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ESTUDIOS DE TELEVISiÓN Ornar Rincón
Colección dirigida por Lorenzo Vilches

YOLANDA MONTERO RIVERO


TELEVISiÓN, VALORES Y ADOlESCENCIA
MARIANO CEBRIÁN HERREROS
LA INFORMACiÓN EN TELEVISiÓN
Obsesión merrontil y política
J. CONILL V V. GOZÁLVEZ (coords.)

ETICA DE LOS MEDIOS

Una apuesta por la ciudadanla audiovisual


Narrativas mediáticas iI I
FRANCISCO RODRíGUEZ PASTOR IZA
.-;
CUlTURA Y TELEVISiÓN

Uno relación de confHcto


GÉRARD IMBERT
o cómo se cuenta la
El ZOO VISUAL
DI:: la trlevísíón espectacular a la televisión especular
sociedad del entretenimiento
GLORIA SALÓ
¿QUÉ ES ESO DEL FORMATO?
Cómo nace y se desarrolla un programa de te:le:visión
MARIO GARCíA DE CASffiO
LA FICCiÓN TELEVISIVA POPULAR
Una evolución de las series de televisión e:n España
CARLOSARNANZ
NEGOCIOS DE TELEVISiÓN
GUILLERMO OROZCO (coord.)
HISTORIAS DE LA TELEVISiÓN EN AMÉRICA LATINA
LORENZO VllCHES
LA MIGRACiÓN DIGITAL
MANUEL PAlACIO
HISTORIA DE LA TELEVISiÓN EN ESPAÑA
GUSTAVO BUENO
TELEVISiÓN: APARIENCIA Y VERDAD
JAVIER f'f.REZ DE SILVA
LA TELEVISiÓN HA MUERTO
La nueva producción audiovisuol en la era de: Internt':t:

La tercero revolución industrial

M· DEL CARMEN GARCiA GAlERA


TElEVISiÓN, VIOLENCIA E INFANCIA

El impacto de los medios

JOHN SINClAIR
TELEVISiÓN: COMUNICACiÓN GLOBAL Y REGIONALlZACIÓN
PEDRO L CANO
DE ARISTÓTELES A WOODY ALLEN
Poftica y retórica paro cine y televisión
ROSA ÁLVAREZ BERCIANO
LA COMEDIA ENLATADA

gedei~~

~ Luci/le Ball
a los Sfmpson
ENRIQUE BUSTAMANTE
LA TELEVISiÓN ECONÓMICA

Fínancim::ión, estrat~¡as y mercados


1
índice

Introducci6n , ...... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

l. Culturas medíátícas ........................... 17

1. La interpelación mediática ................... . 21

@ Editorial Gedisa, S.A.


2. La estética: sencídos colectivos y experiencias

~
'Paseo "Bonanova, 9 1"- l'
08022 "Barcelona subjetivas ................................. . 23

Te!. 93 253 09 04 3. Estéticas de la actualidad ..................... . 29

Fax 93 253 09 05 4. Subjetividad mooiática ...................... . 37

correo electrónico: gedisa@gedisa.com


http://www.gedisa.com Bíbliografía .................................. . 40

Diseño de la colección 2. Estéticas del entretenimiento (espectáculo, levedad,

Sebastíán Puiggrós
new age, reality) ............................. . 41

Maquetación: Editor SelVice, S.L 1. La lógica del entretenimiento ................. . 42

Diagonal 299. entresol 1 - 08013 Barcelona 2. La convocatoria espectacular .................. . 57

"Barcelona, mayo de 2006

3. Filosofía light .............................. . 65

Primera
4. Actitud newage ............................ . 72

ISBN: 84-9784-137-9
5. Política reality ............................. . 75

Depósito legal: B. 23269-2006

6. Preguntas desde las estéticas mediáticas ......... . 81

Impreso por: Romanyil/Val1s Bibliografía .................................. . 84

\ Verdaguer, 1. 08786 Capellades (Barcelona)


. - med';
3. La narracmn .
¡anca v"

....................... . 87

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano y cualquier otro idioma.
Queda prohibida la reproducción tolal o parcial por cualquier medio de impresió' l. ¿Qué es la narración? ........................ . 94

en forma idéntica, extractada o modificada de cualquier versión de esta obra. Narración y cultura mediática ................. . 99

3. Modos de la narración ....................... . 103

Impreso en España
Printed in Spain Bibliografía ...... , ........................... . 109


Narrativas medtáticas
B

4. Narrativas periodísticas ...................... .


111 Introducción

l. Pensar el periodismo ........................ .


112
2. ¿Qué es el periodismo? ...................... .
118
3. ¿Cómo narra el periodismo? ......... . ....... .
122
Bibliografía .................................. .
128 ,. )',

.
5. N arratlvas publ'" /
.cnanas ....................... .
131
l. Pensar la publicidad ........................ .
132
2. ¿Qué es la publicidad? ....................... .
134
3. ¿Cómo narra la publicidad? ................... .
141
Las guerras no matan al hombre;
Bibliografía .................................. .
153
el mal gusto, sí
(Qum- Eye for the Straight Guy)
6. Narrativas de la radio ./................... .
155
1. ¿Qué es la radio? ........................... .
155
2. Funciones de la radio. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . ... . 159 [1]
3. ¿Cómo narra la radio? ....................... .
160
¿Cómo siente la sociedad contemporánea? Narrando, cantando, bai­
Bibliografía .................................. .
164
lando, gozando. Más si, quien escribe, sueña desde el país más feliz
7. Narrativas televisivas. . . . . .. . ............... .
del mundo: Colombia (World Database o[Happiness¡ 2004). A pesar
165
que nos estamos matando, somos el país más feliz del mundo por­
l. Pensar la televisión ...............' .......... .
165
2. ¿Qué es la televisión? ........................ .
169 que hemos encontrado en la narración el modo de imaginar otros
3. ¿Cómo narra la televisión? .................... .
181 mundos posibles. «Antes que me hubiera apasionado por mujer al­
4. Los modos de la teleactualidad ................ .
187 guna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia. Nada supe
5. Las nuevas telenarrativas ..................... .
196 de los delíquios embriagadores, ni de la confidencia sentimemal,
Bibliografía .................................. .
201 ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado, fui
siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con ro­
8. Narrativas del vídeo .. '. -: . . . . . . . . . . . . . . .. . .... . 203 do, ambicionaba el don divino del amor ideal, que me encendiera es­
l. ¿Qué es el vídeo? ........................... .
204 pirímslmeme, para que mi alma deseellara en mi cuerpo como la lla­
2. La condición vídeo .......................... .
207 ma sobre el leño que la alimema»; así se inicia una las obras ,
3. Formas vídeo .............................. .
210 literarias fundadoras de la colombianídad, La wrágine, de José Eusta­ I
4. ¿Cómo narra el video? ...................... .
214 sio Rivera (1888-1928). Somos los hijos de los relatos. Y también
5. Videosubjetividad .......................... .
217 para el conjuro del destino sirve que «Muchos años después, frente al
Bibliografía .................................. .
220 pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de re­
cordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hie­
Conclusiones: ¡Cuéntame, no me ilustres! .......... .
221 lo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y caña­

)
, •
~ 10
Narratlvas medJ.áticas Introducción
11

brava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precio .ganar en flujo, sensación y ligereza. Sin embargo, hemos devenido es­
pitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como ._~~:r'"
y narraci6n para hacer del sentido y el sujeto una posibilidad.
huevos prehist6ricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas
carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el
dedo»~ así seduce García Márquez en su Cien afiol de Jo/edad. Narran­
do expiamos nuestras culpas en estas tierras del olvido de Carlos Vi. .Los medios de comunicación nos venden la idea de que «somos dio­
ves~ Shakira. Juanes y el Pibe Valderrama. Narrando vivimos en las ses»: ya que nos fundamos en nosotros mismos, no necesitamos de
sociedades del miedo para expiar nuestras miserias. Sobre la narra­ ilusuadores ni de razones para ser exitosos; sólo debemos ser expertos
ción versa este texto. en la narrativa, el espectáculo y el entretenimiento. La narraci6n-en­
tretenimiento-espectáculo es nuestra tradición y nuestra actualidad.
Hemos devenido en hamo zappings, habitantes unas estéticas mediá­
[2] tita.r que nos dicen que nuestra vida es una película que debe ser vivida
No sólo Colombia, sino el mundo entero, ha diluido la experiencia de de manera espectacular y cuyo sentido es el entretenimiento. El re­
la argumentaci6n y la razón para ganar la vivencia de la narración y la sultado: una época en la cual el gusto predominante tí ene marcas de
felicidad instantánea. Tal vez, aburridos de razones que no explican y exceso, pensamiento leve, celebridades mediáticas y actitudes facilis­
i'
futuros que nunca llegan, hemos optado por afectos instantáneos y re­ tas de felícidad. ¿Problemático? Sí. No se puede estar contento con
latos desde los cuales podemos asignar sentido al exceso de signifi­ esta. huida del argumento, el disenso y la reflexi6n; no se puede cele­
cantes vacíos que habitamos. ¿Significantes vacíos? Sí. Si algo nos ca­ brar la telebasura y el entretenimiento basura. Esta llamada de aten­
racteriza como sociedad es la abundancia de signos sin sentido ción sobre la actuación espectacular y el predominio de la 16gica del
establecido, signos vacíos de relación y experienCia; signos que deben entretenimiemo no significa que no tengamos salida, ni que seamos
ser llenados de significados a través de intervenciones narrativas y ar­ felices en esta interpelaci6n mediática; indica que así son los me~
gumentativas (Ladau, 2003). Significar es, entonces, un acto político. dios de comunicación y que debemos usar estos modos intrínsecos de
La. mejor táctica, producir sentido desde la narraci6n. La. práctica más los medios para comenzar a imaginar narraciones de mayor utilidad
(
r extendida, producir sentido desde las intervenciones mediáticas. La social y política. Debemos intentar narrar de nuevas maneras para
\ aprovechar que la mayoría encuemra en estas estéticas identificación,
paradoja es que el poder mediátíco se encuentra en cómo, desde la na­
rración, asigna, nombra, visibiliza, representa, reconoce e imagina modos del gusto y escenarÍos para la creencia, la diversi6n y el deseo.
J posibilidades de sentido; pero también éste es su defecto y su desgra­ Si la narrativa y la estética marcan todas las acciones de nuestro tiem­
cia, ya que llena la existencia de sentidos frágiles, móviles, leves, pre­ po, debemos actuar desde y en estas condiciones. Deberíamos bucear
carios. El resultado: en esta sociedad mediátíca estamos más entreteni­ detrás de la levedad y el entretenimiento que nos prometen los me­
dos, pero también más vaCÍos de conciencia política: mientras dios de comunicación para pensarnos desde otra paree y preguntar­
habitamos la levedad, lo efímero, el flujo, perdemos de vista al autor, nos por lo que estas tendencias nos dicen de la sociedad que habita­
así como los proyectos colectivos de creación y las teorías sociales que mos. Hemos llegado a un punto de no retorno: o desde la academia y
permitan imaginar que la vida es probable en Otros términos y viven­ la investigación asumimos desde otras perspectivas el entreteni­
cias. Más estilo, menos ideología. Una sociedad-televisión. A primera miento, el espectáculo y la narraci6n mediátka, o nos vamos a que­
vista el mundo de la vida está perdiendo en espesor y densidad para dar sin nada que decir a la sociedad de las mayorías, que ha comenza­

\

Narrattvas medlátJcas Introducción
12 13

do a militar en el eslogan que dice: «Las guerras no matan al hombre; 'ha la comunicación como «intervención», o como esas ganas de
el mal gusto, sí» (Queer Eye for the Slraight Guy). ~t'Otnper la rutina con senddos y experiencias frágiles. Concibo la co­
'municabilidad como una «interpelación», en el sentido de llamada de
¡atención, de vínculo, de actuar. Así, cada mensaje mediático es una
[4] llamada de atención narrativa desde la lógica del entretenimiento y el
ADVERTENCIA: SE ACONSEJA UNA LECTURA LIBRE DE ESTE TEXTO, . espectáculo; es ahí donde han demostrado su enorme potencial de co­
NO DOGMATICA. SE SUGIERE MIRAR DESDE EL OTRO LADO. LEERl.O municación. Finalmente, creo que para comprender y explícar ade­
EN cOMPAÑíA DE LAS PROPIAS INTUICIONES Y SABERES SABJÉNDO­ cuadamente «ese fluir leve mediádco» se debe analizar '«su adentro»,
NOS HljOS DE LA TELE.
sus modos particulares de intervenir en la sociedad.
Este texto debería ser un gran relato que revelara la magia de la na­ Así que, en este texto, se acepta que no estamos contentos con la
rración mediática como estrategia de emoción del alma perdida en ., producción de sentidos mediáticos, pero no se comulga con la idea
los imperios bushian()j. Pero no lo es, es un relato con estructura aca­ o:"~ de eliminar (pulsar delele) el entretenimiento como modo legítimo de
démica que busca demostrar que los medios de comunicaci6n son interpelación mediática, Por muy críticos que seamos, y aceptando
fundamentalmente narradores de mundo y que el entretenimiento es que hay oteos modos más racionales, más argumentativos, más enig­
el horizonte del sentido mediático. Un ejercicio de la comunicación mátícos de comunicación, tenemos que comprender qUé los medios
de urgencia, «una especie de mutación perceptiva» (Calabrese, de comunicación de masas, para ganar comunicabilidad e interven­
1989: 145) para comprender y explicar en otras lógicas y otras pers­ ción social, deben contar de nuevo la vida. desde lo emocional; fabular
pectivas las culturas medid/jeas. desde el entretenimiento. Para eso narramos. Por eso, nuestra socie­
Aclaro, de entrada, que cuando afirmo que «vinimos mediáti­ dad habita la estetización y la narrativización de la experiencia desde
camente al mundo para narrar y entretener» no asumo una posición yen los universos frágiles de los medios de comunicación.
determinista, ni el mundo mediático como una situación dada sin
posibilidad de transformación. Creo que hay contenidos, razones, [5]
éticas que hay que tener en cuenta; creo que las versiones crítico-re­
flexivas sobre la banalidad y el empobrecimiento mediático del Este texto parte de tres p}anteamientos, y tiene una matriz de com­
mundo de la vida son válídas y necesarias; sólo quiero llamar la aten­ prensión y cinco aplicaciones:
ción sobre ese otro lado de la realidad comunicativa ran desdeñado y
despreciado: el enrretenimiento y sus formas de narrar. Planteamíentos: 1) La comunicación es un modo de producir senti­
Reconociendo que hay mucho de verdad en las criticas a la banali­ do social, de afirmar o transformar percepciones y representaciones,
dad mediática y que este tipo de pensamiento y análisis es necesario, de conectar con promesas de futuro y de buscar las formas narrativas
este texto argumenta que «ese fluir leve-efímero-fragmentario» de los del mundo. Así, la acción mediática recrea, renueva, recontextualiza
medios de comunicación es el paisaje simbólico más habitado, el que los ritos y las creencias humanas para producir un paisaje simbólico;
más genera sentidos para la vida y el que más interviene los modos uno marcado por la indisrinción, donde los referentes se legitiman
que toma el sentido colectivo. Afirmo, asimismo, que «ese fluir le­ más por su uso que por su razón, 2) Los medios de comunicación han
ve... " tiene un potencial enorme para comprender cómo estamos pro­ construido sus peopías culturas o modos de significar, vincular y ri­
duciendo y viviendo las identidades, las culturas y las sensibilidades. rualizar el mundo de la vida. A estas culturas las denomino medid/ieas

Narrativas medláticas Introducción
15
14

y expresan, sobre tocio, «un deseo y una urgencia social» existentes desde las lógicas de Matrix, Los SimpJon o cualquier reality de moda.
en la sociedad (Abruzzese y Míconi, 2002: 171). 3) Las estéticas me­ Lo cierto es que comprendemos los textos de las culturas y los mun­
diáticas proclucen un gusto socialmente legitimado que viene deter, dos de la vida desde los modos narrativos mediáticos que habitamos.
minado por la lógica del entretenimiento que se hace espectáculo, Así, en este texto se afirma, como punto de partida, que la comunica­
pensamiento light, actitud new age y política reality. «Los medios se bilidad de los medios está mucho más en los modos de narrar que en
identífican con lo estético porque, además de difundir información, los contenidos propiamente dichos; se afirma que las prácticas mediá­
'~;:
los media producen consenso, Ínstauración e intensificación de un (;.
ticas son relatos para la interpelación social que actualizan otros mo­
lenguaje común en lo sodal [... ] y esa función es estética, el placer es­ .'
dos de signlficar y referenciar la vida, y que deben ser comprendidos
"

tético que produce constatar la pertenencia a un grupo unido por la más desde la narración que desde los argumentos, más desde el estilo
capacidad de apreciar la belleza. Una estética que existe en la medida y las esté ricas que desde las razones y las ideologías.
:.'l;!

en que es comunicación. El sentimiento estético significa descubrir


su condición de deseo, de derecho a la belleza, de aspiración de las Aplicaciones: Si se acepta que lo común a los procesos de diseño,
masas» (Abruzzese y Miconi, 2002: 167). Busco, enronces, analizar producción, realización y consumo mediático son las narrativas, en­
las Ctlltura.r medidticas o el modo propio como se da la comunicabili­ tonces debe ser posible llegar a concretar cómo narran los diversos
dad o la interpelación desde los medios de comunicación y cómo se medios. Éste es el propósito final de este texro: determinar los modos
construyen las estéticas o los modos del guSto mediático. Estas cul­ y las estructuras de relato de dos especificidades comunicadvas (el
turas se han explicado, generalmente, «desde el afuera» (desde la fi~ periodismo y la publicidad) y de tres mediaciones (la radio, la televi­
losofía, la semiótica, la psicología, la antropología, entre otras). Este sión y el vídeo).
texto llama a comprenderlas desde el «adentro» (las condiciones de
narración) de los modos mediáricos de producci6n de referentes
de encuentro, sentires colectivos y encantos para la vida.
[6]
Bienvenido, hamo zapping.

Matriz de análisis: El lugar de concreción de estos planteamientos es [En el desarrollo de los conceptos de estéticas mediáticas y entreteni­

el de los moclos de narrar; así. aquí, se convierte a la narración en el miento conté con el apoyo de Sergio Roncallo, estudiante del Máster

disposicivo para dar cuenta de la acci6n del «adentro» de los medios en Comunicación de la Universidad )averiana, y de Liliana Medina,

de comunicación. La narración es una forma para convertirnos a noso­ estudiante de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Ja~

tros ya los otros en «historias» que nos devuelven en forma de expe­ veriana; gradas a ellos]

riencia a la vida cotidiana. Umbeno Eco ya explicaba que, «aunque


nos creamos aislados en la torre de marfil de un campus. impermea­
bles a las fascinaciones de la Coca Cola, más atentos a Platón que a los Bibliografía
publicitarios de Madison Avenue L..] esto no es cierto [... ] incluso el Abruzzese, Alberto y Míconi, Andrea (2002). ZaPPing. SocMogía de la expe­
moclo en el que nosotros, o al menos nuestros estudiantes, leen a Pla­ ,iencla televisiva. Madrid: Cátedra.
tón (si lo leen) está determinado por el hecho de que existe Dallas, in~ CaJabrese, Ornar (989). La era neobarroca. Madrid: Cátedra.
cluso para quien no lo ve nunca» (Eco en Calabrese, 1989: 7-8). Aun­ Ladau, Ernesto (2003). Conferencia inaugural. Encuentro de Pelafacs.
que ya Dalias no existe, sí que leemos el mundo y lo comprendemos Puerto Rico.

1
Culturas mediáticas

.~.
La comunicación es un valor de época que atraviesa rodas las accio­
,.~

nes y formas de pensar de la sociedad; su centralidad se hace eviden­


"::"i~-
ce como sector económico, variable tecnológica y lugar de reflexión
del sentido para la filosofía, las humanidades y las ciencias sociales.
La comunicación es, entonces, un dispositivo potente para com­
prender estos tiempos. Su potendal cultural se halla en que es capaz
de crear ilusión ante la pérdida de certezas, la abundancia de signifi.
cantes vacíos y el flujo disperso de las identidades; en que es un dis­
positivo de producción de nuevas experiencias de subjetividad, ciu­
dadanía y comunidad; y en que da cuenta de los nuevos modos de
conexión. las nuevas sensibilidades y las nuevas estétícas (Martín­
Barbero, 2002: 13-20).
La comunicación produce culturaJ mediáticaJ (Martín, 2003: 161­
165) o de significados colectivos de carácter público caracteri­
zadas por convertir los medios de comunicación en nllevOj territetrioJ
por los cuales viajar en la aventura de producir sentido; nuevos tiempos
que habitan el instante, que se hacen flujo, que se inventan duracio­
nes; nuevoJ ejercicios del pode,. cada vez más productivos, móviles yefí­
meros, pero efectivos; rlllevas promesas de slIbjetividad para imaginar in­
dividuos seudoactivos en la producción de su yo; nuevos simbolos que
se establecen como realidad más allá de lo vívido; nuevaJ jmJencias hiJ­
tlÍricas que elevan la diversidad de experiencias a marcas de autOri­
dad. Las culturas mediáticas generalizan en la sOcledad un gUSto, «una
sensaci6n individual de placer. un procedimiento colectivo, que ex­
presa una sensación de pertenecer a algo y de compartido con otros»

Narrativas mediátlcas Culturas medJát1cas
18 19

(Abruzzese y Mieonl, 2002: 164). He ahí su valor: nos hace miem­ comunicación han llegado a reinar porque asistimos a otros tiempos en
bros de la misma comunidad de referentes colectivos. los cuales nuevas historias emergen. Historias diferentes a la ordenada
La comunicación mediática produce una cultura que se caracteri­ en torno al año en que nació Cristo y que funda Occidente; otras his­
za por ser más de narraciones y afectividades que de contenidos y ar­ torias desde las otras probabilidades de mundo. Vattimo fundamenta
gumentos. «Los medíos de comunicación nos han contado tramas; su apreciación en el fil6sofo alemán Walter Benjamín, quien en un
intrigas y maquinaciones entre la vida y la muerte, entre lo visible y breve escrito de 1938, TesiJ sobre la filosoffa de la historia, sostiene que
10 invisible, entre lo humano y lo sagrado. Han garantizado lugares, la historia se construyó a partir de lo que ocurrió con las clases sociales
formas y ceremoniales colectivos para el público» (Abruzzese y Mi­ altas y con los hechos o acontecimientos principales de la nobleza.
coní, 2002: 11). Estas ceremonias colectivas para todos son posibles Muy probablemente, nunca nos hemos preguntado qué hacían los
en cuanto se asIste y participa en la producción y el disfrute de los re­ súbditos de Luis XV mientras él reinaba en Francia, e incluso una
laros mediátícos. «No vemos la realidad como es, sino como son pregunta de este orden podría presentarse como ridícula o innecesaria
nuestros lenguajes. Y nuestros lenguajes son nuestros medios de co­ para el curso que nos construyeron de la historia. La narración de la
municación. Los medios de comunicación son nuestras metáforas» humanidad se basaba en los grandes monarcas nobles, en los hombres
(Postman, citado en Castells, 1999: 360). Este ser más historias que poderosos, en la burguesía, en las grandes revoluciones y los tratados
contenidos ha llevado a que los medios de comunicación tengan una de paz; parece como si por azares o por razones ajenas, se hubieran ol­
acci6n significativa en la vida social contemporánea, en las agendas vidado las otras historias. Ante el agotamiento de los grandes relatos
de conversací6n, en la toma de decisiones, en la imaginación de cul­ la hisroria oficial para visibilizar esas otras historias, los medios de
turas comunes, en la furmación de modos de pensar. comunicación aparecen como Uno de los difusores de esas otras expe­
Las culturas medid/iras, en cuanto estrategias de contar (no sólo de riencias, tradiciones y perspectivas explicativas de la vida. Así, los
representaci6n) y modos de interpelación comunicativa (no de difu­ medios de comunicaci6n se convierten en agentes significativos de la
sión de contenidos), se caracterizan por: 1) producir rituales que con­ disolución de los puntos de vista centrales del mundo y promueven
vierten los medios de comunicación en experiencias cotidianas de ce­ una situación explosiva de pluralizaci6n que es incontenible.
remonia, celebraci6n y juego; 2) prometer expresión social a través de Las culturas medititieas expresan esos oteQS modos de significar,
prácricas infurmativas (periodismo), prácticas de seducción (publici­ pues 4<la sensaci6n estética renunci6 a su condición elitista y exclusi­
dad y moda), prácticas de compañía y ambiente (radio), prácticas de va para aceptar la contaminación de la calle, del habla social»
encantamiento (televisión y cine), prácticas de memoria y experi­ (Abruzzese y Miconi, 2002: 161). Asimismo, documentan cómo se
mentación (vídeos) y prácticas de conexión (Internet); 3) poner en es­ ha producido una migración cultural hacia nuevas «apariencias ur­
cena el significar como lucha entre los horizontes de la tradición mo­ banas, geografías del consumo, escuetas del sentimiento y el senti­
ral y cultural y los nuevos gustos y las nuevas sensibilidades del mentalismo, idolatrías frenéticas» (Monsiváis, 1997: 34). La historia
sentido, como lo son los jóvenes. las mujeres, lo étnico y la opción se­ estalla en una multiplicidad de maneras de pensar, que van desde los
xuaL En síntesis, las culturas medititicas «intervienen» en el mundo de discursos densos y vitales de la revolución femenina, los movimien­
la vida al construir rituales, prometer expresi6n y abrir el significar a tos sociales y las nuevas opciones sexuales hasta promover una vida
nuevos modos sociales. que nos permita experimentar la libertad de probar lo que nos plaz­
La comunicación mediátíca no se reduce sólo a ser mercancía y co~ ca, de buscar alternativas inscritas en buenas energías, curanderos,
mercio, porque, como explica Gianni Vattimo (1994), los medíos de chamanes y líderes new age. Aunque los medios de comunicación no

Narratlvas mecUátlcas Culturas medlátlcas
20 21
1:1
lE
son Jos productores de estos nuevos y leves modos de pensar, sí se han [ argumento) ni lo espiritual eterno (el dios sentido de todo); sólo expre­
convertido en difusores y legitimadores de estos puntos de vista. Lle­ [ san y reflejan el gusto medio, el más común a todos. Las culturas mediá­
~
gar a los medios significa obtener un Jugar público social. ticas son y responden a lo más común, a lo que más junta, a lo que más
Constituir una cultura es juntarse alrededor de significados com­ se identifica con la clase media; es pura «medianía» entre todo; «me­
partidos. «La cultura es un paisaje diverso y complejo, en ocasiones dianía)) entre artes y modas, entre filosofías y estilos, entre discursos
difuso y siempre conmovedoramente evocador. La cultura, como es­ ~)
,~.., y formatos, entre sujetos y masas, entre razones y sentimentalidades.
cribió Clifford Geertz, es un documenco público, borroso, lleno de Esta «medianía» es el valor estratégico de la comunicación mediática.
elipsis, que necesita ser descifrado. Un documento escrito no con las Martín-Barbero (2002: 16) lo explica como un juego entre matrices
grafías convencionales, sino con comportamientos volátiles. [... ] La :.~,
.'" culturales y formatos industriales, entre lógicas de producción y com­
pregunta no es sólo qué hacen los medios con la cultura, sino qué pa­ petencias de recepción y consumo; negociación, lucha, juego nunca es­
sa en las interacciones de la gente con estas mezclas, cómo los públi­ table, siempre en actualización. Ahora, lo que constituye este «estar
cos sintonizan con eUas y se las apropian» (Rey, 2002). Los medios de entre» de las cultura! mediáticas es su carácter narrativo, su producción
comunicación producen culturas porque son máquinas narrativas que de fábula y vivencia para la vida de todos los días.
socializan una variedad de relatos, visibilizan una diversidad de suje­
tos, extienden las escenas del sentido e intervienen simbólicamente
en la sociedad contemporánea. Como resultado, habitamos en cultu­ 1. La interpelación mediática
ras mediáticas, ya que somos una sociedad en la que los medios de co­ «Los medios de comunicación, y sobre todo los medios audiovisuales
municación se instalan como espejos donde reflejarnos y como ,.ef/ejos de nuestra cultura, son sin duda el material básico de los procesos de
donde nosotros devolvemos lo mediático (Briggs y Peat, 1994); co­ comunicación. Vivimos en su entorno y la mayoría de nuestros estí­
mo artefactos a través de los cuales nos conectamos con otros; como mulos simbólicos proceden de ellos. [... ] El poder real, como Eco y
dispositivos con los que llenamos de significado las acciones de la vida. Postman también han sostenido, es que [la televisión] crea el marco
«La cultura de masas, a partir de los años veince y treinta, ha fun­ para todos los procesos que se pretenden comunicar a la sociedad en
cionado como agente .de aceleración del debilitamiento de los valores general, de la política a los negocios, incluidos los deportes y el arte.
tradicionales y rigoristas, y ha disgregado las formas de comporta­ La televisión formula el lenguaje de la comunicación social» (Cas­
miento heredadas del pasado proponiendo nuevas ideas, nuevos estilos tells, 1999: 368). Nuestro referente narrativo más importante en la
de vida basados en la realización íntima, la diversión, el consumo, el actualidad es el de la televisión. Ella produjo una reconfiguración de
amor. A través de las sta,.s y el erotismo, de los deportes y las revistas fe­ la actuación social de los diversos medios: hizo que la radio ganara en
meninas, de los juegos y las variedades, la cultura de masas ha exaltado flexibilidad para adaptarse a la vida cotidiana; que el cine llegara a
la vida de ocio, la felicidad y el bienestar individuales, ha promovido las audiencias más necesitadas de entretenimiento y a la pantalla te­
una ética lúdica y consumista de la vida» (Lipovetsky, 2002: 252). Ha­ levisiva; que la prensa escrita profundizara su contenido y se especia­
bitamos cultu,.as mediáticas caracterizadas por una temporalidad de ac­ lizara en diferentes públicos; y que los libros se escribiesen como sí
tualidad, por una interpelación social entretenida y por unos juegos de fueran guiones televisivos (Castells, 1999: 362). Todavía más, las re­
representación efímeros. Estas culturas medidtkas no responden a lo po­ des electrónicas e Internet siguen funcionando bajo la lógica televisiva.
pular antropológico (el folclore y las tradiciones) ni a lo culto (lo subli­ La pantalla de televisión, para la mayoría, seguirá siendo por mucho
me de las grandes artes), y tampoco encarnan lo ilustrado (la razón y el tiempo el referente desde el cual comunicar y el centro de la vida.

Narrativas medlát1cas Culturas mediátlca.s
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f
la televisión ha triunfado como medio más popular y como narra­ s' • Industria C1Jltural. No se pueden pensar los medios de comunica­
i:
dor central de nuestras vidas porque ha sabido responder a la tempo­
ralidad hogareña, ha promovido relaciones afectivas con sus audien­
f ción sin su lógica de mercado, su ser indusrrial y su interés de ga­
nancia. Aquéllos se legitimaron como industria de producción en
cias e identificaciones en sus públicos, se ha adaptado al cono de la serie que oblíga a diseñar mensajes cuya funci6n es generar mer­
conversación diaria, sirve de compañia en los quehaceres cotidianos, cados masivos. Aunque el potencial económico de los medios de
~1
no exige mucho del televidente y le promete mucho: entretenimiento comunicación se cuantifica en la producción de dividendos y la
"r
permanente. La televisi6n, desde el adentro como medio de comunica­ generación de empleo, el negocio real está en la creación de ídeas
ción, se comprende como máquina de contar historias y como referen­ que expresen el deseo colectivo y en encontrar los formatos que
te prioritario de cultura emocional; en su interpelación establece una produzcan una interpelación masiva a la sociedad.
complicidad enrre productores y audiencias, ya que lo que se compar­ • Contenidos. Diversión, afecto, historias e industria.... pero también
te sOn los modos de narrar y la lógica del entretenimiento. la comuni­ contenidos para la conversación social. En los medios de comuni­
cación mediática desde el adentro se comprende desde cuatro ejes: cación, la preocupación por los contenidos debe actuarse desde los
modos de narrar y entretener (Rincón y Estrella, 2000: 53-55). Los
• El entretenimiento. Los medios de comunicación encOntraron su lu­ contenidos, los valores y las representaciones importan, pero para
gar en el mundo en el horizonte del afecto y el entretenimiento de poder tener impacto «deben» convertirse en historias que se hacen
las masas urbanas excluidas de la oferta cultural de élite; a imagen modos de narrar, dentro de la lógica del entretenimiento y bajo la
de la televisión, los medios de comunicación interpelan desde el presión industrial. Tiene que haber más mensajes reflexivos, hay
horizonte del entretenimiento, que conecta muy bien con los
que producir ideas paca la conversación cotidiana y la utilidad so­
tiempos del ocio y el afecco a través de hiscorias divertidas, que se
cial, pero hay que recordar que los contenidos mediáticos se hacen
convierten también en «pedagógicas»; historias que buscan gene­
evidentes en los modos de contar, en el cuento contado, en el relato
rar conformidad emocional y conversación pública, distensión so­
actuado y en la reflexión afectiva propuesta. La comunicación es
cial y placer individual. Esta lógica es la que marca el discurso, las
efectiva si se encuentra con los modos simbólicos de la sociedad,
estéticas y los relatos mediátícos: efectismo, facilismo, predictibi­
esos que indican los sentimientos, los valores y los pensamientos
lidad, superficialidad, fórmulas. estrellatos débiles, emociones
válidos para el sentido público; así, los mejores medios de comuni­
instantáneas. Características criticadas, pero que son efectivas para
cación siempre actuales en relatos, temáticas, estéticas e his­
que los medios se encuentren con las audiendas.
torias. «Actual .. no significa «vanguardista» o «experimental»,
• Contar hiJtwias. Los medios de comunicación han demostrado que
pues los medios de comunicación se conforman con estar cerca de
son máquinas de contar historias. El potencial de las culturaJ medid­
lo que la sociedad en masa quiere o desea aceptar como vál ido.
ticas está en celebrar su identidad narrativa, que provee las fábulas y
los mitos necesarios para asignar sentí do en tiempos rápidos~ nos •
acercamos a los medios de comunicación en busca de relatos que re­ 2. La estética~ sentidos colectivos y experiencias
tomen viejas tradiciones, que imaginen nuevos héroes, que cuenten
subjetivas
historias que nos permitan soñar y nos salven del tedio cotidiano.
los medíos de comunicación reemplazaron a los abuelos, encargán­ Las culturas mediáticaJ producen y socializan las tendencias estéticas y
dose hoy de crear el encanto que tantas soledades masivas precisan. Jos modos del gusto y del sentir que conforman el momentum simooli­

Narrativas medJátlcas Culturas medJátlcas
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1:1
~
co más generalízado de la actualidad social. Intentando proveer un [ Hasta aquí, y de una manera muy general, un primer acerca­
contexto, en un acercamiento muy breve, quiero intentar ubicar los [ miento a lo estético, la propuesta aristotélica que describe el placer
medios de comunícadón en el universo de reflexión de la estética. i estético como aquello que experimentamos al observar una obra de
Baumgarten, hacia 1750, definió en su obra Aesthetica una nueva arte. Ahora, con Kant, la estética es el estudio del juicio del gUJto. 10 que
«ciencia filosófica» que reflexionaría sobre el oficio del arte, pero an­ se propone Kant al hablar del juicio estético es establecer qué es pro­
te todo sobre el sentido de lo bello. Este sentido de lo beBo se refería piamente lo bello y cuál es el fundamento que hace posible emitir un
a un estado ideal, a un estado esencial, y formaba parte de otras cate­ juicio estético. En la misma Hnea de Aristóteles, lo bello, desde la
gorías ideales, como lo sublime, lo bonito, lo gracioso y lo trágico. mirada kantiana, no es una propiedad objetiva de las cosas; más bien
Estos ideales fueron llamados categorías estéticas en el siglo xx. Los re­ parece estar determinada por el sujeto, quien contempla y emite sus
ferentes más reconocidos para pensar lo estético en nuestros días son juicios al respecto. En efecto, Kant afirma que «el juicio de gusto no
Aristóteles y Kant. ¿Qué es lo bello? ¿Qué es eso que nos hace dete­ es un juido de conocimiento», no es un juicio lógico, sino estético y
ner la mirada, suspender toda nuestra existencia, salir de nuestra co­ subjetivo. Esto parece implicar una caída absoluta en el relativismo,
tidianidad y contemplar? Como siempre, tenemos más preguntas en la fragmentación del ideal estédco y la imposibilidad de hacer una
que respuestas. Preguntarse por lo bello equivale a preguntarse por teoría del gusto estético que resultase, de algún modo, abarcante. Es­
el ser, por la nada o el amor: todos creemos saber lo que son, pero re­ ta dificultad es sorteada por Kant, quien en las afirmaciones como
sulta altamente complicado formular una definición porque son una «Esto es bello» ve la posibílidad de establecer principios de validez
abstracción del pensamiento y del sentir; son subjetivos y necesarios. universal. Para afirmar que «algo es beilo>~, emisión de un juicio es­
Aristóteles nos deda que el arte) o donde lo bello se hace, presen­ tético, no media la pregunta por el interés o la utilidad, esto es, no
ta la vida miméticamente, esto es, dentro del ámbito de la plausibili­ hay una preocupación por el para quésirve; así, la obra de arre es bella
dad y la posibilidad. No basta con imitar la realidad, hay que buscar cuando trae consigo la idea de una finalidad !in fin. Y el gusto es la
lo agradable y lo maravilloso. 10 bello se encuentra cuando se ahonda «facultad de juzgar un objeto o una representación mediante una sa­
dentro de nuevos universos de sentido y se producen nuevos mundos. tisfacción o un descontento, Jin interéJ alguno» (Kant, Crítica del
«Se debe preferir lo imposible verosímil a lo posible increíble~; con Juicio, 5). La pretensión de validez universal de los juícios estéticos
esta afirmación, Aristóteles daba un paso adelante respecto de la tra­ descansa, entonces, sobre los sentimientos que el objew sus cica en el
díción platónica y confería (o mejor, devolvía) al arte un estacus den­ sujeto, una cierta satisfacción sentida, una especie de placer que se
tro del patrimonio poético del hombre. La (re)presentación se hace experímenta en la contemplación estética. Lo bello es aquello que
universo y aHí el hombre entra con la idea de buscar aquello que pro­ gusta inmediatamente. Hasta mediados del siglo xx se pretendió es­
duce un deleite: el goce estético o catarJiJ. Esta catarsis tiene lugar en tablecer un canon de lo bello que aparecía ligado a lo armonioso y lo
el observador, en el sujeto que se detiene a contemplar la obra; por lo uniforme, lo proporcional y lo agradable al 0;0; así se construye la
tanto es experiencia, cambio, sensación, y constituye una especie de idea de arte y se alimenta la estética tradicionaL
liberación interior que se da en el momento de la contemplación La estética actúa con un sistema de valores apreciativos que Cala­
de una obra de arte. La catarsis es una purificación del estado de áni­ brese (1987) describe a panir de los cuatro sistemas de valores homolo­
mo, una especie de éxtasis, una liberación que se obtiene por medio de gables más representativos dentro de una sociedad: la ética y la e.stética
la contemplación de la obra. Una liberación que (re}elabora el alma y (que, dentro de un marco apreciativo, oscilan entre la aprobación y la
remueve lo que en ella es lo peor. reprobación) y la morfológica y la tÍmica (que son constatativas, que veri­

Narrativas medláticas Culturas medláticas
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e
~
fican, dentro de la realidad o la sociabilídad). Desde estos criterios va­ ~ manticismo, por otra parte, replanteó los tratamientos de la luz y el
locativos se pueden llegar a establecer cuatro juicios de valor estético:
t color rescatando los claroscuros, los contornos agudos, los contrastes
marcados y las atmósferas que no habían tenido valoración semejante
• De naturaleza emotiva. El juicio estético se presenta como un jue­ en otras épocas, y que por eso ayudaron a establecer precisameme esa
go que se construye entre el placer y el dolor (Kant); como se ba­ estética como romántica, con unas características yen una época es­
sa en el goce o la apreciación presentes en el sujeto, su naturaleza pecíficas. las categorías se construyen de diferemes formas según el
es de tipo emotivo, por encima de lo cognoscitivo. juego de valores de un entorno social para definir el guSto a partir
• De valor subjetivo. El juicio estético es esencialmente contemplati­ de los sistemas de valores respectivos de cada época. Para Wilhem
vo; no da lugar a la pregunta sobre la utilidad o la justificación Dilthey, por ejemplo, la experiencia estética se describe como un en­
del objeto u obra. cuentro con la obra de arte, como una forma de experimentar, en la
• De gusto. El juicio estético busca como finalidad establecer un ti­ ,h'
imaginación, otros modos de vida diversos de aquel donde, de hecho,
po de gusto, ya que su finalidad es el placer mismo; el placer que :.~},
se viene a caer en la cotidianidad concreta (Vattimo, 1994: 86). Cada
se da en la coO[emplación misma. De donde la bellez.a es una for­ uno de nosotros, al madurar, restringe sus propios horizontes de vi·
ma de placer, subjetiva y determinada por el horizonte del gusto, t, da, se especializa, se ciñe a una esfera determinada de afectos, imere­
"\
que cambia de acuerdo con la experiencia estética de cada uno, de ~'1i ses y conocimiemos, y es ahí cuando la obra de arte es necesaria para
~~
cada sociedad y de cada época. amplíar los referentes y las experiencias de vida, ~(La experiencia es­
"~\'
• De validez colectiva. El juicio estético busca ser generalizador, tiene tética nos hace vivir otros mundos posibles, y así, haciéndolo, mues­
necesidad de ser aprobado, de que todos lo vean de ese modo y ad­ tra también la comingencia, la relatividad y la no definitividad del
mitan que, en efecto. se trata de una cosa bella. La belleza no pue­ mundo real al que nos hemos circunscrito» (Vattimo, 1994: 86).
de ser sólo individual, porque entonces nos dejaría sin referentes, Así, la estética nos permite salir de nosotros mismos para ampliar
sin conexión, y la estética es una propuesta de encuentro. nuestras experiencias significativas y habitar la exploraci6n de «la vi­
da como situación histórica» (Lyotard, 1986: 12).
La finalidad y la aplicabilidad de la estética tienen lugar en un tiempo La estética es, en síntesis, una disciplina que tiene que ver con prác­
y un espacio determinados, en una experiencia de los sentidos locali­ ticas creativas, que debe dar cuenta de las subjetividades y los sentidos
zada históricamente. En la época medieval, por ejemplo, los persona­ frente a las formas de configuración y producción culturales. La estérí­
jes con deficiencias físicas eran asociados con lo diabólico. como re­ ca está comprometida con las formas de creación y, ante éstas, produce
ceptores de una maldición divina. Al ser disfóricos, no sólo eran feos un juicio de valor. Así, la estética expresa un gusto, un estilo, un modo
(y no curiosos) sino, como consecuencia, herejes, malos, a diferencia de de ser. El juicio estético, a partir de un sistema de valores establecido,
como se les consideraron en otras épocas. como atracciones curiosas busca definir el gusto. La estética es, en última instancia, una expe­
de feria o de los especcáculos circenses. En nuestra época, la deformi­ rienda mediadora de comprensión/explicación y percepción/represen­
dad se comprende bajo otro juego de homologaciones por el que es tación sobre los procesos y las obras llamadas creativas.
ponadora de otro sentido ético y estético; es incluso bella y bondado­ Hernández García (2002: 10) afirma que la estétíca es una disci­
sa. Por ejemplo, el caso del protagonismo de los personajes disfóricos plina critica y un pensamiento creativo y de creación en sí misma. La
en figuras fflmicas como Shreck. o La bella y la beJtia, O de las estéticas estética puede enfrentar directamente la diversidad de acontecimien­
que revaluaron los atributos clásicos de la armonía plástica. El Ro- tos participando en los procesos creativos de una forma activa y plan­

Narratlva.s medlé.ticas Culturas medláttcas
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teando una autorreflexión crítica. En otros casos, la estética plantea • La industrialízad6n de la producción, que crea nuevos emornos,
te6ricamente nuevas salidas; mira, analiza, traduce la experiencia en~ acelera el ritmo de la vida y genera nuevas formas de poder colec­
tre la creación y el individuo a fin de hacer avanzar la producción te6-. tivo y lucha social.
ríca y creativa. Igualmente. la estética puede cumplir también un fin • Las alteraciones demográficas, que han movilizado a millones de
funcional, como en la arquitectura o el diseño, designando sus valo­ personas de sus países ancestrales hacia los ejes tecnol6gicos y ur­
res de concepci6n, representaci6n, percepci6n, generaci6n de formas banos.
e imágenes, simulación, teorizaci6n y emergencia de los sentidos; to­ • El paso de las sociedades rurales, de tiempos lentos y solidarida­
do, dentro de un escenario cultural. des largas, a las comunidades urbanas, de tiempos rápidos y rela­
Los sistemas de valores homologables cambian con las transforma­ ciones comerciales.
ciones hisr6ricas; así, paca cada época hay que establecer la descripci6n • La preponderancia de los sistemas de comunicación de masas,
del gusto predominante. «El arte ya no está interesado en proveer una que envuelven y unen las sociedades sin importar las distancias.
imagen natural de belleza, ni está interesado en procurar placer a partir • Los movimientos sociales, organizados, que desafían las institu­
de la contemplacíón de las formas armoniosas. Por el contrario, la m~ ciones tradicionales y los modos clásicos de la política.
ta del arte es enseñarnos a interpretar el mundo a través de otros ojos, a
disfrutar el retomo de lo arcaico y esotérico, el universo de los sueños y Nuestro concepto ha cambiado tremendamente desde que Kant pceci~
de las fantasías de los enfermos mentales, las visiones provocadas por 56 la estética dentro del mundo de lo sensible; esta «modernización»
las drogas, el redescubrimiento de lo material, el deslumbramiento va a hacerse presente en el hombre, no sólo en el enerior, sino también
de las representaciones de los objetos de la vida diaria en contextos po­ en su forma de vida, su visión y su modo de relación con lo que le ro­
co probables y los modos propios del inconsciente» (Eco, 2004). A dea. La rapidez con la que el mundo cambia confunde, pero también
partir de los valores generalizados como gusto de un tiempo (o la for. amplía horizontes, fragmenta pero a la vez potencia y llena de parado­
ma que toma la época, siguiendo a Calabrese, 1987) se puede definir ;as la vida humana. Es cierto que el hombre se desarrolla y saca prove­
una sociedad y entrever su estética. En nuesrra época, la estética reeva~ cho de sus adelantos científicos, pero a la vez su mente se vuelve objed­
lúa su experiencia, más allá de las artes tradicionales, simplemente va de éstos, pues «la luz de la dencia parece no poder brillar más que
porque la representación ha tomado un giro definitivo, dentro y fuera sobre el fondo tenebroso de la ignorancia» (Berman, 1988: 9). Hay una
de la mente humana. El contexto que hoy vivimos es fruto de una se­ explosión de sensaciones en el nuevo paisaje desarrollado; como resul­
rie de acontecimientos decisivos que relativizaron los conceptos que el tado, «de todas las cosas que impresionan no hay ninguna que cautive
hombre tenía del tiempo y del espacio, sobre la naturaleza de su per­ mi corazón. aunque todas juntas perturben mis sentidos haciéndome
cepción y, por ende, de las formas en que iba a intentar expresar todo lo olvidar quién soy y a quién pertenezco» (Berman, 1988: 10).
nuevo que descubría. Esta experiencia moderna produce un mercado
capitalista mundial siempre en expansión que se alimenta por procesos 3. Estéticas de la actualidad
como los que describe Berman (1988: 2):
Los valores estéticos tal como los hemos descrito arriba se refieren a
• Los grandes descubrimientos en las ciencias físicas, que permitie­ juicios que conforman el gustO a partír de componentes emotivos,
ron imaginar en nuevas versiones lo probable, lo racional,lo sen~ subjetivos y de validez colectiva. En la actualidad, se ha vuelto muy
sible. difícil definir la estética, porque ha cambiado de sentido y de alcance

Narrativas mediáticas Culturas medlátJcas
30 31

práctico y teórico (Awnont, 1998: 10). Sin embargo, su valor analí­ intimidad. Todo está para ser visto, hasta los cuerpos. Nos encontra­
tico es enorme, porque nos brinda criterios apreciativos para descri. mos en una cultura en la que la imagen se proyecta como protagonis­
bir el gusto y producir juicios sobre las obras simbólicas del arte y la ta central de la cotidianidad, lo cual no significa que hayamos queda­
comunicación. Buscando encontrar una comprensión de la estética do reducidos a la estética referencial, sino que nos exponemos a lo
que nos sirva para dar cuenta de nuestra actualidad en las cultura! me­ plural, lo relativo y lo variable (Aumont, 1998: 173):
diáticas que habitamos, encontramos que ..la estética no es discurso
• Lo plural: hay estéticas diferentes, paralelas, cada una de las cua­
sobre lo bello ni sobre el arte, sino discucso sobre la sensación [... ] Lo
les posee su gama y sus de valores; entre otras, sus escalas
bello es simplemente lo gozoso, lo placentero alojo (o al oído), con lo
de belleza.
que se quiere decir que es posible considerar "bello" lo que nos hala­
• 1.0 relativo: en la actualidad el sentimiento de la belleza va acom­
ga los sentidos» (Aumont, 1998: 145).
pañado de la idea de una gradación: lo bello puede ser más o me­
En la experiencia cotidiana, la estética corresponde mayoritaria­
nos bello, parcialmente bello o, para reswnir, relativamente bello, o
mente al orden de lo sensible y el deseo: la experiencia estética «se apo­
mejor aún, estar en diferentes grados de deformidad o diferencia.
dera de uno a pesar de uno mismo» (Aumont, 1998: 146). La belleza
• Lo variable: hay que reconocer que hay estéticas diferentes; hay
deja ser el canon. En Aristóteles y Kant, lo bello aparece considera­
que aceptar de entrada que los juicios sobre el gusto son evolu­
do en un sentido tradicional que implica orden, armonía y proporción:
tivos, que la historia humana los afecta.
10 bello es lo que agrada a la vista. Si bien lo bello ya no es rleceJariamtn­
te lo que tradicionalmente se tomaba como tal, esto no implica que los ¿Qué es la estética hoy? ¿Qué es la estética, cuando esta experiencia
patrones de belleza clásicos hayan desaparecido. A 10 que se asiste en de lo sensible habita más allá de los museos, el arre y las universida­
los últimos tiempos es a inserciones de nuevos modos de pensar lo esté­ des e incluye «la aparición de industrias artísticas y culturales (el dis­
tico. En el panorama actual ya no podría hablácse con propiedad de un co, el cine, el vídeo, la televisión); la intención de nuevos modos de
único norre hacia el cual apuntar la reflexión sobre lo estético, sino más difusión de las obras (la reprografía y la reproducción fotográfica, la
bien de una multiplicidad de caminos que de un modo u otro nos lle­ televisión, Internet); la inclusión, en el dominio artístico, de sensa­
varán al destino de lo sublime. La experiencia sensible construye un ciones nuevas, sobre todo la del movjmiento; la experiencia estética
gusto que. bajo cierras juicios de valor, determina aquello que es gozo­ común del ;azz, el rock, el cine, la fotografía, las artes de la calle?»
so, placenrero o ínrrigante. Al hablar de valor, necesariamente se habla (Aumont, 1998: ll-l2). La estética hoy debe poder comprender y
de unos valores privilegiados para juzgar una diferencia. Y si esro lo valorar todas las prácticas creativas de la sociedad; más allá del ámbi­
ampliamos a un grupo o una sociedad, se enconrearán valores o catego­ ro plástico, asistimos a universos de tipo electrónico y definitiva­
rías de valor que se privilegian, que califican, definen y dan mente masivos (Hernández García, 2002: 12). Aquí ponemos énfasis
.!..:
forma a la experiencia estética y construyen el gusro socializado. ~:d en los medios de comunicación como principal fuente de representa­
En la actualidad es indudable que habitamos una cultura visual; ción y alimenro simbólico de las sociedades urbanas.
hay una gran confianza en la vista, que se ha convertido en el sentido Desde siempre se abren camino unas prácticas creativas que propor­
rey. La máxima «ver para creer» parece haber tomado en el siglo xx, cionan allector/espectador el arma del significado, una especie de Lego
más que en época alguna, una importancia inusitada. Ver en televi­ ~:..
que permite al observador elaborar y (re)elaborar un mismo tema. El
sión, en el cíne, en las fotografías; más aún, ver en los webJites, en las " arrista o productor otorga el significante y el espectador propone el sig­
".~
vallas interactivas, en las cámaras de seguridad~ ver en la calle, en la '.'
:;t nificado. Así las cosas, las búsquedas no se dan en pos del puro placer,
,:~\

Narrativas medláticas Culturas medláticas
32 33
~

ya que hay una labor de interpretadón y comprensi6n de la obra, una l~ la simetría de un orden y la preeminencia de 10 no armónico y de lo
hermenéutica que hace que el espectador salga de viaje interpretativo ~ asimétrico. Por analogía, se contrapone el Barroco a una morfología
sensible en busca de la intención del creador, pero para producir su pro­ ~ de lo «clásico»; lo excitable, la oscilación, lo deforme, lo caótico: el
pio significado. En los paradigmas clásicos del arte el sujeto (aspiraba flujo de lo barroco se contrapone a lo clásico, lo ordenado, lo estable,
ante todo a gustar de la obra, es decir, a hacer de ella el objeto de un pla­ lo bello, lo homogéneo. Se afirma que nuestra época se caracteriza
cer específico» (Aumont, 1998: 298). A lo que se asiste en nuestra épo­ por una estética de lo excitable y lo inestable. por una búsqueda de
ca es, ante todo, a la búsqueda de una comprensión, de un interpretar formas en las que asistimos a la pérdida de la integridad. de la globa­
que propone una relación de doble vía con la obra. Hay una experien­ lidad, de la sistematización ordenada a cambio de la inestabilidad. la
cia que está allí para ser pensada, para ser descodificada y diseccionada polidimensionalídad, la mutabilidad. Un gusto (una mentalídad) de
en significaciones implícitas. Este interpretar se asocia con el desocul­ nuestro tiempo por los objetos más dispares. Una. manera de percibir
tamiento de lo que subyace bajo la forma, y en este comprender se con­ y representar que excita y desestabiliza el orden del sistema. Así, la
creta la relación entre el observador y la obra. Aumont (1998) asocia el marca de nuestra época son los objetos culturales de la excitación. És­
placer con una suerte de competencias culturales que se descubren en te es el aire del tiempo que invade muchos fenómenos culturales en
el observador en el momento de acercarse a la obra. esto es, un com­ todos los campos del saber, hacíéndoJos familiares unos a otros y que,
prender/interpretar (esenda de la empresa hermenéUl:ica) que, a la vez, al mismo tiempo, los diferencia de otros fenómenos culturales de un
por decirlo de algún modo, proporciona placer. La obra cobra sentido pasado más o menos reciente. Formas culturales que Uevan al predo­
en el momento en que es comprendida, es entonces cuando sobreviene minio de las estéticas sobre las éticas, a habitar la forma que es simul­
la claridad y 10 oculro de la obra se desvela y se muestra como portado­ táneamente espacio, materia, espíritu, tiempo.
ra de un significado. El comprender produce el placer. Así, para Calabrese 0987: 47), la estética actual se caracteriza
Para nuestra época, Calabrese (1987) se sitúa en una posición i11ler­ por la preeminencia de valores como la repetición, la velocidad. el
pt'eIa#va y busca desvelar lo que llama «un carácter, una cualidad, una exceso, lo monstruoso, el Jhock:
contraseña general» que comprende «el inconsciente individual, el in­
conscience colectivo, el inconsciente de la obra» y que se constituye en La repetición (o la estética de la máquina): Una estética de la repe­
«la mentalidad común u horizonte compartido del gusto» que marca tición que se estructura sobre la base de un ritmo frenético, una varia­
las obras creativas de nuestro tiempo. Esa afectividad común que co­ ción organizada, un policentrismo y una irregularidad regulada. La
necta obras y experiencias creativas construye el gusto de la época, en irrepetibilidad ya no es condición necesaria para el mostrar. A la uni·
conflicto con otros gUStos, y se expresa en las marcas de estilo, motivo, ti­ cidad original presente en la estética clásica hoy parece oponérsele la
po o gusto recurrentes de las relaciones insospechadas, de las uniones necesidad de un modelo fijo a partir del cual se estructuran diversas
inéditas. de las redes ínimagínadas. Este nuevo gusto que domina situaciones. La serialidad y la reiteración del relato de los programas
nuestra época es denominado por Omar Calabrese como neobarroco. de televisión es un buen ejemplo para ilustrar este fenómeno. Todo el
Calabrese (1987: 30) utiliza el término neobarroco porque muchos disfrute aparece de manera explfcita e inmediata. Variaciones diver­
importantes fenómenos culturales de nuestro tiempo están marcados sas sobre las mismas secuencias y ritmos; el placer sobre lo mismo, en
por una «forma» interna específica que evoca el Barroco. No se trata las variaciones que crean innovaci6n sobre lo conocido.
de que volvamos a un período específico de la historia, pero si de un La repetición (de contenidos, formas, narratívas, iconos y referen­
revivir de una actitud y unas cualidades formales como el abandono o tes) produce rutinas en la producción y el consumo. La repetición es­

Narrativas medlátlcas Culturas mediáticas
34 35

tabiliza las expectativas de audiencias y productores y los modos de más estímulos y mayor rapidez en los procesos de cognición y de res­
disfrute en la vida cotidiana, ya que se va al mismo supermercado, se puesta sensodal. La rapidez quiere decir agilidad, movilidad, desen­
sigue una telenovela infinita, se disfruta una música ya conocida en el voltura, características que se manifiestan mediante una lectura dis­
cuerpo, se utiliza una misma ruta para ir al trabajo; se construye la se­ puesta a las divagaciones, al salto de un argumento a otro, de una
guridad simbólica en la experienda vital por la reiteración narrativa imagen a otra, de una idea a la siguiente, de un hecho al que le siga; a
en lo cotidiano. Esta estética de la repetición obedece a motivaciones perder el hilo cien veces ya encontrarlo al cabo de cien vericuetos. «Un
narrativas y a fines comerciales sobre los cuales descansa la lógica me­ razonamiento veloz no es precisamente mejor que un razonamiento
djática: la repetición captura al espectador y las variaciones tenues en ponderado, pero comunica algo especial precisamente por su rapidez»
el tema lo mantienen fiel al crear expectativas sobre lo conocido. Se (Calvino, 1988: SS); es 10 que comunica la época. Pero no todo es rapi­
refiere a una filosofía de la industrialización. con modos de ensambla­ dez. también es lentitud que permite detaJlar lo no perceptible, lo nor­
je y producción en serie de productos masivos y la estandarización de malmente oculto. La forma de narrar se conviene en corta, concisa, en
las mercancías intelectuales, como los folletines y los diarios. La repe­ forma de cltp, de corre, de sucesi6n. La estética audiovisual Iegitíma la
tición se presenta, entonces. como un modelo de optimización narra­ narración en detalle y en fragmento. El tiempo narrado es veloz, pero
tiva y económica, concreta y palpable en nuestras sociedades, que lento. El fragmento y el detalle tienden a magnificar, a construir capí­
igualmente se manifiesta en los modos de pensar de los individuos. tulos aparte de lo narrado, panicipando en una estética de la pérdida
la totalidad. Como resultado, las estéticas mediáticas narran sobre
La velocidad. Las estéticas mediáticas construyen expresión sobre la las nuevas temporalidades, las propias de la narración.
temporalidad al intervenir en la duración y el ritmo. Se narra sobre el
tiempo formaro (duraciones) y sobre el tiempo existencial de días, se­ El exceso. Los objetos culturales de nuestra época tienden al límite.
manas y años (temporadas); un tiempo nuevo detallado por las dura­ La armonía, la mesura y la proporción de Aristóteles parecen haber
ciones de la producción y el consumo. La velocidad es la nueva aparien­ dado paso a un nuevo tipo de formas que buscan lo excesivo, lo monu­
cia narrativa de los acontecimientos que indican un movimiento sin mental, tanto cualitativa como cuantitativamente. Según Calabrese
':'1

pausa. «La rapidez y la concisión de estilo agradan porque presentan al (1987:76), el gusto neobarroco se caractertza por este tender al límite
espíritu una multitud de ideas simultáneas, en sucesión tan rápida que y esta propensión (re)configura la visibilidad de lo estético; busca el
parecen hacer flotar al espíritu en tal abundancia de pensamientos o de «escándalo», la excitación de las formas; produce una significaci6n
imágenes y sensaciones espirituales que éste no es capaz de abarcarlos desafiante, que está alJí en abiena oposición a Jo preestablecido; así, lo
todos y cada uno plenamente, o no tiene tiempo de permanecer ocioso estétlcO se libera de las ataduras de lo socialmente correcto y hace de
y privado de sensaciones~) (Calvino, 1988: 56). En lo externo, la veloci­ las obras culturales una estrategia sin fin de desocultamienros. Un
dad del medio es superior a la velocidad de retención de contenidos. y buen ejemplo es el sexo, que adquiere una imponancia estética inusi­
esto hace que todo producto tenga el potencial de la novedad. No hay tada. El mostrar se convierte en una apuesta por la transgresión de los
pausa posible (Sarlo, 1988: 55). De aquí un ritmo de montaje caracte­ límites para dar paso a imágenes-sonido que muestran un sexo porno­
rizado por planos corros, para no agotar su contenido y por un movi­ grafiado y una realidad atípica que se hace visible y se inserta en el
miento constante de cámaras que potencian la mirada. Es un vénigo gusto (re)configurado. El cine y, en general, las formas de expresión
sensoriaJ y psíquico que se inicia con la época industrial, con el desa­ audiovisual, han recogido estas formas de (re)presentación y se han
rrollo de las máquinas, y que se manifiesta en las ciendas y en las artes; abocado a un mostrar que dan testimonio de esta tendencia. Basta

Narrativas medlitlcas Culturas medtátlcas
36 37

pensar en los trabajos «clásicos» de Pasolini, donde el escándalo se ha­ están centradas en la obra, sino en la experiencia de vivencia de la
ce presente. En nuestros productos mediáticos, las ideas de exceso y obra pensada en términos de variaciones mínimas y continuas para
escándalo resultan evidentes; las manifestaciones mucho más explíci, lograr relieve, para llamar la atención, para capturar por un momen­
tas del sexo se encuentran en películas como Baíse-moi [Fóllame} to. El efecto shock se concibe como un proyectil lanzado contra el es­
(2000) de Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi, que cuenta la histo­ pectador, contra cada una de sus cettidumbres, sus expectativas de
ria de dos mujeres que se liberan y se encuentran a sí mismas a través sentido, sus hábitos perceptivos.
del sexo y el homicidio. Hay un llevar al límite lo que se muestra, un
provocar que rompe, que va más allá de las ideas clásicas de la forma
para hacer de las obras culturales un refugio del escándalo y de lo 4. Subjetividad mediática
prohibido. Todo en lo comunicado deviene en símbolo de algo más. Lyotard explica que el individuo de la actualídad se encuentra en una
especie de competencia con la máquina, de tal manera que necesita
Lo monstruoso. La continua presencia de lo deforme, lo desagrada­ de un conjunto de leyes propias y de sus propias habilidades y astu­
ble o lo aberrante en los ámbiros de la visibilidad cultural es otra mar­ cias para la autoconservación, lo cual se traduce en un instinto de vol­
ca estética de nuestra época. El monstruo es un exceso de tipo formal, carse hacia todo, circunstancia que «abre un guSto por probarlo to­
una (¿re?)presentación que se aleja de los supuestos de mÍmesís y de do» (Lyotard, 1986: 18). Un deseo de estar arraigados en un pasado
proporción clásicos paca dar paso a una nueva forma de mostrar. Hay social, estable y coherente, pero enfrentado a un deseo de crecimiento
monstruos en el sentido tradicional y cotidiano del término, es decir, -no sólo econ6mico, sino de experiencia, de placer, de conocimiento,
entes que causan espanto; tal es el caso de películas como Alien de sensibilidad-o Una sociedad de sujetos desesperados por encontrar
(1979) de Ridley Scon, donde las creaciones/deformaciones de Giger lealtades, bien sea en los grupos étnicos o en los de clase o sexo, de los
toman vida, La rosa (1982) de John Carpentero, más recientemente, cuales esperamos que nos provean de una identidad, de una diferen­
el extraño y ambiguo superhéroe de Spawn (1997) de Mark A. Z. ,. cia, aunque sea precaria e inestable. El hombre actual no tiene «yo ni
Dippé (Calabrese, 1987: 110 y sig.). El monstruo es un exceso, pues
se sale de los límites de lo normal, va más allá; es la objetivación de lo
t:t;" ello: su alma, sus ideas y hasta sus sueños no son suyos; su vida inte­
rior está totalmente administrada, programada para producir los
inexistente. El monstruo no es sólo el ente que causa espanto; al tér­ ~ deseos que el sistema social puede satisfacer y nada más» (Berman,
mino monftrllo va unido la idea del olvidar la proporción. Esta idea ,, 1988: 16). Una cultura-mundo que internacionaliza formas de la vida
entraña un exceso de forma en lo mostrado que hace del mostrar un cotidiana llamadas vestidos, objetos domésticos, libros, músicas, ide­
acto subversivo. Lo monstruoso deviene marca del disfrute y del gus­ as y fantasías. Unas estéticas que invitan a abrazar las posibilidades
to de una época que se evade de lo perfecto. ilimitaJas que ofrece la vida y la experiencia modernas. El gusto re­
sultante es ligero, inmediato, oscilante, móvil, distraído; se mezcla el
El shock. En un contexto de creación donde tantos pueden hablar, we.rtern con el flamenco y lo oriental, lo indígena con el neopunk.
producir y dirigir, el carácter especial de la obra desaparece; enton­ En este contexto de construcción de una subjetividad que todo lo
ces, hay que buscar el impacto por otros medios o procesos de inter­ quiere probar y sentir, Calabrese (1987: 28-34) propone que no se
pelación. Hay que resaltar la diferencia, la notoriedad, o, como lo ex­ .:.~- trata de describir las formas, sino de comprender qué tipos de juicios
presó Walter Benjamin (Vattimo, 1994: 150), el fhock como parte de de valor construye la sociedad para significar, ya que una forma no se
la experiencia estética. La excitabilidad y la hipersensibilidad ya no percibe a sí misma sino a través de un sistema de diferencias. Pues,

Narrativas IJlediátlcas Culturas med.táticas
38 39

mientras que en la literatura y el cine lo estétíco es la reelaboraci6n, el para la experiencia de la actualidad. Experimentamos «la libertad
pastiche. la desarmadura del patrimonio precedente, en lo filos6fico como oscilación entre pertenencia y extrañamiento, sólo que nos fati·
asistimos a la crisís de las narraciones -convertidas éstas en prescrip­ ga concebir esa oscilación como libertad» (Calabrese, 1987: 86).
ciones, en metarrelatos de progreso, humanismo, historia única- y, Se habla entOnces de una estética mediática, donde lo audiovisual
en la arquitectura, a la rebelión contra los príncipios del movimiento es el modo sobresaliente para decir las cosas, el que informa a mayor
moderno -contra su funcionalismo y su racionalismo- y una pro­ escala y el que deja atrás cuestionamientOs de otros tiempos, como el
puesta de retornar al pasado, a la decoración, a la superficie del objeto debate realista que preocupaba a las artes tradicionales (Lyotard>
proyectado contra su estructura y su función. ¿Yen lo mediático? 1986: 12). El sonido y la imagen se combinan para decir aquí y aho­
A escala global, se habla de una esrética, un gusto que se crea y se ra, para informar, cohesíonar y materializar la dimensión de nuestras
recrea diariamente en la obtención y el manejo de bienes del tipo sociedades y ofrecer la información como nuevo valor. las estéticas
transnacíonal, como lo son la información, la moda o el saber. Tanto mediáticas como expresión, representación, máquina semiótica y pa­
en Bogotá como en Shanghái un adolescente puede mirar el video­ limpsesto cultural pretenden convertir las marcas que las constitu­
clip de B/ink 182 y enamorarse de un nuevo tatuaje. Su consumo yen (repetición. velocidad. fragmento, exceso, inestabilidad, shock)
es inmediato y se ofrece idéntico a través de los medios electrónicos, en «discursos» que significan nuestro tiempo. Estas estéticas mediá­
principalmente la televisión. Esta experiencia se potencia en nuestro ticas son, sobre todo, mercado y narración; producción industrial de
encuentro con la caja electrónica en lugares como galerías, consulto­ los sentimientos y las experiencias de vida.
rios, medios de transporte, fachadas de edificios, microcomputado­ Si todo lo descrito arriba corresponde a la vivencia de la actuali­
ras. Nos infurman del clima, del tráfico, del último novio o marido de dad. si habitamos las estéticas del flujo y la inestabilidad, es claro que
J-lo, y nos hacen el análisis del conflicto de Oriente Medio. "Sin de­ el mundo de la vida está perdiendo en espesor, experiencia y razón pa­
jar de estar inscritos en la memoria nacional, los consumidores popu­ ra ganar en estetizaci6n, sensaci6n y ligereza. ¿Será que estamos asis­
lares son capaces de leer las citas de un imaginario multilocalizado tiendo al nacimiento de unas culturas mediáricas que no guardan re­
que la televisión y la publicidad agrupan» (García Candini, 1995: lación con el mundo de la vida? Sí, cada vez los media necesitan menos
S1). Nuestra cultura mediática produce un repertorio de signos dis­ realidad y sus referentes son sus propios mundos de fantasía. ¿Será que
ponibles y cambiantes que pueden ser usados indistintamente en una la ficción se ha adueñado de la realidad? Sí, cada vez somos menos
conversación o en una publicidad, signos que cobrarán sentido aun '. verosímiles como sujetos y la realidad es absolutamente una inven­
para las personas que no han salido de su país. ~,; ción; paradójicamente, mientras los formatos para comenrar la reali­
El valor estético que se instaura en las culturas medidtieas y que pa­ .
':(
"o
"
dad toman la forma de ficción, los formatos de ficción toman el look
rece contener a todos los demás es el de la ambigüedad. Este valor documental. ¿Podrán existir ciudadanías en las estéticas mediáticas? Sí,
desbarata límites y discursos y multiplica las posibilidades. Esa am­ .!'fro por ahora no, porque tanto productores como espect:adores (rele­
bigüedad de las dinámicas actuales, en donde la experiencia moral es ~,! videntes, lectores, oyentes, internautas) sólo quieren divertirse, solu­
incapaz de abarcar la realidad que se nos presenta, se llena de sen ti- . ,~() ciones técnicas y felicidad instantánea. Estos temas hay que asumirlos
dos efímeros en valores de forma y emoción. Somos el hombre masa y '~::, en serio, pero en este texto no podemos hacerlo porque aquí interesa
vivimos como la chica material. Nos creemos irresistibles. Todo pa­ ~; el "adentro~. de las narrativas mediáticas, comprender sus lógicas de
rece resumirse en esa discusión acerca de quiénes somos, y las estéti­ inrerpeladón y emoción colectiva. la pregunta que se sigue es: ¿cómo
cas mediáticas nos proveen de respuestas efímeras pero significativas es que se producen y comunican esas estéticas mediáticas?

Narrativas mecUátlcas
40

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Narrativas mediAtices Estéticas del entretenimiento
42

está produciendo Un nuevo ser cultural desterrítorializado -ciudada_ ¡':1n¡CIUV. En él, en su repetitivo ritmo sin rostros, se experimenta, en
nos mediáticos sin adscripción política- (Martín-Barbero y Rey, medida, el tiempo como una presencia atormentadora» (Gada­
1999), sin referentes inmediatos -sujetos mundo con color local_ 1991: 104). La solución es la felicidad del entretenimiento: los
(Ortiz, 1998) y con creencias móviles -la moda de los sentidos y las medios masivos proponen, las audiencias consumen. Poco se ha ana­
tendencias- basadas en la ínterpelacíón incesante y vacía -el shOUJ-­ si entretenimiento es sólo otra manera atormentadora de
(González Requena, 1999), la lógica de lo leve -lo light- (Rincón, llenar el tiempo y producir aburrimiento, lo cual es probable; aquí
2002), las buenas energías y las bajas razones -lo ncw age- (Rojas, ["tampoco lo podemos hacer, pero sí vamos a describir cómo es la lógi­
1998) y la ausencia de realidades duras -10 reality-- (Rincón, 2003 y del entretenimientO y su efectividad para llenar el vacío de sentido
Andacht, 2003). Así, las culturas mediátkas construyen su interpela­ sujeto en nuestras sociedades.
ción o modo de «comunicar» o llamar la atención de las audiencias. La lógica del entretenimiento es la estrategia narrativa preferida
En la reflexión que sigue, más que una crítica o una afirmación de para producir seducción, conformidad, afectos y saberes. Los medios
este «entretenidos sean todos vía la comunicación», se propone que .de comunicación intervienen los mundos de la vida desde la lógica
comprendamos cómo es, cómo actúa y qué propone la lógica del en­ del entretenimiento al proponer goces, emociones e historias para
tretenimiento; se realíza una valoraci6n del entretenimiento como encantar el tedio de una sociedad llena de tecnicismos productivos.
estética mediática y como modo y discurso dominante en el pensa­ El entretenimiento se define como aquello que divierte, peto tam­
miento, el sentimiento y la acción social de nuestras sociedades. El bién significa una forma de servilismo, de apoyo al otro. una manera
argumento es que detrás del rostro de lo bello y lo elusivo del entre­ de tratar, un estilo de discutir, interactuar, expresarse y convivir (Ga­
tenimiento siempre aparece una mueca cínica que nos dice mucho bler, 2000: 18).1 Su promesa vital es que toda vida puede ser diverti­
sobre las maneras como la sociedad densa y seria ha venido produ­ da. La lógica del entretenimiento nos propone la felicidad en los
ciendo las ciudadanías y el sentido contemporáneo. Comprender có­ tiempos del afectO, en asumir la vida en sí misma como un mecanis­
mo funciona el enrretenimiento en «su adentro» es comenzar a mo de entretenimiento, en actuar nuestras vidas más que vivirlas.
transformarlo. «El resultado: pasar del Homo Japiem al Homo JCtenicus -el ser del en­
tretenimiento» (Gabler, 2000: 8). Este imperio del entretenimiento,
mirado críticamente, ha producido un individuo bien extraño: «Su­
1. La lógica del entretenimiento
perficial, excitable y al mismo tiempo amorfo; indiferente al valor de
Los medios de comunicación han producido su identidad como má­ la memoria humanista. Es incluso un nuevo tipo antropológico.
quinas narrativas y han encontrado en la lógica del entretenimiento norante, poco reflexivo e inculto. Arrastrado por los remolinos
su modo de relato. Los medios de comunicación habitan y producen entretenimiento y por eso mismo distraído de la urgencia de los pro­
la cultura del entretenimiento; los medios de comunicación como fi­ blemas sociales. Pasivo pero rambíén frívolo, obtuso, atraído por los
losofía del entretenimiento han venido marcando las pautas de la ex­ asuntos mundanos, por la apariencía, por el esplendor fácil del flujo
periencia vitaL «Una infacigable tendencia compulsiva a la diversión catódico. Es el horno ludenn> (Abruzzese y Miconi, 2002: 127). Pero
cubre con su manto todos los lugares de la socialización mediática» también se puede pensar en otro "tránsitO», el que va del homo reli-
(Abruzzese y Miconi, 2002: 128). Los medios de comunicación han
determinado que su acción en el mundo de la vida es la lucha contra En lo que sigue, las reflexiones sobre el entretenimiemo tienen como guía a Neal
el aburrimiento. «La experiencía de vaciedad del tiempo es el aburri- Gabler (2000): Life: The m()fJJe. NY: Vimage Books.

Estéticas del entretenimIento
NarratIVaS medlátlcas 45
44 1'1
~
gioJIIJ al humo frivoJuJ, disoluto y mundano; creativo y disipador en ~ Categoría Arte Entretenimiento
-
cuanto esteta y dandi, pero también manipulador de las tramas so-- ~ Objetivo Producir Extasi!, que en Meternos en nosotros mismos
dales (Abruzzese y Miconi, 2002: 142). Homo scaniclIJ u homo ludens u griego significa «permitir al para evitar cualquier
ho'f11() frivolus u homo zapping, el entretenimiento cumple su promesa ser humano existir por fuera perspectiva.
de sí mismo para ganar en
de «llevarnos fuera de nuestros problemas diarios, de escapar de las perspectiva y reflexión».
miserias de la vida» (Gabler, 2000: 6). " ..
Interlocutor El arte trata a cada Busca las audiencias masívas,las
El entretenimiento tiene una actuación significativa en la socie­
espectador como individuo eStadísticas, el hombre-masa.
dad; tanro, que uno puede nombrar algunos de estos impactos ya de­ buscando respuestas únicas.
mosteadOS: Creación El arte es pensado como El entretenimiento es
invención. convencional y de f6rmula.
• El entretenimiento es una lógica de interpelación social de alta --o.

Actores Cultos El gusto de lo nuevo popular,


comunicabilidad y seducción: quien la práctica encanta, el entre­
Ilustrados de clase media, constituido por
tenimiento es el propósito de la vida.
Con buen gusto sujetos producidos «al estilo ..
• Las fantasías se han convertido en más reales que la realidad; tan­
de la sociedad de consumo, ese
tO, que la vida es experimentada como una película.
ser ascendente cuyo único
• Todos podemos ser celebridades, ser las estrellas de nuestra pro­
cr.iterio es el dinero, cuya
religión es eSl:ar en el mercado
pia Yida~ tanto, que más que vivirla la actuamos como un espec­

de los símbolos y cuya cultura se


táculo para acceder a ese «estado moderno de la grada, ese estado
acaba en el nombre de las
de en la vida romo en el cine» (Gabler, 2000: 8). Todo es cuestión de
estrellas del momento.
pantalla, no de autenticidad. Valores Innovación Predecible y reiterativo
• Todos los discursos -información, drama, publicidad, O ciencia,
Reflexión Divertido
pornografía, datos financieros- son equivalentes; todos los géne­ Inestabilidad Efectísta. focilista
rndeterminado Superficial, banal
ros se refunden.
Incertidumbre Primario
• El buen gusto es lo divertido, el tener estilo. «La edad humorística

Complejidad Perezoso
ha acabado con la edad estética», afirma Gilles Lipovecs.ky (2002).
Profundidad
• Lo más potente del entretenimiento como matriz de la acción
E.spectador activo [coautor]
simbólica y la actuación colectiva contemporánea es que provee a

la sociedad de un sistema de creencias: «la espiritualidad, una rea­

lidad alterna, el fácil trascendentalismo, celebridades que ilumi­

El emretenimiemo es, entonces, la celebración de la ligereza, del len­


nan, iconos para vivenciar; (así] la religi6n se ha convertido en un
guaje envolvente destinado a manifestar su superficie lúdica, mun­
entretenimiento y el entretenimiento ha devenido en religión»
dana, estética y fetichista (Abruzzese y Miconi. 2002: 127), Irónica­
(Gabler, 2000: 174).
mente, tantos los cultos críticos que odian el entretenimiento como
los entretenidos seducidos para amarlo coinciden en los argumentos.
La lógica del entretenimiento es posible de comprender por oposi­
El enrrecenimiento es todas aquellas cosas que sus críticos dicen: escá
ción al arte y a lo culto (Gabler, 2000: 18-19):

Estéticas del enfreteotmicnto
46
Narrat1vas mediáttcas

---"~
hecho de fórmulas, es divertido, perezoso, efectista, mcilista, superfi~ ~ la gente «hacia un mundo donde se olvidaban los problemas, donde
47

cid, banal, primacío. predecible. Pero estas razones no son vistas co­ t éstos se les mostraban de una forma manejable y divertida» (Gabler,
2000: 3). Así, desde siempre, el entretenimiento ha sido un recurso
mo negativas por los productores de entretenimiento, sino que las
elevan a su raz6n de ser. Asistimos, así, a la lucha entre dos públicos, para innovar la rutina diaria y encantar la existencia.
dos gustos y valoraciones: una, la de los ilustrados/cultos, y otra, la Modernamente, se puede situar el origen del entretenimiento en
de los gustos masivos de clase media; donde unos ven perversión, los la sociedad de la Revolución Francesa de 1789; cuando surge la
otros afirman que se trata de imaginación. mocracÍa moderna la acompaña el entretenimiento, una nueva
La ironía es que se cree que el entretenimiento es un producto de conciencia del mundo y un nuevo sujeto: el pueblo en la política y el
las culturas mediáticas, yeso no es así. «Se ha partido de la idea, co~ gusto popular en la estética. «La gente del común sale de las cata­
mún a muchos críticos, de que el hCJml) frillOlus es un producto de la te~ cumbas, se asoma desde los bajos fondos de la historia de las élites,
levisión, pero ahora comienza a pensarse lo contrario, es decir, que el descubre crudamente su subsuelo y pide el pleno derecho de ciu­
medio audiovisual expresa el carácter grotesco de las culturas moder­ dadanía. Lo cotidiano reclama el derecho a convertirse en existencia
nas» (Abruzzese y Miconi. 2002: 148). Es más, desde la Edad Media, hist6rica» (Abruzzese y Mieon;, 2002: 151). El pueblo entca en esce­
o incluso antes de la era cristiana, existía el espectáculo en forma de na doblemente: «Las pasiones políticas despertadas y las terribles es­
caravanas de juglares y acróbatas que se agrupaban para ir de comarca cenas vividas durante la Revoluci6n han exaltado la imaginación y
en comarca y ganarse la vida. Para la genre de las aldeas, ver estos nú­ han exacerbado la sensibilidad de unas masas populares que pueden
meros de equilibrismo. de trucos y leyendas, significaba escuchar y darse al fin el gusto de poner en escena sus tm()(;ioncs» (Manín-Barbe­
ver historias nuevas: «era como ver a un visitante de otro mundo, tra­ ro, 1998: 152). Las culturas emocionales en política y estética llegan
yendo placeres inimaginables en su carpa» (Murray, 1956: 56). Dedi~ para proponer una práctica social cualitativamente distinta de las
carse a ir de aldea en aldea nO era un oficio en el cual todos podían furmas tradicionales de la vida pública. «La acci6n política y Ja m~
participar. En una época donde la vida era pausada y la gente rara vez vílizaci6n ideológica se convierten en actos espectaculares, ejempla­
se alejaba de sus comunidades. los viajeros eran en sí mismos el entre­ res, que insisten cada vez más en el carácter reconocible de sus sím­
tenimiento posible. Estos entretenedores «eran mensaíeros, siervos bolos y fetiches. Nos hallamos en una encrucijada hist6rica: el
que habían dejado a su amo, frailes mendicantes, peregrinos; incluso comportamiento público mantiene sus funciones, pero las asume
ladrones o estafadores, que vendían mejunjes de murciélago como mediante una inédita estetizaci6n de su propia presencia» (Abruzze­
elixires de la eterna juventud» (Murray, 1956: 57). Sin importar su se y Mieon., 2002: 133).
propósito, cada vez que alguien llegaba de algún puntO distante rra~ Pero donde realmente la sociedad del entretenimiento se hizo
yendo notidas diferentes se le recibía con mucho entusiasmo y se ce­ un modo de vida fue en Estados Unidos~ tanto que, en la actuali­
lebraba una fiesta. El entretenimiento tomaba forma en una carpa. en dad, se han terriroríalizado en Miami/música, NY/arre, LA/pelícu­
una función que reunía a la gente en torno a un número, a una acro­ las; una cultura donde reinan la televisi6n, Hollywood, Broadway,
bacia, a una historia extraordinaria o una pócima mágica. Desde esa :~ , Bush. Para el caso de Estados U nidos, Gabler, analizando rex[Os de
época, lo entretenido parecía inyectarse como algo ajeno, algo que no 1828, encuentra que desde ese tiempo ya se encuentra que «algo
parecía estar al alcance. Así que, además de novedoso y de no COnven­ equivocado pasaba con Norteamérica» (Gabler, 2000: 11), ya que
cional, el entretenimiento rambién se caracterizó por ser un escape, sus habitantes eran de «malas maneras, irrespetuosos, rudos, igno­
una furma paralela a los problemas diarios: las diversiones llevaban a rantes»; ranto, que asegura que, «de verdad, a la mayoría de norre­

Narrativas med:1átlcas EstéUcas del entretenimiento
48 49

amerícanos parece que no les preocupa demasiado una civilización en Abu Ghraib reflejan un cambio en el uso que se hace de las ímá­
mejor» y, aún peor: «)os norteamericanos no sólo tienen poca afi­
t genes: son menos objeto de conversación que mensajes que han de
nidad por el arte, sino que parece que han desarrollado una antipa­ circular, difundirse, [... y si] se pretendía que las foros circularan y
tía por él,. (Gabler, 2000: 12). Recuerda este autor, asimismo, que mucha gente las viera, es que todo eso había sido divertido. Y esta
hacia 1850 las obras de Shakespeare «fueron reconceptuaJizadas. noción de esparcimiento es, por desgracia, cada vez más parte de la
Algunas líneas fueron cortadas y otras cambiadas libremente, los ve,../¡¡dera naturaleza y el (MaZÓn de los Estados Unidos [... ] Apilar hom­
caracteres se redefinían y escenas completas se eliminaban, mien­ bres demudos es como una travesura de fraternidad univerJitaria, afirmó
tras que se privilegiaban los elementos melodramáticos. Sólo so­ un oyente a Rush Limbaugh ya veinte míllones de estadounidenses
brevivía la sinopsis de las historias de Shakespeare, nada de su len­ que escuchaban el programa» (Sontag, 2004: 20-25). La lógica del
guaje o de su profundidad y complejidad. Asimismo, las obras se entretenimiento es la marriz explicativa de Estados Unidos, y este
presentaban como parte de eventos de variedades, acompañadas de .~: país exporta su modelo cultural a través del cine, la televisión, la
farsas, comedias, cantantes, baílarines, acróbatas, magos» (Gabler, , música y los medios de comunicación. Entonces, el mundo se inter­
/~

2000: 14). pela e interpreta masivamente desde el entretenimiento-made in


¿Por qué el entretenimiento florece en Estados Unidos? La res­ ?,1i t~: ..· USA.
'~
puesta de Gabler (2000: 22-31) determina que en la colonización de lo entretenido, desde su aparición, ha significado una estrategia
Estados Unidos no existió el control del «gusto» por parte de la aris­
:1
~
de distinCÍón entre las clases sociales. Se podía ir a escuchar música, a
tocracia (porque muy poca llegó a la conquista del Oeste, hasta el ex­ ·~:r bailar, pero los contextos y los típos de- música cambiaban según la
~,

~:
tremo de que llamar a alguien aristócrata era un insulto), ni de la re­ Jt. clase. Es más, la noción de entretenimiento inicialmente era conside­

ligión (que más bien adoptó un estilo entretenido para enseñar la fe). .$- rada apta para describir y calificar los gustos de las clases populares, e
Finalmente, nada podía ser más democrático que el enrretenimíento. inaceptable para los nobles. Éstos tenían entretenimientos más ex­
Todos denen acceso a él, es la mayoría la que derermina lo bueno y clusivos, dentro de sus castillos y recintos, y, por ende, más refinados.
ningún juicio estético está por encima del otro. A esto, Dwight Mac­ El divertimento era apropiado para las clases bajas (ahora para la
donald lo llamó una cultura «dinámica, revolucionaria, que rompía juventud y las minorías), y finalmente fue adoptado por las clases
con las viejas barreras de clase, tradición y gusto disolviendo todas medias «quitándole cualquier elemento de índole subversivo» (Ga­
las distinciones culturales» (Gabler, 2000: 30). Estados Unidos es la bIer, 2000: 42). A finales del siglo XJX, la novela popular fue apro­
república del entretenimiento porque sus colonizadores perrenecían piada por la clase media conservando su carácter sensacional, pero
a esa otra estética, más de melodrama y espectáculo que de razón y siendo moralmente más apta. Poco a poco, también durante esa épo­
reflexión, más de espectáculo que de profundidad, más de gusto ma­ ca, dejaron de importar las diferencías de clase social, de ingresos, se­
sivo que de celebración culta. xo o religión: el entretenimiento era una necesidad presente en todos
~;',
Y, pasado el tiempo, en el siglo XXI esta lógica se convirtió en el por iguaL El saloon de Jh()U) burlesco fue transformado en el cabaret,
·:f
modo preferido para significar la vida. La ensayista norteamericana i~4 El blues negro cambió en forma de rock'n'rotl blanco: Elvjs Presley.
Susan Sontag, al referirse a las fotografías de las torturas en Abu Gh­ Pronto la clase media, más numerosa que la cIase alta y con más poder
raib (Irak) llama la atención sobre la dimensión del entretenimien­ que la clase baja, tomó las riendas sobre lo que era aceptable o no en
',,::f.

to-rortura: «El museo de la memoria en Occidente es ya sobre todo materia de entretenimiento. La clase media estableció el tipo de en­
visual [".] Las fotografías que hicieron los soldados estadounidenses tretenimientos aceptable que lo distinguiera de las clases bajas. Por

Narrativas medJátJ.cas Estéticas del entretenJmJento
50 51

su parte. las clases altas, a su vez, no permitían que las clases medias en el escaso tiempo libre después de la jornada de trabajo. El mundo
las igualasen en sentido alguno. industrial incorporó el mundo del entretenimiento como un nuevo
Desde 1835, algunos publicistas neoyorquinos y londinenses se capital de inversi6n: unos trabajadores con un tiempo libre de cali­
dieron cuenta de que era más fácílleer noticias que columnas edito­ dad serían más felices, serían mejores trabajadores y serían, además,
riales, y que el hombre común y corriente prefería estar entretenido mayores consumidores. El ocio y el tiempo libre se volvieron tan im­
que bien informado. El crecimiento brutal que se vio en los penny portantes para el contexto capitalista como la producción misma. El
prm, más baratos y más concisos, más crudos y llamativos -ya que se entretenimiento se establece así como la contraparte que equilibra la
vendían en las calles- se debió al concepto de «noticia» que crearon. balanza. de la producción. La electricidad iluminó las ciudades, lla­
Eran noticias chocantes y enriquecidas, porque daban a menudo deta­ mando a la gente a los teatros, a recorrer sus calles. a hacer tertulias
lles crudos sobre asesinatos y crímenes. la prensa «amarilla» cautivó a en Jos cafés. Los procesos de producci6n litográfica en los libros, las
una gran mayoría; sus editores se defendieron alegando que la socie­ revistas y los periódicos fueron optimizados, reproduciendo orgullosa­
dad aguantaba más plácidamente seis columnas sobre los detalles de mente fotografías extravagantes que acompañaban los artículos sobre
un asesinato que un escrito con el contenido más elaborado del escri. las actrices, las personas de la alta sociedad o la publicidad. La gente
tor del momento. Las ventas así lo probaban, y los editores compro­ :~;;
't quería salir y disfrutar de todo lo nuevo que se ofrecía.
baron que el gusto del público iba creciendo a medida que aumentaba -1~~:
,i~~ .' En una sociedad en la que el poder de asombro iba creciendo, to­
el carácter sensacionalista de las noticias (Gabler, 2000: 64). ~:
;¡.¡; do debía dar placer. La nueva actitud iba dirigida hacia el baile. el
Este cubrimiento especial de los eventos en los periódicos, de la
vida como algo increíble, como algo espeluznante. dejaba un mensa­
t;[~ deporte, el disfrute de los bienes; en fin. hacia todas las formas de lo
atractivo (Gabler. 200: 53). Inserto en las dinámicas de consumo y
}¡:
je claro: la vida se veía como un escenario y los hombres y mujeres -·1~ promovido como forma de discurso de los medios de comunicación
que actuaban en ella eran simplemente actores amateurs que algunas t~' de masas, el entretenimiento se ha configurado como una forma del
veces podrían protagonizar las historias de las noticias. Los diarios i
~J ser. «La cultura de masas, según analiza Morin, ha funcionado como
sensacionalistas veían en ellas más que historias: veían oportunida­ agente acelerador de la decadencia de los valores tradicionalistas y ri­
des. Así se comenzó a dar protagonismo a gente de la vida real y a goristas y ha disgregado los comportamientos heredados del pasado
construir alrededor de ellas cierto tipo de misticismo: se les permitió proponiendo nuevas referencias y nuevos estílos de vida basados en la
convertirse en protagonistas de los mismos diarios. Esta visión de los realízación personal, el entretenimiento, el consumo y el amor. Me­
diarios muestra una parte de los valores de la sociedad: «vededzan» diante el divismo y el erotismo, el deporte y la prensa femenina, los
porque necesitan protagonistas para sus historias, pues así la infor­ juegos y las variedades, ha exaltado la vida libre, el bueo humor y el
mación es más digerible y atractiva. Es por ello que prevalece en bienestar individual, y ha fomentado una ética alegre y consumista
ellas una diversión tras otra, una emoción tras otra, como valores más (Lípovetsky 229-230).
fuertes frente a las convicciones o la tradición. Lo que la indusrria de la información logró captar, como sucedió
En los inícios del capitalismo industrial, los empleadores veían a con los empresarios en relación con sus empleados, fue el potencial
los trabajadores como una fuerza bruta que estaba asignada a una la­ de la «vitrina informativa», La información escrita tuvo que enfren­
bor específica, operaria, casi mecánica. Los capitalistas consideraban tarse a nuevos medios visuales como el cine. Los editores tuvieron
el trabajo 0010 como un factor productivo, pero poco a poco les co­ que cambiar de estrategia. Comenzaron a presentar las noticias den­
menzaron a interesar las actividades que los trabajadores realizaban tro de un atractivo pasional: la impresionabilidad, la espectaculari­

NarratiVas medtátlcas Estéticas del entreteIÚllÚento
52 53
iIlI
~.
dad, la instantánea; la noticja se hizo más visual. Se aisló la «histo- i vo tomó este enfoque entretenjdo. "La televisión, como el cine y los
ría» del día hacia la derecha, resaltada; se aplicó color a la tipografía, ~ periódicos, amaba la acción y el suspense, así que, más allá de hacer
a menudo el rojo. Se insertaron los c6mics y las ilustraciones y la pá- ~ entretenida cualquier cosa que pasara, necesitó transformar en entre­
gina principal comenzó a parecerse a una vitrina para atraer a sus tenimiento casi cualquier cosa que pudiera presentarse como un
compeadores. Los periódícos y sus contenidos, especialmente los más evento. El mundo pasó a ser visto como un gran machote donde
baratOs, que buscaban cautivar al transeúnte, se perfilaron como un cualquier escena, cualquier evento, podría ser envuelto en un paque­
entretenimiento, cada vez más de tipo visual. Los tabloides nacieron te entretenido y ser presentado a la audiencia; la noticia ya no era su­
así con una lección aprendida del cine: todo debía ser ilustrado. La ficiente: tenía que ser más entretenida, más exdtante, con más sus~
histOria que no tuviera una ilustración, no iba. Si el objetivo era cau­ pense» (GabJer, 2000: 82). Las noticias se convirtieron así en la
tivar y atraer a lectores y publicistas, el contenido debía hacerse más primera forma audiovisual de entretenimiento.
emocional, más atrayente, más entretenido. Por ello, con el tiempo Bajo la máquina televisiva, las campañas y la propaganda política
las fotografías fueron la esenda de los tabloides, suprímiendo lo que comenzaron a elaborar simples y atractivos mensajes tal como Jos de­
quizá era el último vestigio del periodismo tradicional: el contextO. mandaba el consumo televisivo. Lo importante no era ver el debate
A finales del siglo XIX, la aparici6n del cinematógrafo coincidió
de los candidatos, sino el fenómeno «después del debate», cómo se
con el desarrollo de otras formas de entretenimiento colectivo, como
calificaba la performance de los candidatos, quién había ganado o
el teatro de vaciedades en Estados Unidos y la Europa occidental y
se había desempeñado mejor. Los re¡:mrteros políticos actuaban más
los deportes de estadio (el fútbol, el rugbi yel baloncestO) en todo el
como crftkos de teatro. Para los políticos, su beneficio residía en
mundo industrializado, con algunos géneros narrativos nuevos (la
la publicidad; para los medios, significaba una publicidad para los
novela negra, la novela del Oeste, etcétera), con las nuevas formas del
propios medios y una forma distinta de protagonizarse a sí mismos.
periodismo (la prensa sensacionalista, cuyo pionero fue el estadouni­
La política resultó ser otra categoría, otro género, que tuvo que adop­
dense W. R. Hearst) y con el nacimiento de las agencias publicitarias
tar esta forma entretenida e inmediata de la televisión.
modernas (Abruzzese y Miconi, 2002: 221-222). Fue el cine el que
La opinión pública, sin importar la empresa que Jo proponga,
creó el entretenimiento como lugar de las estrellas y del placer masi­
aprenderá y de hecho solicitará, tarde o temprano, las formas entrete­
vo. «El hombre occidental que se "asoma a la historia" se reconoce en
nidas. En este sentido, la política, después del periodismo, adoptó las
su visibilidad, encuentra en ella una gratificaci6n y lee la confirma­
estratagemas propias del Jfar ¡ystem. La industria del entretenimienro
ción de su éxito frente a los principios de autoridad. Consuma en su
se consolídó como un discurso producido y elaborado para sadsfacer
espectacularidad la decadencia de las formas clásicas de la textuali­
las necesidades de una audiencia, apelando al drama, a la controver­
dad), (Abruzzese y Míconi, 2002: 158).
sia yal look. Esta industria tomó posesión de las actividades humanas
El medio, sin embargo. que iba a recoger mejor la escena de lo que pudiesen interesar a todos. Un nuevo escenario fue el de los de­
popular, de lo entretenido, de lo fascinante, sería la televisión. Ésta portes. La industria del entretenimiento vio historias más aJIá de Jos
fagocitó toda clase de espectáculo en forma de entretenimiento. Si bien deportistas y los escenarios, más allá de las competiciones. Se promo­
el cine gozó de la simultaneidad de la imagen y el sonido, no tuvo in­ donó con ahínco el fUtbol, el baloncesto, y se adaptó un deporte de
mediatez. Al aparecer la televisión había muchas horas por llenar, así origen campesino y algo lento como el béisboL Las estrellas tenían
que la tendencia fue la de convertirla en un medio informativo. Co­ ahora un talento adicional: eran performers con cuerpos atléticos. Los
mo en los periódicos, en la tele todo aquello que tuvO valor informati- eventos se narraron de forma especial y las competiciones se configu­

Narrativas medJáticas EstétiCSB del entr"etentml.ento
54 55

raron como el escenario apropiado para patrocinar nuevos productos visual y físico. Koons pintaba cuadros que recordaban escenas en la
a través del deporte y los deportistas. La religión recuper6 su formato casa de campo: son comunes sus piscinas, el JplaJh al caer desde el
entretenido. El entretenimiento se convirtió en metarrelato. trampolín o las tramas del agua al refractar la luz del Sol. Sus pintu­
y hasta el arte cay6 en las redes del entretenimiento. Los artistas, ras son relajadas porque a menudo el tema es el tiempo libre; el vin­
más allá de su talento, posicionan su identidad a través de un estilo culo es Cicciolina, su esposa y musa. Haring, por su parte, dio color y
divertido. Picasso creó el suyo con una «identidad muy rentable»; el movimiento a los corredores del metro, hizo de la pintura en directo
f
pintor que encarnaba todos los prejuicios del arte moderno (Gabler, un espectáculo.
\ 2000: 132). Esto se lo apropió y lo usó para su vida y su carrera. Con El entretenimiento se sale de la pantalla y se hace parte de la vida,
esta imagen, Picasso creó una marca de sí mismo, se hizo reconoci~ de una forma de ser -que hace mucho que dejó de ser exclusiva del
ble, se hizo icono y huella. Otros artistas, atentos a lo que necesita­ american way of life- que se ha instaurado en nuestras vidas como una
ban para convertirse en algo mucho más grande, comenzaron a ex~ forma de comunicarnos. Es un aproach no sólo aceptado, sino solicitado.
plorar el entretenimiento. Jad~son Pollock, uno de los «pintores en Hay que ser celebridad. El concepto de celebridad deja atrás una fun­
acción», usó sus obras como si fuesen una panralla creativa: «actua­ ci6n o un talento específicos y enfatiza la manera como uno es perci­
ba» la obra, la intervenía. Dalí devino su mejor obra. El arte comen­ bido: es una cuestión más visual, más del parecer, más de la impre­
zaba a ser visto como un nuevo entretenimiento para el público. si6n. No impocta quién sea más talentoso, lo que cuenta es llamar la
El que logr6 ser «entretenido» (como «sujeto comunicado») fue atenci6n del público. La invención del héroe y la producción de un
Andy Warhol, para quien el arte debía dejar de ser ese objeto bonito, cielo de visibilidad pública significa que estar en esa pantalla-cielo es
inrocable, en ocasiones incomprensible, destinado a especialistas. llegar a «ser alguíen» en el mundo de la vida. Guros medíáticos,
Warhol celebraba las latas de sopa, las cajas de jabón, a Míckey Mou­ guías del JUecess, realitie.r, palabras en inglés, programas del corazón,
se y todos esos objetos que hablaban de la cultura del entretenimien­ info-entretenimiento, edu-entretenimiento, poli~entretenimienro,
to. Ir6nico o no, Warhol parecía invitar a ver su obra como una tran­ multiculti-entretenimiento, cielo de simulacros, star system. Ese ser
sacci6n cultural que estaba sucediendo de una forma muy rápida, una alguien por haber sido «visibilizado» por la pantalla puede llevar a
transacci6n entre el mundo del entretenimiento y el mundo del arte: un sujeto anónimo a convertirse en ídolo público, s610 a condición de
él hizo de lo popular un arte para volver el acce popular (pero costoso). ser divertido.
Una especie de monoculwra donde el entretenimiento y el arte se Las culturas mediáticas crean celebridades como ese «estado m~
fundieron en uno. Para la historia, Warhol mostró la otra cara del ar­ derno de la gracia, ese estado de la vida romo en el cine a que casi todos
te, la que recibía con brazos abiertos la cultura de la celebridad, de los aspiramos, en esta sociedad en la cual los individuos han aprendido a
medios y la publicidad. «Lo que él descubri6 y pareció promover en alabar las habilidades que les permiten, como actores, asumir cual­
ambos, su trabajo y su vida, fue que tal vez el más impoccante movi­ quier rol que la ocasión demande y actuar sus vidas a cambio de solo
miento del siglo xx no había sido el cubismo, el surrealismo ni el vivirlas» (Gabler, 2000: 7-8). Las celebridadeJ son producidas y mane­
fauvismo; ni siquiera el minímalismo o el arte popo El mayor movi­ jadas por el mundo de los medios. «Las celebridades son esos íconos
miento, ahora también en el ámbito artístico, habia sido la construc­ de la cultura mediárica, los dioses de la vida diaria. Para llegar a ser
ci6n de la imagen personal como celebridad~) (Gabler, 2000: 135). celebridad se requiere el reconocimiento como estrellas en el espec­
En la misma linea actuaron artistas como ]effKoons o Keirh Ha­ táculo mediático, los deportes, el entretenimiento, los negocios o la
ríng, quienes siempre estaban pensando en entretenimientos de tipo política» (KeUner, 2004: 4). Las celebridades devienen en marcas co­

Narrativas mediátlcas Estéticas del entretenimiento
56 57

mo Madonna~ Michael Jordan, Tom Cruise O )ennifer López, quienes las morales ilustradas y elitistas y manifiesta el deseo de la mayoría
son imágenes pero también productos, estilos de vida. Irónicamente, de gozar de las libertades de expresión y del placer del disfrure de sus
ser alguien en el mundo de la vida significa convenirse en alguien en propios gustos y estéticas. Lo subversivo del entretenimiento está en
la ficción, llegar a ser celebridad. que la mayoría encuentra una vía para su propia visibilidad; un mun­
La celebridad, su imagen, su idea, se ha extendido mucho más do tan duro y cruel como el que habitamos requiere con urgencia
allá de la pantalla electrónica para ser interpretada en un escenario fantasías que ni la política, ni la educación, ni el mercado han hecho
real. Las reuniones familiares son el mejor ejemplo: nuestras suegras probables. Si los medios de comunicación quieren llegar a la gente,
nos demandan cierto charme, y al mismo tiempo se debe saber res­ no pueden evitar actuar dentro de la lógica del entretenimientO, ya
ponder al comentario del tío ganoso, o saber escuchar y, tras un ralO, que es desde ahí desde donde tienen una gran competencia y atracti­
disculpar con diplomacia a la abuela a la que lOdos, por unanimidad vo para intervenir en la sociedad. Ahora, la tarea de las culturar mediá­
familiar, ignoran. Todo cobra sentido en las escenas diarias, donde tÍcas debe ser explorar otras formas de entretenimiento~ ya que no po­
nos encontramos con situaciones algo absurdas o acaso irreales, que demos estar felices como los medios de comunicación lo vienen
es Jo que resulta cuando se juntan las versiones personales -no siem­ siendo, pues no existe una oferta diversa y variada que dignifique la
pre compatibles- de lo que es actuar un «momento dívertido». «El necesidad de goce de la sociedad. Recordemos que producir medios
entretenimiento de masas expresa esa cualidad colectiva de la expe­ de comunicación inteligentes significa narrar bien, generar goce en
riencia estética», ése es su valor comunicativo (Abruzzese y Miconi, los públicos, reflexionar sobre la sociedad desde lo sentimental, lo
2002: 163). El entretenimiento como 16gica de interpelación social cual no obliga a ser patéticamente simplistas y excluyentes como
tiene muy claramente definida su comunicabilidad, sabe a quién le lo son la mayoría de los mensajes mediáticos. Ahora, ojalá asumamos
habla y conoce cómo hablarle a esa sociedad de la masa ascendente, que la vida tiene que ser película que realidad, pero s610 para po­
arribista, urbana, de los tiempos de exceso de consumo y deficiencia dee habitarla con imaginación.
de razones y pensamiento. El entretenimiento es una religión que
promulga que hay que actuar como si se estuviera en una película y
que la vida consiste en divertirse y reír en exceso. La premisa de esta
2. La convocatoria espectacular
16gica de hacer de la vida un espectáculo es que, «para competir con El entretenimiento sale de las pantallas para insertarse en nuestras
el entretenimiento, uno tiene que convertirse en entretenimiento» vidas y convertirse en una forma de vivir o, tal vez aún más impor­
(Gabler 2000: 157). Todo vale para parecer divertidos. A este efeno tame, en un ob;etivo de vida. ¿Cómo lo hace? A través del espectácu­
de vaciamiento del sentido duradero se le denomina Jimulacro, pema­ lo como modo de ponerse en público que nos promete que podemos
miento dibíl, entretenimiento. «En la economía del entretenimiento, los «ser incluidos en la ilusión escénica de la realidad que está ante nues­
negocios y la diversión se funden; así, el faccor E es el mejor y ma­ tros ojos» (lasch, 1999: 100). El mundo de la vida deviene en espec­
yor negocio [... ] y Ja gente gasta más en pasarlo bien que en ropa o táculo~ todos participamos por la vía de convertirnos en espectado­
salud¡.¡. (Kellner, 2004: 4). res. Kellner (2004: 1) afirma que el espectáculo ha llegado a ser uno
En nuestros tiempos, el goce, la diversión, el afecto, son promesas de los principios de organización de la economía, la política, la socie­
de feJícidad para la vida. Entonces, ¿por qué divertirse por fuera de dad y la vida diaria. El mundo del show y su emocionalidad actuada
las experiencias sublimes de lo cuIco debe hacernos sentir culpables? se ha multiplicado y ha llegado a donde jamás se creyó: la política, la
Tal vez porque el entretenimiento expresa la pérdida de dominio de religi6n, la educación, la literatura, el crimen. La vida se ha converci­

NaITatlvas medlá:ticas Est!t1cas del entretenimiento
58 59
ti
~
do en una actuaci6n, unaperformance, un acto que se realiza para satis- l asiste al espectáculo como actualidad, no importa que esté mediada
facer a 101 otros como si fueran una audiencia televisiva; todo para ga~ ~ por la pantalla o la radio; se vive «en directo».
nar más mercado, más adeptos, más contempladores. El espectáculo ~
produce una conciencia que apunta a la celebridad, a la belleza, a la Una relación de seducción. El espectáculo, todo Jo que toca lo re­
fama; reevalúa cualquier reacci6n de Jhock, sorpresa o indiferencia; convierte a su modo de interpeJación preferida: la incitación, la fasci­
comunica sobre la sobreexposición de imágenes, de representaciones, nación, el encanto. Busca emocionarnos, no quiere nada más. Toda su
de simulacros. El resultado, una ironía: todos creemos que somos parafernalia narrativa se pone en escena para producir una «experien­
protagonistas porque somos espectadores. cia evocadora de experiencias» (Aguado y Hellín, 2004: 5).
¿Qué es el espectáculo? Una práctica del entretenimiento que se
establece en una relaci6n de contemplaci6n a distancia, en presente, U na relaci6n en forma de fórmula. El espectáculo construye y se
para seducir siguiendo una dramaturgia reconocida. comunica a través de f6rmulas y prácticas aprendidas de disfrute; su
estructura está llena de elementos accesorios; su dramaturgia es efec­
Una relación de contemplación. (Espectáculo» deriva del verbo tista; su reiteración evita el fraude, se sabe que se asiste a emocionar­
latino ljJecta1'e (<<mirar») y del nomina.tivo Jpectaculum (<<aquello que se SIn comprometerse.
se ofrece a la visión»). El espectáculo pone en relación a un productor
que ofrece o exhibe algo y a un sujeto espectador que «contempla». ¿Qué tipo de contrato requiere el discurso de lo espectacular? El es­
El espectáculo sobrevalora «el deseo de ver», instituye «el cuerpo co­ pectáculo se hace más evidente en el discurso televisivo; ahí muestra
mo mercancía,. y promueve «el dinero como mediador universal de todo su instrumental para hacer creer que se está participando en él
todo valor de cambio» (González Requeoa, 1999: 55-60). cuando sólo se asiste a éL González Requena (1999: 91-96 y 112­
113) describe el discurso espectacular de la televisi6n como un dis­
Una relación de distancia que excluye la intimidad en beneficio de curso que sigue, en su interpelación, los siguientes criterios:
un determinado extrañamiento en lo masivo. González Requena
0999: 56) explica que el olfato. el gusto y el tacto parecen ser los • AutorreferencíaJidad: el espectáculo no tiene como referencia
sentidos que se pueden eliminar en esta reladón espectador-exhibi­ la realidad, sino que presenta universos seductores cerrados que
ción. Lo íntimo no es invitado al espectáculo, pues estos tres sentidos se legitiman en sí mismos, en S¡J ser perfomJ41tc:e. Ser espectacular
son los que caracterizan la intimidad. Cuando éstos intervienen es significa huir del mundo referencial de la vida para pasar a habi­
porque la proximidad con el objeto observado es mínima. La degusA tar el attificio.
tación de un buen plato, o la caricia, o el olor de un perfume, no se • Flujo permanente: el espectáculo reactualiza de manera cons­
consideran como objero de espectáculo, son aCtos casi íntimos. Así, tante e ininterrumpida la promesa de un estímulo emocional per­
la vista y el sonido son los sentidos del espectáculo, pues configuran manente y sin clausura; nunca cerramos, siempre habrá una nue­
al sujeto como espectador y oyente, lo alejan, no requieren la presen­ va emocí6n. Este flujo eterno del relato lleva a que se disfrute el
cia corporal. mensaje sin saber el antes o el después, s610 el ahora.
• Estilo absoluto: para participar en el espectáculo hay que tener
Una relación en el ahora. En el espectáculo, todo significado se ob~ las cualidades de su diversión: la actitud de estar en excitaci6n,
tiene en el presente continuo, en la inmediatez, en lo instantáneo. Se el vestuario adecuado, los accesorios y los estímulos necesarios, el

Narrativas medlátlcas EstétJcas del entreten1miento
60 61
~

~
dinero que certifica el derecho de admisi6n, saber sobre 10 que se i • Vínculo: el discurso espectacular produce un discurso psicótíco
va a elCperimen taro En televisi6n se llama telegenia, o la manera co- ~ que consiste en que (1) se habla todo el tiempo, pero (2) para no
mo los participantes se seleccionan para «actuar» en la pantalla, i' decir nada; pues (3) lo que importa no es significar, sino mante­
teniendo en cuenta su función atractiva y dinámica. 10 que obliga oerel contacto (González Requena, 1999: 147-148).
a seleccionar s610 sujetos con «ángel») de pamalla, sentido del hu­
mor y frases eslogan. El espectáculo, entonces, es el modo privilegiado de la interpelación
• Espectadores dramatúrgicos: los asistentes al espectáculo par­ contemporánea. Este modo de construir sociedad es criticado por lo
ticipan en cuanto coro que certifica en público las emociones. los que significa empobrecimiento del mundo de la vída y de la expe­
participantes se convierten en espectadores escenográficos. El rol riencia de significar en la actualidad. El espectáculo -como «térmi­
del público es actuar o representar las emociones requeridas. Por no»- aparece con el famoso libro de Guy Debord (2000), publicado
ejemplo, en televisi6n, los invitados proyectan al espectador de­ por primera vez en 1967. en vísperas de la insurrección estudiantil
seado sus reacciones requeridas de sorpresa ( «¡Ohhh! »), frustra­ de Mayo de 1968. Debord define el espectáculo como «imagen
ci6n (<< ¡Ahhh!») y conformidad (<<¡Síííí!»). aut6noma», como «un pseudomundo aparre, objeto de una mera con­
• Star system: el espectáculo existe en la medida en que tiene Sus templación», «una relación social entre personas mediadas poe imá­
celebridades, sus estrellas, sus héroes que lo actúan. En televi­ genes», «la realidad escindida en imagen», «el mundo real transfor­
sión, por ejemplo, la «vedetizaci6n» de la figura del entrevista­ mado en simples imágenes», y concluye que «el espectáculo es el
dor o conductor está por encima del entrevistado, de los conteni­ capital en tal grado de acumulaci6n que se torna imagen* (Debord,
dos y de la tealidad. 2000: 13-25). En este contexto, asistimos a «una sustitución -a una
• Fragmentariedad: todo espectáculo está hecho de pedazos cuya muerte- evidente de lo sublime en beneficio de lo ínfimo, de lo es.
continuidad s610 es efectista; abundan los tiempos cortos, las pectaculat; a un triunfo de la escenografía frente al trasfondo; a una
emociones rápidas, las narrativas clip, la saturación de efectOs, la convalidación de las identidades sociales de los sujetos por las identi~
sobredimensión de la imagen y el estilo. «Los contenidos tienen dades mediáticas propuestas por las industrias de la cultura» (Agua­
que ser ligeros y fragmentados para poder así emitir más mensa­ do y Hellin. 2004: 2). Debord concluye que el espectáculo es un opio
jes y con más posibilidades de ser percibidos, con lo que convier­ permanente que toma estúpidos a los sujetos y los distrae de sus más
ten en espectáculo, en puro simulacro, la relación de las audien­ urgentes tareas de la realidad (Kellner, 2004: 3).
cias con los medios» (Aguado y Hellín, 2004: 2). Como se aprecia, Debord (2000) critica el espectáculo porque ha
• Reiteración: el placer está en el disfrute de lo ya conocido, la re­ convertido las imágenes en un valor de cambio que nos invita a vivir
petición y la redundancia para ofrecer siempre 10 mismo, pero rodeados por espejos divertidos de nosotros mismos como estrategias
con diversidad de versiones. para encontrar la felicidad. Su argumento es que «el espectáculo es el
• Todo es espectáculo: todo evento, sea cultural, deportivo o reli­ nuevo mal contemporáneo, ya que nuescro capitalismo no produce y
gioso, se debe transformar en espectáculo, en evidencia. en efecto acumula mercancías, sino espectáculos» (Machado, 2000: 8), lo cual
emocional si se quiere ser efectivo en su comunicabilidad. Todo nos lleva a habitar la apariencia como modo de vida. Machado critica
parece hecho para la televisi6n, abundan las pantallas y las dra­ esta posición de Debord por «hacer una lectura bastante apresurada
maturgias mediadoras; así, todo debe incorporar las caracterís­ de Marx», ya que no es tan evidente la sustitución del concepto de
ticas espectaculares del muJic-hall o de los eventos televisivos. «mercanCÍa>-> por el dudoso equivalente de «espectáculo». Es más

Narratl:vas mediátlcas Estétlcas del entretenlmiento
62 63

una fórmula de seducci6n intelectual llegar a afirmar que mientras portivos, en los cuales se celebra el espíritu competitivo, el ganar y el
~el capitalismo de los tiempos de Marx producía y acumulaba mer~ dinero; de los héroes al estilo de Spíderman, Superman o Matrix. que
candas, el actual produce y acumula espectáculos». Machado llama encaman los deseos humanos no realizados; de la televisión, que ha he­
la atendón sobre la manera como «el espectáculo, tal como lo entien~ cho de la vida diaria un espectáculo con los reatifieJ; del teatro, que des­
de Debord, tiene más afinidades con el simulacro plat6nico que con de siempre ha sido un campo propicio para explotar el drama y lo mu­
la mercancía marxista, resultando por lo tanto un concepto preca~ sical; de la música, que se ha convertido en el modelo incesante de
pitalista. Parece que toda la tragedia del mundo contemporáneo, en c6mo continuar siendo excitante con MTV, Madonna, Britney Speacs,
el argumenro de Debord, residiera en el hecho de que las cosas se vol­ Jennifer Lopez o Michael Jackson; de la moda, que históricamente ha
vieran imágenes, lo que me parece una furma de esCamotear el verda­ sido una puesta en escena extravagante, pero que con Versace, Girbaud
dero origen de los problemas y de transformar las dificultades reales y Galllano propone como actos estéticos el «tijeretear, romper, quemar,
en un parloteo filosófico» (Machado, 2000: 8-9). rasguñar, quemar, pintar, rayar, arrugar, descomponer, revertir y hacer
Más allá de que la crítica moral sobre la falta de profundidad y ra~ que lo dispar se vea bello» (Patiño, 2004), y que con Giorgio Armaní
zón del espectáculo, hay que aceptar que el espectáculo ha existido des~ ha llegado al museo; del mundo del arte. que ha dejado de ser el lugar
de siempre: «En la Grecia Clásica existieron los Olímpicos, los festiva~ de la reflexión para convertirse en exhibici6n plana en los museos de la
les de drama y poesía, las batallas públicas de ret6rica y las sangrienras franquicia Guggenheim; de la arquitectura, que ya no es una interpela­
y violentas guerras. La antigua Roma tenía sus ceremonias públicas de ción con sentido del mundo y de la vida, sino que busca construir e im­
pan y circo, sus orgías, sus batallas titánicas, y el Imperio era en sí mis­ plementar edificios que son más espectaculares que sus habitantes y sus
mo un espectáculo a través de sus desfiles y monumentos. [:..] En el usos; de los videojuegos como la mayor fuente del entretenimiento ju­
mundo oriental también existió desde siempre el espectáculo, sólo re­ venil; del erotismo, que ha convertido el sexo en una de las claves del
cordemos a Genghis Khan y su forma de conquistar y ejercer el poder. espectáculo mediático (Kellner, 2004). «Teatro, toros y fútbol serí­
[... ] Maquiavelo recomendaba al príncipe moderno lo productivo que an espectáculos gutenberíanos. En cambio, los conciertos de rock y las
era usar el espectáculo como modo de gobierno y control social. [... ] La noches de copas de los j6venes serían los verdaderos acontecimientos
guerra, la religi6n, los deportes y otras instancias de la vida pública tribales donde los sentidos se encuentran en armonía y plenitud... El
fueron campos fértiles para la difusi6n del espectáculo durante mucho sueño de McLuhan de que ~vivimos en un mundo acústico en el cual la
tiempo. [Ahora] los nuevos multimedia y las tecnologías de la infor~ comunicación es altamente interactiva, tiene su plena realización en
maci6n han producido el "tecnoespectáculo" como mecanismo para la fiesta mediterránea» (Vilches, 200 1; 137).
dar forma y trayectoria a las sociedades y culturas aCtuales» (KeUner, El espectáculo es, evidentemente, el modo de interpelación prefe­
2004: 1-2). Así, el espectáculo no es un mal contemporáneo, sino un rido por las industrias del entretenimiento (que induye las de la c~
modo de ser del sujetO llamado humano y de los colectivos sociales en municaci6n), y su productividad es tal que se ha convertido en un
busca de pasar lo mejor posible la vida cotidiana. modo privilegiado de comprender el mundo de la vida, pues produce
Este modo de ser humano-en-sociedad alcanza su máxima expre­ nuevas formas culturales, nuevas relaciones sociales y nuevos modos
sión en la sociedad actual, que es «una cultura del espectáculo» que de experiencia, «iconos de moda y modelos de imitación y emula~
dispone de diversos dispositivos para construir celebridades a través de ción. En la cultura posmoderna de la imagen, el escilo y el/ook se
la indusrria del cine al estilo de Hollywood, que promueve el gla­ convierten en importantes modos de identidad y presentación del sí
mur, la ex:hibíci6n, la moda y el exceso como valores; de los evenros de- mismo en la vida diaria y el espectáculo de la cultura mediática

Narrativas medlátJcas Estéticas del entretenimiento
64 65

muestra y dice cómo hay que comportarse y aparentar» (Kellner, sujetos consumidos y producidos sin referencia a ninguna misión ni
2004: 8). Así, el espectáculo es un marco de referencia Para enCOntrar utopía.; que nos sentimos incapacitados para juzgar écicamente y que
posibles modos de la identidad efímera, uno en el cual ((el sujeto adquirimos sentido y valor en la estetización efímera del mundo de
puede adquirir múltiples identidades, en función de si desempeña la vida, No es que los medios de comunicación produzcan una socie­
uno u otro papel dentro de la cadena del consumo simbólico de mer­ dad de discurso psicótica, sin sentido, ni profundidad, sino que
candas culturales. [... ] El espectáculo deviene, por su potencial co­ somos producidos en soledades que requieren con urgencia ceremo­
municativo, en espacio experiencial y contexto caótico de articula­ nias, rituales, prácticas de vínculo y conexión con la sociedad y con
ción de subjetividades bajo la forma de un nuevo espacio público los otros. «La vida no es más que un parque de atracciones y no pode­
desestructurado» (Aguado y Hellín, 2004: 1 y 5). mos de;ar de buscar el placer» (Hui, 2004: 278). Necesitamos en
Si habitamos la cultura del espectáculo, esto significa una trans­ qué creer. Por ahora, sólo tenemos el espectáculo como posibilidad.
formación existencial de los modos de significar la vida, de llenar de Debemos, eso sí, producir eventos que nos lleven a nuevas creencias,
sentido los significantes vacíos que habitamos, de proveernos de re. que nos permitan inéditos rituales, que nos promuevan nuevas cere­
ferentes para habitar la vida diaria. En este contexto creo, como lo monias y nuevas formas de conexión social y recordar que hay más
hacen estos autores, que el espectáculo es «la forma comunicativa do-. que la comunicación obvia a la que estamos acostumbrados, que hay
minante en que confluyen la crisis de los sujetos ilustrados (el indivi­ muchos y versátiles medios locales, subjetivos y experimentales crean­
duo y la institución), la evolución de una economía de consumo en do nuevos sentidos en el paisaje mediático.
una economía de la imagen, de la pulsión escópíca (<<capitalismo de
ficción», lo han llamado Ibañez y Verdú). y la rransfOrmación de las
sociedades en un espacio público que ya no ejerce como punto de en­
3. Filosofía ligbt
cuentro, sino más bien como lugar de paso'» (Aguado y Hellín, El resultado de la lógica del entretenimiento y de su espectacular
2004: 5). modo de convocar es el pensamiento leve. Un modo de pensar que
Debemos asumir que todo lo que sucede allí merece reflexi6n y promueve que hay que evitar la densidad y el argumento para habi~
explicaci6n sociocultural para comprender el potencial de esta pro­ tal los afectos y aplicar soluciones técnicas a los problemas. Nuestra
ducci6n de la comunicación instantánea. Para. los estudiosos y los filosofía de la actualidad es light porque es de búsquedas veloces (cero
producrores de la comunicación es imposible comprender las cultu­ profundidad de tiempo) y estéticas sin referencia (cero profundidad
ras mediáticas, sus estéticas y su potencial de convocar más allá de la de memoria). Todo es cuestión de estilo, no de ideologfas. «Ya no
interpelación espectacular. Aunque no podemos evadirla, tampoco existen verdades ni mentiras, sino una paleta infinita de placeres di­
debemos celebrarla ingenuamente. Desde esta perspectiva, la espec~ ferentes e iguales. El no-pensamiento ha adquirido estatus» (Mora­
tacularizaci6n de las estéticas medidt¡eas lo que ha hecho es enfatizar el les, 2004: 24).
carácter de la época del entretenimiento y nuestra herencia de exce­ ¿En qué clase de mundo vivimos? En una cultura de la instama­
sos emocionales; así, los medios de comunicaci6n lo que documentan neidad, un mundo unipolar y globalizado en las leyes del mercado
es que habitamos una época donde la estética está en el proceso, en capitalista. El público vive para el JhoppiTlg, se mueve rápídameme
los fragmentos, en el caos, en la búsqueda de forma; que somos una como si todo fuera urgente, como si no pudiera distinguir 10 impor­
sociedad donde no hay valores estables, sino que todo está en entre­ tante de lo pasajero. Irrupción de la apariencia y el fragmemo, predo­
dicho; que no hay grandes relatos en los cuales creer; que somos unos minio de lo ornamental y lo escenográfico. Abundan los espacios

NarraUvas mediátlcas Estéticas del entretenimiento


66 67

global izados del anonimato, como los aeropuertos, los McDonald1s, bien significa cuidar el cuerpo, mantener buena energía, lucir como
las autopistas, los supermercados, los centros comerciales, los medios toca: comida light que no afecte al cuerpo perfecto, pensamiento light
de transporte y todas las formas de vías rápidas (Augé, 1993). Espa­ que no traiga problemas a la vida, estilo de vida lighf que no torture la
cios contrarios al hogar, a lo Íntimo por propio o por tradición, a los diversión y periodismo light para no entorpecer con angustias la vida
territorios que tienen marca de pertinencia. «La realidad, para noso­ sin conciencia de realidad; soluciones instantáneas para los problemas
tros, es más bien el resultado del entrecruzarse, del "contaminarse" de la rutina diaria. La mayoría de expertos concuerdan en que habita­
de las múltiples imágenes, interpretaciones y reconstrucciones que mos una nueva época. ¿Cómo es esta época? Más o menos, ni idea. Fre­
compiten entre sí, o que, de cualquier manera, sin coordinación cen­ dríc Jameson (1991) explica que la época en que vivimos naci6 a fina­
tral alguna, distribuyen los media» (Vattimo, 1994: 81). Saber quié­ les de la década de 1950 y los inicios de la década de 1960 y tiene
nes somos o cómo nos constituimos es muy difícil si habitamos la ve­ como signos fundamentales de unidad las series televisivas, la publici­
locidad, el fragmento, lo efímero, el &cilísmo y 10 superficial. dad, los moteles, la paraliteracura, las producciones cinematográficas
las posturas frente a estos dempos de exceso light varían porque tipo B de Hollywood, las biografías populares y la novela negra. Y
no se ha logrado elaborar una buena fotografía de lo que habitamos. que, para bien o mal, todos estos elementos convergen en un mismo
Algunas perspectivas son apocalípticas y otcas más benévolas. Pero, lugar: Estados Unidos. De ahí que a la cultura actual también se le
en común, todos los analistas perciben que estamos en un orden que pueda denominar como estadounidense. 1.0 light, el entretenimiento, /0
exalta un nuevo evangelio que promete una sociedad netamente in­ espeaaatlar es maJe in USA. Para Morales (2004: 24), el pensamiento
dividualista, esteticista, efectista, una forma de vida centrada en light surge en «los años sesenta, que demarcaron un proceso de demo­
el consumo y la moda; lo que importa es el instante, lo inmediato, el cratización masiva de la enseñanza y dieron paso a la aparición en esce.­
ahora; ya no existen proyectos concretos ni planes seguros, lo que lle­ na de un nuevo pueblo: el de los jóvenes. Un pueblo que antes no tenía
ga es aceptado y se disfruta al máximo; la novedad es el único tiempo ni territorio ni jurisdicci6n. La juventud se constiruy6 en el imperati­
histórico que se acepta; adornar es 10 realmente importante. En el vo categórico de todas las generaciones. Como una neurosis expulsa a
centto del análisis se encuentran los medios de comunicación de ma· la otra, las cuarentonas son C'ltchi-harbies y los cuarentones son C'ltchi­
sas y su celebración del olvido, atenta al ahora y muy frágil con res­ kents [... ] Se descubre que la cultura en el sentido clásico, basada en las
pecto al ayer (Vásquez, 1993: 97-105). En la misma línea crítica,Jean palabras, tiene el doble inconveniente de envejecer a los individuos,
Baudrillard (984) afirma que «en la actualidad cualquier evento ca­ dotándolos de una memoria que supera la de su propia biografía, los
rece virtualmente de consecuencias, está abierto a todas las interpre­ aísla, condenándolos a decir YO, es decir, a existir como personas dife­
taciones posibles, ninguna puede detener su senrido: equíprobabíli­ renciadas [... ] El futbolista y el core6grafo, el pintor y el modisto, el
dad de todas las causas y de todas las consecuencias, imputación escritor y el publicista, el músico y el rockero son creadores con idénti­
múltiple y aleatoria». El efecto de la filosofía light es que todo vale cos derechos [... ] Es la era fatídica de la levedad insoportable».
igual, el pensamiento no tiene densidad, las soluciones deben ser téc­ ~- El sociólogo brasileño Renato Ortiz (998) piensa distinto y afir­
~'
nicas, no hay lugar para la política ni para la ideología. ~ ma: «Pokemón ha desbancado al Pato Donald, y la industria televisi­
~i·

La vida ligh! es el resultado de las condiciones y del modelo econó­ va de las comunidades europea y asiática (incluso la misma latino­
mico, social y cultural que nos ha tocado vivir. «Lo que está cambian­ americana) ha desviado el predominio de las series americanas hacia
do es el modo de producción. Lo que cuenta en el nuevo modelo de las ficciones televisivas locales», lo cual indica, ni más ni menos, que
producción son las calidades individuales» (Rosanvallon, 2004). Vivir eJ imperio norteamericano influye en el estilo pero no domina en Jos

Estéticas del entretentm.lento

1I.;1
Narrativas medláticas 69
68
<1)

Il:a
productos, pues aunque somos leves y superficiales no lo somos sólo I!.a, 5. Crear un star syJtem (modelos, cantantes, actores, deportistas) con
made in USA, sino que nuestras industrias culturales han creado ver­ 6'~ ~.
una alta identificación entre el público y convertirlos en fuentes
siones locales sin perder el referente norteamericano. Lo cual, según
Ortiz (1998), lleva a que en este siglo XXl seamos norteamericanos
1
~f
~
¡¡;
de relato.
6. Establecer el cuerpo como objeto de mayor incidencia visual en
pero también locales en una posible «democracia cosmopolita», en sus múlcíples transparencias y anorexias.
una «sociedad civil mundial», en una «ciudadanía mundial» que in­ 7. Narrar con base en lo breve, el clip, el fragmento, lo efímero.
volucra a actores diversos, ONG, movimientos ecológicos, religio­ 8. Inventar un lenguaje suave con un dejo de profundidad y elegan­
nes; una época light que junta desde lo simple yen el seno de los mo­ cia en el adjetivo enfiltizando el sarcasmo, la burla y la ironía.
vimientos-mundo, pero no únicamente norteamericanos. r_ 9, Presemar la realidad dura desde 10 exótico, lo inverosímil y lo ex­
"
El pensamiento light, para nuestro discurso sobre la comunica­ <"
o"
u'año.
". ID. Realizar un tratamÍento visual que busque el efecto emocional,
ción, se ha convertido en un modo de producción de la subjetividad,
una marca que indica que hay que estar informado en materia de di­ con alto despliegue técnico, narrativa alegre y mucha música.
versión, practicar ideas suaves, optimistas y con un estilo que ayude a ':~

,~:
bajar la tensión del estrés cotidiano. «Mi nombre es Nike, pero mis Lo light como pensamiento que promueve lo medíático se relaciona

",:~

amigos me llaman Cocó (como Coc6 Chanel, esa famosa señora fran­ y" con las bonitas piernas de las presentadoras, la exuberancia de las fur­

,',~

cesa que murió a los noventa años, mi ídolo número dos; el número '~ mas, los estilos de vestir, la belleza barby~ la apariencia perfecta y el
"'1;
uno es Heney Miller, naturalmente), Cada mañana, al despertar, i'{, chisme. Su objetivo: hacer olvidar la injusticia social, los atropellos a
\'
pienso en qué cosa extraordinaria puedo hacer para llamar la aten­ la democrada, un mundo en descomposición y cubierto por el manto
,.i

ción de la gente, Me imagino el día en que me elevaré por el cielo de oscuro de la barbarie. El resultado: una realidad espectáculo llena de
la ciudad estallando en un espléndido ramillete pirotécnico; ése es el deleite, excitación y alegría, pero sin reflexión. El pensamiento light
único ideal de mi vida, mi única razón para existir» (Hui, 2004: 7). debe ser examinado a fondo para ver qué expresa sobre nuestra socie­
Si uno tuviese que elaborar un ideario de criterios que guían la narra­ dad: «una cultura de la velocidad y de la nostalgia, del olvido y los
tiva light en televisión podría ser algo así como el siguiente: aniversarios. Por eso la moda, que capta bien el aire de la época, cul­
tiva: con igual entusiasmo, el estilo retro y la persecuci6n de la nove­
';,
l. Conseguir una presentadora modelo que tenga mucho carisma, el dad» (Sarlo, 1988). La filosofía light que pregonan los medios de co­
cuerpo perfecto y que goce de superficialidad. municación, sobre todo la televisión, ha llevado al vaciamiento del
2. Informar sobre las temáticas del mundo del espectáculo. el entre­ sentido, a la proliferación de significantes vacíos, al aumento de la
tenimiento, la farándula, la música, los deportes, los medios de inconsciencia sociaL Todo es cuestión de estilo, ligero, fádl, liviano.
comunicación y la moda bajo el signo de la promoción más que Las visiones productivas sobre lo Light (Lipovetsky, 2002a; Maffe­
de la información. solí, 1990; Rincón, 1993) explican que no todo vale ni es individual,
3. Hacer de la información y la ficción una estrategia de autopro­ ya que existe una pluralidad de afirmaciones, que aparecen como
moción de las estrellas y los programas del propio canal. verdaderas, donde es posible revalorar otras perspecrivas que habían
4. Convertir a los anunciantes en parte de la información/ficción pa­ estado excluidas del pensamiento occidental ilustrado y moderno,
ra generar más estilo y mejores negocios. Todo es estrategia de perspectivas que revitalizan pensamientos de raza, emia y reHgí6n o
publicidad y promoción. lo femenino, lo joven, las sensibilidades mediáticas y las culturas p<r

Narratlvas mediátlcas Estéticas del entreterúmtento
70 71

pulares. «La liberación de las diversidades es un acto por el que éstas plota la imagen de la mujer como un objeto de consumo». Javier
«toman la palabra». hacen acto de presencia y, por tanto, se «ponen Fernández, subdirector de la revista Vague y autor del reportaje, ex­
en forma~~ a fin de poder ser reconocidas» (Vattimo, 1994: 85). Vísi­ plicó que lo único que se pretendía era resaltar «el hecho histórico de
bilización de otras formas de interpelar, comunicar e intervenir los que por primera vez hay ocho mujeres en el gobierno de España yen
mundos del símbolo. Lipovetsky (990) encuentra en la moda, signo paridad absoluta con los hombres». Y recalcó que el trabajo «fue
light por excelencia, un lugar privilegiado para, desde lo ligero, con­ hecho con elegancía, sobriedad y seriedad». La ministra de cultura
tar una nueva versi6n de la historia mundial. Todas las tendendas es­ Carmen Calvo consideró que las fotos eran «elegantes, austeras e his­
tán de moda simultáneamente y uno puede participar de una o varias tórÍcas», y «símbolo de una democracia más profunda que a muchos
para vestir el mismo cuerpo y expresar las diversidades del alma. So­ paises les gustaría tener», añadiendo que, como ministra de Cultura,
mos una mezcla de estilos. Las modas son, entonces, el reflejo en el defendería «lo que representa la moda como cultura, industria e ima­
que una sociedad light se mira y se reconoce, es el espejo en el que po­ gen de nuestro país y como parte de esta modernidad en la que los
demos ver cómo se constituye nuestro destino colectivo; es posible ciudadanos cuidamos el atuendo como parte del lenguaje de presen­
afirmar que la moda convierte a los seres humanos en ovejas y a las tación». Las ministras invitaban a leer las entrevistas del reportaje
socíedades en rebaños, pero también que, a su vez, le brinda los mo­ antes de banalízarlo. En los círculos de la derecha se brome6 sobre el
dos de diferenciarse y construirse con estilo propio. Por ejemplo, en «socialismo jashion» y .. las conejitas de Vogue», y el Partido Popular
el mercado exisren miles de pantalones negros; incluso sus diseños se anunció que estudiaría citar a las ministras al Congreso para que di~
encontrarían semejantes, pero, como dijo Mare Jacobs, el diseñador ran explicaciones por «una fotografía ofensiva y frívola que no refleja
estrella de la casa Louis Vutton-Gívenchi para el canal de televisión las preocupaciones de las españolas». Como se puede apreciar, ser
People & Ares en su programa especial La moda Jiglo XX: «La gente light tiene un coste político; es un acto de machismo moral ilustrado.
que compra el pantalón negro en Gautier es porque es atrevida, la que Las mu;eres que gobiernan o piensan no pueden ser light, pero ¿los
lo compra en Gucci es porque se mueve en el lado de lo clásico, y la hombres sí? El asunto es que la política y los modos de gobernar se
que lo compra en Ralph Lauren prefiere algo más caJual. Cada marca han convertido en un espeaácuJo de pensamiento light.
crea un estilo de vida, una manera de ver el mundo de forma atrevi­ ¡Dejémonos de moralismos! Lo cual no quiere decir que no nos
da, audaz, clásica». preguntemos por la mueca vacía y tonta de lolight, pero sin olvidar
El estilo light dene moral. Por ejemplo, en agosto de 2004, cuan­ su productividad como estrategia narrativa que trabaja sobre el frag­
do ocho mujeres del gobierno socialista español que preside José Luis mento, lo positivo, 10 agradable, la innovación, la contundencia del
Rodríguez Zapatero protagonizaron el escándalo político del verano efecto emocional y de sentirse bien. Tampoco se puede olvidar que
por posar para la revista Vogue «cual top mode!J» (Vargas, 2004), el esta tendencia es el resultado de una época, de los imperativos del
diario El Mundo arremetió contra las ministras socialistas porque, mercado, de las energías del consumo, de una realidad política y so­
aunque éstas se presentaban como femJnistas, progresistas y ecolo­ cial que ha dejado sin sueños ní deseos la vida cotidiana. Lo light está
gistas, no habían tenido problema en enfundarse vestidos de afamados para quedarse en la televisión y la industria cultural) es un asunto
diseñadores y someterse a largas sesiones de maquillaje y peluquería muy serio en la medida en que genera conversación social cotidiana y
para posar ante las cámaras. En un editorial titulado «Ocho minis­ marca la forma del consumo contemporáneo. De alguna manera, lo
tras jugando a lo contrario de lo que predican», El MunJn destacaba: light representa el modo de pensar de esta época y es el horizonte
«Su error ha sido aparecer en una revista, de cuidada factura, que ex- donde toda la felicidad es posible. La afirmaci6n final es que la pro­

NllJTativaB medlátlcas Estétlcas del entretenimiento
72
73

fundidad es aburrida, y que la superficialidad es toda una emoción. y 2. Una propuesta: «Con los consejos y contenidos en este libro,
esto lo entiende muy bien la sociedad del entretenimiento. estará en condiciones de descubrir los beneficios que reporta un
examen atento de la vida, beneficios que comprenden la tranqui­
lidad de espíritu, la estabilidad y la integridad».
4. Actitud newage
3. Una actitud positiva: «No necesita usted ninguna experiencia
Si la lógica es el entretenimiento (hay que pasarlo bien, muy bien), en filosofía, ni tiene por qué leer La República de Platón ni nin­
su modo de llamar la atención es el espectáculo (asistimos al flujo de gún otro texto filosófico (a no ser que así lo desee). Todo cuanto
un sin fin de emociones) y su pensamiento es light (pensar daña el es~ precisa es una mentalidad filosófica y, dado que ha elegido este
tilo), entonces tenemos que desarrollar la actitud adecuada (la verdad libro y lo ha leído hasta aquí [página 20], me atrevería a afirmar
está en mi yo y mis capacidades, en mi interior): la actitud new age. que USted la tiene».
Ésta es la actitud correcta para participar de las culturas mediáticaJ y 4. La solución está en uno mismo: «Usted es capaz de cambiar
obtener felicidad. Toda la felicidad depende de las buenas energías, sus creencias para resolver un problema, y este libro le enseñará
de creer en sí mismo y apostar por creerse digno de éxito; propuestas cómo hacerlo [... J La filosofía también es algo personal: usted
en las cuales la razón ha devenido en desuso y la literatura de auto­ también es filósofo. Tome cuanto pueda aprender de otras fuen­
ayuda es toda la verdad. Y Dios siempre está conmigo. tes, pero si lo que quiere es encontrar una forma de ver el mundo
La nueva era actúa sobre la velocidad para generar pausa, intervie­ que le dé resultado tendrá que tomarse la molestia de pensar por
ne la flexibilidad para producir estabilidad, ílumina con base en los su cuenta. La buena noticia es que, con el debido incentivo, us~
rituales colectivos; es fe e ideología de la felicidad fácil y a domicilio; ted es perfectamente capaz de pensar por sí mismo».
promete que es posible creer en uno mismo, sin pensar; que todo lo 5. Una solución fácil: «Nosotros, los profesionales de la filosofía, le
que hay que leer son manuales de autoayuda;'que el éxito económico enseñamos a usted a utilizar .[la filosofía]. No precisa experiencia
no tiene por qué producir remordimientos. La nueva era es comunica­ previa. La gran verdad sobre la filosofía (y éste es un secreto bien
ción para el «energizamiento», una especie de red bull para la energía guardado) es que todo el mundo puede ejercerla. Este libro le ofre­
espiritual; mirada perdida, dios en uno, compasión ejercida en públi~ ce un enfoque filosófico compatible con su propio sistema de cre­
COi es música, eventos, conciertos, fútbol y teleayuda. La estructura encias [...] el objeto del asesoramiento filosófico es el presente [...]
dramática y narrativa de la actitud nueva era que se está tomando las El asesoramiento filosófico tiende a desarrollarse a COrto plazo».
soledades del mundo se puede explicar a partir del caso paradigmáti­ 6. La promesa: «¿Dónde encontrar dicho incentivo? Pues, sin ir
co del best Jeller Más Platón y menos Prozac (Marinoff, 2003: 19-78): ~~~ más lejos, en este libro. Este libro puede servirle de guía. En lugar
~-
;
.;,~
de ofrecerle enfoques pseudomédicos orientados a las patologías o
1. La crítica: se parte de una explicación totalizante que nace ante proponerle superficiales principios propios de laNew Age, este li­
el fracaso de otros sistemas explicativos. «Puesto que las institu­ bro presenta una sabiduría puesta a prueba por el tiempo y adap­
ciones religiosas oficiales pierden autoridad ante un número cre­ tada específicamente para ayudarle a vivir con plenitud e integri­
ciente de personas, y que la psicología y la psiquiatría traspasan dad en un mundo que cada vez resulta más desafiante f...] En este
los límites de su utilidad en la vida de la gente, muchas personas libro encontrará formas concretas de aplicar la filosofía al hacer
están cayendo en la cuenta de que la premisa filosófica abarca la frente a dilemas morales; a conflictos éticos en el ámbito profesio­
complejidad que caracteriza la vida humana». nal; a dificultades para reconciliar su experiencia con sus creeo­

Narratlvas mecl1átlcas Estéticas del enttetenJnúento
74 75

cias; a conflictos entre la cazón y la emoción; a crisis de sentido , dadores de buena energía y pueden socializar el camino del éxito.
propósito o valores; a la búsqueda de la identidad personal; a las En nuestros días son los héroes de la compasión (la gente de éxito
estrategias que es preciso seguir como padres; a la ansiedad ante debe legitimar la compasión) los que dominan, y aquel que no in­
un cambio en su trayectoria profesional; a la incapacidad para al, tenta suscitar simpatía mediante el compromiso a favor del próji­
canzar sus objetivos; a los cambios de la mediana edad; a los prÜ' mo no es uno de nuestros ídolos (Bruckner, 1994: 23 y 26), no es
blemas en sus relaciones personales; a la muerte de un ser querido un ser de éxito. Me autoayudo, luego puedo ayudar a otros. Lo
o a su propia mortalidad. Sea cual fuere el asuntO que le preocupe, contradictorio es que la indiferencia habla hoy el lenguaje del
podrá aplicar las técnicas e ideas que se recogen en estas páginas. amor y el éxito: amo, luego soy; tengo dinero, luego tengo éxito.
[ ... ] Trata sobre las grandes cuestiones [... ] y estrategias que le 10. Un efecto instántaneo: la felicidad se obtiene, depende de uno
conducirán a la respuesta más valiosa paca usted: la suya propia». mismo, todo está en uno, y en esta sociedad el éxito es posible.
7. Una fórmula: «¿Cómo se hace? Siguiendo el proceso PEACE,
en cinco pasos (Problema, Emoción, Análisis, Contemplación, Esta dramaturgia se ha convertido en el discurso más celebrado en los
Equilibrio), el camino más seguro para alcanzar una paz interior medios de comunicación. Entre las lógicas mediáticas que han venido
duradera, fácil de seguir y que tiene buenos resultados.» adoptando la política y la acción de los movimientos sociales se en­
cuentra la moda de la compasión, el amor al dolor, la necesidad de la
Hasta aquí la propuesta new age para encontrar la felicidad de
víctima para reivindicar el confon. Se ha vuelto un lugar común que
Marinoff, con la idea: todo es fácil, todo está en el libro y quien
las estrellas de Hollywood abracen causas sociales, que los ricos del
lo lea tiene potencial de éxito. Yo quiero agregar otros tres pasos
mundo lloren humanidad, que las élites exuden compasión, que los
con algo de ironía para completar la efectividad dramatúrgica de
medios hagan campañas, que los pobres encuentren la religión.
la actitud new age:
«Los humanitarios han crecido con el descrédito de los políticos en la
8. Dar paz: nuestra felicidad está en brindarla a los otros; en ejerci­ mentalidad colectiva» (Debray, 1998: 25). El asunto está en que la ca­
tar la compasión, el amor al dolor; en encontrar la víctima para ridad nueva era, los cursos de éxito y los manuales de autoayuda de
reivindicar nuestro confort. La idea simplista es que todos pode­ Coelho, Cuathemoc, Kapra o Risso desconectan al ciudadano de su ser
mos ser salvadores de almas. Hay que publicitar el amor al sufri­ político: «El humanitarismo y la caridad sólo buscan afligidos, es de­
miento porque el sufrimiento es un acto de crecimiento en pú­ cir, seres dependientes; a la inversa, la política requiere interlocutores,
blico.Todos podemos ser salvadores de almas. Lo irónico es que o sea, seres autónomos» (Bruckner, 1994: 28). La nueva era se disfraza
se podría hacer el hit parade del sufrimiento planetario, al cual va de misterio y asombro para despolitizar la vida. Luego, lo hacen los
a corresponder el hit parade de la gente de éxito (que son quienes medios. Además, explota lo universal humano, «nuestra fascinación
ayudan), que a su vez corresponde al hit parade de los líderes y los por los poderes de adivinación y los conocimientos sobrenaturales»
ídolos (éxitos de autoayuda). (Abad Faciolince, 2003: 61). Luego, lo hace el entretenimiento.
9. Convertirnos en nuestros propios ídolos: hay que dejar de
preocuparnos por el afuera, por pensar, por leer, porque Dios está
en mí, luego yo soy Dios, no tengo problemas. Viva el Dios-yo. Y
5. Política reality
lo dioses-yo, llamados actores, deportistas, músicos, cantantes, li~ La lógica del entretenimiento, en su modo de ser espectacular, su
teratos, ídolos, lo son en cuanto visibilizan su compasión, se creen pensamiento light, su actitud nueva era, produce una polftica de la vi­

Narrat:lva8 medlátlcas Estéticas del entretenimiento
76 77

gilancia llamada reality. El reatity televisivo es tan a imagen de la de­ política, convertiéndonos a todos los colombianos en informantes, en
mocracia, que nuestro sísrema político se ha reducido a ser un COn­ gran hermanitos que todo lo vemos y todo lo controlamos; el concurso
curso en el que los gobernantes son elegidos y los indeseables elimi­ de la vida real se llama «gane dinero con su información», y así todos
nados. Lo rea/iry es como la demacrada, ya que actualiza sus tres los colombianos estamos vigilados, somos terroristas en potencia.
criterios definitOrios: privilegia la convivencia de jas diversidades, Una auténtica sociedad reality, política de vigilancia y control para
aquélla se construye de acuerdo con normas colectivamente acepta­ ganar «la guerra contra el tertorismo», la última pelfcula. Triste, en
das y la gente puede participar en la toma de decisiones de la comu­ nuestra actualidad política cabe más realidad en los rea/ity que en los
nidad fic6cia. En este sentido, el rea/üy sí es un excelente espejo de noticieros de televisión.
nuestra democracia, pues nos documenta acerca de una sociedad que Los Tea/ities son, simultáneamente, el formato de televisión de
actúa en función de los criterios emocionales del momento, criterios moda, el objeto de crítica preferido en la sociedad actual, el mecanis­
que se hacen colectivos en función la eliminación de la diferencia, mo más prodigioso para llegar a la fama de los quince minutos y el
de quien no nos gusta, de quien piensa diferente. Sólo que la demo­ mejor invento para generar conversación pública. Están aquí y aquí
cracia debería ser algo más que un instantáneo estado emocional, só­ se van a quedar. Nos queda sólo que nos relajemos y aprendamos a
lo que ojalá supiéramos tanto de demacrada como de realitíes, sólo verlos como lo que son, un programa de televisión y una manera de
que ojalá algún día la demacrada deje de ser un reatiry y se convierta vivir contemporánea; pero aún más, que comprendamos la actitud
en un ethoJ y en un estilo de vida asumido por todos. rea/ity como una extensión de la sociedad de la vigilancia y el control.
El día en que sepamos tanto de democracia como de reality habre­ Lo reality se convierte en un modo de producir conocimiento y con­
mos ganado como sociedad; el dfa en que seamos tan participativos, trol político en nuestra sociedad mediática. Expresa el deseo genera­
críticos, activos y decisores con la democracia como lo somos con los lizado de ser dios, de verlo todo, de vigilar a todos y mirar en la vida
rea/ity seremos auténticamente democráticos. Por ahora, debemos intima del otro. Dicen que Dios realizó el prímer reality cuando ex­
contentarnos con una democracia de ficción que nos expone gober­ pulsó a Adán y Eva del paraíso por romper las reglas de la conviven­
nantes que se creen el Gran Hermano. En el año 2003, el presidente cia; también podría ser el arca de Noé; seguro que Jesús hizo un rea­
colombiano Alvaro Uribe, un gobernante con índices de popularidad lity cuando llamó a los apóstoles y él fue el eliminado por razones de
por encima del 80%, fue el primer presidente del mundo que ingre­ convivencia; otros dicen que el amecedente está en Platón y su mundo
só en la casa-estudio, habló con los participantes, los consoló paternal­ de apariencias; muchos más se refieren a George Orwell y su sociedad
mente, los elevó a modelo de colombiano que busca la nueva-patria­ del control descrita en su novela 1984; lo más seguro es que sea una
Uribe y les dej6 como tarea que se convirtieran en propagandistas del reactualización del panóptico de Foucault o esa sociedad de la vigi­
referendo que él estaba liderando; un auténtico gesto populista, por lancia yel control que cada día es más efectiva, pues las cámaras nos
parte de un presidente que se cree el Gran Hermano (quien todo lo ve vigilan en rodas partes. En este sentido, lo reality actualiza esa socie­
y lo sabe), pero que al final sólo es otro ProtagoniJta de n(Mla (un rea­ dad de la vigilancia y el control pero con un gran truco, pues nos hace
líty que busca descubrir actores para la ficción televisiva). El rating creer a todos que somos dios, que 10 vemos todo y lo decidimos to­
fue elevado, pero el referendo lo perdió: al final no todo es televisivo. do. ¿Seremos el 0;0 colectivo que todo lo ve? No, sólo disfrutamos de
Uribe, como Menem, es Otca estrella televisiva que parece ser presi­ un momentáneo sentimiento-dios al ejercerlo sobre unos pobres
dente. Uribe ya era antes que apareciera el rea/ity como formato tele­ hambrientos de fama fácil, al vigilar y castigar esa carrera desaforada
visivo; ahora, este presidente aplica lo reality como forma de hacer la por la superficialidad y la banalidad de las culturaJ medidtieaJ.

Narrativas medláticas Estéticas del entreten1m!ento
78 79

El realily es una forma de disciplina, vigilancia y control que han 6. Sexo. Sexo. Sexo. El único tema común de conversación es el sexo.
adoptado la televisión, la política y la sociedad. Tiene una lógica Ni siquiera el real, el deseado. Ése donde todos somos unos genios
dramatúrgica implacable de la cual no se puede escapar. Para com­ del placer. ¿Por qué será que no tenemos nada más sobre lo que
prenderla, voy a contar «una experiencia personal»: estuve 48 horas conversar? Porque sólo somos competentes para hablar de nuestras
dentro de la casa-estudio de Gran Hermano (2003) en Colombia. frustraciones y debilidades y seguimos habitando el kin.dergarden
Acepté esa experiencia porque s610 conociendo cómo se es, cómo se del deseo, donde la imaginación pervertida llama a la risa mas no
actúa y c6mo se hacen los re.alities es posible explicarlos mejor. ¿Qué al pudor. Lo más divertido del discurso mediático: el sexo.
se puede decir sobre ello desde adentro? 7. Convivir es el asunto. Aburridos. Lentos. Ineptos. Sexuados. Sin
tiempo. Así es la vida reality. El reto: convivir con nuestro propio
L Somos aburridos. Vivir en la casa del Gran Hermana es una expe­ tedio. La meta: sobrevivir al tedio del otro. Todo es cuestión de
riencia sin motivo. Estar siempre listos para no se sabe qué. Lo buena energía (muy parecido al mundo de la vida actual) y con­
cierto es que el gen TV impone no ser aburrido; entonces, estan­ fiar en que Dios está con uno.
do adentro hay que buscar ser entretenido. Ya tenemos el chip S. Hacer algo es una bendición. Estar con uno mismo es difícil.
del divertimento en nuestro cerebro social. Estar con otros es casi imposible. Hablar, sí. pero ¿de qué? La
2. Es difícil ser entretenido. Sucede 10 obvio: presentarse como neu; acción, llámese prueba, juego, chiste, vale para pasar sin caer en
age, hablar como new age, mostrarse lighl para parecer de mundo la tristeza. En un encierro no hay tiempo paca pensar, sólo para
y, sobre todo, ser entretenido. Ser divertido, que es lo que pide actuar. La sociedad nos dice qué hay que hacer, qué no importa
la televisi6n, es muy difícil; por eso se dice que una película es la hacer.
vida de la gente quitándole los momentos aburridos. Hay que 9. Nos desvelamos en el trago. Licor y música para diluir los mie­
ser espectaculares para no ser expulsados ... de la vida. dos hacia el otro; con ellos aparecen las seducciones, las confesio­
3. Ser inteligente es imposible. No hay libros, ni nada que suscite nes, los traumas, las burlas. Necesitamos ayuditas para poder es­
pensamiento. Sólo está uno y sus buenas ondas, actuando lo light tar en televisión.
para no ofender a nadie. No hay nada interesante para hablar 10. Nominados y eliminados. Así es la vida. Eterno juego del sin­
porque la reflexión y el tiempo lento son aburridos en términos sentido. Nomino a Mídam porque estuvo enferma, la veo pasiva
de entretenimiento televisivo. En la tele hay que ser compe­ y creo que no se acomoda al juego (¡brillante!). Nomino a Ornar
tentes para producir drama de la nada, para convertir la nada en porque es muy criticón, mamerto y abuelito (¡alucinante!). Nomi­
diversión: he ahí el gran logro. no a Cristina porque la veo lejana y creo que no está feliz (¡muy
4. La intimidad desaparece. En la convivencia, el pudor aparece inteligente!). Nomino sin raz6n ní motivo, nomino por nomi­
cuando se va al baño. Un auténtico disparate. La intimidad no nar, nomino para sobrevivir, nomino, luego existo.
existe, se vendió al productor desde que se ingresó en la casa-es­
tudio. En la sociedad actual tampoco hay mucho que esconder. Desde adentro, lo reality es televisión del absurdo; sociedad de locos
5. El tiempo se diluye. ¿Qué hora es? El tiempo desaparece, sólo se que quieren psicoanálisis en vivo y en directo; pantalla que refleja
sabe que ya es de día, que ya estamos levantados, que hay que de­ nuestro tedio. Después de haber estado dentro de una casa-estudio
sayunar. El tiempo es el recurso que se tiene para narrar. La vida entiendo que la máquina televisiva nos está triturando psicológica­
se convierte en desayunar, almorzar y comer entretenidamente. mente y nos ha convertido en sujetos «siempre listos para divercir­

Nanativas medUíticas Estéticas del entretenimiento
80 81

nos»; comprendo que uno se habitúa a todo. Los rea/ities cueman la acción contemplativa. Una experiencia a domicilio. Una sociedad
vida del human p/anet. Las cámaras ya están en todas partes: alguien muy light y muy new age y de la apariencia que nos neva a vender la
nos está mirando. ¡Cuidado! Por si acaso, sea divertido. intimidad por unas migajas de fama. Estamos dispuestos a perder
Los rea/ities expresan el modo predominante de narración de la so­ la dignidad humana con [al de ganar 15 mínutos de fama.
ciedad del entretenimiento, tienen el atractivo de convertirnos en Desde el lado reflexivo, lo reality eleva preguntas éticas sobre las
héroes siempre y cuando sigamos las instrucciones televisivas. No formas del devenir individual y colecdvo; es una posibilidad paca pre­
podemos olvidar que 10 rea/ity es posible imaginarlo como modo te~ guntarnos por qué nuestra sociedad ha convertido la pantalla en diplo­
levisivo por el directo, por la mezcla de géneros y por la vinculación ma universitario, por qué celebra como norma lo newage de no pensar y
masiva de las audiencias. U na metáfora de c6mo vivimos la sociedad. las buenas energías, por qué activa la fama como sinónimo de éxito.
Lo real es lo entretenido, lo verdadero es lo verosímiL En cuanto for­
mato de tele, debe ser comprendido en sus especificidades como ne­
gocio que produce entretenimiento, pauta publícitaria, merchandising
6. Preguntas desde las estéticas mediáticas
y conversación pública de manera efectiva y rápida; como realización Habitamos la estética del entertainment, vivimos en un show eterno,
audiovisual, los rea/ity graban el human planer en sus modos de convÍ­ somos hijos de una época /ight y de dos actitudes: una, new age (nueva
vir y se construyen (manipulación narrativa) en la edici6n, siguiendo era de autoayuda para el éxito, luego de compasión), y otra, t't!(,//ity
las estrategias dramatúrgicas del concurso, el melodrama, el docu­ (asumir la vida como un concurso donde lo más difícil es la convi­
mental, el noticiero y el videodip. Estos programas interpelan masi­ vencia y donde el existir sigue un libreto imaginado «como si estu­
vamente a las audiencias, que los convierten en evenro de su vida dia­ viéramos en la televisión»), Somos los hijos de los medios de comu­
ria. Así, aunque critiquen su lenguaje y la glorificaci6n que se hace nicación y los miedos comunicados. De seguro que esta banalizaci6n
de la agresi6n, la deslealtad y las malas costumbres, los telespectadores del mundo de la vida afecta a la densidad de pensamiento, valores e
los ven emocionados y se identifican con los sufrimientos de esos intereses de nuestra sociedad. Pero ofrece un beneficio: vivir como en
seres de verdad que viven de ficci6n. Simple, ¡lo reality es la realidad! éxtasis. En el enterllúnment, el sh()UI,lo light, lo new age y lo reality somos
En este sentido, nos permiten reflexionar sobre c6mo narra la socie­ dioses, ya que nos fundamos en nosotros mismos, no necesitamos de
dad del entretenimiento: narramos imitando la realidad, pero en fOrma ilustradores ni de razones, sólo debemos ser expertos en las culturas y
de ficci6n. El asuntO es practicar la dramaturgia del espectáculo, la las estéticas mediáticas.
filosofía /íght, la actitud new age. Nuestra vida consiste en producir Criticar estas estiticaJ mediáticas es una obligación, es otorgarnos
melodrama, ya que cada participante (de la vida y de la televisión) el derecho a la inteligencia y el disenso; pero quedarnos sólo en la
tiene un rol dramático, en el cual el amor y la intriga son las fuenres critica es soberbio y arrogante; debemos pasar al análisis sociológico
de ilusión y conflicto.Toda acci6n humana deviene concurso de su­ o cultural para bucear detrás de la levedad que nos toc6 vivir. Nos
pervivencia donde los hambrientos por la fama quieren eliminar a toca porque conforman el paisaje simbólico donde vivimos y se han
todos sus competidores y convertirse en la pr6xima estrella desecha­ convertido en el gran relato de nuestro tiempo. Tenemos que buscar
ble de la pantalla. Somos celebridades o no somos nada. Se participa a qué necesidades de la sociedad responden, qué matrices de signifi­
en la sociedad actual por nuestra obsesi6n social de pantalla: no im­ caci6n reconocen, qué otros relatos posibilitan. Intentar desvelar la
porta si tenemos que vender el alma al espectáculo, la felicidad es po­ profundidad de lo banal es una obligación para los que habitamos el
sible. El televidente (el ciudadano) está tomando el control desde su privilegio del verbo fácil y la reflexión académica. Hay que com­

Narrativas mediáUcaa Estéticas del entretenimiento
82 83

prender esta otra forma de la comunicaci6n, una comunicación de


"~
~
~
1
e.. .,' ~
ra»; expresa modos de investir de sentidos efímeros la vida ante la
«la urgencia», una «comunicación intermitente (en el origen, en el ~ :' ;¡¡ ausencia de relatos duraderos y de símbolos estables para significar.
~
destino y en el mensaje) que abate el orden normal de la comunica­ " En la aparente banalidad del entretenimiento mediático y su es­
ción misma y propone un nuevo orden. Sólo que este "nuevo orden" tilo sh()UI, light, new age y rea/ity hay mucho de imaginación cultural
de la comunicación funciona a condición de que se realice al mismo (sobre cómo ser exitoso y visible en esta sociedad de la apariencia),
tiempo una especie de "mutación perceptiva",. (Calabrese, 1989: de denuncia política (la imposibilidad de producir sentido desde los
145). ¡Tenemos que producir esta mutación perceptiva! Frente a es­ discursos largos y las institucionalídades clásicas), de ironía comu­
tas estéticas mediátieas hay que asumir otra perspectiva, algo así como nicativa (sobre cómo perderse en la nada y hacerla significativa), de
una «comunicación intermitente.. que no es fácil de comprender ciudadanía inédita (cada individuo se hace ciudadano desde donde
desde las razones conocidas, intentar una «comunicación de la ur­ es competente: ser sí mismo) y de pensamiento crítico (se pone énfa­
gencia» que explique el mundo de la vida que habitamos desde la te­ sis en las estéticas, las narraciones y los relatos porque no se encuen­
levisión como la catedral que nos hace dioses. Esta época, por la tra sentido en los discursos oficiales de la política y la academia).
razón que sea, ha promulgado las e.rtéticas medidtieas como prácticas Nos encontramos frente a sucesos que reprochamos, pero que al
extendidas de significar y expresar una realidad ambigua; tenemos mismo tiempo hemos empezado a necesitar como el mismo aire pa­
que comprender y explicar por qué son nuestro modo de marcar la ra respirar.
historia de la humanidad. En este significante caos simbólico del mundo actual, lo entertain­
El entertainment, el sh()UI, lo ¡¡ghl, lo new age y 10 reality -así, en in­ mtnt-sh()UI-light-new age-reality es una serie de sugestivas maneras para
glés, para ser más esnobs y banales- evidencian otros modos de po­ pensarnos cultural mente. Una lógica otra, la mediática, que nos nom­
nerse en público; otras comprensiones del tiempo~ los valores y los bra a través de la celebración, la fiesta, el juego, la transgresi6n, la
lugares en la experiencia de la vida; otras huellas de lo que es signifi­ narración. Un horizonte que nos marca como sociedad pluricultural­
cativo en este mundo materialista y sin utopías. Son modos simples mente banal que busca abandonar las esencias duras y ex6ricas para
de marcar y exhibir el cuerpo, de marcar los escenarios, de practicar adentrarse en las gozosas y fluidas maneras de ser comunicativos. Un
la vida e imaginar la felicidad. Son, efectivamente, economía yem­ universo de sentido que ha dejado la pureza y la unicidad de la histo­
presa, pero también son los modos de sentir, comprender y expresar­ ria para interesarse en los mestizajes de estas religiones de la sociedad
se de toda una «sociedad-media» (de medíos y de e/aje media) que se ha del entretenimiento. Unas prácticas que se expresan en nuevos ritua­
construido en esos mestizajes étnicos y multiculturales, entre 10 rural les caracterizados por el cuerpo como escenario del símbolo y en
y lo urbano, entre lo nacional y lo global, entre lo arcaico y lo moder­ ironía como carácter habitual. Unos símbolos que son más narracio­
no, entre lo oral y lo televisivo, entre lo útil y la apariencia, entre el nes que conceptos, más construcciones dramáticas que razones. Unas
consumo y el psicologismo. Esta sensibilidad media interviene roda expresividades que reconocen que lo cultural presenta nuevas formas
la vida, pero sobre todo los medios de comunicación (¡es más, hay de la representación, el reconocimiento, la visibilidad. Estos fenóme­
que producir los medios desde ahí para tener éxito!). Estos fenóme­ nos dan cuenta de manera fluida del ser social contemporáneo y de la
nos ya son una marca social que reestructura las maneras de ser, de presencia de nuevas existencias subjetivas. Debemos permitirnos in­
pensar, de actuar y de imaginar en una comunidad; también, son es­ tentar modos de pensar; aquí, privilegio la narración. ¡Quedamos
pejos que nos dicen cómo somos en la sociedad, qué valores se privi­ pendientes de las interpretaciones culturales y sociales!
legian y qué descontentos se tiene frente a la razón y la sociedad «du­

Narrativas medlátlcas Estéticas del entretenimiento


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3
La narración mediática

Una de las afirmaciones más incontrovertibles es aquella que dice


que somos los relatos que producimos de nosotros mismos como sujetos y como
11
",
culturas. Habitamos la cultura de la narraci6n como estrategia para
sobrevivir, resistir e imaginar la vida. En el mundo de la vida, aun­
que no tengamos nada, tenemos relatos para explicarnos e imaginar­
nos. «Después de hacer el amor con él, le dice: "¿No queréis que os
cuente una historia extraordinaria y maravillosa?"». El rey acepta y
empieza Las mil y una n()(:hes. El relam no tiene ninguna explicaci6n
psicol6gica. es puro relato. Es un canje condnuo de lo oral a lo escri­
tO, de lo escrito a lo oral. No se conoce el autor. lo que cuenta es el
relato y el transmisor. Es una cadena de transmisores, adaptadores.
oyentes. narradores [... ] Es una mezcla de enseñanz.as, de ejemplos
morales y fantasías. Este libro excluye toda conclusi6n, es un libro
inacabado e inacabable. Todos somos adaptadores o lectores. Es la
cultura de Scherezade la que se impone a la brutalidad del rey»
(Goytisolo, 2004: 3). Esta cultura del narrar es nuestra salvaci6n en
los tiempos de la tecnocracia, esta cultura es la que ha llevado a los
medios de comunicación al centro de la vida.
Umberto Eco, reflexionando sobre la invasi6n norteamericana de
Irak, se preguntaba si George W. Bush había leído Las mil y una
noche.r: «Cuando escuché las reacciones irritadas y chocantes que emi­
tían la Casa Blanca cada vez que Sadam Husein hacía una de sus
declaraciones con juegos de palabras (primero dijo que no tenía misi­
les, luego que los había destruido y más tarde que los destruiría y,
finalmente, que sólo tenía dos o [Ces, etcétera), me preguntaba si las

Narratlvas medlá.tlcas La narración medütlca
88 89

alturas políticas de Washington habían leído alguna vez Las mil y una todas. Siempre que buscamos explicarnos, nos convertimos en una
noches. [Si lo hubiesen hecho] eso podría llevarlos a mejores conclu­ historia. ¡Narramos! «Uno de los más agudos ensayistas norteameri­
siones para la comprensión interna de Bagdad y sus califas. Resulta canos, Hayden White, ha establecido que lo único que el hombre real­
evidente, para mí, que la estrategia de Sadam es la misma que la em­ mente entiende, lo único que de veras conserva en su memoria, son
pleada por Scherezade, quien cada noche, durante dos años y nueve los relatos. White lo dice de modo muy elocuente: "Podemos no
meses, le contó al rey una historia nueva paca evitar que fuera conde­ comprender plenamente los sistemas de pensamiento de otra cultu­
nada a morir. [Frente a la estrategia narrativa de Scherezadel sólo hay ra, pero tenemos mucha menos dificultad para entender un relato
dos salidas para enfrentar esas tácticas dilatorias, que tienen raíces que procede de otra cultura, por ex6tica que nos parezca". Un relato,
culturales muy profundas. La primera es no jugar para nada el juego, según White, siempre se puede traducir sin menoscabo mncial, a dife­
evitar que Scherezade siga contando historias y, por miedo, cortarle la rencia de lo que pasa con un poema lírico o con un texto filosófico.
cabeza de inmediato. La segunda, Bush puede haber respondido a ca­ Narrar tiene la misma raíz que conocer. Ambos verbos tienen su re­
da historia de Sadam-Scherezade con una de su propia inspiración, moto origen en una palabra del sánscrito, gna, conocimiento» (Mar­
dando como resultado una escalada de amenazas para ver quién pierde tínez, 2001: 41-42). Narramos en cuantO buscamos conocer-nos. Tal I '

la paciencia primero. La primera es la estrategia final escogida por vez por eso es que nos educamos a través de historias, amamos sedu­
Bush» (Eco, 2003: 4). Tal vez Bush nunca leyó esta historia obligato­ ciendo con historias, vivimos para tener experiencias que se puedan
ria para comprender el poder de la narración. Pero existe la alternativa convertir en historias. Vivir es poder contar nuestro paso por el mun­
(algo inverosímil) de que sí haya leído Las mil y una noches y se haya do, ya que es «a través de la narración como damos significado y legi­
dado cuenta de que, si siguiera escuchando a Sadam-Scherezade, des­ timidad a la realidad cultural» (Buxó y De Miguel, 1999: 19). Esta
pués de mucho tiempo lo perdonaría y terminaría durmiendo-amán­ narrativización de la experiencia social y política nos pone frente al
dolo como el rey Sahrayar con Scherezade. Algo queda evidente, en potencial de comprensión y explicación de la narración.
todo caso: narrar es una estrategia de seducción, una táctica dilatoria, «La narración puede ir del registro de un cambio (por lo general,
un asunto de paciencia, una estrategia para mantenerse vivo. He ahí la existencial) a la exploración de sus causas (por qué se produjo el cam­
importancia cultural y comunicativa de la narración. bio o la situación) o a las consecuencias (qué produjo, qué nuevo or­
El mundo deviene narración; un minimalismo encantador, ya den instauró o no modificó)>> (Ford, 2001: 264). La narración es una
que la vida de un sujeto resume el destino de todos los hombres; el forma de pensar, comprender y explicar a través de estructuras dra­
todo social adquiere sentido en una historia particular. «Hegel pri­ máticas; cuentos contados que tienen comienzo, nudo y desenlace;
mero, y después Borges, escribieron que la suerte de un hombre resu~ historias de sujero que, con base en motivos, busca una meta pero en­
me, en ciertos momentos esenciales, la suerte de todos los hombres» cuentra diversos conflictos que le impiden llegar al objetivo, al final
(Martínez, 2001: 38). Desde siempre hemos desconfiado de los dis­ se supera el obstáculo y la suerte cambia. Somos el relato que conta­
cursos que nos comprenden y explican a partir de razones, porque mos de nosotros mismos. «Un psicólogo como ]erome Bruner conje­
poco han logrado decirnos sobre cómo somos. Para ser y compren­ tura que nuestra manera normal de dar cuenta de la experiencia coti­
dernos, contamos. Los seres humanos, las culturas y las sociedades diana toma la forma de una historia» (Eco, 1996: 144).
son experiencia; frente a ella podemos intentar comprensiones y ex­ El predominio de lo narrativo se inscribe en diversas tradiciones.
plicaciones teóricas y conceptuales, peco sólo podemos comunicar lo "El arte de narrar [... ] es efecto de una inteligencia colectiva» (Vil­
que vivimos o deseamos si convertimos nuestras experiencias en his~ ches, 2001: 146). «Desde el discurso religioso o la teología moral

Narratl:vas medíáücas La nanac.lón medláttca
90 91

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hasta la jurisprudencia; desde los géneros literarios breves como el ~ ] vidar que nos educamos a través de historias y vivimos en un mar de
cuento, la fábula, la parábola o el ejemplo hasta los registros anecdó- ~ ~Cil cuentos, nos contamos historias, nos montarnos nuestra propia pelí­
ticos o autobiográficos que se dan en la conversación cotidiana: de la ir cula y, por lo tanto, es a través de la narración como damos significado
narrativa folclórica a los mitos» (Ford, 2001: 247). Narramos inscri­ y legitimidad a la realidad cultural» (Buxó y De Miguel, 1999: 19).
tos en una tradición y narramos como colectivo, o mejor aún, para El narrar cumple diversas funciones: para impactar o sorprender.
conectarnos con los otros y crear comunidades de sentido. No hay ironizar, mostrar lo incomprensible, lo imprevisto y paradójico de la
narrativa sin cultura> es decir, sin leyes, sin convenciones; estén éstas naturaleza humana. Para explicar el origen y los hábitos de los hom­
establecidas o no en un código formal, lo que debe ser narrado se de­ bres y las características de las cosas. Para transmitir enseñanzas so­
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fine porque habitamos una pulsión narrativa o usamos la narrativa .~
bre éste o «el otro» mundo. Para jugar y entretenerse. Para explorar
como dispositivo cognitivo, porque somos herederos del impulso de 6.
i; con la imaginación los mundos posibles, los misterios del universo o
narmI, que es de naturaleza transcultural y transhistórica, pero deter­ - los fantasmas del inconsciente. Para alabar, para criticar, para burlar­
minado por las culturas que deciden qué es lo que merece ser conta­ se de los demás. Y también para explorarse a sí mismos. Otras veces
do y la manera de contarlo (Ford, 2001: 256-257). No sólo somos los es para mostrar estados o acciones elementales, emotivas o édcas,
hijos de estas tradiciones, sino que la misma identidad es narrativa, ejemplificadoras de la maldad o la bondad, la solidaridad o el egoís­
pues la narrativa actúa, configura memoria, anticipa futuro, provee mo, el heroísmo o la cobardía, la mentíra o el engaño, la franqueza y
identidad (Chilun, 2000). Así, la narraci6n es ese articulador entre la verdad, la astucia. Y también situaciones arquetípicas (símbolos
nuestro pasado y nuestro futuro: «Nuestras relaciones perceptivas recurrentes, estructuras rituales o míticas): pasajes, aprendizajes,
funcionan porque damos confianza a un relato previo [... ] Nadie vive pruebas, conquistas (Ford, 2001: 258).
en el inmediato presente: todos ponemos en relación cosas y aconte­ La capacidad y el potencial de interpelaci6n-comunicabilidad de la
cimientos mediante el aglutinante de la memoria, personal y colecti­ narración han sido probados en todos los tiempos. Sólo unos ejemplos:
va. Vivimos según un relato histórico [...] Este entramado de memo­
La Biblia, Génesis:
ria individual y colectiva alarga nuestra vida, aunque sea hacía atrás,
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. I Y la tierra estaba desor­
y hace destellar ante los ojos de nuestra mente una promesa de in­
denada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Es­
mortalidad [...1En el fondo, nosotros buscarnos, en el transcurso de
pírítu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. I Y dijo Dios: Sea la
nuestra existencia, una historía originaría que nos diga por qué he­

luz; y fue la luz. I Y vío Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz
mos nacido y hemos vívído» (Eco, 1996: 144 y 152). Narramos por­
de las tinieblas. I Y llam6 Dios a la luz Día, y a las tinieblas llam6 No­
que queremos encontrarle sentido a nuestro estar en el mundo.
che. Y fue la tarde y la mañana un día.
La narración ordena, articula, significa el caos que habitamos y

confiere origen, sentido, finalidad a nuestra experiencia (Chilun,


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Miguel de Cervantes Saavedca, El Quijote:
.~t:
2000). «La narrativa nos ofrece la posibilidad de ejercer sin límites esa
.::;.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha
'~
facultad que nosotros usamos tanto para percibir el mundo como para
mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga
~~.

reconstruir el pasado. [... ] A través de la narrativa adiestramos nuestra

~'.i antigua, rocín flaco y galgo corredor.


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~'

capacidad de dar orden tanto a la experiencia del presente como a la


Juan Rulfo, Pedro Páramo:
del pasado» (Eco, 1996: 145). Nuestra educación sentimental, moral,

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro
cultural y política se realiza a través de la narración. «No hay que 01­ Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en

NarratIVas medláticas La narración medJátlca


92 93
Q) .a
J
cuamo ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues f
~
i las parábolas, los diarios de viaje, los argumentos políticos o ideol6gi­
ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. ~ ~
g
cos, las memorias personales. La investigaci6n y la teoría toman mr­
ir
mas narrativas para producir sus argumentos. Asístimos, entonces, a
Esta herencia de explicarnos desde la experiencia narrada es celebrada
un giro interpretativo que Heva a que «la teoría se mueva por analo­
en extremo por las culturas mediáticas. Así, en nuestra sociedad, asis­
gías, por una comprensi6n «como si» [... ] Cuando el curso de la teoría
timos a «un crecimienw de lo narrativo frente a lo argumentativo o
cambia, las convenciones con las que ella se expresa. varían también
informativo y de lo individual o microsocial frente a lo macro o lo es­
f..·] Las analogías provienen ahora más de los acrefactos de la perf01"­
tructural de la cultura contemporánea» (Ford, 2001: 246). Lo para­
mance cultural que de los de la manipulación física: provienen del tea­
dó;ico es que, «para modernizarnos». en una sociedad heredera de lo (ro. la pintura, la gramática, la líteratuta, la ley, el juego [... J, analogías
ilustrado y que celebra lo racional y conceptual, asistamos a una na­ explicatorías que son al mismo tiempo la evidencia de la desestabili­
rrativizaci6n generalízada. Esta necesidad compulsiva por relatar que zación de los géneros y del surgimíento del giro interpretatiw» (Geenz,
es propia de la comunicaci6n contemporánea se documenta en el éxi­ 1991: 66). Habitamos la narrativizaci6n de la sociedad.
to del cine y la televisi6n y el descrédito de la raz6n y la ciencia. Este Esta narrativízacion de la sociedad ha llevado a que los modos de
hecho documenta: «1) el crecimiento de las zonas de informaci6n ge­ narrar habiten la ambigüedad. los intersticios. lo flexible y la mezcla.
neral en los periódicos y también de sus lectorados y el decrecimiento A eso, Vikhes (2001) 10 ha llamado lógica fozzy. «La lógica fuzzy es
de la lectura de las "zonas duras" (política, internadonal, economía); que nada es absoluto. 10 indistinto, lo brumoso, el matiz. La lógica
2) la sucesi6n de casos que conmocionaron a la opini6n pública y que fozzy en el ámbito del discurso narrativo es el contexto de la confron­
generaron no s6lo más debate, sino mayor continuidad y serialización taci6n entre el universo filosófico narrativo de Aristóteles y el de Bu­
en los medios que los temas planteados estructuralmente desde el Es­ da. Ame la lógica aristotélica que afirma que toda cosa debe o ser o
tado o desde la sociedad civil; 3) el surgimiento y el éxito de los géne­ no ser, sea en el presente o en el futuro, Buda proclama que el mun­
ros O subgéneros, fundamentalmente televisivos, estructurados a par­ do no es eterno-no-eterno, ni tampoco que el mundo sea finito o infi­
tir de casos reales» (Ford, 2001: 249). La vida se cuenta, ésa es la gran nito. La idea fundamental del budismo es ir más allá de los mundos
promesa de los medios de comunicaci6n de masas. opuestos, construidos por distinciones intelectuales y contaminacio­
En la actualidad, la vida, la ciencia, el conocimiento, se relatan en nes emocionales» (Vilches. 2001: 127). Esta 16gicafllzzy llama a la
una diversidad de formatos que prometen realidad pero en forma de ambivalencia como lógica narrativa. En todo caso, lo que va a quedar
ficción; son encantadoras maneras de fabular el mundo de la vida; la de nosottos son nuestras historias, nuestros relatos. Para nuestro Ca­
ciencia se ha convertido, rambién, en un asunto de narración. «Los in­ so, somos parte de tradiciones narrativas como la telenovela y el bale-­
dividuos que se piensan a sí mismos como científicos sociales son li­ ro, el Chavo y Caminflas. el tango y el vaJlenato. Esta rradición crea
bres ahora de dar a su trabajo la forma que deseen en términos de sus experiencia estética en la recepción, produce culturas que comparten
necesidades, antes que en términos de ideas heredadas sobre la forma productores y audiencias (ChiJun, 2000).
en que eso debe o no ser hecho» (Geerrz, 1991: 65). Así, la clasifica­ El poder revelador de la narraci6n está en que sólo si vivimos pode-­
ción de los pensadores no se realiza desde las ciencias (filosofía, psico­ mas contar; vivir significa encontrar nuestros modos de narrarnos.
logía, antropología... ), sino desde su estilo narrativo. Asistimos a nue­ Quien no experimenta la vida no tiene nada que contar, ya que somos
vos modos de presentar las investigaciones, como lo son las historias una producción narrativa; narramos porque sólo allí encontramos sen­
literarias, los ensayos artísticos, las fantasías barrocas, los testimonios, tido, en la fiíbula, en el mito, en el deseo. La condición para narrar es

Narratlvas medlátlcaa La narración medJ.ática


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94

tener experiencia, hacer significativa la rutina. «Podría relatar, a modo gibilidad de lo comunicado. experiencia que permite genecae comu­
de ejemplo, cuánto me conmovió, en un viaje por la península Ibérica, nidad de sentido sobre la comunicación. La narrativa es una perspecti­
entrar por fin en una catedral en la que ninguna luz eléctrica había os>­ va paca captar el significado O el funcionamiento de los fen6menos co­
curecido todavía con su i1uminaci6n el auténtico lenguaje de las anti­ municativos; es una matriz de comprensi6n y explicación de las obras
guas catedrales de España y Portugal» (Gadamer. 1991: 117). «Nin­ de la comunicaci6n. Para comprender cómo se entiende aquí, veamos
guna luz eléctrica había oscurecido». he ahí el asunto diferencial de 10 cómo la categoría «narrativa» se ha utilizado en diversos sentidos:
narcativo. que implica no oscurecer con la tecnología sino revelar, visi­
bilizar, mostrar aquello que s610 se vive viviendo. teniendo experien­ • Autor/obra: Aquí se entiende por narrativa el análisis de la pro­
cias. construyendo vivencias. ¡Sólo si vivimos construimos historias! ducci6n de un autor que haya construido una obra. Se busca com­
No es la alucinací6n tecnológica y esteticista de la CIIltllra mediática prender su estilo audiovisual, sus recurrencias temáticas, sus mo­
el factor que promueve la comunicación, es su forma de narrar y su dos de intervenir la sociedad, sus planteamientos filos6ficos y
~ cuento contado; los mtdia tienen que encontrar sus modos de narrar narrativos. Una obra es maestra (Hitchcock, Bresson, Renoir,
,~ porque se ha probado que la tecnología encandila pero no cuenta sola. Rossellini, Hawks, Ford) porque se destaca respecto a su contexto
Los humanos requerimos de héroes con los cuales identificarnos y gene­ hist6rico, se revela contra el aparato econ6mico-indusrcial, abre
cae deseo. Héroes herederos del amor; portadores de sabiduría; protec­ perspectívas (Cassetti, 1994: 91-106).
1 tores de nuestros destinos. Yesos héroes yesos mitos nos los deben • Periodo: Es la narrativa de una etapa temporal en un autor o una
brindar los medios de comunicacion como los grandes narradores de cinematografía establecida; por ejemplo, la narrativa de Buñuel
nuestro mundo que son. Esa pulsi6n por fabular el mundo de la vida y en México o la narrativa del cine argentino en la década de 1990.
esta energía por encontrar sentido en el mundo marca las cul1l1rfIJ medU­ Se intenta comprender los elementos temáticos. las historias, las
tiffIJ. Ahí está el poder de los _ia, sólo que, todavía,los medios de co­ estétícas y los modos de producción dentro de una época deter­
municaci6n no saben narrar, de ahi los continuos fracasos industriales y minada.
culturales. Por ahora debemos conformamos con atisbos en cine, video, • Escuela o movimiento: La narrativa da cuenta de un modo de
televisión, Internet, que nos permiten imaginar que todo puede ser po­ enfrentar y realizar la obra audiovisual; por ejemplo, la narrativa
sible. Falta todavía experimentar; al mercado, también, le conviene. del cinema n()f)O brasileño o del neorrealismo italiano o del tÚJgma
La pregunta política es si esta sociedad narrativa (y narratol6gica) holandés o de la llotlvelle vague francesa o del free cinema inglés o
responde a una cultura de búsqueda, de construcción de nuevos relatos del new amerícan cinema estadounidense. Se analiza un conjunto de
de desarrollo, o es una vuelta de tUerca sobre el control, la segmenta­ obras como expresi6n de una propuesta de pensamiento, estilo
ción no democrática, el poder distributivo en redes no centralizadas, el audiovisual y acción polítíca.
flujo financiero/cultural, la reestructuración de los mercados, [... ], un • Nacionalidad: La narrativa de una comunidad audiovisual aco­
dispositivo transmisor de sabiduría o de conocimiento o un dispositivo tada por el territorio simbólico desde donde se produce; por
de control y degradación social (Ford, 2001: 283). ejemplo, la narrativa del cine españolo del cine iraní. Se estable­
cen las relaciones, las propuestas y las prácticas que caracterizan
l. ¿Qué es la narración? la obra de un país. El cine y toda la comunicación reflejan las as­
La narrativa se ha constituido en «saber, oficio y práctica» que com­ piradones y los miedos de una comunidad, producen un horizon­
parten los productores y las audiencias; saber que posibilita la inteli- te de la identidad.

Narrattva!l medUttlcas La narración mediátlca
96 97
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¡¡:
• Representación: Los medios de comunicación expresan modelos l mediático mantiene las huellas del gesto narrativo que le ha dado vi­
de colocación del sujeto en ideologías, estrategias para estabilizar ~ da. ¡Eso es lo propiamente comunicativo! ¡SU adentro!
los significados respecto a temas clave como la mujer,los inmi- ¡r El poder de interpelación (comunicar, llamar la atención, cener im­
granees,los jóvenes. Entonces, no se pueden analizar y comprender pacto) que tiene la narración se encuentra en que propone una relación
los modos en que una sociedad piensa políticamente un asUnto a emocional y comprensíble desde y en el hecho de contar historias. Po­
partir de las narraciones que proporcionan los medios de comuni­ demos no saber qué significa, pero sabemos cómo disfrutar su historia.
cación. Se analizan los modos en que el cine, la televisión, la litera­ La narrativa no es un aspecto dellengua;e, aunque todo el mundo lo ve
tura o cualquier otra mediación comunicativa establecen referentes como un producto del mismo (¡la dominación de la escritural!). La na­
respecto a determinadas realidades o sensibilidades, como lo feme­ rrativa es una forma de pensar desde el contar, su fuerza se encuentra en
nino, lo étnico, lo juvenil, lo marginal; por ejemplo, la narrativa de que es un dispositivo de fabulación, de encantamiento, una estrategia
lo femenino en la televisión española. El argumento es que los me­ de buscar la forma de la experiencia de la vida. «Los textos narrativos
dios de comunicación, a su vez, son ventanas abiertas al mundo, es­ son aquellos cuyo significado está en las historias (en el cuento conta­
pejos de la vida y referentes colectivos de los modos legítimos de do)>> (García)iménez, 1996: 17). No hay narración que no esté media­
ser en la sociedad que participan de la producción de la realidad tizada por signos, símbolos y textos (Ricoeur, 2000: 203):
hasta el punto de reproducirla en toda su densidad y consistencía,
de liberar su sentido escondido y mostrar sus sobresaltos íntimos. • Mediación a través de los signos: con ello se afirma la condición
originariamente lingüística de toda experiencia humana. El ca­
Estos modos legítimos y constituidos de estudiar la narrativa, la asu­ mino más corto entre mí y yo mismo es la palabra del otro, que
men como categoría para comprender el hecho comunicativo «desde me hace recorrer el espado abierto de los signos.
el afuera» (autor, periodo, movimiento. nacionalidad o representa­ • Mediación a través de los s(mb%s: expresiones con doble sentido,
ción); por el contrario, la propuesta de esce texto es comprender la que produce un conflicto de interpretaciones. No hay quizá. crea­
narrativa mediá.tica en el «adentro»: en él se quiere encontrar el mo­ ci6n simbólica que no esté arraigada, en última instancia, en el
do propio de comunicabilidad de la obra mediática. En este sentido, acervo simbólico común a toda la humanidad.
se asume que la narrativa (Vladimir Propp en García )iménez, 1996: • Mediación a través de los textOJ. Gracias a la escritura, el discurso
16-17) es la forma del contenido (acontecimiento, acción, persona­ adquiere una triple autonomía semántica: respecto a la intención
jes, espacio y tiempo) y la forma de la expresión (sistema semi6tico del locutor, respecto a la tecepción del auditorio primitivo y res­
de mediación del narrar: radio. cele, teatro). Se afirma la narratividad pecto a las circunstancias económicas, sociales y culturales de su
como una racionalidad intrínseca que busca hacer legible los mensa­ producción. Lo escrito obtiene la condición de devenir-texto del
jes a través de las estrategias de organización del discurso mediá.tko; discurso.
como formas del relato que comparten procedimientos comunes y
referencias arquetípicas vinculantes a partir de los referentes mora­ La narración opera en estos tres niveles: signos, símbolos y textos que
les, estéticos y dramatúrgicos conocidos (Chilun, 2000). La narrativa marcan el acto de narrar pero se diluyen en historias. La narración es
se refiere, aquí, a los mecanismos mediante los cuales se establece el un proceso por el que una obra audiovisual sugiere a un espectador
intercambio simbólico y dramatúrgico entre quien produce y quien los pasos que lo conducen a completar una historia, a comprender lo
asiste al mensaje mediático. Todo porque cada acto de comunicación contado, no 10 que se quiso decir. Así, la narración es un compendio

Narratlvas medlátlcas La narración mediá1ica
98 99

de instrucciones que orientan la. producci6n, la percepción y la com­ • Selección y disposición de los acontecimientos y de las acciones
prensión del relato. Estas instrucciones se refieren a esquemas de narradas, que hacen de la fábula una historia completa y entera,
contar establecidos en la sociedad (géneros y formatos), esquemas que consta de principio, medio y fin.
de referencia (historias can6nicas), esquemas procedimentales (drama­ • Acciones que provocan un cambio de suerte, un «nudo» por des­
turgia) y esquemas estilísticos (marcas de significación que constru~ hacer, una «peripecia» sorprendente, una sucesión de incidentes
yen comunalidades y diferencias) (Casserti, 1994). Esto significa que «lamentables» u «horrorosos»,
la narrativa se concreta en su «adentro>, como una serie de formas • Producción de historias, en la medida en que compensa la peripe­
efe<:tÍvas de conexi6n de los aconte<:imientos (relaciones de causali­ cia mediante el reconocimiento, que sella el destino del héroe
dad O contradicción), construcci6n de la temporalidad (orden, fre­ mediante un último acontecimiento que aclara toda la acción.
cuencia, duración), relato desde el espacio (relaciones de elementos, • Toda historía debe producir en el espectador la catarsis de la com­
ambientación y montaje) y constitución del estilo (procedimientos pasi6n y del terror.
~, técnicos, lingüísticos y estéticos). Así,la narración es el acto de inter­
I
pelar (llamar a relaci6n) a partir de la actuaci6n de diversas estrate­
2. Narraci6n y cultura mediática
gias de comunicabilidad que presentan tres ejes de acci6n: la unidad
de personaje o sujeto, la unidad de espacio o universo del relato, y la El potendal de acción simbólica de los medios de comunicación está
unidad de tiempo. Ricoeur (2000: 190) afirma que el tiempo es el en la competencia que tiene para producir vínculo y. conexión entre
elemento fundamental para la narración: «El carácter común de la los seres humanos, para imaginar relatos en- los que quepamos todos.
experiencia humana, señalado, articulado y aclarado por el acto de Para realizar este ideal comunicativo. los medios tienen como poten­
narrar en todas sus formas, es su carácter temporal. Todo lo que se cial el he<:ho de que son máquinas narrativas. La narración o su efec­
cuenta sucede en el tiempo, arraiga en el mismo, se desarrolla tem­ to,llamado trama o hiJtoria, produce dispositivos de comprensión so­

1
poralmente; y lo que se desarrolla en el tiempo puede narrarse». dal, como muy bien ejemplifica Eco en El Péndulo de Fouc¿¡ult,
La trama es el resultado, pero, a su vez, el acto de producción de la cuando Jacobo BeJbo dice: «Yo jugaba con el foHetín, para darme un
narración. Siguiendo a Ricoeur (2000: 191-197), la trama es el con­ paseo fuera de Ja vida, Me tranquilizaba porque me proponía lo inal­
',1 junto de combinaciones mediante las cuales los acontecimientos se canzable [... ] Tenía razón Proust: la vida está mejor representada en
transforman en una historia o bien, correlativamente, una historia la música mala que en una Missa Solemnis. El acre nos engaña y nos
I
) se extrae de los aconte<:imientos. «la trama es la mediadora entre el tranquiliza, nos hace ver el mundo tal como los arristas quisieran que
\ acontecimiento y la historia», Toda trama es una fOrma de síntesis de fuese. El foUetio hace como si bromeara, pero luego nos hace ver el
lo heterogéneo. ~ Un tomar conjuntamente, que íntegra aconudmientos mundo tal como es, o al menos tal como será» (Eco, 1996: 132). He
en UrJa historia y que compone, conjuntamente, factores tan heterogé­ aquí un testimonio del potencial de conexión e identificación que
neos como las circunstancias, los personajes con sus proyectos y moti­ generan los relatos mediáticos, no es evadirse de la realidad, sino ir al
vos, interacciones que implican cooperación u hostilidad, ayuda o encuentro de las experiencias de la vida. «La asociaci6n de imágenes,
impedimento y, por último, casualidades». la narrativa, entonces, ambientes, razones, sentimientos y sensaciones con la contextualiza­
puede ser comprendida como «el acto de hacer-relato», como la ac­ ción de detalles de la vida privada [ ... ] forma lazos dialógicos que
ción de «elaboraci6n de la trama». que se expresa en cuatro interven­ implican a la audiencia en la recreaci6n de significados o realidades
ciones: [...J, significa interactuar imaginatívamenre la relaci6n entre la ex­

100 ______________________________________________
Narrat1va8 medié.t1cas La narración medi4t1ea 101
~

periencia personal y aquellos códigos y convenciones con cuyas imá­ nar cinco tipos clásicos de conflicto como origen del relato: ser huma­
genes se identifica por razones de uso, gusto y popularidad, así corno no frente a hombre; ser humano frente a sociedad; ser humano frente a
de criterios estéticos, ideológicos y de activismo político, creando así él mismo; ser humano frente a naturaleza; ser humano frente a desti­
narrativas interiores y marcos de acci6n» (Buxó y De Miguel, 1999: no. y una más, productores vs. audiencias: «La relación de hegemonía
19). Comprender las máquinas narrativas mediáticas significa, en­ de los emiJores frente a la roiJtencia de las audiencias requiere de la coope­
tonces, adentrarse en uno de los modos preferidos de intervención raci6n. Paca que haya conflicto es necesario que haya cooperaci6n para
cultural en la sociedad contemporánea. que éste pueda realizarse. Pero cooperaci6n no significa consenso. No
En este textO se quiere afionar que la especificidad de la comunica­ hay duelo sin acuerdo previo entre las partes, sin una necesaria seduc­
ción se encuentra en la narraci6n; que comunicar es la búsqueda de las ci6n por el otro que le lleva a buscado para encontrarlo en el terreno
furmas antes que la de los concenidos que se despliegan; que el comu­ de la lucha. No hay lucha o resístencia sin terrenos comunes, de en­
nicador es un experto en la narración, antes que un productor de teoría tendimiento sobre algunas reglas. ¿En qué consiste esa cooperaci6n?
social; que comunicar es producir conocímiento desde el acto de na­ Precisamente en la aceptaci6n del conflicto como base de la comuni­
rrar. Así, las narrativas mediátícas son simultáneamente dispositivos caci6n. en la evidencia de que sin conflicto no hay comunicación. Sin
de producci6n y dispositivos de análisis de la actuaci6n de los me­ conflicto no hay historia, no hay narraci6n. Como el virus, el conflicto
dios de comunicación. ¿Qué se estudia para la producción/análisis de tiene por misión desarrollarse y aurorreplicarse .. (Vikhes, 2001: 135).
las narrativas mediátícas? El canear, el narrar, el conflicto, las compe­
tencias, las intervenciones, el estilo, la memoria, la significaci6n. Competencias narrativas: La potencia de las culturas mediáticas se
halla en el hecho de que productores y audiencias comparten las
El contar: En el acto comunicativo, el habla situada en la acción so­ competencias narrativas: lo que se produce se sabe comprender.
cial constituye sus significaciones en la práctica de los participantes: ¿Desde qué competencias? Desde las competencias de producci6n,
• el contar: quién lo dice, a quién, cómo, cuándo, respecto a qué. dramarúrgicas, referenciales, estéticas y de modo.
• el contexto: los estilos, los canales, el contexto en el cual actúa.
• Competencias de producción: Los modos, como las lógicas de
• los propósitos, los intereses y las metas (las intenciones).
producción y consumo, determinan la producción del relato.
El narrar: El acto y el acontecimiento de narrar construyen modelos • Competencias dramatúrgicas: Las estrategias y las tácticas de
comunicativos en los que interactúan rodos los actores, para generar así construcción y resolucióo del conflicto, de construcción de perso­
~un flujo de transferencias y reacciones interpersonales» (Buxó y De najes y de manejo temporal.
Miguel, 1999: 14). Los elementos narrativos que participan en él son: • Competencias de referentes narrativos: Los modelos narrativos
que intervienen en el relato (géneros y formatos) como mecanis­
• Los sujeros: el productor, el actor y el espectador o la audiencia. mos expresivos en los cuales se negocia entre tecnologías, oralida­
• 1.0 dramatúrgico: el argumento, la caracterizaci6n de los persona­
des y matrices culturales.
jes, las acciones. • Competencias Las marcas culturales, de estilo y de mo­
• Las intenciones: los contextos y las finalidades. do de contar que se establecen en la expresión mediática, que ac­
El conflicto: La narración tiene como fundamento una situación del tualizan valores y juicios acerca de lo bello o lo aceptado como
conflicto producida por una carencia inicial. Así, nos podemos imagi- institUción del gusro validado.

Narrativas medlátleas La muracJón mediátiea
102 ________________- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ­ ~ lru

• Competencias de tono: Los puntos de vista que toma el relato se-­ narrativa, e intervenimos/producimos el mundo de la vida desde los
gún la intención de expresi6n y representación desde la que se relatos. Los medios de comunicación «funcionan como soportes cul­
producen los mensajes. turales uniendo memoria, representación, ritua.l y narración» (Buxó
y De Miguel, 1999: 17).
Intervenciones narrativas: Las narrativas mediáticas, en cuanto es­
trategias de contar (no sólo de representación) y modos de interpela­ Significación: Una característica. de la inflación comunicativa que
ción comunicativa (no de difusión de contenidos), se caracterizan por habitamos, ésa que nos marca como una sociedad excedida en histo­
tres aspectos: rias, es la. proliferación de significantes vacíos que deben ser llenados
de sentido (efímeros, pero productivos) en cada nueva. intervención
• Acttl4lizar ritllales, ya que la narración lleva a los medios de co­
comunicativa. Los mensajes mediáticos en formato de telenovelas,
municación a convertirse en experiencias de ceremonia, celebra­
realilies o historias de Hollywood llevan a producir una práctica coti­
ción y juego mediante las cuales se inscribe en la vida cotídiana.
diana de imaginacíónfcomprensión común: todos tenemos los mis­
• Prometer expnJión social a través de práCticas narrativas inscritas en
mos espejos desde donde mirarnos, todos tenemos la posibilidad de
una diversidad de estrategias: informativas (periodismo), prácti­
ver nuestras vidas en las historias transmitidas por los medios. En es­
cas de seducción (publicidad y moda), prácticas de compañía y
te sentido, las historias mediáticas constituyen un repertorio desde
ambiente (radio), prácticas de encantamiento (tele y cine), prácti­
donde producir significación en la vida cotidiana. «Cada vez. más
cas de memoria y experimentación (vídeo), prácticas de conexi6n
personas en todo el mundo ven sus propias vidas a través del prisma
(Internet). de las vidas posibles ofrecidas por los medios de comunicaci6n en to­
• Prodt.lár el significado desde las intencionalidades de producción y das su formas. Esto es,la fantasía es ahora una práctica social» (Appa­
las comunidades interpretativas. duraí. en Buxó y De Miguel, 1999: 21).
El estilo: Las diversas combinaciones de posiciones ideológicas, mo-­
dos de narrar, intervenciones estéticas y perspectivas temáticas cons­ 3. Modos de la narración
tituyen marcas específicas para diferenciarse en medio de la prolife­
ración de historias mediáticas. «Cabe destacar el argumento, los La narración sólo existe como «imaginación reglada», como modos
estilos y retóricas que hacen uso, por ejemplo, del humor, la seriedad, de creación que se someten «a reglas». La productividad mediática se
la ironía, la convencionalídad y la espectacularidad según convenga encuentra en el hecho de que establece una comunidad de producto­
res y audiencias que comparten las mismas reglas narrativas para
destacar los efectos exóticos, históricos, subversivos, de denuncia, de
comprender e imaginar historias. ¿Cómo lo hace? Uno, a partir de su
horror o de violencia» (Buxó y De Miguel, 1999: 14).
presencia cotidiana y rutinaria en la vida; dos,retomando modelos de
Memoria narrativa: Una de las actuaciones más celebradas de la na­ referencia canónicos a partir de los cuales se construye el imaginario
rración es su potencial para generar referentes de sentido común en~ narrativo. «Para Jorge Luis Borges todas las historias del mundo se
tre productores y audiencias, referentes que se convierten en marcas pueden reunir en dos esquemas fundamentales: el de la Odi.rea, donde
de la memoria y la identidad. Ahora, la memoria colectiva empiez.a a un exiliado trata de volver a su patria y se encuentra con todo tipo de
hacerse de programas de televisión, videojuegos y películas. Los ha­ obstáculos para lograrlo, y el del Nuevo Testamento, que cuenta có­
bitantes de la actualidad somos, simulráneamente. una producción mo un hombre trata de salvar a sus semejantes y perece en el inten·

La narractón mediá.t1ca
~
104 Narrattvas medJátlcas
e , 105
e:
ro» (Vilches, 2001: 134). Otro modelo paradigmático es Shakespea- ~ ~ civa podría generar industria, se rompería la comunidad entre pro­
re, en quien se dice que están contenidos todos los modos de contar ~ ,~ ductores y públicos. Lo cierto es que requerimos tener referencias
posibles. Así, la narración es «un laboratorio de formas en el que en- ii " modélicas narrativas desde donde producir, disfutar e interpretar.
sayamos las configuraciones posibles de la acci6n para comprobar su ¿Cómo se puede comprender el género como mecanismo referen­
coherencia y su verosimilitud~~ (Ricoeur, 2000: 194). te del acto de narrar? Una estrategia para asegurar la comunicabili­
La imaginaci6n reglada a la que se alude tiene un marco potente dad, unas fórmulas para estabilizar el desorden de la creaci6n; unos
de comprensión desde la categoría de género. El género es definido co­ referentes desde donde enfrentar el acto de narrar, los modos de ase­
mo la forma del contenido, la forma que toma el relatO, según Bajtin. gurar el movimiento narrativo, y una táctica para generar arquetipos
El género es un conjunto de reglas compartidas que permite al autor y producir identificaci6n; un modelo para organizar la producci6n y
utilizar formas comunicativas reconocidas que generan un sistema la industria y los rituales de producción; unos modos de encuentro
propio de expe<:tativas para las audi~ncias (figuras recurrentes, perso­ con las lógicas culturales de cada sociedad.
najes, ambientes, referencias hist6ricas, temas, referencias a la litera­
tura y a las otras artes, estilo ... ). Los géneros son matrices culturales Estrategia de comunicabilidad: Los géneros son un conjunto de
. universales, populares y tradicionales; por lo tantO, asignan una com­ reglas, estructuras repetitivas y convenciones que garantizan la esta­
prensi6n (casi) universal a las histOrias. No son los temas, son los mo­ bilidad de la comunicación entre el autor o la industria y el especta­
dos de contar los que generan comprensión universaL La categoría gé­ dor. No se conserva hasta el infinito, sin() que se transforma, pues su
nero sigue siendo problemática en su comprensión, pues cada campo forma de operar es hacerlo en la tensión entre lo conocido y )0 inno­
académico (la literatura, el cine, la televisión) ha llegado a unos vador. El género, por tanto, establece un cootrato entre productores
acuerdos específicos. Unos se refieren a los géneros mediante el dís­ y audiencías al producir un conjunto de convenciones compartidas,
poSltlVO la comunicaci6n (discursivos, epistolares, literarios, mu­ no s610 con otros textos similares, sino también entre textos yau­
sicales, dramáticos, radiof6nkos, cinematográ.ficos, televisivos), diencias, textos y productores, productores y audiencias. Constituye
mientras que otros hacen referencia al cine y determinan que son los una prácrica cultural (Mazzioui, 2001: 182-183).
estilos mediante los cuales se cuentan las historias (por ejemplo, el
western, el policiaco, la ciencia-ficci6n, la comedia ... ); unos más creen Referente narrativo: El género establece los modos en que se arti­
que son los diversos tonos del relato (como el melodrama, la tragedia, cula la distupción/restauración de la pérdida del equilibrio inicial a
la comedia, la épica ... ); otros afirman que son los formatos (la tele­ causa de la aparici6n del conflicto (Mazúorti, 2001: 183). Ahora
novela, la sitc()1n, el talk ,rh()Ul, el reality); los minimalistas, finalmente, bien, el modo de contar la búsqueda del sujeto de la historia tiene un
terminan distinguiendo sólo entre ficci6n y realidad. lo único daro canon clásico aristotélico que establece «personajes que realizan o su­
es que el género como modelo expresa un tono, un modo de construir fren acciones en el transcurso de los aconte<:imientos, y cuyas accio­
la historia, unas convenciones compartidas entre productores y nes transforman la situación de un personaje a partir de un estado
públicos en el modo de conrar la historia. Si a esta confusi6n se le inicial a un estado final [... ] Los preceptos aristotélicos dicen que el
agrega el hecho de que hoy reina lo intersticional, lo híbrido, lo múl­ personaje no sea ni peor ní mejor que nosotros, que sufra rápidos
tiple, la conclusi6n podría ser que no hay géneros puros en )a expre­ cambios de fortuna, peripecias y anagn6risis, que la acción llegue a
si6n y que todo da lo mismo. Pero no es así, pues si existiera ese caos un punto de catástrofe al que siga la catarsis» (Eco, 1996: 135~136),
nada podría ser comprendido masivamente, ninguna obra comunica- Los géneros trabajan sobre arquetipos o referemes morales universales

106 Narrativas Illediáticas La narracf6n medtátlca
(1 ~ 107
~
l
a Jos que siempre se alude, pues todo género recupera mitos, temas y
problemas que encarnan intentos instituidos como modos legítimos ~
de leer el mundo y estructurar el sentido social. «La narración se basa ¡¡
o ran 1
níea (establecen modelos para el acto de narrar) y económica (gene­
industria). Los géneros actúan como fOrmas rirualizadas que or­
ganizan los modos de la narraci6n mediática:
en el conflicto como función comunicativa. El mundo de la narrativa
se basa en especial en la emoción del conflicto, de la competición sal· • Economía narrativa: Sigue leyes conocidas por todos y hace que
vaje o de la lucha moral entre seres irreconciliables» (Vilches, 2001: las historias sean contadas de manera más eficíence al controlar la
polisemia de todo relato.
133). Los géneros determinan el tono y Jos modos de resolver el con­
flicto, de asegurar el movimiento de la historia. El personaje, según • Industrial; Permite la estandarización y la producci6n en serie de
las motivaciones que lo hacen actuar y sus formas de enfrentar el con­ productos con identidad de referencia narrativa. ASÍ, los géneros
regulan y activan la memoria de textos similares y la expectativa
flicto, se convierte en un tipo de héroe:
hacia el nuevo texto.
• Épico, que tiene todo su potencial narrativo en su fuerza física. • Cultural: Las audiencias y los productores comparten historias
• Trágico, que para restaurar el orden inicial debe vencer a su con­ basadas en citas fijas que permiten la significación colectiva.
ciencia. • Placer: Los géneros producen mm:!os de disfrutar, ya que traen
• C6mic'o, que aparece cuando se narran las historias del absurdo, la inscritos los placeres que deben esperarse de ellos.
ironía o la imperfección humana. • Comunidad: Los géneros permiten que todos (productores y au­
• Dramátit:o, o que es capaz de alcanzar su meta ejerciendo su liber­ diencias) se reconozcan como miembros de una comunidad de
tad a partir de sus atributos, su competencia, su lucha, su saber, o sentido.
su sabiduría.
• Melodramático, pasivo, que espera que otros resuelvan su proble­ Inscripción sociocultural: Cada sociedad tíene preferencia por los
ma y alcanzar el éxito sin hacer nada, pues todo se decide por el géneros que mejor dan euema de sus modos de significar desde la na­
destino. rración; unos modos de enfrentar el acto de narrar que reflejan las ob~
• Suspense, cuando intenta restaurar el orden a partir de la justicia o sesiones y los deseos, las agresiones y los posibles puntos de equili­
el hallazgo de la verdad. brio; se narra diferente en Irán, en]ap6n y en Colombia, por ejemplo.
• SlIperheroico, el personaje del deseo: ser algo que no se es pero se El acto de narrar tiene una lógica propia del contar audiovisual
quiere ser, como volar. que sigue un procedimiento establecido, independientemente del
• Antiheroíco o el que no tiene nada de especial: es cotidiano y desde género en que se narre (García]iménez, 1996: 24~26):
ahí transforma su vida y la de su comunidad. • Idea: unidad de contenido.
lo Story-line: síntesis de la historia en pocas líneas.
Modo de organización: El género es un modo de ordenar las ideas. .. Sinopsis: esencia de la idea expresada concisamente de un modo
los medios y los recursos expresivos para garantizar la comunicabili­ narrativo. Describe los caracteres de los personajes y las acciones
dad de los productos y las continuidades de esas formas en comuni­ y los acontecimientos fundamentales.
dades futuras. Los géneros, como organizadores de la expresión que • Tratamiento: las situaciones narrativas, el tono de la historia, la
crean criterios comunes entre productores y audiencias, cumplen perspectiva de los personajes, el estilo de los elementos narrari­
además una función cultural (significan desde su comprensión), téc­ vos.

108 Narrativas mediátlc.as La narractón medJátJca


--------------------------------------____________ 109
~
1)

'"'"
• Estructura: esqueleto de la historia articulado de manera cohe­ e.~: 1 Bibliografía
rente. Establece las acciones clave y fija sus relaciones y las pautas [
de las transiciones.
ir ~ Bux6, M.' Jesús y De Miguel, Jesús M. (L999). De la investigación audi(J1lisllal.
Barcelona: Proyecto a.
Cassetti, Francesco (1994). Te01'{a del cine. Madrid: Cátedra.
En la actualidad, no habitamos los géneros de manera pura. Tal vez Chilun, Albert (2000). ",La urdimbre mitopoética de la cultura mediática».
nunca los hayamos usado como f6rmula pura, sino como modelos de Barcelona: Analisi #24, 2000]
referencia. «Hace tiempo, intentando explicar por qué Casablanca se www.bib.uab.es/pub/analisil02112175n24p121.pdf
había convertido en un objeto de culto, avancé la hipótesis de que Eco, Umberro (2003). «Mil noches en Ba.gdad~. La ReviJta de El Erpectadur, 20
de abril, p. 4.
una condición del éxito y del culto es la «desarticulación» de la obra.
(1996). Seis paJeos p01' los bosques narralÍws. Barcelona: Lumen, pp. 131-154.
Me explico. A estas alturas es sabido que Casablam:a se construyó día Ford, AnibaJ (2001).l.a melrca de la Bestia. Buenos Aires: Norma.
a día, sin saber cómo iba a acabar la historia, hasta el punto de que Gadamer, Hans-Georg (1991). La aCNtalirladde lo bello. Barcelona: Paidós.
Ingrid Bergman resulta tan fascinantemente misteriosa porque. ac­ García Jiménez. Jesús (1996). Narrativa 4Ndiwisllal. Madrid: Cátedra.
tuando en el set, aún no sabía cuál sería el hombre que elegida, y por Geertz, Clífford (1991). El Jurgimiento de In antropologfa posmoderna. Barcelona:
Gedísa.
tanto sonreía a ambos con igual ternura y ambigüedad. Y sabemos
Goyrisolo.J. (2004). En: Blanco, M.' Luisa. «Juan Goytisolo: "Las mil y unas
también que, teniendo que realizar una historia aún incierta, el guio­
noches es semilla de la literatura universal",.. Madrid, El Paú, Babelia, 17
nista y el director le metieron todos los clichés de toda la historia del de;ulio, 2004, pp. 2-3.
cine y de la narrativa, transformando la peHcula en una especie de Manfne:z, Tomás Eloy (2001). «Periodismo y narraci6n. Desafíos para el siglo
museo para cinéfilos [... ] El inmenso, milenario éxiro de la Biblia se XXho. Bogotá: El Malpensante #27, pp. 37-44. Conferencia pronunciada
debe a su desarticulabilidad, visto que la obra es de diferentes auto­ ante la asamblea de la SIP el de octubre de 1997, en Guadalajara, Mé­
xico.
res» (Eco, 1996: 141).10 mismo sucede con el inmenso atractivo de
Mazziorti, Nora en Rinc6n, Ornar (comp.) (2001). Televisión pública: del consu­
la película del brasileño Fernando Meirelles, Ciudad de Dio! (2003), mitkir al ciudadano. Bogotá: Fes/Secab, pp. 179-208.
que se construyó con actores «naturales» que s610 conocían su pe­ Ricoeur, Paul (2000). «Nacmtividad, fenomenología y hermenéutica». Barce~
queña parte en la película y desconocían la totalidad de la historia. La lona: Analiri #25, pp. 189-207. www.bib.uab.es/pub/anaJisi
desartículabílídad narrativa, entonces, hace estallar la fórmula, el pa­ Vilches, Lorenzo (2001): La migr~ión digital. Barcelona: Gedisa.
radigma de lo conocido, y crea situaciones novedosas en el relato, con
la incertidumbre y la emoción que toda historia debe tener. Estamos
en la época de las narraciones intertextuales; así, crear significa tomar
los géneros y sus modos de organización de la creación para imaginar
nuevos modos del relato. Somos en la medida en que sabemos narrar en
relación con modelos de referencia, que pueden ser intervenidos pero
nunca olvidados.

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