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GESLY ANIBAL BONILLA LANDAVERRY

Desarrollo Rural Sustentable


en Guatemala
Una perspectiva comunitaria
Actualmente es Director del Depar-
tamento de Estudios de Postgrado del
Centro Universitario de Sur Oriente,
CUNSURORI de la Universidad de San
Carlos de Guatemala, y también es Di-
rector y Editor de la Revista Científica y
Académica Naturaleza, Sociedad y Am-
biente.

Ha escrito numerosos artículos acadé-


micos y científicos en revistas indexadas
nacionales e internacionales.

Los libros publicados por el Doctor Gesly


Bonilla son:

• Desarrollo rural sustentable en Guate-


mala; Una perspectiva
comunitaria
• Gestión ambiental comunitaria; Estra-
tegia de desarrollo rural para Guate-
Gesly Anibal Bonilla Landaverry es Pro- mala
fesor Titular VI de la Carrera de Agrono- • Docencia universitaria con
mía en el Centro Universitario de Sur enfoque andragógico
Oriente, CUNSURORI.
• La educación ambiental como eje
transversal del curriculum
Es Ingeniero Agrónomo en Sistemas de
Producción Agrícola por la Facultad de
Entre sus especializaciones a nivel de
Agronomía de la Universidad de San
postgrado destacan: Forestería Comuni-
Carlos de Guatemala. Cuenta con dos
taria en 2007 y Economía Ecológica de
maestrías en ciencias: Una en Gestión
2008 por la Facultad Latinoamericana
Ambiental Local por la Facultad de Agro-
de Ciencias Sociales, FLACSO. Tiene un
nomía de la Universidad de San Car-
Postgrado en Desarrollo Rural por la Uni-
los de Guatemala y otra en Educación
versidad de Dankook, Corea del Sur, en
Ambiental y Diseño Curricular por el
2009.
CUNSURORI.
El Consejo Coordinador e Impulsor de la
Tiene un Doctorado en Ciencias Políticas
Investigación, CONCIUSAC-DIGI-USAC
y Sociología por la Universidad Pontificia
ha otorgado al Doctor Gesly Anibal Bo-
de Salamanca, en el campus de Madrid,
nilla Landaverry el RECONOCIMIENTO
España, donde obtuvo la máxima nota
por haber alcanzado la categoría de In-
Summa Cum Laude.
vestigador Nivel III, del Programa de In-
centivos Económicos para Investigadores
Su experiencia académica internacional de la Universidad de San Carlos de Gua-
incluye sus visitas a México, Corea del temala, consecutivamente durante los
Sur, España, Francia, Alemania, Chile, años 2015 y 2016.
Argentina y los Estados Unidos de Norte
América.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry

Desarrollo rural
sustentable en Guatemala
Una perspecঞva comunitaria
Segunda edición, 2017

Fotogra a de portada anverso: Aldea La Toma, Comunidad Indígena Santa María Xalapán,
Jalapa, Guatemala

Fotogra a de portada reverso: Casa rural, Caserío Lagunilla, Aldea Palo Verde, Comunidad
Indígena Santa María Xalapán, Jalapa, Guatemala

3ª. Calle final 1-69, zona 5 Bo. Chipilapa, Jalapa

© Gesly Anibal Bonilla Landaverry, 2017

ISBN: 978-9929-40-254-6

Queda prohibida cualquier forma de reproducción de esta obra sin contar con la autori-
zación previa de los tulares de propiedad intelectual.

Bonilla, G. (2017). Desarrollo rural sustentable, una perspec va comunitaria. 2da. Ed.
Guatemala (Guatemala): SERVIPRENSA

Diseño e impresión:

3a. avenida 14-62, zona 1


PBX: (502) 2245-8888
www.serviprensa.com

Portada: Rolando Pérez


Diagramación: Evelyn Ralda
Revisión textos: Fernando Méndez

Esta publicación fue impresa en abril de 2017.


La edición consta de 1,000 ejemplares en papel bond beige 80 gramos.
Índice

Siglas ............................................................... ix

Prefacio..........................................................xiii

Contexto del desarrollo


rural en Guatemala........................................1

Historia de la ruralidad
en Guatemala .................................................9

La nueva ruralidad guatemalteca ............ 19

Situación agraria en Guatemala............... 31

Ordenamiento y desarrollo
territorial rural sustentable ....................... 41

Economía y produc vidad rural............... 55

Educación para el desarrollo


rural sustentable ......................................... 69
vi Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Par cipación social para el desarrollo


rural sustentable ..................................................................... 81

Movimientos sociales para el desarrollo


rural sustentable ..................................................................... 91

Seguridad alimentaria para el desarrollo


rural sustentable ...................................................................105

Planificación del desarrollo rural sustentable .................125

Proyectos produc vos y ambientales para el


desarrollo rural ......................................................................133

Ges ón del desarrollo rural sustentable .........................145

Polí cas para el desarrollo rural sustentable


en Guatemala ........................................................................155

Marco legal para el desarrollo rural sustentable ...........169

Estrategias para el desarrollo rural sustentable .............177

Ges ón ambiental rural.......................................................191

Desarrollo rural comunitario ..............................................199

Desarrollo rural sustentable para Guatemala .................207

Referencias bibliográficas ...................................................217


Gesly Anibal Bonilla Landaverry vii

Índice de tablas

Tabla 1 Población urbana y rural según Censos


1981, 1994 y 2002 ........................................ 20

Índice de cuadros

Cuadro 1 Legislación de incidencia territorial


en Guatemala .................................................... 52

Cuadro 2 Polí cas pilares para impulsar el


desarrollo rural sustentable ..........................163

Cuadro 3 Leyes pilares para impulsar el


desarrollo rural en Guatemala .....................175
Siglas

ADRI Alianza para el Desarrollo


Rural Integral
BANDESA Banco Nacional de Desarro-
llo Agrícola
BM Banco Mundial
CAFTA Central America Free Trade
Agreement
CAP Centro de Atención
Permanente
CEPAL Comisión Económica para
América La na y el Caribe
CERIGUA Centro de Reportes Infor-
ma vos sobre Guatemala
CHN Crédito Hipotecario
Nacional
CIDER Centro Internacional de
Desarrollo Rural
x Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

CNOC Coordinadora Nacional de Organizaciones


Campesinas
COCODE Consejos Comunitarios de Desarrollo
CONALFA Comité Nacional de Alfabe zación
CONAP Consejo Nacional de Áreas Protegidas
CONGCOOP Coordinación de ONG y Coopera vas
CONIC Coordinadora Nacional Indígena y Campesina
CONTIERRA Dependencia Presidencial de Asistencia
Legal y Resolución de Conflictos sobre la
Tierra
COPAE Comisión Pastoral Paz y Ecología
CRN Centro de Recuperación Nutricional
CUC Comité de Unidad Campesina
DIGESEPE Dirección General de Servicios Pecuarios
DIGESA Dirección General de Extensión Agrícola
ECADERT Estrategia Centroamericana de Desarrollo
Rural Territorial
FAO Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura
FMI Fondo Monetario Internacional
FONTIERRAS Fondo de Tierras
IARNA Ins tuto de Agricultura, Recursos Natura-
les y Ambiente
ICTA Ins tuto de Ciencia y Tecnología Agrícolas
Gesly Anibal Bonilla Landaverry xi

IDH Índice de Desarrollo Humano


IGN Ins tuto Geográfico Nacional
INAB Ins tuto Nacional de Bosques
INCAP Ins tuto de Nutrición de Centroamérica y
Panamá
INDECA Ins tuto Nacional de Comercialización
Agrícola
INGUAT Ins tuto Guatemalteco de Turismo
INTA Ins tuto Nacional de Transformación Agraria
MAGA Ministerio de Agricultura, Ganadería y
Alimentación
MARN Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales
ONG Organización no Gubernamental
PDRMC Plan de Desarrollo Rural Municipal de
Calakmul
PDM Plan de Desarrollo Municipal
PEA Población Económicamente Ac va
PET Plan Estratégico Territorial
PIB Producto Interno Bruto
PINFOR Programa de Incen vos Forestales
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo
PNUMA Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente
xii Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

PPP Plan Puebla Panamá


PRORURAL Programa Nacional de Desarrollo Rural
PROTIERRA Comisión Ins tucional para el Desarrollo y
Fortalecimiento de la Propiedad de la Tierra
PSA Pago por Servicios Ambientales
RIC Registro de Información Catastral
RIMISP Centro La noamericano para el Desarrollo
Rural
RLCU Red La noamericana de Cooperación
Universitaria
SEGEPLAN Secretaría de Planificación y Programación
de la Presidencia
SESAN Secretaría de Seguridad Alimentaria y
Nutricional
SITMI Sistema de Información Territorial Munici-
pal e Intermunicipal
UNESCO Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura
URL Universidad Rafael Landívar
USAC Universidad de San Carlos de Guatemala
UTJ Unidad Técnica Jurídica
Prefacio

El sector rural con núa siendo el prin-


cipal soporte económico de Guatemala y
man ene gran importancia en el desarrollo
social, cultural y ambiental del país. Dos
tercios de la población guatemalteca aún
siguen habitando en las áreas rurales, las
cuales se han caracterizado por mantener
su soporte económico, principalmente
en la agricultura y los recursos naturales.
Es importante considerar que la vocación
agrícola1 del país ha ido cambiando paula-
namente hacia una nueva ruralidad, pues
hoy en día, también se busca impulsar
otras alterna vas económicas como el tu-
rismo, la producción forestal y la prestación

1 No obstante, Guatemala es un país eminentemente


forestal.
xiv Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

de servicios, por eso se dice que lo rural es más diverso y


complejo (Echeverri y Ribero, 2002).

Actualmente en Guatemala se trabaja a nivel guberna-


mental para consolidar un proceso de desarrollo rural. Se
hacen esfuerzos con ins tuciones y ministerios del Estado,
con las municipalidades y organizaciones no gubernamen-
tales bajo programas financiados por la cooperación inter-
nacional, desarrollando proyectos dirigidos a incrementar
la produc vidad agrícola y diversificando ac vidades que
propicien mayores ingresos económicos. En años recien-
tes, polí cos, campesinos y la inicia va privada han estado
trabajando en el impulso de una ley de desarrollo para el
sector rural. Sin embargo, sigue exis endo una fuerte re-
sistencia porque se afectan intereses de la clase social más
poderosa del país principalmente por el tema agrario.2

El sector rural con núa buscando un proceso de de-


sarrollo que se refleje en la mejora del nivel de vida de
sus habitantes y aunque este país cuenta con un enorme
potencial de recursos naturales, existen muchas comuni-
dades que han buscado su propio desarrollo a través de la
producción y diversificación agrícola, sin tomar en cuenta
la degradación de sus recursos como sus bosques, conta-
minación de fuentes de agua y erosión del suelo, lo que
disminuye los beneficios ambientales para los mismos ha-
bitantes de este sector.

2 En Guatemala el tema agrario enfoca la distribución de la erra.


Gesly Anibal Bonilla Landaverry xv

Este trabajo adje va al desarrollo como sustentable


aludiendo al discurso del desarrollo sostenible que tuvo
su origen en el Informe Brundtland,3 y porque el término
“sostenible” es muy polisémico, de tal manera que el desa-
rrollo rural sustentable estará definido en este libro como
la mejora de la calidad de vida de las comunidades rurales
producto del manejo, aprovechamiento y conservación
de los recursos naturales como parte fundamental para el
sustento vital de los seres humanos.

Debido a la polisemia del término sustainability de


donde se sustrajo el término “desarrollo sostenible”, Leff
(2005:21), señala que lo sostenible “implica la internaliza-
ción de las condiciones ecológicas de soporte del proceso
económico (…) que ha llegado a afirmar el propósito y la
posibilidad de lograr un crecimiento económico sosteni-
ble a través de los mecanismos del mercado”, en tanto lo
sustentable, ene un enfoque más de sustento para la vida
rural mediante el aprovechamiento de los recursos natura-
les e incorporando a la ges ón ambiental que engloba la
ges ón de riesgo, la seguridad alimentaria, los beneficios
ambientales y el ordenamiento territorial, sin la perspec -
va occidental de ver a la naturaleza como mercancía. Otro
punto para apoyar la noción de desarrollo sustentable es

3 Informe elaborado por una comisión de las Naciones Unidas en 1987


encabezada por la doctora Gro Harlem Brundtland (ex primera ministra
de Noruega). Originalmente el informe se llamó Nuestro Futuro Común
(Our Common Future, por su nombre en inglés). En este informe se u lizó
por primera vez el término desarrollo sostenible definido como aquel que
“sa sface las necesidades del presente sin comprometer las necesida-
des de las futuras generaciones”.
xvi Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

el obje vo número siete de los Obje vos de Desarrollo


del Milenio el cual busca “garan zar el sustento del medio
ambiente” (FUNDESA, 2010).

Este libro hace una reflexión sobre la importancia de


las necesidades entre las personas del área rural, pues,
ellos necesitan dar prioridad a las fuentes de sustento vital
sobre los bienes comercializados, debido a que ese sus-
tento depende del aire limpio, la erra disponible para sus
cul vos de subsistencia y el agua sin contaminantes. Es
por ello que Mar nez Alier (2006), sugiere que el interés
material por los recursos y servicios ambientales propor-
cionados por la naturaleza para el sustento humano carac-
teriza al ecologismo de los pobres.

En ese contexto, este libro analiza la situación actual


del área rural en general, al cual únicamente se le a ende
con algunos proyectos produc vos e infraestructura bási-
ca de parte de los organismos estatales e internacionales,
sin haber estudiado a fondo la problemá ca ambiental,
económica, cultural y social desde sus estructuras organi-
za vas. Además, se describe el proceso de desarrollo rural
en Guatemala donde se sistema za información obtenida
luego de varios trabajos de inves gación sobre la impor-
tancia que presenta la creación de capacidades por parte
de algunas comunidades en el área rural que regulan el uso
y acceso a los recursos naturales y llegan a tener un me-
jor manejo, aprovechamiento y conservación del sistema
ambiental. Como sugiere Monterroso (2003), es este po
de comunidades que poseen cosmovisiones y modelos
Gesly Anibal Bonilla Landaverry xvii

cognosci vos, estrategias y formas de organización social


las que más se podrían acercar a lo que se ha visualizado
como un manejo ecológicamente adecuado de la naturale-
za para establecer un real desarrollo sustentable.

Mis más sinceros agradecimientos a todos los colabo-


radores para que esta publicación saliera a la luz pública.
Es importante aclarar que es una obra sencilla donde úni-
camente se da un panorama muy general de la situación
actual del área rural en Guatemala. No obstante, todo lo
plasmado en este libro es producto de inves gaciones se-
rias y de esa interacción que se ha tenido desde la infancia
con lo rural producto del legado de varias generaciones
en mi familia (mi abuela Rosalina Morán, mi padre Héctor
Aníbal Bonilla Morán y mi madre Lidia Amparo Landaverry
Villeda) quienes laboraron como maestros de educación
primaria por varias décadas en este sector.

Esta segunda edición siempre está dedicada a mi ma-


dre que por más de vein trés años estuvo recorriendo los
espacios rurales, ejerciendo la docencia a nivel primario y
dejando su vida a una población que se caracteriza por
estar, hasta el día de hoy, en una situación de marginación
y pobreza extrema.

Gesly Anibal Bonilla Landaverry


Contexto del desarrollo
rural en Guatemala

L os indicadores sociales y económicos


muestran que Guatemala es el país
con menor desarrollo humano en América
La na, y que supera únicamente a Hai
(Sepúlveda et al., 2003; PNUD, 2010;
PNUD, 2016). El área rural es el sector con
los peores indicadores de desarrollo social y
económico pues presenta un desalentador
panorama de pobreza y desigualdad.

Paradójicamente, la economía nacional


ene su soporte en el aprovechamiento
de los recursos naturales del área rural y
el 60% de la población del país aún habita
en este sector en donde la clase económi-
ca dominante y los grandes terratenientes
son los que más aprovechan y explotan la
riqueza de Guatemala que está en lo rural.
2 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Gramajo (2009), señala que el sector rural ha generado


la capacidad de sobrevivencia y ene aportes cualita vos y
cuan ta vos, además contribuye significa vamente al de-
sarrollo económico de Guatemala. El área rural man ene
gran importancia en el desarrollo social, cultural y ambien-
tal del país. Dos tercios de la población guatemalteca con-
núan habitando en las áreas rurales, la cual se ha caracte-
rizado por mantener su soporte económico principalmente
en la agricultura y los recursos naturales. No obstante, el
carácter eminente agrícola de los países de la región ha
ido cambiando paula namente hacia una nueva ruralidad
(Echeverri y Ribero, 2002), pues hoy en día, también se
busca impulsar otras fuentes de ingreso económico como
el turismo, la producción forestal y la prestación de servi-
cios, de tal manera que “lo rural” es ahora más mul funcio-
nal, diverso y complejo (IARNA, 2004).

Históricamente se ha buscado en Guatemala un de-


sarrollo rural a través del incremento de la produc vidad
agrícola y pecuaria. Sin embargo, el país presenta carac-
terís cas muy peculiares con erras de vocación forestal
y con una distribución de la erra concentrada en pocos
dueños, lo que ha limitado una mejor distribución de la
riqueza y de los beneficios económicos para toda la socie-
dad guatemalteca. Durante décadas se realizaron esfuer-
zos para desarrollar al sector rural a través de programas
y proyectos dirigidos principalmente por el Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Alimentación –MAGA–, tratan-
do de incrementar la producción agrícola. Muchos de los
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 3

mismos campesinos involucrados en los procesos produc-


vos también buscaron la solución a problemas de sus cul-
vos por sus propios medios para mejorar los rendimientos
pero en muchos casos sin éxito y únicamente impactaron
de forma nega va a los recursos naturales debido a las
prác cas agrícolas como la roza4 y el cambio de uso de la
erra (Santos y Barre , 2007).

Hasta el día de hoy, ni se ha logrado desarrollar la


agricultura y peor aún, en el área rural hay una fuerte in-
seguridad alimentaria, con un ambiente degradado y con
un detrimento de los recursos naturales que propicia con-
diciones desfavorables sobre el nivel de vida de los ha-
bitantes dejándolos como un sector muy vulnerable ante
fenómenos naturales y con pobreza extrema.

Lo rural aún es considerado como un sector situado en


las áreas de poblados dispersos y su agricultura se carac-
teriza por ser de supervivencia (Melo, 2000), en donde la
inversión estatal y sobre todo municipal sigue siendo muy
baja. A la población rural se le considera con poca capaci-
dad empresarial y uno de sus principales problemas es el
acceso a la erra.

En varios países de la región, se busca una transfor-


mación de la agricultura para tratar de tecnificar los pro-
cesos produc vos y manejar el concepto de agroindustria,
lo que permi ría tener una agricultura de mercado, lo cual

4 Prác ca que consiste en que los campesinos talan y queman un área bos-
cosa para preparar la erra y cul var maíz u otras especies alimen cias.
4 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

encajaría en un desarrollo agrícola y así dar paso a una


nueva ruralidad (Echeverri y Ribero, 2002). El sector rural
es de vital importancia pues es en este territorio donde

se producen los alimentos y las materias primas que la so-


ciedad consume, y el lugar donde vive la gente que realiza
estas ac vidades. En un sen do más amplio, también se
ve al medio rural como la suma de elementos geográfi-
cos que agrupan componentes naturales como recursos
bió cos, geológicos, climatológicos y ambientales a los
que se atribuyen valores fundamentales para el desarro-
llo sustentable de las comunidades y de la sociedad en
general (Delgadillo y Torres, 2010:51).

En Guatemala se debe tener en cuenta que el 51% de


la población vive en condiciones de pobreza.5 Los datos
que se manejan de forma general es que el 35,8% corres-
ponde a pobres y el 15,2% a pobres extremos. Por grupo
étnico, la pobreza afecta al 74,8% de la población indígena
(47,6% en pobreza, 27,2% en pobreza extrema) y al 36,2%
de no indígenas (28,5% en pobreza, 7,7% en pobreza ex-
trema). Geográficamente el 53,9% de la población del país
reside en el área rural. Esta población se caracteriza por ser
pluricultural, pluriétnica y mul lingüe.

Existen 24 comunidades lingüís cas de los cuatro pue-


blos que conforman la nacionalidad guatemalteca, de las
cuales 22 son de ascendencia mayas K’iche’, Kaqchikel,
Tz’utujil, Achí, Sakapulteko, Sipakapense, Uspanteko,

5 Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida –ENCOVI–, 2006.


Gesly Anibal Bonilla Landaverry 5

Poqomam, Poqomchi’, Q’eqchi’, Mam, Ixil, Awakateko,


Tek teko, Q’anjob’al, Chuj, Akateko, Itza’, Mopán, Ch’or ’,
Jakalteko (Pop ’); además del pueblo xinka y el pueblo
garífuna. De acuerdo al XI Censo de Población de 2002,
la población indígena representaba en ese año el 41%
de la población total y el 50% de la población rural. Los
departamentos con mayor porcentaje de población in-
dígena son: Totonicapán (96,7%), Sololá (94%), Quiché
(89,7%), Alta Verapaz (88,8%), Chimaltenango (75%), Baja
Verapaz (65%), Huehuetenango (58,1%). Son estos, más
San Marcos, con el 31,28%, los que más pobres concen-
tran (CONIC, 2009:4).

Este es el panorama guatemalteco y obliga a reflexio-


nar y realizar nuevos planteamientos de desarrollo debido
a que la ruralidad en otros países de la región está trans-
formándose con la postmodernidad, entrando con más
fuerza las ideologías polí cas, normas jurídicas y dinámicas
sociales para una nueva construcción epistemológica, con
la necesidad de reconstruir un sector que se ha quedado
en el abandono (Leff, 2007).

El desarrollo rural debe ser un proceso para mejorar


el nivel de bienestar de la sociedad lo cual contribuirá a
obtener calidad de vida de una población que basa su
economía en el aprovechamiento de los recursos naturales
(Pérez, 2000), sin olvidar que es un territorio cuya
población realiza diversas ac vidades como la agricultura,
la artesanía, el comercio, las ac vidades pecuarias y la
prestación de servicios.
6 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Para Gómez (2008a), el desarrollo rural ene que ser


un proceso de largo plazo y requiere de estrategias y po-
lí cas de Estado para mejorar las condiciones de vida de
los habitantes que dependen de los recursos naturales
y la agricultura. Pero en la realidad, el desarrollo rural en
Guatemala toma un carácter casi utópico debido a factores
como la baja produc vidad y rentabilidad de las ac vida-
des económicas, la degradación ambiental, la falta de ac-
ceso a la erra y la poca cobertura de los servicios básicos
de educación y salud. Es por ello que para dar cobertura a
estas necesidades y solucionar estos problemas estructu-
rales se necesita de un largo plazo.

La agricultura es tan solo un factor importante en el


sistema produc vo rural, pero con la evolución de la nueva
ruralidad, es necesario tomar en cuenta que existen múl -
ples ac vidades económicas que son fuentes de empleo e
ingreso como la ac vidad forestal, el turismo y la presta-
ción de servicios (Echeverri y Ribero, 2002).

Es un gran reto generar una nueva visión de lo rural,


más allá de con nuar con esa producción primaria agríco-
la. Hay que retomar el acceso a créditos y capacitaciones,
mejorar la infraestructura básica, tener una mejor inserción
a mercados y dar mayor cobertura educa va y de salud. El
obje vo principal del desarrollo rural debe ser el de con-
trarrestar la asimetría de la sociedad guatemalteca.

No se necesita mostrar tantos datos estadís cos sobre


salud y educación rural, pues para ello existen informes
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 7

como el que publica el Programa de las Naciones Unidas


para el Desarrollo cada dos años (PNUD, 2010). Lo que sí
es necesario, es ilustrar el panorama general que mues-
tra un sector sumamente importante para el país y que es
base fundamental de la sociedad guatemalteca debido a
la can dad de población que vive en estas áreas y sobre
todo por el soporte económico que representa lo rural en
un país que depende de los recursos naturales.
Historia de la ruralidad
en Guatemala

U na de las principales caracterís cas


por las cuales Guatemala se diferencia
de otros países de la región, es que un gran
porcentaje de las dinámicas sociales y eco-
nómicas están asentadas en los espacios
rurales (IARNA, 2006). En el úl mo medio
siglo, la población rural no ha cambiado
en mucho y representa más del 60% del
total en el país. Entre los factores básicos
que explican los pocos cambios están que
la población indígena está más arraigada
en el control de erras a pequeña escala;
existen niveles rela vamente elevados de
produc vidad agropecuaria por unidad de
superficie en zonas densamente pobladas
del al plano; una estructura ocupacional
diversificada como artesanías, comercio y
servicios que permite la coexistencia de la
10 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

población con alta densidad demográfica; y la ampliación


de la frontera agrícola hacia las erras del norte del país
que posibilita migraciones de lo rural a lo rural, a pesar que
úl mamente se ha dado paso a la migración a las zonas
urbanas pero, todavía existe una fuerte concentración en
los espacios rurales (PNUD, 2010, IARNA, 2012).

Para poder adentrarse en la evolución histórica de la


ruralidad guatemalteca es necesario entender que lo rural
está definido como todas aquellas áreas con asentamien-
tos humanos dispersos o de baja concentración pobla-
cional y espacios con población en concentraciones no
mayores de 2.500 habitantes (Echeverri y Ribero, 2002).
Estas poblaciones han dependido de ac vidades primarias
y sus encadenamientos subsectoriales directos han incor-
porado una visión de base económica que oferta recursos
naturales. En tal sen do, el área rural es considerada como
espacio geográfico con un peculiar tejido social y depen-
diente de los recursos naturales, con ins tuciones y for-
mas de organización propias, y presenta determinadas for-
mas de producción, intercambio y distribución de ingresos
que ha tenido una construcción social a través del empo
(Sepúlveda, et al., 2003).

Para analizar la historia de la ruralidad guatemalteca


quizá hay que par r de la máxima en que la historia del
desarrollo rural en Guatemala ha sido la lucha por el acceso a
la erra, aludiendo a Karl Marx con su analogía en que “la
historia de la humanidad ha sido la lucha de clases” (Sainz
y Alaníz, 2007).
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 11

No hay que perder de vista que el sector rural guate-


malteco ha estado inmerso en una construcción histórica
la cual ha sido marcada por dis ntos estadios y su desa-
rrollo establece varias etapas (Monterroso, 2008). Primero,
bajo un sistema feudal que presentó la fase Precolombina
o Mesoamericana que estuvo vigente hasta 1524 y luego
por la fase Colonial que se desarrolló de 1524 a 1821. Es
durante la primera fase, que la agricultura era la principal
fuente de subsistencia y las sociedades orientaban su de-
sarrollo en función del crecimiento de la producción agrí-
cola, principalmente de maíz, con monedas de intercambio
como el cacao. En la segunda fase, y ya bajo el sistema
feudal colonial español, la agricultura con nuó siendo la
fuente principal de subsistencia, pero se incorporaron
otras ac vidades extrac vas y de minería.

Se explotó indiscriminadamente la mano de obra de


indígenas que fueron relegados al campo y a áreas margi-
nadas, exis endo intentos por la corona española de limitar
los desmanes que se hacían contra los indígenas, lo que dio
origen a que se dictaran las Leyes Nuevas promulgadas en
1542. Para 1680 se recopiló las Leyes de Indias para las po-
sesiones de los monarcas españoles como an cipo de una
legislación laboral (Mar nez, 1970), y se renovaron en 1835
y 1851 por los gobiernos de esa época (Mesa-Lago, et al.,
1997). Esta fase se vio marcada por la división de la socie-
dad guatemalteca entre explotadores españoles y criollos6,

6 Hijos de españoles nacidos en Guatemala.


12 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

que eran los terratenientes y finqueros y los explotados in-


dígenas que quedaron marginados (Mar nez, 1970).

Después de la emancipación española en 1821 la so-


ciedad guatemalteca se fue sectorizando, lo que fue mar-
ginando a grupos de personas e indígenas a quienes se les
consideraba ú l por suministrar mano de obra barata para
extraer materias primas.

A par r del establecimiento de los gobiernos liberales


en 1871 se da una tercera etapa en la construcción del
sector rural. Si bien la agricultura con nuó siendo la prin-
cipal fuente de subsistencia, se implementaron polí cas
de expropiación de erras en 1877, principalmente a los
indígenas y se empezó a desarrollar un po de agricultura
agroexportadora que se estableció como fuente de rique-
za para pocas familias. Se inició un po de semi industria-
lización del país y empezaron a formarse grandes ciudades
para dar paso a una segregación entre lo urbano y lo rural.

Se emplearon medidas para eliminar las estructuras


na vas para permi r la expropiación de las erras más
fér les y se dio lugar a una nueva estructura agraria para
crear una oligarquía terrateniente e incrementar las dispo-
siciones para el trabajo forzoso. Se incrementó la margina-
ción y explotación de las comunidades na vas y persis ó
la ausencia de atención de sus requerimientos y servicios.

Hasta 1944 la sociedad rural fue marginada y explota-


da. Es en el período revolucionario en donde se empezaron
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 13

a atender las necesidades produc vas de los campesinos


y se plantea una reforma agraria. Se reforzó la agricultura
de exportación y el Estado empezó a apoyar al sector rural
bajo un sistema nacional de planificación dictando polí -
cas, planes, programas y proyectos des nados al apoyo de
campesinos y agricultores proporcionando asistencia téc-
nica, créditos y asesorías.

Se incluyeron medidas para eliminar la injusta estruc-


tura agraria a través del Decreto 900, se introdujo la fun-
ción social de la propiedad de la erra y se derogó la ley
del trabajo forzoso. Se tomaron medidas para asegurar la
producción interna de granos básicos y se incen vó la ex-
portación de café y algodón. El sector rural empezaba a
eliminar la marginación y la explotación.

Sin embargo, al disolverse el período revolucionario


que duró diez años, de 1944 a 1954 y con la entrada de
gobiernos militares en Guatemala, cambió en cierta forma
el proceso del desarrollo rural. Aunque se con nuó aten-
diendo de alguna manera las necesidades produc vas de
los campesinos, se dio un po de nueva reforma agraria
con otras connotaciones. Se impulsó la “colonización” de
regiones despobladas como el departamento de Petén y
la región de Las Verapaces al norte del país para ampliar la
frontera agrícola, no obstante, los más beneficiados fueron
militares. Se tomaron medidas para apoyar la diversifica-
ción de la producción de cul vos como café y cardamomo,
y se mantuvo el apoyo a la producción interna de granos
básicos. Lo rural se fue quedando iden ficado por sus
14 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

dificultades de accesibilidad a servicios como la educación,


salud e infraestructura básica (Itzcovich, 2010). La brecha
entre las áreas urbanas y rurales se fue ampliando cada
vez más, repercu endo en fuertes niveles de desigualdad
social, pobreza y marginación.

Algo que golpeó al sector rural fuertemente, fue que


durante varias décadas el país se vio inmerso en un con-
flicto armado lo que propició movimientos de la población
guatemalteca tanto a nivel interno como hacia el exterior,
y la población del área rural se quedó prác camente des-
protegida. Durante la década de los años 80 hasta la firma
de los Acuerdos de Paz en 1996, hubo un gran flujo de
refugiados y desplazados de campesinos e indígenas hacia
lugares fronterizos de Honduras, Belice, El Salvador y prin-
cipalmente de México.

Una etapa más en la construcción rural guatemalteca


se dio luego de la apertura democrá ca en 1985 y em-
pieza a tomar otras caracterís cas con la introducción del
modelo económico neoliberal a mediados de los años 90.
Aquí los campesinos son excluidos de los programas de
extensión y créditos, quedando al amparo de sus an guas
formas de subsistencia.

Luego de los acuerdos de paz en 1996 se generaron


nuevas expecta vas por una emergente etapa “democrá-
ca”, no obstante se produjo un ajuste estructural del Es-
tado con reformas prác camente impuestas por el Fondo
Monetario Internacional –FMI–, el Banco Mundial –BM– y
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 15

el Banco Interamericano de Desarrollo –BID– para elimi-


nar regulaciones estatales y así desarrollar la agroindustria
y reestructurar la administración de la erra en el país.

Se impulsaron polí cas para reducir al Estado y des-


centralizar la administración pública (Alonso, 2006). Todo
esto fue contraproducente para el sector rural porque se
fue agudizando la pobreza producto de las dinámicas que
impactaron sobre los sistemas de sustento y los niveles de
protección social campesina e indígena al eliminar la asis-
tencia técnica, el acceso a créditos y la regulación estatal
en general, dejando a la población rural a la deriva, con
su agricultura de subsistencia, propiciando así, brotes de
hambruna y pobreza extrema que no tardaron mucho en
salir a la luz pública nacional e internacional.

Al priva zarse el aparato estatal, los agricultores se


quedaron sin mayor protección y únicamente tuvieron ac-
ceso a los programas de desarrollo económico los produc-
tores con condiciones rentables y con “compe vidad”. Al
insertarse el país a la dinámica de los mercados mundiales,
se generaron escenarios para atender requerimientos de la
globalización de tal manera que lo rural fue siendo aplaca-
do por un capitalismo que raya en lo salvaje pues proliferó
considerablemente la pobreza en su máxima expresión.

Con la disolución del aparato estatal y al observar la


agudización de la pobreza y el detrimento de los recursos
naturales, los organismos internacionales crearon la figura
de la ONG a principios de la década de 1990 para que
16 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

con su par cipación se promoviera y apoyara la produc-


ción de nuevos productos y servicios para generar ingresos
con ac vidades como la exportación de hortalizas, flores y
cul vos exó cos, la prestación de servicios como el eco-
turismo y el apoyo en infraestructura básica. Se entró a
una fase que se denominó desarrollo con “rostro humano”
para suavizar el efecto del capitalismo neoliberal tratando
de organizar a la sociedad civil, con lo cual se trató de dar
al desarrollo otros enfoques o tal vez sobreadje vándolo
con perspec vas ambientales, étnicas, de género y lucha
contra la pobreza.

Lo rural entró en una crisis aguda y provocó entre


otras cosas, fenómenos sociales como la explosión de la
migración hacia los Estados Unidos, que a finales de los
años 90 tuvo un auge considerable pues, la población
rural buscó su supervivencia producto de la falta de in-
serción de militares e insurgentes a las dinámicas sociales
y económicas del país luego del conflicto armado interno
(Gellert, 2000). Aunque, la migración del campo hacia la
ciudad también se ha dado en cierta medida como conse-
cuencia del modelo de desarrollo vigente y por fenóme-
nos que emergieron en los úl mos años como el narco-
tráfico y la permanencia de cul vos ilícitos (Pérez, 2003).
Los desastres causados por fenómenos naturales están
revir endo esta situación y mucha gente regresa a sus
lugares de origen por el alto riesgo en que están inmersos
debido a la elevada vulnerabilidad de los asentamientos
en las zonas urbanas.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 17

En este contexto, lo rural en Guatemala, está dejando


de ser de vocación agrícola para conver rse en un sector
agroforestal, turís co y de servicios, lo cual está propician-
do una transición hacia esa nueva ruralidad (Echeverri y
Ribero). No obstante, la construcción de la estructura rural
en Guatemala, se apoya en la tradición y la historia que
alimenta la cultura del país, que más allá del folclor y el
arte, cons tuye una forma esencial de la riqueza social. Es
por ello que la visión territorial rural guatemalteca implica
la valoración y el reconocimiento de la tradición, la historia
y la cultura rural nacional.

El problema más grave no resuelto es el rela vo a las


condiciones de vida y de bienestar de su población y la su-
peración de las desigualdades en las estructuras de distri-
bución del ingreso y beneficio del crecimiento económico.
La pobreza rural sigue siendo una demostración del sen -
do excluyente de la economía, manteniéndose sin cambios
significa vos desde la década de los años 90 hasta el día
de hoy (CIDER, 2001).

Todo lo que no califica dentro del ámbito urbano es


por definición rural. Por lo mismo, hay una omisión históri-
ca implícita de lo rural como sujeto ac vo de desarrollo en
el país (Rosada y Bruni, 2010). Con esta omisión y por sí los
problemas del área rural fueran pocos, hay otras acciones
que se están buscando en el inicio de la segunda década
de este siglo, pues se están tomando medidas para dar
certeza jurídica a los propietarios de la erra para lo cual se
creó el Registro de Información Catastral –RIC– hace casi
18 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

un lustro y así prác camente despojar a los agricultores y


campesinos de su principal medio de producción. Para el
sector polí co y económico del país es la herramienta in-
dicada para el impulso del desarrollo nacional, no obstante
es una estrategia para mantener la desigual tenencia de la
erra y por ende la inequidad social.
La nueva ruralidad guatemalteca

E l úl mo censo nacional reportó una po-


blación total en Guatemala de 11,2 mi-
llones y es mó que en promedio el 53,8%
aun vive en el medio rural, siendo Gua-
temala el país menos urbanizado en toda
América La na (INE, 2002), aunque hay
fenómenos peculiares como la excesiva
concentración ya que el 28% del total de
la población urbana en el país se encuentra
en el municipio de Guatemala y el 44% en
el mismo departamento.

Lo rural ende a modificarse por la


transición demográfica y el proceso de ur-
banización debido a los grandes cambios
de la población que está marcando el pro-
ceso de rápida concentración de personas
en las principales ciudades del país. En el
úl mo medio siglo se han modificado las
distribuciones espaciales de la población,
20 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

pasando de una población rural dispersa predominante a


poblaciones concentradas en grandes y medianos centros
urbanos de carácter metropolitano. Como efecto de la
transición demográfica y la urbanización, es claro el pre-
dominio actual de una población rural envejecida. La tabla
1 muestra cómo la población rural ha ido cambiando en
porcentaje respecto a la población urbana en las úl mas
décadas y se hace una proyección al 2017 a una tasa de
crecimiento del 2,7%:

Tabla 1
Población urbana y rural según Censos
1981, 1994 y 2002
Censo 1981 Censo 1994 Censo 2002 Proyectada 2017

Total % Total % Total % Total %

Total 6.054.227 100,00% 8.331.874 100,00% 11.237.196 100,00% 16.757.707 100,00%

Urbana 1.980.533 32,71% 2.914.687 34,98% 5.184.835 46,14% 7.731.995 46,14%

Rural 4.073.694 67,29% 5.417.187 65,02% 6.052.361 53,86% 9.025.712 53,86%

Fuente: Elaboración propia en base a datos proporcionados por el Ins tuto


Nacional de Estadís ca de Guatemala (INE).

La urbanización está siendo inducida por un modelo


de desarrollo que privilegia la industrialización como sinó-
nimos de progreso, desarrollo y modernidad, en donde tal
modelo asocia a la ruralidad con esquemas pre-modernos
y atrasados de desarrollo, imponiendo visiones de largo
plazo como

estrategia de despojo que contribuye a los obje vos de


la nueva ruralidad, orientados a que las y los campesinos
abandonen las ac vidades de base agraria y “diversifiquen
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 21

su base de ingresos”, pasando a ser instrumentos del


agronegocio dependiente de fuerza de trabajo barato;
o bien invir endo su limitado capital en un coyote para
migrar al norte y ser explotados bajo un nuevo estatus
de ciudadanía de segunda clase “ ilegal-sin papeles”: La
emigración de fuerza de trabajo campesina despojada, se
ha conver do tanto en una de las estrategias de sobre-
vivencia más habituales e importantes, como en el “ru-
bro” exportador rural más dinámico del neoliberalismo en
Guatemala (Alonso, 2008:7).

Es debido a fenómenos como la migración del campo


hacia la ciudad y hacia los Estados Unidos, y la poca compe-
vidad de la agricultura, que la concepción del desarrollo
rural está en constante modificación porque está saliendo
a la luz la complejidad y diversidad de la realidad. Se es -
ma que en Guatemala el porcentaje de hogares que reci-
be remesas representa más del 20% a nivel rural y cons-
tuyen más del 25% de los ingresos de la familia (Travelli,
et al., 2010). Nuevos modelos de desarrollo desde la se-
gunda mitad del siglo pasado impulsaron migraciones del
campo a la ciudad, proliferando grandes y medianos centros
urbanos incapaces de sa sfacer las demandas de servicios y
bienestar social requeridos por la población, lo cual provocó
también una proliferación de pobreza e indigencia.

Lo rural sigue presentando cambios en su estructu-


ra debido al impulso del modelo de desarrollo dominan-
te, lo cual hace que el análisis del sector rural se haga
de dis nta forma debido a la adaptación de la población
22 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

por las modificaciones del contexto económico mundial


(Pérez, 2000).

En la úl ma década se han impulsado esfuerzos por


parte de los gobiernos de la región, y en 2008 en el Acuer-
do de Presidentes y en el marco de la XXXIII reunión de
Jefes de Estado y de gobierno de los países del Sistema de
la Integración Centroamericana –SICA– se acuerda “Ins-
truir al Consejo Agropecuario Centroamericano a priorizar
la formulación de una Estrategia Centroamericana de De-
sarrollo Rural Territorial Sostenible, en coordinación con las
ins tuciones per nentes del SICA, y a ges onar ante los
organismos regionales e internacionales de cooperación el
apoyo técnico-financiero para dicha Estrategia”, de tal for-
ma que en estos años ha exis do un cambio en los logros
y esfuerzos sobre el desarrollo rural y la población rural ha
estado buscando nuevos horizontes para tener un mayor
protagonismo (Anríquez y Stloukal, 2008).

No obstante, se necesita es mular un progreso tecno-


lógico permi endo insertarse en las economías de escala
para impulsar formas para crecer y tener mayores bene-
ficios e ingresos que den como resultado mejores condi-
ciones de vida para disminuir la desnutrición y mortalidad
infan l, aunque en muchas áreas se mantenga la idiosin-
crasia de que al procrear más hijos permi rá mayor mano
de obra para trabajar en la agricultura, lo que provoca un
estancamiento en el desarrollo rural e incrementa la po-
breza, repercu endo en la degradación ambiental por el
avance de la frontera agrícola.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 23

La nueva ruralidad guatemalteca es un proceso que


con núa construyéndose y ha sido marcado por dis ntos
eventos (Jiménez, 2001). Desde el Consenso de Washing-
ton en 1982 y el impulso del modelo económico neoliberal
en la región, se fue reduciendo el apoyo a la población
rural en cuanto a asistencia técnica y acceso a créditos.
Con las polí cas del libre mercado y bajo el discurso de la
“compe vidad” se ha tratado de transformar las ac vida-
des agropecuarias, pero se ha desprotegido a todo el sec-
tor agrícola y campesino que en el contexto guatemalteco
es por excelencia el sector rural.

Desde mediados de la década de 1990 se impulsa-


ron polí cas de desarrollo basados en el libre mercado,
desmantelando el aparato estatal y con el discurso de la
“competencia perfecta” se pensó que los campesinos y los
productores agropecuarios se insertarían en los mercados
globales, no obstante, los niveles de pobreza y el acelerado
deterioro del ambiente ha persis do (Ramírez, 2008).

Es en este período que se introduce un adje vo más


a lo rural, la equidad, que pretende ser el elemento funda-
mental para la sustentabilidad de desarrollo del sector. Sin
embargo, el número de personas pobres ha aumentado en
los úl mos años. La migración de personas del área rural al
sector urbano ha sido un detonante que ha incrementado
la pobreza. Otro indicador que ha aumentado producto de
las migraciones es la pobreza de las mujeres rurales por
lo que surge otro adje vo implantado por los organismos
internacionales y es el tema de género teniendo como
24 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

prioridad la capacitación femenina para el sostenimiento


de las ac vidades agropecuarias. Existen claros ejemplos
del surgimiento de emprendedoras rurales con jóvenes en
donde las inicia vas empresariales han emergido como
motor de desarrollo, por eso se vislumbran esperanzas
en algunos sectores rurales pues se dividen para realizar
sus ac vidades domés cas y para impulsar productos que
traen ingresos económicos para el sustento familiar, no
obstante, son casos aislados (Camarero, 2005).

Con tanta transformación y fenómenos sociales, eco-


nómicos y ambientales en el sector rural en las úl mas
décadas es inminente el paso hacia esa nueva ruralidad. A
pesar que las polí cas públicas y de inversión con núan
visualizando a la agricultura como base del desarrollo rural,
el paradigma se está rompiendo y está sufriendo una me-
tamorfosis que presenta un panorama más diverso y com-
plejo de lo rural. La erra y los recursos naturales están
dejando de ser el recurso más importante en el territorio
rural para que se dé más atención a la gente, al capital
social. Si se requiere dar validez al desarrollo rural bajo los
adje vos de “compe vidad”, “equidad de género” y “de-
sarrollo rural con rostro humano” se debe de par r de la
gente, de sus realidades, de sus iden dades y necesidades,
de sus visiones y perspec vas.

La nueva ruralidad busca la inclusión social y la igualdad


de oportunidades para que realmente exista esa compe-
vidad, tomando en cuenta las condiciones de géne-
ro, edad, etnia y cultura, lo que obliga a generar nuevas
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 25

estrategias para la aplicación de las polí cas encaminadas


a la reducción de la pobreza. En ese sen do, la equidad
toma connotaciones clave por la relación entre lo rural y lo
urbano y de cómo debe de estar distribuida la inversión y
planificación para alcanzar el desarrollo. Además, hay que
tomar en cuenta el contexto territorial por los factores hu-
manos, bio sicos y sociales para lograr de una u otra forma
asimetrías posi vas para las personas.

Un enfoque territorial bajo una dimensión técnico-eco-


nómico diferente, es necesaria para un proceso de desa-
rrollo más sustentable, equita vo y compe vo (Echeverri
y Ribero, 2002). Una vez superado este enfoque se dará
paso a las negociaciones y dictar las polí cas encaminadas
a impulsar una nueva economía rural que en principio se
debe de iniciar con programas piloto desde el nivel local
que permitan obtener experiencias para luego dar el salto
y compe r con los socios comerciales.

Si bien, la economía rural ha tenido de base la erra,


nunca se ha logrado el desarrollo de la agricultura porque
no se ha tomado en cuenta el significado simbólico que
esta ene en Guatemala por la diversidad cultural del país.
Los programas de apoyo han menospreciado la potenciali-
dad del recurso erra y otros recursos naturales como por
ejemplo, la leña para combus ble que no se incluye en el
Producto Interno Bruto y así generar una mayor dinámica
de inversión en territorios rurales que produciría una mejor
orientación en las polí cas públicas des nadas a alcanzar
una mayor distribución de la inversión. La compe vidad
26 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

en el sector rural debe darse no únicamente a nivel de la


agricultura, sino debe ser en un sen do más territorial con
todas sus potencialidades. Es necesario dar un paso ade-
lante hacia una agroindustria para incluir el procesamiento
de productos agrícolas para obtener un valor agregado y
así dinamizar la economía rural.

Una nueva dimensión espacial del desarrollo rural


debe superar el enfoque que se ha dado a este territo-
rio des nado únicamente para la producción agropecua-
ria porque se reducen las potencialidades de las polí cas
de desarrollo y de superar el flagelo de la pobreza. Alter-
na vas económicas como el turismo rural, la agricultura
ecológica, la agroforestería y la diversificación de cul vos
son ac vidades sobre las que existe desconocimiento por
parte de actores polí cos que buscan únicamente el desa-
rrollo agrícola (Barrera, 2006). Ac vidades que se deben
es mular no solo por la demanda en inversiones, sino por
el apoyo en la ar culación de ideas y la vinculación de ac-
vidades en el empo, en el espacio territorial y social con
una oferta bien estructurada, variada y flexible. Con todo
ello se pretende expandir la micro y pequeña empresa que
presten servicios locales para sustentar el negocio turís co
y el agronegocio, para lo cual es estratégico capacitar a los
pequeños empresarios debido a que este po de ac vida-
des ofrecen nuevas oportunidades rurales. Con mecanis-
mos para cuidar la naturaleza y con la creación de empleos
se puede promover el desarrollo de territorios valorizando
el patrimonio cultural y natural de los pueblos.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 27

El concepto rural sigue cambiando, lo que en un prin-


cipio relacionaba las ac vidades produc vas agropecuarias
y el modo de vida dependiente de los recursos naturales,
ahora debe englobar otras dimensiones que incluye diver-
sos actores, aspectos polí cos, educa vos y culturales.
Además hoy en día se debe incluir los servicios, la indus-
trialización, la minería (siempre y cuando la riqueza se dis-
tribuya entre las comunidades), los productos extraídos de
la naturaleza con diversos grados de intervención humana,
el ecoturismo, el manejo y conservación de los recursos
naturales bajo la perspec va de los dis ntos actores socia-
les e ins tucionales (Amtmann, 2000).

Es necesario impulsar una reestructura rural que con-


sidere el funcionamiento de proyectos inducidos por los
organismos internacionales, las empresas transnacionales
y las polí cas de Estado. Los proyectos deben generar
transformaciones en los sistemas produc vos rurales es-
pecialmente los agroalimentarios. También debe trabajarse
en los sistemas tradicionales para que propicien el surgi-
miento de nuevos actores ligados a las estructuras empre-
sariales agroindustriales que den como resultado oportu-
nidades de empleos.

Hay que considerar que la nueva ruralidad ha sido in-


fluenciada por los cambios de los mercados y las polí cas
nacionales, que ha dado como resultado un crecimiento de
sectores que comprenden ac vidades generadoras de in-
gresos vinculadas al turismo, artesanía, pequeña industria,
minería, pesca, y el auge de las ac vidades turís cas en las
28 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

comunidades. Familias campesinas, pequeños y medianos


productores pueden obtener ventajas ambientales y cul-
turales de zonas rurales para dar lugar a iniciar negocios
ecoturís cos.

Un factor fundamental para transformar el sector rural


y pasar con éxito de una ruralidad de subsistencia a una
nueva ruralidad es el desarrollo de estructuras a nivel local
como la ins tucionalidad comunitaria y la organización lo-
cal (Bonilla, 2009), que resulte en la formación de un buen
capital social con capacidad de ges ón para exigir a las
instancias respec vas de gobierno el establecimiento de
los servicios básicos de salud, educación e infraestructura.
Con una par cipación social se contribuirá a fortalecer la
democracia incluyente y sustancial como expresión rural
de una nueva dimensión sociopolí ca. Al fortalecer la so-
ciedad civil y sus variadas expresiones se demanda todo lo
rela vo al bienestar de la población rural para disminuir la
pobreza y desigualdad social.

Esta nueva ruralidad presenta grandes desa os para


trascender dentro del marco de cambios tecnológicos en la
agricultura y el impulso de los modelos económicos globa-
les, los tratados de libre comercio CAFTA (Central America
Free Trade Agreement, por sus siglas en inglés) y las es-
trategias geopolí cas de dominancia como el Plan Puebla
Panamá –PPP–.

Todo esto contribuye en la construcción de una nueva


visión que modifica la idea que asocia lo rural no solo con
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 29

lo agrícola, sino con el desarrollo de múl ples ac vidades


económicas y sociales a par r de los recursos naturales.
Lo rural ya no es sinónimo de lo aislado, lo atrasado, lo
despoblado o lo antagónico con lo urbano, y mucho menos
que es el mayor obstáculo para el progreso (Pérez, 2003).

Luego de los acuerdos de paz se generaron grandes


expecta vas en Guatemala y con la influencia del FMI, BM
y BID se trató de es mular la “compe vidad” reduciendo
el aparato estatal y que la descentralización fuese el motor
para el impulso del libre mercado (Alonso, 2006), lo que
hasta el día de hoy no ha dado fruto alguno porque no
se han generado las condiciones apropiadas de inversión,
reformas estructurales para el acceso a la erra y la exten-
sión apropiada a los campesinos y pequeños empresarios
que les de mejores condiciones para “compe r”.

Los habitantes del sector rural aun dependen de los


recursos naturales y los límites que separan lo rural de lo
urbano son cada vez más cercanos. En este mundo glo-
balizado el abastecimiento de alimentos depende en gran
medida ya no solo de las ac vidades agrícolas y pecuarias,
sino de las relaciones de mercado, por lo que la brecha entre
los espacios rurales y urbanos ha estado en una constante
transformación asignando a lo rural nuevas funciones.

La nueva ruralidad plantea aumentar la producción, la


produc vidad y la seguridad alimentaria, comba r la po-
breza para buscar equidad, preservar el territorio y el res-
cate de los valores culturales para fortalecer la iden dad,
30 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

desarrollar una nueva cultura rural que permita la conser-


vación de la biodiversidad y los recursos naturales, aumen-
tar los niveles de par cipación para fortalecer el desarrollo
democrá co con acciones afirma vas para visibilizar y apo-
yar la par cipación de las mujeres y jóvenes en el desarro-
llo del país desde lo rural (CIDER, 2001).
Situación agraria en Guatemala

L a tenencia de la erra ha sido el factor


más determinante en el desarrollo rural
de Guatemala. La ausencia de consensos
sobre el impacto económico y social por
el acceso a la erra con núa generando
acalorados debates polí cos y académicos
hasta el día de hoy (Bandeira, et al., 2009),
por lo que el tema agrario aún cons tuye
uno de los principales obstáculos del desa-
rrollo del país. Si para Marx “la historia de
la humanidad es la lucha de clases” (Sainz y
Alaníz, 2007), de igual manera la lucha por
el acceso a la erra es la historia del desarrollo
rural en Guatemala.

Desde 1524 y luego de la “conquista”


española, la mayor parte del territorio gua-
temalteco fue empleado para ac vidades
extrac vas, además de plantar y recolectar
32 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

árboles na vos u lizados como colorantes, introduciendo


además cul vos que hasta hoy en día son u lizados para
la agroexportación. Debido al poco oro existente en estas
erras, los españoles basaron la acumulación de riqueza
mediante los “repar mientos” de erras y “encomiendas”
de indios, como medio de producción y como fuerza de
trabajo empleada para ac vidades agrícolas y la construc-
ción (IARNA, 2006; Mar nez, 1970).

Se implementó la polí ca indiana por el señorío que


ejercía el Rey de España por el derecho a la “conquista”
y con este principio se despojaba a los indígenas de sus
erras y se les reasignaba una porción de esta para su su-
pervivencia. Según Mar nez (1970), el Rey fue el propie-
tario de las erras en Guatemala y era el que autorizaba el
reparto realizado por los capitanes y sus soldados previa
confirmación real. En general, si el Rey no cedía erra a
una comunidad, pueblo, convento o a cualquier par cular
no se podía usar o producir.

Luego de la emancipación española en 1821 la situa-


ción agraria ya presentaba marcadas concentraciones de
erras en pocas manos y empeoró aún más la situación du-
rante el establecimiento de los gobiernos liberales en 1871
y 1873 con la llegada de Miguel García Granados y Justo
Rufino Barrios respec vamente. A la Iglesia Católica y a los
indígenas se les fue expropiada sus erras tras la Ley de Re-
dención de Censos decretada en 1877, erras que fueron
des nadas al cul vo del café y nunca se devolvieron a sus
propietarios, sino que fueron concedidas y repar das a un
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 33

nuevo grupo de terratenientes y militares interesados en


acrecentar sus propiedades, mejorar sus ingresos y seguir
aprovechando la mano de obra barata del sector indígena.
Como consecuencia de esto se crearon las parcialidades,
los ejidos y las erras comunales para concentrar gente en
poco espacio (Asturias, 1923). En este mismo período se
crea el Registro de la Propiedad Inmueble que sirvió para
legalizar la expropiación de erras comunales para entre-
gárselas a grandes terratenientes y extranjeros originarios
principalmente de Alemania, con lo cual se apoyó a los pro-
ductores de café en su mayoría ricos y finqueros. También
en esta época se decreta la Ley de Jornaleros para asegurar
la mano de obra casi gratuita (CUC, 2009).

Ya entrados en el siglo XX, la transnacional United


Fruit Company fue contratada en 1901 por el gobierno
de Guatemala para manejar el Servicio Postal y se da la
oportunidad para establecer sus fincas de banano, apro-
piándose una vasta extensión de erras y cons tuyéndose
en la principal empleadora de Centroamérica en la primera
mitad del siglo XX (Herrán, 2010). Esta empresa controló
gran parte de las redes de comunicación e influyó en casi
todos los gobiernos del istmo de esa época a tal extremo
que incidió en la reforma agraria que se planteó en Guate-
mala a principios de los años cincuenta.

A mediados del siglo XX, tanto Guatemala como nume-


rosos países la noamericanos, contaban con una excesiva
concentración de erras a manos de pocos propietarios
que daban como consecuencia que en el sector rural se
34 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

reportaran altos índices de pobreza y sistemas laborales in-


justos (Baeriswyl, et al., 2006). Era inminente una reforma
agraria en el país debido a la desigualdad en la distribución
de las erras y se cree que para ese empo más del 80%
del territorio nacional estaba en manos de terratenientes
y se des naba a monocul vos para la agroexportación y el
restante 20% de erras se distribuía entre la mayor parte
de la población.

Por medio de la presión de organismos internacionales


se plantearon reformas agrarias en los países subdesarro-
llados presumiblemente por la polí ca que llevaba a cabo
los Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial
hacia las reformas desarrollistas que favorecían una cla-
se media consumidora potencial de productos manufac-
turados importados desde el país del norte o fabricados
en industrias con capital estadounidense. El gobierno
del Coronel Jacobo Arbenz Guzmán aprobó en junio de
1952 el Decreto 900 que impulsaba la reforma agraria de
Guatemala. Fue un proceso revolucionario trascendental
en la historia del país y en su corto período de aplicación
se logró distribuir alrededor del 20% del total de erras
cul vables del país. Sin embargo, como se afectaron in-
tereses de la fundistas y transnacionales como la misma
United Fruit Company, con la situación que se manejaba
en ese entonces de Guerra Fría y por el temor de la propa-
gación del comunismo por sucesos revolucionarios como
el de Cuba, se produjo la intervención norteamericana y
consiguiente derrocamiento de Jacobo Arbenz en 1954
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 35

por el llamado “Ejército de Liberación Nacional” poniendo


en prác ca una contrarrevolución que paralizó la reforma
agraria (Gleijeises, 2005).

Aunque la reforma agraria no cuajó (Rodríguez, 2005)


y se devolvieron muchas erras a los finqueros, se trató de
tranquilizar a la población indígena y campesina por par-
te de los gobiernos militares subsecuentes, desarrollando
nuevos programas de distribución de erras estatales a
través de instrumentos legales como los estatutos agrarios
de 1954 y la Ley de Transformación Agraria de 1962 cono-
cida como Ley del INTA, dando vida así al Ins tuto Nacio-
nal de Transformación Agraria. Se lograron devolver erras
expropiadas a los anteriores dueños, pero se come eron
errores que hasta el día de hoy repercuten en el deterioro
ambiental del país debido a la creación de las zonas de
Desarrollo Agrario en territorios “despoblados” del norte
del país, dando lugar a lo que se conoce en la actualidad
como “Franja Transversal del Norte” que abarca más de
9.000 km2 que comprende parte de los departamentos de
Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz e Izabal.

Con la Ley del INTA se definió una polí ca de “colo-


nización” mediante la expropiación de erras ociosas pro-
piedad del Estado, poco adecuadas para cul vos agrícolas,
por lo que se debía deforestar el bosque húmedo tropical
y entre 1970 y 1992 se depredaron más de 752.000 hec-
táreas. Este nuevo reparto de erras no benefició del todo
a campesinos y agricultores, sino a finqueros y oficiales
del ejército, así como a mul nacionales como la empresa
36 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Exmibal, ganaderos, productores de energía eléctrica y pe-


troleras (Solano, 2005).

Con la firma de los Acuerdos de Paz Firme y Duradera


el 29 de diciembre de 1996 entre el Gobierno y la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG– se retoma
el tema agrario haciendo notar la necesidad de facilitar el
acceso a erras produc vas a la población indígena y campe-
sina desposeída. Se define la necesidad de implementar un
mercado de erras que permi ese lograr la transformación
de la tenencia y uso de la erra, la conciencia de la impor-
tancia de la regularización en la tenencia y seguridad sobre la
propiedad de las erras adjudicadas por el Estado en los úl-
mos cuarenta años, por lo que era indispensable fortalecer
los derechos de posesión a través de instrumentos como el
registro de la propiedad y el desarrollo de un catastro nacio-
nal, la resolución de conflictos provocados por la tenencia de
la erra, la recuperación de las erras estatales de la Franja
Transversal del Norte de las que se habían adueñado fraudu-
lentamente finqueros y el ejército durante los gobiernos mi-
litares, y la recuperación o compensación de erras comuna-
les de las que fueron despojadas las poblaciones indígenas.
Varias ins tuciones se crearon con la finalidad de resolver
conflictos provocados por la tenencia de la erra como la
Dependencia Presidencial de Asistencia Legal y Resolución
de Conflictos sobre la Tierra –CONTIERRA– y la Comisión
Ins tucional para el Desarrollo y Fortalecimiento de la Pro-
piedad de la Tierra –PROTIERRA– que era una dependencia
del MAGA.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 37

Para volver funcionales las dependencias des nadas a


resolver el problema agrario en Guatemala a par r de los
Acuerdos de Paz, se impulsaron una serie de leyes en las
que sobresalen la Ley de Fondo de Tierras, Decreto 24-99
para facilitar el acceso a la erra mediante créditos para la
compra y venta, además de proporcionar asesoría técnica a
los beneficiarios principalmente la población desmovilizada
y retornada tras el conflicto armado para iniciar procesos
produc vos. Se creó el Fondo de Tierras –FONTIERRAS–,
como una en dad descentralizada, con competencia y ju-
risdicción nacional, gozando de autonomía funcional, con
personería jurídica, patrimonio y recursos propios aunque
careciendo de recursos suficientes asignados por el Estado
para el cumplimiento de sus obje vos (IARNA, 2006).

Otras leyes que se impulsaron luego de los Acuerdos


de Paz son, la Ley de Regularización con la finalidad de
acabar con la ocupación campesina de erras y la Ley de
Jurisdicción Agraria y Ambiental para regular las funciones
del Consejo Nacional de Áreas Protegidas que buscaba re-
ver r los efectos de la Ley del INTA de 1962 que provocó
gran depredación en la biósfera Maya.

Otra ley que se ha impulsado es la Ley del Registro


Catastral, Decreto 41-2005 con la finalidad de legislar y
reglamentar todos los bienes inmuebles del país y la re-
lación de sus propietarios o poseedores. Es un proyecto
a largo plazo de más de diez años y una inversión de más
de trescientos millones de dólares con un gran apoyo de la
cooperación internacional.
38 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

A pesar de estos instrumentos legales la presión agrí-


cola ha seguido siendo fuerte en los minifundios y la de-
predación de los bosques se ha visto muy marcada por
la mala distribución de la erra. Según el Perfil Ambiental
de Guatemala, la distribución de la erra presenta una to-
tal inequidad, pues el 62,5% de la superficie nacional son
fincas de más de 45 hectáreas (una caballería) y están en
posesión de las familias más adineradas, mientras que la
mayoría de las fincas subfamiliares y microfincas en total
solo suman el 18,6% del territorio nacional, presentando
como resultado, primero una fuerte concentración de la
erra y en segundo lugar, una marcada segmentación del
territorio guatemalteco lo que repercute en una mayor
presión en el uso actual de la erra (IARNA, 2006). Se
ene como consecuencia que la población guatemalteca
ejerza una presión sobre los recursos naturales y se pro-
duzca una depredación de los mismos por la búsqueda de
áreas des nadas a la agricultura, ganadería y la extracción
de madera, muchas veces de forma ilegal.

El acceso a la erra ha sido una de las demandas his-


tóricas de la población y con los datos que se enen se
puede categorizar tres pos de hogares rurales; a) los que
declaran tener algo de erra propia; b) los que declaran
poseer solo erra arrendada; c) los que no enen ningún
acceso directo a erras agropecuarias.

En Guatemala el tema agrario ha tomado un nuevo


giro y lo que antes era una insistencia para impulsar una
reforma agraria, ahora ha sido desplazada por el discurso
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 39

neoliberal del “mercado de erras”. Lo agrario provoca inco-


modidad en los poderes económicos y terratenientes del
país, pero si se con núa bajo el mismo patrón, la depreda-
ción y la degradación ambiental serán inevitables.

Un buen porcentaje de la población rural no ene ac-


ceso a la erra y no le queda más remedio que arrendar
pequeñas porciones para sembrar sus cul vos y producir
para su supervivencia y para pagar el alquiler del terreno.
Otra buena parte de la población es dueña de erras de
acuerdo a un sistema de derechos comunitarios. En algu-
nos casos algunas personas son dueños de erras que cul-
van y generan un po de excedente pero es en muy bajo
porcentaje (Cabrera del Valle, 2002).

La conflic vidad agraria persiste en Guatemala para lo


cual se hace referencia a los úl mos censos agropecua-
rios (Zapata, 2009). La inequidad en los ingresos producto
del poco acceso a la erra reduce la par cipación de la
población pobre en los procesos de desarrollo, limitando
el acceso a la educación y servicios básicos de salud y se-
guridad alimentaria, lo cual repercute en la poca capacidad
de reacción ante amenazas externas como fenómenos na-
turales tales como sequías, tormentas tropicales, plagas y
enfermedades (Binswanger y Deininger, 1997).

Los altos niveles de concentración de uso y propiedad


de la erra se consideran como uno de los factores expli-
ca vos de la desigualdad, la pobreza y extrema pobreza
que colocan a Guatemala según los úl mos Informes de
40 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Desarrollo Humano, en el puesto 118 de 177 países a ni-


vel mundial y en el penúl mo lugar de los índices de desa-
rrollo humano de La noamérica (Alonzo, 2009).

Es necesario con nuar con esfuerzos para resolver la


problemá ca de derechos de propiedad, el empleo agríco-
la y la baja produc vidad individual y por unidad territo-
rial, pero son necesarias polí cas de Estado que dicten las
directrices sobre una mejor distribución de la propiedad,
tenencia y uso de la erra en beneficio de toda la sociedad
guatemalteca (Lizárraga, 2005).

Se ha demostrado que el mercado de erras no ha


sido la solución para la transformación de la propiedad,
tenencia y uso de la erra, pues la poca erra que ha sido
asignada ha sido marginal. Por eso, se concluye que el mo-
delo agroexportador del país golpea al sector rural por no
contar con erras necesarias para afrontar la competencia
de los mercados (CNOC, 2005).
Ordenamiento y desarrollo
territorial rural sustentable

L a adecuada planificación, el ordenamien-


to y distribución del territorio permite
des nar áreas apropiadas que respondan a
la capacidad de uso de la erra según sus
potencialidades y limitaciones para apro-
vechar los recursos naturales de forma
sustentable lo que propicia la mejora en la
calidad de vida de las sociedades. Para ello
se debe tener un conocimiento apropiado
sobre las dinámicas sociales, económicas y
bio sicas del territorio, lo que permi rá ob-
tener beneficios de la naturaleza siempre y
cuando se planifique con un planteamiento
de escenarios para un adecuado ordena-
miento del territorio (GEO, 2004).

El ordenamiento territorial se concibe


como una expresión espacial de polí cas
42 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

económicas, sociales, culturales y ecológicas de una po-


blación, y es un recurso técnico administra vo de carácter
mul disciplinario para marcar directrices que permitan al-
canzar el obje vo del desarrollo equilibrado para un es-
pacio territorial. El ordenamiento territorial debe ser una
herramienta por medio de la cual se orientan los espacios
geográficos para que con visión prospec va una sociedad
aproveche, maneje y conserve los recursos naturales para
mejorar sus condiciones de vida.

Es mediante un proceso de esta naturaleza, que se


ordena el uso y ocupación de un territorio, basados en
las dinámicas bio sicas, ambientales, culturales, socioeco-
nómicas y polí cas con el fin de promover el desarrollo
sustentable, además de ser una herramienta norma va
y reguladora del uso de la erra y ocupación del espacio
geográfico. Hay que reconocer que una de las limitantes
que ha inhibido el desarrollo rural del país es la tenencia
de la erra y el empleo que a esta se le da para dis ntos
fines, pues, Guatemala es un país eminentemente forestal,
pero siempre se le ha dado una vocación agrícola debido
a su proceso histórico que ha marcado el desarrollo rural.

Para hacer una referencia más precisa sobre la di-


námica territorial de Guatemala es necesario retomar el
proceso histórico y hacer énfasis que en la época prehis-
pánica la erra no era fuente de acumulación de riqueza
ni exis a la propiedad privada como se conoce hoy en día
(Moreno y Erba, 2010). Antes de la “conquista española”
exis a un sistema de derechos y dominio territorial por los
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 43

gobernantes de los Estados prehispánicos que daban por


usufructo erras des nadas a ac vidades agrícolas y ex-
trac vas de la naturaleza que vio un cambio drás co luego
de la colonización hispana.

Al cambiar la estructura de la tenencia de la erra du-


rante el funcionamiento del sistema colonial, todo descan-
só sobre las relaciones de poder entre los colonizadores y
la corona española, marginando a la población na va.

Por la poca existencia de oro en estos territorios, los


colonizadores establecieron que las fuentes de riqueza
fuesen la erra y el control de la fuerza de trabajo, y con
ello, ar cular mecanismos para sa sfacer las necesidades
de los colonizadores y de la corona española. En esta época
se promulgaron leyes y un conjunto de principios polí cos
para consolidar el régimen colonial en estos territorios que
empezaban a ar cularse para mantener la soberanía abso-
luta por monarcas sobre la mayor parte de las erras con-
cesionadas por la iglesia católica a través de Bulas papales.

Por medio de mecanismos burocrá cos y pagados, se


distribuía la erra pública ociosa a colonizadores a través
de dis ntas figuras (Mar nez, 1970). La creación de Pue-
blos de Indias por ejemplo, permi ó a la corona española
mantener un sistema económico que le permi a suplirse
de tributos fiscales y de erras ejidales a principios del siglo
XVI, de ahí que todo pueblo de indios debía poseer deter-
minada can dad de erra a tulo propio y tenía que ser u -
lizada para pastaje de ganado, extracción de leña y madera
44 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

(as lleros), así como cul vos diversos. Con esto se logró
amor guar al interior de las comunidades la explotación en
la que estaban siendo some dos y este sistema de domi-
nancia se mantuvo hasta después de la independencia.

Parte de un proceso colonizador y de ordenamiento


del territorio fue el de importar y establecer ins tuciones
como el municipio para que con el repar miento de erras
se diera paso a la administración y gobierno de las nue-
vas poblaciones (Thillet, 2003). Poco a poco los españoles
tomaron posesión de los nuevos territorios y con la apli-
cación de sus leyes crearon divisiones polí co-administra-
vas para dominar los espacios territoriales por la corona.

Durante los siglos XVII y XVIII la economía en el país


estuvo basada sobre el cul vo del añil con la ayuda masiva
de la fuerza de trabajo indígena. Luego de la fundación de
la República de Guatemala en 1847, se empezaron a vis-
lumbrar cambios en la estructura produc va, sobre todo al
introducir el café como principal producto de exportación
y se reformó además la estructura agraria con la llegada de
los gobiernos liberales en la década de 1870.

Las principales reformas realizadas por los gobiernos


liberales siguieron tres líneas: la desar culación del régi-
men ejidal/comunal de erra para dar paso al acceso pri-
vado a erras “ociosas” a través de nuevos mecanismos
legales; la expropiación de los bienes y capitales acumu-
lados y poseídos por las dis ntas órdenes y congregacio-
nes religiosas de la iglesia Católica; y la emisión de una
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 45

legislación jus ficadora del uso obligatorio de la fuerza


de trabajo campesina en las labores de la producción de
café. Con ello desmantelaron la estructura de propiedad
comunal e impulsaron el mercado de erras que dio paso a
la introducción de muchos nuevos propietarios que en su
mayoría eran militares.

Esta época es clave porque se crea el Registro de la


Propiedad a través del Decreto 176 el 8 de marzo de 1877,
con lo cual se consignó tulos de propiedad de la fundios
de los nuevos propietarios. Ya para 1894 se realiza un le-
vantamiento del mapa de la República a través de una red
geodésica. Por un período de más de 40 años entre 1894
a 1936 varios acuerdos guberna vos y leyes se emi eron
para trabajos topográficos y de agrimensura, tal es el caso
de la Ley de Agrimensura decretada en empos de Jorge
Ubico que aún sigue vigente.

Ya en el período revolucionario entre 1944 y 1954 se


intentaron realizar algunas reformas a la estructura agraria
del país, que ya arrojaba como consecuencia del proceso
histórico en mención, que el territorio guatemalteco estu-
viese distribuido en pocas manos producto del colonialis-
mo español y la expropiación de erras a los grupos indí-
genas. Con el Decreto 900 se buscaba expropiar erras a
las transnacionales y fincas grandes para reducir el área no
trabajada dentro de estos terrenos extensos para fomen-
tar el desarrollo de las economías campesinas. El decreto
tuvo vigencia únicamente dos años, el cual se emi ó el 17
de junio de 1852 y se derogó el 26 de julio de 1954. No
46 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

obstante, tuvo algunos alcances con una pequeña distri-


bución de erras, aunque hay que mencionar que en esta
reforma agraria no se contempló un catastro que permi e-
ra un real ordenamiento del territorio nacional.

En 1965 se crea la División de Catastro del Ins tu-


to Geográfico Nacional con el obje vo de administrar un
catastro nacional por medio de la inves gación e iden fi-
cación de los derechos de propiedad para elaborar mapas
y registros que permi esen determinar límites jurisdic-
cionales. Entre 1968 y 1978 se dio una de las primeras
manifestaciones formales para establecer un catastro en
Guatemala pues el Ins tuto Geográfico Nacional –IGN–
empezó a trabajar en toda la costa sur desde la frontera
con El Salvador hasta la frontera con México, abarcando
una franja de más de 100 kilómetros de longitud.

Para ese entonces se dio mucha importancia al área


rural, pero el proyecto catastral fracasó por falta de ex-
periencia y limitantes de diferente índole. No obstante,
quedaron capacidades instaladas y se generó, entre otras
cosas, una base cartográfica muy confiable y exacta que
permanece vigente hasta el día de hoy, producto de un
apoyo geodésico y de fotogra as aéreas.

Esa misma década de 1970 se presentaron problemas


que estancaron los estudios catastrales realizados por el
IGN. Entre las principales limitantes se encontraban aspec-
tos organiza vos y económicos, aunque quizá los intereses
par culares no permi eron que se emi era una ley que
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 47

regulara el catastro nacional, además que no exis a un


proyecto con respaldo legal para regular la tenencia de la
erra.

Debido a que el Conflicto Armado Interno se agudizó


en el país en esa época, el conocimiento del territorio y de
la cartogra a nacional pasó a ser manejado por el Ejército
y el sector civil se vio relegado en aspectos técnicos, lo
que propició un abandono de las ac vidades catastrales.
Se crearon otras oficinas de gobierno des nadas al traba-
jo catastral como el Ins tuto Nacional de Transformación
Agraria –INTA– que realizó un estudio agrológico y detonó
en problemas entre propietarios par culares y comunida-
des por la falta de una norma que regulara tal proceso en
el país.

Durante la misma época, con la empresa nacional de


Fomento y Desarrollo Económico de Petén –FYDEP– se
desarrolló un proyecto de tulación de erras en la re-
gión norte del país, pero ocasionó muchos problemas
porque la base del proyecto fueron las hojas cartográficas
1:50.000 con muy poca precisión sobre esa región para
ese entonces.

En 1978 es creada la Dirección de Catastros y Avalúos


de Bienes Inmuebles –DICABI– que entre otras funciones
estaba la de elaborar y mantener un catastro de bienes
inmuebles para el establecimiento de un sistema de va-
loración uniforme y determinar el valor fiscal para efec-
tos imposi vos de los bienes, que permi era planificar y
48 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

controlar la ejecución de planes de trabajo en relación con


un levantamiento catastral y mantener una coordinación
con la administración pública.

Ya con la promulgación de una nueva Cons tución


Polí ca en 1985, se establece en el Título V, Capítulo II
y Ar culo 230, las orientaciones para la organización del
Registro General de la Propiedad y el Catastro Fiscal, para
que en 1987 se hiciera el esfuerzo en empos del presi-
dente Vinicio Cerezo, realizar estudios sobre la propiedad
de la erra y los bienes inmuebles con ayuda del gobierno
francés, lo cual vislumbraba un proyecto de creación de un
centro nacional de catastro y la aprobación de una ley que
diera vida a la inicia va. No obstante, por enésima vez un
proyecto de este po fracasaba por falta de coordinación
interins tucional y de recursos que dieran soporte a un
proyecto de tal envergadura.

Salieron a la luz carencias de recursos para atender


aspectos administra vos, técnicos y legales, además de
no contar en ese empo con personal calificado, por lo
que las condiciones no eran las apropiadas para realizar un
catastro nacional con la finalidad de ser el pilar del ordena-
miento territorial nacional.

Es con la firma de los Acuerdos de Paz en diciembre


de 1996, que la posibilidad de realizar el catastro nacional
empieza a tomar vida real. Se pone de manifiesto el pro-
blema de la erra en la estructura social y económica del
país, por eso el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 49

y Situación Agraria establece en su numeral 38 “promover


una reforma legal que establezca un marco jurídico segu-
ro, simple y accesible a toda la población con relación a la
tenencia de la erra; expresando también la necesidad de
(…) promover cambios legisla vos que permitan el estable-
cimiento de un sistema de registro y catastro descentrali-
zado, mul usuario, eficiente, financieramente sostenible y
de actualización fácil y obligatoria”.

Esta fue la base para crear la PROTIERRA y una figura


ejecutora denominada Unidad Técnica Jurídica –UTJ– para
definir estrategias, programas y proyectos con todo lo rela-
cionado a este tema. En 2003 mediante el Acuerdo Guber-
na vo 426-2003 se adscribe a la Unidad Técnica Jurídica
del MAGA la responsabilidad de “planificar, coordinar, diri-
gir, ejecutar y administrar todas las ac vidades relaciona-
das con el proceso del establecimiento y mantenimiento
catastral a nivel nacional”.

De 1997 a 2004 se ejecutaron varios proyectos pilo-


to en algunos departamentos del país, los cuales fueron
financiados por la cooperación internacional y sirvió como
experiencia para formar una plataforma técnica y legal que
permi ese establecer algunos criterios básicos para la re-
estructuración del catastro nacional.

Finalmente, en el 2005 y luego de varios años de dis-


cusiones y consultas al sector rural, indígena y terratenien-
te, se emite el Decreto 41-2005 donde se crea el RIC para
dar figura a una ins tución estatal autónoma orientada
50 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

al servicio de establecer y reac var el catastro nacional.


Desde el 20 de agosto del 2005 esta ley regula el catastro
nacional y es el pilar base para un eventual ordenamiento
territorial del país.

Sin embargo, el ordenamiento territorial con núa sin


una legislación específica lo que ha mo vado a que en da-
des como la SEGEPLAN sean los encargados de diseñar los
instrumentos de ges ón pública. Esto se da con el obje vo
de “desarrollar un sistema que coordine a agentes públicos
y privados que interactúan en el territorio para interve-
nir en la realidad existente y así modificarla y alcanzar un
modelo territorial con escenarios con un mayor desarrollo
humano de un mejor nivel de vida” (Rodríguez y Aldrey,
2007:118). En los Planes Estratégicos Territoriales –PET–
y los Planes de Desarrollo Municipal –PDM– descansa la
acción planificadora pública e integran la par cipación ciu-
dadana a través de los diferentes niveles de los Consejos
de Desarrollo.

Una estrategia importante para el fortalecimiento mu-


nicipal es el Programa de Municipios Democrá cos, ini-
cia va impulsada por la Unión Europea y el gobierno de
Guatemala que dicta líneas de trabajo para establecer un
sistema de planificación territorial que conceda un papel
protagónico a lo local, por medio de un sistema de infor-
mación territorial de acuerdo a sus realidades (Poyatos y
Girón, 2010). A través de un Sistema de Información Terri-
torial Municipal e Intermunicipal –SITMI– se busca fortale-
cer a los gobiernos locales en los PET aportando una visión
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 51

más integral del servicio municipal mediante la información


social, cultural, económica y ambiental.

Otro instrumento que regula el ordenamiento territo-


rial es la Ley Forestal, Decreto Legisla vo 101-96 y su Pro-
grama de Incen vos Forestales –PINFOR–, como apoyo a
las erras con ap tud forestal para ser reforestadas y los
estudios de capacidad de uso para el accesos a la erra
(IARNA, 2006). También está la Ley de Descentralización
que dicta a las municipalidades que propicien la ges ón
territorial local (Poyatos y Girón, 2010).

Con el proceso de información catastral que se está


llevando a cabo desde el 2005, con un nivel de detalle
tanto geométrico y temá co, se vislumbra una buena base
de referencia para un ordenamiento territorial en todo el
país. Con el empoderamiento municipal, con un buen con-
trol fiscal para contar con recursos y con una información
catastral eficiente para tener un amplio conocimiento del
territorio nacional, se puede tener las condiciones apropia-
das para un buen desarrollo territorial.

La legislación que incide en el ordenamiento territorial


en Guatemala en forma general se muestra en el Cuadro 1:
52 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Cuadro 1
Legislación de incidencia territorial en Guatemala

Legislación de incidencia territorial


Leyes que introducen criterios de comparঞmentación territorial
y definen el marco espacial de las políঞcas públicas.
– Ley preliminar de regionalización (1986)
– Código municipal (2002)
– Ley general de descentralización (2002)
Leyes que regulan el funcionamiento de las insঞtuciones y/o
enঞdades con responsabilidades del ámbito de la planificación
territorial.
– Ley de los consejos de desarrollo urbano y rural (2002)
– Código municipal (2002)
– Ley general de descentralización (2002)
Leyes sectoriales de incidencia territorial directa.
– Ley de áreas protegidas y sus reformas (1989)
– Ley de protección y mejoramiento del medio ambiente (1986)
– Ley de tránsito (1996)
– Código de salud (1997)
Leyes de finalidad urbanísঞca.
– Ley preliminar de urbanismo (1956)
– Ley de parcelamientos urbanos (1961)
– Ley de vivienda y asentamientos humanos (1996)

Fuente: Rodríguez y Aldrey (2007).

Con la información generada en el catastro nacional


se creará una plataforma para los procesos de planifica-
ción y toma de decisiones en el territorio y queda ad hoc
para implementar las metodologías que ha elaborado la
SEGEPLAN como rectora de la Planificación Territorial del
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 53

país. Un SITMI debe estar nutrido con bases de datos e


información oficial obtenida y recabada por generadores
de información geográfica como el Ins tuto Nacional de
Estadís ca –INE–, el IGN, las Universidades y las ONG
para desarrollar planes estratégicos territoriales municipa-
les que permitan sistema zar indicadores de ges ón mu-
nicipal territorial, ges ón de recursos naturales y riesgos, y
la ges ón catastral municipal.

El Código Municipal, Decreto 12-2002 establece que,


las municipalidades por ser las ins tuciones de gobierno
más cercanas al ciudadano, son las responsables de la pla-
nificación estratégica del territorio para impulsar el desa-
rrollo dentro de su ámbito local. Se ha abierto la posibilidad
de crear Mancomunidades en los úl mos años, como aso-
ciaciones entre varios municipios para prestar algún servi-
cio público de forma eficaz y eficiente (Rodríguez y Aldrey,
2007), y con ello establecer competencias municipales
para el ordenamiento territorial elaborando un Plan de Or-
denamiento Territorial –POT– impulsado por las oficinas
técnicas municipales como encargadas de la ejecución de
este po de proyectos.

A los problemas provocados por el uso inadecuado de la


erra que se dan en el territorio guatemalteco se les puede
dar una solución al reordenar las áreas des nadas a la agri-
cultura, lo forestal y lo urbano que propicie un desarrollo ru-
ral (Tschinkel, 2001). Teniendo un pleno conocimiento de las
dinámicas sociales y económicas, y también por ser Guate-
mala un país con una enorme biodiversidad (CONAP, 2008),
54 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

se debe tomar en cuenta aspectos de flora y fauna para la


planificación del territorio, lo que implica des nar áreas para
la protección y manejo sustentable tomando como base al
sistema ambiental (Pintér, et al., 2000).

Hay que enfa zar, que debido a la creciente población


incontrolada en Guatemala, las familias buscan sa sfacer
sus necesidades en detrimento de los recursos naturales,
pero se podría planificar un ordenamiento del territorio
para des nar zonas agrícolas en erras aptas, y en las áreas
con relieve quebrado se albergarían recursos silvestres y
forestales (Chapela y Lara, 1996).

Con el ordenamiento del territorio se vislumbra el de-


sarrollo de ac vidades que permitan mantener en el país
la reducción de migraciones tanto internas como externas
que se consideran costosas económicamente y socialmen-
te, lo que permi ría un equilibrio de las densidades de las
poblaciones. El ordenamiento territorial marcará las pautas
para asignar zonas específicas para atender las demandas
de los diferentes sectores sociales y produc vos.
Economía y producঞvidad rural

H istóricamente la búsqueda por alcanzar


un desarrollo económico en el sector
rural ha presentado connotaciones utópicas
producto de obstáculos polí cos y sociales
que han hecho que la economía favorezca a
pequeños grupos sociales que a través de la
historia han sido los dueños de más del 80%
del territorio nacional debido a eventos sus-
citados desde la época colonizadora espa-
ñola y ha dado como resultado la inequidad
sobre la distribución de las erras y poco
apoyo a los poblados rurales.

Desde 1524, luego de la “conquista”,


los nuevos habitantes en Quauhtlemallan,7
se dedicaron a aprovechar al máximo los
recursos naturales como madera, especies
alimen cias, metales preciosos y materias

7 Palabra derivada del nahuatl lugar de muchos árboles.


56 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

primas necesarias para su comercialización y para tribu-


tar a la corona española. Durante 297 años, entre 1524
y 1821 los españoles y criollos8, buscaron desarrollar una
economía a través de la exportación de un colorante co-
nocido como añil, el cual era extraído al macerar un co-
leóptero denominado “cochinilla” Dactylopius coccus dando
como producto un ente u lizado para diversos fines en
la Europa de esa época. A finales del siglo XVI, la produc-
ción de añil estaba firmemente establecida en Guatemala
y en 1609 llegaba a Amsterdam el primer embarque de
añil guatemalteco. Se presume que durante el apogeo de
la exportación de este producto, el istmo centroamericano
enviaba cerca de 500.000 libras (225.275 kg) de este colo-
rante a Europa, doblando con frecuencia esta cifra durante
el siglo XVIII. El añil se producía en las haciendas de los
colonos donde se elaboraba bajo supervisión española y
se ocupaban de su exportación las compañías comerciales
de la ciudad de Guatemala.

Es hasta 1821 y luego de los procesos que marcarían la


liberación del mercado, entre los cuales se destaca la inde-
pendencia de los Estados Unidos en 1776 y la Revolución
Francesa a finales de ese siglo, que los países la noamerica-
nos, entre ellos Guatemala, se independizan de España y así
logran no tener obstáculo alguno para tratar de desarrollar
sus economías por no estar obligados a tributar a la realeza,
ni rendir cuentas más que a su propio sistema económico.

8 Hijos de españoles nacidos en Guatemala.


Gesly Anibal Bonilla Landaverry 57

No obstante, a pesar que ya se había realizado la eman-


cipación con España, Guatemala no cambió mucho su pa-
trón de desarrollo económico y es hasta en 1871 que se
da un nuevo giro, pues se instalan los gobiernos liberales,
primero con Miguel García Granados y luego en 1873 con
Justo Rufino Barrios. Es durante este período que se rea-
lizan cambios económicos profundos en el país, transfor-
mando el sistema produc vo basado en la exportación de
añil, para dar paso al monocul vo de café Coffea arabica.
Otros cambios básicos fueron; la expropiación de erras a la
Iglesia Católica, que se realizó mediante la estrategia de de-
cretar la libertad de culto, la introducción del ferrocarril en el
país para poder movilizar el nuevo producto que reac varía
la economía en Guatemala, aunque esta dinámica favoreció
principalmente a militares y familias de españoles y criollos.

Pasando ese período liberal, en los siguientes años,


sobre todo a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX,
se establecieron dictaduras con corrientes conservadoras
que impulsarían el sistema económico capitalista bajo la
vía Yunker, basada en desarrollar las grandes haciendas
y empresas agrícolas tanto nacionales como extranjeras.
La transnacional United Fruit Company fue contratada en
1901 por el gobierno de Guatemala para manejar el Servi-
cio Postal y encuentra la oportunidad para establecer sus
fincas de banano, cons tuyéndose en el principal emplea-
dor de Centroamérica en la primera mitad del siglo XX y
pasa a controlar las redes de comunicación para influir en
casi todos los gobiernos del istmo de esa época.
58 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Es hasta 1944, que mediante un movimiento revolu-


cionario liderado por estudiantes universitarios, maestros y
trabajadores que presionan para convocar a elecciones. Se
obliga al General Federico Ponce Váides a renunciar, quien
había tomado el poder producto del derrocamiento de la
dictadura del General Jorge Ubico. Se iniciaba un período
de transformaciones profundas en el país, logrando refor-
mas en las estructuras sociales y económicas, dando como
resultado el impulso del capitalismo a través del modelo
del Estado Benefactor que apoyaba al campesino y peque-
ña parcela dando microcréditos y asistencia técnica, lo cual
buscó mejorar la economía y el bienestar social. Se conoció
como la vía de desarrollo Farmer.

Durante el período revolucionario, de 1944 a 1954


se redistribuyeron erras a muchos campesinos, lo cual
se vislumbraba como una buena medida por parte del go-
bierno para mejorar los sistemas agropecuarios y tal vez
no desgastar los suelos, y principalmente hacer de los pe-
queños agricultores un conglomerado que dinamizara la
produc vidad e incrementara la producción para mejorar
la economía del país. Sin embargo, por afectar los inte-
reses de la transnacional United Fruit Company, surgió el
Movimiento de Liberación Nacional –MLN–, que apoyado
por el gobierno de los Estados Unidos dio como resultado
el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz Guzmán
(Gleijeises, 2005).

Luego de esos acontecimientos en la vida polí ca y so-


cial del país, la economía rural y de Guatemala en general,
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 59

siguió con el mismo modelo económico que ya se había


establecido, el cual era regulado por el Estado, solo que
al entrar los gobiernos militares en las décadas de 1960 y
1970, a la par de apoyar al campesino se retomó el apoyo
a los la fundios para seguir con el proceso de producción
y exportación de café, cardamomo, algodón y banano,
mezclando dos modelos de desarrollo, la vía Yunker y la vía
Farmer para dar forma a la vía Inglesa como nueva manera
de desarrollar la economía en el país.

Es hasta 1985 y bajo las presiones internacionales, lue-


go del Consenso de Washington en 1982, que Guatemala
sede, y se empieza a impulsar el modelo neoliberal, inician-
do por disminuir el apoyo a los campesinos en cuanto a la
asistencia técnica y microcréditos que estaban dados por
el Estado. Los agricultores quedaron totalmente desprote-
gidos, proliferándose la invasión de erras en detrimento
de los recursos naturales. No obstante, los la fundios y la
clase económicamente poderosa del país se vieron fortale-
cidos por mantener erras y capital.

En la década de 1990 y durante el gobierno de Álvaro


Arzú, se priva zó la mayoría de acciones de las ins tucio-
nes que generaban ingresos al Estado quedando el país
bajo un modelo de capitalismo salvaje que golpeó grande-
mente a la clase campesina dando lugar al surgimiento de
las Organizaciones No Gubernamentales conocidas como
ONG, producto de intereses de los organismos interna-
cionales como el Fondo Monetario Internacional –FMI– y
60 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

el Banco Mundial –BM– como estrategia palia va ante el


impacto del libre mercado en los países pobres.

Paradójicamente, durante los primeros años de la dé-


cada del 2000, el país mostró indicadores de crecimiento
económico de entre 4 y 6% que reflejaba un aumento del
Producto Interno Bruto –PIB– (CEPAL, 2001). Sin embargo,
aunque estos indicadores mostraron un crecimiento de la
economía total en el país, la riqueza siguió siempre en ma-
nos del sector empresarial y terrateniente de Guatemala.

Hoy en día, el desarrollo económico del país sigue sien-


do de po capitalista bajo una serie de adje vos tales como
“desarrollo con equidad de género”, “desarrollo con enfoque
étnico” y “desarrollo sostenible”. Poco se habla de una re-
forma agraria y el tema de boga es el “mercado de erras”
y “manejo o transformación de conflictos”. El sistema eco-
nómico nacional aún sigue bajo el patrón de la fundios y
con la mayoría de la población sin erras, invadiendo áreas
protegidas y depredando los pocos recursos que quedan.

Los polí cos aducen que el modelo económico que


prevalece es el capitalista pero con “rostro humano”, a de-
cir de la ex primera dama de la nación Sandra Torres y ex
esposa del Ingeniero Álvaro Colom presidente de Guate-
mala durante el período 2008-2011 en un discurso en el
mes de abril de 2009 en el programa bolsas solidarias9 en
el departamento de Escuintla.

9 Programa social que consis a en una bolsa con alimentos y víveres para
las familias pobres. En el gobierno actual se le denomina “Bolsas Seguras”.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 61

Al con nuar con el patrón actual de desarrollo econó-


mico, Guatemala se ha mantenido en un constante dete-
rioro de la naturaleza y los problemas enden a agravarse,
contribuyendo a agudizar la crisis ambiental. El mercado
sigue jugando un papel decisivo en el desarrollo de las so-
ciedades pero se hace necesario “el desarrollo de nuevas
herramientas e instrumentos que mi guen los impactos
producidos por las fallas de los procesos económicos”
(Toledo, 1998:23).

El sector rural enfrenta una situación de globalización


en toda América La na y resulta muy di cil ser compe -
vo (CEPAL, 2001). Para ello se necesita poner en marcha
programas y proyectos que ac ven las dinámicas sociales,
produc vas y económicas por parte de los gobiernos. La
agricultura debe de transformarse y diversificarse para ob-
tener productos que con la apertura de los mercados y el
impulso de las polí cas liberales se pueda compe r como
única manera de supervivencia en este mundo globalizado.
En Guatemala ha exis do una estructura económica pro-
duc va con doble modalidad pues se ene la capitalista y
la familiar. La segunda es la que mayormente predomina
en el país y este po de producción agrícola rural no ha
funcionado para encarar la “compe vidad” que pregona
el libre mercado, por lo que el Estado con la ayuda de los
organismos internacionales también debe impulsar nuevas
estrategias de desarrollo rural promoviendo el comercio y
las transformaciones estructurales.
62 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

En algunos países, el área rural ende a presentar una


exclusión económica y social, en donde la gente ob ene
pocos ingresos y la población es en un alto porcentaje de
personas de edad avanzada. Esto repercute en una merma
de la agricultura, por lo que el Estado trata de incen var
a los agricultores (Hill, et al., 2005). En cambio, Guatema-
la presenta otra dinámica, pues, la economía del país está
basada además de la agricultura en el aprovechamiento de
los recursos naturales, por lo que el sector rural es de gran
importancia y debería tener mayor apoyo estatal.

En el área rural impera la desigualdad y la pobreza,


consecuentemente los mercados pierden compe vidad,
eficiencia y capacidad para resolver los problemas pro-
duc vos, acentuándose la polarización y agudizándose la
inequidad (Gómez, 2008a). Es necesario dar prioridad a
proyectos que favorezcan las transformaciones produc -
vas, con rotación de cul vos, empleo de nuevas tecnolo-
gías, crecimiento económico ver cal y acceso a mercados.
Una estrategia de desarrollo rural es apoyar la agricultura
familiar. El progreso de los agricultores debe medirse por
el papel de la dinámica de la economía de las familias. Otra
estrategia, es la mejora de infraestructura y servicios para
transformar la produc vidad incluyendo la diversificación
de ac vidades y acciones para mejorar la salud animal, la
sanidad vegetal y la inocuidad de alimentos.

Para González (2004a), la pobreza rural es producto de


procesos de estructura más que de apertura de mercados.
En países como Guatemala, la combinación de inequidad
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 63

más la fuerza con la que han entrado las polí cas neo-
liberales ha impactado enormemente al sector rural, re-
percu endo en más pobreza y proliferación de focos de
hambruna. Hay una estrecha relación entre el hambre, la
pobreza y el deterioro ambiental. Con el “colonialismo”, el
despojo de las erras y los programas impulsados por los
organismos internacionales como la OMC luego de la Se-
gunda Guerra Mundial y con los proyectos de asistencia
como la revolución verde, se impactó a los agricultores y al
sector rural pues ha generado un panorama de más pobre-
za y degradación de los recursos naturales. Para Anderson
y Valenzuela (2006), ha exis do un impacto muy fuerte en
la agricultura de los países de la región debido a la apertura
de mercados incrementando la pobreza rural.

Los productores rurales se endeudan cada día más en


América La na y son cada vez menos solventes económi-
camente (Lacki, 2010). En algunos casos se empieza a dar
créditos nuevamente a los agricultores, pero sin la asesoría
adecuada, lo que incen va el endeudamiento por lo que
únicamente son palia vos que suavizan la crisis. Lo que se
debe buscar es eliminar las causas de fondo como las inefi-
ciencias produc vas, gerenciales y comerciales. Los costos
de producción son muy altos y los precios de las cosechas
son muy bajas debido a la apertura de mercados y la agri-
cultura subsidiada como el caso de los Estados Unidos.

Por si fuera poco, el empleo agrícola se ha reducido


según lo demuestra el XI y úl mo Censo Nacional de
Población realizado en el 2002 en cuanto a la Población
64 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Económicamente Ac va –PEA–. El total de la PEA nacional


era de 3.463,397 en 2002, de los cuales 1.457,103 se
dedicaban a ac vidades como la silvicultura, pesca y agri-
cultura (Zapata, 2009).

Con un panorama tan desalentador como este, se ne-


cesita de inicia vas produc vas por parte de comunidades
rurales. Para la obtención de ingresos se debe tratar de
desarrollar proyectos con obje vos enfocados a incremen-
tar la producción de cul vos diversos, como la agrofores-
tería, la recuperación y conservación del suelo y la reduc-
ción de pérdidas en la post-cosecha entre otros aspectos
(Schejtman y Reardon, 2010). La posibilidad para comer-
cializar productos, bienes y servicios forestales asociando
los dis ntos ecosistemas, tales como la extracción de leña
y broza, la protección de manan ales y el mantenimiento
de la estructura del suelo para la prevención de deslaves,
son acciones que mejoran el nivel de vida de las comuni-
dades del área rural (Prado, et al., 2008).

El agroturismo también ha surgido para revalorizar al


sector rural basado en la produc vidad agropecuaria y fo-
restal con enfoque sustentable (Ruíz, 2004), que busca el
bienestar social y económico de las comunidades rurales
por medio de una armonía entre el turismo y las ac vidades
diarias de agricultores para ser u lizada como herramienta
del desarrollo rural, teniendo cuidado que los beneficios
lleguen a los pequeños empresarios y no en los que enen
más recursos económicos y grandes cadenas hoteleras. Es
una alterna va de desarrollo rural bajo el fundamento de
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 65

la valoración, apropiación y autoges ón de una comunidad


sobre su territorio (Olaya, 2004).

La migración es otra alterna va que la población rural


ha tomado en las úl mas dos décadas. Desplazamientos
de personas del sector rural a las ciudades es muy común
en Guatemala, los viajes ilegales hacia los Estados Unidos
y programas para captar mano de obra son palia vos que
los países del norte promueven en el país. Tal es el caso de
cientos de campesinos originarios de varios departamen-
tos que viajan cada año en empo de cosecha a Montreal,
Canadá y trabajan en ac vidades agrícolas como el cul vo
de hortalizas y la producción pecuaria. Este es un progra-
ma que está vigente desde 2003 y ha movilizado a más
de 14.500 personas que reciben ingresos aproximados de
$ 1.500 mensuales durante la temporada produc va.10

Es fundamental mejorar la economía del sector rural,


para lo cual se necesita atraer la inversión y se debe te-
ner acceso a créditos, capacitaciones y par cipación en el
mercado (Qureshi, et al., 1996). Para ello hay que mejorar
factores como la supervisión y regulación del Estado en
cuanto a las polí cas económicas y el sistema bancario,
pues se debe regular el porcentaje de intereses a los cré-
ditos dirigidos a los agricultores, sobre todo el Banco de
Desarrollo Rural –BANRURAL– que actualmente maneja

10 “Regresan después de cosecha”. Ar culo publicado por Coralia Orantes


en Prensa Libre el 15 de noviembre de 2010.
66 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

tasas de hasta 18 puntos porcentuales,11 pero debería ba-


jarse al menos a 13%.

Las mujeres deben tener acceso también a los crédi-


tos y aunque se sabe que el Banco Crédito Hipotecario
Nacional12 –CHN– otorga créditos a señoras del área rural
que invierten en negocios pecuarios como crianza de galli-
nas, estas fracasan por no contar con asesoría técnica y de
manejo empresarial. El MAGA maneja diversos proyectos
para producir frutas y hortalizas, y en el 2010 se dio la
apertura del departamento de extensión para capacitar a
los agricultores y así incrementar la produc vidad, pues lo
primero que se debe hacer es tener una buena seguridad
alimentaria y luego poder comercializar los excedentes.

Algunas ONG con financiamiento de la cooperación


internacional promueven proyectos produc vos. Sin em-
bargo, el reto mayor es incen var nuevamente el principio
coopera vista que se ha ido perdiendo. Casos como el de
Palo Amontonado13 que produce limón deshidratado ha
subsis do comercializando su producto para exportarlo.
Este es un ejemplo exitoso que demuestra que con una
buena organización se puede afrontar los embates del li-
bre mercado. También la industria del ecoturismo puede

11 Comunicación personal con asesora de créditos en BANRURAL agencia


Jalapa.
12 Comunicación personal con promotora de microcréditos del CHN agen-
cia Jalapa.
13 Palo Amontonado es una coopera va exportadora de limón deshidrata-
do situada en el departamento de El Progreso, Guastatoya, en el oriente
de Guatemala.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 67

presentarse como una alterna va de ingresos en el sector


rural. Para ello es necesario el fomento de la ges ón em-
presarial de las comunidades que logre una organización
comunitaria con capacidad de crear empresas prestadoras
de servicios turís cos con paquetes de turismo agroecoló-
gico cuyos ingresos sean distribuidos en toda la sociedad
(González, 2004b).
Educación para el desarrollo
rural sustentable

U no los pilares fundamentales para


consolidar un proceso de desarrollo
en el sector rural es la educación primaria
(Atchoraena y Gasperini, 2004). Muchas
veces no se le toma la suficiente importan-
cia a aspectos sociales en los programas de
desarrollo gubernamental y mucho menos
municipal pues, no se considera que la po-
breza rural sea una variable dependiente
del analfabe smo, la cultura y la religión.
Se le da prioridad mayormente a la infraes-
tructura básica y la “obra gris”.14 Factores
como la desnutrición, la mortalidad infan l,
el poco acceso a servicios básicos como el
agua y los bajos niveles educa vos, limitan

14 Obra gris es definida como puentes, estadios, par-


ques y pavimentación de calles.
70 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

el desarrollo en el área rural. La gente del campo es en su


mayoría pobre y depende de la agricultura de subsistencia,
por lo que el desarrollo rural afronta el reto de reducir la
pobreza y un instrumento para tal fin es ampliar la cober-
tura educa va a la mayor parte de la población.

A mediados del siglo pasado, cuando en Guatemala se


mantenía el modelo de desarrollo del Estado Benefactor, se
impulsaba la cobertura de servicios públicos para apoyar
la agricultura, educación y salud (Beltrán, 2005). Se apoyó
fuertemente la extensión agrícola, la educación sanitaria
en el sector rural y la educación audiovisual en estableci-
mientos escolares. Con la extensión agrícola se pretendía
aumentar la producción agropecuaria con información y
educación no formal al alcance del entendimiento de los
agricultores carentes en su mayoría de alfabe zación. Los
extensionistas prác camente residían en las comunidades
y se apoyaban de medios como la radio, folletos y carteles.

Con el empleo de procedimientos de contacto per-


sonal, individual y grupal, se ampliaba el alcance de los
mensajes instruc vos para el cuidado de la salud públi-
ca y se recurría también a las campañas para masificar la
educación sanitaria. En cuanto a la educación formal rural,
se aplicaban estrategias pedagógicas innovadoras cifra-
das principalmente en el uso de técnicas audiovisuales,
la grabación radiofónica, la fotogra a y la cinematogra a.
Con estas ac vidades se trataba de mejorar la educación,
contando con algunos manuales didác cos con contenido
elemental, aunque hay que hacer mención que no se tenía
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 71

la capacidad de inves gación cien fica y exis a una debili-


dad en fundamentación teórica integral.

No obstante, lo importante es recalcar que antes que


se desmantelara el aparato estatal exis an ins tuciones
encargadas de realizar extensión, capacitando y educando
a los agricultores sobre las formas adecuadas de produc-
ción y comercialización agrícola. Los extensionistas traba-
jaban con los productores rurales sobre aspectos produc-
vos, gerenciales y comerciales. A mediados de la década
de 1990 la mayoría de ins tuciones estatales como la
Dirección General de Servicios Pecuarios –DIGESEPE–,
el Banco de Desarrollo Agrícola –BANDESA– y la Direc-
ción General de Extensión Agrícola –DIGESA– entre otros,
desaparecieron y los agricultores se quedaron sin mayor
instrucción debido al discurso que debían ser más “compe-
vos” y dejar a un lado el paternalismo del Estado, pues
había que ser más produc vos.

Con el cambio de modelo de desarrollo entre las déca-


das de 1980 y 1990 se empezaron a debilitar las acciones
para el desarrollo de la agricultura rural en Guatemala y no
únicamente por falta de decisiones polí cas, créditos abun-
dantes, ni subsidios; tampoco solo por culpa del FMI, del
BM, de la globalización o del neoliberalismo, sino, porque
además de todo ello, no se implementó un sistema de edu-
cación rural con función de proporcionar a los agricultores
los conocimientos que ellos más necesitaban: agronómicos,
zootécnicos y veterinarios, ni los relacionados con la admi-
nistración rural, incluyendo formas asocia vas para corregir
72 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

las gravísimas distorsiones que ocurren en la realización de


sus inversiones, en la adquisición de insumos y en la co-
mercialización de las cosechas (Lacki, 2010). Esta relación
causa/efecto, entre insuficiencia de conocimientos y fracaso
económico de los agricultores, aunque obvia, sigue siendo
subes mada y hasta ignorada. En el mundo globalizado, los
conocimientos y la educación han pasado a ser los factores
más determinantes para que los productores rurales puedan
volverse y mantenerse al menos sobreviviendo.

La educación influye enormemente en el cambio so-


cial, económico y cultural de la población rural, por lo que
organizaciones internacionales enfocan sus esfuerzos para
lograr los obje vos trazados a principios de este siglo y
buscan reducir a la mitad el número de víc mas del hambre
y la pobreza, garan zando la educación primaria universal
para los próximos años, lo cual obliga a modificar la forma
tradicional de intervención de la cooperación internacional
para afrontar las necesidades de las personas sin atención
alrededor del mundo, entre ellos la población rural.

Para eso, organismos como la Organización de las Na-


ciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO– y
la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura –UNESCO– (por sus siglas en in-
glés), unen esfuerzos dirigidos a alcanzar los mismos fines
y obje vos.

En el 2009, en Guatemala el MAGA, trató de impul-


sar el Sistema de Extensión Agrícola que buscaba cubrir el
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 73

vacío que dejó hace más de 15 años DIGESA, con el ob-


je vo de solucionar problemas comunes en la agricultura
de bajo rendimiento y adaptabilidad al cambio climá co,
sin embargo, los resultados no han sido sustanciales, aun-
que en otras la tudes se ven inicia vas como el programa
educa vo que la misma FAO promueve desde hace varios
años (Lacki, 1995).

Para contribuir al desarrollo rural, se requiere que


extensionistas retomen la función permaneciendo en las
comunidades, educando y capacitando a los agricultores
en su contexto real. La educación rural debe basarse en
valores y principios é cos para que las actuales y futuras
generaciones

adopten hábitos y conductas esenciales para una vida


digna, armoniosa y solidaria; valores y principios que es-
tán siendo «olvidados» por el individualismo, egoísmo y
violencia de quienes desean usufructuar supuestos de-
rechos sin cumplir los deberes correspondientes. Valores
y principios tales como: hones dad, honradez, dignidad,
responsabilidad, disciplina, puntualidad, cumplimiento de
los compromisos asumidos con terceros, respeto al próji-
mo y a sus derechos, conciencia de sus obligaciones como
ciudadanos, como padres de familia y como miembros de
la comunidad, amor al trabajo bien ejecutado, ambición
sana para progresar en la vida como consecuencia de
su propio y eficiente esfuerzo y de su deseo de supera-
ción, altruismo y solidaridad, los peligros de las drogas,
del alcoholismo, de los juegos de azar, de las relaciones
74 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

sexuales prematuras e imprudentes, de la delincuencia,


etc. (Lacki, 2010:5).

Las debilidades e ineficiencias de las ins tuciones edu-


ca vas en el país, pueden ser corregidas en la medida que
los propios profesores y extensionistas tomen conciencia
y se humanicen con el sector rural. Muchas de las inefi-
ciencias del sistema persisten no necesariamente porque
no pueden ser eliminadas, sino porque los educadores aún
no han tomado la decisión de asumir como suya la tarea
y la inicia va de enfrentar la pasividad, el fatalismo y con-
formismo, el anacronismo y la inercia imperantes en el re-
ferido sistema. Los educadores en Guatemala se escudan
en que los esfuerzos son en vano por los bajos salarios y
la falta de apoyo por parte de los gobiernos hacia la edu-
cación. Sin embargo, son los habitantes rurales quienes,
al recibir una educación de baja calidad y con contenidos
inadecuados a sus necesidades, los que están siendo con-
denados a fracasar en la vida personal, familiar, produc va,
laboral y comunitaria.

En las escuelas rurales se debe proporcionar conoci-


mientos ú les enfocados a mejorar la producción agro-
pecuaria para incrementar los ingresos familiares. En las
currículas educa vas deben insertarse contenidos tecno-
lógicos de producción y comercialización agrícola, proce-
samiento de productos y manejo de la post-cosecha. Esta
educación rural debe de propagarse a las madres de fa-
milias para implementar huertos familiares con hortalizas,
frutas, plantas medicinales, principios básicos de higiene,
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 75

profilaxis,15 prevención de enfermedades y primeros auxi-


lios. Otros temas que deben ser objeto en la educación
rural son; la promoción del coopera vismo, la organización
comunitaria, la administración rural y la comercialización
evitando a los intermediarios.

Una comunidad bien organizada y con mucha comuni-


cación que genere un capital simbólico dentro de un pro-
ceso de educación para el desarrollo rural (Corrales, 2003),
será produc va en la medida que los individuos se apro-
pien de la información y conocimiento sobre su entorno.

Esfuerzos mayores para impulsar el desarrollo a través


de la educación son necesarios, de tal manera que orga-
nismos internacionales declararon la úl ma década, como
la década de la Educación para el Desarrollo Sustentable
en base a la Resolución 57/254 de la Asamblea General de
las Naciones Unidas proponiendo al período 2005-2014
como una etapa para fortalecer la educación y reorientarla
hacia los obje vos de desarrollo sustentable, así como la
Declaración Conjunta firmada por los directores de UNES-
CO y el PNUMA (Leff, 2005).

El proceso educa vo debe ser ar culado con la rea-


lidad local. La educación en las aulas debe enfocarse y
contextualizarse con las necesidades económicas, sociales,
culturales y laborales (Pacheco, 2006), tomando en cuenta
que la educación es un pilar fundamental para el desarrollo

15 Son todas las acciones de salud que enen como obje vo prevenir la
aparición de una enfermedad en el organismo.
76 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

rural, para lo cual es necesario incorporar ac vidades a


parte de las planteadas en las currículas de las escuelas,
la enseñanza de siembras, conservación de suelos, prin-
cipios fitosanitarios, etc. Formar a los estudiantes de nivel
primario y secundario y prepararlos como un buen capital
social, con un sen do de pertenencia de su entorno y con
formación de desarrollo laboral, con conocimiento de la
realidad comunitaria y con un abordaje para solucionar la
problemá ca local, dará como resultado un desarrollo sus-
tentable en el sector rural. Además, con una organización
comunitaria bien consolidada existen oportunidades de
impulsar la educación no formal para aportar a la pobla-
ción, alterna vas de progreso personal y laboral con ac-
vidades de capacitación sobre cul vos que se producen
a nivel local y afrontar los problemas para minimizar pér-
didas, pues la agricultura rural guatemalteca siempre ha
presentado bajos rendimientos.

Es importante establecer que la educación por sí sola


no es capaz de generar desarrollo (Aldana, 2009), pero
tampoco una sociedad podría desarrollar sin un progra-
ma adecuado de educación, debido a que todo proceso
forma vo genera un capital humano con conocimiento y
capacidades necesarias para afrontar los retos del mundo
actual. Para que exista un real desarrollo rural se necesita
que ins tuciones educa vas en el sector rural fortalezcan
la formación de los estudiantes respondiendo a los intere-
ses, necesidades y obje vos de la población, orientando la
educación hacia el desarrollo de la agricultura, el manejo y
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 77

aprovechamiento de los recursos naturales, la prestación


de servicios y la organización comunitaria. Para ello es im-
prescindible que el Ministerio de Educación en Guatema-
la –MINEDUC–, juegue su papel como ente rector de la
educación en el país.

Las generaciones jóvenes son clave para el desarro-


llo rural como fuente de información que se actualiza
frecuentemente en los salones de clase a través de pro-
gramas como la Telesecundaria y los centros educa vos
nacionales. Para ello es muy importante un enlace entre el
sistema educa vo y el área rural. La educación rural debe
ser con formación para tener capacidad de análisis de los
problemas del entorno y la realidad social para que esa
educación haga par cipe a los estudiantes y se mo ven a
cues onar la problemá ca nacional rural como primer paso
para la búsqueda de soluciones. En el área rural de Guate-
mala muchos niños y niñas abandonan el ciclo escolar para
apoyar a sus padres en las tareas de cul vos, no obstante,
los ingresos son muy bajos y no toman conciencia que al
tener una mayor y mejor educación, podrían tener mejores
oportunidades para buscar mayores ingresos a través de
mejores empleos.

Una visión de educación como herramienta de progre-


so se ene vagamente, pero se ha caído en el error de
apoyar mayormente al sector urbano, aumentando más las
brechas entre la población rural y la urbana (Rojas y Portu-
gal, 2009). Se mantuvo la idea hasta finales de 1980 en el
área rural, que era suficiente con que los niños culminaran
78 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

los primeros seis años de educación primara, pero con la


ampliación de la cobertura educa va a nivel secundario
es necesario mo var y concien zar a la población sobre
la importancia de con nuar los estudios debido a que se
tendría más oportunidad de obtener mejores empleos.
Aunque no es una total garan a porque muchos de los
jóvenes que culminan sus estudios de secundaria, termi-
nan trabajando en maquilas, dependientes de mostradores
en endas y las mujeres se conforman hasta con empleos
domés cos. Para otros, no les queda más alterna va que
migrar hacia los Estados Unidos.

Aquí es donde se deben enfocar los esfuerzos en edu-


car a la población rural para generar capital humano con
formación empresarial comunitaria para autogestar empre-
sas locales de po produc vo, de prestación de servicios,
ecoturís cas, etc.

Las escuelas y el sistema educa vo en general, debe


valorarse de mejor forma, pues puede ser la clave para fo-
mentar el desarrollo rural para lo cual el Estado debe com-
prometerse a ampliar cada vez más el servicio educa vo
tanto en can dad como en calidad.

La educación debe ser parte de la cultura rural y para


Melo (2000), la educación exige la formación de una so-
ciedad rural con ac tudes individuales y colec vas em-
prendedoras con grado de par cipación y dinamización,
con ello se generará una cultura de desarrollo para ob-
tener una voluntad colec va de cambio con capacidades,
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 79

competencias e innovación. Un modelo alterna vo de de-


sarrollo rural debe basarse en la cultura local debido a que
las zonas rurales man enen aún un alto grado de iden dad
cultural que a veces no es valorada. Para que la educación
produzca cambios es necesario de métodos de integración
par cipa va con instrumentos basados en estudios por-
menorizados sobre la cultura local. Con ello se lograría ele-
var la autoes ma colec va en relación al territorio, historia
y patrimonio cultural local, a la vez que permi ría una ma-
nifestación obje va de las costumbre de los pobladores.

Es a través de una crí ca construc va de la situación


local, como se puede abrir las puertas a la clarificación de
un futuro viable para iden ficar y conservar las tradicio-
nes con una integración crea va de aspectos modernos
y externos que se traduzcan en oportunidades. Con ac-
vidades que mo ven a la población local, se formará un
escenario favorable para impulsar proyectos mayormente
aceptables a nivel comunitario para elaborar un plan apro-
piado de educación y formación del capital social.

La educación para el desarrollo rural también necesita


basarse en un enfoque pedagógico para evaluar a los niños
y un enfoque andragógico para evaluar a los adultos bajo
una perspec va ciudadana y democrá ca que promueva
reflexiones y acciones para contribuir a la transformación
social (RLCU, 2010). Integrar dimensiones como derechos
humanos, equidad de género, medio ambiente, produc vi-
dad, aprovechamiento de los recursos naturales, comercio
y globalización, son temas de importancia que inciden en
80 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

la sociedad local. Una educación que propicie el desarrollo


debe promover acciones de concien zación, formación,
par cipación ciudadana y é ca. La educación toma vital
importancia en el desarrollo rural y se cons tuye en un
proceso de formación de capital social para autogestar
mecanismos de mejora en el nivel de vida tanto en lo indi-
vidual como en lo colec vo.
Parঞcipación social para el
desarrollo rural sustentable

U n desarrollo rural par cipa vo debe


presentar una interacción de diversos
grupos sociales dentro de un territorio y
sus recursos (Por lla, 2003). Una interac-
ción entre sociedad y territorio, regulada
con normas e ins tuciones, torna un esce-
nario propicio para tener un acceso y apro-
vechamiento de los recursos naturales para
mejorar el nivel de vida de una población.
Un escenario de esta naturaleza se ha di-
ficultado debido a los procesos históricos
de inequidad, relaciones de poder y cultura
en Guatemala.

La par cipación social debe generar


capacidad de organización que conlleve a
la ges ón de procesos de interés de una
comunidad y que a la vez se transformen
82 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

en actores sociales definidos por su acción e incidencia en


el aprovechamiento y generación de oportunidades para
la mejora de las condiciones de vida en una colec vidad.
Una capacidad grupal para planificar y ges onar su propio
desarrollo se complementará con el coopera vismo y la res-
ponsabilidad compar da para que surta efecto lo planteado.

Hay que tener claro que en el sector rural de Guate-


mala y de casi toda La noamérica se observa una diver-
sidad cultural en los grupos sociales. Una cosmovisión y
una cosmogonía diferente respecto a la sociedad urbana,
hace que los pueblos rurales mantengan su propia iden -
dad. Esto debe ser el punto de par da para impulsar a las
dis ntas organizaciones, granjeros, coopera vas, gremios,
grupos familiares y religiosos, entre otros, para que propi-
cien los movimientos sociales que busquen el desarrollo
rural teniendo como principios fundamentales la cohesión
social y la cohesión territorial, y que prevalezca el interés
por el bienestar colec vo (Por lla, 2003).

Dentro del territorio rural debe exis r una interacción


de los grupos y actores sociales regulados por normas e
ins tuciones de carácter local y nacional para tomar deci-
siones sobre el acceso y manejo de los recursos naturales.
Los actores sociales son los que enen la capacidad como
grupos humanos para organizarse y ges onar proyectos
vinculados a intereses que les afecten directamente. Un
actor social es definido por sus acciones y aprovechamien-
to de oportunidades para el desarrollo de una colec vidad.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 83

Con una capacidad colec va para asumir la función de


planificación de ges ón del desarrollo, siguiendo los princi-
pios de cooperación y responsabilidad compar da, los po-
bladores rurales podrían organizarse para desarrollar pro-
yectos en conjunto, que les genere bienestar colec vo por
el aprovechamiento apropiado de los recursos naturales.

La par cipación social debe cimentarse en una red


duradera de relaciones más o menos ins tucionalizadas
de reconocimiento mutuo, lo que llama a tener una perte-
nencia de grupo con propiedad común, unida por vínculos
estables y permanentes (Bourdieu, 1983), promoviendo
las normas de cooperación y reciprocidad entre indivi-
duos consolidando de esa forma un buen capital social
(Fucuyama, 2000).

Incrementar la par cipación organizada de los pro-


ductores rurales debe ser una prioridad en el área rural
(Cadena, 1982). Lo par cipa vo no trata únicamente de
concretar una reunión o asamblea comunitaria, es un pro-
ceso basado en el conocimiento de la realidad para unificar
esfuerzos des nados a la búsqueda colec va de sa sfac-
tores comunes que pueden ser: la educación, la capacita-
ción, la mejora de ingresos y la protección de su ambiente,
entre otros. La par cipación social de una comunidad pue-
de enfocarse en la formulación de sus propios proyectos
produc vos y de mejora social mediante un conocimien-
to de la realidad territorial, cultural y de la población en
general, en donde la comunidad ya no sea un objeto de
estudio de fuentes externas, sino de autoinves gadores
84 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

para establecer sus propios problemas y a través de una


organización fuerte, trabajar en grupo y no actuar de forma
aislada. Esto daría forma a una estructura social democrá-
ca y de autoges ón para impulsar el proceso de desarro-
llo rural.

La par cipación social ya no debe verse como una he-


rramienta para obtener un fin, sino como herramienta de
diseño y planificación del desarrollo rural para traducirlo en
la construcción de mejores condiciones de vida, trabajo y
dignidad de una sociedad o una comunidad (Arroyo, 2007).
A pesar de enormes esfuerzos realizados, no se ha logra-
do un desarrollo sustentable en Guatemala, por lo que es
conveniente considerar que los actores locales par cipen
en la planificación integral de su desarrollo que propicie la
creación de un espacio de ar culación local para lograr la
ges ón, seguimiento y evaluación de las acciones y proyec-
tos de desarrollo rural.

El sistema económico actual ha provocado una rebe-


lión por parte de las sociedades, lo que incita a una par-
cipación directa de los pueblos para planificar y gestar
su propio desarrollo sustentable desde las bases populares
(Barkin, 1998). De hecho, las polí cas de desarrollo sus-
tentable están empezando a gestarse desde las propias
comunidades y desde lo local (CNOC, 2005), teniendo
par cipación las ONG, como intermediarios de los diver-
sos grupos y organizaciones sociales para no con nuar con
la instrumentalización de polí cas diseñadas desde arriba.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 85

La par cipación social en el diseño de polí cas no debe


ser más un acto meramente de consulta y de movilización
de masas con fines polí cos, sino de intervención directa
según las necesidades, e integrar así a la gente dentro de
las estructuras de toma de decisiones y de poder tanto
polí co como económico. Cumpliendo con estos aspec-
tos, se asegura de cierta forma un programa de desarrollo
sustentable sin esa degradación ambiental que ha perma-
necido hasta el día de hoy en el sector rural de Guatemala.

Tampoco el desarrollo sustentable debe ser únicamen-


te objeto de la conservación del medio ambiente, sino de
la par cipación ac va de la gente para que tenga pleno
conocimiento de la importancia de los recursos naturales.
Esto permite un diseño y planificación de proyectos pro-
duc vos que generen ingresos, asignación de áreas para
la conservación y la disposición de otros espacios para el
aprovechamiento de recursos de la naturaleza.

Las personas son capaces de manejar sus recursos co-


munes en circunstancias que ameritan cooperar unos con
otros y deban realizar actos solidarios para la conveniencia
colec va (Ostrom, 1999). Ahora bien, no quiere decir que
el Estado desa enda a una población y dejarla a la deriva.
Al contrario, a través de una promoción estatal de pro-
gramas y proyectos de desarrollo local, de infraestructura
y servicios básicos, proyectos produc vos para la genera-
ción de ingresos y de organización local, se aseguraría un
desarrollo con dirección hacia lo sustentable, insis endo
86 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

en que no deben ser acciones impuestas, sino promovidas


por el propio Estado.

Es evidente que la pobreza y el deterioro ambiental de


las zonas rurales de Guatemala guardan una estrecha in-
terdependencia, lo que conlleva a que los patrones de con-
sumo y culturales ocasionen problemas como la erosión
de los suelos, la deforestación y la pérdida de la biodiver-
sidad. Una estrategia de par cipación democrá ca para la
diversificación rural y el mejoramiento produc vo (Barkin,
1998), será tomar los modelos exitosos de comunidades
organizadas, comprome das y con reglas bien estableci-
das, lo que guiará el camino hacia el desarrollo sustentable
(Bonilla, 2009).

Con el soporte de una estructura de extensión esta-


tal y el apoyo de la cooperación internacional con figuras
16

como las ONG, debe buscarse una forma de reconocer la


contribución del sector rural en la protección del ambiente
mediante la par cipación democrá ca local. Esto será la
base para generar mejores condiciones de vida a través del
manejo, aprovechamiento y conservación de los recursos
naturales y la obtención de ingresos económicos, lo que
creará una sociedad más equita va como componente
fundamental del desarrollo sustentable.

16 El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación creó en el 2010


el Sistema Nacional de Extensión que buscaba asesorar a los agriculto-
res y productores rurales. Actualmente no se enen mayores resultados.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 87

El desarrollo rural debe par r de la par cipación so-


cial para cambiar una realidad, pues es la población la que
debe impulsar su propio desarrollo (Mar n, 2001). Bajo
esta premisa, una sociedad bien organizada par cipa ac-
vamente desde lo local, iden ficando problemas sobre
aspectos económicos, sociales, culturales y ambientales
que permitan una planificación de proyectos de desarrollo,
de tal manera que con un poco de apoyo e involucrando a
universidades, ministerios del Estado, las ONG y el sector
polí co, se pueda promover la par cipación social en el
desarrollo territorial.

Es importante hacer notar que las zonas rurales han


estado muy acostumbradas y confiadas de que agentes
externos les proporcionen ayuda únicamente de po asis-
tencialista e incluso los úl mos gobiernos han contribuido
aun más a consolidar este problema,17 limitando la capa-
cidad de las comunidades rurales, quedando las personas
esperanzadas a que el gobierno les proporcionara dinero y
bolsas solidarias,18 bolsas solidarias o cualquier figura popu-
lista de cada gobierno.

17 Se hace mención al respecto debido al programa que surgió en el go-


bierno de Álvaro Colom en el período de 2008-2011 Mi Familia Progresa
dando un monto de Q 300,00 mensuales (US $ 37,50) por familia, que
para la opinión pública propicia un acomodamiento y se incita a que las
personas del sector rural se atengan a la ayuda estatal y no haya esfuer-
zos mayores por realizar proyectos produc vos.
18 Bolsas consistentes en víveres que el gobierno empezó a regalar en el
período 2008-2011 en el programa denominado Bolsas Solidarias. En el
gobierno del Par do Patriota se conoció con el nombre de Bolsas Seguras.
88 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

La generación de un modelo de par cipación social


desde lo local, es necesario para implementarse como
estrategia de desarrollo endógeno de proyectos en don-
de los actores son los mismos pobladores que par cipan
ac vamente en el proceso para el desarrollo de su terri-
torio. Integrar a la población a la dinámica polí ca, social
y económica va inmerso en el proceso de desarrollo rural.
Esto se logrará a través de la dinamización con acciones
mo vadoras desde la generación de nuevos ingresos, be-
neficios individuales y colec vos en donde se mejoran las
condiciones de vida.

La par cipación social como fenómeno polí co es el


resultante de los contextos culturales e ins tucionales que
generan diversos escenarios (Cartagena, et al., 2005). Con
el Decreto 11-2002 o Ley de Consejos de Desarrollo Ur-
bano y Rural se potencializa aún más la par cipación social
en la planificación y toma de decisiones del desarrollo rural
sustentable. De igual manera, el Decreto 14-2004 o Ley
de Descentralización se vislumbra como una herramienta
en el proceso de desarrollo debido a que entre sus fines
está transferir desde el Organismo Ejecu vo a las comu-
nidades legalmente organizadas, con par cipación de las
municipalidades

el poder de decisión, la tularidad de la competencia, las


funciones, los recursos de financiamiento para la aplica-
ción de las polí cas públicas nacionales, a través de la
implementación de polí cas municipales y locales en el
marco de la más alta par cipación de los ciudadanos,
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 89

en la administración pública, priorización y ejecución de


obras, organización y prestación de servicios públicos, así
como el ejercicio del control social sobre la ges ón gu-
bernamental y el uso de los recursos del Estado (Decreto
14-2002:2).

La par cipación social para el desarrollo rural es una


propuesta viable para afrontar la crisis de la modernidad,
construyendo de esa manera un real futuro común y no las
promesas que el libre mercado ha dado como la panacea
del progreso, después de lo establecido en el Consenso
de Washington en 1982. Es por el impulso del neolibera-
lismo que se acentuó el con nuo detrimento del ambiente
y ha golpeado enormemente a un sector que se quedó
sin asistencia técnica y cobertura credi cia producto del
desmantelamiento estatal, por lo que esa par cipación de
la sociedad será determinante (Calderón, 2010).

Hoy en día, toda ac vidad y prác ca ejercida por los


actores sociales será la clave del éxito debido a que las
personas perciben y construyen la realidad según sus per-
cepciones, visiones y perspec vas lo que permite generar
compromisos, interacciones y responsabilidad compar da
dentro del manejo de los recursos naturales (Mar nez y
Arellano, 2007).

El acceso a los beneficios de los recursos naturales


es el impulso para reac var la par cipación social en al-
gunas comunidades en el occidente de Guatemala don-
de se promueven procesos de resocialización de grupos
90 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

segregados y se reincorpora a actores tradicionales con


legi midad y a actores que se han quedado relegados en
la ges ón territorial y que actualmente son necesarios
para afrontar las dinámicas de la modernización y globali-
zación (Tíu y García, 2002). Por ello, se debe de plantear
otras estrategias de desarrollo rural, una de ellas es la
ges ón de cuencas y microcuencas hidrográficas pues
aborda el manejo y aprovechamiento de los recursos na-
turales con la finalidad de conservarlos y protegerlos por
medio de la par cipación social.

Finalmente, se coincide que el desarrollo rural será


sustentable si y solo si, existe una construcción social con
par cipación de los dis ntos actores, con una dinámica y
complejidad marcada para confluir en necesidades y fines
comunes para alcanzar un bienestar social, económico y
ambiental a través de la consolidación del poder ciudadano
en las comunidades locales.
Movimientos sociales para el
desarrollo rural sustentable

N uevos movimientos sociales se ar cu-


lan con dis nta fuerza en Guatemala
en busca de encontrar lineamientos polí-
cos que superen los problemas de la ex-
clusión del sector rural (Amtmann, 2000).
Los movimientos sociales son producto de
luchas por la necesidad de abrir espacios
dentro de las polí cas nacionales y las diná-
micas económicas, sociales y ambientales.
Entre los movimientos más comunes están
los agrarios y étnicos. Se buscan oportuni-
dades para tener mejores condiciones de
vida con cobertura de los servicios básicos
de educación y salud, lo que hace que gru-
pos sociales generen luchas por derechos
a mejores condiciones de vida. Para Mar-
nez (2006:340), “los movimientos socia-
les nacidos de los conflictos ecológicos
92 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

intentan equilibrar la balanza de poder, hoy tan inclinada


hacia empresas mul nacionales”, en alusión a Monsanto
(hoy Syngenta), Gold Corp y las petroleras en varios países
de La noamérica.

Para Vargas-Hernández (2005:455), “los movimientos


sociales son ac vos y construc vos, que parten de las
sociedades civiles modernas en tanto que empujan hacia
nuevos valores, iden dades y paradigmas culturales”. Se
caracterizan por mantener una estructura organiza va y
se manifiestan como agentes colec vos que intervienen
en procesos de transformación social. Muchas veces hay
expresiones como manifestaciones y demostraciones pú-
blicas, toma de carreteras y marchas masivas. Los sujetos
man enen conocimientos, anhelos, deseos y mo vaciones
para luchar contra los problemas que aquejan al sector ru-
ral y para plantear demandas dirigidas al sector polí co.
Los movimientos populares de la región se definen por
elementos como la inclusión social y hoy en día han emer-
gido otros movimientos como los ambientales que nutren
la movilización de grupos indígenas y campesinos en busca
de mejoras de la calidad de vida.

Evers (1985), citado por (Vargas-Hernández, 2005), hace


referencia a nuevos movimientos sociales de grupos de inva-
sores, de Consejos de Desarrollo Comunitario, comunidades
eclesiales apoyados por la iglesia, asociaciones de indígenas,
organizaciones de mujeres, comités de derechos humanos,
grupos de jóvenes, ac vidades ar s cas y culturales popula-
res, grupos de alfabe zación, grupos ambientalistas, grupos
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 93

de autoayuda entre desempleados y gente pobre, asociacio-


nes de trabajadores organizados independientes e incluso
en oposición a las estructuras tradicionales de los sindica-
tos. Sin embargo, los movimientos sociales que predominan
en Guatemala son los étnicos, ambientales y sobre todo, la
lucha por el acceso a la erra, donde la ideología juega un
papel importante y van dirigidos en su mayor parte contra el
Estado. Los grupos marginados a los que se les ha negado el
acceso a la erra son los que están generando mayores mo-
vimientos en el país. La gente pobre y marginada son los que
par cipan principalmente en los movimientos demandando
mejores oportunidades al Estado.

El país enfrenta movimientos sociales que u lizan sim-


bolismos culturales para expresar sus reclamos, muchas
veces haciendo uso del nacionalismo como fuerza unifica-
dora dentro de los grupos de personas impulsados por una
ideología en contraposición de las élites y el Estado.

En ese sen do, los movimientos sociales rurales se


han incrementado como producto de los cambios econó-
micos y polí cos en el país en las úl mas tres décadas.
Entre los principales factores para la emergencia de estos
movimientos se ene la expansión del modelo capitalista,
la explotación campesina y la depredación ambiental. Es
por ello que es necesario establecer la importancia que
enen los movimientos sociales sobre el proceso de desa-
rrollo rural con el objeto de redireccionar este fenómeno
como fuerza dinámica de cambio en un sector que se ha
visto marginado y excluido de los beneficios y mejoras.
94 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Los movimientos sociales rurales son la única fuerza


dinámica que aboga por un cambio sustancial en muchos
países de la región. El caso de los zapa stas en México con
demandas económicas, sociales y polí cas fueron el punto
de ignición para otros movimientos. En Guatemala, luego
de la firma de los Acuerdos de Paz, se marcaron las direc-
trices para los gobiernos municipales y locales. En El Salva-
dor y Honduras también se han dado cambios impulsados
por grupos de campesinos, indígenas y afrodescendientes
como la Declaración de la Ceiba, producto del Seminario
de las Naciones Unidas en 2003 (Bengoa, 2006).

Los gobiernos locales en Sudamérica han desarrollado


en los úl mos veinte años, procesos de ges ón para el de-
sarrollo sustentable en municipios indígenas de Ecuador,
Perú, Bolivia y Colombia. En Brasil y Paraguay los movi-
mientos rurales son acuerpados por la Pastoral de la Tierra,
el Movimiento sin Tierra y la Vía Campesina.

Así como para Marx la historia de la humanidad ha sido


marcada por la lucha de clases (Sainz y Alaníz, 2007), de
igual manera, la lucha por la erra forma parte de la historia
de los movimientos sociales rurales en La noamérica y prin-
cipalmente en Guatemala. Durante el siglo XX se realizaron
constantes Reformas Agrarias a lo largo del con nente
americano, tornándose notorio ese po de movimientos
sociales. Sin embargo, a par r del fin de la década de 1990
empezó a surgir un cambio producto de la apertura de
mercados y la globalización. El agrarismo tradicional fue
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 95

quedándose rezagado, y se empezó a hablar de “mercado


de erras” y se iniciaron las luchas de carácter ambiental.

La resistencia contra las mineras, las hidroeléctricas y las


plantaciones de árboles (Mar nez, 2006), han sido algunos
de los movimientos rurales que se han dado durante la histo-
ria reciente y las demandas relacionadas al control del terri-
torio. Para establecer algún megaproyecto en los territorios
rurales es necesario contar con la consulta de la población.

En pleno siglo XXI los movimientos sociales rurales


guardan una estrecha relación entre los procesos de pro-
tección ambiental y el desarrollo territorial. Los principales
actores que inciden en los movimientos sociales son las
comunidades rurales, los campesinos, las ins tuciones reli-
giosas, los par dos polí cos y el Estado.

Según Torres (2004), en algunas regiones de La noa-


mérica las organizaciones campesinas, indígenas, grupos de
mujeres y afrodescendientes se movilizan para desarrollar
procesos de ges ón sustentable de los recursos naturales y
se caracterizan por estar inmersos en un marco de descen-
tralización gubernamental para viabilizar la ges ón pública
local, un marco legal que reconozca el derecho principal-
mente de los pueblos indígenas y la acumulación de capital
social para dar mayor poder de decisión y protagonismo
público en las zonas rurales.

La descentralización es un eje fundamental en los


procesos democrá cos, que ayuda a los ciudadanos a
96 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

promover la par cipación social para transferir responsa-


bilidades. En Guatemala es necesario realizar modificacio-
nes a la legislación y cons tución polí ca para revalorizar
a los gobiernos locales como facilitadores del desarrollo
rural. Aunque ya se cuenta con la Ley de Descentraliza-
ción, Decreto 14-2002 en regiones como Sudamérica se
incrementa la par cipación ciudadana y se crea una nueva
ins tucionalidad democrá ca para la ges ón territorial,
se consolidan los Consejos Comunales, Parlamentos de
Indígenas, los Cabildos Comunitarios y Municipales, y los
Comités Cívicos, para que con estas estructuras se creen
alianzas entre gobiernos locales.

Estas alianzas entre organizaciones de movimientos


ambientales y pobladores rurales indígenas y no indíge-
nas, crean espacios polí cos significa vos para conectar
los movimientos sociales y el Estado que consolide be-
neficios de bien común (Marínez, 2006). Por su parte, los
movimientos sociales en Guatemala deben ser esfuerzos
encaminados a preservar, defender, aplicar e integrar el
conocimiento tradicional de los pueblos, lo que propi-
ciará un mejor estado de bienestar y desarrollo colec vo
(Vargas-Hernández, 2008).

Debido a que la crisis económica se agudiza cada


día más, los grupos sociales se han dado a la tarea de
organizarse y agruparse en dis ntos movimientos con la
finalidad de dirigir acciones de po colec vo para plani-
ficar y desarrollar obje vos de dis nta índole (Stolze, et
al., 1998). Grupos de mujeres, agricultores y jóvenes se
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 97

organizan para impulsar dis ntos movimientos con la fi-


nalidad de encausar acciones colec vas para afrontar los
retos modernos.

Las mujeres son un grupo fuerte que se moviliza para


negociar y tomar protagonismo hasta en poderes públicos
para ocupar espacios que en un empo atrás, era exclusiva-
mente para hombres. A parte de lo polí co, las mujeres se
ex enden a integrar ac vidades comerciales y profesionales
como manera de expresar sus capacidades, pero más que
nada, por afrontar los retos de las dificultades económicas.

Grupos de campesinos y campesinas han jugado un


papel protagónico en movilizaciones y acciones de protes-
tas pues, son estos los que más han sufrido los impactos
de la liberación de los mercados y de la crisis económica.

También, existe una relación entre los movimientos so-


ciales y las luchas de poder. El poder centralizado ha produ-
cido exclusión social, pero los grupos mayormente margi-
nados están tratando de generar legi midad, organización
y valores que les permita ser incluidos, de tal forma que el
desarrollo rural sea un proceso de transformación social con
la finalidad de buscar el bienestar de la población.

Ese bienestar se traduce en un desarrollo del sector


rural que como territorio, afronta relaciones de producción
y de organización, pero también está inmerso en conflictos
e intereses, en donde interactúa la cultura, la economía,
la educación y el medio ambiente. Es en este escenario
98 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

que se desarrollan los movimientos sociales que propician


la apertura de espacios, modifican reglas a través de sus
luchas, lo que contribuye al desarrollo rural.

Hasta el momento, los alcances no han sido del


todo sustanciales a pesar de los aportes a los procesos
de transformación produc va y del intento por construir
mejoras de vida en la población rural en aspectos econó-
micos, educa vos, culturales y de salud, por lo que hay
que integrar los esfuerzos aislados y generar cambios a
nivel regional y nacional.

De acuerdo con Piñeiro (2004), durante las úl mas dé-


cadas se ha revalorizado lo local y lo municipal para afrontar
los impactos hacia las sociedades más vulnerables producto
de la globalización. Los gobiernos han impulsado polí cas
de descentralización para transferir funciones públicas a lo
local,19 como las municipalidades y las comunidades. Con
ello se pretende que los gobiernos locales se fortalezcan y
adquieran mayor presencia para buscar una mayor ges ón
de sus recursos. Esto producirá un fortalecimiento del Es-
tado (Calame y Talmant, 2001). De lo municipal y lo local
emerge una iden dad étnica y las condiciones ecológicas
para el desarrollo sustentable de los pueblos que habitan el
planeta porque

frente al predominio de la lógica unificadora que ha con-


ducido los des nos de una modernidad homogeneizante,

19 En Guatemala se cuenta con la Ley General de Descentralización y la


Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 99

inequita va e insustentable, los nuevos movimientos so-


ciales están labrando nuevos caminos hacia la sustentabi-
lidad, fundados en una racionalidad ambiental que viene
impulsando y legi mando nuevos derechos ambientales,
culturales y colec vos (Leff, 2007:119).

Las comunidades luchan en contra de la degradación


ambiental y se esfuerzan para manejar de mejor forma
sus bosques, el suelo, los cul vos y el agua. Son este po
de luchas las que buscan la sustentabilidad y construyen
ins tuciones prác cas de ges ón ambiental (Mar nez y
Roca, 2003).

También, los movimientos sociales expresan protestas


relacionadas con el acceso al recurso agua y el problema
forestal en cuanto a la tala ilegal de árboles y la falta de
fondos para los PINFOR impulsados por el Ins tuto Nacio-
nal de Bosques –INAB–, además de protestas en contra
de la transnacionalización de proyectos hidroeléctricos y
mineros que han proliferado en la úl ma década en Gua-
temala (Hurtado, 2005), haciendo notar un descontento
entre los acuerdos difusos por parte del gobierno y las em-
presas transnacionales.

Los protagonistas de los movimientos sociales se


iden fican como vecinos y pobladores con influencia de
organizaciones de carácter local y muchas veces de ONG
ambientales. Los comité de vecinos y los comité pro-mejo-
ramiento impulsan protestas de desacuerdo en contra de
proyectos de explotación de los recursos naturales y en
100 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

comunidades indígenas las protestas se hacen por la lucha


de valores y prác cas culturales, como en el caso de los
bosques y las fuentes de agua. Las comunidades rurales se
organizan e informan sobre los proyectos hidroeléctricos y
mineros (COPAE, 2008).

Las transformaciones polí cas y económicas han dado


origen a protestas y han propiciado las movilizaciones sociales
como medio de generar capacidades de negociación de acto-
res para disminuir las desigualdades y la fragmentación de las
sociedades en el sector rural (Gordillo de Anda, 2004). Estos
movimientos muchas veces dan como resultante conflictos
que necesitan de acuerdos ins tucionales. Las movilizaciones
sociales surgen debido a factores como la falta de polí cas
de estado para el desarrollo social, ambiental y económico de
los habitantes. Las movilizaciones sociales son producto de
demandas y luchas relacionadas con decisiones del Estado y
el mercado, que han originado una desigualdad social estruc-
tural que debilitan la cohesión social.

Dos décadas de reformas en el Estado han incitado a


una revuelta debido a que la construcción social no ha sido
nada fácil y los cambios a nivel mundial, regional, nacional
y local han sido evidentes. Debido a esto es que es nece-
sario establecer un marco legal que permita ayudar a que
exista un tránsito de las protestas sociales a una verdadera
acción colec va ciudadana que permita dar un paso a obte-
ner acuerdos mutuos entre el Estado y los actores sociales.
Con ello se generaría un vínculo entre lo legal y las moviliza-
ciones que garan zaría la transformación entre protestas y
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 101

conflictos sociales que daría como resultante una solución a


la problemá ca que genera las luchas sociales.

Las movilizaciones rurales reclaman igualdad de opor-


tunidades y luchan por ser parte de la toma de decisiones y
par cipación ciudadana para obtener una mayor soberanía
popular como principio de un gobierno democrá co. Las
polí cas del libre mercado hasta ahora impulsadas, solo
han beneficiado a pequeños sectores y han dejado des-
protegido al sector rural.

Desde el impulso del neoliberalismo por el ex presidente


Álvaro Arzú (1996-2000), su discurso profesaba en que el
desarrollo llegaba finalmente al sector rural, pues “un cam-
pesino podría tener en una mano un azadón trabajando y
con la otra mano estaría hablando por un teléfono celular”.
Esta era la frase que mayormente se u lizó para reflejar
que el modelo económico neoliberal era el que finalmente
generaría el desarrollo rural en el país, sin saber que lo
único que propiciaría era más miseria y pobreza por el im-
pacto del “consumismo” pues, ahora un agricultor prefiere
tener un celular y minutos para hablar por teléfono que
tener maíz y frijol en su casa para alimentar a su familia.

Se pretendió con las reformas estructurales y con el


principio de la “compe vidad” que se desarrollara el sec-
tor agrícola rural. Pero, los únicos cambios que se dieron
durante ese período fueron la priva zación de las prin-
cipales empresas estatales y el desmantelamiento de las
102 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

ins tuciones de gobierno que brindaban transferencia de


tecnología y créditos a los agricultores.

Debido a las reformas estructurales se vino un empo


de crisis para el sector rural por ese vacío para asis r a los
agricultores y los procesos de extensión y transferencia de
tecnología se quedaron ausentes. Se pensaba que el sec-
tor privado generaría tecnología y vendería servicios, sin
imaginar que los agricultores nunca tendrían capacidad de
pagar. Se dio origen a un desequilibrio produc vo y poco
se hizo para apoyar al sector agropecuario rural del país, lo
que propició un debilitamiento ins tucional y una mayor
exclusión social.

Es por ello que se reclama retomar una mayor acción de


parte de los dis ntos actores para restablecer la cohesión
social a través del desarrollo de reglas claras como un marco
ins tucional entre el Estado y los grupos sociales pues

el nacimiento y la afirmación de varios movimientos so-


ciales han acompañado este cambio: desde el ambienta-
lista y el de los consumidores, hasta el movimiento por
el comercio justo y solidario, pero también movimientos
más “este zantes”, con un empeño no necesariamente
social, para los cuales la enogastronomía ene un papel
muy importante (…) La demanda de seguridad alimenta-
ria y de iden dad cultural de parte de los consumidores
post-modernos ha permi do el surgimiento de un nuevo
patrón de producción en las áreas rurales, caracterizado
por una creciente diversificación produc va y por una
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 103

atención a la calidad como variable mul dimensional


(Acampora y Fonte, 2007:192).

Los movimientos sociales han sido una manera de ex-


presar la acción colec va que ejerce presión para adquirir
el derecho de ser escuchadas sus demandas y se toman
acciones como la toma de carreteras, ocupaciones de es-
pacios de trabajo o edificios públicos, marchas y manifes-
taciones pasivas como huelgas de hambre y nega vas de
abandono a lugares muy concurridos. Dentro de los movi-
mientos sociales también hay otros actores que no enen
tanta capacidad de expresarse como las etnias que no ha-
blan el idioma oficial del país, a veces las mismas mujeres
por el machismo imperante en la sociedad guatemalteca.
Hoy en día es necesario que producto de los movimientos
sociales, la sociedad civil ejerza más presión sobre los to-
madores de decisiones del sector polí co.

De esa cuenta, el desarrollo rural no depende única-


mente del incremento de la ac vidad agropecuaria o del
abordaje o de un enfoque más territorial (Bengoa, 2006a),
pues en ese mismo territorio existe una interacción social
lo que implica que se construyen procesos localizados de
desarrollo donde hay actores básicos que ejercen movi-
mientos sociales no solo para reclamar por mejoras en la
calidad de vida, sino para par cipar en formas de manejo
de los recursos naturales del territorio. El proceso de de-
sarrollo rural es más que el crecimiento económico, es la
redistribución del poder y la par cipación organizada de
las sociedades para direccionar su propio des no.
Seguridad alimentaria para el
desarrollo rural sustentable

L a FAO definió a la seguridad alimentaria


desde la Cumbre Mundial de la Alimen-
tación en 1996, como el “acceso sico y
económico suficiente de alimentos seguros
y nutri vos para sa sfacer las necesidades
alimen cias y sus preferencias, con el objeto
de llevar una vida ac va y sana”. Dirigentes
de más de 185 países, reafirmaron en la De-
claración de Roma como seguridad alimen-
taria mundial, “el derecho de toda persona
a tener acceso a alimentos sanos y nutri -
vos, en consonancia con el derecho a una
alimentación apropiada y con el derecho
fundamental de toda persona a no padecer
hambre” (FAO, 2010).

El Ins tuto de Nutrición de Centro-


américa y Panamá –INCAP–, define a la
106 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

seguridad alimentaria como “el estado en el cual todas


las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de
acceso sico, económico y social a los alimentos que ne-
cesitan, en can dad y calidad, para su adecuado consu-
mo y u lización biológica, garan zándoles un estado de
bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo”
(SHARE, 2009).

En cualquiera de las acepciones anteriores, a lo que se


hace énfasis es al acceso hacia los alimentos, el cual se ha
visto amenazado por factores sociales, ambientales y sobre
todo por cues ones polí cas que han generado una inse-
guridad alimentaria y repercute en brotes de desnutrición y
hambruna, principalmente en la úl ma década en Guatemala.

Guatemala es el país la noamericano con la más alta


desnutrición crónica del con nente y el sexto del mundo
con la más grave situación en este tema. El 49% de la ni-
ñez es afectada por la desnutrición crónica en el país, le
sigue Honduras con un 29%, Bolivia con 27% y Ecuador
con un 26%. A nivel regional, mientras los demás países han
logrado frenar e incluso disminuir el número de personas
desnutridas, en Guatemala la tendencia ha sido la contraria.
En 1991 el país concentraba al 31,1% de los desnutridos
centroamericanos, en 1996 era el 37,2% y en el año 2002
ya era el 41,8%. Para el 2017 la cifra no ha tenido ninguna
mejora sustancial.

Según la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutri-


cional –SESAN–, existen 6.147 comunidades en las cuales
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 107

se registra algún grado de desnutrición. De ellas, 332


están calificadas como puntos rojos (de muy alto riesgo).
Los departamentos más afectados se encuentran en el al-
plano occidental del país (San Marcos, Huehuetenango y
Totonicapán) y en el Norte (Alta Verapaz), que son depar-
tamentos con altos índices de población indígena. Para la
SESAN, actualmente alrededor de 500 mil personas están
en riesgo de una crisis alimentaria. El hambre y la desnu-
trición afectan principalmente a las mujeres embarazadas
(la desnutrición afecta al 36% de mujeres en edad fér l) y
niños por nacer. Los niños y niñas que hasta los 3 años, han
mantenido retardo en peso y talla, sufren de una pérdida
irreversible de sus capacidades de aprendizaje y produc -
vidad, y son más vulnerables a las enfermedades diarréicas
(causa del 23,6% de los niños y niñas que fallecen antes
de llegar a los cinco años) y respiratorias (37%), que son
las principales causas de morbilidad y mortalidad infan l.
Son 66 niños o niñas por cada mil, de los nacidos vivos en
el área rural, quienes mueren antes de llegar a los cinco
años. Otros indicadores de salud de igual manera son poco
alentadores.

Por si todo esto fuera poco, el Programa Mundial de


Alimentos –PMA– ha desarrollado es maciones sobre el
impacto del alza de los precios de la canasta básica en
la pobreza y pobreza extrema en Guatemala, concluyen-
do que la línea de la pobreza se ha incrementado en un
5,4%, y la pobreza extrema en un 4,5%. Las es maciones
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
108 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

–PNUD– llegan a la misma conclusión. Se es ma que hay


unos 700.000 nuevos pobres en el país, y 500.000 que
han pasado de la pobreza a la pobreza extrema. Esto sig-
nifica que en los úl mos años, el índice de la pobreza se
incrementó del 51% al 56,4%; y el de la pobreza extrema
del 15,2% a 19,7%.

La situación empezó a desmejorarse en el país desde


el impulso del neoliberalismo por el expresidente Álvaro
Arzú durante el período de 1996-2000, en donde su dis-
curso se basaba en que “un campesino podría tener en
una mano un azadón trabajando la erra y con la otra es-
taría hablando por un teléfono celular lo que se traducía
en desarrollo”. Sin embargo, las polí cas impulsadas desde
ese empo únicamente han propiciado la disminución del
acceso a créditos y la extensión para el sector rural. Hay
varios países de la región y entre ellos Guatemala, que son
cada vez más vulnerables a la liberalización de los mer-
cados y a la fluctuación de los precios de los alimentos
básicos lo que hace que prevalezca una inseguridad ali-
mentaria (Gordillo de Anda, 2004).

Con las reformas estructurales, la crisis para el sector ru-


ral se ha agravado pues no ha exis do respuesta para asis r
a los agricultores y los procesos de transferencia de tecno-
logía por el poco campo de acción. Se ha pensado quizá, por
parte de los gobernantes de este país que por “generación
espontánea” los campesinos se vuelven más “compe vos”
pues parece ser que la ideología del libre mercado ha gana-
do su espacio en Guatemala y el laissez faire, laissez passer
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 109

(dejad hacer, dejad pasar), ene, ahora sí, un completo clímax


en la economía nacional con la libre manufactura, los bajos
impuestos y el Estado sin ser ya un obstáculo.

Se creyó que esa mano invisible guiaría el desarrollo


del país mediante un mayor crecimiento económico y que
con los “egoísmos responsables” (las empresas privadas) se
alcanzaría un beneficio para toda la sociedad. Sin embar-
go, lo que en pleno 2017 se vive es un total desequilibrio
que ha traído una descompensación entre lo produc vo
y la seguridad alimentaria, entre lo económico y lo social,
rematando con el deterioro ambiental.

El fallo de este modelo económico no solo se ha dado


en Guatemala, sino a nivel mundial por lo que es necesario
que los Estados retomen el papel para asegurar el derecho
humano de la alimentación (Alonso, 2008). Un derecho
reconocido en el ar culo 25 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, con énfasis en el ar culo 11
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, es que el Estado debe ser el responsable de
proteger, respetar y facilitar el acceso a la alimentación y
no el mercado.

A pesar de declaraciones, cumbres y conferencias


mundiales relacionadas con el tema del hambre y seguri-
dad alimentaria, el número de personas desnutridas en el
mundo sigue siendo elevado, pues se está llegando a los
mil millones a pesar que se hacen grandes esfuerzos por
parte de organismos internacionales para reducir esta cifra
110 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

(FAO, 2010). Uno de los obje vos de desarrollo del milenio


era que para el 2015 los niveles de pobreza y el hambre se
redujeran a la mitad de los que prevalecían en 1990, con el
fin de alcanzar un mayor bienestar social (Fernández, et al.,
2004). Sin embargo, se llegó a cumplir este empo es pula-
do y los resultados no han sido los deseados.

En países desarrollados se subsidia la agricultura y se


promueve la produc vidad, impactando nega vamente en
los pequeños agricultores del sector rural de países como
Guatemala que no pueden compe r con las estrategias
capitalistas como los tratados de libre comercio, reper-
cu endo en pobreza e inequidad. El país es sumamente
vulnerable a la inseguridad alimentaria (Guardiola, et al.,
2006) debido a factores internos como externos, la pobre-
za producto del poco ingreso y poco acceso a la erra, el
escaso gasto des nado a la alimentación y los problemas
causados por fenómenos naturales, todo esto va en detri-
mento de la agricultura, que de por sí es de subsistencia
en Guatemala.

Se sabe que la producción de alimentos a nivel mundial


es suficiente para alimentar a toda la población del planeta,
no obstante, uno de cada siete habitantes en el mundo
sufre de escasez de alimentos y consecuentemente de
hambre. Lo dramá co actualmente es la hambruna, pues
la escasez de la disponibilidad de alimentos está causando
morbilidad y mortalidad en Guatemala, llegando a niveles
alarmantes y que según Gordillo de Anda (2004), para en-
frentar y afrontar este flagelo, no se necesitará únicamente
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 111

del aumento de la producción agropecuaria en el país como


se ha creído en los úl mos años, ni generar oportunidades
de empleo o ampliar la posibilidad de comercializar los pro-
ductos agrícolas de la población rural; será necesaria una
alianza interins tucional entre municipalidades, gobierno y
la cooperación internacional que permita ar cular los es-
fuerzos per nentes y obtener mejores resultados.

Hernández-Sánchez (1983), señalaba desde hace más


de tres décadas, que los problemas que atañen a la se-
guridad alimentaria no se circunscriben únicamente a la
producción de alimentos, pues, factores como la pobreza,
el acceso a los medios de producción y sobre todo la falta
de voluntad polí ca, son los factores clave para eliminar
el problema de inseguridad alimentaria en el sector rural,
pues es en estas áreas tan vulnerables donde se encuentra
la mayor línea de pobreza.

Las transformaciones en las polí cas económicas y en


la agricultura nacional acrecentaron los extremos que van
desde una producción agrícola moderna, rentable y meca-
nizada que solo ha beneficiado a grandes empresarios y
capitalistas, y la agricultura de supervivencia de bajo ren-
dimiento que únicamente ha desencadenado más pobreza
y hambruna.

González (2004a), sugiere que el hambre es una fun-


ción de pobreza más que de escasez, pues la producción
de alimentos ha mantenido el crecimiento poblacional en
los úl mos empos y la hambruna se ha dado más por
112 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

insuficientes recursos para obtener o producir alimentos,


lo que repercute en la inseguridad alimentaria. El 80% de
la gente desnutrida alrededor del mundo vive en áreas ru-
rales de los países en vías de desarrollo y son los pequeños
agricultores que se man enen con una agricultura de sub-
sistencia. En su empo la revolución verde se vislumbraba
como la solución para eliminar el hambre, pero produjo
efectos contraproducentes, porque si bien es cierto, incre-
mentó la produc vidad, esto solo favoreció a los grandes
productores dejando desprotegidos y en desventaja a los
pequeños granjeros, teniendo que obtener insumos y pa-
gar impuestos necesarios para las pequeñas parcelas.

Lo más probable es que la hambruna sea un tema


polí co, es decir, de toma de decisiones y sobre todo de
distribución de la riqueza. Por ejemplo, el presupuesto de
la mayoría de las municipalidades en Guatemala no aborda
proyectos produc vos, se concentran en infraestructura
gris, en construcción de puentes, en pavimentación de
calles, porque con este po de obras se logra ganar más
adeptos para las elecciones y seguir con el mismo círculo
perverso. No se dan cuenta que con un poco de voluntad
polí ca la situación podría variar y hasta podrían tomar
ejemplos prác cos como el de Brasil en donde se ganó una
con enda electoral por parte del expresidente Luiz Inácio
Lula da Silva a través de la bandera polí ca de la lucha
contra el hambre.

Los focos de hambruna y la desnutrición que prevalece


mayormente en el área rural producto de la inseguridad
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 113

alimentaria nacional, está más relacionada con la desigual-


dad económica, social y polí ca, pues en Guatemala se
cuenta con recursos suficientes para producir los alimen-
tos necesarios para enfrentar con éxito tal problemá ca.
Este es un país megadiverso20 con suficiente material natu-
ral para impulsar programas de mejoramiento de especies
alimen cias, pero se man ene aun una visión, en cuanto a
la seguridad alimentaria de po asistencialista con progra-
mas gubernamentales como el de bolsas seguras, en donde
la ejecución es aislada y la intervención es desar culada
porque muchas comunidades y familias no enen atención
y otras son atendidas doblemente.

Guatemala es el país con el mayor producto interno


bruto en Centroamérica, pero paradójicamente, a pesar de
ser uno de los más ricos, es el más hambriento de la región.
En el país se trata de inver r mayormente en educación
y en desarrollo comunitario en cuanto a infraestructura
básica, pero se descuida la seguridad alimentaria que se
agudiza producto de la pobreza, el deterioro ambiental y el
crecimiento poblacional.

Uno de los factores que ha servido como pretexto


para jus ficar los brotes de hambruna en Guatemala, ha
sido el de las sequías de los úl mos años en una franja

20 La región mesoamericana es uno de los centros de origen de especies


alimen cias según el gene sta botánico ruso Vavilov. En sep embre de
2010, Guatemala pasó a formar parte de un grupo reducido de países
catalogados como megadiversos en cuanto a can dad y diversidad de
especies de flora y fauna.
114 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

conocida como “Corredor Seco”21 que abarca los departa-


mentos de El Progreso, Zacapa, Jalapa, Chiquimula, Santa
Rosa, Ju apa y Baja Verapaz. Para muchas ins tuciones la
poca lluvia es lo que ha propiciado la falta de alimentos en
comunidades, no obstante, en los años que ha exis do una
precipitación regular y que las cosechas se han dado con
normalidad, los brotes de desnutrición y hambruna tam-
bién han salido a la luz. A parte de las sequías quizá habría
que buscar algún otro culpable.

Es válido hacer mención que el estado nutricional de la


mayor parte de la población guatemalteca siempre ha sido
bajo y con factores ambientales, estructurales de acceso a
los medios de producción y aunado a lo polí co, se hace
aun más vulnerable el sector rural que históricamente ha
sido relegado y marginado en el país.

Se necesita de nuevos planteamientos para consoli-


dar la seguridad alimentaria en Guatemala, estableciendo
alianzas entre las municipalidades, las ins tuciones guber-
namentales, los ministerios y la cooperación internacional
muchas veces representadas en las ONG.

21 Es necesario aclarar que el ecosistema de esta región siempre ha pre-


sentado caracterís cas de aridez con erras poco fér les. El problema
es que en las úl mas dos décadas se dejó a los agricultores sin asistencia
técnica y credi cia, que aunado a los problemas de familias numerosas,
han depredado los bosques y degradado los suelos, por lo que se han
agravado aún más los problemas de desnutrición y hambruna debido a
la poca producción de alimentos.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 115

La municipalidad en cada pueblo es fundamental, pues,


conoce su territorio y su gente, es legí ma ya que repre-
senta a su población, ejecuta los presupuestos, man ene
liderazgo con prioridades definidas, man ene oficinas téc-
nicas. Lo que hace falta es que priorice la alimentación de
su gente, las ins tuciones gubernamentales cuentan con
capacidades y recursos que carecen las municipalidades,
por eso se debe de generar una sinergia para complemen-
tarse unos con otros. A través de una integración, cada
sector aportaría lo necesario, se generaría más confianza y
exis ría un mayor acercamiento con las comunidades.

Un factor que hace no prosperar los proyectos de de-


sarrollo es un “celo” ins tucional porque cada uno quiere
hacer las cosas por su lado, no obstante una alianza entre
sectores podrían compar r logros y fracasos. Además, se
intercambiarían experiencias pues las ONG, las municipa-
lidades, la cooperación internacional y el gobierno enen
mucho que compar r. Se incen varía la par cipación social
y se promovería el empoderamiento local para la toma de
decisiones desde las bases sociales. Con ello se generarían
propuestas de procesos para la seguridad alimentaria, con
un incremento de la produc vidad agrícola y la producción
de alimentos de traspa o y no con proyectos únicamente
asistencialistas.

Los procesos son tan importantes como los obje -


vos y los fondos para impulsar los proyectos. El desarro-
llo no lo debe llevar nadie, sino debe salir de lo local, es
decir, del empoderamiento social, de lo municipal y de lo
116 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

comunitario. La seguridad alimentaria no solo debe ser la


produc vidad agropecuaria o de alimentos, es la integra-
ción de la salud y la educación, enmarcada en un proceso
de desarrollo sustentable.

En el país ya existe una Polí ca de Seguridad Alimen-


taria y Nutricional que busca orientar y cohesionar los
esfuerzos del gobierno y dar la dirección al Estado y así
proporcionar

un marco estratégico coordinado y ar culado, eficiente


y permanente, entre el sector público, sociedad civil y
organismos de cooperación internacional, que permita
garan zar la Seguridad Alimentaria y Nutricional, enten-
dida como el derecho de la población a tener, en todo
momento, acceso sico y económico a suficientes ali-
mentos inocuos y nutri vos, para sa sfacer sus necesi-
dades nutricionales, de acuerdo a sus valores culturales
y con equidad de género, a fin de llevar una vida ac va y
sana para contribuir al derecho humano, sostenible, y el
crecimiento económico y social de Guatemala (Polí ca de
Seguridad Alimentaria y Nutricional:2).

Además, con el Decreto 32-2005, Ley del Sistema


Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional y su re-
glamento el Acuerdo Guberna vo 75-2006, se pretende
mantener el principio de solidaridad con acciones encami-
nadas a la seguridad alimentaria, priorizando la dignidad de
los guatemaltecos y garan zando la disponibilidad, acceso,
consumo y aprovechamiento de los alimentos.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 117

En Guatemala se trata de fortalecer el Sistema Nacio-


nal de Seguridad Alimentaria y Nutricional, a través de la
reac vación del Consejo Nacional de Seguridad Alimenta-
ria (Fernández, et al., 2004), promoviendo la producción
y la comercialización de alimentos básicos como el maíz,
frijol y algunas hortalizas.

La seguridad alimentaria debe ser para Guatemala un


asunto de seguridad nacional ante las polí cas económicas
globales que solo pregonan que el mercado sea la solución
ante semejante flagelo (Torres, 2002). Debido a esto, es
que las sociedades se encuentran en riesgos latentes pues,
el sector rural es muy vulnerable en términos compe -
vos. El modelo del libre mercado ha sido una amenaza más
que una oportunidad para las economías de subsistencia
del sector rural nacional.

Los gobernantes y la sociedad civil deben afrontar los


retos de la seguridad alimentaria impulsando nuevas polí -
cas que ar culen en principio el desarrollo de una agricul-
tura sustentable y de poderes locales (Ahumada, 2009). Es
preciso integrar un sistema de producción sustentable de
alimentos que sean distribuidos equita vamente con una
comercialización lo más justa posible. Asegurar la alimen-
tación a los habitantes de una nación debe ser el obje vo
principal de la autonomía en Guatemala y no quedar sujeto
a la variación de un mercado tan cambiante e inestable. La
situación agraria del país debe retomarse para que las clases
más desposeídas tengan acceso a la erra y con asesorías
118 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

básicas y disponibilidad de microcréditos les permita, sino


compe r al menos integrarse al sistema de mercados.

El Estado debe retomar un papel de apoyo y lograr


el impulso de una agricultura nacional para resguardar el
abastecimiento de alimentos y dejar de desgastarse en pro-
yectos asistencialistas como el de Mi Familia Progresa que
únicamente incen vaba el acomodamiento de las familias.22

El programa en el fondo buscaba asis r a la población


rural en cuanto a la alimentación y consis ó en el apoyo
económico de Q 300,00, es decir unos US$ 38,00 a fami-
lias con hijos de entre 6 a 15 años y mujeres embarazadas
con hijos menores de 6 años que llegaran a un centro de
salud. Según el gobierno de Guatemala con Q 350 millo-
nes (US$ 43,75 millones) se cubrían 45 municipios, pero
se necesitaba de muchas transferencias que desgastaron a
otros ministerios, lo que hizo de este po de programas in-
sostenibles, y aunque en otros países como Brasil, Nicara-
gua, Costa Rica, Honduras y El Salvador sí ha tenido éxito,
en el caso de Guatemala las condiciones no han sido del
todo adecuadas y lo que se está propiciando es un conflic-
to social que repercute en más deterioro social y limitación
hacia el desarrollo rural. Con tantos millones de quetzales
inver dos en este po de acciones de gobierno se podría

22 Este programa que se impulsó en el gobierno de Álvaro Colom 2008-


2011, trataba en un principio de dar a cada familia Q 300,00 ($ 38,00)
para inscribir a los niños en la escuela, pero muchas veces ese dinero lo
empleaban para otros fines y hay casos en donde los padres de familia
los ocupaban para consumo de bebidas alcohólicas.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 119

financiar otro po de proyectos para fomentar una agricul-


tura ecológica campesina, con huertos familiares, crianza
de aves y todo po de ac vidades agropecuarias, además
de rescatar los conocimientos locales sobre conservación y
manejo de semillas na vas como métodos de mejoramien-
to de cul vos.

Hay que reconocer que se ha intentado con estas me-


didas, incen var la producción de maíz y frijol, pero con
programas asistencialistas de transferencias de dinero a
familias pobres, lo que se incen va es el acomodamiento
y se deja a la población esperanzada a obtener dinero de
forma fácil que muchas veces no cumple con el obje vo
de suplir de alimentos a las familias, pues son los mismos
hombres quienes malgastan los pocos recursos para inge-
rir bebidas alcohólicas y juegos de azar.23 Es probable que
estas acciones emprendidas por gobiernos de turno en el
pasado reciente hayan tenido buenas intenciones, pero
conllevan a muchas limitaciones financieras y problemas
estructurales sociales.

Con programas de ges ón produc va y desarrollo


organizacional se podrían establecer estrategias encami-
nadas a construir estructuras sólidas de par cipación so-
cial para asegurar la alimentación de los habitantes. Con
la par cipación social y la toma de decisiones por parte
de la ciudadanía en cuanto a la seguridad alimentaria, se

23 Según lo comentado por pobladores de las comunidades rurales Santa


María Xalapán y Ladinos Pardos en el departamento de Jalapa.
120 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

propiciaría un nuevo modelo de desarrollo rural sustenta-


ble. Las polí cas económicas requieren que las personas
estén especializadas en mano de obra para diversificar la
agricultura. Una diversificación de cul vos que ayuden a
la prevención de plagas y enfermedades para minimizar
el uso de pes cidas y así proteger el medio ambiente. La
producción de Guatemala siempre se caracterizó por los
monocul vos de café, algodón, azúcar y banano, maximi-
zando la produc vidad y generando gran parte del produc-
to interno bruto, no obstante esto también es un problema
por la erosión biológica y del suelo al momento de u lizar
la mecanización y el uso excesivo de productos químicos.

Los proyectos deben ser encausados de otra mane-


ra, y si se les proporciona dinero a las familias del sector
rural, se deben impulsar mecanismos para tener mejores
resultados y capacitar a las mujeres, pues podrían jugar un
papel importante en la producción de alimentos cul vando
hortalizas en los traspa os (huertos) de sus casas, con lo
cual se buscaría mejorar esa supervivencia y les permi ría
llevar comida a sus hogares. De hecho, la población fe-
menina es la que más se interesa porque cada miembro
de la familia reciba una porción adecuada de alimentos y
dedica la mayor parte de su empo e ingresos en adquirir
alimentos llevando la responsabilidad directa de nutrir a
los hijos (CERIGUA, 2010b). En las polí cas nacionales so-
bre seguridad alimentaria las mujeres deben ser incluidas y
no únicamente en los programas asistencialistas como los
mencionados de “Mi familia progresa” y “Mi familia segura”
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 121

sino también en la producción agropecuaria y cul vos de


traspa o lo cual garan zaría el suministro adecuado y ba-
lanceado de alimentos familiares.

Otras medidas que han tomado los gobiernos recientes


es la liberación de aranceles para productos esenciales como
los granos básicos para impactar en la seguridad alimentaria,
sin embargo, ha mo vado a renunciar a mecanismos de au-
toabastecimiento como principio de producción local.

Siendo Guatemala el país con una de las tasas más


altas de malnutrición en el sector rural, es indispensable
abordar este problema de forma integral. Se es ma que en
la población indígena la cifra de niños malnutridos alcanza
hasta un 70%. Asegurar la alimentación básica de la pobla-
ción en Guatemala en general, es el principal reto del país
a corto plazo y la mujer es clave en la seguridad alimentaria
en las comunidades rurales (Ramírez, 2002).

Argueta (2003), sugiere que el poder local es el único


que puede transformar los proyectos, planes o programas
de seguridad alimentaria. Para ello ya existen leyes y polí -
cas en Guatemala que fortalecen ese poder local transfor-
mado en Consejos de Desarrollo, asociaciones de mujeres,
sociedad civil organizada, iglesia católica y evangélica, entre
otros. Al ser el poder local la representación más legí ma
de los que sufren cares a e injus cia social, se transforma
en una mo vación y esperanza para luchar en contra de
este flagelo. De allí en más, es que los resultados pueden
ser mejores que los obtenidos por equipos técnicos de los
122 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

proyectos de gobierno y la cooperación internacional que


únicamente evalúan eficiencia y eficacia en cuanto a elevar
el nivel nutri vo de los alimentos y reducir la deficiencia
de vitaminas.

La integración de dis ntos actores sociales impulsa-


dos por el poder local, ende a obtener mejores resulta-
dos que los proyectos aislados. Las municipalidades, los
ministerios, las ONG y la organización social ar cularían
los esfuerzos necesarios para afrontar un mal que limita
el desarrollo del país.

En algunos países de La noamérica se ha tratado de


alcanzar la soberanía alimentaria que consiste en la capa-
cidad de comprar suficientes alimentos sin importar quién
los produzca (Vásquez, et al., 2005). No obstante, un país
como Guatemala debe procurar no solo la soberanía, sino
la seguridad alimentaria que implica el acceso a los alimen-
tos debido a un autoabastecimiento por su producción
interna. La alimentación debe ser un asunto de Estado,
velando por la producción y distribución que permita un
adecuado autoconsumo y autoabastecimiento.

Algunos gobiernos de la región han apostado porque


la seguridad alimentaria la rija el mercado como mecanis-
mo de garan zar la capacidad de alimentos, no obstante,
ha exis do un efecto nega vo que ha repercu do en un
problema que lo único que ha propiciado es desnutrición y
hambruna (Vásquez et al., 2005). En el caso de Guatemala,
el país importa 2,24 libras (1 kg) de maíz amarillo por cada
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 123

quintal (45 kg) que produce y 4,5 libras de maíz blanco


(2 kg) por cada quintal (45 kg) que se produce (Gómez,
2008b), lo que indica el poco abastecimiento y la poca
protección del maíz en los Tratados de Libre Comercio. Se
ha estado más preocupado por una soberanía alimentaria
en los úl mos dos años, tratando de importar maíz, pero
es necesaria la infraestructura adecuada para el almace-
namiento como fueron los silos del Ins tuto Nacional de
Comercialización Agrícola –INDECA– que se han quedado
en el olvido.

Para encarar este problema de forma integral, tam-


bién se necesita fortalecer aún más al Ins tuto de Ciencia
y Tecnología Agrícolas –ICTA– para generar inves gación
y producir variedades mejoradas. Con un Sistema de
Servicios y Extensión del MAGA se podría transferir tec-
nología, asesorar y capacitar a los agricultores y, con los
fideicomisos de BANRURAL se podría impulsar el acceso
a créditos.

Hay que recalcar que la inseguridad alimentaria no


es un problema únicamente técnico y produc vo, es un
problema polí co y económico, de toma de decisiones y
de distribución de la riqueza. Las causas son humanas y
estructurales y las soluciones pasan por lo polí co y la vo-
luntad de los que toman las decisiones. Un país con segu-
ridad alimentaria es aquel que puede producir o importar
alimentos necesarios para alimentar a su población.
124 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Tal vez suene hasta utópico este po de planteamien-


tos, pero si no se intenta y sobre todo, si no se proponen
ideas de esta manera, no exis rá posibilidad alguna de es-
tablecer un verdadero desarrollo rural en Guatemala.
Planificación del
desarrollo rural sustentable

L a planificación del desarrollo rural debe


centrarse en decisiones de carácter
local, teniendo como punto de par da la
descentralización y priorizando el tema
ambiental como eje transversal (Cárcamo,
2006). En Guatemala se ha planificado el
desarrollo rural por lo regular desde arri-
ba hacia abajo, es decir, desde el gobier-
no hacia lo municipal y de lo municipal a
lo comunitario, no obstante es empo de
generar una nueva planificación que surja
desde lo local.

El desarrollo rural siempre ha sido


planificado desde el Estado bajo una idea
centralista de toma de decisiones. El Esta-
do planifica y ejecuta acciones que única-
mente se circunscriben a implementar de
126 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

infraestructura básica a las comunidades a través de los


dis ntos ministerios de gobierno y en algunos casos con
la cooperación internacional representada por las ONG,
en donde se han enfocado los esfuerzos para impulsar el
desarrollo rural con la introducción de agua potable y ener-
gía eléctrica, algunos puestos de salud e introducción de
caminos vecinales.

La planificación del desarrollo rural desde lo local, se


potencializa con la ley de consejos de desarrollo rural y
urbano Decreto 11-2002, y de descentralización Decre-
to 14-2002 para que aunado con acciones municipales,
como conocedores del territorio, se tendría mayor impacto
y mejores oportunidades, enfocando los esfuerzos además
de la infraestructura básica, en los componentes como la
seguridad alimentaria y la ges ón de riesgo. Es debido a
que al estar el Estado alejado de la realidad local y el cono-
cimiento del espacio rural, que la planificación del desarro-
llo rural ha quedado sin alcanzar los obje vos.

Bajo la perspec va del desarrollo rural desde lo local,


la planificación se debe basar en el reconocimiento del
territorio con sus par cularidades y especificidades. La
planificación como base del desarrollo rural toma suma
importancia si se engloba la realidad polí ca y económica
local. Es necesario par r del reconocimiento de los ele-
mentos caracterís cos de la realidad local y sobre todo,
que exista una par cipación social consolidada y fortaleci-
da. En la descentralización y la par cipación social local, se
garan za el desarrollo rural debido a que se trasladan las
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 127

competencias y recursos desde el Estado hacia los niveles


intermedios como los municipales y sobre todo los locales
representados en las comunidades.

La planificación del desarrollo rural debe ser un pro-


ceso estratégico para sistema zar esfuerzos y orientar la
toma de decisiones que permita realizar acciones apropia-
das para la mejora de la calidad de vida de la población ru-
ral (Garzón, 2004). El desarrollo no debe estar sujeto úni-
camente bajo la perspec va del Estado, pues los patrones
culturales son dis ntos en el área rural y se necesita tomar
en cuenta las dis ntas dimensiones económicas, tecnoló-
gicas y produc vas bajo cada contexto social, aceptando la
pluralidad y diversidad cultural en cada espacio local para
ya no imponer modelos.

Se impulsan actualmente en el país, polí cas secto-


riales como la polí ca de desarrollo rural que enmarca lo
económico, lo agrario, lo agrícola, lo social y lo ambien-
tal. Sin embargo, lo importante es tomar en cuenta que la
ruralidad guatemalteca se ha desarrollado en un contexto
histórico muy par cular, lo que hace pensar que hay que
tomar en cuenta esas caracterís cas especiales del territo-
rio nacional.

Además de lo territorial, es necesario planificar el desa-


rrollo rural bajo un enfoque de sistemas (Beaulieu, 2003),
lo que implica situarse dentro de diversos grupos sociales
e iden ficar las interdependencias e interacciones, para lo
cual, se debe sincronizar los obje vos de los grupos rurales
128 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

que permita ar cular las acciones de los actores sociales


que propicien mejoras en la colec vidad. Bajo una plani-
ficación sistema zada se definen las reglas que propicien
una ins tucionalidad en la comunidad (Ostrom, 1999), y
fomenten mecanismos de control a través de una orga-
nización para el manejo, aprovechamiento y conservación
de los recursos naturales, para que con ello, se cree las
capacidades de adaptación a cambios de las condiciones
exteriores a través del seguimiento y el aprendizaje de un
mundo globalizado.

Una planificación desde lo local decide las condiciones


para cambiar o mejorar la etapa de desarrollo en que se
está, a dónde se quiere llegar y cuáles son las oportuni-
dades de mejora de vida. A través del conocimiento so-
bre el contexto local, los actores sociales se apoyan para
planificar el desarrollo de su territorio y así responder a la
problemá ca real local con la información que se ene.
Se plantea la situación actual del territorio con escenarios
deseados a donde se quiere llegar. Se organiza toda la in-
formación expresada por los dis ntos actores sociales de
diversas formas como historias, documentos, archivos, es-
tadís cas, informes, mapas y demás, para desarrollar esos
futuros escenarios.

Es un gran desa o establecer la manera apropiada para


la planificación del desarrollo rural, lo cual atañe al poder lo-
cal y debe ser fortalecido por los gobiernos locales como las
municipalidades y la organización comunitaria hasta llegar a
nivel del gobierno central (Guzmán et al., 2007). Diseñar y
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 129

aplicar sistemas de ges ón capaces de perseguir los obje -


vos de mejora en lo económico, social y ambiental, condu-
cirá al desarrollo sustentable, entendiendo a este como una
estrategia que permite generar condiciones para mejorar la
calidad de vida en un ambiente sano (Zepeda, 1997).

En teoría, un plan de desarrollo rural conlleva una fase


de diagnós co comunitario, una evaluación de las posibles
variables de desarrollo y la formulación de acciones estra-
tégicas orientadas a propiciar un desarrollo económico,
social y ambiental. No obstante, estas fases no deben que-
dar únicamente plasmadas como una receta de cocina y
debe contemplarse otras etapas de ejecución y evaluación
constante en la planificación. Las recetas de planificación y
desarrollo están en una profunda crisis por la forma como
se han diseñado, por lo que se debe dar paso a la planifi-
cación de adentro hacia afuera y ya no debe ser impuesta
desde arriba, lo cual propiciará la autoplanificación y por
ende el autodesarrollo (Márquez, 2002).

Un aspecto que sí necesita ser impulsado por el Es-


tado, es el desarrollo de programas sobre la organización
social, pues en los países la noamericanos no se mejora
el capital humano (López, 2003), únicamente se piensa en
mejorar el capital sico, económico y natural. Es necesario
impulsar mecanismos para incen var la organización, pues
una comunidad con una estructura organizacional fuerte
adquiere poder, lo que permite implementar un plan de ac-
ciones estratégicas con la finalidad de organizar los grupos
sociales, capacitarlos y asesorarlos para hacerlos par cipes
130 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

de su propio desarrollo. Con ello es posible una planeación


estratégica desde un punto de vista sistémico y con una
concepción holista.

Con la planeación par cipa va se involucra a los dis-


ntos sectores que se gestan desde lo local y son llevados
adelante con equipos mul disciplinarios comprome dos
con la población rural y con ins tuciones del Estado que
den apoyo para formar un mejor capital social (Korstanje,
2009a).

Los pilares del desarrollo rural en Guatemala deben


ser la sustentabilidad ambiental, la produc vidad y la in-
versión social (Treminio, 2008). El ente encargado de la
planificación del desarrollo de programas y proyectos en el
país es la SEGEPLAN, y podría impulsar el desarrollo rural
bajo un enfoque territorial par cipa vo a través de la ges-
ón de Planificación Estratégica Territorial –PET–, lo que
conlleva a que el Estado se comprometa en generar un
marco jurídico y polí co que permita la par cipación ciu-
dadana. Sin embargo, hace falta mucho más por parte de
la SEGEPLAN para realizar dis ntas acciones que conlleve
a alcanzar los obje vos del desarrollo territorial. Es cierto
que el Estado planifica desde la SEGEPLAN para impulsar
acciones de sensibilización y orientación a alcaldes, gober-
nadores y organizaciones sociales para crear condiciones
de diseño de modelos de ges ón desde el nivel central
hacia los gobiernos locales y viceversa, pero lo importante
será coordinar las ins tuciones públicas para interactuar
con los consejos de desarrollo municipal y departamental
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 131

pero principalmente tomando en cuenta a los consejos de


desarrollo comunitarios.

El Estado ene como desa o volver funcional a la


SEGEPLAN e impulsar el desarrollo sustentable con el ob-
je vo de implementar acciones dirigidas a las poblaciones
con mayor pobreza en especial las más vulnerables y en
riesgo de inseguridad alimentaria, lo que implica que las
polí cas sociales y económicas se enfoquen en el desarro-
llo territorial y social. Lo que ha exis do en los úl mos años
de gobierno son proyectos y programas asistencialistas
que no generan un desarrollo sustentable pues únicamen-
te se crea una dependencia y un verdadero “paternalismo”.

Establecer una planificación conjunta entre las comu-


nidades, las ONG, las municipalidades, SEGEPLAN, y los
sectores involucrados en el desarrollo rural, generaría una
línea estratégica de ges ón local del desarrollo, creando
criterios de sustentabilidad para evaluar los programas y
proyectos desde un enfoque ecológico, económico y so-
cial. Además se necesita de la generación de un modelo
de desarrollo local tomando como base la seguridad ali-
mentaria y la ges ón ambiental como ejes transversales,
así como la ges ón de riesgo y el ordenamiento territorial.

En materia de planificación, el Estado se ha concen-


trado en los úl mos años en realizar acciones inmediatas
contra la pobreza y la inseguridad alimentaria para lo cual
se desarrollaron los programas como “Mi familia progresa”
e instalaron oficinas para impulsar el Programa Nacional
132 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

de Desarrollo Rural –PRORURAL– específicamente para el


desarrollo rural que han sido auspiciados por la Presidencia
de la República. Los ejes que de acuerdo con estos progra-
mas se tuvieron fueron, desarrollo territorial y reducción
de la pobreza, el desarrollo rural, la descentralización y la
seguridad alimentaria y nutricional. Sin embargo, para pla-
nificar el desarrollo rural además se necesita ar cular el
componente social, el componente produc vo y el com-
ponente ambiental (PDRMC, 2006), y verse todo como un
sistema, ya que son interdependientes. La par cipación
social en las polí cas públicas y en la toma de decisiones
es necesaria a nivel municipal y comunitario para la ges ón
de los recursos naturales y garan zar una mejor distribu-
ción de la inversión pública.

Los proyectos produc vos deben adecuarse a las con-


diciones ambientales, culturales y socioeconómicas de las
comunidades donde se incorporen innovaciones tecnoló-
gicas y prác cas agrícolas de forma sustentable bajo un
enfoque de ordenamiento territorial. Las ac vidades pro-
duc vas sustentables son necesarias y para ello se debe
educar y capacitar a la población rural, lo cual generará
una sociedad más amigable con la naturaleza que les traerá
como consecuencia una diversidad de beneficios en pro
de la calidad de vida.
Proyectos producঞvos
y ambientales para el
desarrollo rural

S egún la CIEN24, en un estudio realizado


en 2010, Guatemala se ubicó en el 2do
lugar a nivel mundial en porcentaje de em-
prendedores, es decir que inician negocios,
gente entre 17 a 34 años de edad. Puede
ser que sea producto de pocas oportuni-
dades y falta de empleo y que la economía
informal ha proliferado enormemente en el
país, aunque se sugiere que debe buscarse
otro término como, economía emprende-
dora, emergente, no asalariada, que ayuda
a las personas a subsis r y mantener a sus
familias.

24 Centro de Inves gaciones Económicas Nacionales


de Guatemala.
134 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Proyectos para generar ingresos que no son directa-


mente agrícolas, se deben impulsar como alterna vas para
un desarrollo rural integral (Schejtman y Reardon, 2010).
Proyectos con obje vos específicos como el incremento
y diversificación de cul vos no tradicionales,25 la agrofo-
restería, la reducción de pérdidas postcosecha, procesa-
miento de subproductos de la leche, procesamiento de
frutas para conserva entre otros, son posibilidades que los
agricultores deben manejar, por lo que necesitan asociarse
en coopera vas para buscar mejores oportunidades de co-
mercializar sus productos y prestar servicios.

Para que el desarrollo rural mantenga connotaciones


de sustentabilidad es necesario de no enfocarse única-
mente en lo económico, sino también que se valorice al
sistema ambiental como sustento de la vida humana. No
obstante, los proyectos y programas que den soporte eco-
nómico son necesarios porque con los ingresos moneta-
rios se ob enen sa sfactores de necesidades básicas.

Existen ejemplos de alterna vas para la obtención de


ingresos como los programas que se impulsan por parte
del Estado donde se hacen aportes monetarios y en espe-
cie para que se mantenga el volumen y el caudal del agua
(Guerra y Reyes, 2008). La protección del bosque en la
parte alta de la cuenca, es muy importante para la recarga

25 Se define como cul vos no tradicionales a las hortalizas, legumbres,


flores y algunos frutales, es decir, los diferentes al café, banano, caña
de azúcar y cardamomo que han sido por excelencia los cul vos de
exportación tradicionales en Guatemala.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 135

hídrica (Bonilla, 2016). Esta experiencia es considerada


como un caso de Pago por Servicios Ambientales –PSA–
según el MAGA y el PNUD en Guatemala. Es en este po
de casos que se muestra que hay proyectos donde existe
cooperación entre dis ntos actores para ges onar los re-
cursos naturales y se hacen aportes de po monetario a
sociedades del sector rural.

También se cuenta con el Programa de Incen vos Fo-


restales –PINFOR– dirigido a áreas de más de dos hectá-
reas con vocación forestal y con certeza jurídica sobre la
propiedad. Se ene el Programa Piloto de Apoyos Fores-
tales Directos –PPAFD– que también es un programa de
incen vos de protección forestal, pero está diseñado para
áreas ambientalmente estratégicas y que ene la finalidad
de compensar económicamente los servicios ambientales
que brindan los bosques, en posesión de los sectores que
no enen accesos al PINFOR por falta de certeza jurídica
sobre la tenencia de la erra. El incen vo económico se
da de forma anual según las hectáreas y se fija un plazo
de cinco años, se asigna a los propietarios o poseedores
de erras con bosques (con dueños en caso de áreas
comunales), siempre y cuando se verifique el estado del
bosque y se tomen las medidas necesarias para su protec-
ción, como la asignación de guardabosques y jornadas de
reforestación por parte de los comunitarios o propietarios.

Algunos autores insisten en que la compe vidad


en la nueva ruralidad y el enfoque territorial (Echeverri,
2002; Sepúlveda et al., 2003), son las únicas estrategias de
136 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

desarrollo rural. Sin embargo, en Guatemala las estructuras


sociales y económicas no son las idóneas para ser compe-
vos porque a la población rural se le ha dejado despro-
tegida a par r de la desar culación del aparato estatal en
donde los agricultores se han quedado sin asistencia técni-
ca, transferencia de tecnología y el acceso a créditos, lo cual
deja muy complicado el panorama para la compe vidad
en el sector rural que tanto se pregona. Con estos factores
mencionados y con la mayor parte de la erra en posesión
de los terratenientes, se hace casi imposible ser “compe -
vo” al menos en lo agrícola. De ahí es que con proyectos
produc vos y ambientales, con una adecuada ges ón am-
biental, el desarrollo rural adquiere un nuevo impulso para
mejorar la situación de la población más vulnerable del país
para que al menos se llegue a alcanzar una vida digna.

Es cierto que se ha tratado de desarrollar la agricul-


tura como estrategia para desarrollar al sector rural en
Guatemala (Giordano et al., 2007). De hecho, el 54% de la
población depende de la agricultura, por lo que esta ac vi-
dad genera una gran can dad de empleos y representa el
22,3% del Producto Interno Bruto –PIB– del país. Empero,
con las ac vidades agropecuarias del área rural, combina-
das con otras posibilidades como la prestación de servi-
cios, el agroturismo y el ecoturismo se tendría otras alter-
na vas de generación de ingresos (Rivas, 2002). Para ello,
es necesario preparar a las personas a nivel local para dar
una buena atención a los potenciales clientes.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 137

Las áreas rurales pueden generar servicios ambientales


de beneficio para toda la población urbana tales como, pro-
tección de fuentes de agua potable, manejo de bosques,
preservación de la biodiversidad, paisajes atrac vos y agro-
ecología, entre otros, lo que muestra el potencial que no úni-
camente se circunscribe a la agricultura, siempre y cuando
se asegure en primer lugar la alimentación de la población.

En caso de erras comunitarias, la organización es su-


mamente importante para maximizar los recursos econó-
micos asignados, lo cual se dedica para beneficio comuni-
tario y se ahorra en pagos de guardabosques, monitoreos
y reforestación.

En casos donde la protección del bosque es de interés


de un grupo de usuarios para fuentes de agua, se pueden
gestar proyectos para tomar las medidas necesarias que
compensen monetariamente a las comunidades que pro-
tegen el bosque (Guerra y Reyes, 2008). Las municipalida-
des deben hacer aportes y en algunos casos fincas aguas
abajo que aprovechan el agua del río pueden aportar en
especies como maíz, frijol y herramientas para la gente de
la parte alta de la cuenca a manera de incen vos para las
labores de protección.

Hay que tomar en cuenta que muchas comunidades


dependen de la asesoría y las capacitaciones para realizar
este po de proyectos, lo que implica que con los apor-
tes económicos que se obtengan se debe reinver r parte,
en procesos de organización comunitaria, reforestación y
138 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

recuperación de áreas degradadas para mantener la soste-


nibilidad26 del proyecto.

Otra alterna va es el turismo rural o agroturismo, el cual


es posible al promocionar la producción de artesanías, la hor-
cultura y la cultura rural en general, orientada a conocerse
por la población nacional y eventualmente a extranjeros de
paso en el país. El turismo rural está respaldado por las prin-
cipales ac vidades económicas del país con el comercio y la
agricultura como alterna vas que están siendo impulsadas
por el Ins tuto Guatemalteco de Turismo –INGUAT– para
generar ingresos, lo que da vida al agroturismo.

El turismo rural es una ac vidad que se desarrolla


para entender al mundo rural, conviviendo y par cipando
de la cultura de sus habitantes como una alterna va para
pasar un empo campestre por parte de una sociedad
moderna cansada del estrés y la vida ajetreada de las ciu-
dades. Entre sus variantes están el senderismo, las rutas a
bicicleta y a caballo o simplemente las caminatas. El agro-
turismo puede proporcionar muy bien un alojamiento
en la comunidad para realizar ac vidades agropecuarias
y forestales. En síntesis el agroturismo permite disfrutar
una estancia con suma tranquilidad, sin aglomeraciones y
recibiendo un trato familiar y se está en contacto con la
naturaleza y la ruralidad.

26 En este caso se toma el término sostenibilidad como el proceso de man-


tener económicamente a través del empo un proyecto.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 139

Existen áreas rurales con historia y cultura que crean


gran atrac vo turís co, a pesar que son zonas olvidadas y
vulnerables que concentran pobreza. Aunque la agricultu-
ra sea de subsistencia, se pueden generar oportunidades
para realizar ac vidades como excursiones rurales, rutas
turís cas, etnoturismo, campamentos ecológicos y en-
cuentros campestres (Olaya, 2004).

Lógicamente se necesita de un trabajo previo de reco-


nocer y evaluar la riqueza natural, cultural e histórica del
territorio rural para planificar y ges onar adecuadamente
las ac vidades para obtener beneficios socioeconómicos
y ayudar así, a mantener y proteger los recursos naturales
además de la cultura local. La comunidad ene que ser co-
nocedora de su territorio por su valor espacial, contextual
y natural para generar condiciones de convivencia entre
los humanos y la naturaleza respetando la cultura y el am-
biente. Por ello, el territorio rural es el elemento idóneo
para el desarrollo turís co tomando en cuenta la idiosin-
crasia social, las costumbres y tradiciones.

Aunque aún se sigue cues onando si el turismo es


una herramienta de desarrollo (Monterroso, 2010), lo
cierto del caso es que el turismo rural se vislumbra como
una ac vidad para generar ingresos (Korstanje, 2009b), y
a pesar que las áreas rurales son vulnerables a fenómenos
naturales y conflictos sociales, se debe impulsar el turismo
en regiones donde predomina la agricultura y ac vidades
dependientes de los recursos naturales. El turismo es re-
comendado como forma alterna va de generar ingresos
140 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

a través de una par cipación social y hay casos en donde


es la única manera de revalorizar y rescatar la cultura de
localidades y si os olvidados.

Como indica Melara (2009:2), “el turismo puede con-


tribuir no solo a mejorar los indicadores del crecimiento,
sino también, a indicadores de desarrollo, pero enen que
darse ciertas condiciones”. Un turismo puede demandar
diversión, disfrute y descanso con lo cual se requiere de
la oferta de estancias, restaurantes y alojamiento. En tal
sen do, el ecoturismo se torna como una estrategia para
desarrollar a comunidades a través de la generación de
ingresos necesarios para sa sfacer necesidades básicas y
para inver r parte en la conservación del patrimonio cultu-
ral y natural. Es una oportunidad económica clave para sus
procesos de desarrollo local.

Un turista requiere de una oferta básica para obtener


alojamiento, alimentación, transporte, recreación y guías.
Estas condiciones deben ser ofertadas por las comunida-
des, lo cual necesita de una asesoría y capacitación por
parte de ins tuciones gubernamentales como el INGUAT y
las ONG que impulsan procesos de desarrollo comunitario,
lo cual aseguraría el éxito de un proyecto ecoturís co rural.

Con una planificación integral para el desarrollo tu-


rís co rural se generarían las condiciones necesarias para
tener éxito en una ac vidad que promete aportar ingresos
a la población rural, siempre y cuando las oportunidades
sean aprovechadas directamente por la población y no por
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 141

los empresarios, que por tener el capital económico, única-


mente sacan ventaja de una industria que bien aprovecha-
da por la población rural, aportaría en el desarrollo del sec-
tor. Esta podrá ser una estrategia más de supervivencia de
las comunidades y son variadas las ac vidades económicas
que en el sector rural se pueden tomar como medidas de
generación de ingresos (Zezza et al., 2007).

En Guatemala muchas zonas rurales están situadas en


las laderas y man enen ciertas caracterís cas que crean
potencialidades diversas y rentables, a pesar que presen-
tan una marginalidad por la poca inversión económica que
se les ha hecho. Las poblaciones que habitan en estas
zonas, presentan bajos ingresos y limitadas opciones de
empleo más que el trabajo por jornales27 en fincas cercanas
donde existe una mayor ac vidad agropecuaria. La infraes-
tructura es deficiente en cuanto a agua potable, energía
eléctrica y cobertura de salud y educación, los caminos son
de terracería, los rendimientos agrícolas son bajos y no hay
riego. Hay una alta tasa de natalidad donde la familia pro-
medio procrea diez hijos con altos índices de morbilidad y
mortalidad. Los niveles de desnutrición crónica y aguda en
la niñez son muy elevados y hay una constante deserción
escolar. En estas áreas la población es más vulnerable con-
tra fenómenos naturales como vientos fuertes, deslaves e
incendios forestales. Los suelos son muy suscep bles a la
erosión sino se realizan las prác cas agrícolas apropiadas.

27 Un jornal representa una jornada de trabajo en la agricultura de ocho


horas cuya remuneración promedio al día es de Q 30,00 ($ 3,75).
142 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Ante este panorama, se puede pensar que no existe


ningún atrac vo hacia visitantes, sin embargo, valorando
apropiadamente los servicios ambientales y la riqueza bio-
lógica se podrían obtener recursos necesarios para mane-
jar adecuadamente las áreas con recurso forestal, hídrico
y cultural. Para ello se necesita de la promoción de polí -
cas y acciones que mo ven a la población rural a alternar
sus ac vidades agropecuarias y apostar a sistemas inte-
grados de manejo, aprovechamiento y protección de los
recursos naturales.

De hecho, gran parte del territorio nacional es monta-


ñoso, con un relieve muy quebrado que presenta lugares
escarpados y con muchas laderas de gran potencial forestal
(PASOLAC, 2005). Por eso, se deben impulsar proyectos
para aprovechar las regiones montañosas a través de im-
plementar acciones agrícolas, turís cas y forestales, pues
según la FAO (2004), las montañas cubren el 22% de la
superficie terrestre y el 12% de la población mundial (720
millones de personas), viven en las regiones de montaña,
de las cuales 271 millones son vulnerables a la inseguri-
dad alimentaria y, de esos, cerca de 135 millones padecen
hambre de manera crónica. Debido a que el sector rural
posee gran variedad de bienes y servicios ambientales que
garan zan el bienestar de una sociedad como agua, biodi-
versidad, paisaje, prevención de riesgos y cultura, es nece-
sario potenciar estos factores para apreciarlos, valorarlos y
obtener alguna relación económica y ambiental para apo-
yar a las comunidades que conviven en estas áreas.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 143

Integrando lo económico, lo ambiental, lo energé co y


lo produc vo, las zonas rurales con topogra a escarpada
son de un enorme potencial para generar alterna vas de
ingresos y así mejorar las condiciones de vida de su pobla-
ción. Por ejemplo, el principal producto de exportación en
Guatemala sigue siendo el café que se cul va en su mayor
parte en laderas de montañas con ecosistemas variados y
debido a que este cul vo necesita de árboles para sombra
que en su mayoría pertenecen a la familia de las Legumino-
sae,28 se puede potenciar el cul vo de café orgánico y así
promocionar para que visitantes conozcan y admiren este
po de sistemas agrícolas propiciando de tal manera un
po de agroturismo. Estas mismas zonas escarpadas con
cobertura forestal o con cul vo de café, son fuente de ser-
vicios ambientales como la regulación del ciclo hidrológico,
producción de agua y belleza escénica. El PSA ya sea por
captura de carbono o por fuentes de agua, está toman-
do importancia en Centroamérica y representa una visión
integral y sustentable del desarrollo rural a corto plazo.29
Otro potencial de estas áreas rurales es la producción de
energías renovables como la hidroelectricidad. Además, no
hay que olvidar que las laderas rurales pueden generar in-
gresos a través de los productos forestales no maderables.

28 Las especies de esta familia mejoran los suelos porque fijan nitrógeno a
través de la simbiosis con las bacterias del género Rhizobium.
29 Información obtenida en el curso de PSA desarrollado del 23 al 26
de Noviembre de 2010 en el Centro Universitario de Sur Oriente
–CUNSURORI– en Jalapa, Guatemala, el cual fue impar do por la Dra.
Margaret Skutch de la Universidad Nacional Autónoma de México,
Campus Morelia.
144 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Desde décadas pasadas, el fenómeno de deforesta-


ción en Guatemala ha sido muy fuerte y se han puesto
en riesgo los ecosistemas y la cobertura forestal debido a
que los campesinos del sector rural buscan áreas de cul -
vo, lo cual ha devastado el área boscosa, dedicando esas
erras para la ganadería y la agricultura. Es debido a este
cambio de uso de la erra que se ha disminuido drás ca-
mente el recurso forestal del país (Bilsborrow, 1992). No
obstante, están surgiendo oportunidades para lograr algún
po de remuneración a través de mercados internaciona-
les de PSA, pues gobiernos de los países industrializados
que contaminan enormemente el ambiente al emi r las
mayores can dades de gases efecto invernadero (Grainger
y Kolstad, 2010), enden a dar un po de compensación
económica por la contaminación global, como parte de esa
deuda ecológica que existe entre el norte y el sur (Mar nez,
2006).
Gesঞón del desarrollo
rural sustentable

L a teoría y la manera de ges onar el


desarrollo rural ha evolucionado sus-
tancialmente en las úl mas décadas
(Sepúlveda, et al., 2003). Las transforma-
ciones estructurales del sector rural pro-
ducto de las polí cas económicas y del mo-
delo de desarrollo del libre mercado, han
influido en el debilitamiento de las organi-
zaciones e ins tuciones del desarrollo rural
que apoyaban las estrategias y acciones de
fomento sobre la produc vidad agrícola y
seguridad alimentaria como responsabili-
dad pública hace tres décadas.

Hoy en día, las polí cas de desarrollo


rural son mayormente mul sectoriales e
incluyen no solo la ges ón pública, sino
también, las organizaciones privadas, las
146 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

ONG y la sociedad civil organizada que requiere de un


buen capital social.

La ges ón del desarrollo rural está necesitada de la


formación de un buen capital social con relaciones y es-
tructuras en donde se conviva bajo una ac tud de con-
fianza, combinada con una conducta de reciprocidad y
cooperación, lo cual propiciaría mayores y mejores resulta-
dos (Durston, 2002). La conducta de relaciones y sistemas
sociales que genere la confianza en ins tuciones sociales
es base fundamental en la ges ón del desarrollo. Con esa
confianza consolidada se generarán redes de individuos
(Bourdieu, 1983), capaces de cons tuir la base de una or-
ganización con principios coopera vistas como ac vidad
complementaria orientada a alcanzar los obje vos en co-
mún. Esto consolidará una buena plataforma para ges o-
nar el desarrollo en una comunidad rural y con un buen ca-
pital social comunitario, se contribuirá a la sustentabilidad
sistémica de las ins tuciones comunitarias, con un fuerte
contenido de intercambios coopera vos y esfuerzos man-
comunados, pues con un capital social fortalecido y con
capacidades coopera vistas, una comunidad se vuelve
apta para ser par cipe de su propio desarrollo.

La ges ón del desarrollo rural necesita del enfoque


territorial con principios de cohesión social (Sepúlveda, et
al., 2003; Sepúlveda, 2008), lo que implica el reemplazo
de la visión que ha prevalecido desde los años 1950, don-
de se considera al sector agrícola como atrasado. Duran-
te las décadas de 1970 y 1980 se apoyó a los pequeños
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 147

productores que se dedicaban a ac vidades agrícolas y


pecuarias con programas integrados donde el Estado im-
pulsaba la produc vidad con polí cas que tomaban en
cuenta a los campesinos. Producto de adoptar las polí cas
económicas internacionales a mediados de 1990 y con el
impulso del modelo de desarrollo neoliberal,30 se despro-
tege a las comunidades rurales a las cuales, antes se les
apoyaba para incrementar la produc vidad agropecuaria,
pero con esa introducción de las polí cas del libre mer-
cado se dejaron sin mayor apoyo bajo el discurso que, el
“paternalismo estatal” era una limitante para el “desarrollo”
y que lo más importante era que los agricultores se volvie-
ran “compe vos” lo que resultaría en prosperidad para la
población. Sin embargo, el escenario actual refleja pocos
avances y peor aún, con grandes retrocesos sociales, pues
a principios de la década del 2000, en el sector rural bro-
taron problemas de hambruna en comunidades del oriente
de Guatemala como en Jocotán y Camotán en el departa-
mento de Chiquimula, fenómenos que no se suscitaban
cuando el Estado era el que regulaba la economía del país.

Con los nuevos enfoques para impulsar el desarrollo


rural desde programas de asistencia social con ayuda de la
cooperación internacional y las ONG, los esfuerzos no han
fruc ficado del todo, debido a que en 2009 resurgieron

30 Abreviación de neoclassical liberalism ó liberalismo neoclásico que hace


referencia al modelo de desarrollo económico que considera contrapro-
ducente el excesivo intervencionismo del Estado en materia económica
y defiende al libre mercado como mejor garante del crecimiento y desa-
rrollo de un país.
148 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

nuevamente problemas de desnutrición infan l y brotes


de hambruna, mayormente en la zona conocida como el
corredor seco. Con intentos para ajustar polí cas de apoyo
al sector rural y con programas y proyectos mayormente
de po asistencialista, la pobreza, la desigualdad, la inse-
guridad alimentaria y la inequidad, han seguido presentes
en el área rural de Guatemala, lo cual demanda una aten-
ción mayor y una visión nueva de ges ón del desarrollo
rural para impulsar la mejora de la calidad de vida de una
población que ha sufrido numerosos problemas a lo largo
de su historia.

Ante la crisis económica surgida en los úl mos años y


en un país al que le han impuesto profesar el libre mercado
como única vía de desarrollo, parece ser necesario retomar
un poco la regulación estatal que se tenía, probablemente
no de la misma forma que hace dos décadas donde el Es-
tado era el que impulsaba el desarrollo y centralizaba todo,
pero sí, en es mular el empoderamiento del poder local.
Es inminente el surgimiento de nuevas relaciones entre el
Estado y los actores sociales desde una organización local
para establecer un pacto de cohesión social que propicie
la generación de capacidades locales para una autoges ón
del desarrollo y no depender únicamente de transferencias
que hacen los gobiernos para realizar programas y proyec-
tos asistencialistas que crean un círculo perverso que ge-
nera aun más pobreza y desigualdad.

Con una adecuada ges ón del desarrollo rural, se


puede retomar la iden dad social y su vinculación con la
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 149

historia rural que es un elemento primordial para enten-


der la dinámica económica, polí ca, cultural y ambiental.
La organización social no debe ser instrumentalizada como
se hacía en décadas pasadas y se veía a los campesinos y
agricultores como mano de obra barata. Hoy en día debe
verse a la organización como el principal recurso de un
capital social (López, 2003a).

La ges ón del desarrollo rural debe centrarse en la in-


teracción entre las relaciones humanas como la economía,
la cultura y los sistemas ambientales. Con ello se impulsa-
rían proyectos para generar mejores condiciones de vida.
En los territorios rurales par cipan varios actores sociales
como ins tuciones públicas y privadas, asociaciones civi-
les, organizaciones no gubernamentales, elementos mate-
riales como infraestructura y recursos financieros y los ele-
mentos inmateriales o intangibles como el conocimiento,
los saberes y la cultura.

La ar culación sistemá ca entre las personas, el terri-


torio y los recursos, debe estar bajo el contexto de coo-
peración, colaboración y solidaridad para generar formas
de ges ón rural sustentable, entendiendo que no se habla
únicamente de agricultura, sino de bosques, paisajes y
servicios ambientales. La ges ón del desarrollo rural con
enfoque territorial es un instrumento de desarrollo rural
sustentable (Delgadillo y Torres, 2009), pues es en un te-
rritorio donde se encontrará una iden dad e historia social
que son elementos esenciales para entender un sistema
económico, polí co y cultural de un espacio geográfico. El
150 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

territorio rural ya no debe relacionarse más, únicamente


con lo agropecuario; es un área más integral y mul dimen-
sional, es necesario considerar el medio ambiente, la belle-
za escénica, los beneficios ambientales, la recreación, etc.

Para alcanzar una cohesión económica, social y terri-


torial en Guatemala es de vital importancia una adecuada
ges ón del desarrollo y para ello el territorio es un pilar
esencial que debe conjugarse con los recursos locales y
los recursos naturales. La erra, el agua, los bosques, la
biodiversidad deben ser manejados por la misma población
con principios sustentables. La ges ón del desarrollo rural
debe ser integral bajo las dimensiones económica, social,
polí ca, cultural y ambiental (Renault, 2010).

Los planteamientos de programas y proyectos, ya no


deben ser únicamente asistencialistas, sino produc vos,
que busquen incrementar la produc vidad agropecuaria y
que generen oportunidades de empleo e ingresos a través
del fortalecimiento de cadenas produc vas incen vando
el coopera vismo y la integración de redes de pequeñas
empresas. Con la promoción de un sistema local produc -
vo y de comercialización, se asegura en principio, el abas-
tecimiento de alimentos y con los excedentes se puede
par cipar en los mercados.

En cuanto a lo social es necesario ges onar procesos


que promuevan el acceso a los servicios básicos de salud,
seguridad e infraestructura, además de crear condiciones
para una par cipación ciudadana en las estructuras de poder
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 151

y toma de decisiones. Lo ambiental será el eje transversal


para promover el desarrollo como soporte del principio de
sustentabilidad, dentro de un marco de ges ón integrada de
los recursos naturales y dentro de propuestas innovadoras
como por ejemplo, el pago por servicios ambientales, ade-
más del manejo integrado de cuencas, así como el manejo
de desechos sólidos y líquidos. Esto obliga a una reorienta-
ción de las polí cas públicas, de la planificación, seguidas
de los instrumentos que permitan su reorganización. Implica
además, que hay una necesidad de generar nuevas estrate-
gias en un contexto actual para ges onar el desarrollo rural
sustentable, entre las que se insiste en formar un capital
social e impulsar un desarrollo con un enfoque desde lo te-
rritorial (Delgadillo y Torres, 2010).

Son necesarias las polí cas públicas para que la go-


bernabilidad y el ejercicio de la par cipación ciudadana se
vean fortalecidos. Por eso se hace énfasis en que la se-
guridad alimentaria es uno de los grandes problemas del
sector rural y no es un problema de escasez de alimen-
tos, ni de produc vidad y técnico, sino, es un problema
polí co. Con directrices capaces de integrar los dis ntos
actores sociales en las comunidades, las municipalidades,
las ONG y el gobierno, se vencerá esa resistencia que ha
tenido la pobreza y la hambruna ante las polí cas con-
vencionales y sectoriales (Renault, 2010). Una agricultura
encaminada a sa sfacer las necesidades humanas, tanto
de consumo como para comercializar los excedentes, debe
seguir siendo gran parte del desarrollo rural, pero debe
152 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

de acompañarse con compromisos para encontrar formas


adecuadas de producir de forma tal, que sea amigable con
el ambiente, con principios de ahorro del recurso hídrico,
con insumos de bases orgánicas y con una conservación
del paisaje, para finalmente considerar a la agricultura con
una mul funcionalidad destacando la producción de ali-
mentos, materias primas para la industria, la producción de
fármacos, ornamentales, etc.

La ges ón del desarrollo rural necesita de un diseño


operado por actores locales como los tomadores de deci-
siones de acuerdo a sus potencialidades territoriales, par-
endo de una par cipación y de un conjunto de elementos
individuales y colec vos cohesionados internamente.

La necesidad de ges onar el desarrollo rural bajo nue-


vos enfoques ha abierto debates, no obstante, se ha lle-
gado a acuerdos de po teórico y conceptual aunque en
la prác ca no ha dado los resultados esperados (Sumpsi,
2005). El desarrollo rural con enfoque territorial ha sido el
punto de convergencia de la mayoría de debates, aunque
en lo opera vo aún falta definir un poco más y priorizar a
los territorios rurales.

Abordar la ges ón del desarrollo desde un sen do


transdisciplinario probablemente traerá consigo mejores
resultados, pues las conexiones externas de lo rural y las
oportunidades de mercado son un gran reto. La relación
con otros territorios es fundamental para la apertura de
nuevos mercados y buscar inversiones. Con una base local
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 153

y municipal se permite trascender a nivel de mancomu-


nidades. Las polí cas públicas cumplirán un proceso casi
de po enzimá co,31 como si se tratase de un proceso
químico, es decir, que harían la función de catalizadores32
del proceso de desarrollo rural, creando las condiciones
necesarias para el funcionamiento apropiado de todos los
actores sociales.

Ciertamente las comunidades rurales guatemaltecas


aún man enen un interés y un arraigo cultural muy mar-
cado sobre la agricultura, pero poco a poco se les puede
inculcar otras ac vidades que les represente asegurar la
alimentación y generar ingresos, lo que les haría considerar
a la agricultura como ac vidad mul funcional y adquiri-
rían compromisos como respetar el ambiente a través de
u lizar de una manera más eficiente el recurso hídrico y
conservar el patrimonio natural y cultural.

31 Una enzima es una molécula que cataliza las reacciones químicas, es


decir, hace que acelere los procesos químicos.
32 La catálisis es el proceso por el cual se aumenta o disminuye la velocidad
de una reacción química.
Políঞcas para el desarrollo rural
sustentable en Guatemala

D esde la emancipación guatemalteca en


1821, las polí cas encaminas al desa-
rrollo rural han sido difusas y no han dado
las directrices necesarias que marquen las
pautas para mejorar la calidad de vida de
los habitantes de este sector. Entre go-
biernos liberales y conservadores durante
el siglo XIX, se fue some endo a los cam-
pesinos para que sirvieran como mano de
obra barata ante los grandes finqueros con
condiciones casi infrahumanas,33 y con una
agricultura de subsistencia. A principios del
siglo XX la polí ca nacional de desarrollo
se basó en apoyar a los grandes finqueros y
durante el período revolucionario de 1944

33 Indigno, inapropiado, muy por debajo de lo que un


ser humano merece.
156 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

a 1954 se empezaron a implementar algunas polí cas de


desarrollo rural a través del apoyo al pequeño productor
con la distribución de erras, apoyo técnico y acceso a
microcréditos. Después del derrocamiento de los gobier-
nos revolucionarios y durante las dictaduras militares en
las décadas de 1960 y 1970, las polí cas de desarrollo se
enfocaron en con nuar con el apoyo de los pequeños agri-
cultores y se retomó la ayuda a los grandes terratenientes
para impulsar la economía del país, todo promovido y re-
gulado a través del Estado.

Sin embargo, durante la década de 1980 la economía


global experimentó fuertes cambios estructurales, produc-
to de crisis mundiales que impulsaron nuevos modelos y
obligaron la implementación de polí cas para dar apertu-
ra a los mercados a través de medidas como la reducción
arancelaria a las importaciones y la eliminación de im-
puestos a las exportaciones, dando la pauta para realizar
reformas al Estado que llevó a su reestructuración admi-
nistra va, la reducción de su tamaño y de sus funciones.
Guatemala fue uno de los países que más siguió al pie de
la letra estas medidas y adoptó el modelo de desarrollo del
libre mercado, lo cual ha perdurado desde 1985 a la fe-
cha. No obstante, uno de los sectores que ha sufrido estos
cambios fue el rural, debido a que se redujo la asisten-
cia técnica y el apoyo estatal de forma considerable a los
campesinos,34 desprotegiendo a las comunidades rurales y

34 Campesino se define como un agricultor a pequeña escala que en la


mayoría de los casos es de ascendencia indígena.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 157

creando condiciones más desiguales, lo que ha redundado


en más pobreza y ha dejado más vulnerable a la población
rural en todos estos años ante las dinámicas económicas,
polí cas y ambientales.

Con la firma de los Acuerdos de Paz firmados en 1996,


se trató de considerar al sector rural dentro de las polí cas
de desarrollo (Monterroso-Rivas, 2009). Los temas principa-
les tratados con relación a este sector, fueron los relaciona-
dos con aspectos socioeconómicos y situación agraria, rea-
sentamiento de las poblaciones desarraigadas y el acuerdo
sobre iden dad y derechos de los pueblos indígenas, lo cual
permi ó sentar las bases para la creación de ins tuciones
públicas e impulsar de esa manera las polí cas relaciona-
das a temas agrarios, agrícolas y rurales. No obstante, los
obstáculos han sido muchos y los resultados en materia de
desarrollo rural han estado muy por debajo de lo esperado.

Muy poco se ha analizado la relación entre el Estado y


los agricultores en cuanto a la adopción de cada modelo y
es allí donde se ha tenido la mayor debilidad. Esa relación
se ha modificado considerablemente y las polí cas de des-
centralización y de consejos de desarrollo únicamente se
han quedado en intentos para asignar recursos desde el
Estado hacia las municipalidades y las comunidades para
que desde lo local se geste el desarrollo, pero sin un buen
capital humano.

Las polí cas, programas e ins tuciones que han trata-


do de influir sobre el crecimiento agrícola y el tema agrario
158 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

desde las reformas sociales y económicas introducidas


desde hace tres décadas, no han mejorado la equidad
social y eficiencia produc va que ayude a la subsistencia
del sector rural (Binswanger y Deininger, 1997). Además,
el apoyo estatal y la inversión pública para el desarrollo
rural ha disminuido con la adopción de las polí cas eco-
nómicas internacionales desde la década de 1980 y sobre
todo a mediados de la década de 1990 con el impulso del
neoliberalismo en empos del ex presidente Álvaro Arzú.
Por si esto fuera poco la ayuda internacional para apoyar
proyectos, también se redujo a la mitad de 1982 al 2002
(FIAN/La Vía Campesina, 2004).

Las estrategias para el desarrollo rural y la polí ca de


erra de organismos internacionales como el BM, han
apuntado exclusivamente a fomentar el crecimiento agrí-
cola a través de las polí cas de liberalización del comer-
cio e integración de la agricultura a los tratados de libre
comercio, esto únicamente ha fortalecido a los grandes
empresarios, pues lo poco se ha inver do en la ciencia y
la tecnología en este país, ha sido para la diversificación
de cul vos de exportación para sa sfacer la demanda de
los mercados internacionales. Otras medidas que se han
tomado, es el aumento de la eficiencia en el uso del agua,
elevando los precios y la priva zación de los servicios de
extensión rural. También, las polí cas agrarias se enfocan
en los derechos de propiedad y seguridad de la tenencia
de la erra, sobre todo del mercado de erras para ya no
hablar de una reforma agraria.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 159

A comienzos de la década del 2000 se trató de impul-


sar nuevas polí cas para la apertura económica con enfo-
que territorial según influencias y experiencias europeas
en temas de desarrollo rural, no obstante, aun permanecen
debilidades sobre las polí cas necesarias que posibiliten un
verdadero desarrollo rural sustentable y no hay directrices
ins tucionalizadas para regir a los actores públicos, socia-
les y privados para promover el desarrollo rural mediante
un enfoque mul sectorial, territorial, descentralizado y con
par cipación ciudadana, lo que necesitaría de un Estado
más moderno y con nuevas polí cas públicas, pues, son
estos los instrumentos que consolidan la ins tucionalidad
estatal y deben ser enfocadas al desarrollo rural con un
carácter sustentable.

Se han realizado esfuerzos en la región para impulsar


polí cas para enfrentar la integración económica regional
debido a la adopción del modelo económico neoliberal. Esa
integración económica ha sido de vital importancia para res-
ponder a las reformas estructurales de los Estados y las nue-
vas condiciones internacionales. Si bien el Tratado de Libre
Comercio –TLC– con los Estados Unidos puede ser un me-
canismo para tener algún po de “oportunidad” por la aper-
tura de mercados y comercializar los productos nacionales,
es imposible compe r con una agricultura subsidiada como
la de este país del norte, por lo que surgen dudas, quedando
únicamente la esperanza de generar instrumentos de polí ca
para afrontar los problemas que golpean al sector rural y han
originado una situación de vulnerabilidad alimentaria.
160 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Autores como Mora (2005), plantean que la apertura


de mercados es una posibilidad para superar obstáculos de
una integración produc va, comercial, polí ca y cultural de
las sociedades rurales que marca una importante ruta para
el desarrollo. Sin embargo, la realidad contradice este su-
puesto pues, los países que más profesan el libre mercado
son los que más protegen su agricultura como los Estados
Unidos de América con quien se suscribieron los tratados
de libre comercio desde principios de la década del 2000.

Esta situación limita las “oportunidades” originadas de


la integración económica regional porque los productos
agrícolas de Estados Unidos están subsidiados, mientras
que en Guatemala, el gobierno apenas se limita a dar fer-
lizante a menor costo, y por si fuera poco, muchas veces
este po de ayuda se poli za y en algunos casos solo se
beneficia a grandes productores. Esto abre conflictos que
organismos como la Organización Mundial del Comercio
–OMC– no logran conciliar y lo único que hacen es favore-
cer a las grandes economías porque lo que se ha consegui-
do es profundizar las enormes desigualdades entre los paí-
ses subdesarrollados y las grandes potencias económicas.

En 2008 el gobierno abrió mesas de negociación con


organizaciones como la Alianza para el Desarrollo Rural In-
tegral –ADRI– y el Movimiento de Organizaciones Sociales
de Guatemala –MOSGUA– bajo un diálogo permanente
sobre el desarrollo rural y principalmente con el tema agra-
rio. A par r de ello se empezó a generar la inicia va de
Ley de Desarrollo Rural Integral que aún se encuentra en
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 161

el Congreso de la República, pero que empezó a dar los


primeros frutos con el Acuerdo Guberna vo 196-2009
donde se aprobó la Polí ca Nacional de Desarrollo Rural
Integral cuyo obje vo es lograr “un avance progresivo y
permanente en la calidad de vida de los habitantes de los
territorios rurales, a través del acceso equita vo y uso sos-
tenible de los recursos produc vos, medios de producción,
bienes naturales y servicios ambientales, para alcanzar el
desarrollo humano integral sostenible”. Esta Polí ca de
Desarrollo Rural Integral surge como un compromiso del
Acuerdo de Paz sobre el tema socioeconómico y la situa-
ción agraria con la finalidad de afrontar la pobreza de parte
del Estado en todo el país.

Todo se ha logrado por presión de organizaciones so-


ciales y el gobierno ha tenido que dar apertura a mesas
de negociación para discu r la conflic vidad agraria y el
desarrollo rural integral donde el producto es la propues-
ta de Ley de Desarrollo Rural Integral que actualmente la
analiza el Congreso de la República y la polí ca de desarro-
llo rural integral que ha sido aprobada a través del Acuerdo
Guberna vo 196-2009. Con la polí ca de desarrollo rural
integral se busca coherencia con las caracterís cas, socia-
les, polí cas y culturales de la población rural, indígena y
campesina, así como del entorno ambiental que permita

lograr un avance progresivo y permanente en la calidad


de vida de los sujetos priorizados (…) y en general de los
habitantes de los territorios rurales, a través del acceso
equita vo y uso sostenible de los recursos produc vos,
162 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

medios de producción, bienes naturales y servicios am-


bientales, para alcanzar el desarrollo humano integral
sostenible en el área rural (CONIC, 2009:10).

En los años anteriores, los esfuerzos gubernamentales


por impulsar polí cas diseñadas para atender el desarrollo
rural se circunscribieron a realizar acciones como el Pro-
grama Nacional de Desarrollo Rural –PRORURAL– que
se desarrolló en empos del expresidente Álvaro Colom
(2008-2011) para capacitar a agricultores e incrementar
la producción agrícola. De igual manera inicia vas como
el Consejo de Cohesión Social, tuvieron como finalidad
planificar, ejecutar, evaluar y monitorear programas y pro-
yectos agropecuarios y de asistencia social con el obje vo
de mejorar la calidad de vida y las condiciones económicas
de la población rural.

En el país se cuenta con una serie de polí cas nece-


sarias para ges onar el desarrollo rural. En el Cuadro 2 se
muestra el po de polí ca y los obje vos que se persiguen
para impulsar el desarrollo rural integral en Guatemala.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 163

Cuadro 2
Políঞcas pilares para impulsar el desarrollo
rural sustentable
Políঞca Objeঞvo
Ges onar el acceso, la regularización y la tenen-
cia de la erra para ser des nada a proyectos
Políঞca Agraria
agrícolas, pecuarios, ambientales y turís cos,
con FONTIERRAS y el RIC.
Ges onar proyectos produc vos de carácter
Políঞca
sustentables para asegurar la alimentación y
Agropecuaria
sostenibles económicamente.
Políঞca para
Implementar acciones y recursos para prevenir y
la Gesঞón de
reducir la vulnerabilidad ambiental y social.
Riesgo
Aprovechar sosteniblemente los recursos na-
turales con programas de incen vos forestales
Políঞca
en donde las comunidades pueden beneficiarse
Forestal
obteniendo ingresos para el manejo y conserva-
ción de las áreas forestales.
Políঞca de
Promocionar la disponibilidad, acceso y consu-
Seguridad
mo de alimentos en can dad y calidad.
Alimentaria
Impulsar la administración, manejo y conserva-
Políঞca
ción de los recursos naturales y el manejo inte-
Ambiental
grado de las cuencas hidrográficas.
Lograr un avance progresivo y permanente en
la calidad de vida de los habitantes de los terri-
Políঞca Integral torios rurales, a través del acceso equita vo y
de Desarrollo uso sostenible de los recursos produc vos, me-
Rural dios de producción, bienes naturales y servicios
ambientales, para alcanzar el desarrollo humano
integral sostenible en el área rural.

Elaboración: Gesly Bonilla.


164 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Existe un amplio número de polí cas que atañen al de-


sarrollo rural en Guatemala. Sin embargo, las siete polí cas
descritas en el Cuadro 2 hacen referencia de las principales
directrices que deben volverse funcionales para fortalecer
el proceso de desarrollo rural en el país.

No obstante, los esfuerzos han sido aislados pues se


necesita de polí cas de Estado que tomen en cuenta las
diversas dinámicas del país (PASOLAC, 2005). Estas inclu-
yen las polí cas económicas y sociales que influyen en el
comercio, el empleo, la inversión social, lo fiscal y lo mone-
tario. Con las polí cas relacionadas a lo agrícola y lo rural se
toman aspectos como la producción, la seguridad alimen-
taria y los subsidios. Pero hay que dar énfasis también a las
polí cas sobre los procesos democrá cos y par cipa vos
que promuevan la par cipación de la toma de decisiones
como la de descentralización y las polí cas ambientales.

Es necesario impulsar otras polí cas más específicas


en sectores rurales con mayor necesidad para mantener la
protección y equilibrio ecológico (Gorría, 2008). La conser-
vación del ambiente requiere de polí cas para seguir con la
producción agrícola y pecuaria, pero ello implica marcar las
directrices que propicien un desarrollo rural más sustentable.

Polí cas de desarrollo rural encaminadas a facilitar el


acceso a créditos, innovación tecnológica y provisión de
infraestructura no pueden quedar fuera (Trivelli, 2005).
En la actualidad lo rural es más complejo y diverso que
únicamente lo agrícola y lo pecuario, aunque no se deben
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 165

descuidar estos aspectos porque siguen siendo la base ali-


men cia en nuestro país. La mul plicidad de actores y ac -
vidades requiere una visión más territorial y mul sectorial.
Por eso, para Jordá (1991:121), “una polí ca de desarrollo
rural no puede consis r únicamente en una reestructura-
ción de la agricultura, sino debe tender a la diversificación
de las ac vidades económicas”.

Guatemala necesita renovar el modelo de desarrollo ru-


ral después de experimentar en el siglo pasado con algunas
formas que en su momento trataron de impulsar a lo rural
como la revolución verde, la vía Farmer, la vía Yunker y la
vía Inglesa. Países vecinos han estado inmersos en este po
de procesos de renovación del modelo de desarrollo por la
incorporación progresiva de la influencia de las agencias in-
ternacionales para tratar de mejorar las condiciones de vida
de los campesinos (Herrera-Tapia, et al., 2009).

Un pilar del desarrollo rural es fortalecer el acceso de


alimentos sanos y nutri vos a toda la población. Para ello
la polí ca alimentaria es un instrumento para organizar y
administrar todos los aspectos relacionados con la produc-
ción, accesibilidad y consumo de alimentos para asegurar
los mismos a toda la población en can dades suficientes,
inocuos y nutri vos (Argueta, 2003).

La polí ca alimentaria aglu na planes, programas y


proyectos de gobierno en materia de desarrollo. El sector
rural ha sido muy golpeado por las polí cas del libre mer-
cado y un alto porcentaje de la población de estas áreas
166 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

se encuentra deficientemente alimentada y nutrida, lo que


limita el desarrollo humano. Por lo tanto, la Polí ca de Se-
guridad Alimentaria y Nutricional debe plantear las estrate-
gias necesarias para contrarrestar este flagelo.

Con el impulso de polí cas públicas se lograría pro-


piciar el desarrollo agrícola en el sector rural debido a la
insustentabilidad que impera por el desarrollo de un mo-
delo económico capitalista. Las experiencias demuestran
que alterna vas como la agroecología y la agroforestería
comunitaria son ac vidades viables y pueden ser igual-
mente produc vas, garan zando un mejor sustento a los
agricultores. Aquí encaja la polí ca forestal y las polí cas
que no se pueden descuidar son; la agraria y la de ges ón
de riesgo (Burch, 2007).

También, una polí ca a retomar es el coopera vismo


y el apoyo a las pequeñas empresas debido a que ya no
se piensa que el espacio rural es un territorio únicamen-
te des nado para ac vidades agropecuarias. Por eso los
actores sociales, ins tuciones gubernamentales, municipa-
lidades, ONG y organizaciones locales, deben adoptar polí-
cas sectoriales para fomentar las ac vidades alterna vas
como el agroturismo, el pago por servicios ambientales, el
ecoturismo, la forestería comunitaria etc. Esto diversificará
la economía rural y con este nuevo enfoque, se adquiere el
compromiso de promover el desarrollo de nuevas empre-
sas, el impulso del coopera vismo y el fomento empresa-
rial como fundamentales para el desarrollo rural. Por eso
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 167

es necesario dictar las directrices encaminadas para tal fin


(Toledano, et al., 2010).

En los espacios locales se necesita acentuar el prin-


cipio coopera vista como principio polí co y después el
económico dentro de los instrumentos de desarrollo. Con
ello se logrará mayor produc vidad y mayores ingresos
para redistribuirse dentro de un contexto territorial, lo que
asegurará mejoras en la calidad de vida de las personas.

Aunque en este trabajo se ha defendido la idea que


el desarrollo rural debe gestarse desde lo local, se debe
tener especial cuidado en situaciones par culares pues,
hay casos donde se genera competencia y no cooperación
entre las comunidades para atraer la inversión, como se
ha estado haciendo en la Aldea San Yuyo en la comunidad
Santa María Xalapán departamento de Jalapa,35 lo que ha
generado “islas de modernidad” en medio de la pobreza
(Manzanal, 2002).

Las polí cas de desarrollo rural no pueden formularse


de manera aislada sin tomar en cuenta lo local, lo nacio-
nal y lo global. Las comunidades rurales interactúan y son
parte de la producción y consumo, y están dentro de una

35 Lo que se ha detectado es que en la comunidad rural Santa María Xala-


pán ha exis do un grupo de aldeas que han entrado en competencia
por proyectos como la introducción de carreteras asfaltadas, ins tutos
de educación media, hospitales y otro po de beneficios, prác camente
los han acaparado los poblados que enen mayor peso polí co y mejor
organización, con ello han dejado desprotegidas a las aldeas cercanas,
lo que hace necesario dictar polí cas para los propios comunitarios que
regule tal situación.
168 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

dinámica municipal y nacional. No se trata de dictar direc-


trices únicamente para el área rural, sino de interrelacionar
todas las polí cas que van desde lo local, hasta lo global.

El reconocimiento de la enorme desigualdad de opor-


tunidades que sufre la población rural fundamenta un
conjunto de polí cas diferenciales tendientes a corregirlas
(Gómez, 2008a). Es fundamental impulsar polí cas para
incrementar la producción y el desarrollo agropecuario,
pero con dimensiones orientadas a hacer más eficientes
las cadenas integradas, ampliando y diversificando las ac-
vidades rurales para par cipar en los mercados externos
más que para compe r.
Marco legal para el desarrollo
rural sustentable

E l sector rural siempre ha necesitado de


instrumentos legales que regulen las
dinámicas sociales, económicas y ambien-
tales que den como resultado mecanismos
para mejorar las condiciones de vida de la
población. Sin embargo, en Guatemala las
leyes que se han impulsado para tal fin han
sido difusas, desactualizadas y poco ar cu-
ladas para contribuir al proceso de desarro-
llo rural del país.

La desar culación y desactualización


que se hace mención es porque desde
1925, durante la dictadura del General
Jorge Ubico ya se dictaban leyes como
el Decreto 1786 para realizar trabajos de
agrimensura con la finalidad de obtener un
mejor conocimiento del territorio nacional
170 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

y así impulsar trabajos para un ordenamiento territorial


que contribuyera en el proceso de desarrollo rural, pero
fue hasta casi 80 años después, que se emi ó el Decreto
41-200536 ó Ley del Registro de Información Catastral.

Con los Acuerdos de Paz suscritos en 1996 se esta-


bleció un buen marco legal para impulsar norma vas re-
lacionadas al desarrollo rural (MINUGUA, 1998). Entre los
acuerdos que enmarcan y dan soporte a un proceso de
desarrollo rural están el Acuerdo para el Reasentamiento
de las Poblaciones Desarraigadas por el Enfrentamiento
Armado, suscrito en Oslo, Noruega el 17 de junio de 1994;
el Acuerdo sobre Iden dad y Derechos de los Pueblos In-
dígenas, suscrito en la Ciudad de México el 31 de marzo
de 1995 y el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y
Situación Agraria, también suscrito en la Ciudad de México
el 6 de mayo de 1996, lo que se concretó en el Acuerdo
sobre el Cronograma para la Implementación, Cumplimien-
to y Verificación de los Acuerdos de Paz, suscrito en la Ciu-
dad de Guatemala el 29 de diciembre de 1996.

Desde el 2002 se ha venido negociando por parte de


sectores organizados de la sociedad civil, campesinos, las
ONG y los tres úl mos gobiernos, el diseño de la polí ca
de desarrollo rural integral a través de una Mesa Nacional

36 Para ver una compilación completa de más de sesenta leyes que se vin-
culan con el desarrollo rural en Guatemala revisar los anexos del trabajo
tulado: Análisis compara vo entre las inicia vas de Ley de desarrollo rural:
Ley Marco de Desarrollo Rural, Plan Visión de País y Ley del Sistema Nacional
de Desarrollo Rural Integral ADRI, de Gramajo Arroyo, Lily Del Carmen.
USAC, DIGI, 2009.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 171

Intersectorial convocada y facilitada por Naciones Unidas


y la Organización de Estados Americanos.

En el año 2007 los sectores sociales, polí cos y el go-


bierno formularon la propuesta de Ley sobre desarrollo ru-
ral, con el compromiso del Estado de alcanzar las Metas del
Milenio, sobre todo de reducir la pobreza y por la entrada
en vigencia del Tratado de Libre Comercio con los Estados
Unidos. La Ley del Sistema Nacional de Desarrollo Rural se
vislumbraba como una herramienta para proteger al sector
rural y contribuir al desarrollo del sector regulando las di-
námicas sociales, ambientales, económicas y produc vas
pero aun no se ha aprobado (CERIGUA, 2010b).

Por el momento todavía es un anteproyecto de ley,


pues no ha sido tomada en cuenta y aprobada por el
Congreso de la República, la cual se ha elaborado con la
par cipación de organizaciones sociales que le dan una le-
gi midad especial en donde han par cipado campesinos,
las ONG, la sociedad civil y en dades del gobierno central.
Este es un anteproyecto de más de 10 años de trabajo con
tres gobiernos, para lo cual ya existe una polí ca aprobada
como marco para con nuar con instrumentos legales.

Es necesario hacer mención que en la actualidad exis-


ten dos inicia vas de ley, una formulada según esfuerzos
por grupos polí cos dentro de un denominado Plan Vi-
sión de País y otra producto del trabajo de organizaciones
172 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

sociales dirigidas por ADRI,37 aunque se ha trabajado para


unificar las dos inicia vas y la propuesta actual se encuen-
tra en el Congreso.

En ambas inicia vas se reconoce la urgencia de pro-


mover el desarrollo rural. La inicia va presentada por Plan
Visión de País, trata de trasladar la concepción del desa-
rrollo urbano al área rural, mientras que la presentada por
ADRI, promueve el respeto a los valores y cultura de la
población indígena y rural. En tal sen do, surge la postura
que el desarrollo rural debe ser integral poniendo como
centro a las economías campesinas y rurales.

Entre las limitantes que se argumentan es que, la ini-


cia va de ley por parte de Plan Visión de País fue elabo-
rada por un equipo técnico contratado para tal efecto, lo
que generó incoherencias e inconsistencias y tal producto
no se some ó a consulta, lo que se refleja en el ar culado.

Esta propuesta orienta la dirección totalmente a una


economía de mercado basada estrictamente en la propie-
dad privada y considerando que por ser una Ley Marco,
no propone cambios sustanciales a la legislación e ins -
tucionalidad vigente. Mientras que la inicia va presentada
por ADRI propone poner en marcha un modelo intermedio
que concilie realidades con obje vos.

37 Es una alianza organizada por asociaciones sociales y campesinas que


han contribuido a formular la Ley Integral para el Desarrollo Rural.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 173

El punto en que sí coinciden las dos propuestas, es en


el tema agrario y se sugiere la revisión de los mecanismos
vigentes en cuanto al acceso, regularización de erras y
conflic vidad agraria. En la inicia va presentada por ADRI,
se aportan las bases fundamentales para iniciar un proce-
so de abordaje del tema agrario de manera más profunda,
que permita promover una modificación de la estructura
agraria del país porque es preciso con nuar con el debate
en relación a este tema y lo rela vo a la legislación agraria
y laboral.

La propuesta de la Ley Integral de Desarrollo Rural ó


inicia va 4084,38 afecta intereses del sector empresarial
y terrateniente. Esta inicia va presenta buenas ideas para
plantear un instrumento que regule un proceso que apoye
al sector más vulnerable del país. Se es ma que muchas
leyes que se han tenido hasta hoy en día para incidir sobre
el desarrollo rural, han sido de carácter técnico, mientras
tanto que la inicia va de ley 4084 contempla en gran me-
dida factores sociales.

Se puede decir entonces que, en Guatemala ya se


cuenta con instrumentos de polí cas y con normas lega-
les que bien ar culadas, podrían impulsar el desarrollo ru-
ral con mayor par cipación ciudadana y así contribuir con
el empoderamiento de la sociedad sobre los recursos na-
turales, pues también se ene la Ley de Descentralización

38 Inicia va de ley generada por varias organizaciones sociales, campesinas


y polí cas pero que a la fecha sigue entrampada en el seno del Congreso
de la República de Guatemala.
174 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

ó Decreto 14-2002 como bas ón importante del desa-


rrollo rural.

Para Gramajo (2009:73), “son más de sesenta las leyes


vinculadas al desarrollo rural entre las cuales directa o in-
directamente norman el ordenamiento territorial, el acceso
a la erra y la seguridad alimentaria”, no obstante, se nece-
sita de una ley marco que ar cule todos los instrumentos
legales existentes, pues a la fecha no ha sido aprobada una
ley des nada directamente a regular el proceso de desa-
rrollo rural en Guatemala. El desarrollo rural se potencializa
con el Decreto 14-2002 ó Ley General de Descentraliza-
ción y su reglamento el Acuerdo Guberna vo 312-2002,
pues aquí se transfiere desde el Organismo Ejecu vo a las
municipalidades y comunidades legalmente organizadas
el poder de decisión, la tularidad de la competencia, las
funciones, los recursos de financiamiento para la aplica-
ción de polí cas públicas que busquen el desarrollo social
y económico de la población.

Se puede afirmar que dentro de la legislación nacio-


nal ya se cuenta con instrumentos, que con una adecua-
da funcionalidad impulsarían el desarrollo rural. Las leyes
pilares para impulsar el desarrollo rural en Guatemala se
muestran en el Cuadro 3:
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 175

Cuadro 3
Leyes pilares para impulsar el desarrollo
rural en Guatemala

Ley Objeঞvo
Ley del Sistema Asegurar el derecho de toda persona a tener
Nacional de acceso sico, económico y social, oportuna y
Seguridad permanentemente, a una alimentación ade-
Alimentaria y cuada en can dad y calidad, con per nencia
Nutricional cultural, preferiblemente de origen nacional,
así como a su adecuado aprovechamiento
biológico, para mantener una vida saludable
y ac va.
Ley General de Trasladar las competencias administra vas,
Descentralización económicas, polí cas y sociales al municipio
y las ins tuciones del Estado para que desde
allí se apoye al sector rural en áreas como la
educación, salud, asistencia social, seguridad
ciudadana, ambiente y recursos naturales,
agricultura, infraestructura y vivienda, econo-
mía, cultura, recreación y deporte.
Ley de los Promover, facilitar y apoyar la organización
Consejos de y par cipación efec va de la comunidad en
Desarrollo la priorización de necesidades, problemas y
Urbano y Rural sus soluciones para el desarrollo integral de
la comunidad.
Código Municipal Planificar, ejecutar y evaluar proyectos socia-
les, de infraestructura y produc vos con las
asignaciones presupuestarias cons tuciona-
les dirigidos al sector rural y no concentrarlos
únicamente a las cabeceras municipales.
Con núa…
176 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Ley Objeঞvo
Ley Integral de Regular y establecer la ins tucionalidad pú-
Desarrollo Rural39 blica para el desarrollo rural integral como
obligación del Estado que se traduzca en un
avance progresivo de cambio con mejores ni-
veles de vida a nivel social, polí co, cultural,
ambiental y espiritual.

Elaboración: Gesly Bonilla.39

Los instrumentos legales que encajan para tal fin son


la Ley de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural que
enen su base legal en el Decreto 11-2002 y su regla-
mento el Acuerdo Guberna vo 461-2002, además del
Código Municipal Decreto 12-2002 como norma que
promueve la organización indígena comunitaria y rural
para la toma de decisiones, como vínculo de relación en-
tre el gobierno municipal.

Se reconoce que las comunidades indígenas y rurales


son formas de cohesión social natural y enen derecho
al reconocimiento de su personalidad jurídica de acuer-
do a criterios y normas tradicionales o a la dinámica que
las mismas comunidades generen. Con ello se les da las
atribuciones para organizarse y buscar el bienestar social,
económico y ambiental.

39 Inicia va de ley que se encuentra en el Congreso de la República y está


pendiente de su aprobación final.
Estrategias para el desarrollo
rural sustentable

E l sistema económico mundial, la diná-


mica de los mercados y la globalización
económica han generado amenazas y opor-
tunidades que dan origen a nuevas estra-
tegias de desarrollo rural (ADP, 2004). Sin
embargo, la crisis económica de los úl mos
años ha impactado no solo a los países de-
sarrollados, sino, que los efectos en los paí-
ses pobres han golpeado aún más al sector
rural. Es por ello, que para afrontar los pro-
blemas y las fallas del mercado, se necesita
de estrategias de desarrollo para encarar las
demandas y los retos de las crisis, producto
de los sistemas económicos y el modelo de
desarrollo imperante que agudiza cada vez
más la pobreza y miseria en el sector rural
(Acampora y Fonte, 2007).
178 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Desde un punto de vista estricto, la principal estrate-


gia del proceso de desarrollo rural debe ser la seguridad
alimentaria, con lo cual se alude a la metáfora de estómago
lleno, corazón contento y más que eso, estómago lleno, men-
te despejada, es decir que, una persona sin hambre tendría
la posibilidad de pensar en algo más que sobrevivir, quizá
en ser más produc vo y así buscar ac vidades que gene-
ren ingresos para suplir otras necesidades.

Una vez suplida la necesidad básica de la alimentación,


surge la posibilidad de abrir el escenario de oportunidades
para producir productos con valor agregado y mul plicar
la oferta con la diversificación de cul vos, la prestación de
servicios y la producción forestal, entre otros.

De acuerdo con Ladrón de Guevara (2008:68), “La


crisis económica, polí ca y ambiental en el mundo, está
propiciando un po de organización de los grupos sociales
que presenta gran potencial para el desarrollo equita vo,
incluyente y democrá co”. Este empo de crisis ha agudi-
zado la pobreza por el fracaso del modelo económico capi-
talista. Esto marca una buena posibilidad para que resurja
nuevamente el tema del coopera vismo como estrategia
organizacional y empresarial que puede potenciar los pro-
cesos de desarrollo rural con un carácter incluyente con
tendencias a enfrentar la globalización y la liberación de los
mercados. Esta estrategia de desarrollo rural es totalmente
accesible a toda propuesta de cambio de dinámicas socia-
les, económicas y culturales.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 179

Ramírez (2002), citado por Ladrón de Guevara (2008),


destaca tres aspectos que permiten una jus ficación sobre
la ges ón estratégica de las coopera vas las cuales son:

El campo de aplicación específica que funda la teoría en


estrategia coopera va sobre una base ontológica de su
objeto de estudio, denominado el paradigma de la coope-
ra va. El reconocimiento de una mul plicidad de actores
y entornos; ya sea la presencia de una categoría de acto-
res en interacción con la empresa que les es común (…),
o la interacción coopera va al interior de un aparataje
complejo de integración coopera va (…) Un tercer aspec-
to corresponde a la necesidad de nuevas herramientas y
teorías en estrategia coopera va; ya que todo modelo o
técnica de ges ón ligada a los valores o a los principios
de cooperación debe reproducir esos valores o respetar
esos principios. El obje vo es el de concebir nuevas he-
rramientas de ges ón conformes a las realidades coope-
ra vas (…) para producir una propuesta de teoría de la
estrategia propia de la coopera va, fundamentada en el
modelo de desa os como base para producir acciones
estratégicas (Ladrón de Guevara, 2008:69).

La ges ón estratégica del coopera vismo corresponde


al servicio y a la calidad de la par cipación en la propiedad,
la par cipación en el poder, la par cipación en los resul-
tados y la par cipación comunitaria. Entre los valores más
reconocidos se encuentran la mutualidad, la autonomía, la
jus cia distribu va y la lealtad basada en la confianza. Este
modo ene que ver con el empoderamiento que pueden
180 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

tener los actores dominantes en la definición del conteni-


do y la forma que tome la estrategia, elemento capital para
la formulación y el éxito de la estrategia realizada. La es-
trategia del coopera vismo no es un proceso neutral, sino
un proceso que implica la elección de un nuevo enfoque
teórico, que debe considerar el paradigma de la coopera-
va, es decir, un paradigma de la ventaja coopera vista.

Una organización sólida es otra medida estratégica


como acción humana en sociedad, capaz de transformar
las condiciones de producción de vida de manera pro-
gresiva hacia niveles mayores de bienestar. A través de la
historia, las sociedades han necesitado de un análisis en
forma compar da de ideas para llegar a acuerdos y organi-
zarse para enfrentar los retos de un mundo cambiante. La
globalización amplía los mercados y la red de producción y
consumo, en tal sen do, se necesita de la capacidad de los
agricultores para aprovechar el potencial económico, por
ejemplo, de productos picos y de la calidad territorial de
los recursos asociados a los conocimientos locales.

Proyectos ecoturís cos que aprovechan como recur-


sos los valores culturales y ambientales del territorio, se
vislumbran como posi vos para tomar en cuenta como
estrategia de desarrollo rural (Enríquez y Blanco, 2002).
Debido a que el desarrollo rural ha dejado de verse úni-
camente como desarrollo agrícola en la región, las ac vi-
dades agroturís cas y ecológicas son un agregado más de
la economía rural, sumándose a las ac vidades culturales.
Esa mul funcionalidad del espacio rural es una estrategia
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 181

de desarrollo que empieza a seguirse en comunidades ru-


rales en países como Guatemala. El turismo rural aunque
es incipiente y deja bajos resultados económicos en mu-
chos de los casos, es preciso valorarse como alterna va
por presentar una fuente de ingresos y por mínimo que
sean estos, inciden en algo, según la situación actual de
pobreza extrema del contexto guatemalteco. Suplir las ne-
cesidades básicas de los hogares campesinos es prioridad
en todo momento y con planteamientos de proyectos que
generen algún po de ingreso, en algo se podrá contribuir.
Ingresos de esta naturaleza, conjuntamente con otros pro-
yectos produc vos repercu rán en la ampliación de áreas
de cul vo para asegurar la alimentación.

Estrategias como la producción de cadena y la basada


en la valorización de la iden dad territorial son ejemplos
exitosos. La primera estrategia valoriza un producto espe-
cífico con la finalidad de exportarse con cierta iden dad
cultural y que en mercados de Estados Unidos y Europa
han sido bien aceptados, y la segunda no solo por medio
de un producto, sino por medio de una canasta de bienes
(Acampora y Fonte, 2007). La primera estrategia mencio-
nada maneja vínculos ver cales de la cadena produc va y
la segunda maneja los vínculos ver cales con efectos te-
rritoriales más directos. Los efectos pueden variar pero las
dos producen cierto efecto en áreas rurales. Las cadenas
de valor no pretenden mercan lizar la cultura local, pero
sí trata de darle un valor agregado a productos como la
artesanía y buscar otras fuentes de ingreso que en muchos
182 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

casos contribuye a fortalecer la iden dad local. En tanto


que la valorización de la calidad territorial con las canas-
tas de bienes, implica ofertar productos vinculados con la
cultura y la historia local, lo que significa una valorización
del territorio. Por ejemplo, un producto pico valoriza la
canasta que representa a un territorio.

Otra estrategia que ha incidido enormemente en el


sector rural de la mayoría de países la noamericanos son
las remesas familiares que han reconfigurado el proceso
de desarrollo rural y las polí cas gubernamentales (Orozco,
2004). La importancia de las remesas radica en que como
proceso de transferencia de recursos externos, diferente a
la ayuda por otros gobiernos en cuanto a la inversión ex-
tranjera y transferencia de tecnología, ene un componen-
te distribu vo que va de hogar en hogar y propicia el sus-
tento de muchas familias rurales. Hay que tomar en cuenta
que las remesas presentan la debilidad de aspectos como
el efecto macroeconómico, la imperfección del mercado, la
banca y finanzas, y los pos cambiarios monetarios, lo que
en cierta medida afecta a la población rural.

La revitalización de la educación y la capacitación para


la población rural en la región, es también una estrategia de
desarrollo según la FAO y la UNESCO (FAO, 2006). Esta-
blecer la educación en el centro del desarrollo a nivel local,
tomando en cuenta las necesidades básicas de aprendizaje
de las comunidades rurales, es una acción estratégica para
obtener mejores resultados sobre la producción y manejo
de los recursos naturales, con principios de creación de
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 183

una organización empresarial por medio de procesos for-


ma vos sobre conocimientos para retomar ac tudes y un
papel protagónico para mejorar los beneficios de la pro-
duc vidad agropecuaria y la protección del ambiente.

Con un fuerte componente educa vo se impulsaría un


modelo para el sector rural más endógeno, autoges ona-
rio y autosostenible. La educación es un derecho humano
fundamental y también se cons tuye como un instrumen-
to estratégico para lograr la reducción de la pobreza, la
inequidad, el empoderamiento de los ciudadanos y no
como se ha u lizado para aprovecharse de ellos y u lizar
a la educación como instrumento de explotación del sis-
tema capitalista (Aldana, 2009), para que superando los
condicionamientos se pueda pensar en la educación como
estrategia para construir una gobernabilidad democrá ca
(Gu errez, 2009).

Toda estrategia de desarrollo rural es válida en la medi-


da que sea asimilada y reapropiada por la población de las
comunidades rurales, campesinos, gobiernos locales, ins -
tuciones públicas y todos los actores posibles. Es de esta
manera que se logra evaluar y medir los alcances de las
estrategias, programas y proyectos y sus impactos sobre el
desarrollo rural.

El conocimiento local es un buen punto de par da para


realizar un análisis de la situación rural y con ello se logrará
definir estrategias y acciones capaces de superar proble-
mas de las realidades sociales, económicas, culturales y
184 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

ambientales, de tal manera que se haga una prospección


de las tendencias de la situación actual, con la finalidad de
plantear escenarios promisorios. Es de esta manera que se
formula una estrategia de desarrollo rural y se ejecuta para
transformar la realidad rural que permita corregir fallas y
debilidades que impiden lograr tener una población con
mejores sa sfactores para suplir las necesidades básicas,
mejoras en los niveles educa vos, culturales y económi-
cos, y la posibilidad de tener un futuro con una vida digna.

Debido a las tendencias económicas actuales de cam-


bio en la vida social y económica de la población rural, la
estrategia que combine la par cipación de las comunida-
des para generar una propuesta de desarrollo sustenta-
ble, contando con las capacidades locales para la ges ón
de sus propias mejoras es clave, pues, de esa manera se
cuenta con conocimientos y saberes que les han permi do
sobrevivir a través del empo con sus propias propuestas
y adecuaciones a las nuevas realidades del mundo actual
(Ladrón de Guevara, 2005).

Por su parte, las brechas del desarrollo aumentan entre


las economías, por lo que se necesita de estrategias para
no quedarse fuera de las configuraciones emergentes de
las dinámicas comerciales globales que están marcadas
por la inversión y la tecnología (Moncayo, 2005). Accio-
nes como la integración centroamericana, los tratados
de libre comercio y las estrategias geopolí cas han sido
esquemas estratégicos regionales de integración econó-
mica para contribuir a afrontar este contexto global, pero
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 185

en la mayoría de los casos han producido efectos contra-


producentes que han aumentado aún más las tendencias
polarizadas.

En Guatemala se pensó que la firma del TLC sería una


estratégica comercial que impulsaría la economía nacional,
pero debido a las condiciones desiguales con agriculturas
subsidiadas como la de Estados Unidos y el discurso de la
“compe vidad” se han producido efectos nega vos en la
economía rural que ha resultado en una agudización de la
pobreza con brotes de hambruna por no tomar las medi-
das conducentes y acciones como el fortalecimiento de la
extensión rural y otras estrategias como el coopera vismo.

En Guatemala se ha llegado a la conclusión que las


polí cas económicas y sociales deben ser ejes estratégicos
para los próximos quince años y la educación cons tuye
una premisa para acceder al desarrollo integral del país
(Plan Visión de País, 2006). En el tema del desarrollo rural
se ha hecho énfasis en el Acuerdo de Paz sobre aspectos
socioeconómicos y situación agraria porque se reconoce
que la educación y la capacitación cumplen papeles
fundamentales para el desarrollo económico, cultural
y social. La convicción de que la educación es un factor
clave para el logro del bienestar individual y colec vo
se generaliza cada vez más, aunque se debe recalcar,
que la educación por sí sola no hace milagros y existen
condicionamientos para que la educación sea un real
factor de desarrollo (Gu errez, 2009).
186 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Otras oportunidades estratégicas del desarrollo rural


son los agronegocios, con lo cual se ob enen capacidades
y habilidades de una colec vidad con el afán de mejorar
las condiciones de vida (Campos, 2003). El desarrollo rural
debe abordarse bajo nuevas alterna vas que cons tuyan
planteamientos estratégicos, y el agronegocio puede ser
una oportunidad para que la población desarrolle capaci-
dades y habilidades con la finalidad de obtener ingresos
y suplir necesidades básicas. Bajo esta premisa, hay que
considerar que se potencia la ges ón asocia va de los
campesinos, y con un buen capital humano se incen van
principios solidarios para construir una armonía entre las
personas y los ecosistemas.

Una estrategia de desarrollo rural abarca dinámicas


medulares como la ins tucionalidad comunitaria, las redes
sociales y la cooperación, la economía rural de los territorios,
la iden dad cultural y el medio ambiente (ECADERT, 2009).
La ges ón par cipa va y la transformación cualita va de
los territorios rurales, valorando la iden dad cultural, son
medidas necesarias que una estrategia debe tomar en
cuenta. Uno de los obje vos es lograr una cohesión social
y territorial que propicie la gobernabilidad democrá ca
para llegar a un mejor desarrollo en general, traducido en
seguridad alimentaria, mejores condiciones económicas
y sociales, construcción ciudadana y sustentabilidad
ambiental. Con un enfoque territorial se reducen las
disparidades entre la ciudad y el campo, entre territorios
rurales y a nivel interno.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 187

Un desarrollo rural con enfoque territorial ene un va-


lor estratégico porque permite la construcción de proyectos
futuros consensuados a nivel local, nacional y regional. Ló-
gicamente debe exis r un compromiso polí co del Estados,
las autoridades gubernamentales y la sociedad civil. Una es-
trategia de este po contribuirá a fortalecer las iden dades
territoriales, se impulsará el desarrollo de las economías por
medio de las ventajas compara vas de cada territorio y se
propiciará el ejercicio democrá co y la par cipación ciuda-
dana. El enfoque territorial orienta el fortalecimiento de las
capacidades de los actores sociales e ins tuciones, incita a
liberar la crea vidad e innovación y a redescubrir las poten-
cialidades y vocaciones de los territorios.

Se analizan y evalúan por parte de organizaciones


internacionales las experiencias y proyectos innovadores
impulsados por países de América La na que han contri-
buido a reducir la pobreza rural para establecer patrones
estratégicos que propicien el desarrollo rural sustentable.
Las estrategias que se han empleado se basan en la inclu-
sión produc va de las familias a través de la generación
de empleo e ingresos mediante la planificación e inte-
gración de polí cas públicas a nivel nacional y municipal,
fomentando la par cipación ciudadana (RIMISP, 2009).
Lo fundamental debe ser enriquecer los enfoques y con-
ceptos que sustenten las estrategias y la acción pública a
favor del desarrollo sustentable.

Las estrategias de desarrollo rural deben par r de


la premisa que este sector ha sufrido un cambio en las
188 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

úl mas décadas (Ladrón de Guevara, 2005). El sector ru-


ral ha tenido que enfrentar el modelo de desarrollo global
imperante, lo que ha incidido en lo demográfico, lo econó-
mico, lo ins tucional y lo ambiental.

En lo demográfico se ha dado un éxodo masivo por el


poco acceso a la erra, lo que ha propiciado que la pobla-
ción rural haya migrado a las ciudades de sus países y a los
Estados Unidos. En lo económico, se les ha golpeado por
la liberación de los mercados y no han podido compe r
con la agricultura subsidiada de los países económicamen-
te desarrollados. En lo ins tucional se ha transformado y
desmantelado el aparato Estatal, lo que ha privado a los
agricultores de la transferencia de tecnología, capacitacio-
nes y al acceso a créditos. Lo ambiental, es quizá lo que
se ha impactado más, pues la degradación de los recursos
naturales y la contaminación ha propiciado cambios drás -
cos en los sistemas vitales ambientales, alterando los ciclos
hidroclimá cos que amenaza cada vez más a la población
más vulnerable, creando escenarios de muertes y desas-
tres producto de fenómenos naturales.

Como medida estratégica de desarrollo es necesario


que el sector rural ya no se vea únicamente como fuente
de materia prima. Las ac vidades agropecuarias tradicio-
nales, la agricultura orgánica, la hor cultura y huertos fa-
miliares, las ac vidades forestales, el turismo comunitario,
la artesanía y el coopera vismo son alterna vas estratégi-
cas de desarrollo rural.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 189

Una estrategia de desarrollo que contemple la mejora


en la calidad de vida, debe integrar al Estado, a la inicia va
privada y a la cooperación internacional (Nardi, 2003), aun-
que a esto debe sumarse el poder local (Monterroso, 2003),
que se logra con un buen capital social (López, 2003a).

Con estas instancias se debe promover el desarrollo ru-


ral para alcanzar una coordinación y cooperación entre las
ins tuciones gubernamentales, la municipalidad y las comu-
nidades. Las ins tuciones gubernamentales son los que e-
nen el acceso a los recursos necesarios que conjuntamente
con la cooperación internacional pueden impulsar los pro-
yectos de formación de capital social y desarrollar proyectos
agropecuarios, produc vos y de ges ón ambiental.
Gesঞón ambiental rural

E l conjunto de acciones encaminadas


a lograr la máxima racionalidad en el
proceso de decisión rela vo a la conser-
vación, defensa, protección y mejora del
medio ambiente, basado en la coordinada
información mul disciplinaria y en la par -
cipación ciudadana, conduce a una ges ón
ambiental rural (Díaz, 2008).

A par r de una demanda mundial por


un ambiente más saludable, se le ha im-
puesto al sector rural que debe asumir
el compromiso de evaluar el impacto de
las ac vidades agropecuarias para tomar
medidas correc vas en los procesos de
producción, introduciendo y generando
indicadores agroambientales para evaluar
los sistemas produc vos rurales necesarios
para guiar acciones de los dis ntos actores.
192 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Para ello se han generado sistemas de ges ón ambiental


como instrumentos para alcanzar la protección del am-
biente pues, un hábitat rural más amigable con el ambiente
es competencia de la ges ón ambiental (Viglizzo, 2001).
Se argumenta que el avance de la frontera agrícola afecta
en cierta medida al ambiente local, regional y global por lo
que una ges ón ambiental es fundamental para alcanzar
un desarrollo sustentable y mejorar la condición social pre-
servando la integridad de los sistemas biológicos.

Un análisis de la ges ón ambiental rural conlleva lo


local, lo regional y lo nacional. Estos niveles deben estar
ar culados para realizar ajustes de polí cas, estrategias e
instrumentos, como por ejemplo, la ecocer ficación para
par cipar en el mercado. Ello permite diferenciar una
ges ón ecológica en comunidades rurales para premiar a
productores que defienden al ambiente. A nivel regional
y nacional se necesita de la promoción de sistemas con
indicadores de sustentabilidad como instrumentos para
evaluar la ges ón ambiental.

La ges ón ambiental propiciada por la población rural,


debe ser un proceso que comprenda funciones y ac vida-
des organiza vas para planificar, ejecutar y monitorear el
aprovechamiento, manejo, y conservación de los recurso
naturales (Muriel, 2006). La planificación es el núcleo de
la ges ón ambiental, lo que implica realizar ac vidades de
largo plazo y desarrollar planes, programas y proyectos. Es
por medio de una ges ón ambiental sistémica que se in-
terrelaciona la planificación, la ejecución y el control y se
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 193

ob ene un proceso con nuo de diseño, ejecución y eva-


luación para corregir y nuevamente diseñar para con nuar
con el ciclo. Un proceso de aprendizaje, retroalimentación
y mejoramiento con nuo es el principio del enfoque sis-
témico y es lo que dio origen hace dos décadas a la ges-
ón ambiental de calidad actual, que es cer ficada por
organizaciones internacionales como ISO40 14000 (Muriel,
2006). Detrás de una ges ón amigable con el ambiente se
obtendría un beneficio social en el sector rural con el desa-
o de iden ficar maneras para la ecocer ficación.

Los países ricos indemnizan a los países pobres a tra-


vés de acuerdos ambientales bajo el principio de “el que
contamina paga”, aludiendo a la teoría del problema del
costo social (Coase, 1960), con lo cual se pretende abrir
una posibilidad de establecer relaciones equita vas de
intercambio entre países pobres económicamente, pero
con gran riqueza natural (Mar nez, 2006). Es por ello, que
también se debe considerar a la ges ón ambiental como mo-
tor del desarrollo rural en Guatemala porque los servicios
ambientales enen un potencial produc vo sin ser necesa-
riamente depredados los recursos naturales, pues a través
de mecanismos como el PSA (Bonilla, 2012), la producción
de agua, la captura de carbono y el ecoturismo, se muestra
la variabilidad de una posible ges ón ambiental produc va
(Bonilla, 2013).

40 Interna onal Standar Organiza on (Organización Internacional de


Normalización).
194 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Otra potencialidad es la creación de mecanismos de


valor agregado como la agricultura orgánica, sistemas pro-
duc vos con tecnologías limpias y sistemas de cer ficación
ambiental que permiten aprovechar y proteger al ambiente
dentro de una ges ón ambiental integral. De una buena
ges ón ambiental se derivan beneficios económicos y so-
ciales. Existen instrumentos legales y polí cos como des-
gravaciones, subsidios, medidas coerci vas, etc., para nor-
mar y dictar directrices para lograr una ges ón ambiental,
además de premios e incen vos, producto para consolidar
la par cipación en los mercados y aperturas comerciales.

La ges ón ambiental es necesaria porque es una estra-


tegia para tomar las medidas conducentes para amor guar
en cierta manera los impactos de la globalización y los mo-
delos económicos (PNUMA, 1998). La agenda ambiental
es el vínculo entre temas de desarrollo económico y social
como la salud, en especial las condiciones para prevenir la
morbilidad y patologías que aseguren una población más
sana, el comercio con productos ambientalmente sanos y
producidos con tecnologías limpias, la incorporación de la
par cipación comunitaria en el manejo de desechos sóli-
dos y aguas residuales, y la regulación de en dades públi-
cas con el apoyo y fortalecimiento de las ONG.

Ahora bien, al circunscribirse únicamente en la ges ón


ambiental per se, se estará hablando de un programa sis-
temá co con la finalidad de monitorear y reducir los im-
pactos ambientales asociados con ac vidades produc vas
(Gertler, 2001). Sin embargo, la ges ón ambiental rural
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 195

debe ser un concepto más amplio que implique estrate-


gias e instrumentos para manejar y administrar los recur-
sos naturales para su aprovechamiento y conservación.
Una ges ón ambiental rural integral contempla los ejes
fundamentales de la seguridad alimentaria, la ges ón de
riesgo, la ges ón de proyectos produc vos y estrategias
de desarrollo entre las que destacan, las ac vidades alter-
na vas a lo agropecuario, la ins tucionalidad comunitaria
y la organización social.

Una ges ón ambiental consolidada propiciaría el desa-


rrollo rural sustentable donde los obje vos estarían enfo-
cados a dinamizar los aspectos sociales, económicos, polí-
cos y naturales encaminados a mejorar el nivel de vida de
la población rural. Esto incluye como condición necesaria
la par cipación social. El desarrollo rural exige un trabajo
en armonía con el ambiente para reducir la degradación de
los sistemas naturales asignando responsabilidad a la po-
blación rural para que sea un proceso social condensado
en la relación entre las personas y la naturaleza.

Dentro de la ges ón ambiental rural cabe la posibilidad


de incorporar proyectos, como por ejemplo, el de ecosis-
temas cafeteros ya que muchas áreas rurales cuentan con
extensiones importantes de café en el país (Rodríguez,
2008). Aunque, como muchas veces el sector rural se ve
afectado por la caída de los precios del café impactando
en la economía de los agricultores, por eso surge la po-
sibilidad de contar con la alterna va de integrar las áreas
196 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

cafetaleras a los sistemas de PSA entre los que destacarían


el paisaje y los servicios ecosistémicos.

Los servicios ecosistémicos son el resultado de pro-


cesos naturales que inciden en la protección y manejo del
ambiente, ofreciendo servicios ambientales que influyen en
la mejora de la calidad de vida de una población. Por ello,
dentro de la ges ón ambiental, la generación de instrumen-
tos y herramientas para el desarrollo rural es fundamental, y
la valoración de servicios ecosistémicos es una alterna va.
Otra herramienta para contribuir al bienestar social es el
enfoque de manejo integrado de las cuencas hidrográficas,
incorporando la ges ón del paisaje debido a la imperante
necesidad de proteger y conservar los ecosistemas.

Para potencializar aún más la ges ón ambiental, tam-


bién es necesaria una educación ambiental basada en prin-
cipios sustentables, creando una nueva é ca sobre la re-
lación entre los sistemas económicos, sociales y naturales
que genere cambios de conducta y hábitos de la población
rural. Para ello es necesario un desarrollo ins tucional que
se consolide a través de comités, alianzas y redes sociales,
con lo cual se lograría mejorar una estructura organiza va
que llegue a ser canalizada por los proyectos de desarrollo
rural (Gómez, et al., 2010). Se debe incorporar a los gobier-
nos municipales y desde las alcaldías, impulsar proyectos
con la territorialidad necesaria para poner en prác ca un
gobierno pluralista para vencer las barreras que se crean
por las diferencias par darias entre los gobiernos locales.
El apoyo Estatal es necesario para el desarrollo ins tucional
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 197

que redunde en una mejora para la relación entre actores


y la ejecución de acciones.

No hay que olvidar que las comunidades humanas hoy


por hoy son el centro del proceso del auto desarrollo rural y
se requiere únicamente de ajustes organizacionales e ins -
tucionales porque actuando de forma individual no se logra-
rá manejar los sistemas naturales para su aprovechamiento
y conservación, lo que hace necesario el trabajo en comu-
nidad. La teoría de que el Estado es el que debe resguardar
los recursos naturales (Hardin, 1968), ha sido desplazada
por la creación de ins tuciones y el manejo comunitario
(Ostrom, 1999). Lo que se man ene latente es que la trans-
formación produc va en el territorio rural es reclamada por
las comunidades y requieren del apoyo municipal y del Es-
tado a través de sus ministerios e ins tuciones. Además se
necesita fortalecer el proceso de construcción social a par r
del fortalecimiento de la iden dad, la ins tucionalidad co-
munitaria y la ges ón territorial (Bonilla, 2009).

Para Sepúlveda, et al., (2003), la ges ón ambiental y


el desarrollo territorial son estrategias importantes sobre
el desarrollo rural. La ges ón ambiental ha tomado impor-
tancia polí ca y económica a nivel global porque los acuer-
dos mul laterales han creado mecanismos de ar culación
entre los países y las regiones. Los problemas ambientales
son un marco de cooperación internacional que generan
espacios para ser aprovechados por los territorios rurales
por el papel que cumplen en el resguardo y la regulación
de los recursos naturales. Está establecido que la población
198 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

rural reconoce la función de la naturaleza para mantener la


produc vidad y sa sfacer las necesidades básicas a través
de la generación de servicios ambientales y la creación de
oportunidades para mejorar las condiciones de vida.
Desarrollo rural comunitario

El desarrollo rural comunitario puede


tener un carácter de refugio y con un sen -
do casi utópico en empos de un marcado
desgaste ideológico (Fernández, 1995). Sin
embargo, con el modelo de desarrollo ac-
tual de apertura de mercados, se debe bus-
car que desde lo local se geste el desarrollo
rural sustentable, pues únicamente desde
esta perspec va es que se toma en cuenta
lo étnico, lo ecológico y lo cultural. En tal
sen do, se necesita retomar acciones que
se quedaron casi en el olvido desde hace
más de tres décadas cuando se impulsó
a nivel mundial el neoliberalismo en 1982
tras el Consenso de Washington. Entre las
acciones más importantes a retomar están
el coopera vismo, el extensionismo rural
y el ordenamiento territorial. Todo esto es
necesario para contribuir a un real proceso
200 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

de desarrollo rural y es lo que en cierta forma dictaba el


modelo del estado benefactor en Guatemala antes de la
década de 1990. Es hoy en día pues, que el desarrollo rural
comunitario emerge como un nuevo fenómeno social.

Al igual que en regiones como el Cono Sur de América y


en gran parte de Europa, el sector rural ha sufrido transfor-
maciones significa vas en los úl mos años. Uno de los cam-
bios que más se han marcado en las úl mas décadas ha sido
el fenómeno migratorio de las zonas rurales hacia las ciuda-
des por los problemas serios que amenazan la supervivencia
de sus pobladores (Cabello y Torres, 2000). Los principales
factores que han empujado para que se de este fenómeno
son, la apertura de mercados que favorece a los grandes pro-
ductores y terratenientes, y el debilitamiento estatal, que ha
dejado de prestar extensión a los campesinos, dejándolos en
un estado muy vulnerable ante múl ples amenazas.

Sin embargo, hay importantes ejemplos en la tudes di-


ferentes a las guatemaltecas y de la región centroamericana
con inicia vas comunitarias para fomentar el desarrollo rural
(Barke y Newton, 1995). Casos en donde se han implemen-
tado programas para el desarrollo rural como la Inicia va
Comunitaria LEADER41 (Enlaces entre Acciones para el De-
sarrollo de la Economía Rural) por sus siglas en francés y que
buscan reac var la economía rural e impulsar acciones para
mejorar el nivel de vida de las poblaciones rurales.

41 Inicia va lanzada en 1991 con el fin de es mular el desarrollo integral


rural en zonas atrasadas de la entonces Comunidad Europea, lo que hoy
en día es la Unión Europea.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 201

Un factor fundamental en este po de inicia vas para


el desarrollo rural es que han sido impulsadas por la auto-
ges ón comunitaria, lo que implica la atribución de poder
de decisión en el diseño de ac vidades des nadas a me-
jorar el nivel de vida y el manejo de recursos para lograr
obje vos propuestos. Una organización comunitaria bien
consolidada, garan za la administración de los recursos,
propiciando el desarrollo de la democracia y la responsa-
bilidad social. Con proyectos de desarrollo rural de auto-
ges ón comunitaria se ob enen herramientas que ayudan
a palear la pobreza rural y con proyectos rurales donde se
ene par cipación comunitaria se mejora la eficiencia y la
sostenibilidad (Dahl-Østergaard, et al., 2003).

El desarrollo rural como proceso de mejora de las con-


diciones de vida, necesita de la par cipación consciente
y crí ca de las comunidades, pues ellos son los que co-
nocen sus problemas, sus necesidades, sus intereses, sus
potencialidades y su territorio, y así plantear sus solucio-
nes, tomando decisiones y actuaciones con la finalidad
de transformar una situación no deseada en un escenario
con mejores condiciones. Pero también, el desarrollo rural
debe tener un carácter integral con el obje vo básico de
la mejora del nivel de vida de la población, sin perder de
vista el establecimiento de esquemas para es mular las
ac vidades produc vas (Terry, 2007), de manejo territorial
(Sepúlveda, et al., 2003), y de ges ón de los recursos natu-
rales a través del poder local (Monterroso, 2003).
202 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Un análisis profundo hace pensar que, se necesita su-


perar el enfoque tradicional del desarrollo donde el com-
ponente económico y produc vo es el que marca la pauta,
pues se ha dejando por un lado lo social, lo cultural y lo
ambiental. En tal sen do, es necesario de las decisiones del
poder local para determinar los esquemas de desarrollo y
superación, incorporando a la población comunitaria como
elemento potenciador para autoges onar las mejoras en su
calidad de vida. Lo polí co, económico, social, cultural y am-
biental no pueden estar desligados de un proceso integral
de desarrollo rural, y la par cipación consciente y crí ca de
la comunidad es fundamental en la iden ficación de los pro-
blemas y en la toma de decisiones para su solución.

La par cipación social representa un real poder local y


únicamente teniendo una visión integral del desarrollo ru-
ral, se alcanzará un desarrollo humano comunitario toman-
do en cuenta la preservación de la cultura, la ac vación
produc va, la mejora social y la sustentabilidad ambiental.

Los proyectos que se ejecutan por parte del gobierno


y las municipalidades para impulsar el desarrollo rural co-
munitario varían en una amplia gama. La construcción de la
infraestructura básica como escuelas, centros de salud, in-
troducción de agua potable, carreteras y puentes, deben to-
mar en cuenta la opinión de la población local por medio de
los Consejo Comunitarios de Desarrollo –COCODE– para
que se lleven los beneficios a donde realmente se necesita.
Con la par cipación comunitaria en inicia vas de desa-
rrollo local se contribuye a la planificación de proyectos y
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 203

aumenta la posibilidad de ser sostenibles y sustentables a


la vez, más que solo por la imposición de ac vidades por
los agentes externos.

Ins tuciones como el MAGA y algunas ONG, deben


encargarse de apoyar la produc vidad rural, con asesorías
y transferencia de tecnologías agrícolas. El INAB y el Minis-
terio de Ambiente y Recursos Naturales –MARN– deben
asis r a las comunidades y municipalidades en la ges ón
de recursos naturales y el manejo de cuencas.

Es más probable que los mismos beneficiarios par ci-


pen en la administración y monitoreo de los recursos limi-
tados y en la responsabilidad de ejecutar programas y pro-
yectos de beneficio propio. La planificación y la consulta
comunitaria permiten la transparencia y el reforzamiento
de la ges ón local. La población rural al verse beneficia-
da dentro de la planificación de un proyecto se interesa
y se mo va. Los proyectos de desarrollo rural impulsados
por la propia comunidad podrían apuntar a incrementar y
diversificar los cul vos agrícolas y desarrollar programas
donde se requiere la par cipación social comunitaria. Mu-
chas veces no se logra que la ejecución de los proyectos
sean exitosos, pues se necesita del monitoreo y evaluación
con par cipación comunitaria que demuestre avances con
indicadores y resultados.

Por eso, es preciso analizar situaciones par culares al


momento de ges onar proyectos de desarrollo rural debido
a que los resultados pueden variar por la misma estructura
204 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

de la comunidad (Dahl-Østergaard, et al., 2003). En algu-


nas comunidades se ob ene resultados sustanciales y se
logra mejorar el nivel de vida de la población rural, pero en
otros casos,42 las desigualdades se marcan aún más.

El éxito del desarrollo rural pasa también por poder


establecer modelos de negocios que se cons tuyan como
empresas rurales para insertar a la población en la diná-
mica económica globalizada, planteando alterna vas como
el ecoturismo o la u lización de los recursos en las zonas
rurales que representen viabilidad de obtener ingresos
(Ferrer y Frías, 2009). La organización social y la asociación
de los miembros de la comunidad son la fuerza motora
para impulsar modelos de negocios que implican la inclu-
sión de la población rural comunitaria.

Preservar la biodiversidad y es mular la agricultura


mul funcional, además de ges onar las ac vidades fores-
tales, son otras ac vidades que han tenido resultados po-
si vos sobre el desarrollo rural comunitario (Millán, 2007).
La par cipación agrícola y forestal en los mercados y el
aprovechamiento de los recursos del entorno rural diversi-
fica la economía del sector.

Una de las alterna vas emergentes que más se impul-


sa en la región centroamericana en el proceso de desa-
rrollo comunitario es el turismo rural (Solano, 2007), no

42 El caso de la comunidad Santa María Xalapán en Jalapa es un claro ejem-


plo, pues los proyectos de desarrollo han beneficiado a algunas aldeas y
han dejado sin oportunidad a otras.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 205

obstante, la visión debe ser más integradora con una base


de seguridad alimentaria y la ges ón de riesgo, debido a
la posición geográfica del país que está amenazado por
huracanes, incendios forestales, sequías y terremotos. El
ecoturismo es únicamente una alterna va pero un turis-
mo rural bien encausado permi rá integrar a la naturaleza
con la vida co diana y las ac vidades agropecuarias loca-
les como un producto atrac vo para el mercado turís co
nacional e internacional. Existen personas de las ciudades
que se interesan en conocer la vida rural y a través de una
orientación a turistas se pueden crear rutas con sende-
ros, caminatas, producción artesanal, fiestas patronales y
las bellezas escénicas. Servicios prestados por los comu-
nitarios en asociación, o como negocio familiar, tendrá un
impacto en el desarrollo rural.
Desarrollo rural sustentable
para Guatemala

E l paradigma actual en el campo es el de-


sarrollo rural sustentable (Torres, 2009).
Para países como Guatemala el obje vo
del desarrollo rural es reducir el deterioro
ambiental y disminuir la pobreza. La impor-
tancia de un desarrollo rural de forma sus-
tentable es porque este sector actualmente
está sumido en un contexto de atraso, mar-
ginación y exclusión social con una marcada
degradación de los recursos naturales.

El desarrollo rural en Guatemala se ha


visto amenazado por la adaptación del mo-
delo económico neoliberal desde media-
dos de la década de 1990 y para González
(2004a), el impulso de este modelo de desa-
rrollo económico ha traído hambre y degra-
dación ambiental. La pobreza y la inequidad
208 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

social se han agudizado porque la “compe vidad” que se


pregona ha sido una total competencia desleal con la agricul-
tura subsidiada de los Estados Unidos43 y con un abandono
total de los campesinos por parte del Estado guatemalteco.

Los cambios estructurales a nivel polí co y económico


que se han tenido en el país, hace que el desarrollo rural
tenga connotaciones de abordaje diferentes debido a las
fallas del modelo de desarrollo imperante (Antoci, et al.,
2008). La polarización social está repercu endo sobre el
ambiente debido a que el principal medio de ingresos de
las comunidades rurales son los recursos naturales y las
ac vidades agropecuarias, lo que propicia que se devasten
áreas boscosas a través de métodos como la tala rasa44 y
ac vidades tradicionales. Es por ello que se necesita de un
nuevo enfoque de desarrollo donde se proponga al am-
biente como la base de las mejoras en la calidad de vida de
la población rural.

En los úl mos diez años mucho se ha dicho en la lite-


ratura e informes de desarrollo humano, mostrando indica-
dores totalmente desalentadores de la situación actual del
sector rural en Guatemala (PNUD, 2016). Ante tal escena-
rio, lo único que queda es hacer planteamientos que con-
soliden un proceso de desarrollo rural y así contribuir con

43 Se hace referencia a los Estados Unidos porque es el principal mercado


de los productos agrícolas nacionales.
44 El término de corte tala rasa se en ende como la liquidación del bosque
antes que se haya establecido su regeneración natural creando condi-
ciones de campo abierto después de la intervención.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 209

medidas que coadyuven a mi gar los impactos nega vos


que se enen en lo social, económico, polí co y ambiental
y han marcado la ruralidad guatemalteca.

El sector rural pasa por un proceso de moderniza-


ción que demanda un cambio drás co en las estructuras
agrarias, agropecuarias y sociales. Para Amtmann (2000),
el desarrollo rural ha transitado desde una casi exclusiva
atención a lo agropecuario, por lo que para darle una con-
notación sustentable se debe retomar lo forestal, lo cultu-
ral, lo social y lo ambiental e incorporar otras ac vidades
complementarias en las comunidades.

Por eso, un desarrollo basado en la distribución ecoló-


gica con “patrones sociales, espaciales y temporales de ac-
ceso a los beneficios obtenibles de los recursos naturales
y a los servicios proporcionados por el ambiente como un
sistema de soporte de vida” dará como resultado un marco
sustentable a la vida rural (Mar nez, 2006:104).

Son diversos los enfoques que abordan el desarrollo


rural sustentable. Uno de ellos es el planteamiento basa-
do en el comportamiento mul factorial que se denomina
autopoié co, pues, describe al desarrollo rural como un
fenómeno complejo y dinámico que dicta romper los pa-
trones produc vos agrícolas para dar paso a poblaciones
rurales que impulsen los servicios y el aprovechamiento
del sistema ambiental para lograr mejoras en la calidad
vida de las personas (Mar nez y Bus llo, 2010). Este enfo-
que radica en hacer un análisis sobre la forma de producir
210 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

y de consumir, pues se busca mejorar la eficiencia en el


uso de energía de los sistemas agropecuarios y realizar un
manejo produc vo más amigable con el ambiente y con-
secuentemente alcanzar un bienestar económico, social y
ambiental traducido en una mejor calidad de vida. Los que
logren cambiar los patrones de producción y consumo tra-
dicionales contaminantes, pasarían a alcanzar una etapa de
desarrollo sustentable.

El enfoque autopoié co también abarca a los grupos


sociales y los mo va a reproducir sus procesos culturales
con sus múl ples tendencias, principalmente la economía
campesina de subsistencia tradicional. Con esto, salen a la
luz las capacidades transformadoras diferentes a los enfo-
ques convencionales del desarrollo rural comunitario por
su carácter prospec vo social hacia la sustentabilidad.

Debido a que la dinámica rural man ene una intensa


ac vidad agrícola, también el principio sistémico emerge
por la conjugación de planteamientos ecológicos y el enfo-
que de agrosistemas que se ubica dentro de un contexto
de producción de bienes y servicios con aportes como la
agricultura orgánica y la diversificación agrícola.

El desarrollo rural sustentable reconoce que los recur-


sos naturales son limitados y su aprovechamiento debe ga-
ran zar la supervivencia humana sin degradar al ambiente.
El desarrollo sustentable ya no debe tener una visión an-
tropocéntrica y egocéntrica del uso de los recursos, pues
el planeta es el soporte permanente de la vida humana.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 211

Aunque la naturaleza sea la base de la economía de las


sociedades, no basta con vérsele únicamente como mer-
cancía sino también como soporte de los sistemas vitales.

Los requisitos mínimos de una agricultura sustentable


para un desarrollo rural son la equidad social y la produc-
ción estable de ac vidades amigables con la naturaleza. El
aprovechamiento de los recursos naturales debe ser acor-
de a las ap tudes, que van desde no cul var en pendien-
tes muy pronunciadas por la erosión de los suelos, hasta
una producción agropecuaria con acciones más ecológicas
(Merten y Riquelme, 2001).

Si el obje vo primordial del desarrollo rural susten-


table radica en lograr mejores condiciones de vida de la
población, una visión integral requeriría ar cular polí cas
públicas de educación, salud, vivienda, trabajo, infraestruc-
tura, comunicaciones, par cipación ciudadana y la incor-
poración de la producción a las dinámicas comerciales y de
mercado (Carballo, 2005). Tal vez, la economía de mercado
no sea la única vía del desarrollo, pero es impensable tener
una economía sin la existencia de mercados, no obstante,
es necesario repensar el desarrollo basado en la dinámica
del mercado y dar paso a algo más integral que englobe la
par cipación social, la seguridad alimentaria, la ges ón de
riesgo y los beneficios ambientales.

El desarrollo sustentable también necesita ser tomado


como prioridad polí ca y debe estar basado en el recono-
cimiento del bienestar de las sociedades y de los sistemas
212 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

naturales (Pinter, 2000). La condición sustentable de bien-


estar humano se logra a través de la interacción con el
ambiente, reconociendo los vínculos que existen entre las
ac vidades humanas y las condiciones ambientales sin en-
focar únicamente lo económico.

La sustentabilidad debe ser parte indispensable de


los procesos de desarrollo rural (Morales, 2004). La rela-
ción entre sociedad y naturaleza es fundamental, pues las
comunidades rurales componen la mitad de la población
mundial en donde las personas de este sector se encuen-
tran en su mayoría en una grave situación de pobreza,
hambre y deterioro ambiental, lo que hace necesario una
construcción social dinámica para la búsqueda de procesos
alterna vos a par r de un aprovechamiento de los recur-
sos naturales de forma sustentable que repercuta en la
mejora de vida en las sociedades.

El conocimiento local incen va el desarrollo rural, así


como las relaciones y jerarquías de poder con que se orga-
nizan los vínculos entre los dis ntos pos de conocimiento
(Bruckmeier y Tovey, 2007). Un desarrollo rural basado en
el conocimiento local, con prác cas reflexivas, planificadas
y manejadas apropiadamente propicia mejoras en la calidad
de vida de la población. Para que el desarrollo sustentable
no tenga un carácter utópico y se quede únicamente en
discurso, se necesita de la inclusión de muchos actores y
del enfoque territorial aunado a prác cas de conocimiento
local. No basta con la planificación de desarrollo rural que
se hace desde el ámbito cien fico y polí co, es necesaria
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 213

la transferencia y uso del conocimiento local, rescatando


mecanismos de supervivencia como la medicina tradicio-
nal, la mejora de semillas y conservación de los recursos
que serán de beneficio a toda la comunidad.

La población rural debe ser capaz de manejar sus re-


cursos naturales, aumentar su capacidad produc va y ge-
nerar una sólida estructura organiza va (Yurjevic, 2004).
Un desarrollo basado en reafirmar la seguridad alimentaria
y a par r de ahí, buscar la rentabilidad económica con los
excedentes para ser comercializados y adquirir así, otros
productos de consumo básico deberá considerarse en la
planificación comunitaria y la organización necesaria en el
proceso de desarrollo rural será vital (Smith, et al., 2007).

La par cipación social es indispensable para el desarro-


llo rural sustentable, pues no se trata de seguir alimentando
el discurso de desarrollo sostenible del Informe Brundtland45
elaborado por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente
y el Desarrollo en 1987, el cual fue definido como aquel que
“...sa sface las necesidades de la generaciones presentes sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para
sa sfacer sus propias necesidades”.

El planteamiento debe ir más allá de privilegiar única-


mente al proceso económico, por eso el desarrollo debe
tener un carácter sustentable, que se asemeja más al que

45 Informe elaborado por una comisión en 1987 encabezada por la docto-


ra Gro Harlem Brundtland que originalmente se llamaba Nuestro Futuro
Común (Our Common Future).
214 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

define Ceja (2004:2), como un “proceso social en cons-


trucción que ene como horizonte el equilibrio dinámico
entre los ecosistemas y las sociedades humanas, el cual
implica garan zar la calidad de vida para las generaciones
presentes y futuras; y que dicho proceso conlleva una di-
mensión polí ca al implicar acciones de par cipación social
y de negociación entre actores sociales, que dan prioridad
a la construcción de una sociedad ecológicamente sana,
económicamente viable y socialmente justa y equita va”.

Esa sustentabilidad afirmará la dimensión social, econó-


mica y ambiental para lograr una seguridad alimentaria, y
dejar que la dimensión polí ca entre en acción con procesos
par cipa vos y democrá cos. El proceso de desarrollo debe
abordarse como un sistema que vincula sociedad y naturale-
za denominándose socioecológico (Gallopín, 2003).

Otra dimensión que hace falta en el principio de sus-


tentabilidad es lo é co, que está vinculada con la solida-
ridad debido a la crisis económica, social y ambiental, lo
que hace necesario una promoción de nuevos valores que
aseguren más equidad y mejor salud social46 (Marroquín,
2011). La clave del éxito en un proceso de desarrollo ru-
ral sustentable, es contar con un capital social adecuado
que permita la ges ón de su propio desarrollo más que
depender de las fuentes externas y den como resultado
una sustentabilidad débil (Ramales y Por llo, 2007).

46 Se en ende como salud al estado de completo bienestar sico, mental


y social y no solo la ausencia de enfermedades.
Gesly Anibal Bonilla Landaverry 215

Una de las herramientas que se ha impulsado en los úl-


mos años en Guatemala para propiciar el desarrollo en el
área rural es la descentralización, la cual se ha visto como
una forma de palear los problemas estructurales y como
estrategia para el desarrollo debido a la corrupción que
ha exis do en los gobiernos centrales y porque los pro-
yectos nunca llegaron a las zonas rurales (Mueller, 2006).
Con la descentralización se cree que la corrupción podrá
disminuir de parte de los gobiernos locales. Además con
los Consejos de Desarrollo se ene mayor capacidad de
ges ón comunitaria para introducir proyectos produc vos,
de beneficio social, de infraestructura y ambientales.

Alterna vas de desarrollo rural sustentable contemplan


la generación de ingresos basados en mecanismos como el
turismo rural familiar, con acciones de difusión de la riqueza
natural y cultural de un sector que debe buscar fuentes eco-
nómicas por todos los medios (Montemayor, et al., 2007). La
agricultura orgánica, la hor cultura, las plantas medicinales,
los huertos familiares, la historia, el paisaje y la cultura, son
atracciones potenciales para visitantes y turistas, que ade-
más son elementos para la conservación de los recursos na-
turales, de preservación de la iden dad y de ingresos econó-
micos. Guatemala es un país con una topogra a muy variada,
con zonas densamente pobladas y altamente dependiente
de los recursos naturales (Tshinkel, 2001). Es un reto alcan-
zar un desarrollo social, económico y ambiental a través del
aprovechamiento, manejo y conservación de la naturaleza
para tener un proceso real de desarrollo sustentable.
216 Desarrollo rural sustentable en Guatemala Una perspec va comunitaria

Con huertos familiares como espacio donde se cul -


van especies comes bles y medicinales, se contribuye a la
conservación agrícola y de recursos gené cos, además de
dar soporte alimen cio a las familias. En la mayoría de los
casos los huertos familiares enen diversas funciones por
su estructura y presentan caracterís cas de un ecosiste-
ma. Este po de huertos son sustentables por la captación
de la radiación solar, el control biológico, uso eficiente de
espacio, conserva la diversidad gené ca y op miza el es-
pacio como un sistema ver cal.

El desarrollo sustentable no debe ser un fin al que se


quiere llegar, sino un proceso que busque mantener un
equilibrio entre la naturaleza y las sociedades. Este desa-
rrollo debe ser el resultado de decisiones tomadas por las
dis ntas generaciones de seres humanos en una comu-
nidad para su propio beneficio. Entre las variables que se
deben considerar dentro del proceso de desarrollo están,
la sustentabilidad ambiental, la equidad social y el aprove-
chamiento equilibrado de los recursos naturales para ob-
tener ingresos y beneficios necesarios que permitan tener
un nivel de vida digno.
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el ordenamiento territorial y las alternativas múltiples para la generación de
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