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Serie de Sermones

Mensuales Conectados
con Probad y Ved

Creciendo
EN GRACIA
Expediente
Títulos de los sermones
SERMÓN 1. LA IGLESIA EN ÉFESO
SERMÓN 2. APRENDIZAJE
SERMÓN 3. RESTITUCIÓN
SERMÓN 4. ENTREGA COMPLETA
SERMÓN 5. LA ESCUELA DE LA VIDA
SERMÓN 6. UNA VIDA DEDICADA A LA CAUSA DE DIOS
SERMÓN 7. SUEÑOS
SERMÓN 8. LA SABIDURÍA
SERMÓN 9. MÁS QUE UN DÍA DE DESCANSO
SERMÓN 10. CUÍDATE DE NO OLVIDARTE DE JEHOVÁ TU DIOS
SERMÓN 11. LA INVITACIÓN DE DIOS
SERMÓN 12. GENEROSO, TODO AQUEL QUE CRECE EN GRACIA

Coordinación y producción editorial: Pr. Herbert Boger Júnior


Traducción: Departamento de traducción de la División Sudamericana
Diagramación y tapa: Erika Miike

Líderes de Mayordomía cristiana de América del Sur:


Unión Argentina – Jethler Aduviri
Unión Boliviana – Rubén Chura
Unión Central Brasileña – César Guandalini
Unión Chilena – Luis Saavedra
Unión Centro-oeste Brasileña – Ebenézer Oliveira
Unión Ecuatoriana – Cornélio Chinchay
Unión Este Brasileña – Luciano Salviano de Oliveira
Unión Norte Brasileña – Ozéias de Souza Costa
Unión Nordeste Brasileña – Josanan Alves de Barros Jr.
Unión Noroeste Brasileña – Waldony Fiuza
Unión Paraguaya – Sidnei Roza
Unión Peruana del Norte – Alberto Carranza
Unión Peruana del Sur – Edinson Vásquez
Unión Sur Brasileña – José dos Santos Filho
Unión Sudeste Brasileña – Eduardo Acencio
Unión Uruguaya – Evaldino Ramos

Editado e impreso en la Universidad Peruana Unión, Centro de Aplicación Editorial Unión


Km 19 Carretera Central, Ñaña, Lima–Perú Teléfonos: (01) 618-6300 – 618-6301 Fax: (01) 618-6339
618-6354 R.U.C. 20138122256 JOB 24868-18 UNIÓN E-mail: ventas@imprentaunion.com

Hecho en el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.° 2018-20103

Impreso en el Perú. Printed in Peru


Diciembre 2018
Sermon 1 HECHOS 19: 1-20

LA IGLESIA EN ÉFESO
CINCO FACTORES DE CRECIMIENTO DEL REINO DE DIOS

INTRODUCCIÓN

1 – Pablo estaba fortaleciendo la iglesia recién fundada en Éfeso. Era el co-


mienzo de la iglesia cristiana y Pablo estaba estableciendo las bases del reino
de Dios en aquella región.

2 – Pablo ya había dejado la semilla del evangelio en Éfeso y había prometido


volver (Hechos 18:21).

3 – De este relato podemos sacar lecciones para el fortalecimiento de la igle-


sia hoy. A continuación, presentaremos cinco puntos de la historia bíblica que
deben ser observados por cada ciudadano del reino de Dios, en caso de que
quieran ser más fuertes espiritualmente y estar más involucrados en la cultura
del reino.

1 – DISPOSICIÓN Y HUMILDAD PARA RECIBIR Y ACEPTAR NUEVAS VER-


DADES

A - Estos discípulos tenían un conocimiento pequeño con respecto a Dios y


su Palabra. No conocían la doctrina al respecto del Espíritu Santo. Sin embar-
go, no estaban cerrados a nuevos aprendizajes. Por el contrario, cuando Pablo
anunció las nuevas informaciones bíblicas, el texto bíblico da a entender que
ellos estaban abiertos a aprender.

B - Los discípulos fueron lo suficientemente humildes para escuchar nuevas


verdades bíblicas y aplicarlas a sus vidas.

C – Los discípulos:
- No fueron presuntuosos.
- Estaban dispuestos a crecer en el conocimiento de Dios.
- Estaban inconformes con un conocimiento superficial de Dios.
- Eran sumisos a los nuevos conocimientos.

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D – El ejemplo de esos discípulos nos debe motivar a estudiar cada vez más las
Escrituras, tomando en cuenta que nunca sabremos todo con respecto a Dios
y su revelación. La actitud positiva de un eterno aprendiz se condice con un
cristiano que quiere estar en constante crecimiento espiritual.

2 – EL FORTALECIMIENTO DEL REINO Y DE LOS CRISTIANOS NO DEPEN-


DE DE LOS VECINOS.

A – Breve visión sobre la ciudad de Éfeso


- Era una ciudad portuaria, con un alto índice de promiscuidad.

- La corrupción era una marca de las relaciones humanas en la ciudad.


- La inmoralidad sexual era la característica de esa ciudad portuaria.
- Éfeso era el centro de la adoración a la diosa Diana y la tradición decía
que la estatua de Diana había caído del cielo.
- Muchos magos lucraban fuertemente con la superstición del pueblo.

B – Pablo llegó a Éfeso para mostrar que el Dios del cielo era más poderoso
que Diana.

C - El Espíritu vino, en este caso, como provisión para la gran obra que estaba a
punto de transformar a Éfeso de una ciudad devota a la diosa Artemisa (Diana),
a un lugar conquistado para Cristo, al punto de convertirse en un polo cristiano
para toda la región que la rodeaba, por varios siglos (Comentario Bíblico Ad-
ventista del Séptimo Día).

D - El sustantivo griego usado en este versículo para “milagro” es dynamis.


Dios hacía la obra, Pablo era el instrumento.

E – La misma palabra (dynamis) se usa para poder en Hechos 1:8 – relacionada


con el recibimiento del Espíritu Santo.

Una ciudad de difícil acceso al cristianismo que se convirtió en una de las ciuda-
des más cristianas de la antigüedad. Con el poder del Espíritu Santo, cualquier

Reino de Dios.

3 – LOS FALSOS CRISTIANOS ENTORPECEN EL CRECIMIENTO DEL REINO

Los exorcistas ambulantes intentaban expulsar los demonios “en nombre de


Jesús a quien Pablo predica”.

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A - Invocar. Desde tiempos muy remotos, la literatura tradicional de los judíos
atribuía grandes resultados a la declaración del nombre incomunicable de la

Eliseo destruyó a los mofadores del nombre de Yahvé. Es fácil entender que,
después de ver los resultados del uso del nombre de Jesús por Pablo, esos “ju-
díos, exorcistas ambulantes” intentaran curar en ese mismo nombre (ver com.
de Hech. 3:16). (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día).

1 – Solo hablar en nombre de Cristo sin tener intimidad con él no genera nin-
gún tipo de poder espiritual.
2 - Usar el nombre de Jesús sin tener intimidad con él, no solamente está mal,
sino que también es peligroso.
3 – Los demonios se burlan de los cristianos falsos.
4 – Los demonios huyen de los cristianos verdaderos (Sant. 4:7).

B – La respuesta del demonio

1 – Conozco a Jesús. Del gr. ton lèsoun ginõskõ, “Jesús yo reconozco”. Ginõs-
kõ, en este caso, no sugiere mero conocimiento personal, sino el reconocimien-
to de la autoridad (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día).
2 – Sé quién es Pablo. Del gr. ton Paulon epistamai, “estoy familiarizado con
Pablo” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día).
3 – Pero vosotros, ¿quiénes sois? Literalmente, “y ustedes, ¿quiénes son us-
tedes?
temía al nombre de Jesús cuando lo profería alguien como Pablo, pero no tenía
el mismo temor delante de los impostores (Comentario Bíblico Adventista del
Séptimo Día).
4 - Los falsos cristianos de la actualidad también son un obstáculo en el avance
del reino de Dios.

4 – LA VERDADERA CONVERSIÓN CAMBIA NUESTROS VALORES

A – La conversión de muchos

1 – La señal de conversión de aquellos hombres fue abandonar completamente


lo que los alejaba de Dios.
2 – Los libros eran caros, pero no lo tomaron en cuenta.

solamente en el precio de los libros, lo que cita Lucas, pero también en la pér-
dida de dinero en potencial, que podrían recibir por medio de la práctica de las
“artes mágicas”. Cincuenta mil denarios.

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B – Todas las personas realmente convertidas estarán dispuestas a abandonar
todo lo que en sus vidas esté en desacuerdo con la voluntad de Dios.

5 – EL RECIBIMIENTO DEL ESPÍRITU SANTO DEBE SER EL OBJETIVO DE


LA IGLESIA

A – Todas las señales maravillosas de esta historia bíblica se dieron por la actua-
ción del Espíritu Santo en la vida de Pablo y de la iglesia en Éfeso.

B – El bautismo del Espíritu Santo es lo que diferencia al cristiano verdadero


del falso.

C – El bautismo del Espíritu Santo es lo que impulsa el crecimiento saludable


del reino de Dios.

D – El bautismo del Espíritu Santo es lo que sustentará al cristiano en la fe


saludable.

CONCLUSIÓN

El crecimiento del reino de Dios es un proceso que pasa por la conversión y


el crecimiento espiritual de cada ciudadano del reino. La historia de la iglesia
en Éfeso nos da elementos que nos ayudan a ponernos en el camino de ese
crecimiento. El elemento clave en todo eso es el bautismo del Espíritu Santo.

Llamado: ¿Quién quiere hacer su parte para recibir al Espíritu Santo?

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Sermon 2 DEUTERONOMIO 10:14

APRENDIZAJE

A. LA DUDA TIENE UN _________ (PRECIO)

1. Hay una gran diferencia entre actuar por ignorancia y actuar en la igno-
rancia. Actuar por ignorancia tiene que ver con la falta de conocimiento;
pero actuar en la ignorancia es saber algo y hacer lo contrario. Los dos
tienen consecuencias.
2. No es necesario que nos quedemos con la duda. Jesús le dijo a Tomás:
“Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27).
3. Un hombre llamado Claudio se desveló de madrugada y comenzó a
desesperarse. Cuando la duda acecha, le genera miedo y angustia.
Claudio buscó un médico, amigo de la infancia. El médico dijo que el
problema era la falta de paz. Claudio estuvo de acuerdo con eso, ya que
estaba así desde que descubrió la verdad sobre el diezmo.
4. El profeta dice que aquellos que están lejos de Dios “son como el mar
en tempestad, que no puede estarse quieto...” (Isaías 57:20).
5. Muchas personas entienden, creen y practican el acto de diezmar, pero
por otro lado, hay personas que tienen dudas. Quieren saber el porqué
de la devolución del diezmo.

B. LA DUDA SUGIERE ___________ (INVESTIGACIÓN)

1. No es vergonzoso tener dudas. Después de todo, es allí donde comien-


za la sabiduría porque aparecen las preguntas. El secreto es avanzar
buscando respuestas.
2. El Dr. Mauro invitó a Claudio a su casa a un estudio bíblico para res-
ponder sus preguntas. Si usted busca a Dios, él pone en su camino las
respuestas. Pero de nada vale preguntar si no está dispuesto a escuchar.
3.
veracidad de la Palabra de Dios, sino que debemos escudriñar las Escri-
turas para aprender lo que contienen” (Testimonios para la iglesia, t. 5,
p. 503).

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4. Lo primero que hay que saber es quien es el dueño de todo. En el libro
de Job, Dios mismo pregunta y da la respuesta: “¿Quién me ha dado a
mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es
mío” (Job 41:11). Dios es el dueño del mundo.
5. “y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído
esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder

[…]” (Deut. 8:17,18).

C. LA DUDA DEBE SER ___________ (ELIMINADA)

1. Claudio hacía muchas preguntas. El Dr. Mauro leyó Génesis 2:16-17 “De
todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien
y del mal no comerás” y preguntó: “¿Por qué Dios prohibió comer de un
árbol?”. Respuesta: “Para que la pareja aprendiera la lección de que
eran criaturas y dependientes”.
2. ¿Y eso qué tiene que ver con el diezmo? Respuesta: El Edén fue llevado
y en lugar de aquel árbol Dios dejó el diezmo, para que todos reconoz-
can quién es el Creador.
3. El árbol del conocimiento del bien y del mal, así como el diezmo, se
declaran como uso exclusivo de Dios, y que el hombre no debe tomar
para sí. Dios espera que el ser humano demuestre obediencia.
4. Debido a esa desobediencia hubo consecuencias. Primero, la separa-
ción entre el hombre y Dios: “Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, por-
que estaba desnudo; y me escondí” (Gén. 3:10). Después, una división
entre el hombre y la mujer: “La mujer que me diste por compañera me
dio del árbol, y yo comí” (Gén 3:12). Finalmente, una división entre el
hombre y otro hombre: “Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo
mató” (Gén. 4:8).
5. Dios creó al ser humano para ser feliz. Para rescatarlo, Dios dio a su Hijo,
en la cruz. Pero, allí en el Edén, de rapidamente proveyó un cordero: “Y
Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió”
(Gén. 3:21). La justicia de Cristo es la única forma de salvación.

CONCLUSIÓN

1. A través del diezmo entendemos que somos criaturas, dependientes y que


debemos mostrar obediencia.

2. Dios es muy claro sobre lo que quiere de nosotros: “Traed todos los diezmos
al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová

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de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10). “Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mat. 6:21).

3. Todo lo que usted tiene, desde el día en que nació es prestado. “Para pro-
veernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales
nada sabemos” (El ministerio de curación, p. 382). Luego de mucha conversa-
ción, Claudio no tenía más dudas sobre el diezmo.

4. Dios quiere responder todas las dudas en su vida, hoy mismo.

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Sermon 3 MALAQUÍAS 3:7-10

RESTITUCIÓN

INTRODUCCIÓN

Invito a todos a abrir sus Biblias en el libro de Malaquías 3:7-10. El texto nos
dice así:

“Desde la época de sus antepasados se han apartado de mis preceptos


y no los han guardado. Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —
dice el Señor Todopoderoso—. Pero ustedes replican: ‘¿En qué sentido
tenemos que volvernos?’¿Acaso roba el hombre a Dios? ¡Ustedes me
están robando! Y todavía preguntan: ‘¿En qué te robamos?’ En los
diezmos y en las ofrendas. Ustedes —la nación entera— están bajo
gran maldición, pues es a mí a quien están robando. Traigan íntegro
el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa.
Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro
las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que
sobreabunde (NVI).

Para entender correctamente este texto es importante considerar el contexto


histórico del libro de Malaquías. El nombre Malaquías significa “mi mensajero”.
Él fue el último de los profetas menores en registrar sus mensajes por escrito,
pero no escribió nada sobre sí mismo; por eso, casi no tenemos información
sobre él. Pero eso no es importante, porque cuando se habla de un mensajero,
lo que más importa son sus mensajes y no quién es o de dónde viene.

Malaquías es uno más de los profetas pos-exilio; probablemente haya sido


llamado cuando Nehemías estaba reconstruyendo Jerusalén y las cosas se
estaban desintegrando en el pueblo. En este contexto, Malaquías vino con su
mensaje para dejar en evidencia el pecado del pueblo y llamarlo de regreso a
Dios.

En su libro, Malaquías acusa al pueblo de Israel, junto a su sacerdocio, de estar


cometiendo varios pecados, entre ellos:

- Ofrecer sacrificios inmundos, Mal. 1:6-14

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- Despreciar los privilegios divinos, Mal. 2:1-9
- Matrimonios con mujeres paganas, Mal. 2:10-12
- Contaminación del sacerdocio, Mal. 1:6
- Arrepentimiento hipócrita, Mal. 2:13
- Divorcio de las esposas, Mal. 2:14-16
- Opresión a los pobres, Mal. 3:5
- Robo de los diezmos y ofrendas, Mal. 3:7-10

Vean que se trata de un contexto muy parecido al de los profetas del Antiguo
Testamento: rebeldía, pecado, distanciamiento de Dios, etc...

El pueblo había regresado del cautiverio, ya estaban establecidos como nación,


el templo y la ciudad estaban en proceso de reconstrucción; o sea, todo iba
muy bien, pero no estaban felices con Dios. Ellos creían que los impíos estaban
viviendo mejor que ellos. Creían que Dios no estaba siendo justo, querían
recibir más de lo que estaban recibiendo. Debido a esa insatisfacción con Dios,
fueron distanciándose cada vez más del pacto que Dios había hecho con ellos
en el pasado.

Esta es una historia que se repite cada tanto. Nosotros pecamos y, por eso,
recibimos las consecuencias de nuestros pecados, y después culpamos a Dios.

de sus errores.

I. EL SEÑOR NOS PIDE QUE VOLVAMOS A ÉL

El libro de Malaquías es un llamado de Dios para que el pueblo regrese a

escrito en el libro de Deuteronomio.

1. ¿Por qué el pueblo de Israel necesitaba volver al Señor?

Las bendiciones eran condicionales a la obediencia. Al no estar en obediencia


al Señor, estaban recibiendo las maldiciones del pacto, pero no lograban verlo.
Ellos acusaban a Dios de haberlos abandonado, pero la realidad era que ellos
habían abandonado a Dios. Cuando Dios les pidió que volvieran, les estaba

bendiciones del mismo. Si ellos querían volver a recibir las bendiciones del

el pasado.

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Amigos, lo que sucede hoy no es diferente. Dios realmente quiere bendecir a
sus hijos, pero muchas veces, nuestra desobediencia impide que Dios derrame
sus bendiciones sobre nosotros. Tenemos como ejemplo la historia de Moisés.
El sueño de Dios era que él entrara en la Tierra prometida, pero él golpeó la
piedra, en vez de hablarle junto a las aguas de Meriba (Num. 20); este pecado
impidió que Dios cumpliera su sueño en la vida de Moisés. Hay muchas historias
que dejamos de vivir a causa de nuestros pecados.

El pueblo decía “¡El Señor no nos está bendiciendo!”. Dios decía; “¡yo Jehová
no cambio!” (Mal. 3:6) Si ustedes no están siendo bendecidos, la culpa es de
ustedes. Vuelvan a mí y recibirán las bendiciones.

2. ¿Por qué dejaron de entregar los diezmos y las ofrendas?

En el libro de Malaquías, Dios acusa al sacerdocio y al pueblo de estar en


pecado. El sacerdocio es acusado de haber profanado la adoración al ofrecer

robando a Dios en los diezmos y las ofrendas.

Ellos dejaron de devolver los diezmos y las ofrendas por dos motivos: primero
porque comenzaron a mirar a los impíos (Mal. 3:15) y llegaron a la conclusión

fe. Como estaban viviendo una crisis tanto económica como espiritual, y la
económica era consecuencia de la parte espiritual, tuvieron miedo de que les

les mandaría lluvia en el momento indicado (Deut. 28:12), y así plantarían y


cosecharían en abundancia, pero la lluvia no llegaba debido a su pecado; por
eso, la cosecha estaba comprometida. Por eso, tenían miedo de entregarle al
des.

Desgraciadamente, hoy tenemos muchos cristianos que no devuelven los


diezmos y las ofrendas por falta de fe. La crisis económica es una realidad en
muchos países, y en medio de las crisis tenemos falta de fe, pero es exactamente
en estos momentos de crisis cuando debemos ejercer nuestra fe con más
fuerza. Dios prometió sustentarnos y ampararnos en todos los momentos, dijo
que nunca estaríamos solos. Aunque no recibamos todo lo que nos gustaría, él
prometió que nuestro pan y nuestra agua serían seguros (Éxo. 23:25). David, en
el Salmo 37:25 dice que “no he visto justo desamparado, ni su descendencia
que mendigue pan”.

le dará todo lo que usted necesita.

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3. La infidelidad de Israel ¿estaba justificada?

Es interesante que, humanamente hablando, la infidelidad del pueblo estaba


justificada. Tal vez algunos de ellos habían dejado de ser fieles, debido a la
apostasía del sacerdocio. Quizás pensaban así: “No devolveré el diezmo a
este sacerdocio corrupto”. Hoy las cosas no son diferentes. Muchos creen que
pueden dejar de ser fieles dependiendo de la condición del pastor o la iglesia,
o de las decisiones de la Asociación, etc. Pero con esta historia nos damos
cuenta de que no hay justificación para la desobediencia, porque incluso con el
sacerdocio corrupto como en el período de Malaquías, Dios les dijo que debían
volver a devolver los diezmos y las ofrendas. El pecado de los sacerdotes no
les daba libertad para pecar. De esta forma, Dios muestra que no devolver
el diezmo es un pecado que se comete contra Dios, y no contra el pastor, la
iglesia o la Asociación.

II. EL SEÑOR DICE QUE LOS QUE VUELVAN A ÉL RECIBIRÁN BENDICIONES


HASTA QUE SOBREABUNDEN

1. ¿Qué significaba esa bendición para el pueblo de Israel?

Entender el significado de la palabra bendición es fundamental para interpretar


correctamente este texto. ¿Qué es bendición para Dios? Muchos creen que
es aquello que quiero o deseo. Por ejemplo, quiero un automóvil o una casa,
o mucho dinero; si lo obtengo es porque fue bendecido. Y si no lo recibo es
porque no fui bendecido. Muchos hasta determinan el tipo de bendición que
quieren recibir. Por todo eso, algunos creen que ser bendecido es tener éxito
en la vida y no tener ningún tipo de dificultad.

La bendición es un favor divino, una dádiva, un regalo. En el contexto bíblico,


la bendición va junto con aquello que Dios hace en favor de sus hijos. Para el
pueblo de Israel, en el período de Malaquías, la bendición que ellos deseaban
era la lluvia. Ese es un detalle importante, teniendo en cuenta que muchos,
con base en el texto de Malaquías, dicen que si somos fieles a Dios en los
diezmos y ofrendas, Dios nos dará bienes materiales como un automóvil, casa,
dinero o cosas semejantes. Pero Dios no promete nada de eso, simplemente
les está diciendo que si volvían a ser fieles, él les daría nuevamente la lluvia en
el momento indicado, como lo había prometido en el pacto. Esto está claro
en el texto: “...si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10). Noten el término
“abrir las ventanas de los cielos” refiriéndose a lluvias de forma abundante.
Dios no le está prometiendo al pueblo casa, carro o ningún bien material, la
bendición prometida es la bendición del pacto. En Deuteronomio 28:12 Dios

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les promete lluvia y sobre eso habla él. La palabra ventanas, se podría traducir
como “compuertas de los cielos”. Es la misma expresión que se usa en Génesis
en ocasión del diluvio, donde se dice que Dios abriría las compuertas del cielo.
¿Entienden? Dios está hablando de lluvia, no de dinero. Ellos estaban
reclamando que la lluvia no llegaba, por eso sufrían. Entonces Dios les dijo:
“Yo soy el mismo, yo no cambié. ¿Recuerdan mi pacto? Dice que si ustedes

abundante; y haré más: reprenderé al devorador (una referencia a los insectos


que destruían las plantaciones)”.

Entonces, amigos, cuando la Biblia habla de bendición, no se trata de algo que


usted desea ni algo que usted determina. La bendición es algo que Dios desea
darle, y Dios siempre sabe lo que realmente necesitamos y lo que será mejor
para nosotros. Felices son aquellos que confían sus vidas al cuidado del Señor.

2. ¿ La bendición precede a la obediencia o la obediencia precede a la


bendición?

Este es otro detalle importante: ¿será que obedecemos para ser bendecidos u
obedecemos porque fuimos bendecidos? ¿Qué viene primero: la bendición
o la obediencia? En el texto bíblico, la bendición siempre precede a la
obediencia. Dios primero nos bendice, después nosotros lo obedecemos. En lo

los diezmos? Porque Dios primero nos dio la bendición del trabajo. Antes de
la bendición del trabajo, nos dio la fuerza, la salud física, para trabajar. Nadie
podría devolver el diezmo si antes Dios no lo hubiera bendecido.

Miremos nuevamente al pueblo de Israel. Dios dejó de mandarles las lluvias

les mandaba lluvias, pero ellos primero dejaron de obedecer, y por eso Dios
dejó de enviarles las lluvias.

Muchos usan el texto de Malaquías para apoyar la teología de la prosperidad.


Esa teología enseña que cuanto más usted entrega, más recibe de Dios. Si usted
da 10, recibirá 20; si da 20, recibirá 40, etc. ¡Eso es mentira! Dicha teología no

muda de ropa. Y vea a los apóstoles, murieron todos pobres.

3. Entonces, ¿por qué el Señor nos pide que lo probemos?

Si la bendición precede a la obediencia, ¿por qué Dios nos pide que lo


probemos? Cuando él dijo “Probadme en esto”, ¿será que nos está pidiendo

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quiero que me des lo que te pedí”. Como si fuera posible hacer un trato
de esos con el Señor. ¡Claro que no! ¿Quiénes somos nosotros para querer
probar a Dios? Nosotros debemos ser probados por él. Dios no necesita que

así experimentar nuevamente las bendiciones del pacto. Es un “probar” no


de “examinar” sino de experimentar o sentir nuevamente las bendiciones del

real.

III. VOLVER AL SEÑOR ¿INVOLUCRA EL PRESENTE O TAMBIÉN EL PASADO?

Cuando hablamos de volver al Señor dentro del contexto de diezmos y


ofrendas, ¿será que Dios espera que redimamos el pasado, o sea, el período

el presente y lo que quedó atrás no tiene importancia? Con relación a eso,


debemos considerar los tres puntos siguientes:

1. El pueblo de Israel fue acusado de robo

Dios acusa al pueblo de Israel de robo. ¡Esa es una acusación muy seria! Quien

robando a Dios. Esa frase debería causar pavor en cualquier cristiano, pero
desgraciadamente parece que algunos no se asustan con ella, y viven dentro
de la iglesia, queriendo recibir las bendiciones del Señor, pero sin devolverle
lo que le pertenece. Tal vez hoy le estoy hablando a alguien que es adventista

devuelvo el diezmo, pero aun así estoy recibiendo las bendiciones del Señor”.

tiempo, y las lluvias seguían cayendo, pero llegó un día en el que las lluvias no
cayeron más. Llegará un momento en el que las bendiciones dejarán de caer
sobre usted y, si eso no sucede aquí en la tierra, sepa que la mayor bendición
que Dios tiene para nosotros es la salvación, y vea lo que Dios nos dice a
través de Elena de White: “El tiempo pasa rápidamente hacia la eternidad.
No retengamos de Dios lo que le pertenece. No le rehusemos lo que, aun
cuando no puede ser ofrecido con mérito, no puede ser negado sin ruina...”
(Los hechos de los apóstoles, p. 452). Elena de White está diciendo que nadie
será salvo porque devuelve los diezmos, pero que muchos se perderán por no
devolverlo. Entonces, podemos concluir que el diezmo no es tema de salvación,
pero sí de perdición.

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2. Si alguien robó, debe devolver lo que fue robado

Según el diccionario, “robar” es apropiarse de un bien ajeno, mediante


violencia, amenaza o fraude. El diccionario también dice que robar es practicar
robos, o sea, actuar como ladrón. Yo no conozco ningún país donde un ladrón
que es descubierto no tenga que pagar, de alguna forma, por el crimen que
cometió. En muchos lugares, los criminales, además de devolver lo que robaron,
también pierden la libertad; o sea, van a la cárcel por determinado tiempo, de
acuerdo con la gravedad del crimen practicado. ¿Será que con Dios debe ser
diferente? Vea lo que dice Elena de White al respecto:

en llevarle también ofrendas de agradecimiento voluntarias. Hay muchos


que no serán bendecidos hasta que restituyan los diezmos que han
retenido. Dios espera que redimáis el pasado. La mano de la santa ley

han retenido el diezmo hagan un cálculo exacto y devuelvan al Señor lo


que han robado de su obra. Haced restitución y llevad al Señor ofrendas
de paz” (Consejos sobre mayordomía, p. 87).

El mensaje es muy claro: aquellos que retuvieron el diezmo del Señor, deben
devolverle lo que le pertenece, porque se apropiaron de algo ajeno mediante
un fraude. Eso es robo.

3. ¿Todos deben devolver los diezmos atrasados?

Ahora ¿será que todos deben devolver los diezmos atrasados? Hay dos
situaciones en las que esto no se aplica. En primer lugar, a quienes no conocían
este mensaje, o sea, vivían en el tiempo de ignorancia (Hechos 17:30). Estos no
lo devolvían no porque no querían, sino porque no sabían que era necesario.
Dios no les reclamará eso. Hay una segunda situación en la que Dios no exigirá
la restitución. Vea lo que dice Elena de White:

“Si habéis rehusado tratar honradamente con Dios, os ruego que

esto no puede hacerse, orad con humildad y contrición que Dios, por
amor a Cristo, perdone vuestra gran deuda. Comenzad ahora a actuar
como cristianos. No presentéis excusas por haber dejado de dar al
Señor lo que le pertenece. Ahora, mientras aún se escucha la dulce voz
de la misericordia, mientras aún no es demasiado tarde para corregir
los errores, mientras se dice hoy, si oís su voz no endurezcáis vuestros
corazones” (Consejos sobre mayordomía, p. 105).

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Puede haber situaciones en las que no sea posible la restitución, por ejemplo,
alguien que se arrepienta y, por algún motivo no tenga más recursos, o alguien

tenga más tiempo para adquirirlos, en estos casos, si el arrepentimiento es


genuino, Dios lo perdonará.

Es bueno dejar en claro que son excepciones a la iglesia, Dios juzgará a cada

posibilidad, aunque lleve muchos años, Dios espera que redimamos el pasado
y restituyamos lo que le pertenece.

CONCLUSIÓN

Queridos, el deseo de Dios es bendecirnos cada día más. Vea qué linda es la
promesa que tenemos en el libro de Isaías:

“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto,
será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es
Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. Ciertamente
el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene
misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.
Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo,
tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus
maestros. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este
es el camino, andad por él“ (Isa. 30:18-21).

Este texto dice que primero, Dios es justo. Segundo, él tendrá piedad de
sus hijos y nunca más permitirá que lloren. Tercero, felices son los que en él

les mostrará el camino para salir de esa situación. A estos les dirá: “Este es el
camino, andad por él”.

El llamado del Señor es: “Vuelvan a mí”. Amigos, Jesús es el camino, volver a
él es estar en el camino. ¿Dónde está usted en su caminata cristiana? ¿Por qué
camino ha andado usted? Si por esas cosas de la vida usted ha andado lejos
del camino que Jesús quiere que recorra, pare donde se encuentra y vuelva de
manera urgente a los caminos del Señor. Y Malaquías dice que si usted vuelve
a Dios, él volverá a usted.

¡Que Dios nos bendiga a todos!

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19 --
Sermon 4 LUCAS 19:1-10

ENTREGA COMPLETA

INTRODUCCIÓN

En el pasado, Jericó fue una ciudad importante, estratégica y muy fortificada.


En los tiempos de Jesús, era una ciudad importante para el Imperio Romano.
Era una ciudad de veraneo para los romanos. Mucha gente importante vivía
en esa ciudad, incluyendo el jefe de los recaudadores de impuestos: Zaqueo.

Jericó, fue el escenario de grandes milagros. Ya en su conquista, Dios operó de


modo milagroso entregando la ciudad en las manos de su pueblo.

En los tiempos de Jesús, presenciamos dos grandes milagros: la cura del ciego
Bartimeo y el episodio que marcó la vida de Zaqueo.

Zaqueo tenía todo para ser feliz: mucho dinero, poder, influencia, familia y sa-
lud. Lo increíble es que no era feliz. Había un vacío en su alma del tamaño del
universo, y solamente un ser mayor que el universo podía llenar ese vacío. Y
ese ser era Dios.

I – JESÚS ENTRÓ EN LA CIUDAD v.1

A – ¡Ya no será la misma!


1) Donde el evangelio llega, el escenario cambia.
2) Se hace más pacífico.
3) Más próspero.

B – Allí vivía Zaqueo.


1) Calles angostas y superpobladas...
2) Zaqueo, petiso y rechazado por el pueblo, no podía ver a Jesús.
3) Delante de los obstáculos, no se rindió, buscó alternativas...

C – Árbol de esperanza:
1) Delante de la oposición, no renunció a sus sueños, buscó alternativas...

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20 -
2) No era de las personas que desisten fácilmente, salió del medio de la
multitud...
3) Quería tener un encuentro con Jesús
4) Jesús contempló el anhelo secreto del corazón de Zaqueo mientras se
escondía en el árbol.

a misma.

II – JESÚS ENTRÓ EN LA CASA vs.5,7

A – Ya no será la misma.
1) Jesús no quería entrar solo en la ciudad, sino en el hogar de Zaqueo.
2) Zaqueo reunió a toda la familia, porque Jesús deseaba salvar a toda la
familia.
3) Ejemplo de hogares transformados por Jesús:
a) Hogar de Pedro, la salud de su suegra.
b) Marta y María, les trajo alegría al resucitar a Lázaro...
c) Jairo recibió a su hija de nuevo...

B – Un hogar que se rinde a Jesús es feliz.


1) Cristo restaura: paz, alegría, esperanza, amor.
2) Trae perdón y felicidad.
3) Jesús, no quiere entrar solo en la ciudad, quiere entrar a su hogar, restau-
rar su matrimonio, completar lo incompleto.
4) Un hogar que se rinde completamente a Jesús es feliz.

III – JESÚS ENTRÓ EN EL CORAZÓN vs.8, 9

A – Dar el corazón = conversión. Apoc. 3:30.


1) Jesús, no quiere entrar solo en la ciudad y en nuestra casa, desea tam-
bién entrar en nuestro corazón.
2) Jesús desea ser el primero en ocupar el centro de nuestra vida...

B – Entregar el corazón = rendirse completamente.


1) “Decido” = decidir – usó el libre albedrío.
2) El arrepentimiento y la conversión llevan a un cambio de actitud...

C – Rendirse = salvación que lleva a la misión vs.8, 9.


1) v.8 Se desprendió de las cosas materiales porque entendió el verda-
dero papel de un misionero: salvar.

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2) Jesús dijo que llegó la salvación a esa casa, porque él tuvo acceso al
corazón de cada persona.

1) Ejemplos:
a) viuda pobre Mar.12:43,44;
b) Caín, la mejor ofrenda, la que Dios pidió;
c) Bernabé, Hechos 4:36;
d) Abraham, dispuesto a entregar a su propio hijo;
e) Dios Padre al entregar a su Hijo, Juan 3:16;

“Es el motivo lo que da carácter a nuestros actos, marcándolos con ig-


nominia o con alto valor moral. No son las cosas grandes que todo ojo
ve y que toda lengua alaba lo que Dios tiene por más precioso. Los pe-
queños deberes cumplidos alegremente, los pequeños donativos dados
sin ostentación, y que a los ojos humanos pueden parecer sin valor, se
destacan con frecuencia más altamente a su vista. Un corazón lleno de
fe y de amor es más apreciable para Dios que el don más costoso” (El
Deseado de todas las gentes, p.567).

CONCLUSIÓN

No hay una verdadera conclusión sin una entrega completa. La conversión qui-
ta el egoísmo, nos hace altruistas y liberales en la causa del Señor.

LLAMADO: ¿Hay un lugar, en su hogar, en su corazón, para Jesús? ¿Desea


rendirse completamente a él ahora? Su vida, su hogar y su comunidad no serán
los mismos.

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Sermon 5 GÉNESIS 22:8

LA ESCUELA DE LA VIDA

INTRODUCCIÓN

En la escuela de la vida aprendemos que la vida es un terreno de aprendizaje;


y cuando dejamos de aprender, paramos de crecer. Y si paramos de crecer,
paramos de vivir.

Bienvenido a la escuela de la vida. Viene repleta de alegrías, pero también de


pruebas y tentaciones. Las “tentaciones” vienen del deseo que hay dentro de
cada uno de nosotros, mientras que las “pruebas” vienen del Señor, con el
propósito de la educación de sus hijos.

Podemos también decir que las “tentaciones” pueden ser usadas por el ene-
migo de Dios para despertar lo peor que hay en nosotros, mientras que las
pruebas son usadas por el Espíritu Santo para sacar lo mejor de nosotros.

1. EN LA ESCUELA DE LA VIDA LAS PRUEBAS SON REALES

Abraham se inscribió en la “escuela de la fe” a los 75 años de edad, pero cuan-


do tenía más de cien años, todavía pasaba por pruebas duras y fuertes.

No podemos negar que entre muchas otras pruebas enfrentadas a lo largo de


su trayectoria, fue difícil el momento en el que el mismo Señor, en una visión

de la promesa.

No sé cuántos años de trayectoria de vida tiene usted, pero de seguro ya ha


enfrentado algunas pruebas que probablemente no fueron fáciles de superar.
Pienso que algunas de ellas habrán sido casi imposibles de soportar. Yo no sé lo
que usted le respondió a Dios en la hora de dolor, sufrimiento y angustia, pero
sí sé que Abraham, el padre de la fe, respondió: “Dios proveerá”.

Él estaba convencido de que pasara lo que pasara, Dios estaría con él. Se cen-
traba en su presencia y su esperanza era que lo mejor estaba por venir. ¿Será

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- 21
que usted y yo tenemos esa misma esperanza cuando sufrimos los golpes de
la vida?

“Este acto de fe de Abraham ha sido registrado para nuestro beneficio.

por severos y crueles que parezcan; y enseña a los hijos a someterse


enteramente a sus padres y a Dios. Por la obediencia de Abraham se nos
enseña que nada es demasiado precioso para darlo a Dios” (Consejos
para la iglesia, p. 335).

2. LAS GRANDES PRUEBAS EN LOS DÍAS ACTUALES

Muchos son los relatos de personas que enfrentaron duras pruebas y que en la

en él toda su esperanza, al punto de entregarse a él completamente sin reser-


vas. Por esto, las historias de fe no son solo cosa del pasado. Y probablemente,
usted está recordando ahora alguna historia de fe que haya marcado su vida
espiritual.

La historia de Pedro Humberto, contada por el pastor Alejandro Bullón es real-


mente fascinante:

Pedro Humberto, volvió a la tierra donde había sido criado, después de aban-
donarla en busca de nuevos horizontes en la gran ciudad. Pero volvió con las
heridas de una vida de pecado, enfermo, tosiendo con sangre. Los vecinos al
ver aquella escena, pensaban que no les quedaba más que sepultarlo junto a
sus padres cuando muriera.

Él volvía a una tierra que parecía maldita. Hacía casi tres años que no llovía en
el lugar. Era una tierra que no producía nada ya, y todo lo que crecía moría de
hambre y sed. Pedro Humberto resistía más de lo que se esperaba.

Cada sábado salía arrastrando el cuerpo enfermo por una calle de tierra, por
12 km, hasta la ciudad más cercana. ¿Qué iba a hacer allí? Eso era lo que se
preguntaban los vecinos. Parecía que iba a un lugar milagroso, ya que en repe-
tidas ocasiones veían la escena de su regreso, después de que el sol se ponía,
con menos tos.

Un grupo de muchachos del vecindario hasta lo encontraron un sábado, cuan-


do el sol se ponía, hablando alto, cantando y saltando, pero no entendían nada.

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3. UN RELATO EMOCIONANTE

El misterio se terminó el día en el que Pedro Humberto visitó a una familia


vecina y les habló del amor de Jesús. El resultado fue que aquella familia se
emocionó hasta las lágrimas al escuchar su historia.

Él había nacido en un hogar humilde y había crecido contemplando las bellezas


naturales de una vida campestre. Al irse a la ciudad grande, se relacionó con
los placeres del mundo, al punto de perder su propia salud, pero al encontrarse
con Cristo, su esperanza se restauró.

Cuando vivía en la ciudad grande, descubrió que quien no tiene dinero, vale
poco, y que ganarlo honestamente sería muy difícil. Fue allí cuando decidió
aceptar propuestas indecentes, y llegó a involucrarse en el mundo del narco-
tráfico. Un día lo atraparon en el aeropuerto de la capital de su país cuando
intentaba embarcar a Miami con 5 kilos de cocaína.

Una vez preso, tuvo una sensación terrible; pensaba que iba a morir, ya que
entre los internos se esparció una epidemia de tuberculosis. Fue en esas cir-
cunstancias cuando Pedro se encontró con el Señor Jesús.

Al comienzo, él decía: “Yo no quería saber nada con respecto a Jesús, pero a
medida que mi salud empeoraba, se me ocurrió que tal vez Dios podría hacer
algo por mí. Fue en ese momento en el que le entregué mi vida a Jesús y me
bauticé en la cárcel”.

Las personas que escuchaban ese testimonio, parecían endurecidas; estaban


en silencio total. Entonces, alguien preguntó: “¿Pero Jesús no lo curó?”. Su
respuesta fue: “No me curó los pulmones, pero me curó el alma. Le dio paz a
mi corazón, y por primera vez pude dormir con la seguridad de que era salvo.
Como resultado, se me terminaron los miedos y las inseguridades de la vida”.

4. EL REGRESO

Dos años después de su conversión, Pedro cumplió su pena y salió de la cár-


cel. Es verdad que continuaba enfermo, pero ya no tenía miedo a nada, ni a
la muerte, porque ahora cree que la muerte es solo un sueño y que todos los
que descansen en el Señor resucitarán cuando Jesús regrese. ¡Qué bendita
esperanza!

Volvió al lugar donde se había criado porque entendió que no podía morir sin
ver nuevamente el verde de los campos y los pájaros que cantan y vuelan. Lo

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25 -
que sucedió fue que al volver se encontró con un pueblito sufrido por la sequía,
que ya no producía nada, y en el que los animales que había morían de hambre
y sed.

Pedro, en su caminata cristiana aprendió algunas verdades importantes para su


vida: la importancia del estudio de la Biblia y la oración, y también el testimonio
del amor de Jesús. Por esta razón, se acerca a sus vecinos, para compartir el
evangelio que conoció.

5. UNA PRUEBA DE FE

El tiempo seguía su curso, y Pedro se dio cuenta de que su capacidad pulmonar


iba aumentando lentamente. Comenzó entonces a cultivar la vieja tierra dejada
por los padres. La sequía era grande; las personas buscaban agua a distancias
grandes para las necesidades básicas de la casa y nadie plantaba nada por esa
sequía.

A mitad de una madrugada fría, se arrodilló y clamó al Señor: “Señor, necesito


que esta tierra produzca para poder sobrevivir. Tú eres el dueño de todas las
fuentes de las aguas. Humanamente, no hay razón para arar la tierra, pero en
tu nombre araré el camino de la fe y te entregaré, además del diezmo, la mitad
de todo lo que me des”.

Al día siguiente, los vecinos vieron a Pedro Humberto arando la tierra, se mo-
lestaron un poco, y una señora hasta se le acercó y le preguntó por qué razón
estaba arando la tierra. Él le respondió: “para sembrar, señora”. Pero, ¿para
sembrar qué si la sequía no dejaba que nada creciera?. En ese momento él
le dijo que había hecho un pacto con Dios. La señora le preguntó qué era un
pacto, y él le explicó que era un acuerdo con Dios que es el Dueño de todo y
que todo lo puede.

6. SUCEDIÓ EL MILAGRO

Bueno, en realidad, la actitud de Pedro confundió a las personas. Algunos


creían en su fe, tanto que también comenzaron a arar la tierra; mientras que
otros se burlaban y decían que estaba loco.

Una noche cuando la mayoría dormía, Pedro estaba en oración y el cielo es-
taba azul, pero repentinamente el cielo se fue oscureciendo, y comenzaron
los estruendos de truenos y relámpagos que rasgaban el cielo. Las miradas
asustadas se asomaban a las ventanas y, al mismo tiempo, rostros repletos de

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26 -
alegría presenciaban las primeras gotas de la lluvia que regaba la tierra, lo que
proporcionó una gran cosecha aquel año.

Para Pedro Humberto, la mayor alegría no venía de la cosecha, sino de la fe que


se había despertado en ese pueblito. Ya no necesitaba caminar los 12 km para
ir a la iglesia, pues en su comunidad nació una nueva iglesia.

Pedro continuó sirviendo a aquella comunidad, unió a los productores y co-


menzaron a vender sus mercancías a las grandes ciudades y así, tanto él como
los demás productores pudieron aumentar sus entradas. Pero nunca descuidó
el diezmo ni el pacto del 50 % de sus ganancias que había hecho con Dios.
El pacto de fe que este hombre hizo con Dios fue el resultado de una experien-
cia diaria con Jesús. ¿Será que usted y yo estamos acercándonos diariamente
a nuestro Maestro, Creador y Sustentador? O ¿será que estamos siendo negli-
gentes por las exigencias de esta vida?

7. EL RECONOCIMIENTO DE LA SOBERANÍA DE DIOS

Lo único que hizo Pedro fue reconocer la soberanía de Dios. Quien conoció a
Pedro unos años atrás, sucio, desilusionado y preso en una celda, no podría
haber imaginado cómo la “soberanía de Dios” sería capaz de revelarse por
medio de una vida tan impactada por el pecado; sin embargo, la gracia y la
misericordia de la sangre del Cordero no solo lo tocó, sino que lo transformó

Jesús como su Salvador personal hoy?

resultado de un encuentro con el Señor que nos brinda la verdadera transfor-


mación que solo Jesucristo puede dar.

CONCLUSIÓN

En Ezequiel 36:24 al 30, el Señor tiene una promesa para sus hijos:

“Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os trae-


ré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de
todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré co-
razón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro
de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis pre-
ceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres,

27 -
- 25
y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios. Y os guardaré
de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré
hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos,
para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones”.

En la escuela de la vida, necesitamos aprender a confiar más en Dios y menos


en nosotros mismos. Y todas las veces que confiamos en él sin reservas cono-
ceremos al Dios de las segundas y nuevas oportunidades. Solo debe confiar,
pues él todo lo puede.

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Sermon 6 2 CORINTIOS 8:1-5

UNA VIDA DEDICADA A LA CAUSA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Algunos ejemplos de vida en el cristianismo brillan como un farol en la pro-


funda oscuridad de nuestro mundo egoísta que nos dice: podemos ser ge-
nerosos, a pesar de nuestras pruebas. Esos ejemplos deberían desafiarnos a
invertir nuestro tesoro en el cielo, donde la polilla, la herrumbre y los ladrones
no pueden llegar.

Cierto misionero había desafiado a los miembros de su iglesia a hacer un sa-


crificio en favor de la causa de Dios. Y cuando visitó a una de las familias más
pobres de la iglesia, no podía creer lo que veían sus ojos. Cuando se acercó,
se dio cuenta que el hijo más grande era quien cargaba con el arado, en vez
de que lo hiciera el buey fuerte que poseía la familia. Cuando el misionero
preguntó “¿Dónde está el buey?”, se sorprendió al escuchar la respuesta de
la familia: “Lo vendimos para poder dar una ofrenda para el nuevo lugar de
adoración a Dios”.

El misionero lloró cuando entendió la enormidad del sacrificio que hacía la fa-
milia. Estaban dispuestos a soportar la pobreza con tal de contribuir a la obra
de Dios.

EJEMPLOS A SEGUIR

En 2 Corintios 8:1-5, Pablo incentiva a los corintos a crecer en la gracia de


dar. Para incitarlos a dar generosamente, él tiene delante de sí el ejemplo de
las iglesias de Macedonia. Pablo presenta a los macedonios como un ejemplo
digno de imitación, en la cuestión de dar a Dios.

CONSIDERE A LOS MACEDONIOS

Macedonia era un país montañoso al norte de Grecia, en la península de los


Balcanes. La primera mención de Macedonia en la Biblia está en Hechos 16,

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29 -
cuando un hombre se le aparece en una visión a Pablo y le suplica: “Pasa a
Macedonia y ayúdanos” (Hech. 16:9).

Lucas brinda un relato detallado de las travesías de Pablo por Macedonia


(Hech. 16:11-17:14). Pablo predicó en Filipos, la principal ciudad de Macedo-
nia. En Filipos, Pablo tuvo su primera convertida en Europa, una mujer llamada
Lidia, quien era vendedora de púrpura. Varias veces, Pablo menciona el sacri-
ficio que soportaron los cristianos de Macedonia para suplir sus necesidades y
las necesidades de los demás (Rom. 15; 2 Cor. 8, Filip. 4).

Los macedonios fueron condenados al ostracismo y perseguidos por creer en


el Señor Jesús y haber abandonado a los falsos dioses y su manera vacía de
vivir. Muchos, en condiciones similares actuarían en un modo de autopreser-
vación, pero no los macedonios. Ellos estaban en profunda angustia, pero el
amor a Dios y la fidelidad para con él fueron más fuertes. Se despojaron de lo
poco que poseían y contribuyeron para el alivio de los demás. Los cristianos
de Macedonia, a pesar de todas las pruebas, son descritos como personas con
abundancia de alegría en medio de la tribulación. Y esa alegría abundaba en
generosidad.

Un personaje de la historia del adventismo que mostró esa disposición de en-


tregarse a la causa fue Jaime White.

Cuando era joven, Jaime White era maestro. Luego se convirtió en minis-
tro cristiano en Maine. Aceptó la visión de Guillermo Miller sobre el segun-
do advenimiento y tuvo éxito predicando la doctrina del pronto regreso del
Señor Jesús. Él era un buen líder, un misionero talentoso y capaz; predicaba el
evangelio con poder. Jaime White fue el editor del primer periódico publicado
por los adventistas. También fue el presidente mundial de la Iglesia Adventista
por doce años, entre 1865-1967, 1869-1871 y 1874-1880.

Junto a su esposa, Elena de White, fue un arduo promotor del crecimiento de


la iglesia. Murió el 6 de agosto de 1881, con solamente 60 años de edad. Lite-
ralmente, trabajó hasta su muerte. Los hermanos se apoyaban tanto en él que
sintieron profundamente su muerte. Sus 60 años de edad fueron vividos con
abnegación y mucho sacrificio personal.
Uno de los mejores ejemplos para describir la grandiosidad de la donación de
este hombre por la causa de Dios se describe en el libro La mano de Dios al
timón (pp. 78 y 79), con las siguientes palabras:

“Durante una reunión, el Señor le reveló a la Sra. White, en ese entonces con
21 años, que debía comenzar a publicar un pequeño periódico. Al principio se-
ría pequeño, pero después tendría éxito. Sería como corrientes de luz que cir-

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30 -
cundarían el mundo. Ella llamó a su esposo y le transmitió el mensaje de Dios.
Sin embargo ¿cómo prepararían ese periódico si no poseían ningún recurso?

Superando el desánimo, sin embargo, Jaime White decidió trabajar en un cam-


po de heno. En ese entonces era un joven de 27 años. Usando una hoz como
herramienta, trabajaba arduamente, y recibía un sueldo de 87,5 centavos de
dólar por acre (media hectárea). Los recursos que obtenía allí le servían para
sustentar frugalemente a la familia (los White tenían en ese entonces dos hijos

revista que llevaría como título Present Truth (la verdad presente). Sería una
publicación de ocho páginas y su formato sería muy simple y modesto (15,5
por 24 cm).

Con ánimo y determinación de entregarse al servicio de Cristo, el 2 de julio de


1848, escribió una carta a un hermano que decía: “Hoy el día está lluvioso, de
modo que no cortaré heno. [...] Corto heno cinco días para los incrédulos y, los
domingos, para los creyentes; y descanso el séptimo día. Por lo tanto, no ten-
go mucho tiempo para escribir. Dios me da fuerzas para trabajar arduamente
todo el día. Los hermanos Holt, Juan Belden y yo contratamos 100 acres de
pasto para cortar (unas 40 hectáreas), al precio de 87,5 centavos de dólar el
acre (unos 4 mil metros cuadrados). ¡Alabado sea Dios! Espero ganar algunos
dólares para emplearlos en la causa de Dios”.

Jaime White, infatigable en su lucha por publicar y difundir la verdad, acos-


tumbraba a caminar aproximadamente 25 km diarios para poner en marcha la
edición de la revista Present Truth. Cuando los primeros mil ejemplares esta-
ban listos, los llevó a su casa, y se congregó allí junto a un pequeño grupo de
creyentes para suplicar las bendiciones divinas sobre aquel humilde comienzo,
que Elena de White describió con las siguientes palabras: “Nos arrodillamos
alrededor de los periódicos y, con corazón humilde, le rogamos al Señor que
hiciera reposar su bendición sobre aquellos mensajeros de la verdad. Después
de haber doblado los periódicos, y después de que mi marido empaquetó y les
puso las direcciones a los ejemplares para todos los que él creía que los leerían,
los llevó al correo de Middletown, a aproximadamente 13 km de distancia”.
Debemos aprender de ellos e imitar su ejemplo. En realidad, sufrimos priva-
ciones, pero a partir del ejemplo de los cristianos de Macedonia y del pione-
ro Jaime White, debemos encontrar la fuerza para no hacernos rencorosos y
egoístas.

Muchos de nosotros enfrentamos duras pruebas; pero, a pesar de las tristes


condiciones que nos golpean, debemos seguir los ejemplos mencionados y

incluso en medio de las pruebas. El ejemplo de Jaime White elimina cualquier

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31 --
posible excusa que podamos poner para no dar generosamente a la causa de
Dios. Como Jaime White, podemos permitir que nuestras pruebas nos enseñen
la preciosa lección de que este mundo no es nuestro hogar, y todo lo que pasa
por nuestras manos es temporal. Más que todo, nuestro juicio inminente debe
desafiarnos a invertir nuestro tesoro en el cielo.

SU POBREZA EXTREMA

Pablo resalta el hecho de que los macedonios no eran solamente pobres,


sino que eran extremamente pobres. Era maravilloso para Pablo observar
que personas tan pobres pudieran ser fieles y tan generosas. ¿Cómo la ge-
nerosidad podía abundar en semejante pobreza? Para Pablo eso era un mi-
lagro que solo podía atribuirle a Dios. Pablo usa el ejemplo de los macedo-
nios para lanzar el siguiente desafío a los cristianos de otros lugares y épocas:

1- Dónde debe estar nuestra inversión principal

Pablo da el siguiente consejo, a través de Timoteo:

“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la es-
peranza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo,
que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, gene-
rosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que
echen mano de la vida eterna” (1 Timoteo 6:17-19).

2- Las limitaciones temporales no significan limitaciones espirituales

Los ejemplos de Macedonia y de Jaime White hablan de manera elocuente a


quienes, en la iglesia, tienen que servir al Señor en una posición de pobreza.
Miramos nuestra situación y nos preguntamos: ¿qué podemos darle al Señor
cuando somos tan pobres?

Los ejemplos mencionados nos muestran de manera convincente que, a pesar


de nuestra pobreza, podemos ser fieles y ofrendar generosamente a Dios y su
causa, y con gran alegría.

“Así enseñó que el valor de la dádiva no se estima por el monto, sino


por la proporción que se da y por el motivo que impulsa al dador”
(Los hechos de los apóstoles, p. 275).

Citando la gran disposición de la viuda de Sarepta, quien en medio de

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su pobreza le dio el primer bocado a Elías, Elena G. de White hace el
siguiente comentario: “La viuda de Sarepta compartió su poco alimen-
to con Elías; y en pago, fué preservada su vida y la de su hijo. Y a
todos los que, en tiempo de prueba y escasez, dan simpatía y ayuda
a otros más menesterosos, Dios ha prometido una gran bendición. Él
no ha cambiado. Su poder no es menor hoy que en los días de Elías”
(Profetas y reyes, p. 96).

Algunas personas de nuestro pueblo pueden estar pasando por pruebas y de-
-
lencian todas nuestras protestas para dar, y callan todas nuestras excusas, hasta
que somos obligados a confesar que nuestro egoísmo y la autopreservación
son lo que nos impide dar generosamente a la causa de Dios.

3- Cómo hacerse generoso

Preguntas para responder: ¿qué hizo de los cristianos macedonios una iglesia
tan generosa y alegre que no necesitaban coerción para dar? ¿Qué les hizo
pedir al apóstol que les diera el privilegio de participar en el ministerio de dar?
¿Qué hizo de Jaime White un hombre tan dispuesto a dar lo que poseía y en-
tregarse por la causa? ¿Cuál era el secreto?

El secreto es ponerse cada día en el altar del Señor. Poner a Dios en primer
lugar en nuestro corazón y nuestra vida. Cuando Jesús, por su Espíritu, toma
el control de nuestro corazón, las cosas de esta vida pierden su valor, y el cielo
pasa a ser nuestro mayor anhelo. El Dios eterno desea darnos a victoria sobre
el egoísmo.

TRES ASPECTOS SE DESTACAN EN LA DISPOSICIÓN DE OFRENDAR


CON GENEROSIDAD

1- Ellos habían recibido la gracia de Dios

Por naturaleza, somos egocéntricos y no podemos dar generosamente. E in-


cluso cuando damos, podemos estar motivados por razones egoístas. Para dar
a la causa de Dios libremente, debemos encontrar su gracia en la persona de

invisibles de nuestro corazón, eliminando el egoísmo y el egocentrismo que


viven ahí. Y solamente cuando vemos al Hijo del Hombre levantado por noso-

solo hecho por nosotros, nuestro corazón será movido a dar una retribución:
el amor despierta amor. De hecho, lo amamos porque él nos amó primero. Su
amor nos impulsará a dar.

33 -
- 31
2- Ellos se dieron a sí mismos primero al Señor

El secreto detrás de la verdadera fidelidad y la generosidad se encuentra en la


donación de nosotros mismos primero a él. La razón por la cual los macedonios
dieron más allá de las expectativas, y además de su capacidad se encuentra en
el hecho de que primero se habían entregado al Señor. Cuando Cristo, nuestro
Señor, se adueña de nuestros corazones, también tendrá nuestras billeteras y
bolsos. La verdad es que solo podemos dar generosamente, ya sea que sea-
mos ricos o pobres, cuando nos entregamos en primer lugar al Señor.

3- Ellos se entregaron a la causa

Nosotros solo invertimos dinero en las cosas que nos parecen importantes.
Por esta razón, Jesús declara que nuestro corazón sigue a nuestro tesoro. Para
Jaime White, dar generosamente a la causa de Dios era evidencia de que él
apreciaba la misión de la iglesia y quería que esta fuera victoriosa a cualquier
costo. Dios le había dado pasión por las almas perdidas.

Hubo una madre que solo preparó cinco panes y dos peces pequeños para
su hijo que iba a escuchar al predicador itinerante, Jesucristo. Cuando llegó
la hora de comer, Jesús decidió usar esa merienda para darle una fiesta a la
multitud. Pero ¿cómo eso podría alimentar a aproximadamente 13 mil per-
sonas? Sin embargo, cuando le trajeron a Jesús el almuerzo del niño, él lo
bendijo y alimentó a la multitud. Además sobró una gran cantidad. El mensaje
es claro: todo lo que necesitamos es darle a Jesús nuestros diezmos y ofren-
das, independientemente de cuán pequeña sea la cantidad. Él lo bendecirá,
multiplicará, apoyará y financiará la comisión evangélica.

LLAMADO

Incluso cuando enfrentamos pruebas o limitaciones, podemos abrazar ejem-


plos de fidelidad, fe y generosidad presentados hoy y dar con alegría al Señor.
Si miramos los ejemplos citados, no podemos atrevernos a presentar ninguna
excusa para no ser fieles y devolverle a Dios lo que le pertenece, los santos
diezmos y ofrendas. Los ejemplos nos dejan expuestos. Abracemos con todo
el corazón las enseñanzas e imitemos a estos siervos del Señor quienes, incluso
durmiendo en el polvo de la tierra, tienen testimonios que todavía hablan.

- 32
34 -
Sermon 7 GÉNESIS 28:20-22

SUEÑOS

INTRODUCCIÓN

En el Probad y ved de hoy conocimos la historia de Mario. En su juventud,


cuando pasaba por un momento difícil, tuvo un sueño, a través del cual co-

reconocemos la soberanía divina.

Cuando Mario aceptó el señorío de Cristo en su vida, las cosas comenzaron a

ponía delante de él para resolver sus problemas personales.

A veces las soluciones vienen disfrazadas de problemas, pero para ver eso, de-

en nuestras vidas.

En el sermón de hoy, analizaremos la historia de Jacob, quien así como Mario, a


través de un sueño, entendió y aceptó la soberanía de Dios en su vida.

I. – LA SOBERANÍA DE DIOS (Gén. 25:20-26)

Si Isaac, Rebeca y Jacob hubiesen reconocido la soberanía divina y hubieran


permitido que Dios condujera sus vidas, se habrían evitado muchos problemas
en su familia.

1. DIOS: Profecía de la primogenitura – Cuando Jacob todavía disputaba con


Esaú por espacio en el vientre de su madre, el Señor le dijo a Rebeca: “Dos
naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el
un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor”
(Gén. 25:23).

La profecía era clara: el más joven sería el señor del más grande. Así como Dios
había elegido a Isaac (el segundo hijo), y no a Ismael (el primogénito), también
eligió a Jacob, el segundo en nacer, y no a Esaú, el primero. La decisión sobe-

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rana de Dios fue contraria a la tradición humana, pero recordemos que Dios
nunca se equivoca. Cuando se trata de salvación, Dios “quiere que todos los
hombres sean salvos” (1 Tim. 2:4); pero, cuando el tema es el servicio, Dios
elige a quien quiere, como sucedió en la elección de los doce apóstoles: “subió
al monte, y llamó a sí a los que él quiso”
elecciones divinas para nuestra vida.

2. ISAAC: Desobediencia y obstinación – A pesar de que Isaac comenzó muy

(Gén. 25:20,21,26), desgraciadamente terminó con su insistencia y obstinación


al elegir a Esaú como primogénito, sin considerar las instrucciones claras de
Dios, y sin tomar en cuenta el hecho de que Esaú había despreciado su dere-
cho a la primogenitura por un plato de lentejas y se había casado con mujeres
cananeas. La actitud renitente de Isaac nos muestra que cuando no dejamos
que Dios dirija nuestros pasos, cometemos los peores errores de nuestra vida.
Permita que Dios guie sus decisiones.

3. REBECA: Precipitación y engaño (Gén. 27) – Rebeca tuvo razón en insistir


para que Jacob fuera el heredero de las promesas según la predicción divina,
pero se equivocó al querer que eso sucediera a su manera y a su tiempo. Los
atajos y caminos más fáciles para alcanzar un objetivo pueden traer prejuicios
eternos. Es mejor, por ejemplo, perder un año de universidad y ganar la vida
eterna, que perder la vida eterna por un año de universidad.

sea por una buena causa, desagrada a Dios y trae consecuencias dolorosas. A
veces queremos darle una “ayuda” a Dios, y el resultado es que, en vez de re-
solver un problema, creamos dos. Rebeca tuvo que separarse de su hijo y murió
sin verlo nunca más. Por lo tanto, no descuide la obediencia a Dios, confíe en
su dirección y crea en su palabra.

4. JACOB: Complicidad y mentira (Gén. 27) – La iniciativa de la estrategia no


fue de Jacob, pero la decisión de participar en ella, sí. Él podría haberse nega-
do y sugerido una forma honesta de responder a la decisión de su padre, pero

de Jacob no era “¿será que esto está bien?” y sí “¿será que funcionará?”. Le
preocupaba más que lo descubrieran que hacer lo correcto. El pecado es así:
intenta desviar la atención de lo que es realmente importante para que entre
en el enredo y, después que entra, la tendencia es hundirse en mentiras hasta
atascarse completamente. Cuando ya se había vestido con la ropa de Esaú,

tener éxito.

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- 34
Nunca es demasiado tarde para arrepentirnos y volver atrás, pero cuanto

en la solución de Dios. Dios es soberano y todo lo puede. Él realmente tiene


las mejores resoluciones, nunca se equivoca y siempre quiere lo mejor para
nosotros.

III – LA MISERICORDIA DE DIOS (Gén. 28:1-17)

1. Las consecuencias del pecado (Gén. 28:1-9) – Todo pecado tiene sus con-
secuencias. Después de que Jacob engañó a su hermano y su padre y pecó
contra Dios, Esaú lo amenazó de muerte; la salida más prudente fue huir y
refugiarse con la familia de su madre con el pretexto de buscar una esposa que
temiera a Dios, y así no casarse con las mujeres idólatras de Canaán.
Jacob no tenía más hogar, ni familia, ni tenía seguridad en cuanto al futuro y
estaba comenzando una caminata de casi 800 km hasta Harán para huir de su
hermano enojado.

Podemos olvidarnos de nuestras decisiones, pero ellas no se olvidan de no-


sotros. Tiempo después él cosecharía otras consecuencias. Jacob había enga-
ñado a su padre, y pronto sería engañado por su suegro Labán. Jacob usó un
cabrito para engañar a su padre y, en el futuro, sus hijos usarían un cabrito para
engañarlo. En su gracia, Dios nos perdona, pero en su juicio justo, no impide
que cosechemos lo que sembramos.

2. El arrepentimiento de Jacob y el comienzo de una vida nueva (Gén. 28:


10 Y 11) – Después de tres tensos y cansadores días de viaje, Jacob llega a
Betel y, antes de acostarse a la intemperie para dormir aquella noche, decide
rendirse al Señor en oración y “con profunda humildad, confesó su pecado, y
pidió que se le diera alguna evidencia de que no estaba completamente aban-
donado” (Patriarcas y profetas, p. 182). La humildad es el único suelo en el que
puede brotar la gracia de Dios. Humillarse y someterse a Dios, confesando los
pecados desde el más puro arrepentimiento es la actitud más acertada y racio-
nal que puede adoptar un ser humano.

3. La respuesta y el perdón de Dios (Gén. 28: 12, 16, 17) – No hay un ge-
mido, por más inexpresable que sea que Dios no escuche. No hay un susurro
de clamor a Dios que él no perciba. “No se derraman lágrimas sin que él lo
note” (El camino a Cristo, p. 86). Dios respondió la oración de Jacob a través
de un sueño en el que vio una escalera de ángeles que subían y bajaban entre

une cielo y Tierra, quien “Si no hubiese salvado por sus méritos el abismo

37 -
- 35
producido por el pecado, los ángeles ministradores no habrían podido tratar
con el hombre caído” (Patriarcas y profetas
-

Dios se limitaba a la casa de sus padres que había quedado atrás, por eso su
expresión de espanto y sorpresa fue: “Ciertamente Jehová está en este lugar,
y yo no lo sabía” (Gén. 28:16).

4. én. 28:13-15) – Además del perdón, Dios

1) Bendiciones de la primogenitura: “la tierra en que estás acostado te la


daré a ti y a tu descendencia” (V-13).
2) Bendición de la promesa patriarcal: (Abraham, Isaac y Jacob): “Será tu
descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al
oriente, al norte y al sur” (V-14).
3) Bendición de la promesa mesiánica: “todas las familias de la tierra serán
benditas en ti y en tu simiente” (V-14).
4) Bendición de la compañía de Dios: “He aquí, yo estoy contigo” (V-15).
5) Bendición de la protección: “te guardaré por dondequiera que fueres”
(V-15).
6) Bendición de vida y salud: “volveré a traerte a esta tierra” (V-15).
7) Bendición de la provisión: “no te dejaré hasta que haya hecho lo que te
he dicho” (V- 15).

III. – LA TRANSFORMACIÓN DE JACOB (Gén. 28:18-22)

1. Actitud de adoración y devoción – Cuando Jacob despertó por la mañana,


de madrugada, su primera actitud fue de adoración y devoción al Señor: “Y se
levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y
la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella” (V-18). El acto de derramar
un líquido era un símbolo del derramamiento de la vida de una persona en
devoción al Señor. Necesitamos, así como Jacob, adorar a Dios en devoción
todas las mañanas, reconociendo que todas las bendiciones (salvación, perdón,
protección, vida, salud, provisiones, etc.) vienen de sus tiernas manos. Dios
primero en mi tiempo.

2. Actitud de reconocimiento de la soberanía divina – Jacob reconoció que


todas las elecciones que había hecho guiado por su propio juicio, y todas sus
decisiones basadas en métodos humanos solo le trajeron dolor y desilusión. Él
ahora decide, de una vez por todas, permitir que Dios sea el Señor de su vida:
“Jehová será mi Dios” (V-21). En otras palabras, Jacob estaba diciendo “a par-

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tir de ahora, todas mis elecciones y actitudes se basarán en la Palabra de Dios,
pues solamente él sabe lo que es mejor para mí”.

Dejarse guiar por la voluntad de Dios expresada en su Palabra es la decisión


más acertada que alguien puede tomar. ¡Primero Dios en mi vida!

3. Actitud de reconocimiento de la propiedad divina a través de los diezmos



sin reconocer el señorío de Cristo. Pero es imposible que alguien que reconoce

Dios en su vida y decidió vivir para adorarlo, una de sus primeras actitudes fue
devolver lo que le pertenecía a Dios. Jacob también, cuando aceptó la sobera-

todo lo que llegara a sus manos: “de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré
para ti” (V-22). Dios primero en mis bienes.

4. Actitud de gratitud a Dios a través de las ofrendas – En la época de Ja-


cob, no había templos para la adoración a Dios; los altares eran el lugar de
adoración al Señor. Cuando Jacob decidió levantar una columna de piedra y la
llamó “casa de Dios” (V-22), él estaba decidido a levantar altares de adoración
por dondequiera que fuera, como lo habían hecho su padre Isaac y su abuelo
Abraham. El altar era el lugar donde se ofrecían las ofrendas de holocausto al

través de los diezmos, también decidió adorar al Señor a través de las ofrendas
de gratitud.

IV. – CONCLUSIÓN

Tanto Mario como Jacob, cuando reconocieron la soberanía divina y aprendie-


ron a administrar sus vidas según la voluntad de Dios, el Señor los convirtió en
personas prósperas y felices. Dios los dotó con el don del dinero, pues enten-
dieron que el dinero es un don como cualquier otro, y Dios lo da sin medida a
quien quiere y a quien reconoce la soberanía divina y aprende a administrarlo
para la gloria del Señor.

Es posible que yo le esté hablando ahora a alguien como Mario, que se sintió
abandonado por Dios y tuvo ganas de rendirse; debe saber una cosa: Dios nun-
ca nos abandonó y nunca lo hará. “Jehová de los ejércitos está con nosotros;
nuestro refugio es el Dios de Jacob” (Sal. 46:7).

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- 37
Sermon 8
LA SABIDURÍA

INTRODUCCIÓN

“Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la pru-


dencia” (Proverbios 2:2).

a. Una persona puede tener mucho conocimiento pero si no sabe usarlo, de


nada le sirve.

Ilustración: Unos días antes de fallecer, don Martín Cáceres, llamó a su hijo
Samuel Cáceres al cuarto, en medio de los dolores, y sosteniendo la mano de
su único hijo varón, le dijo: – Sé sabio hijo mío. Coloca a Dios en primer lugar y
todo te irá bien. – ¿Qué quieres decir? –preguntó el muchacho, intrigado. Por-
que su padre no era un hombre religioso. Nunca lo había visto ir a la iglesia, ni
cosa parecida.Dios nos ha bendecido porque sin que tu madre sepa, yo siem-
pre le he devuelto los diezmos. – ¿Diezmos? – Sí. La décima parte de nuestras
entradas le pertenece a Dios, y yo he respetado lo que es suyo.

La súbita aparición de la madre en aquel momento, interrumpió el diálogo,


pero las últimas palabras de su padre nunca se borraron de su mente. Se hicie-
ron marcas indelebles de fuego en su corazón.

Lo interesante de esta historia es que Samuel, al igual que su padre, tampoco


es un hombre religioso. No frecuenta iglesia alguna, no conoce mucho la Biblia,

con una sonrisa. – Sabiduría ¿por qué?

b. Reconocer que Dios es dueño de todo, es el primer paso del éxito.

Samuel reconoce que Dios es dueño de todo, de esta manera: “Mi padre me
enseñó en el lecho de muerte”.

c. Reconocer que Dios es dueño de todo, es sabio. No intentes desplazar al


dueño del universo, creyendo que tú puedes hacer todo, que eres dueño de
todo cuanto tienes, y que puedes controlar todo cuando puedas.

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“Del Señor, es la tierra y todo lo que en ella hay, el mundo y los que en él ha-
bitan” (Salmo 24:1)

I. SABIDURÍA: ¿OPCIÓN O PRINCIPIO?

a.
universo, es decir: Dios; pero teóricamente, conoce poco.

- Lo que poca gente sabe es que gente exitosa como Samuel Cáceres, sin
mucha teoría, vive el principio del principio.

b. Porque en la vida, todo tiene un principio.

- El principio de la palanca mueve una roca gigantesca.


- El principio de la gravedad, transforma el pico helado de una montaña en
aluvión destructor.

c. La vida posee principios. Son estos los que generan fuerza, para bien, o para
mal.

La Biblia presenta el principio de la vida, en el principio mismo de la creación.


“Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Dios es absoluto
y primero. Solo Él existía en el principio. Pero salió de la contemplación y entró
en la acción. Creó los cielos y la tierra. Porque la vida es dinámica se comparte,
se entrega. Y los resultados siempre son cielos y tierra.

II. LA SABIDURÍA Y LA CONFIANZA

a. Las preocupaciones son resultados de la angustia, y la angustia es la excesiva


preocupación por el futuro.

b.
nuestro Padre, actuará en el tiempo perfecto y con la bendición perfecta en la
vida de quienes confían plenamente en Él.

“Por lo tanto les digo: No se preocupen por su vida, ni por qué comerán o
qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que
el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que no
siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el Padre celestial las alimen-
ta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas? ¿Y quién de ustedes, por
mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura? ¿Y por qué

-- 39
41 --
se preocupan por el vestido? Observen cómo crecen los lirios del campo: no
trabajan ni hilan, y aun así ni el mismo Salomón, con toda su gloria, se vistió
como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo
y mañana se echa en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de
poca fe? Por lo tanto, no se preocupen ni se pregunten “¿Qué comeremos, o
qué beberemos, o qué vestiremos?” Porque la gente anda tras todo esto, pero
su Padre celestial sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. Por
lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas les serán añadidas” (Mateo 6:25-33).

c.
uno pueda incurrir en deudas, como producto de decisiones alocadas. Las deu-
das son olas gigantescas que te arrastran destructivamente si no las enfrentas
a tiempo.

d. La tragedia humana es desear cielos y tierra, olvidándose de colocar a Dios


en el principio.

“A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé

los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, pero esta no se vino
abajo, porque estaba fundada sobre la roca. Por otro lado, a cualquiera que
me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre

soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, y esta se vino abajo, y su ruina fue
estrepitosa” (Mateo 7:24-27).

“A cualquiera que me oye estas palabras”, dijo Jesús. No se trata de un simple


-
nocido y adentrarse en el mar extraño de la fe.

III. EL PACTO ES DE DIOS

a. El único que puede hacer y cumplir los pactos es Dios, por ser autosuficien-
te, y ser soberano. El ser humano solo puede cumplir sus votos, con la ayuda
de Dios.

En Mateo 6:24-27, en solo tres versículos el Señor repite la expresión “Lo digo

cualquiera. Es el creador del cielo y de la tierra. Aquel cuya palabra permanece


para siempre. Aquel cuya palabra es hoy, mañana y por todos los siglos.

42 -
- 40
b. El ser humano solo debe creer y someterse por fe al pedido de Dios.

“No tenemos ningún enemigo exterior a quien debemos temer. Nues-

dominamos el yo somos más que vencedores por medio de Aquel que


nos amó” (Consejos sobre Mayordomía Cristiana, p. 23).

c. El peor enemigo que enfrentamos somos nosotros mismos.

“Hermanos míos... Nuestro tiempo de prueba no está en el futuro, sino


en el momento presente” (Review and Herald, marzo 5, 1908 Consejos
sobre Mayordomía Cristiana, p. 24).

“Nunca debemos olvidar que se nos ha puesto a prueba en este mundo


futura. No podrá entrar
en el cielo ninguna persona cuyo carácter haya sido contaminado por la
fea mancha del egoísmo. Por lo tanto, Dios nos prueba aquí entregán-

Review and
Herald, mayo 16, 1893).

I V. CONCLUSIÓN Y LLAMADO

a. No limites la mayordomía al dinero. Mayordomía nace en el corazón.

La peor desventura es la del alma. No existe desnudez más terrible que la


desnudez del corazón. Anhelas ver y no lo puedes porque eres ciego. Vives en
la penumbra de tus temores, aferrado al brillo engañoso del dinero. Creyendo
que si le devuelves a Dios, lo que le pertenece, te quedarás pobre.

b. Mayordomía tiene que ver con todo nuestro ser.

“Por cuantiosas o reducidas que sean las posesiones de una persona, esta
debe recordar que las ha recibido tan solo en calidad de depósito. Debe rendir
cuenta a Dios de su fuerza, habilidad, tiempo, talento, oportunidades y recur-
sos. Esto constituye una obra individual; Dios nos da para que seamos como él,
generosos, nobles y benevolentes al compartir lo que tenemos con otros. Los
que olvidan su misión divina procuran tan solo ahorrar o gastar para complacer
el orgullo o el egoísmo; estos pueden ser que disfruten de los placeres de este
mundo, pero ante la vista de Dios... son desventurados, miserables, pobres,
ciegos y desnudos (Review and Herald, mayo 16, 1882. Consejos sobre Mayor-
domía Cristiana, p. 25).

43 -
- 41
Llamado: En una mañana lluviosa y fría le sucedió a Samuel algo extraño. La
ciudad era un caos completo. El tránsito pesado enervaba a los conductores.
En medio de ese tránsito infernal, Samuel conducía su automóvil último mo-
delo. Los carros no avanzaban. La procesión se extendía por varios kilómetros.
Repentinamente, sintió un golpe en la ventana. Un muchacho de la calle había
roto con una piedra la ventana lateral y se apoderó de una valija negra donde
Samuel guardaba documentos importantes. El robo duró pocos segundos y
cuando él tomó conciencia de las cosas, el muchacho ya corría llevando el
maletín.

Samuel se agarró la cabeza y exclamó. –¡No, por favor, el maletín no! Enton-
ces sucedió lo verdaderamente inesperado. El muchacho interrumpió la fuga,
regresó corriendo, lanzó el maletín por la ventana y gritó. –Discúlpeme, Señor.
Y se perdió entre los vehículos.

provee la sana sabiduría a los rectos: es escudo a los que caminan rectamente.
Él es que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos”
(Proverbios 2:7,8).

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42 -
Sermon 9
MÁS QUE UN DÍA DE DESCANSO

INTRODUCCIÓN

Todos los seres humanos, en algún momento de la vida, nos llenamos de pre-
guntas para las cuales no tenemos respuestas.

Hay una búsqueda incesante de sentido.

Algunos buscan soluciones para sus inquietudes y vacíos sirviendo a los nece-
sitados, buscando el amor de una persona, en noches con ritmos estridentes o
incluso en la sensación engañosa del alcohol.

¿Dónde podemos encontrar las respuestas a nuestras necesidades y sentido


para nuestra vida?

En Juan 8:32 está escrito: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Y en Juan 17:17 dice: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.

En Juan 14:6 dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí”.

La libertad que buscamos está en conocer la verdad, que es Jesús. Y a Jesús


podemos encontrarlo en la Palabra, que también es verdad.

Podemos examinar con seguridad la Palabra de Dios, porque encontraremos


las respuestas que buscamos para completar nuestra existencia.

Esta verdad es que Jesús, está en la Palabra de Dios, es capaz de hacer cam-
bios en nuestra vida.

¿Qué verdad encontramos en la Palabra de Dios que es capaz de cambiar


nuestro estilo de vida?

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45 -
1 – UN ENCUENTRO FIJADO PARA RECONOCER AL CREADOR

Texto bíblico: Génesis 2:1-3.

En este texto encontramos a Dios bendiciendo y santificando el sábado.

¿Será que esto también es para nuestros días?

Éxodo 20:8-11 leemos:

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás
toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en
él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni
tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová
los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el
séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”.

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo...”

El Dios Creador de los cielos y la Tierra, el mismo que dio la orden de que Adán
y Eva labraran la tierra, fue también el Creador del trabajo.

Él también pensó que después de trabajar seis días el hombre necesitaría


descansar.

Para algunos, guardar el sábado es solo no trabajar e ir a la iglesia el sábado


de mañana.

En realidad, es mucho más que eso, guardar el sábado significa tener un en-
cuentro con el Creador.

De esta manera, el concepto de la observancia del sábado va mucho más allá


de abstenerse del trabajo ese día; está directamente relacionado con el en-
cuentro que el Creador quiere tener con sus criaturas.

Podríamos verlo desde el punto de vista de un mero cumplimiento de un de-


ber, como si esa obediencia fuera a beneficiar de alguna manera a Dios.
En realidad, cuando entendemos que somos invitados el sábado a tener un
encuentro con el Dios Creador, el deseo de él es que seamos bendecidos y
santificados al ir a su presencia.

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2 – LA ADORACIÓN A DIOS EN EL DÍA ELEGIDO POR ÉL IGUALA A LOS
SERES HUMANOS

En Colosenses 3:9 a 11 leemos:

“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con
sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó
se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío,
circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo
es el todo, y en todos”.

Las personas que están revestidas de Cristo, que lo reciben con alegría en su
vida, pasan a vivir una vida de igualdad. Ya no hay distinción de personas.

Por eso, sin excepción y sin acepción de personas, todos están invitados a
adorar a Dios el sábado conforme al mandamiento, como mencionamos antes.

La invitación se hace al padre, a la hija o el hijo. El sábado no hay patrones ni


empleados. No hay pobres ni ricos, no hay raza, bandera ni idioma. El sábado
es el día de la igualdad.

En un mundo donde muchos buscan igualdad y justicia, tenemos en la adora-


ción del sábado un elemento que nos une como hijos de Dios.

Cristo cumplió ese papel de nivelar, igualar, a la raza humana. Él rompió las
barreras del estatus, las clases sociales, el racismo. Ese fue el ideal que él soñó,
y no fue el fruto de una lucha en favor de los pobres; sí fue el resultado de ha-
cer de Dios el centro de la experiencia humana. Cristo era el Señor y usaba el
sábado como herramienta de nivelación al hacer de este un día de adoración
para todos.

Cuando vamos a la presencia de Dios para adorarlo el sábado, somos todos


iguales delante de él.

3 – LA DIFERENCIA DEL SÁBADO Y LA BENDICIÓN QUE DIOS PUSO EN


ÉL

Dios descansó, no porque estaba cansado, sino para enseñarle al ser humano a
encontrar reposo. El reposo no venía del día en sí, sino del encuentro con Dios.

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En Mateo 11:28 leemos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y carga-
dos, y yo os haré descansar”.

Si buscamos a Jesús, podemos encontrar consuelo y reposo para nuestra alma.

tiene para usted.


Aceptar a Dios como Creador, implica aceptar el sábado como descanso espi-
ritual, que va mucho más allá del descanso físico.

-
dor y sustentador de todo el Universo.

4 - GUARDAR EL SÁBADO IMPLICA RECONOCER QUE JESÚS ES NUESTRO


REDENTOR

Quiero invitarlo a que abra su Biblia en Deuteronomio 5:12 al 15. ¿Qué


encontramos aquí? La repetición de los Diez Mandamientos. Leemos:

-
dado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo
a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está
dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuér-
date que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá
con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado
que guardes el día de reposo”.

Cuando leemos el texto, vemos algo que ya se dijo: guardar el sábado, pero
encontramos algo más.

El motivo para guardar el sábado aquí es diferente y está en el versículo 15.

“Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que yo el Señor te saqué


de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por eso, te ordeno que observes
el día de reposo”.

Con el accidente del pecado en la vida de los seres humanos, pasamos a nece-
sitar un Rescatador, porque nosotros éramos esclavos.
Con la observancia del sábado, recordamos que Dios, a través de Cristo, es
nuestro Redentor. Nadie puede decir que acepta a Jesús como Redentor y no
guardar el sábado.

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Cada sábado descansamos en la seguridad de la redención en Jesús y lo reco-
nocemos como nuestro Redentor, y eso es motivo de adoración a Dios.

Porque Jesús es nuestro Redentor, lo adoramos como aquel que nos garantiza
la vida eterna.

5 – EL SÁBADO ES UN PACTO DE AMOR CON EL HOMBRE

Podemos decir que el sábado no era solo un día para guardar, fue también un
pacto de amor con el ser humano.

¿Cómo un pacto de amor?

Es como si Dios le hubiera dicho a Adán y Eva: “Ustedes necesitan tiempo para
vivir y les confiaré ese tiempo a ustedes, pero entiendan que el tiempo no les
pertenece; es mío. Se los voy a prestar. Para que no se olviden que el tiempo es
mío, úsenlo como si fuera de ustedes, pero haremos un pacto. Pueden usarlo
para sus actividades, pero devuélvanmelo el SÁBADO. Mientras respeten el
sábado como un día santo, yo sabré que recuerdan que soy el Dueño del tiem-
po y que ustedes son solo administradores. Si respetan ese pacto, yo seguiré
siendo el Dueño del tiempo, y si tienen problemas, hablen conmigo, yo los
ayudaré a resolverlos.

Cuando le devolvemos el tiempo a Dios, confirmamos que él es el dueño de


todo. Cuando lo usamos para nosotros mismos, él ya no ocupa el centro de
nuestra vida.

CONCLUSIÓN:

- ¿Cómo ha sido la cuestión de la observancia del sábado en su vida?


- ¿Cuál es su visión en relación a no realizar actividades seculares ese día?
- ¿Ha tenido ese encuentro con el Dios Creador?
- ¿Ha tenido ese encuentro con el Dios Redentor?
- En el momento de adorar a Dios, usted ¿ve a las personas como iguales?
- En un mundo de tantas distorsiones, la visión bíblica nos da el sentido para
obedecer a Dios como él pide, el día que él lo pide, y con los resultados que
él desea para nosotros.
- ¿Cuántos quieren renovar su compromiso con Dios y encontrarse con él
cada sábado para adorarlo en la belleza de su santidad?

Oremos.

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47 -
Sermon 10 DEUTERONOMIO 8:10-20

CUÍDATE DE NO OLVIDARTE
DE JEHOVÁ TU DIOS

INTRODUCCIÓN

Mateo Henry, el famoso autor del comentario que lleva su nombre, fue asal-
tado por unos ladrones que le robaron su billetera. Entonces él escribió lo
siguiente en su diario: “Señor, ayúdame a estar agradecido; primero, porque
nunca antes he sido robado; segundo, porque aunque se llevaron la billetera,
no me quitaron la vida; tercero, porque aunque se llevaron todo lo que yo te-
nía, no era mucho; y cuarto, porque fui yo quien fue robado y no quien robó”.

Agradecer es una actitud de reconocimiento por algo que se ha recibido. Moi-


sés, después de mencionar al pueblo de Israel la gran abundancia que habían
de encontrar en la tierra de Canaán, ve la necesidad de precaverles contra el
abuso de tal abundancia, pues era un pecado al que se sentirían tanto más
inclinados ahora que entraban en aquella viña del Señor que cuando estaban
en un desierto estéril.

La tierra que Israel iba a heredar como su herencia era una tierra de gran abun-
dancia. En los versículos 7–9 Moisés describe la fertilidad de la tierra y enumera
sus riquezas agrícolas y minerales. La tierra de Canaán era una tierra que tenía
agua en abundancia. Esta abundancia de agua es un marcado contraste con la
experiencia del desierto donde Israel sufrió sed.

La tierra de Canaán era una tierra donde había una abundancia de productos
agrícolas. En Canaán, Israel iba a tener comida en abundancia. Allí, no come-
rían pan con escasez o como en el original dice “pan con pobreza”, así como
habían comido durante su jornada por el desierto.

¿No es acaso el ambiente donde quisiéramos estar? Mientras que en el desierto,


los israelitas tuvieron que depender de Dios para satisfacer sus necesidades,
ahora, su nueva prosperidad podría oscurecer su necesidad de seguir depen-
diendo del Señor. Frente a este peligro, Dios nos aconseja:

50 -
- 48
I. CUÍDATE DE NO OLVIDARTE DE JEHOVÁ TU DIOS (V.11)

a. Esta es una decisión que está en tus manos, tú tienes que elegir.

b. En Génesis capítulo 40 se registra la historia de José y el copero. Este se


“olvidó” de José. Cuando su prisión y el riesgo de morir habían terminado y
retornó a su vida de abundancia y felicidad se olvidó de la promesa que le hizo.
Tuvieron que pasar dos años para que este copero se acuerde del favor que
había recibido.

c. Ahora Dios, antes que entren a la tierra de la abundancia, lleva a Israel al re-
cuerdo del “desierto”. Les invita a recordar su milagrosa liberación de Egipto,
lo que fue su casa de servidumbre por generaciones..

d. La persona que no recordara la provisión divina de agua y maná (Éx. 16) en


el desierto, estaría inclinada a atribuir su riqueza a su propia capacidad, “mi
poder y la fuerza de mi mano”, cuando en realidad se trataba de un regalo de
Dios, como lo fue el agua que salió de la roca.

e. La provisión del maná fue una prueba para ver si Israel dependería de la
palabra de Dios. Tal dependencia produce humildad. El pueblo podía evitar
el orgullo por su riqueza y fuerza si constantemente recordaba al Señor y la
lección que recibió en el desierto. Todo en la vida es un regalo de Dios y nada
es posible sin él.

f. Aplicación: La posibilidad de la tentación del olvido sirvió para introducir la


memoria del éxodo. Israel no podía olvidarse de que Jehová su Dios los ha-
bía sacado de la penuria y de la servidumbre de Egipto. El devolver a Dios su

experiencia en el desierto.

g. La prosperidad económica podría transformarse en una tentación si olvi-


damos quién es el autor de esta prosperidad. Para combatir la tentación del
olvido, Moisés apeló a la memoria de Israel. No puedes olvidarte de Jehová en
tu prosperidad.

II. “QUE NO SE ENORGULLEZCA TU CORAZÓN” (V.14)

a.
están en lo alto, seres celestiales. Hay una inclinación en la raza humana de
“querer ser como Dios”. El pecado del orgullo pretende llevarnos a la imagina-
ción de ser como Dios. A un sentido de importancia extremo.

-- 49
51 --
b. El pecado original fue la IMPORTANCIA y nuestros padres de Adán y Eva,
quisieron lo mismo, la importancia. Nosotros le damos el nombre de desobe-
diencia, pero fue la adopción de la mentira del diablo, de querer “ser igual a
Dios”.

c. Lo más importante que ocurrió en la vida de los personajes bíblicos fue que
se hicieron humildes y esto se contrapone a lo que el ser humano anda bus-
cando.

d. Aplicación: Dios invitaba a todos, no solo a los pecadores, ladrones “todos


los que están cansados y trabajados”. Cristo dice esto les está desgastando,
el pecado del Edén. Vengan porque “yo soy manso y humilde de corazón”,
no vengan a mí porque yo soy un gran líder, no por ser el más capacitado sino
porque soy más humilde. El modelo de Jesús es HUMILDAD.

e. Lo que Cristo está tratando de modelar es “yo soy manso”. Lo contrario nos
está invadiendo. Mírenme mientras les muestro cuán enamorado estoy de mi
Padre que me encanta estar en su presencia. Yo les amo pero Ustedes aún no
han comprendido les dijo a sus discípulos, uno quiere estar a mi derecha y el
otro a mi izquierda, justo es de eso lo que Cristo nos quiere alejar.

f. El olvidarse de Jehová es, por lo tanto, una negación de la liberación de


Egipto como la obra fundamental de Dios para la salvación de Israel. Que obra
más grande Dios hizo por ti, sino el darte una Nueva Vida, haber borrado tu
pasado, tu transgresión, tu culpa y levantarte como un trofeo de una persona
que ahora vive para Él.

III. “ACUÉRDATE DE JEHOVÁ TU DIOS” (V.18)

a. Este verbo “acordar” se utiliza por primera vez cuando cayó el diluvio y Dios
se acordó que Noé y su familia estaban en el Arca, y en ese momento las aguas
bajaron.

b. Cuando Dios te pide que te acuerdes de algo, cuando te pide que no lo olvi-
des, te está diciendo que lo practiques. Te está diciendo que lo hagas, porque
al hacerlo tu Fe se fortalecerá.

c. Dios estableció el sistema del diezmo y la ofrenda como una práctica, una
manifestación tuya de que Dios es tu Creador, una demostración que eres de-
pendiente de ÉL. Una manifestación de que has hecho planes para la eterni-
dad. Una manifestación de que la eternidad es el lugar de tus grandes anhelos.
¿Cuánto tiempo hablas de Él? ¿Cuánto tiempo meditas en Él?

52 -
- 50
IV. “TE HIZO CAMINAR” (V. 15)

a. Este es un verbo que se traduce “escoltar”, “viajar con”, es decir, conducir a


alguien, enfatizando el sujeto que va delante a hacer caminar, “mover una cosa
de un lugar a otro” (Éxo. 14:21).

b. Aplicación: Tú eres el “objeto” en esta oración. Dios no te envía solo y te


dice: anda, camina, avanza, No. Es Dios quien te lleva, es Dios quien te escolta,
es Dios quien te acompaña. Antes tú estabas en el lado de la muerte, ahora
yo te escolto y te llevo a este lado de la vida; Antes tu vida era vacía, ahora yo
lo he llenado; antes no tenías trabajo, ahora yo te lo he dado; no tenías salud,
ahora yo te he curado; no tenías familia y ahora yo te la di.

c. También implica, “retirar”. Aquí hay otra obra maravillosa que Dios hace en ti:
Él te dice, mientras te llevaba de un lugar a otro, iba retirando de tu vida aquellos
elementos que amenazaban tu felicidad, aquellos ingredientes en tu carácter que
están convirtiéndose en pesadillas para ti y los que te rodean. Estos ingredientes
que solo lastiman a tus seres queridos; estos rasgos que tú lo puedes cambiar.

d. Solo Dios puede hacerlo, porque en Él está la cura para tu enfermedad.

e. Tú eres el “objeto”, tu actitud es pasiva. Solo recibes. YO te di de comer,


dice Dios. Yo te di de beber. Yo te di todo lo que el cielo tenía porque te amo.

f. La provisión del maná fue una prueba para ver si Israel dependería de la pa-
labra de Dios (Éxo. 16:4). Tal dependencia produce humildad. El pueblo podía
evitar el orgullo por su riqueza y fuerza si constantemente recordaba al Señor
y la lección que recibió en el desierto: todo en la vida es un regalo de Dios y
nada es posible sin él (v. 18).

V. “NO HABÉIS ATENDIDO A LA VOZ DE JEHOVÁ” (V.20)

a. No tuviste un corazón que sepa entender la voz de Dios.

b. En el libro de Isaías 1:12 registra “mi pueblo no entiende…”.

c. Es la misma voz que se paseó por el huerto del Edén. Cuando Dios llamó a
Adán y Eva en el huerto y ellos no atendieron la voz de Jehová.

d. No aplicaste tus sentidos a reconocer mi voz. Era YO el que te dio todo.


Te di tu familia, tus hijos, tu salud, tu trabajo, tu casa; te di a mi hijo para que
muera en tu lugar.

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- 51
e. El peligro que corremos es cuando no obedecemos la voz de Dios, tal vez,
es porque nos estamos escondiendo en el mismo árbol de Adán y Eva. La dife-
rencia aquí es terrible: no tenemos “miedo” como ellos, preferimos levantar
la cabeza en alto y decir “mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta
riqueza”.

CONCLUSIÓN

Esta historia no es ajena a la experiencia que muchos pasan hoy. La abundancia


ha llevado a una gran mayoría al abandono de su fe y hasta de su familia. Dios ha
luchado con su pueblo para enseñarle que él siempre ha sido el que abrió sus
manos para darles de comer; abrió la peña para darles de beber. Es el desierto
el lugar que Dios escogió para mostrarles que todo reciben de su mano.

LLAMADO

Ahora expreso mi dependencia de Él al entregarle su diezmo y la ofrenda.


Dinero que no me pertenece y que me esclavizó casi todo el tiempo. Tal vez el

de nuevo y retirar todo aquello que me separa de Él. Soy consciente que dejar
de reconocerle en las riquezas es pecado. Ahora quiero dejar este pecado, y
¡¡¡sino quieres abandonar este pecado es porque lo amas!!!

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- 52
Sermon 11 MALAQUÍAS 3:7-12

LA INVITACIÓN DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Por casi 1500 años, Dios se comunicó con Israel por medio de profetas. La
iglesia de Dios del siglo V a.c se había apartado de Él, viviendo de modo equi-
vocado en muchas áreas de la vida. En su misericordia, Dios envió el profeta

Malaquías siendo el último mensajero del Antiguo Testamento, tenía un men-


saje especial para su iglesia, pues, a través de su intermedio Dios hace la última
invitación y ofrece la última oportunidad para volver de sus caminos equivoca-
dos antes que lleguen sus “juicios” (3:5). Dice Elena G. de White que “nadie
era dejado sin esperanza; las profecías de juicio que emitía Malaquías iban
acompañadas de invitaciones a los impenitentes para que hicieran la paz con
Dios” (PR 521).

Nuestro deseo en este día es descubrir lo que Dios espera de nosotros en

en los diezmos y ofrendas, pues solo así podremos reclamar sus bendiciones.

Analicemos el mensaje y la invitación de Dios para su iglesia.

I. DIOS INVITA A SU IGLESIA A NO DESVIARSE

“Habéis apartado de mis leyes”. La iglesia de Dios es acusada de no guardar y


apartarse de la Ley del Señor. La idolatría, el adulterio y la apostasía comenzó
temprano en la historia de Israel y persistió por mucho tiempo. “Con miopía
fatal, se desviaron vez tras vez de su glorioso destino” (PR.520).

Los sacerdotes y todo el pueblo, la “nación toda” (v.9), tuvieron esta actitud
rebelde de pecar y burlarse de Jehová. Todos se habían colocado contra los es-
tatutos de Dios, a través de los cuales él había revelado su deseo y su voluntad

55 -
- 53
(Dt. 4:4-8). Si las palabras dichas por Oseas: “el pueblo es como su sacerdote”
(4:9) se aplica a esta nación que estaba en rotunda desobediencia.

Por esta situación, el profeta hace la invitación de Dios diciendo: “volveos a mí,
y yo me volveré a vosotros”. Mismo así, “los israelitas, dice Elena G. de White,
titubeaban en entregar sus orgullosos corazones en una obediencia presta y
amante para una cooperación cordial” (PR.522).
Fe y obediencia fueron apenas episodios pasajeros en la vida de la iglesia en el
pasado. El Señor se alegra cuando obedecemos su Palabra.

“Me habéis robado”. Aquí el principio es la honestidad, pues robar las posesio-
nes materiales del otro es un gran pecado. Todo robo es pecado. En la literatura

hecho de estar robando por “la fuerza” a Dios lo que le pertenece por derecho.

Mismo así, el pueblo rechaza en admitir su culpa (v.8). El pueblo está aneste-
siado, no siente la gravedad de su pecado. No había disculpa. Solo no fueron

1:17; He. 13:8). Dios jamás había fallado con su pueblo, quien estaba en falta
era la nación. Por eso la severa reprensión: “Malditos sois”. La maldición seguía
la desobediencia, así como la bendición seguía la obediencia.

En nuestros días dice Elena G. de White que: “su pueblo no le da los diezmos y
las ofrendas que le pertenecen. Este robo perpetrado contra Dios, practicado
tanto por ricos como por pobres, ha llevado oscuridad a las iglesias” (CMC 92).
Pero, este robo será severamente castigado. “Quienquiera que se apodere
para su propio uso de la porción que Dios se ha reservado... Perderá no solo lo
que ha retenido de Dios sino también lo que se le dio como suyo” (CMC 93).

Es un mal negocio retener todo el dinero y recursos para sí mismo. Somos lla-
mados a no defraudar a Dios, pues: “defraudar a Dios es el delito más grande
que un hombre pueda cometer; y sin embargo este pecado está muy arraigado
y extendido”. RH, oct. 13, 1896.

II. DIOS INVITA A SU IGLESIA A SER FIEL

La iglesia pregunta: “¿En qué te hemos robado? Dios responde: En los “diez-
mos”. La devolución del diezmo es una orden de Dios (Lv 27:30,32; Nm. 18:21).

56 -
- 54
que los diezmos y las ofrendas constituyen nuestra obligación, y desea que de-
mos en forma regular y sistemática…” (CMC. 86). Los israelitas fueron ladrones
de las cosas divinas, un crimen agravado. Solo un necio intentaría robar a Dios,
pero ellos no dudaron en hacer exactamente eso.

El diezmo es un recordatorio de que Dios es el Creador y dueño de todas las


cosas y que nada es nuestro (Hag. 2:8). Él colocó el diezmo con un propósito
-
bre pueda llegar a ser semejante a su Creador, de carácter generoso y desin-
teresado”(CMC 17).

Devolver el diezmo es un acto de adoración, así como lo hizo Abraham cuando


dio el diezmo a Melquisedec, reconociendo que Melquisedec era el represen-
tante del Dios altísimo (Gn.14:20; He. 7).

Hoy Dios invita a su iglesia para que: “su diezmo sea llevado a su tesorería. De-

La iglesia pregunta: “¿En qué te hemos robado?” Dios responde: en las “ofren-
das”. La iglesia de Dios no solo estaba robando en los diezmos, mas también
en las ofrendas que eran exigidos por la ley (Nm 18:21-24). Elena G. de Whi-
te menciona algunas de las características de cómo debe ser la ofrenda: “El
asunto de la dadivosidad no ha sido librado al impulso. Dios nos ha dado ins-

ofrendas constituyen nuestra obligación, y desea que demos en forma regular


y sistemática...” (CMC 86).

Cuando ofrendamos, Dios mira nuestro corazón. Él sabe que no podemos dar
de lo que no tenemos, pero desea que seamos generosos de acuerdo con las
bendiciones recibidas, “según haya prosperado” (1Co.16: 2). La ofrenda nace
de un corazón agradecido, por todo lo que Cristo hizo por nosotros, especial-
mente en la cruz del calvario (Jn. 3:16). Ofrendar es un acto de adoración a
Dios (Sal. 96:8).

que se relaciona con cada ofrenda dedicada a Dios y colocada en la tesorería

57 -
- 55
Dios dice: “En mí casa”. Dios pide para que su pueblo lleve los diezmos y las
ofrendas hasta “su casa” y no a otro lugar. La “casa” mencionada en Malaquías
es la misma descrita en Nehemías, que es llamada de “Cámaras de la Casa de
Dios” o “Cámaras de la Casa del Tesoro” (Ne. 10:37 al 39). Los israelitas no

estaba quedando en “sus casas”, en vez ir para la “casa del tesoro”.

por Dios, o sea llevar todos los diezmos y ofrendas consagradas al Señor a la
tesorería centralizada en el Templo. Después debían ser almacenadas y conta-
bilizadas para luego ser redistribuidos para el mantenimiento de los equipos
sacerdotales y de los levitas en todas las regiones de Israel (Ne. 12:44).

Así como en los días de Malaquías, Dios invita a su iglesia para que: “estos (diez-
mos y ofrendas) deban colocarse en su tesorería y considerarse sagrados para
su servicio tal como Él lo ha designado” (CMC. 106).

Y todo esto se expresa en dos acciones:

(1) La responsabilidad del donante – 10 a

“Traed todos los diezmos…”. Hay una gran responsabilidad por parte del
donante. Debe “traer” los diezmos y las ofrendas consagradas a la “Casa
del Tesoro”. El donante no puede retener ni darse el derecho de adminis-
trar la donación. Quien debe gestionar algo donado es el receptor, la iglesia
y nunca el donante.

La ofrenda y los diezmos, en hebreo, son llamados generalmente de Teru-


mah

recursos sobre los cuales perdemos totalmente el poder de controlar cuan-


do los damos, pero, si el donante gestiona lo que ha sido donado, entonces

Elena G. de White menciona que: “La porción que Dios se ha reservado


-
-
los según su propio juicio. No debe emplearse en caso de emergencia, ni
como parezca conveniente, aun en cosas que conciernan a la obra de Dios”
(CMC. 106). Ella advierte que, cualquier tentativa de usar los recursos del
Señor a nuestro modo, puede traer consecuencias eternas. “El diezmo le
pertenece a Dios, y los que se entremeten con él serán castigados con la
pérdida de su tesoro celestial, a menos que se arrepientan” (9TI. 201).

58 -
- 56
(2) La responsabilidad de la autoridad de la iglesia – 10 b

“Haya alimento en mí casa”. Los líderes de la iglesia son llamados a aplicar


bien los recursos para producir y esparcir el pan espiritual. Los diezmos son
de Dios y deben ser usados apenas para la manutención del ministerio y
la predicación del evangelio (1 Co. 9:8 al 14). Dice Elena G. de White que:
“este fondo en ningún caso debería dedicarse a otro uso; debe dedicarse
únicamente para el sostén del ministerio evangélico” (CMC. 86).

Por lo tanto, la autoridad de la iglesia, en este caso, los presidentes de las

diezmos. “Los que están en el centro de la causa deben examinar deteni-


damente las necesidades de los diferentes campos… de la obra” y deben
“asignar a las necesidades de la obra del Señor los recursos de su tesorería”
(OE. 469, 470).

Al traer el diezmo a la casa del tesoro, sus hijos no solo están sustentando y
“alimentando” el ministerio del Templo, más también están dando gracias
a Dios por la provisión abundante de sus necesidades.

III. DIOS INVITA A SU IGLESIA A DISFRUTAR SUS BENDICIONES

1. La iglesia recibirá bendiciones sin medida – 10 b

“Probadme ahora en esto -


mesas del Señor. Pero, si todavía alguien acalora pensamientos de duda, así
como el discípulo Tomás ante la resurrección de Jesús (Jn 20:25), Dios pide
para “probarlo ahora” y así disfrutar de sus bendiciones. “Su palabra constitu-
ye nuestra seguridad de que nos bendecirá de tal modo que llegaremos a dar
diezmos y ofrendas aún mayores” (CMC. 94).

Hay grandes bendiciones para los que le obedecen. “Todos los que deciden
obedecer a Dios de todo corazón; los que no se apoderen de los fondos reser-
vados a Dios… los que devuelven la parte que él reclama como suya, recibirán
bendiciones de Dios…” (CMC 97).

Es por eso que Dios promete:

(1) Bendiciones del cielo – 10 b

“Abriré las ventanas de los cielos”. El Dios del cielo promete abrir las ven-
tanas del cielo para bendecir. No solo habría lluvia para remover todo

59 -
- 57
temor de la sequía, pero a través de estas ventanas la bendición divina sería
derramada en abundancia (Lv. 26: 3-5).

Hoy en día “Dios tiene un cielo lleno de bendiciones para los que cooperen
-
plimiento de sus promesas” (Or. 366).

(2) Bendiciones de la tierra – 11

“No os destruirá el fruto de la tierra”. En los días de Malaquías práctica-


mente 95 % de las personas eran agricultores o ganaderos y dependían de
los frutos de la tierra para su sobrevivencia. Los profetas siempre prome-
tieron las bendiciones de Dios en términos de frutos de la tierra (Hag. 2:19,
Zac 8:12). Ahora Malaquías agregó que éste sería protegido del devorador.
Había tres tipos de langostas perjudiciales, “el saltón, el revoltón y la lan-
gosta, y ellos eran muy temidos debido a sus cualidades destructivas (Jl. 1:
4). Pero, Dios promete “reprender” el “devorador”.

Esta es una promesa que ya había sido prometida “Jehová te enviará su


bendición sobre tus graneros, y sobre todo lo que pusieres tu mano, y te
bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da” Dt. 28:8.

(3) Bendiciones en su vida personal – 12

“Os dirán bienaventurados


cumplir sus mandatos, la bendición de Dios está en nuestra vida. La alegría
y la felicidad permea nuestro ser. Y esta bendición no es solo para él, los de-
más también son bendecidos. Dice el salmista “Benditas serán en él todas
las naciones; lo llaman bienaventurado” (Sal. 72:16,17).

Dios promete prosperar y bendecir a quienes dan con liberalidad (Lc. 6:38;
2 Co. 9: 6-11; Pr. 11:25). Dios deseaba que su pueblo fuera feliz, bienaven-
turado, siendo una lección objetiva al mundo de los resultados de la obe-
diencia.

CONCLUSIÓN

Cuando Dios mira nuestra vida y ve que no estamos caminando en sus caminos,

está interesado en nuestra salvación.

60 -
- 58
Él desea que reconozcamos nuestros descaminos y que, arrepentidos, volva-
mos a Él en busca de su bendición. La invitación del Señor es “volveos a mí…, y
yo me volveré a vosotros” (Zac. 1:3). Así, si damos un paso en dirección a Dios,
Él vendrá a nuestro encuentro y nos bendecirá con Su salvación y también con
todo lo que sea necesario para esta vida. “Jehová es mi Pastor y nada me fal-
tará” (Sal. 23: 1).

En relación al texto que acabamos de estudiar, debemos examinar nuestra pro-

diezmos y ofrendas. Si quizás estamos en falta, no dudemos en volver al Señor,

-
ba de sus promesas. “El Dios del cielo ruega a sus hijos errantes que vuelvan a

tierra” (PR. 521).

Aceptemos hoy, antes que se tarde, la invitación de Dios para nuestra vida.
¡Amén!

-- 59
61 --
Sermon 12 MARCOS 10:17-21

GENEROSO, TODO AQUEL


QUE CRECE EN GRACIA

INTRODUCCIÓN

a) “Quien siembra, cosecha”, el dicho es antiguo, y tiene respaldo en la Bi-


blia, que por varias partes dice que uno cosecha en la proporción que
siembra y capaz que el texto más conocido en eso sea Gálatas 6:7 — Todo
lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará.

b) Hay una cultura general instalada en la vida humana, donde uno aprende
desde temprana edad, que es la cultura de los resultados. Es decir, todo
lo que hacemos produce resultado. Eso está bueno, pero hace con que
siempre seamos llevados por el riesgo de perder el verdadero enfoque de
las cosas y la motivación ideal de la vida, pasando a hacer las cosas única-
mente por sus resultados.

- Estudiar para los exámenes más por los resultados o apenas por ellos que
para aprender y tener conocimiento;
- Hacer ejercicios físicos más por perder peso y mejorar medidas que por
una buena salud;

c) Fácilmente trasladamos este concepto de hacer para obtener, antes del ser
para la vida espiritual. Queremos hacer las cosas para ser cristianos, hacer
para ser salvo. Eso nos lleva a la misma pregunta que el hombre hizo a
Jesús: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?

d) El gran problema es qué hacer para ser, se centra en el ser humano, y


cuando uno se vuelve a sí mismo se autodestruye en el egoísmo, avaricia y
egocentrismo. Cuando uno busca ser “cristiano”, eso ya le da la certeza de
salvación, no porque uno lo es, y sí porque uno se da cuenta que no puede
“ser” sin Dios, sujetándose a Jesús y en Cristo uno pasa a serlo poniéndolo
como centro de su vida. Resultado, hace con alegría y por verdaderos mo-
tivos. Entrégase y sirve, dónase a sí mismo y es generoso como resultado
de crecer en la gracia de Dios. El hombre necesitaba entender eso y Jesús
interactúa con él.

62 -
- 60
I – GRACIA – v 17, 18

“Cuando salía para continuar su camino, un hombre vino corriendo, se puso


de rodillas delante de él y le preguntó: — Maestro bueno, ¿qué haré para
obtener la vida eterna? Pero Jesús le dijo: — ¿Por qué me llamas “bueno”?
Ninguno es bueno, sino solo uno, Dios”.

A) ¿Qué haré para heredar la vida eterna?

1. Uno no puede hacer algo para la salvación. No hay salvación en el ser

por sí mismo no puede salvarse ni al menos ir al cielo (Romanos 5:12).

2.
que pueda salvarse por sí mismo.

3. La gran verdad desde el inicio dicha a Adán y Eva es que si comiesen del
fruto, desobedecían, pecaban y como resultado morirían (Génesis 2:17),
lo mismo que dice el profeta de manera clara y en directo – el alma que
peque, ésa morirá (Ezequiel 18:4). Concepto ampliado en el nuevo testa-
mento por el conocido texto de Romanos 6:23.

4. La venida de Jesús a este mundo como hombre y siendo Dios, su victoria


sobre el pecado y justo donde se cayó Adán y Eva, nos trajo esperanza,
perdón y salvación (Romanos 5:8 y II Corintios 5:21). Tomó sobre él nuestros
pecados y pagó el precio en nuestro lugar. Por Él somos salvos del pecado
y su culpa. En Jesús somos libertos del poder del pecado.

B) Único camino para la vida eterna

1. En otro momento Jesús mismo comenta de la maravillosa experiencia de


salvación, “Yo Soy camino… nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

2. Eso es gracia – uno no puede hacer nada, si se queda en el pecado mue-


re, librarse de él solo es imposible por ser pecador, liberarse del pecado
solamente en Cristo, por su poder, pero uno se merece eso, pues el simple
hecho de ser pecador ya lo pone en contra de Dios, mismo así Dios lo ama,
toma su pecado y lo salva – gracia.

C) Maestro bueno

1. ¿Por qué me llamas de bueno? Quería llevarlo a reconocerlo como el


Camino para la vida eterna. Ojalá lo hubiese reconocido. Por eso, se va

63 -
- 61
triste, no lo reconoció. Revela su egoísmo, no puede ser generoso aquel
que no reconoce que pertenece a Dios y que él debe ser el centro de su
vida para ser bendecido y ser un canal de bendición.

2. Otro intento de Jesús – Bueno, solo uno, Dios – Lo bueno para la sal-
vación está en Dios. Para heredar la vida eterna apenas por Dios. No hay
otra manera.

¿Aceptas a Jesús? ¿Su bondad y su gracia? ¿Vives la gra-


cia? ¿Vives la bondad? Si dudas, no te preocupes. Primero, para saber o no
si vives su gracia, evalúate si es generoso, si crees que falta, hay un segundo
paso que tienes que darlo, crecer en gracia entregándote a Jesús sin reserva
alguna, entregándote a él completamente.

II - CRECER – v 19, 20

“Tú conoces los mandamientos: No cometas homicidio, no cometas adulterio,


no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu ma-
dre. Pero él le dijo: — Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud”.

A) Crecer es la ley de la vida

Sabemos que cuando uno para de crecer ya está muriendo. Así lo es también
en la vida espiritual. Es imperativo a la vida cristiana crecer en la gracia, en el
conocimiento. Como crecer:

1. Vivir lo que conocemos (Filipenses 3:16).

2. Proseguir a la meta (Filipenses 3:14).

3. Conocer la Palabra (II Timoteo 3:16).

B) Seguir la Palabra de la Verdad

El mismo Jesús lo llevó a la Biblia a través de los mandamientos:

1. Jesús lo lleva a la Biblia pues es a través de la Biblia que el ser humano


conoce lo “Bueno” que el hombre quería saber para heredar la vida eterna
– la Biblia lo presenta, da su testimonio y muestra la salvación (Juan 5:39).

2. Pregunta de los diez mandamientos justamente por expresar del mismo


carácter de Dios, el “Bueno” para la salvación. Pero no es guardar por

64 -
- 62
guardar, no hacerlo para ser y sí ser y por eso hacer. Necesitas conocer el
“Bueno”, relacionarse con él, conocer su carácter para que en tu relación
con Dios tú seas bueno y encuentres el verdadero sentido de la vida.
3. Guardar los mandamientos no limitado por el hacer de la tradición judai-
ca y sí de manera amplia y linda como Jesús lo presenta en Mateo 5, en el
sermón del monte, donde uno sigue no la letra de la ley y sí su esencia que
está enfocada en Cristo y su gracia.

C) El que crece en la gracia disfruta de su ley y la vive


1. Vivir la ley es más que cumplirla. Vivirla es resultado de tenerla en el
corazón como fruto de estar en Dios por Cristo Jesús.
2. Un paso más – practicarla para llegar a la esencia. Esta sería la prueba,
si vendes todo y das a los pobres haz entendido.
“¡Qué revelaciones se harán en el día del juicio!.Se descubrirá que mu-
chos que se han llamado a sí mismos cristianos no son siervos de Dios,
sino siervos de sí mismos. El yo ha sido su centro; el servicio egoísta ha
sido la obra de su vida. Al vivir para agradarse a sí mismos y para ganar
todo lo que podían para ellos mismos, han invalidado y empequeñeci-
do las capacidades y las facultades que Dios les encomendó. No han
tratado honradamente con Dios…Estos ahora se quejan contra Dios
y sus semejantes, porque no se los reconoce ni se los favorece como
piensan que deberían. (Review and Herald, enero 5, 1897; publicado en
Consejos sobre Mayordomía Cristiana, p. 135).

Hay que decidir: Estás creciendo día tras día en la gracia de Cristo Jesús,
¿puedes vender todo y dar a los pobres? ¿Puedes seguirlo, cueste lo que cues-
te? ¿El centro de tu vida está en ti mismo o en Cristo? Crecer en la gracia es
un llamado que Dios nos hace hoy, en este momento. ¿Cuál es tu respuesta?

III – GENEROSIDAD – V 21
“Entonces al mirarlo Jesús, le amó y le dijo: — Una cosa te falta: Anda, vende
todo lo que tienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo. Y ven;
sígueme”.

1. No era esta una apología a la pobreza y sí un llamado a la generosidad


como resultado de conocer el “Bueno” para la salvación.
2. Era un llamado a abandonar el egoísmo, una vida centrada en sí mismo
para estar en Cristo y tenerlo como el Camino para la vida eterna. Mostrar-
se generoso iba a llevarlo a conocer el Camino que lleva al cielo.

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3. Lo que más le estaba pidiendo Jesús era su corazón, corazón éste que
estaba en sus posesiones y abandonarlas poniéndolas en su verdadero
puesto era necesario para conocer a Jesús la más valiosa joya que uno
puede tener y la única manera de heredar la vida eterna.

habría podido hacerse si ellos no hubiesen seguido sus inclinaciones


egoístas... Habrían podido colocar su tesoro en el banco del cielo y pre-
servarlo en bolsas que no envejecen; pero en lugar de hacerlo, lo gas-
taron en ellos mismos y en sus hijos, y al parecer temían que el Señor

sobre sí pérdida eterna. Piensen ellos en el resultado de retener lo que

pierde una herencia eterna en el reino de gloria” (The Review and He-
rald, 22 de enero de 1895; publicado en Consejos sobre Mayordomía
Cristiana, p. 91).

4. Uno no tiene que ser generoso para heredar la vida eterna. Uno tiene
que aceptar a Jesús y va a heredar la vida eterna. Es Jesús que quita de
nuestro corazón el pecado y en su lugar siembra la bondad y el amor, la
gracia y la generosidad para que sean cultivadas en el Camino rumbo al
cielo.

CONCLUSIÓN
a) El mismo llamado Dios nos hace para abandonar lo que sea que nos impide
de estar en el Camino, qué decidimos ¿irnos triste o aceptarlo?

Él volverá y discernirá “la diferencia entre el justo y el malo, entre el


que sirve a Dios y el que no le sirve” (Mal 3: 18). En aquel día, los que
piensan que Dios aceptará ofrendas mezquinas y un servicio prestado
de mala gana quedarán chasqueados. Dios no colocará su aprobación
sobre la obra de ningún hombre, encumbrado o humilde, rico o pobre

cuenta su gloria. Pero los que han pertenecido a la familia de Dios


aquí abajo, que se han esforzado para honrar su nombre, han obtenido
una experiencia que los hará como reyes y sacerdotes para con Dios,

estas palabras: Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu Señor”


(Review and Herald, enero 5, 1897; publicado en Consejos sobre
Mayordomía Cristiana, p. 135).

b) Llamado.

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