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RESUMEN

SISTEMA PENITENCIARIO Y CARCELARIO EN COLOMBIA:


TEORIA Y REALIDAD

El presente trabajo de grado contiene la descripción del Sistema Carcelario y


Penitenciario en Colombia, como manifestación de la pena, desde dos panoramas
distintos: la teoría y la realidad, pero de manera concatenada.

El primer capítulo del trabajo presenta algunas de las definiciones que se han dado sobre
la pena, y los dos capítulos siguientes señalan las funciones que con el trascurso del
tiempo le han sido asignadas a la pena, tanto en la historia universal como en la de
nuestro país.

El cuarto capítulo trata la privación de la libertad como pena dentro del contexto legal en
el cual se prevé su aplicación y la de otras modalidades de pena, las tendencias que se
presentan en esta materia y las consecuencias que éstas generan; se incluye en este
capítulo la privación de la libertad como medida preventiva y la incidencia que ésta tiene
en relación con el tema. El quinto capítulo contiene la distinción entre las Cárceles y las
penitenciarias.

Los capítulos sexto y séptimo relatan la evolución histórica de la pena privativa de la


libertad, en el mundo y en Colombia, para entrar a continuación en el tema central del
trabajo: El Sistema Penitenciario y Carcelario en Colombia.

En los capítulos siguientes se desarrollan los diferentes aspectos de los


establecimientos de reclusión: institución legal, organización e instrumento de

1
cambio social, y finalmente se trata el tema relacionado con las mujeres que se
encuentran en dichos centros.

2
SISTEMA PENITENCIARIO Y CARCELARIO EN COLOMBIA:
TEORIA Y REALIDAD

MARIA CAROLINA GALVIS RUEDA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS
DEPERTAMENTO DE DERECHO PENAL
BOGOTÁ, D.C.
2003

3
SISTEMA PENITENCIARIO Y CARCELARIO EN COLOMBIA:
TEORIA Y REALIDAD

MARIA CAROLINA GALVIS RUEDA

Trabajo de grado para optar el título de Abogado

Director
CORONEL (R) BERNARDO ECHEVERRI OSSA
ABOGADO

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS
DEPARTAMENTO DE DERCHO PENAL
BOGOTÁ, D.C.
2003

4
CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCIÓN 1

1. DEFINICIÓN DE LA PENA 3

2. FUNCIÓN DE LA PENA EN GENERAL 6

2.1 TEORIAS ABSOLUTISTAS, RELATIVAS Y MIXTAS 9


SOBRE LA FUNCIÓN DE LA PENA

2.1.1 Teorías absolutistas 9

2.1.2 Teorías relativas 10

2.1.3 Teorías mixtas 11

2.2 ESCUELA JURÍDICO PENAL CLÁSICA 11


2.3 ESCUELA JURÍDICO PENAL POSITIVA 13

2.4 ESCUELA JURÍDICO PENAL ECLÉCTICA 16

5
2.5 EMILE DURKHEIM 16

2.6 RUSCHE Y KIRCHHEIMER 18

2.7 MICHEL FOUCAULT 19

3. FUNCIÓN DE LA PENA EN COLOMBIA 23

4. ALTERNATIVIDAD PENAL 28

4.1 LA MULTA 39

4.2 SANCIONES VERBALES 42

4.3 LA CONDENA DE EJECUCIÓN CONDICIONAL 42

4.4 LIBERTAD CONDICIONAL 43

4.5 ORDEN DE RESTITUCIÓN Y COMPENSACIÓN 43

4.6 RÉGIMEN DE PRUEBA Y VIGILANCIA JUDICIAL 43

4.7 PENAS PRIVATIVAS DE OTROS DERECHOS 44

6
4.8 TRABAJOS COMUNITARIOS 45

4.9 CARCEL ABIERTA 45

5. CÁRCEL Y PENITENCIARIA 49

5.1 LAS CÁRCELES 49

5.2 LAS PENITENCIARIAS 49

5.2.1 Regímenes penitenciarios 50

6. HISTORIA UNIVERSAL DE LA PRISIÓN COMO PENA 54

6.1 PERÍODO PRMITIVO Y EDAD ANTIGUA 54

6.2 EDAD MEDIA 56

6.3 EDAD MODERNA 57

6.4 EDAD CONTEMPORÁNEA 63

7. HISTORIA COLOMBIANA DE LA PRISIÓN COMO PENA 68

7
8. POLÍTICA DEL GOBIERNO 74

9. LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN COMO 79


INSTITUCIÓN LEGAL

10. LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN COMO 87


ORGANIZACIÓN

10.1 INSTITUTO PENITENCIARIO Y CARCELARIO INPEC 87


10.1.1 Objetivos 87

10.1.2 Funciones 87

10.1.3 Estructura orgánica 88

10.2 CUERPO DE CUSTODIA Y VIGILANCIA 93

10.2.1 Funciones 98

10.2.2 Carrera penitenciaria 99

10.3 INTERNOS 102

10.3.1 Perfil social 104

8
10.3.2 Perfil jurídico 104

10.3.3 Perfil delictivo 105

10.3.4 Inimputables 106


10.4 INFRAESTRUCTURA 111

10.5 SEGURIDAD 115

10.5.1 Seguridad interna 115

10.5.2 Seguridad externa 120

10.6 REGLAMENTOS 121

10.6.1 Reglamento general 122

10.6.2 Reglamentos internos 122

10.6.3 Potestad reglamentaria 122

10.6.4 Reglamento disciplinario para los internos 123

10.6.5 Reglamento disciplinario para los funcionarios del Sistema 124


Penitenciario y Carcelario

9
11. LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN COMO 126
INSTRUMENTO DE CAMBIO SOCIAL

11.1 LOS DERECHOS 126

11.1.1 Derecho a la vida y a al dignidad humana 128

11.1.2 Derecho a la salud 131

11.1.3 Derecho al trabajo y a la educación 134

11.1.4 Derecho a la igualdad 137

11.1.5 Derecho al debido proceso 138

11. 1.6 Derecho de petición 139

11.1.7 Derecho a la familia y a la intimidad 139

11.1.8 Derecho a la información 141

11.2 RECURSOS LEGALES PARA LA PROTECCIÓN 142


DE DERECHOS

11.2.1 Control de la privación de la libertad 142

10
11.2.2 Control de las condiciones de la detención 144

11.3 LA RESOCIALIZACIÓN 148

11.3.1 Tratamiento progresivo 149

11.3.2 Programas de resocialización 153

12. MUJER Y LOS CENTROS DE RECLUSIÓN 161

12.1 MADRES RECLUSAS Y SUS BEBÉS 162

12.2 LEY 750 DE 2002 164

13. CONCLUSIONES 168

13.1 LA FUNCIÓN DE LA PENA Y LA ALTERNATIVIDAD 168


PENAL

13.2 LA HISTORIA DE LAS PRISIONES COMO PENA 172

13.3 LA POLÍTICA DEL GOBIERNO 174

11
13.4 LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN Y 177
SUS DIFERENTES CONNOTACIONES

13.4.1 Como institución legal 177

13.4.2 Como organización 178

13.4.3 Como instrumento de cambio social 181

13.5 MUJER Y ESRABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN 184

BIBLIOGRAFÍA 187

LISTA DE GRÁFICOS

Pág.

Gráfico 1 29

Gráfico 2 30

Gráfico 3 31

12
Gráfico 4 100

Gráfico 5 104

Gráfico 6 105

Gráfico 7 106

Gráfico 8 116

Gráfico 9 119

Gráfico 10 120

LISTA DE ANEXOS

Pág.

Anexo A 196

Anexo B 201

13
14
INTRODUCCIÓN

Uno de los más graves problemas que afronta nuestro país es la crisis del Sistema
Carcelario y Penitenciario y las noticias al respecto son cada vez más
preocupantes. Aunque no se pueden desconocer los esfuerzos realizados para
mejorar esta situación, las soluciones que han sido planteadas no han dado los
resultados buscados y requeridos, no necesariamente porque no hayan sido
decisiones adecuadas o pertinentes, sino porque el desarrollo de este sistema
depende no sólo de sus elementos internos sino de todas las actuaciones que se
realicen en diferentes materias, tales como el derecho penal, las políticas
gubernamentales, el derecho procesal penal, los problemas sociales, los
problemas económicos, entre otras.

Teniendo en cuenta lo anterior, resulta importante conocer el sistema en toda su


extensión, de tal forma que se puedan entender sus orígenes, su reglamentación,
su organización, en fin, toda su estructura.

No todos los delincuentes son iguales, no todos los ambientes son iguales, no
todas las legislaciones son iguales, y por esto el análisis debe ser completo, de
todos y cada uno de los aspectos que conforman el sistema, para que éste
realmente sea efectivo.

Así pues, a través de este trabajo se pretende entregar un panorama completo del
Sistema Carcelario y Penitenciario, de tal forma que sus lectores tomen conciencia

15
acerca de la importancia que éste representa para nuestro país; entiendan de
dónde surgió y por qué se presentan dificultades en el cumplimiento de su misión,
sus objetivos y sus finalidades; vean por qué su aplicación debe implicar
necesariamente el respeto los derechos y deberes tanto de las personas internas
en los centros de reclusión como de sus funcionarios y por supuesto de la
sociedad en general; reflexionen si la pena privativa de la libertad debe ser
eliminada por completo, reemplazada parcialmente dando aplicación a otro tipo de
penas y en qué medida, o si su aplicación no debe sufrir ninguna modificación,
realizando esfuerzos para que los cambios internos y externos que se requieren
para que su correcto funcionamiento se dé en realidad.

16
1. DEFINICIÓN DE LA PENA

En términos generales la pena, cuando no es extintiva, consiste en la limitación de


los derechos personales de un sujeto impuesta por el Estado como consecuencia
de un proceso adelantado por la rama jurisdiccional, cuando éste es declarado
responsable de una conducta definida de manera inequívoca por las normas, que
lesiona o pone en peligro, sin justa causa, el bien jurídico tutelado.

En el Gran Diccionario Enciclopédico Universal la pena está definida de la


siguiente manera: “la pena es el castigo impuesto por autoridad legítima al que ha
cometido un delito o falta”1.

El Diccionario de la Real Academia Española la define así: “castigo impuesto


conforme a la ley por los jueces o tribunales a los responsables de un delito o
falta”2.

1
GRAN DICCIONARIO Enciclopédico Universal. 2 ed. Bogotá: Prolibros Ltda., 1986. 3 T, p. 970

2
DICCIONARIO de la Lengua Española. Real Academia Española. Editorial Espasa, 2001. p. 1719.

17
En el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual la pena se define como:
“sanción, previamente fijada por la ley, para quien comete un delito o falta,
también especificados”3.

Por otra parte, en la doctrina podemos encontrar diversas definiciones de la pena,


dentro de las cuales se encuentran las siguientes:

Ulpiano4, jurisconsulto romano, considera la pena como una venganza frente al


daño sufrido.

Francisco Carrara5, dice que la pena tiene tres definiciones: en sentido general, la
pena expresa cualquier dolor o cualquier mal que causa dolor; en sentido especial,
la pena designa un mal que implica el sufrimiento por un hecho cometido con dolo
o imprudencia; en sentido especialísimo, expresa el mal impuesto al reo por la
autoridad como consecuencia de un delito.

Orgaz6 manifiesta que la pena es la sanción jurídica que se aplica a los


delincuentes, ante la comisión o del intento de comisión de delito.

3
DICCIONARIO Enciclopédico de derecho usual. 21 ed. Editorial Heliasta, 1989. 2 T, p. 182.

4
Ibid.

5
Ibid.

6
Ibid.

18
Emile Durkheim7, sociólogo, considera que la pena es la representación directa del
orden moral de la sociedad y un ejemplo de cómo este orden se representa y
sostiene; en este sentido sostiene que la pena es la reacción de los miembros de
una sociedad, impulsada por sentimientos irracionales y emotivos, frente a una
trasgresión contra el orden moral, que pretende restaurarlo.

Alfonso Reyes Echandía8 considera que la pena se puede definir como la


supresión o coartación de un derecho personal que el Estado impone por medio
de su rama jurisdiccional a sujeto imputable que ha sido declarado responsable de
hecho punible.

7
GARLAND, David. Castigo y sociedad moderna. México: Siglo Veintiuno Editores, 1999. Traducción
Berta Ruiz de la Concha. p. 42.

8
REYES Echandía, Alfonso. Derecho penal. Bogotá: Editorial Temis, 1996. p. 245.

19
2. FUNCIÓN DE LA PENA

La función de la pena ha sido determinada por el correr de los años y durante el


desarrollo de la vida humana. Así como han existido diferentes formas de pensar,
diferentes formas de Estado, etc, en todos los tiempos, también la pena ha tenido
diferentes funciones, pasando de ser una retribución al ofendido con el dolor que
la pena produce en el delincuente, hasta llegar a tener como base la búsqueda
de la prevención y la resocialización. La evolución de las sociedades ha implicado
la evolución en la función que ha tenido la pena a lo largo de los tiempos.

Así lo manifiestan Rusche y Kirchheimer:

Si una economía esclavista cuenta con una baja oferta de esclavos y


una alta demanda, no puede descuidar la esclavitud penal. En el
feudalismo ya no se puede usar este tipo de castigo, pero no se pudo
encontrar otro método para el empleo adecuado de la fuerza de
trabajo del condenado. Se necesitó entonces regresar a los viejos
métodos de la pena de muerte y la pena corporal ya que la
introducción de las multas pecuniarias era imposible debido a la
economía. La casa correccional alcanzó su cumbre bajo el
mercantilismo y le dio gran ímpetu al desarrollo del nuevo modo de
producción. La importancia económica de la casa correccional
desaparece con el surgimiento del sistema fabril.

...

la transición a la sociedad industrial moderna que exige la libertad del


trabajo como condición necesaria para el empleo productivo de la

20
fuerza de trabajo, redujo el papel económico de los condenados al
mínimo9.

En el período primitivo, cuando aún no existía un orden jurídico, ni una población


organizada, los delitos eran considerados acciones lesivas ejercidas en contra de
las personas en forma individual. Por está razón, los sujetos afectados tenían el
poder de castigar directamente a sus agresores en su integridad personal, de
manera privada y sin ningún tipo de limitación, es decir, el poder de ejercer justicia
por su propia mano. Así pues, la primera función de la pena consistió en satisfacer
la sed de venganza de cada una de las personas lesionadas, sin medir sus
consecuencias.

Enrico Ferri10, en su libro “Principios del Derecho Criminal”, expresa que en este
período la pena no solo consistió en una simple venganza privada sino que tuvo el
carácter de “venganza defensiva”, pues pretendía en cierta forma prevenir la
11
ocurrencia de hechos iguales que fueran cometidos por el mismo agresor o por
personas diferentes.

En un período posterior, la religión obtuvo el dominio absoluto sobre todas y cada


una de las actividades que se desarrollaban en la sociedad; reguló los parámetros
y las conductas que debían seguir quienes hacían parte de la misma, y fue así

9
RUSCHE Y KIRCHHEIMER. Punishment and social structure. Nueva York: Russell & Russell, 1968. p.
207. DEL OLOMO, Rosa. América Latina y su criminología. 4 ed. México: Siglo Veintiuno Editores,
1999. p. 44

10
FERRI, Enrico. Principios de derecho criminal. Traducción José A. Rodríguez M. Madrid: Editorial Reus,
1933. p. 15.

11
REYES ECHANDÍA, Derecho penal, Op. cit., p. 246.

21
como el concepto de delito llegó a confundirse con el concepto de pecado. La
infracción fue considerada como una ofensa a la divinidad, y por esta razón la
pena se impuso como un modo de expiación, tal y como estaba establecido en
libros como la Biblia, el Código de Manú y el Corán.

Una vez superada la hegemonía de la religión, y de otras etapas, el delito pasó a


ser considerado una agresión cometida contra el Estado, contra la misma
sociedad. En consecuencia, la pena se convirtió en una venganza pública, ejercida
por parte del poder público en representación del interés de la sociedad en general
y en contra del responsable del hecho que causó el perjuicio. En virtud de lo
anterior, la pena comenzó a ser más proporcionada con respecto al delito que se
había cometido, aunque no dejó de ser un castigo cruel.

En un avance posterior, la pena llegó a cumplir una función de corrección de las


conductas delictivas y de adaptación del delincuente a la sociedad, a la cual no
podía pertenecer teniendo en cuenta las demostraciones lesivas de su conducta.
A partir de este momento, se evidenció un acercamiento entre el delito cometido y
su consecuencia. La pena llegó a ser entonces, una medida de prevención y de
resocialización, de tal forma que se corrigieran las conductas que ocasionaban
perjuicios tanto a las personas en particular como a la sociedad en general,
evitando así que dichas conductas se repitieran y permitiendo a quien las
ejecutara pertenecer a la sociedad que había lesionado sin que fuera perjudicial, ni
para él ni para los que lo rodean. Fue así como la función de la pena pasó de ser
una retribución al ofendido con el dolor que la pena produce en el delincuente,
hasta llegar a tener como base la búsqueda de la prevención y la
resocialización, tal y como ya se había expresado.

22
2.1 TEORÍAS ABSOLUTISTAS, RELATIVAS Y MIXTAS SOBRE LA FUNCIÓN
DE LA PENA

2.1.1 Teorías absolutistas. Las teorías absolutistas consideran que la pena es un


fin en sí mismo. Se castiga porque se ha delinquido, se busca hacer justicia.
Estas teorías son:

• Teoría de la reparación. El delito ocasiona un daño tanto al individuo como


a la colectividad y éste debe ser reparado con el dolor que la pena produce
en el delincuente.

• Teoría de la retribución. La pena es la respuesta justa al delito. Al respecto


señala el filósofo Emmanuel Kant: “la ley penal es el imperativo categórico
y la pena, retribución necesaria que se inspira en el concepto de justicia
absoluta”12.

Por su parte, el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel considera que: “ la


pena, siendo negación del delito y éste a su vez negación del derecho,
reafirma el imperio del Estado “13.

Ahora bien, la retribución de la que habla esta teoría es de dos clases:

12
KANT, Emmanuel. Principios metafísicos del derecho. México: Editorial Cajica, 1962. p. 185. REYES
ECHANDÍA, Derecho penal, Op. cit., p.248.

13
HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich. Líneas fundamentales de la filosofía del derecho. Buenos Aires:
Editorial Claridad, 1937. p. 110/116. REYES ECHANDÍA, Derecho penal, Op. cit., p.248

23
- La retribución moral, porque el delito es violación del orden ético.

- La retribución jurídica, porque el delito es rebelión del particular contra la


voluntad de la ley y por eso se exige como reparación la pena,
reafirmándose así la autoridad del Estado.

2.1.2 Teorías relativas. Las teorías relativas toman la pena como un medio para
alcanzar otras metas: prevención, resocialización, defensa social, etc. Dentro de
estas teorías encontramos las siguientes:

• Teoría preventiva. La pena pretende evitar que se cometan nuevos delitos;


se orienta a crear en la conciencia ciudadana el temor al delito y sus
consecuencias, con el objetivo de impedir que el delincuente reincida,
además, en sus actos lesivos.

• Teoría correccionalista. El delincuente es visto como un sujeto anormal que


necesita tratamiento esencialmente educativo, para corregir las fallas que lo
condujeron al delito y así pueda regresar a la sociedad cuando esté
recuperado.

• Teoría positivista. La función de la pena es lograr la resocialización del


delincuente por ser un sujeto anormal y la de proteger a la sociedad de la
peligrosidad demostrada por él.

24
2.1.3 Teorías mixtas. Las teorías mixtas consideran que la pena tiene un carácter
absoluto (retribucionista o reparador), pero además tiene una finalidad de carácter
relativo (prevención, corrección, etc.).

De acuerdo con Carrara14: “el fin primario de la pena es el restablecimiento del


orden externo en la sociedad turbado por el desorden del delito, sin perjuicio de su
función intimidadora y de su objetivo especifico de enmienda”.

2.2 ESCUELA JURÍDICO PENAL CLÁSICA

Los representantes de esta escuela fueron Carrara, Romagnossi, Rossi, Hegel,


Carmignani y Cesar Beccaria.

Se destaca la obra de César Beccaria “De los Delitos y de las Penas” que data
del año de 1764 y en la cual se denota la influencia de las teorías del control
social de Hobbes, Montesquieu y Rousseau.

Beccaria plantea en su obra que la pena se fundamenta en la protección de la


libertad de los individuos sobre la base de una sociedad constituida por medio de
un contrato social. Beccaria señala en su libro “De los Delitos y de las Penas” que
los hombres vivían aislados e independientes y gozaban de total libertad, pero que
esto les generaba un estado de guerra constante y la incertidumbre de poder
conservar su libertad; ante esta situación y en busca de tranquilidad, decidieron

14
CARRARA. Programa de derecho Criminal. REYES ECHANDÍA, Derecho penal, Op. cit., p. 250

25
organizarse bajo unas condiciones determinadas y sacrificar, cada uno, una parte
de su libertad. La unión en sociedad debía garantizarse y esto se lograría a través
de las penas, es decir, por medio de unos motivos que impidieran que los
individuos quisieran recuperar la parte de su libertad cedida: “...Para evitar estas
usurpaciones se necesitaban motivos sensibles que fuesen bastantes a contener
el ánimo despótico de cada hombre cuando quisiere sumergir las leyes de la
sociedad en su caos antiguo. Estos motivos son las penas establecidas contra los
infractores de aquellas leyes...” 15.

De esta forma, Beccaria considera que la pena surge ante la necesidad de


proteger la unión, el vínculo creado entre los hombres en función de la libertad, de
tal forma que si alguien atenta contra esta unión debe ser castigado. Si alguien
atentaba contra los intereses individuales sacrificados debía ser castigado, con el
fin de retribuir el daño que se había causado y para que los demás individuos se
abstuvieran de hacer lo mismo y, dependiendo de qué tan grave fuera este
atentado, se determinaría la clase y cantidad de la pena.

Este daño es para Beccaria una desviación del equilibrio del cuerpo social y la
pena es el medio que permite mantener dicho equilibrio, asegurar el buen
funcionamiento y la supervivencia de la sociedad. Si no hay daño, no hay pena. La
pena entonces desde esta perspectiva sólo podrá ser la retribución del mal que se
comete y solo encontrará su razón de ser en el propio delito. Dependiendo del
daño que se cause se determinará la clase de pena que debe imponerse, porque
hay diferentes tipos de daños, desde los que destruyen inmediatamente a la
sociedad hasta las injusticias más pequeñas que se pueden cometer contra sus

15
BECCARIA, César. De los delitos y de las penas. Edición Latinoamericana. Textos fundamentales de
derecho No. 2. Universidad Externado de Colombia, 1994. p. 9

26
miembros en particular y el castigo debe corresponder proporcionalmente al daño
causado. La pena debe ser justa y útil. Lo primero, porque el castigo solo puede
darse cuando hay efectivamente un daño y lo segundo, porque la distancia de
tiempo entre el delito y la pena debe ser la menor posible, de tal forma que, quien
cometa un delito sepa que realmente será castigado.

En el mismo sentido, Carrara16 señala que la pena tiene la función de reparar el


daño, tanto frente a la víctima del delito como frente a la sociedad en general.
Esto, siempre después de haberse llevado a cabo el juicio correspondiente.

2.3 ESCUELA JURÍDICO PENAL POSITIVA

Sus representantes fueron Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Rafael Garófalo.


Fundamentan su teoría de la pena en la peligrosidad de los individuos que forman
parte de la sociedad, sin importar la libertad o el vínculo que se ha creado con
base en ella: ”.....la sociedad tiene que defenderse de todo lo que le cause daño
sin que importe indagar por la existencia o no de la libertad: basta con que la
persona dañe o pueda dañar para que la sociedad esté legitimada para actuar”17.

16
CARRARA, Francisco. Programa de derecho criminal. p. 361.

17
AGUDELO BETANCOUR, Nodier. Grandes corrientes del derecho penal. Escuela positiva. Ediciones
Nuevo Foro, 1997. p. 13.

27
Además, consideran que no cualquier individuo de la sociedad es quien daña o
puede dañar en determinado momento a la sociedad, sino que hay una clase de
personas que son anormales y que por su anormalidad es que delinquen: “ El
delito es un hecho ante todo antropológico y telúrico. Es un hecho condicionado
por causas endógenas y exógenas. Causas endógenas que pueden ser
hereditarias o congénitas; causas exógenas que pueden ser físicas o sociales”18.

Por lo anterior, no hablan de pena sino de sanción, es decir, de un tratamiento


para acabar con la peligrosidad y en lo que sea posible lograr la readaptación a la
vida social. La sanción debe ajustarse a la personalidad del delincuente y no al
hecho cometido y dependiendo de la peligrosidad que ella implique se determinará
el tipo de tratamiento, su intensidad y su duración. Lo importante para ellos en la
aplicación de las sanciones es la capacidad de intimidar que estas tendrían y no la
duración o la fuerza con que serían aplicadas: ”...la pena retributiva es sustituida
por un sistema de medidas de prevención con fines de profilaxis criminal y
moralmente neutrales, proporcionadas, no a la gravedad del delito, sino a la
peligrosidad del sujeto”19.

Lombroso atribuye mayor importancia a los factores endógenos. Realizó estudios


antropométricos de varios delincuentes y encontró que existe una serie de
características físicas, fisiológicas y psicológicas que los hace diferentes de los
demás miembros de la sociedad. Estableció de esta forma el concepto de criminal
atávico, según el cual el delincuente representa una regresión a estados

18
Ibid., p. 7 y 8.

19
MANTOVANNI, Ferrando. El siglo XIX y las ciencias criminales. Editorial Temis, 1988. p. 20.

28
evolutivos anteriores, en donde la conducta del delincuente se caracteriza por ser
innata:

El tipo de criminal nato, tendría ciertas características que lo harían


distinto del hombre normal:

Físicamente se caracterizará por tener enormes mandíbulas,


pómulos prominentes, arcadas superciliares salientes, pliegues
palmares, mayor amplitud de la cuenca de los ojos, las orejas
salientes como la de los salvajes y los simios;

Fisiológicamente, acusa una hiposensibilidad dolorífica, gran


agudeza visual, mirada fija y fría;

Sicológicamente, se notaría en el delincuente nato gran


insensibilidad: es un ser falto de sentido moral .... carece de
sentimientos de piedad, benevolencia, respeto por la vida...está
dominado por la pereza, es imprevisivo, vengativo, ...siente la
necesidad de hacer el mal por el mal, es preponderante el impulso
de matar, desplegando la acción con gran ferocidad sobre la
víctima...20.

Explica que en la evolución del hombre, física, fisiológica y psicológica, el


delincuente se quedó atrás y es en su comportamiento donde esto se refleja.

Por su parte, Ferri dirige su posición hacia los fenómenos externos que influyen
en el comportamiento de los individuos, tales como el medio ambiente, la situación
económica, la religión, la superpoblación, la familia, etc. En el I Congreso de
Antropología Criminal celebrado en Roma en 1885, Ferri21señala al respecto que

20
AGUDELO BETANCOUR, Op. Cit., p. 66 y 67.

21
DEL OLMO, Op. Cit., p. 68.

29
un hombre puede tener en su interior signos de delincuencia, pero si encuentra en
su medio la fuerza suficiente para resistirlos puede morir sin haber cometido un
delito. De igual forma, un hombre puede encontrar en sus antecedentes
hereditarios, la fuerza para resistir la influencia de su medio.

2.4 ESCUELA JURÍDICO PENAL ECLÉCTICA

Los representantes de esta escuela fueron Bernardino Alimena, Carnevale, Franz


Von Liszt, Vicente Manzini, Bataglini y Rocco.

Esta escuela es una mezcla de varias corrientes que surgieron como respuesta a
las falencias de las escuelas antes mencionadas; su objetivo fue el de superar las
ideas de dichas escuelas con el fin de crear algo diferente y más amplio.

Al igual que la escuela clásica, esta escuela tiene como fundamento teórico el
contrato social; la pena entonces tiene carácter preventivo. Por otra parte, toma
algunas ideas de la escuela positiva, pues considera que existen factores sociales
y físicos que influyen en el comportamiento de los delincuentes. Así las cosas, la
pena es también un tratamiento para acabar con la peligrosidad de los criminales
de tal forma que puedan readaptarse a la vida en sociedad.

2.5 EMILE DURKHEIM

30
Para Durkheim la pena tiene la función de restablecer el orden moral. No
desconoce el hecho de que la pena busque controlar el crimen y hacer acatar la
ley, pero considera que la función fundamental de la pena es crear una conciencia
de mayor moralidad frente a los actos que lesionan las creencias y las tradiciones
sociales.

Aunque procede de una reacción absolutamente mecánica, de


movimientos pasionales y en gran parte irreflexivos, no deja de
desempeñar un papel útil. Sólo que ese papel no lo desempeña allí
donde de ordinario se le ve. No sirve, o no sirve sino muy
secundariamente, para corregir al culpable o para intimidar a sus
posibles imitadores; desde este doble punto de vista su eficacia es
justamente dudosa y, en todo caso, mediocre. Su verdadera función
es mantener intacta la cohesión social, conservando en toda su
vitalidad la conciencia común 22 .

Durkheim considera que la evolución de la historia penal tiene incidencia en la


forma como se va a representar la pena, pero no en su función. Así las cosas, la
intensidad de la pena disminuye en la medida en que las sociedades avanzan,
pero su función sigue siendo la misma: reafirmar el orden moral.

De acuerdo con Durkheim la aplicación de las sanciones tiene como fundamento


la conciencia común, es decir, “el conjunto de creencias y sentimientos comunes
al término medio de los miembros de una sociedad que constituye un sistema
determinado que tiene su vida propia”23. La conciencia común es el orden moral

22
DURKHEIM, Emile. La división del trabajo social, p.118. GARLAND, David. Castigo y sociedad
moderna. México: Siglo Veintiuno Editores, 1999. p. 51.

23
Ibid., p. 89. GARLAND, David. Castigo y sociedad moderna. México: Siglo Veintiuno Editores, 1999. p.
46.

31
de las sociedades que determina qué es criminal y qué no lo es. En consecuencia,
si se presenta una agresión contra la conciencia común se genera de manera
inmediata, por parte de la sociedad, una reacción de rechazo a esta actuación que
implica necesariamente la imposición de un castigo al agresor, a través de rituales
penales, es decir, juicios penales a través de los cuales se busca impedir que la
conciencia común se colapse o sufra algún tipo de daño. El efecto de estos
rituales sobre la sociedad es el sentimiento de tranquilidad y seguridad de que el
orden moral se conserva.

2.6 RUSCHE Y KIRCHHEIMER

La posición de Rusche y Kirchheimer en relación con la función de la pena tiene


un enfoque marxista. En este sentido, afirman que el castigo tiene formas
concretas que dependen básicamente de los cambios históricos que sufre la
sociedad, en especial en el campo de la producción. David Garland señala que el
marco conceptual del pensamiento de Rusche y Kirchheimer es el siguiente:

....todos los modos de producción no comunistas se basan en una


división antagónica entre dos clases fundamentales; la clase
subordinada (esclavos, siervos o asalariados), que trabaja, y la clase
dominante (ciudadanos, señores feudales o burguesía), que se
apropia del fruto del trabajo de los otros.....En estas sociedades las
clases dirigentes organizan su poder no sólo en el lugar de
producción sino en todo el ámbito social de manera que las
instituciones bajo su control tienden a volverse instrumentos más o
menos desarrollados para la preservación del predominio de clase.
En particular las instituciones del Estado desempeñan un papel
medular en la organización del poder de la clase dirigente, en
someter a la oposición política y en promover las políticas sociales

32
que fomentan los intereses percibidos por la clase dominante 24

Rusche y Kirchheimer consideran que las sanciones surgen en la medida en que


la clase social subordinada no se mueve por sentimientos morales y respeto por
las leyes, sino que por el contrario lo hacen por la necesidad de sobrevivir y por
tanto se vuelve indispensable evitar que el medio de soporte de esta clase sea el
crimen y la delincuencia.

2.7 MICHEL FOUCAULT

A diferencia de Durkheim, Rusche y Kirchheimer, Foucault afirma que la pena


tiene como función vigilar y crear disciplina en la sociedad. Para él no hay un
sentimiento común de moralidad que al verse atacado reacciona de manera
pasional, ni tampoco se trata de una lucha de clases. Ve el castigo como un
instrumento que permite que el trasgresor se transforme en un hombre de bien.

Este instrumento se aplica ejerciendo un control constante sobre el cuerpo del


hombre (movimientos, gestos, actitudes, etc.) para que se convierta en un ser
dócil, de tal forma que le permita, con sus actuaciones, ser de utilidad para la
sociedad en que vive25.

24
GARLAND, David. Castigo y sociedad moderna. México: Siglo Veintiuno Editores, 1999. p. 108 y 109

25
FOUCAULT, Michel. Vigilar y Castigar. 27 ed. México. Siglo Veintiuno Editores, 1998. Traducción
Aurelio Garzón del Camino p. 140 y 141.

33
La pena cumple entonces una función de control social. El poder en este caso no
es un medio utilizado por ciertas clases sociales para imponer su voluntad, sino
que es un conjunto de fuerzas que participan en las relaciones sociales. Su
ejercicio conlleva a controlar a todos los individuos que conforman la sociedad y a
lograr una mejor conducta de los mismos. Es por esta razón que Foucault
denomina a la sociedad como “sociedad disciplinaria”.

Foucault considera que el ejercicio de la pena tiene dos elementos esenciales: la


vigilancia y la disciplina. La primera consiste en estudiar detenidamente al
delincuente de manera tal que sea posible entender los motivos por los cuales
cometió el delito que se le imputa. La segunda, busca corregir este
comportamiento. Todo lo anterior con el fin de darle estabilidad a la sociedad. Es
así como la vigilancia es un juego de miradas que permite ver sin ser visto, y la
disciplina es un arte de las distribuciones:

La disciplina procede ante todo a la distribución de los individuos en


el espacio. Para ello, emplea varias técnicas:

1) La disciplina exige a veces la clausura, la especificación de un


lugar heterogéneo a todos los demás y cerrado sobre sí mismo...

2) Pero el principio “clausura” no es ni constante, ni indispensable,


ni suficiente en los aparatos disciplinarios. Estos trabajan el
espacio de una manera mucho más flexible y más fina. Y en
primer lugar según el principio de la localización elemental o de la
división de zonas. A cada individuo su lugar; y en cada
emplazamiento un individuo... El espacio disciplinario tiende a
dividir en tantas parcelas como cuerpos o elementos que repartir
hay. Es preciso anular los efectos de las distribuciones indecisas,
la desaparición incontrolada de individuos, su circulación difusa,
su coagulación inutilizable y peligrosa...

34
3) La regla de los emplazamientos funcionales va poco a poco, en
las instituciones disciplinarias, a codificar un espacio que la
arquitectura dejaba en general disponible y dispuesto para varios
usos. Se fijan unos lugares determinados para responder no solo
a la necesidad de vigilar, de romper las comunicaciones
peligrosas, sino también de crear espacio útil.

4) En la disciplina, los elementos son intercambiables puesto que


cada uno se define por el lugar que ocupa en una serie, y por la
distancia que lo separa de los otros. La unidad en ella no es,
pues, ni el territorio (unidad de dominación), ni el lugar (unidad de
residencia), sino el rango: el lugar que se ocupa en una
clasificación... 26.

Por otra parte, Foucault señala que el control debe ejercerse mediante el
establecimiento de obligaciones determinadas para que sean cumplidas en ciclos
de repetición, teniendo en cuenta unos ritmos27.

La vigilancia y la disciplina que propone Foucault como funciones de la pena, se


hacen realidad mediante la aplicación del concepto diseñado por Bentham: el
Panóptico. Este consiste en la construcción de una edificación en forma de anillo,
que está dividida en celdas y en cuyo centro se encuentra una torre con ventanas.
La parte periférica también tiene ventanas: una que corresponde con alguna de las
ventanas de la torre y la otra que da al exterior, de tal forma que la luz atraviese de
lado a lado la celda. Se consigue con este sistema que la vigilancia sea
permanente: “Una forma que se ejerce sobre los individuos a la manera de
vigilancia individual y continua, como control de castigo y recompensa y como

26
Ibid., p. 146 a 149

27
Ibid., p. 153 a 155.

35
corrección, es decir, como método de formación y transformación de los individuos
en función de ciertas normas”28.

Foucault afirma al respecto que es una forma de saber que tiene como
fundamento, no la indagación sino algo totalmente diferente29: el examen. “No se
trata de reconstruir un acontecimiento sino algo, o mejor dicho, se trata vigilar sin
interrupción y totalmente. Vigilancia permanente sobre los individuos por alguien
que ejerce sobre ellos un poder... y que, porque ejerce ese poder, tiene la
posibilidad no sólo de vigilar sino también de constituir un saber sobre aquellos a
quienes vigila”30.

Vale la pena anotar que así como el pensamiento de Rusche y Kirchheimer tiene
influencia marxista, el de Foucault la tiene del pensamiento weberiano. En este
sentido, Foucault se preocupa por describir el proceso que ha seguido el castigo
pasando de ser un ritual moral a ser un proceso con carácter meramente
instrumental, tal y como se verá en un aparte posterior del presente documento.

28
FOUCAULT, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Gedisa Editorial. p. 117

29
Ibid., p. 99

30
Ibid., p. 100

36
3. FUNCION DE LA PENA EN COLOMBIA

El Código Penal que rige en la actualidad en Colombia, establece las funciones de


la pena de la siguiente manera: “Artículo 4. Funciones de la pena. La pena
cumplirá las funciones de prevención general, retribución justa, prevención
especial, reinserción social y protección al condenado. La prevención especial y la
reinserción social operan en el momento de la ejecución de la pena de prisión”.

Es así como las funciones de la pena quedan definidas de manera distinta a como
lo estaban en el Código Penal de 1980, en su Artículo 12: “Función de la pena ...
La pena tiene función retributiva, preventiva, protectora y resocializadora”.

Es importante aclarar que esta diferencia no implica que la concepción del


legislador colombiano frente a las funciones de la pena haya cambiado. Tal y
como se puede observar, en el Código Penal de 2000 se pretende dar mayor
claridad a estas funciones. Así pues, especifica que la función de prevención tiene
dos connotaciones, una general y una especial, señala que la protección se dirige
al condenado, califica la retribución indicando que ésta debe ser justa, y establece
que con su aplicación se busca la reinserción social, lo cual sólo es posible por la
vía de la resocialización.

37
Por otra parte, el Código Penitenciario y Carcelario, Ley 65 de 1993, señala las
funciones de la pena en el Artículo 9: “Funciones y finalidades de la pena y la
medida de seguridad. “La pena tiene función protectora y preventiva, pero su fin
fundamental es la resocialización.........” .

Se concluye de lo anterior que la pena en Colombia no solo va dirigida a la


reparación del daño causado por el delincuente, sino también a la prevención de
su ocurrencia, a la protección del condenado, que por ende generará la protección
a la sociedad, y a la resocialización de este último para que pueda volver a
pertenecer a la sociedad.

Cada una de las funciones antes mencionadas, tiene su propia definición 31:

Retribución: es la respuesta de la sociedad frente a la agresión cometida y se


manifiesta en el “pago” que debe hacer el ofensor a ésta por el daño ocasionado.

Prevención general: busca evitar que los miembros de la sociedad que aún
observan las normas social y jurídicamente aceptadas cometan actos delictivos.

Prevención especial: va dirigida en particular a los que ya han cometido algún acto
delictivo, con el fin de que no vuelvan a hacerlo.

31
SOCHA SALAMANCA, Gustavo. Políticas penitenciarias en Colombia. T.C. Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario INPEC. Oficina de Planeación. p. 71 y 72.

38
Protección: busca proteger al agresor de la reacción vengativa de la víctima, pero
también a la sociedad del delito.

La resocialización: es la más importante en la medida en que busca la reinserción


de los delincuentes.

En el Documento CONPES 2797 del 19 de julio de 1995 se ve reflejada la función


de la pena en nuestro país:

(...)se propone enfrentar la criminalidad y la violencia que ella genera


a través de una política comprensiva y amplia, que incluye tres
componentes básicos: prevención, represión y resocialización.

(...)

la función punitiva del Estado no se reduce a la simple administración


de la detención o la condena de los infractores. Inicialmente, debe
crear las condiciones para superar los factores de riesgo bajo el
marco de los principios rectores de legalidad, igualdad, respeto a la
dignidad humana y reconocimiento de los derechos y garantías a
favor de los internos, que facilite un sistema penitenciario como el
señalado, y debe ocuparse, como fin único de éste, la rehabilitación
del penado en el contexto de los principios que emanan del carácter
resocializador de la pena 32

32
REPUBLICA DE COLOMBIA. DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN. Política
penitenciaria y carcelaria. Documento CONPES 2797 Ministerio de Justicia, Ministerio de Hacienda y
Crédito Público, DNP. Bogotá, 1995.

39
Las funciones de la pena se cumplen con arreglo a los siguientes principios:
razonabilidad, proporcionalidad y necesidad, de acuerdo con el Artículo 3 del
Código Penal de 2000. Estos principios no estaban expresamente señalados en el
Código Penal anterior, pero fueron reconocidos por la Corte Constitucional en la
Sentencia C – 070 de 1996, como consecuencia de la expedición de la
Constitución Política de 1991, en la cual se consagraron nuevos conceptos
teniendo en cuenta las tendencias políticas, sociales y jurídicas aplicables a las
sociedades democráticas actuales33.

El principio de necesidad hace que la imposición de la pena no sea arbitraria y que


guarde estrecha relación con el fin perseguido con la misma. Esto significa que la
pena debe ser considerada como un instrumento que permita conseguir con su
aplicación la efectiva prevención, protección y reinserción, de tal manera que no
se imponga si existen otros medios que impliquen, tanto para la sociedad como
para la persona sobre la cual ésta impone, menos costos y menos “dolor”34. Así lo
expresan los Artículos 34 y 124 del Código Penal de 2000, entre otros:

Artículo 34. De las penas. Las penas que se puedan imponer con
arreglo a éste código son principales, sustitutivas y accesorias
privativas de otros derechos cuando no obren como principales.

En los eventos de delitos culposos o con penas no privativas de la


libertad, cuando las consecuencias de la conducta han alcanzado
exclusivamente al autor o a sus ascendientes, descendientes,
cónyuge, compañero o compañera permanente, hermano, adoptante
o adoptivo, o pariente hasta el segundo grado de consanguinidad, se

33
REPÚBLICA DE COLOMBIA, Congreso de la República. Exposición de motivos, Código Penal de 2000.
Gaceta del Congreso. Año VII, No. 139. 1998. p. 1

34
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 596 de 1992. Magistrado Ponente: Ciro Angarita Barón.

40
podrá prescindir de la imposición de la sanción penal cuando
ella no resulte necesaria (Subrayado fuera del texto original)

Artículo 124. Circunstancias de atenuación punitiva. La pena


señalada para el delito de aborto disminuirá en las tres cuartas partes
cuando el embarazo sea el resultado de una conducta constitutiva de
acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo, de
inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no
consentidas.

Parágrafo. En los eventos del inciso anterior, cuando se realice


el aborto en extraordinarias condiciones anormales de
motivación, el funcionario judicial podrá prescindir de la pena
cuando ella no sea necesaria en el caso concreto (subrayado
fuera del texto original).

Así las cosas, las penas sólo deben ser utilizadas cuando se pretenda conservar
el orden de la sociedad, de tal forma que se logre que quien cometió un delito no
lo vuelva a hacer y pueda convivir en sociedad sin seguir haciéndole daño, y que
los demás integrantes de este grupo tengan presente las consecuencias que
puede acarrear el hecho de ejecutar dicha conducta.

41
4. ALTERNATIVIDAD PENAL

Si dentro de un proceso penal se logra demostrar que la persona sindicada


cometió efectivamente el delito por el que se le acusa, el juez debe decidir cual es
la pena que debe aplicar, teniendo en cuenta, por supuesto, lo dispuesto por la ley
al respecto.

Las normas penales prevén una serie de penas, entre las cuales se encuentran: la
privación de la libertad, la multa, la privación de derechos diferentes al derecho de
libertad y el trabajo comunitario. Pero, la tendencia contemporánea en esta
materia ha sido generalizar como pena la privación de la libertad. Actualmente, se
establece para casi todos los delitos, bien sea como única pena o bien,
acompañada de otra, y cada día es mayor el interés por imponerla en más
delitos. Esta tendencia responde, de acuerdo con Morris Tidball-Binz35, al
incremento real o percibido del índice de delincuencia y a la demanda de mano
dura por parte de la opinión pública.

Colombia no ha sido la excepción a esta tendencia, tal y como lo manifiesta el


Doctor Julio Andrés Sampedro: “...Colombia no solo no ha escapado a esta
tendencia sino que es un ejemplo vivo de la misma. En los últimos años la
estrategia frente a la delincuencia se ha limitado a considerar al ser humano como

35
CARRANZA, Elias et al. Justicia penal y sobrepoblación penitenciaria. México: Siglo Veintiuno
Editores, 2001. p. 53

42
un objeto al cual debe aplicarse el derecho penal, al aumento desproporcionado
de las penas privativas de la libertad... “36.

En los gráficos que se muestran a continuación se ve claramente la situación en


Colombia al respecto:

Gráfico número 1. Las penas en el Código Penal de 1980

45% 43%
40%

35%
31%
30%

25%

20%

15%

10%
6% 7%
5% 4%
2% 2% 1% 2%
0% 1% 0% 0% 1% 0%
0%
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

* Convenciones:
1) Prisión
2) Arresto
3) Pérdida de empleo
4) Interdicción de derechos y función pública
5) Prisión y multa
6) Prisión y pérdida de empleo
7) Prisión e interdicción de derechos y función pública
8) Prisión, multa y pérdida de empleo
9) Prisión, multa e interdicción de derechos y función pública
10) Prisión, multa y Prohibición de ejercer arte, profesión u oficio
11) Arresto y multa
12) Arresto y pérdida de empleo

36
MESSUTTI, Ana. El tiempo como pena y otros escritos. Pontificia Universidad Javeriana, colección
Criminología y Victimología N.2., 1998. p. 11

43
13) Arresto e interdicción de derechos y función pública
14) Arresto, multa e interdicción de derechos y función pública
15) Multa e interdicción de derechos y función pública
Fuente: Código Penal de 1980.

Gráfico número 2. Las penas en el Código Penal de 2000.

45%
42%
40%
35%

30%
27%
25%

20%
15%
10%
10% 8%
5%
3% 2% 2%
0% 1% 1% 1% 1% 0% 0% 1% 0% 0%
0%
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

* Convenciones:
1) Prisión
2) Multa
3) Prisión y multa
4) Prisión y multa/ Prisión, multa e inhabilidad para el ejercicio de derechos y funciones públicas
5) Prisión y multa/ Prisión, multa, privación del derecho a la tenencia y porte de armas, y privación del derecho a
conducir vehículos automotores y motocicletas.
6) Prisión y pérdida del empleo o cargo público
7) Prisión e inhabilidad para el ejercicio de derechos y funciones públicas
8) Prisión, multa e inhabilidad para el ejercicio de derechos y funciones públicas
9) Prisión, multa y inhabilidad para el ejercicio de profesión, arte, oficio, industria o comercio.
10) Prisión/ Prisión y inhabilidad para el ejercicio de profesión, arte, oficio, industria o comercio Prisión/ Prisión e
interdicción de derechos y función pública
11) Prisión/ Prisión y multa
12) Arresto y multa
13) Multa y pérdida de empleo o cargo público
14) Multa y pérdida de empleo o cargo público/ Prisión
15) Multa/ Prisión
16) Multa/ Prisión y multa
Fuente: Código Penal de 2000.

44
Gráfico Número 3. Uso comparado de la pena de privación de la libertad.

90%

84%

Código 1980 Código 2000

Fuente: Gráficos número 1 y 2

Hay quienes están en contra de la pena privativa de la libertad y votan porque sea
reemplazada, pues piensan que esta pena es ineficaz en la medida en que no se
ve en la realidad la regeneración de la conducta y de la personalidad del
delincuente, que es su principal función. En opinión de Brian Tkachuk37, en la
medida en que la cárcel sea la pena por excelencia y su situación sea la que
actualmente la caracteriza, no se presentará un cambio de importancia en la
conducta de los delincuentes, ni se aumentará la protección de la sociedad, ni se
reducirán los índices de delincuencia, ni se retribuirá en debida forma a las
víctimas.

Pero también hay quienes la apoyan, a pesar de todos los inconvenientes que
presenta, porque de todas maneras consideran que es útil. La prisión para ellos es

37
CARRANZA, Op. cit., p. 245 y 246

45
una forma de protección de la sociedad en contra de la criminalidad y es así como
Eugenio Cuello Calón se expresa al respecto: “...Dejar en libertad al culpable de
la infracción grave vulneraría el sentimiento popular de justicia misma que debe
presidir la represión penal y exige que el delincuente expíe su delito aún cuando
su retribución no sea único fin de la función penal “38.

Las penas tienen una finalidad especifica y en el caso de las prisiones ésta no se
está cumpliendo, ni siquiera en su más mínima expresión. Hoy las prisiones son
una fuente más de generación de delincuencia; las condiciones infrahumanas
producidas por el hacinamiento generan agresividad desmedida entre los reclusos
y problemas de salubridad; la promiscuidad y la drogadicción aumentan a pasos
agigantados; las fugas y los motines ponen en peligro tanto el interior de los
centros de reclusión como su exterior; quien sale de ellos no es visto por la
sociedad como una persona regenerada y merecedora de una nueva oportunidad.
Así pues, esta pena no solamente no socializa, sino que por el contrario genera
efectos deteriorantes para quienes son objeto de ésta y constituye un perjuicio
también para sus familias, para las víctimas y para la sociedad en general.

El Doctor Alfonso Reyes Echandía señala:

El sistema punitivo tradicional montado sobre el monofinalismo de la


pena y orientado esencialmente hacia la cárcel, está en crisis; en la
mayor parte de los países los establecimientos penitenciarios se
reducen a sórdidos lugares de encerramiento, donde se hacina la
población reclusa en condiciones miserables; en algunos países de
mayor desarrollo económico se han introducido avances en la
arquitectura penitenciaria, en el trabajo dirigido y en la educación,

38
CUELLO, Eugenio. La moderna penología. Barcelona: Casa editorial Bosch, 1958. p. 623

46
pero medido en términos de rehabilitación, es decir, de no
reincidencia, los resultados del sistema son decididamente negativos.

A estas consideraciones podría agregarse, con particular validez


para los países de América Latina, el alto índice de desocupación
entre la población reclusa, el volumen considerable de la criminalidad
penitenciaria, el rompimiento más o menos pronunciado del ligamen
entre la sociedad libre de donde se extrajo al delincuente y la cerrada
sociedad carcelaria, y el porcentaje ostensiblemente alto de reclusos
apenas sindicados respecto de aquellos contra quienes existe
sentencia de condena39.

A lo anterior se debe agregar el hecho de que la sociedad (entendiendo por ésta


tanto a los ciudadanos comunes como a quienes están encargados de conducirla)
no ha estado interesada por el problema de las prisiones.

La inversión en tiempo, personal y dinero es demasiado alta y los efectos reales


sobre los daños materiales y morales sufridos por la víctima no son ni siquiera
suficientes, con lo cual se advierte que es necesario contemplar otras alternativas
penales que aunque impliquen el mismo costo sean más eficientes y más
humanas. Hoy no basta con aumentar el número de establecimientos de reclusión,
con disminuir la población reclusa aprobando una rebaja de penas o con invertir
extraordinarias sumas de dinero en arreglar las prisiones existentes.

Como agravante de la situación que se expone está la aplicación excesiva de la


privación de la libertad no sólo como pena, sino también como medida de

39
REYES ECHANDIA, Alfonso. La Punibilidad en la dogmática penal y en la política penal. En: Revista
del Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas. Derecho Penal y Criminología. Universidad Externado de
Colombia. 6 V Nº 19. Ediciones Librería del Profesional, 1983. p. 93

47
aseguramiento, existiendo otras medidas con igual o mejor resultado frente a su
finalidad. Este hecho ha generado que la población en los establecimientos
carcelarios y penitenciarios sea tan numerosa que se recluyen personas que ya
fueron enjuiciadas y personas que están en proceso de juzgamiento, sin tener en
cuenta la naturaleza de cada uno de estos centros de reclusión y la clasificación
de los internos como lo ordena la ley.

A diferencia de las penas, las medidas de aseguramiento tienen carácter


preventivo, pues a través de ellas se busca asegurar que cuando recaiga sobre
una persona un indicio grave de responsabilidad frente a la comisión de un delito,
ésta comparezca al proceso penal, y no requieren de juicio previo, aunque su
aplicación exige el cumplimiento de requisitos constitucional y legalmente
establecidos.

Artículo 28 Constitución Política de 1991. Toda persona es libre.


Nadie puede ser molestado en su persona o familia, ni reducido a
prisión o arresto, ni detenido, ni su domicilio registrado, sino en virtud
de mandamiento escrito de autoridad judicial competente, con las
formalidades legales y por motivo previamente definido en la ley.
(subrayado fuera del texto original).

Artículo 3. Código Procesal Penal de 2000. Libertad. Toda persona


tiene derecho a que se respete su libertad. Nadie puede ser
molestado en su persona o familia, ni privado de su libertad, ni su
domicilio registrado, sino en virtud de mandamiento escrito de
autoridad judicial competente, emitido con las formalidades legales y
por motivos previamente definidos en la ley.

La detención preventiva, en los términos regulados en este código,


estará sujeta a la necesidad de asegurar la comparecencia al
proceso del sindicado, la preservación de la prueba y la protección
de la comunidad. (Subrayado fuera del texto original)

48
Tratándose de la medida de detención preventiva, la Corte Constitucional40 señala
que el derecho a la libertad personal no es absoluto, sin que por esto deje de ser
un derecho fundamental, y en ese sentido la Constitución establece los
fundamentos jurídicos que permiten que este derecho sea restringido. Pero al
mismo tiempo, la Corte41 expresa que esta restricción tiene sus limites, y por tanto
la detención preventiva no siempre comporta la privación efectiva de la libertad,
pues en virtud del principio de presunción de inocencia (Artículo 29 de la
Constitución Política de 1991 y Artículo 7 del Código Procesal Penal de 2000),
sólo puede estar determinada por la necesidad de que se cumpla con los fines de
la investigación penal y por tanto, la excarcelación será un derecho que tiene todo
sindicado. Ello no obstante, aun cuando el Código Penal prevé el beneficio de la
libertad provisional, sólo lo hace en los casos en que se cumplan los requisitos
señalados para tales efectos y se realice el pago de la caución pecuniaria
correspondiente.

Por otra parte, la Corte Constitucional42 opina que en consideración a las


disposiciones contenidas en los tratados internacionales, ratificados por Colombia,
la medida de detención preventiva es un instrumento excepcional.

40
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 774 de 2001. Magistrado Ponente: Rodrigo Escobar Gil

41
CORTE STITUCIONAL. Sentencia C- 0549 del 30 de octubre de 1997. Magistrado Ponente: Carlos
Gaviria Díaz. . Sentencia C – 774 de 2001. Magistrado Ponente: Rodrigo Escobar Gil

42
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 0106 del 10 de marzo de 1994. Magistrado Ponente: José
Gregorio Hernández Galindo.

49
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Naciones
Unidas, 1966: Art. 9. 1) Todo individuo tiene derecho a la libertad y a
la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o
prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por
las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido
en ésta.

Convención Americana Sobre Derechos Humanos. Organización de


Estados Americanos. Artículo 7. Derecho a la Libertad Personal. 1.
Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas
y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones
Políticas de los Estados partes o por las leyes dictadas conforme a
ellas. 3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento
arbitrarios.

Ahora bien, por las condiciones de escasez de personal de guardia y recursos


para remisiones, la medida de detención preventiva pierde toda su esencia y se
convierte más bien en una garantía de la inasistencia del sindicado al proceso. Al
respecto el informe de las Naciones Unidas sobre los centros de reclusión en
Colombia, señala que en la Cárcel Modelo cada día se reciben 50 o 60 solicitudes
de remisión, pero sólo se atienden 30 entre judiciales y médicas, por falta de
personal de guardia43.

43
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos. Octubre, 2001

50
La necesidad de aplicar medidas alternativas frente al exceso que se ha
presentado en la utilización de la pena privativa de la libertad se ha visto reflejada
de diferentes maneras. Un ejemplo de esta situación se encuentra en Inglaterra en
1972, año a partir del cual se incluyó en la legislación de este país la sanción
denominada “community Service” como una alternativa a las penas de prisión
cortas44. Otra muestra es la expedición de las Reglas Mínimas de las Naciones
Unidas sobre las Medidas No Privativas de la Libertad o Reglas de Tokio, en 1990.
Los numerales 1.5 y 2.3 de estas Reglas disponen:

Objetivos fundamentales. 1.5. “Los Estados Miembros introducirán


medidas no privativas de la libertad en sus respectivos
ordenamientos jurídicos para proporcionar otras opciones, y de esa
manera reducir la aplicación de las penas de prisión, y racionalizar
las políticas de justicia penal, teniendo en cuenta el respeto de los
derechos humanos, las exigencias de la justicia social y las
necesidades de rehabilitación del delincuente” (subrayado fuera de
texto).

Alcance de las medidas no privativas de la libertad 2.3. “ A fin de


asegurar una mayor flexibilidad, compatible con el tipo y la gravedad
del delito, la personalidad y los antecedentes del delincuente y la
protección de la sociedad, y evitar la aplicación innecesaria de la
pena de prisión, el sistema de justicia penal establecerá una amplia
serie de medidas no privativas de la libertad, desde la fase anterior al
juicio hasta la fase posterior a la sentencia. El número y el tipo de las
medidas no privativas de la libertad disponibles deben estar
determinados de manera tal que sea posible fijar de manera
coherente las penas.

Incluso en Colombia, en un intento por poner fin a la grave situación de congestión


carcelaria y penitenciaria del país, generada por el exceso antes mencionado, se

44
CESANO, José Daniel. De la crítica a la cárcel a la crítica de las alternativas. En: Revista electrónica de
ciencia penal y criminología. RECPC 03-05 2001. www.criminet.ugr.es

51
expidió la Ley 415 de 1997 impulsada por el Ministerio de Justicia (hoy Ministerio
del Interior), en la cual se consagraron los siguientes mecanismos judiciales y
administrativos: Libertad condicional, trabajo comunitario, permiso de salida y
permiso familiar. Pero se debe advertir que esta ley, más que plantear penas que
realmente sustituyeran la aplicación de la privación de la libertad como única pena,
señaló algunas herramientas que permitirían a los condenados a esta pena reducir
en tiempo su duración. En adición a lo anterior, su incidencia en la crisis de
prisiones no fue de mayor significación.

Es preciso anotar que la aplicación de las alternativas penales depende del país,
su legislación, costumbres etc., lo cual pone de presente que el cambio no solo se
debe dar en el tipo de pena sino en todos estos otros factores. Por tal razón,
implementarlas no es tan fácil, pero ante la situación que actualmente se está
viviendo resulta pertinente estudiarlas y analizar su viabilidad, con todo lo que esto
implique. El Doctor Alfonso Reyes Echandía dice al respecto:

El sistema penitenciario se establece como instrumento auxiliar de la


justicia para hacer efectivas las sentencias de los jueces penales y
por tanto deben cumplir una función protectora y preventiva frente a
la sociedad y de resocialización de quien infringió las normas
penales. Sin embargo, por los problemas de hacinamiento, de
promiscuidad y de falta de educación y trabajo, para todos los
detenidos, el objeto de la rehabilitación no se cumple siempre y la
reincidencia no se evita. De esta manera no solo no se colabora con
la justicia, sino que por el contrario se le recarga con la investigación
de nuevos hechos delictivos. Frente a tal situación aparece más
evidente la necesidad de corregir las fallas anotadas a la justicia de
modificar la ley procedimental y de sustituir las penas privativas a la
libertad de corta duración como medio para solucionar por lo menos
en parte los problemas carcelarios 45.

45
REYES ECHANDÍA, Alfonso. Punibilidad. Bogotá: Editorial Temis, 1978. p. 339.

52
Por su parte, Eugenio Raúl Zaffaroni expresa:
... para que tenga algún sentido la introducción de las alternativas a
las penas privativas de libertad en América Latina, ello no puede ser
producto sólo de una medida de propaganda como a las que nos
tienen acostumbrados nuestras agencias políticas. No se trata de
que el político en turno, que no hizo nada en el ámbito de la justicia
antes de irse, o que para garantizar su clientelismo tiene que elevar
su popularidad, mande de urgencia un proyecto de penas
alternativas al Congreso, para que éste salga en tres días.

Para que las penas alternativas tengan realmente alguna eficacia -


me mantengo en el planteo socrático- reductora del número de
encarcelados en América Latina, es necesario que éstas se
establezcan dentro del marco de una decisión político-criminal previa:
la de no aumentar el número de presos. Debemos dejar de
incrementar el número de presos, porque si tenemos cárceles
sobrepobladas y construimos nuevas cárceles, lo que tendremos
serán más cárceles sobrepobladas 46.

El estudio de algunas de las penas alternativas, da muestra del importante papel


que juegan éstas como reemplazo de la prisión, que tanto ha dado de que hablar
en los últimos años.

4.1 LA MULTA

Consiste en la obligación que se le impone al condenado de pagar una suma


determinada de dinero por el delito que cometió. El valor de esta suma se fija

46
ZAFFARONI, Eugenio Raúl. ¿Qué hacer con la pena? Alternativas a la prisión. Encuentro Internacional
“La Experiencia del Penitenciarismo Contemporáneo: aportes y experiencias”. México, 1993.
www.carlosparma.com.ar

53
teniendo en cuenta la gravedad de la infracción, el daño causado, la situación
económica del delincuente, en fin todas aquellas circunstancias que indiquen la
posibilidad de pagar dicha suma. Por otra parte, la multa no puede superar el tope
máximo establecido por la ley.

La aplicación de la multa como pena tiene la ventaja de ser un elemento de


castigo por medio del cual se genera el menor daño social al delincuente; se
consigue la retribución del daño causado, y por último, es posible la rehabilitación
del delincuente.

De acuerdo con Hiroshi Iitsuka47, es una pena que debe ser impuesta en cierto
tipo de delitos: negligencia al conducir que provoca muerte o lesiones a otras
personas, por ejemplo, porque considera que en estos casos la pena surtirá
suficientes efectos sobre el delincuente.

En Colombia, la multa puede ser acompañante de la pena de prisión, evento en el


cual en cada tipo penal se indica cuál es el monto que le corresponde, o puede
aparecer como una unidad progresiva48. En éste último caso la unidad de la multa
se clasifica por grados y su aplicación dependerá del nivel de ingresos de los
condenados:

47
CARRANZA, Op. Cit., p. 305.

48
REPÚBLICA DE COLOMBIA. Código penal de 2000. Artículo 39.

54
GRADO UNIDAD MULTA NIVEL DE
INGRESOS
Primero Un (1) salario mínimo legal Entre una (1) y diez Quienes perciban
mensual (10) unidades ingresos promedio,
en el último año,
hasta diez (10)
salarios mínimos
legales mensuales
Segundo Diez (10) salarios mínimos Entre una (1) y diez Quienes perciban
legales mensuales (10) unidades ingresos promedio,
en el último año,
superiores a diez
(10) salarios mínimos
legales mensuales y
hasta cincuenta (50)
Tercero Cien (100) salarios mínimos Entre una (1) y diez Quienes perciban
legales mensuales (10) unidades ingresos promedio,
en el último año,
superiores a
cincuenta (50)
salarios mínimos
legales mensuales

Adicionalmente, la legislación colombiana prevé que el pago de la multa debe


efectuarse de manera íntegra e inmediata una vez que la respectiva sentencia
haya quedado en firme, salvo que se demuestre que el condenado está en
incapacidad material de poder cumplir con esta obligación caso en el cual puede
ser amortizada a plazos o a cambio de trabajo49, y en caso de que no se cumpla

49
Ibid.

55
con la obligación de pago, bien sea inmediato o en la modalidad de amortización
(por plazos o con trabajo), de la multa determinada por unidad ésta se convertirá
en arresto por fines de semana. No obstante lo anterior, si el condenado cancela
la multa pendiente de pago, cesará la privación de la libertad50.

4.2 SANCIONES VERBALES

Las Reglas de Tokio51 señalan que las sanciones verbales son: la amonestación,
la represión y la advertencia. Estas sanciones constituyen una recomendación
por parte del juez al criminal, teniendo en cuenta la trivialidad del delito cometido,
para que éste pueda comprender que cometió un error y por tanto logre su
rehabilitación.

4.3 LA CONDENA DE EJECUCIÓN CONDICIONAL

En este caso, hay condena pero como se cumplen determinados requisitos el


juez suspende su ejecución y da un período de prueba durante el cual el
condenado debe asumir una serie de obligaciones de tal manera que, si durante
todo el período y hasta su fin éstas se han cumplido, la pena se extingue.

50
REPÚBLICA DE COLOMBIA. Código penal de 2000. Artículo 40

51
NACIONES UNIDAS. Reglas mínimas sobre las medidas no privativas de la libertad. Adoptadas por la
Asamblea General en su resolución 45/110, de 14 de diciembre de 1990. numeral 8.2

56
4.4 LIBERTAD CONDICIONAL

Esta alternativa contempla la posibilidad de que el juez permita al delincuente que


ha cumplido determinado tiempo de su condena y que reúne una serie de
requisitos adicionales, salir de su estado de reclusión. Al igual que en el caso
anterior, se establecen unas obligaciones para el delincuente que debe cumplir
dentro del período de prueba. Si al cabo de este período el condenado no ha
cometido nuevos delitos y ha acatado en estricto sentido todas sus obligaciones,
la libertad concedida de manera condicional tendrá carácter definitivo.

4.5 ORDEN DE RESTITUCIÓN Y COMPENSACIÓN

La restitución y la compensación son dos formas de retribuir a la víctima los


perjuicios causados de tal forma que el delincuente consiga su rehabilitación sin
necesidad de ser privado de la libertad.

La restitución consiste en la obligación que se impone al delincuente de devolver a


la víctima los objetos que eran de su propiedad y que obtuvo de manera ilegal;
ahora bien, si el delincuente ya no tiene los objetos robados, deberá pagar a la
víctima su valor correspondiente en dinero. Así las cosas, el delincuente adquiere
la responsabilidad de cumplir con su obligación y de no cometer más ilícitos, lo
cual impedirá que sea recluido en una prisión.

4.6 RÉGIMEN DE PRUEBA Y VIGILANCIA JUDICIAL

57
Constituye una medida alternativa que tiene como fundamento la permanencia del
delincuente en la comunidad a la que pertenece, de tal forma que pueda corregir
su comportamiento y mantener en debida forma sus vínculos con la sociedad, bajo
la supervisión de funcionarios del Estado o de personas que de manera voluntaria
se ofrecen para cumplir esta función.

Este régimen implica ciertos requisitos y ciertas restricciones para su aplicación.


Por otra parte, genera en cabeza del delincuente una serie de obligaciones que
apoyan el proceso de rehabilitación. En adición a lo anterior, permite que se de un
tratamiento adecuado puesto que el comportamiento del delincuente y sus
resultados son analizados permanentemente por parte de los supervisores, de tal
forma que las medidas adoptadas para su resocialización resultan ser las más
acertadas.

4.7 PENAS PRIVATIVAS DE OTROS DERECHOS

Recaen sobre derechos diferentes al de libertad y son:

• La inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas

• La pérdida del empleo o cargo público

• La inhabilitación para el ejercicio de profesión, arte, oficio, industria o


comercio

• La inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad, tutela y curaduría

58
• La privación del derecho a conducir vehículos automotores y motocicletas

• La privación del derecho a la tenencia y porte de arma

• La privación del derecho a residir en determinados lugares o de acudir a


ellos

• La prohibición de consumir bebidas alcohólicas o sustancias


estupefacientes o psicotrópicas

• La expulsión del territorio nacional para los extranjeros

4.8 TRABAJOS COMUNITARIOS

Esta pena consiste en el trabajo que el condenado realiza por un determinado


tiempo, en obras que benefician a la comunidad a la que pertenece. De esta
forma, no solo se consigue la rehabilitación del delincuente en su propio entorno
social, sino que además se imprime en él un sentimiento de responsabilidad
frente a la labor que está desempeñando. Adicionalmente, con la aplicación de
esta sanción se genera para la víctima y para la sociedad en general la
reparación del daño causado.

4.9 CÁRCEL ABIERTA

59
Su importancia proviene del XII Congreso Penal y Penitenciario de la Haya 1950 y
del I Congreso de las Naciones Unidas por la Prevención del Delito y el
Tratamiento del Delincuente en Ginebra 1955.

El I Congreso de Ginebra dice al respecto:

El establecimiento abierto se caracteriza por la ausencia de


precauciones materiales y físicas contra la evasión (como muros,
cerraduras, rejas, guardia armada, u otras guardias especiales de
seguridad), así como por un régimen fundado en una disciplina
aceptada y en el sentimiento de responsabilidad del recluso respecto
a la comunidad en que vive. Este régimen alienta al recluso a hacer
uso de las libertades que se le ofrecen sin abusar de ellas. Estas
son las características que distinguen al establecimiento abierto de

otros tipos de establecimientos penitenciarios, algunos de los cuales


se inspiran en los mismos principios, pero sin aplicarlos totalmente52.

Entonces, la prisión abierta está basada en la confianza absoluta en el condenado


y en su voluntad de permanecer en este lugar.

La selección entre los reclusos para determinar cuales son aptos para un
tratamiento en un régimen abierto debe tener en cuenta la peligrosidad del
individuo, la capacidad de este de adaptarse al lugar y cuáles van a ser los
resultados. También se debe tener en cuenta si puede entrar a esta prisión desde

52
STEFFEN CÁCERES, Arturo. Prisión abierta. Chile: Editorial Jurídica, 1972. p. 34

60
el principio de la condena o si debe pasar primero un tiempo de esta en un
régimen progresivo.

Arturo Steffen Cáceres en su libro “Prisión Abierta”, señala las ventajas y los
inconvenientes de este tipo de establecimiento:

Dichas ventajas son:


1. Favorece la salud física y mental y da mayor garantía de
readaptación social.
2. Mejora la disciplina.
3. Facilita las relaciones convenientes con la familia.
4. Es menos onerosa.
5. EL trabajo que se efectúa en estos institutos puede integrarse en
la economía nacional, provincial o regional.
6. Solución del problema sexual.
Inconvenientes:
1. las evasiones.
2. Mal uso de las relaciones con el mundo exterior.
3. Disminuye la función intimidatoria de la pena.53

Desgraciadamente la privación de la libertad es la pena mas utilizada hoy en día y


pensar en erradicarla del todo posiblemente no es la idea más adecuada para
combatir los actos delictivos; de hecho, es posible que no en todos los casos
pueda ser reemplazada o sustituida por otro tipo de pena. Pero, teniendo en

53
Ibid. p. 49 y 54.

61
cuenta lo expuesto en este capitulo resulta innegable el hecho de que esta pena
no puede seguir siendo la única ni por supuesto la que más tenga acogida en
nuestra legislación para ser utilizada como sanción efectiva de los delitos.

62
5. CARCEL Y PENITENCIARIA

Antes de entrar a estudiar la historia de la privación de la libertad en centros de


reclusión como pena es importante aclarar que aunque en un lenguaje común se
llama “cárcel” tanto a los sitios de reclusión de sindicados como a los sitios de
reclusión de condenados, cada uno de éstos tiene su propia denominación:
cárceles y penitenciarías, respectivamente.

5.1 LAS CARCELES

Son lugares destinados para la detención, con carácter preventivo, de las


personas a quienes se les imputa la comisión de un delito y que se encuentran en
proceso de juzgamiento. Estos establecimientos existieron desde épocas muy
antiguas.

5.2 PENITENCIARIAS

Son lugares para recluir a los delincuentes que fueron sentenciados a la pena de
privación de la libertad y que tienen como función principal resocializar a estos
individuos para que puedan ser reinsertados en la sociedad. A diferencia de las
cárceles, estos establecimientos de reclusión aparecieron gracias a Beccaria,
como consecuencia de su aversión por la aplicación de la pena de muerte. Fue él

63
quien le dio a estos establecimientos el carácter de ente resocializador por medio
del trabajo, la educación y la disciplina54.

5.2.1 Regímenes penitenciarios55:

• Sistema comunitario. Fue el primer sistema que se utilizó. En éste, los


internos viven en comunidad durante las veinticuatro (24) horas del día, sin
clasificación alguna por sexo, edad o condiciones especiales.

Fue criticado porque su organización generaba promiscuidad y corrupción


de los que por primera vez cometieron un delito.

• Régimen Filadélfico o celular. Este régimen tiene como fundamento las


normas del Derecho Canónico y el pensamiento de John Howard. A
diferencia del sistema anterior, los reclusos están aislados por celdas. Sus
principios son la disciplina, la reflexión y la autocrítica. Como los presos
están solos en sus celdas y no pueden comunicarse entre ellos, tienen
suficiente tiempo para dedicarse a sí mismos y pensar sobre los actos que
los llevaron a ese encierro.

54
ECHEVERRI OSSA, Bernardo. Enfoques penitenciarios. Publicaciones de la Escuela Penitenciaria
Nacional, 1996. p. 62.

55
ACOSTA MUÑOZ, Daniel. Sistema integral de tratamiento progresivo penitenciario. INPEC 1996. Pág.
89 a 110. INPEC. Sistema Progresivo Penitenciario. Memorias Primer Seminario Internacional. 1996. Pág. 19
a 25

64
La crítica que se generó sobre este régimen fue el hecho de no tener
prevista ninguna actividad para los reclusos, pues esto motiva al ocio y deja
un espacio al delincuente para que en lugar de reflexionar respecto de sus
actos se dedique a maquinar nuevas modalidades de crimen.

• Régimen Auburndiano o mixto. Fue creado por Elam Linds en 1818. Se


caracteriza por: la disciplina, el trabajo en común durante las horas del día,
aislamiento absoluto en la noche y por contemplar una serie de castigos
corporales para quienes se niegan a cumplir con los parámetros
establecidos en él.

Es criticado porque aunque prevé actividades laborales para los reclusos de


tal forma que ocupen la mayor parte de su tiempo, mantiene la idea del
silencio absoluto por las noches.

• Régimen irlandés. La primera manifestación de este régimen se encuentra


registrada en 1828 como una invención de Hyde de Neuville. Luego, fue
aplicado por Maconochie en la Isla de Norfolk y fue mejorado por Walter
Crofton quien lo aplicó en Irlanda.

Tiene diferentes etapas que se superan dependiendo del comportamiento


de cada recluso. Así las cosas comienza como un régimen estilo filadélfico
y termina como uno Auburndiano.

65
• Sistema de boletas. Lo inventó Maconochie, quien lo implementó en la
colonia penal de Norfolk en 1840. Consiste en la organización del trabajo de
los internos de tal forma que la cantidad de éste que va ejecutando cada
uno, sumado con su comportamiento y su esfuerzo al realizarlo son
registrados en vales que los reclusos van acumulando y que pueden
cambiar por beneficios que implican hasta la posibilidad de obtener su
libertad.

• Sistema americano de reformatorios de Elmira. La permanencia de los


reclusos en este sistema es indefinida, porque depende del tiempo que sea
necesario para corregir el comportamiento de los delincuentes. Así las
cosas, el recluso comienza como un régimen de aislamiento en el cual debe
desempeñar determinadas actividades laborales de tal forma que en la
medida en que se vean resultados positivos irá adquiriendo beneficios
hasta conseguir definitivamente su libertad.

• Sistema de Obermayer. En este sistema los condenados están repartidos


por grupos encargados de vigilarse entre ellos. En cada uno de estos
grupos se deja un elemento bueno que da ejemplo a los demás.

• Sistema de prueba. Se aplica a los delincuentes que no son reincidentes,


bajo la consideración de que si se les impone una pena, esto puede resultar
dañino para ellos. En este caso se presenta una suspensión del juicio y el
delincuente queda bajo la supervisión de un oficial de prueba.

66
• Régimen del panóptico. Este régimen fue diseñado por Jeremias Bentham.
Se desarrollaba en un edificio circular con celdas individuales cuyas
ventanas e iluminación permitían que sus ocupantes fueran vigilados desde
la torre central, sin que ellos vieran nada.

• Sistema progresivo. Se basa en el conocimiento del preso, porque busca la


satisfacción de sus necesidades básicas y su realización personal. Está
conformado por cuatro (4) etapas:

- Sistema celular como el filadélfico, que con el paso del tiempo se va


suavizando

- Sistema semejante al régimen Auburdiano

- Reclusión en la noche y trabajo extramuros durante el día

- Libertad condicional vigilada

El paso de una etapa a otra depende del comportamiento de cada uno de los
condenados y de sus intenciones de superación, y constituye un estímulo para
seguir adelante porque cada nueva etapa presenta mayores beneficios.

67
6. HISTORIA UNIVERSAL DE LA PRISIÓN COMO PENA

La privación de la libertad surge en la historia como un medio que permite aislar


de la sociedad a aquellas personas que atentan contra su integridad y debido
desarrollo, con el fin de resocializarlas. Aunque a lo largo de la historia la prisión
ha sido aplicada de formas diferentes, siempre ha sido utilizada por el Estado
como herramienta de su poder coercitivo y como medio de control de la sociedad
que gobierna.

6.1 PERÍODO PRIMITIVO Y EDAD ANTIGUA

En épocas primitivas no existieron las prisiones, pues los castigos eran impuestos
directamente por los ofendidos. Estas surgieron como consecuencia del
establecimiento de los primeros gobiernos, de la delimitación de la autoridad y el
poder, y de las guerras generadas entre las civilizaciones en creación.

Estamos hablando entonces de la Edad Antigua, en la cual se encuentran las


primeras civilizaciones: India, Egipto, China, Persia, Grecia, Roma y en ellas los
primeros vestigios de regulación: El Código de Hammurabi, las Doce Tablas, El
Corán, etc. Es a partir de este momento cuando se concibe la primera idea de la
cárcel, considerada simplemente como un medio para asegurar físicamente a la
persona que había causado un daño a otro con su comportamiento, para

68
garantizar su presencia en el juicio y que luego se pudiera llevar a cabo la decisión
adoptada en éste56:

• Ejecutarlos, sacarles los ojos, mutilarlos, cortarles los pulgares, etc.

• Enviarlos lejos a ciudades o lugares apartados con la consigna de no


regresar hasta el cumplimiento de condiciones que ellos mismos
establecían.

• Venderlos como esclavos; Negociarlos por dinero o tierras a cambio de su


libertad.

• Torturarlos para que confesaran más delitos y se descubrieran cómplices.

• Exhibirlos públicamente para servir de ejemplo o para burlarse de ellos.

• Utilizarlos como mano de obra para construir obras públicas y/o religiosas.

• Usarlos como esclavos y someterlos a trabajos forzados.

56
FUNDACIÓN EMMANUEL. Manual del obrero carcelario.Capítulo II. www.prodigyweb.net.mex

69
6.2 EDAD MEDIA

Como consecuencia de la consolidación del poder absoluto en cabeza de la


Iglesia Católica a comienzos de la Edad Media, los herejes fueron considerados
enemigos de la sociedad y por esta razón fueron buscados de manera agresiva.

El Papa Gregorio IX creó la Inquisición con el fin de perseguir a los separados de


la Iglesia para que se convirtieran; si éstos continuaban desobedientes frente a las
leyes de la Iglesia, serían entregados a las autoridades civiles quienes serían las
encargadas de aplicar las penas correspondientes57. Las penas impuestas a los
herejes durante este tiempo consistían en acciones contra el cuerpo y el capital:
torturas, la hoguera, expropiación, mutilaciones, etc. No se tenía entonces a la
prisión como una de ellas. Lo anterior teniendo en cuenta que tal y como se dijo
antes, la Iglesia buscó con la Inquisición convertir de cualquier forma a los
herejes58.

En este mismo período, el paso de la agricultura a las tierras de pastoreo generó


pobreza y desplazamiento entre los campesinos, quienes recurrieron al crimen y la
violencia para poder sobrevivir. Como respuesta a estas actuaciones, las
autoridades del momento pusieron en práctica medidas represivas que buscaban
mantener en orden a la sociedad; se trataba de un control económico y social. Así
las cosas, los castigos capitales y corporales utilizados para los herejes fueron

57
LA INQUISICIÓN. www.herenciacristiana.com

58
Ibid.

70
también impuestos a los campesinos. De acuerdo con Rusche y Kirchheimer59 la
sobreoferta de mano de obra que se presentó en este período de la historia,
especialmente en los centros urbanos en crecimiento, ocasionó que las
autoridades sintieran menos aprecio por la vida humana y por tanto que las
sanciones que se aplicaban fueran tan agresivas: “En la medida en que la
remuneración por la mano de obra decreció, el valor de la vida humana se fue
haciendo menor y menor. La dura lucha por la existencia moldeó el sistema penal
hasta convertirlo en uno de los medios para impedir un gran incremento en la
población” 60.

6.3 EDAD MODERNA

La segunda mitad del Siglo XVI implicó cambios económicos (expansión del
comercio, los mercados y la manufactura debido a las nuevas rutas navales y las
conquistas coloniales) y demográficos (las guerras, las plagas y las hambrunas)
en varios países europeos que generaron una nueva concepción respecto de la
clase de penas que serían utilizadas, debido a la escasez y altos costos de la
mano de obra. Fue así como se comenzaron a utilizar tres nuevos mecanismos de
castigo: la esclavitud, el traslado y el trabajo forzado en instituciones
penitenciarias, principalmente61. Entonces, se construyeron prisiones organizadas
denominadas “casas correccionales” con el fin de adiestrar y disciplinar a los
internos en las actividades industriales, y además para corregir sus actuaciones

59
GARLAND, Op. Cit., p. 121

60
RUSCHE Y KIRCHHEIMER. Punishment and social structure. p. 20. GARLAND, David. Castigo y
sociedad moderna. México: Siglo Veintiuno Editores, 1999. p. 121 y 122.

61
GARLAND, Op. Cit., p. 122

71
delictivas. Estos establecimientos se utilizaron para albergar a mendigos, vagos,
jóvenes y prostitutas, siendo la casa de corrección en Londres la primera
edificación de este tipo, aunque la fundación de prisiones de Ámsterdam, que se
constituyó más adelante, tuvo mayor importancia62.

Rusche y Kirchheimer63 manifestaron que las primeras prisiones se establecieron,


al igual que sus precursores institucionales, para “explotar la mano de obra” y
“adiestrar a las nuevas reservas laborales”. Al respecto, David Garland64 afirma
que estas instituciones contribuyeron al surgimiento del capitalismo moderno y
fueron la base del moderno sistema penitenciario. Por su parte, Rosa del Olmo65
confirma lo antes expuesto al expresar que las casas correccionales, aunque
tenían como función principal la de enseñar la disciplina del trabajo, también
sirvieron como medios para producir bienes a bajos costos.

Ahora bien, las casas correccionales no fueron los únicos establecimientos


empleados para usufructuar el trabajo de los sentenciados y por esto resulta
importante mencionar la pena de galeras, por haber jugado un papel muy
importante en la economía de la época. Las galeras eran embarcaciones de vela

62
SARMIENTO, Arnulfo. Situación jurídica de los internos en el sistema penitenciario mexicano.
www.universidadabierta.edu.mex

63
RUSCHE Y KIRCHHEIMER. Punishment and social structure. p. 63. GARLAND, David. Op. Cit., p.
126.

64
GARLAND, Op. Cit., p. 126.

65
DEL OLMO, Op. cit., p. 44.

72
y remo, para la guerra y el comercio66, que fueron utilizadas como prisiones
flotantes para castigar a quienes infringían la ley en cierto grado de gravedad, así
como para los mendigos y vagabundos, quienes eran empleados como remeros
sin ninguna retribución a cambio, por tiempo indefinido (hasta cuando el remero
se enfermara), o por tiempo determinado, dándose por terminada en los dos casos
por medio de un reemplazo. Lo anterior, dada la dificultad de conseguir hombres
libres que se dedicaran a esa labor bajo dichas condiciones67. Rusche y
Kirchheimer señalan al respecto:

Lo importante en el desarrollo de la esclavitud en las galeras como


método de castigo es el hecho de que únicamente estaban
involucradas consideraciones de tipo económico, no penales. Esto es
válido tanto para la sentencia como para su ejecución. La
introducción y regulación de la esclavitud en las galeras se
determinan únicamente por deseo de obtener la mano de obra
necesaria sobre la base más barata posible68

Pero es en el siglo XVIII, cuando la prisión es considerada realmente como medio


punitivo y se convierte en la pena más usada para combatir la delincuencia. De
acuerdo con Foucault, el sistema de castigos utilizado hasta comienzos de la Edad
Moderna fue sustituido por la cárcel, en cierta forma, por los desordenes de la
multitud que era testigo de las ejecuciones públicas69; en este sentido, acoge la

66
Barcos mayores. Naves Romanas. www. Alipso.com/monografías

67
GARLAND, Op. Cit., p. 122.

68
RUSCHE Y KIRCHHEIMER. Punishment and social structure. p. 20. GARLAND, David. Castigo y
sociedad moderna. México: Siglo Veintiuno Editores, 1999. p. 1g23

69
GARLAND, Op. cit., p. 171

73
opinión del profesor Giulius contenida en su libro “Lecciones sobre las prisiones”,
quien considera que la mayor preocupación en esta época fue lograr que el grupo
de personas consideradas como delincuentes fueran observados, ya no de
manera pública como un espectáculo para la sociedad, sino por una sola persona
que se encargara de su vigilancia70. Por otra parte, la humanización del derecho
penal implicó que la cárcel se convirtiera en el reemplazo de las penas crueles y
degradantes que hasta el momento se venían imponiendo a los criminales.

La retracción pública en Francia había sido abolida por primera vez


en 1791, y después nuevamente en 1830 tras un breve
restablecimiento; la picota se suprime en 1789, y en Inglaterra en
1837. Los trabajos públicos, que Austria, Suiza y algunos de los
Estados Unidos, como Pensilvania, hacían practicar en plena calle o
en el camino real (...), se suprimen casi en todas partes a fines del
siglo XVIII, o en la primera mitad del siglo XIX.

(...)

El castigo tenderá, pues, a convertirse en la parte más oculta del


proceso penal. Lo cual lleva consigo varias consecuencias: la de que
abandona el dominio de la percepción casi cotidiana, para entrar en
la conciencia abstracta; se pide su eficacia a su fatalidad, no a su
intensidad visible; es la certidumbre de ser castigado, y no ya el
teatro abominable, lo que debe apartar del crimen; la mecánica
ejemplar del castigo cambia sus engranajes.71

Se creó entonces la necesidad de mejorar la situación de los reos y fue así como
autores de gran importancia se dedicaron a estudiar las penas y su función, y a
plantear soluciones. John Howard se concentró en aliviar las miserias físicas y

70
FOUCAULT, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Gedisa Editorial. p. 119 y 120.

71
FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. 27 ed. México. Siglo Veintiuno Editores, 1998. Traducción
Aurelio Garzón del Camino..p. 16 y 17

74
morales de los reos. Con él, las prisiones adoptaron un carácter más humano y la
pena, paso de ser un castigo a ser un medio para corregir y rehabilitar al
delincuente. Simultáneamente, Cesar Beccaria, a través de su obra “De los
Delitos y de las Penas”, señaló que las leyes debían ser respetadas de tal forma
que su aplicación reconociera las garantías individuales de los criminales y limitara
el poder absoluto de las autoridades; se debía aplicar la pena mínima necesaria
para conseguir los objetivos buscados frente a los criminales. Jeremias Bentham,
asoció la concepción penitenciaria con la arquitectura, creando así la arquitectura
penitenciaria. Bentham, diseñó la casa de inspección o “Panópticon”, que era un
edificio circular con celdas individuales cuyas ventanas e iluminación permitían
que sus ocupantes fueran vigilados desde la torre central, sin que ellos vieran
nada; se trataba de una institución benévola pero al mismo tiempo eficaz.

Fue así como el objeto de la penalidad pasó a ser el alma de los delincuentes, en
lugar de su cuerpo, y las penas se dirigen entonces a “a neutralizar su estado
peligroso, a modificar sus disposiciones delictuosas, y a no cesar hasta obtener tal
cambio”72

En este punto se debe advertir la similitud que existió entre las prisiones y otras
instituciones de la época (escuelas, talleres, industrias, etc.), teniendo en cuenta
que todas ellas se regían por el principio de la “disciplina”, pues es a través de
ésta como se consigue educar, formar, manipular, etc. a quienes en se encuentran
recluidas en dichas instituciones, con la finalidad que cada una de ellas buscaba,

72
Ibid., p. 25

75
por su puesto. Foucault73 define la disciplina como los métodos que permiten el
control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción
constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad – utilidad.

Se puede pues hablar en total de la formación de una sociedad


disciplinaria en este movimiento que va de las disciplinas cerradas,
especie de “cuarentena” social, hasta el mecanismo indefinidamente
generalizable del panoptismo. No quiere decir esto que la modalidad
disciplinaria del poder haya reemplazado a todas las demás; sino que
se ha infiltrado entre las otras74

Es así como el poder es ejercido en las distintas instituciones, pues en todas y


cada una de ellas existe la necesidad de controlar la totalidad del tiempo de los
individuos que las conforman y de conseguir la mayor productividad. Dice
Foucault al respecto:

La fábrica, la escuela, la prisión o los hospitales tienen por objetivo


ligar al individuo al proceso de producción, formación o corrección de
los productores que habrá de garantizar la producción y a sus
ejecutores en función de una determinada norma.

(...)

Las instituciones -pedagógicas, médicas, penales e industriales-


tienen la curiosa propiedad de contemplar el control, la
responsabilidad, sobre la totalidad o la casi totalidad del tiempo de
los individuos: son por lo tanto, unas instituciones que se encargan

73
Ibid., p. 141

74
Ibid., p. 219

76
en cierta manera de toda la dimensión temporal de la vida de los
individuos. 75

6.4 EDAD CONTEMPORÁNEA

La crisis industrial de principios del Siglo XIX generó un incremento en el índice de


criminalidad y llevó a pensar a algunos sectores de la sociedad que era inminente
la necesidad de volver a implementar las penas utilizadas durante el siglo XVI. Ello
no obstante, las autoridades se dedicaron a rediseñar el modelo penitenciario, lo
que condujo a que las prisiones perdieran su carácter de medio económico de
producción y de instrumento para la corrección de los delincuentes, y pasaran a
ser establecimientos en los cuales se ejercía el terror y la degradación para
disuadir al criminal de que sus actuaciones eran equivocadas y por tanto no debía
volver a cometerlas. En todo caso, el trabajo de los prisioneros siguió utilizándose
ya no para el mercado, sino para las mismas instituciones penitenciarias o para
uso gubernamental. Rusche y Kirchheimer señalan que en Estados Unidos el
cambio antes mencionado no se presentó debido a que la escasez de mano de
obra mantuvo en las cárceles las tareas de producción.

Ahora, las prisiones eran administradas por personal con conocimientos,


habilidades y experiencia. Así pues, se imprimió a dichas instituciones un
concepto racional y científico, dejando a un lado el sentimiento moral y emocional.

De acuerdo con Rosa del Olmo76, en este período predominó la ideología liberal y
por tanto la privación de la libertad fue la pena más utilizada, pues se convirtió en

75
FOUCAULT, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Gedisa Editorial. p. 128 y 129

77
el elemento fundamental de la sociedad para ejercer control y de esta forma evitar
su inestabilidad. En la sociedad todos los hombres eran libres, razón por la cual
quien atentara en contra de ella debía ser privado de su libertad con el fin de que
reflexionara y llegara a la conclusión de que quería volver a ser libre.

Pero, el interés por ejercer un control sobre el derecho penal en esta época originó
la creación de organizaciones benéficas por parte de hombres de empresa y
políticos, las cuales se reunieron para discutir sobre el aislamiento de los
criminales en instituciones carcelarias, sus problemas y los medios para
solucionarlos. Se celebraron tres Congresos: El primero, en la ciudad de Frankfurt
en 1846, en donde propusieron para los países de Europa la implementación del
sistema de aislamiento celular absoluto creado en los Estado Unidos; de esta
forma los reos no podrían reunirse entre ellos para liberarse, pero sí tendrían la
oportunidad de reflexionar sobre los actos que habían cometido77. El segundo
Congreso se llevó a cabo en la ciudad de Bruselas en 1847; los participantes
tenían una gran preocupación por los jóvenes, pues éstos habían sido los
primeros desplazados en las industrias, como consecuencia de la aparición de la
maquinaria, y por tanto estaban recurriendo al crimen para sobrevivir; se planteó la
idea de implementar tratamientos diferentes a los que se aplicaban a los adultos
para los jóvenes78. El tercer Congreso se celebró nuevamente en Frankfurt en
185779.

76
DEL OLMO, Op. Cit., p. 45
77
Ibid., p. 41.

78
Ibid., p. 41 y 42

79
Ibid

78
A finales del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX el control social del delito,
especialmente tratándose de la aplicación de la pena de cárcel, comenzó una
etapa de internacionalización promovida por el norteamericano Enoch C. Wines.
Así las cosas, los problemas del sistema carcelario y penitenciario fueron
discutidos en Congresos Penitenciarios Internacionales, en los cuales se buscaron
las soluciones que el sistema requería para tener un funcionamiento efectivo80:

• I Congreso. Londres, 1872. En este Congreso se recogió información sobre


estadísticas carcelarias, con el fin de comparar la forma como se
desarrollaban los sistemas penales que actualmente existían. Con base en
esta información, se determinaron tres temas de estudio: i) La
administración de la justicia antes de la sentencia ii) La ejecución de las
penas y el régimen penitenciario iii) el régimen de liberados y las
sociedades de patronato. No se tomaron decisiones de fondo, pero sí se
presentaron propuestas relevantes sobre los temas antes mencionados.

• II Congreso. Estocolmo, 1878. Los temas de discusión se dividieron esta


vez por secciones: i) sección de Legislación Penal ii) Sección de
Establecimientos Penitenciarios iii) Sección de Prevención, y se adoptaron
medidas concretas al respecto: necesidad de unificar las penas privativas
de la libertad, de un poder central que dirigiera las cárceles, de formación
profesional para los funcionarios del sistema penitenciario, entre otras.

• III Congreso. Roma, 1885. Se trataron temas tales como cambios en la


construcción de las prisiones celulares, los principios de alimentación de los

80
Ibid., p. 59 a 78

79
reclusos y un punto especial sobre el tratamiento de los menores
delincuentes.

• IV Congreso. San Petersburgo, 1890. En este Congreso se tomaron


decisiones importantes acerca del trabajo de los reclusos, la creación de
una cátedra de ciencia penitenciaria y las normas de selección de los
funcionarios.

• V Congreso. París, 1895. En este Congreso se aclaró que la recompensa


que se debía dar a los reos por su trabajo durante el tiempo en que
estuvieran privados de la libertad debía considerarse como una gratificación
y no como un salario. Se habla por primera vez de que la unificación de
procedimientos debe concretarse en la expedición de un reglamento
carcelario internacional.

• VI Congreso. Bruselas, 1900. El tema central en este Congreso fue el


tratamiento de los menores y adolescentes. Adicionalmente, fueron tratados
los temas de salud y bienestar de los reclusos.

• VII Congreso. Budapest, 1905. Se adoptó el sistema de clasificación de los


delincuentes por edades y por conducta y se eliminó la obligación de
trabajar para los sindicados detenidos.

• VIII Congreso. Washington, 1910. En materia penitenciaria, se señaló en


este Congreso que el trabajo de los presos debía ser remunerado con

80
salario y estableció los principios fundamentales de los métodos
penitenciarios modernos.

Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, estas reuniones se vieron


interrumpidas, hasta el año 1925, cuando se pudo llevar a cabo el IX Congreso
Penitenciario. Teniendo en cuenta que en estos Congresos ya no solo se
estaba hablando de temas penitenciarios sino que también se estaban tratando
temas penales, adoptaron el nombre de “Congreso Penal y Penitenciario”. En
1929 redactaron las “Reglas Generales para el Tratamiento de los Reclusos”,
que fueron la base para las “Reglas Mínimas para el Tratamiento de los
Reclusos” presentadas por las Naciones Unidas en el I Congreso de
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente celebrado en Ginebra en
1955.

Fue así como se consolidó el uso de la prisión con el nombre de penitenciaria


como lugar para purgar la pena y se organizó su funcionamiento. La pena de
prisión es la más empleada por las sociedades actuales, teniendo en cuenta
los lineamientos internacionales y las normas establecidas por cada una de
ellas.

Actualmente, el sistema carcelario y penitenciario en términos globales


presenta dificultades grandes que impiden que las funciones bajo las cuales
fueron concebidas estas instituciones sean cumplidas en su debida forma.

81
7. HISTORIA COLOMBIANA DE LA PRISIÓN COMO PENA

Los grupos indígenas que habitaban en Colombia en la época primitiva utilizaban


la pena de muerte para castigar a los homicidas y los trabajos comunitarios para la
delincuencia menor. La privación de la libertad fue empleada, no como castigo,
sino como mecanismo para retener a los criminales hasta cuando eran
ejecutados81.

Con la imposición en América de las leyes españolas establecidas en las Siete


Partidas, la privación de la libertad continuó utilizándose con el criterio de los
indígenas, pero además se convirtió en castigo para los españoles o criollos que
vivían en América.

Con la llegada de la Inquisición a nuestro territorio, las penas utilizadas fueron: la


confiscación, la multa y la prisión, además de los castigos físicos tales como: las
mutilaciones, la tortura, las laceraciones, etc., para quienes eran declarados
herejes.

Pero la verdadera historia de las prisiones en Colombia comienza a desarrollarse


con el Decreto expedido por Simón Bolívar el 14 de marzo de 1828, por medio del
cual se ordenó la creación de diversos centros de corrección situados en algunas

81
ACOSTA MUÑOZ, Daniel. Sistema integral de tratamiento progresivo penitenciario. Bogotá, INPEC,
1996. p. 54

82
capitales, dándole de esta forma a la cárcel el carácter primario de lugar de
castigo82.

En 1837, bajo el gobierno de José Ignacio de Márquez se expidió el primer


Código Penal en Colombia, a partir del cual se reproducen por primera vez los
principios rectores de la ciencia penal y se introduce la pena privativa de la libertad
como sanción fundamental, que cumplió en este momento con dos funciones:
colaborar con el proceso de formación del Estado-nación que se desarrollaba en
este período de la historia y ser un elemento de disciplina. Una de las partes del
Código Penal fue el estatuto para las prisiones, el cual tenía como base la
resocialización del delincuente83.

Las sucesivas normas carcelarias derogaron la legislación anterior y se


preocuparon por mantener en buenas circunstancias a los presos, puesto que
fueron cuidadosas con la selección y nombramiento del personal de vigilancia,
buscaron que los presos tuvieran buen alojamiento, se organizaron los trabajos de
tal forma que todos los detenidos se mantuvieran su tiempo ocupado para evitar
la ociosidad.

Cuando el país entró en el período de las guerras civiles, se olvidó un poco del
tema, y éste volvió a tomar importancia con el General Reyes, cuando firmó el
Decreto Legislativo No. 9 del 21 de enero de 1905, con base en el cual se crearon

82
ECHEVERRI OSSA, Bernardo. Enfoques penitenciarios. Bogotá; publicaciones de la Escuela Penitenciaria
Nacional, 1996. p. 28.

83
Ibid., p. 28 y 29.

83
las primeras colonias penales y militares, estableciendo un capellán, un médico y
dos maestros de escuela para cada una de estos establecimientos. El decreto
favoreció enormemente a los presos84.

La Ley 35 de 1914, expedida bajo la presidencia del doctor José Vicente Concha,
nacionalizó la casa de presidio y reclusión para las penas impuestas por el poder
judicial o para detener a los sumariados. Con esta ley se creó la Dirección General
de Prisiones, que estaba encargada de:

• Organizar el sistema carcelario.

• Crear los reglamentos de las prisiones.

• Inspeccionar y fiscalizar los establecimientos.

• Llevar a cabo la estadística penal.

• Decretar la construcción y mejoramiento de los edificios.

• Las demás funciones que el gobierno le señalara.

84
Ibid., p. 29

84
Adicionalmente, se trazaron las primeras normas de operación de la cárcel como
medio de sanción social.

El presidente Enrique Olaya Herrera, expidió el Decreto Ley 1405 de 1934, en


ejercicio de las facultades extraordinarias conferidas por la Ley 20 de 1933, que
fue un cuerpo de normas orgánicas mejor ordenado que los anteriores85. Dispuso
que la Dirección General de Prisiones dependería del Ministerio de Gobierno con
el nombre de "División General de Establecimientos de Detención Penas y
Medidas de Seguridad". Luego, en la década de los sesenta, la entidad se
convirtió nuevamente en Dirección General de Prisiones y quedó adscrita al
Ministerio de Justicia.

En el año 1938 los establecimientos de reclusión en Colombia tenían una


población conformada por 8. 686 internos. Esta población aumentó anualmente en
una cifra promedio de mil internos. En 1946 la población disminuyó en 2.765
internos como consecuencia del proceso de desjudicialización, pero en los
siguientes años continuó aumentando, debido al alto índice de violencia que se
vivió durante esta época, hasta llegar a la cifra de 37.770 internos. Este aumento
generó la construcción de los penales de La Picota, Popayán y El Barne, la Cárcel
Modelo de Bogotá y la Distrital de Barranquilla. Igualmente, se inició la
construcción de las cárceles de Bucaramanga, San Gil, Pamplona, Picaleña,
Manizales, Tumaco, Montería, Cartagena, Santa Marta, Pasto, Duitama, Pereira y
Cali. Así mismo, se fortaleció la Colonia Penal de Araracuara. En 1957 se produjo

85
Ibid., p. 31

85
un nuevo proceso de desjudicialización, el cual implicó que la población carcelaria
se redujera en 12. 771 internos86.

El Doctor Bernardo Echeverri Ossa asumió en 1963 el cargo de Director General


de Prisiones y encontró una gran crisis en el sistema: Numerosas fugas,
homicidios y masacres al interior de los penales, ignorancia de los funcionarios
para manejar los establecimientos de reclusión, crueldad o pasividad de los
guardianes, etc. Por lo anterior, fue el promotor de la reforma del Código
Penitenciario de 1934 que se materializó con la expedición del Decreto 1817 en
1964, en virtud de las facultades extraordinarias concedidas al Ejecutivo mediante
la Ley 27 de 1963. Este nuevo código significó una transformación total del
sistema carcelario y penitenciario colombiano. En efecto, entre otras innovaciones
se estableció: el tratamiento progresivo y disciplina atenuada de los condenados,
se creó la Escuela Penitenciaria “para la formación y actualización de todos los
funcionarios de prisiones”,el servicio social carcelario, los permisos premio para
los reclusos, la organización del Cuerpo de custodia (guardianes), la carrera para
los funcionarios, la cárcel para conductores, las cárceles para la fuerza pública, los
criterios de clasificación de los reclusos.

No obstante lo anterior, la población carcelaria y penitenciaria sufrió un nuevo


aumento, llegando hasta los 58.125 internos en el año 1971. Fue así como el
sistema comenzó a registrar las graves consecuencias del hacinamiento. La
aplicación de medidas despenalizadoras, la expedición de la Ley de rebaja de
Penas a raíz de la visita del Papa Paulo VI y el mejoramiento en las condiciones

86
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-153 del 28 de abril de 1998. Magistrado Ponente Eduardo
Cifuentes Muñoz.

86
sociales llevaron a la disminución de la población reclusa, en el año 1973, a
36.500 internos. Durante los años siguientes este número se mantuvo más o
menos estable, aunque se redujo considerablemente con la expedición del
Decreto 1853 en 1985, el cual ordenó la excarcelación de sindicados por delitos
menores87.

El 30 de diciembre de 1992, por iniciativa y proyecto del mismo doctor Echeverri


Ossa la Dirección General de Prisiones se convirtió en un instituto
descentralizado, de manera que su acción resocializadora tuviera el cumplimiento
que exige la filosofía moderna penitenciaria, mediante la descentralización y
desconcentración de funciones por la creación de las regionales en que se dividió
el país bajo este aspecto.

De la misma manera el doctor Echeverri, para darle urgencia a este instituto


presentó para el estudio correspondiente el anteproyecto de la que se convirtió en
la Ley 65 de 1993 o sea el actual Código Penitenciario.

Las circunstancias sociales del país, como las dificultades del sistema judicial y la
expedición de nuevas normas que regulan la materia penal, han influido en el
crecimiento de la población en las prisiones, que actualmente alcanza niveles
incalculables, lo cual ha desencadenado una gran crisis en el sistema.

87
Ibid.

87
8. POLÍTICA DEL GOBIERNO

Colombia es un Estado Social de Derecho, de acuerdo con lo establecido en el


artículo 1 de la Constitución Política de 1991. Como tal, la función en cabeza del
Estado Colombiano es la de servir a la comunidad y garantizar la observancia y
cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en la Carta
Política88. En virtud de lo anterior, las autoridades deben proteger a todas las
personas que ocupan el territorio colombiano en su vida, honra, bienes, creencias
y demás derechos y libertades.

Así las cosas, el hecho de que una persona se encuentre internado en un


establecimiento de reclusión no constituye una excepción para que el Estado
cumpla su función primordial en relación con dicha persona. La Corte
Constitucional expresa al respecto:

Si bien la condición de recluso implica una restricción de los


derechos fundamentales, ello no significa que las autoridades
penitenciarias puedan disponer a su arbitrio de los mismos, pues la
limitación de estos derechos debe ser la estrictamente necesaria
para lograr la resocialización de los internos y la conservación de la
seguridad, el orden y la disciplina dentro de las cárceles. Las
autoridades administrativas deben atender a los principios de
razonabilidad y proporcionalidad so pena de incurrir en
arbitrariedad89

88
REPUBLICA COLOMBIA, Constitución Política de 1991. Editorial La Nueva Ley S.A. Artículo 2

89
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T- 705 de 1996. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz

88
Por esto, las normas que rigen el Sistema Carcelario y Penitenciario en nuestro
país buscan que los establecimientos de reclusión sean instrumento de
prevención, frente a los actos que vulneran o ponen en peligro el orden social, y
de resocialización del infractor, de tal forma que éste pueda volver a formar parte
de la sociedad. Todo esto bajo el entendido de que los derechos de los
condenados deben ser respetados.

Así las cosas, la política del Gobierno Colombiano en materia Penitenciaria y


Carcelaria consiste en:

• Dar un tratamiento igual a quienes se les imputa la comisión de algún delito


o a quienes ya fueron condenados por esta razón. El tratamiento igualitario
se encuentra establecido en los Artículos 13 de la Constitución Política de
1991, 3 del Código Penitenciario y Carcelario de 1993, 7 del Código Penal
de 2000 y 5 del Código de Procedimiento Penal de 2000.

• Garantizar los derechos a la libertad y al debido proceso. En relación con


el derecho a la libertad, su garantía se encuentra consagrada en los
Artículos 28 de la Constitución Política de 1991, 2 del Código Penitenciario
y Carcelario de 1993 y 3 del Código de Procedimiento Penal de 2000.

Por su parte, la garantía del derecho al debido proceso está señala en los
Artículos 29 de la Constitución Política de 1991, 2 y 4 del Código
Penitenciario y Carcelario de 1993, 6 del Código Penal de 2000 y, 6 y 7 del
Código de Procedimiento Penal de 2000.

89
• Respetar, como principio fundamental, la dignidad humana de quienes se
encuentran privados de la libertad. Los Artículos 5 del Código Penitenciario
y Carcelario de 1993, 1 del Código Penal de 2000 y 1 del Código de
Procedimiento Penal de 2000, consagran este principio.

• Resocializar a los condenados, por medio de un tratamiento que les permita


volver a formar parte de la sociedad que han lesionado con sus actos.
Aunque la prisión como pena en Colombia tiene varia funciones, su objetivo
principal es el de resocializar al delincuente. Se pretende, entonces, con el
tratamiento penitenciario por una parte conocer al infractor en su
personalidad, familia, antecedentes, etc, y lograr mediante la disciplina, el
trabajo, el estudio y la ejecución de actividades culturales, religiosas y
deportivas, la corrección de sus actos para que pueda volver a su vida en
sociedad. Este objetivo está establecido en los Artículos 9, 10, 142, 143 y
144 del Código Penitenciario y Carcelario de 1993 y, 4 del Código Penal de
2000.

Lo anterior, en concordancia con las siguientes disposiciones internacionales:

• La Declaración Universal de los Derechos Humanos. Naciones Unidas,


1948. Artículos 1, 2.1, 9,10, 11.1 y 11.2.

• Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos. Naciones Unidas,


1955. Numeral 6.1

90
• El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Naciones Unidas,
1966. Artículos 2.1, 9, 10.1,14, 15, 26.

• La Convención Americana sobre Derechos Humanos. San José de Costa


Rica, 1969. Artículos 1, 5, 7, 8, 9, 11, 24.

• El Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas


Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión. Naciones Unidas,
1988. Principios No. 1, 2, 3, 4, 5. 1. y 11.1.

• Los Principios Básicos para el Tratamiento de los Reclusos. Naciones


Unidas, 1990. Principios No. 1, 2, 4 y 5.

Pero, en contraste con la política proteccionista que acabamos de describir, el


Estado adopta también una política represiva, que se ve reflejada en el incremento
de los tipos penales, en la implementación en mayor medida de la privación de la
libertad como pena, en el aumento de los mínimos de duración de esta privación,
en la reducción de los beneficios administrativos y judiciales, en el aumento de los
delitos excarcelables, entre otros. Esto se veía en el Código Penal de 1980 y con
mayor intensidad se ve ahora en el nuevo Código Penal expedido en el año 2000.

Respecto de la política del Gobierno Colombiano en relación con el Sistema


Carcelario y Penitenciario, la Misión Internacional de la ONU sobre Derechos
Humanos y situación carcelaria en Colombia expresa lo siguiente:

91
Tanto en el plano de la previsión normativa, como en el diseño
institucional y el comportamiento efectivo de las agencias de control
penal, se aprecia una tensión entre un modelo garantista y protector
de derechos, y otro que, bajo la bandera de la “eficiencia” y
seguridad, tiene un componente claramente autoritario. Ello da lugar
no sólo a cuerpos normativos ambivalentes, sino también a políticas
públicas fragmentarias, inconexas y contradictorias por parte de las
diferentes agencias del Estado

...

En el plano normativo, el componente garantista se expresa en las


disposiciones de la Constitución y los Tratados Internacionales de
derechos humanos vinculantes para el Estado por el derecho
convencional y consuetudinario

...

Los nuevos cuerpos legales, el Código Penal (Ley 599 de 2000) –en
adelante CP- y el Código Procesal Penal (Ley 600 de 2000) –en
adelante CPP-, emitidos por iniciativa de ley del Fiscal General,
contienen de modo ambivalente principios garantistas de una parte y,
de otra, disposiciones de rasgo autoritario y represivo, afectando el
derecho a la libertad individual y las garantías propias del Estado de
Derecho 90

90
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos, 2001.

92
9. LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN COMO INSTITUCIÓN LEGAL

El concepto de libertad personal esta señalado en la Constitución Política de


Colombia de 1991 como un Derecho Fundamental: Artículo 13: “Todas las
personas nacen libres e iguales ante la ley...” y Artículo 28:“Toda persona es libre.
...”

En virtud de lo anterior, todas las personas que habitan el territorio colombiano son
libres de elegir y determinar la forma como se desarrollará su vida. Pero, esta
autonomía no es ilimitada, como lo advierte Rafael Sandoval91: “Pero bien es
sabido que es la misma naturaleza que se encarga de limitar las acciones del
hombre dentro del universo, llámense limitaciones de carácter natural, físico o
psicológico. Pero al lado de las limitaciones de la naturaleza frente al hombre, éste
ha inventado el derecho como instrumento también de limitación de la libertad”.

De igual forma señala el Dr. Juan Camilo Córdoba92: “ La libertad es después de la


vida el don más preciado del ser humano. Su limitación por parte del Estado sólo
es admisible cuando el ciudadano ha causado un grave perjuicio a la colectividad,
por razón de la comisión de un hecho delictivo” .

91
SANDOVAL LÓPEZ, Rafael. Medidas de aseguramiento y libertad provisional. 2 Ed. Ediciones
Jurídicas Gustavo Ibáñez., 1999. p. 11.

92
CORDOBA ESCAMILLA, Juan Camilo. La labor del Consultorio Jurídico en las cárceles nacionales de
“La Modelo” y “El Buen Pastor”. www.javeriana.edu.co

93
Así pues, la imposición y ejecución de la restricción del derecho de libertad, debe:

• Sujetarse rigurosamente al imperio de la ley, es decir, debe ser


consecuencia de una orden judicial impartida por autoridad competente, por
motivo previamente definido por la ley y en cumplimiento de las
formalidades legales ( Artículos 29 de la Constitución Política de 1991, 2, 4
y 7 del Código Penitenciario y Carcelario, 6 del Código Penal de 2000 y 6
del Código Procesal Penal de 2000).

• No vulnerar otros derechos constitucionales (Artículos 1 y 2 de la


Constitución Política de 1991, 5 del Código Penitenciario y Carcelario, 1 del
Código Penal de 2000 y 1 del Código de Procedimiento Penal de 2000).

• Ser necesaria, proporcional y razonable (Artículo 3 del Código Penal de


2000). Al respecto la Corte Constitucional señala:

Su carácter necesario significa que la pena no debe ser


impuesta de manera arbitraria, es decir, cuando no guarda
relación con el fin perseguido por ella...

La pena, además de necesaria debe ser útil. La pena debe ser


un instrumento adecuado para servir a sus fines de prevención,
retribución, protección o resocialización. Si los fines de la pena
pueden seguirse por otros medios menos costosos o menos
aflictivos, la pena no es necesaria y por lo tanto no puede ser
útil.

La pena debe ser también proporcional. La proporcionalidad se


obtiene con la comparación entre el daño ocasionado por el
delito y el daño causado por la pena. Según Fernández
Carrasquilla, El estado actual de la relación de razonable

94
proporción entre delito y pena, que desde luego no es natural ni
matemática sino valorativa, es el de hacer depender la
gravedad de la pena, en abstracto y en concreto, de dos
baremos fundamentales: la gravedad del injusto y el grado de
culpabilidad93

Las normas nacionales que regulan esta materia van de la mano, por supuesto,
de las disposiciones internacionales que se señalan a continuación:

• La Declaración Universal de los Derechos Humanos. Naciones Unidas,


1948. Artículos 5 y 7.

• Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos. Naciones Unidas,


1955. Numeral 8.

• El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Naciones Unidas,


1966. Artículos 9 y 10.

• La Convención Americana sobre Derechos Humanos. San José de Costa


Rica, 1969. Artículos 5, 7, 9 y 11.

• El Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas


Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión. Naciones Unidas,
1988. Principios No. 1, 2, 3 y 4.

93
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-596 de 1992. Magistrado Ponente: Ciro Angarita Barón.

95
• Los Principios Básicos para el Tratamiento de los Reclusos. Naciones
Unidas, 1990. Principios No. 1y 5.

Ahora bien, la privación de la libertad se lleva a cabo en los centros de reclusión,


que tienen la siguiente clasificación legal94: cárceles, penitenciarias, cárceles y
penitenciarias especiales, reclusiones para mujeres, establecimientos o
pabellones psiquiátricos para inimputables.

• Las Cárceles: Son establecimientos de detención preventiva, previstos


exclusivamente para retención y vigilancia de sindicados.

• Las Penitenciarias: Son establecimientos destinados a la reclusión de


condenados y en las cuales se ejecuta la pena de prisión, mediante un
sistema gradual y progresivo para el tratamiento de los internos.

• Reclusión de mujeres: Son los establecimientos destinados para la


detención y descuento de la pena impuesta a mujeres infractoras.

• Cárceles y Penitenciarias Especiales:

- Casa Cárcel: Destinada a la detención preventiva y el cumplimiento


de la pena por delitos culposos cometidos en accidente de tránsito
(chóferes, pilotos, maquinistas de tren, etc).

94
REPUBLICA DE COLOMBIA. Código Penitenciario y Carcelario, Ley 65 de 1993. Artículos 20 a 30.

96
- Colonias penitenciarias: Destinadas para los condenados de
extracción campesina o para quienes tengan vocación agrícola.

- Centros de reclusión para funcionarios o exfuncionarios del INPEC,


la Fuerza Pública, la Justicia Penal, la Policía Judicial, los servidores
públicos de elección popular, funcionarios que gozan de fuero lega o
constitucional, celadores de compañías de vigilancia privada,
miembros de grupos subversivos (cuando así lo soliciten, pueden
tener como sitio de reclusión instalaciones de la Fuerza pública).

- Cárceles y Penitenciarias de alta seguridad: son establecimientos


para los sindicados y condenados, cuya detención y tratamiento
requieren mayor seguridad.

• Establecimientos o Pabellones Psiquiátricos para Inimputables: Sirven para


alojar y rehabilitar personas que tengan la calidad de inimputables por
trastorno mental o inmadurez psicológica, según dictamen pericial. Estos
establecimientos debían pasar a formar parte del Sistema Nacional de
Salud, dentro de un término no mayor a cinco (5) años. Efectivamente en el
año 1998 se llevó a cabo el traslado definitivo de la reclusión de los
inimputables al Ministerio de Salud (hoy Ministerio de Protección Social).
Así las cosas, hoy en día una vez se dicta sentencia condenatoria a un
inimputable, el Ministerio de Protección Social tiene que hacerse cargo de
él. Pero, se debe aclarar que aún hay anexos psiquiátricos en los centros
de reclusión del INPEC, que en la actualidad se denominan unidades de
salud mental, teniendo en cuenta la población inimputable sindicada y que

97
se presentan casos de internos imputables que sufren enfermedades
mentales.

• Establecimientos o pabellones especiales para menores de edad:


destinados para internar a los menores de dieciocho (18) años, infractores,
de conformidad con las normas internacionales sobre menores, la
Constitución Política de 1991 y el Código del Menor.

Los establecimientos de reclusión de orden nacional son creados, fusionados,


suprimidos, dirigidos, administrados y ubicados por el Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario INPEC. Pero, los centros para las personas detenidas
preventivamente y condenadas por contravenciones que impliquen privación de la
libertad, por orden de autoridad policiva, son dirigidos, organizados y
administrados por los Departamentos, Municipios, Áreas Metropolitanas y el
Distrito Capital de Bogotá, bajo la vigilancia y control del Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario INPEC.

El principio de legalidad le imprime a los establecimientos de reclusión el carácter


de institución legal. El Gobierno Nacional es el encargado de desarrollar este
principio pues es el encargado de formular los lineamientos de la política penal y
de la política criminal, íntimamente ligadas, y el Instituto Nacional Penitenciario y
Carcelario es quien se encarga de ejecutar lo dispuesto por el Gobierno Nacional.
Pero esta labor del Gobierno puede, y así debería ser, complementarse con la
colaboración de otros estamentos, como el Consejo Nacional de Política
Penitenciaria y Carcelaria (consagrado en el artículo 167 del Código Penitenciario
y Carcelario y éste a su vez reglamentado por el Decreto 3001 de 1997). La

98
función de este Consejo es, en términos generales, prestar asesoría en la
planeación y desarrollo de la política carcelaria y penitenciaria, teniendo en cuenta
su conocimiento de la problemática, manejo y tratamiento del sector. Al respecto
señala la Corte Constitucional:

Bien es cierto que los diferentes órganos y entidades del Estado


tienen funciones celosamente demarcadas por la ley, pero el
cumplimiento de los fines señalados por la Constitución y el mismo
ordenamiento legal, nada impide que distintos cuerpos y funcionarios
de diferentes grados jerárquicos se complementen armónicamente
en la consecución de ciertas metas estatales y en el desarrollo de
programas de beneficio para la comunidad...

No es pues contrario a la Constitución que la labor de formulación de


la política criminal y carcelaria, en la que necesariamente debe tener
injerencia el Presidente de la República, sea asesorada, planeada y
desarrollada concurrentemente por distintos estamentos, como el
Consejo Nacional de Política Penitenciaria y Carcelaria, conocedores
de la problemática del sector, cercanos a su manejo y tratamiento.
De esta forma, precisamente se pueden poner en práctica con
eficiencia y celeridad las políticas y estrategias decididas por la
cabeza de la rama ejecutiva, en lo que a ella corresponde, para la
preparación y elaboración de proyectos de ley en materia criminal y
para la ejecución de las grandes políticas trazadas por el legislador95
(subrayado de la Corte).

Los establecimientos de reclusión, como institución legal, implican una estructura


orgánica, una infraestructura, unas autoridades, unos reglamentos de
comportamiento y desempeño tanto para los funcionarios carcelarios y
penitenciarios, como para los internos, y un proceso de tratamiento para la
resocialización en las penitenciarias. Todos estos temas están regulados en el
Código Penitenciario y Carcelario, pero serán tratados en detalle más adelante,

95
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 0184 del 6 de mayo de 1998. Magistrado Ponente: Carlos
Gaviria Díaz

99
teniendo en cuenta que son los elementos de los establecimientos de reclusión en
su consideración como organización y como instrumento de cambio social.

100
10. LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN COMO ORGANIZACIÓN

10.1 INSTITUTO PENITENCIARIO Y CARCELARIO INPEC

El órgano encargado de orientar los lineamientos del Código Penitenciario y


Carcelario, en concordancia con las normas constitucionales y las disposiciones
internacionales, es el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC, que es
un establecimiento público adscrito al Ministerio del Interior y de Justicia, con
personería jurídica, patrimonio independiente y autonomía administrativa.

10.1.1 Objetivos (Artículo 3 del Decreto 2160 de 1992). i) Ejecutar y desarrollar la


política carcelaria y penitenciaria dentro de los lineamientos establecidos por el
Gobierno Nacional y la Constitución Política ii) Hacer cumplir las medidas de
aseguramiento, las penas privativas de la libertad y las medidas de seguridad que
establezcan las autoridades judiciales iii) Diseñar y ejecutar programas de
resocialización, rehabilitación y reinserción a la sociedad, para los internos de los
establecimientos carcelarios y penitenciarios iv) Diseñar y establecer los
mecanismos necesarios de control de los programas de resocialización de los
internos a la sociedad.

10.1.2 Funciones. Las funciones del INPEC son, entre otras: i) dirigir, administrar
y vigilar los establecimientos de reclusión ii) adoptar y desarrollar políticas de
construcción para su propio funcionamiento y el de los centros de reclusión,

101
incluyendo compraventa y permuta de inmuebles iii) formar y capacitar su personal
iv) atender con los medios necesarios la seguridad de los internos y la
resocialización de los condenados96.

10.1.3 Estructura orgánica

• Nivel Central.

- Consejo Directivo. Está integrado por: i) El Ministro de Justicia y del


Derecho o el Viceministro, quien la preside ii) El Fiscal General de la
Nación o su delegado iii) El director de la Policía Nacional o su
delegado iv) El Secretario General del Ministerio de Justicia y del
Derecho v) El Jefe de la Oficina de Planeación del Ministerio de
Justicia y del Derecho. Sus decisiones se denominan acuerdos.

Sus funciones son: i) Formular la política general del Instituto ii)


Formular y adoptar los planes y programas que deben desarrollarse
de acuerdo con los lineamientos trazados por el Gobierno Nacional
para el sistema carcelario y penitenciario iii) Controlar y evaluar el
funcionamiento general del Instituto verificando su conformidad con
las políticas y planes iv( Determinar la estructura interna y la planta
de personal de Instituto, para su aprobación por el Gobierno Nacional
v) Organizar y reglamentar al sistema de carrera penitenciaria, de
conformidad con las normas con las normas vigentes sobre la
materia vi) Autorizar todo acto o contrato cuya cuantía exceda de
seiscientos trece (613) salarios mínimos legales mensuales.

96
ECHEVERRI OSSA, Enfoques Penitenciarios, op. cit., p. 47.

102
- Dirección General. Está integrada por: i) la oficina de planeación ii) la
oficina jurídica iii) la oficina de control interno iv) la oficina de
sistemas v) la oficina de control único disciplinario vi) los órganos de
asesoría y coordinación. El Director General es agente del
Presidente de la República y es funcionario de libre nombramiento y
remoción.

Funciones: i) Ejercer la Representación Legal del Instituto


Penitenciario y Carcelario ii) Presentar para aprobación del Consejo
Directivo los planes, programas y proyectos que debe desarrollar el
Instituto iii) Dirigir, coordinar y controlar la ejecución de los planes y
programas iv) Ejercer la dirección y control de los establecimientos
de reclusión y de las demás dependencias que integran el Instituto
v) Nombrar, dar posesión y remover el personal del Instituto de
acuerdo con las disposiciones legales y reglamentarias, así como
expedir los actos administrativos que requiera el manejo del
personal vi) Resolver los recursos de ley interpuestos contra las
providencias expedidas por los Directores Regionales o Directores
de Establecimiento Carcelario vii) Presentar al Consejo Directivo el
anteproyecto de presupuesto y los acuerdos mensuales de gastos
para su aprobación viii) Indicar los establecimientos penitenciarios
en los que haya de darse cumplimiento a las penas, teniendo en
cuenta la situación familiar y personal del condenado ix) Ejercer la
función disciplinaria en relación con el personal administrativo y el
Cuerpo de Custodia y Vigilancia de acuerdo a lo establecido en la
Ley x) Ejecutar los actos administrativos y celebrar los contratos de
acuerdo a las disposiciones legales xi) Ejercer la Dirección de la

103
Carrera Penitenciaria xii) Convocar al Consejo Directivo a sesiones
extraordinarias cuando lo considere conveniente xiii) Delegar en sus
subalternos, algunas de sus funciones, de acuerdo con las normas
legales y que considere pertinente para el desarrollo de los
programas xiv) Rendir informes al Ministro de Justicia y del Derecho,
en la forma que éste lo determine, sobre el estado de ejecución de
los programas del Instituto xv) Rendir informes generales y
periódicos o particulares que se le soliciten, al Presidente de la
República a través del Ministro de Justicia y del Derecho, sobre las
actividades desarrolladas, la situación general de la entidad y las
medidas adoptadas que puedan afectar el curso de la política en
materia Penitenciaria y Carcelaria xvi) Proponer políticas en el ramo
de su competencia xvii) Aprobar los requisitos y procedimientos a
los cuales deben sujetarse las asociaciones o entidades
particulares, cuando mediante convenios se deleguen funciones
asignadas al Instituto xviii) Atender y tramitar los reclamos. quejas y
observaciones presentadas por los ciudadanos cuando se presenten
deficiencias administrativas, inmoralidad, actos o procedimientos
indebidos por parte de los funcionarios del Instituto xix) Las demás
funciones que se relacionen con la organización y funcionamiento
del Instituto y que no estén expresamente atribuidas a otra
autoridad.

- Subdirección General. Funciones: i) Reemplazar al Director General


en sus faltas temporales ii) Asesorar a la Dirección General en la
elaboración de planes de seguridad y protección a nivel institucional
iii) Desarrollar estudios sobre planes de seguridad que se requieran
para ser más eficiente y racional la gestión del Instituto en este

104
aspecto iv) Coordinar los diferentes planes de seguridad que
adelanta el Instituto v) Asesorar a las Direcciones Regionales en la
difusión, integración y consolidación de estrategias de seguridad vi)
Previa autorización del Director General del INPEC, coordinar con la
Fuerza Pública la seguridad de los establecimientos carcelarios y
establecer en los principales centros, anillos de seguridad que
permitan reforzar la vigilancia y el control requeridos vii) Establecer
contactos con los organismos de seguridad del Estado para realizar
las remisiones de internos entre los diferentes establecimientos
carcelarios o solicitudes judiciales que ameriten especial seguridad
viii) Mantener actualizada la información de los internos de alta
seguridad con el fin de establecer cuáles remisiones requieren
medidas especiales o si requieren custodia particular ix) Establecer
procedimientos de inteligencia al interior de los establecimientos
carcelarios para prevenir riesgos derivados de actos antisociales que
atentan contra la seguridad de los internos tales como: consumo de
drogas, agresiones personales, motines, fuga, secuestros y demás
que atentan contra la seguridad y orden Presentar a la Subdirección
de Construcciones parámetros en materia de seguridad en la
infraestructura física de los establecimientos carcelarios del país x)
Pasar revista a los establecimientos carcelarios para evaluar los
servicios de seguridad que prestan los diferentes organismos del
Estado xi) Proponer con autorización del Director requisas a los
establecimientos carcelarios por parte de la Fuerza Pública en caso
de alteración del orden y la seguridad xii) Las demás funciones que
le sean asignadas por el Director General.

- Secretaria General. Conformada por: i) la División de Gestión


Humana ii) la División Financiera iii) la División de Servicios

105
Administrativos. El Secretario General será el funcionario encargado
de asesorar la orientación técnica de la administración del Instituto,
garantizando la eficiente Prestación de los servicios y el normal
funcionamiento de la organización.

Funciones: i) Asistir a la Dirección General en la determinación de los


objetivos, estrategias y metas relacionados con la administración y
finanzas del Instituto ii) Refrendar los actos administrativos del
Instituto iii) Elaborar y tramitar en coordinación con la Oficina Jurídica
los Proyectos de acuerdo, resoluciones y contratos que deban
someterse a la consideración o aprobación de la Dirección General
iv) Coordinar las actividades relacionadas con la ejecución y control
presupuestal, así como el registro y análisis de las operaciones
financieras del Instituto v) Coordinar y asistir a las Direcciones
Regionales en el desarrollo de las actividades propias del área
administrativa y financiera de acuerdo con los sistemas de trabajo,
planes y procedimientos establecidos.

- Subdirección Escuela Penitenciaria “Enrique Low Murtra”.

- Subdirección de Construcciones.

- Subdirección de Tratamiento y Desarrollo. Conformada por: i) la


División de Desarrollo Social ii) la División de Fomento y
Capacitación Laboral iii) la División de Salud.

106
- Subdirección Comando Superior del Cuerpo de Custodia y
Vigilancia.

• Nivel Regional. Uno de los grandes avances que implicó el cambio de la


Dirección General de Prisiones por el Instituto Penitenciario y Carcelario,
fue la descentralización de la organización de los centros de reclusión. La
Dirección de prisiones se caracterizó por su gestión dependiente y su poca
autonomía administrativa, lo cual impidió un funcionamiento adecuado,
oportuno y descentralizado, mientras que el INPEC se constituyó como un
organismo con patrimonio propio y con autonomía administrativa. Así pues,
el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario puede crear direcciones
regionales, que están bajo su vigilancia y control, de tal forma que se de al
sistema mayor agilidad en las acciones que deben ejecutarse en las
diferentes zonas del país, inmediatez al control y atención oportuna de los
problemas que se presenten.

Direcciones Regionales: i) Regional Número 1 Región Central ii) Regional


Número 2 Región Occidental iii) 1.3 Regional número 3 Región Norte iv)
Regional número 4 Región Oriental v) Regional número 5 Región Noroeste
vi) Regional número 6 Región Viejo Caldas. ( ANEXO A).

10.2 CUERPO DE CUSTODIA Y VIGILANCIA

107
De acuerdo con el Artículo 31 del Código Penitenciario y Carcelario, este Cuerpo
es el encargado de velar por la seguridad interna de los establecimientos de
reclusión. Pero al mismo tiempo, tienen la tarea de guiar a los reclusos en su
proceso de resocialización, por medio del conocimiento exhaustivo de sus
actuaciones y reacciones, teniendo en cuenta que se encuentra en permanente
contacto con ellos.

Por su parte, el Artículo 2 de la Ley 32 de 1986 lo define como un “ organismo


armado, de carácter civil y permanente al servicio del Ministerio de Justicia e
integrado por Personal uniformado”.

Al respecto, el cuarto Principio Básico para el Tratamiento de los Reclusos de las


Naciones Unidas, establece: “El personal encargado de las cárceles cumplirá con
sus obligaciones en cuanto a la custodia de los reclusos y la protección de la
sociedad contra el delito de conformidad con los demás objetivos sociales del
Estado y con su responsabilidad fundamental de promover el bienestar y el
desarrollo de todos los miembros de la sociedad”97.

Para poder entender de mejor manera la importancia del papel que desempeña el
Cuerpo de Custodia y Vigilancia en el Sistema Carcelario y Penitenciario
colombiano, se debe relatar, brevemente, la historia de la creación y consolidación
del Cuerpo de Custodia en Colombia.

El 20 de marzo de 1825, fue expedida la Ley sobre “La Organización y Régimen


Político y Económico de los Departamentos y Provincias de la República”, por la

97
NACIONES UNIDAS. Principios Básicos para el Tratamiento de los Reclusos, 1990

108
cual se ordenó a los Municipios establecer la policía de las cárceles. De acuerdo
con el Doctor Echeverri, este podría ser el origen de la Guardia. 98

En 1915 se crea el primer Cuerpo de Guardianes, pero el nombramiento de sus


integrantes no tuvo criterios de selección ni de preparación, es decir, no se exigió
ningún tipo de requisito moral o intelectual. Así las cosas, el papel de los
guardianes fue tomado como el de simples cuidanderos.

En 1963, el doctor Echeverri, en su calidad de Director General de Prisiones, visita


por primera vez las cárceles y encuentra que los guardianes desempeñaban sus
labores en condiciones lastimosas99, razón por la cual lleva a cabo una campaña
depurativa:

se recuperó para el buen servicio a quienes reaccionaban


positivamente a los estímulos de la moralización; se expulsaron los
indeseables; se adquirió armamento y se distribuyeron uniformes,
exigiéndose que el servicio no podía cubrirse, sin usarlos y sin llevar
la respectiva identificación puesta en lugar visible; se elevaron los
sueldos tanto para ellos como para el resto del personal del servicio
carcelario; se expidió el reglamento disciplinario, también los de
protocolo, uniformes, armamento y táctica carcelaria100.

El Doctor Echeverri, entendía claramente la misión de los guardianes y se


obsesionó por la idea de profesionalizarlos, razón entre otras que lo llevó a

98
ECHEVERRI OSSA, Bernardo. Custodia de las Prisiones. Publicaciones de la Escuela Penitenciaria
Nacional. p. 17.

99
Ibid., p. 18

100
Ibid., p. 19

109
promover la reforma del Código Penitenciario y Carcelario. En virtud de las
facultades extraordinarias otorgadas al Gobierno durante este período, se llevó a
cabo la reforma judicial, proceso dentro del cual se incluyó la reforma al Código
Penitenciario y Carcelario. En consecuencia, se expidió el Decreto 1817 de 1964,
en el cual se consagró la carrera penitenciaria para el Cuerpo de Custodia y
Vigilancia, se estableció que este Cuerpo estaría organizado por categorías, se
determinó que el paso de una a otra categoría estaría determinada por un tiempo
mínimo de duración de servicio en cada una de ellas, etc. De igual forma, se
previó la creación la Escuela Penitenciaria, en donde los guardianes serían
escogidos y encontrarían información sobre sus deberes. Esta Escuela fue
fundada el 1 de marzo de 1965.

Así se constituyó la verdadera organización de la Guardia, pues su selección


exigió el cumplimiento y concurrencia de requisitos físicos, morales e intelectuales
muy estrictos. Por esta razón su formación comprendió desde el manejo de las
armas, la defensa personal, las formaciones de intervención hasta la ocupación y
dominio del lugar en donde se encuentra ubicado en desarrollo de sus funciones, y
desde las nociones de criminología, sicología, tratamiento del delincuente hasta la
ética profesional.

Pero, esta organización no era suficiente, y por tanto fue necesario entregarle al
Cuerpo de Custodia y Vigilancia un estatuto propio que reafirmara su situación, le
permitiera ocupar una posición destacada en el escalafón de los servidores
nacionales y un nivel de vida superior101. Fue así como el Doctor Bernardo

101
Ibid., p. 29

110
Echeverri Ossa presentó al Gobierno el proyecto de Ley de reorganización de la
Guardia, el cual fue aprobado como Ley 32 el 3 de febrero de 1986.

Ahora bien, se debe advertir que lo antes expuesto guarda estrecha relación con
las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos102:

Personal penitenciario 46. 1) La administración penitenciaria


escogerá cuidadosamente el personal de todos los grados, puesto
que de la integridad, humanidad, aptitud personal y capacidad
profesional de este personal dependerá la buena dirección de los
establecimientos penitenciarios. 2) La administración penitenciaria se
esforzará constantemente por despertar y mantener, en el espíritu
del personal y en la opinión pública, la convicción de que la función
penitenciaria constituye un servicio social de gran importancia y, al
efecto, utilizará todos los medios apropiados para ilustrar al público.
3) Para lograr dichos fines será necesario que los miembros del
personal trabajen exclusivamente como funcionarios penitenciarios
profesionales, tener la condición de empleados públicos y por tanto la
seguridad de que la estabilidad en su empleo dependerá únicamente
de su buena conducta, de la eficacia de su trabajo y de su aptitud
física. La remuneración del personal deberá ser adecuada para
obtener y conservar los servicios de hombres y mujeres capaces. Se
determinarán las ventajas de la carrera y las condiciones del servicio
teniendo en cuenta el carácter penoso de sus funciones.
47. 1) El personal deberá poseer un nivel intelectual suficiente. 2)
Deberá seguir, antes de entrar en el servicio, un curso de formación
general y especial y pasar satisfactoriamente pruebas teóricas y
prácticas. 3) Después de su entrada en el servicio y en el curso de
su carrera, el personal deberá mantener y mejorar sus
conocimientos y su capacidad profesional siguiendo cursos de
perfeccionamiento que se organizarán periódicamente.

48. Todos los miembros del personal deberán conducirse y cumplir


sus funciones en toda circunstancia, de manera que su ejemplo
inspire respeto y ejerza una influencia beneficiosa en los reclusos.

102
NACIONES UNIDAS. Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, adoptadas por el Primer
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en
Ginebra en 1955.

111
10.2.1 Funciones. Están señaladas en el Artículo 4 de la Ley 32 de 1986:i) Velar
por la seguridad de los establecimientos carcelarios ii) Cumplir las órdenes y
requerimientos de las autoridades jurisdiccionales con respecto a los internos de
los establecimientos carcelarios iii) Cumplir las órdenes impartidas por la Dirección
General de Prisiones (hoy Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario) en relación
con las actividades carcelarias iv) Servir como auxiliar en la educación de los
internos, en los establecimientos carcelarios y en la readaptación de los reclusos
v) Ejecutar las demás funciones relacionadas con el cargo que le asigne la ley y
los reglamentos.

La evolución más relevante en este punto, para efectos de la función de la pena


en Colombia consiste en considerar a los miembros del Cuerpo de Custodia y
Vigilancia no solo como los guardianes de la seguridad del sistema sino como
auxiliares en la educación de los reclusos como parte integral de su proceso de
resocialización. Al respecto, es pertinente citar la recomendación que el Consejo
Económico y Social de la UNESCO efectuó a los países miembros a través de la
Resolución 1990/20 del 24 de mayo de 1990: “todos los que intervienen en la
administración y gestión de establecimientos penitenciarios deben facilitar y
apoyar la educación en la mayor medida posible”103. Se debe tener en cuenta que
son los guardianes las personas que permanecen el mayor tiempo al lado de los
reclusos y por tanto tienen un mejor conocimiento de ellos y de los delitos
cometidos.

103
CONSEJO INTERNACIONAL PARA LA EDUCACIÓN DE ADULTOS. Opiniones. Segunda Parte.
Capitulo IX. Una vía de acción diversa: un enfoque holístico de la educación e los establecimientos
penitenciarios. Tessa West. www.unesco.org

112
10.2.2 Carrera penitenciaria. La carrera penitenciaria fue instituida en el Decreto
1817 de 1964, organizada por el Decreto 1661 de 1965 y actualmente se
encuentra regulada por la Ley 32 de 1986. Está diseñada para que las personas
que conforman el Cuerpo de Custodia y Vigilancia tengan la posibilidad de
adquirir estabilidad y la oportunidad de ocupar niveles superiores en desarrollo del
cumplimiento de su servicio.

La ley 32 de 1986 señala que el Cuerpo de Custodia y Vigilancia está compuesto


por tres grados: Guardianes, Suboficiales y Oficiales y éstos a su vez se
subdividen en clases. Los Guardianes tienen funciones de instrucción y vigilancia;
los Suboficiales colaboran en las tareas asignadas a los Oficiales, en los servicios
de orden, seguridad y administración, y los Oficiales tienen las funciones de
comandar la vigilancia carcelaria, dirigir y coordinar los servicios de orden y
seguridad en los establecimientos de reclusión. En cada uno de los grados se
debe cumplir un mínimo de tiempo de prestación de servicio.

El proceso preliminar para ser inscrito en la carrera penitenciaria consiste en


ingresar a la Escuela Penitenciaria Nacional. Los aspirantes deben ser
colombianos, tener entre dieciocho (18) y veinticinco (25) años, tener título de
bachiller en cualquiera de sus modalidades, tener definida la situación militar,
demostrar antecedentes morales y no haber sido condenados mediante sentencia
judicial por ningún delito. En la Escuela, los aspirantes recibirán los cursos de
formación que les permitirá ser nombrados como guardianes, en primera instancia,
y posteriormente llegar a otros escalafones.

113
Gráfico número 4. Carrera penitenciaria.
Grado Clases Tiempo de Duración
servicio del curso
Guardianes Guardián de primera clase Tres (3) años Seis (6)
Guardián de segunda clase meses

Suboficiales Sargento Tres(3)años Ocho (8)


Cabo en cada clase meses
Oficiales Mayor Tres (3) años Doce (12)
Capitán en cada clase meses
Teniente

No obstante lo anterior, de acuerdo con el Documento CONPES 2797 de 1995104,


la carrera penitenciaria no ha sido verdaderamente un instrumento cualificador de
los funcionarios que forman parte del Cuerpo de Custodia y Vigilancia, lo cual se
ve reflejado en los problemas de ética en el servicio, la falta de sentido de
pertenencia y compromiso institucional, y el poco profesionalismo de estos
funcionarios. Por otra parte, el proceso de formación de la Escuela Penitenciaria
Nacional se ha visto truncado debido a la escasez de presupuesto, de
académicos, de infraestructura y a la falta de actualización de los conceptos
acerca del perfil del funcionario penitenciario y sus currículos académicos. Así
mismo, el Informe presentado por la Misión Internacional de Derechos Humanos y
Situación Carcelaria de la oficina en Colombia del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos de las Naciones Unidas105 señala que la selección de

104
REPUBLICA DE COLOMBIA. DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN. Política
penitenciaria y carcelaria. Documento CONPES 2797 Ministerio de Justicia, Ministerio de Hacienda y
Crédito Público, DNP. Bogotá, 1995

105
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos. 2001

114
personal del Cuerpo de Custodia y Vigilancia no es apropiada pues se encuentra
influenciada por presiones políticas; no hay programas de actualización,
complementación y adecuación a nuevas disposiciones en relación con la
formación de los integrantes de este Cuerpo.

A lo anterior se debe añadir la grave situación que enfrenta el Cuerpo de Custodia


y Vigilancia como consecuencia del escaso personal que hay destinado frente al
número, cada vez mayor, de internos en los establecimientos de reclusión. En este
punto vale la pena mencionar los diferentes informes presentados al respecto que,
aunque provienen de diferentes autores y momentos en el tiempo, coinciden en
afirmar que el número de guardias encargados de la vigilancia interna de los
centros penitenciarios y carcelarios del país no resulta ni siquiera suficiente.

La Dirección de Estudios Sectoriales de la Contraloría General de la Nación


expresa en su informe “La Situación Penitenciaria y Carcelaria en Colombia” que “
a cada guardia le corresponde en promedio, la vigilancia y custodia de por lo
menos 7 internos”. Por otra parte, en el Documento CONPES 2797 se señala: “El
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario cuenta con una planta de personal de
custodia y vigilancia compuesta por 5.377 efectivos, repartidos en 2 turnos de 24
horas. A cada dragoneante le corresponde la custodia de 13 reclusos, índica muy
superior al promedio internacional que es de 5 reclusos por guardia de
seguridad”106. Por último, el Informe presentado por la Misión Internacional de
Derechos Humanos y Situación Carcelaria de la oficina en Colombia del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas señala: “ Es

106
REPUBLICA DE COLOMBIA. DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN. Política
penitenciaria y carcelaria. Documento CONPES 2797 Ministerio de Justicia, Ministerio de Hacienda y
Crédito Público, DNP. Bogotá, 1995

115
preocupante el escaso número de guardianes en las cárceles y centros
penitenciarios, su número es notoria y peligrosamente insuficiente para cumplir las
funciones de custodia y vigilancia que le son otorgadas por la Ley 65”107.

10.3 INTERNOS

De acuerdo con el Artículo 63 de la Ley 65 de 1993, las personas internas en los


centros de reclusión son condenadas o detenidas, y por su condición deben estar
separadas. Así están definidas por el Conjunto de Principios para la Protección de
Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión108:

USO DE LOS TÉRMINOS. Para los fines del Conjunto de Principios.

...

b) Por «persona detenida» se entiende toda persona privada de la


libertad personal, salvo cuando ello haya resultado de una condena
por razón de un delito;

c) Por «persona presa» se entiende toda persona privada de la


libertad personal como resultado de la condena por razón de un
delito;

107
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos. 2001

108
NACIONES UNIDAS. Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas Sometidas a
Cualquier Forma de Detención o Prisión. 1988.

116
Por otra parte, los internos deben estar clasificados en categorías teniendo en
cuenta los siguientes criterios: edad, sexo, naturaleza del hecho punible,
personalidad, antecedentes, condiciones de salud física y mental, fase de
tratamiento. Lo anterior, en concordancia con las Reglas Mínimas para el
Tratamiento de los Reclusos109:

Separación de categorías. 8. Los reclusos pertenecientes a


categorías diversas deberán ser alojados en diferentes
establecimientos o en diferentes secciones dentro de los
establecimientos, según su sexo y edad, sus antecedentes, los
motivos de su detención y el trato que corresponda aplicarles. Es
decir que:

a) Los hombres y las mujeres deberán ser recluidos, hasta


donde fuere posible, en establecimientos diferentes; en un
establecimiento en el que se reciban hombres y mujeres, el conjunto
de locales destinado a las mujeres deberá estar completamente
separado;

b) Los detenidos en prisión preventiva deberán ser separados de


los que están cumpliendo condena;

c) Las personas presas por deudas y los demás condenados a


alguna forma de prisión por razones civiles deberán ser separadas
de los detenidos por infracción penal;
d) Los detenidos jóvenes deberán ser separados de los adultos.

Infortunadamente, la clasificación antes mencionada no se cumple a cabalidad en


Colombia, siendo el único criterio que se aplica realmente la separación por
género110.

109
NACIONES UNIDAS. Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, adoptadas por el Primer
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en
Ginebra en 1955.

110
Sistema Penitenciario en Colombia. www.colombia.com

117
10.3.1 Perfil social. La gran mayoría de los presos proviene de los sectores más
pobres de la comunidad nacional y se encuentran entre los 18 y 30 años de edad.
Predomina el analfabetismo, la condición de desempleado y un mal estado de
salud. La población femenina no supera el 6% de la población total de reclusos.

Gráfico número 5.

Fuente: CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La Situación Carcelaria y


Penitenciaria en Colombia 1999. Gráfico número 9.

10.3.2 Perfil jurídico. A todo lo anterior se suma el hecho de que el número de los
internos recluidos de manera preventiva es casi igual al de los condenados, de
acuerdo con la información estadística del INPEC: de la población promedio de 51.
276, registrada durante el año 2002, 21. 199 reclusos eran sindicados y 30. 077
eran condenados.

118
Gráfico número 6. Situación jurídica de los internos.

41%
sindicados
condenados
59%

Fuente: INPEC. 2002

En este punto es importante anotar que estos datos no son del todo reales, porque
no se tienen en cuenta las detenciones y retenciones de la Policía y en las
cárceles municipales del país, es decir, las cifras antes mencionadas pueden ser
más alarmantes.

10.3.3 Perfil delictivo

Gráfico número 7. Delitos por títulos del Código Penal (1980).

119
Fuente: CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La Situación Carcelaria y
Penitenciaria en Colombia. 1999. Gráfico número 10

El gráfico anterior muestra que la población reclusa está sindicada o condenada


principalmente por los delitos de homicidio, hurto, infracciones a la Ley 30 de 1986
(Narcotráfico) y secuestro extorsivo111.

10.3.4 Inimputables

El Código Penal de 2000 los define como las personas que al momento de
ejecutar una conducta típica y antijurídica no tiene la capacidad de comprender
que ésta es ilícita o de determinar su actuación de acuerdo con esa comprensión,
debido a su inmadurez sicológica, trastorno mental, diversidad sociocultural o
estados similares112.

111
CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La Situación
Carcelaria y Penitenciaria en Colombia. 1999.

112
REPUBLICA DE COLOMBIA. Código Penal de 2000. Artículo 33.

120
Ahora bien, los motivos de inimputabilidad no han sido siempre los mismos que
señala el Código actual. En el Código de 1936 se consideraba inimputables a las
personas que se encontraran en estado de enajenación mental o intoxicación
crónica producida por el alcohol o por cualquier otra sustancia, o padeciera de
grave anomalía psíquica113 . Por su parte, el Código Penal de 1980, disponía
como motivos, la inmadurez psicológica o el trastorno mental114. Finalmente el
Código Penal de 2000, incluye como motivo la diversidad sociocultural o los
estados similares. En lo que sí coinciden los Códigos antes mencionados es en el
hecho de establecer que el motivo de inimputabilidad debe presentarse en el
mismo momento en que se lleva a cabo el acto que vulnera el interés jurídico
tutelado.

Durante mucho tiempo se consideró que las conductas ilícitas que efectuaban los
inimputables no generaban sobre ellos ningún tipo de responsabilidad. Pero a
partir de la expedición del Código de 1936, se establece en cabeza de los
inimputables responsabilidad penal que conlleva la aplicación de una sanción, que
en este caso no se trata de una pena sino de una medida de seguridad115. Lo
anterior responde al criterio protector del bien jurídico vulnerado, a pesar de
tratarse de una persona que se encuentra en las condiciones señalas por el
Código Penal. Al respecto, manifiesta el doctor Carlos Lozano y Lozano:

Las disposiciones anteriores, que señalan una transformación total


del antiguo criterio de absolver a los alienados, sin tener en cuenta el
derecho de los otros miembros de la comunidad a ser defendidos de
toda amenaza contra sus personas, honra y bienes, son acertadas,

113
Ibid.

114
REPUBLICA DE COLOMBIA. Código Penal de 1980. Artículo 31.

115
REPUBLICA DE COLOMBIA. Código Penal de 1936. Artículos 29, 62, 63 y 64.

121
convenientes y responden a enseñanzas de la ciencia moderna.
Cabe insistir en que tales preceptos implican responsabilidad legal
para los locos delincuentes116

Es importante aclarar que la responsabilidad que surge en el caso de los


inimputables implica la antijuridicidad y la tipicidad de la conducta, pero no la
culpabilidad, razón por la cual quien comete un delito, encontrándose en esta
condición, se hace acreedor, una vez culmine el proceso penal correspondiente,
de la imposición de una medida de seguridad, cuya función es proteger, curar,
tutelar y rehabilitar al infractor.

Las medidas de seguridad son:

• La internación en establecimiento psiquiátrico, clínica o institución, de


carácter oficial o privado, para los condenados por la comisión de un delito
que son inimputables por trastorno mental transitorio con base patológica.

• La casa de estudio o trabajo, para inimputables que no sufren trastorno


mental.

• La libertad vigilada, como accesoria a la medida de internación, consistente


en la obligación de residir en determinado lugar por un término no mayor de
tres años; la prohibición de concurrir a determinados lugares públicos hasta

116
LOZANO Y LOZANO, Carlos. Elementos del derecho penal. Bogotá: Ediciones Lerner, 1961. p. 361

122
por tres años, y en la obligación de presentarse periódicamente ante las
autoridades encargadas de su control hasta por tres años.

• La reintegración al medio cultural propio, para los inimputables por


diversidad sociocultural.

Teniendo en cuenta la condición especial de los inimputables y la función de las


medidas de seguridad frente a sus actos delictivos, se disponía en el Código Penal
de 1980 un máximo indeterminado para la aplicación de las medidas de
internación, bien fuera en establecimiento psiquiátrico o bien en casas de estudio
o trabajo. Pero, la Corte Constitucional declaró la inexequibilidad de los máximos
indeterminados señalados en los artículos 94, 95 y 96, por cuanto considera que el
tope máximo de duración de la medida de seguridad equivale al previsto para las
penas y teniendo en cuenta que el artículo 34 de la Constitución Política de 1991
prohíbe expresamente las penas perpetuas, tampoco pueden ser entonces
perpetuas las medidas de seguridad. Añade la Corte que el Estado está en la
obligación de garantizar el tratamiento especial que requieran quienes cumplan
con el tiempo señalado para la medida de seguridad, pero aún no se hayan curado
por completo, teniendo en cuenta que aunque al salir de los centros de reclusión
pierden su calidad de inimputables no sucede lo mismo con su situación de
disminución psíquica117.

El lugar destinado para la ejecución de las medidas de seguridad consistentes en


la internación de los inimputables es un establecimiento de rehabilitación o
pabellón psiquiátrico. En el Código Penitenciario y Carcelario se dispuso respecto

117
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 176 de 1993. Magistrado Ponente: Alejandro Martínez
Caballero.

123
de estos establecimientos que en un término no mayor de cinco años, el
tratamiento psiquiátrico de los inimputables debía ser incorporado al Sistema
Nacional de Salud (hoy denominado Sistema de Seguridad Social), razón por la
cual se debía planear y concretar la construcción de instalaciones propias para
este fin, en lugar de los establecimientos o pabellones que se encontraban bajo la
dirección del INPEC. En el año de 1997 se suscribió un Convenio entre esta
institución y el Sistema de Seguridad Social, por medio del cual se programó la
transferencia gradual de los inimputables recluidos y en ese mismo año se expidió
el Decreto 1542, en virtud del cual se creó un Comité Interdisciplinario con el fin de
facilitar el proceso antes mencionado.

El Comité Interdisciplinario de TRANSFERENCIA GRADUAL DE INIMPUTABLE,


esta compuesto por: el Viceministro de Salud, un representante del Instituto de
Medicina Legal, un representante de los jueces y fiscales Consejo Superior de la
Judicatura, un representante de la Defensoría del Pueblo, un representante del
INPEC, quien hace las veces de Secretario General del Comité.

Tal y como se mencionó en el capitulo noveno del presente trabajo, a partir del
año 1998 se hizo efectiva la orden dispuesta en la Ley 65 de 1993, razón por la
cual los inimputables condenados son responsabilidad del Ministerio de Salud (hoy
Ministerio de Protección Social). Vale la pena señalar en este punto que respecto
del traslado de estos inimputables el Ministerio entendía que no era su obligación
y que ésta recaía en cabeza del INPEC. Pero, en virtud de la sentencia T – 1045
de 2002 de la Corte Constitucional (Magistrado Ponente: Jaime Araujo Rentería),
se ordenó al Ministerio la implementación de un sistema adecuado de remisión, en
un plazo de cuatro meses contados a partir de la fecha de notificación de la
decisión de la Corte (29 de enero de 2003). Durante ese tiempo, el INPEC debía
apoyar al Ministerio, prestando el servicio de traslado antes mencionado. En

124
consecuencia, a partir del 29 de mayo de 2003 el INPEC queda liberado
totalmente de toda obligación respecto de los inimputables condenados.

10.4 INFRAESTRUCTURA

Los establecimientos de reclusión deben contar con una planta física adecuada a
sus fines y a la población que alberga: los internos, y el personal directivo,
administrativo y de vigilancia118.

Ahora bien, los locales en donde van a ser alojados los internos deben construirse
teniendo en cuenta las condiciones de volumen de aire, superficie mínima,
alumbrado, calefacción y ventilación. Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de
los Reclusos119 establecen que las celdas destinadas al aislamiento nocturno
deben ser ocupadas por una sola persona, salvo que por un exceso temporal de
población reclusa sea indispensable destinarlas para más de dos personas, y
señalan que la estructura de las mismas debe tener en cuenta criterios tales como
el volumen de aire, una superficie mínima, alumbrado, calefacción y ventilación.

En este punto debe considerarse que el aislamiento en los establecimientos de


reclusión, por su propia naturaleza, no implica para los internos condiciones de
comodidad como las que se puedan encontrar en los lugares normales de

118
REPUBLICA DE COLOMBIA, Código Penitenciario y Carcelario artículo 34.

119
NACIONES UNIDAS, Primer Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente.
Ginebra, 1955.

125
habitación; pero esto no quiere decir que se ignoren en la planeación y
construcción de las celdas los estándares corrientes de la arquitectura utilizados

para vivienda familiar, los cuales señalan que no es conveniente ubicar a más de
dos personas en una misma habitación120. Por otra parte, es claro que las
disposiciones tanto nacionales como internacionales establecen parámetros claros
y definidos para la estructura que deben tener las celdas, de tal forma que se
brinden a sus habitantes mínimas condiciones de higiene y salubridad. Al
respecto, las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos indican:

11. En todo local donde los reclusos tengan que vivir o trabajar:

a) Las ventanas tendrán que ser suficientemente grandes para


que el recluso pueda leer y trabajar con luz natural; y deberán estar
dispuestas de manera que pueda entrar aire fresco, haya o no
ventilación artificial;

b) La luz artificial tendrá que ser suficiente para que el recluso


pueda leer y trabajar sin perjuicio de su vista.

12. Las instalaciones sanitarias deberán ser adecuadas para que el


recluso pueda satisfacer sus necesidades naturales en el momento
oportuno, en forma aseada y decente.

13. Las instalaciones de baño y de ducha deberán ser adecuadas


para que cada recluso pueda y sea requerido a tomar un baño a
ducha a una temperatura adaptada al clima y con la frecuencia que
requiera la higiene general según la estación y la región geográfica,
pero por lo menos una vez a la semana en clima templado.

14. Todos los locales frecuentados regularmente por los reclusos


deberán ser mantenidos en debido estado y limpios.

120
CARRANZA, Op. Cit., p. 23.

126
Ahora bien, la infraestructura penitenciaria va más allá de las celdas, pues incluye
los espacios comunes, los talleres, las áreas educativas, etc. Estos deben contar

con el área apropiada y las condiciones necesarias para cumplir su función


fundamental: ser un instrumento del proceso de resocialización de los reclusos.

Colombia cuenta actualmente con 151 establecimientos de reclusión. Pero se


debe tener en cuenta que estos fueron construidos hace ya muchos años, no han
sido remodelados y por el hacinamiento (que en Colombia se caracteriza por ser
permanente) no cumplen con las condiciones mínimas de higiene, ventilación y
espacio, situación que impide que estas instituciones cumplan a cabalidad con los
fines que a través de ellas se persiguen. El Gobierno ha tratado de dar solución a
esta situación, mediante la construcción de los centros de reclusión de Valledupar,
Combita, Bucaramanga y Popayán. Pero este esfuerzo no ha sido suficiente.

Al respecto, el informe de las Naciones Unidas sobre el Sistema Penitenciario y


Carcelario de Colombia, señala lo siguiente:

Sobre el tema señala la Procuraduría: “El estado físico de las


cárceles es preocupante, pues la mayoría de las construcciones son
antiguas, vetustas y obsoletas, el tamaño de las celdas es reducido,
carentes de luz, aireación y servicios sanitarios.

...

Muchos de los establecimientos carcelarios que existen en el país no


fueron erigidos con fines de reclusión, circunstancia que explica
muchas de sus falencias. Además, la mayoría de ellos fueron
construidos hace muchos años, hecho que aunado a la falta de
mantenimiento, explica las malas condiciones en que se encuentran
muchos penales. La antigüedad de los centros de reclusión fue

127
puesta de relieve en el ya mencionado Plan de desarrollo y
rehabilitación del sistema penitenciario nacional, de 1989, en el cual
se señala: “Las construcciones datan en promedio de 1721121.

En este punto, vale la pena tener en consideración los hechos narrados en las
inspecciones judiciales llevadas a cabo en la Cárcel Modelo de Bogotá y la Cárcel
de Bellavista de Medellín, dentro de los procesos adelantados por Manuel José
Duque Arcila, Jhon Jairo Hernández y otros, contra el Ministerio de Justicia y
Derecho, y el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC122. En estas
inspecciones se evidencia que debido al grado de hacinamiento que padecen los
establecimientos de reclusión en Colombia, no solo no se respetan las condiciones
mínimas que deben cumplir las celdas, sino que los otros componentes de la
infraestructura penitenciaria y carcelaria, o no existen o simplemente son utilizados
para fines distintos a los señalados para éstos, en especial para servir de
“habitación” para los reclusos (ANEXO B).

En adición a lo anterior, se debe tener en cuenta la situación de las celdas de las


estaciones de policía, que supuestamente están destinadas para retener
transitoriamente a las personas detenidas, pero que en la realidad son utilizadas
para albergar tanto a personas sindicadas como condenadas. El comandante de la
Policía Metropolitana expresó al respecto: “ las celdas de las estaciones son sitios
de retención transitoria y por eso no tienen la infraestructura para atender a tanta

121
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos. 2001.

122
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T- 153 DE 1998. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes
Muñoz.

128
gente y, menos, por tanto tiempo. Agrega que por el sobrecupo es imposible
mantener en condiciones dignas a los retenidos” 123.

10.5 SEGURIDAD

10.5.1 Seguridad Interna. Está a cargo del Cuerpo de Custodia y Vigilancia


Penitenciaria Nacional, de conformidad con el Artículo 31 del Código Penitenciario
y Carcelario. Este Cuerpo debe conocer entonces la técnica de seguridad y debe
ser entrenado de manera constante, de tal forma que siempre esté en óptimas
condiciones físicas y de capacitación para superar cualquier situación que
implique un estado de riesgo frente a la defensa del orden y la estabilidad de los
centros de reclusión.

Respecto del servicio de vigilancia interna el Artículo 47 del Código Penitenciario y


Carcelario establece que éste se prestará con un bastón de mando. Por su parte,
el Artículo 48, señala que el porte de armas se autoriza en los casos de traslado
de condenados o detenidos o para la vigilancia de los reclusos que trabajan al aire
libre, con el fin de disuadir o controlar cualquier intento de fuga por parte de los
mismos. Finalmente, el Artículo 49 establece que el empleo de la fuerza por parte
de la guardia debe estar plenamente justificada en la necesidad de su aplicación.

En virtud del concepto de seguridad interna, los centros de reclusión han sido
clasificados en categorías: alta, media y mínima seguridad. Solo el 2% de los
centros en Colombia son considerados de máxima seguridad, lo cual contrasta

123
JORGE LUIS DURAN. Un infierno de 3x3. En: EL TIEMPO, Bogotá. (25, abril, 1999). p. 2F.

129
tanto con el porcentaje de los penales de media seguridad (23%) y mínima
seguridad (75%), como con el perfeccionamiento de la preparación de las
personas que infringen la ley, con las nuevas modalidades de delitos y con el alto
grado de peligrosidad de los detenidos124.

Gráfico número 8.

Fuente: CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La Situación Carcelaria y


Penitenciaria en Colombia. Gráfico número 2.

El Sistema Penitenciario y Carcelario colombiano cuenta con equipos de


seguridad, tales como equipos electrónicos de detección de metales y otros
objetos, rayos X, entre otros. Por otra parte, con el fin de aportar mayor firmeza a
los programas de seguridad interna se permiten las requisas e inspecciones
periódicas en los centros de reclusión; el Artículo 55 del Código Penitenciario y
Carcelario señala al respecto:

124
CONTRALORIA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La Situación
Carcelaria y Penitenciaria en Colombia. 1999.

130
Artículo 55. Requisas y porte de armas. Toda persona que entre a un
centro de reclusión o salga de él, por cualquier motivo, deberá ser
razonablemente requisada y sometida los procedimientos de ingreso
y egreso. Nadie, sin excepción, en situación normal podrá entrar
armado a un centro de reclusión. Ningún vehículo podrá ingresar o
abandonar el establecimiento, ni paquete o documento alguno ni
volumen de carga, saldrá de él, sin constatación o requisa. Los
internos deben ser requisados rigurosamente después de cada visita.
(subrayado fuera de texto).

El doctor Bernardo Echeverri Ossa125 señala que las requisas deben efectuarse
con minuciosidad, pues precisamente se busca evitar el ingreso de objetos
prohibidos a los establecimientos de reclusión. Lo anterior no significa, por
supuesto, ignorar lo dispuesto por la Circular 35 de 1997, emitida por el Director
General del INPEC:

por ningún motivo se permitirá la requisa genitales o de tacto vaginal,


toda vez que se cuenta con otros mecanismos para detectar armas,
o sustancias estupefacientes, que deben ser agotados, antes de
utilizar procedimientos que además de inútiles se constituye en un
trato denigrante para las personas a quienes se les practica, aunado
al hecho de la falta de consideración de quienes la realizan.

No obstante lo anterior, se afirma en el informe de las Naciones Unidas126 que en


los centros de reclusión en Colombia se practican requisas de tactos vaginales y
de órganos genitales que contrarían las normas vigentes. En relación con los
tactos vaginales se expresa en el informe:

125
ECHEVERRI OSSA, Enfoques Penitenciarios, Op. cit., p. 77
126
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos, 2001

131
La delegación comprobó en una de las cárceles visitadas que tales
inspecciones son realizadas por el propio personal femenino de
guardia sin la intervención de profesionales de la medicina, de
manera discrecional y sin autorización judicial y con medios que
ponen en grave riesgo la salud de las mujeres examinadas,
incluyendo el uso del mismo guante para varios exámenes vaginales.
Todo ello a pesar de la directiva del INPEC que data de 1997.

Por su parte, la Corte Constitucional manifiesta: “La rutina de hacer desnudar al


interno y obligarlo a agacharse o a hacer flexiones de piernas y a mostrar
exhaustivamente sus genitales a la guardia, resulta de por sí vergonzosa y
humillante”127.

Así las cosas, aún cuando existen normas que regulan en detalle la forma en que
deben llevarse a cabo las requisas y que el INPEC ha adquirido sofisticados
equipos para detectar los elementos prohibidos, la práctica de las requisas en los
términos antes mencionados pone de presente la ineficacia de éstas y aquellos.

En adición a lo anterior, en el interior de los establecimientos de reclusión se


presentan situaciones de alto riesgo debido al crecimiento desbordado de la
población reclusa, a la presencia de delincuencia organizada (como resultado del
conflicto al interior de los patios el número de muertos ascendió en 1999 a 160 y
de heridos a 239)128, a la deficiente infraestructura de estos centros y por

127
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 702 de 2001. Magistrado Ponente: Marco Gerardo Monroy
Cabra

128
CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La situación
Penitenciaria y Carcelaria en Colombia. 1999.

132
supuesto, el escaso personal que conforma la Guardia de Custodia y Vigilancia.
Esta situación se ve agravada por la situación de Orden Público que vive el país,
pues las prisiones son objeto permanente del acoso de la guerrilla, los
paramilitares y el narcotráfico.

Gráfico número 9.

Fuente: CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La Situación Penitenciaria y


Carcelaria en Colombia, 1999. Cuadro número 2.

Por último, se debe tener en cuenta el creciente índice de fugas masivas de


presos y los resultados poco alentadores de las autoridades frente a esta
situación; durante 1999 se presentaron en el territorio nacional, 519 fugas y 32
intentos de fuga, con un porcentaje de efectividad de recaptura del 28%129. Los
motivos que llevan a los reclusos a huir son, entre otros, la búsqueda de mejores
condiciones que las ofrecidas en los centros de reclusión y la incertidumbre de las
personas detenidas en proceso de juicio que no saben cuanto tiempo podrá durar
su reclusión.

129
Ibidem.

133
Gráfico número 10. Fuga de Presos y favorecimiento a la fuga

Fuente: CONTRALORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Dirección de Estudios Sectoriales. La Situación Penitenciaria y


Carcelaria en Colombia, 1999. Gráfico número 2.

10.5.2 Seguridad externa. La vigilancia externa de los centros de reclusión está a


cargo de la Fuerza Pública y de los organismos de seguridad. En su defecto, será
el Cuerpo de Custodia y Vigilancia quien asuma esta labor. Así lo dispone el
artículo 31 del Código Penitenciario y Carcelario.

Por regla general, los edificios de las prisiones deben ser planeados y construidos
en lugares aislados, en donde no estén rodeados por vendedores ambulantes,
prostíbulos, cantinas, vecinos de mala fama o invasiones de exconvictos.

En virtud de lo anterior, el Artículo 31 parágrafo 2 del Código Penitenciario y


Carcelario prevé la facultad, en cabeza del Director del centro de reclusión, de
demarcar el espacio penitenciario y carcelarios. De acuerdo con la Corte
Constitucional esta facultad

134
constituye una disposición legal cuyo objetivo principal es el de
garantizar ciertas condiciones mínimas de seguridad en las zonas
aledañas a los centros penitenciarios, todo en aras de la
conservación del Orden Público.

...

...responde al cumplimiento, por parte de los directores de los


centros de reclusión de la función de gobierno interno, es decir, al
ejercicio de su cargo, con el que se pretende únicamente lograr una
mejor custodia de la institución130

La demarcación se ejerce mediante el mecanismo de la expropiación por vía


administrativa, contemplado en el Artículo 33 del Código Penitenciario y
Carcelario, de los terrenos inmuebles aledaños a los establecimientos de
reclusión, cuando sea necesario garantizar la seguridad tanto del establecimiento,
como de los reclusos e incluso de la población vecina.

Ello no obstante, las cárceles y penitenciarias no cuentan con el perímetro de


externo adecuado, por cuanto ha sido objeto de numerosas invasiones y el diseño
arquitectónico de los mismos no tuvo en cuenta las medidas necesarias para
garantizar la prestación de un servicio de seguridad externa estratégico.

10.6 REGLAMENTOS

130
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia 0184 de 1998. Magistrado Ponente: Carlos Gaviria Díaz

135
La organización de los centros de reclusión se prevé mediante la elaboración y
aplicación de reglamentos, los cuales deben contener las normas que permitan
gobernarlos, administrarlos y vigilarlos de modo eficaz.

10.6.1 Reglamento General. El Artículo 52 del Código Penitenciario y Carcelario


consagra la expedición, por parte del Consejo Administrativo del INPEC, del
reglamento general, al cual deben sujetarse todos los centros de reclusión. Este
reglamento contiene las normas que sirven de marco general que regula las
actividades que se desarrollan en las prisiones y los criterios de su organización.
En virtud de lo anterior, debe consagrar las directrices y principios de todo el
sistema. El reglamento general que actualmente rige en Colombia es el Acuerdo
011 de 1995.

Los establecimientos de rehabilitación y los pabellones psiquiátricos, por su


naturaleza, tienen un reglamento general diferente al de los demás
establecimientos de reclusión.

10.6.2 Reglamentos internos. El Artículo 53 del Código Penitenciario y Carcelario


señala que cada centro de reclusión debe tener su propio reglamento de régimen
interno, expedido por el Director del centro, previa aprobación del Director del
INPEC. Estos reglamentos deben guardar plena concordancia con el reglamento
general y tener en cuenta las modalidades propias del centro de reclusión que van
a regular (penitenciaria, cárcel, etc. ), la ubicación del mismo, el clima, etc

10.6.3 Potestad reglamentaria. Se ha discutido la constitucionalidad de los


Artículos 52 y 53 del Código Penitenciario y Carcelario, pues se considera que con

136
ellas se está usurpando la facultad reglamentaria que tiene el Presidente de la
República. Al respecto, la Corte Constitucional ha manifestado que esta potestad
es diferente de las facultades señaladas en los Artículos 52 y 53 del Código
Penitenciario y Carcelario: la facultad que recae en cabeza del Presidente es de
carácter legislativo, mientras que las facultades reglamentarias que tiene el INPEC
son de carácter administrativo:

Al respecto, en sentencia C-394 de 1995, esta corporación señaló:

No se usurpa en este caso la potestad reglamentaria del Presidente


de la república, porque no se trata de reglamentar una ley, sino de
señalar los puntos que debe contener un reglamento interno,
concreto, a través de la expedición de un reglamento general; no hay
atribución de una potestad propia del Presidente de la república, sino
el ejercicio de una potestad secundaria, implícita al Director del
INPEC....La administración tiene a su cargo múltiples cometidos,
para cumplir los cuales eficientemente necesita no sólo realizar actos
subjetivos y operaciones materiales, sino también dictar normas
generales, especialmente para regular la actuación de sus propios
órganos. El poder reglamentario radica, pues, en la naturaleza misma
de la función administrativa131

Ahora bien, la expedición tanto del reglamento general como el de cada uno de los
establecimientos de reclusión, aunque está revestida de discrecionalidad por parte
de sus encargados, debe ser conforme a la Constitución Política de 1991, al
Código Penitenciario y Carcelario y a las disposiciones internacionales.

10.6.4 Reglamento disciplinario para los internos. En este reglamento se


determinan cuales son las conductas de los reclusos que están prohibidas, las
consecuencias que acarrea incurrir en alguna de ellas, el procedimiento que

131
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 023 DE 2003. Magistrado Ponente: Clara Inés Vargas
Hernández.

137
deben seguir las autoridades penitenciarias y carcelarias para aplicar la sanción o
sanciones correspondientes y los recursos de defensa que tienen los reclusos
frente a la sanción impuesta. Ahora bien, también se contemplan en este
reglamento, estímulos para quienes demuestran un comportamiento apropiado.

La reglamentación de la conducta de los reclusos se encuentra justificada en la


importancia que tiene la disciplina en la función de resocialización que recae en el
Sistema Penitenciario y Carcelario de nuestro país, pues se busca con esto,
corregir el comportamiento de los internos frente a las normas de convivencia.

Las faltas al reglamento se clasifican en leves y graves, de acuerdo con lo


dispuesto en el Artículo 121 del Código Penitenciario y Carcelario. Y la facultad de
aplicar las sanciones correspondientes o de otorgar los estímulos recae en cabeza
de los directores de cada centro de reclusión y en el comité disciplinario de los
mismos.

10.6.5 Reglamento disciplinario para los funcionarios del Sistema Penitenciario y


Carcelario. El comportamiento de los funcionarios que forman parte del INPEC y
sus dependencias también está reglamentado, de tal forma que se asegure la
eficiencia del funcionamiento del sistema.

El estatuto único disciplinario para los funcionarios públicos, que por ende se
aplica a los funcionarios del Sistema Penitenciario y Carcelario, señala los motivos
que implican responsabilidad frente a las faltas disciplinarias que éstos cometan
por la violación de los deberes legales que se les imponen, la violación de las
prohibiciones que limitan su comportamiento en ejecución de sus funciones y por

138
el desconocimiento de los derechos tanto de los internos como de sus otros
compañeros.

139
11. LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN COMO INSTRUMENTO DE
CAMBIO SOCIAL

Como ya se mencionó antes, la imposición de la pena privativa de la libertad


genera, entre la Administración y los condenados, una relación especial de
sujeción. Esta relación, implica que se suspendan algunos de los derechos de los
internos, que se restrinjan otros y que permanezcan intactos otros. En concepto
reiterado de la Corte Constitucional132, la limitación debe ser la mínima necesaria
para lograr el fin propuesto con la aplicación de dicha pena: la resocialización, la
disciplina y la seguridad. Adicionalmente, afirma que la actitud del Estado no sólo
debe consistir en no interferir en el desarrollo de los derechos, sino en garantizar
el ejercicio de los derechos que permanecen intactos a pesar de la situación de
reclusión133.

Así las cosas, el concepto de los establecimientos de reclusión como instrumento


de cambio social tiene dos componentes: los derechos de los internos en sus
diferentes modalidades y la finalidad fundamental de la pena, es decir, la
resocialización.

11.1 LOS DERECHOS

132
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 596 de 1992. Magistrado Ponente: Ciro Angarita Barón.
Sentencia T – 705 de 1996. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz. Sentencia T- 023 de 2003.
Magistrada Ponente: Clara Inés Vargas Hernández.

133
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 153 de 1998. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes
Muñoz

140
El Estado puede regular y determinar hasta qué punto pueden ejercer sus
derechos los reclusos, bajo los criterios de razonabilidad y proporcionalidad, pues
esta facultad no puede implicar de ninguna manera el ejercicio de la arbitrariedad.
De igual forma, el Estado tiene la obligación de proteger los derechos de los
reclusos que, no obstante su condición, aún pueden ejercer. La Corte
Constitucional señala al respecto:

La cárcel no es un sitio ajeno al derecho. Las personas recluidas en


un establecimiento penitenciario no han sido eliminadas de la
sociedad. La relación especial de sometimiento que mantienen con el
Estado no les quita su calidad de sujetos activos de derechos. En
vista del comportamiento antisocial anterior, el prisionero tiene
algunos de sus derechos suspendidos, como la libertad por ejemplo,
otros limitados, como el derecho a la comunicación o a la intimidad;
pero goza de otros derechos de manera plena, como el derecho a la
vida, a la integridad física y a la salud.

Del derecho pleno del interno a la vida, la integridad física y la salud,


se derivan importantes consecuencias jurídicas para la
Administración penitenciaria que pueden ser descritas como deberes.
Entre ellos se encuentra el deber de trato humano y digno, el deber
de proporcionar alimentos suficientes, agua potable, vestuario,
utensilios de higiene y salud adecuadas, el deber de asistencia
médica y el derecho al descanso nocturno, entre otros134.

Se debe tener en cuenta en este punto la preocupación internacional por el


respeto de los derechos de los reclusos. La primera manifestación de esta
preocupación se encuentra reflejada en la expedición de las Reglas Mínimas para
el Tratamiento de los Reclusos, adoptadas por el Primer Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,

134
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 596 de 1992. Magistrado Ponente:; Ciro Angarita Barón.

141
celebrado en Ginebra en 1955. Siguieron el ejemplo, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos aprobado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 16 de Diciembre de 1966 y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, entre
otros.

11.1.1 Derecho a la vida y a la dignidad humana. El derecho a la vida es el


derecho fundamental esencial, sin él los otros derechos no tienen sentido. El
Artículo 11 de la Constitución Política de 1991 dispone: “El derecho a la vida es
inviolable”(subrayado fuera del texto original), pues su existencia no depende de
la creación o reconocimiento de la sociedad, del Estado o de una autoridad
política, por lo que tampoco puede ser limitado o desconocido por ellos135. Por su
condición de derecho fundamental, los hombres son sus titulares por el simple
hecho de ser tales.

Existe en cabeza del Estado la obligación de proteger la vida de todos los


habitantes de la Nación y en el caso de los internos, como consecuencia de la
relación especial que surge entre ellos y el Estado, esta obligación tiene aún más
significado.

Ahora bien, el derecho a la vida se encuentra estrechamente ligado al derecho a la


dignidad humana, el cual constituye uno de los fundamentos del Estado Social de
Derecho colombiano, de acuerdo con el Artículo 1 de la Constitución Política de
1991.

135
CEPEDA E. Manuel José. Los Derechos Fundamentales en la Constitución de 1991. Editorial Temis S.A.
Bogotá, 1992. Pág. 35.

142
La dignidad humana se define como el merecimiento de trato especial que tiene
toda persona por el hecho de ser tal. Equivale sin más, a la facultad que tiene toda
persona de exigir de los demás un trato acorde con su condición humana136. La
Constitución Política de 1991 establece en su Artículo 12: “ Nadie será sometido a
desaparición forzosa, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes” (subrayado fuera del texto original).

Los derechos a la vida y a la dignidad humana, además de su connotación


constitucional, tienen consagración en las disposiciones penal, procesal y
penitenciaria nacionales, y tienen además trascendencia internacional. Así las
cosas, los Artículos 1 del Código Penal de 2000, 1 del Código de Procedimiento
Penal de 2000 y 5 del Código Penitenciario y Carcelario; así como los Artículos 3
y 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 6 y 7 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 4 y 5 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, y los principios 1 y 6 para la Protección de Todas las
Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión, exigen su
reconocimiento y respeto en relación con la aplicación de las penas y la vida en
los centros de reclusión. La debida observancia de los derechos de los internos a
la vida y a la dignidad, implica, entonces, no someterlos a condiciones de
hacinamiento, a requisas innecesarias o a utilizar injustificadamente instrumentos
de seguridad, entre otras cosas. Al respecto la situación que se presenta en los
centros de reclusión colombianos es bastante reprochable.

136
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia SU – 062 de 1999. Magistrado Ponente: Vladimiro Naranjo
Mesa.

143
La grave situación de hacinamiento en Colombia genera frente a los reclusos el
desconocimiento de las condiciones mínimas con las que éstos deben contar: una
celda, una cama, una buena higiene, separación por categorías, etc, vulnerándose
flagrantemente sus derechos. Por otra parte, se han presentado casos en los
cuales funcionarios de los centros de reclusión han efectuado cierto tipo de
requisas, fundadas supuestamente en los reglamentos internos de dichas
instituciones, y contrariando lo dispuesto por la Circular 35 de 1997 al respecto, las
cuales resultan violatorias del derecho a la dignidad humana. Tal es el caso
resuelto por la Corte Constitucional mediante Sentencia T – 702 de 2001, en
donde se determinó que en la Penitenciaria Nacional de Valledupar, los reclusos
estaban siendo sometidos a requisas rutinarias, sin razón necesaria, teniendo en
cuenta que la penitenciaria contaba con los instrumentos tecnológicos
correspondientes para llevar a cabo estas requisas y cumplir con sus fines de
manera apropiada:

Esta Sala considera que dicho tipo de requisa es un trato inhumano y


degradante y por tanto viola el respeto pleno de la dignidad humana
de los internos en la Cárcel de Valledupar: La rutina de hacer
desnudar al interno y obligarlo a agacharse o a hacer flexiones de
piernas y a mostrar exhaustivamente sus genitales a la guardia,
resulta de por si vergonzosa y humillante.

...

Esta práctica es además innecesaria porque existen otros


instrumentos para detectar elementos prohibidos en le cuerpo de los
internos, como son los detectores electrónicos, las sillas “bop”,
especialmente diseñadas para detectar metales en las partes íntimas
de la persona, y los perros especialmente adiestrados para detectar
sustancias estupefacciones y explosivos. La Penitenciaria Nacional
de Valledupar fue dotada con los dos primeros elementos, como
consta en la Circular No. 035/97, autoriza a los Directores de
Cárceles y Penitenciarías para que soliciten el apoyo necesario en
este sentido.

144
Ahora bien, se ha discutido si el empleo de esposas para trasladar a los reclusos
de un lugar a otro de los centros de reclusión constituye una violación a la
dignidad de los mismos, y la conclusión de la Corte Constitucional al respecto ha
sido que en la medida en que las esposas no sean utilizadas como medio de
castigo, sino como una medida para garantizar la seguridad tanto de los otros
reclusos como de los funcionarios penitenciarios y carcelarios, no existiendo otros
medios adecuados y proporcionados, no se presenta en este caso un
comportamiento violatorio de este derecho137.

11.1.2 Derecho a la salud. El Artículo 49 de la Constitución Política de 1991


establece: “Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de
promoción, protección y recuperación de la salud. Corresponde al Estado
organizar, dirigir y reglamentar la prestación de servicios de salud a los
habitantes”.

Esta disposición constitucional se desarrolla en el Código Penitenciario y


Carcelario en el Artículo 104 de la siguiente manera:

Servicio de sanidad. En cada establecimiento se organizará un


servicio de sanidad para velar por la salud de los internos,
examinarlos obligatoriamente a su ingreso al centro de reclusión y
cuando se decrete su libertad; además adelantará campañas de
prevención e higiene, supervisará la alimentación suministrada y las
condiciones de higiene laboral y ambiental.

137
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia T –702 de 2001. Magistrado Ponente: Marco Gerardo Monroy
Cabra.

145
El sistema de salud de las prisiones colombianas tiene un régimen especial que no
está cubierto por la Ley 100 de 1993. En virtud de lo anterior, el INPEC debe
proporcionar en todos los establecimientos de reclusión atención médica oportuna
a los internos, durante el tiempo en que permanezcan en reclusión y garantizar
que gozarán de buena salud con posterioridad a su liberación. Los médicos
penitenciarios y carcelarios deberán atender a los internos con la consideración
debida, explicándoles en qué consiste su enfermedad y la incompatibilidad de las
medicinas prescritas138 y tienen la obligación de velar porque las condiciones de
higiene y educación alimenticia se mantengan de acuerdo con las normas de
salubridad139.

Dentro de las transformaciones más relevantes que se han presentado en el


Sistema Carcelario y Penitenciario se encuentran las actividades realizadas a
partir del año 1991 en relación con el tema de la salud en los centros de reclusión.
Así las cosas, a partir de ese año se inició un proceso de dotación al sistema de
consultorios, equipos y medicamentos, así como la contratación de un buen
número de profesionales en la salud: odontólogos, médicos y licenciados en
enfermería. Ello no obstante, las precarias condiciones en que se encuentran los
establecimientos penitenciarios y carcelarios en Colombia debido a las fallas en la
infraestructura de las zonas sanitarias, al hacinamiento, a la escasez de agua y los
problemas en el sistema de alcantarillado, conllevan a que la situación de la salud
en los centros de reclusión, no esté en su mejor momento.

138
ECHEVERRI OSSA, Enfoques Penitenciarios. Op. cit., p. 119

139
Ibid. Pág. 120.

146
En consecuencia, no se están cumpliendo las condiciones mínimas de salubridad,
la atención médica no se acomoda a las necesidades de los internos, los
programas e instrumentos al respecto no son suficientes, y el traslado de los
enfermos para que sean objeto de tratamiento externo es deficiente y muy
demorado.

Las enfermedades infectocontagiosas predominan entre las enfermedades que


padece la población carcelaria. Es el caso del VIH/SIDA, la cual se trasmite en los
centros de reclusión por las relaciones sexuales de las visitas íntimas, las
relaciones sexuales entre los mismos reclusos y por el consumo de drogas
mediante la utilización de jeringas y agujas.

Las relaciones sexuales en las visitas íntimas se llevan a cabo en las celdas,
espacio que no cuenta con las condiciones mínimas de higiene y seguridad. Por
otra parte, las condiciones bajo las cuales se vive el encierro en las prisiones en
Colombia, permiten que la homosexualidad y los deseos sexuales se presenten
con mayor facilidad, puesto que las celdas son ocupadas por más de dos
personas obligadas a convivir las 24 horas del día. Esta situación, en muchas
ocasiones, termina con la satisfacción de las sensaciones, aunque esto implique
tener relaciones con sus compañeros de reclusión, incluso de carácter forzado.

Ahora bien, es un hecho que en los establecimientos de reclusión se consume


droga y tratándose de las que se ingieren por vía intravenosa, se utilizan jeringas
y agujas que carecen por completo de cualquier procedimiento de desinfección.

147
El Artículo 9 del Decreto 1543 de 1997 establece respecto del tratamiento
VIH/SIDA:

La atención integral de las personas asintomáticas infectadas por el


virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y enfermos del síndrome
de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), de acuerdo con el criterio del
equipo de salud y con sujeción a las normas técnico administrativas
que expide el Ministerio de Salud podrá ser de carácter ambulatorio,
hospitalario, domiciliario o comunitario y tendrá su acción en las
áreas de prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y
readaptación.

Si bien es cierto, la legislación colombiana garantiza la atención integral de los


privados de libertad, en la práctica no existe evidencia de que esto se esté
realizando. Más aún, las denuncias y las condiciones observadas en los centros
médicos de las penitenciarias, que en muchos casos no cumplen las normas
mínimas de bioseguridad o de higiene y el trato que se les da a los pacientes es
infrahumano, permiten concluir que las personas viviendo con VIH no cuentan con
la atención médica necesaria para garantizar una calidad de vida adecuada. Por
otro lado, los programas de detección del VIH son escasos y en algunas
condiciones realizados de manera deficiente, provocado, posiblemente una cifra
alarmante de casos sin tratar140.

11.1.3 Derecho al trabajo y a la educación. Beccaria expresó que los elementos


de la resocialización de los condenados a la pena privativa de la libertad son: el
trabajo, la educación y la disciplina. Siguiendo estos lineamientos, los condenados
gozan en toda su extensión de los derechos al trabajo y a la educación,
consagrados en los Artículos 25 y 67, respectivamente, de la Constitución Política

140
LIGA COLOMBIANA DE LUCHA CONTRA EL SIDA, Informe Preliminar sobre la Situación de los
Privados de la Libertad y el VIH/SIDA en Colombia, 2001.

148
de 1991. Dicho sea de paso, para los reclusos el ejercicio de estos derechos tiene
carácter de obligatorio, en virtud precisamente del proceso de resocialización.
Tratándose de los sindicados, aunque respecto de ellos no se pretende la
resocialización, su situación los hace merecedores de las oportunidades
necesarias para poder desarrollar estos derechos, que con mayor razón
conservan.

En relación con el derecho al trabajo es importante anotar que su tratamiento legal


difiere del trabajo del hombre libre y, por tanto, no le es aplicable en toda su
extensión lo dispuesto por el Código de Trabajo. Tal y como le expresa la Corte
Constitucional141, en principio el trabajo de los reclusos es una prestación de
servicios de naturaleza civil de en la cual no existe propiamente relación de
subordinación y por tanto no hay contrato de trabajo.

El Código Penitenciario y Carcelario dispone que el trabajo142 no puede ser


aplicado como mecanismo de castigo, que debe ser organizado atendiendo a las
aptitudes y capacidades de los internos, permitiendo que éstos escojan dentro de
las opciones existentes en el centro en donde se encuentran recluidos, debe
llevarse a cabo en ambientes adecuados y su producto será comercializado con el
fin de poder entregar a los internos una remuneración.

141
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C- 394 DE 1995. Magistrado Ponente: Vladimiro naranjo
Mesa.

142
REPUBLICA DE COLOMBIA. Código Penitenciario y Carcelario. Artículos 79 y 86.

149
En adición a lo anterior, este Código previó, en su Artículo 90, la creación de una
sociedad de economía mixta denominada “Renacimiento”, con el fin de producir y
comercializar los bienes y servicios generados en las prisiones. Esta sociedad
fue constituida en el año de 1995, pero hasta el momento no ha desempeñado
sus funciones y subsiste como una entidad de papel.

Por otra parte, respecto de la educación el Código Penitenciario y Carcelario


señala que ésta debe ser impartida conforme a los métodos pedagógicos propios
del sistema penitenciario. La tarea de las prisiones se basa fundamentalmente en
transformar la persona viciosa y criminal en un ciudadano correcto. Esa es su
misión: formar ciudadanos. Todos los programas del INPEC deben ser dirigidos
fundamentalmente a este fin, sin perjuicio, de que se considera, cuando haya lugar
a ello, la formación profesional143.

La enseñanza incluye la educación y la instrucción. La educación es la formación


del individuo para que aprenda a vivir en comunidad, en tanto que la instrucción es
la trasmisión de conocimientos para capacitarlo en un arte, oficio o profesión144.

No obstante lo anterior, la Corte Constitucional manifiesta que los derechos a la


educación y al trabajo son violados, por cuanto un gran porcentaje de reclusos no
obtiene las oportunidades correspondientes y su acceso está condicionado a la
corrupción y la extorsión145. Lo anterior se confirma en el informe presentado por

143
ECHEVERRI OSSA, Enfoques Penitenciarios, Op. cit., p. 109

144
Ibid.
145
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 352 de 2000. gMagistrado Ponente: José Gregorio
Hernández Galindo.

150
las Naciones Unidas en octubre de 2001146, en le cual se señala que las
condiciones de hacinamiento, la falta de recursos y de programas, de personal e
infraestructura adecuados, dificultan considerablemente el acceso a la educación y
al trabajo.

11.1.4 Derecho a la igualdad. El derecho a la igualdad está consagrado en el


artículo 13 de la Constitución política y de igual manera es acogido por los
Códigos Penal, Procesal Penal y Penitenciario y Carcelario. En virtud de este
hecho, ninguna persona, ni siquiera los reclusos, puede ser sometida a ningún tipo
de discriminación por razón de su sexo, edad, raza, origen nacional o familiar,
lengua, religión, opinión política o filosófica.

Pero la aplicación de este derecho no es absoluta. En concepto de la Corte


Constitucional: “se predica de la identidad de los iguales y de la diferencia entre
los desiguales”147, razón por la cual en ocasiones ciertos tratos diferenciales no
pueden considerarse como discriminatorios. En este sentido, el Código
Penitenciario y Carcelario, en su Artículo 3, dispone que se pueden establecer
distinciones razonables por motivos de seguridad, de resocialización y para el
cumplimiento de la sentencia y de la política penitenciaria y carcelaria.

Naturalmente, el derecho a la igualdad lo conservan los internos, frente a la


aplicación de los otros derechos sobre los cuales goza de plena facultad para

146
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos, 2001.

147
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 176 de 1993. Magistrado Sustanciador: Alejandro Martínez
Caballero.

151
ejercerlos y hacerlos exigibles, pero no así respecto de los derechos que por su
condición les son suspendidos o restringidos.

No obstante lo anterior, las Naciones Unidas en su informe sobre las prisiones


colombianas148 manifiesta que en los establecimientos de reclusión colombianos
se presentan actuaciones que violan este derecho, pues se presentan tratos
discriminatorios por razones de condiciones económicas, étnicas y de orientación
sexual.

11.1.5 Derecho al debido proceso. El Artículo 29 de la Constitución Política de


1991, el Artículo 6 del Código Penal y del Código de Procedimiento Penal, y los
Artículos 2 y 4 del Código Penitenciario y Carcelario consagran este derecho, tal y
como ya se había mencionado en capítulos anteriores.

De este derecho se desprende el derecho a ser juzgado conforme a leyes


preexistentes al acto que se imputa, ante juez o tribunal competente y bajo las
normas procesales correspondientes; también, el derecho a defenderse, es decir a
poder controvertir los hechos sobre los cuales radica su juzgamiento; y, por último,
el derecho a que se presuma su inocencia hasta que se demuestre lo contrario.

En cuanto se refiere a la presunción de inocencia, la situación del sistema


carcelario y penitenciario en Colombia lleva a pensar que este derecho está
siendo trasgredido en la medida en que las personas que son detenidas de

148
NACIONES UNIDAS. Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos. 2001

152
manera preventiva conviven con los reclusos que ya fueron condenados, sin
ninguna distinción y la duración de los juicios los lleva casi a cumplir la pena
correspondiente al delito que se les imputa, antes de haber sido comprobada su
culpabilidad.

11.1.6 Derecho de petición149. El derecho de petición [artículo 23 de la


Constitución Política de 1991] es uno de aquellos derechos que los reclusos
ostentan en forma plena, vale decir, que no están sometidos a ningún tipo de
limitación o restricción en razón de la situación de privación de la libertad a que se
encuentran sometidas estas personas. Lo anterior se deriva de la naturaleza
misma de la relación de especial sujeción que vincula al interno a la administración
carcelaria. Para resolver sus problemas y encontrar respuestas a las inquietudes
que la vida en cautiverio le plantea, el recluso sólo puede recurrir a la
administración dentro de la cual se encuentra integrado. En este orden de ideas, la
única razón que justifica una eventual limitación del derecho fundamental de
petición de un recluso consistiría en que el titular del mencionado derecho abusara
de éste en detrimento de los derechos fundamentales de las otras personas (C.P.,
artículo 95 – 1)

11.1.7 Derecho a la familia y a la intimidad. El Código Penitenciario y Carcelario,


Artículo 112, permite que los reclusos reciban visitas de sus familiares, bajo el
entendido de que las prisiones deben acercarse en la mayor manera posible a la
realidad de quienes son internados en ellas con el fin de contribuir en el proceso
de resocialización. Lo anterior, en desarrollo del Artículo 42 de la Constitución
Política, el cual señala que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad.

149
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia T – 705 de 996. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz

153
El Artículo 112 señala el régimen de visitas de los sindicados, pero deja a cargo de
los reglamentos internos de cada uno de los centros de reclusión la facultad de
señalar el horario, las condiciones, la frecuencia y las modalidades bajo las cuales
se regirán estas visitas. Por su parte, indica que el régimen de visitas de los
condenados debe ser fijado por el reglamento general.

Se debe tener en cuenta que la administración penitenciaria puede efectuar


requisas a los visitantes de los internos, en virtud de su obligación de velar por la
seguridad de los centros de reclusión, pero eso sí, éstas deben practicarse bajo
los mismos criterios que resultan procedentes frente a las requisas que se realizan
a los internos.

Adicionalmente, la disposición antes mencionada incluye la posibilidad de tener


visitas íntimas. De acuerdo con esta norma, este tipo de visitas debe llevarse a
cabo en medio adecuados, teniendo en cuenta los principios de higiene, seguridad
y moral. Se debe advertir que el Consejo de Estado, mediante sentencia proferida
el 5 de marzo de 1998, expediente 4386, declaró la nulidad del artículo 30 del
Acuerdo 11 de 1995, por violación a los principios de igualdad e intimidad
consagrados en la Constitución Política de 1991 (Artículos 13 y 15), dado que la
norma reglamentaria, limitó el concepto de visita íntima a las visitas efectuadas por
los cónyuges o compañeros permanentes, cuando la norma reglada, es decir el
artículo 112 del Código Penitenciario y Carcelario no contenía este tipo de
limitación pues se refería en general a cualquier visita íntima, incluyendo de esta
forma la visita íntima de los novios o amigos íntimos de los reclusos.

Pero los centros de reclusión en Colombia no cuentan con los espacios


adecuados para el desarrollo de este derecho, no obstante lo dispuesto en el

154
Artículo 26 numeral 4 del Acuerdo 011 de 1995 el cual señala: “la visita se
producirá en locutorios acondicionados para tal efecto. En los lugares donde no
existan los mismos, y mientras se acondicionan, las visitas podrán recibirse en los
pabellones. En ningún caso las visitas ingresarán a los lugares destinados al
alojamiento de los internos, salvo en los casos de visita íntima”. En primer lugar
las visitas de los familiares se llevan a cabo en cualquier lugar, bajo las
condiciones de hacinamiento que padecen los centros de reclusión, y las visitas
de las parejas carecen por completo de su condición especial de intimidad porque
se realizan en las celdas, que son compartidas por más de dos internos. Por otra
parte se debe agregar que se presentan muchas quejas respecto de las requisas
efectuadas a los visitantes de los internos, por incluir actos que resultan violatorios
de sus derechos, tales como los tactos vaginales.

11.1.8 Derecho a la información. El Artículo 20 de la Constitución Política de


1991 consagra el derecho a la información, tanto para quien la recibe como para
quien la entrega. Este derecho es considerado por la Corte Constitucional como
uno de los pilares fundamentales de la preservación del carácter democrático y
pluralista del sistema político y constitucional de Colombia, puesto que con él se
sustenta la posibilidad de intercambio pacífico de ideas y opiniones y la efectividad
de los derechos de participación150. También en este punto se debe tener en
cuenta que el hecho de ser privado de la libertad no implica de ninguna manera el
aislamiento total de los internos respecto de lo que sucede en la sociedad, pues
ellos deben conocer lo que está sucediendo en tanto que en algún momento se
prevé que volverán a formar parte de ella.

150
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 023 de 2003. Magistrada Ponente: Clara Inés Vargas
Hernández

155
En virtud de lo anterior, los reclusos tienen derecho a ser informados y a expresar
sus opiniones, bajo ciertas limitaciones por supuesto teniendo en cuenta su
condición. Así las cosas, el Código Penitenciario y Carcelario señala que este
derecho sólo puede ser limitado si se considera que pueda afectar el orden público
o alterar la disciplina interna de los centros de reclusión151.

11.2 RECURSOS LEGALES PARA LA PROTECCIÓN DE DERECHOS152

11.2.1 Control de la privación de libertad

• Control de capturas inconstitucionales. Aparte del Habeas Corpus, el Art.


353 CPP prevé un mecanismo de control de la legalidad de un arresto o de
la prolongación del mismo cuando se da en violación de los derechos
humanos. En tal caso, la autoridad que tuviera la persona a su cargo (fiscal,
juez), tiene la obligación de liberarla. Muchas detenciones de consumidores
o micro-comercializadores de drogas se producen en redadas o arrestos
masivos efectuados por la policía sin seguimiento de garantía constitucional
alguna. Lamentablemente, como los casos de tráfico están
sobrecriminalizados, las personas procesadas por hechos no tan relevantes
pasan al sistema penal. Si la Fiscalía y los jueces ejercieran un mayor
control de estos hechos, probablemente habría menos personas en las
cárceles por delitos de bagatela, que sólo recargan el sistema, distrayendo
recursos para los casos verdaderamente importantes. La prolongación de

151
REPUBLICA DE COLOMBIA, Código Penitenciario y Carcelario. Artículo 110.

152
NACIONES UNIDAS, Alto Comisionado para los Derechos humanos. Oficina en Colombia misión
internacional derechos humanos y situación carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado
de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos. 2001

156
vulneraciones durante la detención particularmente ocurre en las estaciones
policiales, cuando las personas quedan ahí en condición de sindicadas.

• Control de la captura y detención preventiva dictada por los fiscales. Para


controlar la actuación fiscal existen los recursos ordinarios de apelación,
queja y consulta. Pero también cabe el habeas corpus para proteger a una
persona frente a un posible arresto ilegal. La Corte Constitucional ha
establecido que cabe control judicial de la legalidad de medidas de
aseguramiento, indicando que los fiscales no pueden tomar decisiones
definitivas sobre los procesos. “Para la Corte es claro que si bien los
fiscales pueden dictar estas medidas, en ninguna parte la Constitución
prohíbe que ellas estén sujetas a controles previos o posteriores por los
jueces (...)” (Sentencia C-395/94). Sin embargo, en la práctica, hay poco
control de los arrestos y las medidas de aseguramiento dictadas por la
Fiscalía, tanto por inacción judicial, como por falta de reclamo por parte de
los abogados defensores. El Art. 387 busca proteger a las personas frente a
órdenes de detención cuando originalmente fueron capturadas con
violación de sus derechos, mientras no se restauren los mismos.

• Control de la detención por orden judicial. El diseño restrictivo del Habeas


Corpus en el CPP y la interpretación inicial de la Corte Constitucional
impedían el control constitucional de la privación de libertad originada en
una orden judicial (Art. 382 CPP). Sin embargo, en desarrollo posterior de la
Corte, ésta distingue entre orden judicial y vías de hecho, entendiendo a
ésta última como una violación del derecho despojada de fundamento
legal153. En estos casos, la Corte ha considerado controlar una orden

153
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T–260 de 1999. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz.

157
judicial de privación de libertad, lo cual constituye un paso importante.
También cabe aplicar el arriba mencionado Art. 382 CPP.

11.2.2 Control de las condiciones de la detención.

• Los jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad deberían


verificar el lugar y condiciones detención. Incluso, en caso de vulneraciones
reiteradas podrían denunciar a los responsables. Sin embargo dichos
jueces no han cumplido con esta función legal (art. 79 del CCP), a pesar de
haber sido conminados por la Corte Constitucional.

• Tutela. Una de las instituciones legales en las que la ciudadanía tiene más
confianza es la Tutela, y la Corte Constitucional tiene una línea
jurisprudencial en general protectora, incluso en discrepancia con el
Consejo de Estado y la Corte Suprema. De hecho, ya la Corte
Constitucional ha calificado la situación de los centros de reclusión como
“un estado de cosas inconstitucional” por la violación de los derechos
humanos que ahí se perpetra, disponiendo una serie de medidas al
respecto, que incluyen: el deshacinamiento y la separación total de
sindicados de condenados en 4 años (plazo que se vence el 28 de abril del
2002), la investigación por parte de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del
Consejo Superior de la Judicatura por la falta de asistencia de los jueces de
penas y medidas de Seguridad de Bogotá y Medellín a las cárceles
(Sentencia T-153/98). Del mismo modo se ha pronunciado sobre la
detención de personas en estaciones de policía dando diez días para el
traslado de todas las personas a establecimientos de reclusión y
previniendo tanto al Ministerio de Justicia y del Derecho como al INPEC, la

158
Policía y otras fuerzas de seguridad de abstenerse de incurrir en los
mismos hechos so pena de las sanciones por desacato (Sentencia T-
847/2000).

No obstante la firmeza de las tutelas mencionadas (así como otras referidas


a la salud T-606/98 y otros derechos), el nivel de cumplimiento de las
mismas es insuficiente y no ha habido cambios estructurales en la situación
problemática. De otra parte, la autoridad penitenciaria sigue enviando
personas a las estaciones policiales, las cuales siguen recibiendo
sindicados y condenados. Los jueces de penas y medidas de seguridad no
han incrementado su presencia en los establecimientos de reclusión y
menos en las estaciones de policía.

Los mecanismos para hacer eficaz lo dispuesto en una tutela no parecen


ser suficientes, especialmente en casos en los que el sujeto social no puede
salir a las calles a ejercer otros tipos de presión social. Toca al juez o
tribunal donde se presentó la tutela hacerla cumplir. Muchas veces dicho
juez o tribunal justamente denegó la tutela y no será la instancia más
entusiasta en garantizar su cumplimiento. El recurso que queda ante el
incumplimiento es el incidente de desacato. Dado que se trata de una
acción con efectos penales, hay gran resistencia por parte de los jueces a
declarar fundado un incidente de este tipo contra autoridades de alto nivel,
con lo cual una excelente sentencia de la Corte puede quedar inoperante o
ser burlada.

• Habeas corpus. ¿Qué hacer en los casos en los que las condiciones
penitenciarias no sólo no permiten el cumplimiento de las funciones de la

159
pena (falta de trabajo y estudio para la resocialización), sino que
abiertamente violan derechos fundamentales, configurándose tortura, tratos
crueles, inhumanos y degradantes?. La Corte Suprema se ha pronunciado
respecto del primer supuesto, indicando que aunque la cárcel no resocialice
ello no autoriza a que se deje de cumplir la privación de libertad “La
circunstancia de que el instituto de la prisión no cumpla las funciones que le
han sido asignadas, no autoriza dejar en libertad a los procesados. Hacerlo
sería avanzar hacia la sinrazón de impedir el funcionamiento de las
instituciones del estado encargadas de la represión penal... e incluso la
impunidad (...)” (Expediente 9993 de casación, de agosto de 1998). Esta
decisión es discutible pues puede amparar situaciones inconstitucionales
que desvirtúan el sentido de la prisión. Lo que no es discutible es que el
Estado colombiano proscribe, sin excepción ni justificación alguna, la tortura
y los tratos crueles, inhumanos y degradantes. Cuando las condiciones de
arresto o prolongación del mismo se dan en violación de las garantías
constitucionales, el Art. 353 del CPP es expreso en indicar que ahí cabe la
libertad inmediata de la persona por la autoridad que la tiene a su cargo.
Del mismo modo el Art. 387 CPP, sanciona la improcedencia de medidas
restrictivas de la libertad a personas capturadas con violación de las
garantías constitucionales, mientras no se restauren las garantías
quebrantadas. Aún en el caso de que la detención tenga un origen legal,
ésta no se debe prolongar en condiciones de violación de derechos
humanos, que convierten a la detención en ilegítima e ilegal.

La Corte Constitucional ha dejado claro que en los centros de reclusión y


estaciones policiales no sólo no se cumple la ley en general, sino que las
condiciones particulares de detención constituyen una violación del derecho
a la dignidad humana, y configuran tratos crueles, inhumanos y
degradantes (Sentencia T-153/98). Frente a tal evento, sólo cabe el cese de

160
las violaciones, o la liberación de quienes sufren las mismas, pues un
Estado que se proclame de derecho no puede admitir, bajo ninguna
circunstancia, la tortura ni los tratos crueles, inhumanos y degradantes, sin
tener que responder por ello ante la comunidad internacional.

La Defensoría del Pueblo ha presentado una iniciativa de ley “Por medio de


la cual se reglamenta la acción constitucional y el derecho fundamental del
Habeas Corpus” incluyendo la figura del Habeas Corpus correctivo para
evitar o corregir el agravamiento inconstitucional o ilegal de la forma y
condiciones de reclusión, ampliando las posibilidades de control de las
mismas154.

• Defensa. La vulneración de derechos de las personas privadas de libertad


evidencia la falta del ejercicio del derecho de defensa. En efecto, al ser la
mayoría de personas presas de situación social precaria, se vuelven
clientes automáticas de la defensa de oficio –que es prácticamente
inoperante- o de la defensa pública, la cual es aún insuficiente.

A la fecha, los defensores públicos están en un número insuficiente, y no


logran cubrir todo el territorio nacional. La ley ordena que en cada municipio
haya por lo menos un defensor (Ley 270, Art. 2), existiendo un déficit del
25%. Los defensores tienen sobrecarga de procesos (85 casos como
promedio). Los defensores trabajan por contrato, por lo que carecen de
estabilidad laboral. Igualmente en algunos casos tienen problemas de
seguridad (y no tienen seguro alguno). Si bien hay reclamos por la

154
MINISTERIO PUBLICO, Defensoría del Pueblo. Proyecto de ley estatutaria, octubre de 2001

161
insuficiencia de defensores públicos, en general se les reconoce
compromiso y seriedad en su trabajo, y los presos confían en ellos. Sin
embargo, tal hecho no suple a cabalidad la desproporción entre una
institución como la Fiscalía, con poderes casi absolutos para organizar la
acusación, y una defensa minimizada.

11.3 LA RESOCIALIZACIÓN

La legislación nacional155 dispone que la pena en Colombia es multifuncional:


preventiva (general o particular), retributiva, protectora y de reinserción social (o
resocialización), siendo esta última la función primordial, por cuanto es por medio
de ella que se materializa en mejor forma, en este campo, la definición del Estado
colombiano como Estado Social de Derecho y el principio de la dignidad humana,
una de las piedras angulares de la Constitución Política de 1991156.

La sociedad está organizada por normas que regulan la convivencia entre sus
integrantes. El proceso de socialización consiste entonces en el aprendizaje de los
roles que cada uno de ellos debe desempeñar, teniendo en cuenta las reglas
correspondientes. Cuando se incumple alguna o algunas de estas normas, la
sociedad reacciona imponiendo sanciones por medio de las cuales pretende
educar a los infractores en la aceptación y seguimiento de las normas infringidas,

155
REPÚBLICA DE COLOMBIA. Código Penitenciario y Carcelario, Artículo 9. Código Penal de 2000,
Artículo 4.

156
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 153 de 1998. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes
Muñoz.

162
con el fin de que éstos no sigan generando desequilibrios en el orden de la
comunidad y puedan entonces pertenecer a ésta sin generarle daño alguno.

Teniendo en cuenta lo anterior, la resocialización es la justificación de la pena de


la privación de la libertad y para lograrla se requiere un tratamiento que permita la
reinserción social. Al respecto señalan las Reglas para el Tratamiento de los
Reclusos:

El tratamiento de los condenados a una pena o medida privativa de


libertad debe tener por objeto, en tanto que la duración de la condena
lo permita, inculcarles la voluntad de vivir conforme a la ley,
mantenerse con el producto de su trabajo, y crear en ellos la aptitud
para hacerlo. Dicho tratamiento estará encaminado a fomentar en
ellos el respeto de sí mismos y desarrollar el sentido de
responsabilidad157.

11.3.1 Tratamiento progresivo. En Colombia el tratamiento que es utilizado para


conseguir la reinserción de los condenados a la pena de la privación de la libertad
se denomina sistema progresivo. Este sistema fue incluido por primera vez en la
legislación colombiana gracias al doctor Bernardo Echeverri Ossa, quien lo
consagró en el anteproyecto que dio origen al Decreto 1817 de 1964, Código
Penitenciario y Carcelario de la época, como consecuencia del estudio del sistema
utilizado en el Centro de observación de Rebibbia, en la década de los 50. Los

157
NACIONES UNIDAS. Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos adoptadas en el Primer
Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente. Ginebra, 1955. Regla No. 65

163
programas de tratamiento que se ejecutaban en este centro tenían los siguientes
pasos158:

Sus destinatarios eran los condenados a una pena privativa de la libertad, no


menor a 5 años, y con edad entre los 18 y los 25 años. Venían luego dos
períodos: período de observación del condenado por el equipo interdisciplinario,
pero individualmente por sus integrantes. Período para la clasificación,
determinada en las siguientes etapas:

• Anamnéstica – biográfica, que empieza con el currículo judicial y


penitenciario, con énfasis además de los datos del nivel educativo, laboral,
familiar y cultural.

• Morfológica y endocrinológica, bajo los parámetros de Viola y Sheldon y la


metodología endocrina de Pende.

• Funcional, iniciada con el examen neurológico, para verificar la integridad


del sistema nervioso central y periférico; la exploración del sistema
neurovegetativo y terminando con los exámenes del equilibrio
vagosimpático, de las agudezas sensoriales psicofisiológicas y sometiendo
al electroencefalograma.

158
INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO. Memorias del Primer Seminario Internacional del Sistema
Progresivo. Santafé de Bogotá, 1996. p. 48 y 49.

164
• Psíquica y siquiátrica, con reactivos mentales diversos.

• Del comportamiento con la colaboración de todos aquellos que estuviesen


en relación con el observado.

• El tiempo empleado para llegar por la observación, al diagnóstico, luego a


la clasificación y finalmente a la destinación del lugar señalado, de acuerdo
con las características reveladas en el informe correspondiente, era de un
año.

Claro está que el sistema previsto en el Decreto 1817 no coincidía exactamente


con el sistema de Rebibbia, sino que fue presentado como una variable del
mismo, teniendo en cuenta los factores presupuéstales, estructurales, funcionales
y de preparación de los funcionarios del sistema penitenciario colombiano. Pero el
desarrollo real del sistema progresivo se generó a partir del año de 1993, cuando
el doctor Echeverri propuso la reforma del Código Penitenciario y Carcelario con
fundamento, entre otros muchos, en la necesidad de dar vigencia a las normas
relacionadas con este tema que no se estaban aplicando y fue así como el
sistema progresivo se aplicó realmente Colombia a partir de la expedición de la
Ley 65 de 1993.

El sistema progresivo fue consagrado en la nueva legislación como el tratamiento


por medio del cual se prepara a los reclusos para su vida en libertad159. Este
tratamiento debe efectuarse teniendo en cuenta la dignidad humana y las

159
REPUBLICA DE COLOMBIA. Código Penitenciario y Carcelario de 1993. Artículos 12 y 142.

165
necesidades particulares de cada uno de los internos; se materializa a través de la
educación, la instrucción, el trabajo, la actividad cultural, recreativa, deportiva y las
relaciones de familia160; y tiene las siguientes fases: i) Observación, diagnóstico y
clasificación del interno ii) Alta seguridad que comprende el período cerrado iii)
Mediana seguridad que comprende el período de semiabierto iv) Mínima
seguridad o período abierto v) De confianza, que coincidirá con la libertad
condicional.

En virtud de lo anterior, el interno que ingresa en un centro de reclusión debe ser


sometido a un análisis exhaustivo de su personalidad y actitudes, con base en el
cual se determina si requiere o no tratamiento durante el tiempo en que
permanecerá recluido. Si como resultado del estudio se concluye que requiere
tratamiento, el paso a seguir consiste en determinar en qué fase debe ubicarse y
las actividades que desempeñará para cumplir con dicho tratamiento. El paso de
una fase a otra dependerá de las señales positivas que se vayan presentado en
las actitudes de los internos como resultado de la ejecución del tratamiento, que
permitan concluir que el interno se está preparado para volver a formar parte de la
sociedad, hasta llegar al punto de su efectiva reinserción.

De conformidad con las Pautas Generales en la Aplicación del Tratamiento


Penitenciario161, los objetivos del tratamiento penitenciario son:

160
Ibid., Artículo 143.

161
INPEC, Subdirección de Tratamiento y Desarrollo. Pautas generales en la aplicación del tratamiento
penitenciario en los centros carcelarios, penitenciarios y pabellones de alta seguridad, 2002. p. 4 y 5

166
• Humanizar la atención a la población de internos, mejorando su bienestar y
orientándolo a la reinserción social progresivamente.

• Generar procesos de atención integral mediante la ejecución de programas


que conduzcan a mejorar el desarrollo humano.

• Observar, evaluar, diagnosticar, clasificar y ubicar a la persona condenada


en la fase y tipo de tratamiento más adecuado a su perfil, intereses,
necesidades y características.

• Apoyar, orientar y asistir a la persona condenada en la construcción de su


proyecto de vida con el fin de prepararse para la vida en libertad, con el
desarrollo de sus potencialidades y la superación de sus limitaciones.

• Reorientar y ajustar el proceso de intervención.

En resumen, constituye la posibilidad de que dentro del proceso de resocialización


los internos adquieran las herramientas necesarias para conseguir no solo
reintegrarse a la sociedad sino poder permanecer en ella.

11.3.2 Programas para la resocialización. La coordinación de las actividades por


medio de las cuales se concreta el tratamiento penitenciario está a cargo de la
Subdirección de Tratamiento y Desarrollo del INPEC, que a su vez se divide en: la

167
División de Salud, la División de Desarrollo Social y la División de Fomento y
Capacitación Laboral.

El Artículo 94 del Código Penitenciario y Carcelario dispone que la educación y el


trabajo constituyen la base fundamental de la resocialización. Pero no se puede
olvidar, por supuesto, que los programas relacionados con la salud guardan
estrecha relación con la educación y el trabajo en el proceso de resocialización,
pues en la medida en que el interno se encuentre en buenas condiciones físicas y
mentales podrá desempeñar dichas actividades de una manera adecuada.

• División de Fomento y Capacitación Laboral. De acuerdo con el Artículo


143 de la Ley 65 de 1993, el tratamiento se verifica a través del trabajo,
entre otras actividades. En desarrollo de esta disposición, el Capítulo
Noveno del Acuerdo 11 de 19995 reglamenta esta actividad y su
coordinación está a cargo de la División de Fomento y Capacitación
Laboral.

Esta División tiene dos áreas, la Industrial y la Agropecuaria, dependiendo


de la actividad laboral que se pretenda implementar en los centros de
reclusión. El área Industrial está encargada de coordinar todo lo relacionado
con los talleres por medio de los cuales se pueden desempeñar labores
tales como la costura, la confección, el tejido, las artesanías, etc, y en el
área Agropecuaria se agrupan todas las actividades relacionadas con los
cultivos de alimentos y cría de animales.

Ahora bien, es necesario en muchas ocasiones, teniendo en cuenta el perfil


de los internos, realizar procesos de capacitación en las actividades

168
laborales antes mencionadas, razón por la cual el INPEC lleva a cabo
convenios con diferentes instituciones: Convenio entre el INPEC y el SENA;
Convenio entre el INPEC y el ICA, CORFICA, el INPA y el INAT; Convenio
entre el INPEC y las Universidades.

El presupuesto con el que cuenta la División de Fomento y Desarrollo


laboral para poder cumplir con sus funciones proviene del Presupuesto
Nacional y se adjudica por medio de resoluciones a los centros de reclusión
dependiendo de la viabilidad de los proyectos que los Directores presenten
en relación con las actividades laborales que pretenden ejecutar en sus
establecimientos.

Como estímulos para los internos para la ejecución del trabajo en los
centros de reclusión se encuentran: la posibilidad de redimir la pena (por
dos días de trabajo se disminuye un día de condena), la capacitación en
una labor que le permitirá tener la experiencia para poder ser productivo al
momento de recuperar su libertad y una bonificación (se debe recordar
que el trabajo en el caso de los internos no constituye una relación laboral
en estricto sentido, por esta razón el dinero que se paga a cambio del
trabajo del interno se denomina de esta forma) que depende de la
modalidad del trabajo que se desempeñe.

Las modalidades de trabajo son162:

162
INPEC. Acuerdo 11 de 1995. Artículo 61

169
- Administración directa: cuando la administración del establecimiento
pone a disposición de los internos los recursos productivos del Estado,
necesarios para el desarrollo de actividades industriales, agropecuarias
y de servicios con carácter empresarial y controla directamente el
desarrollo económico y social de las mismas.

- Administración indirecta: Cuando la administración del establecimiento


pone a disposición de personas naturales o jurídicas los recursos físicos
con que cuenta el centro de reclusión para que ellas lleven a cabo
actividades productivas con vinculación de mano de obra reclusa a ellas.
En este caso el control del proceso de fabricación y capacitación lo
ejerce directamente el particular.

El valor de los servicios públicos utilizados para el desarrollo de la


actividad en la forma a que se refiere esta modalidad, estará a cargo del
particular y en los casos que la Subdirección de Tratamiento y
Desarrollo del INPEC lo estime pertinente, se deberán instalar los
contadores de agua y luz.

- Otras: Aquellas que determine la Sociedad de Economía Mixta


Renacimiento o la Dirección general del INPEC.

Dentro de la última modalidad se encuentra la del interno independiente,


que consiste en que el interno, además de ser quien realiza el trabajo es
también quien provee la materia prima, la maquinaria, etc.

170
En los cuatro casos, se descuenta el 10% de la bonificación, valor que se
destina a la Caja Especial de los establecimientos de reclusión.

• División de Desarrollo Social. Se encarga de la coordinación de las otras


actividades por medio de las cuales se hace efectivo el tratamiento
penitenciario, es decir, la educación, la recreación, el deporte y las
actividades relacionadas con la familia. El Acuerdo 11 de 1995 en su
Artículo 58 reglamenta estas actividades.

En general la ejecución de estas actividades debe tener en cuenta los


métodos pedagógicos propios del sistema penitenciario y, en particular,
respecto de la educación se debe obrar de acuerdo con los lineamientos
establecidos por la Ley 115 de 1994. Se busca con esto entregar a los
internos los elementos necesarios para que puedan afirmar sus
conocimientos, se genere en ellos un sentimiento de respeto por los valores
humanos, las instituciones públicas y sociales, las leyes, las normas de
convivencia y se desarrolle un sentido moral. Los principios básicos son:

- El desarrollo humano integral como fin, puesto que el hombre es un ser


en permanente evolución y perfeccionamiento.

- La flexibilidad de los programas, teniendo en cuenta que los programas


van dirigidos a personas con diferentes estados de desarrollo físico y
psicológico y que provienen de medios con características culturales,
sociales y laborales diversas.

171
- La pertinencia de los programas, pues estos dependen del nivel de
conocimiento, las habilidades, etc, de los internos.

- La participación, en la medida en que buscan desarrollar la autonomía y


el sentido de responsabilidad de los internos.

En las penitenciarias y las cárceles del Distrito Judicial debe haber Centros
de Educación de Adultos, por medio de los cuales se presta la educación
formal básica y media. La creación de los centros depende de los recursos
humanos, físicos y técnico-pedagógicos con que cuenten los
establecimientos de reclusión correspondientes. Adicionalmente, éstos
deben contar con el reconocimiento de carácter oficial por parte de la
Secretaría de Educación y con un Proyecto de Educación Institucional.

En los establecimientos en donde no haya las condiciones físicas, técnico –


pedagógicas y de personal, se deben organizar actividades educativas no
formales, a través de programas por medio de los cuales se prepara a los
internos para validación de los niveles y grados de la educación formal.

También, se debe prestar a los internos una educación informal, a través de


la cual se les dé la oportunidad de adquirir, perfeccionar, renovar o
profundizar habilidades, conocimientos, técnicas y prácticas que afirmen el
proceso de reintegro a la sociedad: programas de sicología, de trabajo
social (familia, tercera edad, discapacitados, entre otros temas), de terapia
ocupacional, y talleres técnico - prácticos de educación penitenciaria y
educación jurídica.

172
Por otra parte, está la educación superior. Este tipo de educación puede ser
adquirida por medio del método abierto ( no tiene límite de tiempo para su
cumplimiento, es decir, el interno diseña su propio plan de trabajo) y a
distancia (mediante la entrega del material de instrucción especialmente
diseñado).

En adición a lo anterior, hay programas de recreación, deporte y cultura,


como mecanismos para mejorar la calidad de vida de los internos y
estimular así las diferentes actividades que se deben ejecutar durante la
reclusión. Estos programas están conformados por actividades tales como
fútbol, microfútbol, ajedrez, juegos de salón, dinámicas, elaboración de
cerámicas, pinturas, entre otras muchas más.

• División de Salud. La labor de esta División comprende los siguientes


temas:

- Asistencia en salud. Tiene cobertura en: consulta general, especialistas


y cirugías, y patologías de alto costo. En relación con los internos
discapacitados, se están implementando y complementando las áreas
destinadas para su atención. Esta asistencia tiene cobertura familiar,
únicamente respecto de los hijos menores de tres (3) años que conviven
con las madres internas.

- Salud preventiva y saneamiento ambiental. En relación con la salud


preventiva, la División ha diseñado diferentes programas: detección
precoz de cáncer de seno, cáncer de útero, TBC y lepra; prevención del
VIH/SIDA, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y

173
la enfermedad diarreica aguda; planificación familiar; salud visual;
protección específica de enfermedades no trasmisibles; primeros
auxilios; hábitos de vida saludable; alimentación y nutrición; salud oral, y
vacunación contra la hepatitis B. Por su parte, el saneamiento ambiental
contempla los siguientes programas: desratización, desinsectación,
desinfectación y manejo de residuos. Tanto en materia de salud
preventiva como en saneamiento ambiental, la División cuenta con el
apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja para desarrollar los
programas.

- Salud mental. En este punto se debe aclarar que la División está


encargada de diseñar los programas para los internos imputables que
sufren de enfermedades mentales. Incluye actividades para curar a los
enfermos y actividades para prevenir que otros internos las sufran.

- alimentación y nutrición. Con estos programas se busca implementar,


mantener y mejorar la calidad de la salud de quienes se encuentran
recluidos.

Pero no se puede olvidar que el Sistema Carcelario y Penitenciario en Colombia


está rodeado de circunstancias tales como el hacinamiento, la corrupción, etc,
que, como ya se ha dicho en apartes anteriores, no permiten el pleno desarrollo de
la función de los centros de reclusión, especialmente en materia de
resocialización. Por esto, el tratamiento penitenciario en Colombia no pasa de ser
una excelente pero inaplicada teoría y por tanto se pone en duda el carácter de
instrumento de cambio social que supuestamente recae en cabeza de los
establecimientos de reclusión.

174
12. LA MUJER Y LOS CENTROS DE RECLUSIÓN

La población femenina en los centros de reclusión colombianos representa una


pequeña minoría de la población carcelaria y penitenciaria en total, pues, como ya
se había mencionado, no supera el 6% de la población privada de la libertad en
total.

El Sistema Carcelario y Penitenciario en Colombia cuenta con 10 establecimientos


de reclusión destinados exclusivamente para mujeres delincuentes. Pero se debe
advertir que en la Regional Norte no hay este tipo de centros, razón por la cual las
delincuentes que son detenidas o condenadas en esta región se encuentran
recluidas en prisiones para hombres; adicionalmente, en algunas regionales en
donde hay centros de reclusión exclusivos para mujeres, algunas internas se
encuentran recluidas en centros para hombres. Lo anterior por cuanto,
generalmente, se trata de tener en cuenta la distancia que hay entre la prisión y la
casa de la interna.

Ahora bien, resulta importante considerar que las mujeres y los hombres tienen
diferencias físicas, alimenticias, sociales, vocacionales y de salud (por ejemplo:
ginecología, maternidad, cuidado de bebés en prisión, planificación familiar,
drogas y embarazo), diferencias razonables que ameritan un planteamiento
distinto respecto de los centros de reclusión para las mujeres, así como de los
programas de salud, alimentación y actividades a desarrollar en dichos centros. En
este sentido, no basta el simple hecho de tener establecimientos que sólo recluyen
mujeres, pues su estructura, organización y funcionamiento se rige por las

175
disposiciones generales de los centros de reclusión, tanto nacionales como
internacionales, sin tener en cuenta las diferencias antes mencionadas.

Las internas en su mayoría son mujeres jóvenes, con pocos recursos


económicos, analfabetas o con bajo nivel de educación, desempleadas y casi
siempre madres solteras responsables de mantener a sus hijos. No es raro que en
la historia de la mujer delincuente abunden los episodios de malos tratos, abusos
o negligencia, ya sea por parte de la familia o de la pareja, razón por la cual se
presentan con frecuencia problemas de autoestima, personalidad y exceso en el
consumo de drogas.

Por otra parte, el contacto con la familia es la prioridad número uno de las mujeres
que se encuentran privadas de la libertad; esto se constituye en un factor
importante para su estabilidad. Cuando una mujer es encarcelada, la vida de su
familia se colapsa, la mayoría de las internas son mamás y sus hijos, en términos
generales, no quedan bajo el cuidado del padre biológico, sino de la mamá de la
presa o de alguna autoridad local encargada. No sucede lo mismo en cuando los
hombres van a prisión y son padres, porque en estos casos, casi en un 90%, sus
hijos quedan bajo el cuidado de la madre biológica.

12.1 MADRES RECLUSAS Y SUS BEBÉS

Un punto importante en relación con la situación de las reclusas y su familia es


que se permite a las prisioneras que son mamás tener a sus hijos con ellas en los
establecimientos en los cuales se encuentran recluidas. El Artículo 153 de la Ley
65 de 1993 señala al respecto:

176
Permanencia de menores en establecimientos de reclusión. La
dirección del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario permitirá la
permanencia en los establecimientos de reclusión a los hijos de las
internas, hasta la edad de tres años.

El servicio social penitenciario y carcelario prestará atención especial


a los menores que se encuentren en los centros de reclusión. Las
reclusiones de mujeres tendrán guarderías.

Aun cuando existen posiciones encontradas frente a la conveniencia o no de esta


disposición, la Corte Constitucional considera que los primeros años de vida de
cualquier persona son los más importantes para su desarrollo en todos los
aspectos, conforme a lo expuesto por la UNICEF: “El vertiginoso desarrollo que se
da desde el momento del nacimiento hasta los tres años no tiene comparación en
ningún otro período de la vida, puesto que es en esta época cuando el cerebro se
despierta y forma a una velocidad asombrosa”163. Por tanto, no permitir la
convivencia de las madres reclusas con sus hijos, bajo las condiciones señaladas
en el artículo antes citado implica, para la Corte, limitar el proceso de desarrollo
del hombre, en su parte más esencial: El amor y el cuidado son indispensables en
los primeros años de vida. En principio es en la madre donde el menor encuentra
el afecto que le brinda la seguridad, la confianza y el desarrollo emocional
necesario para crecer adecuadamente. Cuando ello no es así, privar al menor de
recibir este cariño sería más gravoso de lo que representa en esa primera etapa
de la vida estar en una cárcel164.

163
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C – 157 DE 2002. Magistrado Ponente: Manuel José Cepeda
Espinosa.

164
Ibid.

177
Ahora bien, la permanencia de los niños o niñas en los centros de reclusión en
compañía de sus madres debe cumplirse bajo condiciones adecuadas: la madre
debe estar en condiciones de asumir el cuidado de sus hijos y el espacio físico
debe contar con los elementos suficientes para que los niños o niñas puedan
realizar las actividades requeridas para su debido desarrollo físico, psíquico y
moral. En adición a lo anterior, cuando los niños o niñas cumplen la edad máxima,
esto es los tres años, deben salir de la prisión y quedar al cuidado de su papá o de
algún familiar de la mamá o en su defecto, de alguna entidad oficial dedicada a
esto.

Pero, la situación de las prisiones que conforman el Sistema Penitenciario y


Carcelario colombiano, como ya se ha mencionado varias veces, es realmente
grave y preocupante en materia de espacio, salubridad, organización, etc. A esto
se debe añadir el hecho de que no se cumple en todos los casos la orden legal de
tener una guardería en todos los centros de reclusión para mujeres. Estas
circunstancias no hacen dudar sobre la conveniencia de la estadía de los niños o
niñas con sus madres privadas de la libertad, pero si ponen de presente que se
deben tomar, con carácter urgente, las medidas pertinentes para garantizar, tanto
a las madres como a los menores, el derecho que tienen a permanecer juntos
durante los primeros años de vida de estos.

11.2 LEY 750 DE 2002

Por medio de esta ley se dispone que las madres cabeza de familia que son
condenadas a la pena privativa de la libertad, pueden cumplir esta pena en el
lugar de su residencia, excepto que en ese lugar viva la víctima de la conducta
punible, siempre y cuando se verifiquen los requisitos establecidos para tal fin.

178
Los elementos normativos que aseguran que el derecho consagrado en esta ley
se ajusta a los mandatos constitucionales son los siguientes165:

• Este derecho no lo tienen las mujeres que hayan cometido ciertos delitos,
que hayan incurrido en las conductas muy graves, tales como secuestros,
genocidios, extorsión o desaparición forzada, entre otras.

• El juez debe evaluar el desempeño laboral, familiar o social de la


condenada, con el fin de tener los elementos de juicio suficientes para
determinar que al gozar de este derecho no pondrá en peligro ni a la
comunidad ni a sus hijos menores de edad o hijos con incapacidad
permanente.

• La condenada adquiere unas obligaciones en virtud del ejercicio de este


derecho: i) avisar cualquier cambio de residencia ii) observar buena
conducta, en especial con aquellas personas a su cargo iii) permitir las
visitas oficiales y demás medidas necesarias para que la autoridad pueda
ejercer el debido control.

• Se prevén los eventos en los cuales este derecho se pierde: i) violación de


alguna de las obligaciones establecidas en la ley ii) evasión o
incumplimiento de la reclusión iii) continuar realizando actividades delictivas
iv) perder la calidad de mujer cabeza de familia o incumplir las obligaciones
que tiene como tal.

165
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 184 de 2003. Magistrado Ponente: Manuel José Cepeda
Espinosa.

179
Esta ley fue demandada ante la Corte Constitucional porque supuestamente
violaba el principio de igualdad, pues no era aplicable a los padres que son cabeza
de familia. La Corte Constitucional, al resolver la acción interpuesta, manifestó que
la ley 750 de 2002 tiene fundamento en los Artículos 13 y 43 inciso final de la
Constitución Política de 1991 y en el Artículo 2 de la ley 82 de 1993. En virtud de
estas normas, se configura en cabeza del Estado la obligación de proteger de
manera especial a las mujeres cabeza de familia, teniendo en cuenta las
diferencias razonables que existen entre los hombres y las mujeres. En este punto
resulta pertinente señalar que de acuerdo con estadísticas recientes el 99% de
las mujeres que se encuentran recluidas son madres de menores de edad o tienen
a su cargo un incapaz166, situación que no se presenta en relación con los
hombres recluidos.

Concluyó entonces la Corte que la ley 750 de 2002 no podía ser declarada
inconstitucional. Ello no obstante, la Corte entendió que con esta ley se pretende
la protección de la familia, en especial del interés superior de los niños, es decir,
de los derechos que en su cabeza tienen el carácter de fundamentales y gozan de
la condición de prevalencia, en concordancia con lo dispuesto en el numeral
primero del Artículo 3 de la Convención Sobre Derechos del Niño, adoptada por
las Naciones Unidas y ratificada por Colombia en el año de 1991. Por esta razón
la Corte decidió en todo caso reconocer el derecho consagrado en la ley 750 a los
hombres que se encuentren en la misma situación de hecho que una mujer
cabeza da familia, siempre y cuando se demuestre que su presencia es necesaria
para dar el debido cuidado y el amor requerido para que los derechos de los

166
Ibid.

180
menores o impedidos no se vean afectados por la privación de la libertad de su
padre en un centro de reclusión.

181
13. CONCLUSIONES

13.2 LA FUNCIÓN DE LA PENA Y LA ALTERNATIVIDAD PENAL

El estudio sobre la evolución de la función de la pena permite comprender cuál es


realmente la función que cumple la pena en Colombia. Tal y como se encuentra
actualmente definida en la legislación colombiana, es claro que se adoptó la
multifuncionalidad como su característica esencial, con fundamento en los
diferentes planteamientos que sobre el tema se desarrollaron a lo largo de la
historia, de tal forma que no se escapara ningún detalle y así pudiera servir como
un verdadero instrumento para el mantenimiento del orden social en todas sus
connotaciones.

Entonces, nuestra definición de la función de la pena comprende, de una u otra


manera, las diferentes posiciones que se generaron, teniendo en cuenta los
defectos y virtudes destacados respecto de este asunto. Así pues, se desecha la
idea de considerar a la pena como un castigo por medio del cual se pretende
saciar el deseo de venganza particular (como sucedió en épocas primitivas) o
pública (como consecuencia de la entrega del poder al Estado); además, se
incluye en el término de protección (que sólo recaía sobre la víctima) al infractor,
pues independientemente de la falta cometida su integridad también merece ser
defendida; la sanción aplicable constituye una respuesta de la sociedad como
consecuencia de la infracción cometida en contra de la estabilidad de su unión,
pero de igual forma contempla el tratamiento que debe efectuarse en el
delincuente con el fin de conseguir que éste pueda formar parte de dicha unión sin
perjudicarla, siendo ésta la función fundamental; por último, pretende dar un

182
ejemplo a los miembros de la sociedad para que no cometan las faltas que
realizaron quienes son sancionados y evitar que éstos vuelvan a incurrir en tales
actuaciones.

Pero la realidad actual de nuestro país registra un panorama totalmente diferente:


ninguna de las funciones de la pena en Colombia es efectiva. Esto, por cuanto los
miembros de la sociedad colombiana se sienten cada día más temerosos de lo
que pueda ocurrirles, no sólo por el incremento en la delincuencia, sino por la
ineficacia de las normas que actualmente la rigen y por la tardía o nula actuación
de las autoridades.

Por lo anterior, si el Estado, representado por las autoridades legislativas,


investigadoras y judiciales, y las personas que conforman la sociedad colombiana,
no tienen en cuenta el origen y evolución de las funciones de la pena, será muy
difícil que ellos entiendan hacia donde están dirigidas, por qué deben ser las
señaladas actualmente en la legislación y no otras diferentes, y por supuesto
costará mucho trabajo conseguir realmente un resultado positivo en su aplicación.

En adición a lo anterior, se debe tener en cuenta que existen diferentes tipos de


penas, todos ellos con las mismas funciones. La decisión respecto de cuál debe
aplicarse en cada caso particular depende en gran medida de las disposiciones
penales, pero no sólo de ellas, pues también deben estar presentes en la
escogencia de uno u otro, las consideraciones que tenga el juez respecto de las
circunstancias que rodean los delitos cometidos, el perfil de quien los cometió, los
beneficios que puede haber al respecto, etc. Pero eso no es lo que sucede en
realidad. Si bien es cierto, la legislación penal contempla para casi todos los
delitos la privación de la libertad como única pena, también lo es que en algunos

183
casos ésta puede ser reemplazada por otro tipo de pena, de manera alternativa;
pero la tendencia en las decisiones de los jueces es aplicar, sin mayor,
consideración la pena de privación de la libertad.

Resulta interesante comentar en este punto la discusión sobre la penalización de


la inasistencia alimentaria. El 20 de mayo de 1997, la Corte Constitucional resolvió
una acción de inconstitucionalidad entablada contra el Artículo 263 del Código
Penal de 1980. El demandante considera que la pena de privación de la libertad
frente al incumplimiento de la obligación de asistencia alimentaria, contraviene el
Artículo 28 de la Constitución Política de 1991, el cual establece que no puede
haber detención, prisión o arresto por deudas, pues considera que dicho
incumplimiento tiene connotación de deuda; adicionalmente señala que la pena
establecida para ese delito no se protege el interés jurídico de la familia. Por su
parte la Corte expresa:

A juicio del actor, la obligación alimentaria es una deuda y, en


consecuencia, el establecimiento de penas privativas de la libertad,
como sanción para quien realice la conducta descrita en el artículo
263 del Código Penal, en concordancia con lo previsto en el 270 del
Código del Menor, vulnera la prohibición contenida en el artículo 28
de la Carta; además considera inconveniente la norma, pues, a su
juicio, la legislación consagra medidas más eficaces que la represión
penal, para lograr coercitivamente el cumplimiento de la obligación.

La Corte no comparte los criterios del demandante. Como se dijo


antes, el fundamento de la obligación alimentaria es el deber de
solidaridad que une a los miembros más cercanos de una familia, y
su finalidad es la subsistencia de los beneficiarios. El bien jurídico
protegido por la norma acusada es la familia y no el patrimonio. A
pesar de que dicha obligación se traduce, finalmente, en una suma
de dinero, no se castiga a quien la incumple, por defraudar el
patrimonio ajeno, sino por faltar a un deber nacido del vínculo de

184
parentesco o matrimonio, y poner en peligro la estabilidad de la
familia y la subsistencia del beneficiario167.

La Corte no entra a definir en esta decisión si la norma es conveniente o no,


simplemente se limita a definir su constitucionalidad.

Estoy totalmente de acuerdo con la decisión de la Corte respecto de la


constitucionalidad de la norma antes mencionada, pues con la regulación del delito
de inasistencia se pretende proteger el interés jurídico de la familia, no el
patrimonio de la misma. Ello no obstante, considero que la pena que se señala
para este delito no resulta adecuada en la medida en que su aplicación también
vulnera el interés protegido por la norma. O acaso, ¿el condenado a pena privativa
de la libertad por inasistencia alimentaria va a poder cumplir con esa obligación
estando en un centro de reclusión? ¿No sería más conveniente en este caso
aplicar una pena de trabajo obligatorio, una pena pecuniaria a favor de la familia, o
cualquiera otra de este tipo, que asegurara de verdad que el bien jurídico de la
familia esté protegido, teniendo en cuenta la finalidad de la obligación
alimentaria?

Finalmente, se debe advertir que la aplicación de la privación de la libertad como


medida preventiva tiene como ingrediente fundamental la presunción de inocencia
de quienes son acusados por haber incurrido en la comisión de un delito, en virtud
de la cual sólo hasta cuando se demuestre su responsabilidad podrá ser tratado
como tal. Esta situación tiene directa incidencia en el tema, pues muchos de los

167
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 237 DE 1997. MagistradoPonente: Carlos Gaviria Díaz.

185
sindicados están en cierta forma cumpliendo con la pena sin haberse comprobado
su responsabilidad, desdibujándose así la función de la pena.

13.3 LA HISTORIA DE LAS PRISIONES COMO PENA.

Es sólo hasta el siglo XVIII cuando las prisiones son consideradas como
instrumentos punitivos. Con anterioridad a este período las prisiones fueron
establecimientos en los cuales las autoridades del momento recluían a quienes
cometían delitos, con el fin de asegurar que estuvieran presentes en el momento
del juicio y que se les pudieran aplicar las sanciones correspondientes, que como
se señaló consistían en acciones contra el cuerpo y el patrimonio de los
infractores, no siempre proporcionales a los actos cometidos.

Las penas antes mencionadas fueron quedando a un lado y la privación de la


libertad fue acogida como la pena más querida. Gracias a las ideas planteadas por
César Beccaria, son las penitenciarias los lugares en donde deben permanecer
quienes son sentenciados a dicha pena y en ellos se llevarán a cabo programas
de educación, trabajo y disciplina para que los condenados puedan formar parte
de la sociedad sin causarle ningún daño; por otra parte, en virtud de la
intervención de Jeremías Bentham, los lugares de reclusión deben tener una
infraestructura especial de tal forma que los programas puedan cumplirse y que
las personas encargadas de custodiar a los reclusos puedan desempeñar sus
funciones de vigilancia de manera adecuada.

Aunque el derecho penal vigente contempla otras penas, que difieren de las que
venían empleándose en épocas anteriores pues el sentimiento humanitario que se

186
desarrolló en la sociedad moderna implicó dejar a un lado todas aquellas
sanciones que resultaran lesivas para la vida, la salud física y mental, la
integridad, etc. de los condenados, se considera (a partir de su creación y hasta
nuestros días) que la privación de la libertad en las prisiones es la forma más
efectiva de combatir el crimen, de conseguir que los delincuentes no vuelvan a
cometer faltas contra la sociedad, de crear en los demás miembros de la sociedad
la conciencia de rechazo por dichos actos y de hacer justicia.

Ahora bien, aunque se imprimió a los establecimientos de reclusión el carácter de


pena, también se conserva su carácter preventivo para internar en ellos a las
personas implicadas en la comisión de un delito y así asegurar su asistencia al
juicio por medio del cual se definirá su situación penal. Lo anterior, bajo el
entendido, en teoría, de que se trata de centros diferentes en virtud de sus
finalidades.

En Colombia la historia de las prisiones tuvo el mismo desarrollo, y es así como el


país cuenta con establecimientos carcelarios para los sindicados de haber
cometido un delito, cuando se requiere que estén privados de la libertad para
asegurar su presencia en el transcurso del proceso penal, y con establecimientos
penitenciarios para los condenados a la pena privativa de la libertad.

Ello no obstante, la finalidad de uno y otro establecimiento en nuestro país se ve


tergiversado en la realidad, pues no todos los sindicados se encuentran en las
cárceles y no todos los condenados se encuentran en las penitenciarias. La
situación de congestión en el Sistema Carcelario y Penitenciario ha llevado a que
la clasificación antes mencionada no se esté cumpliendo en estricto sentido.
Infortunadamente, no es clara una solución a corto plazo respecto de esta

187
situación puesto que el volumen de internos, sindicados o condenados, no tiende
a disminuir sino que por el contrario aumentará día a día, teniendo en cuenta las
nuevas disposiciones penales y el comportamiento de las autoridades fiscales y
judiciales en relación con la aplicación de la privación de la libertad, como medida
preventiva y como pena.

Pero no se puede olvidar la importante labor efectuada por el Doctor Echeverri en


busca de conseguir, a través de las dos reformas más importantes del Sistema
Penitenciario y Carcelario, que los centros de reclusión puedan cumplir sus
funciones como pena.

13.4 LA POLÍTICA DEL GOBIERNO

No cabe duda que la política del Gobierno en materia Penitenciaria y Carcelaria


es clara y bien fundamentada, se adecua a las disposiciones internacionales
respecto de la privación de la libertad como pena, abarca todos los temas
relacionados con el tratamiento que se debe dar a los internos de los centros de
reclusión y el respeto de los derechos fundamentales de las personas.

Pero esta política no tiene aplicación real en Colombia pues contrasta con las
demás decisiones adoptadas por el Gobierno en relación con asuntos que tienen
incidencia directa en él:

188
• El Gobierno tiene otras prioridades en materia presupuestal razón por la
cual no le es asignada la porción requerida. Adicionalmente, la pequeña
porción que le corresponde se malgasta.

• No existe la planeación necesaria para mejorar las instalaciones de


reclusión existentes o para construir unas cuantas más

• Las normas penales y procesales insisten en llevar a las autoridades a


aplicar la privación de la libertad como si fuera la única pena o medida
preventiva, sin tener en cuenta que hay otras opciones

• El país sufre de problemas sociales y económicos, que constituyen una de


las causas más importantes frente al alto nivel de delincuencia, pero no
están siendo combatidos.

Por lo anterior, resulta acertado el comentario de la Liga Colombiana de Lucha


Contra el SIDA en su informe preliminar sobre la situación de los privados de
la libertad y el VIH/SIDA en Colombia:

La crisis carcelaria es un reflejo de cómo el estado ha sido incapaz


de estructurar una política criminal coherente y con visión de largo
plazo para prevenir el delito, castigar las violaciones a la ley penal y
resocializar al delincuente”168 La desarticulación de las instituciones
del Estado Colombiano a las que corresponde la elaboración de las

168
DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN, 2000

189
políticas en contra de la criminalidad, la publicación de códigos que
no tienen impacto en la población carcelaria, porque nos e ajustan,
con base en los estudios empíricos, a la tendencia y las
características de la criminalidad, son también causas de esta crisis.

... y en los errores que aún se cometen cuando se pretende corregir


un problema multicausal mediante intervenciones en una sola de las
causas;...

Se considera que no se toman en cuenta otros factores como la


violencia generalizada, al desempleo..., la recesión económica, los
altos niveles de población con necesidades básicas insatisfechas,
situaciones bajo las cuales actualmente se halla nuestro país, como
factores sociales o circunstancias que aumentan la criminalidad y por
ende la demanda de sitios de reclusión169.

Es así como la plena aplicación de las normas penitenciarias y carcelarias sólo se


dará en la medida en que el Gobierno asuma una política que contemple todas las
situaciones que tienen efectos de una u otra forma en ese sistema:

• Definir políticas para rediseñar la infraestructura penitenciaria y carcelaria.

• Definir políticas para brindar una adecuada atención a las personas en


etapa de crecimiento físico y mental.

• Definir políticas que permitan atender los problemas sociales y económicos


que aquejan a las familias de escasos recursos.

169
LIGA COLOMBIANA DE LUCHA CONTRA EL SIDA, Informe Preliminar sobre la Situación de los
Privados de la Libertad y el VIH/SIDA en Colombia. 2001

190
• Proponer políticas que comprometan a los ciudadanos a participar de
manera activa en el proceso tanto preventivo como de reinserción social.

• Definir políticas que limiten el uso de la privación de la libertad, de tal forma


que esta sólo sea empleada cuando no hay otras opciones.

• Adoptar políticas que no tiendan a penalizar todos los actos delictivos y que
tengan en consideración las circunstancias que rodean dichos actos, con el
fin de señalar la pena que realmente corresponde y que tendrá un efecto
positivo.

13.5 LOS ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN Y SUS DIFERENTES


CONNOTACIONES

13.5.1 Como Institución Legal. El Sistema Penitenciario y Carcelario se rige por


el principio de legalidad, teniendo en cuenta que tiene como base fundamental el
derecho a la libertad. De esta forma, todas aquellas restricciones que se
pretenda establecer sobre este derecho deben tener origen legal, respetar otros
derechos fundamentales, y ser estrictamente necesarias, razonables y
proporcionales.

Efectivamente, el principio de legalidad tiene plena observancia en la legislación


adoptada en materia penitenciaria y carcelaria, aunque la realidad demuestra
todo lo contrario. Sólo uno de los elementos de este principio se concreta de
verdad: la privación de la libertad es consecuencia de una orden judicial

191
impartida por autoridad competente, por motivo previamente señalado por la ley.
Lo anterior, por cuanto la situación actual de los establecimientos de reclusión
hace difícil la no vulneración de otros derechos fundamentales, impide que la
aplicación de la privación de la libertad corresponda a los conceptos de
necesidad, razonabilidad y proporcionalidad, y hace perder el verdadero
significado de la clasificación de los centros de reclusión.

13.5.2 Como Organización. Los cambios efectuados en la organización del


sistema Penitenciario y Carcelario han generado importantes avances.

En primer lugar, la concepción del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario


INPEC como un establecimiento con patrimonio independiente y autonomía
administrativa le da al sistema la posibilidad de ejercer su propio control y de
adoptar en líneas generales las disposiciones que más le convienen para su
desarrollo. En adición a lo anterior, se debe tener en cuenta el grado de autonomía
que tienen las direcciones regionales, lo que implica una descentralización del
poder que genera mayor agilidad en la toma de decisiones. Como consecuencia
de lo anterior, la organización del sistema en todas sus connotaciones debería ser
más clara y definida.

Pero la corrupción, que desafortunadamente que padece nuestro país no sólo en


esta materia sino en casi todas las que le conciernen al Gobierno, la falta de
aplicación de las disposiciones contenidas en el Código Penitenciario y Carcelario
y las normas que lo desarrollan respecto de la organización del Sistema
Penitenciario y Carcelario, y la falta de presupuesto, han impedido que la
estructura planteada tenga sentido y una verdadera ejecución.

192
En relación con el Cuerpo de Custodia y Vigilancia, como ya se advirtió, los
cambios han sido sustanciales y tienden a dar mayor valor a las personas que
conforman este Cuerpo, teniendo en cuenta que el papel que ellos desempeñan
es fundamental para el sistema. Pero, de igual forma, resulta incompatible con la
realidad el número de personas que actualmente cumplen las funciones de
custodia y vigilancia del Sistema Penitenciario y Carcelario, resultando
insuficientes para todas las tareas que se les han designado.

En cuanto a los internos que constituyen la población carcelaria y penitenciaria del


país está visto que su perfil refleja la grave situación socio-económica que se vive
y se ha vivido por muchos años, y que no ha sido en debida forma atacada de
raíz. En adición a lo anterior, se refleja la exagerada aplicación de la privación de
la libertad como medida alternativa y por supuesto, la ineficiencia del sistema
judicial colombiano. En el estudio presentado queda claro que la clasificación de
los internos es una utopía, circunstancia que empeora la situación del sistema
Carcelario y Penitenciario y que lleva a pensar que los establecimientos de
reclusión nunca van a poder cumplir con sus finalidades. Se debe resaltar la labor
cumplida en relación con los inimputables. Dando cumplimiento a lo establecido en
la Ley 65 de 1993, en este momento el Sistema Penitenciario y Carcelario ya no
es el responsable de los inimputables condenados, siendo el Ministerio de
Protección Social el encargado de dar cumplimiento a las medidas de seguridad
impuestas como consecuencia del proceso judicial al que sean sometidos los
inimputables que cometieron delitos. Esto resulta razonable en la medida en que
es el Ministerio y no el Sistema Penitenciario y Carcelario quien debe contar con la
infraestructura, presupuesto, programas, etc, para manejar este tipo de
condenados. Ahora bien, todavía estamos lejos de tener un sistema perfecto en
este sentido, pues aunque no lo quiera el Sistema Penitenciario y Carcelario aún
cuenta con algunos internos inimputables y su traslado a las instalaciones
destinadas para su tratamiento dispuestas por el Ministerio no es una tarea que

193
esté programada con carácter inmediato, incluso es probable que el sistema no
cuente con la información necesaria para determinar cuantos inimputables
mantiene todavía en sus instalaciones, que no deberían estar ahí.

La infraestructura de los establecimientos de reclusión no es propiamente la más


adecuada. Lo anterior, por cuanto se trata de estructuras construidas hace ya
varios años, sin la planeación correspondiente o con una que ya no resulta
aplicable a las actuales necesidades. A pesar de los esfuerzos realizados por
parte del Gobierno en esta materia (construcción de nuevos establecimientos,
reparación de los ya construidos), el excesivo número de internos que actualmente
mantiene el Sistema Carcelario y Penitenciario no permite que las cosas mejoren
en tratándose de infraestructura. Adicionalmente, es evidente que la sola
construcción de más y más cárceles o penitenciarias no va a ser una solución
efectiva en la medida en que no se vea movimiento en las otras políticas del
Gobierno que tienen incidencia en el Sistema Carcelario y Penitenciario.

La seguridad, interna y externa, es un tema muy importante en todo lo que tiene


que ver con los establecimientos de reclusión como parte de una organización. En
la medida en que se cuente con los elementos requeridos para mantener tanto la
seguridad externa como la interna de los centros de reclusión se genera cierta
estabilidad en todo el Sistema. Esto no significa que las autoridades penitenciarias
y carcelarias estén entonces facultadas para ejercer medidas que degraden la
situación tanto de los internos como de sus visitantes, sino más bien que dichas
autoridades deben emplear los recursos que estén a su alcance para asegurar en
la medida de sus capacidades la seguridad de los establecimientos que vigilan. En
este punto se debe destacar el hecho de que muchos de los centros de reclusión
del país están ubicados dentro de las ciudades, sin tener, en algunos casos, la
mayor distancia de las residencias vecinas, con establecimientos comerciales a

194
su alrededor. Si bien es cierto, la ley 65 de 1993 establece la figura de la
expropiación, no debería contemplarse este mecanismo como medio para
garantizar la seguridad de las prisiones, pues en principio estos edificios deberían
estar aislados de la urbanización y en caso de estar cerca de ella no se debería
permitir construir a su alrededor con el fin de evitar futuros incidentes como los
que hasta el momento se han presentado teniendo en cuenta que por la cercanía
con otras edificaciones se han facilitado para los internos las actividades de
escape.

Por último como elementos esenciales de la organización están los reglamentos


que le entregan al Sistema Penitenciario y Carcelario los parámetros con base en
los cuales se debe ejecutar el día a día y por tanto las herramientas para
determinar cuando una conducta o actividad resulta contraria a sus principios,
objetivos y funciones. Es por esta razón que el INPEC tiene dentro de sus tareas
la facultad y obligación de expedir el Reglamento General, que actualmente es el
Acuerdo 011 de 1995; como se discutió, esta facultad no implica de ninguna
manera una usurpación de funciones al Presidente de la República. En adición a
lo anterior, cada establecimiento de reclusión tiene su propio reglamento interno,
con fundamento en las disposiciones del Reglamento General, lo cual permite a
cada centro tener sus propias reglas de acuerdo con su condición, clasificación y
realidad.

13.5.3 Como instrumento de cambio social. En este punto se centra toda la


atención del estudio del Sistema Carcelario y Penitenciario colombiano. Es en
virtud de este asunto que surgen todas las críticas, inquietudes, aversiones y
amores por la privación de la libertad, por el papel que juega esta pena en la
sociedad. La resocialización o como es denominada en el Código Penal actual, la
reinserción social, es el alma de todo el sistema y por esta razón se considera a

195
los establecimientos de reclusión como instrumentos de cambio social. En este
sentido, deben girar todos los esfuerzos de los legisladores, de las instituciones
penitenciarias y carcelarias, de los funcionarios que forman parte del sistema, de
los ciudadanos y del Gobierno.

Cuando una persona es condenada a ser privada de la libertad en una prisión, se


busca prevenir que esa persona vuelva a cometer el delito que se le imputa, dar
un ejemplo a las demás personas para que no vayan a incurrir en delitos como los
que realizó quien es condenado a la pena de prisión, imprimir en el condenado la
responsabilidad del acto cometido de tal forma que entienda que con este acto
causó un daño a la sociedad por el cual debe pagar, y obtener que esta persona
pueda hacer parte de la sociedad que trasgredió, mediante el tratamiento que se
llevará a cabo en el centro de reclusión, para que no lo vuelva a hacer pues
entiende que debe respetar las normas, los derechos de quienes lo rodean, etc.
En esto es que radica el carácter de instrumento de cambio social de los
establecimientos de reclusión.

Teniendo en cuenta lo anterior, los establecimientos de reclusión deben asegurar


que los internos tengan sus derechos, porque el hecho de estar en una prisión no
significa que pierdan la condición de seres humanos ni de personas. Sólo en esta
medida quienes se encuentran encerrados en la prisión llegarán a tener la
voluntad de cambiar. Por la situación en la que se encuentran los internos hay
derechos que se mantienen intactos, otros se suspenden durante el tiempo en que
dure la reclusión y otros, necesariamente deben restringirse. En adición a lo
anterior existen garantías para la debida aplicación de estos derechos. En este
asunto la legislación es clara y completa, y en teoría se deberían generar las
condiciones requeridas para poder cumplir a cabalidad esta legislación. Pero la
realidad de las prisiones es otra muy distinta, y en muchas ocasiones se podría

196
llegar a pensar que el Estado está cometiendo con estas personas vulneraciones
casi tan graves o atroces como las que ellas cometieron con la sociedad que se
pretende proteger. La diligencia efectuada en la cárcel Modelo de Bogotá es un
claro ejemplo de esta situación, que se repite en todas los centros de reclusión del
país, en mayor o menor intensidad.

Ahora bien, como ya se dijo en repetidas oportunidades, la finalidad esencial de la


pena, en particular de la privación de la libertad, es la reinserción social a través
de la resocialización. Es de resaltar la estructuración legal y administrativa que
tiene en este tema el Sistema Carcelario y Penitenciario pues tiene como base los
tres puntos neurálgicos de todo tratamiento penitenciario: la salud, la educación y
el trabajo. La historia de Colombia en relación con este tratamiento ha sido
positiva pues actualmente este proceso se rige por el sistema progresivo.

Las fases que conforman el sistema progresivo (Observación, diagnóstico y


clasificación del interno; alta seguridad que comprende el período cerrado;
mediana seguridad que comprende el período de semiabierto; mínima seguridad o
período abierto; de confianza, que coincidirá con la libertad condicional)
constituyen para el proceso de tratamiento penitenciario las herramientas que
permiten a los centros de reclusión cumplir con la finalidad para la cual fueron
creados, y los programas de salud, educación y trabajo son el medio que se utiliza
para materializar dicho tratamiento. Todo lo anterior, se reitera, porque las
prisiones no son meras bodegas de personas indeseables.

Respecto de este tema expresa la Sicóloga Sonia Esmeralda Sánchez:

197
Hay que tener en cuenta que el individuo que delinque tiene una
estructura de valores cambiados y diferentes en el campo laboral,
familiar, social, personal y de educación...El tratamiento debe ser
entonces dirigido a una reeducación en el ámbito personal, laboral,
familiar y educativo, lo que nos lleva a tener buenos resultados,
advirtiendo que la base filosófica de cada programa debe ser
conductual – humanista; donde por medio del cambio de rutinas y de
hábitos el interno entienda dentro del establecimiento la importancia
de reestructurar sus valores y el cambio de rutinas lo lleva a elaborar
procesos inconscientes que hace que la conducta no sea la
misma170.

Sin embargo, en la vida real de los centros de reclusión lo antes expuesto no pasa
de ser una simple ilusión. En primer lugar se debe advertir que el éxito del
tratamiento penitenciario recae sobre las instrucciones que el INPEC imparta
como guía científico-técnica del mismo, teniendo en cuenta la naturaleza de este
proceso (Artículo 145 de la ley 1993), pero hasta el momento no han sido
expedidas dichas guías, razón por la cual se pierde por completo el sentido de
este tratamiento. Adicionalmente, las precarias condiciones en las que se
encuentran estos establecimientos, por superpoblación, deficiencias en la
infraestructura, problemas de presupuesto, corrupción, etc, impiden que
efectivamente se puedan llevar a cabo cada uno de los pasos del tratamiento
penitenciario bajo el esquema del sistema progresivo y hacen casi imposible que
los programas generen verdaderos efectos.

13.6 MUJER Y ESTABLECIMIENTOS DE RECLUSIÓN.

170
SANCHEZ, Sonia Esmeralda. Tratamiento Penitenciario: una preparación para la libertad o un servicio
carcelario. En: Revista Criminología y Ciencias Forenses Fundación Educativa San Francisco de Asís .
Bogotá. No. 3 (abril. 2003). p. 45.

198
No se pretende asumir una posición de superprotección y vulneración del derecho
igualdad al señalar que el manejo en materia de reclusión de las mujeres
delincuentes debe ser diferente al de los hombres delincuentes, pero tampoco se
puede pensar que puede haber un trato para las mujeres totalmente igual al que
se da a los hombres del Sistema Penitenciario y Carcelario.

La Constitución de 1991 establece el derecho de igualdad, pero la Corte


Constitucional ha expresado en diferentes oportunidades que este derecho no es
absoluto. Se entiende entonces que el derecho de igualdad genera para los
iguales condiciones iguales y para los desiguales condiciones de la misma
naturaleza, de tal forma que se pueden establecer distinciones razonables.

En este sentido es importante advertir que el tratamiento diferencial que merecen


las mujeres internas no responde a la intención de reconocer privilegios en
cabeza de estas mujeres. Simplemente, consiste en el reconocimiento de que el
desarrollo físico, mental y psicológico no es igual en el hombre y en la mujer, y
esto debe verse reflejado en los programas de salud, trabajo, familia que se
apliquen en los centros de reclusión respecto de las internas.

Por otra parte, en relación con el tema de las madres internas y sus bebés es
complicada la discusión sobre si éstos deben estar con aquellas o no, pues
resulta tan perjudicial el hecho de que menores de 3 años estén en centros de
reclusión que no cuentan con las condiciones mínimas para asegurar su debido
desarrollo psíquico, físico y moral, como el hecho de separarlos de sus madres,
teniendo en cuenta que es durante esta etapa cuando más necesitan de ella para
su correcto crecimiento.

199
Como consecuencia de todo lo anterior, surgen las siguientes inquietudes: ¿Se
debe entonces acabar con los centros de reclusión? ¿Se trata de un problema de
legislación penitenciaria y carcelaria? ¿La solución está en tratar de aplicar los
correctivos para que su finalidad se cumpla? Es evidente que las prisiones son un
mal necesario, pues como se vio en el trascurso de la historia, tanto mundial como
colombiana, esta institución se conserva, a pesar de sus detractores. De igual
forma, las normas que regulan el Sistema Penitenciario y Carcelario, en términos
generales son adecuadas y tienen previstas todas las necesidades del mismo.
Pero también es evidente que en las condiciones en las que se desarrolla todo el
sistema carcelario y penitenciario, las funciones de la pena no van a ser nunca
una realidad. La actuación debe ser conjunta y debe estar encaminada a combatir,
paulatinamente, pero de manera decidida, todos las causas internas y externas
que generan la inestabilidad del sistema, de tal forma que la solución que se
presente en relación con una de esas causas se vea compensada y apoyada por
la que se genera respecto de las otras. Así los esfuerzos no serán en vano y se
dejará poco a poco de estar en el círculo vicioso en el que ha caído la situación de
las prisiones en Colombia, porque los pañitos de agua tibia solo sirven para
calmar el dolor de manera precaria y temporal.

200
BIBLIOGRAFÍA

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penitenciario. Bogotá: INPEC, 1996.

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Textos Fundamentales de Derecho No. 2 Universidad Externado de
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7. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C- 565 de 1993. Magistrado


sustanciador: Hernando Herrera Vergara.

201
________Sentencia C-106 de 1994. Magistrado Ponente: José Gregorio
Hernández Galindo.

________Sentencia C – 430 de 1996. Magistrado Ponente: Carlos Gaviria


Díaz.

________Sentencia C- 0549 de 1997. Magistrado Ponente: Carlos Gaviria


Díaz.

________ Sentencia C- 184 de 1998. Magistrado Ponente: Carlos Gaviria


Díaz.

________ Sentencia C – 774 de 2001. Magistrado Ponente: Rodrigo


Escobar Gil

________ Sentencia SU – 062 de 1999. Magistrado Ponente: Vladimiro


Naranjo mesa.

202
________ Sentencia T – 702 de 2001. Magistrado Ponente: Marco Gerardo
Monroy Cabra.

________ Sentencia T-023 de 2003. Magistrada Ponente: Clara Inés


Vargas Hernández.

________ Sentencia T-596 de 1992. Magistrado Ponente: Ciro Angarita


Barón.

________ Sentencia T – 705 de 1996. Magistrado Ponente: Eduardo


Cifuentes Muñoz.

________ Sentencia T – 1045 de 2002. Magistrado Ponente: Jaime Araujo


Rentería

8. CUELLO CALON, Eugenio. La moderna penología. Barcelona: Casa


editorial Bosch,1958.

9. DEL OLMO, Rosa. América Latina y su criminología. 4 ed. México: Siglo


Veintiuno Editores, 1999.

10. DURAN, Jorge Luis. Un infierno de 3x3. En: EL TIEMPO, Bogotá. (25, abril,
1999). p. 2F

203
11. ECHEVERRI OSSA, Bernardo. Custodia de las prisiones en Colombia.
Bogotá: Publicaciones de la Escuela Penitenciaria Nacional, 1992.

________ Enfoques penitenciarios. Bogotá; Publicaciones de la Escuela


Penitenciaria Nacional, 1996.

12. FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. 27 ed. México. Siglo Veintiuno


Editores, 1998. Traducción Aurelio Garzón del Camino

________ La verdad y las formas jurídicas. Gedisa Editorial.

13. FUNDACIÓN EMMANUEL. Manual del obrero carcelario.


www.prodigyweb.net.mex

14. GARLAND, David. Castigo y sociedad moderna. Traducción de Berta Ruiz


de la Concha. México: Siglo Veintiuno Editores, 1999.

15. INPEC. Sistema progresivo penitenciario. Memorias Primer Seminario


Internacional. 1996.

204
________Subdirección de Tratamiento y Desarrollo. Pautas generales en la
aplicación del tratamiento penitenciario en los centros carcelarios,
penitenciarios y pabellones de alta seguridad, 2002

16. GOBIERNO DEL ESTADO DE SONORA, MÉXICO. Orientación actual de


la legislación penitenciaria. Memoria. V Reunión Nacional de Directores
Generales de Prevención y Readaptación Social, 1999.

17. LA INQUISICIÓN. www.herenciacristiana.com

18. LIGA COLOMBIANA DE LUCHA CONTRA EL SIDA, Informe Preliminar


sobre la Situación de los Privados de la Libertad y el VIH/SIDA en
Colombia. 2001

19. LOZANO Y LOZANO, Carlos. Elementos del derecho penal. Bogotá:


Ediciones Lerner, 1961.

20. MANTOVANNI, Ferrando. El siglo XIX y las ciencias criminales. Editorial


Temis,1988.

21. MESSUTTI, Ana. El Tiempo como pena y otros escritos. Pontificia


Universidad Javeriana. Colección Criminología y Victimología N°.2. Santa
Fe de Bogotá, 1998.

205
22. NACIONES UNIDAS, Alto Comisionado para los Derechos humanos.
Oficina en Colombia misión internacional derechos humanos y situación
carcelaria. Informe centros de reclusión en Colombia: un estado de cosas
inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos. 2001.

________ Reglas mínimas para el tratamiento de los Reclusos adoptadas en

el Primer Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento del


Delincuente. Ginebra, 1955.

________ Reglas Mínimas sobre las Medidas no Privativas de la Libertad.


Reglas de Tokio. Adoptadas por la Asamblea General en su resolución
45/110, de 14 de diciembre de 1990.

23. REPUBLICA DE COLOMBIA. Constitución Política. Editorial La Nueva Ley


S.A.. Bogotá, 1991

________Código Penal. Editorial Unión Ltda. 1997.

________ Código Penal de 2000.

________ Código de Procedimiento Penal. Editorial Temis. 1996.

206
________ Código Penitenciario y Carcelario, ley 65 de 1993.

________Departamento Nacional de Planeación. Política Penitenciaria y


Carcelaria. Documento CONPES 2797 Ministerio de Justicia, Ministerio de
Hacienda y Crédito Público, DNP. Bogotá. 19 de julio de 1995.

________Departamento Nacional de Planeación. Ampliación de la


Infraestructura Penitenciaria y Carcelaria. Documento CONPES 3086.
Ministerio de Justicia, INPEC, FIC, DNP. Bogotá, julio 14 de 2000.

________ Ministerio de Justicia. Fortalecimiento del Sistema Carcelario y


Penitenciario. 1990 -1994.

24. REYES ECHANDIA, Alfonso. Derecho Penal. Bogotá: Editorial Temis,


1996.

________ Punibilidad. Bogotá, Editorial Temis, 1978.

25. REVISTA AMBITO JURÍDICO. Editorial Legis. Bogotá 10 al 23 de marzo


del año 2003.

26. REVISTA CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS FORENSES. Fundación Educativa


San Francisco de Asís . Bogotá, 2003.

207
No. 3. SANCHEZ, Sonia Esmeralda. Tratamiento Penitenciario: una
preparación para la libertad o un servicio carcelario.

27. REVISTA DEL INSTITUTO DE CIENCIAS PENALES Y


CRIMINOLÓGICAS. Derecho Penal y Criminología. Universidad Externado
de Colombia. Ediciones Librería del Profesional. Santa Fe de Bogotá. 1983

No. 19. REYES ECHANDIA, Alfonso. La Punibilidad en la Dogmática Penal


y en la Política Penal.

28. REVISTA ELECTRÓNICA DE CIENCIA PENAL Y CRIMINOLOGÍA.

RECPC 03-05 2001. CESANO, José Daniel. De la Crítica a la Cárcel a la


Crítica de las Alternativas. www.criminet.ugr.es

29. REVISTA MEXICANA DE PREVENCIÓN Y READAPTACIÓN SOCIAL.


Editorial Nueva Época.

No. 3. GONZÁLEZ DE LA VEGA, René. La lucha contra la criminalidad en


el siglo XXI.

No. 3. NEUMAN, Elias. El Contagio del VIH- Sida en las Cárceles.

208
No. 4. RIOS MARTÍN, Julián Carlos y otro. La Cárcel: descripción de una
realidad.

30. SANDOVAL LOPEZ, Rafael. Medidas de Aseguramiento y Libertad


Provisional. 2 ed. Santafe de Bogotá: Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez,
1999.

31. SARMIENTO, Arnulfo. Situación jurídica de los internos en el sistema


penitenciario mexicano. www.universidadabierta.edu.mex

32. STEFFEN CÁCERES, Arturo. Prisión Abierta. Editorial Jurídica de Chile.


1972

33. ZAFFARONI, Eugenio Raúl. ¿Qué Hacer con la Pena? Alternativas a la


Prisión. Encuentro Internacional “La Experiencia del Penitenciarismo
Contemporáneo: aportes y experiencias”. México, 1993.

209
ANEXO A

REGIONAL NÚMERO 1. REGIONAL CENTRAL

AMAZONAS BOYACA CAQUETA CUNDINAMARCA HUILA TOLIMA META


Leticia Chiquinquirá Florencia Caqueza Garzón Chaparral Granada
C.R.S.C. C.R.S.C. C.R.S.C. C.R.C. C.S. C.R.C. C.S.
Duitama Chocontá La Plata Espinal Villavicencio
C.S. C.S. C.S. C.S. C.R.S.C
Garagoa Facatativa Pitalito Guamo Acacias
C.S. C.S. C.S. C.R.C. C.A.
Guateque Fusagasuga Neiva Melgar Acacias
C.R.C. C.R.S.C. C.R.S.C. C.S. P.N.
Miraflores Gachetá Purificación
C.S. C.R.C. C.S.
Moniquirá Girardot
C.R.C. C.S.
Ramiriquí La Mesa
C.R.C. C.R.C.
Soata Pacho
C.S. C.R.C.
Sogamoso Ubate
C.R.C. C.S.
Santa Rosa Villeta
de Viterbo C.R.C.
C.R.C.
Tunja Zipaquirá
C.S. C.S.
El Barne Bogotá – La
C.P.C.A.M.S. Modelo
C.S.
Bogotá – La
Picota
P.N.
Girardot
P.N.
Bogotá – Buen
Pastor
R.M.

210
REGIONAL NÚMERO 2. REGIÓN OCCIDENTAL
CAUCA NARIÑO PUTUMAYO VALLE
Bolívar Ipiales Mocoa Buenaventura
C.R.S.C. C.R.C. C.R.S.C. C.R.S.C.
Caloto La Cruz Tulúa
C.R.S.C. C.R.C. C.R.C.
El Bordo La Unión Buga
C.S. C.R.C. C.R.C.
Puerto Tejada Tumaco Cali
C.R.C C.R.S.C. C.R.S.C
Santander de Tuquerres Palmira
Quilichao C.S. P.N.
C.R.C.
Silvia Pasto Cali
C.R.S.C. C.R.S.C. R.M.
Popayán Pasto
C.R.S.C. R.M.
Popayán
R.M.

REGIONAL NÚMERO 3. REGIÓN NORTE


ATLANTICO BOLIVAR CESAR CORDOBA GUAJIRA MAGDALENA SUCRE
Sabanalarga Magangue Valledupar Lorica Riohacha Cienaga Corozal
C.S. C.S. C.S. C.S. C.R.S.C. C.R.C. C.R.C.
Barranquilla Cartagena Valledupar Sahún El Banco Sincelejo
C.R.S.C. C.R.S.C. P.N.A.S. C.S. C.S. C.R.S.C.
Barranquilla Montería Santa Marta
– El Bosque C.R.S.C. C.R.S.C.
P.N.

211
REGIONAL NÚMERO 4. REGIÓN ORIENTE
ARAUCA CASANARE CESAR NORTE DE SANTANDER
SANTANDER
Arauca Orocue Aguachica Ocaña Barrancabermeja
C.R.S.C. C.R.S.C. C.R.S.C. C.R.S.C. C.R.S.C.
Paz de Ariporo Pamplona Charalá
C.R.S.C. C.R.S.C. C.R.S.C.
Yopal Cúcuta Malaga
C.S. P.N. C.R.S.C.
Cúcuta San Vicente de
R.M. Chucún
C.R.C.
Socorro
C.R.S.C.
Vélez
C.R.S.C.
Zapatoca
C.R.C.
Bucaramanga
C.R.S.C.
San Gil
C.R.C.
Bucaramanga
R.M.

212
REGIONAL NÚMERO 5. REGIÓN NOROESTE
ANTIOQUIA CHOCO
Abejorral Quibdo
C.S. C.R.S.C.
Andes
C.R.C.
Santafe de Antioquia
C.R.C.
Bolívar
C.R.C.
Caucasia
C.R.S.C.
Frontino
C.R.C.
Jerico
C.R.C.
La Ceja
C.R.C.
Puerto Berrio
C.R.C.
Santa Bárbara
C.R.C.
Santa Rosa de Osos
C.S.
Santo Domingo
C.R.C.
Sonson
C.R.C.
Tamesis
C.S.
Titiribi
C.R.C.
Turbo
C.R.S.C.
Urrao
C.R.S.C.
Yarumal
C.R.C.
Medellín
C.R.S.C.
Itagui
P.N.A.S.
Medellín
R.M.

213
REGIONAL NÚMERO 6. REGIÓN VIEJO CALDAS
BOYACA CALDAS QUINDIO RISARALDA TOLIMA VALLE
Puerto Aguadas Filandia Belen de Armero – Cartago
Boyacá C.R.C. C.S. Umbría Guayabal C.R.C.
C.R.S.C. C.R.C. C.S.
Anserma Calarcá Santa Rosa Fresno Caicedonia
C.R.S.C. P.N. de Cabal C.R.C. C.R.C.
C.R.C.
La Dorada Armenia Pereira Honda Roldanillo
C.R.S.C. C.S. C.R.S.C. C.R.S.C. C.S.
Manzanares Armenia Dosquebradas Libano Sevilla
C.R.S.C. R.M. R.M. C.R.C.
Pacora Ibagué C.R.S.C.
C.R.C. C.S.
Pensilvania Iibagué –
C.R.C. Picaleña
P.N.
Riosucio
C.R.C.
Salamina
C.R.S.C.
Manizales
C.R.S.C.
Manizales
R.M.

CONVENCIONES

C.A. Colonia Agrícola


C.S. Cárcel sindicados
C.P.C.A.M.S. Complejo Penitenciario y Carcelario de Ata y
Mediana Seguridad
C.R.C. Centros reclusión condenados
C.R.S.C. Centros reclusión sindicados y condenados
P.N. Penitenciaria Nacional
P.N.A.S. Penitenciaria Nacional Alta Seguridad
R.M. Reclusión de mujeres

214
ANEXO B

Sentencia t-153 de1998. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz.

11.1. Acta de la diligencia de inspección judicial a la Cárcel Nacional Modelo de


Bogotá, realizada el día 14 de noviembre de 1997.

11.1.1. La diligencia se inició a las 10 a.m., en la oficina de la Delegada para


Asuntos Penitenciarios de la Defensoría del Pueblo, con la asistencia de las
siguientes personas: Dra. Patricia Ramos, delegada para asuntos penitenciarios
de la Defensoría; abogado Luis Alfredo Castillo Granados, asesor de la delegada;
arquitecto Fernando Türck; Magistrado auxiliar Juan Fernando Jaramillo y la
auxiliar judicial, Dra. Paula Gaviria.

En la cárcel se unió al grupo el ingeniero sanitario Javier Mendoza, enviado por el


Ministerio de Salud. El ingeniero y el arquitecto tuvieron como tarea la elaboración
de un peritazgo acerca de la infraestructura locativa de la cárcel y del proyecto de
remodelación.

11.1.2. Inicialmente, se hizo un rápido recorrido por algunas zonas del centro
carcelario en compañía del subdirector de la cárcel, Humberto Salazar. Este
manifestó su desacuerdo con la remodelación, en razón de los problemas que
acarrea para la visita conyugal. Expresó que el número de internos aumentaba de
manera indeclinable, pues diariamente ingresaban 80, y apenas abandonaban el
centro entre 40 y 45 personas. Añadió que dos años atrás, cuando se posesionó

215
como subdirector de la cárcel, ésta contaba con 3000 internos, mientras que el día
de la visita su número ascendía a 5000.

11.1.3. A las 12 a.m. se efectúo una reunión, en la capilla de la cárcel, con


miembros del Comité de Derechos Humanos y de las mesas de pacificación. Los
internos expresaron su rechazo a las obras de remodelación que se adelantan en
el centro carcelario. Consideran problemático el hecho de que las celdas sean
para cuatro personas, pues ello implica que se mezclen personas de muy
diferentes costumbres y posiciones, cosa que puede generar conflictos. Expresan
que en celdas de 2M x 3M permanecen cuatro o cinco personas. Señalan que la
remodelación únicamente consiste en unir las celdas individuales de antes, de
manera que las celdas nuevas ocupen el espacio de dos de las anteriores.
Señalan que para poder acceder a una celda debe pagarse $500.000 mensuales.
El arriendo semanal ascendería a $40.000. Quien no tiene dinero para pagar,
debe contentarse con un espacio en la escalera o en el baño.

Los internos expresan: "si las obras son para mayor hacinamiento, que nos dejen
como estamos". Sostienen que la privación de la libertad no acaba con sus
derechos, y que el verdadero respeto a sus derechos fundamentales es que cada
uno tenga su celda.

Resaltan que el INPEC, en el momento de tomar la decisión acerca de las obras


de remodelación, no consultó sus intereses como internos, cuya casa es la cárcel.
También destacan la falta de atención por parte del Inpec a las sugerencias que
algunos reclusos hicieron respecto de las remodelaciones. Agregan que algunos
internos que son arquitectos de profesión presentaron propuestas para las obras
de refacción, a un presupuesto mucho menor que el utilizado realmente en el

216
proyecto. Consideran que con el dinero de las remodelaciones - 13 millones de
dólares - se podría, incluso, construir cárceles. Sostienen que se reunieron con los
constructores para que les explicaran sobre las obras de remodelación, y que la
respuesta que recibieron fue que en un censo que se realizó en el 91 los presos
querían celdas para cuatro. Expresan que un censo de 1991 no puede ser
fundamento para que se lleven a cabo las construcciones en 1997.

Sobre la situación de la cárcel en general manifestaron que desde hacía treinta y


dos días no se presentaban muertes violentas, un hecho sin precedentes, que se
explicaba por la labor desempeñada por el Comité de Derechos Humanos y las
mesas de trabajo. Aclaran que las mesas de trabajo tienen como función ayudar a
resolver los problemas jurídicos a nivel macro, como la política penitenciaria,
mientras que la tarea del Comité de Derechos Humanos es defender los intereses
de los internos y denunciar violaciones a sus derechos.

Sostienen que el servicio de agua se restringe al horario de 5:30 a 8:30 a.m. y de


5:00 a 7:00 p.m. Igualmente, hay serios problemas con el alcantarillado. Esta
situación genera también problemas de higiene los días de visita.

Como causas para el hacinamiento señalaron las siguientes: 1) Los jueces de


ejecución de penas tienden a negar la libertad condicional por "el aspecto
subjetivo", a pesar de que "esos jueces no vienen a la Cárcel, no conocen al
preso, no conocen su perfil". 2) Aproximadamente el 30% de los penados se
encuentra en la cárcel por causa de la Ley 30 de 1986. Además, los procesos ante
la justicia regional no avanzan y son arbitrarios. 3) La Ley 228 de 1995, que
dispuso que algunas contravenciones asumían la categoría de delitos. 4) No se
conceden los beneficios administrativos, tales como los permisos de 72 horas. Los

217
permisos no operan por negligencia de los asesores jurídicos. Además, afirman
que no hay defensores públicos suficientes o que, si los hay, no realizan un
seguimiento de los procesos. Sostienen que tampoco se cumple con la norma del
Código de Procedimiento Penal que establece que la cartilla y el cómputo de días
de trabajo deben ser actualizados permanentemente.

11.1.4. A la 1:30 p.m. se inició un recorrido por las instalaciones del centro
carcelario, en compañía de algunos miembros del Comité de derechos humanos.
En primer lugar, se visitó el patio del pabellón 5, el pabellón más hacinado
actualmente, según los miembros del comité. En este patio se percibe un fuerte
hacinamiento. El espacio para desplazarse es muy reducido. Muchos internos se
encuentran recostados contra las paredes del patio, cubriéndolas por completo;
otros se encontraban durmiendo en costales sobre el piso; otros estaban parados;
y algunos realizaban una mínima actividad recreativa.

En el centro del patio se observa la existencia de un pozo de aguas negras a


punto de rebosarse. Según algunos internos, cuando llueve, su contenido se
esparce por toda el área de "recreación". Salta a la vista que en el área del patio
apenas cabe la tercera parte de las personas que se encontraban allí (800, según
se informa). El espacio para cualquier tipo de actividad deportiva o recreativa es
casi nulo. El patio no es apto para que los internos pasen en él la mayor parte del
día.

A renglón seguido se procedió a visitar la parte B del patio 4 que, aun cuando se
encuentra todavía en trabajos de remodelación, ya está siendo habitado. En el
recorrido hacia el área de las celdas se percibe la falta de ventilación. Los pasillos
y las escaleras son angostos. Los escalones se encuentran en mal estado,

218
carcomidos. En los techos se observan filtraciones de agua. Las paredes a la
entrada de las escaleras están deterioradas. Se constató que en las paredes ya
remodeladas hay partes en las que debajo de la pared nueva se puede observar la
vieja y se ve que la nueva tiene un grosor aproximado de 1 centímetro. Las celdas
constan de cuatro camas de cemento (camastros). Manifiestan que en cada celda
se ubican cuatro personas en las camas y tres en el piso. Hay un total de 12
celdas por piso.

El recorrido continuó por el patio de la tercera edad. Se observó la existencia de


un tanque de agua potable, cubierto únicamente por unas rejillas. No hay
hacinamiento, pero los internos duermen en catres, en un espacio abierto. Sólo
algunos duermen en celdas. En la puerta del baño se encontró el siguiente letrero:
"Prohibido usar baños como dormitorio". El monitor del patio afirma que lo puso
por orden de las directivas. Aunque el pabellón de la tercera edad es para
personas mayores de 65 años, se pudo constatar que allí se encontraban
personas de menor edad, por problemas en sus patios.

En la sección de enfermería y sanidad se encuentran, junto con los internos


enfermos y algunos de psiquiatría, varios presos de máxima seguridad. Según
informan los guardias, el 80% del área de sanidad se convirtió en máxima
seguridad. Sostienen que en esa sección hay un total de 121 internos y 3
guardias.

En la parte de enfermería se perciben malos olores y las paredes están en mal


estado. En sanidad no se observa hacinamiento. Hay aproximadamente 10
internos, repartidos en dos cuartos, con catres para dormir.

219
En el anexo psiquiátrico habría 120 personas. Según los internos, los enfermos
mentales que se encuentran todavía en sanidad están allí por problemas con la
expedición del certificado médico.

Se constató que hay una parte de máxima seguridad en la enfermería. Hay 17


personas que se quejaban de estar aisladas. También se visitó un cuarto que,
aunque tiene capacidad para ocho personas, albergaba diecinueve. Ellas deben
permanecer aisladas, a causa del delito que cometieron: acceso carnal violento.
Este es el delito más reprochado por la población carcelaria.

En la visita al Patio 3 se constató que éste era el mejor patio de la cárcel. Allí se
encuentran internos con algún poder social o económico. Cuenta con espacio para
384 internos y hay 382. Las celdas ya están remodeladas. En cada una de ellas
pernoctan 4 personas.

En el cuarto piso del pabellón 2 se verificó que los internos habitaban en túneles
húmedos y oscuros. Allí se presenció la existencia de un espacio de 1.12 metros
de ancho por 6 metros de largo y 2 metros de alto, lugar en el cual duermen seis
personas. Los internos adaptaron a la entrada un inodoro, utilizado por todos los
recluidos en piso cuarto, puesto que los demás baños son usados como celdas. El
túnel no tiene ningún tipo de ventilación ni luz y, además, despide un olor
penetrante y desagradable a causa del inodoro que se encuentra en su entrada.
La falta de luz y de aire impidieron continuar el recorrido hasta el fondo del túnel,
en donde duermen más internos. Al salir y recuperar el aire se entiende la razón
de ser del apelativo que le dan los internos al túnel: baño de los fritos. En la
rotonda del pabellón se observa que los antiguos baños han sido adecuados por

220
los reclusos como dormitorios, con ayuda de cartones y periódicos. Estos internos
utilizan bolsas para depositar sus desperdicios sanitarios.

También se visitaron los talleres de carpintería, ornamentación, artesanías y


calzado. En ellos se constató un alto grado de hacinamiento, marcado por el poco
espacio que tenía cada recluso para realizar sus labores.

11.1.5. A las 4:30 p.m. se inició una entrevista con el director de la cárcel, el
teniente de la Guardia Penitenciaria, Pedro José Martínez. Sus declaraciones
fueron grabadas. Ello posibilita la trasncripción de distintos apartes de su
exposición.

Sostiene el director que para lograr el bienestar de los internos se deben mejorar
las instalaciones locativas. Considera que el ideal es individualizar al recluso para
que habite en celda unicelular. Dice que la colectivización lleva a acciones
suicidas y deterioro psicológico, lo cual constituye un peligro para los guardianes.
Señala que la cárcel requiere más espacio, más salud, más vigilancia. Manifiesta
que el área de sanidad no es suficiente y que, además, se dificulta el transporte de
internos a los hospitales por la carencia de guardianes.

Al preguntársele su opinión acerca del proyecto de remodelación, contestó que las


obras legalizan el hacinamiento y crean otros problemas a causa de la falta de
agua y del imperio de la ley del más fuerte en la ocupación de las celdas. Al
respecto expresó:

221
No es un proyecto que solucione el hacinamiento ni la problemática
del personal, por los motivos que ya le expuse. Le vuelvo a recordar
lo del patio cuarto donde la psicología del interno es respetar la ley
del más fuerte: se adueñan de sus celdas múltiples de cuatro
camastros y obligan a los otros a pagarles por el derecho de acceder
a un servicio. Ya sean arrendamientos de 200 mil pesos mensuales,
u 800 mil en propiedad por un camastro. El personal de guardia
actualmente no es suficiente para controlar esos desmanes, porque
tenemos 4 hombres cuidando 1200. No todos los 4 permanecen al
mismo tiempo, porque ellos están trasladando internos a sanidad, a
jurídica, y muchas veces no alcanza el personal de guardia y los
trasladamos a las garitas. La representación de guardia en un patio
es simbólica. Entonces a los internos no les podemos garantizar, en
estos momentos, las condiciones de seguridad de su vida, de su
honra y de sus bienes. Es la función policial que nos toca cumplir.

Entonces se deben mejorar en ese sentido. Así como está la


situación, le sale más costoso al Estado después resarcir daños y
perjuicios de vidas por pérdida de vidas humanas que acondicionar
los establecimientos de cárceles, de tal manera que se le pueda
cumplir la función. Entonces, quiere decir que si el interno vive más
solo le evitamos más conflicto y más problemas, no como está
pasando en el patio 4 con esa experiencia, que el interno más vivo se
adueña de la celda y cobra por el arrendamiento o por la venta...

(....) Eso que están haciendo aquí, para mí, no es solución al


hacinamiento, lo están es legalizando. Y sigue el mismo conflicto.
Los problemas son los mismos. Hay otro problema, como pasó en
Popayán, que a una celda se le construyó otro camastro y los
internos terminaron destruyendo el otro camastro, para evitar
compartir la celda. Tarde o temprano, esté seguro que esas celdas
terminan con dos camastros. Entonces, nada se hace, se pierde el
esfuerzo, el objetivo para el cual se acondiciona. Esté seguro: dentro
de un año esas celdas tendrán solamente dos camastros. El otro lo
tumban. Otro problema es que hay internos de cierto perfil, que
saben cuidar las cosas. Si usted va a alta seguridad, ellos cuidan los
baños, ellos tienen ese sentido; pero hay internos que tienen es el
sentido de destruir. Por ejemplo, el patio 4. Si usted va ahora, las
baterías sanitarias están muy bonitas y funcionan, pero venga dentro
de 6 meses o un año. Ningún baño va a servir: todos tapados,
taponados con caletas, porque ellos meten navajas, porque ellos
destruyen. Su situación temperamental les da es para dañar todo.
Entonces se pierde el esfuerzo del gobierno. Hay que volver a hacer

222
el baño para que vuelva y lo dañen. Entonces no quiere decir que no
tengan derecho a baño, pero las construcciones deben buscar el
perfil para saber a qué tipo de interno se construye.

El director pone el ejemplo del patio cuarto, ya remodelado, en donde se


presentan los mayores problemas por la colectivización, y señala que:

Allí, se presenta el mal de la convivencia y de la corrupción múltiple,


porque ya no tienen una celda que vender sino cuatro puestos que
vender, fuera de lo que significa compartir la vida en esa celda:
elementos humanos que consumen droga, noctámbulos que no
duermen y entonces someten al compañero a aguantar al
noctámbulo. La visita conyugal es otro problema en las celdas
múltiples: llega el domingo y las mujeres entran tarde, porque son 9
mil, entonces todas no entran a las 8:00 de la mañana. Los internos
tienen el derecho a dos personas que los visiten. Si partimos del
presupuesto de que a los cuatro les llega la visita, entonces todos
quieren tener un momento de intimidad, pero el más vivo se adueña
de la celda y a los otros los deja por fuera, o el interno que más grita,
los asusta y les cobra como si fuera un motel.

Preguntado acerca de si considera que el proyecto de remodelación tiene sentido


respondió:

La subdirección de construcciones no se ha avalado de oficiales del


Inpec, nunca nos ha preguntado cómo solucionamos X problema, y
nosotros si sabemos, yo fui guardián (...). Sabemos qué le sirve al
interno y qué no le sirve; qué es lo bueno y lo malo del interno. Yo no
estoy de acuerdo con que se hagan ese tipo de cosas. Con esos
gastos deberían hacer un pabellón aparte. Además, en medio de
este hacinamiento, ¿cómo se les ocurre hacer esa remodelación?
creándole otro problema más a los internos, 5018 internos en este
momento. En este momento hay dos pabellones desocupados y los
tengo apiñados. No es el momento, se debe buscar el momento en
que se pueda hacer ese tipo de cosas. Y esa remodelación tampoco
es buena. Y si se consulta el interés del interno, el interno no gusta
de ello.

223
Expresa que antes de la remodelación las celdas eran unicelulares y "entonces no
cabían, tenían que estar en el pasillo, botados en los pasillos en los baños, incluso
hoy si usted va a un pasillo hay espuma sobre espuma, ellos son como caracoles
los que están por fuera, entonces por la noche ya cuando es hora de acostarse
tienden en todo lugar incluso entre los baños. Entre los huecos porque no hay
espacio". Sostiene que "lo que podemos criticar es que la remodelación no va a
resolver hacinamiento y los internos prefieren quedarse como estaban".

Al ser preguntado acerca de si los reclusos ya condenados son trasladados,


responde: "Aquí es duro trasladar internos, todos ponen tutela, dan un argumento
válido para la justicia, porque todos tienen un negocio aquí. Unos venden droga,
otros venden armas, otros extorsionan, otros alquilan celdas. Aquí se ve mucha
plata. Ellos tienen plata para llevarle a las familias. Otros tienen celulares, viven de
celulares. Nadie quiere salir a pesar del hacinamiento."

Considera que el hacinamiento puede incrementar la violencia:

el problema genera espíritu de violencia, el interno se adueña de la


celda múltiple y la arrienda, hay extorsión y eso genera violencia,
como también la genera convivir con un drogadicto, noctámbulo u
homosexual. El interno anormal y desadaptado afecta la convivencia
y surgen conflictos que derivan en actos violentos. Se llegó el
momento de cárceles unicelulares para una persona por celda,
porque la convivencia se afectó. No se sabe que índice de violencia
hay a raíz de las remodelaciones porque solo las habitaron desde
hace un mes. Se han disminuido los índices de violencia porque los
internos están haciendo diplomados en derecho internacional, la
Defensoría y Procuraduría han colaborado con cursos,
interaccionado con internos con liderazgo que pueden ser
dinamizadores. La administración y el personal de guardia estamos
tratando de comprometernos para que no se cometan hechos de
sangre. Tenemos un lapso de treinta y tres días sin un muerto, eso

224
es un fenómeno porque antes todos los días había un muerto y 18 o
20 muchachos heridos.

Precisa que una cárcel debe ser manejable y debe tener máximo 2000 internos.
Debe tener espacios para manejar núcleos pequeños, patios de 100 personas,
que se adecuan al manejo de la seguridad de cada interno. Sostiene que el
gobierno "va a tener que pagar cuantías respondiendo, porque hay abogados
demandando por todos esos difuntos, y le va costar al erario publico cantidad de
dinero, le sale más cómodo contratar unidades de guardia para que cuiden y hacer
cárceles". Considera que en cuestión de seguridad "entre más tenga uno al interno
un poco dividido, menos ellos tienen concierto para organizarse. Es más fácil
controlar a un interno en una celda que esté haciendo algo irregular. El interno se
siente débil porque está solo, pero cordón de cuatro dobleces no puede entrar uno
a requisarla sino con un poco de personal porque ellos van a arremeter todos
cuatro contra uno".

Afirma que la disposición del código penitenciario sobre separación de los reclusos
por categorías no se cumple porque no hay espacio. Señala que esta separación
debería venir de un estudio de un grupo interdisciplinario, donde se atendiera a las
condiciones personales del individuo, no a los delitos cometidos.

Sobre el servicio de agua y alcantarillado dentro de la Cárcel Modelo señala:

Toda cárcel tiene esas carencias. Ninguna satisface todas las


necesidades en los servicios públicos de agua y algunos problemas
de luz. En la Modelo, el servicio de agua es inadecuado, es
insuficiente. El alcantarillado es regular. La gente tiene que soportar
malos olores. Ellos adquieren una inmunidad. En los túneles hay
unos olores horribles y ahí viven internos. Entonces los servicios
públicos son insuficientes y más aún para el número de internos. La

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pulgada de agua no está programada para esa cantidad. El
suministro de agua estaba hecho para 1700 personas. Lo que se
tenía de entrada es un tubo de 3 pulgadas. Se necesita es un tubo de
9 pulgadas. También hay problemas de mantenimiento: hay un
dragoneante con 3 o 4 internos recorriendo, de pronto no muy
competentes en ese aspecto. No hay personal técnico que dé
mantenimiento a las construcciones.

Sostiene que otro problema con el agua es el de las visitas. En las visitas
mensuales, las llamadas "cuarentas", ingresan hasta 20 mil personas.

Como posibles soluciones para resolver el problema de hacinamiento enumera:

• La construcción de cárceles
• El aumento de la planta de guardia. Sostiene que solamente hay 6
mil en todo el país. La falta de guardia ocasiona que se violen los
derechos humanos a los internos, porque se dejan de hacer
remisiones a los médicos y a las diligencias judiciales. Además, no
hay suficiente personal que investigue las faltas de la guardia. Hay
más de 5 mil sumarios sin resolver porque solo hay 5 abogados
encargados.
• Concesión de los subrogados penales. Hay internos que podrían
beneficiarse de los subrogados penales, pero los jueces de ejecución
de penas les niegan esta posibilidad, afirmando que requieren aún
de tratamiento penitenciario, a pesar de que las directivas de la
cárcel certifican que "la persona es correcta, de buenas relaciones
públicas y que ha ayudado a crear un clima de paz en la cárcel." Los
jueces no disponen de tiempo para entrevistar a los internos.
Sostiene que los guardias podrían colaborar en esta labor. Señala
que aunque la filosofía que inspiró la creación de los jueces de
ejecución de penas fue buena, éstos no tienen las herramientas
necesarias para cumplir sus funciones. Manifiesta que la cárcel
carece del personal necesario para estar con el recluso. Al respecto
precisa que los trabajadores sociales son vinculados por medio de
contratos a término fijo, razón por la cual no pueden hacer el debido
seguimiento del preso. Solamente hay un trabajador social de planta,
y debe cubrir los cinco mil internos. El director aclara que en los tres

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meses que lleva en funciones, "no me han presentado un juez de
ejecución de penas".

Acerca de las quejas de los reclusos sobre las demoras administrativas para
acreditar el tiempo de trabajo responde que hay insuficiente planta de personal
para resolver la demanda de los cinco mil internos. En la parte administrativa hay
aproximadamente 90 funcionarios. Manifiesta que "esto es un monstruo donde es
imposible resolver las demandas a todos".

11.1.6. A las 8 :30 p.m. se inició la visita nocturna del establecimiento. Estuvieron
presentes el subdirector, la defensora delegada para asuntos carcelarios y
penitenciarios, su asesor jurídico y algunos miembros del comité de derechos
humanos. Luego de finalizado el conteo de los internos, se visitó el Pabellón de
Aislados, en donde se encuentran recluidas las personas sancionadas por causa
de la comisión de una falta, o las que piden ser internadas allí, por motivos de
seguridad personal. En este pabellón se experimenta una impresionante
sensación de hacinamiento. En una celda de 2M x 2.5M, con dos camastros, se
encuentra un promedio de cinco a seis personas. Las celdas dan a un pasillo, el
cual, a su vez, desemboca en un sector de la cárcel por el que pasa una cañería
que despide olores fétidos. No hay luz en el pasillo. Las celdas no tienen suficiente
ventilación.

Se observó que el hacinamiento en el pabellón 5 es de una gran magnitud. Según


aclara el subdirector, la extrema congestión que se observa, se explica en parte
porque en este patio se encuentran internos del patio 4, que se está remodelando.
En las escaleras de acceso al primer piso - y a los pisos superiores - se constata
la presencia de internos que duermen recostados sobre los peldaños. El estado de

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las escaleras es deplorable. Los pasos se encuentran totalmente resquebrajados,
lo cual los hace muy peligrosos.

En el primer piso, se verificó que en el piso de la rotonda - el área común que


precede los pasillos donde se encuentran las celdas - estaban durmiendo muchos
internos. En este pabellón no hay alcantarillado. Por eso, no se dispone de
inodoros, sino de letrinas. El espacio designado para las letrinas estaba totalmente
copado de internos durmiendo.

En el recorrido al tercer piso del pabellón, las escaleras se volvieron aún más
empinadas y oscuras. Las paredes estaban en pésimo estado. Se percibía un olor
fétido, muy penetrante. Sobre el piso de la rotonda - un espacio de 22 metros
cuadrados aproximadamente - había alrededor de 90 personas durmiendo. No
había luz. No se podía ver absolutamente nada. Sólo se sentía la presencia de
muchas personas por su respiración. Faltaba el aire, no había ningún tipo de
ventilación y el olor era nauseabundo.

Para inspeccionar las letrinas, fue necesario caminar solicitando permiso a los
presos que se encontraban durmiendo en el suelo, y pisando una que otra cabeza.
En este espacio también hay presos. Tiene aproximadamente 10 metros
cuadrados y en él se encontraban, según voces de los mismos internos, alrededor
de 60 personas. El olor es nauseabundo. El monitor del patio manifiesta que allí es
donde se incuban las enfermedades. Otro recluso agrega que en ese lugar
empezó la epidemia de varicela, que azotaba en ese momento a la cárcel.

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Los internos duermen con una pequeña manta, sobre el mismo piso o sobre
colchonetas muy delgadas. Duermen casi que "uno encima del otro", aguantando
malos olores, faltándoles el aire y completamente hacinados.

A renglón seguido se visitó el llamado "Cai". Este es un pabellón de máxima


seguridad para los miembros de la fuerza pública, lo cual implica que los internos
que allí se encuentran no pueden salir de su pasillo en todo el día, dados los
riesgos que ello generaría para sus vidas. Allí se relata que los internos deben
pagar un "impuesto" por la protección que les brinda un "cacique". Se observa que
hay hacinamiento: en cada celda para dos personas duermen cuatro o cinco.
Además, hay varias personas durmiendo en los pasillos.

Al ingresar al patio 1 se observó que había personas durmiendo debajo de las


escaleras: en un espacio de 90 cm de alto por 1 metro de ancho y 2 de largo
duermen cuatro personas. Afuera duermen otras dos. En el cuarto piso se
constató que cerca de 60 personas dormían en la rotonda, que tiene un área
aproximada de 15 metros cuadrados. Aquí, al igual que en el patio 2, hay túneles y
celdas construidas por los mismos presos.

Se concluye la inspección a las 10:30 p.m.

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