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CATEDRA DE LA PAZ

EL CONFLICTO.

La concepción de conflicto dominante en la actualidad es, al igual que en el concepto de paz, la tradicional. Esta visión considera
al conflicto en su sentido negativo, como sinónimo de desgracia, de mala suerte, y en consecuencia como algo no deseable.
“Tanto la intuición popular como muchas de las definiciones científicas presentan el conflicto como un fenómeno desagradable e
intrínsecamente malo”.

Otra acepción tradicional del conflicto es aquella que lo asocia con la violencia, confundiendo determinadas manifestaciones o
derivaciones del conflicto con su propia naturaleza. Así se asocia erróneamente la violencia al conflicto, como si entre ellos
existiese una causa de estímulo respuesta. Incluso en algunas publicaciones específicas al tratar el tema del conflicto y su
resolución, se propone como “modelo” didáctico, el estudio de la violencia, sus causas, tipos y formas de dominarlas.

Esta acepción tradicional del conflicto, hace que a nivel popular y en determinadas manifestaciones de personas públicas, se
derive o intente derivar un componente peyorativo hacia las partes en litigio. Así, a menudo, se presenta a ciertas personas o
entidades como “conflictivas” en sentido negativo, cuando presentan conductas diferentes y/o críticas hacia determinados
valores o comportamientos establecidos.

En el ámbito escolar, el conflicto se configura igualmente desde una perspectiva negativa, problemática y contraria a la “Paz
escolar” De aquí que la consideración habitual del conflicto sea:

1. Perturbación del orden de clase.


2. Desacuerdo entre necesidades, que lleva a menudo a la perturbación (activa o pasiva) de la efectividad de la clase.
Sin embargo, como consecuencia del legado filosófico-ideológico de la no violencia y de la especial contribución de la
investigación para la paz , se produce un tránsito de concepción, que recoge la Educación para la Paz, según el cual el conflicto se
asume como lo que realmente es, un proceso natural, necesario y positivo para las personas y grupos sociales. Veamos esto con
algo más de detalle.

En primer lugar, se afirma que el conflicto es consustancial e inevitable a la existencia humana: “el estado natural del Hombre es
el conflicto”. De lo que se trata, por consiguiente, no es de negar esta realidad ya que “el conflicto existe desde el principio”, sino
de poner los medios adecuados y enfatizar las estrategias de resolución pacífica y creativa del mismo. “Afrontar el desacuerdo
no equivale a un proceso autodestructivo. El conflicto no es malo en sí, aunque las personas puedan responder al mismo en
forma perjudicial” Por consiguiente, la clave no está en su eliminación, sino en su regulación y resolución de forma justa y no
violenta: “tenemos que detallar, aprender y practicar unos métodos, no de eliminar el conflicto, sino de regularlo y
encauzarlo hacia resultados productivos”.

No sólo, se considera al conflicto como natural e inevitable en la existencia humana, sino que se le otorga, en segundo lugar, una
característica realmente antitética a la concepción tradicional: su necesidad. “el conflicto es un proceso natural y necesario en
toda sociedad humana, es una de las fuerzas motivadoras del cambio social y un elemento creativo esencial en las relaciones
humanas” , sostiene la tesis de que el conflicto social es un importante factor de socialización en el nivel colectivo. Según este
autor, “el conflicto intergrupal e intergrupal es un factor de renovación y de cambio social” que “puede evitar el
empobrecimiento de la creatividad”.

En tercer lugar, y en consecuencia con lo expresado anteriormente, se aboga por una “perspectiva positiva del conflicto: el
conflicto como un reto; la incompatibilidad de metas es un desafío tremendo, tanto intelectual como emocionalmente, para las
partes involucradas. Así, el conflicto puede enfocarse básicamente como una de las fuerzas motivadoras de nuestra existencia,
como una causa, un concomitante y una consecuencia del cambio, como un elemento tan necesario para la vida social, como el
aire para la vida humana”.

En conclusión, podemos afirmar, que “ el conflicto es esencialmente un proceso natural a toda sociedad y un fenómeno
necesario para la vida humana, que puede ser un factor positivo en el cambio y en las relaciones, o destructivo, según la
manera de regularlo” .

Definición y desarrollo

Podemos decir que existe unanimidad en los distintos autores ( Curle, 1978, p. 15; Galtung, 1987; Gandhi, 1988; Grasa, 1987,
p.58; Hocker y wilmot, 1978, p. 9; Lederach, 1984, p. 44; Pallares, 1982, p. 102; Touzard, 1981, p.50; Wren, 1977, p. 120; etc.)
que han estudiado o reflexionado sobre el conflicto desde distintas disciplinas, en definirlo como sinónimo de incompatibilidad,
entre personas o grupos, o entre éstos y aquellas; o al menos que existen o se perciben fines o/y valores inconciliables entre unos
y otros. Es decir, el Conflicto se caracteriza por ser un tipo de situación en la que las personas o grupos sociales buscan o perciben
metas opuestas, afirman valores antagónicos o tienen intereses divergentes. Sin embargo, esta unanimidad en su definición o
caracterización fundamental, no se ha dado históricamente debido a las distintas interpretaciones de las causas del conflicto,
componentes y funciones del mismo. De aquí que hayan surgido distintas escuelas que han estudiado sus móviles, tipos,
procesos desencadenantes, variables intervinientes y estatus de cada una de ellas, etc. En definitiva, nos estamos refiriendo a las
distintas interpretaciones o concepciones que han surgido para explicar estos y otros interrogantes paralelos o derivados del
estudio del conflicto. Una exposición detallada y clarificadora de estas concepciones se pueden encontrar en el libro Touzard (
1981), anteriormente citado.
El desarrollo de un conflicto depende de un gran número de variables. Siguiendo las formulaciones de M. Deutsch (1971),
podemos enumerar las siguientes:

- Las características de las partes enfrentadas (valores, aspiraciones y objetivos, sus recursos intelectuales, sus actitudes
de cara al conflicto, estrategias y tácticas posibles).
- Sus relaciones mutuas anteriores (la evolución de las actitudes y de las previsiones del uno respecto del otro).
- La naturaleza del problema que originó el conflicto (su extensión, sus significados motivacionales, su periodicidad).
- El ambiente social en cuyo seno se desarrolla el conflicto (restricciones, aliento o disuasión ante la resolución del
conflicto, normas y reglas institucionales que lo regulan).
- Los públicos y sus relaciones con el tema del conflicto (os intereses de estos públicos, puestos en juego por el conflicto).
-La estrategia y las tácticas empleadas (utilidades positivas y negativas y las probabilidades subjetivas que conllevan, las
presiones y amenazas utilizables, la libertad de elección, las posibilidades de comunicación y de intercambio de información, la
credibilidad de la información intercambiada).
- Las consecuencias del conflicto para cada parte , a corto y medio plazo ( los cambios posibles derivados del
conflicto, para cada parte y para las relaciones entre las partes, el prestigio que se pueda ganar o perder).

Variables que podemos agruparlas en dos grandes campos: las que hacen referencia a situaciones estructurales y estratégicas, y
las emocionales- afectivas. Entre las primeras juega un destacado papel el tipo y la naturaleza del poder que se pone en juego (
Raven y Kruglanski, 1970) por aspectos afectivos del conflicto se entienden variables como las actitudes, estereotipos y
representaciones que se forman los grupos en conflicto, así como los aspectos relativos a la personalidad de los protagonistas,
especialmente en los conflictos interpersonales. Aspectos estructurales y aspectos afectivos se influyen mutuamente, bien
perpetuándolos o bien modificándolos. ( Touzard, p. 64)

Visión de conjunto
Dicho todo lo anterior y con un afán sintetizador, podemos deducir las siguientes premisas o hipótesis de trabajo acerca del
conflicto:
1. El conflicto, como la crisis, es consustancial al ser humano. “En todo, donde hay vida hay conflicto” ( Dahrendorf, 1970,
p.210).
2. El conflicto es un fenómeno multidimensional que requiere ser explicado desde una perspectiva multidisciplinaria.
3. Los elementos que intervienen en un conflicto son, básicamente, tres: Las personas, el proceso y el problema o
diferencias esenciales ( Lederach, 1985, p.13)
- La valoración propia que del mismo se hace, es decir, nuestra percepción.
- L a percepción, valoración que del mismo creemos que hace el otro.
- Nuestra alternativa o “solución” para resolver el conflicto.

Elementos que aparecen relacionados con el nivel de contenido (motivo del conflicto) y el nivel de relación (relaciones de
poder).
4. El conflicto no sólo no es negativo en sí mismo, sino que, sin que se haga crónico,” es un fenómeno indispensable para el
crecimiento y desarrollo del individuo y de la sociedad” ( Smith, 1979, p.180).
5. Debemos diferenciar la propia existencia del conflicto con algunas formas no positivas de resolución. “El auténtico problema
no es la supresión del conflicto sino su resolución por medios no violentos, desmilitarizados” ( Vela, 1984, p.183).
6. En consecuencia, es necesario diferenciar la agresión o cualquier conducta violenta –formas negativas de intervención en un
conflicto-,y el conflicto. “La confusión proviene porque se asimila violencia a conflicto. Cuando la violencia no es más que
uno de los medios para resolver el conflicto, destruyendo al otro. La violencia tiende a suprimir el conflicto apuntando a la
eliminación del adversario. La violencia es un medio, el conflicto es un estado de hecho...” ( Semelin, 1983, p.44).
7. Igualmente hay que distinguir, y en general existe acuerdo, entre la agresión u otras conductas violentas de la agresividad o
combatividad. “ El primer término designa un acto efectivo y el segundo se refiere a una tendencia o a una disposición” ( van
Rillaer, p.27). Es decir, de la “inevitabilidad de la agresividad no se deriva la inevitabilidad de la violencia” (Etxebarría, 1985,
p.35).
8. La agresión o conductas violentas, no están genéticamente determinadas en la naturaleza biológica humana. Como se
recoge, entre otros, en la “Declaración de la violencia” ( Rev. De Est. De juventud, diciembre de 1986), “excepto en casos
patológicos, los genes, por sí mismos, no producen individuos necesariamente predispuestos a la violencia, ni tampoco
determinan lo contrario”. En cualquier caso, “ la agresión, hay que repetirlo, es más una cuestión de percepciones, de valores
y de significaciones, que de hormonas o de instintos” ( Van Rillaer, p. 192).
9. En consecuencia, existe general coincidencia, en resaltar la “educabilidad” del ser humano.
10. Por la propia dinámica del conflicto como por las repercusiones pedagógicas que ello trae consigo, debe destacarse la
especial importancia de la percepción de los protagonistas tanto en la génesis del conflicto como en su desarrollo, hasta el
punto de que “regular o resolver un conflicto supone a menudo clarificar las percepciones y hacerlas comprensibles a ojos de
ambas partes” (Grasa, 1987, p.58).

4.1.1 ¿QUÉ ES UN CONFLICTO?


Generalmente es un desacuerdo que hay entre dos o más personas o grupos de personas. Es una parte natural de nuestras vidas.
Se puede manejar en forma positiva o negativa, o se puede evitar por completo. (También se pueden experimentar conflictos
internos).
Los conflictos se originan a menudo cuando una persona trata de satisfacer sus necesidades básicas
SER AMADO.
SER POPULAR.
SER DESAFIADO.
SER SEGURO.
SER CREATIVO.
SER FELIZ TENER AMIGOS.
LOGRAR OBJETIVOS.
SER RESPETUOSO.
TENER SALUD.
TENER DINERO. (Agregar otras)
La base de los conflictos se encuentran en las diferencias que hay entre la gente:
- Diferencias en nuestros valores.
- Diferencias en las formas de ver el mundo. Percepciones.
- Diferencias en las suposiciones que hacemos sobre las cosas y sobre la gente.
- Diferencias en la forma en que nos comunicamos uno al otro.
- La forma autoritaria de funcionar.
- La prepotencia y egoísmo de las personas.
- La falta de un espíritu cristiano.
- El irrespeto a los Derechos de los demás.

4.1.2 ¿CÓMO RESPONDEMOS ANTE EL CONFLICTO?


El ser humano responde de diferentes maneras al conflicto. Las formas más comunes son: EVITAR, CONFRONTAR y COMUNICAR.
La manera en que respondemos, en la mayoría de los casos, refleja el estilo que tenemos para manejar situaciones conflictivas.
Este estilo se ve influido por nuestras experiencias de vida. Cuando nos enfrentamos a un conflicto podemos...
- EVITAR: quedarnos callados, esconder nuestros sentimientos, retirarnos de la situación, ignorarlo.
- CONFRONTAR: expresar enojo, ya sea verbal o físicamente.
- COMUNICAR: hablar con la otra persona y tratar de entenderla, aunque no estemos de acuerdo con ella.

NOTA: Es muy popular en nuestro medio, denigrar de las personas y no confrontar una situación. Esto es peligroso y deja mucho
que desear de la persona, además te puedes ganar una buena demanda.

EJERCICIO:
El capacitador debe plantear varias situaciones de conflicto y pedir al auditorio que muy sinceramente manifieste lo que hace
normalmente cuando se presenta o cree que haría y lo que siente: Alguien te empuja. Alguien te roba algo. Cuando alguien te
copia. Cuando alguien habla mal de ti...

EL CULTIVO DE VALORES EVITA LOS CONFLICTOS O LES DA UN MANEJO MÁS RACIONAL.


Cuando desde recién nacido un bebé, se le empiezan a cultivar valores que son esas cosas intangibles que permiten la sana
convivencia en
beneficio de la paz, a ese nuevo ser humano se le va dotando de las herramientas necesarias para enfrentar de una forma muy
racional las situaciones que la vida le presenta paso a paso. Aquí la educación familiar toma una importancia primaria, no hay que
esperar a que llegue a la escuela para que le empiecen a cultivar valores, es desde el vientre de la madre que se debe empezar.
Por esto, es necesario cultivar y ser paradigma de: RESPETO, HONRADEZ, JUSTICIA, EQUIDAD, RESPONSABILIDAD,
COMPAÑERISMO, SOLIDARIDAD, AGRADECIMIENTO, COLABORACIÓN, PAZ, AMISTAD, etc.

4.1.3 ESTILOS DE MANEJO DEL CONFLICTO


Cuando nos enfrentamos a un conflicto, cada uno de nosotros tiene un estilo de conflicto que tiende a salir a flote. No hay un
estilo que sea el correcto o el equivocado. Todos tenemos elementos de todos los estilos dentro de nuestro propio estilo de
conflicto.
Podemos aprender determinados estilos de nuestra familia y la cultura que vivimos a diario. Veamos algunos:

COMPETIDORES (A MI MANERA)
Alguien que siempre trata de ganar, que acepta desafíos. Los competidores tienden a herir los sentimientos de la gente sin
siquiera darse cuenta de que lo están haciendo. Generalmente son vistos como buenos líderes.

TRANSIGENTES ( A LA MITAD DEL CAMINO)


Alguien que divide todo por la mitad. Tienden a encontrar soluciones rápidas, pero después no siempre están contentos con
ellas.

EVASORES (DE NINGUNA MANERA)


No les gustan los conflictos. Se van o se quedan callados. Guardan todo adentro y algún día explotan.

ACOMODADORES (A TU MANERA)
Se rinde frente a los demás. Ceden mucho y se guardan todo adentro. Se aguantan una mala situación por un tiempo hasta
esperar el momento oportuno para encarar el problema.

COLABORADORES (A NUESTRA MANERA)


Alguien que escucha a la otra persona y trata de encontrar una solución que sea justa para todos. Son vistos como buenos
oyentes. Este estilo no permite soluciones rápidas.

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