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Libro I

La creación

Un dios hacedor crea el universo, los astros se encienden, el agua ocupa su lugar, todos los
animales son creados y también el Hombre, superior a todos.

Las edades del hombre

En la edad de oro todo era maravilloso y no existía lo malo.


La edad de plata llegó cuando se envió a Saturno al Tártaro y gobernaba Júpiter. En esa
época él dividió el año en estaciones y comenzó a cosecharse la tierra.
Luego llegó la generación de bronce, que era belicosa, ladrona y mentirosa y agotaron la
tierra.

La batalla de los Gigantes

Los gigantes querían llegar al hogar de los dioses. Pero el Hacedor todopoderoso destrozó
el Olimpo y de los cuerpos que cayeron a la tierra muertos, la Tierra creó una nueva estirpe
humana, que fue muy sangrienta.

La asamblea de los dioses

Júpiter convoca a los dioses y les dice que debe destruir a la raza humana y les cuenta la
ofensa de Licaón. Además les promete una raza nueva y mejor.

Licaón

Licaón se rió cuando Júpiter se apareció entre los humanos porque no se cree que sea un
dios, y planea matarlo para ver si lo es. Además mata a otro hombre y lo cocina para
comérselo. Júpiter destroza su casa y lo transforma en lobo.

El diluvio

Júpiter destruye la raza humana con un diluvio.

Deucalión y Pirra

Solo ellos sobreviven al diluvio, y son los más justos y buenos. Al verlo, Júpiter detiene la
lluvia. Deucalión y Pirra acuden a Temis a preguntarle qué hacer para limpiar su linaje. Esta
les ordena que se cubran y arrojen por encima del hombro los huesos de la gran madre.
Pirra cree que son los huesos de su madre, pero Deucalión se da cuenta de que se trata de
la Tierra y los huesos son las piedras. Lo hacen y de las piedras surgen nuevos hombres y
mujeres.

Generación espontánea de los demás animales

Apolo vence a la serpiente Pitón e instaura los juego píticos


Apolo y Dafne

Cupido hace que Apolo se enamore de Dafne por envidia a sus habilidades con el arco. Ella
no quiere casarse con nadie. Apolo la persigue y cuando casi la ha atrapado ella se
encomienda a Diana, que la transforma en laurel, que desde entonces siempre lleva Apolo
en la cabeza.

Júpiter e ío

Ío era, según la mitología griega, una doncella de Argos, hija de Ínaco y sacerdotisa de Hera (o
hija del rey Yaso), a la que Zeus(dios griego del que es equivalente el Júpiter romano) visitó
transformado en una gran neblina y aprovechó para arrebatarle su virginidad. El dios, para
salvar a la joven de los celos de Hera, la convirtió en una ternera blanca. Hera exigió a su
esposo que se la entregase y ordenó al gigante de cien ojos Argos Panoptesque la vigilara.

Faetón

Faetón quiso conducir su carruaje (el sol) un día. Aunque Helios intentó disuadirle, Faetón se
mantuvo inflexible. Cuando llegó el día, Faetón se dejó llevar por el pánico y perdió el control de
los caballos blancos que tiraban del carro. Primero giró demasiado alto, de forma que la tierra se
enfrió. Luego bajó demasiado, y la vegetación se secó y ardió. Faetón convirtió accidentalmente
en desierto la mayor parte de África, quemando la piel de los etíopes hasta volverla negra.
Finalmente, Zeus fue obligado a intervenir golpeando el carro desbocado con un rayo para
pararlo, y Faetón se ahogó en el río Erídano (Po). Su amigo Cicno se apenó tanto que los dioses
lo convirtieron en cisne. Sus hermanas, las helíades, también se apenaron y fueron
transformadas en alisos o álamos, según Ovidio, convirtiéndose sus lágrimas en ámbar.

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