Está en la página 1de 7

LIBRO QUINTO

Ingresos del soberano o de la República.


CAPÍTULO I
Gastos del soberano o de la República.
PARTE I
Gastos de defensa.
Para defender a la sociedad de ataques, hay que tener una fuerza militar, a la cual se debe sostener
tanto en la paz como en la guerra, con los gastos que esto implica.
En las sociedades de cazadores, el hombre es al mismo tiempo cazador y guerrero.
En las pastoriles, también cada hombre es un soldado, pero suelen ser nómadas según las
circunstancias. Van todos juntos como pastores o bien a la guerra. Ganas o pierden todo.
En las labradoras, con poco comercio y manufacturas primitivas, el hombre se vuelve fácilmente
guerrero o soldado. Todas estas no implican gastos para el soberano.
La agricultura implica lo sedentario y la habitación; no todos pueden ir a la guerra.
Según el momento de la labranza, la guerra implica o no mayores o menores gastos, con el
consiguiente gasto para el soberano.
En un estadio más avanzado, resulta imposible que se mantengan por sí solos, por ejemplo, los
empleados en manufacturas, que pararían de inmediato ante su ausencia. En ese tipo de país, casi
todos proceden de esas clases y deberán ser sostenidos por la sociedad mientras los tenga a su
servicio, aumentando la carga que significa.
En las repúblicas de la antigua Grecia y Roma, el servicio de soldado no implicaba un oficio diferente
e independiente que fuera el principal empleo de un cierto tipo de ciudadanos. Todos eran aptos para
serlo en casos comunes y en los extraordinarios también.
Cuando la guerra se hace mas complicada, se necesita que se convierta en ocupación única o
principal de cierto tipo de ciudadanos, por lo cual el Estado les abona esos servicios.
La milicia se integra con individuos que la forman ocasionalmente, mientras que el ejército lo hace con
individuos dedicados a eso. Por eso, el ejército siempre será superior a la milicia.
Cuando una nación civilizada adopta el sistema de tener siempre un ejército dispuesto a la guerra,
todos los países vecinos tienden a seguir el ejemplo porque de ello depende se seguridad, ya que sus
posibles milicias no serían capaces de lograr el triunfo sobre esas otras tropas.
PARTE I
Gastos de la Justicia.
Otro de los deberes del soberano consiste en tratar de impedir las injusticias y opresiones de
cualquier sector de la sociedad contra otro.
El gobierno civil implica una subordinación; pero como su necesidad aumenta progresivamente con la
propiedad, los principales motivos que de forma natural imponen la subordinación aumentan con el
incremento de esa propiedad.
Hay cuatro motivos para que un hombre tenga una superioridad sobre otros. Uno se refiere a los
valores personales; otro es el que da la mayor edad; el tercero la superioridad concedida por la
fortuna, y la última causa es la superioridad del nacimiento, que presupone una antigua dominación
patrimonial.
El nacimiento y la fortuna son las dos causas principales a partir de las cuales se instaura la
superioridad de un hombre. A su vez, ambas dan origen a la subordinación y la disciplina. La firmeza
de la autoridad superior se convierte en el fundamento de su poder para subordinar a los de abajo.
La autoridad judicial fue, durante mucho tiempo, una fuente de ingresos. Al reclamar justicia, siempre
se dispuso a pagarla y los pedidos iban acompañados de obsequios. El culpable de un delito debía
dar satisfacción al agraviado y pagar una multa al soberano; la administración de justicia pasó a ser
una ingente calidad de ingresos, produciéndose grandes cantidades de abusos.
Mientras el soberano ejercía la Justicia, era imposible una retractación, pero con los intermediarios, a
veces se lograba que el soberano cambiase algún fallo.
Cuando el patrimonio del soberano fue insuficiente para sostener los gastos de la soberanía, se hizo
necesario que el pueblo contribuyera a solventarlos con ciertos impuestos; y los jueces empezaron a
recibir sueldos fijos. De cualquier forma, los querellantes tienen que pagar abogados y procuradores¸
lo cual sobrepasa anualmente, en mucho, los sueldos de los jueces.

PARTE II
DE LOS IMPUESTOS
Los impuestos se han de pagar por alguna de estas tres fuentes: rentas beneficios o
salarios que son los que provienen de los ingresos de los individuos. Todo impuesto
debe ser pagados a partir de alguna o algunas de estas trez clases de ingresos. Se
vera seguidamente que muchos impuestos no son pagados al final por el fondo o la
fuente de ingreso sobre la que se pretende que recaigan.

LAS CUATRO QUE COMPRENDEN A TODOS LOS TRIBUTES EN GENERAL.


I. Los ciudadanos deben contribuir al sostenimiento del Gobierno, en proporción a los
ingresos que disfruten bajo la protección estatal. Los gastos del Gobierno, de una gran
nación están obligados a contribuir en proporcion a sus respectivos intereses.
II. El impuesto que cada individuo está obligado a pagar debe ser cierto y no arbitrario.
El tiempo de su cobro, la forma de su pago, la cantidad adeudada, todo debe ser claro
y precise, lo mismo para el contribuyente y para cualquier otra persona
III. Todos los impuestos deben ser recaudadosen el momento y en la forma que
problamenete resulten mas convenientes para el contribuyente.
IV. Todos los impuestos estas diseñados para extraer de los bolsillos de los
comtribuyentes o para impedir que entre ellos la menor suma posible mas alla de lo
que ingresan en el tesoro publico del estado.
Un impuesto puede extraer o impedir que entre a los bolsillos de las gente mucho mas
de lo que ingresa en el tesoro publico de las cuatro formas siguientes:
Primero, su recaudacion puede requerir un gran numero de funcionario, que
proporcionan para la poblacion un tributo adicional. Segundo puede obstruir el trabajo
del pueblo y desanimarlo a ingresar en ciertas ramas de actividad que podrian dar
sustento y empleo a grandes multitudes.Tercero, por las confiscaciones y otras penas
en las que pueden incurrir los desgraciados que intentan evadir el impuesto sin exito,
puede a menudi arruinarlos y liquidar así el beneficio que la sociedad podria haber
recibido gracias a la inversion de sus capitales. Un impuesto excesivo genera la
sensacion de evadirlo, pero la penas por evadirlos aunmentan en proporcion.Cuarto y
finalmente, cuando se sujetan los pueblos a visitas frecuentes y fiscalizaciones, por
parte de los recaudadores. De uno u otro de estos cuatro modos distintos, los
impuestos llegan a ser con frecuencia mucho más gravosos para el pueblo que
ventajosos para el Soberano. Todas ellas han procurado que sus tributes fuesen lo más
equitativos posible, ciertos y cómodos para el contribuyente, y lo menos gravosos para
el pueblo al ingreso que reportan al Soberano.
Un impuesto sobre la renta
de la tierra puede ser establecido segun una cantidad fija o variable con la renta
efectiva de la tierra.
Un impuesto territorial como el britanico, fijado en cada distrito segun una regla
determinada, aunque pueda ser equitativo al principo, se vuelve necesariamente
desigual con el tiempo, segun los distintos grados de progreso y descuido del cultivo
en las diferentes partes del pais.
El autor meciona que para los economistas el impuesto sobre la renta de la tierra
variable ante cualquier cambio en la renta, o que suba o baje segun el progreso o
desatencion del cultivo, es lo que recomiendan como el analisis mas equitativo de
todos los impuestos.
Un impuesto sobre la renta de la tierra establecido segun una valoracion y un registro
general, por mas equitativo que sea inivialmente, se convertira en desigual en el
transcurso de un periodo de tiempo muy breve. Para impedir que eso ocurra se
necesitaria la intervencion continua y minuciosa del estado sobre la situación y la
producción.
Los impuestos sobre la produccion de la tierra son en realidad impuestos sobre la renta
y aunque originalmente son adelantados por el agricultor al final los paga el
terrateniente.
Los diezmos o cualquier otro impuesto similar sobre la tierra aunque aparente se
perfectamente equitativos en realodad son sumamente desiguales porque una fraccion
determinada de la produccion equivaldra en situaciones diferentes a una fraccion muy
distinta de la renta. Un dieszmo puede ser un impuesto no superior a un quinto o cuatro
chilines por libra mientras que en tierras pobres puede equivaler a un impuesto de la
mitad de diez chilines por libra.
En algunos paises se establecen impuestos extraordinarios sobre losnbeneficios del
capital a veces cuando se invierte en algunas ramas especiales de la economia y
aveces cuando se invierte en la agricultira.
PARTE III
Gastos en obras e instituciones públicas.
Otra obligación del soberano es la de instalar y mantener las instituciones y obras públicas necesarias
para la sociedad, aun con los gastos que originen. Tienen que servir para el comercio del país y
promover la instrucción del pueblo.
ARTICULO I: Obras públicas e instituciones que facilitan el comercio.
La creación y el mantenimiento de las vías de comunicación necesarias para el comercio son
imprescindibles y significan grandes y diversos gastos. Esas vías deben incrementarse a medida que
crezca el producto anual de la tierra y el trabajo en la nación.
Casi todas estas obras se pueden administrar de manera que den una renta que permita costear sus
propios gastos, sin que se genere una carga para la renta general de la sociedad. Se puede hacer con
relación al peso o tonelaje transportable y, con eso, equilibrar el uso y deterioro que este produce;
medida que debería ser lo mas equitativa posible. Y no es contradictorio decir que los precios al
consumidor no se elevarían por esos derechos tanto como disminuyen por lo barato del transporte.
Como el costo, en realidad, se carga a los bienes, se concluye que el habitante que finalmente paga
el impuesto gana mas de lo que pierde con su implementación.
La ubicación de esas vías debe ser de utilidad, y el derecho a pagar por utilizarlas puede ser
controlado por particulares, que se encargarán del cuidado correspondiente de ellas.
ARTICULO II: Gastos dedicados a educar a la juventud.
Estas instituciones deben hacerse de la renta necesaria como para equilibrar sus propias
erogaciones.
En lo que se refiere al pago a los maestros, en la mayoría de los países, supone a lo sumo una carga
muy pequeña para las rentas generales.
En cualquier profesión, los esfuerzos realizados por quienes la ejercitan están en función de los que
se obligan a desarrollar.
Como el sueldo de un maestro no depende del éxito y del hombre que su actuación despierta, esto
hizo que el personal de las escuelas haya disminuido en su dedicación.
Como el individuo tiende a vivir de la forma mas cómoda posible, al tener asignado un sueldo no hace
esfuerzos por mejorar su trabajo; descuida así sus obligaciones y es indulgente con los compañeros
que hacen los mismo.´
Las funciones que contribuyen con ciertas instituciones se constituyen en un problema cuando no
autorizan al estudiante que recibe beca, pensión, etc, a elegir el colegio que mejor le parezca.
Esa libertad permitiría una mayor competencia entre instituciones. Y si el maestro no puede ser
elegido por el alumno, o bien este no puede cambiar al profesor inepto, negligente o abusivo, esto
anulará la emulación entre los maestros del colegio en cuestión.
Si bien los colegios públicos y las universidades europeas al principio se dedicaban a formar
eclesiásticos – digamos que no con mucho esmero- , luego aceptaron el ingreso de otras personas
ricas, con la categoría de señores. Asi, con un invento algo útil, llenaron la vida de los jóvenes en el
período comprendido entre la infancia y los días en los que el individuo se dedica seriamente a las
actividades reales que lo ocuparan para siempre. De todos modos no se ve que las materias que se
enseñan sirvan para esos fines.
ARTICULO III: Gastos de instituciones para instruir a personas de toda edad.
Están mayormente representadas por instituciones religiosas, con mas intención de prepararlos para
una existencia futura que para ser buenos ciudadanos.
Pueden depender de aportes voluntarios, fondos fijados por ley, el diezmo o algún salario fijo.
El clero consolidado a los nuevos grupos religiosos se apoye en la autoridad civil para que oprima o
destierre a sus competidores. Por lo adquirido en el tiempo, la ilustración se encuentra en la iglesia
establecida, y la popularidad y el entusiasmo en las nuevas.
Hay ciertas artes que deben ser tomadas por el Estado y otras enseñanzas pueden ser asumidas por
diversas instituciones incluidas las religiosas. Debe tenerse en cuenta los problemas generados por
los predicadores que procuren la excitación más violenta contra las otras en su beneficio, porque
dejaran pelado la moral, la decencia y la verdad. A través de la historia, la lucha entre facciones
religiosas coincidió con la de los sectores políticos; logro su ventaja el que estuvo con el vencedor,
pasando a tener poder amén de lograr ciertos ingresos independientes.
Al triunfar una sola sexta, no tiene necesidad de esforzarse por conservar y aumentar el número de
alumnos, ya se encuentra con todo el poder. De estar todos en igual situación, les surgirían las
necesidades de aplicarse mejor cada día.
Hay distintos sistemas morales: uno es el riguroso y austero que honra a la gente común en el cual
los excesos son considerados repugnantes; y el liderar o laxo, que se preocupa por la denominada
por la gente de mundo, que es la que se concede en el lujo, la alegría desproporcionada y el goce.
PARTE IV
Gastos para mantener la dignidad del soberano.
En el estado rudo de la sociedad que precede a la extensión del comercio y al progreso
de la industria, cuando los costosos lujos que sólo pueden proporcionar el comercio y la
industria son completamente desconocidos, una persona que posea un gran ingreso
sólo puede gastarlo o disfrutarlo manteniendo a toda la gente que ese ingreso sea
capaz de mantener.
En un país comercial donde abunden lujos costosos de todo tipo el soberano, igual que
casi todos los grandes propietarios de sus dominios, gasta naturalmente buena parte
de su ingreso en la adquisición de esos lujos. …Su gasto normal llega a ser igual que
su ingreso normal, y será una suerte si no lo supera frecuentemente.
A parte de los gastos que se requirieren para que el soberano cumpla con sus obligaciones, están los
que hacen al mantenimiento de su dignidad.
En una sociedad próspera, es lógico que el soberano aumente sus comodidades de la misma manera
que la comunidad y su mayor dignidad implica mayores gastos.

También podría gustarte