Está en la página 1de 5

Resolvamos los desacuerdos con amor

¿ALGUNA vez ha pensado en los conflictos que hubo entre


personajes bíblicos? Tan solo en los primeros capítulos de Génesis
encontramos varios: Caín asesina a Abel (Gén. 4:3-8); Lamec mata
a un joven por haberlo golpeado (Gén. 4:23); los pastores de
Abrahán (Abrán) y los de Lot se pelean (Gén. 13:5-7); Agar
desprecia a Sara (Sarai), quien a su vez se enoja con Abrahán
(Gén. 16:3-6); Ismael tiene problemas con todo el mundo, y todo el
mundo está en contra de él (Gén. 16:12).
2¿Por qué menciona estos conflictos la Biblia? Porque eso nos
ayuda a ver por qué debemos mantener la paz y nos muestra cómo
lograrlo. Desde luego, nos beneficia leer cómo personas reales,
imperfectas igual que nosotros, lucharon con problemas reales.
Descubrimos que sus esfuerzos tuvieron buenos resultados y
aprendemos lecciones que podemos poner en práctica. En realidad,
esos relatos nos enseñan qué cosas debemos hacer y qué cosas
debemos evitar en situaciones parecidas (Rom. 15:4).

3. ¿Qué veremos en este artículo?


3En este artículo analizaremos por qué los siervos de Dios debemos
resolver las diferencias y cómo conseguirlo. Además, veremos
varios consejos bíblicos para solucionar los desacuerdos, llevarnos
bien con los demás y tener una buena relación con Dios.

POR QUÉ DEBEMOS SOLUCIONAR


NUESTRAS DIFERENCIAS
4. a) ¿Qué forma de pensar se ha esparcido por el mundo? b) ¿Cuál ha sido
el resultado?

4Satanás es el principal responsable de que haya tantos conflictos y


desacuerdos. En el jardín de Edén dio a entender que cada uno
puede y debe decidir por sí mismo lo que está bien y lo que está
mal, sin tener en cuenta a Dios (Gén. 3:1-5). Está claro qué
resultados ha tenido esa forma de pensar. El mundo está lleno de
personas que manifiestan un espíritu de independencia. Y eso
fomenta el orgullo, el egoísmo y la competitividad. Todos los que se
dejan contagiar por esta actitud le están dando la razón a Satanás,
quien afirma que lo más inteligente es que cada uno busque sus
propios intereses sin preocuparse por los demás. Esa forma de
actuar es egoísta y provoca enfrentamientos. La Biblia nos recuerda
que el hombre que se enoja fácilmente hace que surjan peleas y
comete muchos pecados (Prov. 29:22).

5. ¿Qué consejos dio Jesús para resolver los desacuerdos?

5 En cambio, Jesús enseñó a sus discípulos a buscar la paz aunque


eso pareciera ir en contra de sus propios intereses. En el Sermón
del Monte les dio muy buenos consejos para resolver desacuerdos y
evitar conflictos. Por ejemplo, los instó a que fueran apacibles,
buscaran la paz, se libraran de sentimientos que pueden llevar a la
ira, resolvieran rápidamente las diferencias y amaran a sus
enemigos (Mat. 5:5, 9, 22, 25, 44).

6, 7. a) ¿Por qué es importante resolver las diferencias personales lo antes


posible?

6Si no buscamos la paz con los demás, nuestros esfuerzos por


servir a Dios —lo que incluye orar, ir a las reuniones y predicar—
no tendrán ningún valor (Mar. 11:25). No podemos ser amigos de
Dios si no estamos dispuestos a perdonar a los demás (leaLucas
11:4 y Efesios 4:32).
7Debemos ser honestos y pensar detenidamente en si estamos
dispuestos a perdonar y a mantener relaciones pacíficas con los
demás. ¿Nos cuesta perdonar a nuestros hermanos? ¿Disfrutamos
de su compañía aunque nos hayan ofendido? Dios espera que sus
siervos sepan perdonar. Si nuestra conciencia nos dice que
tenemos que mejorar en este asunto, pidámosle ayuda a Él, nuestro
Padre celestial. Él escuchará y contestará nuestras oraciones
(1 Juan 5:14, 15).
¿PODEMOS PASAR POR ALTO LA
OFENSA?
8, 9. ¿Qué tenemos que hacer si alguien nos ofende?
8Como los humanos somos imperfectos, tarde o temprano alguien
dirá o hará algo que nos ofenda; es inevitable (Ecl. 7:20;Mat. 18:7).
¿Cómo reaccionaremos? Pensemos en lo que ocurrió en una
reunión social en la que había varios Testigos. Una hermana saludó
a dos hermanos, pero su forma de hacerlo molestó a uno de ellos.
Cuando los dos hermanos se quedaron solos, el ofendido se puso a
criticar a la hermana por lo que había dicho. Entonces, el otro le
recordó que ella había servido fielmente a Dios en circunstancias
difíciles durante cuarenta años y le dijo que no creía que quisiera
herir sus sentimientos. El hermano ofendido lo pensó un momento y
dijo: “Tienes razón”. Así que decidió olvidar el asunto.
9¿Qué lección aprendemos? Que podemos controlar cómo
reaccionamos cuando alguien hace algo que podría ofendernos.
El amor nos permite pasar por alto las pequeñas
faltas (leaProverbios 10:12 y 1 Pedro 4:8). El Señor piensa que es
“hermosura de [nuestra] parte” pasar por alto una ofensa (Prov.
19:11; Ecl. 7:9). Por eso, lo primero que tenemos que hacer cuando
sentimos que alguien nos trata con falta de respeto o no es amable
con nosotros es preguntarnos: “¿Puedo pasar por alto ese asunto?
¿De verdad tengo que darle importancia?”.

SI NO PODEMOS PASAR POR ALTO


LA OFENSA
11La Biblia dice que “todos tropezamos muchas veces” (Sant. 3:2).
Imagine que se entera de que un hermano se molestó por algo que
usted dijo o hizo. ¿Qué debería hacer? Jesús dijo: “Si estás llevando
tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo
contra ti, deja tu dádiva allí enfrente del altar, y vete; primero haz las
paces con tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto, ofrece tu
dádiva” (Mat. 5:23, 24). Siga el consejo de Jesús y hable con el
hermano. Pero no olvide cuál es su objetivo. No se trata de echarle
parte de la culpa a él, sino de que usted admita la suya y hagan las
paces. Lo más importante es estar en paz con los hermanos.
12El relato de la Biblia que mencionamos antes sobre Abrahán y su
sobrino Lot explica cómo resolvieron pacíficamente un conflicto que
podría haberlos dividido. Los dos tenían rebaños, y sus pastores se
pelearon, según parece, por las tierras de pasto. Para mantener la
paz, Abrahán le dijo a Lot que fuera el primero en escoger dónde
vivir con su familia (Gén. 13:1, 2, 5-9). ¡Qué buen ejemplo! Abrahán
buscó la paz, no sus propios intereses. ¿Salió perdiendo por ser tan
generoso? No, para nada. Justo después de este incidente, Jehová
le prometió que recibiría muchas bendiciones (Gén. 13:14-17). Dios
nunca permitirá que sus siervos sufran pérdidas permanentes por
poner en práctica los consejos de la Biblia y resolver sus diferencias
con amor.[1]

¿HAY QUE INVOLUCRAR A LOS


ANCIANOS?
14, 15. a) ¿Cuándo deberíamos seguir el consejo de Mateo 18:15-17?
14En la mayoría de los casos, podemos y debemos resolver
nuestras diferencias en privado y sin involucrar a nadie más. Sin
embargo, Jesús dijo que a veces puede que sea necesario que la
congregación intervenga (lea Mateo 18:15-17). ¿Qué ocurría si el
ofensor se negaba a hacer lo que dijo Jesús: escuchar a su
hermano, a los testigos y a la congregación? Entonces se le debía
tratar “como hombre de las naciones y como recaudador de
impuestos”. Hoy diríamos que tal persona debería ser expulsada.
El hecho de que pudiera tomarse esta medida tan seria indica que el
“pecado” en cuestión no podía ser un simple desacuerdo. Jesús
hablaba de una ofensa que tenía que cumplir dos condiciones: 1)
podía resolverse entre los implicados, pero 2) era suficientemente
grave como para que el ofensor fuera expulsado si el asunto no se
resolvía. Los pasos que Jesús mencionó solo deben darse cuando
se cumplen estas condiciones.
Puede que para ganarnos a nuestro hermano tengamos que hablar
con él más de una vez.
16Muy pocas veces nos vemos obligados a dar todos los pasos
descritos en Mateo 18:15-17. Esto es un alivio, pues significa que
las diferencias normalmente se resuelven antes de que la situación
sea tan grave que haga falta expulsar a quien no se arrepiente.
A menudo el ofensor se da cuenta de su error y rectifica. Entonces,
la persona ofendida tal vez vea que ya no hay razón para insistir en
que se ha cometido una falta y decida perdonarlo. En cualquier
caso, lo que dijo Jesús indica que no debemos apresurarnos a
involucrar a la congregación cuando surge alguna diferencia. Los
ancianos solo pueden intervenir si se han dado los primeros dos
pasos y la acusación se basa en pruebas sólidas.

17. ¿Qué bendiciones tendremos si buscamos la paz entre nosotros?

17 Mientras dure este sistema de cosas, seremos imperfectos y


seguiremos ofendiendo a otros. El discípulo Santiago dijo: “Si
alguno no tropieza en palabra, este es varón perfecto, capaz de
refrenar también su cuerpo entero” (Sant. 3:2). Para resolver las
diferencias, debemos esforzarnos por buscar la paz y seguir tras
ella (Sal. 34:14). Si fomentamos la paz entre los hermanos, nos
llevaremos bien con ellos y contribuiremos a la unidad de la
congregación (Sal. 133:1-3). Y lo que es más importante: tendremos
una buena relación con El Señor, “el Dios que da paz” (Rom. 15:33).
Todos podemos disfrutar de estas bendiciones si resolvemos los
desacuerdos con amor.

También podría gustarte