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<$$CP09>EL_TIEMPO - NACIONAL-3 - 8 - 06/01/08
DOMINGO 6 DE ENERO DE 2008
3-8 INFORMACIÓN GENERAL
Las mujeres ocupan la
mitad de los cupos
universitarios, pero solo
el 25 por ciento trabaja.
TEXTO Y FOTOS:
CARLOS DÁGUER
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
U
na mujer en biki-
ni dora su piel a
orillas del Medite-
rráneo y otra de
velo islámico re-
za en dirección a la Meca. Las
400 almas de un pueblito cris-
tiano llamado Hardín se pre-
cian de contar 37 iglesias en-
tre sus 100 construcciones, y
en una ciudad llamada Trípo-
li los llamados a la oración de
las mezquitas, a través de alto-
parlantes, dejan un zumbido
persistente en el oído. En las
montañas del Chouf, cien kiló-
metros al sur, los seguidores
de la fe drusa se uniforman
con gorros blancos y pantalo-
nes negros de tiro hasta las ro-
dillas, al tiempo que los alma-
cenes de Ermenegildo Zegna,
Dolce & Gabana, Boss, Arma-
ni y Emanuel Ungaro ensorde-
cen el centro de Beirut con los
últimos gritos de la moda.
De lejos, el Líbano tiene pin-
ta de mosaico, pero de cerca
es un rompecabezas de piezas
que no encajan. Entre Occi-
dente y Oriente, entre el cris-
tianismo y el islam, entre la
pobreza y la riqueza, entre la
guerra y la paz, cada palmo de
su territorio refleja esa condi-
ción de nación a medio cami-
no. E incluso a veces, sin ad-
mitir promedios, de vivir en-
tre mundos incompatibles.
Trazado por Francia en
1920, el país que más inmi-
grantes ha dado a Colombia
fue el resultado de la anexión
al cristiano Monte Líbano de
cuatro puertos sobre el Medi-
terráneo –Beirut entre ellos–
y una fértil trastienda al orien-
te. El propósito era hacer eco-
nómicamente viable la nueva
entidad política –que se man-
tuvo bajo el mandato de Fran-
cia hasta 1943–, pero los galos
no repararon en el hecho de
que los nuevos territorios te-
nían gente. Gente que en su
mayoría profesaba el islam y
superaba en número a sus pro-
tegidos, los cristianos.
La guerra civil solo necesi-
taba un pretexto y lo encontró
en 1975: el choque entre los
cristianos de derecha y los fe-
dayines de los campos de refu-
giados palestinos, aliados con
una izquierda arraigada en la
población drusa y musulma-
na. Saldo final en 1991: 71.000
muertos, 97.000 heridos,
900.000 nuevos expatriados,
partes del territorio ocupadas
por Siria e Israel y una des-
confianza mutua entre varias
de las 17 sectas que aún es tan
notoria como los balazos en
las paredes.
Cubrir y descubrir
El Líbano le dio al mundo el
alfabeto, el kibbe, tres santos,
15 millones de inmigrantes y
el estilo de los burdeles. Tras
la caída del Imperio Otomano
en 1918, Beirut se convirtió en
la capital del placer del mun-
do árabe y sus casas de lenoci-
nio, con vinilos negros y tapi-
cerías rojas, fueron fuente de
inspiración para los decorado-
res de sus similares en Occi-
dente.
Pero contra toda sospecha,
las prostitutas de los clubes
nocturnos de los alrededores
del ostentoso Hotel Fenicia,
aunque utilizan su uniforme
universal de trabajo, se com-
portan como doncellas del
Opus Dei: por más hombros al
descubierto y minifaldas has-
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Líbano
a medio camino
Entre Oriente y Occidente, entre el cristianismo y
el islam, entre la guerra y la paz. Intimidades del
país que más inmigrantes ha dado a Colombia.
La reconstrucción de Beirut marcha a pasos lentos. Así como se ven lujosos edificios recién inaugurados, muchas obras aún están en
proceso y otras tantas permanecen abandonadas y con las huellas de la guerra visibles en las paredes.
ta el vértice de las piernas, no
se acercan a la mesa de los ca-
balleros y a duras penas les
lanzan una insinuación con la
mirada. El que negocia sus
servicios es el administrador
del club.
La autonomía de las muje-
res es un asunto en ciernes en
la patriarcal puerta de Orien-
te. A diferencia de sus pares
saudíes, las libanesas pueden
manejar, votar y participar
en política, pero ay de la solte-
ra que se vaya a vivir con su
novio antes de las nupcias. Y
ni hablar de la virginidad. Pa-
ra dar una idea de las dimen-
siones del “libertinaje” actual
de la sociedad, Youssef Dag-
her, urólogo de Batrún –al
norte de Beirut–, relata que
hace unos días, en una sola se-
mana, llegaron a su clínica
dos muchachas de 14 años pa-
ra que les hiciera una recons-
trucción del himen.
El Líbano no es ajeno a la
erotización de la vida cotidia-
na. La publicidad que se obser-
va en las calles es sensual co-
mo en el otro extremo del Me-
diterráneo o del Atlántico, y
buena parte de las vanidosas
beirutíes, maquilladas cual
Cleopatras, visten tan descu-
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Los musulmanes suníes
constituyen la mayoría
en Trípoli, la segunda
ciudad del Líbano.
dos, advertencias de “campo
minado” en zonas rurales, y
edificaciones demolidas o tan
nuevas que dejan en eviden-
cia que acaban de ser recons-
truidas. Ejemplo de esta últi-
ma categoría es el centro his-
tórico de Beirut, levantado a
imagen y semejanza de lo que
fue antes del conflicto bélico y
aún tan impecable que parece
despojado del alma que el
tiempo confiere a las cosas, co-
mo ocurre con los parques te-
máticos gringos.
El efecto se multiplica por-
que la presencia policial en ca-
da esquina ha terminado por
vaciar de público un buen nú-
mero de calles. No hay reme-
dio. En un país que vive de
guerra en guerra y de magni-
cidio en magnicidio, la seguri-
dad es uno de los negocios
más prósperos: el Líbano es
un país plagado de vigilantes
privados que se creen poli-
cías, de policías que se creen
generales, de generales que se
creen presidentes y de presi-
dentes cuyo poder en el con-
texto regional es tan modesto
como el de los vigilantes.
Los cristianos Consenso esquivo
encontraron refugio El optimismo es tímido. En
en el Monte Líbano 2005, el asesinato del ex pri-
desde comienzos del mer ministro Rafic Hariri,
primer milenio. presuntamente fraguado por
Siria, despertó tal sentimien-
to de unidad entre cristianos,
suníes y drusos, que las tro-
pas de este país se retiraron
tras 29 años de ocupación. La
bandera nacional comenzó a
ondear en cada esquina y la
imagen del mártir a exhibirse
en calles, tiendas, discotecas
y hasta en frascos de perfu-
mes baratos. Sin embargo, pa-
saron los días y quedó la evi-
dencia de que todo ese entu-
siasmo tenía algo de espejis-
mo.
Como una demostración de
que el tiempo es redondo, ahí
están los refugiados palesti-
nos –unos 400.000– a punto de
estallar ante la ausencia de de-
rechos políticos, salud y em-
pleo; ahí están los destrozos
causados en 2006 por los bom-
bardeos israelíes contra la mi-
licia de Hezbolá, y ahí está el
sistema sectario que reparte
el poder según cuotas religio-
sas. “La gente ha vuelto a la
del Líbano se salvan de los nú- costumbre de preguntar si
República del Líbano Religiones meros rojos gracias a las re- uno es musulmán o cristiano
Trípoli Musulmanes mesas que reciben de los pai- –dice Alí Youssef, policía chií
38% sanos expatriados. Estas divi-
chiíes del centro de Beirut–. Así era
Baalbek sas constituyen una cuarta
BEIRUT Musulmanes
23% antes de la guerra”.
Zahle suníes parte del producto interno Desde el 23 de noviembre el
Sidón L Í B A N O 5% bruto, aligeran el peso del des-
Drusos país carece de presidente por-
Tiro Cristianos maronitas 20% empleo –que ronda el 20 por que el Parlamento, tras once
Griegos ortodoxos 5% ciento– y motivan a las gene- sesiones –convocadas desde
Capital Beirut Otras iglesias raciones más jóvenes a conti- septiembre– ha sido incapaz
Habitantes 3’500.000 8% nuar la tradición migratoria.
cristianas de llegar a un consenso para
Superficie 10.400 km2
Otras religiones 1% Dos de cada tres libaneses nombrar un sucesor de Emile
Política
de entre 18 y 25 años quiere Lahoud. La actual crisis políti-
Sistema sectario. La Constitución establece que el presidente debe ser cristiano
maronita, el primer ministro musulmán suní y el presidente del Parlamento buscar fortuna en otro país. ca es considerada la peor des-
musulmán chií. No falta quien afirma que la de la guerra civil y se origina
La mitad del Parlamento debe ser cristiana y la otra, musulmana. Gráfico CEET
vocación viajera es otra he- en la vieja polarización entre
rencia fenicia, pero la reali- los que apoyan a Occidente y
biertas como las paisas en baneses hablan de plata sin dad es que muchos están har- los aliados de Siria e Irán.
días soleados. Pero como todo empacho. La ostentación es tos de la escasez de oportuni- Pero los hospitalarios liba-
en el país de los cedros, el gra- moneda corriente. De puertas dades. “Pienso irme a Dubai neses ya están curtidos de vi-
do de libertad depende de la para adentro, más de uno de- (Emiratos Árabes) –dice Elie vir en medio de tensiones. En
secta a la que se pertenece. cora su casa con muebles que Istambouli, mercadotecnista La Corniche de Beirut, un lar-
habrían despertado la envidia tripolitano de 25 años–. Va- go malecón al borde del Medi-
Te lo dejo barato de Luis XV, y de puertas para rios de mis amigos ya lo hicie- terráneo, las familias se re-
En el Líbano hay refugia- afuera no falta el que llega al ron porque allá es donde está únen a charlar y fumar nar-
dos palestinos que mendigan colmo de pagar hasta 20.000 el dinero y porque el idioma guile, los ancianos se citan pa-
en las calles, banqueros que dólares por una placa de tres ayuda. Acá no hay nada”. ra jugar backgammon y los jó-
se desplazan en Porche y gen- dígitos para su carro nuevo. venes ponen sus radios a todo
te de clase media que se esme- Como la matrícula pertenece Calma chicha volumen y bailan el tradicio-
ra por comprar un BMW o un a las personas y no a los vehí- Y la situación política lo nal dabke mientras, frente a
Mercedes Benz de modelo tan culos, una de pocos números único que hace es recordar la ellos, la policía lleva a cabo re-
reciente que apenas si lo han es señal de pertenecer a una guerra, cuyas huellas están quisas minuciosas. Es la cos-
conocido los alemanes. de las primeras castas que ju- presentes adonde apunte el tumbre, ese singular mecanis-
Herederos de los fenicios y bilaron el caballo. ojo: paredes agujereadas, ba- mo que, al tiempo que perpe-
por tanto genéticamente pre- Prosperidad dudosa, pues rricadas de alambres encres- túa los conflictos, permite a la
dispuestos al comercio, los li- buena parte de los habitantes pados y fierros entrecruza- gente seguir viviendo.