Está en la página 1de 9

XII Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación.

“Nuevos escenarios y lenguajes convergentes”


Escuela de Comunicación Social – Facultad de Ciencia Política y RRII - Rosario 2008.

Apellido y nombre: Rigat, Leticia.


E- mail: letirigat@hotmail.com
Institución a la que pertenece: Escuela de Comunicación Social, Facultad de Ciencia
Política y RR.II. Universidad Nacional de Rosario.
Área de interés: Discursos, lenguajes y textos.
Palabras claves: Temporalidad – Memoria- Fotografía.
Título: “TEMPORALIDAD, MEMORIA E IMAGEN FOTOGRÁFICA: UNA
APROXIMACIÓN A LA OBRA DE MARCELO BRODSKY”.

Resumen

El objetivo del trabajo es analizar el conjunto de realizaciones que componen la obra


“Nexo” de Marcelo Brodsky a partir de la reflexión de las posibles articulaciones entre
temporalidad, memoria, representación e imagen fotográfica desde una perspectiva
socio-semiótica.

1
“TEMPORALIDAD, MEMORIA E IMAGEN FOTOGRÁFICA: UNA
APROXIMACIÓN A LA OBRA DE MARCELO BRODSKY”.

Introducción

El propósito del trabajo que voy a exponer es explorar las posibles articulaciones que
pueden hacerse entre temporalidad, representación del pasado e imagen fotográfica, o
dicho de otra manera, entre el uso de la fotografía en cuanto documento social y la
construcción de la memoria. A tal fin tomamos como eje de análisis la obra “Nexo” de
Marcelo Brodsky.

En la línea reflexiva del análisis precedente partimos de la experiencia personal, de la


emoción que nos provoca encontrar una fotografía de un tiempo pasado, de un momento
vivido, de una persona ausente…. La imagen misma parece surgir de la necesidad de
dejar la huella, el rastro de aquello que inevitablemente desaparece. Triunfo sobre el
devenir del tiempo, pero también sobre la muerte. La experiencia nos lleva a marcar, a
crear materialidades que sobrevivirán el paso del tiempo. La imagen nos da un
inmutable tiempo, donde pasado, presente y futuro no dejan nunca de reconfigurarse.
Sobre esto ya nos advertía Georges Didi-Huberman al afirmar que ante toda imagen
estamos ante el tiempo, y ante ella debemos reconocer que “ella nos sobrevivirá, que
ante ella somos el elemento frágil, el elemento de paso y que ante nosotros ella es el
elemento del futuro, el elemento de la duración” 1 … pues la imagen tiene más porvenir
que el ser que la mira

Precisamente, a diferencia de otras imágenes, la fotografía nace a partir de un corte


espacio – temporal, es un signo que se constituye por entero en el cruce espacio-tiempo.
El teórico y crítico de cine André Bazin afirma que la imagen fotográfica puede
considerarse como “un modelado, una huella del objeto por medio de la luz” 2 . Lo cual
refiere de manera directa a la etimología de la palabra fotografía, es decir: foto – luz y
grafía-escritura. La fotografía resultaría de esta manera una “escritura por medio de la
luz”.

2
Esto último se debe a las características técnicas del dispositivo fotográfico, en donde la
luz que refracta lo fotografiado entra por el objetivo de la cámara y se imprime sobre
una superficie sensible a ella, dejando su huella.

Lo anterior delimita una característica que define la especificidad de la imagen


fotográfica, puesto que al decir que en la fotografía la luz que refracta lo fotografiado
(en adelante el referente fotográfico 3 ) se imprime de manera directa sobre una película
sensible nos estamos refiriendo a que en la fotografía existe una contigüidad física entre
el referente fotográfico y el signo fotográfico, en otras palabras, se trataría de la huella
del referente sobre ciertas sustancias sensibles a la luz. Esta contigüidad física nos
permite referirnos a la fotografía como un índice en el sentido de Charles Peirce, en
otras palabras, nos referimos a índice como el “signo del objeto en tanto que mantienen
o han mantenido con este una conexión física o de tipo casual” 4 .

Estas propiedades de la imagen fotográfica permiten a Roland Barthes afirmar que ante
una fotografía: “nunca puedo negar que la cosa haya estado allí” y que tal imperativo
debe ser considerado su esencia misma. El noéma de la fotografía implica, por lo tanto,
una doble posición conjunta, de realidad y de pasado: “Esto ha sido” 5 . Puesto que, y
como bien afirma el autor: “la fotografía es literalmente la emanación del referente” 6 .

Asimismo esta esencia de la fotografía nos permite interpretarla como una evidencia de
los hechos, o al menos de la existencia incontrovertible de que lo que se extiende
delante del objetivo fotográfico existió, realmente estuvo ahí. A esto mismo se refiere
Susan Sontag al afirmar que “algo que conocemos de oídas pero de lo cual tenemos
dudas parece irrefutable cuando nos lo muestran en una fotografía…” 7 .

Pero no debemos olvidar que en la fotografía no estamos sólo delante de un instante


capturado, sino también de un espacio fraccionado. La imagen foto se presenta ante
nosotros como un objeto delgado al que podemos regresar una y otra vez a reencontrar
el mismo instante que permanece idéntico, puesto que la foto le ha dado fijeza e
inmutabilidad a aquello que ha cortado y fraccionado.

3
En resumen, podemos decir que la fotografía es la imagen de un instante arrancado de la
duración real, huella de lo que se extiende delante del objetivo, fijeza de un fragmento y
de un instante que están condenados a no ser ya, por lo tanto y como bien afirma Philip
Dubois, la fotografiar consiste en “cortar en vivo para perpetuar lo muerto” 8 .

La fotografía abre una distancia temporal entre el momento de su producción y el


momento de su recepción haciendo surgir el tiempo como pasado. Doble mensaje: uno
relativo al suceso fotografiado y otro inherente al golpe de discontinuidad. Y esto se
debe a que la fotografía nace por entero de un solo golpe en el momento de la
obturación, fija un instante y fracciona, aísla una porción de la extensión. Por lo tanto en
la fotografía no sólo encontramos tiempo detenido sino espacio fraccionado (que
innegablemente ha estado ahí), puesto que, y a diferencia de otras artes, en el acto
fotográfico el operador del dispositivo no mete adentro sino que saca una sola pieza, no
llena el marco sino que selecciona y sustrae de un golpe una fracción del espacio lleno.

Si toda fotografía es, como decíamos anteriormente, del pasado, toda imagen foto es por
lo tanto la imagen de una ausencia. De aquello que inevitablemente deviene a no ser ya.
Se relaciona de esta forma con aquello que llamamos recuerdo, que como bien explica
Aristóteles: todo recuerdo implica un conocimiento y/o una sensación tenida
precedentemente 9 . Y asimismo se relaciona con lo expuesto por Paul Ricoeur en torno a
la relación que puede establecerse entre ausencia y memoria, en donde lo ausente parece
devenir presente en el recuerdo.

Pero lo que se actualiza en el recuerdo no es la cosa misma sino el conocimiento (y


porque no el sentimiento) de aquello que se nos actualiza en el pensamiento. Tres
categorías son esenciales para referirse a la experiencia temporal del tiempo: pasado –
presente – futuro; se trata de una manera de referirse a aquello que en la experiencia no
deja nunca de fluir: la duración, el devenir como el inevitable cambio de todas las cosas.
Debate extenso de la filosofía que ha planteado la cuestión del cambio constante y la
permanencia ya desde los presocráticos. Pero asimismo representa el miedo
fundamental de la humanidad misma: el fin, la muerte como aquello a lo que nunca
podemos dar respuesta.

4
Será Aristóteles quien en “De la memoria a la reminiscencia” 10 se pregunte cuál es el
objeto del recuerdo si uno no puede recordar ni el porvenir ni el presente: siendo el
primero el objeto de una opinión y una esperanza y el segundo de una sensación. La
memoria, siguiendo a este filósofo, correspondería al pasado.

Por otra parte, Aristóteles explica que lo que distingue al animal hombre de otros
animales no es la memoria sino la reminiscencia, puesto que la memoria consiste en el
recuerdo imprevisto, un recuerdo que adviene al pensamiento, mientras que la
reminiscencia es un recuerdo buscado en el pasado, un acto activo de recuerdo.

Según Aristóteles la memoria precede cronológicamente a la reminiscencia y pertenece


a la misma parte del alma a la que pertenece la imaginación: es una colección o
antología de imágenes con el agregado de una referencia al tiempo. La rememoración
no es algo pasivo, es por el contrario la recuperación de un conocimiento o una
sensación ya tenida precedentemente.

Esto último nos permite introducir una cuestión, a nuestro entender, clave para
comprender el acto de recuerdo mediante una fotografía. Como bien explica Aumont:
“Las imágenes mantienen una relación infinitamente variable con el tiempo” 11 , ante una
imagen fotográfica nos encontramos con dos espacio diferentes: el espacio de quien
mira la fotografía y el de la imagen, son dos espacios diferentes: nuestro espacio
cotidiano y el espacio de una imagen, al que entramos haciendo funcionar determinados
conocimientos.

Sobre esto mismo explica Jean-Marie Schaeffer que quien mira la imagen fotográfica le
añade un saber relacionado a la génesis de la imagen, sobre su modo de producción, su
arché, y precisamente si la fotografía es capaz, como decíamos anteriormente de
certificar la experiencia, es gracias al conocimiento de su arché. Antes de formar una
imagen, la fotografía es un proceso: la acción de la luz sobre ciertas sustancias a las que
hace reaccionar químicamente, y que se llaman por esta razón fotosensibles; superficie
que tiene la capacidad de conservar la huella de la acción de la luz.

5
Tomando la idea de Barthes de que “la fotografía es un lenguaje sin códigos”, pues
proporciona una información sin tener un lenguaje propio, podemos entender lo que
John Berger quiere decir al afirmar que “la fotografía no puede mentir porque la
fotografía no tiene un lenguaje propio, porque cita más que traduce. No puede mentir
porque imprime directamente” 12 . A partir de lo cual especifica que la imagen
fotográfica se produce instantáneamente, por ello citan las apariencias, para comprender
lo que una imagen fotográfica nos muestra necesitamos saber algo de lo fotografiado.
Puesto que el significado no es instantáneo, sin una historia no hay significado:
solamente un acontecimiento adquiere sentido cuando le damos un antes y un después.

Y he aquí la relación entre relato e imagen, la diferencia entre ambos es que en el relato
hay una continuidad temporal. En el relato los acontecimientos son relacionados entre sí
según un antes y un después, a través de un nexo significante que orienta su sentido, da
pautas de lectura y de interpretación. La fotografía como especificamos anteriormente,
opera a la inversa, del fluir del tiempo corta literalmente un instante, por lo tanto para
atribuirle un sentido a la imagen necesitamos restituirla a una duración. Sólo así la
fotografía puede reconducirnos a un presente, al después de ese instante, a sus causas y
devenires.

La imagen fotográfica tiene el gran poder de devolvernos un instante pasado,


conservando sus apariencias y así nos enfrenta a la difícil tarea de restituir la duración,
crear un nexo espacio-temporal entre esa distancia que se ha creado a partir del corte:
pasado y presente, y porqué no el futuro. La imagen fotográfica necesita remitir a los
recuerdos de la memoria de alguien.

Podemos plantear en este punto una diferencia importante. En cuanto a su uso privado
la fotografía tiene la capacidad de transportarnos a la experiencia vivida, el álbum
familiar, por ejemplo, reúne en un universo de imágenes los recuerdos de una vida que
está siendo vivida, diría Berger. En su uso público, la fotografía nos devuelve un
acontecimiento que queda enmarcado y eternizado para otras generaciones, deja una
marca visual y tangible a la vez, de hechos que tampoco pueden volver a vivirse, pero

6
sobre los cuales las sociedades deciden reflexionar. Momentos imborrables de un
tiempo histórico que deben ser recordados y sobre los que la fotografía nos devuelve la
huella y mediante las cuales podemos recordar cosas que no vivimos, sucesos que
tuvieron lugar mucho tiempo antes de que naciéramos, que ocurrieron del otro lado del
mundo, pero que nos implican como miembros de un grupo social que nos precede.

Podemos ver que en su uso privado, las fotografías, aunque nacidas del corte espacio-
tiempo, permanecen ligadas al marco de significancia en el que fueron creadas. En
cambio en su dimensión social nos muestran un suceso que no nos atañe de manera
directa o que están lejos (al recibirlas) del marco de significancia original, ofreciendo
información, pero una información ajena a la propia experiencia. La diferencia se basa,
por lo tanto, en la continuidad, y la continuidad está dada por el conocimiento y el
recuerdo de quien recibe la imagen fotográfica y la integra en su propio universo
interpretativo.

Precisamente, la obra de Marcelo Brodsky 13 tiene que ver con el tiempo, con una
recomposición temporal del tiempo pasado. El pasado y el presente se reconfiguran a
partir de la palabra y el relato de la experiencia vivida. Como su mismo título nos indica
el propósito de estas imágenes es hacernos crear ante ellas aquel hilo invisible que las
une según la ausencia, las consecuencias de un pasado que han producido un quiebre
profundo en la historia argentina.

Se trata del relato y las imágenes de un pasado reciente que espera su historia, una
historia que aún espera memoria. La Memoria en el caso argentino es, como explicaba
Nicolás Casullo, un dilema en cuanto a la relación conflictiva que mantiene con el
pasado, relación patologizada, conflictiva y encontrada con un pasado cercano,
inmediato. Se trataría de una memoria que no está en el pasado, sino en el futuro: “no
duerme más atrás… sino que está adelante, inhabitada todavía, aguardándonos” 14 .

La obra “Nexo” de Marcelo Brodsky consta de distintas realizaciones que aluden a la


última dictadura militar argentina. En su obra, Brodsky coloca conjuntamente lo privado
y lo público, haciendo dialogar inevitablemente la historia social y su propia historia:

7
donde exilio y recuerdo entran en tensión en una suerte de reconstrucción de espacios
no habitados, de rostros borrados, de ausencias que se hacen presentes…

Notas:
1
DIDI-HUBERMAN, Georges. Ante el tiempo. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires, 2006, pág. 12.
2
BAZIN, André. “Ontología de la imagen fotográfica” en ¿Qué es el cine? Rialp. Madrid, 2004, pág. 27.
3
Nos referimos a Referente Fotográfico tomando la definición de Roland Barthes, según el cual debemos
entender por Referente fotográfico: “no a la cosa facultativamente real que remite a una imagen o a un
signo, sino a la cosa necesariamente real que ha sido colocada ante el objetivo y sin la cual no habría
fotografía”. En BARTHES, Roland. La cámara Lúcida, Paidós, 1989, pág. 135.
4
VV.AA. Introducción a los lenguajes: la fotografía. Laborde. Rosario, 2004, pág. 55.
5
BARTHES, R. Ob. Cit. Pág. 135.
6
Ibíd. pág. 142.
7
SONTAG, Susan. Sobre la fotografía. Sudamericana. Buenos Aires, 1977, pág. 15-16.
8
DUBOIS, Philip. El acto fotográfico. De la representación a la recepción. Paidós. Barcelona, 1994,
pág. 149.
9
ARISTÓTELES. “De la memoria y de la reminiscencia” en Parva Naturalia. Alianza. Madrid. 1993.
10
Ibíd., pág. 68-69.
11
AUMONT, Jacques. La imagen. Paidós. Barcelona. 1992, pág. 171.
12
BERGER, John “Apariencias” en Berger, John y Mohr, Jean (1996) Otra manera de contar. Editorial
Mestizo. 1996, pág. 96.
13
Sitio Web oficial de Marcelo Brodsky: http://www.marcelobrodsky.com/
14
CASULLO, Nicolás. “La memoria de las cosas” en MARTÍNEZ, José (comp.) Observatorio Siglo XXI.
Reflexiones sobre arte, cultura y tecnología. Paidós. Buenos Aires, 2007, pág. 107.

8
BIBLIOGRAFÍA

ARISTÓTELES. “De la memoria y de la reminiscencia” en Parva Naturalia. Alianza.


Madrid. 1993.
AUMONT, Jacques. La imagen. Paidós. Barcelona. 1992.
BARTHES, Roland. La cámara lúcida. Paidós, Barcelona, 1989.
BAZIN, André. ¿Qué es el cine? Rialp. Madrid, 2004.
BERGER, John “Apariencias” en Berger, John y Mohr, Jean (1996) Otra manera de
contar. Editorial Mestizo. 1996.
CASULLO, Nicolás. “La memoria de las cosas” en MARTÍNEZ, José (comp.)
Observatorio Siglo XXI. Reflexiones sobre arte, cultura y tecnología. Paidós. Buenos
Aires, 2007.
DIDI-HUBERMAN, Georges. Ante el tiempo. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires,
2006.
DOBOIS, Philip. El acto fotográfico. De la representación a la recepción. Paidós.
Barcelona, 1994.
SONTAG, Susan. Sobre la fotografía. Sudamericana. Buenos Aires, 1977
VV.AA. Introducción a los lenguajes: la fotografía. Laborde. Rosario, 2004.

También podría gustarte