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SALUD 2017
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Índice
Módulo 1
Módulo 2
Módulo 3
Módulo 4
Módulo 5
Módulo 6
Módulo 7
Módulo 8
Módulo 9
Módulo 10
Módulo 11
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Baroni, C. (2016). “Un movimiento contra el olvido. Aportes para pensar el proceso
de desmanicomialización en el Uruguay de 1985 en adelante” …..……..pág.124
De Lellis, M. Saforcada, E. (2006). ¿Políticas de salud mental o lo mental en las
políticas …? …..……..pág. 128
Organización Mundial de la Salud (2013). Plan de Acción Sobre Salud Mental 2013
– 2020. Editorial OMS - Ginebra…..……..pág.135
Rodriguez, J (2011) Los servicios de salud mental en América Latina y el
Caribe…..……..pág. 137
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Módulo 1
CATALAYUD - CAPITULO 2
La psicología y los problemas de la salud- Hasta el siglo XIX, como es sabido, la psicología
se consideraba parte de la filosofía, pero en la segunda mitad de ese siglo, los diferentes y
múltiples conocimientos hasta ese momento acumulados se fueron configurando en un espacio
propio, bajo la influencia de las corrientes empiristas racionalistas promovidas por la revolución
industrial que exigían un cambio desde la especulación hacia la ciencia experimental.
Una revisión del asunto nos muestra entre los modelos de orientación clínica a la psicología
clínica, la psicología médica y la medicina conductual. La orientación social está representada por la
psicología comunitaria. La psicología clínica es el más viejo de estos modelos y comienza desde
finales del siglo XIX, asociado al trabajo instituciones para enfermos mentales. Como un área de
definición propia, la psicología clínica tuvo sus comienzos en 1896, cuando Ligthner Witmer
estableció una clínica psicológica en la Universidad de Pennsylvania. Witmer aplicó algunos de los
métodos de laboratorio que habían sido desarrollados por la reciente psicología experimental a los
problemas de casos individuales. También en su clínica se adoptó pronto lo que después sería
ampliamente conocido dentro del ambiente psiquiátrico como "enfoque de equipo".
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definida de modo bastante esquemático como "la psicología aplicada a los problemas planteados
por la medicina" (Delay y Pichot, 1969), o como "la disciplina que se ocupa del estudio de los
factores psicológicos que intervienen en las distintas manifestaciones de la práctica médica......la
aplicación de la psicología a la medicina". Se puede considerar que la psicología médica tuvo sus
comienzos en Europa a principios de siglo, como reacción frente a la excesiva atención que se
venía prestando por esa época a la descripción de síntomas, síndromes y "entidades nosológicas"
y que tenía como eje los órganos y aparatos.
En la década de los años 60, en los Estados Unidos, la psicología aplicada se orientó hacia
la necesidad de dar respuesta a los problemas planteados por el interés enla prevención de las
enfermedades y la promoción de salud, entonces aparece la comunidad como objeto de
intervención. El término psicología comunitaria se utilizó por primera vez en el informe de una
reunión patrocinada por la Universidad de Boston y el Instituto de Salud Mental, Una de las
aproximaciones de la psicología hacia los problemas de salud que se separa de la línea clínica
individual y comienza a desarrollar un enfoque social, es la de la psicología comunitaria.
En la década de los años 60, en los Estados Unidos, la psicología aplicada se orientó hacia
la necesidad de dar respuesta a los problemas planteados por el interés enla prevención de las
enfermedades y la promoción de salud, entonces aparece la comunidad como objeto de
intervención. El término psicología comunitaria se utilizó por primera vez en el informe de una
reunión patrocinada por la Universidad de Boston y el Instituto de Salud Mental, la psicología
comunitaria ha estado vinculada en este tiempo a problemas más cercanos a la llamada "salud
mental" que a la salud en un sentido general.
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psicológicas ni de las sociales presentes en el proceso salud-enfermedad, ni tampoco al
desarrollo tecnológico requerido, debido a un planteamiento simplista tanto del individuo
como del ambiente, así como de las relaciones entre éstos; y 3) su orientación general no
logró rebasar, en la práctica, el campo de la llamada salud mental. No obstante, constituye
un importantísimo antecedente de una concepción de psicología de la salud, y muchas de
sus experiencias pueden ser válidas para el trabajo en instituciones de salud de atención
primaria, y para el diseño y aplicación de proyectos y políticas de promoción de salud
siempre y cuando logren ser insertados en una formulación de mayor amplitud.
Para Bloom (1988), la psicología de la salud "se relaciona con el estudio científico de la
conducta, ideas, actitudes y creencias relacionadas con la salud y la enfermedad". cuando a finales
de la década de los años 60 en algunos países (como Cuba, por ejemplo) y principios de la de los 70
en otros (como Estados Unidos,) se hicieron patentes esas demandas de los servicios de salud, era
necesaria una respuesta de los portadores del saber psicológico, que en definitiva, somos los
psicólogos profesionales, y aunque no teníamos todas las bases, no podíamos postergar la
participación en los servicios. "Cuba tiene la aplicación mejor organizada y correctamente
sostenida de la psicología comunitaria al sector de la salud a través de su programa nacional" La
psicología de la salud surge bajo las demandas y requerimientos de la práctica.
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la etiología y patogénesis de las enermedades Orgánicas, la medicina conductual
derivada de la médica, psicología Comunicativa. La psicología de la salud no es una
disciplina aislada. Constituye un campo integrado que reúne los aportes y perspectivas
de diversos corpus teóricos, investigaciones y experiencias, para estudiar cómo los
factores biológicos, psicológicos y sociales se ensamblan y afectan el estado de salud
y el de enfermedad. Propone un modelo en el que las situaciones médicas presenta
una etiología multifactorial y multidimensional, al tiempo que exigen nexos
interdisciplinarios.
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llamara la medicina-medico.
Desde un modelo biopsicosocial difícilmente se aborde la salud desde otra
perspectiva que no sea interdisciplinaria. La multidisciplianariedad no construye un
código común, aún cuando procure que cada profesión trasmita el de su disciplina y
entienda el procedente de cada disciplina interviniente.
Para definir nuestro rol en salud, partimos de lo que no debería ser, esto es el
conflicto que provoca atribuirnos funciones imaginarias, desde un perfil profesional
distorsionado. Lenfant- plantea que los cambios eficaces sobre los comportamientos
individuales y psicosociales, pueden potencialmente reducir el riesgo de enfermar,
aliviar la presión de la enfermedad sobre la persona y promover la recuperación.
Según Mars, el perfil del psicólogo de la salud debe orientarse hacia: planificar
estrategias de modificación de conductas o síntomas relacionados entre sí que actúen
como obstáculo. Investigar aspectos que favorezcan o dificulten la adherencia y el
cumplimiento de las prescripciones médicas. Asesorar sobre la importancia de la
comunicología en la relación con el paciente, minimizar el impacto de la hospitalización
y conocer las problemáticas emocionales, cognitivas y conductuales del enfermo.
Prevenir enfermedades al potenciar medidas psicohigiénicas o modificar estilos de
vida.
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vincular, familiar, comunitario, del equipo de salud. El rol del especialista en salud
mental no queda acotado a la clínica psicológica. Se extiende a la promoción y
prevención de la salud en general y trasciende lo estrictamente psicopatológico.
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comportamentales, el contexto histórico-social, cultural y económico que se objetiviza
en el individuo, en las colectividades, y el análisis de los diferentes escenarios en que
se desarrolla el fenómeno salud-enfermedad (instituciones sanitarias o
extrasectoriales).
La Psicología de la Salud, por tanto, puede ser planteada como el análisis y
creación de instrumentos de intervención psicológica que permitan su aplicabilidad en
los niveles de atención, en la gestión sanitaria, en la formación de recursos humanos,
en la planificación política y en la concepción ideológica del campo sanitario. En los
Niveles de Atención, referido a la Prevención Primaria (Promoción y Protección de la
salud), Prevención Secundaria (diagnóstico precoz y tratamiento oportuno con el
objetivo de restituir la salud y limitar las secuelas) y el Nivel Terciario de Prevención
(rehabilitación a punto de partida de las consecuencias de una alteración de la salud, o
“cura con secuelas”, en relación a las “limitaciones en la Actividad” y “restricciones en
la Participación”: Discapacidad).
En la gestión, se trata de la forma de estructurar los sistemas sanitarios desde un
enfoque interdisciplinario e intersectorial. En relación a la formación de recursos
humanos, que los mismos estén acordes a esa concepción holística del ser humano.
En lo político, delineando el sistema de salud bajo determinados principios ideológicos
(insoslayables seamos o no consciente de ello) que incluya el factor humano como
una de sus variables y a la salud como derecho humano básico que habilita el acceso
a otros derechos. Se trata de visualizar el fenómeno desde el principio de la
multicausalidad.
Reig, Rodríguez y Mirá sintetizan estas premisas de la Psicología de la Salud,
en cuatro suposiciones básicas:
1. Que la conducta es un factor de riesgo.
2. Que la modificación de esas conductas por lo tanto, reduce la probabilidad
de riesgo.
3. Que la conducta se puede cambiar con relativa facilidad.
4. Que las intervenciones psicológicas resisten un análisis de costo-
utilidad/eficacia. Una postura del primer caso sería lo planteado por un sector de la
Psicología española que resume las tareas de la Psicología de la Salud en los
siguientes aspectos:
A) utilización de técnicas psicológicas que promuevan hábitos y conductas
benéficas para la salud`(Ej. Nutricional), en donde estaríamos en el terreno de la
salud. Promoción y protección de salud.
B) restauración de estructuras psíquicas seriamente perturbadas (enfermedad;
tratamiento).
C) rehabilitación por Ej. de los estigmas resultantes de una enfermedad y
su tratamiento.
Por su parte, Taylor 8(1986) señala los siguientes puntos que debería ocupar a
la Psicología de la Salud: 1) los aspectos psicológicos de la prevención y
mantenimiento de la salud. 2) aspectos psicológicos de la prevención y tratamiento de
la enfermedad. 3) atención sobre la etiología, es decir, los factores psicosociales que
contribuyen a la salud y enfermedad (Psicosomática). 4) el impacto de las Instituciones
sanitarias y de los profesionales de la salud sobre el comportamiento de los pacientes
(Psicología Médica). Es evidente entonces que para comprender el significado o “darle
un significado” a la Psicología de la Salud, (que no olvidemos es una rama aplicada de
la psicología), hay que partir del esclarecimiento de algunos conceptos que resultan
básicos del campo sanitario; como señala F. Morales no son temas estrictamente
psicológicos algunos, pero necesarios para actuar con racionalidad y conocimiento del
contexto.
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Entre los conocimientos necesarios que un Psicólogo/a debe tener, podríamos
destacar los siguientes:
1) Conocimiento del proceso salud-enfermedad, tanto en lo que se refiere a los
planteamientos que se realizan, como desde que concepción abordamos el fenómeno
(marcos conceptuales explicativos). Que concepción se tiene de lo que es “Salud”, que
permita luego una intervención coherente a esa teoría. Es el saber a dónde queremos
llegar con nuestras acciones. Cuál es el objetivo general.
2) Estudio y conocimiento de que factores condicionan el proceso Salud-
Enfermedad; Estamos aquí dilucidando la “causalidad”. Es necesario recordar los
diferentes criterios sobre el proceso de enfermar en cuanto a su etiología (biológica,
ecológica e histórico-social), como los determinantes productores de salud. Es la
forma de saber por qué aplicamos los métodos que aplicamos, el por qué elegimos
unos métodos y no otros y determinar hacia dónde enfatizamos nuestras
intervenciones desde lo psicológico.
3) Conocer los problemas de salud que tienen mas frecuencia en una
población, para enfocar nuestras acciones en forma de prioridades; aquí la
Epidemiología resulta un instrumento importante. Es decir, cuáles son los problemas
de salud a atender.
4) Cómo se inserta la psicología en un Sistema de salud y con las otras
disciplinas que también participan en el estudio y atención de los problemas de salud.
Se trata de esclarecer los aspectos interdisciplinarios e intersectoriales (sus
vínculos, sus solapamientos y especificidades, etc.). Para nuestro país, resulta
imprescindible el conocimiento profundo del vigente “Sistema Nacional Integrado de
Salud” (SNIS), Ley Nº 18.211, que introduce cambios al modelo de atención, de
gestión y en el sistema de gasto y financiamiento.
5) El estudio de la llamada “Salud Pública” en tanto la entendemos como la
ciencia y el arte de impedir la enfermedad, prolongar la vida y fomentar la salud a
través del esfuerzo organizado de la comunidad. La Salud Pública como actuación
sobre el campo de los aspectos técnicos y cómo se relaciona con nuestra disciplina,
ya que es “su campo natural” de ejercicio profesional.
6) Desde lo psicológico, una discusión y tensión que es central para
nuestra disciplina específicamente es, qué lugar tiene lo “psíquico” en su relación
con lo biológico y lo social.
PSICOLOGÍA DE LA SALUD EN CUBA- La psicología clínica en particular,
limitaba su campo de acción al “individuo enfermo mental”, excluyendo a la salud
de su campo de acción, al grupo y comunidad como su objeto de intervención y se
centraba en “lo mental” excluyendo el soma, y como actividad, subordinada a la
práctica del médico. Esta situación se prolongó durante los primeros años de la
revolución (Morales). Con el advenimiento de la revolución comienza una política
sanitaria que impulsó fuertemente la participación comunitaria y las acciones
preventivo-asistenciales como estrategia permanente.
Estos profundos cambios políticos, los cambios en el ámbito de la sociedad,
más la organización de un Sistema Nacional de Salud, el desarrollo de una psicología
aplicada y la formación de psicólogos en sintonía con esas nuevas concepciones en
salud, fueron las situaciones que desembocan en la Psicología de la Salud como hoy
la definen los cubanos.
Es el año 1968 que se señala como el comienzo de la Psicología de la Salud
en Cuba. Cronológicamente Morales 11 señala cuatro momentos del desarrollo de la
psicología en el campo de la salud después de 1959:
1. 1959-1965, que denomina “Aproximación limitada de la psicología a la salud
pública”; su característica es la presencia de pocos Psicólogos con un modelo de
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consultorio privado y clínico que se integra a la salud pública replicando ese modelo
asistencial (funciones diagnósticas de casos de psiquiatría).
2. 1966-1973, es el comienzo del aumento de psicólogos formados
universitariamente en donde un grupo se dedica a la salud pública y genera un
movimiento renovador; se realizan las primeras formulaciones teóricas y
metodológicas de la psicología; se integran progresivamente en centros de atención
primaria, centros de rehabilitación de impedidos físicos, investigaciones psicológicas
en las ciencias médicas, integración de la psicología en la docencia médica, etc.
3. 1974-1984, se produce una franca emergencia de la Psicología de la Salud
en Cuba; se funda la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud; se extiende la
psicología a los centros de atención primaria; se vincula con el modelo de medicina en
la comunidad; se modifica el rol de los psicólogos en los hospitales (otras funciones
asistenciales y no solo relacionado con la psiquiatría, funciones institucionales); Se
crean servicios en hospitales pediátricos, gineco-obstétricos, geriátricos; se redactan
documentos metodológicos para orientar las intervenciones, etc.
4. 1985, comienza un período de “perfeccionamiento”; se identifican con mayor
precisión los problemas y dificultades y se comienza a trabajar en un plan de
desarrollo de la psicología de la salud cubana, etc. Fundamentación Teórica: Se basa
en un enfoque multicausal (psicosocial); ecológico (en una perspectiva histórica);
pluralista y crítico; amplio, no sólo referida a la Salud Mental sino a la Salud en
general; no sólo enfocada a la enfermedad sino también a la salud (Promoción y
Protección), e inserción en la Atención Primaria, Secundaria y Terciaria.
Se definen así mismos como no adscrito a ninguna escuela clásica pero toma
aportes de la Psicología Clínica, Psicología Médica, Medicina Comportamental.
Psicología Comunitaria y de la Psicología General y Psicología Aplicada (del Trabajo,
de la Educación). Modelos de Intervención Atención Primaria. 1) Del policlínico
integral, 2) Medicina en la comunidad, 3) Al médico de familia,
1) Programas: Materno infantil. Salud del adulto, Salud del escolar Medicina del
trabajo. Se sigue desarrollando el modelo clínico, en consulta individual. 1969:
comienza inserción de Psicólogos en éstos programas Posteriormente se insertan en
acciones de promoción de salud en embarazadas, escuela de padres, encuentros de
trabajo, círculos infantiles (terapia deportiva, terapia de narraciones,
pictoterapia).
2) Dispensario: atención programada y continuada a pacientes con patologías
crónicas. Aumento de participación de la comunidad: representantes, activistas.
Interconsulta. Se incluye en formación médica el pasaje por el policlínico.
Psicólogos participan en todas éstas funciones.
3) Sectores más reducidos, atención más accesible (120 familias, o 600-700
hab.).Un médico de familia más una enfermera por sector y varios sectores vinculados
con un policlínico (con 3 grupos básicos que incluye Psicólogos.).
Objetivos:
- Educación para la salud (hervir el agua, lavarse las manos. Información y
modelo de enseñanza aprendizaje, para tabaco, modelos de creencias de salud,
modelo de conocimiento, actitudes y prácticas)
- Participación Comunitaria: vacunación, detección de cáncer, participan en la
evaluación de la salud del sector y de los servicios.
- Accesibilidad Cultural: aborda el tema de “distancia cultural” Definición:
Actualmente, la psicología cubana define a la Psicología de la Salud como “Rama
aplicada de la psicología que se dedica al estudio de los componentes subjetivos y (de
comportamiento) del proceso salud
- enfermedad y de la atención de la salud. Le interesa el estudio de aquellos
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procesos psicológicos que participen en la determinación del estado de salud, en el
riesgo de enfermar, en la condición de enfermedad y en la recuperación así como las
circunstancias interpersonales que se ponen de manifiesto en la prestación de
servicios de salud, lo que se expresa en el plano práctico en un amplio modelo de
actividad que incluye acciones útiles para la promoción de salud, la prevención de las
enfermedades y personas con secuelas, y para la adecuación de los servicios de salud
a las necesidades de los que lo reciben.”
PSICOLOGÍA DE LA SALUD EN EEUU- Posteriormente a Cuba, es el país en
donde se instituyó y desarrolló el concepto de Psicología de la Salud con gran alcance
e impacto en las intervenciones en el sector “salud”. Tanto las Universidades
norteamericanas, las asociaciones científicas y publicaciones, le dieron un desarrollo
importante que es tomado como modelo en diferentes países tanto de Europa como
de Latinoamérica. las enfermedades crónicas no transmisibles y los daños producto de
accidentes (particularmente de tránsito).
Estos problemas sanitarios pusieron en un lugar de interés el rol de la
conducta (comportamiento) como causalidad de los mismos. Paralelamente, el
desarrollo de la tecnología en los tratamientos médicos y el énfasis en la rehabilitación
funcional, impulsó a la llamada Medicina Conductual para que tratara los aspectos
psicológico- comportamentales involucrados en la patología en cuestión.
A partir de la década del 90 se observó un desplazamiento del uso de los
recursos psicológicos desde la enfermedad hacia la salud en programas de promoción
de estilos de vida saludables (por Ej. los desarrollados en el ámbito escolar). dentro de
un marco teórico cognitivo-conductual. Psicología de la Salud en España.
Antecedentes de la Psicología de la Salud. Convergen distintos desarrollos, entre los
que se señalan:
La reformulación del concepto de Salud de la O.M.S. que descentra el
problema de la enfermedad, para considerarla como el estado de bienestar (bio-
psico- social), ampliando el campo a la promoción y prevención, tratamiento de la
enfermedad y rehabilitación, incluyendo “lo psicológico”.
El desarrollo a partir de la década de los setenta en la investigación básica y
aplicada a las relaciones existentes entre el comportamiento y la salud en general.
Morales Calatayud, F. " Introducción a la Ps. de la Salud", Ed. Paidos. Bs. As. 1999. El
descentramiento de la Psicología enfocada a la salud mental para orientarse a los
problemas de salud en general. El avance en la Epidemiología que demostró con
mayor claridad la incidencia y prevalencia de los factores psicosociales de la
enfermedad; las causas de morbi–mortalidad a principios del siglo XX eran las
enfermedades infecciosas, pasando a ocupar un lugar preponderante los trastornos
crónicos, las lesiones producidas por accidentes y las alteraciones funcionales.
La epidemiología pone de manifiesto que un porcentaje significativo que
inciden en tales procesos están vinculados a factores comportamentales y de estilos
de vida. (Enfoque ecológico y sistémico). Antecedente disciplinar: Como
antecedentes más inmediatos referidos a los desarrollos de la Psicología, podemos
destacar: Desarrollo de un nuevo ámbito de especialización denominado Medicina
Conductual (biomédico y psicología). En los setenta y ochenta se produce un
desarrollo de la Psicología Conductual aplicado al campo de la medicina.
El impulso dado por la Conferencia Internacional sobre APS en Alma – Ata
(1978) contribuye a desarrollos de la psicología aplicada y al intento de prevención de
las enfermedades crónicas, reduciendo su duración o evitando su ocurrencia,
ampliándose la Psicología Clínica en su enfoque terapéutico y rehabilitador a la
promoción y prevención de salud. Se nutre de la Psicología Clínica, Psicología Básica,
Psicología Social y Psicobiología.
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Se incursionó en los servicios de atención primaria y se desarrollaron modelos
teóricos aplicables a la prevención de enfermedades, dentro de la corriente cognitivo-
conductual. el objeto de estudio se focalizo en los hábitos y estilos de vida resaltando
la dimensión social y comunitaria.
La intervención según esta vertiente, debe incidir no solo en el ámbito del
sujeto individual, sino también en todos aquellos factores socioculturales y ambientales
que condicionan determinados estilos y condiciones de existencia nocivas para el
desarrollo sano.
PSICOLOGÍA DE LA SALUD EN ARGENTINA principales exponentes a
Enrique Saforcada, que la denominó “Psicología Sanitaria”. década del 70; esto
coincide con lo sucedido en otras regiones, a partir de las resoluciones de Alma-Ata y
la estrategia de APS. Los antecedentes más directos están en los aportes de la
Psicología Comunitaria norteamericana y la Psicología de la Salud cubana.
Saforcada realiza una teorización y caracterización del campo sanitario y del proceso
salud enfermedad en dos modelos que llamó “Modelo Social Expansivo” y “Modelo
Individual Restrictivo” (caracterización que ustedes conocen del curso anterior).
Esta Psicología de la Salud se sustenta en el “Modelo Salubrista propuesto por
Saforcada y que se caracteriza por enfatizar sus acciones en el campo de la salud,
incorporando el “factor humano”, que señala “es sistemáticamente escamoteado”. Se
trata de un modelo antropológico en tanto incorpora al sujeto y su cultura, y desde lo
psicológico al sujeto y sus vivencias en relación al placer, al dolor y al deseo. Es poner
al sujeto y su subjetividad, además de los aspectos sociales, económicos y políticos,
en el centro del análisis e intervenciones desde la Psicología de la Salud.
Con relación a sus prácticas, como todas, se centra en la salud y no solo en la
enfermedad; toma como objeto a la salud en general (no solo a la mental); se inserta
en los tres Niveles de Atención y desde una psicología comunitaria, lo que supone
métodos específicos.
PSICOLOGÍA DE LA SALUD EN URUGUAY- Podríamos decir que es recién
con Alma Ata (1978) que se comienza a priorizar el trabajo de los psicólogos en el
primer nivel de atención, y en desarrollos interdisciplinarios e intersectoriales. En
nuestro medio lo que prevaleció fuertemente fueron los desarrollos de la Psicología
Médica, como la inserción de los psicólogos en el campo sanitario desde una
perspectiva centrada en un eje básico como es la relación asistencial y caracterizando
al profesional psicólogo como de “apoyo” al personal médico.
Partiendo desde una concepción holística e integradora de la salud, se fue
recorriendo un camino en la conceptualización del proceso salud-enfermedad-
atención. “La psicología de la salud es un campo de aplicación de los
conocimientos psicológicos en relación al proceso salud enfermedad-atención
dentro de un marco antropológico-sanitario y contextuada en una perspectiva
histórico y social”. papel prevalente la construcción de un MAPA CONCEPTUAL
elaborado por el equipo de APAS en donde se muestra de manera articulada, los
grandes ejes conceptuales, desde donde nos posicionamos en el campo sanitario,
desde el eje epistemológico, hasta el eje de la ética y los derechos humanos.
FUNDAMENTACIÓN TEORICA Abordaje del proceso-salud-enfermedad-
atención de manera integral y holística. Con su carácter de rama aplicada de la
psicología, no definimos un marco teórico restrictivo, sino que consideramos a la
Psicología de la salud como un instrumento en donde convergen distintos
saberes (que vienen de las prácticas) y marcos doctrinales diversos (distintas
escuelas) Diríamos que se nutre tanto de la psicología clínica, psicología social,
psicología del trabajo y sus organizaciones, etc.
Apostamos en nuestras intervenciones a fomentar conductas pro-saludables,
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abriendo espacios de entendimiento y comprensión de aquellas conductas que se
asocian a riesgo o daño tanto en un individuo como en la comunidad. Por tanto,
nuestras acciones están priorizadas en torno al Proceso Salud Enfermedad Atención
enfatizando la prevención de la enfermedad y promoción de salud en los diferentes
niveles de atención.
DESAFIOS - Formación de postgrado en torno al conocimiento de la
psicología de la salud. - Facilitar la formación continua de los profesionales egresados
que están trabajando en el campo sanitario. - Inserción en el Sistema actual de salud.
- Contribuir a la creación e implementación de un Sistema Nacional de Salud con un
modelo basado en la estrategia de APS y con un enfoque integral de la salud, con
clara orientación preventiva.
Algunos obstáculos corresponden a causas externas a la psicología y otros a
la propia disciplina. Por un lado se trata de un “campo emergente” (Morales. 2009),
por tanto cuenta con escasa sistematización del trabajo realizado y está aún en
construcción esa sistematización; esto lleva a que la bibliografía este dispersa, con
escasa visión integradora y desarrollo teórico sobre los problemas propios de la
Psicología de la Salud. el esfuerzo que debe hacer la Psicología de la Salud: investigar
y desarrollar tecnología eficiente y eficaz para el trabajo en Promoción y Protección de
la Salud. Y por último, el cambio de paradigma desde el modelo médico hegemónico
(individual restrictivo, Saforcada) hacia el modelo biopsicosocial (social expansivo,
Saforcada) sigue obstaculizado por los corporativismos que tienen su rentabilidad en
la enfermedad.
Módulo 2
Por otra parte, una contextualización ecológica facilita la idea de que existe un continuo
desde la salud a la enfermedad en el que pueden reconocerse muchos puntos intermedios en la
medida en que podamos tener la capacidad de identificar la situación del sujeto en el marco de sus
relaciones. En Grecia se distinguen dos corrientes diferenciadas. Hipócrates (460-377 a.n.e.)
consideró que la enfermedad era una manifestación de la vida del organismo, como resultado de
cambios en su sustrato material, y no una expresión de la voluntad o de un espíritu maligno.
Estableció que cada enfermedad tiene su causa natural y que sin esa causa natural nada
puede tener lugar. Se le considera el "padre de la medicina", debido a que sus afirmaciones han
tenido posteriormente, aun a partir del Renacimiento, una notable influencia. En la misma época,
Platón (428-374 a.n.e.) representa la segunda corriente. Como es sabido, Platón encabezó la
filosofía idealista en la antigua Grecia y estableció, con respecto a la salud y la enfermedad, que
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éstas se determinan por un principio no material, el alma divina o "pneuma" y que los procesos
patológicos se producen por las modificaciones del "pneuma" en los organismos y su influencia
sobre los órganos.
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La medicina se discute si es una ciencia o un conjunto de conocimientos concernientes a
varias ciencias, lo que parece ser lo más acertado. La medicina se practicó de una u otra forma
desde los tiempos más remotos, pero fue en el Renacimiento que comenzó a incorporar
progresivamente el método científico. Desde entonces, al decir de Saforcada (1992), pueden
observarse en su desarrollo la estructuración de doscuerpos teórico-prácticos profundamente
diferenciados: la medicina clínica y la medicina social. La primera representa un paradigma
individual reduccionista, la segunda uno social- expansivo.
Una de las disciplinas médicas que mejor representa esta orientación hacia lo social es la
epidemiología, que tiene sus antecedentes en estudios estadísticos acerca de enfermedades
infecciosas y nutricionales en Inglaterra (como por ejemplo los realizados por Budd sobre la fiebre
tifoidea), y que tomó mayor estructuración cuando a mediados del siglo XIX John Snow en ese
mismo país aplicó el método científico al estudio de una epidemia de cólera. La epidemiología
tiene una estrecha relación con la demografía, que es el estudio de las colectividades humanas,
especialmente en lo que se refiere a la estructura y dinámica de la población y con la estadística,
sin cuyo apoyo sería muy difícil reunir, analizar, interpretar e inferir datos sobre los grupos de
población y su estado de salud y de enfermedad.
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A lo largo de la historia se ha venido hablando de “la calidad de vida”, sin
embargo, la problematización del concepto de calidad de vida dentro del campo de la
salud es mucho más reciente y remite a la década de los 90.en los 60 se incorpora al
“conocido” concepto de desarrollo. Sostiene la idea de “desarrollo” ligado fuertemente
al crecimiento económico.
M. Max Neef, el postulado básico del desarrollo a escala humana es que, el mismo
remite a las personas y no a los objetos. la “generación de niveles crecientes de
autodependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la
tecnología, de los procesos globales con los compartimientos locales, de lo personal con lo
social, de la planificación con la autonomía y de la Sociedad Civil
con el Estado. Se busca todo el tiempo establecer parámetros que nos permitan
“medir”, “evaluar”, el desarrollo; Es así como, desde un punto de vista
económico.
Tomando los planteos de M. Max Neef dividimos las necesidades humanes de acuerdo
a dos criterios: - categorías existenciales, - categorías axiológicas.
De esta forma, Max Neef construye una matriz básica compuesta de nueve
necesidades conectadas axiológicamente con cuatro categorías de satisfacción de
necesidades. En cuanto a la posibilidad que nos ofrece los planteos de M. Max – Neef
podemos clasificar los satisfactores en: Violadores o destructores: Cuyo efecto es
paradojal, en tanto no solo eliminan la posibilidad de satisfacer una necesidad sino que
por efecto colateral impiden la satisfacción de otras necesidades. Son en su mayoría
satisfactores que tienen como características el nivel de imposición, como ser la
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situación de exilio, la censura, entre otros.
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Garcia-Viniegras, V. Gonzalez Benitez, I.
El estudio del bienestar humano es sin duda, un tema complejo y sobre el cual
los científicos sociales no logran un consenso. La falta de acuerdo en su delimitación
conceptual se debe, entre otras razones, a la complejidad de su estudio, determinada
en mucho por su carácter temporal, su naturaleza plurideterminada, donde intervienen
factores objetivos y subjetivos. En torno al bienestar humano existe una diversidad de
enfoques, lo que no ha permitido aún, llegar a un consenso en cuanto a su
conceptualización y medición. Uno de los componentes fundamentales del bienestar
es la satisfacción personal con la vida. Esa satisfacción surge a punto de partida de una
transacción entre el individuo y su entorno micro y macrosocial, con sus elementos
actuales e históricos, donde se incluyen las condiciones objetivas materiales y sociales,
que brindan al hombre determinadas oportunidades para la realización personal.
Estudiar el bienestar resulta vital, pues a nivel social toca puntos tan neurálgicos
como la movilización de las masas para el cambio social y la responsabilidad común
ante hechos ambientales y ecológicos. A nivel individual, toma en cuenta aspectos
cualitativos y cotidianos del hombre vinculados a su felicidad que categorías sociales
tales como el desarrollo económico no pueden por sí solas explicar.
Por otra parte, el desarrollo evidenciado por el concepto de salud en las últimas
décadas y la realización de innumerables investigaciones clínico-epidemiológicas han
demostrado el vínculo de la salud con un conjunto de factores que trascienden lo
biológico. Muchas de estas categorías psicosociales han contribuido de una forma u
otra al creciente auge y desarrollo de los estudios acerca del bienestar subjetivo. En la
búsqueda del aspecto positivo de la salud, dicha categoría se hace necesaria, junto con
otras, para abordar los factores psicológicos y sociales influyentes en el proceso salud-
enfermedad.
La investigación del bienestar subjetivo, sin embargo, ha sido abordada por los
investigadores de manera difusa y poco clara, manejándose indistintamente conceptos
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tales como bienestar subjetivo, bienestar psicológico, salud mental y felicidad. Además,
tampoco está claramente definida su vinculación con otras categorías de corte
sociológico y sociopsicológico, tales como calidad de vida, desarrollo económico y nivel
de vida, condiciones de vida, modo de vida y estilo de vida.
El término calidad de vida surge hace poco más de 2 décadas, aunque como
concepción puede situarse desde la antigüedad, vinculada a conceptos tales como
bienestar, salud, felicidad, entre otros. La calidad de vida se ha definido como un
equivalente de bienestar en el ámbito social, de estado de salud en el terreno médico,
llamada también calidad de vida de salud y de satisfacción vital en el campo
psicológico.
Algunos de sus autores como García Riaño llegan a plantear que algunos
indicadores objetivos como son el ingreso y el consumo de bienes y servicios, no son
más que medidas parcializadas de la calidad de vida. Según este autor, lo más
importante en la calidad de vida es la percepción que el sujeto tiene de su realidad
exterior. La definición que adoptamos con relación a la calidad de vida es la siguiente:
25
primeros constituyen las condiciones externas (económicas, sociopolíticas, culturales,
ambientales, etc.), que facilitan o entorpecen el pleno desarrollo del hombre, de su
personalidad. Los factores subjetivos están determinados en última instancia por la
valoración que el sujeto hace de su propia vida en función del nivel de satisfacción que
alcanza en las esferas o dominios más importantes de su vida.
MAX NEEF
26
pero, mientras el neo-liberalismo no ve necesidad alguna de limitarla, el
desarrollismo, que si Ie reconoce limites, no logra controlarla. El desenlace de esta
historia de cuarenta años nos inserta, finalmente, en la situación de perplejidad en
que hoy nos encontramos.
coyuntura. Los satisfactores, por otra parte, son formas de ser, tener, hacer y estar, de
27
carácter individual y colectivo, conducentes a la actualización de necesidades,
28
comprometido con la actualización de las necesidades humanas tanto de las
generaciones presentes como futuras, fomenta un concepto de desarrollo
eminentemente ecológico. Una sociedad sana debe plantearse, como objetivo
ineludible, el desarrollo conjunto de todas las personas y de toda la persona. A una
lógica económica, heredera de la razón instrumental que impregna la cultura
moderna, es preciso oponer una ética del bienestar. Al fetichismo de las cifras debe
oponerse el desarrollo de las personas. AI manejo vertical por parte del Estado y a la
explotación de unos grupos por otros hay que oponer la gestación de voluntades
sociales que aspiran a la participación, a la autonomía y a una utilización más
equitativa de los recursos disponibles.
29
Illich, cuya concepción global de la salud apuntamos anteriormente, parte de su crítica
al hiperdesarrollo de la medicina, a lo que llama epidemia iatrogénica, que tiene sus raíces
ideológicas en una mala comprensión de lo que se defiende cuando se define a la salud como
el completo bienestar, una multificación religiosa que fue consagrada por la corte de la
organización mundial de la salud.
La concepción somática-fisiológica podría enunciarse esquemáticamente “diciendo
que, si el organismo físico no posee alteraciones visibles, existe salud, y solo cuando haya una
alteración del soma existiría enfermedad.
Ferrara critica los puntos de vista de Horwitz “he procurado mostrar la intima
dependencia de los seres vivos con su ambiente tanto en la vida normal como en la
enfermedad. De este análisis se desprende que la salud y la enfermedad representan
variaciones de un mismo proceso de relación entre un ser determinado y los estímulos del
medio que lo rodea. Son manifestaciones del grado de capacidad del hombre para adaptarse a
situación del ambiente. El solucionar los problemas de las enfermedades no equivale a crear
salud y felicidad. Esta tarea requiere una forma de sabiduría y de visión que trasciende el
conocimiento especializado de remedios y tratamientos, y que aprehende, en toda esa
complejidad y sutileza, la relación entre los organismos vivos, y su ambiente total.
30
capacidades biopsicosociales de un individuo o colectivo.
31
Módulo 3
Castro- De como la sociología
construye objetos
Para revisar brevemente los determinantes sociales que se identifican desde este enfoque (por la
OMS y por otros autores) podemos partir del nivel más “macro”, y descender desde ahí
sistemáticamente hasta niveles que han sido conceptualizados como de orden psicosocial.
Difícilmente podemos pensar en dos determinantes de mayor alcance que la globalización y el
calentamiento global . Este último se define como el incremento de la temperatura promedio del
globo terráqueo debido al efecto del aumento de gases como el dióxido de carbono y otros en la
32
atmósfera del planeta. Este incremento de los gases, que a su vez potencia el efecto invernadero
que regularmente cumplen, es el resultado de fenómenos sociales (la industrialización y la
sociedad de consumo, así como el crecimiento poblacional).
El modelo del efecto directo postula que el apoyo social favorece los niveles de salud,
independientemente de los niveles de estrés del individuo; el modelo del efecto amortiguador,
en cambio, sostiene que el apoyo social protege a los individuos de los efectos patogénicos de
los factores estresantes. La evidencia presentada por Kaplan (1974), dos años antes, en su
estudio sobre el Alameda County, mostraba que aquellos individuos que disponen de redes
sociales de familiares o de amigos cercanos enferman menos que aquellos individuos que
disponen sólo de redes sociales más débiles; y que estos dos grupos, a su vez, presentan
menos enfermedades que aquellos individuos que carecen de redes sociales y que viven más
bien aisladamente.
Al estudiar el apoyo social es necesario considerar no sólo a la parte que recibe ese apoyo (que
puede beneficiarse o no con él), sino también a la parte que lo provee, que en casos extremos
puede enfrentar un desgaste como lo documenta ampliamente la literatura sobre las víctimas
ocultas de la enfermedad.
Por ello, insistía el autor, el análisis debe comenzar por la reacción social, específicamente por
el control social, más que con la etiología del padecimiento en cuestión. El enfoque de Lemert
dio lugar a diversos estudios de central importancia en este terreno. Becker (1963), por
ejemplo, sostuvo que la desviación , en cualquiera de sus formas, es construida por los propios
grupos sociales al crear éstos las reglas cuya infracción constituye la desviación. La definición
de Becker sobre quién es un desviado (y por lo tanto, quién es un enfermo, o un criminal, o un
loco) se volvió paradigmática: “el desviado es aquel sobre quién tal etiqueta ha sido aplicada
exitosamente; la conducta desviada es la conducta así etiquetada por los individuos”
En el mismo sentido, Scheff (1973), buscando desarrollar una teoría social sistémica que diera
cuenta de la enfermedad mental, propuso que es la ruptura residual de reglas lo que genera
una reacción social que, a su vez, constituye el reconocimiento oficial de la enfermedad
34
mental. Sostenía que la mayor parte de las enfermedades mentales constituyen, al menos en
parte, un rol social; y que es la reacción social (de etiquetación) el determinante más
importante de entrada al rol de enfermo mental. La premisa central de su teoría es que los
síntomas de la mayoría de las enfermedades mentales son, ante todo, violaciones a reglas
residuales.
Desde esta perspectiva, entonces, habría que buscar los principales determinantes de algunas
de las enfermedades mentales en el tipo de reglas sociales que las conductas bizarras
infringen, y en el tipo de respuestas de etiquetación que los grupos desarrollan frente a tales
conductas.
Este último enfoque derivó del clásico estudio de Berger y Luckmann (1966), que propuso una
teoría acerca de los procesos sociales que hacen posible el desarrollo y aceptación de ciertas
nociones y conceptos y, en consecuencia, el surgimiento, en el plano cognitivo, de cierta
realidad. Dicho muy esquemáticamente, los autores postulaban que las sociedades siguen tres
etapas en el proceso de construcción de su conocimiento acerca de la realidad: la objetivación
o externalización (o el desarrollo de conceptos y categorías específicas para designar un
35
aspecto de la realidad); la institucionalización u oficialización (o el surgimiento de instituciones
y prácticas que legitiman aquellas categorías); y la internalización (o el proceso de adopción
colectiva de aquellas categorías, que se traduce en la habituación de los individuos para con la
realidad que esas categorías comunican). No escapó a Berger y Luckmann la implicación
fundamental de esta teoría, a saber: que los grupos con más poder en la sociedad están en
mejores condiciones de imponer su definición de la realidad. Este enfoque resultó crucial
dentro del campo de los determinantes de la enfermedad.
Conrad (1975), que mostró cómo la hiperkinesis fue construida socialmente como resultado de
varios factores, entre los que destaca la invención de una droga para tratarla. Junto con
Schneider, el autor sugirió una teoría de cinco pasos para describir el proceso de construcción
social de diversas enfermedades: 1.- identificación de una conducta como desviada, 2.-
propuesta de un diagnóstico para la misma, 3.- actividad de grupos en la cual padres,
maestros, y agencias de gobierno se convencen de la necesidad de medicalizar un problema
determinado, 4.- aprobación de leyes que autorizan el derecho a medicalizar el problema, 5.-
institucionalización, o creación de instituciones para enfrentar el problema y mediante la
inscripción del nombre de la nueva enfermedad en los manuales correspondientes.
Habría que advertir contra el relativismo que podría suponer una lectura ingenua del enfoque
constructivista. No es que desde esta perspectiva se argumente que las enfermedades son
meras invenciones, o que las categorías de conocimiento médico carecen de un correlato
material. Lo que se cuestiona más bien es la aparente estabilidad de las categorías médicas, y
la noción de que el conocimiento médico avanza incesantemente, sólo como resultado de la
investigación científica más desinteresada y neutral, que entra en contacto directo con la
realidad objetiva. Lo que el enfoque del construccionismo social muestra en relación a los
determinantes de la enfermedad es que el conocimiento y la práctica médica son objetos de
36
un campo en disputa, y que esta última no puede ser soslayada en aras de una fementida
objetividad. Cuando se trata de estudiar qué determina la salud-enfermedad, no cabe ignorar
que las propias categorías de conocimiento mediante las cuales se identifica a la enfermedad
son objetos de lucha, y que esta lucha sólo es discernible mediante las herramientas de las
ciencias sociales. Lo que interesa a los enfoques construccionistas (incluyendo al modelo de la
etiquetación) es el aspecto político de los procesos de salud/enfermedad. No es que las
alteraciones biológicas conlleven por sí solas, en forma intrínseca, significados específicos ante
los cuales reaccionan los seres humanos. Tales significados emergen sólo mediante patrones
específicos de interacción social.
El enfoque del construccionismo social nos pone a las puertas de una perspectiva
potencialmente más radical en relación al estudio de los determinantes de la enfermedad: un
punto de vista que no sólo asuma que las categorías y las prácticas médicas que nos permiten
identificar e intervenir sobre los determinantes son objetos de lucha, sino que además nos
brinde las herramientas para identificar a los principales actores de esas luchas, sus agendas
implícitas y sus cometidos manifiestos. Es decir, un enfoque que nos permita localizarnos a
nosotros mismos, en tanto estudiosos de la materia, dentro del campo que está siendo
estudiado. Pues sería ingenuo suponer que los instrumentos de las ciencias sociales les
garantizan, a quienes los usan, un punto de vista externo, neutral y objetivo. Si el objeto de
estudio son los determinantes de la enfermedad, y si las categorías que dan cuenta de esos
determinantes están a su vez determinadas por la dinámica de las luchas de poder relativas al
campo médico, no habría razón para suponer que el desarrollo de los marcos teóricos que nos
permiten distinguir la primera y la segunda aproximación al objeto que hemos ensayado hasta
aquí, no está también sujeto a determinaciones específicas.
En efecto, habría que explorar qué papel han jugado las ciencias sociales en los procesos de
clasificación y desclasificación de los diversos determinantes de la enfermedad. Ello implicaría
pensar los determinantes sociales de la enfermedad en el marco de la relación de
subordinación que las ciencias sociales ha mantenido con las ciencias biomédicas, sobre todo
en el espacio (de acción política) de la salud pública y, en buena medida, en el espacio
(académico) de la sociología y la antropología médicas.
Sin embargo, la necesidad de atajar los DSS para subsanar las desigualdades en salud
a nivel global quedó firmemente reconocida. Por desgracia, el liderazgo de la OMS,
40
siguiendo la pauta marcada por la muerte del Dr. Lee, siguió sin aprovechar la
oportunidad que brindó la publicación del informe. Sin embargo, los países miembros
por su parte tomaron nota del informe y mucho de ellos, hasta la fecha, siguieron
pujando por una acción concentrada en los DSS.
Cabe destacar aquí el liderazgo de Brasil durante el periodo de Lula. Brasil se ofreció
para organizar la conferencia de Río en Octubre de 2011 sobre DSS que sirvió de
continuidad al informe, cuya realización ya havia estado planeada por la Comisión. Sin
embargo, a pesar de la voluntad brasileña de potenciar la continuidad del IC, la
conferencia fue un paso atrás. El documento final no estuvo a la altura del informe, al
contrario, parecía desdecirse de la contundencia de aquel. De hecho, parecía como si el
liderazgo de la OMS quisiera distanciarse del informe que tan poco había hecho por
divulgar en el verano del 2008. Muchos ejemplos reafirman esta impresión. Michael
Marmot, el director de la Comisión no participó en el relato final de la declaración de
Rio cuyo lenguage, como ya se dijo, fue bastante inconcluso y vago con respecto a la
reducción de las DSS. Entre los ponentes hubo pocos representantes del sector civil,
aparte del "moderado" People's Health Movement, cuyas opiniones abarcan un
espectro político muy amplio. Un ministro griego habló de la necesidad de imponer
medidas de austeridad ante la crisis, el ministro de salud de los EE. UU. se extendió
hablando del sistema privado estadounidense sin tan siquiera mencionar el éxito de los
sistemas públicos de sus vecinos cubanos y canadienses, la directora de la OMS evitó
hablar del futuro de las DSS, no habló del IC, sino que habló de temas no directamente
relacionados, como son las enfermedades crónicas. Todo ello contribuyó a la impresión
general de que aunque algunos países siguen interesados en las políticas de los DSS y
en el análisis político que de ellos hizo el IC, la OMS se distanciaba de este tema y
otros países de peso en la ONU consideraban el tema demasiado político para su gusto.
Por otro lado, la evolución de los DSS en el seno mismo de la OMS no augura tampoco
un futuro muy esperanzador. Es cierto que el cambio de liderazgo en la OMS no resultó
en la eliminación immediata de las áreas y subdivisiones dedicadas a los DSS. Equidad,
Género, Derechos Humanos y DSS han seguido contando con personal y presupuesto
durante los años siguientes al IC. Sin embargo, la nueva reforma interna que se
anuncia puede eliminar casi por completo la presencia de los DSS de la organización.
Por un lado, la reduccion de personal puede dejar a veces con una sola persona a
cargo de alguna de estas areas de DSS. Por otro, la estrategia de mainstreaming,
aunque a priori, parece indicar que los DSS se incorporarían como parte sustantiva de
todas las divisiones, en la práctica pudiera resultar en su desaparición. Es decir, si
todos han de hacer DSS, como añadido a sus funciones principales (por ejemplo, las
enfermedades transmisibles), es posible que a la hora de la verdad, y sobre todo, no
haya fondos y nadie lo haga.
42
J. Vignolo. Niveles de atención, de prevención y atención primaria de la
salud.
Niveles de atención.
Para que esto se pueda dar debe existir una continencia o capacidad operativa de cada
uno de ellos acorde con las necesidades, debiendo tener siempre en cuenta que la
entrada del usuario al sistema debe darse siempre desde el primer de atención.
NIVELES DE COMPLEJIDAD
Prevención Primaria
“Las estrategias para la prevención primaria pueden estar dirigidas a prohibir o disminuir
la exposición del individuo al factor nocivo, hasta niveles no dañinos para la salud.
Medidas orientadas a evitar la aparición de una enfermedad o problema de salud,
mediante el control de los factores causales y los factores predisponentes o
condicionantes” (OMS, 1998, Colimón, 1978).
Desde 1978 han existido importantes cambios en el contexto mundial, así como en la
conceptualización y práctica de la APS. En tal sentido, a partir del año 2005, se elaboró
en Montevideo un documento aprobado posteriormente por la OPS/OMS de Renovación
de la APS11. En éste la APS se centra en el sistema de salud en su conjunto, incluyendo
todos los sectores. Distingue entre valores, principios y elementos.
Los valores son los principios sociales, objetivos o estándares apoyados o aceptados por
un individuo, clase o sociedad, como, por ejemplo, el derecho al mayor nivel de salud y
la equidad. Los principios son los fundamentos, leyes, doctrina o fuerza generadora
sobre la cual se soportan los demás elementos. Por ej: dar respuesta a las necesidades
de salud de la población, con orientación hacia la calidad.
45
sobre la asignación y el uso de los recursos, en la definición de las prioridades y en la
garantía de la rendición de cuentas. A título individual, las personas deben ser capaces
de tomar decisiones de forma libre y han de estar plenamente informadas en lo que
respecta a su salud y la de sus familias,
5. En cada nivel de atención, primero, segundo y tercero se pueden desarrollar todos los
niveles de prevención.
Módulo 4
dañado.
Por otra parte, cuando se analiza en toda su amplitud la definición de salud
postulada en 1948 por la Organización Mundial de la Salud, hoy universalmente
aceptada, se llega fácilmente a la conclusión de que el proceso de salud es el proceso
de la vida misma (concepto fuerza que será retomado a lo largo de las páginas de este
libro), de lo cual se desprende que la expresión salud mental es redundante y abre la
puerta a una serie de errores o falacias como la de pensar que puede haber algún
emergente del proceso de salud que no sea mental.
Quienes ejercen la psicología deben erradicar la expresión “salud” mental para
pasar a usar solamente “psicología de la salud” y “lo mental en la salud”, ayudando a los
médicos a incorporar y usar estas conceptualizaciones. Mantener vigente el concepto de
salud mental es aportar al divorcio que hoy involucra a dos profesiones –el médico y el
psicólogo– cuya coligación es esencial para la salud de nuestras poblaciones
Los estilos de vida, los hábitos, las creencias, las representaciones sociales, el
comportamiento, la subjetividad, los sistemas valorativoactitudinales, la autoestima, el
desarrollo de destrezas para la vida, lo afectivo-emocional, el estrés cotidiano, etcétera.
Estos componentes se abren en una infinidad de subcomponentes; por ejemplo, en
relación a
los hábitos están los que se refieren al uso del tiempo (trabajo, ocio, descanso),
a lo alimentario, a la actividad corporal, a los modos de interactuar con los demás, al
uso de sustancias tóxicas, etcétera. Todos ellos, que implican la mayor parte del total
de los que concurren al área de la salud positiva como soporte de su génesis y
mantenimiento, son de naturaleza psicológica y antropológico-cultural y hacen a los
fundamentos de la calidad de vida y el bienestar de los seres humanos.
47
Esto también hace evidente la importancia de pensar en términos de lo mental en
la salud y el rigor científico que implica esta formulación, junto al hecho de adentrarse en
el camino que permite ver con claridad las dos razones más significativas por las que no
prospera esta línea de pensamiento en el ámbito de las políticas a secas y de las
políticas públicas:
1º Trabajar desde la perspectiva de lo mental en la salud choca de frente con el
dualismo de raíz cartesiana, así como también con buena parte del mecanicismo y se
sabe, desde los trabajos de Thomas Kuhn (1971, 1982), de la gran resistencia al cambio
de paradigma por parte de los científicos y de quienes trabajan vinculados a la ciencia.
2º Trabajar desde esta perspectiva desemboca indefectiblemente en acciones de
protección y promoción de la salud, lo cual debilita fuertemente el modelo asistencialista
que toma como objeto de estudio al individuo descontextualizado, yacente y entendido
como reservorio de la enfermedad, o sea, resquebraja los cimientos del mercado de la
enfermedad (Saforcada y De Lellis, 2006).
Comenzó a desarrollarse un proceso de cambio revolucionario que implicó un
nuevo paradigma y que llevó a abandonar la idea de que una totalidad puede ser
comprendida a partir del análisis de sus partes componentes, para pasar a entender que
las propiedades de una totalidad no están en ninguno de sus componentes sino que son
propiedades del sistema que configura esa globalidad, el cual implica cuestiones tales
como contexto, conectividad y relaciones de las partes que constituyen el todo; se trata
entonces de una comprensión holística de la realidad. Es una transformación que no
implica el abandono total de lo anterior, sino que involucra una ampliación, un
acoplamiento necesario para comprender y actuar de manera más acentuada a favor de
la vida. Hace falta un equilibrio dinámico entre estas dos perspectivas o tendencias, de
modo que al pensamiento
racional, analítico, reduccionista y lineal se le sume el pensamiento intuitivo,
sintético, holístico y no lineal, integrando también la apreciación de la expansión, la
competición, la cantidad y la dominación, con la valoración de la conservación, la
cooperación, la calidad y la asociación.
La actividad del sector sigue las concepciones mecanicistas, vitalistas y
organicistas que tuvieron validez indiscutida hasta fines del siglo XIX, las dos primeras,
y la tercera durante las dos o tres primeras décadas del siglo XX. Incluso, en la
psicología se puede observar claramente, en países como la Argentina, que se ha
estructurado una fuerte orientación vitalista respecto a las concepciones teóricas del
inconsciente freudiano y las prácticas que de ellas se derivan.
El cambio radical o, dicho de otro modo, la revolución científica –en términos de
48
Kuhn– acaecida en la biología y la psicología, en tanto ciencias básicas, no generó los
cambios esperables en las correspondientes teorías tecnológicas a las que estas dan
sostén científico: las profesiones de la salud (medicina, psicología aplicada,
odontología, etcétera).
Indagando en una perspectiva histórica, se descubren dos paradigmas
claramente diferenciados: el individual-
restrictivo y el social-expansivo (Saforcada, 1999b).
La historia de la medicina occidental permite ver con claridad que en sus
comienzos, situándolos en las antiguas Grecia y Roma, era evidente la primacía del
paradigma social- expansivo; esta orientación se mantuvo hasta fines del siglo XV, en
que es desplazada por el nacimiento de la clínica y la estructuración de un paradigma
contrapuesto: el individual-restrictivo.
A pesar de que este devenir ha estado determinado por el avance de las
ciencias, lo que llevaría a suponer que el paradigma socialexpansivo prevalecería, el
violento y veloz advenimiento de la racionalidad del mercado al campo de la salud
condujo a que este ámbito fuera hegemonizado por el paradigma individual-restrictivo, a
través del cual fue posible abrir y expandir mercados a la producción industrial de
productos químicos, electromecánicos, electrónicos y fisiconucleares de aplicación a la
terapéutica y el diagnóstico de las enfermedades, dando lugar al mercado de la
enfermedad que hoy podemos observar en nuestros países indoafroiberoamericanos.
Como en todo mercado, en el de la enfermedad también se utilizan, para
incrementar la demanda, tanto sutiles como groseras estrategias de marketing. Tal
maniobra implica generar más enfermedad que la que naturalmente se generaría e
incorporar gente sana al mercado de prestaciones sin que a estas personas les sean
necesarias.
Para Virchow, la tuberculosis era, sí, ineludiblemente, producto de la presencia
del bacilo de Koch en el organismo, pero el bacilo potenciado por el hacinamiento en la
vivienda, la mala alimentación, la falta de higiene en el hábitat, y otros factores que se
relacionan con la mala calidad de vida. Si estos factores sociales negativos no concurren
junto al bacilo, difícilmente se desencadena el proceso etiopatogénico de la tuberculosis,
ni tampoco el proceso de difusión de la infección en la población lleva a que
tempranamente se instale el modelo médico-clínico, propio del paradigma individual-
restrictivo, fortalecido por el paradigma más general de pensamiento y valoración
desequilibrado hacia lo asertivo.
Pasando a la psicología, el asimilado modelo médico-clínico la ha llevado a
cuatro situaciones esterilizantes de su potencialidad para aportar al mejoramiento
49
de las condiciones integrales de salud de nuestros pueblos:
1. Los profesionales de la psicología han sido y son formados solo para trabajar
con la enfermedad. Los chinos tienen un aforismo que dice que gran parte de lo que el
ojo ve está detrás de la retina; esto también ha sido formulado por pensadores como
Ralph Emerson al decir que las personas solo ven aquello que están preparadas para
ver y, con mayor rigor científico, Einstein afirmó que es la teoría la que decide lo que
podemos observar. En síntesis, los psicólogos egresan con una incapacidad para
visualizar lo que en términos de salud no está dañado, discapacidad que se extiende,
nada menos, que a la imposibilidad de trabajar en protección y promoción de la salud,
de lo cual hablaremos específicamente más adelante.
2. La práctica se expandió al máximo solo en el campo de las enfermedades de
manifestación preponderantemente mental y la aplicación de la psicología se mantuvo
de modo significativo reducida en lo que hace a las enfermedades de manifestación con
preponderancia orgánica, que son las que involucran la mayor parte de la demanda
cotidiana de atención en nuestras comunidades indoafroiberoamericanas.
3. Han prevalecido las prácticas de una clínica restrictiva –no pocas veces
reduccionista– aplicadas por lo tanto a las personas consideradas individualmente o a la
familia, pero como unidad aislada, o sea, en ambos casos, como sistemas cerrados. La
imposibilidad de comprender ecosistémicamente el proceso de salud y los
impedimentos para valorar en su total dimensión la importancia que tiene en este
proceso el tejido social y las características psicosocioculturales de las comunidades
han reducido al mínimo la eficacia y la eficiencia del quehacer de nuestra profesión en
el campo de la salud.
4. Los psicólogos, con demasiada frecuencia, nos hemos aislado de las otras
profesiones y nos hemos visto imposibilitados de integrar equipos multidisciplinarios
en trabajos, como los de orientación comunitaria y hospitalaria, en que la concurrencia
de las otras disciplinas humanas es esencial.
EFECTOS DEL MODELO MÉDICO-CLÍNICO EN LA PSICOLOGÍA
1. Redujo las posibilidades de visualización y de acción de la profesión solo a lo
dañado, o sea a la enfermedad.
51
temáticas dominantes de esta producción antropológica fueron la relación médico-paciente,
las enfermedades tradicionales, las terapias nativas, en segundo término puede detectarse un
interés por algunos problemas de salud mental, en particular alcoholismo, por los problemas
nutricionales y por el proceso de embarazo parto y puerperio.
Las 2 primeras hipótesis fueron planteadas y verificadas en América Latina por los
antropólogos culturales norteamericanos entre los años 40 y 50 y la tercera hipótesis lo fue
parcialmente. Lo que proponemos es justamente superar el empirismo y las
compartimentaciones para referirlas a la totalidad del modelo que da cuenta de su real
operatividad. Según nosotros, el modelo médico hegemónico se caracteriza por una serie de
rasgos estructurales: biologicismo, ahistoricidad asocialidad, individualismo, pragmatismo, que
tienden a excluir o limitar la incidencia y el reconocimiento de la importancia de los factores
económico-políticos y socioculturales en la producción y solución de los problemas de salud y
enfermedad.
Los procesos económico-políticos procesados en América Latina desde fines de los 60
pero sobre todo durante los 70 expresarán a través de su propio desarrollo la crisis de este
modelo, que por otra parte evidencia la crisis y los intentos de solución que operan en la
sociedad global. Puede concluirse que el modelo organizado y dominante en antropología
médica demostró no solo sus limitaciones sino su incapacidad explicativa de los procesos que
fundamentan los hechos manifiesto. La crisis de eficiencia y de costos, el nuevo perfil
epidemiológico, y la búsqueda de un control consensual pueden conducir a la utilización de las
52
ciencias sociales y antropológicas.
53
eficacia y eficiencia, de acciones provenientes de uno de los paradigmas a través de las cuales
se persiguen objetivos provenientes del otro.
54
partiendo de que el ser humano es inseparable de sus circunstancias socioeconómicas,
psicosociales y culturales. Para este modo de pensar y hacer en salud, el ser humano ya no es
solo una entidad biopsiquica sino que pasa a ser una entidad biopsicosociocultural y
económico-política. En síntesis, de fines del s XV a la fecha se desarrollan las ciencias de la
salud centradas restrictivamente en la clínica, lo cual implica tener como objeto de trabajo
teórico-técnico a la enfermedad y como campo de acción al individuo descontextuado del
medio social. Este individuo clínico se agota en su realidad biológica, psicológica o
psicobiológica.
Por otra parte, a partir del s XVII surgen otras formas de comprender el proceso de
salud-enfermedad, que se sistematizan en los desarrollos de la policía médica, el movimiento
de salud pública, la medicina social y la epidemiología, los cuales convergen para dar origen, en
los comienzos del XX, a la moderna salud pública. Este campo disciplinario es enriquecido por
la incorporación de las disciplinas emergentes en el proceso de evolución de las ciencias
sociales y la ecología humana. En este sentido, tiene una particular importancia la aparición, en
1965, de la psicología comunitaria norteamericana, como así también de la psicología de la
salud en cuba en 1968 e, incipientemente, la psicología sanitaria en la Argentina a partir de
1971. Mientras que el eje teórico-práctico de las concepciones y prácticas individual-
restrictivas es la clínica, el de las social-expansivas es la epidemiología. A fin de usar una
expresión más sintética, en este trabajo se denomina “posición clínica” al primer tipo de
concepciones y prácticas, y “posición salubrista” al segundo.
55
haciendo más confusos y dificultosa la posibilidad de encuadrar con claridad, dentro de ellos,
los factores o fenómenos que afectaban a la salud.
Módulo 5
56
población aparentemente sana.
É durante o século XIX que a sociedade passa a ser estudada cientificamente. A investigação
e quantificação dos eventos vitais (nascimentos e óbitos), que vinham sendo realizadas desde
os séculos anteriores, forneciam evidências de que a observação dos padrões populacionais
era útil para a compreensão dos processos de adoecimento. A observação das regularidades
nas séries estatísticas sugere vínculos causais ou processos de determinação subjacentes. Por
outro lado, continua forte na episteme desse período a crença na existência de relações
íntimas entre Matemática e Realidade, prevalente em toda a ciência desde Galileu. A
epidemiologia, como outras disciplinas científicas populacionais que utilizam abordagens
quantitativas, encontrou na contagem e nos procedimentos de categorização ferramentas
fundamentais para a produção de conhecimentos, e nos estudos empíricos indutivistas a
possibilidade de, a partir da análise da diversidade dos indivíduos, gerar leis universais.
Essa relação inicial entre a Epidemiologia e as Ciências Sociais na busca de explicações para
os padrões populacionais de distribuição das doenças perdura durante a maior parte do
século XIX e até as primeiras décadas do século XX. Ainda no final do século XIX, o
desenvolvimento da teoria do germe representa a primeira cisão. A oposição entre os
defensores das teorias contagionistas e os defensores das teorias miasmáticas pode ser lida
também como a oposição entre os conceitos de multicausalidade e constituição. Ao contrário
do que se costuma pensar, a teoria do germe, longe de resultar em um unicausalismo,
favoreceu a substituição de concepções totalizantes, baseadas na idéia de constituição
epidêmica e estrutura epidemiológica, por modelos mais ou menos simplificados de
multicausalidade (balança de Gordon, rede de causalidade de MacMahon, “pizzas” de causas
componentes de Rothman, a tríade ecológica de Leavell&Clark)
Esses movimentos de enfraquecimento da relação entre a epidemiologia e as ciências sociais
acabam por determinar o ocultamento do caráter coletivo e social da epidemiologia, levando
à substituição da perspectiva populacional pela perspectiva individual nas investigações
epidemiológicas. Como afirma Castellanos7, “a Epidemiologia tem sido cada vez mais o
estudo de problemas de saúde individual (sobretudo doenças e riscos) em populações”. A
pesquisa epidemiológica tem se dedicado mais a responder “Por que adocem os
indivíduos?”, ao invés de, “por que as populações têm determinado perfil de saúde?” ou “por
que determinados problemas são predominantes em determinadas populações?”
Como decorrência dessas diferentes opções teóricas surgem vários modelos explicativos na
epidemiologia social, gerando distintas vertentes no trabalho epidemiológico. Esses diversos
modelos, na avaliação de Kaplan2, têm em comum a abordagem multinível ou hierárquica da
realidade, a valorização de distintos processos ou mecanismos de produção e a consideração
das influências recíprocas entre os distintos processos. Esses modelos são todos
consideravelmente mais amplos e complexos, criando problemas consideráveis com respeito
à disponibilidade de dados e de métodos analíticos apropriados. Portanto, além de nem toda
epidemiologia poder ser denominada de social, ainda haveria que distinguir entre diferentes
epidemiologias sociais.
Para superar as limitações desse modelo, o autor propõe um novo paradigma designado de
eco-epidemiologia. Para conotar a inclusão de sistemas interativos em níveis hierárquicos
distintos o autor lança mão da metáfora das “caixas chinesas”. Neste modelo, cada sistema
pode ser descrito em seus próprios termos e define os limites de um nível específico de
organização. O enfoque epidemiológico adequado é aquele que analisa os determinantes e
58
desfechos em diferentes níveis de organização, levando em conta a hierarquia de
complexidade e as múltiplas interações entre e através dos diferentes níveis. O nível mais
externo deve ser o meio-ambiente físico que contém sociedades e populações (o terreno da
epidemiologia), indivíduos isolados, sistemas fisiológicos, tecidos, células e moléculas. O
modelo ecológico representa a tentativa de superação dos problemas teóricos da
multicausalidade, na medida em que busca articular os componentes do modelo em relações
de interação recíproca, bem como em relações estruturais, respeitando diferentes níveis
hierárquicos de constituição do mundo material. Um aspecto importante presente nesse
modelo é o reconhecimento de que nem todos os determinantes podem ser conceituados
como atributos de nível individual. Além das variáveis individuais devem ser consideradas as
variáveis grupais ou ecológicas, expressas em construtos tais como desigualdade de renda,
capital social ou características de vizinhança. As variáveis grupais podem ser derivadas de
valores individuais dos componentes do grupo, como por exemplo a renda média dos
moradores em determinado bairro, ou descreverem características dos grupos que não têm
correspondência no nível individual, como, por exemplo, a desigualdade de renda. As
variáveis derivadas do primeiro tipo não permitem distinguir entre os efeitos composicionais
(derivados da contribuição de cada indivíduo) e os efeitos contextuais (derivados do
ambiente)
59
Módulo 6
60
debate y reconocer políticamente la necesidad de innovaciones, pues muchos programas de
promoción de la salud en desarrollo hoy en Canadá, tienen sus orígenes en el informe de
Lalonde.
La salud era deficiente en general y las diferencias entre las distintas Naciones
eran abismales, incluso dentro de una misma región. El interés por lograr una mayor
equidad, impulsando movimientos que promovieran una nueva salud pública para
hacer frente a los problemas de salud del siglo XX, se expresaron en la Estrategia
global de Salud para todos en el año 2000. Dicha meta fue manifestada en la
Conferencia de Alma Ata con el acuerdo unánime de los participantes. El cumplimiento
61
de la misma estaría dado por la reducción de la mortalidad infantil, el incremento de la
esperanza de vida, provisión de agua potable y saneamiento, acceso universal a la
atención médica, inmunización contra las principales enfermedades infecciosas, etc.
Una vez establecida la meta había que establecer el camino para alcanzarla, es
decir la estrategia. Podemos decir que la APS constituye una estrategia porque se
propone resolver problemas mediante una manera determinada de reorganizar y
reorientar los recursos del sector salud. Esto implica una organización de servicios con
base en niveles de atención, no pudiendo restringirse a un solo nivel. Los Niveles de
atención en salud estarán diferenciados por escalones de complejidad debiendo existir
articulación entre las diferentes unidades. Las definiciones de los escalones de
complejidad, la ubicación y la articulación funcional constituyen los elementos
necesarios de la regionalización de los sistemas de salud. Destacamos que dicha
regionalización es fundamental para lograr la máxima accesibilidad de la población a
los servicios.
La intersectorialidad tiene que ver entonces con que otros sectores, además del
de la salud, deben intervenir en el mejoramiento de la salud de la gente. El término
integral alude directamente al de interdisciplina ya que en la concepción de salud
planteada se torna imposible darle la responsabilidad técnica a una sola disciplina.
62
apropiándose de los efectos gratificantes de los mismos en un proceso de enriquecimiento
individual y colectivo. – Descentralización. – Accesibilidad. – Continuidad. - Prevención
Primaria. La APS “….Representa el primer nivel de contacto entre los individuos, la familia y la
comunidad con el sistema nacional de salud, llevando lo más cerca posible la atención de
salud al lugar donde residen y trabajan las personas y constituye el primer elemento de un
proceso permanente de asistencia sanitaria.” La descentralización refiere a la instalación de
servicios en la vida cotidiana de la gente. De esta manera se promueve la accesibilidad de la
comunidad a dichos servicios, distinguiendo distintas formas de la misma, además de la
geográfica encontramos la económica, la cultural, la legal, la funcional. Hablamos de
Continuidad refiriéndonos al proceso permanente de asistencia sanitaria, tomando en cuenta
los distintos niveles de prevención considerados en la estrategia deAPS.
Si bien se responde a un modelo de atención integral de salud que priorice las acciones
de promoción y protección de la misma, es imprescindible también atender al segundo y
tercer nivel de prevención (diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y rehabilitación).
Sistema de referencia y contrarreferencia. “Referencia - acto formal de envío de un paciente
atendido en un determinado establecimiento de salud para otro de mayor complejidad. La
referencia siempre debe ser hecha después de constatarse la insuficiencia de la capacidad
resolutiva, según normas y mecanismos preestablecidos. Contrarreferencia - acto formal de
retorno de un paciente al establecimiento de origen (que lo ha referido) tras resolución de la
causa responsable por la referencia, y siempre acompañado de las informaciones necesarias al
seguimiento del mismo, en el establecimiento de origen”. Es así que con el nombre de APS se
llevaban y llevan adelante programas de salud que no eran ni son más que la continuidad de
los modelos dominantes ya existentes.
63
práctica lo que se expresa en la teoría, respetando los intereses del desarrollo integral
de la comunidad. Esto lleva, muchas veces, al difícil enfrentamiento con empoderadas
minorías que sustentan valores éticos que poco tienen que ver con el humanismo y la
solidaridad.
64
planteen. Son ejemplos los hospitales Pereira Rossell, Maciel, Centro Nacional de
Quemados (CENAQUE), Centros de diálisis, entre otros. Sistema de referencia y
contrarreferencia Para que los niveles de atención funcionen adecuadamente debe
existir un sistema de referencia y contrarreferencia que permita la continencia o
capacidad operativa de cada uno de los mismos.
65
humanos y equipamientos, con la realización de procedimientos complejos y uso de
alta tecnología.
66
acciones relativas a la recuperación ad integrum de la enfermedad clínicamente
manifiesta, mediante un correcto diagnostico y tratamiento y la rehabilitación física,
psicológica y social en caso de invalidez o secuelas buscando reducir de este modo las
mismas. En la prevención terciaria son fundamentales el control y seguimiento del
paciente, para aplicar el tratamiento y las medidas de rehabilitación oportunamente.
Se trata de minimizar los sufrimientos causados al perder la salud; facilitar la
adaptación de los pacientes a problemas incurables y contribuir a prevenir o a reducir
al máximo, las recidivas de la enfermedad. Por ejemplo en lo relativo a rehabilitación
ejemplificamos: la realización de fisioterapia luego de retirar un yeso por fractura.
67
En éste la APS se centra en el sistema de salud en su conjunto, incluyendo todos
los sectores. Distingue entre valores, principios y elementos. Los valores son los
principios sociales, objetivos o estándares apoyados o aceptados por un individuo,
clase o sociedad, como, por ejemplo, el derecho al mayor nivel de salud y la equidad.
Los principios son los fundamentos, leyes, doctrina o fuerza generadora sobre la cual se
soportan los demás elementos. Por ej: dar respuesta a las necesidades de salud de la
población, con orientación hacia la calidad. Los elementos son parte o condición de un
componente que generalmente es básico o esencial por ejemplo; atención integral e
integrada, orientación familiar y comunitaria, énfasis en la promoción y prevención.
aplicable en todos los niveles de atención, desde el equipo de salud que trabaja en el
primer nivel, hasta en la gestión de servicios de alta complejidad en el tercer nivel.La
68
APS, en consecuencia, no es sinónimo de primer nivel de atención. La prevención
primaria se desarrolla en todos los Niveles de atención, de prevención y atención
primaria de la salud es de atención, ya sea en un programa de prevención primaria,
como, por ejemplo, de inmunizaciones en el primer nivel, hasta la prevención de
éscaras (prevención terciaria) en un CTI (tercer nivel de atención). Prevención Primaria
y Primer Nivel de Atención no son sinónimos En cada nivel de atención, primero,
segundo y tercero se pueden desarrollar todos los niveles de prevención. Por ejemplo
en el primer nivel se pueden desarrollar acciones de prevención primaria, secundaria y
terciaria, tal es el caso de la prevención terciaria en cuanto a acciones de
rehabilitación en el primer nivel de atención. La APS no es sinónimo de prevención
primaria, ya que la estrategia desarrolla todos los niveles de prevención. En suma: no
son sinónimos: primer nivel de atención, prevención primaria y atención primaria de la
salud.
Módulo 7
Rodríguez Buño, R. (2014) Políticas públicas de salud en Uruguay (2004-2014)
Situación y contexto del sector salud hace diez años- El emergente sistema de salud resultante,
unido a las condiciones económicas y sanitarias generales del país, permitió alcanzar, a mediados
de siglo XX, los mejores indicadores de salud de la región.
Por diversas causas, la situación durante la segunda mitad de siglo no fue la misma. En vez de la
natural tendencia a la sistematización de los servicios que se perfilaba, se fueron desarrollando
dos subsistemas con características y evolución muy dispares. Las políticas neoliberales, que
durante los años ochenta y noventa recomendaban aperturas comerciales y reducción del Estado,
fracasaron en América Latina y el Caribe.
Durante el período dictatorial, que interrumpió la democracia desde 1973 a 1985, se produjo un
fuerte deterioro del ejercicio de derechos y del nivel de vida de la población. Al inicio de la
recuperación democrática, la reconquista del ejercicio de los derechos políticos y el
fortalecimiento de las instituciones del Estado fueron la prioridad.
69
A partir de 1998 comenzó a caer nuevamente y se instaló un nuevo período de recesión, cuyo
máximo se alcanzó en el año 2002. Si bien es cierto que Uruguay mantuvo sus bajos niveles de
desigualdad relativa durante la década de los ochenta —a diferencia de la mayoría de los países de
la región—, la desigualdad comenzó a aumentar de forma moderada a partir de 1995
A inicios de la década del 2000, se desató una crisis económica y financiera de gran intensidad en
Uruguay. La proporción de personas que vivían por debajo de la línea de pobreza llegó al 40 % en
el 2004 (tabla 1). El desempleo, que en 1991 se situaba en 8,8 %, fue aumentando de forma
moderada a lo largo de la década de 1990 y alcanzó el 17 % en el 2002.
Las enfermedades cardiovasculares para el año 2004 representaron el 33 % de las defunciones por
causas definidas, en su mayoría a causa de patología isquémica y cerebrovascular. Los tumores
malignos representaron el 23,5 % de las defunciones para ese año. Mientras tanto, las
enfermedades crónicas de las vías respira
torias fueron el 3,7 % y los accidentes el 3,4 % de las muertes (ver tabla 2).
Considerando las tasas de mortalidad por 100.000 habitantes ajustadas por edad, el Uruguay
ocupaba en el 2004 el 11° lugar en el mundo en mortalidad por cáncer en los hombres —
fundamentalmente a expensas de cáncer de pulmón y próstata— y el 16° en el caso de las mujeres
—a expensas del cáncer de mama y de colon-recto. La mortalidad infantil para el 2004 era de 13,2
por 1000 nacidos vivos y la mortalidad en menores de 5 años fue de 16,1 por cada 1000
habitantes.
Con respecto a la carga de enfermedad, las enfermedades no transmisibles eran también las que
tenían mayor peso, por ejemplo, medidos en años de vida saludables (AVISA) perdidos para el
conjunto de la población. Utilizando este indicador, el peso de la enfermedad resultaba mayor en
los hombres.
del ejercicio de derechos de segunda y tercera generación —entre ellos, el derecho a la salud— a
la agenda política y social. Desafortunadamente, en la programación presupuestal el gasto público
orientado a la infancia, a la población empobrecida y a las familias vulnerables se caracterizaba
por la fragmentación —institucional, legal y de gestión— coexistiendo distintos tipos de servicios y
con diferentes objetos de prestaciones —asistencia, subsidios—, enmarcados en diferentes
estrategias que variaban entre coberturas focalizadas, segmentadas o de vocación universal.
70
Especialmente, la cobertura social de la población más pobre, además de ser baja, era focalizada y
contraria a la universalización de los subsidios de protección social de las familias. Existía, al mismo
tiempo, una superposición de recursos, programas y accionar de organismos que volvían al diseño
institucional ineficaz e ineficiente para asumir el abordaje integral de una estrategia para la
reducción de la pobreza y la vulnerabilidad de la infancia y la juventud.
El sector privado de capital social —seguros sociales o sin fines de lucro (instituciones de asistencia
médica colectiva-IAMC)— tenía gran peso en el sistema de salud uruguayo, tanto en la
financiación de los servicios como en su provisión y en la ejecución del gasto. Casi todas las
estimaciones para el gasto sanitario del 2004 rondaron el 9 % del PBI.
El subsector público —28,6 % del gasto— presentaba un alto grado de equidad, con una fuerte
progresividad del gasto; el subsector privado —71,4 % del gasto— mostraba una tendencia
significativa a la regresividad del impacto social del gasto, favoreciendo a los grupos de usuarios de
nivel socioeconómico medio y alto.
En cuanto a la financiación del gasto, en el caso del sector privado, el 59 % de esta correspondía al
pago de cuotas prepagas, financiadas por los subsidios del seguro de salud o por afiliación
particular de los socios; el 41 % restante correspondía al pago directo o a los copagos. En el caso
del sector público, el 88 % de la financiación del gasto provenía de los impuestos y el 12 % restante
de las distintas modalidades de recuperación de costos.
Sin embargo, y más allá de esto, el problema principal de la crisis estructural del sistema de salud
residía en la invisibilidad de las otras modalidades de financiación del subsistema privado
mediante créditos blandos, moratorias de deudas con el Estado y zonas de negocios de alto valor
no incluidas en las mediciones contables y, menos, en ningún sistema de contabilidad del conjunto
del sistema (De León, 2004). En otras palabras, el subsistema privado se sostenía
mayoritariamente en base a subsidios del Estado. El sistema tradicional mixto de financiación y
cobertura había ingresado en una crisis creciente de sostenibilidad durante los últimos veinte
años, llegando a la caída estructural evidenciada en el período 1998-2003. Para el 2004, el viejo
modelo de welfare mixto para la salud del Uruguay estaba agotado.
En la década de los noventa, aunque en algunos países comenzó unos años antes, se introdujeron
un conjunto de cambios en la organización, el financiamiento y el arreglo institucional de los
sistemas de salud, conocidos y caracterizadas como la segunda ola de reformas del sector salud
(Restrepo, 1997).
Las reformas del sector salud de ese entonces no fueron un proceso aislado, sino que partieron
fundamentalmente de propuestas más amplias de transformación de la economía, de las
relaciones de la vida social y de las políticas de los países. La tendencia determinó la configuración
de los sistemas como reflejo de los cambios económicos y políticos del mundo por ese entonces.
Por un lado, la crisis económica mundial había llevado a reevaluar las prioridades del gasto
público. Por otro, por esos años se identificaba un excesivo gasto de la asistencia sanitaria.
71
Las reformas de salud estuvieron vinculadas a procesos de ajuste y dirigidas fundamentalmente a
reducir el tamaño del Estado. El modelo de atención, la integralidad y la organización de redes
integradas de servicios fueron analizados marginalmente en los debates. Fue notoria la ausencia
de la visión de la salud pública, especialmente aquella sobre la formación de los recursos humanos
en salud, necesarios para hacer frente a los retos generados por las coyunturas económicas y
sociales. Desde el punto de vista del modelo económico, durante esa década se profundizaron las
desigualdades. El enorme crecimiento de la riqueza social y del producto de cada uno de los países
no se vio acompañado de una adecuada redistribución de esa riqueza.
Uno de los problemas fundamentales de las políticas públicas a comienzos de siglo era,
justamente, la resultante exclusión en salud.
Se entendió como funciones de la salud pública “al conjunto de actuaciones que deben ser
realizadas con fines concretos, necesarios para la obtención del objetivo central, que es asimismo
la finalidad de la salud pública, es decir, mejorar la salud de las poblaciones” (OPS, 2002).
El ajuste al modelo tradicionalmente asistencialista, evidenciado como necesario, debía pasar por
la reorientación de la inversión y el gasto hacia la prevención, la atención primaria, así como una
interacción menos medicalizada de la atención a la salud con los pacientes y la población.
Hasta el año 2006, la población uruguaya accedía a la salud de diferentes maneras, incluso
distribuyéndose entre las distintas instituciones de atención en función de su nivel de ingreso. La
72
población de menores ingresos —quintiles 1 y 2— tenía cobertura formal, en su mayoría, por
prestadores públicos: Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), Sanidad Militar y
Policial, y Hospital de Clínicas; pero podían tener también algún tipo de cobertura parcial
adicional: Banco de Previsión Social (BPS), policlínicas municipales, seguros parciales médicos,
quirúrgicos o de emergencia. Los sectores de la población de mayores ingresos se concentraban
en prestadores integrales del sector privado, predominantemente las IAMC
Las estructuras de población amparadas por el sector público y por el sector privado eran
significativamente diferentes: las poblaciones de mayor edad se concentraban en los prestadores
integrales del sector privado y las más jóvenes en el sector público.
Como consecuencia, el sector privado tenía una tasa de utilización de servicios mayor que la del
sector público. También existían problemas de acceso diferencial a diversas prestaciones —
farmacéuticas, paraclínicas, etc.—; mientras que en
el sector público se las proveía gratuitamente, en el privado existían copagos y tasas moderadoras
que limitaban el acceso a la población del sector.
Los indicadores usados para evaluar la calidad percibida de la atención de salud mostraban una
visión de desconfianza respecto al funcionamiento general del sistema de salud uruguayo.
Situación de multiempleo del personal de la salud, que conspiraba contra la calidad de la atención.
Dificultad para acceder y utilizar la cobertura de atención formal, que redundaba en una atención
episódica y despersonalizada.
Débil desarrollo del rol rector del Ministerio de Salud sobre el sistema de salud.
Otro gran problema de la política de salud del país consistía en la ausencia de un marco
programático general que permitiera sistematizar y organizar la diversidad de políticas y acciones
públicas impulsadas por el Estado. Por un lado, esto alentaba la superposición de servicios y el
derroche de recursos. Por otro, permitía que segmentos de la población no pudieran cubrir
algunas de sus necesidades.
73
La institucionalidad existente en el sector salud se caracterizaba por una dificultad crónica en
desarrollar acciones coordinadas entre sus diferentes componentes. Distintas concepciones sobre
el quehacer en salud, tanto entre distintos niveles de decisión como a la interna de un mismo nivel
y entre sus divisiones, hacían que se actuara más para la eficacia de las partes individualmente que
para el éxito de todo el conjunto (ver apartados “Coordinación interestatal” y “Lógica de áreas
programáticas”).
Estaba claro también que el curso de acción debía ser establecido por el Estado, pero con la
participación de todos los actores involucrados, directa e indirectamente, de forma tal de asegurar
su vigencia en el mediano y largo plazo. Formular una buena política en salud exigía desarrollar
programas específicos, pero sin descuidar la cooperación intersectorial.
La nueva concepción de las políticas de salud empezó a operar a partir del 2005, en base a cinco
ejes estratégicos: coordinación interestatal, descentralización, nueva relación público-privado en
la operativa, participación ciudadana y sustentabilidad
Para ello, se fortalecieron e incluso se crearon nuevas instancias de gestión, en su mayoría con
formato de agencias o servicios descentralizados, utilizando diferentes formas de organización y
estatutos jurídicos adecuados a la realidad de los contenidos concretos: servicios públicos
descentralizados, personas públicas no estatales en régimen de derecho privado, sociedades
anónimas con capital estatal mayoritario, etc. Ejemplos de estas instancias son la Agencia de la
Innovación y la Investigación, la Agencia Nacional de la Vivienda, etc.
74
La nueva concepción del Estado se acompañó de una nueva concepción del sector privado,
surgiendo dos grandes modalidades de relación con los agentes privados: la que hace a la relación
con las empresas y la referida al denominado sector privado social.
Para el caso de las primeras, se mejoró la legislación reguladora de toda forma de contratación por
parte del Estado y se controló el cumplimiento preciso y riguroso de la nueva normativa de
adjudicaciones. Se incorporaron nuevas condiciones para los llamados a precios y en las
licitaciones públicas tendientes a privilegiar, en ocasiones, a empresas nacionales, favorecer la
generación de empleo preferentemente para jóvenes y desarrollar tecnología.
En el caso del segundo, la nueva orientación promovió al sector privado social en varios sectores
de la economía, muy especialmente a través de programas en área social. Son ejemplos los
institutos de asistencia técnica del cooperativismo de vivienda, las asociaciones civiles que
administran los programas CAIF, los programas de apoyo a la infancia convenidos con el INAU y las
ONG que implementan distintos programas sociales a nivel local.
Consejo Superior Tripartito promovido por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) para
la definición de los Consejos de Salarios.
Consejo Superior Tripartito Rural promovido por el MTSS para las condiciones de trabajo en el
ámbito rural.
Consejo Consultivo para la implementación del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS).
Participación con carácter obligatorio establecida por la Ley de Ordenamiento del Territorio y
Desarrollo Sustentable, para la elaboración y aprobación de los planes.
75
El período se inicia con una serie de medidas puntuales, pero de amplio impacto —entre las que
pueden mencionarse el Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social y su reformulación, que
derivó en la implementación del Plan de Equidad—, que rápidamente se siguieron en
un conjunto más amplio de políticas y acciones implementadas entre el 2005 y 2009, con la
intención de restaurar la matriz de protección social, y en cuyo seno se desarrolló la nueva política
de salud y la reforma del sector:
Política educativa, aunque de implementación oscilante y de difícil instauración, con el Plan Ceibal
como producto de mayor impacto. No ha logrado resolver asuntos vinculados sobre todo a la
enseñanza media —altos niveles de deserción— ni resolver discusiones respecto a la calidad de los
contenidos, así como a la calidad y cantidad de infraestructura disponible.
Políticas de trabajo y empleo, que reinstalaron los Consejos de Salarios, con el consecuente
impacto en la mejora de las condiciones de trabajo y la recuperación salarial. A su vez, se
promovieron nuevos posicionamientos y se lograron avances en la recuperación de derechos para
colectivos de trabajadores postergados, como los trabajadores rurales y el servicio doméstico.
Políticas de igualdad de género.
En el año 2009, se creó un sistema público de carácter permanente cuya finalidad es la protección
de las personas, los bienes de significación y el medio ambiente ante el acaecimiento eventual o
real de situaciones de desastre, mediante la coordinación conjunta del Estado con el adecuado uso
de los recursos públicos y privados disponibles, de modo de propiciar las condiciones para el
desarrollo nacional sostenible.
Articulando las tareas y responsabilidades de entidades y órganos públi cos, instituciones sociales
e individuos, e integrando los esfuerzos públicos y privados en forma eficaz y eficiente, el Sistema
Nacional de Emergencias (SNE) se concreta en el conjunto de acciones dirigidas a: 1) la prevención
de riesgos vinculados a desastres de origen natural o humano, previsibles o imprevisibles,
periódicos o esporádicos; 2) la mitigación y atención de los fenómenos que acaezcan; y 3) las
inmediatas tareas de rehabilitación y recuperación que resulten necesarias.
Con la creación del SNE quedó configurada la institucionalidad para el abordaje intersectorial
también en materia de eventos adversos, situaciones catastróficas y estados de emergencia por
causas externas.
76
En agosto del 2008 se aprobó la Ley 18.335 que establece el marco general de los derechos y
obligaciones de los usuarios de servicios de salud.
Alcanzar el más alto nivel posible de salud de la población mediante el desarrollo integrado de
actividades dirigidas a las personas y al medio ambiente que promuevan hábitos saludables de
vida, y la participación en todas aquellas que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de
la población.
Implementar un modelo de atención integral basado en una estrategia sanitaria común, políticas
de salud articuladas, programas integrales y acciones de promoción, protección, diagnóstico
precoz, tratamiento oportuno, recuperación y rehabilitación de la salud de sus usuarios,
incluyendo los cuidados paliativos.
Promover el desarrollo profesional continuo de los recursos humanos para la salud, el trabajo en
equipos interdisciplinarios y la investigación científica.
El SNS opera bajo un esquema de seguro social, que apunta a combinar justicia contributiva,
eficacia sanitaria y eficiencia económica en la atención del trabajador y de su núcleo familiar. Así,
los individuos aportan según su capacidad contributiva y reciben atención según sus necesidades
de salud.
77
Los recursos financieros se redistribuyen desde los grupos de población con utilización baja de
servicios de salud, habitualmente de menor riesgo sanitario, hacia los grupos con uso más
intensivo de los servicios, usualmente de mayor riesgo sanitario.
Antes de la entrada en vigor del nuevo sistema de salud, la seguridad social pagaba una cuota
uniforme de salud por cada usuario, desvinculadas de sus necesidades de salud, así como de los
costos diferenciales que tenía su atención para el prestador.
Con el nuevo sistema de salud se estableció un nuevo sistema de retribución y pago a los
prestadores: las cuotas salud del SNIS. Esa cápita o cuota salud tiene dos componentes: uno fijo y
otro variable. El componente fijo de la cápita se ajusta por riesgo, utiliza inicialmente y hasta la
fecha la edad y el sexo como estimadores, y asigna diferentes pagos por grupo de población.
En la actualidad se utilizan varios indicadores agrupados en cuatro áreas, que abarcan, además de
aquellas originales, la asignación de médico de referencia al usuario, la salud del adulto mayor y,
más recientemente, cambios en el modelo de atención (cargos médicos de alta dedicación).
En el año 2010 se crea el Departamento de Programación Estratégica en Salud (DPES), que reúne
esos aspectos priorizados, incrementando la coherencia entre contenidos y estructura
organizativa, y los principios y objetivos del SINS.
En ese sentido, el proceso que asume Uruguay luego de la crisis del 2002 resulta apropiado, ya que
urgía una fuerte acción e inversión social para obtener resultados con la celeridad necesaria. El
compromiso programático asumido en el 2005 refleja estas intenciones. En materia de salud, el
abordaje realizado por Uruguay fue uno de los más coherentes en cuanto a la construcción
efectiva de una nueva política de salud, ya que procuró el adecuado ensamble con el resto
Desde el punto de vista de la protección sanitaria y financiera parece apropiado que la estrategia
sectorial en materia de salud haya atendido a la contribución diferencial de los usuarios de
acuerdo a sus ingresos y sus necesidades, en consonancia con las definiciones centrales en política
económica: criterios de la reforma tributaria, importancia estratégica del gasto público social, etc.
La principal expresión de la nueva política en salud fue la reforma del sistema, que implicó una
nueva estrategia en la búsqueda de efectivizar el derecho a la atención de la salud a través de una
acción universal y con plena responsabilidad estatal. Pero no fue la única. La nueva política
reafirmó la función rectora del MSP y su rol protagónico en la definición de políticas sectoriales,
78
así como en el control de todos los agentes involucrados en el sistema. Además del rol de policía
sanitaria, le dotó de capacidades para evaluar y controlar.
En otras palabras, la nueva política sanitaria tuvo la intención de redefinir el modelo de atención,
hasta entonces y de hecho, principalmente curativo. Esto implicó significativas demandas de
diversa naturaleza para las instituciones del sistema: la reorientación de sus recursos humanos,
materiales y financieros, un modelo de atención prioritariamente preventivo y la implantación de
cambios en sus estructuras y lógicas de funcionamiento, con redistribución del poder. Algunos
aspectos pudieron ser contemplados y desembocaron en transformaciones sustanciales deseadas.
En otros casos, la respuesta evadió el camino que se pretendía o aún es insuficiente.
La universalidad fue una de las características de las acciones propuestas por todas las políticas
sociales; lo mismo en salud. No obstante, también se observa la acción concreta destinada a los
grupos más vulnerables, para lo cual se desarrollaron líneas especiales que contemplaron sus
particulares necesidades. Por ejemplo: mujer, infancia y adolescencia, adultos mayores o personas
discapacitadas.
En suma, en el entendido de que todos los ciudadanos, más allá de su condición socioeconómica,
de género, de edad o étnica, deben tener igualdad de oportunidades, que les permitan una vida
plena a través del ejercicio de sus derechos, la política implementada vinculada a la salud ha sido
coherente con los diagnósticos iniciales. Evaluar la pertinencia de las acciones concretas y las
herramientas utilizadas, así como su efectividad en todos los aspectos, resulta vital para concluir
sobre el impacto del conjunto.
El primero de los objetivos de la reforma de sistema de salud fue mejorar el acceso y la calidad de
la atención a la salud.
En gran medida, aunque no únicamente, lograrlo depende del fortalecimiento del primer nivel de
atención (PNA). Gran parte de esta estrategia de fortalecimiento del PNA se basó en lograr la
complementación asistencial —público-privado, privado-privado y público-público— y en la
aplicación efectiva de la atención primaria en salud (APS).
79
capacidad de pago. Con la reforma se aumentó la población amparada en un seguro formal de
salud (cobertura sanitaria formal).
80
público, de la seguridad social y privado.
Previsión social:
5. Componente cuasi-formal: personal administrativo, de maestranza,
hotelería, mantenimiento y vigilancia, dentro de las instituciones de salud.
a. Saberes en salud: incluye el mismo saber de la población
en gral, un saber fraccionado, que implica frecuente/ condiciones de
ignorancia semántica, por lo q se usa terminología técnica cuyo
significado se desconoce.
b. Referentes válidos en salud: todas las personas a quienes
los miembros legos de la población le solicitan la información de quienes
la reciben sin pedirla.
c. Formaciones y capacitación de efectores: son agentes de
salud que deberían recibir capacitación integral q deberían aumentar
sus condiciones de generadores de actor de salud. Esto lo marca
como falencia, como lo que debería estar.
d. Estructura psico-socio-culturales.
6. Componente intersubjetivo sectorial: red de interacciones que se
da entre el componente formal y cuasi-formal. Dentro de SOS. Sus
subcomponentes son de los contenidos de las estructuras socio-psico-culturales
y de las reacciones afectivo- emocionales que generan en los componentes que
en ella se integran
Sistema Popular de Salud
El resultado esperado de esta reforma es que todas las personas que residan
en el país accedan a la misma calidad de atención cualquiera sea el prestador y en
todos los niveles, sin duplicación de servicios y sin las enormes erogaciones que
serían necesarias para poner en pie a los subsectores público y privado, hoy en
situación muy diferente en cuanto a recursos, aprovechando la capacidad instalada de
ambos y potenciando sus fortalezas.
También simplificar la compleja red conformada por las diversas fuentes de
financiamiento que coexisten actualmente y detrás de las cuales se esconden graves
problemas de inequidad, así como reducir el peso relativo del pago directo,
inabordable para sectores de escasos recursos económicos. Como autoridad rectora,
el Ministerio de Salud Pública asegurará que el Sistema Nacional Integrado de Salud
se rija por las políticas, directivas estratégicas, normas y programas nacionales y
ejercerá el contralor general del sistema en estrecha relación con la Junta Nacional de
Salud que la presente Ley crea. También llevará el registro y será responsable de la
habilitación y acreditación de prestadores. Otro pilar de la reforma es el control social
de la gestión de los servicios, con participación activa, informada y organizada de
usuarios y trabajadores.
83
Salud, Cobertura de atención médica, Usuarios del Sistema Nacional Integral de
Salud, Financiamiento de dicho sistema y Disposiciones transitorias.-fragmentos de los
artículos- La política de medicamentos tiene por objeto asegurar la accesibilidad,
calidad y racionalización del uso de este recurso terapéutico, abatiendo costos y
potenciando la producción nacional.- La Dirección de la Junta Nacional de Salud
estará a cargo de un Directorio integrado por 7 miembros; 4 de ellos serán designados
por el Poder Ejecutivo en la forma prevista por el artículo 187 de la Constitución de la
República: 2 a propuesta del Ministerio de Salud Pública, uno de los cuales lo
presidirá; 1 a propuesta del Ministerio de Economía y Finanzas y otro a propuesta del
Banco de Previsión Social. Los restantes miembros, que representarán a los
prestadores de servicios de salud que integren el Sistema Nacional Integrado de
Salud, a sus trabajadores y a sus usuarios, a razón de uno por cada sector, serán
elegidos por el procedimiento que asegure una selección democrática, según lo
determine la reglamentación.
Módulo 8
Borgia (2005).
84
señala que “por razones de seguridad nacional no es conveniente la desclasificación” de
la información solicitada en poder de Inteligencia de esa cartera. Respecto a los
ascensos de militares acusados de haber violado los derechos humanos durante la
dictadura, SERPAJ reafirma que se deben dejar sin efecto. Asimismo se pronuncia sobre
los informes de las Fuerzas Armadas respecto del destino de los detenidos
desaparecidos y los resultados de las investigaciones ordenadas por el Poder Ejecutivo.
Derechos humanos en el Uruguay. Informe 2005 presenta un completo relevamiento
sobre la situación de las personas privadas de libertad; denuncia la sistemática violación
de sus derechos y analiza la nueva ley de humanización del sistema carcelario.
En tal sentido, se torna imprescindible contar con una institucionalidad más fuerte en la
materia. Es indispensable velar por la calidad del empleo, lo que obligadamente incluye
aumentar el poder de compra de los salarios, especialmente los más sumergidos, de
donde se deduce la importancia de generar políticas salariales redistributivas. No cabe
duda que este año se han logrado avances en materia de políticas de regulación: el
incremento del salario mínimo nacional, la convocatoria a los consejos de salario, la
discusión sobre un proyecto de fueros sindicales, y la regulación de algunos aspectos de
las relaciones laborales, van en esa línea. Seguridad Social: La constante y en los
últimos años aguda precarización del mercado de trabajo pone en tela de juicio el actual
diseño de los programas de seguridad social, porque deja fuera del sistema a una
proporción importante de las familias uruguayas. La cobertura del seguro de desempleo
nunca sobrepasa el 30% de los desocupados. Por otra parte, mas del 50% de la
Población Económicamente Activa se encontraba sin cobertura de la seguridad social en
el año 2004 Salud: La propuesta de fondo del gobierno en materia de Salud refiere a la
creación progresiva de un Sistema Nacional Integrado de Salud y de un Seguro Nacional
de Salud. Esta propuesta representa un notorio avance hacia la equidad en salud en el
país.
De los múltiples cuellos de botella a resolver en este proceso, el más importante es que
no se “renuncie a la transformación” ante las múltiples resistencias que existen e irán
aumentando en la medida que se concreten los cambios anunciados. Situación de los
niños, niñas y adolescentes: Como resultado de la situación social observada en los
últimos años el número de niños y adolescentes pobres en el país casi se ha duplicado.
En el año 1999 se estimaban unos 210 mil niños y adolescentes pobres,
incrementándose para el año 2004 hasta los 380 mil. Los niños y adolescentes que viven
85
en hogares que no logran cubrir sus necesidades básicas alimenticias (indigencia) han
pasado de 24 mi en el año 2000 a 60 mil en el 2004.
Agua: Aún luego de aprobada una reforma constitucional que consagró las gestión
pública, participativa y sustentable del agua, y la consideración de su acceso como un
derecho humano fundamental, el Poder Ejecutivo habilitó la permanencia de las
empresas multinacionales de agua, privatizadoras de los servicios en Maldonado. En
Pinar Norte, en Canelones, la gestión privada del servicio de agua y saneamiento ha
derivado en una emergencia sanitaria; finalmente, la participación pública y la
introducción de mecanismos que permitan una gestión sustentable del agua son
cuestiones aún pendientes de instrumentación, cuando ha pasado mas de un año de la
aprobación de la reforma constitucional. Plantas de celulosa: Desde la perspectiva de
derechos no es posible establecer a priori una respuesta acerca de si es o no
conveniente la instalación de las plantas. No obstante, si surge que el Estado tiene
obligaciones que debe asumir y que eventualmente podrían concluir en la prohibición de
la instalación de las plantas o en su autorización bajo determinada condiciones.
86
consagrado por primera vez en la Constitución de la OMS (1946) y refirmado en la
histórica Declaración de Alma-Ata de 1978 y en la Declaración Mundial de la Salud
adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud en 1998.
Desde el 2005, nos encontramos ante un gobierno que reconoce a la salud como
derecho y como bien público. Éste es un cambio cualitativo sustantivo, el Estado ya no
intenta escudarse en el artículo 44 de la Constitución de la República, que coloca a la
salud como un deber y no como un derecho de las personas, lo reduce a la dimensión
individual en el marco de una concepción asistencialista ante la presencia de la
enfermedad, y limita la responsabilidad del Estado a la asistencia a los indigentes. En el
documento de “respaldo de los grandes lineamientos programáticos para el gobierno del
Frente Amplio (2005-2010)” se establece a texto expreso: Como entendemos que la
salud es un derecho humano fundamental, proponemos la reforma del Artículo 44 de la
Constitución que debe establecer que el Estado tiene el deber y la responsabilidad de
asistir la salud de todos los habitantes del país.
El sistema de salud está compuesto por un conjunto de instituciones con
orígenes, estructura y objetivos distintos, que han promovido y establecido un sistema
complejo, fragmentado, segmentado, in equitativo y descoordinado. Desde el punto de
vista de la modalidad de atención sanitaria, ésta se caracteriza por ser médico céntrica,
asistencialista, biologicista, esporádica, episódica, que considera al hombre por órganos
y sistemas sin un enfoque holístico y de promoción de salud.
Se diseña el Presupuesto del Ministerio, con énfasis en la construcción del
Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) y del Seguro Nacional de Salud (SNS), el
aumento de los salarios más sumergidos, el fortalecimiento del 1° Nivel de Atención, la
reconstrucción de la carrera funcional, la reestructura del sistema de remuneraciones, y
la descentralización de ASSE. La ley en su artículo 264 anticipa las características
principales que tendrá en SNIS, ampliadas con una ley específica a fines de 2007, estás
son: implementar un SNIS con el objetivo de establecer la atención integral de todos los
habitantes residentes en el país, garantizando su cobertura equitativa y universal.
De acuerdo con la ley, el SNIS se regirá por los principios de: la promoción de la
salud con énfasis en los factores determinantes del entorno y los estilos de vida de la
población; la intersectorialidad de las políticas de salud respecto del conjunto de las
políticas encaminadas a mejorar la calidad de vida de la población; la cobertura
universal, la accesibilidad y la sustentabilidad de los servicios de salud; la equidad,
continuidad y oportunidad de las prestaciones; la orientación preventiva, integral y de
contenido humanista; la calidad integral de la atención que, de acuerdo a normas
técnicas y protocolos de actuación, respete los principios de la bioética y los derechos
humanos de los usuarios; el respeto al derecho de los usuarios a la decisión informada
sobre su situación de salud; la elección informada de prestadores de servicios de salud
por parte de los usuarios; la participación social de trabajadores y usuarios; la solidaridad
en el financiamiento general; la eficacia y eficiencia en términos económicos y sociales;
la sustentabilidad en la asignación de recursos para la atención integral de la salud.
La ley establece que el SNIS tiene los siguientes objetivos: alcanzar el más alto
nivel posible de salud de la población mediante el desarrollo integrado de actividades
dirigidas a las personas y al medio ambiente que promuevan hábitos saludables de vida,
y la participación en todas aquéllas que contribuyan al mejoramiento de la calidad de
vida de la población; implementar un modelo de atención integral basado en una
estrategia sanitaria común, políticas de salud articuladas, programas integrales y
acciones de promoción, protección, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno,
recuperación y rehabilitación de la salud de sus usuarios, incluyendo los cuidados
paliativos; impulsar la descentralización de la ejecución en el marco de la centralización
87
normativa, promoviendo la coordinación entre dependencias nacionales y
departamentales; organizar la prestación de los servicios según niveles de complejidad
definidos y áreas territoriales; lograr el aprovechamiento racional de los recursos
humanos, materiales, financieros y de la capacidad sanitaria instalada y a instalarse;
promover el desarrollo profesional continuo de los recursos humanos para la salud, el
trabajo en equipos interdisciplinarios y la investigación científica; fomentar la
participación activa de trabajadores y usuarios; establecer un financiamiento equitativo
para la atención integral de la salud. El SNIS ha de ser un organismo público
descentralizado, en la órbita del MSP, dirigido por una Junta Nacional de Salud. El
conjunto de los efectores de salud públicos y privados sin fines de lucro dependerán de
la Junta Nacional de Salud en la definición de las políticas nacionales, de las normativas
y planes de salud y en la contratación de sus prestaciones, y su financiación dependerá
del Seguro Nacional. La reforma en curso se ubica entonces en el centro de las
transformaciones sociales, económicas y políticas, pero también ético-morales y de
justicia social. Una propuesta de cambio de fondo, que implica tres cambios
complementarios y progresivos: cambio de modelo de atención, cambio de modelo de
gestión y cambio de modelo de financiamiento .
El cambio de modelo de gestión, se evidencia en la ya referida instalación del
Consejo Consultivo y sus subgrupos de trabajo; en el apoyo a la conformación de
organizaciones de usuarios de servicios de salud y de las oficinas de atención al usuario,
la descentralización de las acciones de la Dirección General de la Salud con la
conformación de 19 Direcciones Departamentales de Salud y la descentralización de la
gestión de ASSE mediante la creación de las Coordinaciones Departamentales
respectivas; descentralización que se vio acompañada de la priorización del trabajo con
abordaje territorial, definiendo regiones, zonas y áreas de salud; priorización del
fortalecimiento de los equipos de salud en el Primer Nivel de Atención; mejora de la
gestión y atención con recursos propios, coordinación interinstitucional a nivel público y
coordinación y complementación público-privado cuando correspondiere; avance en la
democratización y transparencia del ingreso a los cargos vacantes, mediante llamados a
concurso público, etc. El cambio de modelo de atención, se expresa en el reconocimiento
de la salud como un derecho humano fundamental, en su interdependencia con los
determinantes sociales y ambientales de la salud, y en el desarrollo de políticas que
anteponen la prevención y promoción de la salud a la respuesta a la demanda asistencial
espontánea. Estos cambios requirieron de la redefinición y/o formulación de programas
prioritarios nacionales de salud, los que adquieren valor de norma sanitaria y deben ser
desarrollados por todos los prestadores integrales incorporados al SNIS.
88
De Lellis, Saforcada, Mozobancyk- CAPITULO 6- CONSTRUCCIÓNDE
CIUDADANÍAY SALUD: LAS RACIONALIDADES CONCURRENTES AL TRABAJAR
PARA Y CON LASCOMUNIDADES
89
En función de estos subsistemas y sistemas, por participar directamente en
estos contextos o por las influencias que de ellos reciben a través de los integrantes
de sus entonos sociales, los seres humanos se socializan instituyendo lo ciudadano y
la ciudadanía misma, lo que, a su vez, determinará significativamente la calidad y la
riqueza humanas de las dinámicas formales (sistemas de servicios de salud, sistemas
de servicios educacionales, sistemas judiciales y legislativos, sistemas de servicios
culturales) e informales de la sociedad y sus procesos de retroalimentación, creación
de capital social y desarrollo humano integral. no solo lo que ocurre dentro de una
nación va a determinar el desarrollo o la destrucción de ciudadanía, sino también lo
que acaece entre las naciones. la ciudadanía de mercado está lejos de una
ciudadanía integral.
Haciendo una apretada síntesis de estos dos objetivos, se puede decir que los
cambios planteados implican respetar lo público en todos sus componentes,
dimensiones y finalidades. Veamos estas cuestiones de manera pormenorizada:
90
participar comunitariamente, no individualmente o corporativamente, y actuar para el
bien común.
91
ciudadanía integral y lo que se alcance en el mejoramiento de las condiciones de
salud de las comunidades y en su bienestar será significativamente menor que lo
humanamente posible.
92
Los usuarios tienen una representación de los servicios vinculada con el acceso y
la disponibilidad, es decir, que ellos valoran el servicio en cuanto saben que pueden
ingresar al mismo y obtener -a través de diferentes mecanismos- la consulta necesaria.
Por otra parte, los usuarios no perciben a la Psicología como una disciplina
que pueda contribuir a mejorar su estado de salud, ya que relacionan la
enfermedad con el cuerpo, con lo biológico.
La información se constituye en uno de los pilares fundamentales para la
planificación, en especial, en la planificación en Salud; al decir de Saforcada y Alvarez
(2006) “todas las acciones a realizar deben estar explicadas en un sistema de
información abierto a todos los miembros de la comunidad y del equipo técnico
profesional”.
Los sistemas de información tienen un rol estratégico en la gestión de los
servicios de salud en la medida que aportan elementos y conocimientos para la
comprensión de los procesos que resultan de las intervenciones continuas en la
población. Ocupan un lugar relevante en la accesibilidad a los servicios, en la medida en
que el conocimiento de los recursos con los que se cuenta permite una mejor utilización
de estos y una toma de decisión consciente con relación a la salud de cada uno en su
cotidianeidad. Esto contribuye al ejercicio de asumirse como sujeto de derecho con un
rol activo en la defensa de lo que le corresponde.
En la organización sanitaria de nuestro país, en la que existe una fuerte
incidencia del Modelo Médico Hegemónico, podríamos plantear que el término
atención psicológica es extrapolado de la medicina.
Podemos plantear que atención psicológica es la atención brindada por un
psicólogo en el marco del Sistema de Atención a la Salud. Generalmente este servicio
tiene que ver con lo que podemos denominar consulta psicológica, psicodiagnóstico,
intervenciones breves.
El SNIS se propone “universalizar el acceso a la salud, dar justicia en el mismo,
equidad en el gasto y financiamiento de esta, calidad asistencial y devolver la
sustentabilidad del sistema.
La reforma se basa en un cambio de modelo en tres lineamientos básicos:
modelo de atención, modelo de gestión y modelo de financiamiento.
Dicha propuesta plantea “garantizar el acceso” y no la accesibilidad a los
servicios de salud. Por tanto, acceder a los servicios de salud no garantiza la resolución
de los problemas de salud de la población.
La accesibilidad implica un dominio más amplio y complejo en el que intervienen
las representaciones que los usuarios tienen de los servicios y la manera en que estos
los pueden ayudar, así como las representaciones que los propios servicios poseen de
los usuarios, basadas en un modelo de atención determinado. En este vínculo se ponen
en juego los derechos de los usuarios y la concepción de salud que éstos tienen.
El usuario del sistema de salud como sujeto de derecho es una temática de reciente
aparición, en la cual los aportes de la psicología son de gran importancia para lograr
cambios en el modelo de atención a la salud. El derecho a la salud es un
93
derecho humano fundamental y como tal está consagrado en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y en nuestra Constitución en el artículo 44 se la consagra
de la siguiente manera: El Estado brindara atención en salud solo a los indigentes o
carentes de recursos suficientes. A su vez en la Ley del Sistema Nacional Integrado de
Salud se establece que la salud es un “Derecho Humano fundamental por cuyo
efectivo ejercicio el Estado debe responsabilizarse, creando condiciones para que toda
la población residente en el país, tenga acceso a servicios integrales de salud”. Se
introduce así un cambio sustancial en la forma de concebir el derecho a la salud en la
legislación nacional, siendo el Estado responsable de la salud de toda la población y
no solo de los indigentes.
El objetivo de asegurar el acceso a servicios integrales de salud está orientado por
los principios de equidad, continuidad, oportunidad, calidad según normas,
interdisciplinariedad y trabajo en equipo, centralización normativa y descentralización
en la ejecución, eficiencia social y económica, atención humanitaria, gestión
democrática, participación social y Derecho del Usuario a la decisión informada
sobre su situación. Asimismo se plantea que los usuarios tendrán el derecho y el
deber de participar en los órganos de control social, a saber: Junta Nacional de Salud,
Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y Comisión de Usuarios.
LOS USUARIOS TIENEN PARTICIPACIÓN DIRECTA:
Toda persona tiene derecho a acceder a una atención integral que comprenda todas
aquellas acciones destinadas a la promoción, protección, recuperación, rehabilitación
de la salud y cuidados paliativos, de acuerdo a las definiciones que establezca el MSP
_ Todo paciente tiene derecho a una atención en salud de calidad.
_ Todo paciente tiene el derecho a acceder a medicamentos de calidad, autorizados
por el MSP
_ Todo paciente tiene el derecho a contar con toda la información sobre los
procedimientos de atención médica que recibirá. Y a que los mismos sean acordados
con él. _ El paciente tiene Derecho a negarse a recibir atención médica,
_ Toda persona tiene derecho a la elección del sistema asistencial.
_ Todo paciente tiene el derecho a recibir un trato respetuoso y digno.
_ El paciente tiene derecho a revisar su historia clínica y obtener copia de la misma
a sus expensas, y en caso de indigencia le será proporcionada al paciente en forma
gratuita.
_ Si una persona cambia de institución o de sistema de cobertura asistencial, la
nueva institución deberá recabar la
historia clínica completa de origen del usuario. Y como deberes destacamos:
_ Toda persona tiene el deber de cuidar de su salud, así como de asistirse en caso de
enfermedad.
_ El paciente tiene la obligación de suministrar al equipo de salud actuante
información cierta, precisa y completa de su proceso de enfermedad, así como de
los hábitos de vida adoptados.
_ establecidos por el equipo de salud.
En el momento en que “uso” un servicio de salud me transformo en “paciente”,
de lo contrario para la ley soy “persona”. Asimismo, la gran mayoría de los derechos
existen en función de la “enfermedad” y no de la salud y se relaciona principalmente
con la atención médica. Para la democratización de la salud es necesario que desde
el sistema de salud se conciba al usuario como sujeto de derecho.
En tal sentido Borgia plantea las siguientes limitaciones del actual proceso de
reforma:
_ no hay un abordaje integral del derecho a la salud confundiéndose muchas
veces los “derechos del usuario” con el “derecho a la salud”. En realidad el primero es
94
una visión reducida del segundo.
_ no se ha definido dentro del MSP ni en las demás instituciones
responsabilidades claras en cuanto al diseño de una política de derechos humanos.
Es decir, competencias y obligaciones de las diferentes áreas, ni indicadores para un
sistema de monitoreo del cumplimiento de la obligación del Estado en materia de
derecho a la salud. las convocatorias a la participación no han incluido de manera
relevante a las organizaciones de Derechos Humanos salvo en aquellos ámbitos de la
política sanitaria en que ya había un espacio ganado no hay una política ni una clara
definición en lo que se entiende por accesibilidad confundiéndola con el acceso.
De hecho la Ley tiene por objetivo asegurar el acceso universal a los servicios
de salud de todos los residentes en el país. De esta forma se desconoce el verdadero
alcance de la accesibilidad, no abordándola en el real impacto que la misma tiene en
el proceso de solicitar atención en un servicio de salud. Se desconocen las
dimensiones de la accesibilidad y la incidencia que las mismas tienen en el momento
que un usuario solicita atención en un servicio de salud, como ser los componentes
psicológicos, culturales, organizacionales. Se destacan solo las dimensiones
económicas y legales.
Stolkiner define la Accesibilidad como el vínculo que se construye entre los
usuarios y los servicios. Este vínculo surge de una combinatoria entre las “condiciones
y discursos de los servicios y las condiciones y representaciones de los sujetos y se
manifiesta en la modalidad particular que adquiere la utilización de los servicios”.
En este sentido la accesibilidad es un indicador de cumplimiento de derechos y es
básicamente un indicador para la evaluación de las reformas del sistema de salud. La
accesibilidad posee diversas dimensiones, a saber:
1. Geográfica que refiere a la distribución y localización de los servicios en una
zona con una población asignada. Dicha dimensión pone de manifiesto el componente
territorial.
2. Económica o financiera la cual posee dos niveles; uno se relaciona con la
capacidad adquisitiva de la población para ser frente a los gastos de los servicios
sanitarios (medicamentos, aranceles, cuota mutual, transporte, etc.) y el otro, con la
inversión del Sistema Sanitario (sub- sector público y privado) lo que implica la
existencia de un cierto subsidio en los gastos en salud para los usuarios.
3. Organizacional o burocrática se trata de la organización interna de los
servicios para brindar la atención a la población, tales como turnos, horarios,
recorridos, lista de espera, disponibilidad de recursos, difusión de información, etc.
4. Cultural o simbólica implica el universo simbólico de los sujetos (creencias,
saberes, hábitos, prácticas, actitudes, etc.). “Posibilidad de uso de un servicio de
salud, derivada por actitudes originadas en construcciones simbólicas particulares de
los sujetos, sería la que podría propiciar o impedir el encuentro entre los servicios y la
población potencialmente usuaria”, la accesibilidad poseería una dimensión subjetiva
que sería necesario indagar, es decir, se pondrían en juego vivencias, saberes
construidos, sentires, percepciones, etc. en la posibilidad y el modo que construyen los
sujetos para acceder a los servicios de Salud.
Entendiendo que la subjetividad se construye a lo largo de la vida de los
sujetos y que la misma es producto de experiencias vinculares de la infancia, de la
historia, de los mecanismos de poder que se ejercen en cada sociedad, de la clase de
pertenencia, de etnias, de modos de disciplinamientos, etc. O sea, se encuentra
multideterminada por el contexto histórico y la propia historia del individuo”
5. Legal se vincula con las disposiciones jurídicas y políticas del Estado en
materia de salud. En nuestro país las mismas están amparadas en la Constitución
95
Nacional, la Ley Orgánica de Salud Pública la Ley del Sistema Nacional Integrado de
Salud (SNIS), la Ley de Creación del FONASA, Descentralización de ASSE y la Ley de
Derechos y Obligaciones de Pacientes y Usuarios de los Servicios de Salud.
La accesibilidad y la participación son componentes esenciales del sistema de
salud y son indicadores del reconocimiento y respeto de los derechos del usuario en la
relación que este establece con el servicio de salud. Ambos conceptos “refieren a la
posibilidad de apropiación del sistema y sus servicios por parte del usuario, un usuario
que deja de ser el “pasivo que padece” para asumirse como sujeto activo que ejerce
derechos: enuncia, propone, cuestiona y aporta.
Se introduce así una nueva dimensión de la calidad de la atención que
trasciende la capacidad técnica instalada y la dinámica interna del sistema para
incorporar el vínculo con la población ya no objeto de intervención sino sujeto de
relación”. En este proceso es fundamental no solo que los usuarios se conciban como
sujetos con derechos, sino que también los profesionales y administrativos del sistema
de salud lo conciban como tal y respeten a los mismos.
Módulo 9
96
MÉDICO PSICOLÓGICA La entrevista El instrumento básico de la Psicología Médica, a
nivel de la interconsulta, es la entrevista clínica que involucra al paciente, a la familia y
al equipo tratante. La entrevista en Psicología Médica está fuertemente condicionada
por el contexto médico en el que se realiza no sólo en los aspectos formales -el lugar y
la forma en la que se lleva a cabo el encuentro-, sino más aún en cuanto a su objeto
epistemológico, es decir, aquello que de el paciente y su entorno resulta relevante para
la praxis. Básicamente en un corte transversal interesa evaluar el impacto que la
enfermedad produce en la persona que la padece y en su entorno, tanto en un plano
real como en el imaginario. En la práctica, se hace una valoración de los síntomas
psicológicos, de las fantasías movilizadas a partir del cuerpo enfermo, de los conflictos
actuales y actualizados a partir de la situación, de los mecanismos de defensa y
estrategias de afrontamiento a las que recurre el yo.
Para Lijtenstein, el lugar del psicólogo médico es siempre excéntrico puesto que
el drama se debate entre el paciente, el médico y la enfermedad y el objeto es para
nosotros las líneas de relación o los vínculos entre estos tres polos.
97
El diagnóstico en Psicología Médica es, en primera instancia, situacional. La en-
3 trevista, en cuanto instrumento de investigación clínica, tiene como finalidad obtener
la mayor cantidad de datos de las áreas biológica, psicológica, social y asistencial que
luego serán integrados de manera de alcanzar una comprensión lo más global posible
de la situación. Al decir que el diagnóstico en primera instancia es situacional se trata
de enfatizar la situación como "problema", es decir como crisis, como aspectos que
serían objeto de intervenciones terapéuticas. Por lo mismo, queda relegado a un
segundo plano el diagnóstico nosográfico psiquiátrico, ya sea porque la situación
puede no incluir un diagnóstico psiquiátrico clasificable dentro de los ejes I y II de los
DSM o porque, aún existiendo un diagnóstico psiquiátrico éste no constituye el
problema principal objeto de atención clínica. En una primera instancia más
importante que este diagnóstico nosológico, es para nosotros obtener una
comprensión de los dinamismos puestos en juego en la situación. Desde el punto de
vista operativo, se utiliza un modelo multiaxial que consta de 4 ejes: biomédico,
psicológico, sociofamiliar y asistencial. En el eje biomédico se incluyen todos los
problemas biológicos dentro de los que adquieren gran relevancia.
98
humana; la posibilidad de prolongar la vida aun a costa de un mayor sufrimiento, la
invención de técnicas invasivas y tratamiento generadores de un gran impacto sobre la
persona tales como el CTI, la hemodiálisis, etc.
99
indicadores: la desorganización mental como factor de riesgo. La no mentalización deja
a las pulsiones sin traducción a nivelpsíquico.
100
problemas psicosociales que son de competencia del médico general y de los criterios
de derivación cuando corresponda. En el nivel de conocimientos se jerarquizan los
problemas de mayor prevalencia, gravedad y modificabilidad. No se pretende brindarle
al estudiante y al médico conocimiento psicológico teórico que pueda sentir como
ajeno a su práctica y formación. Por el contrario, se busca abrir al médico hacia la
interdisciplina de manera que esta apertura a nuevos conocimientos provenientes de
área psicológica lo prepare para una mejor detección de problemas. Abrir al
conocimiento de este campo no implica que el estudiante de Medicina se convierta en
un psicólogo, no se trata de sustituir al otro en el ejercicio sino mejorar las acciones
conjuntas en la interdisciplina.
Altamirano
101
enfermo, dice Lévi-Strauss, “debe creer en esa realidad, y ser miembro de una sociedad
que también crea en ella”. Es discutible que se trate de la “creencia”: más bien concierne
a una constitución del sentido del mundo a partir de un mismo sistema estructurado de
categorías y procesos simbólicos, y pertenecer a una sociedad que también participa de
ese mismo universo simbólico
102
Hipócrates propuso que la pérdida de la salud se debía a una violación de las leyes
naturales, y que el cuerpo enfermo era capaz de poner en juego fuerzas que tendían a
restaurar el equilibrio. Si bien en la medicina antigua nunca se logró el entendimiento de
las alteraciones del medio interno, los escritos hipocráticos hicieron énfasis en la
influencia que el medio externo ejerce sobre el organismo.
103
Ante la insuficiencia del modelo unicausal para dar explicación a los grandes problemas
modernos de salud (cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares o mentales, etc.), en
los cuales resulta estéril seguir buscando “la causa”, aparecen otros modelos que intentan
rescatar todos los factores posibles que intervienen en su presentación. La enfermedad se
concibe entonces como producto de la influencia de las interacciones entre el agente, el
hospedero y el ambiente, en un contexto tridimensional que incluye la relación de los
factores entre sí, e incorpora el modelo multicausal que busca identificar los factores de
riesgo o determinantes de la enfermedad. La investigación reduccionista es superada por
la perspectiva multicausal; el concepto de “complejo causal” sustituye al de “agente
etiológico específico” en la génesis de las enfermedades.
En la Europa de la modernidad incipiente del siglo XIX, médicos como Johann Peter Frank
y Rudolph Virchow centraron su atención en la situación sociopolítica y en las condiciones
de trabajo y de vida como factores etiológicos de la enfermedad. Privilegiaban lo social
como el factor más importante, dado que éste explica a su vez la aparición de otros
agentes participantes como desnutrición, insalubridad y contaminación, entre otros.
A mediados del siglo XX, tuvo auge el enfoque histórico social, según el cual, la génesis de
los perfiles diferenciales de la salud y la enfermedad se explica de acuerdo con el contexto
histórico, el modo de producción y las clases sociales.12 Indiscutiblemente, en casi todos
esos conceptos se ha reconocido que la enfermedad es un fenómeno complejo que va
más allá de su dimensión biológica; es decir, que deriva de un conjunto articulado de
procesos culturales y políticos, cuyo sentido conlleva una carga de connotaciones sociales.
Sigerist mencionó que la medicina está estrechamente vinculada a la cultura, ya que toda
transformación en las concepciones médicas está condicionada por las ideas de la época.
104
La salud y la enfermedad no sólo son condiciones o estados del individuo humano
considerados de acuerdo con los niveles orgánicos y de la personalidad, sino que también
suponen situaciones institucionalmente reconocidas en la cultura y en la estructura de las
sociedades. Esta tercera concepción propone la comprensión de la enfermedad por medio
de la teoría funcionalista de la acción social, al considerar la enfermedad un hecho social.
En este sentido, la concibe no sólo como un hecho fisiológico, sino dentro del sistema
social con un rol del enfermo definido, lo que da lugar al concepto de salud como
bienestar social, actualmente incorporado a la noción general de “calidad de vida”. A
pesar de que esta teoría señala la influencia de otros factores, como la clase social, el
origen étnico, el sexo, etc., en el comportamiento de los enfermos, no incorpora la
naturaleza de los procesos sociales.
105
participación de varias disciplinas: etnografía, clínica, epidemiología, historia, sociología,
psicología, política y economía, entre otras.
En la actualidad, se reconoce, sin lugar a dudas, que las ciencias de la salud cubren un
amplio espacio: desde acontecimientos de dimensiones moleculares hasta el
conglomerado social. Se hace evidente cada vez más el origen de las enfermedades y se
conoce con mayor profundidad el funcionamiento del ser humano mediante el estudio de
las bases celulares y moleculares. También es cierto que la salud y la enfermedad están
condicionadas por influencias sociales, y que la comprensión cabal del ser humano
requiere de la integración de conocimientos de muy distintos orígenes. La intención de
este artículo no es sellar con un concepto concluido sobre el trayecto salud-
enfermedadatención, ya que eso implicaría llevar a cabo un estudio descomunal a partir
de la combinación integral de un análisis teórico riguroso de las circunstancias y el tiempo
histórico de cada sociedad. Considerar que la salud es un privilegiado punto de encuentro
dentro de un sistema de signos, significados y prácticas de salud, entre el individuo, el
ambiente y la organización social, y entre lo público, lo privado y la comunidad, es un reto
perentorio. De esta reflexión surge la necesidad de seguir construyendo sobre el trinomio
enfermedad-padecimiento-malestar como parte constitutiva del trayecto salud-
padecimiento-enfermedad-atención, es decir, sobre el proceso de enfermarse sin dejar de
lado su connotación social, las trayectorias individuales, los símbolos culturales, el
contexto macrosocial y la determinación histórica.
106
1. Saber ponerse en el lugar del otro.
De acuerdo con esta introducción se puede definir la relación médico- paciente (RMP)
como una relación interpersonal con connotaciones éticas, filosóficas y sociológicas de
tipo profesional que sirve de base a la gestión de salud. La RMP pueden ser clasificada
de diferentes formas pero la más utilizada por su sentido práctico es aquella que
establece tres formas distintas.
1. Relación activo-pasiva.
Otros aspectos a tener en cuenta en esta relación son los objetivos que persigue el
paciente, el estado afectivo de ambos y la posición de cada uno. El médico como
profesional por lo general es ubicado por el paciente en una posición de superioridad,
por lo que el médico debe con su actuación equilibrar esta situación. Otro aspecto
fundamental en la RMP lo constituye las vías de comunicación. Esta comunicación
puede ser: verbal por medio de la palabra, la extraverbal por medio de gestos,
expresiones faciales, el tacto, sobre todo al realizar el examen físico y por último el
instrumental utilizado como complemento.
Información final. El ultimo paso, que no por ser el último deja de ser
importante, lo constituye la información al final de la consulta en el
paciente ambulatorio y la reunión al alta en el caso del ingresado, donde
debe explicarse con detalle cual es el diagnóstico, tratamiento y el
seguimiento evolutivo.
111
omitiendo aspectos importantes.
2. Ser invasivo; “meterse allí donde no le llaman” incluso con las
exploraciones, los profesionales han de valorar hasta donde es necesario una
exploración u otra.
3. Ser poco útil: para muchos lo que se ve afectada es su autoestima, el
profesional tiene que tomarse su tiempo y poder manifestar sus dudas.
4. No comprender al paciente, ser poco tolerante: puede ser que se
expresen mal los pacientes, o que no nos guste como lo hagan; eso puede provocar
poca tolerancia. El profesional tiene que luchar por no caer en “querer quitarse de
encima al paciente” y facilitar la relación entre paciente-profesional.
5. Encontrar alguna cosa maligna o desagradable: si el temor es muy
grande puede ser que se vean disminuidas las capacidades de exploración o
comprensión.
112
pacientes en nuestra relación. Para ayudar a ver como percibe la realidad el paciente.
Freud y los psicoanalistas hablan de “fantasías inconscientes” las más profundas
e influyentes.
La fantasía inconsciente tiene unas características:
Universalidad (actúa siempre); origen infantil; su relación con los impulsos más
profundos; siempre nos influirán nuestras experiencias anteriores
Estos procesos fueron descubiertos y teorizados por primera vez por Melania
Klein, después Bion los completó.
La fantasía inconsciente: quitarnos aquello que encontramos indeseable en nosotros e
introducirlo en la otra persona.
Transferencia y contratransferencia:
Transferencia: (estudiada por Freud), todas las personas tienden a transferir en el
profesional, de forma inconsciente los sentimientos que antes le había unido o
separado emocionalmente con otras personas significativas para él. Lo hacemos
mediante nuestras representaciones mentales.
Contratransferencia: es que los profesionales también tienen vivencias,
sentimientos.. que no consiguen no transmitir a los pacientes, esto es traer a la relación
vivencias de tu pasado.
115
Prevención secundaria- se hace en los ambulatorios y/o centros de especialidades. Su
principal objetivo es acompañar el paciente ayudándole en el seguimiento de su tratamiento,
sea físico o psicológico, para prevenir el agravamiento de la dolencia. Cuando manejamos las
técnicas de prevención ante la exploración con RMN, estamos actuando con la prevención de
segundo o tercer nivel. Tiene en las asistencias especializadas la principal intervención. Asiste a
los usuarios derivados de la APS/UBS para brindarles los tratamientos más específicos, la
atención a los problemas de salud mental, tiene aquí su lugar apropiado.
Prevención de tercer nivel- esta relacionada con la asistencia a los problemas de alta
complejidad derivados de los otros niveles de atención ( 1 y 2) y con las investigaciones de
salud. En general se hace en los hospitales pero también pude hacerse en los centros de
especialidades. La prevención terciaria incluye el seguimiento de pacientes en tratamiento
clínico, quirúrgico, quimioterapéutico y radioterápico. El trabajo con las familias es esencial
sobre todo en los casos en los que las enfermedades no son conocidas por las familias,
considerando la importancia del papel de la familia en la recuperación de los enfermos, el
trabajo desarrollado junto a ella enmarca de forma positiva la condición general del paciente.
118
Se define el cumplimiento como el proceso a través del cual el paciente lleva a
cabo adecuadamente las indicaciones del terapeuta. Se considera que es la medida
donde la conducta de una persona, en término de toma de medicamentos, seguimiento
de dietas, o de realización de cambios de estilo de vida coincide con el consejo médico
o sanitario.
El término adherencia se entiende como una implicación activa y colaboración
voluntaria del paciente en un desarrollo de comportamiento aceptado de mutuo acuerdo,
con el fin de producir un resultado terapéutico deseado.
Este último hace énfasis en los componentes psicológicos, sobre todo volitivos
del paciente, que lo inducen a estructurar una conducta de cumplimiento, por lo que es
cada vez más frecuente su uso en campo de la investigación sobre el tema.
Se han señalado un conjunto de variables de naturaleza social,
psicológica, médica y gerencial, como factores
determinantes o influyentes en la conducta de cumplimiento de los regímenes
terapéuticos Se ha encontrado las enfermedades agudas con síntomas de
dolor o incomodidad producen
mayor tasa de cumplimiento, mientras que las enfermedades crónicas y las
asintomáticas presentan las menores y que la gravedad no incide en mayor o menor
cumplimiento, si no que depende de la percepción de gravedad que tenga el paciente.
En las características del régimen terapéutico es necesario distinguir, la
complejidad, la duración y el tipo de tratamiento, si es curativo, preventivo o
rehabilitador. La adherencia disminuye a medida que la terapia se alarga y que se
producen tasas más altas en las curativas y rehabilitadoras que en las preventivas.
Los regímenes terapéuticos que provocan efectos secundarios provocan
disminución de las tasas de adherencia, pues estos pueden llegar a ser más
perturbadores que los síntomas propios de la enfermedad.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta es la motivación del paciente por la
salud, las características de sus procesos cognitivos, especialmente la memoria y de las
redes de apoyo social con que cuenta para incrementar la ejecución de las
prescripciones.
El equipo de salud debe desarrollar actitudes caracterizadas por cierta
proximidad interpersonal, pero manteniendo un respetuoso distanciamiento, debe
centrarse en el enfermo y respetar la intimidad de este. Debe ayudarlo a reorientar su
marco existencial y enriquecerlo dentro de lo que sea posible
119
Se han descrito afrontamientos o estadios psicológicos por los que pasan los
enfermos antes de morir (negación, aislamiento, sentimientos de ira, hostilidad,
resentimiento, negociación, regateo, depresión y pena y, por último aceptación). Se debe
permitir la expresión de estos sentimientos y facilitarlos, darles información siempre que
la soliciten, dar apoyo afectivo, ayudar a pensar mejor sobre lo que les preocupa,
mostrar paciencia y comprensión
La Psicología de la Salud debe incluir la intervención psicológica en todos los
momentos de evolución de la enfermedad.
No es casual que los psicólogos se internen cada vez más en intervenciones
psicosociales que pretenden la sustitución de comportamientos de riesgo por conductas
de protección, en acciones dirigidas a mejorar el cumplimiento sistemático de las
prescripciones médicas, a la optimización del descanso y el manejo del estrés vital, al
incremento del apoyo social, familiar y comunitario, a la atención de la invalidez y en la
rehabilitación, en toda una serie de campos que tienen a la atención primaria y
hospitalaria como escenario. Se trabaja también, por elevar cada vez más la eficacia de
la intervención psicológica.
Dicho así, de manera general, podemos tener una apreciación de que atención primaria es un modo
de organizar la atención de la salud de las personas, que se hace lo más cerca posible de la gente, de
sus lugares de vida y trabajo, y que se lleva a cabo desde instituciones que no son de alta complejidad
estructural, pero que sí deben estar concebidas con un sentido de alta eficiencia. Los recursos que se
usen, y el equipamiento, en sentido general, deben ser los más adecuados posibles. Las acciones de
promoción de salud deben tener, por tanto, carácter multisectorial (no son exclusivas del sector salud)
y multidisciplinario (tampoco son exclusivas de la medicina), y deben implicar un importante
compromiso de las autoridades políticas.
120
De acuerdo a Beckett, Davies y Petrós-Barvasián (1986) se puede considerar como factor de riesgo
para el desarrollo de una enfermedad a "toda característica o circunstancia determinada de una
persona o grupo de personas que según los conocimientos que se posee asocia a los interesados a
un riesgo anormal de sufrir un proceso patológico o de verse afectados desfavorablemente por tal
proceso y que puede caracterizar a los individuos, la familia, el grupo, la comunidad o el medio
ambiente". "factor psicosocial de riesgo”.
Más que como un factor de riesgo específico, el concepto de "creencias de salud" se ha manejado de
manera general para describir como las creencias de un individuo y el modo en que se estructuran,
pueden orientar su comportamiento hacia un mayor o menor riesgo de enfermar. La salud
reproductiva es la base del inicio del ciclo vital. La "calidad del producto" En Cuba, una buena parte de
los centros de atención primaria (los policlínicos), tienen dos o tres psicólogos. Ellos tienen que realizar
muchas tareas; en el estado en que se encuentra el "Plan del Médico de la Familia" se requiere dedicar
una buena parte del tiempo a realizar actividades docentes para la formación en psicología, de acuerdo
al programa establecido, de los médicos residentes de Medicina General Integral. En la medida en que
estos vayan alcanzando su grado disminuirá la demanda de fondo de tiempo comprometido en la
docencia directa.
rehabilitación.
121
familiares, y por la adecuación de los ambientes hospitalarios a las necesidades de los
usuarios;
4) el surgimiento de los servicios de cuidados intensivos, los que han
incorporado a la dinámica de los hospitales nuevas formas de atención de los
enfermos graves y de relaciones y comunicación con los familiares, tecnología
sofisticada, y ritmos de trabajo muy peculiares para el personal de los mismos; 4) el
surgimiento de la transplantología, que obliga a una rigurosa preparación de los
pacientes para la recepción de nuevos órganos, incluida la preparación psicológica,
así como a un delicado trabajo de comunicación con los familiares de los donantes;
5) el aumento se ha mostrado un mayor interés por el trabajo en equipo; y por
parte de los profesionales de la salud (médicos y enfermeras sobre todo) por obtener
y aplicar conocimientos psicológicos.
No obstante, se ha señalado con anterioridad (Morales, 1995) que el proceso de
integración de los psicólogos a los hospitales está muy condicionado por las
características generales de la institución.
Por otra parte, una vez reconocido, la adopción de lo que los sociólogos han designado
"el rol de enfermo" está influida por procesos de carácter cultural que se dan en los
diferentes ambientes sociales y que resumen representaciones acerca del significado
de ese rol y de lo que es esperable que se haga o no se haga.
Los psicólogos, por supuesto, deben estar integrados al trabajo directo en los servicios
médicos de las diferentes especialidades del hospital, y dentro de esos equipos, sobre
la base de los objetivos definidos previamente por el servicio en cuestión y el de
psicología, realizar sus actividades, pero lo que no debe ocurrir es que los psicólogos
que trabajan en un hospital se mantengan aislados, respondiendo cada uno solamente
a los intereses particulares de la especialidad con la que se vinculan.
El psicólogo que desee colaborar eficientemente en un determinado servicio de
una especialidad médica, está obligado a conocer, de manera general, las
características de los problemas de salud que allí se atienden, de los procedimientos
diagnósticos y terapéuticos que se utilizan con más frecuencia, de los aspectos
epidemiológicos de las enfermedades en cuestión, los riesgos de todo tipo (y muy
especialmente los psicológicos y sociales) que se vinculan a su aparición, las creencias
populares acerca de las mismas, los modos en que se produce la atención
extrahospitalaria de esas condiciones de salud, entre otras muchas cosas.
Los objetivos de la psicología en los hospitales deben ser agrupados en cuatro
122
direcciones principales, en íntima vinculación: 1) la asistencia directa a los enfermos y
sus familiares; 2) la docencia, mediante la enseñanza regular de contenidos de
psicología a estudiantes de medicina y de enfermería, de profesiones de nivel medio de
la salud, de residentes de especialidades médicas y de alumnos de pregrado y postgrado
de psicología, de acuerdo a los programas establecidos, así como mediante la
participación en cursos y entrenamientos sobre problemas específicos (relaciones con
los pacientes, técnicas de comunicación de información, relajación, etc.)
3) la investigación, que debe estar orientada al esclarecimiento de aspectos
psicológicos tanto de los problemas de salud que se presentan con más frecuencia,
como de la atención de los mismos; 4) la acción institucional, que comprende los
problemas de la satisfacción de los usuarios con los servicios, el diseño del ambiente
hospitalario, la evaluación y mejoramiento de los sistemas de información, la adecuación
de reglamentos y rutinas, la optimización del funcionamiento de determinados servicios y
equipos de trabajo y otros muchos aspectos relacionados y que varían de institución a
institución hospitalaria
Las políticas en salud vigentes no implican necesariamente un viraje radical con respecto
a las anteriores en cuanto a sus postulados básicos (Comes Y., 2005), pero incluyen una
mayor direccionalidad del estado y el retorno del discurso de la Atención Primaria de la
Salud. En relación a la salud mental se remoza el propósito de buscar formas de
asistencia y promoción en comunidad, se vuelve sobre los postulados de la atención en
equipos. Sintetizando, hablar de interdisciplina significa situarse necesariamente en un
paradigma pos positivista. La interdisciplinareidad es un posicionamiento, no una teoría
unívoca.
123
configuración de equipos interdisciplinarios asistenciales. Esta yuxtaposición es
esperable dado que la diferencia es de énfasis en cuanto al producto. En el caso de la
investigación el énfasis es la producción de conocimientos. En el caso de los equipos
asistenciales el énfasis está en la acción.
Módulo 11
Baroni
En este 2016 se cumplen 30 años del primer movimiento social que impulsó, por primera vez en el
Uruguay, un Plan Nacional de Salud Mental (PNSM). Fruto del momento y del clima político que
se estaba viviendo ante la apertura democrática. Pero también de la indignación y sensibilización de
familiares, profesionales, trabajadores y autoridades ante la situación de encierro y abandono de las
personas que, por encontrarse en el entrecruce de la locura y la pobreza, tenían como destino el
Hospital Vilardebó, el Hospital Musto o las Colonias psiquiátricas (Ginés, 2005).
El PNSM se diseñó con la participación de diversos actores y organizaciones, quienes, tomando los
desarrollos a nivel internacional, propusieron impulsar una concepción de salud mental basada en lo
comunitario. Con estrategias de intervención que priorizaran el nivel de atención primaria en salud,
desarrollando la promoción de salud y la prevención de afecciones y padecimientos, para pensar, de
este modo, en términos de salud y ya no solamente de enfermedad.
En Notas para una genealogía del manicomio en Uruguay Cano (2011) propone pensar en “al
menos dos períodos históricos claramente distinguibles en cuanto al tratamiento que la sociedad
uruguaya ha dado a su locura y a sus locos durante el siglo XX”. A un primer período lo denominó
“de encierro del loco” el cual iría desde 1879 a 1959 y “estaría caracterizado por la construcción
de lugares alejados y con capacidad para albergar a una cantidad grande de gente al mismo tiempo
así como el desarrollo de la laborterapia”. Un segundo período nombrado como “de abandono del
loco”, que “se inicia a partir de la crisis del Estado de Bienestar y llega, a grandes rasgos, hasta la
actualidad”.
Propongo ubicar un tercer período, “de olvido del loco”, que iría de 1984 hasta la actualidad y
dentro del cual podemos vislumbrar tres etapas: de 1984 a 1996, 1997 a 2005 y de 2005 a 2015.
La primer etapa (1984 a 1996), está marcada por la apertura democrática y, en el campo de la salud
mental específicamente, por el anuncio de cierre del Hospital Vilardebó ante la apertura de un
124
nuevo hospital modelo: el Hospital Musto. Estos anuncios y la situación en general de las personas
que se encontraban internadas hizo que diversas organizaciones se movilizaran. Esto generó que el
Ministerio de Salud Pública (MSP) convocara a la creación de una Comisión (1) que discutiera y
diseñara los acuerdos y lineamientos necesarios para el PNSM, el cual fue presentado en setiembre
de 1986, logrando ponerse en marcha inmediatamente. Esto permitió realizar algunas
modificaciones tanto en concepciones en torno a la salud mental así como en el tipo de abordajes.
Modificaciones que se vieron plasmadas en la creación de una red de atención en policlínicas,
centros diurnos, casas asistidas, talleres protegidos, etc. En este marco es que van a surgir las
primeras asociaciones de familiares como el Grupo de La Esperanza (Asociación de familiares y
amigos de personas con trastornos mentales severos del tipo Esquizofrenia en Uruguay) o
propuestas de carácter integral en rehabilitación como las llevadas adelante, hasta la actualidad, por
el Centro Psicosocial Sur-Palermo o el Laboratorio Uruguayo de Rehabilitación: CIPRÉS. Esta
etapa además, va a estar signada por la pérdida del plebiscito contra la Ley de Caducidad y la
asunción de un presidente de corte claramente neoliberal, Luis Alberto Lacalle.
A su vez, se comienzan a visualizar algunos impactos del cierre del Hospital Musto, donde, entre
otras cosas, quedó claro que no pensar en políticas y procesos de desinstitucionalización de las
personas con padecimientos psíquicos con años de institucionalización, generó un proceso que Juan
Fernández y Nelson De León (1996) denominaron como “desmanicomialización forzada”. Con esto
pretendían aludir a que sin pensar e implementar medidas alternativas para culminar con el régimen
de asilo o encierro prolongado, se condena a las personas en dicha situación a quedar sin atención y
en muchos casos en situación de calle, quedando la persona, en tanto se la comienza a considerar un
“paciente social”, atrapado en una suerte de puerta giratoria entre la atención y la calle.
Es en esta etapa que se consolidan, por parte del MSP, las propuestas descentralizadas de Centros
Diurnos y Casas de medio camino, hay un rediseño del Hospital Vilardebó el cual pasa a ser
concebido como un Hospital de “agudos”. Esto comenzó a imprimirle otra dinámica al Hospital,
muestra de ello es el surgimiento del Programa Puertas Abiertas, en 1994, en donde a iniciativa de
un psicólogo se permite el ingreso de gente de afuera que quisiera ir al Vilardebó a “estar” y
“acompañar” a las personas internadas.
También, como parte de esos procesos de apertura, es que en 1997 surge el Proyecto
Comunicacional y Participativo Radio Vilardevoz, que persiste hasta el día de hoy como el primer
proyecto de salud mental autogestionado por personas con padecimiento de lo psiquiátrico,
psicólogos y estudiantes de psicología. Es además, el primer colectivo que utiliza, como parte del
proceso de habilitación, herramientas comunicacionales como forma de aportar a la transformación
del imaginario en torno a las personas con padecimientos psíquicos. Colectivo que tendrá mucha
influencia en impulsar la importancia de la participación de las personas con padecimiento psíquico
en el entendido que esta “constituye la dimensión política del proyecto. ya que en este pilar estamos
considerando todo lo concerniente a la producción de autonomía, la construcción de ciudadanía y
responsabilidad social, el desarrollo de la solidaridad y la capacidad de transformación del entorno
125
por parte de los participantes. Pero sobretodo, la propuesta del modelo democrático como forma de
organización de un proyecto de intervención social-comunitaria” (Vilardevoz, 2009).
Por su parte, y ante lo que el Dr. Ginés (1998) se apresuró a plantear como “el ocaso del asilo”, la
crisis económica del 2002 y la situación generada por el entrecruce locura y pobreza, varias
estructuras estatales, además del Ministerio de Salud Pública, como la Intendencia Municipal de
Montevideo, el Banco de Previsión Social, los comedores del Instituto Nacional de Alimentación,
etc., generaron respuestas para una realidad tan compleja como la que implicó los efectos de la
desinstitucionalización y el problema de la personas en situación de calle.
Del año 2005 en adelante, se identifica una tercera etapa signada por la asunción del primer
gobierno del Frente Amplio en Uruguay, la creación del Ministerio de Desarrollo Social (2005) y
del Instituto Nacional de Derechos Humanos (MEC, 2012) y la puesta en marcha del Sistema
Nacional Integrado de Salud (2006). El clima vuelve a cambiar, tornándose esperanzador, sobre
todo para los procesos participativos. Se visualiza en el surgimiento de numerosas propuestas
llevadas adelante por grupos o equipos de trabajo (muchos de ellos con apoyo de la Universidad de
la República, sobre todo en actividades de extensión), algunos con más permanencia que otros, que
comenzaron a organizarse para resistirse a las lógicas persistentes de abandono y olvido en unos
casos y en otros, para comenzar a dar respuesta a una de las necesidades más urgentes: la inserción
social y laboral de las personas con padecimiento psíquico. Es así que en esta etapa surgen
experiencias como las llevadas adelante por el Colectivo La Grieta, el Espacio Cultural
Bibliobarrio, la Cooperativa Riquísimo Artesanal, entre otros.
Todos estos procesos son parte de lo que Ariadna Islas y Ana Frega (2007) identificaron, en el
Uruguay de principios de siglo, como dentro del pasaje “del mito de la sociedad homogénea al
reconocimiento de la pluralidad”, donde la conformación de colectivos con reivindicaciones
específicas, así como la posibilidad de ir organizándose con otros, ha dado lugar, entre otras cosas, a
organizaciones que han generado reconocimiento así como un cambio de sensibilidad y respeto por
distintas singularidades y sus reinvindicaciones. Por lo que hemos visto, las organizaciones del
campo de la salud mental no han sido ajenas a esto.
Sin embargo, cuando pensamos en los logros obtenidos por varios colectivos nucleados en torno a
defender derechos de identidad, llama la atención que dentro del mismo período histórico no se
haya logrado aprobar una Ley de Salud Mental. Un ejemplo de ello es el trabajo del colectivo
LGBT que logró que en el 2013 fuese aprobada la “Ley 19.076 que reconoce el derecho de las
parejas del mismo sexo a contraer matrimonio en igualdad de condiciones que las parejas
heterosexuales” (MIDES, 2014:17). Uruguay fue el primer país de Latinoamérica en comenzar a
reconocer estos y otros derechos, lo que nos habla de cambios importantes a nivel social y cultural.
Seguramente revela, además, algunos intereses y tensiones en un campo complejo como el de la
Salud Mental que requiere revisar prácticas, abordajes, procesos y perfiles de formación para un
verdadero cambio de paradigma. Esto, sin lugar a dudas, nos hace vivir un Uruguay en permanente
tensión, donde algunos cambios son posibles y, a su vez, otros procesos de cambio se topan con
aspectos más molares, más “duros”, haciendo creer muchas veces que se lucha contra un gigante.
Aún así, este año, el movimiento social que se ha ido generando en torno al impulso de una Ley de
Salud Mental en perspectiva de Derechos Humanos, creó la Comisión Nacional por una Ley de
Salud Mental. La misma se define como “un espacio político no partidario conformado por diversas
y heterogéneas organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, instituciones universitarias y
personas que luchan por los derechos de las personas con padecimiento psíquico en nuestro país”
(comunicado, 2016). A su vez, es el resultado de continuidades y discontinuidades que a lo largo de
125
estos 30 años de democracia se han ido dando, y que desde 2005 han tomado un nuevo impulso, lo
que se ve reflejado en la cantidad de colectivos y experiencias que se han generado y sostenido en
todo este período. Un mojón importante en toda esta historia fue la creación, en el 2012, de la
Asamblea Instituyente por Salud Mental, Desmanicomialización y Vida Digna, como forma de
nuclear a varias organizaciones relacionadas con la temática.
Generar un movimiento, varios, todos los que sean posibles para que no se arrase con los derechos
de las personas que por su tipo de padecimiento están en situación de encierro prolongado, insertos
en un sistema de refugios y centros psicosociales o culturales, o directamente excluidos del sistema
por su doble condición de “loco y pobre” suena a veces como una utopía.
También sonaba como utopía que “hablaran” en primera persona aquellos que han tenido alguna
“experiencia con lo psiquiátrico”, los que la sociedad tilda de “locos”, de “enfermos mentales”,
aquellos que “hacen cosas raras”, que generan miedo o incomprensión. Aquellos que han desafiado
a la medicina con padecimientos que no son de orden físico o biológico. Lograr que circule una
palabra que ha sido históricamente silenciada por ser considerada delirante o falta de valor
(Jiménez, 2000), ha implicado apoderarse del derecho a participar y a expresarse libremente, y por
otra parte obligó a revisar, en este caso, las relaciones técnico-paciente y la exclusión como
terapéutica.
Lograr el cierre de instituciones de carácter asilar y monovalentes en tanto símbolo de una época, es
terminar con una forma de comprender y abordar por parte del Estado y algunas disciplinas
(fundamentalmente la medicina y el derecho) las diferentes formas de “exilio social” que existen en
la actualidad. La pregunta de si podremos hacerlo nos enfrenta a sociedades que tienen
internalizado el encierro como parte de la solución a los problemas.
Es interesante recordar aquí que las condiciones de internación prolongadas, incluyendo a las
personas privadas de libertad en cárceles o centros de privación de libertad (hombres, mujeres,
niños, niñas y adolescentes), en asilos (ancianos, discapacidad), refugios, y colonias u hospitales
psiquiátricos en la que viven muchos uruguayos, están basadas en un modelo donde la segregación
y clasificación de personas según población y problemática no ha generado otra cosa que el
aumento de estigmas y de invisibilización de lo que produce la desigualdad social.
En este Uruguay tensionado conviven viejas y avergonzantes prácticas con la fuerza de lo nuevo y
lo diferente. Hablamos por ejemplo, de una “Colonia de Alienados” en donde muere un paciente
125
que fue atacado por una jauría de perros a comienzos del 2015 o de un Hospital Psiquiátrico donde,
luego de 40 minutos de hacer señas a una cámara de vigilancia dentro de un calabozo de máxima
seguridad, una “paciente”, a comienzos del 2016, se quitó la vida. Hablamos de que esas mismas
instituciones que encierran, vigilan, clasifican y castigan, habilitan el desarrollo de diversas
actividades en clave de derechos humanos. ¿Paradojas de estos tiempos? ¿o formas de ir cambiando
las instituciones desde adentro? ¿trampas de un discurso de la democracia con base participativa
donde todos somos responsables y al final nadie lo es?
Formas de no ser indiferente frente a los pobres condenados al encierro, al abandono y, podríamos
agregar, al olvido… Vale aclarar, sobre todo para no cargar de negatividad al olvido, que sin olvido
no hay posibilidad de recordar.. entonces el problema se presenta cuando lo que tenemos para
recordar está cargado de humillación y exclusión, de formas perversas del Estado de hacerse cargo
de los más humildes en nombre y bajo el ideal de la “cura” o de la “rehabilitación”.
Este dualismo y mecanicismo fragmenta al ser humano, lo transforma en un irreal sistema cerrado
al que descompone en forma tal, para su estudio, que en realidad termina volviéndolo
incomprensible. Conduce además al supuesto de que para comprenderlo es necesario dividirlo y
subdividirlo hasta niveles de explicación irreductibles y que la reparación de su mal
funcionamiento es tarea reservada a cada uno de los supuestos especialistas que se dedican a
estudiar y componer a cada una de las piezas que conforman el conjunto.
Dentro del primer tercio del siglo XX comenzaron a surgir, desde distintas disciplinas y
perspectivas científicas, las líneas de pensamiento que permitieron comprender la naturaleza
sistémica de la vida y lo que ella involucra. En términos generales, se fue abandonando la física
como última ratio en la búsqueda de comprensión de los fenómenos que eran objeto de estudio
de las ciencias y ese lugar pasó progresivamente a ser ocupado por las ciencias de la vida: la
biología, la psicología y la ecología (Capra, 1998). Este proceso dio lugar a un nuevo paradigma que
ha llegado, inclusive, a influir en la física misma y es en las instancias más avanzadas de los
estudios cuánticos que hoy se observa una interpenetración tan profunda entre ambos campos
que llevó al eminente físico David Bohm a manifestar que “…en cierto sentido, la consciencia (que
consideramos incluye el pensamiento, el sentimiento, el deseo, la voluntad, etcétera) debe estar
comprendida en el orden implicado, juntamente con la realidad como un todo. Es decir, estamos
sugiriendo que el orden implicado se aplica tanto a la materia (viviente y no viviente) como a la
consciencia, y que, por consiguiente, esto hará posible una comprensión de la relación general
entre ambas, por lo cual seremos capaces de llegar a cierta noción del fundamento común de
ambas…”
125
Debemos a la ecología conceptos fundamentales como cadenas y ciclos tróficos, los
superorganismos, el ecosistema como comunidad de organismos y entorno físico interactuando
como unidad ecológica, la biosfera, la idea de red como entretejido interdependiente de
fenómenos (la trama de la vida), como redes de redes interactuando a distinto nivel de
complejidad.
Varias consecuencias plantean tales corrientes de pensamiento acerca de las concepciones sobre
la salud y la enfermedad, así como sobre lo normal y lo patológico, tema sobre el cual se ha
abocado la epistemología moderna. Tal como revisara Canguilhem (1970), la discusión acerca de lo
normal será planteada en el plano social a través de pensadores como Comte y Durkheim, y en el
plano de la medicina a través de figuras como Claude Bernard, imbuidos todos ellos por una
filosofía del progreso en el plano del conocimiento científico y de su aplicación a la resolución de
los problemas prácticos que afrontaba la humanidad.
Así se ha pensado por siglos, tanto con relación a la salud individual como a la colectiva, que la
salud es ausencia de enfermedad más que un estado positivo de bienestar y adaptación funcional
al entorno. Contrasta, por ejemplo, la gran cantidad de trabajos descriptivos y/o explicativos
tendientes a caracterizar los estados de enfermedad con la casi inexistente diferenciación de los
estados de salud, como si ésta apenas pudiera concebirse de otro modo que como desviación
basal de los estados anormales o patológicos.
Tiene tanto relieve esta ausencia científico-cultural que comenzando el tercer milenio de nuestra
era, se contrasta una sobre abundancia de teorías de la enfermedad (patología) con una carencia
total de teoría de la salud (higiología). La salud ha sido homologada, más tardíamente, con el
concepto de bienestar en sus principales dimensiones pero entendida, de forma poco realista,
como un estado de completo o absoluto bienestar, planteando una escisión irremediable con
todas las situaciones vitales en que, en la realidad cotidiana, transcurre la vida de cada uno de los
individuos y los grupos que más bien vivencian una tensión entre lo deseable utópicamente y lo
realmente actual. El bienestar resulta una sensación subjetiva de muy difícil traslación a un plano
objetivo; por lo cual su indagación ha debido realizarse siempre a través de instrumentos de
medición que implican la percepción del sujeto (escalas, cuestionarios u otros instrumentos que se
aproximan al constructo salud enfatizando diversas dimensiones significativas del mismo), razón
por la cual alguno de los principales críticos impugnaron este enfoque señalando que no tomaba
en cuenta dimensiones tales como la capacidad de rendimiento funcional.
125
la salud no como un resultado final sino como un proceso en el cual está implícito el
afrontamiento de situaciones vitales o, como bien dice la definición de la Unión Europea, como un
recurso para la vida cotidiana. c) Las que caracterizan a la salud y la enfermedad como estados
discretos o discontinuos (Sánchez Moreno, 2000). d) Las que la consideran como un proceso
progresivo, en donde se observa la ausencia de patología en un extremo y la situación de máxima
patología en el otro.
A partir de las consideraciones precedentes, surge la definición construida por la cátedra I de Salud
Pública/Salud Mental de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, que se
incluyó tempranamente en el programa oficial de la misma: “Salud es la situación de relativo
bienestar físico, psíquico, social y ambiental -el máximo posible en cada momento histórico y
circunstancia sociocultural determinada-, considerando que dicha situación es producto de la
interacción permanente y recíprocamente transformadora entre las personas (entidad bio-psico-
socio-cultural) y sus ambientes humanos (entidad psicosociocultural, bío-físico-química y
económicopolítica), teniendo en cuenta que estos componentes integran a su vez el complejo
sistema de la trama de la vida”. Algunas otras conceptuaciones fundamentales que permiten un
enriquecimiento de la caracterización de la salud son las siguientes: a) Es un fenómeno
multidimensional, ya que en sus emergentes y determinantes podemos distinguir variables e
indicadores de naturaleza biológica, psicológica, cultural, social; lo que impone su análisis desde
un paradigma centrado en la complejidad que destaque los procesos de causalidad y retroacción
circular y evite toda forma de reduccionismo simplificante que desvirtúe la índole compleja de los
procesos bajo estudio. b) Se trata de un fenómeno contextual, cuyas manifestaciones se organizan
a muy distintos niveles de complejidad y jerarquización (células, tejidos, órganos, aparatos,
organismo[en todo lo cual materia y mente implican una unidualidad], agrupamientos de
organismos, comunidades, agregados sociales) cada uno de los cuales exhibe propiedades
emergentes que no son reductibles a las partes que lo componen; debiéndose evitar por ello toda
explicación que incurra en el problema de la falacia ecológica o la trasposición de explicaciones de
un nivel de mayor agregación a otro de menor agregación o viceversa. c) Es relativa, pues sus
manifestaciones en el individuo, el grupo o el agregado social están condicionados por factores o
atributos que le otorgan singularidad en cada momento histórico, debiéndose por ello evitar la
tentación de concepciones absolutistas o hegemónicas sobre la salud y la normalidad que nieguen
el respeto a la diversidad biológica, social y cultural. d) Implica una situación de equilibrio
inestable, o sea, en continuo proceso, pues se manifiesta en distintos grados o situaciones desde
un polo que oscila entre el ideal utópico de máxima salud hasta una situación de máxima
enfermedad, casi confundiéndose este último con la extinción de la vida del organismo humano;
debiéndose por ello considerar todas los instrumentos y estrategias que, dentro de lo ético,
permitan aproximarse a su estudio y ensayar las intervenciones necesarias evitando toda
concepción sustancialista acerca del estar sano o estar enfermo. e) Es axiológicamente positiva,
pues la salud es considerada en todas las culturas y concepciones filosóficas o religiosas como un
bien personal y social; hallándose por lo tanto asociada durante los últimos tiempos a la idea de un
derecho humano que la misma sociedad debe esforzarse por garantizar o promover. Esta razón
impele a evitar toda concepción que restrinja el valor de estar sano a un asunto o responsabilidad
125
meramente individual o privada para cuestionar acerca de la responsabilidad que tiene el colectivo
social de asegurar tanto la protección de niveles mínimos de asistencia sanitaria como el derecho
a un medio ambiente salutógeno.
Pero al adentrarse en el campo de la salud y de la Salud Pública se encuentra otra especialidad que
implica un tratamiento o manejo muy diferenciado en ciertos escenarios: la salud mental. Cuando
por la época de la Revolución Francesa los médicos Pinel y Esquirol llevan la locura del campo
asilar al de la medicina, ésta la recepta, al igual que a la lepra, pero creándoles hospitales
especiales, brutalmente deshumanizados y de encierro total: el manicomio y el leprosario. Para
todas las otras enfermedades, incluyendo las que implicaban frecuentemente una gran
complejidad, tasas muy altas de contagio y letalidad, eran atendidas en una misma institución: el
Hospital General. Esto indica, sin duda, que la medicina se hizo cargo del tabú que prevalecía en
las sociedades occidentales frente a enfermedades que habían sido interpretadas
sobrenaturalmente en la Edad Media. Con respecto a la salud mental, como una especialidad,
caben reflexiones específicas dado que, siguiendo el razonamiento de las otras especialidades,
llevaría a pensar que la enfermedad mental es la manifestación patológica de un órgano o sistema
como ocurre en el caso de la gastroenterología que se ocupa de las enfermedades del sistema
digestivo o la cardiología que se ocupa de las afecciones del corazón y de los vasos sanguíneos
insertos en él o cercanos al mismo, no de las que están a una cierta distancia del corazón porque
de ellas se ocupa la angiología. Ahora, si se afirma que la salud mental se ocupa de las
enfermedades del sistema nervioso central (aún dejando afuera el periférico) surgirían problemas
con los neurólogos y con los mismos especialistas en salud mental que, en su gran mayoría
rechazarían esta postulación.
Es dable pensar que mantener vigente la denominación de instituciones como “de Salud Mental” o
estructuras organizacionales como Departamento o Dirección de Salud Mental en organismos
como son los ministerios o secretarías de gobiernos (de las tres jurisdicciones) o la OMS, es
favorecer la discriminación que aún hoy pesa, y muy fuertemente, sobre las llamadas
enfermedades mentales y la posibilidad de perpetuar los manicomios, con la consiguiente
violación grave de los derechos humanos que llega, frecuentemente, a subhumanizar a estos
pacientes haciendo posible que se hagan experimentos con ellos.
Así, resulta necesario reflexionar sobre el concepto de Salud Mental, comenzando por señalar que
no hay ninguna manifestación del proceso de salud que pueda ser no-mental en su etiología, en su
evolución y en su desenlace.
Por ello, los conceptos de lo mental, salud mental, enfermedad mental y algunas otras formas en
que el vocablo mental es usado en nuestra época, en medios académicos y en ámbitos
profesionales de la salud, denota frecuentemente formas subyacentes de un dualismo cartesiano
que resultan anacrónicas a la luz de los avances planteados en el terreno del conocimiento
científico. Como señala Capra, se trata de un indicador profundamente negativo que refleja
disociación: “La visión fragmentaria de la realidad no es sólo un obstáculo para la comprensión de
la mente, sino también un aspecto característico de la enfermedad mental. Una experiencia sana
125
de uno mismo es una experiencia de todo el organismo, cuerpo y mente, y las enfermedades
mentales muchas veces son resultado de la incapacidad de integrar los distintos componentes de
este organismo. Desde este punto de vista, la distinción cartesiana entre mente y cerebro y la
separación conceptual entre los individuos y su entorno parecen síntomas de una enfermedad
mental colectiva compartida por la mayoría de las personas de la cultura occidental, y como tal
suele ser vista por otras culturas. *…+ Diagnosticar cualquier trastorno como debido a causas
psicológicas sería tan reduccionista como la convicción de que hay enfermedades puramente
orgánicas sin ningún componente psicológico. Los clínicos y los investigadores modernos son cada
vez más conscientes del hecho de que prácticamente todos los trastornos son psicosomáticos, en
el sentido que suponen una continua interacción entre la mente y el cuerpo en su origen, en su
desarrollo y en su curación“
La concepción que se postula en este escrito se orienta según el planteo de soportes científicos,
marcos ideológicos y desarrollos estratégicos tales como los que se hallan comprendidos en las
fuentes científicas citadas anteriormente y en trabajos tales como la Declaración de Alma-Ata
sobre Atención Primaria de Salud (APS) de 1978 (OMS/UNICEF, 1978) o la propuesta de
Intervención de la Comunidad en el Desarrollo Sanitario (ICS) (Oakley, 1990) y todas aquellas
propuestas u orientaciones que hoy conforman el campo de lo que se denomina la nueva salud
pública y el movimiento de promoción de la salud, expresadas en documentos tales como la Carta
de Ottawa, la Declaración de Bogotá para la Promoción de la Salud, el libro así titulado, “La nueva
salud pública”, de Ashton y Seymour (1990) y la publicación de la OPS/OMS (1996) “Promoción de
la salud: una antología”. En estos lineamientos programáticos y desarrollos teóricos y técnicos se
plantea la integración de lo mental en las acciones generales de salud, así como la capacitación de
los agentes primarios de salud para acciones que incluyen lo mental, directa o indirectamente, en
todas las problemáticas del área, fundamentalmente con sentido protectivo, promocional y
preventivo primario.
En los hospitales y sanatorios, donde los servicios de salud mental tienen la misma relevancia que
servicios tales como los de gastroenterología, neurología o cardiología, por mencionar sólo
algunos, la psicología debería hallarse plenamente integrada, pero no a través de dispositivos tales
como la interconsulta, sino formando parte estable, como psicólogos y psicólogas de la salud y/o
como psicólogos y psicólogas sanitaristas, de los equipos de trabajo de cada uno de esos servicios y
en muchas otras instancias organizacionales e institucionales de los Sistemas de Servicios de Salud,
en los tres subsistemas (público, privado y de la Seguridad Social) y también en el trazado,
ejecución y evaluación de las Políticas de Salud y de los diferentes programas a través de los cuales
125
los gobiernos de las tres jurisdicciones (Nacional, Provincial y Municipal) aplican los dineros
públicos de que disponen a la atención de la enfermedad de la población.
Alan Dever, estudiando el aporte de los cuatro determinantes de salud del modelo de Laframboise
(medio ambiente, estilo de vida, biología humana y sistema organizativo de la atención de la salud)
a la disminución de la prevalencia de las enfermedades (ver Esquema Nº 2) halló que, en la gran
mayoría de los casos, el 75% o más de las acciones necesarias para lograr tal disminución
correspondían a estilos de vida y medio ambiente. Esta cuestión es profundizada por Raynald
Pineault y Carole Daveluy (1992) al tratar el tema de los determinantes de salud y la adjudicación
de los recursos económicos del área (Pineault y Daveluy, 1992) (ver Esquema Nº 3), mostrando la
enorme irracionalidad de dicha distribución, a lo cual se puede agregar el pronunciado e innegable
efecto patogenizante (producción de enfermedad y muerte)de esta desproporción en el
financiamiento de la atención de la enfermedad (90% del total del gasto) y la magra proporción
destinada a la protección y promoción de la salud (3,1% del total).
Es sabido, asimismo, que la degradación de los ecosistemas humanos es una de las problemáticas
candentes a la que se halla enfrentada la humanidad, por tratarse de una cuestión que pone en
riesgo la sustentabilidad misma de la vida sobre la biosfera terrestre
En síntesis, si tenemos en cuenta que casi todo lo que ocurre en cuanto a problemas ambientales
depende o es consecuencia del comportamiento humano y que los estilos de vida son sustancia
125
psicosociocultural, se puede deducir que el peso más importante de los determinantes de las
condiciones de salud de los seres humanos son factores de naturaleza psicosocial y cultural. Esto
también hace evidente la importancia de pensar en términos de lo mental en la salud y el rigor
científico que implica esta formulación, junto al hecho de adentrarse en el camino que permite ver
con claridad las dos razones más significativas por las que no prospera esta línea de pensamiento
en el ámbito de las políticas a secas y de las políticas públicas: 1º - Trabajar desde la perspectiva de
lo mental en la salud choca de frente con el dualismo de raíz cartesiana, como así también con
buena parte del mecanicismo y se sabe, desde los trabajos de Thomas Kuhn (1971, 1982), de la
gran resistencia al cambio de paradigma por parte de los científicos y de quienes trabajan
vinculados a la ciencia. 2º - Trabajar desde esta perspectiva desemboca indefectiblemente en
acciones de protección y promoción de la salud, lo cual debilita fuertemente el modelo
asistencialista que toma como objeto de estudio al individuo descontextualizado, yacente y
entendido como reservorio de la enfermedad, o sea, resquebraja los cimientos del mercado de la
enfermedad.
Finalmente, como una serie de evidencias, supuestos razonables e hipótesis que orientan una
visión distinta acerca de las vinculaciones entre la psicología y la salud, que resultan importantes
desafíos para la investigación y la acción en terreno de esta profesión, se plantea lo siguiente: 1º -
Que las actividades protectivas y promocionales de la salud, además de ser enormemente
eficaces, son de bajísimo costo dado que no es posible utilizar en ellas ni aparatos ni drogas y
escapan a todo intento de copamiento por parte del complejo industrial-profesional de la
enfermedad. 2º - Que las acciones de Atención Primaria de Salud en el Primer Nivel de Atención, a
menudo confundidas con acciones de bajo nivel de complejidad y prestigio, encierran en realidad
muy variados y difíciles desafíos científicos y técnicos para los profesionales que allí trabajan,
hallándose estos en la necesidad de configurar equipos multidisciplinarios que puedan dar una
respuesta más integral a las problemáticas que allí se contactan. 3º - Que para los países del tercer
mundo, no desatendiendo jamás la enfermedad inevitable, es esencial reducir el gasto en atención
de la enfermedad por tres razones (entre otras): a) la posibilidad de aplicar el dinero ahorrado a
una mejor atención de la patología inevitable; b) porque también se lo puede destinar a otros
programas sociales que mejorarán la calidad de vida de la población y, por lo tanto, su salud; c)
porque la enfermedad, al igual que la pobreza, satisface dos objetivos del neoliberalismo
deshumanizado y globalizado: hacer buenos negocios y obstaculizar en todo lo posible el
desarrollo de los países del Tercer Mundo. 4º - Que estas acciones protectivas y promocionales
son irrealizables, eficaz y eficientemente, sin el aporte de la psicología. Esto cae como gran
responsabilidad sobre los hombros de esta profesión y no hay posibilidad de escudarse
argumentando que no se los convoca para este tipo de trabajos. Nunca hay que olvidar en el siglo
XXI dos tareas básicas que entran dentro de la responsabilidad de todo psicólogo o psicóloga,
aunque nadie los llame para hacerlo, son la humanización de la medicina y la educación de los
políticos para que accedan lo antes posible a la comprensión profunda del factor humano, con
relación al cual lo más grave no es que no saben sino que creen que lo saben todo. 5º - Que la
población que, no estando enferma, demanda atención en las instituciones del Sistema de
Servicios de Salud, debe ser atendida sin ser patologizada, dado que hacerlo implica un daño a esa
125
población porque, además de no solucionar sus problemas se profundiza sus limitaciones para
afrontar dificultades de la vida por carencia de destrezas o falta de experiencia o alguna otra causa
no patológica. Brindar respuesta a quien demanda atención sin sufrir una alteración de su salud,
implica brindarle asesoramiento (counseling) psicológico, el cual sólo puede ser brindado por
profesionales de la psicología dado que, en síntesis, requiere poner en juego la teoría del
desarrollo psicosocial normal y utilizar las tecnologías psicosociales correspondientes (desarrollo
de destrezas para la vida, resignificación del entorno, guía de procesos de aprendizaje cognitivo-
emocional, etc.).
Organización Mundial de la Salud (2013). Plan de Acción Sobre Salud Mental 2013 –
2020. Editorial OMS - Ginebra
La visión del plan de acción es un mundo en el que se valore, fomente y proteja la salud mental, se
prevengan los trastornos mentales, y las personas afectadas por ellos puedan ejercer la totalidad
de sus derechos humanos y acceder de forma oportuna a una atención sanitaria y social de gran
calidad y culturalmente adaptada que estimule la recuperación, con el fin de lograr el mayor nivel
posible de salud y la plena participación en la sociedad y en el ámbito laboral, sin
estigmatizaciones ni discriminaciones.
21 Su finalidad global es fomentar el bienestar mental, prevenir los trastornos mentales, propor-
cionar atención, mejorar la recuperación, promover los derechos humanos y reducir la mortalidad,
morbilidad y discapacidad de las personas con trastornos mentales.
Las metas mundiales establecidas para cada objetivo proporcionan la base para medir las acciones
colectivas y los logros de los Estados Miembros hacia objetivos mundiales, pero no deben impedir
la fijación de metas nacionales más ambiciosas, especialmente para los países que ya hayan
alcanzado las metas mundiales. En el apéndice 1 figuran los indicadores para medir los progresos
hechos hacia la consecución de las metas mundiales definidas.
137
trastornos mentales deberán poder acceder, sin riesgo de empobrecimiento, a servicios de salud y
sociales esenciales que les permitan recuperarse y gozar del grado máximo de salud que se pueda
lograr. 2. Derechos humanos: las estrategias, acciones e intervenciones terapéuticas, profilácticas
y de promoción en materia de salud mental deben ajustarse a la Convención sobre los derechos de
las personas con discapacidad y a otros instrumentos internacionales y regionales de derechos
humanos. 3. Práctica basada en evidencias: las estrategias e intervenciones terapéuticas,
profilácticas y de promoción en materia de salud mental tienen que basarse en pruebas científicas
y/o en prácticas óptimas, teniendo en cuenta consideraciones de carácter cultural.
4. Enfoque que abarque la totalidad del ciclo vital: las políticas, planes y servicios de salud mental
han de tener en cuenta las necesidades sanitarias y sociales en todas las etapas del ciclo vital:
lactancia, infancia, adolescencia, edad adulta y ancianidad. 5. Enfoque multisectorial: la respuesta
integral y coordinada con respecto a la salud mental requiere alianzas con múltiples sectores
públicos, tales como los de la salud, educación, empleo, justicia, vivienda, social y otros, así como
con el sector privado, según proceda en función de la situación del país.
24 El marco establecido en este plan de acción debe adaptarse a nivel regional a fin de tener en
cuenta la situación específica de cada región. Las acciones propuestas para los Estados Miembros
se han de examinar y adaptar como corresponda a las prioridades y circunstancias específicas
nacionales para poder alcanzar los objetivos. No existe un modelo de plan de acción válido para
todos los países, ya que estos se encuentran en distintas fases del proceso de articulación y
aplicación de una respuesta integral en el campo de la salud mental.
La aplicación efectiva del plan de acción mundial sobre salud mental requerirá acciones de los
asociados internacionales, regionales y nacionales, que incluyen, entre otros:
• los organismos de desarrollo, como los organismos multilaterales internacionales (por ejemplo,
el Banco Mundial o los organismos de las Naciones Unidas para el desarrollo), los organismos
regionales (por ejemplo, los bancos regionales de desarrollo), los organismos
intergubernamentales subregionales y los organismos bilaterales de ayuda al desarrollo; • las
instituciones académicas y de investigación, como la red de centros colaboradores de la OMS para
la salud mental, los derechos humanos y los determinantes sociales de la salud u otras redes,
tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados; • la sociedad civil, en particular
las organizaciones de personas con trastornos mentales y discapacidades psicosociales, los
usuarios de servicios y otras asociaciones y organizaciones similares, asociaciones de familiares y
cuidadores, organizaciones dedicadas a la salud mental y otras organizaciones no
gubernamentales, comunitarias, de derechos humanos y confesionales, las redes de desarrollo y
de salud mental, y las asociaciones de profesionales sanitarios y proveedores de servicios.
137
27 Las funciones de estos tres grupos se sobreponen con frecuencia, y pueden incluir múltiples
acciones en las áreas de gobernanza, salud y servicios sociales, promoción y prevención en materia
de salud mental, información, evidencias e investigación (véanse las acciones enumeradas más
adelante). Las evaluaciones nacionales de las necesidades y capacidades de los diferentes
asociados serán esenciales para esclarecer las funciones y acciones de los principales grupos de
interesados directos.
La década de los noventa comenzó con un hecho histórico para el campo de la salud mental en
nuestro continente: el lanzamiento de la Iniciativa Regional para la Reestructuración de la
Atención Psiquiátrica en América Latina, que se produjo en el marco de una conferencia celebrada
en Caracas, Venezuela, en noviembre de 1990. En la Declaración de Caracas se enfatizó que la
atención centrada en el hospital psiquiátrico tenía que ser reemplazada por una prestación de
servicios descentralizada, participativa, integral, continua, preventiva y basada en la comunidad.
Posteriormente, en 1997 y 2001, el Consejo Directivo de la OPS abordó el tema de la salud mental
y emitió resoluciones en las que se instaba a los Estados miembros a incluir la salud mental entre
sus prioridades y a intensificar las actividades en esta esfera.
En el 2001, la OMS dedicó el Informe sobre la Salud en el Mundo a la salud mental e impulsó la
colocación de este tema en la agenda política a nivel global. En noviembre del 2005 se desarrolló,
en Brasilia, la «Conferencia Regional para la Reforma de los Servicios de Salud Mental: 15 años
después de Caracas», auspiciada por la OPS y el Gobierno de Brasil, la cual evaluó el camino
recorrido en AL&C. En octubre del 2008, la OMS presentó el Programa de acción para superar las
brechas en salud mental: mejora y ampliación de la atención de los trastornos mentales,
neurológicos y por abuso de sustancias.
• Las investigaciones epidemiológicas han demostrado a nivel mundial que los trastornos
mentales y del comportamiento afectan alrededor del 10 % al 15 % de los niños, las niñas y los
adolescentes En AL&C, según algunos estudios seleccionados, la prevalencia puntual —en el
137
momento de la investigación— de cualquier trastorno varía de 12,7 % a 15 %15. La brecha de
tratamiento en la niñez y la adolescencia es aun mayor que en los adultos.
• Hay múltiples puntos de relación entre la salud mental y la salud reproductiva, en especial
de las mujeres. Por ejemplo, problemas psíquicos relacionados con el embarazo, el nacimiento y el
puerperio, embarazo en adolescentes, violencia sexual, enfermedades de transmisión sexual,
cirugía de los órganos de la reproducción, aborto, menopausia e infertilidad. Hay evidencia de que
la depresión es el trastorno mental que más afecta a las mujeres en el mundo y es dos veces más
frecuente en mujeres que en hombres.
• La justicia social es una cuestión esencial que afecta al modo en que vive la gente, la
probabilidad de enfermar y el riesgo de morir. Los estudios realizados a nivel mundial en los
últimos 20 años indican una relación cercana entre la pobreza y el estado de salud de la población;
la enfermedad mental, en particular, puede contribuir a profundizar la pobreza. A la vez, la
pobreza acrecienta el riesgo de sufrir un trastorno mental.
En la región de las Américas solo el 1.5 % del presupuesto general de salud está dedicado a la
salud mental (media) y de este, el 67 % se gasta en los hospitales psiquiátricos. Este indicador
muestra que en muchos países, en particular, de AL&C, los servicios de salud mental tienen una
estructura que no se corresponde con las necesidades y con la proyección de un modelo
comunitario de servicios. En muchos casos continúan sobreviviendo los grandes hospitales
psiquiátricos ubicados en las capitales y/o las ciudades más importantes, que funcionan con
modelos asilares y que absorben la mayoría de los recursos dedicados a la salud mental.
La OPS y la OMS han cooperado con la casi totalidad de los países de AL&C en la evaluación de sus
sistemas de salud mental, aplicando la metodología e instrumento estandarizado de la OMS, que
compila y analiza 155 indicadores. A continuación se comentan algunos problemas comunes
relevantes:
• Persisten muchas barreras que limitan el acceso a los servicios de salud mental. La poca
descentralización de los servicios de salud mental y la no existencia de los mismos en zonas rurales
se traduce en una pobre cobertura que puede afectar en mayor proporción a los grupos más
vulnerables y de pocos recursos.
137
• Existe falta de recursos humanos y financieros dedicados a la salud mental y, lo que es aun
peor, una inadecuada distribución de estos.
• Si bien el indicador de camas psiquiátricas por población puede resultar aceptable a nivel
regional y de muchos países, el problema fundamental continúa siendo su distribución territorial y
la concentración en los hospitales psiquiátricos.
En términos de protección de los derechos humanos básicos de las personas con tras‑ tornos
mentales, los principales problemas que se mencionan son: la falta de acceso a los servicios de
salud, las restricciones a su libertad personal, la falta de oportunidades laborales, la exclusión de
los sistemas educativos y las condiciones de vida inadecuadas en instituciones psiquiátricas. En
muchos países latinoamericanos se ha identificado problemas en los hospitales psiquiátricos, tales
como: a) falta de regulación de los ingresos involuntarios de pacientes, b) poco control sobre la
aplicación de medidas de restricción física o de aislamiento de los pacientes, y c) problemas de
reclusión bajo orden judicial de personas con supuestos trastornos mentales que han cometido
actos delictivos o criminales.
Desde hace varias décadas se reconoce la APS como uno de los componentes fundamentales de
un sistema de salud efectivo. Las experiencias desarrolladas alrededor del mundo demuestran que
la APS, entendida como una estrategia, puede adaptarse a una variedad de contextos políticos,
sociales, culturales y económicos. La salud mental en el marco de la APS incluye dos elementos
que frecuentemente se confunden o no están bien delimitados: la dimensión psicosocial de la
atención integral en salud, y la identificación y manejo de los trastornos mentales
El primero está relacionado con el componente psicológico y social implícito en una adecuada
atención de salud; es imprescindible, para mejorar la calidad de la provisión de servicios,
promover la salud y elevar la calidad de vida del enfermo y de su entorno familiar y comunitario. El
segundo se corresponde con la identificación precoz y manejo adecuado de los trastornos
mentales más frecuentes. Esto permite atender también la comorbilidad de condiciones tales
como la depresión, que constituyen un factor de riesgo para otros problemas de salud. Integrar la
salud mental dentro del contexto de la APS es la manera más efectiva y viable de disminuir la
brecha de tratamiento existente para las personas con trastornos mentales y permite asegurar su
acceso a la atención que requieren. Esta integración es plenamente factible y las inversiones que
se realicen en esa dirección pueden traer importantes beneficios.
137
Se han identificado algunas buenas razones para integrar la salud mental en la APS (adaptado y
modificado de:
3. La integración de salud mental en la APS mejora la accesibilidad a los servicios de las personas
con problemas de esta índole.
5. La atención a los problemas de salud mental en la APS es viable, costo‑efectiva y menos gravosa
que la que se brinda en los hospitales psiquiátricos
6. La mayoría de las personas que tiene un trastorno mental obtiene mejores resultados cuando se
atiende a nivel de la APS.
8. El componente salud mental en la APS es un eje esencial para alcanzar una atención integral en
salud y desarrollar un servicio de salud amplio y humano que implica considerar apropiadamente
los factores psicosociales.
Para el manejo adecuado de los trastornos mentales, el equipo de APS requiere desarrollar un
modelo de trabajo coordinado y continuo con un equipo del nivel secundario. A tal fin, se han
desarrollado varias estrategias, las que pueden ser aplicadas en forma complementaria, según los
recursos de que se disponga y las características del sistema de salud de cada país. Resultan muy
importantes: a) sectorización, b) sistema de referencia y contrarreferencia entre ambos niveles, y
c) interconsultas de especialistas con los médicos de APS. Enumeramos los siguientes principios
básicos que ayudarán a una integración exitosa del componente de salud mental en el ámbito de
atención primaria de la salud
El equipo de APS requerirá no solo ampliar y mejorar sus conocimientos, sino también desarrollar
un cambio de actitudes y conducta.
• Las tareas de salud mental deben ser factibles y acordes con las condiciones y
posibilidades reales de cada contexto local.
• Los especialistas y los servicios de salud mental deben estar disponibles para apoyar a los
trabajadores de APS de manera sistemática y regular.
137
• En APS debe haber disponibilidad de psicofármacos básicos accesibles para las personas
con trastornos mentales de bajos ingresos.
• La salud mental en la APS necesita de la colaboración intersectorial, así como del apoyo y
participación de las organizaciones comunitarias a nivel local.
El Plan de Acción Regional define cinco Áreas Estratégicas: 1. Formulación y ejecución de políticas,
planes y leyes nacionales de salud mental. 2. Promoción de la salud mental y prevención de los
trastornos psíquicos, haciendo hincapié en el desarrollo psicosocial de la niñez. 3. Prestación de
servicios de salud mental centrados en la atención primaria de salud. Definición de condiciones
prioritarias y ejecución de las intervenciones. 4. Fortalecimiento de los recursos humanos. 5.
Fortalecimiento de la capacidad para producir, evaluar y utilizar la información sobre salud mental.
También el documento identifica diez recomendaciones clave a los países: 1. Formular o revisar e
implementar el plan nacional de salud mental. 2. Promover la revisión y actualización del marco
legislativo en materia de salud mental. 3. Evaluar el financiamiento actual dedicado a la salud
mental, definiendo metas de corto, mediano y largo plazo. 4. Disponer de una instancia o
mecanismo de coordinación intersectorial en materia de salud mental. 5. Definición y ejecución de
actividades concretas —en el marco del Plan Nacional de Salud Mental— para la promoción y
prevención centradas en la niñez y la adolescencia. 6. Revisar la organización de los servicios de
salud mental y ejecutar los cambios requeridos, con énfasis en la descentralización y el
fortalecimiento del componente salud mental en la atención primaria de salud. 7. Llevar a la
práctica un conjunto de intervenciones esenciales dirigidas a enfermedades o trastornos mentales
considerados como prioritarios en el contexto nacional.
137
Ningún sistema sanitario estará completo si no se atienden las necesidades psicosociales de la
población. A pesar de ello, los problemas mentales han estado tradicionalmente rodeados de mito
y las personas que los sufren son frecuentemente discriminadas y aisladas en hospitales
psiquiátricos. Sin embargo, los trastornos mentales pueden afectar a cualquiera; el estrés y la
depresión, por ejemplo, son comunes y altamente significativos en términos epidemiológicos. Los
servicios de salud están obligados a abordar esta problemática de una manera totalmente
diferente. América Latina y el Caribe han recorrido un largo camino por la reestructuración de los
servicios de salud mental, para salir del viejo modelo hospitalario asilar hacia otro de base
comunitaria. Este ha sido, y todavía lo es en gran medida, el principal desafío que enfrentamos en
el continente.
Al evaluar los avances, desde una perspectiva histórica y tomando como punto de referencia la
Declaración de Caracas (1990), resulta evidente que —a pesar de las limitaciones, deficiencias y
desafíos que aún enfrentamos— se han producido logros importantes en la mayoría de los países
en términos de reforma de los servicios y la protección de los derechos humanos de las personas
con trastornos mentales. Hoy se dispone de mejores legislaciones, planes nacionales y una visión
de un modelo comunitario de atención en salud mental vinculado a la Atención Primaria e
integrado a la redes de servicios. Asimismo, hay mayor conciencia por parte de los gobiernos y de
la sociedad sobre la carga que significan los trastornos mentales, la brecha de tratamiento
existente y el estigma que aún rodea a las personas con estos padecimientos. El desarrollo del
componente salud mental en la APS es esencial para un abordaje integral del proceso
salud‑enfermedad de la comunidad. Por un lado, está vinculado con la descentralización y reforma
de los servicios de salud mental; por otro, con el entrenamiento del trabajador de APS para que
este nivel pueda mejorar su capacidad resolutiva. En 2009, los ministros de salud del continente
adoptaron, en el marco del Consejo
Directivo de OPS, la Estrategia y Plan de Acción en Salud Mental, que marca de manera
consensuada el camino hacia adelante en los próximos diez años; posteriormente, la Conferencia
Regional de Salud Mental «20 años después de la Declaración de Caracas», celebrada en Panamá
en octubre del 2010, emitió una declaración final que establece claramente un propósito: La
década del salto hacia la comunidad: por un continente sin manicomios en el 2020.
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