El color azul es uno de los colores primarios que el ser humano es
capaz de percibir, y uno de los que uno de los tres tipos de conos de los que disponemos en en nuestro ojo es capaz de detectar directamente. Es importante tener en cuenta que el color no es una entidad o propiedad per se de la luz, sino un efecto de la percepción de la refracción de ésta en los objetos. Así, las cosas no son azules sino que las percibimos azules. Concretamente, podríamos considerar que el color azul es la percepción a través de la visión del reflejo de la luz con una longitud de onda de entre 460 y 482 nm, incluyendo en realidad una amplia gama de tonalidades en función de cuánto se mezcla con los otros colores básicos.
¿Qué significa el color azul en
Psicología? El color azul tiene y ha tenido siempre un gran efecto sobre la psique humana, en gran medida por el simbolismo y la asociación del color con elementos que percibimos de dicho color y que nos generan experiencias emocionales concretas. Concretamente, el color azúl suele vincularse al agua en casi todas sus formas, especialmente a mares y océanos, así como a la lluvia. También destaca su asociación con el color del cielo. Estas asociaciones son, de hecho, las que suelen darle su significado tanto en lo positivo como en lo negativo. Generalmente suele tener una simbología más inocente y pura el azul claro (azul cielo, como la mañana o el agua en calma) mientras que el azul oscuro se relaciona más a la madurez y a la dureza (más típico de tormentas, oleaje y atardecer). Dichos efectos y su posible aplicación práctica son estudiados en lo que se viene a conocer como psicología del color. Dentro de esta, se ha observado que el azul suele vincularse a la introspección, a la timidez y a la tolerancia, pero probablemente su vinculación más conocida es con la idea de serenidad y calma. Se trata de uno de los colores más relacionados con la tranquilidad y el control de la situación, así como con la paz, el entendimiento y la protección. También se vincula al cuidado de los demás y a la confianza y credibilidad. Tonos más claros son frecuentemente asociados a la inocencia y a la generosidad, mientras que los más oscuras se relacionan con la inteligencia, el poder y el saber estar. Asimismo, el azul suele hallarse vinculado a la estabilidad mental y emocional, así como a la razón (también a la inteligencia) y a un modo de afrontar la realidad racional. Se ha observado que la contemplación del azul favorece el control y la profundización en la respiración, así como que ayuda en procesos de meditación. También parece favorecer la creatividad y la cordialidad, así como al entendimiento entre personas.