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MIELOMA
DEFINICIÓN
Existen factores como el flujo más lento del filtrado glomerular, el ambiente ácido de
la nefrona distal y la presencia de electrolitos como cloruro de sodio que facilitan la
coagregación de CLL con la proteína de Tamm-Horsfall y, por su precipitación, se
produce la obstrucción tubular. La mayoría de los cilindros producen, a nivel
microscópico, obstrucción de la luz del túbulo distal y, con frecuencia, inducen una
reacción inflamatoria local con aparición de células gigantes multinucleadas
características del riñón del mieloma. Es menos frecuente la afectación glomerular,
que es debida a amiloidosis. (2)
EPIDEMIOLOGÍA
Entre los pacientes recién diagnosticados, (20-50)% tienen Lesión Renal aguda
(LRA) o Enfermedad Renal Crónica (ERC) en el momento del diagnóstico. (4)
La lesión renal grave, aguda o crónica, que requiere diálisis generalmente ocurre en
1 a 3 por ciento de los pacientes con mieloma múltiple, pero se notificó en hasta 12
por ciento. (3)
Sin embargo, las mediciones de (CLL) en orina rara vez se utilizan en la práctica
clínica, ya que la variación intraindividual es alta y el ensayo no se realiza de
manera confiable en muestras de orina. En la práctica, la medición de los niveles
de la cadena ligera de la orina se realiza mejor mediante electroforesis de
proteínas en orina de 24 horas y mediante la medición de los niveles de CLL en
suero (CLLs). La nefropatía por depósito de cadena ligera es poco frecuente en
pacientes con concentraciones bajas de (CLLs) (<500 mg / L). (2)
FISIOPATOLOGÍA
La THP es secretada por la rama ascendente gruesa del asa de Henle, y se une a
las CLL en su región determinante de complementariedad mediante un dominio de
9 aminoácidos. La THP tiene la capacidad de formar un gel favorecido por el
incremento del contenido de electrolitos y la osmolaridad, el ambiente ácido de la
nefrona distal y la presencia de cloruro de sodio facilitando su agregación y llevando
finalmente a la formación de cilindros intratubulares, obstrucción y extravasación de
cadenas libres al intersticio, con la consecuente inflamación y fibrosis intersticial,
aunado al cambio de fenotipo de las células del túbulo contorneado proximal, que
migran hacia el espacio intersticial en donde adquieren morfología miofibroblástica
e inician la producción de matriz extracelular. (3)
La excesiva endocitosis de FLC también puede alterar las CETP hacia un fenotipo
fibroblástico a través del epitelio mesenquimático de transición, tanto in vitro como
in vivo.Se ha demostrado que las CLL monoclonales purificadas, cultivadas con
CETP humanas, inducen lesión citoesquelética y daño del ADN, con apoptosis y
necrosis, con toxicidad variable entre las diferentes CLL, pero con efecto
dependiente de la dosis, lo que sugiere que tanto la estructura y la concentración
determinan la toxicidad celular en la nefropatía por cilindros. (7)
Las manifestaciones clínicas renales están relacionadas con mal pronóstico del MM.
Se debe al exceso de producción de cadenas ligeras en el que suele haber una
afectación tubulointersticial. Hay un efecto tóxico directo de las cadenas livianas
sobre las células tubulares y formación de cilindros al unirse a la proteína de Tamm-
Horsfall. (6)
- Enfermedad renal crónica (ERC): algunos pacientes con mieloma múltiple pueden
experimentar un aumento gradual o progresivo de la creatinina sérica y es> 2 mg / dL
(177 micromol / L) durante un período de seis meses o más. Las dos causas
principales de insuficiencia renal en pacientes con MM son la nefropatía por
vaciado de cadena ligera (también llamada riñón de mieloma) y la
hipercalcemia. Los pacientes que no secretan cadenas ligeras no tienen riesgo
de mieloma renal. En ausencia de otras causas de insuficiencia renal, se puede
realizar un diagnóstico presuntivo de nefropatía por colada de cadena ligera en
el establecimiento de niveles altos de cadena ligera libre (CLL) afectados
(típicamente> 1500 mg / L). Por el contrario, se debe realizar una biopsia renal
para documentar los cambios histológicos típicos en pacientes con sospecha de
nefropatía por colada, especialmente si el nivel de CLL afectado por el suero es
<500 mg / L. (5)
- Inmunofijación
- Biopsia renal
Nefropatía por cilindros, tinción de hematoxilina y eosina. Cilindros eosinofílicos que se observan “quebradizos”.
Los túbulos se observan atróficos con aplanamiento epitelial, intersticio fibrótico con infiltrado linfocitario.
TRATAMIENTO
Para el primer ciclo, bortezomib generalmente se administra dos veces por semana,
en los días 1, 4, 8 y 11 de un ciclo de 21 días, y la dexametasona se administra en
una dosis de 40 mg en los días 1 a 4, 8 y 15. Esto es diferente de la administración
semanal habitual de estos agentes en pacientes con mieloma múltiple sin AKI. Sin
embargo, a partir del segundo ciclo, estos agentes se administran como lo son en
pacientes con mieloma múltiple que no tienen AKI. La lenalidomida generalmente
se evita en pacientes con LRA a menos que el paciente sea refractario a otras
opciones. Una vez estabilizado, el trasplante de células hematopoyéticas puede
considerarse en pacientes elegibles. El trasplante de células hematopoyéticas se
puede realizar de forma segura entre pacientes con todas las etapas de la
enfermedad renal, incluso entre pacientes en diálisis. (6)
En los pacientes que inician con riñón de mieloma el inhibidor de proteosoma 26S
bortezomib se ha convertido en el fármaco de elección, porque además de reducir
las cadenas ligeras circulantes, inhibe vías dependientes del NF-kB (factor nuclear
kappa B), reduciendo la liberación de citocinas e induciendo factores
antiapoptósicos específicos de las células tubulares. (4)
- Diálisis: hasta que haya más evidencia disponible, se debe iniciar la diálisis
convencional para las indicaciones habituales (p. Ej., Sobrecarga de líquidos,
hiperpotasemia y uremia) y no para la eliminación de cadenas ligeras
libres. Entre los pacientes con IRA que requieren diálisis, la hemodiálisis es la
modalidad preferida. La diálisis peritoneal es una opción para los pacientes que
desarrollan enfermedad renal en etapa terminal (ESRD) y requieren diálisis
crónica. Dependiendo de la gravedad de la insuficiencia renal y de los síntomas,
se necesita hemodiálisis para corregir el equilibrio ácido-base, los trastornos
electrolíticos, los síntomas de sobrecarga de volumen y los síntomas urémicos.
(7)
PATOLOGÍA
Fue Rudolph Virchow en 1854 quien adoptó el término "amiloide", introducido por
primera vez por Schleiden en 1838 para describir el almidón de una planta, para
referirse a los depósitos de tejido que se tiñeron de manera similar a la celulosa
cuando se exponen al yodo. En estas descripciones originales, Rokitansky observó
que los depósitos de amiloide tenían una apariencia "cérea" o "lardácea" y Virchow
era amorfo e hialino en la microscopía óptica. (10)
FISIOPATOLOGÍA
Se presume que los precursores circulantes son los precursores del amiloide en las
formas sistémicas de la enfermedad .Por el contrario, en la amiloidosis localizada
AL (que puede involucrar sitios como la conjuntiva, los pulmones, la piel o el tracto
genitourinario), se piensa que la proteína precursora (cadena ligera de la
inmunoglobulina) se sintetiza y procesa en sitios locales contiguos a la deposición
de amiloide . Este modelo para la formación de amiloide en los sitios de síntesis de
proteínas se ha corroborado en algunos modelos in vitro de amiloide AA, en los
cuales se produce una deposición alrededor de tipos de células como monocitos,
macrófagos o células mesangiales en cultivos de tejidos. (10)
CLASIFICACIÓN
Se han propuesto múltiples clasificaciones de la amiloidosis en función de la
presencia o no de patología subyacente, de la localización histológica del depósito
de amiloide, del patrón de distribución por órganos y del tipo de proteína depositada:
AL en las amiloidosis primarias y AA en las amiloidosis secundarias. Atendiendo a
la presencia o ausencia de enfermedad subyacente y al tipo de proteína depositada
, las clasificamos en :
Amiloidosis primaria (AL)
En este apartado incluimos la amiloidosis primaria, en la que no existe
enfermedad acompañante, y la asociada a mieloma múltiple o a otras discrasias
sanguíneas como, por ejemplo, la macroglobulinemia. Estos casos suelen
acontecer en edades medias avanzadas, con preferencia en varones, y la
mayoría de ellos presentan un mieloma múltiple, una inmunoglobulina
monoclonal (en suero, orina o ambas) o una plasmocitosis en médula ósea. Los
síntomas más frecuentes son astenia y pérdida de peso junto a otra clínica
diversa según el órgano afecto. (8)
Amiloidosis AA
En este grupo se engloban las amiloidosis secundarias, es decir, aquellas
originadas en el seno de otra enfermedad, las formas familiares o hereditarias
como la fiebre mediterránea familiar y el síndrome de Muckle-Wells o nefropatía
amiloide familiar. (8)
Amiloidosis secundaria
Esta forma de amiloidosis se relaciona con enfermedades crónicas de tipo
infeccioso (como la tuberculosis, las bronquiectasias, la lepra, etc.),
neoplásico (como el hipernefroma y la enfermedad de Hodgkin) e
inflamatorio. Con respecto a la amiloidosis secundaria ligada a la patología
reumática, la artritis reumatoide ocupa el primer lugar, seguida de la
espondilitis anquilosante, síndrome de Reiter, artropatía psoriásica,
enfermedad inflamatoria intestinal, artritis crónica juvenil, enfermedad de
Behçet, lupus eritematoso sistémico, etc. Habitualmente aparece tras varios
años de evolución con predominio entre la cuarta y séptima década de la
vida. La sintomatología inicial es inespecífica, siendo la proteinuria uno de
los primeros datos sospechosos, que en algunos casos puede seguirse o
acompañarse de insuficiencia renal. Resulta menos frecuente que los
síntomas iniciales radiquen en el aparato gastrointestinal (diarreas y/o
malabsorción) o cardiocirculatorio. (8)
CLÍNICA
Las manifestaciones clínicas son variables y dependen del órgano o tejido infiltrado
de amiloide. La clínica está determinada por la subunidad proteica y el órgano
afectado. Inicialmente los signos y síntomas son inespecíficos hasta que aparecen
las manifestaciones en los órganos afectados. En las formas sistémicas los órganos
que se afectan con más frecuencia son riñón, corazón e hígado. (9)
Amiloidosis renal
Es una localización muy frecuente tanto en la amiloidosis secundaria (AA) como en
la primaria (AL), por lo que carece de especificidad . La afectación renal puede
oscilar entre un cuadro de proteinuria leve y una nefrosis florida. Clínicamente, en
todos los casos se observa proteinuria acompañada o no de un síndrome nefrótico
y, en ocasiones, hematuria que suele ser debida a infiltración de las vías urinarias
inferiores (uréter, vejiga, etc.). La aparición de edemas es habitual, y resulta poco
usual la hipertensión, a excepción de la amiloidosis crónica. En la amiloidosis AA se
produce una aparente recuperación de la función renal al tratar la enfermedad
causal. En la actualidad tanto el uso de hemodiálisis crónica como el trasplante son
útiles en el tratamiento final de la amiloidosis renal, mejorando claramente el
pronóstico. (8)
La afectación renal clínicamente evidente se produce principalmente en la
amiloidosis AL o AA. La afectación renal también puede ocurrir en algunas formas
hereditarias de amiloidosis, más comúnmente en AFib, AApoAI, AApoAII, ALys y
AGel, pero es rara en ATTR, especialmente en el tipo salvaje. La deposición de
Ab2m ocurre en pacientes en diálisis de mantenimiento prolongado; se ha informado
deposición en el riñón en autopsias, pero no tiene importancia clínica (10)
Patología y manifestaciones clínicas en amiloidosis renal
Con la amiloidosis AL, por ejemplo, casi el 75 por ciento de los pacientes presentan
proteinuria. El grado de proteinuria puede variar de leve a masivo (> 20 g / día) . El
sedimento urinario suele ser benigno (lo que refleja la falta de inflamación) y la
concentración plasmática de creatinina puede ser normal o solo moderadamente
elevada. La enfermedad renal en etapa terminal (ESRD, por sus siglas en inglés)
se desarrolla en aproximadamente el 20 por ciento de las personas con síndrome
nefrótico y se asocia con una pobre supervivencia general del paciente. (10)
Incluso menos común es la deposición tubular pesada, lo que puede dar lugar a
signos de disfunción tubular, como acidosis tubular renal tipo 1 (distal) o poliuria
debido a diabetes insípida nefrogénica. El síndrome de Fanconi adquirido se ha
notificado en casos raros. (10)
Amiloidosis cardíaca
Es importante en la amiloidosis tipo AL y en la amiloidosis hereditaria familiar; sin
embargo, es poco común en las formas secundarias y, aunque en éstas puede
aparecer, los depósitos son pequeños y no suelen causar disfunción miocárdica. El
amiloide se acumula, principalmente, en el miocardio, pero puede existir
participación de otras estructuras como el endocardio, las válvulas y el pericardio.
La forma de presentación más habitual en la clínica es la de una insuficiencia
cardíaca que se acompaña de disfunción sistólica. El tratamiento resulta poco
efectivo, ya que estos pacientes, además de presentar defectos de conducción y
arritmias con cierta frecuencia, parecen ser especialmente sensibles a la digital (por
lo que su administración debe utilizarse con mucha prudencia). La evolución suele
ser rápida, con un pronóstico sombrío para el paciente. Otras formas de
presentación incluyen la de una cardiopatía restrictiva con signos de insuficiencia
cardíaca derecha y alteraciones del ritmo cardíaco y de la conducción que pueden
dar lugar a muertes súbitas. En cuanto a las pruebas complementarias, las
principales alteraciones electrocardiográficas consisten en un complejo QRS de
bajo voltaje y anomalías en la conducción auriculoventricular e intraventricular que
pueden causar diferentes grados de bloqueo cardíaco. En el ecocardiograma se
observa un aumento simétrico de la pared ventricular izquierda, hipocinesia y
disminución de la contracción sistólica con engrosamiento del tabique
interventricular y de la pared posterior del ventrículo izquierdo, siendo la cavidad
ventricular izquierda de tamaño normal o pequeño. La ecocardiografía
bidimensional muestra un «moteado granular» en la estructura de las paredes, pero
lo más normal es el aspecto de una miocardiopatía hipertrófica con hipertrofia septal
asimétrica. La gammagrafía con 99Tc suele ser positiva, y la intensidad de la fijación
está en relación con el grado de infiltración cardíaca. Incluso dicha prueba puede
mostrar fijaciones precoces antes de que el electrocardiograma o el ecocardiograma
sean anormales. (8)
Amiloidosis del tubo digestivo
La afección anatómica del tubo digestivo es frecuente en todos los tipos de
amiloidosis, de ahí la importancia de la biopsia rectal en el diagnóstico de la
enfermedad. Es debido a la afectación directa del aparato gastrointestinal o de la
infiltración amiloide del sistema nervioso autónomo. Las manifestaciones clínicas
son más raras, destacando la afectación lingual que es propia de la amiloidosis
primaria (en torno a un 20%) o de la amiloidosis que acompaña al mieloma múltiple.
Cursa con macroglosia (que puede protuir y dificultar la alimentación y el habla), y
cuando la lengua no está aumentada de tamaño puede presentar rigidez y dureza
a la palpación. La localización esofágica se presenta con disminución del
peristaltismo y disfagia. La infiltración del estómago da lugar a cambios en la
motilidad, hemorragias y aclorhidria, pudiendo simular un carcinoma gástrico. A
nivel del intestino delgado se pueden producir alteraciones clínicas y radiológicas
de carácter obstructivo y en algunos casos se evidencia un síndrome de
malabsorción. También se han descrito en este contexto hemorragias, oclusiones,
perforaciones o necrosis isquémicas. (8)
Amiloidosis hepática
La afectación hepática es frecuente; sin embargo, las alteraciones de la función
hepática suelen ser escasas y aparecen en las fases tardías de la enfermedad.
Comienza con sintomatología inespecífica, hepatomegalia y ligera elevación de las
enzimas de colestasis. No obstante, se han registrado casos de colestasis
intrahepática intensa en aproximadamente un 5% de pacientes con amiloidosis
primaria. La hipertensión portal y la insuficiencia hepática aguda grave son
excepcionales, aunque pueden producirse ocasionalmente con un pronóstico
sombrío. (8)
Amiloidosis del sistema nervioso periférico
La localización amiloide en el sistema nervioso autónomo es común, siendo
responsable de alteraciones digestivas (acalasia esofágica, diarreas) y de
neuropatías periféricas (incapacidad para sudar, hipotensión arterial, paresia
vesical, pupila de Adie e impotencia). Generalmente, los pares craneales están
respetados con exclusión de los que se relacionan con reflejos pupilares. Dicha
clínica aparece casi exclusivamente en las amiloidosis AL y en la asociada a
hemodiálisis. El síndrome del túnel carpiano es la manifestación clínica más
importante. Algunos casos de amiloidosis heredofamiliar, como la polineuropatía
familiar portuguesa, pueden cursar con polineuropatía progresiva de miembros
inferiores, con especial afectación de la sensibilidad térmica y dolorosa. (8)
DIAGNÓSTICO
Clínicamente es difícil de identificar un tipo de amiloidosis de otra, por lo que la base
para el diagnóstico es un alto índice de sospecha y la demostración histológica del
depósito amiloide en los tejidos afectados.
o Tinción rojo Congo: Es el ‘’Gold Standard’’ para el diagnóstico de
amiloidosis. Si Bajo microscopia con luz polarizada se observa en el tejido
afectado una birrefringencia verde – manzana se considera diagnóstico de
amiloidosis.
o Biopsia de grasa subcutánea: El paso inicial para el diagnóstico es obtener
una muestra de grasa abdominal subcutánea la cual es confiable, accesible
y en un 90% de los casos se identificará el deposito amiloide. De ser esta
negativa se procederá a tomar una muestra para biopsia de los órganos
involucrados.
o Inmunohistoquímica: Una vez hecho el diagnóstico de amiloidosis es
necesario tipificar el tipo de amiloide, para esto el método de elección es la
realización de un estudio inmunohistoquímico utilizando anticuerpos frente a
las subunidades proteicas. (9)
TRATAMIENTO
El tratamiento depende del tipo de amiloidosis, en el caso de la AL el tratamiento
consiste en suprimir la célula plasmática clonal que está originando la cadena liviana
amiloidogénica, el método de elección para realizarlo utilizar altas dosis de metalfán
(200mg/ m2) seguido de trasplante autólogo de células madre en pacientes que lo
toleren; sin embargo las tasas de mortalidad son elevadas en pacientes con
insuficiencia cardiaca y afectación multiorgánica . Otro régimen que es mejor
tolerado es la asociación de metalfán y prednisona, este tratamiento se utiliza en
pacientes con bajo riesgo ya que su eficacia en pacientes con enfermedad
progresiva es muy baja debido el alto periodo de respuesta a la terapia. Regímenes
que incluyen dexametasona en lugar de prednisona son aún mejor tolerados y la
respuesta hematológica es mejor y es el tratamiento de elección en pacientes que
no son candidatos a trasplante autólogo de células madre . El tratamiento de la AA
consiste en mejorar la enfermedad inflamatoria y/o infecciosa subyacente, para esto
se han utilizado fármacos que logran suprimir la proteína sérica amiloide A como los
antagonistas del factor de necrosis tumoral y el Eprodisato; sin embargo en Estados
Unidos no se ha aprobado el uso del Eprodisato. En amiloidosis hereditaria el
trasplante ortotópico de hígado es considerado como el tratamiento definitivo de la
enfermedad. (9)
ÁCIDO ÚRICO Y ENFERMEDAD RENAL
El ácido úrico es un producto final del metabolismo de las purinas que es sintetizado
principalmente en hígado e intestinos, aunque también en tejidos periféricos como el
músculo, endotelio y riñones. La asociación entre ácido úrico y enfermedad renal es muy
estrecha, ya que el ácido úrico se elimina en sus 2/3 partes por el riñón, por lo que cuando
cae el filtrado glomerular, los niveles de ácido úrico aumentan. Una tercera parte se elimina
por las heces, y en presencia de estrés oxidativo, el ácido úrico se puede metabolizar a
alantoina, parabanato y aloxano. La mayoría del ácido úrico plasmático es filtrado por el
riñón, y el 90% del mismo sufre reabsorción tubular proximal a través del transportador
aniónico URAT1, que es el lugar de acción de algunos fármacos uricosúricos como
probenecid, benzbromarona y losartán. Más recientemente, se ha propuesto GLUT9, un
miembro de la familia de transportadores de glucosa, como un regulador principal en la
homeostasis del ácido úrico. En humanos, se expresa principalmente en la membrana
basolateral del túbulo contorneado proximal.
La hiperuricemia se define como el aumento del ácido úrico por encima de su punto de
solubilidad en agua (6,8 mg/dl) y puede aparecer por una sobreproducción, una
disminución en la excreción o ambos procesos.
La hiperuricemia puede dar lugar a un espectro clínico variable: artritis gotosa aguda debida
a la precipitación de cristales de urato monosódico a nivel de articulaciones; la gota tofácea
debida a la precipitación de los cristales en piel y tejido celular subcutáneo; la nefrolitiasis
úrica; la nefropatía aguda por ácido úrico debida a precipitación de cristales intratubulares
(frecuente en procesos linfoproliferativos tras tratamientos quimioterápicos, asociada al
síndrome de lisis tumoral) y la nefropatía crónica por ácido úrico debida al depósito de
cristales de urato en el intersticio medular, produciendo fibrosis intersticial. Además existen
alteraciones congénitas que afectan al gen de la uromodulina y que producen una
nefropatía familiar juvenil hiperuricémica. Pero, un gran porcentaje de pacientes con
niveles elevados de ácido úrico permanecen asintomáticos. En los últimos años se ha
demostrado en modelos experimentales que la hiperuricemia produce daño renal no
relacionado con la precipitación de cristales de urato, por lo que el tratamiento de la misma
independientemente de la presencia de síntomas sería beneficioso.
Hay tres tipos diferentes de enfermedad renal inducida por el depósito de ácido úrico o
cristal de urato: nefropatía aguda por ácido úrico, nefropatía crónica por urato y
nefrolitiasis por ácido úrico.
Las causas menos frecuentes de UAN incluyen catabolismo tisular debido a convulsiones o
tratamiento de tumores sólidos, sobreproducción primaria de ácido úrico debido al
síndrome raro de hipoxantina-guanina fosforribosiltransferasa (síndrome de Lesch-Nyhan)
grave, o hiperuricosuria debido a disminución de la reabsorción de urato en el túbulo
proximal, como puede ocurrir con un síndrome similar a Fanconi o con ejercicio en
pacientes con hipouricemia renal familiar debido a una deficiencia hereditaria en la
actividad del transportador urato-aniónico URAT1.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
La UAN no se asocia típicamente a síntomas referible al tracto urinario, aunque el dolor en
el flanco puede ocurrir si hay una obstrucción renal pélvica o ureteral. Se debe sospechar el
diagnóstico cuando se produce una lesión renal aguda en cualquiera de los casos anteriores
en asociación con una hiperuricemia marcada (concentración de urato en plasma
generalmente superior a 15 mg / dL o 893 μmol / L). Esto contrasta con la mayoría de las
otras formas de lesión renal aguda en las que la concentración plasmática de urato suele
ser inferior a 12 mg / dL (714 μmol / L), a excepción de la enfermedad prerrenal en la que
hay un aumento de la reabsorción de sodio y urato próxima.
El análisis de orina en UAN puede mostrar muchos cristales de ácido úrico, pero puede ser
relativamente normal debido a la ausencia de salida de las nefronas obstruidas.
La liberación de otros constituyentes intracelulares también se produce cuando hay una
marcada ruptura del tejido (como en el síndrome de lisis tumoral), lo que posiblemente
conduce a hiperpotasemia, hiperfosfatemia e hipocalcemia. La hiperfosfatemia puede
provocar lesión renal aguda, independientemente de la precipitación del ácido úrico.
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO:
La prevención en pacientes de alto riesgo (p. Ej., Linfoma de alto grado y algunas leucemias)
consiste en una hidratación intravenosa agresiva y urato oxidasa recombinante (rasburicasa
, que convierte el urato en un producto final mucho más soluble en agua, la alantoína) o un
inhibidor de la xantina oxidasa (es decir, alopurinol o febuxostat ), siendo preferible
rasburicase.
Si la prevención no es posible, la terapia después del inicio de la lesión renal aguda consiste
en alopurinol (o febuxostat ) o rasburicasa y un intento de "lavar" los cristales de ácido úrico
que obstruyen al aumentar la producción de orina con líquidos intravenosos y un diurético
de asa. El bicarbonato de sodio no debe ser dado en este tiempo, particularmente si el
paciente no tiene una acidosis metabólica, ya que no ha demostrado ser eficaz y puede
aumentar el riesgo de precipitación de fosfato de calcio. La hemodiálisis puede eliminar el
exceso de urato circulante en pacientes con oliguria o anuria persistente, y es útil para
controlar el estado del volumen y otras complicaciones de la lesión renal aguda. El
pronóstico para la recuperación completa es excelente si el tratamiento se inicia
rápidamente.
2) NEFROPATÍA CRÓNICA POR URATO
La nefropatía crónica de urato es una forma de enfermedad renal crónica inducida por
el depósito de cristales de urato de sodio en el intersticio medular. Esto da como
resultado una respuesta inflamatoria crónica, similar a la observada con la formación de
microtófos en otras partes del cuerpo, lo que podría conducir a fibrosis intersticial y
enfermedad renal crónica. Aunque los cristales de urato en la médula renal son
demostrables en la biopsia, las características clínicas de la nefropatía crónica por urato
son inespecíficas: insuficiencia funcional renal, sedimento urinario suave, proteinuria
leve y concentraciones séricas de urato a menudo más altas de lo esperado para el grado
de insuficiencia renal. Por lo tanto, es difícil separar este trastorno de las otras múltiples
causas de insuficiencia renal que pueden ocurrir en pacientes con hiperuricemia, como
la hipertensión y la diabetes mellitus.
Los cálculos de ácido úrico representan del 5 al 10 por ciento de los cálculos del tracto
urinario en los Estados Unidos y Europa. En contraste, comprenden un 40 por ciento o
más de piedras en áreas con climas cálidos y áridos en los que la tendencia a un bajo
volumen de orina y un pH ácido en la orina promueven la precipitación del ácido úrico.
El riesgo tanto del ácido úrico como de los cálculos de oxalato de calcio aumenta en
pacientes con gota.
PATOGENIA:
Los dos factores principales que promueven la precipitación de ácido úrico son una alta
concentración de ácido úrico en orina y un pH ácido en orina, que impulsa la siguiente
reacción hacia la derecha, convirtiendo la sal de urato relativamente soluble en ácido
úrico insoluble: H + Urato acid ácido úrico
1) GOTA
En pacientes con gota y enfermedad de cálculos clínicos, como en otros formadores
de cálculos de ácido úrico, el factor predisponente primario es una orina
persistentemente ácida (pH de la orina de 5 a 5,5), que parece reflejar un deterioro
relativo en la excreción de amonio a favor del ácido titulable. El bajo pH de la orina
crea un entorno en el que es más probable que el ácido úrico se precipite, aunque
la excreción total de ácido úrico en 24 horas puede estar dentro del rango de
referencia. También se observa un pH urinario bajo en pacientes con gota que
producen en exceso ácido úrico y, por lo tanto, tienen hiperuricosuria; la
combinación de una orina ácida y una alta concentración de ácido úrico en la orina
conlleva un mayor riesgo de nefrolitiasis de ácido úrico observada en este grupo. Sin
embargo, los cálculos de oxalato de calcio son el tipo más común de cálculos
formados por individuos con gota.
DIAGNÓSTICO:
Los pacientes con nefrolitiasis de ácido úrico generalmente se presentan con la
aparición aguda de dolor en el flanco y, a menudo, antecedentes de una condición
subyacente predisponente, como la gota. La tomografía computarizada (TC) sin
contraste es la prueba radiológica preferida para establecer la presencia de un
cálculo, pero puede ser negativa si ha pasado un cálculo. La radiografía simple no es
útil, ya que los cálculos de ácido úrico son radiolúcidos, pero los cálculos de ácido
úrico se observan mediante TC incluso sin contraste. Los formadores de cálculos de
ácido úrico también pueden informar el paso frecuente de "arena" o "grava" en la
orina.
El tipo de cálculo se determina mejor mediante el análisis químico de una piedra que
ha pasado. Cada vez hay más pruebas que sugieren que la TC de energía dual o la TC
helicoidal pueden distinguir entre diferentes tipos de cálculos, incluida la
diferenciación entre el ácido úrico y los cálculos de calcio.
Como se señaló anteriormente, la recolección de orina de 24 horas, que es una
prueba estándar en la evaluación de la nefrolitiasis, no suele revelar hiperuricosuria.
Un pH de orina persistentemente ácido es el principal factor de riesgo en pacientes
con excreción urinaria normal de ácido úrico.
La mayoría de los laboratorios comerciales ofrecen pruebas de muestras de orina de
24 horas para evaluar el riesgo de cálculos renales. Estos laboratorios calcularán la
sobresaturación urinaria del ácido úrico, que es un parámetro útil a seguir durante
el tratamiento, ya que integra el volumen de orina, la excreción de ácido úrico y el
pH.
TRATAMIENTO:
Debido a que la alcalinización de la orina con terapia médica puede llevar a la
disolución de cálculos de ácido úrico puro, generalmente no se requieren
procedimientos más invasivos (como la litotricia extracorpórea por ondas de
choque). Las tres opciones de tratamientos para prevenir la nefrolitiasis recurrente
de ácido úrico incluyen:
1) ALCALINIZACIÓN DE LA ORINA
El efecto de aumentar el pH de la orina en la solubilidad del ácido úrico se puede
apreciar en la ecuación de Henderson-Hasselbalch para la relación entre el urato
soluble y el ácido úrico insoluble, donde 5.35 es funcionalmente el pKa para esta
reacción en las condiciones existentes en la orina.
pH = 5.35 + log ([urato] ÷ [ácido úrico])
Con un pH urinario de 6.75, más del 90 por ciento del total del ácido úrico urinario
será la sal de urato más soluble, lo que minimiza el riesgo de precipitación del ácido
úrico.
La terapia de alcalinización debe dirigirse a un pH de la orina entre 6,5 y 7. Un pH de
orina superior a 7 proporcionará poco o ningún beneficio adicional en la formación
de cálculos de ácido úrico y puede aumentar el riesgo de formación de cálculos de
fosfato de calcio.
Se puede administrar bicarbonato de potasio o citrato de potasio, con una dosis
típica de 40 a 80 mEq / día. Este régimen puede disolver piedras de ácido úrico puro
preexistentes y prevenir la formación de nuevas piedras. La alcalinización con sales
de potasio es preferible ya que la carga de sodio con citrato de sodio o bicarbonato
de sodio puede aumentar la excreción de calcio y promover la formación de cálculos
de calcio en algunos pacientes. Se debe instruir a los pacientes para que revisen el
pH de su orina en el hogar; Esto ayudará a guiar la cantidad de álcali requerida.
2) AUMENTO DE LA INGESTA DE LÍQUIDOS
Se debe alentar a los pacientes con cálculos de ácido úrico (al igual que con otros
tipos de piedras) a que tomen suficientes líquidos para lograr un volumen de orina
de 24 horas de al menos dos litros. La importancia potencial de aumentar la ingesta
de líquidos se demostró en un ensayo aleatorio de 199 pacientes con cálculos de
calcio. Durante cinco años de seguimiento, la tasa de cálculos recurrentes fue
significativamente más baja en los pacientes a los que se les aconsejó aumentar su
volumen de orina a por lo menos dos litros por día (12 contra 27 por ciento).
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