía contribuir
datos, por ejemplo sobre la existencia o no
de matriarcados y sobre la influencia de las Tres fases
relaciones de reproducción (por ejemplo, las
formas de matrimonio o la maternidad) en Se podría decir, simplificando bastante, que
otras relaciones sociales. las relaciones entre el feminismo y la antro-
Pero las antropólogas que intentaron pro- pología han pasado por tres fases principales
porcionar conocimientos sobre estos temas desde 1970.
tuvieron que insistir en que no es fácil hacer En un principio el feminismo necesitaba
el tipo de comparaciones que demandaba el la antropología y la historia para construir
feminismo. Es casi imposible hacerlo sin unas bases de conocimiento empírico sobre
caer en un cierto grado de etnocentrismo. las que levantar las teorías sobre el patriarca-
No se pueden aplicar conceptos tales como do. Fue como una luna de miel. Pero pronto
“falsa conciencia” o “autonomía” en contex- surgieron problemas, debido principalmente
tos donde no existen o donde se interpretan al choque entre un pensamiento con fines
de otras maneras. Las historiadoras tuvieron emancipatorios, por lo tanto políticos, y un
problemas homólogos y acusaron a algunas pensamiento no solo científico y por lo tanto
de las teóricas feministas de ser ahistóricas.4 con ideales de objetividad (los cuales pudie-
ron ser compartidos por la mayoría de las
feministas) sino que privilegiaba unos méto-
4
Dentro del feminismo interdisciplinario, la necesi-
dos relativistas como parte de su esencia.
dad de contextualización fue un argumento impor- Durante mucho tiempo las personas que
tante del feminismo socialista. Hoy, el feminismo lla- eran las dos cosas, antropólogas y feministas,
mado poscolonialista continúa esta crítica, con por ejemplo yo misma, nos sentíamos atra-
argumentos agudos, pero con un olvido algo injusto padas en fuegos cruzados.
de que el debate no es nuevo. Un estudio antropoló- Con el tiempo la tensión se suavizó. El
gico y feminista que problematiza precisamente la
ausencia del deseo de autonomía individual en una feminismo se hizo más relativista, especial-
comunidad de Papúa Nueva Guinea es Errington y mente bajo el impacto del posmodernismo y
Gewertz (1987). el poscolonialismo, y entre los antropólogos

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en general se fue aceptando en alguna medi- pecados tan horrendos como no escandalizar-
da (todavía poco clara) el feminismo como nos ante la ablación del clítoris. Cuando
una crítica relevante. Veamos más de cerca la hablábamos de “analizar”, “comprender” y
segunda y la tercera fase. “contextualizar”, las colegas feministas pare-
cían oír “aceptar”.
Por nuestra parte nos parecía que el femi-
FUEGOS CRUZADOS nismo occidental, incluso en sus variantes
académicas, cometía muchos pecados etno-
La relación entre el feminismo y la antropo- centristas y simplificadores.
logía social ha sido siempre incómoda. Entre los colegas antropólogos tampoco
Marilyn Strathern (1987) tituló ya hace dos estábamos a gusto del todo; ellos nos acusa-
décadas un artículo así: “An awkward rela- ban de etnocentrismo. Acercarse a socieda-
tionship”. des ajenas desde una postura normativa es
La antropología ha dejado su marca en los complicado, y puede no ser ético, porque
estudios feministas interdisciplinarios, sin aplicando raseros de la propia perspectiva
duda. El artículo de Gayle Rubin (1975) se caes en el paternalismo y te ciegas a lo que
cita a menudo como el texto que introdujo no se ajusta a esos raseros. Los compañeros
el concepto de género. No es cierto, el con- socialistas tenían una dificultad parecida,
cepto ya se usaba por lo menos en el feminis- pero se nos señalaba a las feministas más.
mo norteamericano desde hacía varios años, Con todo, estas tensiones son más mane-
pero sí fue Rubin quien lo desarrolló decisi- jables ahora que hace 20 o 30 años. El femi-
vamente y preparó el terreno para su uso nismo occidental ha sido criticado no solo
amplio. Todavía en los años ochenta, cuando desde perspectivas académicas sino desde
yo daba clase de antropología social en la perspectivas activistas de otras partes del
Universidad de Estocolmo, había siempre, mundo. No todos los feminismos son occi-
en cada curso, varias mujeres que se acerca- dentales. Chandra Mohanty (1991) escribió
ban a la antropología precisamente para ya hace dos décadas una crítica de cómo el
obtener conocimientos útiles para su pensar feminismo occidental entiende a las mujeres
feminista. del tercer mundo. Además, las voces de
Pero ya por entonces la antropología minorías dentro de los países occidentales se
había dejado de ser importante en los estu- hicieron oír cada vez más, y dejaron claro
dios de género interdisciplinarios. Incluso que tampoco se sentían correctamente refle-
las antropólogas feministas nos topamos a jadas en los análisis feministas que supuesta-
menudo con una actitud de sospecha en los mente se referían a todas las mujeres. En esto
contextos feministas interdisciplinarios. No han sido especialmente eficaces las afroame-
se nos veía como feministas auténticas, por- ricanas, pero también las chicanas de Esta-
que éramos demasiado relativistas. Dudába- dos Unidos, las asiáticas de Gran Bretaña y
mos de la existencia del matriarcado ances- otras. Sus textos han tenido gran aceptación
tral. No estábamos convencidas de que el en los estudios feministas y el resultado ha
patriarcado fuera universal, o como mínimo sido que el feminismo occidental, por lo
insistíamos en que no tenía las mismas menos en sus versiones académicas, es hoy
características en todas partes. Cometíamos menos etnocéntrico y más humilde en sus

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propuestas generalizadoras. El concepto de trismo (feminismo occidental sin conciencia


“interseccionalidad”, de gran actualidad antropológica). Si nos imaginamos el relati-
ahora mismo, es uno de los resultados vismo y el etnocentrismo como opuestos,
(Crenshaw, 1995). Aun cuando se usa a veces tendremos dificultades; las dos posturas
injustamente, para acusar al feminismo de pueden ser poco éticas, y las dos suelen con-
los años setenta de haber representado pun- llevar errores en el análisis. El relativismo es
tos de vista exclusivamente de mujeres blan- necesario como contrapeso al etnocentrismo,
cas, de clase media y norteuropeas o nortea- si es un relativismo metodológico, una
mericanas –cosa que nunca ha sido verdad herramienta, no un fin. Ponemos nuestros
del todo– y olvidarse de otras relaciones propios valores y categorías de pensamiento
sociales jerárquicas que las de género –que entre paréntesis para poder entrar en mun-
tampoco ha sido verdad, véanse si no los dos distintos. Pero los paréntesis se tienen
grandes debates sobre género y clase de los que levantar una vez que hayan servido para
años setenta– con todo, sí que como concep- su fin. Hay que atreverse a definir algunas
to señala un problema y propone remedios. situaciones concretas como desiguales,
El feminismo poscolonialista continúa en incluso injustas. A pesar del clima de deba-
esta línea.5 te actual, muy relativista.
Los lenguajes científicos y políticos se Precisamente porque las antropólogas
llevan mal porque están construidos sobre feministas llevamos ya un par de décadas en
distintos valores (saber y desear, podríamos el epicentro del problema, tenemos cosas
llamarlos) y se desarrollan por lo tanto por que decir sobre él. Se deberían oír nuestras
distintos caminos (hacia el clarificar mejor o voces más en los debates interdisciplinarios
hacia el convencer mejor). Sin embargo, sobre género. Tenemos que inhibirnos
dentro del quehacer científico cabe algo que menos y participar más fuera de nuestra pro-
solemos llamar pensamiento crítico, una pia disciplina.
clase de saber que incluye un desear, y que
trabaja no solo para describir el mundo, sino
para describir el mundo con la finalidad de EL POSMODERNISMO
mejorarlo. O por lo menos para comprender
mejor dónde están los factores que crean El relativismo de la antropología ha palide-
sufrimientos, torpezas y contradicciones en cido a la sombra del posmodernismo,6 que se
la vida humana. ha impuesto como una corriente dominante
Hay dos exigencias igualmente ineludi- de pensamiento filosófico y político desde
bles para el trabajo antropológico con fines
feministas: la de evitar un relativismo para- 6
Han surgido una serie de “post-ismos” durante las
lizador (antropología sin motivación políti- décadas recientes, y no son siempre fáciles de distin-
ca) y la de evitar nuevas formas de etnocen- guir unos de otros. Aquí el término “posmodernis-
mo” se usa como un paraguas para cubrirlos todos
aunque sea aproximadamente. En realidad me refiero
5
Ver por ejemplo el volumen de Suárez y a un clima intelectual general de rechazo de todo tipo
Hernández (2008) que entre otras cosas incluye el de teorías anteriores, con un denominador común de
artículo de Mohanty, traducido por primera vez al dudas epistemológicas fuertes, más que a teorías nue-
castellano. vas específicas.

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hace ya dos décadas o más, y también ha truir meta-narrativas, válidas para contextos
influido fuertemente en las ciencias sociales. amplios, tal vez el mundo entero y todos los
En la antropología ha adoptado una forma tiempos. Este tipo de ambición fracasará
bastante especial, que creo que se debe a que siempre, y es peligroso intentarlo, termina
el posmodernismo propone un relativismo, siendo autoritarismo. Según estos posmo-
una autocrítica, una autorreflexión, que den- dernistas.
tro de la antropología ya existía. De modo Podría parecer evidente que el posmoder-
que, por aplicar la novedad de todos modos, nismo y el feminismo son enemigos natos.
tal vez se ha rizado el rizo. Pero como el posmodernismo es antiautori-
Para los antropólogos no es ninguna tario, hay también cierta afinidad, y en
novedad que las formas de pensar varían, muchas disciplinas, como la sociología, la
que no hay sistemas de pensamiento que psicología, la medicina, la ciencia política,
sean universalmente válidos, que todo hay etc., donde dominaban epistemologías más
que contextualizarlo para comprenderlo, y o menos positivistas, el posmodernismo ha
que cualquier intento de generalización teó- servido para disolver paradigmas rígidos, lo
rica tiene que ser contrastado con datos y que ha abierto puertas para la crítica femi-
narrativas locales. Ahora los posmodernistas nista. También hay feminismos que se auto-
dicen lo mismo. Si esto, y solo esto, fuera denominan posmodernistas. En general, es
posmodernismo, entonces se trataría senci- posible que el posmodernismo haya sido un
llamente de que lo que los antropólogos aliado más que un enemigo del feminismo.
aprendieron en sus encuentros con otras cul- Por lo menos en sus consecuencias prácticas
turas por fin se acepta de modo general en (Fraser y Nicholson, 1988; Thurén, 2003).
las sociedades occidentales. Pero muchos En general. Pero dentro de la antropolo-
posmodernistas van más lejos. Según ellos, gía, yo diría que no. Dentro de la antropolo-
no existe ninguna verdad más allá de la pers- gía creó una moda de relativismo extremo,
pectiva de cada uno y no hay ninguna mane- según el cual resulta casi imposible afirmar
ra de determinar qué narrativas son “mejo- nada. Si todo es representación, los produc-
res” que otras. Construimos la realidad, es tos científicos también lo son, y como tales
decir, formamos hipótesis acerca de ella, y hay que leerlos. Y como tales hay que produ-
contamos, narramos, lo que pensamos que cirlos. Se han hecho muchos experimentos
sabemos. Es todo lo que hay, narrativas de estilo. Hay mucha atención a quién es el
variadas. autor. La representación como tal se con-
No es que sea poco. Nuestras narrativas virtió en el objeto de estudio, en vez de la
–teorías, opiniones, conocimientos...– son relación entre la representación y lo que se
mitos en el sentido antropológico, es decir, representa (Clifford y Marcus, 1986).7
historias que crean sentido y nos hacen
actuar de ciertas maneras y no de otras. Por
7
lo tanto son importantes, y hay que estu- Por cierto, este volumen levantó suspicacias entre
diarlas. Lo que no se puede aceptar, según las antropólogas feministas, ya que la introducción
afirmaba que no existían experimentos feministas del
los posmodernistas, son las grandes teorías tipo que los compiladores buscaban. Eso a pesar de
que –como el marxismo, el feminismo, el que la antropología feminista había sido
liberalismo...– tienen la ambición de cons- pionera precisamente en temas de autorreflexión y

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Ya en 1989 se publicó un artículo muy do afirmar algo sobre lo que encontramos.


crítico (Mascia-Lees et ál.) con el título sig- Al parecer, en la práctica no nos contenta-
nificativo de “El giro posmodernista en la mos con producir “representaciones” sino
antropología - advertencias desde una pers- que topamos con “realidades”.
pectiva feminista” donde las autoras demos-
traban que gran parte de lo que se llama pos-
modernista es androcéntrico, porque la Temas
crítica del positivismo, la crítica de la sober-
bia occidental, el énfasis en la autorreflexión, Aunque los vocabularios cambien, vemos
etc., han sido temas del feminismo antropo- que la relación entre el feminismo y la antro-
lógico desde sus inicios. Pero sin que por pología sigue siendo incómoda. Pero tam-
ello se concluyera que no fuera posible criti- bién fructífera. Veamos ahora algunos temas
car las relaciones de poder. de actualidad donde conectan para producir
Se pueden ver los debates alrededor del nuevos enfoques antropológicos. Pienso en
posmodernismo como la forma reciente de diversidad, resistencia y agencia, teoría
una batalla muy antigua: ¿Es inevitable el queer, el manejo del cuerpo, masculinidad y
mundo tal como es, o es posible la crítica feminidad y globalización. Hay otros, estos
racional? Las fuerzas conservadores se sirven son ejemplos.
hoy del relativismo como arma.
Aunque cierto es que para la antropolo-
gía feminista ha habido también efectos DIVERSIDAD
positivos. Se formulan ahora preguntas nue-
vas, muchas veces muy sutiles, interesantes. Relacionado con el posmodernismo está el
Se respeta más, entre los colegas, el énfasis tema de la diversidad. De hecho muchas
en la conciencia de las propias perspectivas, veces se confunden, pero el feminismo no
la autocrítica, la autorreflexión, los métodos necesita el posmodernismo para descubrir la
antijerárquicos, cosas todas ellas que han diversidad, y la antropología menos. Duran-
formado parte del pensamiento feminista te los años ochenta, las voces de los nuevos
desde mucho antes del posmodernismo pero feminismos combinaron con el desarrollo
que hoy se pueden legitimar con ayuda de teórico hasta que la diversidad llegó a ser un
él. hecho innegable en todo tipo de estudios de
Cierto es también que la mayoría de los género, no solo los antropológicos. Se insis-
que nos dedicamos a la antropología segui- tía en la no homogeneidad de cualquier
mos haciendo trabajo de campo e intentan- categoría, resultante de cualquier clasifica-
ción.
Dentro de la antropología de género tam-
bién se matizaba con más cuidado. Había
experimentos de representación, un hecho además quedado muy claro, por ejemplo y sobre
ejemplificado en algunos de los artículos del mismo todo, que ninguna cultura tiene un solo
volumen de Clifford y Marcus. Como respuesta se
publicó unos años más tarde un volumen grueso lla- modelo o una ideología homogénea en cuan-
mado “Women Writing Culture” (Behar y Gordon, to al género. Es igualmente indudable que
1995). ninguna ideología, ningún discurso, ningu-

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na figura cultural es perfectamente coheren- RESISTENCIA, AGENCIA


te o estable. Hay siempre discursos variados,
que pueden estar distribuidos entre distintas Una pregunta muy importante para cual-
categorías de personas de muchas maneras. quier estudio de relaciones de poder es: ¿Por
El mismo individuo puede utilizar distintos qué y cómo los individuos aprenden las ideas
discursos en distintos contextos o en distin- de su propia cultura tan profundamente que
tas fases de la vida. En cada situación, los casi siempre las aceptan aun cuando no coin-
varios discursos estarán relacionados entre sí cidan con sus propios intereses “objetivos”?
de maneras que también pueden variar; pue- Por ejemplo, las ideas de maternidad en las
den reforzarse unos a otros, chocar frontal- culturas mediterráneas son ideas que exigen
mente, no influirse para nada o adaptarse una dedicación fortísima de las madres, las
unos a otros... Todo esto hay que describirlo, encierran en tareas interminables y en senti-
si queremos hacer buena etnografía, y hay mientos fuertes de culpa, de no dar abasto,
que tenerlo en cuenta para cualquier intento de no poder nunca hacer todo lo que se pide
de teorizar –sobre género o sobre otras de ellas. Pero en vez de ver esto como una
cosas–. Un buen ejemplo de este tipo de ideología castradora, contra la que toca rebe-
antropología de género que demuestra larse, se vive –o se ha vivido– generalmente
influencia feminista a la vez que contribuye como algo bonito, algo que forma parte de
tu propia personalidad, de tu ser más pro-
a enriquecer los vocabularios de los dos cam-
fundo. Ser madre sacrificada es muy duro,
pos teóricos, es el estudio de las ideologías
pero eres tú.
de género de los hua de Papúa Nueva Gui-
Bourdieu dedicó casi toda su obra a
nea (Meigs, 1990).
intentar contestar esta pregunta: ¿Cómo se
“Diversidad” y “diferencia” son dos con-
produce la eficacia de la cultura? Pero si es
ceptos que a veces se confunden, lo cual tan eficaz, ¿cómo es que hay, a pesar de todo,
causa malentendidos y debates poco fructífe- resistencias, protestas, ideas alternativas...?
ros. Si se interpretan en clave de simple tole- Esta es la pregunta complementaria, y las
rancia, como conceptos que señalan que los dos son igualmente importantes.
seres humanos no somos todos idénticos, Para hacer buena antropología hay que
pueden entenderse como casi sinónimos, analizar lo que hay y lo que cambia, lo que
pero conviene distinguirlos, porque “dife- emerge y lo que desaparece. Desde una pers-
rencia” puede llegar a ser también un con- pectiva feminista interesa más el cambio.
cepto al servicio de esencialismos varios, Interesa descubrir los intersticios, las contra-
especialmente mediante discursos de “iden- dicciones, los puntos estratégicos donde tal
tidad”. En cuanto a feminismos, podríamos vez podamos influir en el cambio. En vez de
decir que el que subraya la diferencia entre describir principalmente cómo se construye
mujeres y hombres se olvida de la diversidad y cómo se reproduce el género, la antropolo-
dentro de cada categoría, mientras que los gía feminista prefiere investigar cómo se
que subrayan la diversidad de los órdenes de podría hacer tambalear el orden de género
género del mundo (especialmente el antro- existente: ¿Dónde parece que se quiebra, qué
pológico y el poscolonialista) relativizan y espacios de maniobra hay para los individuos
contextualizan todo tipo de diferencias. dentro de las normas dadas, y cómo se pue-

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den subvertir las normas? Hay así mismo Con métodos de este tipo podremos ir
una predilección por describir casos donde la resolviendo el dilema planteado por el rela-
categorización o las fronteras entre categorí- tivismo fuerte del posmodernismo. Por otro
as son borrosas, ambiguas, cambiantes. lado, quizás no sean ideas tan nuevas. La
De hecho gran parte del trabajo empírico buena etnografía siempre se ha propuesto
de la antropología de género reciente ha tra- describir la vida cotidiana minuciosamente
tado temas de resistencia. En otras discipli- para entender todo tipo de procesos, inclu-
nas sucede lo mismo, y los estudios feminis- yendo los de poder.
tas interdisciplinarios han luchado con
posibles definiciones de conceptos como
“resistencia”, “agencia”, “empoderamiento” MANEJANDO LOS CUERPOS
y otros de la misma familia.
Por ejemplo antropólogas como Aihwa Hablando de resistencias, hay que mencio-
Ong (1987) y Lila Abu-Lughod (1990) han nar a Judith Butler (1990) por su influencia
descrito contextos donde mujeres aparente- fuerte en los debates feministas, también
mente muy oprimidas, silenciadas y sin dentro de la antropología, desde que publi-
recursos, logran crearse un espacio de oposi- có su Gender Trouble. Su concepto central,
ción y protesta donde pueden expresar ideas “performatividad”, está diseñado para teori-
contrarias a las que las mantienen subordi- zar especialmente las resistencias al orden de
nadas. Se buscan métodos para que sea posi- género dominante, que encuentra en situa-
ble, sin caer en paternalismo ni etnocentris- ciones que aparentemente nada tienen que
mo, hablar de “resistencia” sin que las ver con una lucha política. Su ejemplo favo-
mujeres estudiadas tengan que llamarlo así y rito es el travestismo. Una persona con geni-
describir situaciones como jerárquicas e tales masculinos que viste ropa definida
injustas sin aplicar ideas ajenas a las socieda- como de mujer y adopta un lenguaje corpo-
des en cuestión. A partir de allí se podrán ral acorde demuestra que la feminidad se
desarrollar teorías más sofisticadas y pregun- puede combinar con genitales masculinos.
tar por ejemplo qué grado de conciencia Esto, según Butler, prueba que el sexo no es
debe haber en una forma de actuar para que sexo en el sentido de ineludiblemente defi-
se pueda llamar resistencia o qué procesos de nido por la fisiología, sino género, y que
contestación tienen efectos duraderos. Pode- escenificando su variabilidad, se demuestra
mos suponer que hay relaciones de poder su no naturalidad y las infinitas combinacio-
cuando hay lucha, aunque la gente del lugar nes posibles.
no hable de lucha, y aunque las formas del Las ideas de Butler han sido usadas en la
poder no se parezcan a las que conocemos de antropología de género. Por ejemplo Don
otras sociedades.8 Kulick (1998) ha hecho un trabajo con pros-
titutas travestis en Brasil, en el que analiza
8
En el mismo espíritu he propuesto yo el concepto cómo juegan con las clasificaciones de géne-
“acceso a espacios de negociación cultural” como una ro. Otros antropólogos han usado las ideas
contribución a una teoría de recursos de poder que,
sin caer en el etnocentrismo, se atreva a describir de Butler menos directamente, por ejemplo
fenómenos de poder de forma transcultural. Véase analizando cómo se crea el género en ritua-
Thurén (2002). les. Para la gente que practica por ejemplo la

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ablación del clítoris, es necesario modificar TEORÍA QUEER


el cuerpo humano para hacerlo más perfecto
según las ideas locales de cómo debe ser una Las ideas de Butler han sido especialmente
persona que se pueda considerar mujer. No adoptadas por el movimiento queer. Queer en
es tan distinto de cómo cambiamos los occi- inglés quiere decir raro, extraño, perverso,
dentales nuestros cuerpos con maquillaje, fuera de lo normal. Es, o ha sido, una pala-
dietas, ejercicios, culturismo, corsé, tacones, bra despectiva que se ha utilizado como
etc., para que se ajusten más a la idea que insulto contra homosexuales. Ahora se rei-
tenemos de lo que es un cuerpo de mujer o vindica.
un cuerpo de hombre. La naturaleza no es Se puede ver la teoría queer como una
suficiente; es como si necesitáramos crear nueva rama en el gran árbol de los estudios
diferencias más claras para que los cuerpos de género, y por tener fines emancipatorios
correspondan a nuestras ideas. está relacionada con el feminismo, aunque
Pero una crítica (Morris, 1995) nos hace no todos los que practican la teoría queer lo
ver que en esos rituales suelen ser personas vean así.
que nosotros identificaríamos como niñas las Los antropólogos que estudian desde una
que pasan por el rito de convertirse en muje- perspectiva queer cuestionan sobre todo las
res, nunca personas que identificaríamos clasificaciones a partir de opciones sexuales,
como niños. Y viceversa, por ejemplo, los y utilizan el concepto de “heteronormativi-
ritos también muy dolorosos de cortar pro- dad” para criticar los procesos culturales que
fundas cicatrices en la frente o la espalda de hacen que la heterosexualidad aparezca
las personas para convertirlas en hombres, como la única alternativa “natural” o la
suelen ser practicadas en individuos que iden- mejor. Estos estudios no tienen por qué tra-
tificaríamos como niños. Es decir, hay alguna tar precisamente de la homosexualidad.
clasificación anterior a la supuesta creación Encajan con los estudios de todo tipo de cla-
del género. ¿Qué papel juega la fisiología? sificaciones ambiguas y roturas de normas.
Además hay debates internos en cada Un ejemplo es un estudio de las zonas
sociedad, por supuesto. No todas las europe- rurales del norte de Suecia, donde escasean
as se someten a cirugía estética; no todas las las mujeres y muchos hombres “importan”
somalíes aprueban la ablación del clítoris. esposas, especialmente de Rusia (Nordin,
Como en muchos debates feministas, 2007). Para poderse casar lo tienen que
vemos aquí que necesitamos un vocabulario hacer, porque las mujeres jóvenes suecas
más amplio para poder hablar de lo no hege- huyen de estas zonas, que no les ofrecen con-
mónico, lo contracultural, lo ambiguo, lo diciones aceptables de vida (no hay trabajo
inestable, lo sencillamente poco corriente, para ellas, no hay servicios sociales como
etc. Es decir, todo lo que no encaja bien en guarderías...). Son hombres heterosexuales,
los discursos dominantes pero que tampoco pero la heteronormatividad los define como
esté necesariamente diseñado consciente- fracasados sexualmente, porque no han podi-
mente para subvertirlos. Necesitamos con- do encontrar una mujer de una manera más
ceptos que no solo aclaren que estas cosas “natural”, y hay quien los critica por explo-
existen, sino que nos ayuden a entender las tar a mujeres de países pobres. Hay también
dinámicas resultantes. una crítica feminista, según la cual estos

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hombres suscriben unas ideas de género que nos los europeos solemos afirmar que no hay
subordinan a la mujer al hombre y la obli- grados. Se sabe quién es qué, y el género
gan a trabajar duramente en las tareas de las dura toda la vida. Sin embargo se puede
granjas. Es lógico que las mujeres huyan si demostrar que sí hay una conciencia de gra-
tienen alternativas. Pero los hombres, en vez dos. Incluso se podría decir que una zona del
de autocrítica y cambio, optan por importar mundo como la mediterránea, donde la
a mujeres que son más dóciles (por ser más naturalización es fuerte y donde el discurso
necesitadas) que las suecas. dominante insiste en que solo hay dos clases
Estos hombres se defienden diciendo que de personas, mujeres y hombres y nada más,
son “normales”. No son explotadores ni es también una zona donde hay cierta ansie-
machistas, dicen, sino que son hombres dad precisamente acerca de los grados. Las
como deben ser los hombres muy hombres, mujeres se esfuerzan por ser femeninas, los
por lo tanto necesitan una mujer. Con tales hombres se esfuerzan por ser masculinos,
argumentos contribuyen a reproducir la he- como si pudieran perder la pertenencia a su
teronormatividad, a pesar de que los coloca categoría que supuestamente es inamovible.
en una posición de inferioridad respecto a Curioso, interesante.
otros hombres, ya que no consiguen lo que la Cuando en los estudios interdisciplina-
norma define como “natural”. rios se enfoca la feminidad, suele tratarse de
la imposición de estereotipos, por ejemplo
por los anuncios o en los colegios. La mascu-
MASCULINIDAD (Y FEMINIDAD) linidad se ha estudiado más como resultado
de la interacción entre los hombres en situa-
Un tema de actualidad en la antropología ciones cotidianas, en el bar, en el trabajo, en
feminista es la masculinidad. ¿Qué relación el club de fútbol...9
hay entre los ideales de la masculinidad y las Precisamente en España se han llevado a
estructuras de género, especialmente las de cabo varios estudios de la masculinidad. De
poder? cómo se expresa una ansiedad acerca del
No es muy lícito hoy día entre antropó- poder de las mujeres de amenazar la mascu-
logos hablar de mujeres y hombres, o de linidad. De cómo la masculinidad se repro-
feminidad y masculinidad, como si fueran duce en los ámbitos segregados, especial-
categorías evidentes. La crítica feminista ha mente los bares. De cómo se relaciona la
tenido cierto efecto en ese sentido. Pero así masculinidad con la heterosexualidad, y
como el enfoque en mujeres se ha centrado
en estructuras sociales, especialmente en 9
Surge aquí el riesgo de caer en un dualismo muy
jerarquías, el enfoque en hombres, más tar- clásico: ver a los hombres como activos, creando su
dío, se ha interesado más por la masculini- identidad, mientras que las mujeres son pasivas, su
dad como construcción cultural. identidad les es impuesta. Pero empiezan a surgir
Una cuestión interesante es si la clasifica- estudios de la masculinidad como ideología impues-
ción de género es una simple clasificación o ta también, sobre todo de sus efectos negativos en la
personalidad. Esperamos ver pronto más estudios de
si puede haber grados, es decir, si una perso- cómo la feminidad se construye en relaciones entre
na puede ser más o menos mujer, más o mujeres. Algo hay; un ejemplo podría ser Skeggs
menos hombre. A nivel de discursos cotidia- (1997).

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cómo la homosexualidad y la feminización se que no se puede analizar una comunidad


usan como estigmas, con lo que se refuerza como si fuera un universo aislado. Si contex-
así la conexión entre masculinidad y hetero- tualizamos bien, casi siempre terminamos a
sexualidad. Pero según estos estudios la nivel global.
masculinidad se interpreta también como Hoy, la globalización es un proceso de
generosidad, solidaridad, racionalidad, res- consecuencias materiales fuertes, y como tal
ponsabilidad colectiva...10 se ha vuelto central en las ciencias sociales en
Todo varía por descontado según región, general. Desde una perspectiva feminista, se
según clase, según hablamos de ciudades pueden hacer preguntas sobre los efectos de
grandes o pueblos pequeños, etc. Pero una la globalización económica de corte neolibe-
cosa general en la zona mediterránea es que ral sobre las mujeres del mundo pobre y
el género es una fuente muy rica y cultural- también las del mundo rico; se pueden ana-
mente enfocada de metáforas de poder. lizar los procesos de género a la luz de aspec-
Tener cojones... bajarse los pantalones... Y tos culturales y religiosos, especialmente
esto a su vez proporciona capital simbólico dentro de los llamados estudios subalternos
a los hombres. ¿De dónde viene esa fuerza y el poscolonialismo. Afshar (1998) ofrece
metafórica? Un problema a estudiar tanto ejemplos del empoderamiento de las muje-
por su relevancia política como por su res en distintas partes del mundo; Basu
potencial teórico. (1995) informa sobre movimientos feminis-
Por supuesto que la masculinidad se tas globales y locales. Podríamos colocar en
estudia también en otras partes del mundo. este apartado los muchos estudios de las téc-
En cuanto a las sociedades anglosajonas hay nicas de reproducción asistida (aunque estos
que destacar un sociólogo australiano, también podrían considerarse bajo otro tema
Robert Connell,11 a quien le interesa espe- feminista importante, la relación entre géne-
cialmente la interacción entre distintos ro y tecnología), de la prostitución, del
modelos de masculinidad en una misma comercio con órganos humanos, etc. Un pro-
sociedad. Sus teorías son usadas también por yecto antropológico español enfoca los dere-
antropólogos. chos humanos desde un punto de vista glo-
bal y feminista (Maquieira, 2006).
Es difícil determinar si estos temas nos
GLOBALIZACIÓN acercan a una comprensión del fenómeno
género en sí. Pero son temas de actualidad
La globalización ha sido un tema importan- para los estudios feministas interdisciplina-
te en la antropología desde hace por lo rios y, desde luego que trabajándolos, descri-
menos una década. Y en cierto sentido ya bimos y denunciamos nuevas formas de
desde los años setenta, cuando descubrimos poder.
Sin embargo, las antropólogas feministas
han estudiado fenómenos que se podrían lla-
10
mar globales desde hace mucho tiempo.
Brandes (1980), Driessen (1991); otros ejemplos
antropológicos hay en Cornwall y Lindisfarne (1994). Pienso especialmente en los estudios de los
11
Se llamaba Robert durante gran parte de su carre- efectos del trabajo en empresas transnaciona-
ra, pero hoy en día es mujer y se llama Raewyn. les en la vida de las mujeres del sudeste asiá-

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tico –por ejemplo, Ong (1987) y varios de Deseos


los ejemplos en Moore (1988)– o de los efec-
tos más generales de la creciente implanta- Escribiendo este artículo me he percatado de
ción del capitalismo neoliberal incluso en que harían falta unos estudios rigurosos
zonas del mundo que hasta hace poco se con- sobre la recepción del pensamiento feminis-
sideraban del “cuarto mundo”. También ta (en sentido amplio) dentro de la antropo-
hubo feministas que ya en los años setenta logía social. ¿Tal vez una idea para una tesis
interpelaron la relación entre el colonialis- doctoral? Este sería un deseo para el futuro.
mo, el capitalismo y el patriarcado (Etienne Pero tengo otros, más teóricos.
y Leacock, 1980; Elson y Pearson, 1981). Quizás el gran reto que se presenta para
la antropología feminista ahora es volver a
hacer preguntas sobre lo universal. Los seres
Resumen humanos tenemos cosas en común, como
necesidades físicas y capacidades culturales,
He sugerido que en la antropología de hoy que podrían servir de base para trascender el
se formula e investiga una serie de pregun- relativismo posmodernista. Así mismo qui-
tas con origen en la crítica feminista. Entre siera ver nuevas preguntas materialistas,
las más notables hallamos los estudios empí- algo olvidadas después de casi dos décadas
ricos y teóricos sobre diversidad y diferencia; de concentración en el lenguaje, los discur-
los esfuerzos por matizar el concepto de sos y otros símbolos (lo que se suele llamar
poder y desarrollar toda una familia de con- the linguistic turn, el giro lingüístico, del
ceptos relacionados con jerarquía, domina- feminismo académico).
ción, resistencia y agencia; el cuerpo como Micaela di Leonardo (1991) apunta la
campo de acción social y construcción cultu- necesidad de trascender la contradicción
ral; las categorizaciones a partir de opciones entre el posmodernismo y un análisis mate-
sexuales o de la reproducción de la especie, rialista-político. Si no se permiten generali-
así como las características de la masculini- zaciones a partir de una realidad material, se
dad y la feminidad; y la relación entre pro- corre el riesgo de que se pierdan unos cono-
cesos globalizadores y los órdenes de género. cimientos anteriores que pueden ser útiles
Por supuesto que continúan los debates difí- en el futuro, y se corre el riesgo de no poder
ciles de cómo entender y manejar la tensión hacer nada que sean útiles para la mayoría de
entre la vigilancia contra el etnocentrismo y la humanidad que vive en condiciones mate-
un compromiso feminista. riales duras de pobreza y falta de libertad. La
Las antropólogas y los antropólogos par- antropología feminista tiene que encontrar
ticipan en el desarrollo de la crítica feminis- “alguna manera de tratar el mundo material,
ta interdisciplinaria, aunque no tanto como que sea culturalmente construido pero que
yo quisiera ver. La antropología ya no desta- aun así exista realmente” (1991: 24, traduc-
ca como disciplina central para los estudios ción mía). Todavía no hemos conseguido
feministas, como en los años setenta, pero el construir una sólida teoría que trascienda
feminismo sí destaca como una de las ten- esta contradicción.
dencias más fructíferas dentro de la evolu- Hay que volver a preguntar: ¿están las
ción de la antropología. mujeres oprimidas por todas partes o no? Ya

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que parece ser así, en algún sentido, no Suscribo las sugerencias de Gingrich
podemos evitar las preguntas: ¿por qué?, y, (2002) de que la antropología debe desarro-
¿cómo? Si no buscamos respuestas, corremos llar los métodos comparativos para poder
el riesgo de que se vuelvan a imponer las res- contribuir al conocimiento de la condición
puestas biologistas o fundamentalistas. humana: diferencias y parecidos, variaciones
Ahora bien, debemos formular las pre- y cambios y aspectos que posiblemente sean
guntas de otra manera que en los años seten- universales o pautas más o menos reconoci-
ta. No podemos olvidar que cualquier fenó- bles. También suscribo los esfuerzos al estilo
meno, por material que sea, es también una de Lugo y Maurer (2000) de releer a las teó-
construcción cultural a partir del momento ricas pioneras de la antropología feminista a
que se le da un nombre. No se puede buscar la luz de los debates de hoy. Necesitamos
directamente “la” causa universal a “la” desarrollar conceptos más abstractos, más
opresión universal. Pero podemos preguntar, alejados de la experiencia (experience-distant,
por ejemplo, ¿son realmente jerárquicos un concepto de Geertz) para poder comparar
todos los órdenes de género del mundo en y buscar lo universal sin caer en etnocentris-
algún sentido? ¿Cómo se expresan esas jerar- mos.
quías? ¿A qué áreas de la vida afectan y El género recorre toda la vida social,
cómo? ¿De qué manera varían los procesos forma parte de cómo se construyen y desa-
que producen esas jerarquías? ¿Qué cosas se rrollan los procesos sociales, y se imbrica en
pueden considerar negativas para los seres todo tipo de instituciones. No está en ciertos
humanos, más allá de sus interpretaciones lugares, sino en cualquier parte, y es relevan-
locales? ¿Qué conceptos debemos desarrollar te para casi cualquier objeto de estudio que
para poder definir “jerarquía” de manera se formule. En cada grupo humano hay tam-
transcultural?12 bién otras categorizaciones importantes. Se
Es necesario seguir contextualizando deben tener en cuenta siempre todas ellas y
siempre, cuidadosamente. Pero precisamen- las relaciones entre ellas para entenderlas. El
te la antropología puede decir algo de la género no se puede estudiar separado de lo
condición humana en general. Por ejemplo: demás. Pero no conviene que desaparezca
todas las sociedades conocen el fuego, todas como objeto de estudio independiente,
tienen idiomas complejos, en todas partes se como proponen algunas líneas teóricas inspi-
refuerzan las relaciones importantes con radas en el concepto de interseccionalidad.
intercambios de bienes materiales e inmate- Es una clase específica de categorización que
riales (regalos, comercio, contratos, prome- como tal presenta problemas específicos a
sas...), en todas partes hay normas para ase- resolver.
gurar la producción de necesidades y la Ser investigadora feminista quiere decir
reproducción de la sociedad y de los seres opinar que las circunstancias de género exis-
humanos. Etcétera. tentes no son las mejores posibles, sino
mejorables, y que por lo tanto el esfuerzo
12
intelectual debe ir dirigido a contribuir a
Para empezar debemos distinguir entre lo jerár-
quico y otros aspectos de orden de género. A ese fin ello. El primer paso, y el más difícil, es
he propuesto yo los conceptos de fuerza y alcance entonces intentar definir qué podemos
(Thurén, 1993, 2000). entender por “mejor”. En ese paso la antro-

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pología ofrece resistencia, porque demuestra sita la crítica feminista para desarrollar pre-
que los seres humanos no estamos de acuer- guntas relevantes para entender el fenómeno
do en cuanto a valores. No obstante, el cono- género.
cimiento antropológico puede construir una
base firme para trascender este dilema y
desarrollar métodos comparativos. La teori- AGRADECIMIENTOS
zación interdisciplinaria sobre el fenómeno Doy las gracias a Vicenta Verdugo, Kerstin
género necesita los datos etnográficos para Sundman y Karin Ekström, cuyos comenta-
no perder la conexión con lo que realmente rios agudos han mejorado sustancialmente
sucede en el mundo, y la antropología nece- este artículo.

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Hitz-gakoak:
generoa, feminismoa, antropologi teoria, antropologia akademikoa.
Laburpena:
Artikuluak ikuspegi orokor bat eskaintzen du antropologiak, jakintzagai akademiko moduan,
eta feminismoak, adierazpen akademiko eta politikoetan, dituzten elkarrenganako eraginei
buruz. Arreta jartzen du bion artean azken hamarkadetan izan diren topaleku eta afinitatee-
tan, baina desadostasunak eta txarto ulertuak ahaztu gabe. Testuak, gainera, antropologiak
genero ikerlanetan edo ikerlan feministetan, diziplinarteko ikerlan diren aldetik, jokatu duen
eginkizuna errebindikatzen du, eta galdetu egiten du egun jakintzagaiak haietan betetzen
duen tokiaz.

Mots-clés :
genre ; féminisme ; théorie anthropologique ; anthropologie académique.
Résumé :
Cet article offre un panorama général des influences réciproques entre l’anthropologie en
tant que discipline académique et le féminisme aussi bien académique que politique. L’au-
teur analyse les rencontres et les affinités, ainsi que les séparations et les malentendus,
qui se sont produits entre eux au cours des dernières décennies. Elle revendique égale-
ment le rôle de l’anthropologie dans l’émergence des études sur le genre ou études fémi-
nistes en tant qu’études interdisciplinaires et s’interroge sur la place que cette discipline
occupe aujourd’hui parmi elles.

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