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Metapoesia Una Necesidad Del Poeta
Metapoesia Una Necesidad Del Poeta
“Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo
verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y
me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y
escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que
recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía.
escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que
El grafógrafo (1972)
Salvador Elizondo
¿Qué es la poesía y quién puede explicarla? ¿Para qué se escribe? ¿Hay una fórmula del correcto
escribir en la literatura? ¿Qué es lo que dota a la obra literaria de esas características que la
diferencian entre los textos de otras índoles? Esas y muchas otras preguntas surgen tarde o
temprano en la mente de quien se ha decidido por las letras, de quien se ha adentrado en este
camino sin retorno. Porque a fin de cuentas, como Jorge Larrosa lo ha señalado “Las preguntas
están al principio y final del estudio. El estudio se inicia preguntando y se termina preguntando”
(La experiencia de la lectura 19). Y son precisamente esas preguntas que han taladrado desde
siempre la mente de los escritores, las que han sido las constructoras de todas las teorías
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literarias, de las poéticas, de las metapoesías y de este estudio mío que pretende hablar de
metapoesía a partir de las ideas de Paul Ricoeur referentes a la metáfora para adentrarnos en el
Para comenzar hemos de esclarecer los términos de poética y metapoesía, que si bien son
parecidos, hay abismales diferencias entre ambos. Para aquellos que nos dedicamos a la escritura
los textos llamados poéticas son algo conocido. Una poética es por definición esencial, según la
Real Academia de la Lengua Española, número uno: “ciencia que se ocupa de la naturaleza y
observan un género literario o artístico, una escuela o un autor”. (RAE, www.rae.es). Es decir,
cuando hablamos de poética nos referimos a una serie de visiones sobre la literatura, la manera
en que es comprendida por una escuela o un autor y a las recomendaciones que se consideran
Las poéticas suelen ser tratados en los que el autor nos hace entender su manera de
comprender la literatura, son textos que se esfuerzan por esclarecer este caótico mundo de las
letras. Textos en los que se parte de la base de la experiencia y se camina hacia el horizonte de la
teoría literaria; sin ejercicio no hay poética, sin la escritura no hay ideas que delineen y precisen
la pluma del autor. De allí que todas las poéticas sean creadas por escritores que tienen ya una
trayectoria en la literatura, que han recorrido largo tramo en combate con el arte de escribir y nos
Las poéticas abundan en el mar actual de lecturas que nos consume y crece día a día.
¿Quién no ha leído una poética? Probablemente muchos lectores las han conocido sin reparar en
ellas. Están desde las más clásicas como la Poética de Aristóteles o el Ars poética –también
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llamada Epístola a los pisones- de Horacio, hasta las más contemporáneas y famosas como
Cartas a un joven poeta de Rilke, Decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga, El arte
del cuento de Ernest Hemingway, Inspirción de Vladimir Nabokov, Seis propuestas para el
próximo milenio de Italo Calvino y Así escribo mis cuentos de Jorge Luis Borges. Todos estos
textos con la intención de sus autores por transmitirnos lo que la escritura ha hecho de ellos. Si
los miramos desde una óptica positivista, pareciera que sus propósitos principales son los de
normar y regular el acto creativo y así elevar su producción. Personalmente creo que las poéticas
van más allá, buscan transmitir la fuerte reacción que ha producido la literatura en una persona,
son un ardor por proferir el complementario juego de dos actos que son intrínsecos: la lectura y
la escritura.
esto: “Estudiar: leer escribiendo. Con un cuaderno abierto y un lápiz en la mano. Las páginas de
la lectura en el centro, las de la escritura en los márgenes. Y también: escribir leyendo. Abriendo
un espacio para la escritura en medio de una mesa llena de libros. Leer y escribir son, en el
estudio, haz y envés de una misma pasión” (12). Parafraseando a Larrosa diré que quien lee
necesita escribir e igualmente al contrario, ambos verbos van concatenados y el literato no puede
escapar a la escritura sobre lo que hace, así nace la escritura sobre la escritura, o la poética.
Susan Sontag lo expresa así “La obra de todo escritor, toda interpretación literaria es, o equivale
los temas principales del autor” (La conciencia de las palabras párr.20). Y así lo que Sontag
expresa es que siempre en la escritura se esconde nuestra visión sobre ella. Lo particular se
encuentra cuando ya no es una poética lo que se crea al momento de querer tratar temas
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referentes a literatura, sino se usa ésta misma como vehículo de las ideas del autor. Esto es a lo
lenguaje que se utiliza para hablar del mismo lenguaje; la metapoesía es poesía que habla de ella
misma. Con todas las características de una poética, las cuales ya mencioné, pero con una
voz del autor, sus nociones personales de literatura. Más bien, con voz narrativa y en las líneas
de la ficción, la metapoesía expone al literato y su quehacer. Éste será el primero de los dos
pilares que sostienen el puente que conecta pero a la vez separa a la poética de la metapoesía.
hemos de prestar especial atención para no confundir una de la otra. Existen poéticas que, en
efecto son obras literarias, como es el caso de Cartas a un joven poeta de Rilke o la versión para
narradores Cartas a un joven novelista del latinoamericano Mario Vargas Llosa, sin embargo su
carácter literario o ficcional no los convierte en metapoesía. ¿Por qué? Porque simplemente no
estamos ante poesía. Llegada a este punto he de descartar todos los demás géneros, háblese de
novela, cuento, epístola, ensayo, etc. y al adentrarme en la poesía, que posee diversas
propiedades como son ritmo, rima, imágenes, tropos y demás, fijaré mi atención en la más
La metáfora es parte primordial de la poesía como género, el concepto vedado ante los
ojos del lector. Significado primario y secundario que se conjugan para dar interpretación de las
palabras. Para Paul Ricoeur, el lenguaje de la obra literaria conlleva un sentido explícito y un
sentido implícito, a lo que el positivismo lógico llama lenguaje cognoscitivo y lenguaje emotivo
extra semántica. Y contrario de lo que se puede pensar en primera instancia, estos tipos de
significación no son polos opuestos de una misma expresión, de hecho, es gracias al juego de
ambos que podemos tener la enunciación poética. Y Ricoeur expresa: “Podemos entonces decir
que lo que un poema afirma está relacionado con lo que sugiere, así como su significación
primaria está relacionada con su significación secundaria, y en donde ambas significaciones caen
dentro del campo semántico” (La metáfora y el símbolo 60). La connotación a la que sometemos
el proceso exégeta del lector no es propiamente extra semántica, sino que tiene sus fundamentos
de ésta, ha atravesado por una problemática importante que viene desde los griegos. Para la
retórica clásica la metáfora no es más que un tropo en el que las palabras toman significado de
manera aislada, esto es a lo que Aristóteles llama “sentido actual” de la palabra; el significado es
común para cierta población y es fijado por los operantes de una comunidad hablante. La
metáfora la que nos ha hecho daño a los estudiosos de la literatura a la hora de su interpretación.
enunciativo. Ya que como Ricoeur señala “La metáfora es el resultado de la tensión entre dos
Esta tensión es una contradicción, lo que leemos no es lo que en verdad nos quiere decir.
literalmente o moriría. Sólo salvamos a la metáfora cuando sometemos a las palabras a un trabajo
del sentido y este trabajo nos supone mínimamente dos posibilidades interpretativas que dicen
cosas opuestas entre sí. “En otras palabras, lo que se arriesga en una expresión metafórica es la
aparición del parentesco en la que la visión ordinaria no percibe ninguna relación” (64). Quizá
este fenómeno ocurra en todos los géneros literarios, muy probablemente no, pero si es así hay
algo que no podemos negar, la poesía es el único de los fenómenos que depende de esto: la
pluralidad de lecturas.
¿Qué leemos en un poema? ¿Leemos lo que nosotros queremos leer? ¿Leemos lo que el
autor quiso decir? Y si leemos el mismo poema con veinte años de diferencia entre cada lectura
deberían estar juntos, crea un malentendido, pero es gracias a este malentendido que amplía sus
sin embargo no es traducible, es parafraseable. Nunca accederemos a lo que el autor nos quiso
ornamentario. “La metáfora no es un adorno del discurso. Tiene más que un valor emotivo
porque ofrece nueva información. En síntesis, una metáfora nos dice algo nuevo sobre la
realidad” (66).
Cuando el poeta escribe, lógicamente haciéndolo desde la metáfora, nos da una visión
renovada de la realidad que posee. Las contradicciones que hacen posible la multitud de
significados tuvieron que gestarse en algún lugar de su pensamiento, bajo alguna relación que de
primera instancia no nos parece lógica, relación que no encontraremos, pero que nos hará crear
nuestros propios lazos con lo dicho y aprehender así una nueva careta de la realidad.
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La metáfora es, y por ende la poesía también, una construcción de la realidad, no sólo es
una visión nueva de ella, sino que la crea en universos infinitos que son los de la interpretación a
la hora de leer un poema. Así la poesía se vuelve un constante aprendizaje, de quien la escribe y
la lee.
Pero ¿qué pasa entonces con la metapoesía? ¿Se vuelve un conocimiento del escritor?
¿Una realidad de la poesía? ¿Logra describir correctamente lo que es la poesía? Para responder a
estas cuestiones partiré de una pregunta fundamental y más básica ¿por qué he diferenciado
metapoesía de poética? La respuesta a esta interrogante no debe ser cuantitativa, sino cualitativa.
Es decir, ya he definido las disimilitudes principales entre ambos textos, dejaré esa lista de
Cuando uno se encuentra ante una lista de poéticas, que obviamente no será totalizadora,
pero digamos sí representativa, se topa con un pequeño detalle: la mayoría de los autores que
escriben poéticas son narradores, o si bien, son narradores y poetas, escriben sobre su faceta
narrativa. Con esto no quiero decir que no existan poéticas sobre poesía, pero el número de
narradores escribiendo poéticas rebasa sin lugar a dudas el de los poetas. La clave para analizar
Luis Cernuda, poeta español de la erróneamente llamada generación del 27, nos comenta
algo al respecto en su texto Palabras antes de una lectura “Siempre he rechazado cualquier
tentación de comentar mis versos o de explicar lo que con ellos he pretendido. ¿Por qué lo hago
ahora? Quizá porque crea cómo la deficiencia mía pudo no expresar en ellos cuanto yo pretendía
o porque crea que la deficiencia de otros puede no ver en ellos cuanto yo he puesto” (párr. 2).
Cernuda escribe sobre esa negación que tenía a la develación de la metáfora, habla de la
deficiencia suya al escribir o la deficiencia de otros al leer, yo más bien creo que habla de la
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leerlo? Bueno, nosotros al leerlo probablemente sí, pero no hablemos de insuficiencias, sino de
caracteriza por alejar al lector del escritor, otros géneros como el ensayo o la novela podrán
acercarnos, pero la poesía no. Entendemos a un poeta, lo parafraseamos, mas no podemos ser
definitivos con lo que sus versos claman. Y sin embargo la poesía construye redes entre nosotros.
Pero el poeta no se exilia, es a fin de cuentas un artista, un artista que escribe para un
público, que precisa lectores, que desea lanzar sus versos y que éstos hagan eco en alguna mente.
Se escribe en soledad pero no para la soledad. Así como los hacedores de otros géneros, el poeta
tiene una necesidad primaria: requiere de escribir sobre el escribir. Necesita desdoblar su
actividad diaria y vital para comprenderla de la única manera que comprende: siendo escritor.
Por esta razón ellos recurren a la metapoesía, para reafirmar su actividad, para intentar acortar la
distancia natural entre ellos y nosotros, acuden a la metapoesía porque ¿de qué otra cosa han de
preguntaron sobre el trayecto que como poeta había tenido referente a su obra y su efecto en él,
yo que es la escritura, ante la mirada de quien escribe y ante la de quien lee lo escrito. Al final,
acabamos siendo lo que hemos escrito, y la escritura viene a ser equivalente a la salvación del
alma para el creyente […] La metapoesía ha sido siempre esto para mí” (Carnero, Guillermo,
Un punto fundamental en las palabras de Carnero sustenta mis ideas, él dice que el poeta
termina siendo lo que ha escrito, no únicamente explora en su interior para crear poesía, la poesía
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lo construye y lo convierte en lo escrito. El poeta escribe para escribirse. Pero esta situación se
vuelve aún más especial cuando lo que sale de la pluma del autor no es sólo poesía, sino cuando
existir como poeta. La metapoesía, que es sustancialmente metafórica, nos presenta el mundo de
las contradicciones de la poesía, de las contradicciones del poeta, pero también amplía los
la metapoesía las claves de la escritura, busquemos más bien nuestra propia relación con las
letras. Ella nunca nos será esclarecedora sobre el acto de escribir, mejor aún nos dará el regalo
Bibliografía:
2003. Impreso.
Cernuda, Luis. Palabras antes de una lectura. España, Barcelona: Seix Barral, 1960.
Impreso.
2003. Impreso.
Ricoeur, Paul. Teoría de la interpretación. [En línea]. Fecha de consulta: mayo del 2013.
Interpretacion
Sontag, Susan. La conciencia de las palabras. [En línea]. Fecha de consulta: mayo del
http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=2348