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La sesión del 16 de mayo tuvo como objeto de discusión las ​Meditaciones ​de Marco Aurelio.

La exposición estuvo a cargo de Nathalia Chaparro, Iván Giraldo y Andrés Pineda. Con el
presente escrito pretendo recoger en tres grandes bloques la discusión que suscitaron las
preguntas e intervenciones de los asistentes del seminario, así como la reconstrucción de
los argumentos del texto de Marco Aurelio contenidos en varios pasajes -dispersos a lo
largo de la obra- a la luz de la temática que nos ocupa.

1. Contextualización de las ​Meditaciones ​con el problema del seminario y preguntas


iniciales

Teniendo en cuenta el propósito del seminario, GM propone tomar como punto de partida la
pregunta por si hay un tipo de enfermedad a la que se refiera Marco Aurelio y, de haberlo,
cuál sería la terapia que se nos propone en las meditaciones. Para esto, se partió de la idea
de que en las ​Meditaciones​, lo que se pretende es la corrección de los juicios falsos (en
concordancia con lo que se dijo a propósito de la ira en Séneca). GM señala además, una
posible coincidencia entre el texto de Marco Aurelio y el pensamiento socrático consignado
en el Alcibiades, según el cual la peor enfermedad es ​la ignorancia y el error producto de
esta;​ por lo que el tipo de terapia que se propondría en ​Meditaciones sería una suerte de
terapia cognitiva. De lo anterior se desprendieron las siguientes preguntas: ¿Cuál es la
naturaleza del error/falsedad en el texto de Marco Aurelio? y, en tanto error cognitivo, ¿cuál
es su relación con un sentido más amplio de lo que es una enfermedad? ¿Hay un
paralelismo entre la naturaleza de la enfermedad y la del error, entendido como disfunción
de la razón?

Para responder a dichas preguntas GM propone definir a grandes rasgos la racionalidad


estoica; esta consiste en una suerte de ​captación del todo y de la organización, digamos,
armónica de dicha totalidad. El error cognitivo, añade, consiste en perder de vista la filiación
de sí mismo con dicha totalidad, y la manera en la que las diferentes partes están
conectadas con un todo1. A partir de esto, se hizo referencia a una analogía con la
hinchazón del cuerpo; esta se produce cuando una parte del organismo se considera a sí
misma como un todo y no como perteneciente a un todo2. La terapia entonces consistiría en
una suerte de “deshinchazón”, de hacer que las cosas parezcan más pequeñas, para así
lograr verlas como parte de un todo.

1
Si bien esta doble caracterización del error no fue explícitamente enunciada, considero que hay una diferencia
a tener en cuenta entre el error de concebirse a sí mismo como desvinculado de la totalidad y el error de no ver
los vínculos de las distintas partes que la conforman. Sobre esto, hay una distinción que puede ayudar a dar
luces sobre la anterior, a saber, la diferencia entre el ya denominado error cognitivo y la soberbia (introducida
por GM). Si bien ambos consisten en un error a causa de un juicio falso, el primero está relacionado con el
hecho de no distinguir los vínculos de todas las partes de la totalidad, mientras que el segundo tiene que ver con
considerarse a uno mismo como estando por fuera de dicha totalidad. En lo que sigue, nos ocupamos más de la
soberbia en analogía con un absceso/hinchazón y por tanto, como la enfermedad a tratar.
2
Durante la sesión se hizo referencia a varios pasajes de las meditaciones, de tal manera que pudiéramos hallar
un hilo conductor dentro de un texto que no pretende ser sistemático. En el caso particular de la analogía con un
absceso nos referimos al pasaje 29 del libro IV: “Absceso del mundo el que renuncia y se aparta de la razón de
la común naturaleza por el hecho de que está contrariado con lo que le acontece; pues produce eso aquella
naturaleza que también a ti te produjo. Es un fragmento de la ciudad, el que separa su alma particular de la de
los seres racionales, pues una sola es el alma” (​Meditaciones. ​IV, 29).
Ante la pregunta, ¿Qué ganaríamos con establecer dicho paralelismo? GM respondió
diciendo que, si se tiene en cuenta que parte de esta terapia estoica es ​corregir los juicios
falsos ​(premisa aceptada desde el inicio de la sesión), entonces los juicios falsos
representan una suerte de enfermedad. En esa medida, ​establecer qué es un juicio falso
para Marco Aurelio nos permitiría tener una idea más precisa sobre qué podríamos
considerar como ​enfermedad, al menos en nuestra lectura del estoicismo, ​dado el propósito
de nuestro seminario. Sumado a esto GM destacó la importancia de la determinación de la
falsedad de un juicio para a su vez determinar en qué consiste la racionalidad estoica; una
aproximación preliminar será, precisamente, que la racionalidad consiste en una ​captación
del todo. ​Dicha captación del todo, es decir, la propuesta estoica de ver el mundo de
manera integral, tendrá que servir para una idea del ​vivir mejor. ​Lo anterior vendría a ser, en
última instancia, la utilidad de la pregunta por la relación entre los juicios falsos y la idea de
enfermedad.

2. ¿Qué se entiende por ​ juicio​? ¿En qué consiste el juicio falso como enfermedad?

Por sugerencia de AL, una pregunta fundamental para poder seguir el desarrollo de la
argumentación de Marco Aurelio, presentada por los expositores y luego interpretada por
GM, es la que se refiere a la relación entre el juicio errado y la acción, con lo cual es posible
establecer cuál es la enfermedad a la que nos estamos refiriendo. Para responder a esto,
AL distingue entre dos tipos de juicios, a saber, los ​juicios de percepción y​ los ​juicios de
valor, ​de estos, los últimos son los que tienen implicaciones para la acción ya que con estos
juzgamos que algo es bueno o malo; en consecuencia, si bien ambos juicios son
susceptibles al error, un yerro en los juicios de valor, es el que vendría a ser la enfermedad
que debe ser tratada. Uno de los expositores (IG) sugiere un pasaje para reforzar esta idea.
Marco Aurelio se refiere a las consecuencias producidas por algunas enfermedades, como
la afectación del gusto por la ictericia o la hidrofobia producto de la rabia y añade que, en
esa misma medida, el error es en el hombre tanto o más poderoso que estas enfermedades
(Cf. VI, 57). El error en este tipo de juicios es dañino por sus implicaciones en la conducta
frente al todo: alguien cuyos juicios de percepción sean incorrectos, podría actuar bien pero
sobre objetos que no existen o no son fieles a la realidad, en cambio quien se equivoca con
un juicio de valor, si bien ve el todo correctamente, actuará sin consideración alguna por
este3.

3. Las desviaciones del juicio y la filosofía como cura

Una vez dicho en qué consiste un juicio falso, NC ofreció una guía de lectura para identificar
(i) qué es un juicio verdadero para Marco Aurelio, (ii) cuáles son las posibles desviaciones
del juicio y (iii) el carácter filosófico de la corrección de dichas desviaciones. La definición de
juicio verdadero es la ​captación de la esencia con independencia de lo aparente, -​presente
en el pasaje (VII, 68). Las desviaciones del juicio tienen que ver con ideas que bien no son
necesarias, ​bien ​son disgregadoras de la sociedad, ​bien ​no surgen de uno mismo o ​ , incluso
si surgieran de uno mismo, son provenientes de ​la parte menos valiosa y mortal, a saber, ​el

3
Esta caracterización ayudaría a resolver el problema planteado en la nota 1, con respecto al error cognitivo
introducido por GM. La enfermedad a la que nos referimos vendría a ser aquella que tiene que ver con el error
de no ver la filiación de sí mismo con la totalidad y las implicaciones que esto tiene para la acción.
cuerpo y los placeres ​(Cf. XI, 19)​. L
​ a “cura” para dichas desviaciones se encuentra en dos
pasajes, en primer lugar, en (III, 8) se hace alusión a ​el pensamiento disciplinado y
purificado del hombre, q ​ ue impide que se ​comporte de manera impropia a la de un ser
sociable y dotado de inteligencia​; este pensamiento disciplinado sólo se conseguiría a
través de la filosofía, -que aquí es incluso análoga a la medicina del cuerpo- como indica el
pasaje (V, 9):
“No te disgustes, ni desfallezcas, ni te impacientes, si no te resulta siempre factible actuar de
acuerdo con rectos principios. Por el contrario, cuando has sido rechazado, reemprende la
tarea con renovado ímpetu y date por satisfecho si la mayor parte de tus acciones son
bastante más humanas y ama aquello a lo que de nuevo encaminas tus pasos, y no retornes
a la filosofía como a un maestro de escuela, sino como los que tienen una dolencia en los
ojos se encaminan a la esponjita y al huevo, como otro acude a la cataplasma, como otro a la
loción. Pues así no pondrás de manifiesto tu sumisión a la razón, sino que reposarás en ella.
Recuerda también que la filosofía sólo quiere lo que tu naturaleza quiere, mientras que tú
querías otra cosa no acorde con la naturaleza”

A esto podríamos añadir, como caracterización de la filosofía, el pasaje (III, 13) en donde
Marco Aurelio no sólo se refiere al conocimiento de los ​principios fundamentales de lo divino
y lo humano, ​como herramienta para el buen actuar -en analogía con los instrumentos
médicos para curar- sino que, además, como algo que da cuenta de ​la trabazón mutua de
unas cosas con otras; e ​ s decir, la filosofía es el conocimiento de lo divino y lo humano y su
organicidad como un todo al que siempre debemos atender para llevar a cabo todas
nuestras acciones. En esto consiste la naturaleza y, en consecuencia, todo acto de
injusticia, desenfreno, ira, ​etc. no es otra cosa que una separación de ella (Cf. XI, 20).

Para finalizar la sesión, teniendo en cuenta lo que es propio de la filosofía como forma
terapéutica de corregir los juicios y dos pasajes traídos a colación (VIII, 47, 49) en los que
se nos habla de la aflicción por una causa externa como algo producido no por dicha causa
sino por un error del juicio de valor que se hace a partir de esta, AL ofrece una descripción
del sabio estoico partiendo de la máxima de ​abrazar el destino. E ​ l sabio juzga bien en la
medida en que ​siente las cosas correctas p.e. su filiación con el destino5 y con los demás
4

como aquello que, al igual que él, hace parte de la totalidad, a diferencia de alguien que
siente a partir de juicios erróneos (pasionales), como los ya descritos en la segunda
sección.

4
Es decir, aquellas que corresponden a juicios sobre lo que es ​bueno y malo en un sentido moral y
no sobre lo que resulta indiferente.
5
A propósito, GM llamó la atención sobre los aforismos referidos al ​amor fati ​en los pasajes (VII, 56 -
57): “Como hombre que ha muerto ya y que no ha vivido hasta hoy, debes pasar el resto de tu vida
de acuerdo con la naturaleza” y “ Amar únicamente lo que te acontece y lo que es tramado por el
destino. Pues ¿qué se adapta mejor a ti?”

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