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Así se escucha decir: “Yo te di información, te dije que te cuides, cómo tenés que

cuidarte. Si no te cuidaste, entonces es tu responsabilidad”. Por eso es importante


reflexionar cómo se abordan estos temas en la escuela, desde qué perspectivas, no
fortaleciendo ideas que culpabilizan sino valorando la responsabilidad y el derecho que
tenemos de vivir plenamente nuestra sexualidad.

 No totalizar. Es decir, no explicar todos los embarazos, las maternidades y las


paternidades como planificación o proyecto. Ni tampoco homogeneizar en todos los casos
las argumentaciones que se presentan como motor de la decisión que se presentan solo
en algunos de ellos.
 Evitar el relativismo o las argumentaciones ahistóricas, que explican por lo cultural
cuestiones que dan cuenta de desigualdades de distinto orden (de clase, de género,
etarias). Es decir, poder visibilizar, en qué marco de posibilidades esa decisión fue
tomada. Quizás algunos adolescentes busquen tener un hijo como medio de
reposicionamiento, para tener algo propio, como forma de realización; en otros casos la
reproducción de las condiciones de vida (pobreza, vulneración de derechos) da lugar a
embarazos ligados a la denominada reproducción intergeneracional (Es importante señalar
que si la historia se repite es debido a las condiciones de vida y la falta de acceso a la
salud y no por una identificación de las jóvenes con sus madres o sus abuelas). Otras
mujeres, quizá, encuentran en el embarazo un destino asignado como mandato de género,
como un lugar de realización valorado socialmente para las mujeres. Es interesante
reflexionar sobre los mandatos y lugares privilegiados que se les asignan a los varones.
Que estas argumentaciones no obturen identificar cuáles son las desigualdades que
operan allí para que estos acontecimientos tengan lugar.
 Cuidar la recurrencia al discurso del deseo. Aquí se pueden realizar al menos dos
observaciones: el deseo no es una construcción individual, si bien contiene elementos
personales estos se construyen en el marco de una cultura. Por ejemplo, ¿cuánto del
deseo de hijx —si es que se presenta— responde a lo individual o a lo cultural? En
ocasiones se incurre a argumentaciones que en el nombre del deseo/no deseo
individualizan los condicionantes socio-históricos que se conjugan en la posibilidad de
planificar/decidir autónomamente en relación a estos procesos. Por otro lado, captar el
deseo implica tener herramientas metodológicas rigurosas para hacerlo. Además, ante la
pregunta del deseo o no deseo de hijx, qué mujer se animará —en una sociedad altamente
condenatoria— a asegurar que su hijx no fue deseadx. También habrá que tener en cuenta
que el deseo no es estático y algo que no se deseaba en un momento puede
transformarse o no.
 Distinguir entre embarazos planificados y proyecto ante el “hecho consumado” Un
embarazo que en un primer momento resultó no planeado puede conllevar diversas
resoluciones (interrumpir los embarazos, continuarlos, dar en adopción). Entre estas
resoluciones, habrá para quienes un embarazo que se impone —porque no puede hacerse
otra cosa— luego se re-signifique. Es decir, habrá para quienes un embarazo no
planificado se mantenga como no proyecto y habrá para quienes se convierta en proyecto
ante el hecho consumado.
 La discriminación que sufren quienes atraviesan estas experiencias también se
exponen en algunos nombramientos despectivos. Que lxs hijxs de madres y padres
adolescentes son hijxs de los planes sociales, que los instrumentos que garantizan
derechos para este grupo como las leyes y programas (planes sociales, becas,
inasistencias justificadas) estimulan los embarazos en estas edades, que estxs
adolescentes quieren una vida fácil. Estos dichos desconocen en gran parte las
experiencias de los EMPA.

“A partir de los embarazos, las maternidades y las paternidades se corta la


adolescencia”

En este sentido hay que tener en cuenta que todavía en nuestra sociedad la cultura
machista sigue operando con representaciones socialmente naturalizados acerca de las
mujeres y especialmente en las jóvenes, por ejemplo: ellas están más predispuestas al
amor, al romanticismo, a la afectividad, al cuidado de los otros, a responder a las
demandas de los varones, entre otros” (Cuaderno de Educación Sexual Integral para la
Educación Secundaria 1, 97-99:2010).

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