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Alumno: Lenin Zoilo Silva Salas

CARRERA: Derecho

Ciclo: II

Curso: Ciencia Politica

Profesor: Gilber Quispe Diaz

Tema: “Autogolpe de estado de Alberto Fujimori del 05 de abril de 1992”.


INDICeCE

Definición de golpe de estado ..................................................................................... 3

Características de un golpe de Estado ....................................................................... 5

Origen del término ...................................................................................................... 5

La ruptura del “hilo” constitucional .............................................................................. 6

Golpismo ..................................................................................................................... 6

Fundamento o sustento que justificó el golpe de Estado (Estatuto Revolucionario,

proclama a la Nación, etc)............................................................................................... 7

Causas que originaron el golpe de Estado. ............................................................... 8

Consecuencias del golpe de Estado. ........................................................................ 10

Fin (conclusión) del golpe de estado......................................................................... 13

¿QUÉ PIENSA LA POBLACIÓN? ............................................................................. 14

FICHA TÉCNICA ...................................................................................................... 15

CONCLUSIONES ..................................................................................................... 16

Bibliografía ................................................................................................................ 17
Autogolpe de estado de Alberto Fujimori del 05 de abril de 1992

Definición de golpe de estado

Se conoce como golpe al acto y consecuencia de golpear, un verbo que hace

referencia tanto a los impactos físicos como a los de carácter simbólico. El Estado, por

su parte, es una modalidad que permite organizar a una sociedad de manera soberana

y coercitiva y con autoridad para regular el funcionamiento de la comunidad dentro de

un determinado territorio.

Al conjugar las definiciones de ambos términos surge la noción de golpe de Estado.

Se trata de una acción violenta llevada a cabo por fuerzas militares o rebeldes que

busca quedarse con el gobierno de un Estado. El golpe de Estado, de esta manera,

supone la sustitución de las autoridades existentes y el cambio de mando de las

instituciones estatales por imposición.

En concreto para establecer el origen del término tenemos que retrotraernos a la

Francia del siglo XVIII cuando comenzó a utilizarse aquel para referirse a todas

aquellas acciones de carácter violento que el rey llevaba a cabo sin tener en cuenta las

normas establecidas, moral y legalmente, en la sociedad. El hecho de que las

acometiera de esta forma se amparaba en que eran necesarias por el bien común.
El golpe de Estado constituye una violación y falta de reconocimiento hacia la

legitimidad constitucional ya que atenta contra las reglamentaciones legales de llegada

y permanencia en el poder. Es posible distinguir entre dos grandes tipos de golpes de

Estado: el golpe institucional es aquel que tiene lugar cuando llegan al poder ciertos

integrantes del propio partido en funciones, mientras que el golpe de carácter militar es

concretado por las fuerzas armadas. En las últimas décadas se ha sumado la noción

de golpe de mercado para hacer referencia a los cambios institucionales que tienen

lugar por la presión de grupos económicos en condiciones de desestabilizar

la economía.

Entre los golpes de Estado más importantes de la historia destaca, por ejemplo, el

que tuvo lugar en España en el año 1936. Una acción esta que fue llevada a cabo

contra el gobierno reinante en ese momento, la II República, y que desembocó en la

época más cruenta del país: la Guerra Civil. Un conflicto bélico que trajo horror,

desolación y muerte a la nación y que acabaría con la instauración de una dictadura

impuesta por los sublevados a cuyo frente estuvo Francisco Franco.

No obstante, en España han tenido lugar otros golpes de Estado igualmente

relevantes. En concreto otro de los más conocidos fue el fallido que fue llevado a cabo

el 23 de febrero de 1981 por el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero. Un

plan que fue frustrado gracias a la acción del Rey y del general Alfonso Armada.
En lo que va de siglo XXI también se han producido diversos golpes de Estado en

todo el mundo. Entre los más significativos están el de Tailandia en 2006 por parte del

ejército, el de Honduras en 2009 o el de abril de 2012 en Guinea-Bisaú.

Existen varios términos que suelen utilizarse como sinónimos de golpe de Estado

pero que, en realidad, tienen otros significados. Una revolución, por ejemplo, implica un

cambio social profundo, algo que puede no estar presente en un golpe de Estado.

La guerra civil, por otra parte, es un enfrentamiento militar extendido en el tiempo entre

integrantes de una misma sociedad (el golpe de Estado, en cambio, es una acción

rápida). Las rebeliones, revueltas y motines, por último, son desobediencias colectivas

sin intenciones de tomar el poder. (Merino, 2012)

Características de un golpe de Estado

Origen del término

Si bien los primeros golpes de Estado en la historia política datan de la democracia

ateniense en la Grecia antigua o del Imperio Romano y su larga tradición de intrigas

políticas por el trono, el término propiamente dicho proviene del francés: “coup d’État”.

Con este término se nombraba durante el absolutismo a las acciones repentinas y

violentas del rey, que infringía las normas legislativas y morales, cuando su majestad

consideraba indispensable deshacerse de algún enemigo que atentara contra el

bienestar o la seguridad del Estado.


Posteriormente adquirió durante el siglo XIX sus connotaciones actuales, que

refieren al cambio violento y abrupto de las normas de juego del Estado y de los

poderes que lo rigen.

La ruptura del “hilo” constitucional

Se emplea a menudo el término “hilo constitucional” para referir a la continuidad de

las normas legales que rigen al Estado, por lo que su ruptura significa la aparición de

algún evento que las violenta o las incumple y que, por lo tanto, contradice el pacto

legal con el que una sociedad eligió regirse a sí misma (la Constitución).

Un golpe de Estado es justamente eso: un evento intempestivo que pone en jaque

las normas y las instituciones del Estado y cambia las reglas de juego sin previo aviso y

sin consultar a la población para ello.

Golpismo

A quienes perpetran un golpe de Estado se los conoce como “golpistas” y suelen ser

condenados por los gobiernos republicanos del mundo ya que son individuos que

atentaron ilegítimamente contra la Constitución de sus países y buscaron imponer su

voluntad al de la mayoría.

Sin embargo, en algunos casos estas insurrecciones se vieron motivadas por

gobiernos tiránicos o ilegítimos o medidas de fuerza mayor que hicieron necesaria la

intervención violenta para salvar vidas o deponer tiranías.


En esos casos, a pesar de que se trata de golpes de Estado, suele hablarse más

bien de rebeliones o de alzamientos. (Uriarte, 2018)

Fundamento o sustento que justificó el golpe de Estado (Estatuto

Revolucionario, proclama a la Nación, etc)

A las 10:30 de la noche del 5 de abril de 1992, mientras los peruanos veían los

noticieros dominicales en la televisión, la programación se interrumpió. El presidente

Alberto Fujimori apareció en la pantalla y, en un tono grave y serio, anunció que su

gobierno había adoptando medidas de emergencia para hacer frente a los problemas

de la violencia subversiva, el narcotráfico y la corrupción en el sistema judicial. Fujimori

anunció la disolución del Congreso, la suspensión de la Constitución de 1979 y la

reorganización del Poder Judicial. En efecto, el presidente disolvió las instituciones

democráticas existentes y asumió poderes dictatoriales. Inmediatamente después de la

emisión, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, general Nicolás Hermoza

Ríos, anunció el firme apoyo del Ejército al presidente Fujimori y al denominado

autogolpe. (Burt, 2002, pág. 267)

Poco antes que se anunciara el golpe, se despacharon unidades militares a los

lugares estratégicos en Lima, incluyendo la sede del Congreso. Unidades armadas

ocuparon las oficinas e imprentas de los diarios, y las estaciones de radio y televisión,

estableciendo un control militar sobre el flujo de información. Veintidós periodistas

fueron detenidos, entre ellos Gustavo Gorriti, columnista del semanario Caretas y quien

había escrito extensamente sobre Sendero Luminoso y más recientemente había


publicado una serie de artículos muy críticos sobre Vladimiro Montesinos, el principal

asesor de Fujimori.

También se enviaron soldados para detener a los principales líderes del APRA, entre

ellos al ex presidente Alan García, quien se había convertido en el principal crítico del

programa neoliberal de Fujimori. García se escondió en el tanque de agua ubicado en

el techo de su casa y luego buscó refugio en la embajada colombiana, de donde pasó

al exilio en Bogotá y más tarde en París. (Burt, 2002, pág. 268)

El golpe de Estado fue quizá el aspecto más dramático de la reafirmación de la

autoridad estatal que tuvo lugar en el marco del régimen de Fujimori. Se hizo evidente

la intención del régimen de concentrar el poder en manos del Ejecutivo en un esfuerzo

por restaurar el poder del Estado sobre la sociedad.

En otras palabras, el régimen de Fujimori se había embarcado en un proyecto de

construcción de un Estado en el cual el principal objetivo era reconstruir las estructuras

e instituciones estatales y restablecer el control estatal sobre la sociedad. (Burt, 2002,

pág. 268)

Causas que originaron el golpe de Estado.

La reconstitución del Estado puso énfasis en la reorganización del poder del Estado

a través de la centralización de la toma de decisiones en manos del Ejecutivo y las

Fuerzas Armadas. (Burt, 2002, pág. 269)


Este proceso se puso en marcha desde el inicio del régimen de Fujimori, culminando

en el autogolpe del 5 de abril de 1992, el mismo que dio a Fujimori y sus aliados

militares un poder casi exclusivo sobre la economía y la toma de decisiones políticas.

Esta reorganización del poder estatal y la supresión de los equilibrios de poderes

democráticos en el Congreso y en el Poder Judicial, permitieron al régimen concentrar

el poder y eludir la fiscalización democrática para continuar con su proyecto político

autoritario, que consistía en una política contrainsurgente militarizada y un programa

neoliberal radical cuyo objetivo final no solo fue la reestructuración de la economía y la

reducción del papel del Estado, sino también un rediseño fundamental de las relaciones

entre el Estado y la sociedad. A pesar del retorno al orden constitucional a finales de

1993, el reordenamiento del poder posterior al golpe de Estado permaneció en gran

medida intacto. Las instituciones democráticas crearon la ilusión de una democracia, el

poder se ejercía fundamentalmente de manera autoritaria. El Congreso se convirtió en

poco más que un apéndice del Poder Ejecutivo, y otras instituciones democráticas,

desde el Poder Judicial hasta organismos independientes como el Tribunal

Constitucional, fueron sistemáticamente trastocados para someterlos a la voluntad

política del régimen.

Otra dimensión de la reconstitución del Estado fue el control de la insurgencia de

Sendero Luminoso, que empezó con la captura de su líder principal, Abimael Guzmán,

en septiembre de 1992, apenas seis meses después del autogolpe. Si bien se puede

sostener razonablemente que el autogolpe y el posterior endurecimiento de las políticas


del régimen poco o nada tuvieron que ver con la detención de Guzmán, tal como se

argumentará más adelante, con frecuencia el régimen afirmó que la detención se debió

principalmente al autogolpe y la eficacia que ello brindó al accionar de las fuerzas del

orden en la guerra contrainsurgente. Sin duda, la detención fue clave para la

reconstrucción de la confianza por parte de la ciudadanía hacia el Estado peruano y su

capacidad de restablecer el orden y un mínimo de normalidad en la vida cotidiana,

proporcionando al régimen un importante capital político para implementar una amplia

gama de medidas destinadas a reconstituir el Estado peruano bajo lineamientos

neoliberales y autoritarios. Con Sendero Luminoso bajo control, el Estado —

principalmente a través de las Fuerzas Armadas— buscó proyectar su poder en las

zonas urbanas pobres y en las comunidades rurales para restablecer el control

territorial sobre la nación, así como su capacidad de regulación en ese territorio. (Burt,

2002, pág. 271)

Consecuencias del golpe de Estado.

El repliegue solo fue táctico. Fujimori y sus aliados calcularon que podrían controlar

de manera adecuada el proceso que habían puesto en marcha en ese momento por la

presión internacional. Y así fue. En la práctica, el autogolpe había creado un nuevo

escenario: el Congreso elegido en 1990, dominado por los partidos de la oposición,

estaba ahora disuelto; el régimen tenía la posibilidad de construir un nuevo Poder

Legislativo al cual podría controlar más de cerca. La Constitución de 1979, con su

prohibición de sucesión presidencial inmediata, podría ser sustituida por un nuevo

documento hecho a la medida para satisfacer las necesidades del proyecto político
autoritario y neoliberal del régimen, incluida la posibilidad de una reelección para

asegurar la continuidad del régimen, al mismo tiempo que abordaba el imperativo

internacional de elecciones libres. En efecto, el autogolpe había despejado el camino

para la construcción de una nueva estructura de poder en la cual el presidente y sus

aliados militares gobernarían sin tener en cuenta la fiscalización horizontal tan

necesaria para una democracia. (O´donnell, 1998)

Las instituciones democráticas serían restablecidas, pero diseñadas de manera tal

que fueran totalmente dependientes y subordinadas al Poder Ejecutivo. Los desafíos a

la nueva estructura de poder serían enfrentados con todos los medios necesarios. A los

militares, firmes aliados de Fujimori en este esfuerzo, se les concedería un absoluto

control sobre la contrainsurgencia y se garantizaría la impunidad a militares implicados

en violaciones a los derechos humanos o actos de corrupción.

El primer paso fueron las elecciones para el Congreso en noviembre de 1992.

Fujimori insistió en que la nueva legislatura debía ser unicameral, la cual, según

sostuvo, sería más representativa y eficaz que el anterior Congreso bicameral. Este

nuevo órgano, al que se dio el nombre de Congreso Constituyente Democrático (CCD),

serviría como órgano legislativo hasta el siguiente proceso electoral de 1995 y se le

encargó redactar una nueva Constitución. Varios de los principales partidos de la

oposición, incluidos AP, el APRA e IU, se negaron a participar, argumentando que con

Fujimori como presidente no había garantías de una elección libre y justa. También

criticaron la propuesta de Congreso unicameral, sosteniendo que sería fácil de

manipular por el Ejecutivo —precisamente la razón por la cual la mayoría de los


sistemas democráticos tienen dos cámaras congresales. La recientemente formada

alianza oficial, Cambio 90-Nueva Mayoría, obtuvo una mayoría en el CCD, y Jaime

Yoshiyama, aliado clave de Fujimori, fue elegido como su presidente. Revelando el

grado en el que este nuevo Congreso tenía la intención de institucionalizar el orden

posterior al golpe de Estado, el nuevo CCD legalizó todos los Decretos Ley emitidos

por el Poder Ejecutivo después del autogolpe y ratificó a Fujimori como el “jefe de

Estado constitucional”. (Burt, 2002, pág. 287)

Al año siguiente, el CCD elaboró el borrador de una nueva constitución. El nuevo

documento daba al Poder Ejecutivo total control de los ascensos en las Fuerzas

Armadas, eliminaba la fiscalización del Congreso y ampliaba los poderes de las

Fuerzas Armadas. El CCD consolidó el modelo de una asamblea legislativa unicameral

con normas destinadas a limitar el debate e impulsar la célere aprobación de medidas.

El nuevo documento también eliminó muchas de las protecciones sociales para los

trabajadores y campesinos consagradas en la Constitución de 1979, y sentó las bases

para la expansión de las reformas neoliberales. Estableció la pena de muerte en casos

de terrorismo y traición a la Patria. Tal vez la cláusula más controvertida fue la que

permitía la reelección presidencial inmediata. La mayoría pro gobiernista impulsó

agresivamente el proceso, limitando el tiempo de debate asignado a la oposición, y

aprobando el documento final en ausencia de los miembros de dicha oposición.

En julio de 1993, los alcaldes y líderes de oposición del Congreso, así como

intelectuales, grupos de Iglesia y sindicatos, lanzaron una campaña para rechazar la


aprobación de la nueva Constitución. Una de sus principales demandas fue una

votación sobre la Constitución en su conjunto, más que sobre las medidas parciales

que el régimen podría elegir y que tenían más probabilidades de ser aprobadas. La

mayoría del CCD se puso de acuerdo, y se programó un referéndum para el 31 de

octubre de 1993, en el cual los ciudadanos emitirían un voto por el Sí o No para toda la

Constitución. Sin embargo, la oposición no se unió en su rechazo al proyecto de

constitución, optando los líderes del PPC por organizar su propia campaña. Al fin y al

cabo, la constitución fue aprobada, aunque no por el abrumador número que los líderes

del régimen habían previsto. La oposición denunció que el régimen había acomodado

el recuento de votos en algunas regiones, pero las autoridades electorales rechazaron

los cargos. La misión de la OEA prestó poca atención a los reclamos de fraude de la

oposición.

En efecto, la comunidad internacional aceptó las elecciones del Congreso y la

aprobación de una nueva constitución como prueba suficiente del retorno del Perú al

orden democrático. (Burt, 2002, pág. 288)

Fin (conclusión) del golpe de estado.

Este 5 de abril se cumplen 20 años desde que los peruanos escuchamos unas

palabras que han quedado grabadas en la historia republicana: “Disolver… disolver”.

Eran las 10:30 p.m. cuando el entonces presidente Alberto Fujimori anunció, en un

mensaje a la nación, la disolución del Congreso de la República, la reorganización del

Poder Judicial, del Ministerio Público, del Consejo Nacional de la Magistratura y del
Tribunal de Garantías Constitucionales, así como la reestructuración de la Contraloría

General de la República.

Fujimori quebró el orden constitucional para dictar normas que regularían la vida

nacional y “para sembrar un nuevo país y acabar con el viejo y podrido orden de los

políticos, jueces y autoridades corruptas que impiden la verdadera democracia”. Esa

noche, dirigentes políticos fueron detenidos y se ejerció un control de 48 horas sobre

los medios de comunicación.

El ex mandatario acusó al Legislativo de de haber derogado “sin la menor

explicación” las normas dictadas para combatir el narcotráfico y dijo que la ley de

control parlamentario lo ataba de manos en materia de política económica y lucha

contra el terrorismo. También se quejó de que le nieguen la posibilidad de observar la

ley de presupuesto aduciendo que podía rebrotar en la hiperinflación. Sin embargo,

sondeos de entonces, referían que el 84% de la población respaldaba la disolución del

Parlamento.

¿QUÉ PIENSA LA POBLACIÓN?

Según revela una encuesta de Ipsos Apoyo para El Comercio, el 47% de la

población considera que la medida fue necesaria, mientras que el 38% señala que fue

innecesaria. El resto no precisa.


A los encuestados también se les preguntó si, en caso volviéramos a 1992,

aprobaría el autogolpe que disolvió el Congreso. El 37% dijo que la aprobaría, mientras

que el 50% indicó que la desaprobaría. El restante 13% no precisa.

Otros datos que se desprenden del estudio señalan que el 49% aprobaría la

disolución del Congreso en caso de grave crisis económica; el 69% de darse altos

niveles de corrupción en el Legislativo y el 51% si existe entrampamiento en ese poder

del Estado y si no se aprueban leyes necesarias.

FICHA TÉCNICA

La encuesta nacional urbana de Ipsos Apoyo contó con 1.204 entrevistados mayores

de edad del 14 al 16 de marzo. El nivel de representatividad es del 75,2% de la

población urbana electoral del país; el margen de error es de +/- 2,8% y el nivel de

confianza de 95%. (comercio, 2012)


CONCLUSIONES

1. Un golpe de estado es una accion de armas que se produce en un period

breve para destituir a un mandatario o un poder del estado y usurper su lugar

y sus funciones.

2. La caracteristica principal de un golpe es la fuerza bruta. Se logra porque el

golpista es mas fuerte. Por lo tanto es antidemocratico, Ilegal e

insconstitucional.

3. Ante la corrupcion que se habia institucionalizado en el peru, la mayoria de la

poblacion requeria un cambion. Pore so Fujimori por mayoria popular realiza

el golpe de estado.

4. En consecuencia del golpe de estado se derogo la constitucion de 1979 e

instauraron la actual constitución, aprobada en mayoria por referendum

democratico.

5. Despues de tantos años la opinion acerca del autogolpe esta divida, ya no es

la mayoria de la pobacion que aprueba el golpe de estado de 1992. Pero si

aprobarian el cierre del congreso.


Bibliografía

Burt, J.-M. (2002). Violencia y autoritarismo en el Peru: bajo la sombra de sendero y la

dictadura de fujimori.

comercio, E. (1 de abril de 2012). El comercio POLITICA. Obtenido de

http://archivo.elcomercio.pe/politica/gobierno/20-anos-abril-50-peruanos-

desaprueban-autogolpe-noticia-1395679

Merino, J. P. (2012). Definición de golpe de estado. Obtenido de

https://definicion.de/golpe-de-estado/

O´donnell, G. (1998). Horizontal Accountability in New Democracies.

Uriarte, J. M. (28 de agosto de 2018). Caracteristicas.co. Obtenido de

https://www.caracteristicas.co/golpe-de-estado

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