Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Las funciones ejecutivas son actividades mentales complejas, necesarias para planificar,
organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse
eficazmente al entorno y para alcanzar metas (Bauermeister, 2008).
Dentro de las funciones ejecutivas encontramos diferentes procesos fundamentales para nuestro
día a día.
Pensemos en cualquier cosa que hayamos hecho, estemos haciendo o tengamos que hacer. Por
ejemplo, estoy escribiendo este artículo. Atiendo al ponente de una conferencia o al profesor en
clase. Tengo que salir a comprar antes de que cierren la tienda. Parecen cosas sencillas de hacer,
pero cada una de dichas acciones supone una serie de procesos cognitivos de elevado nivel que
me permiten llevarlas cabo.
Estos procesos reciben el nombre de funciones ejecutivas, gracias a las cuales somos capaces
de actuar con un propósito determinado.
Se entiende por funciones ejecutivas el conjunto de habilidades y procesos cognitivos que nos
permiten adaptarnos con éxito al medio y resolver problemas a partir de la integración de las
diferentes informaciones disponibles, pudiendo realizar conductas propositivas gracias a ellas.
En general se puede considerar que se encargan de controlar y autorregular la actividad mental
y los recursos cognitivos, participando en aspectos como la motivación o la moral además de en
el procesamiento de la información y el control de la conducta.
Se trata de una serie de habilidades que no resultan completamente innatas, sino que se
adquieren y desarrollan a lo largo del ciclo vital y del desarrollo del individuo. De hecho algunas
de ellas no terminan de madurar hasta alrededor de los veinticinco años de edad, siendo esto
algo vinculado a la maduración cerebral. Asimismo, las funciones ejecutivas tienden a decaer
según se va envejeciendo, tanto de manera normativa como si se dan problemas neurológicos.
Localización cerebral
La región cerebral que más se ha vinculado a dichas funciones se encuentra en el lóbulo frontal.
Concretamente es una parte de dicho lóbulo, la corteza prefrontal es la que tiene mayor relevancia
a la hora de gestionar este conjunto de habilidades.
Daños en esta región provocarán graves dificultades en los procesos mentales superiores que
permiten la gestión de la conducta, como puede observarse en diferentes trastornos y
traumatismos. Además, el desarrollo de las funciones ejecutivas se vincula en gran medida a la
maduración cerebral del prefrontal, el cual no acaba de producirse hasta la edad adulta.
Pero ello no quiere decir que las funciones ejecutivas se deban únicamente a la corteza prefrontal.
Al fin y al cabo, la información que permite que se llevan a cabo procesos como la planificación y
el razonamiento proviene en gran parte de otras áreas cerebrales. Por ejemplo, destacan
estructuras como el sistema límbico, el hipocampo, los ganglios basales o el cerebelo.
1. Razonamiento
Ser capaz de emplear las distintas informaciones y ver las posibles conexiones entre ellas, así
como elaborar posibles explicaciones.
2. Planificación
Esta función ejecutiva es la que nos permite elaborar planes de actuación. Permite generar una
serie de pasos que nos llevarán a una meta concreta.
3. Fijación de metas
Vinculada a la motivación, se trata de la habilidad que nos permite que decidir cómo invertir
nuestras energías y hacia dónde dirigir nuestras conductas.
4. Toma de decisiones
Se trata de la habilidad que nos permite determinar qué opción escoger entre las múltiples que
se nos pueden presentar.
Aunque puede parecer extraño, iniciar las tareas en un momento concreto supone una actividad
cognitiva importante. Lo mismo ocurre con la capacidad de determinar cuándo debe finalizarse
una acción.
6. Organización
7. Inhibición
La capacidad de inhibición es otra de las funciones ejecutivas y una de las más relevantes. Se
trata de la habilidad que nos permite regular nuestras actuaciones mediante la detención de la
conducta. Hace que seamos capaces de resistir impulsos concretos, cesar una acción y impedir
que informaciones inocuas interfieran en nuestra conducta.
8. Monitorización
Se refiere a la habilidad de mantener la atención sobre la tarea y regular qué y cómo estamos
haciendo lo que estamos haciendo.
Se trata de la capacidad para almacenar la información de manera que el sujeto pueda operar
con ella más adelante. Tanto a nivel verbal como no verbal.
10. Anticipación
Esta capacidad permite prever de antemano los resultados de una acción y/o sus consecuencias.
11. Flexibilidad
La capacidad de ser flexible es la que nos permite cambiar nuestro modo de actuar o pensar ante
posibles cambios ambientales o modificar acciones en marcha.
En nuestra vida diaria necesitamos las funciones ejecutivas para desenvolvernos en nuestro
entorno y conseguir nuestros objetivos. Son fundamentales por ejemplo cuando planificamos el
día al levantarnos por la mañana, pensando qué tenemos que hacer, en qué orden, cuánto tiempo
nos costará hacer cada una de las cosas e ir de un sitio a otro, e incluso si tenemos que modificar
el plan sobre la marcha en caso de que haya algún imprevisto o necesitemos realizar alguna
nueva tarea con la que no contábamos.
Diferentes trastornos y lesiones en el cerebro pueden provocar que las funciones ejecutivas no
pueden llevarse a cabo correctamente, provocando importantes problemas de adaptación.
Algunos de los trastornos con afectación en esta área pueden darse desde la infancia, como
ocurre con las personas que padecen TDAH. Estos niños presentan problemas tales como
dificultades para iniciar una tarea, poca capacidad de inhibición y para elaborar y seguir planes o
problemas para retener información en la memoria de trabajo.
Otros trastornos en los que este sucede son las demencias, en las que el proceso
neurodegenerativo provoca una afectación que dificulta mantener las funciones ejecutivas.
Ejemplos de ello lo podemos encontrar en demencias como la provocada por la enfermedad de
la Corea de Huntington, o las demencias frontales.
En cualquier caso, incluso sin ningún tipo de trastorno las funciones ejecutivas suelen empezar a
presentar cierto declive a partir de la sexta década de vida, de manera normalizada.