Está en la página 1de 4

INTRODUCCIÓN AL AUTOCONOCIMIENTO

TEMA I

LOS DIFERENTES YOES

La especie humana, realmente no posee una individualidad definida.

Incuestionablemente esta falta de Unidad Psicológica es la causa de tantas dificultades y


amarguras.

El cuerpo es una unidad completa y trabaja como un todo orgánico, a menos de estar enfermo.

Empero, la vida interior del hombre en modo alguno es una unidad psicológica.

Existe ausencia de Organización Psicológica en el fondo íntimo de cada sujeto.

Ciertamente en tales condiciones, no existe trabajo armonioso como un todo, en la vida


interior de las personas.

El ser humano, respecto de su estado interior, es una multiplicidad psicológica, una suma de
"yoes".

El ser humano no tiene ciertamente un "YO Permanente" sino una multitud de diferentes
"Yoes". Nunca es el mismo por mucho tiempo...

Desde el punto de vista psicológico, está cambiando continuamente.

Un sujeto tiene en si mismo otros "Yoes", otros egos, que se expresan a través de su
personalidad en diferentes momentos, y aunque dicho sujeto no guste por ejemplo de la
codicia, otro "Yo" en él gusta de la codicia y así sucesivamente...

Ninguna persona es la misma en forma continua. Este principio explica la causa de los
innumerables cambios y contradicciones de cada sujeto...

Cada uno de estos “Yoes”, lucha por la supremacía, por controlar el pensamiento, la emoción,
etc.; mientras otro intenta desplazarlo...

Cada uno de nuestros “defectos psicológicos” está vinculado con tal o cual “Yo”.

Cuando uno de verdad quiere conocerse a sí mismo, debe auto-observarse y tratar de conocer
los diferentes "Yoes" que están metidos dentro de la personalidad.
Ninguno de nosotros tiene un "Yo" verdadero, permanente, inmutable, eterno, inefable, etc.

Ninguno de nosotros tiene una verdadera y auténtica Individualidad.

Ciertamente jamás podríamos conocernos a sí mismos, sin la auto-observación seria y


profunda.

LA AUTO-OBSERVACION

Uno tiene que aprender a producir la separación del sí mismo, la separación de todas las cosas:
aprender a no identificarse con los sucesos, con los acontecimientos, con los eventos, con las
cosas. La identificación absorbe, le vampiriza a uno la conciencia y la sumerge más
profundamente en el sueño. De manera que necesitamos que nuestra conciencia despierte, lo
cual es posible haciendo la separación entre nosotros y las cosas; entre nosotros y los eventos
o sueños.

En estado de alerta-percepción o de alerta-novedad, podemos verificar directamente que los


defectos escondidos afloran espontáneamente. Es claro que cada defecto descubierto en el
"gimnasio" de la vida práctica debe ser trabajado conscientemente, con el propósito de
separarlo de nuestra psiquis. Si parados sobre una tabla deseamos levantarla para colocarla
arrimada a una pared, se nos haría imposible esta labor mientras continuemos parados sobre
ella. Obviamente, debemos empezar por separar la tabla de sí mismos, retirándonos de la
misma, para luego levantar la tabla con nuestras manos y colocarla recostada al muro.

De manera similar, nosotros no debemos identificarnos con ningún "agregado psíquico", si es


que en verdad deseamos separarlo de nuestra psiquis. Quien siempre se cree "uno", nunca
será capaz de separarse de sus propios "elementos indeseables", pues considerará cada
pensamiento, sentimiento, deseo, pasión, afecto, como funcionalismos diferentes e
inmodificables de su propia naturaleza, y hasta se justificará diciendo que tales o cuales
defectos personales "son de carácter hereditario". Mas, quien acepta la "doctrina de los
muchos yoes", comprende a base de observación que cada deseo, cada pensamiento, acción,
pasión, corresponde a éste u otro yo distinto, diferente.

Cualquier "atleta" de la auto-observación íntima trabaja muy seriamente dentro de sí mismo y


se esfuerza por "apartar de su psiquis" los "elementos indeseables" que carga dentro. Si uno,
de verdad y muy sinceramente, comienza a observarse internamente, resulta dividiéndose en
dos: "observador" y "observado". Si tal división no se produjese, es evidente que nunca
daríamos un paso adelante en la vía maravillosa del auto-conocimiento. ¿Cómo podríamos
observarnos a sí mismos si cometiéramos el error de no querer dividirnos entre "observador" y
"observado”?.

Indubitablemente, cuando esta división no sucede continuamos identificados con todos los
procesos del "yo pluralizado". Quien se identifica con todos los procesos del "yo pluralizado"
es siempre víctima de las circunstancias. ¿Cómo podría modificar circunstancias aquel que no
se conoce a sí mismo? ¿Cómo podría conocerse a sí mismo quien nunca se ha observado
internamente? ¿De qué manera podría alguien auto-observarse si no se divide en observador y
observado? Ahora bien, nadie puede empezar a cambiar radicalmente, en tanto no sea capaz
de decir, "Este deseo es un 'yo animal' que debo eliminar"; "Este pensamiento egoísta es otro
'yo' que me atormenta y que necesito desintegrar"; "Este sentimiento que hiere mi corazón es
un 'yo intruso' que necesito reducir a polvareda cósmica".

Naturalmente, esto es imposible para quien nunca se ha dividido entre observador y


observado. Quien toma todos sus procesos psicológicos como funcionalismos de un "yo"
único, individual y permanente, se encuentra tan identificado con todos sus errores, los tiene
tan unidos a sí mismo que ha perdido la capacidad para separarlos de su psiquis. Obviamente,
personas así jamás pueden cambiar radicalmente; son gentes condenadas al más rotundo
fracaso.

PRÁCTICA: «OBSERVADOR Y OBSERVADO»

Hasta ahora, hemos explicado ampliamente este punto y justificado porqué es menester
aplicar esta técnica. También hemos analizado para qué hacerlo, ahora ha llegado el momento
de explicar en forma práctica cómo llevar a cabo este desdoblamiento para lograr una perfecta
auto-observación.

Supongamos que estamos en el auto, manejando y de pronto viene otro automóvil desde una
calle transversal y nos choca por no haber mirado bien y venir quizás a más velocidad de lo
debido.

Nos bajamos del auto y vamos directamente hacia el otro conductor, le decimos que es un
inconsciente, que cómo va a manejar de esa manera, que en qué cabeza cabe, etc.

En ese preciso momento es cuando debemos aplicar la auto-observación, y para ello debemos
desdoblarnos en Observador y Observado.

Hacemos como si diéramos un paso atrás, y nos viéramos allí, parados, gritándole al otro
hombre, diciéndole que esto, que aquello, regañándolo. En ese momento nos
autodescubrimos, en principio, viendo qué agregado psicológico es el que tomó el comando de
nuestra máquina humana, haciéndonos reaccionar ante el evento y viendo que no somos
dueños de nosotros mismos, ni de nuestros actos, sino que somos movidos por resortes
"invisibles" para nosotros hasta ese momento.

Más adelante, lograremos extender esta auto-observación no sólo a lo que hacemos


(actuamos), sino también hacia lo que pensamos y hacia lo que estamos sintiendo, ya que
también a nivel mental, quizás, nos imaginamos cómo le pegábamos a ese individuo y a nivel
emocional sentimos en el estómago un nudo de rabia que se extiende hacia arriba, hacia
nuestra garganta.

Esta es una forma práctica para desdoblarnos en Observador y Observado. Pongamos en


práctica esta enseñanza y así podremos comprobar esta sabiduría que nos conducirá a llevar a
cabo el primer paso de un trabajo interno, pero ante todo es menester conocernos y de esta
forma lo lograremos.

V. M. Samael Aun Weor

También podría gustarte