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Gabriel Lombardi
Mirta La Tessa - Rafael Skiadaressis

LA CLINICA DEL
PSICOANALISIS

Las Psicosis

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Lornbardi. Gabriel; La Tessa. \\llirt~
\_.aS psicosis
Gabriel Lombardi

IIL El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura.


G. Lombardi
Una teoría unificada que no explica todo. La confianza en
el síntoma. El sujeto de la alucinación. El sujeto como
efecto de significación.
Prólogo

IV. La realidad y su pérdida.


G. Lombardi
La realidad del esquema R. El objeto a, el fantasma y la
realidad. El objeto voz. El)'pbjeto de la alucinación. El fe-
nómeno ele franja. Primerás consideraciones sobre la po-
sición del analista en la psicosis.
Cientificidad y respeto por la particularidad del caso son dos
V. La cuestión preliminar de Jacques Lacan. polos siempre en tensión en cualquier elaboración propiamente clí-
G. Lombardi nica de un caso. El primero de ellos fuerza el caso hacia lo úpico,
El desencadenmniento de la psicosis. La transferencia en
la psicosis. Las referencias que sí hay en la psicosis. ¿Qué lo obliga a transitar la pendiente hacia la generalización. El segun-
posición para "nosotros", aquellos a los que el psicótico do privilegia lo que resiste a lo úpico, lo que singuladza, lo que no
se dirige? se ha descripto previamente.
Hubo una época en que los psiquiatras dedicaban más tiempo al
VI. Consecuencias clínicas de la "cuestión preliminar" de loco. Algunos de ellos, los más lúcidos, prestaban mucha atención
J. Lacan.
G. Lombardi y otros a lo que decía, lo anotaban. Un tal Séglas, por ejemplo, en 1892
¿Un texto teórico? El sujeto en la estructura. El psiquiatra publicó un libro sobre Los trastornos del lenguaje en los alienados.
concernido. El método de Lacan. El analista concerrúdo. Kraepeliri, en sus Lecciones, transcribe fragmentos enteros del dis-
curso de sus pacientes. Ellos elaboraron una clínica detallada, sutil,
VII. Introducción al Otro en la psicosis. en la que el acento puesto en las particularidades del caso contra-
R. Skiadaressis
rrestaba esa pendiente hacia lo úpico que caracteriza, más que a un
sujeto, a las pretensiones e ideales de una cientificidad falaz. El ha-
llazgo de lo que no había sido aún descripto era para aquellos clíni-
cos un motivo de alegría.
La eficacia de los psicofármacos ha barrido esa dedicación. Hoy
en día el psiquiatra no necesita escuchar demasiado al loco ni a la

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I

Un recorrido freudiano de la psicosis

Mirta La Tessa

A. No retroceder ante la psicosis: una consigna freudiana

Comenzaremos este ciclo de clases sobre la clínica de la psico-


sis realizando un recorrido por una serie de textos freudianos. Va-
rias son las 11ipótesis que nos guían, y que nos servirán de mojones
para el desarrollo de los ternas. Esto quiere decir que establecere-
mos una relación de ida y vuelta entre nuestras hipótesis, y la lectu-
ra que haremos de los textos. La primera de ellas podríamos formu-
larla así: Freud dejó planteada una serie de problemas que respon-
dían a obstáculos que füe encontrando a lo largo de su experiencia,
a los cuales no son ajenos los obstáculos y problemas con que tro-
pezamos hoy en el terreno de la experiencia clínica con pacientes
psicóticos. Queremos decir que si bien Lacan recogió el guante e
hizo desarrollos importantes en este terreno, las líneas de fuerza de
la problemática de la psicosis podemos rastrearlas en el texto de
Freud.
Desde el principio, entonces, nos oponemos a una idea que cir-

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Mirta La Tessa Un recorrido freudiano de la psicosis

cula con frecuencia y que encuentra, en el terreno de la clínica de serie de clases y la formularemos así: no retroceder ante la psico-
la psicosis una ruptura tajante entre el texto de Freud y los desarro- sis, una consigna freudiana. No retroceder ante la psicosis es ante
llos de Lacan. Por otro lado, como nos enseña Lacan mismo, una todo, como Freud nos enseñó, no retroceoer ante la palabra. Es
de las tantas· virtudes del texto freudiano es que Freud no disimula también no retrocede¡ ante los problemas que la psicosis plantea al
las preguntas, y leerlo es siempre reconfortante porque implica ne- psicoanálisis. !le
cesariamente volver a transitar, volver a. abrir esas preguntas esen- Veremos a través de los textos de 1894 y 1896 cómo, desoe esa
ciales. , época tan temprana, -{;asi prepsicoanalítica, si considerall1os como
También pondremos en cuestión algunas afirmaciones tales co- funoante el texto de la Interpretación de los sueños de 1900- Freud
mo que Freud díría que no'il1ay transferencia en la psicosis. No es ya establece la pertinencia del psicoanálisis para oar cuenta oe la
una afirmación correcta ya que achata algo las posiciones paradóji- psicosis. Es decir, que desde esos primeros textos la psicosis queda
cas a las que Freud se ve conducido. Si bien es cierto que plantea la incluida dentro del campo de pertinencia del psicoanálisis.
falta de disposición a la transferencia en las neurosis narcisistas. En el caso de psicosis alucinatoria de 1894 nos importa menos
No es menos cierto que todo el análisis del caso Schreber está cen- la teorización específica del caso oe psicosis -que pomíamos poner
trado en el análisis de la transferencia con Flechsig. Podemos ha- en duda como diagnóstico diferencial- que la inclusión del mismo
blar de una posición escéptica de Freuo respecto de la cura psicoa- en un ensayo de la teoría psicológica que le pemlite dar cuenta, con
nalítica de la psicosis, pero no oejaremos de encontrar su funda- el instrumental que tiene elaboraoo hasta ese momento, de la etio-
mento en el corazón mismo oel historial de Sclrreber cuando plan- logía de la histeria, las representaciones obsesivas y este caso lla-
tee el trabajo restitutivo que implica el delirio mismo. Tomaremos mado de psicosis alucinatoria.· El caso está presentado como una
este escepticismo freudiano y trataremos oe encontrar sus funoa- forma oe defensa mucho inás enérgica en la cual "el Yo rechaza la
mentos. representación intolerable conjuntamente con su afecto y se condu-
Hemos elegido para este trabajo un recorrido por los siguientes ce como si la representación no hubiese jamás llegaoo a él".
textos: Además plantea que "el Yo se separa de la representación into-
- Los dos textos de 1894 y 1896 sobre las neuropsicosis de de- lerable, pero ésta se'halla inseparablemente unida a un trozo de la
fensa realidad" de la cual el Yo se desligaría al separarse oe aquella. Si
- El caso Schreber de 1910 consideramos la solioaridao existente entre la constitución Oel Yo y
- Introducción del narcisismo oe 1914 la constitución de la realidad, vemos entonces, que es la realioao
-Más allá del principio del placer de 1920 misma la que tiene un agujero. Agujero en el cual iría a alojarse o
- La negación de 1925. por lo cual se colaría la alucinación.
Otra oe nuestras hipótesis, quisimos que fuera el título de esta En primer lugar, señalaremos que usa el término de rechazo que

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es el que luego tomará Lacan para especificar la forclusión como la paciente Freud nos hace ver el principio metodológico de su ac-
mecanismo propio de la psicosis. La presencia de esta noción de cionar. "La etiología se me reveló al aplicar a la enferma, como si
recliazo en este texto tiene el valor de estar casi en presencia del se tratase de una histérica, el método de Breuer para la investiga-
descubrimiento. Y a pesar de que luego será cambiado por la no- ción y supresión de las alucinaciones". Intenta colegir la psicosis
ción de proyección, ésta encontrará una especificación que le mar- usando el instrumental con el que cuenta que es bien poco todavía.
cará su carácter diferencial del lugar que tiene la proyección en la Podríamos sintetizarlo: hay inconsciente y es de carácter sexual. Y
neurosis. tiene un método, todavía, de asociación dirigida. Pero lo central
El caso de 1896 ya presenta otra envergadura. Tiene además el que quiero subrayar es que la etiología sólo se le vuelve inteligible
valor agregado de ser una paciente tratada por Freud mismo. Re- a partir de la aplicación del método. Que llay un .entrelazamiento
cordamos que es una mujer de 32 años, casada, con un llijo de dos inevitable entre la práctica y la posibilidad del diagnóstico.
años. Los primeros síntomas aparecen seis meses después del naoi- Entonces, llabrá también en la paranoia importantes ideas in-
miento de su hijo. Se muestra desconfiada fündamentalmente de conscientes y las representaciones rechazadas serán también de ca-
los vecinos a los que considera descorteses y que le niegan toda rácter sexual. Pero "únicamente resultaba singular el hecllo de que
consideración. Se siente observada por ellos, que le adivinan el la enferma oía interiormente, a modo de alucinación, los datos pro-
pensamiento y la espían por la noche mientras se desnuda. Como ceden.tes de su inconsciente". Así. las alucinaciones visuales de
método terapéutico es llevada a un balneario, en el que. en reali- desnudos femeninos van conduciendo por cadena asociativa a esce-
dad, se le agravan los síntomas, presentando alucinaciones visuales nas llenas de pudor y vergüenza llasta desembocar en situaciones
de desnudos femeninos y más tarde alucinaciones auditivas, oye de carácter sexual con el hermano en las que la paciente se llabría
voces que comentan sus actos. Oye también amenazas y reproches. mostrado desnuda sin vergüenza ninguna. Una frase de su cuñada:
Es muy interesante ver descripto por Freud lo que encontrare- "en toda familia pasan cosas que deben ocultarse ... " le resulta una
mos en Lacan en el Seminario l/l como certeza. Dice Freud respec- clara alusión a aquelios hecllos. Así es como adquiere la convic-
to de las quejas de los vecinos: "Poco a poco fueron ganando estas ción de que su cuñada la hace objeto de un reproche.
quejas en intensidad. aunque no en precisión. Se tenía contra ella Se podría decir, entonces, que las alucinaciones visuales eran
algo que no podía adivinar. Pero no le cabía la menor duda de que fragmentos de sucesos sexuales rechazados que retornaban desde eJ ·
todos la desconsideraban y hacían lo posible por irritarla". Se tenía exterior. Las voces, afirma Freud eran más bien pensamientos in-
algo contra ella, aunque no fuera claro de qué se trataba, estaba conscientes que se llabfan llecllo audibles. Reproducían fragmentos
concernida por esas críticas u actitud hostil, estaba segura que se le nimios de una novela que llabía leído la paciente cuya heroína reci-
dirigían. bía críticas de los vecinos, que evocaban un temor de Ja paciente a
Luego de presentar el caso y antes de relatar cómo trabajó con poco de llaberse casado de que los vecinos pudieran oír algo de

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sus relaciones amorosas. Las voces reproducían reprocl1es respecto Breve rese//a
de un suceso análogo al. del trauma infantil. Freud postula entonces
un fracaso de la defensa y una falta de censura que hablarían de un -Primera enfermedad: transcurre entre el otoño de 1884 y fines
desarreglo esencial en eí aparato psíqui<::o. El reproche a ctif~rencia de 1885. Es intenJdo en la clínica de Flechsig durante seis meses.
de la neurosis obsesiva no es autorreproche, sino que le viene de Esta primera enfermedad fue considerada como un acceso de hipo-
afuera, mecanismo al que Freud dará el nombre de proyección. condría. Que según el mismo Schreber transcurrió sin incidente al-
Vemos entonce§, cómo Freud utiliza el instrumental con el que guno de carácter metafísico.
cuenta hasta ese momento para colegir la psicosis. Es decir, que la -1893: entre el anuncio del nombramiento como presidente del
incluye dentro del campo df pertinencia del psicoanálisis. En este Tribunal de Dresden y su asunción ocurren el sueño de recaída y la
caso la diferencia no aparecerá tanto por el lado de la etiología fantasía de duermevela: "qué agradable sería ser una mujer en el
-que gira alrededor de un trauma sexual infantil- sino fundamen-. momento del coito". ·
talmente del lado del síntorr¡a. Es decir, que la diferenciación de la -El 1º de octubre asume.
neurosis será realizada a partir de ese modo ·particular de los sínto- -A fines de octubre comienza su segunda enfermedad que co-
mas que son las alucinaciones. mienza con tenaces insomnios e ideas hipocondríacas. Tiene ideas
Es con estos antecedentes que pasaremos a comentar algunas de persecución fundadas en alucinaciones visuales y auditivas. Per-
cuestiones decisivas del historial freudiano del caso Schreber. manecía horas en estupor alucinatorio, en estado de perplejidad.
Estaba tan atormentado que intentó matarse: Flecl:lsig aparece co-
mo__el_perseguidor que quiere asesinar su alma. E~ internado en la
B. Escepticismo freudiano sobre la cura psicoanalítica clínica de Sonnerstein en 1894, y allí se va estructurando su estado -
de la psicosis definitivo. Weber en sus informes sostiene que Schreber va cons-
_1, truyendo un artificioso sistema delirante de carácter místico reli-
gioso, al tiempo que va reconstruyendo su personalidad hasta pare-
Hoy vamos a trabajar .sobre el Historial freudiano de Sclil:eber,
que data de 1910. Comenzaremos haciendo una reseña del caso ex- cer capacitado para una vida normal.
traída de la que realiza Freud en la primera parte del historial. Esto -En 1900 Weber hace un informe muy favorable.
nos permitirá luego; subrayar ciertos hitos del análisis de Freud que -En 1902 se anula su incapacitación. Se le da el alta.
creemos constituyen mojones esenciales de la conceptualización -Entre 1900 y 1902 escribe las Memorias.
psicoanalítica de la psicosis. -En 1903publica las Memorias.
Freud subraya dos vía~ en el análisis: su actitud hacia Dios que
es muy singular y llena de circunstancias contradictorias. Y por

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otro lado, la misión redentora y la transformación en mujer. La mi- del capítulo 11 -Tentativas de interpretación-, que estará satisfecl10
sión redentora será el nódulo de la paranoia religiosa. Sin embargo. si logra referir el nódulo del delirio a un origen en motivos conoci-
Freud subraya que la transformación en mujer fue el delirio prima- dos y humanos.
rio vivido, al principio, como persecución y daño con un fin sexual, Al comienzo, entonces, de Ja segunda enfermedad Scl1reber es
que quedó como enlazado a la misión redentora. Resulta así que la torturado por la idea de ser entregado a un hombre para que abúse
manía persecutoria sexual queda transformada en manía religiosa de él sexualmente como si fuera una mujer, esta idea es vivida co-
de grandeza. Y qµe el perseguidor Flechsig queda sustituido por mo un agravio narcisista. El perseguidor es Flecl1sig, aunque su cri-
Dios. men y los motivos del mismo son indeternúnados. Dos son los re-
Debemos comenzar por señalar que Freud abre el historial plan- proches que Schreber le. dirige: que intenta entregarlo a un hombre
teando su escepticismo sobre el efecto terapéutico de la cura psi- en posición femenina y que intenta asesinar su alma.
coanalítica de la paranoia. \l\llvemos a insistir, desde sus comien; Freud va a situar la incubación en la sumatoria que realiza del
zos Freud plantea la pertinencia del psicoanálisis para dar cuenta sueño de recaída y la fantasía de duermevela que une para la inter-
de la psicosis. Es decir, que la psicosis queda incluida en el terreno pretación como una famasía homosexual que desde el comienzo se
de pertinencia del psicoanálisis. Este sería una especie de primer retirió a flechsig. Dirá que esto está motivado por un avance de li-
mojón que encontramos en el texto freudiano respecto de la psico- bido l10mosexual que por la vía de esta particular proyección que
sis. Freud describe Je vueive desde el exterior como el temor a ser ob-
Ahora, desde el comienzo del historial de Schreber, encontra- jeto de abusos sexuales por parte de Flechsig.
rnos otro mojón: el escepticismo freudiano respecto de la cura psi- Tal como decía en 1896 "la enferma oía a modo de alucinación
coanalítica de Ja psicosis. Diremos de inmediato cómo leemos este los datos provenientes de su inconsciente'', clirá acá que hay una
escepticismo freudiano. Lo leemos como una manera de nombrar verdad en el texto del delirio que no está escondida como ocurre en
una inadecuación del dispositivo analítico para el tratamiento de la la neurosis. Es decir. que podremos ver algunas cosas como am-
psicosis. Inadecuación del dispositivo que fue creado a la luz del pliadas como si las viéramos a través de una lupa. Un ejemplo de
síntoma neurótico y de un sujeto estructurado a la luz de la estruc- esto es la fórmula que Freud nos da de las relaciones con el perse-
turaque subyace en Ja base de ese síntoma. Trataremos de desple- guidor. Dice que se trata de una persona de máxima importancia
gar este escepticismo de Freud en todas sus implicaciones. afectiva para el sujeto. una relación marcada por el amor. Luego
También nos encontramos al comienzo de este historial nueva- esta importancia afectiva es proyectada como poder exterior y el
mente con lo que climos en llamar la pertinencia del psicoanálisis tono sentimental es transformado en su contrario: odio.
para dar cuenta de la psicosis cuando Freud plantea la legitimidad Si observamos esta sencilla fármula más de cerca veremos que
de interpretar el texto de las memorias. Y al afirmar al comienzo lo que ella misma está desnudando no es otra cosa que el mecanis-

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mo propio de la transferencia. La transferencia -por lo menos, en Cabe destacar que tal como lo señalamos ya desde los artículos
su cara más sugestiva- no es otra cosa que el poder que una perso- de 1890 y pico, Freud usa los mismos operadores teóricos del psi-
na que tiene importancia afectiva para un sujeto, el poder, decimos, coanálisis. Estamos lejos de decir que trate del mismo modo a Ja
que ejerce sobre él. neurosis que a la psicosis, lo que afirmamos es el uso de Jos mis-
Luego Freud produce un giro absolutamente genial realizando mos operadores conceptuales.
la siguiente pregunta: ¿por qué F!echsig ocho años después? Una Esto nos hace recordar, cuando Lacan en la Apertura de la Sec-
pregunta inelucUble, al mismo tiempo que sorprendente. Y no tarda ción Clínica en 1976 afirma que los cuatro operadores de los dis-
en responder: porque se trata de un subrogado del padre. Y es así, cursos, Sl' S , $, a, son también los que permiten conceptualizar el
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como la cuestión del pa(lre pasa a estar en el centro del análisis de sujeto psicótico. Es decir, las mismas categorías en la clínica para
Freud de la psicosis scilreberiana. Flechsig es reemplazado por dar cuenta de la diferencia en la estructura.
Dios, un Dios que se multiplica -reinos anteriores de Dios, reipos Volviendo al historial hemos afirmado que el análisis de Freud
posteriores de Dios, etc.-i, Luego, también se va produciendo un vi- toma como eje la cuestión del padre. Así dirá que constituyen una
raje por el cual Schreber se va reconciliando con la idea de su serie F!echsig, Dios, y el padre, se podría agregar el Sol. etc. Hay
transformación en mujer. Idea que deviene en que él será la mujer entre estos personajes la misma mezcla de sometimiento y rebeldía
de Dios según lo manda la "ordenación del universo" y así dará que caracterizaría la relación con el padre. Sin embargo Freud no
origen a una nueva 11umanidad... dejará de señalar un desarreglo estructural en esta función paterna.
Y así es como llegamos a otro gran hito de la teorización treu- Es justamente a partir de señalar cómo en este caso la función del
diana. Nos dice Freud: en;yo _:_que había sufrido el agravio narcisis- padre no funciona que encontramos en el texto de Freud estas coor-
ta- se compensa con'Ta manía de grandeza. Y la fantasía de su denadas:
transformación en mujer se desplaza a una realización asintótica -Si el padre es quien perturba la satisfacción sexual incestuosa,
del deseo, será la mujer de Dios ... próximamente, en un futuro pró- en Sclrreber nos encontramos con una falla radical de esto que apa-
ximo aunque no inmediaw. Y en este punto nos encontramos con rece en el delirio bajo la forma de la voluptuosidad a la que se en-
una afirmación fuerte de Freud: con esta fantasía de realización trega.
asintótica la lucha y la enfermedad cesan. Es decir, que la "cura- -Si el padre es el agente de la castración, y es a partir de ella
ción" se daría por la vía del trabajo del delirio que luego de un lar- que se organizan las posiciones sexuadas, vemos en el texto del de-
g,1 período de sufrimiento indescriptible y de eclosión de sintoma- lirio una alteración radical de esta función bajo la forma de la
tología psicótica logra, este trabajo de delirio estabilizar la fantasía transformación en mujer.
de realización asintótica que permite a su vez estabilizar a Schre- -La culpa proyectada por los deseos incestuosos retorna en el
ber. delirio bajo la forma del asesinato del alma.

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-Por último. y como consecuencia de la segunda tesis plantea- Comienza Freud el capítulo lll: "Hemos examinado l1asta al10ra
da, la posibilidad de tener hijos -también organizada a partir de la el complejo paterno dominante en el caso de Schreber y Ja fantasía
castración y la diferencia de los sexos- aparece en el delirio pro- optativa central de la enfermedad. No hay en todo ello nada carac-
creando como mujer. terístico de la paranoia, nada que no podamos encontrar en otros
Podríamos decir, que a pesar de que la teorización freudiana de casos de neurosis y no hayamos encontrado realmente en ellos. La
la función paterna deberá esperar dos años hasta Totem y Tabú, y peculiaridad de la paranoia reposa en algo distinto, en la forma sin-
que los textos .sobre el Edipo se ordenan más allá del 20 alrededor gular de los síntomas, de la cual no habremos de hacer responsa-
de la Organización Genital Infantil del 23, sin embargo, en este bles a los complejos, sino al mecanismo de la producción de sínto-
l1istorial podernos ver colocado en el centro la cu¡,stión del padre mas o al de la represión".
con una falla estmctural que par,,ce hacer estallar las relaciones ¿Qué insiste en subrayar Freud al comienzo de este párrafo?
que en la neurosis son reguladas por el Edipo y la Castración. Es Que la estofa de este mundo sclrreberiano no es diferente de aque-
decir, que no se trata simplemente de una falla en la !'unción pater- lla con la que se construye nuestro neurótico mundo humano. Pero
na, ya que ésta siempre está marcada por la falla. al mismo tiempo centra el eje de la diferencia, diferencia que pare-
Encontramos en este texto, que Freud está ubicando un desarre- ce insistir como interrogante para Freud desde sus primeros traba-
glo verdaderamente más estructural y fundante de la función pater- jos: la forma peculiar de los síntomas, fündamentalrnente, las aluci-
na. Es decir, una falla de estructura, de estmcturación del sujeto naciones. Y el verdadero interrogante es, entonces, por la particula-
que inevitablemente marcará una diferencia con lo que ocurre en la ridad del mecanismo de producción de síntomas. No puede resul-
neurosis. Es esta.diferencia la que hará más tarde resaltar Lacan tamos curiosa esta insistencia freudiana si simplemente recorda-
cuando, protimdizando esta vía, hable para la psicosis de forclusión mos que fue el síntoma lo que estuvo en el origen de su interroga-
del Nombre del Padre. ción y que además, fue la estr)JCtura del síntoma la que condujo
tanto a conceptualizar la estmctura del sujeto como también la de
la experiencia analítica misma. Es decir, que desde los comienzos
C. Particularidad del síntoma psicótico: las alucinaciones hay, para la neurosis, una solidaridad estmctural entre el síntoma,
el sujeto y la práctica misma del análisis.
Estuvimos en Ja clase anterior trabajando sobre el historial freu- Es este tercer capítulo que aparece con insistencia la pregunta
diano de Schreber, recorriendo cuestiones esenciales que se plan- por la particularidad del mecanismo de producción de síntomas en
tean en los dos primeros capítulos. Hoy vamos a intentar articular la paranoia. Aclararnos, entonces, que por mecanismo de produc-
un eje del planteo freudiano que parte del capítulo tres y encuentra ción de síntomas entendemos una pregunta estmctural que nombra-
un desarrollo en el texto de Introducción del narcisismo del '14. ría al sujeto comprometido por ese síntoma como también a las

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particularidades del dispositivo analítico mismo. Creemos además p.ropio cuerpo como objeto sexual. Se trata de una localización de
que esta pregunta queda abierta y que va siendo respondida tentati- la libido que ocuparía un lugar· en la evolución sexual. Inmediata-
va y parcialmente por Freud a l,o largo de años para encontrar una mente Freud confiesa su apremio por ocuparse del narcisismo co-
resolucióu en la teorización lacaniana que logra ubicar ese desarre- f!lO un intento de comprender la psicosis conforme a la teoría de la
glo de estructura que llamó la forclusión del Nombre del Pa¡jre. libido. Nos desentendemos explícitamente de las l1nas cuestiones
En el historial freudiano aparece ese complejo concepto de pro- nosográficas.
yección a travéscdel cual los pensamientos inconscientes; ·eso inte: Encontramos en la psicosis dos rasgos esenciales:
riormente rechazado retorna desde el exterior a modo de alucina- -El delirio de grandeza o megalomanía
ción. Hablará de ese d~arreglo estructural que nombra cómo su -El apartamiento del interés del mundo exterior, de las personas
catástrofe imerior. Al 11).;ndimiento de su mundo subjetivo le co- y las cosas.
rresponde el derrumbe de las coordenadas de la realidad. La viven- Es evidente la solidaridad entre ambas condiciones, la libido se
cia de fin de mundo será'la proyección de su catástrofe interior. · retira del mundo exterior y recae sobre el Yo. Aún antes de desa-
La tentativa de curación intentará reconstruir el mundo con su rrollar más detalladamente esta cuestión, Freud se apresura a afir-
delirio. Todo lo cual nos introduce de lleno en el texto Introducción mar que esto constituye uno de los motivos esenciales por el cual
del narcisismo, que no l'S sólo uno de los textos importantes dentro estos pacientes parecen substraerse al influjo por medio del psicoa-
de la obra de Freud, sino también uno de los muy complejos. Se nálisis. Tampoco tarda en aclarar que también en el neurótico se
entrecruzan en él distii¡:tos hilos temáticos, se resuelven algunas produce una introversión de la libido pero con características bien
cuestiones, se abren o amplifican otras. Ejemplo de esto es la polé- diferentes. En este caso la libido alimenta las fantasías, pero esto
,, ' mica con .Tung, una detlnición del amor que se articula con la de no implica que se hayan levantado las relaciones eróticas con las
Psicología de las Masas de 1921, un cuestionamiento de la oposi- personas y las cosas.
ción pulsional, una conceptualización del ideal del Yo y del Super- En cambio, en el parafrénico parece corno si realmente hubiera
yó, una definición de la sublimación diferenciándose de la idealiza- retirado su libido de las personas y las cosas del mundo exterior sin
ción, etc. haberlas sustituido por otras en su fantasías. En este sentido me pa-
Nosotros haremos un recorte.del texto, siguiendo el hilo temáti- rece muy claro el comentario de Freud sobre el movimiento de la
co que nos ocupa que es la conceptualización freudiana de la psico- introversión, escrita en una carta a Jung del 23 de mayo de 1907:
sis. En este sentido, lo tornaremos casi como un capítulo de conti- "No es que yo piense que la libido se retire del objeto real para arro-
nuación del historial de Schreber. jarse sobre la representación fantástica sustitutiva, con la que em-
Comienza con una primera aproximación al concepto que luego prende luego su juego autoerótico. Con arreglo al sentido del voca-
se irá cornplejizando a lo largo del texto: narcisismo sería tornar al blo no es, desde luego, autoerótica, en tanto tiene un objeto, ya sea

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éste real o fantaseado. Creo que por el contrario, que la libido aban- descripta en la parafrenia le permite precisar el concepto de narci-
dona la representación del objeto, la cual, precisamente por ser des- sismo a partir del postulado del narcisismo primario y de los movi-
pojada de la ocupación, que la ha caracterizado como interior, es mientos del narcisismo secundario. No debemos olvidar que en el
tratada como una percepción y puede ser proyectada hacia afuera", '14 la teoría pulsional que Freud maneja es la de la oposición pul-
Esta cita nos conduce, además, por otra vía que la que estamos siones del Yo o de autoconservación y pulsiones sexuales. Mencio-
elesarrollando ahora, nos coneluce sobre esa expulsión -Ausstos- namos sólo al pasar el problema teórico que se le plantea con la
sung- que hay detrás ele la negación y que constituye la génesis de carga libidinal del Yo que parecía implicar la disolución de la opo-
la configuración de una exterioridad. Lo retomaremos cuando tra- sición pulsionaL En este mismo sentido se desarrolla la polémica
bajemos el texto de La negación para tratar de pensar desde Freud con Jung explícita en el texto. Y encontramos a Freud defendiendo
ese desarreglo estructural que Lacan llama forc!usión ele! Nombre a ultranza y como puede la dualidad pulsionaL Para esto produce
del Padre, con la consecuencia que conlleva que lo forc!uido en lo una operación de importancia.
simbólico reaparece en lo real. Mantiene el postulado de Ja existencia de las pulsiones yoicas,
Volvemos a retomar la cita para subrayar la idea de la introver- por un lado. Por otro, produce dentro de las pulsiones sexuales una
sión de la libido. Es la megalomanía- la que le va a permitir hablar división afirmando la existencia de una libido yoica y una libido
d-e esta particular torma de introversión de la libido que se concen- objeta!. El antagonismo entre la libido yoica y la libido objeta! se
tra en eí Yo. Y es esta observación la que permitirá postular el nar- produce según un movimiento de acumulación y defecto. Si au-
cisismo secundario como nombre de ese mismo movimiento. La menta una, disminuye la otra. Así, los ejemplos extremos son el
posibilidad de esta vuelta de la libido sobre el Yo implicará para enamoramiento como acumulación de libido en el objeto. El en-
''I"
Freud la necesarieelad de afirmar la existencia de un narcisismo pri- grandecimiento del objeto se llará a costa de un empobrecimiento
mario como una ocupación libidinal del Yo originaria, que en parte yoico, En el otro extremo la vivencia de fin de mundo ele los para-
se cede a los objetos, pero que persiste también en el Yo. Es en este noicos que implica la concentración de libido en el Yo y el retiro de
punto que desarrolla la metáfora de la ameba. El narcisismo prima- libido del mundo de los objetos.
rio es entonces, un postulaelo que se construye a partir de la exis- Antes de terminar el comentario de este primer capítulo de In-
tencia del narcisismo secundario ejemplificado en este movimiento troducción del narcisismo diremos que Freud ubica este narcisismo
de introversión ele la libielo en el Yo. que acaba de definir dentro del desarrollo de la libido. El Yo es a
Si bien Freud afirma que el valor que asume el trabajo sobre el construir pero las puisiones autoeróticas existen desde el principio.
narcisismo está en parte determinado por el intento de comprender Es necesaria una nueva acción psíquica para que se produzca el pa-
a la psicosis desele el punto de vista psicoanalítico, en este momen- saje del autoerotismo al narcisismo. Esta nueva acción psíquica se-
to del desarrollo del texto la introversión de la libido sobre el Yo rá la identificación. -

28 29
Mirta La Tessa Un recorrido freudiano de la psicosis

Podemos decir en este punto, que la identificación que da lugar fractura radical, como un desarreglo estructural y económico. Frac-
a la constitución del Yo sería la identificación narcisista. A condi- tura radical decimos, que nos habla de la imposibilidad de que la
ción de no desconocer que la identificación narcisista implica nece- salida pueda plantearse en términos de una vuelta a ningún estado
sariamente al primer tiempo de la identificación que es la identifi- anterior. Puede haber intentos de recatectizar el mundo exterior, pe-
cación primaria. Esta cuestión nos introduce de lleno en la cuestión ro luego de esta fractura, ese intento tendrá la forma de una restitu-
central que vamos a subrayar del capítulo siguiente. ción delirante.
Allí, para continuar conceptual izando el narcisismo Freud plan- Abandonarnos el texto no sín antes retomar una pregunta que
tea tres vías de aproxir¡iación al concepto: Freud formula y que nos parece de suma importancia. Es al mismo
-La enfermedad oi~ánica tiempo la que guiará la última parte de nuestro desarrollo: ¿qué ha-
-La hipocondría ·~ce que se traspase el narcisismo y se ubique libido sobre los obje-
-La vida erótica delos sexos. tos?
Para continuar con nuestro recorrido tomaremos únicamente lo
que se desarrolla alrededor de la hipocondría. Afirma Freud que
efectivamente en la hipocondría no faltarían las modificaciones or-
gánicas. Si entendemos a éstas como modificaciones en la eroge- D. Desarreglo de estructura en la base del síntoma
neización del cuerpo. También en la hipocondría se trataría de una
inrroyección de la libiG\b, pero esta vez la misma se realiza sobre el Dejamos planteada en la clase anterior una pregunta nodal que
órgano. Hay una retracción de la libido de los objetos del mundo Freud plantea en este texto y que retomaremos hoy: ¿qué hace que
exterior que se concentra sobre el órgano. Esta libido de órgano se traspase el narcisismo? En distintos momentos de su obra pode-
nos habla de un fracaso de la identificación. La pulsión funciona de mos encontrar distintas tentativas de respuesta. En la época del
una forma más ligada al autoerotismo. Proyecto ... es la indefensión estructural del sujeto la que lo lleva a
Hasta ahora encontramos entonces una insistencia de Freud en engancharse al otro, nombrado como la necesidad de la asistencia
el concepto de introversión de la libido. Presentado a su vez, bajo ajena.
dos formas, la megalomanía y la hipocondría. Este estancamiento En la Conferencia 26 la respuesta se plantea en el terreno eco-
de la libido yoica produce en la megalomanía un engrandecimiento nómico: "Diríase que la acumulación de la libido narcisista no pue-
del Yo, lo cual nos habla de la eficacia de la identificación. En de ser soportada por el sujeto sino hasta un determinado nivel, y
cambio, en la hipocondría, la libidínización del órgano demuestra podemos además suponer que sí la libido acude a revestir objetos
el fracaso de la identificación. es porque el Yo ve en ello un medio de evitar los efectos patológi-
La introversión de la libido, entonces, se presenta como una cos que produciría un estancamiento de la misma".

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Mi rta La Tessa Un recorridofre11dia110 de la psicosis

Pero la respuesta la encontraremos a partir del Más allá... : lo caracteriza corno la actitud de la negación para dilerenciarla de la
que presiona y fuerza al Yo es la pulsión. Para desarrollar esta ten- negación interna al juicio.
tativa de respuesta y como último tramo del recorrido vamos a tra- Como afirma Freud en el texto, la función del juicio sólo es po-
bajar algunos puntos del texto La negación. El empuje de la pul- sible por la creación del símbolo de la negación. Símbolo que per-
sión es la vía estructural de abandono del narcisismo, siendo nece- mite al pensar una relativa independencia de los resultados de la re-
sario aclarar que es la vía de la estructura neurótica. En cambio, en presión, es decir, usar los contenidos de lo reprimido. Aquí podría-
la psicosis hay undesanudamiento pulsional que trataremos de ubi- mos ubicar los ya clásicos ejemplos que se emplean en el texto.
car a partir de este texto. Ese "no es mi madre" por ejemplo le asegura a Freud la presencia
Voy a subrayar la idea de Freud de que este narcisismo particu- de una ocurrencia del paciente, la presencia de un pensamiento re-
lar que él nombra como introversió11 de la libido no tiene vuelta, primido que sólo emerge bajo la condición de que se deje negar. El
implica una ruptura que no permite un camino de retorno, lo cual símbolo de la negación será un certificado de origen de la represión
tiene fuertes consecuencias para la cura, obligándonos a redefinir a al tiempo que nos permite tomar conocimiento de lo reprimido, sin
todos y cac1a uno de los componentes del dispositivo analítico. De- que por ello implique de ninguna manera una aceptación ele lo re-
cir que es una fractura radical que no pennite un camino de retorno primido.
implica que a partir del desencadenamiento de la psicosis no se tra- Enseguida nos dice Freud que la función del juicio clebe tomar
taría de restituir un estado anterior. No creo necesario insistir en el dos decisiones: adjudicar o negar a una cosa una cualidad; conce"
valor fundamental del texto La negación, allí Freud se propone rea- der o negar a una representación !a existencia. Así surgen el juicio
lizar el estudio del surgimiento de una función intelectual a partir de atribución y el juicio de existencia. El juicio de atribución regi-
de las mociones pulsionales primarias o el modo en que el aparato do por el principio del placer implica la constitución de las prime-
psíquico inscribe un juicio a través de Ja dinámica de las pulsiones. ras afirmaciones: lo bueno es núo, lo maio es exterior. Acá pode-
La función intelectual surge, entonces, a partir de este acto del mos ubicar un comienzo mítico ... Había una vez aquel que luego
juicio que es constitutivo del sujeto. Para explicarlo haremos una advendrá un sujeto para ·e1 cual no había todavía nada extrafio. La
referencia nútica en tanto lo plantearemos como una suerte de gé- distinción entre lo extrafio y él mismo se realiza mediante una ope-
nesis de la instalación de la función simbólica. Esta sería una com- ración que es la expulsión. Operación de expulsión determinada
plicación agregada al problema que nos ocupa, nos estamos refi- por la pulsión de muerte. Esta es la operación en la que se funda el
riendo al establecimiento de esta función en el sujeto sabiendo al juicio de atribución. Sin esta operación la introyección no tendría
mismo tiempo, que lo simbólico lo preexiste. Se trataría, entonces, SCntidcJ.
de una referencia al nacimiento del pensamiento que no sería posi- El juicio de existencia -a diferencia del juicio de atribución que
ble sin la puesta en juego de esta particular negación que Hyppolite se ubica en el mundo de las representaciones- rige las relaciones

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Mirta La Tessa Un recorrido freudiano ..de la psicosis

entre la representación y la percepción. Una cosa es que el sujeto interroga a Freud desde los primeros textos en que se ocupa de la
reproduzca sus representaciones. Pero para decir que algo existe se psicosis y que recorta un eje que insiste: la forma particular de
tratará de si puede o no volver a encontrar su objeto. Este esfuerzo constitución de ese sÍnto1na privilegiado que son las alucinaciones.
por reencontrar el objeto se ubica siempre en un más allá del prin- Esta diferencia esq¡uctural implica la necesidad de redefinir ca:·
cipio del placer. da uno de los elementos del dispositivo analítico. Partimos del sín-
La insistencia en volver a encontrar acentúa la puesta en juego toma para establecer la diferencia, pero tampoco la posición del su-
de la repetición, es decir, el intento de reencuentro con lo radical- jeto ui la del analista son semejantes a las de la neurosis. No lo son
mente perdido. La primitiva operación de expulsión constituye una tampoco las características de la transferencia ni las particularida-
exterioridad que se e~cuentra luego con el juicio de existencia. Es des de las intervenciones posibles del analista.
decir, que así como para la realización del juicio cte atribución el Esa ruptura de la trama libidinal que Freud nombra como intro-
acento recae sobre esa primitiva operación de expulsión que consti- versión de la libido nos ubica de lleno en el corazón del problema.
tuirá una exterioridad, habrá necesariamente un encuentro con el Una imposihilidad del camino de retorno, salvo bajo la forma de la
juicio de existencia para el cual el acento recae sobre la repetición restitución delirante.
como modo de constituir su objeto a través de la insistencia de la Y acá se subraya una diferencia fuerte con la neurosis que se
satisfacción pulsional, cura por la vía de la transferencia porque es estructuralmente trans-
En la psicosis, la ¡iefüsión pulsional por retracción de los com- terencial. En las neurosis narcisistas falta la posibilidad de ese ca-
ponentes libidinales <¡onstituiría una expulsión que no se encuentra mino de ida y vuelta en el sentido en que no hay homología entre la
con la repetición. Si ahora retomamos la idea freudiana de que la "causa" de la enfermedad y su "curación". Justamente por esa im-
función del juicio está posibilitada por la creación del símbolo de posibilidad de) camino de retorno las estrategias de la cura o siguen
la negación podemos ubicar esa falla en la simbolización que haría la vía de la suplencia -de la forclusión del Nombre del Padre- Q la
que en el psicótico la alucinación se ubique en el lugar en el que de los remiendos. -- .
falta esa limción de la nega9ión. El Otro habla en las voces mar- ¿Por qué no pensar que las posiciones posibles para el analista
cando la falta de la atribución subjetiva que la fünción de la nega- -ser testigo, tomar testimonio del discurso del psicótico, o acompa-
ción posibilita. ñarlo en el trabajo de su delirio- están metaforizadas por la posic
Esta sería una manera freudiana de nombrar lo que Lacan for- ción freudiana respecto de Schreber? Acoger su testimonio, "escu-
mula como lo forcluido en lo simbólico reaparece en lo real bajo la char'' su delirio, tratar de establecer las coordenadas de su discurso.
forma de alucinación. Y sería también una manera de plantear ese Y quizás, de no haber trabajado con un texto, acompañar al sujeto
desarreglo estructural del sujeto que está en la base de este síntoma en el trabajo restitutivo de su delirio, tratando de favorecerlo y pro-
particular que son las alucinaciones. Problema que, como vimos, piciarlo para lograr una estabilización.

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iY!irto La Tessa

A manera de cierre subrayaremos algunos puntos de este reco-


rrido por la posición l'reudiana. En primer lugar, la instalación de la
psicosis en el campo de p.crtinencia del psicoanálisis. Y, al mismo
tiempo, el escepticismo freudiano respecto de la cura psicoanalítica
ele la psicosis. ·
n
Leímos esr.e escepticismo como Una inadecuación del dispositi-
vo analítico, construido a la luz del síntoma neunítico, para abordar De la cura a la clínica
la cura del sujeto psicótico. Inadecuación que obliga a redefinir ca:
da uno de sus -'!!en1entos ese11ciales: posición del sujeto. posici()n
1
Gabriel Lombardi
del analista. síntoma. transferencia. imerpretación. ·"
Hicimos lugar a esa particular introversión de la libidb que
Freucl plantea como una fractura radical sin retorno, y que por lo
tanto. in1pide pensar la cura con10 la restitución de un estado ante- La clínica de la psicosis no fue inventada por el psicoanálisis. es
rior. Como ocurre con Schreber esa ruptura radical es muchas ve- previa a él. La introdujo la psiquiatría, especialmente en el siglo
ces contemporánea de la aparición ele las alucinaciones en el desen- XIX y en la primera mitad del nuestro, cuando los psiquiatras te-
cadenamiento de la psicosis. nían la oportunidad de hablar con sus pacientes prolongadamente,
:u Luego de es¡a brutal emergencia de la simomatología psicótica. Y a veces a lo largo de afios, sobre los síntomas más manifiestos
encontramos al síntoma como causa del trabajo restitutivo que el pero también sobre los fenómenos más sutiles. Luego, el adveni-
sujeto psicótico realiza frente a la im1pci(m de lo real. Por último. miento de los psicofánnacos y su utílización masiva y eficaz -efi-
intentamos acoger la posición de Freucl con Schreber como una caz al menos en la supresión de los matices subjetivos del síntoma-
metáfora de una posición posible para el analista: "escuchar" el quiló a los psiquiatras la posibilidad ele efectuar esos estudios tan
discurso del paciente, tratar de establecer o,us coordenadas y acom- finos. Pero queda el testimonio ele autores como Séglas, Kalllbaum,
pañar el trabajo restilutivo del paciente hacia una posible estabili- Kraepelin, Sérieux o de Clérambault, que nos dejaron sus ensefian-
zación. zas plenas de matices, enseñanzas que pintan con exquisito detalle
los síntomas de la psicosis.
Sin embargo sabemos que algo añade el psicoanálisis a la clíni-
ca que hereda de la psiquiatría. Añade lo que Freud introduce y que
ya file revisado en las clases de Mirta La Tessa. Vamos a ocuparnos
en estas clases de precisar lo que agrega la ensefianza de Lacan a la

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Gabriel Lombardi De la cura a la clínica

clínica de las psicosis, para luego reflexionar sobre lo que eso abre a cualquier tratamiento posible es Ja división del sujeto que se evi-
como perspectiva en relación a Ja posición del analista ante el pa- dencia en el conflicto. Otro nombre freudiano de la división del su-
ciente psicótico, y a Jo que el paciente psicótico puede esperar del jeto es el síntoma. El síntoma en el sentido analítico, en la neurosis,
, analista. Intentaremos dar algunas respuestas firmes a la pregunta: en la perversión o en la psicosis, se reconoce porque es una forma-
¿qué puede el analista ante la psicosis?, y_ también a la otra, ¿qué ción de compromiso entre un goce que el sujeto conserva, y un de-
debe el analista ante la psicosis? seo que exige desembarazarse parcialmente de ese goce.
Vamos a partir del hecho de que a la psiquiatría, para explicar Allí está la división primera del sujeto, la primera que encontra-
los avatares de la posición subjetiva del psicótico que sin embargo mos en el acercamiento d¡; nuestra clínica dialogada con el enfer-
a veces describe tan bien, le falta una noción adecuada de sujeto, mo. Por eso si el sujeto está conforme con su padecimiento, si ese
que es lo qu~ el psicoanálisis aporta, sobre todo a partir de Lacan padecimiento lo satisface suficientemente -apoyado en los benefi-
-ya que la ndci(m de sujeto es una noción lacaniana, y no freudia- cios primario y secundario que describió Freud- y no quiere saber
na-. Freud habla de sujeto en sus escritos, introduce al sujeto por la nada con que alguien lo ayude a aliviarse de él. a eso no podemos
operación de'desciframiento que ideó, pero el sujeto es un término llamarlo estrictamente síntoma, no desde la clínica del psicoanáli-
al que no define. Define al yo, al superyó, al ello -lo que configura sis.
ya una división de la "persona" o del "individuo" psicológico-, pe- En Lacan, que escribió textos tales como Subversión del sujeto,
ro no define al sujeto. Es un término que usa sin definir, sin darle el Del sujeto por.fin cuestionado, La metáfora del sujeto, y El equívo-
estatuto de operador teórico y clínico que tendrá a partir de la ense- co del sujeto supuesto saber, encontramos una concepción muy
ñanza de La'{~n. · elaborada de lo que es el sujeto, una concepción que parte de que el
sujeto es efecto delsignificante. No hay sujeto concebible si no es
como efecto del lenguaje. No hay sujeto para el psicoanálisis si no
La división del sujeto es en cierto tipo de ser viviente que se especifica por hablar. El su-
.jeto es lo que el significante representa, lo·(¡ue cada significante re-
Lacan, por su parte. no concibe una aproximación clínica sin· ·presenta para otro significante cualquiera. La idea de la filosofía de
considerar el l1echo psicoanalítico primero, que consiste en intro- -que el lenguaje sirve para referirse a las cosas, de que las palabras
ducir -no el sujeto, que puede ser reducido a una noción lingüística representan cosas. sirve de muy poco en psicoanálisis. Lo que
o filosófica-, sino el sujeto dividido. La división del sujeto, eso es cuenta es que cada significante que interviene en un síntoma, en un
lo primero que busca la clínica psicoanalítica. Hay nombres freu- sueño, en un lapsus, o en la asociación libre, cada significante re-
dianos para la división del sujeto, uno de los cuales tal vez sea el '
presenta al sujeto, y no representa a nada más que a él aún si alude
conflicto. Lo primero que buscamos en las entrevistas preliminares a otras cosas:.... El primer paso de Freud fue el de reconocer en las

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Gabriel Lom.bardi De la cura a la clínica

formaciones del inconsciente una representación del sujeto, allí sujeto en la psicosis, por ejemplo cuando Schreber explica, en el
donde la razón sólo encontraba incoherencia o contrasentido. cap. V. que Dios no conoce al hombre viviente, y para nada necesi-
Esa defüúción no vuelve al sujeto sin embargo un operador rna- ta conocerlo, porque de acuerdo con el orden cósmico (que es el
nejable sólo a partir de allí, de que se trata del sujeto al que el sig- orden impuesto por lo simbólico) Dios tiene que tratar sólo con ca-
nificante representa para otro significante. Porque ese sujeto intro- • dáveres. El Otro de Schreber, que es ante todo el Otro del lenguaje,
ducido en lo real por obra y gracia del lenguaje, debe acomodarse a ese Otro que no cesa de hablarle, lo reconoce solamente a título de
una situación particular de su ser en el mundo: que está atado a un representación, de sujeto ideal, cadaverizado, restituido a su inercia
Cl!erpo, y a un cuerpo viviente, que es un lugar de goce. Ese es su de operador lingüístico, pero 'no lo reconoce como viviente. Las
pecado original y es su infierno en el más acá. Memorias constituyen el testimonio desgarrador de un sujeto que
Un sujeto surgido del lenguaje debe acomodarse a la situación debió confrontarse sin mediación alguna con un Dios de esas ca-
de ser además un sujeto del goce, por estar como sujeto del lengua- racterísticas, un Dios que sólo admite una mitad suya, y descarta
je insertado en un viviente que padece los efectos de ese lenguaje: por completo la otra. A Dios se le ocurría que él debía ser mujer, y
eso lo divide irremediablemente. Cada vez que intente unificarse bueno. que se las arregle como pueda con su sexualidad anatónúca.
por lo que el significante dice que él es (y que hace de él un sujeto incluso con su goce acostumbrado de varón.
ideal), corno suje\O del goce va a expresarse inadecuadamente. Si Por eso, ,Cuando nos planteamos una clínica psicoanalítica de la
desde los ideales del significante se plantea como un Quijote, des- .JlSlC()Sis, debemos_t_a_Il~biénpreguntarnos: ¿'J'enemos alg~narnanera
de el goce es un Sancho Panza incorregible. Porque representación de no ubicarnos en una posición parecida a la del Dios de Schre-
1
ideal -la representación siempre es ideal-, representación ideal y ____Jier? ¿Hay algo mejor que él que podamos hacer, a partir de que
'Íi .;!ij
goce se ex el uyen, se rechazan, son incongruentes .una respecto .def" confiamos en el testimonio del psicótico, a partir de que creemos
otro. Desde el punto de vista del significante, el sujeto ele! goce es que el saber clínico que nos interesa hemos de encontrarlo en lo
un objeto a, vale decir, un desecho. Y lo que debernos considerar que él dice? Porque tal vez ese saber que se dispensa en su palabra
cada vez que decirnos que hacemos clínica, es la Polaridad inheren- o en su escrito, ese saber del que él detenta en parte los resortes,
te al sujeto, polaridad que Jo divide, de ser a la vezsujeto del goc¿-:_ sea lo único que desde el punto de vista clínico vale la pena cono-
y sujeto que el sig1úficante representa para otro significante. cer. Tal vez eso nos acerque a la posibilidad de ayudarlo en algo,
Además de los textos de algunos psiquiatras y de los de Freud y mucho más que nuestros preconceptos sobre cómo "curarlo".
Lacan. tenemos corno referencia otro escrito muy riguroso sobre el ¿¡;:uando digo que hay un saber del que el psicótico detenta los
tema: las Memorias de Schreber, que constituyen un testimonio ex- resortesno quiero c1ecir que él sea consciente de ese saber que Jo
traordinariarnenteriguroso sobreJa subjetividad en la psicosis: En afe~ta. No me parece decisivoesefenómeno de Ja conciencia. Uno
las Memorias se puede leer muy bien la división constitutiva··aei nunca sabe si la conciencia ilunúna u oscurece las cosas. Por eso

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Gabriel Lombardi De la cura a la clínica

Freud nos enseñó ¡¡\§o;u¡ar no en el saber consciente, sino en el sa- · dad el que enseñaba propiamente era el psicótico, con toda preci-
ber inconsciente. !Hay un saber en el delirio, así como hay 11n saber sión en algunos casos. Enseñaba los detalles, los matices más suti-
en el sueño, un.saber que el psicótico padece, que Io padece en car- les de su relación con el significante y de su posición de goce. La-
ne propia, en su cuerpo, en donde ese saber pisa, invade, duele, cañsimplemente hacía preguntas, pero el que aportaba las precisio-
mortifica, y si lo que introduce es un goce, ¡ay!, es un goce rQ.ás nes era el paciente, literalmente el que padecía el saber del que se
allá de los límites de lo placentero. Y es un saber que en parte él trata, un saber que no es teoría, sino saber operando efectivamente
desconoce, aún cuando lo determina y lo afecta. en lo real del cuerpo, un saber articulado en el pathos. Lacan se ha-
Por eso la pregunta ética esencial del psicoanálisis ante la psico- cía corregir por el enfermo si no había sítuado bien la cuestión, si
sis es la de si el discurso psicoanalítico tiene algo para ofrecer en la sus términos no eran los que efectivamente operaban en el síntoma,
dificultad detpsicótico para alojar su división subjetiva. Sobre esta y se ve muy bien que los pacientes se sentían autorizados a hacerlo;
pregunta de~mos volver una y otra vez en estas clases, y también porque el saber-hacer de Lacan pasaba en esa ocasión por no poner
cuando charlamos con un psicótico. -eh juego sus prejuicios, sino en confiar la palabra al llamado "en-
fermo".
Allí, casi tanto como en las Memorias de Schreber, se hace evi-
El rigor lógico de la psicosis dente que hay en particular un prejuicio que Lacan dejaba de lado.
El prejuicio segú11§1 cual se piensa a la psicosis como incoheren-
En su Presentación de las ''Memorias" del presidente Schreber, cia, como locura! El psicótico puede ser loco pero no necesaria-
Lacan afirmi!i que la facilidad, la desenvoltura, la soltura con que mente incoherente'JE incluso puede estar bastante menos loco que
: 1 ¡);,,,¡¡~
Freud habla de dichas Memorias surge simplemente de introducir cualquiera de nosotros. De Cantor se puede decir que fue psicótico
en su lectura algo decisivo en la materia: el sujeto. Lo que quiere pero no que fue incoherente, no más que nosotros, se los aseguro.
decir no juzgar al loco en términos de déficit ni de disociación de En la teoría de los números transfinitos que él ideó -posiblemente
funciones, añade. el adelanto más importante de las matemáticas en los últimos 150
Durante muchos años Lacan sostuvo una actividad de enseñan- años- se pueden detectar contradicciones lógicas, pero hay que de-
za tradicional en la psiquiatría que consistía en la presentación de cir que no cualquiera las detecta. Fue necesaria la concurrencia de
un enfermo, en la que él preguntaba y el paciente respondía. Exis- otros dos lógicos para descubrir una contradicción en la teoría de
ten algunas desgrabaciones de esas presentaciones. Llama la aten- los números ordinales, conocida como la paradoja de Burali-Forti
ción que a pesar de la extensión de las mismas -solían ser muy en honor a ellos. ¡Pasaron a la historia por encontrar una contradic-
prolongadas- los comentarios de Lacan después de la presentación 'ción en las elaboraciones de un psicótico! Y Cantor mismo encon-
eran escasos, unas pocas líneas en la desgrabación. En esa activi- tró otra contradicción en su teoría, esta vez de los números cardina-

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Gabriel Lombardi De la cura a la clínica

les, que es conocida como la paradoja de Cantor. ¿De dónde partió 'iCit es para Lacan consecuencia de la ausencia de la operación del
Cantor?, de una premisa que Aristóteles había prohibido, la premi- /padre como metáfora. Ahora bien, se ve que ese déficit no imposi-
sa de la existencia del infinito actual. Aristóteles consideraba a eso . ! bilita que el psicótico pueda ateri.erse al rigor discursivo que exige
absurdo, álogos. Cantor demuestra al mundo la potencia explicati- una lógica digna de ese nombre. 'La lógica es el arte de producir
va de aceptar como premisa válida esa idea delirante, la del infinito una necesidad de discurso, se diéé desde la antigüedad. Y en eso no
actual. encontramos un déficit en el psicótico, sino más bien una tendencia
El prejuicio según el cual al psicótico le falla la lógica es un más exagerada que en el hombre común. Por eso el verdadero cien-
prejuicio del sentido común. Y el sentido común, como no cesa de tífico se parece más a un psicótico que a un neurótico. Cada vez
demostrarlo la ciencia, es, él sí, una falla lógica. Y es precisamente que en Ja ciencia se descubre algo auténticamente nuevo, eso resul-
allí donde reside la fortaleza lógica del psicótico, en el hecl1ode . ta cl10cantc al sentido común y a la filosofía natural con que la reli-
que -como no comparte nuestros fantasmas- el sentido común n(;- gión pretende legitimar el fantasma colectivo.
lo detiene en sus deducciones lógicas. Eso hizo que Lacan conside- Freud por su pane respetaba a tal punto la ciemificidad de las
rara a la psicosis, en especial al polo paranoico de la psicosis. como ideas de Schreber, que concluye el historial que le dedicó escri-
un ensayo de rigor. Es notable cómo a partir de algunas premisas biendo:
extraídas del caos de sus primeros padecimientos propiamente psi- " ... puedo aducir el testimonio de un amigo y colega en el senti-
cólicos (relatados en los caps.IV a VII de las Memorias), Schreber do de que yo he desarrollado la teoría de la paranoia antes de ente-
se las ingenia para reconstruir el orden cósmico merced a una lógi- rarme del contenido del libro de Schreber. Queda para el futuro de-
1¡: ca rigurosa, que no se debilita porque los vecinos opinen diferente· cidir si la teoría tiene más delirio del que yo quisiera, o el delirio,
'!i;'. ..\IHi en la materia. Del progreso de esa lógica con la cual emerge del más verdad que el que otros hallan hoy creíble."
caos inicial hacia el orden que instaura el trabajo de la psicosis, tes- Impresionante, ¿no?, Freud disputa la autoría de su teoría de la
timonian los capítulos posteriores al VII. El no presta atención más psicosis con el propio Schreber. Lacan no solamente considera al
que a lo que le hace signo desde lo real -y eso no es fantasía ni psicótico sujeto deI lenguaje, sino que estudia a la psicosis a partir
irrealidad-, lo toma como premisa, y a partir de allí deduce lo que de- no considerarla locura, sino unproce~o quetie¡¡e_~oofde11a<Jas
puede, mucho más ceñido que el neurótico a las reglas de deduc- lógicas precisas. a las que el sujeto adhiere sin vacilaciones -a di fe-
cign de la lógica. -ye~Cia de lo que ocurre con el neurótico, insisÍo, que süele adherir.a
....Lacan discernió un déficit en el polo metafórico del lenguaje en aquello que lo descolocadesuposiciónrealen)a estructura-.
el psicótico. Con eso explica, en el Seminario III, los trastornos del En este sentido se podría decir que si el neurótico necesffa alana-·
lenguaje del psicótico;·del tipodelos·neologismos, trastornos que lista es porque se contradice todo el tiempo, y ni siquiera se da cuen-
se sitúan exactamente en el lugar de la metáfora ausente. Ese défi- ta de que se contradice. El psicótico en cambio no tiene ese proble-

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Gabriel Lombardi De la cura a la clínica

ma, no necesita al analista para que revele lo que se le oculta, sus Ese hecho psiquiátrico primero lleva a abandonar toda esperan-
propias contradicciones que desconoce. El psicótico, por la manera za de curación por ese bies. La escasa operatividad de las propues-
en que con el delirio trabaja a partir de su síntoma, no necesita que tas "resocializantes", laborterapia, etc. se funda en eso que Lacan
venga otro a decirle que en tal punto de la lógica de su discurso se llama el hecho psiquiátrico primero. Si la laborterapia, como su
ha equivocado, porque su relación con lo inconsciente es distinta. El nombre lo indica, aborta antes de alcanzar terapia alguna. es por-
psicótico puede testimoniar de ul1 inconsciente ai' que no afecta nin- que su propuesta es genérica y no tiene en cuenta, no la parte sana,
guna latencia, y hasta puede rigorizar las leyes de lógica blanda del sino la otra, enferma o corno se le llame, que es donde se juegan las
inconsciente -que según Freud desconoce la contradicción-, a la líneas de Ja estructura, que son particulares para cada sujeto, y no
manera en que lo hicieron Cantor, Scllreber, y tantos otros. admiten por lo tanto recetas generales.
Recuerdo mi sorpresa cuando uno de mis primeros pacientes
psicóticos, un esquizofrénico de 21 años·con delirio paranoide que
El hecho psiq:iátrico primero jamás había permanecido más de 10 minutos en el taller de laborte-

Por eso Lac;~n dice, en el Seminario 111, cap. X, que el psicótic;)


rapia, comenzó a dedicarse durante muchas horas por día a la pin-
tura, a solas en su cuarto. Durante un tiempo no mostró a nadie
es un mártir del inconsciente (mártir quiere decir "testigo" etfgrie- esas cartulinas, sólo a mí, al único a quien confiaba sus delirios
go),_del Inconsciente que es efecto del lenguaje, y precisa que el después de años de catatonía y mutismo. Esa actividad no salía de
del psicótico es un testimonio abierto, mientras que el del neurótico la parte sana del yo, sino que era una consecuencia directa de su
es un testimonio cubierto. que es necesario descifrar: A partir de delirio, una forma de expresión nueva, más creativa y tranquiliza-
1:' que se·ha consfderado esa distinción se puede lleva'!'"[ su justo al- dora de su síntoma. Con la pintura él lograba tranquilizar la mirada
cance la afirmación de Lacan que se encuentra en la misma página que cotidianamente, durante años, había destruido su deseo bajo la
de ese capítulo: "el psicoanálisis aporta al delirio una sanción sin- forma de una alucinación muy elemental: veía puntitos, nada más
gular, porque lo legitima en el mismo plano en que la experiencia que puntitos, puntitos que no podía describir, que no tenían tampo-
analítica opera llabitual_rnente", el plano de los mecanismos de len- co sentido alguno. Era simplemente la evidencia descarnada del
guaje del inconsciente. Es la razón por Ja que Lacan afirma que rasgo unario, del significante en lo real.
cualquier apoyo que toñiemos sobre la "parte sana" del yo no nos La presencia de la alucinación, por esa vía sublimatoria -hay
permitiría ganar un milímetro sobre.Ja parte manifiestamente alie-, gente que tiembla cuando escucha hablar de sublimación o de de-
nada. Eso ya Jo sabían los buenos psiquiatras, y por eso Lacan 11~,·\ seo en la psicosis, pero evidentemente no es mi caso-, fue atenuán-
ma a eso ''el hecho psiquiátrico prirnerq": que el apoyo sobre lhi dose, hasta hacer sü vida soportable. Durante años había estado ca-
parte llamada sanano. conduce a nada. '' si permanentemente encerrado en el cuarto de aislamiento de diver-

46 47
Gabriel Lomhardi De la cura a la clínica

sas clínicas, por los frecuentes ataques de excitación que le provo- 2 ún psiquiatra. mal psiquiatra, que cambiara ele trabajo. No enten-
caba la visión atroz de la mirada pulverizada en puntitos. Cuando dían que a él sólo le interesaran esos clientes, sus perseguidores. La
pintaba, el objeto mirada se recomponía, por decirlo de algún mo- dificultad estaba puesta. en su elaboración delirante, en cómo pre-
do, se velaba, desaparecía. "Tengo miedo, decía a veces. me parece caverse de esos personajes. El sentido común no entiende que tener
que voy a ver puntitos, pero no estoy seguro". La certidumbre del de quién precaverse, con nombre y apellido, es ya una defensa con-
síntoma había encontrado una mediación que lo hacía más sopona- tra lo intrnsivo del goce, que puede presentarse de un modo nm-
ble. éfü1 más deslocalizado, de un modo tal que no baya forma de pre-
Esa actividad anística, por más precaria que fuese a los ojos de caverse.
los demás -no era precisamente un talento-, se aniculaba bien en Para llacerlo. para precaverse de esos perseguidores, mi pacien-
1!f!
,,,, su delirio. Se comparaba con otro psicótico, Van Gogh -algo que te no encontraba nada mejor que visitarlos a menudo, estudiar su-
podría hacer cualquier pintor en sus momentos de exaltación crea- tilmente sus movimientos, sus comentar.íos, sus decisiones de com-
tiva- pero además se sentía destinado a tener a través ele la pintura pra, sus facturas, y estar muy atento ante cualquier indicio que per-
una participación más importante que la de Van Gogh en la historia mitiera comprender sus designios, El. estaba en la más_absoluta cer-
de la humanidad. Era su manera de explicar el enorme sacrificio teza de que lo que ellos hacían o decían le concernía. El hecho de
que se le había impuesto al enfermar. Un daño tan enorme como el .compartir conmigo el detalle de esos signos lo aliviaba, pero en
que había sufriclo. sólo podía explicarse por una causa enorme. Es ningún momento descentró su atención de ellos. Ese tratamiento
un razonamiento aceptatl!e hasta para el sentido común, ¿no? Era duró varios años, hasta que consideró que podía arreglárselas solo
inútil incitarlo a realizar actividades que no tuvieran para él rela- - con ellos -sin gastar tanto dinero en análisis-, con ellos que se-
1);''/ilil!l
ción directa con su síntoma o con su delirio. No le interesaban y no guían siendo sus mejores clientes,. ¡quién sabe con qué oscuro pro'
1

movía un pelo para hacerlas -negativismo, diría el psiquiatra-. Mi pósito!


intervención se redujo a escucharlo, a mirar sus cuadros sin mu- En ninguno de estos clos casos se trataba de un lógico de la talla
chos comentarios. y a no entorpecer sus razonamientos y sus pro- de Canfür, ni siquiera ele un erudito con los dones intelectuales de
pósitos con mis prejuicios. A veces compartíamos la lectura de al- Schreber, pero no había ninguna propuesta terapéutica aniculable
guna página de la Biblia donde él buscaba ayuda para responder al- desde el psicoanálisis
e""'"'
si no se tenían en cuenta las vías
'--•
propuestas
gunas preguntas que se hacía en torno a sus padecimientos. su de- por lo que,Colette Soler Ilama el trabajo de la psicosis -es decir, el
seo y su des!ino. trabajo de elaboración que el psicótico tiende a reál17.ar espontá-
Otropacicnte, un paranoico que había encontrado sus persegui- neamente en la medida en queextraelas consecuencias, por loge-
dores precisamente en su trabajo -eran sus clientes más importan- neraLextremadamente pesadas desobrellevar, que implica su sínto-
tes-. había recibido como consejo de varias personas, incluido al- ma-. Cuando ese trabajo permite al psicótico alguna veta creativa,

48 49

l~h ···•e
Gabriel Lombardi De la rnra a la clínica

la cura debe dejarse llevar en ese sentido. Suele proporcionar un promedio vivan más. Sólo por una incesante actividad es como se
enorme alivió.lPero ... ¿Qué significa cun1i? ·· manifiesta el hombre, dice Fausto; por una actividad que prolonga
Cura es litfraduccíón latina del griego terapia, y ambos quieren el
yáfe"ñifa su síntoma. añado yo, ya que síntome es e]n10(lo parti-
decir: cuidado, solicitud, entrega, actividad por la que se atienC[e cular que cada uno tiene de gozar del inconsciente -en lo posible
cuidado'saífieiiié algo. También es: esfuerzo angustioso realizado sirÍ excesos insoportables-. Freud cita a Héfríé, q1.lien se divierte
con el fin de cuidar(se). En psicoanálisis, y sobre todo cuando se imaginando al artífice del mundo en estos versos:
trata de la psicosis, es fundamental recuperar esa dimensión origi- "Enfermo estaba; y ese fue
naria de la cura, cuando la cura no significaba alcanzar la salud de la creación el motivo:
-que es un ideal que sólo existe en Jo simbólico, y no en Jo real-. creando convalecí.
'¡!:~' Hoy en día, cuando existe una Organización Mundial de la Salud. y en ese esfuerzo sané."
es ya difícil d<;J¡¿creer que la salud es nada más que un ideal. Sin em- ¿En efecto, qué necesidad podría te¡;ier Dios de crear un mundo
bargo, en el caso de la psicosis veremos que Ja salud es sólo un imperfecto, disparatado y hoIToroso como el nuestro. esta suerte de
ideal, un ideal nocivo. mancha de dimensiones múltiples, si no fuera porque estaba enfer-
Yno sólo para el psicótico esto es así. ¿Quién de nosotros esta mo y necesitad9 de sublimación? '
sano?. ¿quién está seguro de estarlo? Aquel de vosotros que esté Freud ya había entrevisto esta línea de pensamiento, que va a
sano que tire la primera piedra. ¿Quién no necesita curarse diaria- permitirnos concebir la posición coITecta del analista ante el psicó-
mente?, y para ello estudia. trabaja, se preocupa, hace actividades tico. Dice en el historial sobre Sclneber: "Lo que nosotros conside-
innecesarias, habla con otra gente. Heidegger supo hacer de esa in- ramos la producción patológica, la formación delirante. ¡;s., en reali-
,¡¡,,~
quietud, de esa~cura incesante del hombre, su ser mismo, su ser-alú dad, el intento de restablecimiento, la reconstrucción'). EI trabajo
mientras vive. La Sorge heideggeriana no es otra cosa que la recu- del delirio es curativo en sí mismo. porque es un trab;jo. E~to no
peración del sentido originario de los términos de los que derivan qnl'efé-decirque·hayaquealentaral1Jsicótico-a:defüat: Para eso por
el griego terapéutica y su traducción latina que es cura. lo general no necesita aliento alguno. L\) que necesita es tener a
Jubilarse, literalmente, significa regoci,iarse. Tal vez la jubila- quién dar su testimonio. y no le es fácil encontrar quien lo escuche.
ción sea una meta ansiada para muchos. Pero lo que se constata es porque en general la gente comprende al psicótico, pero no Jo escu-:
la rápida decadencia física y psíquica de los ,iubilados que no se re- ella. Comprender, apiadarse, ser caritativos. incluso ponerse en Ju-·
servan ninguna actividad interesante para hacer; sobre todo en el gar del enfermo, son actitudes qq);,.por su nocividad nada tienen
caso de los hombres, porque las mujeres suelen aguantar más, sos- que ver con la ética del psicoanálisis. Volveremos sobre esto.
tenidas como suelen estar en las actividades domesticas, en el diá- Puede parecer que comienzo por el final, porque en mi primer
logo con otras mujeres; o en molestar a los hijos: Tal vez por eso en clase sobre la clínica de la psicosis estoy hablando de la cura de la

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'
Gabriel Lombardi De la cura a la clínica

psicosis. Quiero indicar gJohalmemc a dónde hemos de llegar para mento previo a toda terapia, a toda cura, a todo esfuerw angustioso
que se entienda mejor de dónde debemos panir. Con Shakespeare del analista en favor del psicótico. Porque lo que el analista puede
podemos decir que hay método en la psicosis, y debemos estudiar hacer por lo general no va más allá de lo que indica el trabajo de la
en cada caso ese métocfo ar!tes de deéiclir cualquier tipo de inter::- psicosis como orientación de la cura. El analista ante el psicótico
vención. Porque ese método es ya cura, y es el que indica la vía po- no tiene otra opción que plegarse a una orientación que preexiste a
sible de la ayuda que podemos aportar, Los que repiten como los su entrada en escena. No hay otra dirección de la cura posible, aún
loros que el analista no debe retroceder ante la psicosis, la famosa cuando haya mucho para inventar a nivel de la táctica de la inter-
y enigmática frase de Lacan, descuidan muchas veces el hecho de vención. En ese sentido no retroceder no implica avanzar, si no es a
lógica elemental de que no retroceder no implica avanzar. Quienes sabiendas de que se acompaña al psicótico en las coordenadas de la
avanzan manipulando prepotentemente lo que desconocen, no pue- que el analista ya se ha informado bien por haberlo escuclrndo un
·rr·. den sino causar estragos peores que los propóleos de la psicofarma- tiempo suficiente. ,
cología, que al mismo tiempo que tranquilizan, estupidizan. El dec_ Las advertencias fJe Lacan respecto de que no se debe compren-
seo del psicótico puede ser diferente del nuestro, sí, pero no por eso der demasiado rápidamente van en el mismo sentido. Lo que hay
hemos de exterminarlo, No al menos en los numerosos casos en .,- que escuchar no siempre es dicho en primer lugar por el paciente.
que con su psicosis no molestan a nadie, L El psicótico, acostumbrado como suele estar a que nadie lo escu-
Los tratamientos de 1a psiquiatría actual no suelen tener en che, y en particular los médicos, opone cierta resistencia al diálogo,
cuenta la cura del psicótico más que en términos estadísticos (ex- resistencia a la que suele llamarse rericencia -es un término de los
ternaciones, eliminación de los síntomas, etc.) que sirven a la pro- psiquiatras-. Esa reticencia es su protección contra la posibilidad
'i~ ·jill¡ll'I
paganda de los laboratorios para convencer a los médicos sobre los de que se comprenda demasiado rápido, banalizando aquello de lo
beneficios que sus productos aportan al psicótico. Yo no digo que que ellos intentan por todos los medios testimoniar. El primer desac
no sean de utilidad en dosis adecuadas. Pero cuando el psicótico es fío para el clínico es el de no colaborar con la resistencia compren-
"curado" exclusivamente por esos medios, suele pasarla muy mal, diendo antes de tiempo.
y si alcanza la tranquilidad. puede ser al precio de la abulia, ese es- En sus presentaciones de enfermo Lacan parecía no compren-
tado de no querer nada, de muerte del deseo que suele caracterizar der. siempre pedía una nueva precisión; todo el mundo entendía.
a los esquizofrénicos después de algunos años de evolución y de pero él no. Parecía animado de un deseo de saber que no se consi-
malos tratamientos. Ya nada queda en ellos de la cura en el sentido gue a la vuelta de la esquina. Tal vez por eso decía que su edad
de la solicitud, de la inquietud del deseo que caracteriza al Dasein mental era de 5 años. Es la edad en que los niños quieren saber, an-
heideggeriano Y.al . sujet() del.psicoanálisis. tes de que la represión y la tontería de los adultos terminen con sus
Así se despeja muy bien la importancia .de la clínica como mo- "¿por qué?". Cuando en la más conocida de las presentaciones de

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Gabriel Lombardi De la cura a la clínica

enfermo que realizó -está publicada en castellano- el Sr. Primeau clínica sutil, a la frmu;aise, que se inscribe en la tradición de Sé-
dice que tenía la impresión angustiante de encogimiento del sexo, QJas, Cllaslin y de Clérambault. Pero en su caso más que en nlngún
Lacan lo interroga detalladamente para que aclare hasta qué punto ~tro se ve que no es mero gusto por el detalle y por el bla-bla-
se seniía transformado en mujer, si era una experiencia o una espe-. -bla-, sino que revela de un modo admirable las línea de fuerza
ranza, etc., y Primeau termina confesando que se vio mujer sola- por)as que el síntoinaré~eiaJ~ej\J'lJ¿i~ra ·· - · ···· · · ··
mente en sueños. Pero Lacan no suspira aliviado, así: ¡ Aaaahhh!. ~e(síntoma revela la estructura mucho más claramente cuando
El no comprende. Y le pregunta entonces a continuación: ¿qué en- ~(tperirtanecé en el registro de la no comprensión, c~anc!() s~ c!eJª-
tiende Ud. por "sueño"? Para Lacan el significante es opaco, no féíimaginario afuera. Porque entonces el diálogo se desplaza en el
. significa nada si no es poi su referencia a otros significantes. El to- •.---plano de Ja intersección de lo simbólico con lo imaginario sin me-
ma siempre al pie de la letra que el significante es lo que representa. diación imaginaria. Y ese t;s el registro propio del síntoma en el
al sujeto par<1,;otro significante, y gue entonces conviene averiguar sentido analítico del término. ·
·'cuáles son es~s otros si~nificantes. ' Para responder a la cuestión que introducimos hoy, la de cómo
Eso es especialmente interesanTe en el caso de la psicosis por- aproximarnos a la posición desde la cual el analista está en condi-
que esos otros significantes no siempre existen. En el caso del sig- ciones de plegarse a la cura del psicótico, al trabajo de la psicosis,
nificante neológico, diríamos que ese significante representa al su- debemos tener en cuenta sobre todo que el fantasma vela Jo reaL no
)'
jeto, sí, pero por más que preguntemos, no vamos asscucl1ar que el permite escuchar, impide una clínica precisa, una clínlca que sitúe
'\:'
· psicótico nos responda cuál es el Otro significanie;.,EJ neologismo ías coordenadas que definen la posición del sujeto en Jo real, una
no remite a nada, se cierra sobre sí rrúsmo en el trabajo de signifi- clínlca que atienda a Ja coi¡.figuracióndelos significantes. en su re-
cáción, y por ¡¡so produce un efecto de significación que no es réia~-­ lación con lo real del goce\ Ustedes no ignoran que en la psicosis,
,¡¡i"Wil
tiva, que no e~ relativa como. siempre es lo que signlfica .elsignifi:--
"'"'·-"·
cante en el orclen simbólico. La significación del significante neo-
- la ausencia de la metáfora paterna condiciona Ja ausencia de la sig-
nificación fálica. Es decir que en la psicosis los significantes no
lógico es absoluta, es una significació.I\ enorme que no dice nada significan Jo mismo que en Ja neurosis, donde el fant.a.sma permite
-me faltan las palabras para explicarlo~, ·. entender todo en los términos de la significación fálica ..
Pero lo que me interesa subrayar en éste momento es la poten- El fantasma, en la neurosis, expllca qué me quie;~· el Otro en
cia clínica de ese método de Lacan,cde interro11ar al sujeto so.b.re su términos que incluyen la signlficación fálica traspolada al registro
--- .._, .
~----·--- '"'

síntoma, con la seguridad de que el significante del síntoma repre- oral, escópico, etc. ¿Qué me quiere elQtro?, me quiere como un,ti-
sentáa] sujeto,aún si no se encuentra el signlficante "para", el sig- po chancho, una asquerosa rata hinchada, que es el equivalente del
nificante para eLcual representa. La potencia clínica del método es: falo -esa es la respuesta fantasmática que da el Hombre de las ra:
tá a la vista cuando uno lee sus presentaciones de enfermo. Es una tas-. Es curioso que en el fantasma lo asqueroso, I() espantoso, etc.

54 55
Gabriel Lombanli De lo wra o lo clínica

puedan equivaler a lo maravilloso, al falo que requiere eI Otro, Pe- · real más allá de toda realidad, es necesario extraerse del fantasma,
ro es asL Dora por su parte pensaba que el falo es la lengua, o algo :abandonar toda creencia y toda esperanza, Esa es la ventaja del
que entra en relación con la boca, Y entendía todo lo relativo al de- analista, cuando io es auténticamente, Por haber concluido su aná-
seo y al goce -es decir, Io importante en la vida- en esos términos, • lisis, él no se horroriza por salir del infierno de Ja realidad cotidia-
como testimonia el historial que le dedicó Freud, na de la que otros J1acen su confort, su confort culpable, y siempre
¿Qué sucede cuando algo no entra cómodamente dentro de la un poco deteriorado por el malestar en la civilización.
matriz de nuestro fantasma? En la medida de nuestra neurosis, lo Hipócrates introdujo como principio primero de todo tratamien-
descartamos como "raro", o como "loco", lo desterramos de la Re- to médico la exigencia de favorecer, o al menos de no perjudicar,
pública de nuestros pensamientos, como hizo Platón con los poe- Antes de dispensar tratamiento alguno es decisivo saber qué sería
tas, El fantasma es Io que da e1 marco a nuestra realidad, nuestra favorecer, o al menos investigar qué es lo que no habría que perju-
~'"'
'&.-,•
realidad psíquica, que solemos tomar por lo real, Pero en las próxi: dicar, De allí la insistencia que ponemos en c·l momento clínico, el
mas clases, cuando comparemos la realidad del psicótico con la del · momento mismo en que se sitúa Lacan cuando escribe, no un artí-
neurótico tal como las sitúa Lacan en los esquemas 1 y R respecti- culo sobre el tratamiento de la psicosis, sino Sobre una westión
vamente, tendremos oportunidad de medir qué diferente es la reali- preliminar a todo /ratamielllo posible de la psicosis. Ese artículo es
dad para uno y el otro, Nada más inepto que un neurótico para a mi ju.icio el más importante, por lejos, de cuantos se hayan escrito
ji¡,
asercarse clínicamente al psicótico. sobre la psicosis, Es de difícil lectura, en el estilo de Lacan, quien
Por eso el psicoanálisis, para constituir una clínica nueva de la pensaba que dar a comprender muy rápido hace mal a la gente. Los
·!1
psicosis, introduce la necesidad ética de no considerar que lo que a tranquiliza, los atonta, y les permite evitar lo decisivo, que pasa por
;il"·ililll'IO! mí se me impone como "Ja" realidad . necesariamente sea la realidad las vías de lo que no se comprende intuitivamente, Es de tan difícil
del otro, en particular la del psicótico. Es en ese sentido que el ana- lectura, parece, que muchos ni siguiera se enteran de cuál es exac-
lista, aunque no actúe estrictamente -corno tal con el paciente psicó- tamente la cuestión preliminar que anuncia en su título. Segura-
tico -ya discutiremos eso-, está sin embargo preparado para aten- mente porque nunca llegaron hasta la última página, donde Lacan
derlo mejor que nadie. En la medida en que para acceder a la posi- lo dice explícitamente,
ción de analista ha debido. en su propio análisis, atravesar su fan- De allí partiremos en nuestra próxima clase, en que nos ocupa-
tasma, ya sabe en carne propia que el sentido común no conduce a remos de la confianza en el síntoma que destila ese escrito funda-
lo real, que el sentido común engaña, que quien se ata al sentido mental para una clínica psicoanalítica de las psicosis. Intentaré
común permanece en Ja realidad de los fantasmas compartidos, los mostrarleslafecundidad de esa confianza, que se sitúaenelpolo
más comunes,Iós 1náSbanfües, los más estériles. Para escuchar a opuesto a laalianza terapéutica con la parte sana del yo. Partiremos
.alguien que, como el]Jsícóticó, tesiímonia de su relación con lo de allí para volver sobre el tema del analista y Ja cura del psicótico .

56 57

l~.·. .".. . ._
Gabriel Lombardi De la cura a la clínica

tema que l1oy parece desesperado. Porque están los que curan sin evidentemente de la salvación eterna. más bien todo lo contrario.
saber qué curan, y también los que se dicen analistas y dicen que el El psicoanálisis salva al sujeto del deseo, al extraerlo deia eterni-
analista no puede nada ante la psicosis, que por lo tanto no es a tí- (í:!den que Ja repetición. mantiene al neµróticocomQ si ejliernpo
tulo de analistas que se encuentran cotidianamente con su psicóti-
11
opasára. sorfielido a la tiranía de la memoria. Si la vida no es más
co. Como dice Mefistófeles a propósito de la alquimia, "aquello 'qUeTa repeiiciüii de sucesós dela infancia, el neurótico puede con-
que no se sabe es cabalmente 1o que se quiere utilizar, y lo que se :siderarse imperecedero.
sabe no puede utilizarse". Hemos de considerar si las coordenadas ·-··-Dr psicosis no es la repetición de sucesos de la infancia. Lacan
lacanianas abonan efectivamente esa situación desesperada del mostró que a diferencia de lo que ocurre en la neurosis. no hay una
analista, o si, bien entendidas esas coordenadas, permiten una aper- psicosis infantil que condicione esa temporalidad ilusoria que hace
tura activa y eficaz del discurso psicoanalítico a la cura de la psico- del
-
neurótico su propio doble, indeternlinándolo. ¿Podemos exten- ~.

sis. der entonces el valor de salvación del psicoanálisis hasta el terreno


La medicina hipocrática urdió cuatro metas posibles para todo de la psicosis? ¡,Antes aún. podemos hablar de deseo en la psicosis.
tratamiento médico: la salud, el alivio, la salvación, y el decoro a Ja o debemos limitarnos en todos los casos a Ja pobreza conceptual y
vista de los demás. Un analista no se plantearía la salud como me- la comodidad ética con que se repite. como objetivo del tralamien-
~'
¡;;.,, ta, a falta de poder extraerla del reino de los ideales. Sí el alivio, to de la psicosis: "l1ay que acotar el goce"? ¿;Sonel ali.vio,y-taJ ..vez ·-
claro está, tan buscado por el psicótico, y también el decoro, por el decoro. las únicas· metas que-podemos concebir para el trata-
; ':¡~'
qué no -aunque no se desviviría por ello-. ¿Salvar al psicótico?, miento de la psicosis? ¿O una clínica mejor definida permitiría una
¿en qué sentüjo? Intervención sobre la tran~ferencia no es sola- apertura diferente del analista a la psicosis'! Son preguntas que en-
111'·1~¡1 mente un esc¡jto sobre Dora y la transferencia, trata esencialmente marcan nuestro programa.
sobre el sujeto. Allí Lacan, criticando la cosificación del ser huma-
no que promueve la psicología, habla del valor de salvación de la
iniciativa freudiana. En la traducción ustedes encuentran eso com-
pletamente diluido, porque dice "valor saludable". No, Lacan habla
de salvación, no de salud, dice valeur de salut, que quiere decir va-
lor de salvación, valor de salvación del sujeto del deseo. Salut es
salvación, rnientras que salud en francés es santé. Eso es lo único
que a mi entender justifica un análisis, la salvación del su.jeto.del
su
· déseo;11uiididó con.10 süele estar por la ·perfecta· coordinación. de
neurÓsis con la civilización del consumo y de la nada. No se trata

58 59
Hl

El diagnóstico de psicosis:
el síntoma en la estructura

Gabriel Lombardi

l:·J Es común hablar ele la psicosis en singular. Los psicoanalistas


J;',i: rnucllas veces lo hacemos. dejando de lado momentáneamente la
0

fH;J<
diversidad clínica de las psicosis. Esto deriva en parte del hecho de
;¡r que el psicoanálisis parece haber encontrado. con Ja forclusión del
,,
significante paterno. una teoría "unificada" de la etiología de las
,,¡..../i' psicosis. Pero ni Lacan ni los lacanianos hemos explicado suficien-
temente Ja diversidad clínica que resulta a nivel de la clínica, aun-
que todas las psicosis dignas de ese nombre sean consecuencia de
dicha forclusión.

Una teoría unificada que no explica todo

Sin embargo. el elemento que consideramos crucial en el ciiag-


nóstico ele psicosissc verifica en .c.acia cªso, se trate de una para-
noia. de l.rna Türnrn paranoide,de Ja esquizofrenia,,o de una melan-
colía: nos referimos al punto señalado por Lacan de inercia dialéc-

61
Gabriel Lombardi El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estruc111ra

tica en que se encuentra el sujeto cuando el significantedc su.§J:nto- sintácticamente bien articulado en la frase en que se incluye, por'
illa-esfá-eriló real, comouii significante que no se liga a nad".:.}Allí que no es ése, el de la sintaxis, el nivel en que se sitúa el trastorno
encontramos üripunto asegurado para el diagnóstico de la psicosis, del lenguaje al. que llamamos neologismo. La sintaxis se juega en
incluso de la prepsicosis~iEn ese punto deinercia dialéctica incoíi- el nivel de la composición de significantes que ocupan lugares con-
movible. el síntoma searticu!a en la estructura COil··UnRnltidez in- tiguos
.....
pero diferente en la cadena. El neologismo
....
"-~. ····~ --~-
no_______es.1,1,IJJJa.stor-
~·----··-·--·~·--·-··--" ,

comparable. no de Ja sintaxis, sino del polo en que los términos se pueden,susti-


En éso el neologismo es paradigmático. No definimos al neolo- túif unos a otros. en un misú16fogar de la cadena: el poI<J111etaf6ri-
gismo como lo hacen los lingüistas o los psiquiatras (una palabra co.,Por ejemplo podemos decir "el lucero vespertino" en lugar de
que no existe en el léxic(J .compartido por una sociedad). Para el '"Venus", para retomar un ejemplo de RusselL Elneologi~n10 es un.
psicoanalista t;J.neologisn10Ydel psicótico esun significante indefi- término tal. que no se puede sustituir por ningún otro. Esa es la de-
nible, un signi~canre-absolutamente resisténte alá operawriide la f!ruCíóriüTásptécisa que éncontr{de neol<Ígfamo.'benota entonces
definición, ya que no se relaciona con otros términos al modo del un déficit en el polo metafórico del lenguaje,
iliccionario. no se articula a ellos en un saber de diccionario, aun si Son las relaciones paradigmáticas de Ferdinand de Saussure las
,,, que están afectadas en el neologismo, pero no las sintagmáticas. El
se trata de un termino que para el resto de los hispanohablantes está
"«. paciente del que les hablo podía construir algunas frases gramati-
~'.' en uso. Es inúÍil en algunos casos buscar el elemento fonemático
\"'·
,.,,,
!-''' mínimo que permita distinguir el neologismo de la palabra acepta- calmente correctas_con-esc-tér-minQ,jlero no podía en cambio defi-
f da en el grupo, como haría el psiquiatra. Porque hay casos en que nirlo, porque-Ja op~r¡¡_ci(l!J_,ci~_Q~1}11irj'C;.juega en el plano de las re-

no: se diferencian en los fonemas: un paciente decía que se le me- laciones paracligrtráticas:-consfsféensustituir el definiens por el de-
·1··1!1lttili< finiendum, o en yuxtaponeríos: - · ··· _,, ----·--
tían los maricdhes en el ano -y para tratar de evitarlo se rodeaba
con toda clase de trapos-. El término "maricones" figura, en singu- Eso produce el efecto de aisla!lli~µtodel término neológico, que
lar, en el diccionario de María Moliner, donde es definido como un siempre está como füerá'de contexto, como un sigllitkaníé extr.aíd¿)·
insulto grosero a partir de un diminutivo de María (Marica). Pero de lo simbólico. sin valor semántico, sin significación, una especie
para ese paciente no era así, para él era un término indefinible, no de adoquín en medio de la cadena. Es un significante que a pesar
se asociaba con nada por fuera de esa frase en que el sujefo se sen- de conservar en muchos casos un aspecto de correccúín formal,
tía concernido sin poclcr explicar más, y que repetía siempre con sintácticamente bien situado, sin embargo t.iene un peso de ruptura
'gran angustia: "¡se me meten los maricones'"· Ese significante es de la significación que permite ilustrar muy bíéiíli'fqTíe'Lacan1Ta~
un neologismo para nosmrns, sinque lo sea para un lingüista. Ese niaba úgiüficái11e en lo real. Cu ando el sígriifíCante perdió sus 'hr-
'"significante adquiere un uso neológico en el decir del paciente. zós semánticos con otros.sign1ficantes, sus lazos de pÍ:oducéiónde
_,_Al mismo tiempo el neologismo suele ser un térmill_CJ_ que está significación, se trata de una intersección pura de lo slilibólico con

62 63
Gabriel Lombardi El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura

.. Jo real, sin esa mediación imaginaria a la que llamamos significa- Es decir quenohaypara el Qsqgizofrénico,comoenel·casodel
_ción. El neologismo no significa nada. nada en particulai.}\íeae-te- pafanmco~un significante en lorcál que produce la certeza de estar
ner para el sujeto una significadón enorme, pero nada en particu: referido a éL sino que al parecer cada significante está en esa situa-
lar. ción, tal vez porque la noción misma de "uno", lo que "uno" tiene
El neologismo es un buen ejemplo de inercia dialécüca, pero no de unificante o de -individualizante, no funciona bien. Entonces allí
es el único. Cuando la melancÓ!ía llega a la psicosis, el punto de "un" significante no quiere decir nada, El sujeto esquizofrénico es
inercia dialécti,C::.iln(leS por lo general nada que parezca un neolo- el sujeto que no es "uno", Es habitual en los servicios de interna-,
gismo, _sino la t;erteza por ejemplo deno servirpara nada, de ser un ción encontrar casos en que "se entiende" muy poco de lo que el pa-
desecho, o de deber morir. La inercia dfaíéCtiéa-por lo general se ciente dice, porque el neologismo es permanente, en el l1;1g<l[ de -.é· .- .•
traduce subjetivamente como certeza, y eso en cada tipo de sínto- da término lexical hay uno de uso neológico, Ese sujeto, 'ií difc~eii~ -
ma propiamente psicótico. Se trate de un neologismo, de una intui- cía del neurótico que no se entera, sabe qu~ el signÜicaiii7:"fici'iepre:·~
ción delirante, o de una alucinación, selffáoftas'cüsás··stno que 1<rtepresciíta a é1;· 11abfa de é1:·cónv6can-
El término de esquizofrenia, rechazado por Freud y por Lacan, dolólñcesal1feI1iente ala supetficie de'lo audible o de lo visible -lo
')' es de uso tan masivo que ya parece inútil resistir. Freud lo conside- qüe suele serintotembJeparaerjískótico es prec1saniéiíteesifüipo-
4'': ¡ raba inadecuado porque etimológicamente quiere decir "la sede del -s-ibHidaEl·Ele·ocultarse; de tacharse; ·de desaparecer, comcnestimonia
' o/'"
alma, dividida", y eso es válido también en el caso del neurótico; el &r:-Primeauante Lacan en su presentación de enfenno:-.
por la existencia misma del inconsciente, la se<ie del alma está Lo que diferencia a grandes rasgos el polo paranoico de la psi-
\
siempre dividida, aunque no siempre de la misma manera. Para la cosis del polo esquizofrénico, es que el primeré) tiene éxito en al-
psiquiatría la mayor parte de los psicóticos merecen ese rótulo, canzar
"-'""-
-mia or~anizactóI1
.....-
discursiva donde se ordenan -
los - fenLÍ1ne-
--
¿Hay certeza en la esquizofrenia? Muchos psiquiatras y analistas nQs elementales. Se ordenan en "ese universo siempre parcial al
,¡,, parecen creer que no, en función de que el delirio del esquizofréni- CJ!!.©.se l_larüádelirio"c-Oice Lacan en ese miS1úoteiio, dóI1cie opone"': -·'·-
co suele ser muy varütble, móvil cual pluma al viento. Sin embargo explícitamente esquizofrenia y paranoia-. P;ara el polo esquizofré-
debemos objetar quec la certeza no necesita ser duradera para ser nico tal vez sería mejor retomar el término kraepeliniano de de-
cierta. Si es verdad lo que dice Lacan, que para el esquizofrénico'' mencia, ya que lo que no se ordena discursivamente deja al sujeto
todo lo simbólico es real (lo dice en su Respuesta al c611íen1(11:io de~­ en la imposibilidad de ordenar tan siquiera sus órganos en una uni-
Jean Hyppolite), entonces no un significante, sino cada significante dad llamada cuerpo, Cuando la pérdida de los límites es tan brutal,
está en lo real, cada significante es opaco desde el punto de vista de el sujeto se ve ante el caos de sus propios órganos y de las !Uncio-
la significación, cada significante está extraído de lo simbólico, nes que les adjudica el lenguaje sin la ayuda de ningún órgcuwn, de
· · descontextuado, cada significante es dialécticamente inerte. ninguna lógica.

64 65
Gabriel Lombardi
El diagnóstico de psicosis: el síntoma en 111 estructura

En ese caso es difícil hablar de estructura, es difícil delimitar al-;


00 hay metáfora, el significante no se encadena en el eje paradig-
go en particular como síntoma. l)arece más bien ttatarsé deurragi!::
mático, fracasa la sustitución.
gregación de Ja esttuctura, de un desencadenamiento a veces irre-,
Consecuentemente, me limitaré a hablar de aquellas psicosis en
versible, sin que nada consiga hacer un nuevo encadenamiento, ;;;
que existe un ttabajo de la psicosis, es decir una elaboración que
nuevo anudamiento de los elementos que componen la estrl1cturfi"
alcanza a determinar límites, y que por lo tanto permite al sujeto
(llámeselos real, simbólico e imaginario, o como se quiera). Y allí
enconttar espacios tabicados donde guarecerse. y alguna tierra fir-
hay un límite para el poder explicativo del psicoanálisis.
me donde apoyar su actividad. Me refiero a lo que en la terminolo-
J .A.Miller dice, en su excelente artículo Esquizofrenia y para-
gía de entrecasa suele llamarse "tela". Que un psicótico tenga tela,
11oia, que para Freud se trata de saber cuál es la parte susceptible de
es una manera autóctona de describir su aptitud para tolerar alguna
explicación, qué es lo que hay de paranoico en la demencia. Re-
consistencia lógica, es decir, una relación con lo real mediatizada
cuerda allí qu~el título que elige Freud para su artículo sobre Sch-
por el discurso, o al menos por el delirio.·
reber es Punufalizaciones psicoanalíticas sobre un caso de para-
noia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente. Es
efectivamente notable que Freud, en 1911, después de la 6º edición
La confianza en el síntoma
del Tratado de.Kraepelin con su .enorme influencia, llaga equivaler
paranoia y dementia paranoides -forma paranoide de la demencia
Él analista instaura ante su paciente, sea éste neurótico o psicó-
precoz-. Lo que Freud se siente en condiciones de explicar, es la
( tico;una dislribúd6n sü!JjeÜva que es específica del discurso analí-
parte paranoic~ de la demencia paranoide. El va a hablar en ese es;H
+· tico. Lo primero que cumple el analista con su acto, es la cesión .de
!iWf
crito, efectivai~ente, del mecanismo paranoico, no del mecanismo;\
•7
Ja posición de sujeto a1 padente. Ese sólo gesto autoriza la.transte-
de la demencia' La demencia parece ser una mecánica de desarticuf \
,,,,
!ación, tan inaccesible a la explicación como lo es la enttopía para!. l
reiiCia, ya ql1éfa fraiisferehéiaimplica que el sujeto no reconoce en
" quien lo escucha a otro sujetó, sinü ql1e Jo torna como objeto. El
los físicos.
analista, al dejarse_tomar como objeto, ábte la puerta al desarrollo
Entonces, cuando hablo de psicosis, me refiero básicamente a la
de la transferencia. Para que esto sea así, no es necesario esperar
paranoia, o al polo paranoico de la demencia precoz. Entendido de
cuatro meses, porque tiende a producirse ya en la primera entrevis-
esta manera, hay una unidad, o al menos una orientación unitaria
ta, si es que el analista cede decididamente la posición de sujeto.
del campo de las psicosis, tanto a nivel del síntoma (inercia dialéc-
¡Pero qué enigmático suena: ceder la posición de sujeto! ¿Qué
tica, certeza. significación absoluta) como a nivel de Ja operación
es la posición de sujeto, y cómo cederla? Es el misterio mismo del
estructural y trans-fenoménica de la que depende (forclusión del
psicoanálisis, es .10 que se aprende en el final del. ~!l~isis, en ese
significante del nombre del padre. significante en lo real). Porque
cambio de posición al que Lacan llama desiiilición :Yiib]eÍiva. Para

66
67
Gabriel lombardi
El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura
~.

-···-~
no contentarnos con la oscuric!ad, podemos adelantar que la posi-
~--::ión der añalista no se sostiene si de su parre no hay una destifü::- se logra ante algún público, como en el caso de la presentación de
·1:ción síllijefivií'Óperando. Sólo un sujeto que acepta resignar sus tí- enfermo. ¿Cómo es que el público no excluye la intimidad? En el
tulos, sus signitlcantes, su decir de sujeto del inconsciente, al me- polo opuesto se puede situar el caso de una paciente mía que nunca
nos transitoriamente, sólo él puede tolerar que cuenten únicamente, logró intimidad suficiente con ningún hombre, aun estando a solas
durante toda la entrevista o la sesión, los títulos, los emblemas, los con él. E! análisis revela en ese caso que la mirada celosa del padre
significantes que representan a otro sujeto, al paciente':·, está presente, más presente por cieno que~artenaire al que no se
-t::a 111.ci1siS!ó11.. Qs;_l~<l!Jª!i~a.,antt;):!l,rniEótico 1_,1l.2.RJ:l.t:5t~~~ª· Ese entrega. ¿En qué consiste la in_j}iñfdiíéí~~~l,11!..en_cü~Jili~n,ti:_eQ(ls?
es uri'séiítldi:i.en..él que debe entenderse que el analista no debe re- Es el encuenfro-aerSü¡eto c0nsl.ío5Jeto;suob:ferü1ñterno, encarna--
troceder ante la psicosis. Si el analista no tolera ceder la posición serun
do J1<?~\i(1Jí~u~!Ji!J-~~P\iécie eñcüeñtro ilusor\0:-faiiiasmático,
de sujeto al psictítico, no merece llamarse analista -no al menos en p~ro la condición es esa. que el sujeto encuentre un "semblante" de
relación a ese paciente-. Y ese es el punto preciso en que entra el su objeto en el panenaire. Como esa presencia es suficientemente
psicoanálisis en el terreno de la psicosis. Por eso Lacan comienza cautivante, el público pasa completamente a un segundo plano, co-
el tercer parágrafo del cap.! de su artículo sobre la psicosis, con un mo para los enamorados en la vereda. Tomen esto como una antici-
ejemplo clínico del que destaca que lo que se obtuvo como hallaz- pación, porque tenemos que volver en detalle sobre el problema de
go en una presentación de enfermo -la confesión por parre de una la posición del analista en el tratamiento de la psicosis. Hay mucha
!"''
l paciente de un fenómeno bastante sutil que permitía precisar el gente que dice que ante el psicótico la suya no debe ser una posi-
i •
diagnóstico-, lo que allí se obtuvo es el precio de UIJ{!ji.umisión._ ción de objeto a como con el neurótico. Se tejen diversas conjetu-
,¡,-·¡
¡(,,:' completa a las posiciones p ropimnente.§1¡/zktiV.íiS zte;r:eij/él'iii(!.~ ras, y a todas ellas se las hace derivar de la enseñanza de Lacan.
p· .
Merced a esa sumisión Lacan evitó fomentar la reticencia del pa- '· Centremos por ahora nuestra atención en el síntoma de la psico-
.,,,,
ciente, y facilitó la confesión del síntoma elemental. Quiero decir sis. La pQ~!ción.Qe·Lacan puede sintetizarse en !oque hace unos
que no ,es que venció la reticencia, sino que evitó engendrarla él años se transformó en una consigna: la confianza en el síntoma.
mismo; En psicoanálisis nunca b,ay nada que vencer, porque no es . Recuerdo el impacto que produjo en Clífüob1Ceff'I'987, fa coní'e-
el discurso del amo. Los que hablan de vencer la resistencia del rencia de Eric Laurent donde traía esa propuesta en las Jornadas
neurótico, o la reticencia del psicótico, ternlinan en los senderos de preparatorias del Encuentro sobre psicosis que se realizó el año si-
la sugestión, y se apartan así del psicoanálisis. guiente en Buenos Aires. ¿,Qué quiere decir confiar en el síntoma
Una vez eso establecido, una vez bien situado el paciente como ., en el caso de la psicosis? En primer lugar tomemos algunas de las
. único sujeto que cuenta, llama la atencióri el clima de intimidad razones por las que se puede desconfiar del síntoma. . .
que se logra en la entrevista. Sobre todo llarrÜJ la atención cuando "~ La prl'mera es la queencuentran los analistas de la !.P.A., sobre
todo los adscritos a la psicología del yo. Se puede sintetizar su po-

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69
r
Gabriel Lombardi El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura

sición en que prefieren tomar como referenciasegura,e interloclh mente es un mero im]ledimento, sinoque ]lUede ]lOnerse al servicio
tor válido, a lo que ellos llaman la parte sana delyo. E11 caiíifüoer de la-acti~idad más creativa del sujeto -menos .conforme atsenüc}o
síntoma, eso no es normal, uno no puede entenderse con eso. En --éoíñi:ín-..
los Estados Unidos cada vez se habla menos de síntoma. Eso perte- ····"tn.relación11! 1.a psicosis/la confianza de Lacan en el síntoma se
nece al pasado. Allora se habla más bien de disorder, es decir algo podría decir quée~scrr;aygr aún. En el cap.! de su Cuestión prelimi-
que se aparta del orden. No crean que eso ocurre muy lejos nuestro. nar. al final del punto 4, S~()po11ea con~ic1~rara1síntoma corno el
Es difícil substraerse a la comodidad de la apelación al orden y la índice de un proceso oculto. Por el contrario, dice que en ninguna
cordura, a lo que el sentido común llama cordura. Es más fácil no lo
jJarte el síntoma, .s:i sé sabe lee1; está mqs claramente articulado
escuchar más que lo que uno ya conoce, es decir a la gente como en la estructura misma que en la psicosis.'Y esto es,:1sLen función
uno. Y en el psi¡¡:;ótico suele haber una parte que es como uno, en- __ gel ,testimonio abierto que da_~l psicc)tis{}_'.(;li~~dos~Jo esi:~éha
tonces lo comp&ndemos a partir de alú. Pero nada más alejado de convenientemente, Sejx1ede decir gue en su síntoman(Jhay ningu-
la clínica psicoanalítica que eso. na-verdad que develar, nada sobre todo del orden del ocultamiento
La segunda rttzón para desconfiar del síntoma se basa en que el y la develación en el registro de 1o metafórico -donde siempre que-
sí!lloma no es confiable porque engañ~0 ~os pres_enta un significan~­ da algo bajo la barra,Iatente-... ·
¡e en lugar de otro, y además, en la neurosis, no se sostiene sin las Su síntoma participa én car11bio de un trabajo de cifrado activo,
fantasías, etc. La mayor parte de los analistas después de Freud, y de construcción, que espontáneamente tiendg. a realizar la psicosis,
aún <le Lacan, P\lnsaron que el síntoma era lo manifiesto, y que por a partir del cual debe orientarse el analista. Se traLa más bien de
lo tanto no era l(il: importante. Entonces los tratamientos pasaban rá- atender alas coordena~asiógicas que d~ g~s~!frat lOO:cíifro;cEil la
pidamente al análisis de las fantasías, descuidándose por completo psiCosis no hay nada 'ocult.O 6n elsentldo cie la represión tr~udiana.
::;: el síntoma. Y lo forchiido n(1 Oculta nada, arroja más bien al Si¡!nificante en lo,
A tal punto esto suele ser así, aun actu.almente, que los analistas real, desde donde retorna abiertamente en el síntomi""
·-=":;.;
muy frecuentemente no pueden situar cuál es exactamente el sínto-
ma que padece su paciente cuando consulta, y mucho menos cómo
se va transformando durante Ja cura. Ya hemos hablado d~ la 12,c!~!.~... El sujeto de la alucinación,
ción de Freud y deLacan en cuantoa la neurosis: el sínton\.a-és:ra-
raellosunabrújula en el anaHsis; esi.úi iliot0rdelgue depende no Vale la pena preguntarse por qué Lacan comienza su Cuestión
sóló la orientaeión sing f¡¡j.i:11iief¡faposihilidaciillisrna .de que el preliminar revisando la doctrina clásica de la alucinación; la monó-
análisis avance; y además hay un elemento incurable del síntoma tona teoría de la alucinación en la psiquiatría. Se puede decirque ·
que se encuentra en el final.deí análisis, elemento que no necesaria- en general, salvo excepciones, los psiquiatras nunca definieron a la

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Gabriel Lombardi El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura

alucinación de una manera di_stinta de la. que lo hizo Esquirol en también de los condimentos franceses, que saben atenuar el gusrn
1838: es una percepción sin objeto. Incluso Henri Ey, que escribió de los alimentos un poco pasados. Freud elige tomar en cambio las
un Tratado de las"álíiC!ITiitíoili!Sde más de 1500 páginas, y que pa- fuentes antiguas de la onirocrítica, también las de la exégesis tal-
rece atisbar por momentos otra manera de pensar la cosa -la aluci- múdica, y los avances de la neurología de su época, para centrar to-
nación consiste en percibir un objeto que 110 debe ser percibido, di- do su empeño en 1o que ya no será el ser humano -el alma infundi-
ce en uno de sus párrafos más lúcidos- no escapa finalmente del da al humus-, sino el sujeto que es efecto del lenguaje, el que se in-
prejuicio ingenuo de que "la alucinación es una percepción-sin-ob- cluyeen·el,descifrarniento de los textos para volverlos legibles.
jeto-a-percibir", en sus términos. El sujetgquepadeceen la neurosis.en la perversión y en la psi-
Lacan discierne en esa definición tan ampliamente aceptada, el cQsis;~no .ef¿1 s~riiürii.ano que· "conoce''.· ofeñ~()miílil"§íi obJ~tQ,§i­
..llQ que es eisujeto c¡ue el fuego frío del significanteinscribe en la
efecto persistente de la lema decantación filosófica de un prejuicio
psicológico "cocinado" durante siglos, que para dar cuenta del co- y
~carne, el sujeto .que allí se. des garra entre goce aiisenC: ia, ·
nocimiento concluye en la teoría abstracta de las facultades del su- Ese sujeto, que Ja psicología siempre ignoró. despierta con el
jeto que Uds. estudiaron en el colegio y en esta Facultad -aunque descubrimiento freudiano. y e!Iligra desde Ja zona sagrada de la lo-
Ja psicología de nuestra época ya prescinde de ella, motivada como cura donde solía manifestarse sin que nadie lo advierta, hasta la de
está por la informática y las nuevas formas de la inteligencia-. La la extraña racionalidad deJ..<.!iscurso_analítiQo que lo distribuye en la
inteligencia. la voluntad, el afecto, etc., eso no es un invento del si- neurosis, l~a perversión y la pslCcísís. Extrafia racionalidad. sí, don-
glo XIX, eso se prepara ya desde Platón y Aristóteles. En cierto deneti¡osis, perversión y psicosis son tres formas normales del de-
!·''
sentido estaba ya preparado en Ja antigua Grecia, aunque luego es seo;"seguñoffaT.:aCaíi-60 aficís después deYail:aw;í(té-~{~;;_g,e;; al-
¡¡;~~,,
condimentado y revuelto por la escolástica. Lo que llega a la psi- gunas lecciones sobre las que deberíamosvolver. · ...... -.
º'"•
¡,.,,. Es precisamente el problema de Ja subjetividad en la psicosisJo
º'\l quiatría como teoría son ya refritos de guisos cocidos hace tanto
·~· tiempo, que es imposible que adquieran alguna funcionalidad res- que lleva a Lacan a consideraren primer lugar la alucinádól1 en la
''' ,,,,,.,,,, ..
~-"'·~~"W''-"•'---~-.

pecto de lo que Lacan en la primera página llama efectos subjeti- Cuestión preliminar. Parte allí del hecho de que la psicología pre-
vos. efectos que en la era de fa Ciencia móélerna exigen otro í:rata- supone como correlato de lo percibido (Lacan escribe en latín per-
!Ili@:ta. ceptwn en lugar de "Jo percibido", para destacar que esos términos
¿A qué efectos se refiere? A los que Freud revela en el alba de provienen, a lo menos, de la escolástica), presupone corno correlato
nuestro siglo;enun descubrimiento tan original que no debe nada a del perceptum un percipiens, un sujeto que percibe unificado, úni-
. ninguna psicología. Freud aparta con gesto decidido el viejo guiso co. Es eso a Jo que la psicología de nuestro siglo llama con total
que ya huele decididamente mal, a pesar de los tratamientos bro- desparjiájo: "il1díviduo" ~ue literalmente quiere decir: nG.:cli.vidíc
matológicos que la ciencia anglosajona le ha efectuado. y a pesar do-. Suponer que a lo que se percibe correspondeúri"individuo que
__ ,,,.1·

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El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura
Gabriel Lombardi

la tímción del lenguaje. Despejado así el prejuicio de que las aluci-


lo percibe, podría no pasar de ser un juego de palabras. én todo ca-
naciones son sensoriales, introduce el dato clínico fundamental de
so es una petición de principio. Es el ideal de la relación sexual
que muchas alucinaciones supuestamente auditivas son acompaña-
puesto en términos.de la fenomenéílogíacte~Íapercepción másinge-
das por musitaciones, movimientos fonatorios esbozados, moví-
mia,que se pueda concebir. El hombre así "conoce" a la mujer, em-
- mientos de art'iculación del lenguaje (lo cual nos hace sospechar
píficamente. A tódo Ól:Íjeto en el perceptwn corresponde un sujeto
que el sujeto que escucha no se reconoce en la emisión que sin em-
individual como percipiens, que viene a ser su media naranja epis-
bargo lo implica). Las alucinaciones psicoruotrices verbales pueden
temológica. Lo percibido puede incluso ser erróneo, pero el perci-
ser verbales sin ser auditivas, sin ser audibles tampoco. A veces el
piens es indiscutiblemente unívoco para el psicólogo.
La pregunta que introduce la alucinación en verdad es esta:
enfermo escuclla voces, pero de adentro del cuerpo, no."de afuera,
en una suertei:te"emancipación del lenguaje interfor",dfoe Séglas.
¿qué clase de percipiens hay que suponer a un perceptwn sin obje-
Póf otra 1xirte,·fas alUcinaciones auditivas pueden serlo pero como
to? La psicología ~esponde que se trata de un percipiens que no se
en eco de la actividad del pensamiento:«por ejemplo en el caso de
atiene a "la" realidad, el loco padece un trastorno a nivel sensorial,
las alucinaciones psicosensoriales en que "el sujeto no puede pen-
cree ver u oír donqe no hay nada para ver ni para oír. El psicólogo
sar sin escuchar su propio pensamiento netamente formulado en
y el psiquiatra se resguardan así de la locura. Para ellos está claro
sus orejas".
'que hay "la" realidad, única, objetiva, abordable "científicamente",
Comentando ese descubrimiento líe Séglas, Lacan extrae de él
y ellos encuéntran.sus referencias en esa realidad. Entre ellos y la
las consecuencias más urgentes para la clínica psicoanalítica. Al fi-
locar:¡' (ftanfüién entre ellos y las mujeres)hayun muro de conten-
nal del punto 2 del cap. I de la Cuestión preliminar afirma que el
ción, una valla de protección elaborada y resguardada por el saber
~.··.·
sensoriwn, la sede de una facultad persepti va, es indiferente en la
···~'. universitario. ¿Qué locura pensar, como hace el psicoanálisis, que
r·i. producción de una cadena significante. Y que por eso mismo la ca-
9.., no hay tal "la" realidad!
;;,
dena significante puede imponerse por sí misma al sujeto en su di-
~~,·
Pero antes del psicoanálisis, ya un clínico de genio, J .Séglas ha-
mensión de voz, sin necesidad de que intervenga ninguno de los ór-
bía conmocionado la teoría clásica de la alucinación con un descu-
ganos de los sentidos. Es el mismo significante !oque seimI?one
brimiento sutil y sorprendente. En su célebre libro Des troubles du corno voz equ.íyoca. . · ,.. ....... · · -- -~ - · -
langage chez les alienés (Los trastornos del lenguaje en los aliena-
dos}, publicado por primera vez hace 100 años, en 1892, introduce
. Por eso; más quedenotar_u.n)lc'.rceptwn erróneo, es al sujeto
. más bien a quien la alucinación plantea como equívoco: ¿el sujeto
una precisión decisiva para toda consideración clínica o psicopato-
es el que emite o el que escucha en la alucinación psicomotriz ver-
lógica de la alucinación.
bal?; ¿es el que piensa, el que escuclla; o el que habla en las orejas
Séglas parte de una posición novedosaen su época, diciendo
del enfermo en la alucinación psicosensorial? ¿En este último caso,
que va a abordar el estudio de la alucinación en sus relaciones con

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Gabriel Lombardi
El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura

es el mismo sujeto.que piensa el que habla desde el exterior al suje-


to que escucha? 'Hay casos en que la atribución subjetiva en jueg9 del significante es determinante en esa atribución (subjetiva) que,
en la alucinaciónéspolifónica, como un coro de múltiples voces. por regla, es distributiva, es decir a múltiples voces, y que entonces
La tesis de Lacan es que la estructura propia del significan¡~:~~:'.:_ plantea al percipiens, pretendidamente unificante, como equívoco".
tem1íria"esáatrítluci0ñsiibjeüva que, regularmente, es distributiva.
···-····~·~·~--~·.
, y comienza el punto 3 anunciando el famoso caso de una presenta-
···-._,_ .. -__--·. " ' --, ·-··---•'•'"• ... -... - '' "" " ' ,_
1 r:a:~?;,ifcnjs.ófigiiiaríaiúenie üila percepción, sino que es un.efe~
' /!!
ción de enfermo (el de la alucinación injuriante: ¡marrana.'), donde
·cre1 sigruficante, uno de esos desechos arrojados al mundo por la r lo que en esencia va a referir, es la respuesta que obtuvo de la pa-
existencia del sígni/Icante a los que llamamos objetos a, y que son · ciente a la pregunta de qué se había dicho ella misma ames de es-
el soporte del sujeto.Esto que en el siglo pasado podía parecer una cuchar el insulto de su vecino: ella, con una somisa, concede haber
abstracción, hoy effdÍa, por la existencia de las cintas o los discos dicho: "vengo del fiambrero ... ". A la manera, dirá Lacan, en que en
grabados, encuentra una materialización evidente. La voz puede los diálogos amorosos un dulce insulto, "¡ratoncito!" por ejemplo,
envasarse. El significante ha llegado a producir eso, la voz envasa- responde a un "¡te como!" del partenaire:en el intento por atrapar
da. }a voz de Michael .l ackson destinada· a ser procesada por Manli- ese objeto que es la sustancia del sujeto más allá de los significan-
ba. Lo verdaderamente interesante para nosotros, es que ese dese- tes que, representándolo, lo idealizan y lo ausentan.
chÓ--clel significante püeda ser soporte de un sujeto, de un suJet9 Lacan sintetiza esa enseñanza clínica en estas palabras que ya
que no tiene otra substancia que la que le presta.ese soport.e. Eso es lle citado: "tal hallazgo es el precio de una sumisión completa -aún
lo que lleva a Lacan a decir que el sujeto es inmanente a su aluci- si no es inocente- a las posiciones propiamente subjetivas del en-
nación verbal -lo dice en el Seminario XI, pág. 265-. El sujeto se fermo". A esa clínica sutil, la del sujeto, no se accede sin esa §l!nlÍ-,
sostiene en esa cosa, en la voz, hasta el punto de ser inmanente a sión, queesfaprópfacfoianalisfo-cómoCiúiico. PeroToqué~me in- '
lt--t~
teresa más que nada destacar ahora, es que Lacan no habla de la
~,.¡
., .. ella. No hay otra sustancia más que el objeto a para soport.ar una
posicirín subjetiva del enfermo, sino de las posiciones subjetivas,
parte del sujeto.
"'' Lo que especifica a la psicosis alucinatoria, es el hecho de que en plural. El significante se impone en su dimensión de voz, di-
eso se haga evidente. mensión en que habita el sujeto, pero sin que'eso garanticeriiilguna
Dejo de lado al10ra el tema del objeto a en las psicosis, del que individuación, ninguna unificación operada por una sustancia úni-
me ocuparé en la próxima clase, para volver sobre la enseñanza ca. Por el contrario, el significante en su dimensión de voz hace es-
fundamental respecto de la clínica del sujeto que deja el primer ca- tallar al sujeto distribuyéndolo entre el oyente, el emisor, aquél al
pítulo del texto de Lacan, referido a la alucinación. Es lo que en- que el enunciado alude, etc., pero sin que eso nos autorice a l1ablar
contramos en el pasaje del punto 2 al 3 de ese primer capítulo de la de varios sujetos.
Cuestión preliminar. Asícorrcluye el punto 2: "la estructura propia Es más ajustado a l¡¡ estn¡ql)ra de¡;ir que el sujeto seescinde; se ·
distribuye. SLegcambio hablamos de vaiiossujetos, eso se~presta

1 76
77
!1 t
~~
Gabriel Lombardi El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura

inmediatamente a la idealización psicologizante de la intersubjeti- más)1llá de la realidad que se comprende.El s!Jjeto ,es una.c:riatura
vidad. Es crucial para el analista evitar eso porque abre la tentación que el significante introduce como efecto en lo real,y que parece
de ocupar alguna de las posiciones subjetivas del psicótico. El ana- :-"diferenciarse de los elementos de lo real que estudi<rla física -los
lista no puede decir: ¡total, como tiene tantas, me puede prestar fotones, los quarks, que no significan absolutamente nada- por ser
una! Eso daría algo del tipo de una folie á deux. un efecto de sigriJficación.
El significante ambiguo de la alucinación, que suele llevar esa ·-' El sujeto no es otra cosa que un efecto de significación, efecto
tonáli<lac:I bl..lr10na, ahisiva, irónica, incluso injuriante para el sujeto·;-- de significación en lo real, si es cierto que el significante representa
oculta con su ambigüedad -dice Lacan en el punto 4- la duplicidad al sujeto para otro significante. ¿Qué quiere decir que el sujeto es
cielpé"rCijliens, TlCes"Cisíi:m del sujeto que percibe ese significante-.-· un efecto de significación en lo real? ¿De qué modos diferentes es- ' ·
En psicoanáli¡;is entonces, como yaSéglis lo había acivert:ído, lo to se verifica en la neurosis y en la psicosis?
esencial de la al~cinación es el fenómeno de lenguaje, el ú_nic;o..que
permite cernir"fapóslcíüilb fas ¡5ósicionestlelfüjefo. El fenómeno ..
encuentra en el lenguaje sus coordenadas de estructura. El sujeto se\\ ! El sujeto, efecto de significación
concibe entonces como una estructura vacía, sin contenido ni signi- i
ficación, que es representado por el significante del enunciado,~pe- · \1 Deberían parecerles contradictorias dos afirmaciones que acabo
ro que participa al mismo tiempo del emisor y del receptor en la ¡¡ de hacer: una es que el sujeto es un operador estructural vacío de
enunciación del significante. Así se entiende que el escuchar y el significación. La otra es que el sujeto es efecto de significación. Si
bah.lar sean el derecl10 y el revés del mismo acto, el acto en que el ustedes unen a esto el hecho de que el significante que produce ese
sujeto se distribuye entre las "personas" (en latín persona era más-. efecto de significación llamado sujeto es el significante asemántico
cara) que pueblan el fenómeno alucinatorio. [asemántico = sin significación], pueden pensar entonces que des,

.;;:¡ No hay que creer, sin embargo, que esas máscaras son de lo varío. Pero creo que.no.es.asL)l_oy a explicarlo.
imaginario. Eso puede creerlo el psicólogo, que comprende sobre A decir verdad al psicoanálisis)sólo leJn1ernsaJo_asemántiéQdel
todo lo imaginario -no hay más que lo imaginario para compren- significante. El descifrii\:riiellió'foíiifíffcó"enÍa-neÜrosÍsnobrlnda al.
der-. E_s~~ pernonas que pueblanJa alucinación son, antes que.na- final liel trabajo una significación, sino un punto preciso de falta de
da, el efecto de atribución subjetiva que induce el significante en Jo significación -al que Freud imagina en el sueño como un ombli-·
real, el significante que no significa nada. Más que en ningún otro go-, donde el significante linda con lo real que resiste a Ja com-'
tipo clínico, en Ja psicosis es evidente que lo subjetivo no entrará prensión.
jamás en la realipad del psícólogo que compreric:le antes incluso de En la psicosis no·es necesario en cambio el desciframiento in--·
escuchar, porqué la sÜbjeti vida(! es algo que se encuentra en lo re<ll, terpretativo, ya que el analista encuentra lo asemántiéo casi inme-

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Gabriel Lmn/Jardi El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estmctlll'a

diatan1ente. sin interpretai;. En cierto sentido allí no hay nada que mer. ninguna castración que no haya ya operado. El final del análi-
descifrar. En la.neurosis en cambio los significantes significan en sis permite constatar que uno ya perdió lo suficiente. que no es ne·
·.·-" - .,,/-' ·" ..._,
~-·---·--·-~;,,,_,,,,,.,,..-,.- __ ,, ________ ,_ --~"-"'""""~

relación a otros sfgfüficantes. y lleva mucho tiempo -LOcJ\l l\nilJ1ifü:.... cesario perder más, qu_e. se puede adquirir y usar lo que a uno le
sis- llevar al neuroticoJ:üista el punto en que 11a de.reconocer qµe el queda,. que no es. tant.oc,
significante, para salir del reino del fantasma y r:ilcanzar lo real, . En la psicosis. en cambio. el significante no significa nada. y es
debe pagar elp1-ec;iqgg1ú1ápé!"liida completa de signi.ficaci~í1:Lo :tese preeio·que seuesCubre arsuJeüí Córi10 esoqlievieriej1T1yg[lf ..
real y la significación se excluyen mutuamente. Es decir que desde de Ja sigfüficación .:::sií1ienería-:: Él psicótico és entc>nces un sujeto
este punto de vista. que es el de Lacan. el neurótico logra recién al ar que la sfgñlficaci6ri faI!ciCno sustituye. no enmasc_fli~. Es preci-
final del análisis lo que para el psicóticff"esfl'CefCcfoii:o seiifidoya samente pcr eso que Lacan mismo puede fechar, en su último gran
dado desde ercóii.uélli.ó=só10 en eso los cóiii¡:iaro. estoyd.icien: !lo escrito - L' étmtrdit-. el momento preciso en que introdujo al sujeto
do'qíJ¡;·eI··frnah:lel,.antilisis psicotice a nadie.::· como efecto de significación en su enseñanza: el 11 de abril de
En la neurosis la metáfora es J'uente de sTgnificación. pero uste- 1956. Se refiere a la clase del Seminario Ill que lleva por título: El
des ya saben la marca que lleva esa significación por la operación significante. como tal, no sign(fica nada.
' c;ie la metáfora paterna. la significación lleva la marca fálica. es sig- Lacan da una precisión más en L'étourdit. En la página 14 (Sci·
nificación fálica. En el domirúo de la neurosis entonces el signifi- licet. vol.4) dice: el sujeto, como efecto de significación. es res-
cante· parece reprcsenta:r-attalu--en-vez·ae'"füpreseñfarársü]eio: y puesta de lo real. En otros térmlnos. aproximados sin duda, el suje-
es "ásí'C(iJfüí'se életécta fo poslclón subjetiva en lánéurÓsÍs:·aÍIÍ don- to es lo que en lo real responde como significación a la intrusión
de en lo inconsciente el sujeto se identifica al falo. El análisis le del significante asemántico. En la neurosis en cambio, lo que res-
A~:·
;,J, muestra en cambio que en el lugar preciso en que él se identifica al ponde a la intrusión del significante en la realidad (es decir en el
""""' falo. significante del goce. él no es más que un sujeto. es decir un fantasma. que tapa lo real) es la significación fálica.
;:;¡¡
efecto del significante sin valor de goce ni significación. Eso es la ·-~· Eso se traduce en el hecho de que en las psicosis las coordena-
castración. Se puede definir a partir de ella entonces negativamente das clínicas son incomparablemente más puras. allí la clínica del
·al sujeto,
. -
sujeto
. = no es el falo.
----~··'
psicoanálisis encuentra el testimonio abierto de las posiciones sub-
Esa desilusión tiene su ventaja, y en eso la ética del psicoanáli- jetivas sin el velo pegajoso e intrincado de la significación fálica,
sis aprovecha lo que se constata en la experiencia: si el sujeto se que hace tan largos los análisis~ Y esto nos permite leer ele una ma-
identifica al falo está neuróticamente sujeto a la inminencia de la nera más precisa la frase de Lacan que ya he comentado, de que en
castración. Sólo por eso la angustia deL neurótico.es angustia de. ninguna parte corno en Ja psicosis el síntoma (que define la posi-
...... castración, angustia.que desorienta ... Cuando esa identificación ton~ ... ción del sujeto) se articula tan claramente en la estructura.·
ta del sujeto al falo se pierde. no hay ya ninguna castración que te- Cierto tipo de alucinación en el psicótico puede darnos el para-

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Gabriel Lombardi El diagnóstico de psicosis: el síntoma en la estructura

digma del significante asemántico: es el del síndrome de pasividad, do no sabemos qué falta cometimos: entonces sabemos que lo que
el pequeño automatismo mental de de Clérambault. Este psiquiatra él dice nos concierne, sabemos que significa algo. tal vez mucho,
francés, el único al que Lacan reconoció como su maestro, caracte- sabemos que en ese momento es él y no nosotros quien conoce
riza a los fenómenos de ese cuadro clínico por ser intrusiones .de..._ nuestra situación; ese lenguaje gritado significa, pero no sabemos
qué, no lo sabemos en absoluto. El significante vociferado, y para
"anideísmos" diversos en el pensamiento -es decir sigPificantes Si!l ... ~
idea, sin significado, en nuestros términos- del tipo de los juegos nosotros asemántico, ha adquirido significación de significación,
verbales, sartas de palabras, interjecciones, absurdidades, entona-· pero no una significación en particular.
ciones bizarras. Esos fenómenos intrusivos del significante -que se En la senda abierta por Séglas, Lacan dice en el último punto
presenta como cadena rota en el pensamiento- se caracterizan por· del capítulo l que los fenómenos erróneamente llamados intuitivos
no ser audibles, ni objetivos, ni individualizados, ni temáticos. Ese de la psicosis, son un efecto del significante.' Son efecto del lengua-
tipo de síntomas c~n=esponde, dice de Clérambault, al período de je, pero un efecto tal que se caracteriza porque en ellos el efecto de
.,_-~

'º''t, incubación de las p¡;icosis alucinatorias crónicas. Con frecuencia el significación se anticipa al desarrollo de la significación. Se antici-
síntoma que irrumpió en el pensanúento se sonoriza luego gradual- pa tanto que ese desarrollo no ocurre. En los llamados fenómenos
, mente, tomando el _11specto de voces objetivables, con un significa- intuitivos el significante se cierra sobre sí mismo, no remite a otro.
do o una temática añadida. y desde su opacidad produce significación de significación, es de-
En el polo opuesto a ese tipo de alucinación encontramos a los cir nada asible, nada que se pueda explicar. ninguna significación
llamados fenómenos intuitivos. del tipo de la interpretación deli concreta. Y la significaciónde significación se traduce en la psico,
rante, eh que el SUjt¡lto experimenta un sentimiento de Significación sis como lo que los psiquiatras llaman autorreferencia: cuanto más'1
,,1/il~" invasivo, desmesurádo. Algo "Je hace signo", como dicen por aquí, inasible es la significación, cuanto más asemántico es.él significan,;
f,j
~~ .... un auto rojo, una palabra en el periódico, una frase en la T. V., y se te. tanto mayor es la certeza del sujeto de que le concierne íntima-
;:i: sienten concernidos e invadidos por un sentimiento ele significa- mente, que su ser depende enteramente de esa significación absolu-
ción que los involucra ¡)üi-cciinpleto. Esa sigliificá~ió~ sin.embargo ta y desconocida.
como
no rei1litea l1actá.. 1a significación del neologismo, no es _dü1- Se ve entonces en la psicosis, y se lo ve con la mayor crudeza,
que el sujeto coincide con esa significación plena (como en el neo-
lectiziíbíe.°í'.Jo es una significación relativa, sino absoluta, desligada
de todo. logismo o en la interpretación delirante) o vacía (como en los estri-
Cuando nos detiene e interpela un policía de tránsito en un idio- billos. o en las alucinaciones intrapsíquicas anideicas), esa signifi-
ma extraño, si sabemos quéfaltacometimos,Ja significación de lo cación que es efecto del significante. Eso es lo que el significante
que nos dice se vuelverelativa:el semáforo rojo me representa pa- "significa": esa significación diversa y vacía a la t¡ue llamamos su-
ra el código vial alemán, por ejemplo. Pero es muy diferente cuan- jeto. Y esto verifica una vez más lajusteza de la definición del.ca"

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Gabriel Lombordi

can: el significante es lo que representa al sujero. El sujeto es e\\


efecto de significación del significante. x.
El hecho de que el sujeto sea efecto del significante no quiere 1 IV
decir sin embargo que sea meramente un espejismo, juego de pala-
bras, o la representación de algo ausente. Porque una vez creado
:por el lenguaje, ei sujeto entra en lo real del goce del cuerpo. Y en- La realidad y su pérdida
tra allí por la función del síntoma. Ya que el síntoma puede definir-
se como aquella parte del goce del cuerpo que resiste a la civiliza, Gabriel Lombardi
ción que le impone el discurso, aquella parte del goce que no se
adapta al lazo social -es el principio por el cual no podría existir un
sujeto asintomático, y es también el motivo por el cual ninguna psi-
coterapia, ni siquiera la analítica. tendrá jamás un éxito completo y Hemos hablado del sujeto de la alucinación, sujeto al que Ja psi-
duradero en la curación del síntoma-. cología mantiene en su estatuto de individuo, definiendo a Ja aluci-
Por eso el significante del síntoma no es un significante cual- nación como percepción sin objeto. Debimos oponer a esa concep-
r' quiera, sino que desaloja a los otros significantes de la representa- ción lo que la alucinación muestra desde que se la estudia como fe-
\"!'.
-~~
¡.•.• ción del sujeto, cuando éste deja de ser solamente el sujeto del sig- nómeno de lenguaje, como comenzó a hacerlo Séglas en el siglo
t- nificante para ser también el sujeto del goce. Y hasta se pueele de- pasado. La individualielad del percipiens se revela ernonces como
·<:
*'~~
cir que .el síntoma es el nombre auténtico del sujeto, su nombre ele
'goce, su auténtico representante.
ilusoria (pensar al sujeto como individuo siempre es ilusorio ),'y de-
bimos hablar más bien de distribución del sujeto en la psicosis.· ··
,)1i Es allí, en ese campo del goce, donde puede nac;er la libertad del No J1afque creer sin embargo que eso sea una particularidad
"-;x sujeto, la libertael de elegir y de rechazar, de satisfacerse y de de- exclusiva ele la psicosis. Bien por el contrario la clínica del psicoa-
sear, esa libertad Iirni!ada, definible incluso por sus límites, en que nálisis muestra, para cada caso y en cualquier tipo clínico que se si-
se funda toda ética y toda práctica no alienada. ' túe, que la distribución del sujeto no exige ser reunida en un único
cuerpo. El sujeto es una noción que, corno el electrón en la mecáni-
ca cuántica, requiere ser concebido pasando por dos lugares dife-
rentes al mismo tiempo para sostenerse. Y es decisivo que no se
confunda eso con dos sujetos, y mucho menos dos sujetos que dia-
logan entre sí, porque allí se termina Ja clínica --que se ocupa de Jo

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84
Gabriel Lombardi
La realidad y su pérdida

real- y se vuelve al reino de la llcción, a la ilusión del hombre que


conoce a la mujer, que se entiende con el prójimo, que se prepara La realidad del esquema
para su encuentro final con Dios, o con la felicidad. Eso es ilusorio
porque el síntoma es justamenle aquella parte del sujeto que recha- El tema del objeto de la alucinación exige una extrapolación en
za esos ideales, que no se adapta a los ideales de felicidad, que se el texto de Lacan Una cuestión preliminar a todo tratamiento po-
PJega a esperar el encuentro con Dios, y que no se contenta con el sible de la psicosis, porque en la fecha de su primera publicación,
encuentro satisfactorio con una mujer. 1959, Lacan no l1abía elaborado aún su teoría del objeto a. Feliz-
Hoy vamos a tratar otra dificultad, que se sitúa en el polo mente, el mismo Lacan hizo esa extrapolación, ya que en la versión
opuesto de aquélla del sujeto, pero que surge también de considerar incluida en los Escritos, que es de 1966, incluye una larga nota
a la alucinación como una percepción sin objeto. Es una afirmación donde sitúa al objeto a en el esquema R (ro).
que al psicólogo ~'al psiquiatra les resulta cómoda. Como el psicó- Voy a comentar, aunque sea brevemente, ese esquema. Eso re-
logo no ve nada de lo que realmente ínter.esa.en el núcleo libidinal querirá de Uds. un ejercicio de lectura, conviene que lean al menos
del sujeto, entonces concluye: sin objetoi..La alucinación: sin obje- el cap.III del texto de Lacan, porque necesitaremos conocer la ela-
;¡;:( . to. La angustia: sin objeto. Lo hace en nombre de una concepción boración de ese esquema R para entender de qué manera Lacan
"'
. \'!'. de la realidad inailmisib1e-en el siglo XX, en que el estado de la plantea la transformación de la realidad en el caso de SclJieber, có-
l'.L ciencia física debería hacerles sospechar que hablar de una única mo pasa del esquema R al esquema 1 (iota).
;;É~ El esquema R es una extensión a su vez del esquema L (lambda).
"la realidad" está un poco pasado de moda.
1(:-
, ...,.,
"En eso reconozco al docto señor -dice Mefistófeles ante el em- En el L Lacan muestra la supremacía de lo simbólico sobre lo ima-
'"'""' perador-, aque!lo'í:¡ue no comprendéis, para vos no existe; aquello ginario, la preeminencia de la relación del sujeto S con el Otro A en
l~t;
J..L
,_¡,_, que no calculáis, creéis que no es verdad; aquello que no pesáis, no el eje de lo simbólico, sobre la relación del yo a' con el otro imagi-
~ tiene para vos peso alguno". nario a. El yo es la resultante de las identificaciones imaginarias del
La clínica del psicoanálisis debe interrogar los puntos ciegos de sujeto a lo largo de su historia. Observen que el esquema L (los tres
la psicología -que "orientan", si se puede decir asf, al sentido co- esquemas se encuentran en el texto) no considera lo real, sino sola-
mún--, partiendo por ejemplo de la idea freudiana -que fue también mente la supremacía del eje de la relación del sujeto con lo simbóli-
una idea de K.ierkegaard- de que la angustia es angustia ante algo. co sobre la relación imaginaria del yo con su imagen especular.
Hoy no vamos a ocuparnos de la angustia, pero sí del objeto de la Ninguno de estos esquemas, elaborados en los años '50, incluye al
alucinación, o al menos de las preguntas: ¿ante qué es la alucina- objeto a, objeto que participa de lo real, y que no es lo mismo por lo
ción?, ¿podemos hablar de un objeto de la alucinación? tanto que el otro imaginario a incluido en los esquemas del texto
que estamos c01I1erifarido: Ese ofrO imaginario, en los ilños '6Userá
notado por Lacan i( a), es decir imagen del otro, mierifras que eJ:Yo

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Gahriel Lmnhardi La realidad y su pérdida

será, correlativamente, i'(a}, justamente para diferenciarlos del ob- ¡eto con la madre -degradación que ha tenido sus fervientes insti-
jeto a que está como envuelto u ocultado por ellos. gadores no sólo en Ja psicología, también en el psicoanálisis mis-
La diferencia más importante entre el esquema L y el R es que mo-. Los que se ocupan de la parte sana del yo trabajan en esa lí-
en este último se incluye la realidad. En el esquema R encontramos nea. El yo a' también tiene una estructura serial, porque va desde el
engrosado el eje imaginario, engrosado hasta formar el campo de la yo m como resultado primitivo de la identificación especular, hasta
realidad, que tiene forma cuadrangular. En el R están incluidos los Ja identificación paterna l del ideal ciel yo (que también es un ele-
mismos térmfaos que en el L, que son S, a, a' y A, pero distribuidos mento de lo simbólico).
en tres zonas que son las de lo imaginario, lo simbólico, y la reali- · E.I cail1Pº gel a realidad se ins¡;ribe entre los dos triángulos de lo
dad entre ambas. Además, por fuera del esquema encontramos al- simbólico de lo imaginario. Lacan explica que el esquema R, que
11
f',.~
gunas precisiones de notación. P, el significante paterno, es el sig- es éfesquema de la realidad: "representa las líneas de condiciona-
nificante que regula al Otro A corno lugar del lenguaje, proporcio- miento del perceptwn, escribe, dicho de otro modo del objeto, en
nándole una legalidad: se puede decir también que, por la metáfora tanto que esas líneas [de lo simbólico y de lo imaginario] circuns-
paterna. P sustHuye a A. La operación del significante paterno re- criben el campo de la realidad". Vale decir que allí, dentro de esa
·~"'~
~1.;
percute también en lo imaginario, donde induce la presencia del fa- ;cQ.U.ª trapezoidal R en la figura, deb.en situarse los objetos del rimn-
.F"
~~
lo <p (phi minúscula) como significación. El falo es la significación 90,los objetos perceptibles. Esas líneas definen el límite de lo visi-
que surge como efecto de la metáfora paterna, y esa significación ble y de lo audible.
~-
e
,~+"'.".
sustituye a la existencia sin sentido del sujeto (rechazada a lo real
por esa falta de sentido, lo real es lo que no tiene ningún sentido).
Eso indica que la realidad90 es .lo re¡¡l, Jea rejllid!lcJ_."§]O quees-
tá en lugar de lo reál·porla textura que lo simbólico y sus·ei·ecfos
t it.~ El falo sustituye al sujeto. así es en el inconsciente del neurótico. imaginarfos irnpohell a la percepción: ··Hay sin duda füfinidad de
.}J:,
,' ll••" Por increíble que eso les parezca, en la clínica eso se constata coti- cosas que nO son visibles ni audibles;··él1mo el sonido de los silba-
:X dianamente, cuando los análisis están un poco avanzados. tos para perros, el cabalio alado, Jos agujeros negros en el espacio,
Tanto a, el otro imaginario, como a', el yo, muestran tener una e1 chirrido de las ruedas del carro de Febo, y sin embargo no pode-
estructura serial, o de conjunto. El otro imaginario a abarca el seg- mos asegurar que no sean reales. Tampoco nos interesa demasiado,
mento i - M, es decir la serie de los objetos imaginarios que van a decir verdad, que lo sean o no. No influyen demasiado en nuestra
desde la imagen especular narcisística i, pasando por los semejan- existencia cotidiana. Si un nuevo descubrimiento de Ja física prue-
tes a los que se identificó el sujeto a lo largo de su historia, hasta la ba que la teoría de los agujeros negros era errónea, que hubo un
madre M, que es el significante (observen que está en un vértice error de cálculo al pesariamateria del universo, a ninguno de no-
del C:am¡lb de lo símbólico)por elque la relación del sujeto con el sotros nos cambiaría demasiado el estado de ánimo. Nuestra sensi-
tethariO sirhbóliC:o M:.. ¡ - P se degrada en Ja relación dual del su- bilidad no llega tan lejos.

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Gabriel Lombardi
La realidad y su pérdida

Hay otro objeto en cambio que es decisivo que permanezca


afuera de la realidad limitada de lo perceptible. Para nadie es lo ma mirada. porque ahora la mirada es del Otro -lo que nos aleja de
mismo que se marufieste o no. Una característica fundamental de to pulsional de la mirada-. La mirada como objeto pulsional no es
ese objeto es que no pertenece a la realidad, no es un objeto de la visible en las condiciones l1abituales. Y la fantasía no debe confun-
percepción, está fuera del alcance de los sentidos. dirse con lo pulsional.
Sólo por la fantasía la mirada que cuenta es la del Otro. y no la
pulsional --que no· podría ser auténticamente del Otro-. El esquema
El objeto a, el fantasma y la realidad Res finalmente una ampliación de lo imaginario. En el R lo imagi-
nario no incluye solamente la relación especular como en el esque-
Así, fuera de lit realidad, Lacan presenta al objeto
~ . a en la nota ma L. sino que amplía su espectro -viene al caso decirlo así- para
en que comenta s41inclusión en el esquema R, nota que comienza incluir el..fantasmá) que es lo imaginario inconsciente. La fórmula
así: "$ituar en est¿esquema R al objeto a es interesante por escla- $O a designaT1tfoentificación en lo incoriscientedelsujeto con el

< recer lo que él apor[a sobre el campo de la realidad". Para ir al gra- eí


objeto a ¡~;aginá2fo-er1 otro, identificación que le per~üte éiesco-
nocer1a pérdida del objetód, su pérdida de la captura de los senti-

l.-~
'no digamos que lo'.gue el objeto a ªP9rta a ese campo es la consti-
------~----~------··-----
--_- -·--... ·---.. -·-- - - .. -.• ,. .• - ! \
tución de la realida<J misma, a partir de que él se extrae de ella. .."Ej. : dos. Cuando l1ablamos de pérdida del objeto no decimos que falta.
.. ..
campo de la realid¡¡d no se sostiene sin la extracción_gel objeto a,) i
,
di
.,.,~

o que no está. Puede estar, pero fuera de la captura de los senti-


e/'}\
'fl~ que si¡¡ embargo loenmarca''. dice allí Lacan. No es tan complica-,,,,_ dos. como objeto anestésico, que escapa a la percepción y a la
{+;.....
do Cé)ffiO puede Parrcer a primera vista: la realidad, lo que se perci- consciencia.
~-,
l \it, be. no es un caos i'Íiforme, sino que es algo estructurado. Como la ,_. En lo inconsciente, en cambio, tiene un lugar orgaruzador. Ex-
t-l-
;:i; ventana, tiene un marco, un marco que no se ve mientras uno con- . ' traído de la realidad perceptiva el a puede límcionar como causa
templa el paisaje a través de la ventana. La realidad desde el punto """del deseo, y precisamente porque donde está es irremediablemente
de vista de lo visual tiene esa estructura, donde el marco de lo vi- irrecuperable. El fantasma lo sustituye por objetos "truchos", visi-
sual está dado por ejemplo por el borde de nuestros párpados -lo bles, que son accesibles en determinadas condiciones que tienen
que implica que no podemos ver todo al mismo tiempo-. profundamente que ver con el erotismo de cada sujeto. Así se crea
La mirada tomada como objeto libidinal, como a, necesaria- la realidad tal como la libidiniza el neurótico, tapando el agujero
mente queda afuera del campo visual así delimitado; mientras ve- dejado por la extracción del a. Por eso Lacan dice que es la panta-
mos, nopodemos ver a nuestro propio ojonürando. Para ver nues- na del fantasma lo que pernlite funcionar a la realidad. Sin esa pan-
tro propio ojo necesitarnos del Otro -:-<JUe eventualmente puede ser talla que vela el agujero dejado por la extracción del objeto, no hay
reemplazado por un espejo-, pero entonces ya no se trata de la mis- realidad. Freud postulaba una realidad psíquica que oponía a una
realidad objetiva. Lacau dice, más bien, que no ha)''otra realidad

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91
La realidad y su pérdida
Gabriel Lombardi

mundo, ve su mirada que lo incita a un goce transexual al que pone


que la realid¡¡d psíquica, es decir, lo que vemos sobre lapal)talla
delfantasma ..... · · ·· ..... . fin con un suicidio doble y atroz. Allí se ve bien que el objeto pul·
sional no es el del fantasma, que cuando el objeto pulsional se in·
Todos los 'ó1ljetos imaginarios que vienen luego a poblar esa
miscuye en la realidad, suele ser insoportable hasta ese límite en
realidad pintada sobre el velo del fantasma, no toman su valor libi-
que se impone el pasaje al acto -para volver a extraerlo-.
dinal si no es por la delegación que hace sobre ellos el objeto au-
téntico e inolvidable, por el que siempre se pena, al que siempre se
.busca, el a. Sólo imaginariamente el sujeto se identifica a él en el
El objeto voz
fantasma, siguiendo la línea descripta por Freud de identificación
";fj
con el objeto perdido.
Lo que acabo de decir vale no sólo para lo que la realidad tiene
~4 La manera tfpica del neurótico de recuperar ese objeto perdido
de. visual. También para lo que tiene de audible, aunque es más cli-
de la realidad consiste -en suporrerqúe está eii elótrc). Sacrifica su
<<.¡ .llc;il . cie . describir,· más ajeno a la intuición. I>e todas maneras les
vida a la mirada que supone en el Otro -y el iiardsiSmo no es otra
acerco el tema un poco, con la advertencia de que para entender
~( cosa que ese sacrificio-. O al cumplimiento del mandamiento, la
qué es el objeto voz y en qué consiste su extracción no basta con
e~
misión que supone que el Otro le reserva: y así cree encontrar el
estudiar ni con escuchar lo que otros dicen, es necesario también
objeto perdido de la pulsión fundamental, la pulsión invocante, la
¡"'! del misterioso objeto voz.
llaber avanzado suficientemente en el propio análisis; haber avan·
zado hasta el punto en que el superyó y la necesidad de castigo que
Q,,
~-;
¿Qué sucede cuanclo lo pulsional de la mirada se introduce en el
caracterizan a la neurosis se revelan como una versión fantasrnática
campo de lo visible? Tenernos un ejemplo en El hombre de arena
i ~t:' de Hoffmann, al que Freud toma como paradigma de lo siniestro:
del objeto voz. se revelan corno la puesta del sujeto al servicio de
¡.i..,
-¡.-, la voz del Otro. como masoquismo moral. Sacher-Masoch, el per·
::C'. el sujeto, fascinado por la imagen de su amada, alcanza el clímax
sonaje del que deriva el término masoquismo, hacía contratos por
de su orgía escópica cuando advi.erte que ella es un autómata que Jo
los que se sometía, en apariencia al menos, Completamente al deseo
mira con sus propios ojos que le fueron arrancados. El fenómeno
del Otro.
del doble, tan común en la psicosis, se funda en esa percepción im-
Era un perverso, lo hacía abiertamente. El neurótico, como su
posible de la mirada en el centro del campo visual, donde no debe·
nombre Jo indica, no es un perverso, sino que su fantasía incons·
ría estar. A partir de que ese a se introduce en la realidad visual, el
ciente reproduce imaginariamente algo parecido a lo que el perver-
sujeto ya no ve ninguna otra cosa, porque eso acapara por completo
so realiza. Por eso hablamos de. masoquismo moral en eL neurótico,
. su libido. La película El inquilino de Róiña:ii Pofarisky es una mag-
y no de perversión .
. nífica recreación de! tema, El sujeto ve, precisamente a través de la
A pesar entonces de la dificultad que puede acarrear el tenia. in·
ventana, y en un descuido total de las otras cosas perceptibles del

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92
Gabriel Lombardi La realidad y su pérdida

tento acercarles algo, menos que un susurro, un poco de silencio. carga, sino una vía de satisfacción pulsional directa por la vía de la
Les propongo escuchar el silencio. acción -a condición de aceptar una pérdida, la del objeto en el
Podemos escuchar los significantes que estructuran nuestro Otro, la del objeto del fantasma-.
mundo a condición de que la voz se silencie, de que la voz aporte
ese marco de silencio que se intuye por ejemplo en los fonemas
consonánticos. Observen que el fonema p de papá es un corte, un El objeto de la alucinación
silencio que precede o sigue a la vocal, y que a diferencia de la vo-
cal no puede pronunciarse de manera continuada. Es un fonema ¿Qué sucede cuando ese objeto silencioso o invisible, pulsional
que se reduce a un corte, un corte bilabial del sonido que nos sale ~. . y no fantasmático, la voz o la mirada, excl.l1ido de la realidad, re-
ii
¡::4 de la laringe, del coraz,pn. o quien sabe de dónde. Esto nos permite torna a ella? Eso dalo que llamarnos .alucinación: la desorganiza-
acercarnos a la idea dQ'•que la voz como objeto pulsional no es so- ,, ción de la realidad por la intrusión del objeto que no debía ser per-
noro, es silencioso -como lo dijo Freud de la pulsión-, no es audi~~ . cibido. La alucinación no es entonces percepción sin objeto, sino l.a
~~ ble. La voz es ese marceo de sÍlencio que, como efecto del signifi- percepción del objeto quenodebería serpercibido. Como para

.·~
cante, estructura la rea!Wad auditiva. Sin el silencio cortando el so- confirmar que ese objeto no es propio de Ja percepción. la semiolo-
nido de las vocales, podría haber grito, pero no llamado, podría ha:- gía psiquiátrica muestra una notable variedad en cuanto a las vías
¡~~ ber alarido. pero no solicitud. por las que el objeto penetra en el campo de la realidad en las psi-

tt~
Heidegger dice. en palabras muy bellas. que el hombre es alcan- cosis, ¡y esas vías muchas veces no pasan por los llamados órganos
j ','4
zado y l!ahiado por u~a voz cuya resonancia es tanto más pura, de los sentidos!
·~
,_ cuanto más silenciosamente pasa a través del ruido de las palabras. Baillarger, eul846 describió lo que llamó "alucinaciones psí-
':t Afinarse -como se dice de los instrumentos musicales- al sonido quicas", en las que el enfermo se ve invadido por voces interiores,
del silencio, pone al sujeto a tono con lo inconsciente, con el nú- voces secretas, voces sin ruido, palabras intelectuales que se le im- 1 !~

cleo pulsional y silente del inconsciente. Esta es otra manera de ponen con la mayor extrañeza. Algunas décadas después Séglas
formular lo que Lacan llama el deber de ubicarse en la estructura. llamó "alucinaciones psicornotrices verbales" a la variedad en que
El neurótico anda desafinado por la vida: por no perder el objeto, el sujeto no escucha palabras, sino que la.s ernite. en voz baja o en
por no renunciar al sometimiento inconsciente a la voz del Otro, voz alta, a veces sólo con movimientos esbozados de los labios, a
porque encuentra un goce inexplicable en escuchar los gritos del penas perceptibles, pero en todos los casos sin que el sujeto se re-
superyó. conozca en la enunciación. Esa emisión se le impone, noes volun,
Pierde así su vocación, es decir lo que podría llevarlo a hacer de taria, jamás admite esas palabras alucinatorias como propias. Mu-
su actividad y de sus dfas algo que no es una pesada y obligatoria chas veces ni siquiera se emiten desde la boca, sino desde·otros ór-

94 95
Gabriel Lombardi La realidad y su pérdido

ganos -el hígado, el cerebro, etc.-. De CJérambault por su parte diga "la pérdida de contacto con la realidad". sino "lapérdida ele
describió numerosos fenómenos en que la alucinación no es estési- realidad".
ca: eco del pensamiento, intrusión de pensamientos extraños, ab- Hasta Lacan, nadie parece haber entendido eso. que es la reali-
surdos. adivinación del pensamiento. intromisión de sentimientos ,dad misma la que se desdibuja, se desarma. se pierde. cuando el
intelectuales o de veleidades vacías. etc. verdadero obJeto Jibidinal retorna a ella. Muchos posfreudianos ad-
Si añadimos a éstas la amplia variedad de alucinaciones en que hirieron a una inconcebible psicología pre-kantiana según .la cual
el sensoriwn interviene más claramente. porque el sujeto las escu- la realidad no sería cuestionable. o más precisamente: criticable.
cha. las ve. las huele, podemos ver que lo que retorna lo puede ha- Bien por el contrario, todo el problema se sitúa para ellos en el me-
cer por cualquiera de los bordes de la realidad. Schreber. en el cap. jor o peor contacto que el sujeto establece con esa realidad de la
·~.
XV de sus Memorias. pone en evidencia la necesidad de una topo- que el analista daría la medida de la adecuación.
~i.¡
logía para explicar la relación del sujeto con el objeto en la psico- Por eso Lacan escribe un capítulo al -que llama "Después de
,•.í.~ sis. Allí explica que las expresiones, preguntas y giros que se le im- Freud" en Uno cuestión prdiminm: ... capítulo en el que se refiere

< ponían (tales como "los malditos jugueteos con los hombres". o
"¡,qué será esta maldita 11istoria?"), no surgían en su cabeza. sino
al modo en que algunos posírcudianos entendieron la enseñanza ele
Freud sobre la psicosis y la realidad. Y es precisamente en el capí-
.~
:¡¡.¡
que se los pronunciaba dentro de ella desde afi.Jera.
En una nota del cap.IX Schreber explica que estamos acostum-
- tulo siguiente, al.que.litull) ''CoT! Frcud", donde propone el esque-
ma R. AJlfeica1npo_dela realidad. enmarcado por el corte que pa-
.·.,~ brados a pensar que todas las impresiones que recibimos del mun- sa por los puntos M - I - m - i. es µn can1poyacío. que existe sola-
·1~
i?;...¡: do externo se nos transmiten por los así llamados "cinco sentidos". me11te por tomar la forma dictada, cada vez. pgr ese corte eii efque
'"~~ Pero resulta ser que él recibe sensaciones lunúnicas y sonoras pro- lo
'sé conjugan lo simbólico y lo imaginario para velar ;:cal. ··
.~
. 'ii-• yectadas en su interior por los Rayos (que para Lacan son los signi- Ese ccírte es el buen corté si deja la realidad suficientemente li-
;t: ficantes). por una vía distinta de los cinco sentidos. vía a la que lla- bré<Je goce. vacía de goce; el corte es el bueno si lla dejado afüera
ma sus "ojos espirituales". La voz es audible y la mirada es visible aJotí_iétc) ll quccoñciensa el goce. y se ló1leva C()nsigo al lugar fue-
¡iún cuando sus orejas y sus ojos estén completamente obturados. ra de lugar, a lo real. de donde no puede recuperarse, cual Eurídice
Cuando el objeto no percepübie -efecto del significante. efecto para Orieo, sin(i a condición de aceptar no verlo, de dejMlo fuera
·esttúcfürante de la realidad estésica-, el objeto que debe permane- de la captura de Jo simbólico y ele lo imaginario.
cer fuera de la realidad, retorna a ella. se produce el crepúsculo.e!~ Eso no sucede en la psicosis, donde lo alucinatorio traza el tra-
larealiclad, incluso su pérdida.Eso fue entrevisto por Freud en su yecto de retorno del objeto, y desarma más bien la realidad. Suele .
famoso artículo La pérdidade realidad en la neurosis yen la psi- ser el trabajo del deliri¿ el que con el tiempo logra crear unareali,
cosis. Hay que hacer valer en este punto el hecho de que Freud no dad nueva. completamente diterente de la anterior al desencadena-

96 97
Gabriel Lombardi La realidad y su pérdida

miento. Para mostrar las líneas ele füerza estructurales de esa nueva efecto ilusorio que produce en el espectador. Debe meterse entre
realidad en el caso de Schreber, Lacan diseña el esquema /, que los bastidores. estudiar la construcción real de las imágenes de car-
sustituye al R de la realidad. del neurótico. tón, investigar la posición de los reflectores que desde lo oculto de-
'>
Lejos de poder afirmar entonces que la alucinación es una per- finen lo visible y lo invisible. Si algo sale mal. el espectador nada
cepción sin objeto. concluimos en primer lugar que la alucinación puede hacer. porque lo decisivo no se juega entre la realidad del es-
suele no ser una percepción, y en segundo que es difícil sostener cenario y el espectador, sino entre el escenario y lo que está de1rás
que es sin objeto, porque la alucinación es la presencia misma en ei -el director, el iluminador, incluso el apuntador son allí figuras de
campo de la realidad del objeto no perceptible, que condiciona la lo simbólico-.
subsistencia de la realidad. En cierto sentido la .alucinación es·-la
¡¡ percepción del au&,éntico objeto,Cíé]C[iié no es Üusorío, del verdade-
Si por ejemplo de un borde del escenario salen extrañas fülgura-
tl.t ciones y humo que permiten presumir un incendio. uno real. no fic-
ro efecto del siemlicante
....... -<·- '
en" lo real.
""~"'"''
-- ticio, eso, corno fenómeno de franja. hace perder el interés del es-
pectador en la imagen central del escenario. El espectador atiende

< El fenómeno de (tanja


entonces, al10ra sí. a los bastidores, antes de salir corriendo por la

,.:\.
,g Lacan. por su parte, más que describir la variedad clínica de las
puerta real, adonde la angustia por lo general lo conduce con rapi-
dez y eficacia, aun si las llamas están todavía lejos suyo.
En la clase del 8 de febrero de 1956, correspondiente al semina-
h'''-. w· alucir¡aciones, prefiere explorar los límites de la realidad. y por eso rio sobre Las psicosis, Lacan dice que cada vez que Schreber se
~(.·'.~···.' da tanta importan~ia a los. fenómenos de franja, es decir esos fet¡Q:,
&; ,'tt1, sustrae al delirio de dos que mantiene con Dios, cada vez que retor-
¡::Áir' menos en que se lhace visible o audible lo que linda justo con eL__ na al momento previo a la alucinación incluida ya en el delirio, sur-
' <•lt.
. 'i!l!-""'
',.,W.1 ;
borde de la realidad, pero que está fuera de ella. La alucinación
suele instalarse en el centro de la realidad. desorgarnzáfiacifa. Elfe:-''·
gen los fenómenos de franja. "mucho más alucinatoríos" que esos
fenómenos de lenguaje en que consiste el diálogo ininterrumpido .
riófoenode fra!J.ía eri cani6fo es un efectCJqüé CicÚrre eri su bordé, y ~· con Dios. ¿Por qué dice queJos Jenómenos . deJrgllja son mucho
es espedalmente apto por lo tanto para estudiar la relación de la más alucinatoríos que las alucinaciones mismas? Porque dan cuen-
realidad con lo que la estructura desde "afuera". ta de una condición estructural anterior a las alucinaciones, y es
Se puede comparar también a la realidad moldeada por el fan- que lo real se estructura antes de toda dualización de los fenóme-
tasma con un escenario. El sujeto capturado en la realidad fantas- nos ele! lenguaje, antes del surgimiento del Otro. Trataré de expli-
mática esel espectador. El clínico en cambio, para serlo, no puede car esto.
ser mero espectador, no debe sentarse a ver el espectáculo, sino que Los fenómenos de franja son situados por Lacan con toda precie
ha de que escrutar lo que el escenario tiene de real más allá del sión en dos momentos estructuralmente definibles: el de lá prepsi-

98 99

.1
Gabriel Lomhardi La realidad y su pérdida

cosis -antes de que "el Otro tome la iniciativa", que es la fórmula ve lo que está por fuera de la realidad, un poco más allá de su mar-
ele! desencadenamiento mismo que da Lacan en el Seminorio III-, co: el efecto creativo permanente que tiene el significante sobre los
y el del alejamiento o la desaparición del Otro durante la psicosis objetos del mundo, El significante es como Dios para Malebran-
ya desencadenada. Hay queíerieTen cuénta que erOtro déli!eTfüil" cl1e, un filósofo parisino del siglo XVII que sostenía que Otos ne-
no está desde el comienzo de la psicosis, y que además su presen- cesitaba vol ver a crear permanentemente el mundo para evitar que
cia es discontinua. Por eso el femínÍeno de franja, en la medida en desapareciera.
que ataca la trama del delirio, lleva al psicótico a la experiencia ':~ Ese cerca de mí pero fuera de la captura de los sentidos que ca-
más aguda. más desgarradora también, de lo real que desborda los racteriza a los fenómenos de franja, se traduce en las psicosis en
límites de la realidad cuando ningún Otro (delirante o no) viene a una rica fenomenología que comprende las alucinaciones llamadas
i mediar. extracampinas (el sujeto "ve" algo por detrás suyo, fuera del cam-
.f:4
• Esos-fenómenos en el caso de Schreber son el milagro del aulli- po visual), y que para Lacan incluye también las "perturbaciones"
do que surge de sus entrañas, los gritos de socorro que "surgen de de las que hablaba Sclrreber, "eclosiones próximas en la zona ocul-
·~ la totalidad de la masa de los nervios divinos que se desprenden" ta del campo perceptivo, en la habitación vecina, en el pasillo. y

~
(en palabras de Schreber, cap.XV de las Memorias), el levantarse otras manifestaciones que. sin ser extraordinarias, se le imponen al
viento en las pausas de su pensamiento, y tantos otros fenómenos sujeto como concerniéndole'', como producidas a propósito suyo.
que se producen en su cercanía. Los más evidentes fenómenos de Para Lacan, el hecho de que esos fenómenos se produzcan pre-
~e franja son las creaciones milagr6sasqíi~s~~ptod\í.Cen~~dice scEre- cisamente cuando el Otro del delirio es acallado, muestra "~spa­
í~t"I ber, "éerca de mí": moscas. arañas, mosquitos y otros insectos, cializac:i11ny_revia o toda dualización pcsible del Ienguaje",J:;S:-:iY~­
. ··~
. . ¡¡:i
'TI'!~' también pájaros. Esas creaciones milagrosas son creaciones ex-ni- cir que antes de que el sujeto encuentre en el delirio al Otro que le

&ª hilo, corno todo lo creado por el significante, y se producen justo


por füera de su campo visual.
El neurótico no se entera de cómo la estructura del significante,
res¡:ibndéó qíieTehabla, la estructura del significante (que es la es-
tructura del uno en lo real, incluso cuando no hay Otro) ejerce ya
sus efectos creativos, crea a partir de la nada. La dualización del.
re-crea cada vez la realidad. Habitualmente no percibe esos indi- lenguaje, la aparición del Otro del delirio, es lógicamente posterior.
cios tan convincentes en que consisten los fenómenos de franja. ¿En qué consiste esp espocia1ización previa (a toda dualizacióri
Schreber en cambio dice: "podrían no ser vistas por mí, si no fuera posible del lenguaje)? Es la de la topología del significante en ll] '~~
porque cada vez que aparece un insecto de los géneros menciona- real sus efectos sobre lo imaginario, topología que antecede a la.
dos, se realiza al mismo tiempo en m.is ()jos el milagro dé la orien- constitución de realidad alguna. Como lo pensó f'reud, la realidad
tZ1i:ió1rde lr1 1niradt1, pc1r él que llls Rayos hacen Ver,¡;us propias . es secundaria, requiere la separación de la percepción yel signiü"
creaciones". Por esa peculiar orientación de la mirada el psicótico cante. La experiencia del placer, la satisfacción, se caracteriza en

100 101
Gabriel Lombardi La realidad y su pérdida

cambio por la coincidencia o la confusión de la percepción y el sig, Primeras consideraciones sobre la posición del analista
rtlf!Cante (la representación, dice Freud): . en la psicosis
Vale decir que el espacio donde se éxtiende la realidad no es ne-
cesariamente algo ya dado para el ser hablante. Bastante antes de·· Es su carácter de anterioridad al Otro lo que hace de los fenó·
Freud, Kant consideraba que el espacio y el tiempo no existen ob-· meI]()S_clefranja aquello que con más derecho puede oponerse al la·
jetivamente. El pensaba que constituyencontribuciones específicas zo social. Surgen precisamente cuando el Otro se retira. Lo que es
del espíritu, intuiciones a priori, previas a toda experiencia empíri- curioso, es que en determinados momentos del análisíS en que el
ca. Esas intuiciones constituyen esquemas, el espacio y el tiempo analista se hace sentir como presencia, esa presencia semeje bas-
lll
• prec;isamente, que dan forma a nuestras percepciones . tante un fenómeno de franja. Una presencia justo más allá del bor-
~L¡ 'l,acan plantea aqcmás la necesidad de algo que está fuera del de de lo perceptible, cuya creación milagrosa es la interpretación
µ. espacio, rnás allá (t~}1ns) o más acá de él, para que la realidad sen- -que también suele transformar la realii:!ad si es ·efectiva-. Esta
. sible sé constituya. En ese ·trans-espacio real no sitúa al espíritu, si 0 • • comparación, burda por el momento, alcanza sin embargo un inte-

~ no al significante, ~llí donde se diseña por ejemplo la extraña tra- rés genuino cuando se trata de considerar la posición del analista
yectoria de los nervios para Schreber (entran de~de el exterior Iia- ante el sujeto de la psicosis. r-
·11 cia el interior por la parte posterior de su cráneo). Eso vuelve vana ¿Cuáles son, en el análisis del neurótico, las coordenadas en que

,¡f¡.
. ¡ •

la tarea de situar clínicamente al sujeto, al sujeto que ex~siste más se hace sentir la extraña presencia del <l,f1g!is1ª a.la manera de .un.te.e.
allá o más acá del r;o, y al objeto que ex-siste más allá o más acá nómeno de franja? Ya lohelifosestudiado a partir de la lectura que
de la realidad, es va)'la la tarea de situarlos en la realidad.-.. Están en I1aceLacan de aquella nota al pie de página en que Freud habla del
:0 ~~··--·--
lo real, en ese \rans-espacio donde el clínico debería llevarsuescu~ - --.. cese real de las asociaciones, en La dinámica de la tra11~fere11cia.

i
i
l
••s11a. sumlso·a1asposrc1cmessubJefivasiléCeiifer11io~ ~~. · ··· ··
Escuchar el significante inconscfollte hasta rec5nocer en él al
Podemos hoyp~ecisarque esa extraña presencia se hace sentir, jus·
to en el borde de Ío fel1(í1úénico. a la niánera de la angustia, en e:1
significante en lo real, desligado de todo valor de realidad y de to· momento en que se llega a un significante que por el momento no
do sentido, esa es la tarea del.flínico. Porque es sólo allí, en lo real, re111ite a íJada:En ese momento d analista fiace sentir suprésencfa
donde se encuentra el sujeto. corno objetoa. ESe punto de·ü1ercia·dtaléctiCa siñ.En1oargo no es
inconmovible, Frcud mismo indica allí que se puede inducir al pa·
''""'"''"
ciente, por simple pedido de asociaciones, a asociar con algo relati-
vo a ese significante cualquiera S2 que pasa a encarnarelanalista,
Hay que destacar allí que el analista mismo cambia deregistro
corno efecto de su intervención: de encarnar el a casi con la evi·

102 103
Gobriel Lom.bardi La realidad y su pérdida

dencia y la presencia de un fenómeno de franja. pasa a estar como so de su creencia, .Ya CJJ.lc. eLqcstáperclic!() tªl!lli!é_n_piif¡¡"el_Q!r(), y
ausente. sustituido por el signi.ficante S2. La interpretación juega en fo que creía ver en el Otro no eran más que falsos objetos, posti-
ese pasaje la función de relanzar la dialéctica. ,z:()s, iiustitl1ios ilusorios, del tipo dé los objetos iú]agliiári ()$ i{ a).
Eso vale para el análisis del neurótico, pero no para el del psicó-
tico. Ya que la inercia dialéctica en la psicosis no es revocable por Etpsicótico, en cambio, al menos mientras alucina o padece un
la interpretación o el pedido de asociaciones, que pueden incluso . renómerio elemental, no tiene razón aJg-;Jna~para pe~s-;;;:--queese-(1[):
ser francamente nocivos para el sujeto. El pedido de asociaciones jeta-esta en-efüfro. El objeto se le presenta-áüí,-énsÜ-ceicaiila, in-
para el psicótico, tanto como para el neurótico, en determinados cluso en el interior de su cuerpo, en toda su extrañeza, pero como
contextos equivale a una interpretación -el simple enunciado "¿qué .al alcance de la mano. Y el Otro en principio no tiene nada que ver
~.m
~.. se le ocurre?" después de que alguien comete un lapsus es una in-
terpretación. ustedes lo saben-. Y nunca se puede predecir comple-
con-eso. La suposición de que hay Otro que dispuso las cosas así
-para joderlo, para hacerlo gozar. para probar su hombría, para
tamente el alcance ei'ccrivo de una interpretación, sobre todo en la destruirlo. para hacer de él el salvador de !a humanidad, etc.- es en
psicosis. general secundaria, producto del trabajo del delirio.
Es el delirio el que aporta el Otro a Ja psicosis. que en el mo-
Debemos diferenciar muy bien Ja situación delsujetopsicótico
n~lo'óeL.f~Ao~íeno'aelra~Ja.-6deTTen6í1ieñ6-eieñ1emal:;io,lo'ücn'e.
de la del neurótico en cuanto<isu posiCló!í:Iespecté)-del-.obje\o a. Es
1;$ne]encuentro con el ariiilfstá er!1eUi'óliccl'es'yaanaffzante en-'
decisivo hácerio si tenernos en cuenta que ese objeto es el núcleo
Jibidinal del sujeto, la parte perdida del cuerpo sobre la que se ha
p_~it~pcia, e~ la Íuedicia en que ese transporte del a al Otro se prndu,
ce en Ól espontáneamente, a menudo en una o en no muchas entre',_,.
desplazado la posibilidad de la satisfacción -el pecho. las heces. la
viS!as, por poco que el entrevistador no se resista a encarnar ese
núrada, la voz-.
objeto que el neurótico le adjudica, por poco que muestre alguna
Elr¡¡:µrgtico, como no encuentra al objeto en su realidad, supo-
ne que §St!Í C!LelOtro,:en él Q\fj~ que sabe; qúe1e-acefüa ese lazo habilidad interpretativa situado desde el buen lugar -que es el de
el
que es el S2 pará encadenar el S 1 en discurso. Supone que el Otro semblante de objeto a en el discurso analítico-.
En cambioni el psicótico ni clperv~i:so_s,itúªnesp9gt:;ir¡emuente'­
sabe, y que sabe también capturar, retener y manipular el objeto a
-que para el Otro no sería un objeto perdido-. Por eso se lo pide, el '(¡ eíl'el oirci, y tampoco les pasa na!uralmenteen-el .encuen(ro
porque cree que el Otro lo tiene. Eso es el principio de la creencia coneranansta.· El perverso. porq~~,s-~p[\'§tept¡¡~1:n1i§~Íg~,(;g¡}}o ob-
del neurótico. incluida la de la transferencia. En efecto, la opera- jctoc1: é'Trifü'rifü, como síerí:ípreÍÓ .hace, ubicar aLOtro _en . ellugar ,""'"··-·

ción más importante de la transferencia es el transporte del a inac- dé süjefcí =iiará angustiarlo, o para hacerlo gozar-::-. g1 psicótico p()f-
cesible ál ófr() -transporte que es consecuenciii cié la suposición de que elfenómeno de franja ofa alucinación le aporta el a aiit'.es'dela.
· intervención de ningún Otro. . · . ._ · _,
sa!Jer:fa consecuenda decisiva-. El ánálisis lehadémostrar lo fal-

104 105
Gabriel Lombardi La realidad y su pérdida

Por eso Lacan da una indicación preciosa, aunque formulada al En la práctica, tenemos este da10 de la experiencia de todos los
pasar. y tal vez por eso jamás citada por los lacanianos que lmblan días en el trabajo con pacientes psicóticos: que cuando alucina se·
de las psicosis, en su clase del 1Ode enero de 1963, correspondien- aparta del lazo con el entrevistador, y que inversamente cuando hay
te al seminario de La angustia. Allí dice, así lo entiendo yo, que la un buen lazo las alucinaciones pasan a un segundo plano. a veces
maniobra del analista. la que instituye la transferencia, consiste en ceden por completo. ¿Se puede plantear. corno lo hice hace ya más
la incorporación por parte del analista de ese cuerpo extraño, el a, de 10 años, con más juventud y audacia que ahora, que el analista
que en el caso de la psicosis no se produce espontáneamente. Co- compite con la alucinación por el lugar de a? Si así fuera. habría

..lll
rno no se produce espontáneamente, el analista debe incorporarlo
de algún modo. Lacan no explica cómo se hace eso allí, en ese se-
minario, pero tal vez RPrque ya lo había explicado en su texto so-
que explicitar cuáles son los medios con que cuenta para esa com-
petencia. Volveremos también sobre esto.
Si tenemos en cuenta lo que ya decía Freud, que la alucinación
(."~
b.re la Cllestión prelimlfwr, es verdad que un poco herméticamente. es un modo de satisfacción en que la percepción coincide con Ja re-
t~ Vamos a retomar esto.i.que Lacan en ese texto llama "la maniobra presentación. y que es lo intolerable de.esa satisfacción lo que lleva
de la transferencia en l~ psicosis".
·····~
al psicótico a tratar de quitársela de encima, o al menos a tratar de
Esto no va a llevanios al optimismo en relación al análisis de Ja elaborarla, sería de gran importancia encontrar la manera por Ja
,' __ j psicosis. Tampoco al ¡x:simismo, que no es una virtud que se pueda cual el analista puede desalojar a la alucinación lle! lugar de objeto

;~¡l
''I¡
:-;:~¡·¡ :··:; sostener ct.el discurso apalítico. porque el pesimismo encubre siem- -sin interpretar-.
pre Ja esgerall!ª· la es,peranza frustrada por ejemplo, pero no por Si el analista pudiera constituirse, como para el neurótico, en
eso perdida. (Está de tqpos modos el problema planteado por el he- una suerte de fenómeno de franja civilizable por el vínculo analíti-
!';.,
;illr.'
·...• í.•.••• cho de que el.. analista lio cuenta en el caso de la psicosis con la he- co, un Otro que acepta encontrar ya mismo su destino de desecho.
.
>· '"
;;1_íÜ
rramienta de la interpretación, sobre la que en otros casos apoya la su destino de objeto a, se alcanzaría tal vez. el éxito parcial de in-
·.-• < 1:""'.·.
.·tllll inducción de la transferenc0No dejemos pasar de todas maneras troducir una mediación entre el sujeto y su goce intrusivo. Si así
las tres preguntas que se esbozan en la trayectoria que hemos reali- fuera. deheríamos precisar la estructura. los matices y el alcance te-
zado, preguntas que no vamos a tratar en esta clase. pero sí en las rapéutico lle ese lazo en el terreno de las psicosis. Para responder-
próximas. lo, exploraremos las claves que nos dejó Lacan en el artículo en
En primer lugar, si el analista puede incorporar el objeto a sin el que plantea su Cuestión preliminar.
apoyo de la función de la interpretación; en segundo, si la posición
del analista se reduce ala deLintérprete; y entercero, si en el trata-
miento del psicótico el semblante del objeto .es, como. en .el del
neurótico. la posición adecuada para el analista.

106 107
V

La cuestión preliminar de Jacques Lacan

Gabriel Lombardi
¡\
'
'1
Quiero esbozar hoy un comentario sobre el más importante tex-
'1 to ele Lacan sobre la psicosis y su tratamiento. Me refiero al anícu-
•' 1
f lo De ww cueslión prelimi11ar a iodo 1ra1amiemo posible de la psi,
' 1 cosis, publicado por primera vez en 1959, que fue incluido luego
.; l en los Écrits, y que marca un hilo fundamental y una discontinui-
¡,
'1 '1•
'

dad en la concepción psicoanalítica de las psicosis.


En electo, la cuestión preliminar que introduceLacanesla con-
4
l
cepción de la,f9rc;1u~iqn g¡;)sigruficante dehmmbre del padre¡y de
,d
sus consecuencias para la clíruca. Con ella se'J!iicil!unantleVájépo-
1 ~ ca en la elaboración psicoanalítica de las psicosis y en la idea que
¡~
pueden hacerse los analistas en relación a cómo abordarla en su ex-
periencia concreta. En primer lugar porque produce una demarca-
ción clíruca neta de la psicosis. en la medida en que permite acotar
esa etiqueta nosográfica -que ya tiene una larga historia en la psi-
quiatría y en el psicoanálisis;- a aquellos casos en que se verifican
clínicamente los efectos dé la forclusión del nombre del padre.
Brevemente, esos efect9s son el déficit en el polo níetáfórko del
lenguaje, los trastórnós del lenguaje que de ali( derivan, la conse-

109
Gabriel Lombardi La cuestión preliminar de .!acques Lacan

cuente ausencia de significación fálica en el decir del psicótico. pe- Esto implica una posición ética de la que Lacan testimonió no
ro sobre todo la inercia dialéctica que caracteriza al significante sólo en su enseñanza de seminario o en sus escritos. También en
que viene al lugar de la metáfüra cuando no hay metáfora. Esa ina- sus presentaciones de enfermo resultaba admirable para el público
movilidad dialéctica permite diferenciar al síntoma de la psicosis la intimidad que lograba en el diálogo con el paciente. En el primer
del síntoma de la neurosis: en la psicosis el síntoma es definible a capítulo de este artículo nos dio ya una clave de esa intimidad. o de
partir de allí corno un significante en lo real, que no remite a nada, cómo .superar la reticencia: por "llna sumisión cQmpleta a Iª5 p9si-•
que queda fuera del juegó de JO simbólico. ciones pñ.ipiafüente subjetivas del enfermo". Es a condición de no
Además. y esto es lo que nos interesa, esa cuestión prelinúnar a ·· contar para nada como sujeto que el analista logra franquear sin
todo tratamiento posible "introduce la concepción a formarse de Ja gran dificultad la reticencia del paciente, permitiéndole hacer ex-
maniobra. en ese trawnúento, de la transferencia" -según dice el plícitas sus posiciones subjetivas.
texto en la úlüma pá~na-. No es poca cosa, si es verdad que la in- Ese cuarto capítulo comienza con la intrnducción de la fórmula
troduce. lntentaremos•'chequear eso. de qué manera el texto intro- de la metáfora paterna. Y lo que propone a continuación es lo si-
duce la concepción a/formarse de la maniobra de la transferencia guiente: "Intentemos concebir ahora una circunstancia de la posi:
en el trat~miento de lá'psicosis. ción subjetiva en la que, al llamado del N,Qlflbre--del-Padre responl
de .. .la carencia del significante núsmo", Luegoexplica qlle i;nel
1
punto en que es llamado el Nombre-def::.Paclre. "puede responder
El desen'¡:adenamiento de la psicosis un puro y simple agujero". un agujeI2 en lo simbólico determinado
1
por la forclusión de ese significante::si además tenemos en .clienta
Lacan abre el cuarto capítulo, de título proustiano (D11 c6té de que la operación sustitutiva de la metáfora paterna en lo simbólico .
Schreber), proponiendo entrar en la subjetividad del delirio de Sch- tiene como efecto la inyección de significación fálica en lo imagi-'"
1 reber. Da así el primer paso de un método que va explicitando en nario. se puede entender que la carencia del efecto metafórico pro-
acto con su singular lectura de las Memorias: el método que col), voque un agujero en el lugar de la significación fálic¡;,'··R~chazaqg ·
siste en entrar en la subjetividad del delirio. Este paso es decisivo. el padre. nada se entiende ya (desde la perspectiva de fasignifica-
ya que implica una disposición, incluso una acogida de Ia transfe- ción fálica).
rencia del sujeto de la psicosis. a la que la subjetividad del lector o Ahora bieñ. cuando en ese momento de la apelación al signifi-
del terapeuta no podrían hacer más que espantar -encontrando el cante paterno responde un agujero. eso deja al sujeto en la situa-
clestino derechazo (forclusión) que desencadena o agrava la psico-, ción clíajcadelaprepsicosis: el sujeto que está anteeseagujero.
sis. Lesrecuerdo el adagio de Lacan. de que la ú:ansferencia refuta dejado por el significante que falta no puede siquiera pregun1:rr_na~
la intersubjetividad. da ante la enornúdad de la respuesta, entra en la perplejidad;y los

110 111
Gabriel Lombardi Lo cuestión preliminar de .facques Lacan

i"-,.\<'

fenómenos de franja preludian el crepúsculo de la realidad por la la psiquiatría desde mi primera enfermedad, de los somníferos re-
puesta en cuestión del conjunto del sistema del significante. tal co- cientemente descubiertos. etcétera. y me dio la esperanza de que
mo lo hemos comentado en un artículo IIamado Algunas cuestiones toda la enferrnedacl [remitiría] mediante un solo sueño prolonga-
sobre la prepsicasis. Pero eso no ba~ta para llegar a la psicosis, ha- do ... ".
ce falta un hecho. estrw:tµraJ.más, que ¡íaraLacan siempre se en~· Con ironía, voluntaria o no, Schreber cuenta que después de eso
cUentra en él.comienzo de já'psi~osis propiamente dicha. Se trata no durmió más. La psicosis con1enzó,lo simbólico seclese11t~ªmó,
ele.la ·présencia de rm padre· reaL-dice Lacan en la página 559 de los a la manera en que se desteje un suéter: ÚnorK1 Üene'fuegcl más que
Escritos Ji. un padre·qüe.viene a terciar pero que es rechazado a lo un montón de lanarevuelta e imposible de reacomodar de la misma
• real (ya que no figura como mediador en lo simbólico, falta como manera que antes·. fr_eud postula, con toda clase de precauciones,
~ principio de la separación). En la misma página añade una reco- pero también con firmeza. que la psicosis de Schreber se desenca-
,'•
mendaci(m clínica: "Búsquese en el comienzode la psirnsis ..esta. . .. clenó a consecuencia de la transferencia sobre-Flechsig de la libido
c'coyuntura dramáticá. Ya se presente par~ 1-;! 1nujerqu~ a~aba de dar
il(
que antes estalla dirigida al padre. Cf. Obras comjJleias (Amorror-
:~ a luz en la figúra del esposo. para la penitente que confiesa su falta tu, 1986). vol. XII. pág. 44.

i
en la persona de su confesor. para la muchacha enamorada en el Lacan no desmiente esa hipótesis, aunque la lleva en un §entido
encuentro del padre del muchacho, se lo encontrará siempre, y se un poco diferente al de Freud. Porque si se trata de una transferen-
lo encontrará más fácilmente si uno se guía por las situaciones en cia, no es de un significante a un significante. sino que cs·sntfre.üi:f
~ el sentido novelesco del término". _padre real; es sobre un elemento de lo real que recae el peso de la
!I
ili1 Buena parte del peso de la Cuestión preliminar se sostiene de transferencia. ¿Y qué es lo real en la ocasión'? No es fácil de expli-
I~ ese hallazgo clínico de Lacan, el del padre reaic¡ueconsu presen- car desde la letra del texto. pero es seguro que para Lacan ese real
¡~ cia inaugura la debacle. Ya que precisamente entonces comíenza
"la cascada de reacornodaciones del significante de donde procede
está ligado a lo que se rechaza (verwerfe) por la impostura del per-
sonaje.
el desastre creciente de lo imaginario". En efecto, Lacan explica hacia el final del Post-scriptum, págs.
¿Quién encarnó esa instancia del paclre real para Schreber'! La 560 a 564, que los efectos más devastadores de la figura paterna se
lectura de las Memorias no deja lugar a dudas. Me refiero al capí- observan con particular frecuencia en los casos en que el padre tie-
L:,
;' tulo IV. donde Schreber explica que la psicosis comenzó en la no- ne realmente la función de legislador, o él mismo se la adjudica. Y
che misma que siguió a su encuentro con el Prof. Flechsig después el padre de Schreber cumple holgadamente con ese requisito, ya
de 8 años sin verlo. De ese encuentro relata: "el profesor F1echsig. que se propone siempre como modelo de virtud desde una posición
desplegó una elocuencia sobresaliente. que no dejó de producir un pedagógica que llega hasta la inhumanidad -es decir que deseo no:·
profúndo efecto sobre mf. Habló de los progresos que había hecho ce lo que la educación tiene de imposible. que es la salücfable cas:

112 113
Gabriel Lomhardi La cueszión prelim.inar de Jacques Lacan

tración para un pedagogo-. Un pedagogo que quiera llevar la edu- clel que no debió salir. el de lo imposible. En otras palabras, lo re-
cación llasta sus últimas consecuencias se vuelve el agente de esa chaza a lo real, fuera del discurso, allí donde las voces le restituyen
especie de máquina de picar carne en que consiste el discurso pe- una dimensión más adecuada a lo humano, gritándole: ¡¡Pequeño
dagógico si se lo deja funcionar solo, sin modular de acuerdo a las Flecllsig ! !
peculiaridades del sujeto -como está tan bien pintado en la película Un cletalle clínico más, que no está en el texto de Lacan. pero
The wall-. que es sin embargo evidente a la luz de su enseñanza posterior y de
Lo fundamental que !Ja de enseñar un padre al rujo es que es im- la clínica de todos los días: la apelación al_nombre cleLpaclre Jl(lj~­
posible educar por completo, que la justicia del hombre es siempre produce en cualquier momento, sino sólo cuando el sujeto se ye
falible y nunca del todo justa, que un padre nunca puecle ser el pa- comprometido por su deseo en un acto, tal.corúó e(act(í de asumir
dre perfrcto, y que es sobre la base de esas limitaciones, de esos ·la paternidad, o el acto de llacerse cargo ele una función cocliciada
imposibles, que surge la clí,rnensión humana y ética de lo que es donde el sujeto se ve confrontaclo con lo imposible -como Schre-
ocupar una función ;:<:le padre, de educador, de juez, de gobernante. ber en la presidencia ele la Suprema Corte de Justicia de Dresde-.
de analista, etcétera-. El padre que no toma distancia del ideal, no Las esquizofrenias ni siquiera requieren de un acto de esa magnitud
transmite a su hijo la cast(1J,ción en sentido lacaniano -es decir la ·para desencadenarse, basta con que el sujeto comprometa su deseo
operación simbólica que há~de pasar a su hijo como el legado más en un simpleac:to sexual con un.partenaire amado_
valioso-. Ese padre cae en la impostura de creerse y hacer .creer La confrontación conlo impo~i)lle es condición estructural del
que él es El padre, El educallor, El médico. etcétera, es decir que se acto, aún-del-acto séxúál. A diferencia de lo que sucecle en fa fanfa,
presenta c.omo>iencarnando Jm ldeai Es la razón por la que nunca. ·sía. clonde füclo es posible, no hay acto que no implique esa con-
jamás, por estructura -salvó en el nias horrendo de los sistemas to- frontación con lo imposible; y por eso es en el acto cloncle la refe-
talitarios-, podrá dejarse por completo esas funciones en manos de rencia paterna es requerida. clonde el nombre del paclre es invoca-
una computadora: ni la justicia, ni el gobierno, ni la enseñanza, ni clo, cloncle es decisiva la manera en que el sujeto ha reprimido o ha
la cura. rechazado la triangulación del Edipo, o la ha re.suelto asumiendo ta_ .
Es eso lo que Scl1reber "manda a pasear" (verwerfe) del modo castración que alguien le puclo transmitir.
más desemboza.~o en el momento del comienzo de la psicosis, Scllreber no pudo cometer el acto de asumir y sostener su fün-,
cuando Flechsig, '·con su "grandilocuencia" y con sus promesas ele ción de presidente porque a la invocación al padre como referencia
remisión total de la enfermedad, no hace otra cosa que representar para confrontarse con lo imposible respondió en su caso un vacío:
para el sujeto un padre impostor, que describiendo una nueva reali- el padre no le había trasmitido nada de lo imposible, era sólo un
dad ideal encarna redlmóue una fulldüri fuera ele la medida ele lo · ideal que ahora. ala hóradeláctó,ilopüéde sino ser recfüiiádó á Ió
posib1e; y que entonces el süjetó no puede.sino rechazar al lugar real.

114 115
Gabriel Lombardi
La cuestión prelim.i11ar de Jacques Lacan

Debemos interrogar entonces de qué manera lJa de concebirse la


mis nervios. y por cierlo estando e.1pacialmente separado. 1m trato
J!~ª!lgerencia en la psicosis a partir de la "cuestión preliminar" de
de hipnosis, sugestión o como lwya de llamarse llos subrayados
Lacan y del modo en que ella permite leer las coordenadas estruc-
son de Schmber ]".
turales del comienzo de la psicosis. Ese momento es el mcí1úeiúo
Scl1Ieber, el agudísismo clínico de su propia enfermedad, en el
del acto, el momento en que lo real y el ideal -üla fantasía- se di:
que tanto confiaron Freud y Lacan -más que en el mismo Kraepe-
terencian, el momento en que se verifica si el padre esuna referen-
lin- para seguir las líneas de la estructura de la psicosis, Scl1Icber
cia de lo real corno imposible, o si es realmente un impostor.Un
impo~t{)r que no hizo más.quehacer pasar eJ. ideaLpor ¡¡lgo réal, 110 explica que todo comenzó con un influjo sugestiyoce.efic:¡¡z prove-
pudiendo hacer más que confün.dir al sujeto. Me engañan y me niente de Flechsil!. Ustedes ya saben lo que es ta<$Ul1:esfü\rr: es eL

.~ uso del poder qu; la transfere11ci a confiere a lá p:.áitbfa·del 'ütrii.'
mienten, dice una paciente psicótica a la que todas las referencias
ili Allí comenzó tocio, en un ¡ñf]li¡(l pré)venieñre <leFleélfsTg.gmerrya
.. . le han sido negadas de la manera más despiadada .
lo había tratado en su primera enfermedad, uq episodio prepsicóti-
iHf,
co -y no propiamente psicótico- de aspecto hipocondríaco. En ese
i~ La transferencia en la psicosis encuentro al que ya aludirnos Flechsig desplegó una elocuencia

il ¿Pero de qué modo la cuestión preliminar, la de las coordenadas


del desencadenamiento, introduce la concepción a formarse de la
sobresaliente, que no dejá de producir un profundo efecto sobre
Scl1Ieber -según sus propias palabras-:: Y ~11c~nó._~1,1t.Ql}f~.'i._<l_~~e
Unc:padrnqµ.~~L§ujeto no pudo. sino rechazar a lo real,. al p~ecio de

maniobra de la transferencia? Antes de intentar una respuesta arti-


partÍr aúi
Ja . .c;atástrofe psicótica: A de el sig;:\Ü1ca~te.secte:~eñ'cade­
culada. les propongo leer la Carta abierta al seHor consejero priva- na, y écírí1o-sigllilkante en lo. reáltoma la iniciativa que para el su-
:1iQ do, profesor docror Flecl1sig, que Schreber le envía junto con un
ejemplar de las Memorias. Allí dice:
jeto se traduce enla'ViVefiCiá alucinatoria y delirante más caótica,
la que describe en los capítulos V a VII de las Memorias.
"No me cabe la menor duda de que el primer impulso para lo Esa es precisamente la maniobra de la transferencia que el ana-
que mis médicos han considerado siempre meras alucinaciones pe- lista lrn de evitar, evidentemente. No es recome.ndable por ejemplo
ro que para mí represenra un trato con fuerzas sobrenarnrales con- la intervención en nombre del padre, en nombre de la ley del padre,
sistic5 en un ü¡flujo procede111e del sistema nervioso de usted y ejer- la interpn;taci611 basacla . en ¡:J .esquemadeLEdipo. .que ~¡ psicótico
cido sobre mi sistem.a nervioso. ¿Dónde podría encontrarse la ex- rechaza -a un precio que a veces es excesivamente altoC:: ¡)orque
plicación de este hecho? Me parece verosímil pensar en la posibili- para el psicótico no hay ya padre que 110 sea impostoc
dad de que usted (movido, corno de buen grado quiero supcJner, en Tampoco es recomendable una elocuencia sobresaliente de par-
un primer_momento por fines terapéuticos);· haya marttenido con te del analista, eso es precisamente lo C:()iifrario de la swniSióllco/n:
pleta a las posiciones propiamenre subjetivas del enferm.ode faqi.ú':- '·--

116
117
Gabriel Lombardi
La cuestió11 prelimi11ar de Jacques Lacan

hablaba Lacan. En el seminario sobre Las psicosis Lacan previene neurosis y perversión. En sus presentaciones de enfermo se consta-
sobre el riesgo de tomar prepsicóticos en análisis: "eso produce taba su fidelidad a semejante apertura en la concepción del deseo.
psicóticos", dice. Claro está, eso produce psicóticos si se generan
Yo no lo encuelltro delirante, dijo a prop(ísito de un caso de auto-
ciertas condiciones -que son las del desencadenamiento- en el diá-
matismo mental. el Sr. Primean, que sin lugar a dudas le parecía
logo con el paciente. No cualquier intervención ni cualquier pre-
normal. es decir según la norma de la estructura en la psicosis.
gunta fuerza al. psícótfto a la actualización:transterenciar de 1a · für -
se
clusión la que traduce eíi el rechazo de ese un-padre. .
La cuestión preliminar de Lacan tiene con;o resultado entonces
esa enseñanza, la de las co11secuencias n~fastas que tiene para el
Ese .rechazo es elresultado."1e..wuLconfig.ur,ación particular que
psicótico ser.frJrzado ll- a1Jela.r a una re.ferencio_ con Ja_ t¡ue no cuen-
toma la transterencia en la psicosis cuando, como dice Freud, el su-
• ta. Lo que vuelve decisivo atender a las referencias de las que sí
li jeto ha encontrado en el médico al padre. Debe tenerse en cuenta
~¡ dispone. Por muy colaterales que parezcan respecto de esa "carre-
u que para Lacan la transfüfencia no tiene su único campo de des-
tera principal" que sería la referencia al padre, esas otras referencias
!i pliegue en la referencia al padre. Por el contrario, el eje de la trans-
ferencia es co_ncebido cad'¡l. vez más como ·excéntrico respecto del suelen bastar para sostener la estructura estable en el caso de una
(! psicosis sin desencadenar; está también el otro caso, el de la psico-
•' padre. A partir de su senli~ario sobre La anguslia :no es un signifi-
cante -ni siquiera el del m"imbre del padre- el núcleo de la transfe- sis ya desencadenada, donde el sujeto, como Scl1reber. l1a de elabo-
rar sus propias referencias merced al trabajo de la psicosis. Para
li rencia, sino el objeto a, Cjúe el analista está llamado a encarnar pará -
continuar nuestro comentario del texto, nos centraremos en estas úl-
~
el sujeto. Por,eso no hay que creer que el analista deba cerrar la
puerta de su consultorio apte la menor sospecha de que el sujeto tjmas.
íl que lo viene a consultar séa un prepsicótico al borde del desenca-
!l denamiento. No creo que sea así. Su propio análisis ha enseñado al Las referencias que sí hay en la psicosis
il analista a tolerar ese más allá del padre al que el análisis lleva des-
pués de cierto trayecto, a tolerar ese más allá como para no sentir la
El capítulo IV de la Cuestión preliminar está .dedicado a un te-
obligación de imponerle al prepsictítico o al psicótico que con1par-
ma que me parece fundamental; las referencias que no hay y las que
ta la interpretación edípica del deseo. Las coordenadas para él son
sí hay en el caso paradigmático de Schreber. Esto es lo más impor-
diferentes. y por lo general basta con saber respetarlas para no ser
nocivo. tante de la cuestión que plantea el texto, ya que intervenir apoyán-
dose en relerencias que no existen puede llevar al terapeuta a hacer
Hasta tal punto La can con el tiempo relativizó el carácter de ca-
desastres, n1i.icntrns que porcl contrarío el analista cuenta, para sos-
rretera principalde lár'erefeiidapa!erna, que l!egó a decir que la tener su intervención, con las referencias que hay en el sújCúí atra:
· psicosis es una de Ias tres fofnrns normafos ciel cieseo, junto a fa
tar. De ellas dependerá la "tela" del psicótico, su aptitud para

1l 8
119
Gabriel Lombardi La c!lestión preliminar de Jacques Lacan

avanzar más o menos en el trabajo de la psicosis. e incluso en la punto de partida que está dado por el poder creador de la palabra.
realización de su deseo por alguna vía que no sea para él completa- Sólo Ja palabra crea ex ni/rilo, crea de la nada. Exactamente como
mente desestabilizante. en el Génesis, en ese nuevo principio para Schreber está el logos, el
Despué_s de introducir la metáfora paterna y el tema de la for- significante, que puede crear de la nada, es decir hacer aparecer
clusí611 del nombre del padre, Lacan pasa allí a considerar la es- efectos del lenguaje en lo real, del tipo de lo que él llama "creacio-
tructura de la psicosis a partir de Ja trama del delirio tal como que- nes milagrosas". Los rayos divinos son.la hipóstasis, la materializa-
dó plasmada en las Memorias. "Es en la forma más desarrollada ción sensible del significante.
del delirio con la cual el Libro se confunde, donde nos ocuparemos Por el significante entonces surgen Criaturas de la palabra que
de mostrar una estructura que mostrará ser semejante al proceso no sólo se sitúan en ese borde de lo simbólico con lo real, sino que
'
11 mismo de la psicosis": así dice Lacan seguir el ejemplo de Freud también dan consistencia a uno de los tres pies de una trinidad con
en la confianza prestada al texto, ya que considera que lo que el que lo simbólico forma el contorno del agujero dejado por la for-
:f. texto permite articular como sus líneas de fuerza y su organización clusión del significante paterno; los otros dos son el Creador y el
interna, son las nlismas que ordenaron al delirio en su desarrollo. Creado. En el esquema, el Creado f asume el lugar dejado vacante
:1 Además, se propone referir la posición del sujeto sobre el es- por la ley en P. y el lugar del Creador se designa en el dejar plan-
:r tado que, en ausencia de Ja referencia paterna, pcnuitió una simbo-
1¡ quema R de la realidad que ya comentamos brevemente, lo cual no
!I puede hacerse si no es sobre la base ele la transformación sufrida lización primordial M de la Madre. Entre uno y otro. están las Cria-
!! por ese esquema como resultado del agujero dejado en el triángulo turas de la palabra por las que el segundo ejerce su influencia con-
il de lo simbólico por la ausencia del nombre del padre -lo cual es tinua sobre el primero.
notado por Lacan como P 0-, y del déficit correlativo de la signifi- Se diseña así e11 .el seno del delirio una trama que no sustituye,
¡1 cación fálica en el triángulo de lo imaginario -que escribe <P0 , falo sino que suple la'refcrencia paterna ausente, mediante el ideal. Una
:1 suplencia no es metáfora, porque el significante que faltá'no está
subíndice cero-. Eso da la matriz de un nuevo esquema, al que lla-
:1 reprimido, sino que literalmente no está. En el texto de Scllreber se
mará !, y que ustedes deben escudriñar hasta en sus más mínimos
detaUes a rnecLida que leen el texto si pretenden entender de qué ve muy bien que el ideal del sujeto de ser el garante del orden cós-
manera concibe Lacan que está estructurada la psicosis, y a partir mico sella la imprompta de la vía de suplencia que le es peculiar.
de qué referencias el trabajo de la psicosis consigue crear un nuevo La segunda serie de apéndices que acompañan a las Memorias ter-
orden del sujeto. mina en estas palabras. vcrdacleramente concluyentes y demostrati-
Una vez reconocido ese déficit, y evidenciado en todo su dra- vas de la posición ideal de Scl1reber: "Todo lo acontecido, pues, re-
matismo por la cascada de remanipulaciones del significante que sulta de un grandioso triunfo de! orclen cósrnieo, el cual, éríll10des'
desarman· la realidad previa· al desencadenamiento; hay un nuevo la parte, creo pocler también atribuirme. Aún en e1 orden-cósillito,-

120 121
Gab ri e1 Lmnbardi Lo cuestión preliminar de .facques Locan

como en cualquier otro aspecto. tiene vigencia la hermosa máxima de hacernos pensar en que tocio en la psicosis es sin-sentido. Yes
de que todos los intereses justos son armónicos entre sí". verdad que no se encuentra en ella sentido común. Sin embargo el
Después de esa alteración catastrófica del orden cósmico que se psicótico también puede_ estabilizar un campo de significaci(Ín a
abrió en el momento del desencadenamiento, esta reconstrucción partir del delirio, s(Ílo qµe es un campo de significación con el que
. de lo simbólico que va efectuando el delirio trae como consecuen- no compartimos las referencias, porque de hecho son otras. Eso no
cia un reordenamiento en lo imaginario por el que la ausencia de la lo hace más delirante que nosotros. Todo lo contrario, la inestabili-
significación fálica es también suplida: "a falta de ser el falo que dad de la significaci(Ín así alcanzada ·por una. "metáfora delirante"
falla a la madre -que es la posición inconsciente del neurótico~, le -que es lo que en la psicosis viene al lugar de la metáfora, sin ser-
queda a Scllreber la solución de ser la mujer que falta a los l10m- lo-. suele mantener al sujeto psicótico, y muy particularmente a
bres". dice Lacan. Es el s$111tido que, como consecuencia del traba- Schreber, en una relación de logificación de lo real incomparable-
jo del delirio~ adquiere e~ fantasma surgido en el período prepsi- mente más activa que la que permite la metáfora paterna a quienes
C(Ítico: "seríanrny grato ser una mujer que es sometida al coito". la tienen como referencia.
También en la psicosis se verifica que el fantasma aporta un Aunque subsisten muchas oscuridades para mí en la construc-
sentido para el síntoma, tdrnándolo más soportable. Llegar a ser la ción del esquema, aceptemos la disculpa de Lacan cuando advierte
mujer de Dios justifica y da una finalidad a todo sufrimiento. Ante sobre "el exceso (del que el esquema 1 participa) al que se obliga
tanta bienaventuranza en el horizonte todo padecimiento se trans- toda formalización que quiere presentarse en lo intuitívo". Subra-
forma en una prueba y hasta en una parte de lo que vendrá. El goce yemos sin embargo algunas de las consecuencias que su construc-
se vuelve así linás tolerabl~, civilizado por una causa final. Schreber ción permite despejar.
dice esto con todas las letras. especialmente en los últimos capítu- En primer lugar, el esquema es propuesto por Lacan para mos-
los de las Memorias. Por el peso de su incidencia. ese fantasma trar, en sus propias palabras, que "el estado terminal de la psicosis
basta para reordenar el campo de lo imaginario y para detener el no representa el caos coagúlado al que lleva un terremoto", sino
abismo de sinsentido que se había instalado en él. más bien la puesta a la luz del día de las líneas de eficiencia que
Por eso Lacan sitúa otra t.ríada. sobre la hipérbole de lo imagi- dan una solución "eleganle" -como les gusta decir a Jos matemáti-
nario -curva elegida entre las de la geometría analítica sin duda por cos cuando encuentran una solución que no implica rodeos muy in-
sus virtudes asintóticas-. tríada que consiste !.en el goce transe- trincados-, de las líneas que dan una solución elegante al problema
xual, que en la medida en que es condición de la copulacilÍn con planteado por el desencadenamiento. Schreber. desde el verdadero
Dios, ha de resultar en una prole de criaturas scllreberianas, p(lf las caos que.describe. en Jos c;¡pít11losY a VII de sus Memorias, avanza
que 2. la imagen de la criaturay 3.sujifturo, se ordenan. en la elaboración de su relacilÍn conel significante hasta laestabili~
La ausencia de la significación fálica como común medida pue- zación de una nueva realidad.

122 123
Gabriel Lomhardi La cuestión preliminar de Jacques Lacan

La cuestión preliminar de Lacan se propone así como la demos- plural de ese "nosotros". En este escrito que es de 1958 la interpre-
tración de que la psicosis no es sinrazón. En esas líneas de eficien- tación de Lacan nos da un lugar ele semejante. ¿Cuál es el lugar de
cia que snpo reconocer en la solución scllrebcriana está en obra la ese nosotros al que Schreber se dirige si lo interpretamos desde
razón, dice, ya que es en la relación del sujeto con el significante otro Lacan, el que a fines de los años '60 concibe un discurso ana-
donde se sitúa el. drama. Cualquier consideración sobre cómo tratar lítico en que la relación al Otro está también allí salida de su eje?
la psicosis no podría desconocer por lo tanto que "la única organi- Dedicaremos la última parte de esta clase a tratar esta pregunta.
cidad que está interesada en este proceso es la que motiva la estruc- Pero antes quiero destacar que la elaboración del esquema I
lura de la significación". Es decir que no hay en la psicosis otra or- marca la etapa constructiva de la Cuestión preliminar, en la que
ganicidad que la que proporciona el órgo11or1, el instrumento lógico Lacan no pone el acento en el déficit sino en los elementos con que
que elabora el trabajo de la psicosis a partir de la relación del signi- el sujeto se reconstruye, y que constituyen los elementos con los
ticante con lo real. que puede concebirse toda operación discursiva del psicótico, in-
En el nuevo esquema el campo de la realidad ha quedado en- cluido el tralo que pueda tener con un analista -un analisla que no
marcado entre las dos llipérbolcs, dando una idea rápida de "la con- lo requiera allí donde él no liene chances de responder-. Así, el
cepción subordinada que debemos fürmarnos de Ja función de la. psicótico que no puede ser exigido desde el sentido común, que no
realidad en el proceso". No voy a hacer por lloy más comentarios puede ser confrontado con la castración de la que el padre sería el
sobre la realidad en la que enlran todos los bizarros fenómenos que agente -porque para él no lo ha sido-, puede sin embargo afrontar
el significante trae desde lo real hasta lo imaginario. su deseo en la medida en que se sostiene del intervalo entre su
Quiero en cambio comentar dos curiosas frases que Lacan in- Ideal y su destinatario (ver ese intervalo en el esquema/).
cluye en el esquema l. Ambas están entre paréntesis y dicen: "se
dirige a nosotros", y "ama a su mujer". Ambas se inscriben en el
trayecto S - a - a'- A, que se mantiene en el esquema!, y que sim- ¿Qué posición para "nosotros", aquellos a los que el psicótico
boliza, escribe Lacan, "la opinión que nos hemos formado por el se dirige?
examen de este caso. de que la relación con el otro en tanto que es
su semejante, así como la amistad en el sentido aristotélico en tanto Demasiado luminoso. el texto de Lacan, como el sol de febrero,
hace a la esencia del lazo conyugal, son perfectamente compatibles ha ejercido un efecto de parálisis sobre mucl1os analistas que inten-
con la salida de su eje de la relación al Otro". tan seguir sus indicaciones. A tal punto que algunos se vieron obli-
Lacan destaca así que hay un lugar para nosotros en el discurso gados a diagnosticarlaspsicosis como locuras llistéricas ¡iai·a atre-
schreberiano, para nosotros sus Jeclllfes, por Jo geiierar-arialistas. · verse a hacer algo. En todo caso es un hecho que se co~oc;e_Ia
los únicos en interesarnos en las M<?lnáriás. así, aiúoritónadós en el Cuesti(J11 preliminar por la contribución teórica de la forclusión del

124 125
Gabriel Lmnbardi La rnestión preliminar de Jacques Lacan

nombre del padre. y por la frase final, a la que se considera "la par- la castración, tampoco se identifica .al ideaL no es el amo -ni prohi-
le práctica". que es un verdadero mazazo en la cabeza de las bue- bir ni ordenar llevan muy lejos-. no es el sujeto en actividad -para
nas intenciones: "Pues usar de la técnica que Freud Irn instituido. ser analista es necesario no ser sujeto. no al menos en ac\ivjdad-.
fuera de la experiencia a la cual se aplica, es tan estúpido como Y_a.se sabe. adónde conduce al psicótico el analista que desaloja
agotarse remando cuando el navío está sobre la arena". concluye de la posición de sujeto en actividad a su paciente: lleva a la eroto-
Lacan. marúa. Tenemos un acceso casi experimental a eso por la propuesta
Hay que tener en cuenta que la lección de Lacan en ese texto de de un psicoanalista francés que promovía una inversión de los Ju-
1955 estaba dirigida a lo que los analistas hacían y producían en gares como maniobra inicial de la transferencia. es decir que el
esa época en el contexto de la lnternationaJ Psychoanalytic Asso- analista era el sujeto y el paciente el objeto a: Se producía entonces
ciation, en particular aquellos que pretendiendo ir más allá de una "erotomanía de transferencia", en términos de nuestro colega.
Freud habían regresado a \l¡¡ etapa anterior a Freud. Puede sonar Pero modificó su posición en ese respecto, ante la evidencia de las
contradictorio que el mismp Lacan diga unos años más Larde: "el derivaciones mortíferas de esa erotomanía producida artificialmen-
analista no debe retro.ceder;,¡ílnte la psicosis", pero tal vez no haya te. Histeriquear con el paciente psicótico es riesgoso -y no sólo pa-
tal antinomia. Es necesario'rer de qué manera se salva esa contra- ra el paciente-. Conviene ser cauto con las "vacilaciones de la neu-
dicción, que tal vez sea sóloi,aparente. tralidad".
Para salvarla, muchos laearúanos han entendido que es el analis- El analista tampoco es el sujeto supuesto saber. Contrariamente
ta en tanto ten¡peuta el que.,.no ha de retroceder, pero no en tanto a llÍ que se dice por aquí, desde una perspectiva clínica precisa, el
analista. A quienes dicen e;¡o yo les pregunto entonces: ¿Cuándo 1 analista no se confunde con el sujeto supuesto saber, ni siquiera.en
Lacan promovió terapias nofanalíticas?. ¿no se lanza uno en un sin- el análisis del neurótico. Por eso Lacan destaca que el sujeto su-
sentido mayor sosterúendo semejante á!ogos. el del analista en tan- puesto saber es una instancia que viene a ubicarse en posición ter-
to no analista? ¿Y cómo explicar la eficacia del encuentro regular cera entre el analista y el analizante. haciendo de enlace de amor
del psicótico con el analista, que a menudo permite tratamientos entre ambos, como el Espíritu Santo entre el Padre y el Hijo en la
sin internación, estabilizaciones cada vez más prolongadas con do- mitología cristiana. Si en la psicosis el sujeto supuesto saber tiende
sis de psicofármacos sensiblemente menores? a realizarse en el parlenaire, es en la medida en que fracasa la fun-
Por otra parte, el .analista no se confunde en la psicosis con po- ción del intervalo, es decir en la medida en que falta ese inler, ese
siciones que tampoco para el neurótico corresponden al psicoana- entre analizante y analista que permitiría alojar al sujeto supuesto
lista. Si comenzáramos por decir lo que el analista no es, nos resul- saber en posición tercera. Por eso la función del amor, del amor al
.. tarfaevidente que rtüllics para ei süjetú dela psfoosis, peroúmpo- saber que· constituye una mHad de Ia transferencia, no ein~Ifueite
ccipara él de Ta: neurosis: el. analista ho es el padre cOmo agente de del psicótico en análisis ....

126 127
Gabriel Lombardi La cueslión preliminar de Jacques Lacan

¿Es el analista el otro imaginario para su paciente psicótico? continuar con su actividad sublimatoria. la pintura y la redacción de
Hay eminentes analistas que a veces Jo plantean así. actualmente. cuentos. Es necesario explicar la eficacia causal del analista en la
Y pueden basarse en la Cuestión preliminar. ya que allí Lacan pa- cura del psicótico, y en ese caso tal vez sea el médico caclmso quien
rece ver con buenos ojos la relación del sujeto con el semejante con su mirada causa los dibujos que ese paciente Je muestra sema-
("se dirige a nosotros ... ") y con el cónyuge al que lo une la filía nalmente. o quien sostiene con su oreja el decir de sus nuevas ela-
aristotélica ("ama a su mujer"). Pero. lamentablemente, las relacio- boraciones delirantes -es al único a quien se las cuenta actualmen-
nes imaginarias no fundan lazos suficientemente fuertes una vez te-. o quien lo invoca también en el camino de la reducción al míni-
que la psicosis ha desencacienado . Y si esos lazos son fuertes, sue- mo de esas elaboraciones; el mismo que hace ya 13 años le permitió
len virar hacia.la tensión agresiva, conforme a lo explicado por La- salir de una rase de catatonía casi ininterrumpida que había durado
can en ZL1 agresividad en psicoanálisis. texto incluido en los Escri- 7 años de penosa internación, fase en Ja cual Jos psicofármacos y
IOs l. los cuiüados psiquiátricos se habían revelado-inoperantes. Y es un
Por eso. por exhaución, podríamos conjeturar que no hayp()S"i: hecho ya suficientemente constatado. que un psicótico en análisis
ción mejor para el analista ante su paciente psicótico que la posi- por. lo general no requiere <le esos cuidados, ni necesita internación.
ció!l ... de analista, es decir la que se define como semblante de ob- ¿Pero cómo. se me puede objetar con justa razón. no es la inter-
jeto a, que es la única que permite una "sumisión completa a las pretación del analista (que define su posición desde el lugar de la
posiciones suhjetivas del enfermo". El analista a veces no cuenta verdad) nociva para el psicótico? ¿Y puede uno ser Ilamado analis-
más que por su presencia silente, a veces no es más que el deposi- ta si no interpreta'! ¿No podría decirse que si no interpreta no es
tario de los papeles garabateados por el sujeto que dice entregar analista. ya que la interpretación es lo que él tiene para decir, y su
"poemas". Otras veces es la oreja, o el ojo, tcsügo silente de la des- posición de semblante de o se sostiene desde la latencia del medio
ventura y de la gloria alternadas o simulláncas de su paciente. Tam- -decir del saber en el lugar de la verdad (a!S 2)? ¿Si el analista es el
bién está elª11alista secretario, el queguarda los secretos del alie- intérprete, cómo sostendría entonces su posición sin la interpreta-
nado, y que verdaderamente _es una suerte de tarro de basura. y que ción. la que lo sitúa en posición de o? El semblante. dice Lacan. es
sin embargo causa algo en el sujeto. Lo menos que puede decirse la función primaria de la verdad, ¿cómo sostener el semblante de a
de él es que estimula el trahajo de Ja psicosis. Pero a veces eso va en el discurso sin la función de Ja verdad?
claramente más lejos. El analista logra a veces causar el deseo del El lema que hay que hacer valer antes de dar una respuesta a esa
psicótico."". ohjeción es que para el psicótico la 'verdad como desocultamiento
"¡Pobre))r, •.. está cac;hµso.Jiene el. pantalón hecho.un .. acor- notiene[irnciónaiguna,porque en la psicosis no hay latencia; de-
deón.!", decíaun pacien_t(.'., mµy.divertido mientras relataha ese co- hajo de la barra no hay nada que huscar, pori:¡ue no hay barra. Allí
mentario de su madre. que él repetía. Luego de esa sesión. pudo nada se oculta; aun lo que por el momento no se ve no [1nplica esa

128 129
Gabriel Lombardi La cuestión preliminar de Jacques Lacan

dimensión de ocultamiento que es la de la verdad. En consecuencia nario de La angustia y que ya he comentado aquí. En la psicosis.el
no hay goce reprimido. Interpretar en la psicosis equivale a inyec- analista debe incorporar el objeto a, el objeto que es efecto del cle-
tar\ííígoce que no tiene para el sujeto ningún correlato de verdad. cir de su paciente. A esto responde una constatación clínica de nú
y que, por la impostura y el desconocimiento que implica, tiende a experiencia más corriente: _cuandose entabla con firmeza el lazo
reproducir la situación del desencadenamiento. El intérprete puede dialógico con el psicótico. al cabo de un tiempo más o menos breve
alcanzar así una homología estructural con ese Un-padre que pre- las alucinaciones tienden-a desaparecer, o se esfuman por completo
cipitó la psicosis. durante períodos más o menos prolongados: Eso me lleva a supo-
Mi respuesta a esas objeciones es que no es la interpretación el ner. lógicamente, que algún extraño vaso comunicante hay entre las
soporte último ní el único de la posición del analista. Lacan mostró voces y el analista, que con su presencia eficaz produce la extrac-
que .e11 los línlites del diSClJfSO es el acto del analista lo que da el ción del objeto a -retomo aquí lo elesarrollado en clases anterio-
marco del trabajo analítico~ Cito aquí algunas palabras suyas. ex- res-.
traídas del seminario El aC:to analítico: "Interpretación y transfe- Por otra pane. por su estructura. el acto analítico es para el psi-
rrncia están implicadas en el acto por el que el analista da a ese ha- cótico una garantía contra el acto y sus riesgos, ya que lo confina al
cer soporte y autorización. ;!"stá hecho para eso. Aun si el analista lwcer analítico de la asociación que no es acto. sino trabajo, tarea.
no hace nada, hay que dar ;¡;in embargo algún peso a la presencia Esto es así por la distribución subjetiva que produce el acto analíti-
del acto. Pues .esta elistribución del hacer y del acto es esencial al co. distribución por la cual el acto corresponde al analista en posi-
estatuto mismo.del acto". ci<).n de a. la tarea al analizante en posición de $.
¿No hay que reconocer esa presencia del acto del analista en la Por eso lo verdaderamente díllcil no es concebir el conlienzo
"sumisjón completa a las posiciones propiamente subjetivas del en- ele! análisis de un psicótico, sino su conclusión, donde él quedaría
fermo" de la que habla Lacan en el texto De una cuestión prelimi- solo, con laresponsabilidad del acto ele su lado -y no ya del lado
nar? ¿No es evidente que cuando el analista cede la palahra al suje- del analista:::. En efecto. el acto del analista pone en suspenso la di-
to psicótico no lo hace desde una posición de amo, ni de examina- mensión del acto del lado del analizante, y por eso mientras dura el
dor. ní de 11istérico, sino que acepta encarnar el efecto a del discur- análisis toda acción que tiene el aspecto de un acto, de una decisión
so de su paciente, incluso si no alude a ello en la interpretación del analizante, es sospec11oso de poder subsumirse en la tarea, en el
porque a ello ya alude el paciente? ¿Saben por qué los psiquiatras lrncer propio del analiz.ante. La vida psicoanalizante es una vida
hablaron de risas inmotivadas en Ja psicosis? Porque nunca se ente- donde la responsabHidad última parece no recaer sobre el sujeto,
raron de que sus pacientes se reían de ellos. de la pinta de objeto a sino sobre su analistac-alqueJaopinión pública respQ!lSabiliza con
que avecesfoliiabaiíerief"cáiilpopércepüvo''de supaderités. justa razón: cuando algo anda muy mal en la vida de un analizante,
Aé¡üf .foli1a. foc!Osü valorialridicacf6liql.ié daLaciirierid senli- la gente piensa en su analista como responsable-.

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Gabriel Lombardi La cueslió11 preliminar de Jocq11es Lacan

Además. el efecto del acto del analista no puede ser nunca otro ciém equivaler al semejante. al otro imaginario. Sin embargo en el
acto. No hay acto del acto. El acto supone una ruptura de la cadena "nosotros" al que el sujeto se dirige debe reconocerse el estilo, que
causal, decía el lógico inglés J. L. Austin. No existe el acto que sea es más que algo c!el registro imaginario. El estilo es el homhre, dijo
efecto de otro acto. Cada vez que se comete un acto se produce un Buffon. al que 111w se dirige. precisó Lacan. A modo de ejercicio
retorno a un tiempo cero. es un nuevo comienzo que no es efecto dejemos ese primer tipo de intervención inscripto: en la línea l1ori-
inmediato de un acto anterior. Por eso Lacan afirmó que aun e1 acto zontal superior del esquema l.
analítico concluido deja al sujeto en la puerta del acto. pero no lo Por otra parte el ideal apuntalado por la analista en el -segundo
comete por él. tipo de intervención, ideal que cumple una función de límite al go-
Hay que tener en cuenta también que el analista. por poco que ce del Otro -del Otro que abusivamente quiere hacerla trabajar- no
respete las coordenadas clínicas que 1e proporciona su escucha. puede ubicarse sino en /, es decir en el extremo ele la línea horizon-
nunca c!ebe ir más allá. en su intervención, de lo que ac!rnite la "te- tal inferior. línea que parte del amor por el icleal que caracteriza al.
la" estructural de su paciente. Con esa salvec!ac! se puede afirmar psicótico.
entonces que el acto del analista es una garantía contra el acto noci- Se ve entonces que lo que Soler llama la vacilación ele la impli-
vo. el acto que es c!añino para el sujeto porque su estructura no lo caci<m forzosa clel analista lleva a éste a hacerse fuerte en las dos
tolera. Y si se puede pensar en el final del tratamiento del psicóti- líneas desc!e c!onde se sostiene la realidad del psi.f6tico, es decir, lo
co. es sobre la base ele que el sujeto esté ya ac!vertldo de sus posibi- que hace de suplencia del intervalo que no 11ay,_Al1ora bien, si el··
lidades estructurales. de lo que para él. es viable y lo que no. Jos la- analista puede oscilar entre esas dos posiciones opuestas, de testigo
zos sociales que puede establecer. etc. silente y de c!emanc!a que sostiene el ideal. es porque no coincide
Otra cuestión. Me gusta una expresión que utiliza Colette Soler enteramente con ninguna ele ellas.
en su artículo ¿Qué lugar para el analista'!. Allí hablade una ''ya, Si tenemos en cuenta que esas dos posiciones son además anti-
cilación ele la in1plicaciónformsa del analista;'. refiriéndose a un nómicas, se oponen por su forma y por su lugar estructural. se de-
caso en el que ella intervino al menos ele tres maneras diversas, de duce que el lugar del analista no reside exattarnente en ninguna de
las que aquí destaco dos: G.01110 testigo -silencio, abstención de in- las c!os. El lugar del analista es el que sostiene el intervalo entre
terpretar-.. y como orientación c!el goce -sugestión negativa o pro- una y otra. la posibi!ic!ad misma de que esas dos líneas no se colap-
hibición, y positiva ele apuntalamiento c!el ideal-. Se puec!e ver sen una sobre la otra. Es la causa a clel deseo lo que el analista lo'
muy bien de qué manera se inscriben esas dos intervenciones en el gra así ahuecar, extraer, en lugar del objeto a del goce. -que resulta
esquema 1 de Lacan. así. extraído por su intervención-. Por precaria. que seasu estabíliº
E,Itesügo es ef se
''ril'isofr6s"-af ·C¡üée1· psicólicó didge ·aesc!e su clac!, la causa del deseo del psicótico puede ser encarnada poreL-
poskión <le goéé, "Iiosotros'' que. parece en üna-¡)rfo1era aproxima- analista. Y no hay que temer hablar de deseo c!el psicótícci. En la

l32 133
Gabriel Lombardi

psicosis. como lo l1a dicho. Lacan,encontramos una de las tres for-


mas normales del deseo, por más precaria o delirante que le parez-
ca esa forma a los que miden la normalidad con los parámetros de
su fantasma. VI
La función notoria de pacificación que induce el analista en el
sujeto de' la psicosis depende ele eso. de que la ubicación del objeto Consecuencias clínicas de la cuestión preliminar
a en el analista como causa del deseo del psicótico hace posible un
alojamiento precario y alternante de la división del sujeto -que por Aurores: Carola Altieri Vega, Pedro PabUJ Casalins,
un lado se aliena en el ideal, y por el otro goza como un cerdo-, Adriana Do1nínguez, Alejandro Gretz, Alberto
precarío pero alojamiento{f¡¡l fin. Si el discurso del analista es el Grunfeld, Rosana L.arraza, Mirla lA Tessa, Gabriel Lo1nbardi,
Claudia López, Róberto Mazzuca. El trabajo file redactado por G. Lon1bardi.
principio del cambio de disturso, no debería sorprendernos que le- yJorn1a parte de uno 1nás ru11plio, presentado para la jornada sobre la
galice y dé el rnarco más a~ecuado que sea posible a tales alternan- Pertinencia de lo psiqúiatrfo en el C'a1npo Freudiano, realizada en París
el 16 de julio de J 994. El relator general del trabajo en esa oportunidad
cias antinómicas.
fue Rafael Skiaclaressis.
Sólo para un analista no:es del todo incompatible el goce transe-
xual de Scbreber y el sosten del orden del universo que él mismo l. ;,Un texto teórico?
se arrogaba. Me refiero a un analista que lo sea, es decir que pueda
destituirse conJo sujeto para encarnar con algún entusiasmo al ca- Los analistas toman pacientes psicóticos en tratamiento. Es un
chuso que causa el deseo del psicótico. Nadie mejor -más aliviada- hecho. A menudo, en Buenos Aires, se puede constatar también
mente- que él podría hacerse cargo del lugar de inmundicia desde que esos tratamientos tienen consecuencias, y no solamente en la
donde puede volver a crearse un mundo. abrir el ser al deseo. desaparición o en Ja atenuación transitoria de los síntomas. El en-
cuentro del psicótico con el analista, a veces una vez por semana o
con una frecuencia aún menor. suele tener una eficacia que no sólo
opera en el plano terapéutico sobre los síntomas. sino que también
Referencias: abre posibilidades de lazo social y de actividades sublimatorias o
J. .Tacques Lacan. Escrilos ll (Siglo XXI. Bs. As .. 19851. pp. 513-564.
2. !bid .. Pág. 558-9. creativas en las que el psicótico puede aprovecl1ar la libertad que le
3. Frcud. S. (Jhras Co111pletas (AJnorrortu. 1986), vol. XIL pág. 44. regala la estructura -pero que por lo general le vale también el re-
4: Cf.--las clases--del -l3 -y-20 de-junio -de--1962,--que--son -las-dos--últirnas--del -se1ni-- chazcídefasocfoifad:::_. ···· ··· ························· -·
1_1_ariCJ _Qe_ .L _ Laca_n_ so_l?r~_Lp id_e11t(f1:cació[1.
5. C. Soler. Estudios-sobre las psicosis (ManantiaL--Bs .. As.,-1-989). Sin embillió, la efiCacia ele esos análisis no suele·funda111entarse

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134
Gabriel Lombardi y otros Consecueucias clínicas de la cuestión preliminar

sobre el texto D 'une questiou prélimiuaire {) toitt traitement possi- can lo hace, al final, cuando escribe: "dejaremos aquí por el mo-
ble de la psychose (en adelante QP). Es considerado más bien un mento esta cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las
texto teórico. que puede contribuir a la clínica en el plano del diag- psicosis. que introduce. como se ve, la concepción a formarse de la
nóstico, pero no en el de la orientación de la cura. Muchas veces se maniobra, en ese tratamiento. de la transferencia" (el subrayado es
interpreta también que este texto se inscribe dentro del "pesimis- nuestro).
mo" freudiano en cuanto a las chances de aplicación del psicoanáli- ¿Se ve, sin embargo, cómo la introduce? Es un texto que preser-
sis a la psicosis, entendiéndose en este sentido la famosa frase final va especialmente ese poder de ilectura que Lacan tanto respetaba.
del texto: Lacan diría que ocuparse analíticamente de la psicosis es a fin ele no dar a comprender prematuramente -lo que en el terreno
corno remar cuando el barco está en la arena. Algunos autores lle- de Ja psicosis tiene consecuencias más inmediatas y pesadas que en
gan aún más lejos, cuando dicen por ejemplo que el texto de Lacan otros: el psicótico ha sido, 11istóricarnente, el sujeto más fácil de se-
abona la tesis de que no hay en la psicosis transferencia analítica- gregar, y tan1bién a partir de que se Jo "cómprende"-. Sería necesa-
mente aprovechable. Y lo que se dice de este textO fundamental rio entonces ir paso a paso, tratando de echar alguna luz para ver.
suele decirse de la enseñanza de Lacan sobre la psicosis. para ver lo que Lacan propone sin reducirlo a esas fórmulas que
No pensamos lo mismo. Considerarnos por el contrario que el simplifican al tiempo que confunden y que en este caso tuvieron el
texto de Lacan no sólo permite una precisión diagnóstica mayor, si- valor ambiguo de cerrar un camino que Lacan guiso dejar abierto.
no que también enseña sohre el síntoma en la psicosis, sobre el su- o de obligar a transitarlo con anteojeras. Sin embargo, no podremos
jeto que es inmanente a ese síntoma, sobre la posición del analista llevar a cabo esa tarea en el marco reducido de este artículo.
ante el sujeto de la psicosis, y que sugiere además indicaciones va- Nos limitaremos entonces a subrayar algunas de las consecuen-
iiosísimas sobre la orientación posible de la cura. cias que se desprenden del texto en cuanto a la clínica de la psico-
Todo eso es elaborado a partir de la crítica de la posición del sis, a las posiciones del psiquiatra y del analista; y al beneficio éti-
psiquiatra, ya presente desde el primer capítulo. co y terapéutico que este último logra si se atiene a su posición
¿Cuál es la cuestión preliminar que plantea .Jacqucs Lacan? Es -que implica respetar las posibilidades estructurales del sujeto en
la de las consecuencias de la forclusión del nomhre del padre. cuestión-. Consecuencias que no considerarnos solamente virtuales
Creemos que en esto hay un amplio consenso entre sus lectores. o teóricas, sino efectivas, ya que la enseñanza de Lacan cambió la
Sin embargo dejar la respuesta allí es insuficiente. Conviene, y so- práctica de muchos analistas y psiquiatras en el terreno de la psico-
bre todo en psicoanálisis. tener en cuenta las consecuencias que sis. más allá de la desconexión teórica que media entre esas prácti-
comporta un discurso, .extraerlo deLplano. deJa. especulación pura, .. .cas ye! cüscu_rso que las transformó. Elefecto que se propaga de un ..
y considerar qué implica enJo reaLdeJa práctica aJa que concier- discurso supera con frecuencia la posibilidad de articulación de
ne. Tanto más en este caso si se tiene en cuenta que el mismo La- quienes se hacen sus agentes.

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Gabriel Lombardi v otros Consecuencias clínicas de la cueslión preliminar

2. El sujeto en la estructura gico, tampoco es una experiencia inefable. Conviene entonces "es-
cuchar a aquel que habla, cuando se trata de un mensaje que no
La primera consecuencia de la QP es que la psicosis es una proviene de un sujeLO más allá del lenguaje, sino de una palabra
cuestión de sujeto. Sua res agitur, en tanto "el drama de la locura más allá del sujeto". Por esa palabra el sujeto resulta incluido en el
se sitúa en la relación del hombre con el significante". Hay sujeto síntoma de un modo inadmisible para la psiquiatría. Desde el pumo
en la psicosis. y de una subjelividad de la misma ·vena que la del de vista de la clínica psicoanalítica tampoco se trata en la psicosis
científico, incluso la del psiquiatra:J:1gue el significante crea e in- cte un sujeto más allá del síntoma, ya que "en ninguna parte como
troduce en lo real. El nivel en que "esa sutijetí vidad entrega su és' en la psicosis el síntoma, si se lo sabe leer, está tan claramente arti-
tructura verdadera es aquél en que lo que se analiza es idénlico a lo culado en la estructura misma". ·
que se arlicula" por la pres~ncia del significante. Es ~l síntoma lo que para Lacan define una estructura, como lo
. El desencadenamiento de la psicosis debe ser considerado por precisó en su seminario La logica del fantasma. Eso se explica por
lo tanto "una Circunstancia de la posición subjetiva". También el lo innecesario de la revelación de una estructura latente en la psico-
estado t.eruúnal de la psicdsis sólo puede concebirse a partir de la sis. Entre el síntoma y la estructura no media allí ninguna latencia.
"restitución de un orden del sujeto". Entre ambos términos, todo el Lo que también constituye una referencia importante para el que
capítulo IV de la QP está eonsagrado a "Ja subjetividad del delirio pretende ayudar al psicótico a soportar su condición.
de Scl1reber", es decir el despliegue lógico de las líneas de fuerza "El sujeto es iru:g¡¡nente a su alucinación verbal", afirmó Lacan
que organizar{el trabajo dél delirio desde el único punto de vista en su Seminario XD Lejos de plantear un sujeto más allá del sínto-
que interesa eri la clínica psicoanalítica, el del sujeto. ma, la enseñanza de Lacan muestra claramente que, si se lo sabe
Ese capítulo además muestra, al par que elabora el grafo I de la leer, es en y por el síntoma que. el sujeto se manifiesta. se articula,
realidad delirante de Schreber, no sólo la operación simbólica que se hace un luear
......
en la estructura. 11Lo cual abre la brecha insalvable
-~-

falta y sus consecuencias subjetivas, sino también aquellas referen- que separa el discurso analítico del de la psiquiatría -que, como ve-
cias que permanecen a pesar de esa falta. Tales referencias que sí remos, segrega al sujeto por la dilución de su síntoma en coleccio-
quedan son decisivas, ya que definen las coordenadas que enmar- nes de signos objetivables: síndromes o disorders-.
can y sustentan la realidad delirante, y constituyen los elementos
mismos con los que se puede contar en un tratamiento posible ·-Y a
los que el analista debería atenerse para no forzar al sujeto más allá
·de sus posibilidades estructurales-.. Definen entonces la-''tela'' es-
. --tructuraldel psicótico,
La psicosis no es para Lacan el resultado de uri trastorno bioló-

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Gabriel Lombordi Y otros Co11sec11e11cfr1s clfnicas de lo cuestión preliminar

3. El psiquiatra concernido den para creerse en posesión de una idea adecuada de la realidad a
la que su paciente se mostraría inadecuado".
Una vez situada Ja cueslión preliminar "que da a la psicosis su Y aquí se aloja, en el seno de la QP, lo que en el Petit discours
condición esencial", Lacan. en lugar de concluir su texto, redacta m1x psycliiatres dirá más explícitamente: el psiquiatra está "concer-
un Post-scriptwn. El curioso designio de ese último capítulo es el n.ido" en su relación con el loco por compartir la misma subjetivi-
de dar cuenta de por qué no irá más allá. Es~ribe Lacan; "este dis- dad, con el añadido angustiante -para el psiquiatra- de que el loco
curso ( ... )prosigue su dialéctica más allá: lo detenemos sin embar- tiene el objeto de su lado. El sujeto psicótico, inmanente a su aluci-
go aquí, vamos a decir por qué. (//) Es en primer lugar que con nación verbal, "tiene" el opjeto, por eso no se lo demanda al Otro.
nuestro alto {halte) vale la pena indicar lo que se descubre". Como resultado de lo cual, el sujeto que se encuentra con el loco,
Y lo que se descubre, es la apertura que proporciona a los obje- sea o no psiquiatra, tiende a quedar ubicado en posición de sujeto
tivos del tratamiento el acto de restituir a los fenómenos de la psi- dividido; y eso angustia.
cosis el relieve subjetivo que merecen. con la consecuencia adicio- Lacan definirá la angustia como la sensación del sujeto precisa-
nal que ello implica: no considerar más delirante Ja realidad del mente ante la presencia de ese objeto que el psicótico puede ven.ir a
psicótico que la del psiquiatra o la del analista. encarnar para el psiquiatra "concernido". Y por ello el psiquiatra se
Para ello Lacan emprende el tour de force de situar la psicosis resguarda de encontrarse con el psicótico, permanece en las coor-
propia de "la subjetividad que el sabio en ejercicio en la ciencia denadas de su realidad, conípatible con el buen orden, etc.
comparte {partage} con el hombre de Ja civilización que Ja sopor- Es preciso destacar que el término "concernir" tiene en Ja ense-
ta". Esa psicosis social toma sus coordenadas: de lo imaginario de ñanza de Lacan un estatuto casi conceptual. Lo utiliza cuando se
un discurso sobre la libertad al que califica de delirante; de un con- trata de la relación del sujeto con algo que viene de lo real, por
cepto de lo real en el que el determin.ismo es una coartada para en- ejemplo cuando en el Seminario lll discute la causa de Ja certeza
cubrir el plano en que se juega una causalidad real -en el campo del psicótico. Allí Lacan explica que no es en la realidad de la alu-
clel azar y la fortuna-; y finalmente del juego de lo simbólico por el cinación donde se funda la certeza del psicótico. sino en algo que
que la creencia encuentra en occidente su referencia cardinal en la .le concierne: un sign.ificante que viene de lo real, materializado por
figura de Papá Noel (es decir esa veta en la que Ja metáfora paterna ejemplo en la voz. Y a la luz de su enseñanza de los años '60, si al-
se constituye en una metonimia de la castración, con un efecto go concierne al sujeto, es el objeto a, que es el objeto de la angustia
francamente estupidizante). y de la certeza subjetiva..
Si esa psicosis es compatible con lo que se llama el buen orden, _ ·-·· Sahenws .sin. embargo queJa certeza subjetiva es rechazada-por
argu_n1e11t~ Lacan, esonoautoriza al psiquiatra.ni tampoco al psi- la ciencia, Eso .tiene como. resultado, para el psiquiatra que trata de-
coanalista, "a confiar en su propia compatibilidad con ese buen or- ser "científico y objetivo", que quien está en la certeza es elloco,

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Gabriel Lombardi y otros Consecuencios clínicas de la cuestión preliminar

mientras que él se resguarda de ella. Encubre con sus veleidades de guo, de loneta. o el químico, más moderno, tienen la función doble
"objetividad" su propia indeterminación subjetiva, no quiere saber de atrapar y silenciar a un sujeto al que Lacan califica de "libre",
nada de la certeza que nace en su angustia y le concierne del modo precisamente por "tener" el objeto a su disposición.
más íntimo en su deseo (¡por algo se dedica a esa profesión a la Está esa o.tra muralla que son las relaciones de comprensión. A
que él ntismo suele calificar de insalubre. que requiere ír al l1ospi- su manera, evita finalmente también el encuentro libidinal con ese
cio, aunque más no sea a dirigir el Servicio!). (Jbjeto. Si Lacan reconoció en de Clérambault a su único maestro
¿De qué modos se resguarda de ese "concernimiento"? en psiquiatría, fue justamente porque de él aprendió a orientar la
En primer lugar y básicamente protegiéndose de la presencia de interrogación del enfermo a partir de lo que no se entiende, del ele-
ese objeto que el psicótico tiene de su lado. Por eso la QP comien- mento "anideico" que de. Cléra_mbault supo destacar -aunque fuera
za cori una crítica de la teoría decimonónica de la alucinación en por su ideología mecanicista-. La ubicación de lo que no se entien-
que el psiquiatra apoya su c~mvicción de que la alucinación es una de, es decir el significante dél síntmná en su presencia insensata
percepción sin Óbjeto ..LejoS;de ser sin objeto, la alucinación es pa- pero estructurante de la relación del sujeto con lo real. conduce di-
ra Lacan la encarnación clíqjcamente más evidente de lo que luego rectamente a la ubicación del objeto éxtimo que concierne y angus-
. lla1nará_obJetci a. En ese prilner capítulo de la QP Lacan pone todo tia. Comprender, P"'.rmanecer en el registro de la significación. es
el acento en que 'Jo erróneo ¡-¡o es el perceptum, sino que la alucina- un modo de evitarlo.
ción es un percfptum que no deja un sentido unívoco al percipiens También se puede eludir ese "concernimiento" tomando al psi-
interesado -c01¡.cer11ido- por ese perceptwn. cótico como objeto de estudio. "Ponemos barreras, murallas, decía
Si el psiquiatra se angustia y prefiere sostener: ¡sin objeto!, es Lacan, los consideramos mucho más como objetos de estudio que
en la medida en que él mismo está sujeto a la presencia organiza- como punto de interrogación a nivel de la relación del sujeto con
dora del campo del des~.Q de ese objeto para él encubierto que el ese objeto extranjero, parasitario. que es esencialmente la voz".
psicótico mismo encarna. Como el perverso para el juez o el acadé- Sólo sobre la base de ese tour de force se abre la dimensión clí-
mico, la presencia del loeo desordena y molesta al psiquiatra, por- nica en que el psicoanálisis puede desplegar una eficacia ética y te-
que le exige en todo caso ponerse en regla con ese campo de los rapéutica diferente. Porque la posibilidad misma de una clínica de-
deseos que el objeto a organiza o desorganiza según la perspectiva pendiente del discurso psicoanalítico se abre a partir de lo que La-
de su incidencia, dicho de otro modo según la posición subjetiva. · can llamó "una entera sumisión, aun si ella es advertida, a las posi-
Hay sin duda más objetos entre el cielo y la tierra que los que reccí:-· ciones propiamente subjetivas del enfermo". Ocuparse verdadera-
.... noce d. psiquiatra e!ls\lLealidad adeC\lacla, _ mente del loco exige esa posición, para la que no preparannila na-
. Desde. esa perspecti ya todosJos <:l<O!llás. ''rec11rs9_s'' Qel psiquiatra turaleza, ni la universidad, ni la"experiencia" por .sísola. La desti-
para desvanecer su "concernimiento" se ordenan. El chaleco anti- tución subjetiva del analista que esa posición implicá es algo que

142 143
Gabriel Lombardi y otros Consecuencias clínicas de la cuestión preliminar

s6lo la conclusión de un análisis puede facilitar. Por eso Lacan es- psicosis. Antes de pasar a ese punto debemos sin embargo hacer
peraba que alguna vez se ocupe del loco alguien analizado. una referencia -decisiva- al método en la enseñanza de .Jacques
Lo que l1ace el psiquiatra es otra cosa. El no se destituye como Lacan, en los siguientes puntos:
sujeto. sino que disimula su angustia detrás de la máscara profesio- l. La enseñanza de Lacan tiene una estructura tal que tiende a
nal que asume en su sórdida realidad. Y es precisamente a partir de poner en acto aquello de lo que habla, haciendo coincidir (en acto,
la crítica de su postulación de la realidad que L.acan en el Pos1- justam'ente) enunciado y enunciación..La enseñanza para Lacan es
script1mi' considera oportuno pasar al tema del "objetivo del trata- tesis, pero tesis que no olvida que en lo puesto {thésis} puede o no
miento" de la psicosis. estar el poner (títhem.i} que lo inscribe en lo real. Es lo que dife-
Podernos conjeturar entonces que cuando Lacan hablaba de "re- rencia un enunciado vacío, a la manera del discurso universitario,
troceder ante la psicosis'". se refería a lo que hace el psiquiatra. de un enunciado que desencadena sus consecuencias: de enseñanza
en este caso.
2. Eso no solameme en su discurso hablado; también busca ese
4. El método de Lacan efecto de transmisión en sus escritos. En 1969 fundamentó explíci-
tamente el poder de ilectura {pouvoír d'i/lecture} que supo mante-
Pero la importancia de la crítica lacaniana de Ja posición del ner intacto en sus escritos en razón de que "dar demasiado a com-
psiquiatra no debe situarse tanto en los efectos que pueda producir prender es propiciar la evitación". En esto la enseñanza de Lacan
en el discurso de la psiquiatría, que avanza según sus propias reglas es coherente con la experiencia analítica misma: "es más bien por
y su interacción con la ciencia y el mercado. La importancia ética la ubicación de lo que no se comprende -afirmó también- que pue-
de esa crítica se sitúa en relación al analista, que corre el riesgo de de producirse algo ventajoso en la experiencia analítica". Si algo
caer en la posición psiquiátrica, más fácil de sostener. llama Ja atención en las desgrabaciones de sus presentaciones de
"¿Por qué es precaria la experiencia del psicoanálisis con el psi- enfermo. es hasta qué punto se basaba en lo que no entendía. lo to-
cótico?'", se preguntaba Lacan en el Petít discours, Y da esta res- maba como referencia para avanzar en la foterrogación clínica. Con
puesta: "porque está el psiquiatra; cuando ustedes salen del psicoa- lo cual enseñaba también cuánto más lejos se llega en la aprehen-
nálisis llamado didáctico retoman la posición psiquiátrica". Inver- sión clínica si se deja en suspenso esa satisfacción ética y científi-
samente, destaca el "progreso capital que podría resultar del hecho camente precaria en que consiste el sentimiento de comprender (el
de que alguien psicoanalizado se ocupe un día verdaderamente del aha-Erlebnis del que habla en los ÉcrÍls).
loco".-·· ··- ·- --- ---- 3. La QP es un texto de 1958, es decir de la épocaenque La,
-- Yen ese seriiido sepuéde eritéridétt¡uelaQP es la del analista can trataba de situar con un vigor metodológico inédito .en.la. bis.e....
concernido. Concernido en Ja maniobra de la transferencia en la toria del psicoanálisis, la crítica de aquellos que, pótir más allá de

144 145
Gabriel Lombardi y otros Consecuencias clínicas de la rnestión prelimirwr

Freud. se extraviaron. Sin embargo la prudencia de Lacan de no ir 5. Se dibuja así el gigantesco ttiseño de Ja enseñanza de Lacan a
más allá de Freud no se limita solamente a esas coordenadas histó- partir de esa exaltación kierkegaardiana de la discontinuidad que la
ricas. En su seminario sobre La ética del psicoanálisis explica su caracteriza y le da su valor ético extremado. Un registro clínico
opinión en relación al tema: "Uno no va más allá de Descanes, nuevo se abre donde el respiro interrumpe el hacer para sublimarlo
Kant, Marx. Hegel y algunos otros, en tanto que marcan la clirec- en acto. donde la tensión de la cuerda sub.ietiva revela su materia y
ción de una investigación, una orientación verdadera. Uno no su- su estructura justo en el límite en que reordena sus fibras antes de
pera a Freud tampoco. Uno no hace tampoco -¿,qué interés puede romperse, donde el sutil acto de callarse es el único en que el sujeto
tener'1- la evaluación. el balance. Uno se sirve de él. Uno se des- es su propia enérgeia. Ese registro nuevo es el que permite, luego
plaza en el interior. Uno se guía por lo que nos han dejado como de la exhaución del material significante, o incluso en su camino,
direcciones". La QP es un ejemplo de cómo orientarse a partir de dar el salto necesario que permite al analista fundar la práctica ana-
Freud -y del caso que él e!Í'gió como referencia mayor en la psico- lítica en un acto que durante más •de medio siglo de psicoanálisis
sis: las Memorias de Schrbber-. Enseña a orientarse a partir de pasó desapercibido. Es precisamente el acto que Lacan espera·1a de
Freud para mostrar qué horizontes diseñan los límites y los obstá- "c.lguien analizado que se ocupe verdaderamente del loco".
culos con lbs que él tropezó, y de los que dio cuenta con una ho-
nestidad y un rigor científifo que hacen de su obra una enseñanza
incomparable. 5. El analista concernido
4. Los obstáculos en una práctica ó en una elaboración concep-
tual son para Lacan las respuestas de lo real con que la estructura Es necesario entonces dar todo su valor a lo que en su Petit dis-
responde según la forma y la vía en que se la interroga. De allí el cours Lacan llamó '°propos d'arrét pilradoxal": literalmente "dis-
cuidado extraordinario con que emprendió el estudio de los extra- curso de detención paradójica". eso mismo que lo lleva a fundar las
víos y fracasos de los posfreuclianos y de los psiquiatras eu la con- consecuencias prácticas de su QP en una ha/te. Consideremos aho-
cepción y el tratamiento de la psicosis. En La dirección de la cura ra "lo que ella descubre".
había escrito: "la coherencia revelada en el error es el garante de la ¡,En qué consiste la psicosis? En el resultado estructural del re-
falsa ruta efectivamente practicada''. De un modo equivalente, en chazo (Venverfúng) por parle del sujeto: del padre fraudulento. del
la QP plantea. en el momento de "llevar nuestra mirada al objetivo padre impostor, del padre schreberiano que pretende encarnar la ley
del tratamiento". "medir el camino que nos separa de él". Y para sin estar afectado por ella.
hacerlo,.propone.evocar ''el .c.úmulo(lerictardosmn que sus pere, ... ¿Cómo se desencadena efectivamente la psicosis?l_'ambién en
grinos lo hanjalonado", Ja19nar{ja/omier) es plantar mojones, esto Lacan es freudiano. Por una transferencia. Por una transferen-
puntos de referencia, hitos: cia de ese rechazo (Verwe1fung) del padre sobre un nuevo impos-

146 147
Guhriel lombardi v 01ros Consecriencias clínicas de la cuestión prelimi11ar

tor, ese FJechsig que viene "a suplir el vacío súbitamente advertido El analista no podría aplicar una técnica sin caer en la imposm-
de Ja Venvo:f1mg inaugural" ra. Es analista aquél que se rehusa al conocimiento y a la aplica-
En sus Memorins Schreber cuenta que en una noche previn al ción de una técnica en favor del acto por el que actualiza una ética.
dese11cadenamie1110 tuvo una larga conversación con Flechsig. En Desde el punto de vista de la ética del psicoanálisis, aplicar una
ella. escribe Schreber, "el Prof.Flechsig desplegó una elocuencia técnica es hacer como si uno fuera analista. es hacer como hace el
sobresaliente, que no dejó de producir un profundo efecto sobre otro, es abandonar el acto del que únicamente puede surgir una ex-
nú". Habló de Jos progresos que había hecho la psiquiatría desde periencia verdaderamente analítica. Y en tal sentido "decir lo qué
mi primera enfermedad, de los somníferos recientemente descu- podemos hacer" siempre será prematuro para el analista. tanto por-
biertos, etc., y me dio Ja esperanza de que toda la enfermedad[ ... ] que su acto implica que el hacer quede del lado del analizante, co-
mediante un solo sueño prolongado ... ". El resultado fue irónica- mo porque su acto exige que lo que es del orden del hacer sólo se
mente relatado por Schreber a continuación: a partir de ese mo- llegue a saber a posteriori -con lo 4ue ello requiere de invención
mento no pudo conciliar más el sueño, los somníferos recientemen- permanente-.
te descubiertos no hicieron ningún efecto. Hizo en medio de la no- Queda así ilustrado en acto. por esa ha/te, que para ocuparse
éhe un intento de colgarse, y en el cap.IV de las Memorias comenLa verdaderamente del loco, la maniobra de la transferencia lJa de evi-
sobre ello: "Me dominaba por entero el pensamiento de que a una tar toda posición ideal de poder o de saber en el estilo del psiquia-
persona a Ja cual ya nunca será posible proporcionar el sueño aun tra., Ya que esas posiciones podrían inducir la actualización de ese
con todos los recursos del arte médico no le quecia finalmente más rechazo (Venverfung) con que el sujeto responde al desconocimien-
que quitarse la vida" (los subrayados son nuestros). to que le viene del Otro.
Es entonces cuando Schreber "manda a pasear (verwerfe) la ba- Sostener en cambio el ser del analista en el nivel en que se inte-
llena de la impostura". aunque sea al precio catastrófico del desen- rroga la experiencia del inconsciente. es decir en el no saber ni
cadenamiento de la psicosis. comprender, para así resaltar el elemento que no se entiende, abre
Evidentemente, en tal contexto de Ja cuestión preliminar plan- las puertas de la palabra del sujeto ante 3Jguien que finalmente es-
teada en los términos de estructura, no se podría esperar que Lacan cucha_.. -
nos dé la receta de Jos últimos adelantos del arte analítico. "Decir El análisis encuentra su eficacia causal en "una entera sumisión
lo que podemos hacer sería prematuro, porque sería ir ahora más a las posiciones propiamente subjetivas del enfermo", y que sin
allá de Freud", escribe Lacan, es decir avanzar hacia el terreno embargo no es pasividad. Bien por el contrario, la escucha del ana-
donde ya no está el analista, sino el impostor. lista es más bien actividad pura, como la del primer motor inmóvil
- Tal es précisa111enfe fa consecüencfaileTii-cueslión preliminar para deAiisl6teles, actividad que es un corte en el movimiento, un pun-
el analista,y10 que justifica facauidáifol títl1foélc1 i.eito cieLacan. tO Je ruptura en fa cadena causal. Cuando es opéraü vo, ese .céirl.e

148 149
Gabriel Lom.bardi y otros Consecuencias clínicas de la cueslión preliminar

tiene el poder benéfico de hacer cesar en ese punto el autómaton meaba uno ele nuestros pacientes, justo antes de entrar en una nue-
infernal de la repetición, para dar lugar a la fortuna de un nuevo en- va fase de su vida en que la pintura y la escritura desplazaron al
cuentro. síntoma alucinatorio anideico que hasta entonces lo alejaba de todo
No debe sorprender entonces que en muchos casos el encuentro contacto social. La reacomodación del "doctor" transformó el cam-
periódico del psicótico con su analista tenga el efecto "milagroso" po de la invocación, las alucinaciones cesaron o se volvieron poco
ele hacer cesar las alucinaciones. Bien por el contrario, cuando el prevalentes. el sujeto pudo consentir al llamado de un deseo que lo
acto queda del lado del analista, el sujeto se ve aliviado de esa li- orienta hacia el arte -y allí no cuenta para nada Ja opinión que pue-
bgrtad de tener al objeto de su lado que caracteriza su posición. da tener el doctor sobre la precariedad manifiesta de las aptitudes
-·· Pero sólo cuando el analista ha incorporado ese desecho con ap- artísticas del sujeto en cuestión-.
titud causal, el objeto a, sólo entonces está a salvo de la impostura. El presunto "pesimismo" freudiano ante Ja psicosis puede ahora
Desde allí puede no sólo ayudar al sujeto a "cagarse en todo el ser revisado. Para Lacan. Freud no era pesimista, era solamente,
mundo" como lo hace desde siempre, sino también a restablecer al- como él, "antiprogresista". Es decir que no compartía algunos pre-
gunos lazos, y realizar algún deseo con la mira en el horizonte de juicios con el burgués, el neurótico, o el psiquiatra de su época.
lo social; a partir de que hay en el Otro alguien analizado que se Ellos no pensaban que lo mismo que es bueno para mí le convenga
ocupa verdaderamente de él; y que le permite entonces limitar el universalmente a todos. No sobre todo al psicólico, al que "todos"
alcance de su rechazo. segrega, y que a "todlls" rechaza.
Ese alguien analizado esta exento ya de toda esperanza. Dejar
vacío el _lugar d~ la causa final es lo propio del discurso analítico.
¿Qué seria después de todo curar al psicótico, en el mensaje freu- Referencias:
diano interpretado por Lacan en la QP'? Que el poder dc la cura es- l. Jacques La can ( 1959 ), ··o'une question prtlimínare atout traite1nent possiblc
de la psychose'·. Écrirs (SeuíL Paris, 1966 ). p. 574.
tá en el sujeto mismo. Y si el analista puede ubicarse en posición
2. !bid.. p. 576.
causal respecto de lo que Colerte Soler llamó el trabajo de la psico- 3. !bid.. p. 557.
sis, sólo será desde aquella posición en la que asume precisamente 4. !bid., p. 557.
el lugar o el semblante ele lo que la estructura del significante re- 5. !bid., p. 574.
6. !bid.. p. 537.
chaza, pero donde reside la causa de Ja vitalidad del deseo: el obje- 7. J. Lacan (1967). Sen1inario La logique du _fanfasrne (Inédito). (]ase del
to a Quedaría por explicar aquí cómo se articula efectivamente, sin 14.6.67.
-fa ayuda de la interpretación, el deseo del analista en la estructura 8. - J. L.acan (1964). Le sé11únaire, livre XI (Seuil, París. 1973), p. 232.
9: --·J:-Lacan·.--Écrit:s-_·-p:·-576;--
dela psicosis: l O. J..Lacan . .Le séniinaire, Jivre XI, p. 232.
-- -- "Pobre Dr. X.; tiene el pantalón· arrugado, -está cacliuso", bro- 11. J. Lacan ( 1956). Le sénúnaire, livre IIJ (Seuil, Paris, 1981 ), p.-88.

150 151
12. J. Lacan ( 1967). Perir disco11rs de }{Jeques Lacan aux ps:rchiarres.
Conferencia dictada el 10 de novie1nbre de 1967.
13. J. Lacan (]967). J'>erir discours ...
14. J. Lacan. Écrits. p. 534.
15. [bid., p. 576,
16. J. I~acan. Petil discours .. VII
17 ..L Lacan (1969). ··c:o1npte rcndu" del seminario sobre el acto analítico.
(Jrnicar?. vol. 29. p. 24.
18. J. Lacan. Perir discours .. Introducción al Otro en la psicosis
19. J. Lacan ( 1949 ). "Le stade du rniroir co1nme forn1ateur de la fonction du Je.,.
Écrits. p. 93.
20. J. I~acan. ~en1ínario La logique du,fantasf/u' (inédito). Rafael Skiadaressis
21. J. L,acan. E"crits .. 582.
22. D. P. Schreber ( 1902). Mc111orias de un e1'.fern10 nervioso (Lohlé, Bs. As.,
1979). cap. 4. p. 43.
23. /bid., p. 581. Una manera de comenzar a situar esla cuestión es utilizar la no-
24. !bid., p. 583.
25. !bid., p. 583.
ción de comunicación intersubjetiva, que tiene un dcsan-ollo en la en-
26. J. l..acan ( 1963 ). Le séniinaire. livre X (inédito). Clase del 30.1.63. señanza de J. Lacan. De esta noción nos dice J. A. Miller: ''en ella en-
27. J.1.acan (1960). Le sén1inaire. livrc VII (Seuil. París, 1986), p. 245. cuentran su lugar todas las piezas del juego, de aquí se decidirá el po-
der de la cura, üm qué oreja escucl1ar el inconsciente, qué formación
dar a los analistas". Además a partir de ella Lacan sitúa al psicoanáli-
sis como ciencia conjetural criticando a su vez al positivismo. Aquí
podemos articular varias vertientes del Otro. a saber: Otro de la pala-
bra, Otro de la ley, Otro de la buena fe, Otro garante de la verdad y
teoría del deseo (como deseo de reconocimiento) en el Otro del deseo.
De eso Lacan dio una fórmula: "El emisor recibe del receptor su
propio mensaje de manera invertida", curiosamente una fórmula que
recibió del otro, de Claude Lévi-Strauss. Pero a poco de andar Lacan
percibió que la misma no le iba a dar todas las satisfacciones espera-
das, ya que no se podía aplicar su funcionamielllo en dos cuestiones
fundan1entales, el fin de análisis y lapsicosis como lo destaca en el
capítulo 3 del Seminario III. . . . . ---- -···· · -
Lacan podría haber dejado las psicosis fuera del ps\c()anillisísiidc-

152
153

'"-'
Rafael Skiadaressis !111roducción al Orro en la psicosis

la comunicación intersubjetiva. pero sostuvo su deseo de ir siempre labra y Laean cuando utiliza el ejemplo "vengo del fiambrero" sostie-
un poco más allá. no conformarse con el "análisis interminable ... " si- rie el mensaje alucinado "marrana" y nos presenta a la frase "vengo
no dar una vuelta más al problema freudiano. del fiambrero" como la que alude a la cuestión del sujeto. De este
Además los conceptos de fin de análisis y psicosis tienen cierto modo la primera parte de la fórmula de la comunicación intersubjeti-
parentesco por lo menos en relación a 1a inexistencia del Otro. va: "el emisor recibe del receptor su propio mensaje ... " no varía. y la
Siguiendo la enseñanza de Lacan vemos como a él le preocupa re- ·psicosis lo pone en evitlencia, ya que sólo el sujeto neurótico puede
ver la cuestión de Schreber y más adelante cómo resolver la cuestión ilusionarse con ser el dueño de sus propios mensajes. La vacilación
del sujeto que con forclusión del nombre del Padre, James Joyce. no recae en el "propio mensaje". sino en ... "de manera invertida" que
consiguió no hacer ninguna manifestación tle una psicosis clínica. lo- es el plano de la enunciación, siendo esta inversión una inversión en
grando una posici1ín que es la misma que lrnbiese sido la mejor que el juego entre lo falso y lo verdadero. .
se 11ubiese poditlo obtener de un análisis. Esta es una afirmación fuer- Aquí tenemos el ejemplo del chiste que nos cuenta S.Freud: "Para
te que dicen qucc Lacan dijo. ya que no está escrita. pero J.A. Miller qué me dices que vas a Lemberg. para que yo piense que vas a Cra-
retoma en Lacan,avec Joyce. covia. cuando realmente vas a Lemberg·"; donde lo verdadero se in-
Esto plantea toda una serie;,c!e articulaciones: en el fin del análisis vierte en falso. esta inversión se juega en el plano tie la enunciación y
el síntoma comosiml1ome (ho•nofonía tle san10 hombre) articulatlo a nos lleva a la paradoja tlel mentiroso doncle se invierte la mentira en
la tlestitución tlel sujeto supuesto saber, articulado al atravesamiento verdatl.
del fantasma. arti.culado a la separación del objeto a del ideal clel Yo. Hay una diferencia en los ejemplos de "Tú eres": 1ú eres mi mujer
articulado a la falta fálica en el Otro. articulado a la subjetivación tle o tú eres mi amo; por ejemplo en rú eres mi mujer hay inversión del
la muerte en el "tú eres eso". atributo posicional del pacto, pacto que por otra parte introduce asi-
Lacan aplica la noción de comunicación intersubjetiva a la psico- metría, ya que no hay pacto si al tú eres mi mujer se responde de la
sis conjuntamente con un viraje de Jaspers a de Clérambault, es tlecir misma manera.
de la noción de comprensión a la noción del fenómeno elemental co- El atributo posicional en la asimeLna es importante y debemos si-
mo anideico. y sostiene tlestle su tesis de doctorado Las psicosis pa- tuarlo en la IJejahung o afirmación primordial y en el juicio de atri-
ranoides y sus relaciones con la personalidad hasta el Seminario so- buci(m en su anticipación lógica al juicio de existencia como lo intli-
bre Joyce que "inevitablemente hay que suponerle una personalidad" ca S. Freud en su artículo La negación en relación a la posición del
al psicótico. De esta manera puetle conectar la teoría del yo que viene sujeto, o más exactamente en relación al ser del sujeto.
deS.FreÚd y la estructura delsujeto corno sujeto de la palabra, en re- Este atributo es posicional porque ningún sujeto podrfasituars~en
ladón at Otro. fa paiatíra yla comunicación intersubjeti~a. . . . .. un atributo como no sea en relación a otro atributo,este··es·un ~fecto
Ásí la fÜrclusión está en el centro del coucepio del Otro de la pa- del significante y como nos dice Lacan sólo desc!e.el significante

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Rafael Skiadaressis /111rod11cción al Otro en la psicosis

ruede establecerse la diferencia "mujer - marido"; esta diferencia no que se manifiesta en un síntoma. correlalo de la represión del atributo.
es semántica, es diferencia signirícanle. Esla diferencia simbólica es Recordamos que "tú eres .. .'' {1u es) es homoflínico en francés con
lo que nos permite establecer que no hay significante que no se defi- ''malado" {tué}, por ello. rodríamos decir que el sujelo es asesinado,
na, sino por su diferencia con otro significante (S 1 - S J; esto nos barrado en su propia demanda.
2
permite utilizarlo más allá de la diferencia saussuriana en la anicula- Además si pensamos la demanda como mensaje, debemos pensar
ci(m de la constitución y estructura del deseo y para diferenciar y ar- también en su aniculación con el Nombre del Pmire, ya que esto nos
ticular goce y deseo. presentará una clínica 101almcntc diferente se lrale de neurosis o de
Retomando la cuestión de lo verdadero y lo falso debemos tener psicosis .. Ahora bien en el Seminario Le Sinlhom.e Lacan nos dice
en cuenta que el O!rn siempre se afirma como garante de la verdad, y "ahora corrijo mi fórmula: el emisor recibe del receptor un mensaje
por eso la mentira no lo afecta. interrumpido en 'tú eres...', con puntos suspensivos". Podríamos de-
En relación a la temporalidad en Función y campo de la ¡¡a/abra ... cir que el "tú eres ... " proviene del Otro, nos interpela constantemen-
Lacan nos dice que el futuro anterior "habrá sido" aparece en un se- te, y habla libremente en la psicosis.
gundo liempo en relación a la aceptación de un pacto, pero que no ¿Qué es lo que encontramos en este "tú eres ... "?, no otra cosa que
funciona si hay forclusión. el superyó. Lacan nos dice que éste aparece en las frases más senci-
Así la atribución posicional no confinna el pacto mismo, por eso llas del discursu, y da el ejemplo de Schrcber cuando éste decía: "no
podríamos decir que hay diferencia entre el Otro del pacto y Otro ga- cederé a la primera incitación''; en esta sencilla frase Lacan sitúa al
rante de la Verdad; en ese sentido la cuestión de la Verdad es impor- superyó funcionan(]() en Schreber.
tante por la relación del sujeto con el Otro porque de esta manera Amplía esta cuestión con el ejemplo de Jsakower. Se trata de un
puede realizar ur. pacto y situar una posición subjetiva, lo que es pro- experimenlo que se realiza en un crustáceo, que mientras crece, y pa-
blemático en la psicosis. Por eso cuando ,.Lacan introduce el "tú ra mantener el equilibrio, se coloca unas arenillas en los conductos
eres .. ,", lo hace como invocación, como intimación de la palabra en semicirculares del oído; esto le permite tener equilibrio y orientación.
senlido jurídico; y por eso debemos recordar la inimputabilidad de Jsakower no tuvo mejor idea que recmplazar··csta arenillas por lima-
las psicosis. duras de hierro y acercar al crustáceo un imán, bueno, ustedes imagi-
Pero con este "tú eres ... " en el Seminario lll y con el ejemplo narán los trastornos de equilibrio y orientación que el crustáceo sufría
"ven20 del fiambrero ... " comienza a haber un cambio en Lacan dom1e cuando al acercársele el imán producía una füerza incontrolable so-
el té;mino mensaje es réeúíplazado por el término demanda; de esta bre su ser.
manera situar a la demanda comornensaje. ngs permite articular el Bien, eso es tomado por Lacan Parª ejemplificar la acción del su-
mensaje. coú1()-(foma11da del Otro. Poreso la_ intimacitin deja palabra, peryó sobre el sujeto: elsupcryó como significante es un cuerpo ex-
la palabrapfena~es insop()rtable y produce la división subjetiva, lo traño que opera como voz. voz áfona en la neurosis, váii'ól1icaenías

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Introducción al Otro en la psicosis
Rafael Skiadaressis

¡ / / ,- .·__ \

[)e estt forn1a nos enconlra1nos cun la rs)f/Jesta a la palahrr1 ili\


psicosis (alucinación aw:litiva); es un significante que interpela al
midan\e, palabra a elaborar: nos encontp1rnos frente al superyo coní',
sujelo.
palabra y mar,dato de goce. Así J. A. Miller nos dice: "lo forcluido en\
Almra bien, deberemos ser cauios, ya que el significante en lo real
lo simbólico como el Nombre del Padre, retoma en lo real como goce
define por sí nüsn10 psicosis, y ios fcnón1enos clen1entales, nos
dice Lacan "son en todo comparables con los fenómenos de que nos t1el Otro".
Es1o¿podcmus" >'.arlo con Un-.Padre com\t produciendo nna
<la Lestimonio el psicólico. salvo qu'e el sujeto (neurótico) no cree que
in\erpelación de g(Jc" os decir que aquí nos encontramos con un ele-
se los envíe una suerte de emisor de parásitos''. mento muy importm1ti: en relación a la clínica diferencial de las psi-
Ello e.s muy inlercsante porque el fenómeno elemental en sí mis-
cosis; un elemento OFe al funcionar con10 un operador particular nos
mo tampoco define psicosis, es decir que necesitamos algo má!;, algo
permite establecer ti par-1ir de esta interpelación si se trata de una in-
que establezca una particularidad para que funcione como tal en las
yección de goce o r)<Ulclatq ele goce, recordando que lo que es del or-
psicosis. ller"i ele la invección Je goce aparecería en relación a la voz sonoriza-
Este operador aparece en el Senúnario íil y es trata(i® por .!. La- dll e interpcÍante dcscle lo real en la alucinación ante la que el psicóti-
can con el cor1cepto de superyó, siendo éste un operador (le palabra co responde "11ága~\ tu vo!untacl" es decir acata, se somete, no puede
que interpela. escapar. Mientras el }!.\~ndalo de goc8 en la neurosis con las respue~
Aquí es üom1e debemos establecer diferencias entre neurosis y tas del ''¿quién soy;( ahre su vía panicular de.elaboración de lo ob
psicosis, ya que esta interpelación produce distintas respuestas según !
ceno y feroz del,,ciperyó.
se trate de una' u otra estructura, Es decir que la respuesla del sujeto Me parec,,,'CJ\le e:; un elemento importanle a tener en cuenta en l.
neur(Ítico y la del sujeto psicótico al "Lú eres ... " serán que el primero clfnic3. diferencutl para precisar un tiiagnóstico, inctisric11s;::t- · nara el
preguntará ante la áfona voz del superyó "¿quién soy'F', podrían1os análisis delsujeio.
decir a manera de ejemplo ''¿,quién soy para que me suceda lo que me
acontece?'', nüentras que en el segundo caso 1...acan hace un rodeo y
1oma como ejemplo a la Virgen María. En efecto .si pensarnos en esta I~bliogJ·üffa:
mujer que concibe por obra y gracia del Espíritu Santo, aceptando es- _. Indart, J .C~. Jornorlí.S preparororius o! V l~ncuentro internacional r1,.rc· c;.: 0
0

Co.nipo I'~reudiano. Buetí1:':'> Aire;-;, 1988.


to dado, no nos encontramos allí con un sujeto que se pregunta
_ I~acan, J. "I.~'il1stance de 'a lettrt dcu1~·, J' inconscient OLI l.a raison depuis
''¡,quién soy'J", sino con un sujeto que dice: "hágase tu voluntad". Freud". Écrirs (Seuil, Paris, Q66). ·
Este "hágase tu voluntad", es lo que decíamos, necesita el fenó- -Lacmi, J. Seminario III (Paid1s, Bs.As., 1987).
meno elemental para funcionar .de pleno derecho en las psicosis, es - Laccu1, .L Jovce avec·La~·a/1 (Ntyarin,-Paris,-1987).
decir un no poder escapara la voluntad interpelanle del Otro, ante el ~ 1~acan, J. Se~ninario. le.:1:inrhon1.e 'fnéditc):
que se debe responder (en las psicosis en forma delirante). - Miller, J.A, Malel!las I (ManantüL Es.As:, 1987).

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