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ZECCHETTO - La Danza de Los Signos. Nociones de Semiótica General PDF
ZECCHETTO - La Danza de Los Signos. Nociones de Semiótica General PDF
Victorino Zecchetto
Ediciones
ABYA-YALA
2002
LA DANZA DE LOS SIGNOS
Nociones de semiótica general
Victorino Zecchetto
ISCS
Diseño
Portada: Raúl Yépez
ISBN: 9978-22-234-0
Presentación............................................................................................................................. 5
1
¿ Qué es la Semiótica ?
2
Lo dado, lo creado y adquirido
3
Los vericuetos históricos del signo
4
Los signos
5
Revelaciones de los códigos
1. Señales y signos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
2. El nivel del código . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
3. Función dinámica del código . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
4. Pragmática del código . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
a) Los sub-códigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
b) Los mensajes criptográficos y la comunicación oculta . . . . . . . . . . . . . . . . 98
8 / Victorino Zecchetto
6
La trama denotativa y connotativa
7
La irrupción del lenguaje corriente: pragmática lingüística
8
La imagen visual
9
Los discursos
10
La valija de las narraciones
La danza de los signos ha sido escrito bién los signos aparecen en los lenguajes
con la finalidad de servir como breve ma- como expresión de creatividad, plastici-
nual o texto–guía para estudiantes que se dad, fantasía y libre dinamismo. La danza
inician en el estudio de semiótica general. es igualmente orden y seguimiento de
Presenta nociones fundamentales, refle- pautas, tiene una normativa, combina rit-
xiones e ideas sobre temas y asuntos se- mos y coordina sus movimientos no en
mióticos relacionados con la estructura de forma arbitraria, sino de acuerdo a ciertos
los signos, la función de los códigos, el códigos. También los signos están someti-
lenguaje corriente, las imágenes, los dis- dos a reglas, a gramáticas y códigos, siguen
cursos, los textos narrativos. En una pala- un orden en el modo de integrarse y coor-
bra, se ocupa de los fenómenos más gene- dinarse. Los signos danzan en múltiples
rales y globales de la semiosis. espacios mediáticos, pero dentro de los lí-
Le corresponde a la “semiótica aplica- mites de normas establecidas. La semióti-
da” analizar aquellos fenómenos específi- ca muestra las relaciones que se establecen
cos y particulares de la comunicación, co- entre la creación de los signos y las leyes
mo por ejemplo: la semiótica del teatro, de que guían su vida.
la radio, del cine, de la televisión, de la pu- La forma y el estilo de los temas abor-
blicidad, de la canción, de las historietas, dados, poseen un lenguaje relativamente
etcétera. Estos estudios particulares de- sencillo y claro, aun siendo necesario el
mandan una aplicación específica y pun- uso de términos técnicos que en su mo-
tual, sostenida no sólo en las nociones ge- mento, son siempre explicados. Se evitó
nerales, sino además en investigaciones entrar en detalles teóricos que dificultan
sociosemióticas. inútilmente la comprensión de los con-
El titulo de la obra pone el acento en ceptos centrales y más importantes. En ca-
la metáfora de la danza para aludir a los da tema, se exponen esquemas y cuadros
signos. La danza es libertad, movimiento, de síntesis que ayudan didácticamente al
innovación, creación y expresividad. Tam- aprendizaje. Al final de los capítulos hay
6 / Victorino Zecchetto
una lista de palabras claves y una breve bi- capten su utilidad para comprender mejor
bliografía relativa a la materia tratada, pa- la realidad de las comunicaciones sociales.
ra que nadie se contente sólo con leer este
texto.
Mi deseo es que los estudiantes, al El autor
perderle el miedo a la semiótica, también Buenos Aires, marzo 2002
1
¿QUÉ ES LA SEMIÓTICA?
La semiótica es una ciencia que depen- La teoría de los signos fue bautizada
de de la “realidad de la comunicación”. con el nombre de “semiología” por Saus-
Primero vivimos y practicamos la co- sure, y después de él, por varios estudiosos
municación, y en un segundo momento del lenguaje. Pero pronto el término entró
reflexionamos sobre su sentido, su estruc- en colisión con la palabra “semiótica”, uti-
tura y funcionamiento. Eso es la semiótica. lizada con anterioridad. Ya en el siglo XVII
En ciertos estudiantes, el lenguaje de la John Locke habló de una doctrina de los
semiótica y su lógica hacen surgir el temor signos con el nombre de semiotiké, y Jo-
de hallarse ante un fantasma inasible. Pero hann Lambert (1764) escribió un tratado
no debiera ser así, sólo se trata de com- que incluía una parte llamada Semiótica.
prender sus pretensiones y su enfoque. Es- Sin embargo, ambos pensadores no se
to es lo que queremos explicar en este bre- apartaron del enfoque gramatical y lin-
ve capítulo. Y comenzamos precisando la güístico propio de su tiempo. El estatuto
terminología. científico de una disciplina de los signos, y
también el proceso diacrónico de la eti-
1. Discusión sobre los términos mología, sólo se planteó en el siglo XX,
cuando se publicaron los estudios siste-
El estudio de los signos tiene un largo máticos de Saussure y de Peirce.
historial, prácticamente desde el origen Ferdinand de Saussure, desde la ver-
mismo de la filosofía, pero este tema rela- tiente lingüística, reivindicó el derecho a
cionado con la historia lo abordaremos en una ciencia “que estudie la vida de los sig-
un capítulo posterior. En cambio, el asun- nos en el seno de la vida social... la deno-
to de la terminología usada para designar minaríamos semiología (del griego se-
el estudio y la teoría de los signos, ha teni- meion, ‘signo’). Ella nos enseñaría en qué
do sus vaivenes y discusiones sólo en épo- consisten los signos, qué leyes los regu-
ca relativamente reciente. lan”.1 Según Saussure la semiología no era
1 En: Curso de lingüística general. Ed. Planeta-Agostini, Buenos Aires, 1994 - Introd. Cap.III, 3
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aún reconocida como ciencia autónoma, semiología Roland Barthes (1964), Louis
porque se creía que la lengua es más apta Hjelmslev (1957), Luis Prieto (1966), Pie-
para comprender los problemas semioló- rre Guiraud (1971), aunque cada uno la
gicos. Sin embargo, la lengua es un sistema entiende desde posturas teóricas diferen-
más entre otros sistemas de signos. Por tes. Barthes, por ejemplo, invirtió la posi-
consiguiente -sostiene Saussure- la lin- ción de F. De Saussure y, según él, la se-
güística es sólo una parte de la ciencia ge- miología forma parte de la lingüística,
neral de los signos, o sea, de la semiología. porque “parece cada vez más difícil conce-
De manera paralela a Saussure, el filó- bir un sistema de imágenes u objetos cu-
sofo norteamericano Charles Peirce yos ‘significados’ pudieran existir fuera del
(1839-1914), agudo investigador de los lenguaje”. Por consiguiente, concluye: “la
signos, había introducido el término se- lingüística no es una parte, aunque privi-
miotics para indicar el estudio de los sig- legiada de la ciencia general de los signos;
nos.2 Este autor, a pesar de la riqueza de su es la semiología la que es parte de la lin-
pensamiento, fue siempre poco leído por güística.” También el lingüista Hjelmslev
lo difícil que resulta entender su lenguaje. sostuvo que la semiótica debería ser consi-
Peirce concibió la semiótica como un derada más bien como el estudio teórico
campo científico articulado en torno a re- de las relaciones que se dan en los proce-
flexiones de carácter lógico-filosófico que sos universales de significación y calcada
tuviera como objeto específico de su in- sobre el modelo lingüístico. Eso mismo
vestigación la “semiosis”, es decir, el proce- afirmará más tarde Greimas, pero añade
so de significación donde participan “un que la semiología de los signos lingüísticos
signo, su objeto y su interpretante”. entró en crisis, y es preciso ensanchar las
Históricamente, se instalaron dos tra- fronteras para llegar a la “semiótica de los
diciones etimológicas, cuyas dos palabras procesos semánticos”.
representaban una mirada de doble foco: El término semiótica se impuso más en
la de F. Saussure que usó el término semio- los países anglosajones, aunque pronto
logía, y la del filósofo Ch. Peirce que optó desbordó ese ámbito. Más recientemente
por la palabra semiótica. La corriente saus- se han inclinado por esa palabra Julia
suriana ha tenido su base sobre todo en Kristeva (1971), Umberto Eco (1975), A.J.
Europa, se difundió hasta Rusia y, en par- Greimas y J. Courtés (1979), Paolo Fabbris
te, también en América Latina. Hablan de (1980). En América Latina hallamos a
2 Peirce en una carta a Lady Welby habla de “...la ciencia de la semiótica (semiotics) (semeiotikè), o cien-
cia cenoscópica de los signos...” - The Corespondence between Charles S. Peirce and Victoria Lady Welby.
Bloomington, Indiana University Press, 1977 (Año 1908). La traducción es nuestra.
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3 Morris Charles: Fundamentos de la teoría de los signos. Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, México, Buenos
Aires, 1994. Pág. 24
4 Cfr. Approaches to semiotics. Ed. Mouton, 1964.
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dicar diferentes espacios de estudio de los les que atañen a la problemática sígnica.
sistemas de signos, reservando para la se- Según esto, a la semiótica le corresponde
miología la descripción teórica y general verificar la estructura de los signos y la va-
del funcionamiento de todos los sistemas lidez que pueden tener en las percepciones
simbólicos, sin especificaciones ni parti- culturales, procurando, además, enfren-
cularidades; mientras que a la semiótica le tarse con explicaciones teóricas que den
estaría reservada la indagación más espe- razones coherentes de esos fenómenos
cíficas de los sistemas particulares (semió- que involucran la comunicación humana.
tica del cine, de la publicidad, de la mo- A partir de esta acepción del concepto, se
da... etc.). A nosotros nos parece ya super- puede, ulteriormente, ir perfeccionando
flua tal distinción, además de ser incluso, los contornos, pero manteniendo ese nú-
contraria a los sentidos estrictamente ori- cleo fundamental.
ginales de los términos. Es verdad que am- Entendemos que la semiótica está rela-
bas tradiciones no son excluyentes, pero cionada con el problema del conocimien-
precisamente por ello, consideramos más to, y con el modo mediante el cual pode-
clara y práctica la postura unificada asu- mos llegar a él a través del vehículo inelu-
mida en La Haya, que le otorgó existencia dible de los signos. La semiótica se presen-
oficial a la disciplina institucionalizando ta, entonces, como un punto de vista sobre
universalmente el nombre. la realidad, una mirada acerca del modo
en que las cosas se convierten en signos y
2. Motivo y finalidad de la son portadoras de significado. Su radio de
mirada semiótica acción, sin embargo, no abarca sólo la des-
cripción de los signos y sus significados,
Las fronteras y los objetivos de la se- sino que incluye y presta atención a la se-
miótica, como hoy son propuestos por la miosis, es decir, a la dinámica concreta de
comunidad científica, no son ajenos a la los signos en un contexto social y cultural
historia de esta disciplina, y están dictados dado. La semiosis es un fenómeno opera-
por la reflexión científica como proceso tivo contextualizado, en el cual los diver-
diacrónico. sos sistemas de significaciones transmiten
sentidos, desde el lenguaje verbal al no
a) Una primera descripción
verbal, pasando por los lenguajes audiovi-
¿Qué es la semiótica? ¿De qué se ocu- suales, hasta las más modernas comunica-
pa?, ¿De qué trata? ¿Cuál es su espacio de ciones virtuales. Las áreas que investiga la
estudio? De entrada conviene mantener la semiótica tienen que ver, pues, con las no-
descripción más simple sobre el objeto ciones fundamentales y generales que ri-
primario de la semiótica, que la define co- gen el conjunto más relevante de signos y
mo la teoría de los signos, y cuyo propósito de semiosis. Ello no interfiere con los ob-
es estudiar los conceptos básicos y genera- jetivos de otras disciplinas que se ocupan
La danza de los signos / 11
5 Como ejemplo de lo que decimos, ver la descripción de los diferentes enfoques en las investigaciones
de los efectos de los medios que reportan Mc Quail D. (1980, 1983), y Mauro Wolf (1992).
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to, que toda obra es un fragmento de una usó para estudiar las estructuras parenta-
sustancia que tiene un cuerpo y ocupa un les de los grupos étnicos 7, mientras que a
espacio, lleva en sí misma un significado y R.Jakobson la aplicó a la lingüística8. En
es fruto de una tarea de producción. Aho- fin de cuentas fue posible buscar la estruc-
ra bien, todo texto se organiza en torno al tura de cualquier fenómeno, y por esta ra-
concepto central de estructura.6 zón se acuñó la expresión análisis estruc-
No debemos olvidar que esta primera tural, aplicable tanto al campo cinemato-
semiótica fue deudora de toda la corrien- gráfico, como al análisis de obras pictóri-
te estructuralista que en aquellas décadas ca, de una novela o incluso de un fenóme-
impregnó numerosas disciplinas, sobre no político-social.
todo los estudios de antropología cultural, Las semióticas de primera generación
de sociología, de lingüística. En sentido se remitieron a este bagaje conceptual es-
general, cuando se habla de estructuralis- tructuralista. Y con ese instrumental de
mo se entiende un método de análisis que trabajo, ellas se han detenido de modo
permite introducir un orden explicativo particular en el análisis de los objetos sig-
en un conjunto o serie de fenómenos apa- nificantes de los lenguajes, y en los proce-
rentemente desconectados entre sí. Su ob- sos de comunicación entendidos como el
jeto de estudio es, por consiguiente, el flujo informativo entre emisores y recep-
análisis de las relaciones que surgen entre tores mediante un desarrollo regular y li-
sus elementos. En este contexto la idea de neal.
estructura puede remitir a uno de estos A pesar de sus límites, estas semióticas
dos significados: como un sistema de rela- de primera generación, han tenido el mé-
ciones, es decir, como una totalidad no re- rito de ensanchar el horizonte restringido
ducible a sus partes, y por tanto, dichas re- de la vieja lingüística y se han preocupado
laciones son susceptibles de estudio y aná- por abarcar no sólo el lenguaje verbal, si-
lisis. En segundo lugar, del punto de vista no también las formas audiovisuales de
operacional, una estructura es la interde- comunicación.
pendencia de elementos de un conjunto
de dinámicas que interactúan recíproca- b) Las semióticas de segunda generación
mente. Aclarado así el término, resulta
comprensible que la idea de estructuralis- A partir de los años 1970, los estudios
mo resultó útil para indagar una gran va- semióticos sufrieron un viraje hacia nue-
riedad de fenómenos: C.Levi-Strauss la vas posturas teóricas y metodológicas. La
6 Ver de Roland Barthes: La aventura semiológica. Edit. Paidós, Buenos Aires, 1994.
7 En 1955 Claude Lévi-Strauss escribió Tristes trópicos, y en 1958 publicó Antropología estructural. En
1963 El pensamiento salvaje; en 1964 comenzó a publicar sus Mitologías.
8 La obra de R. Jakobson abarca más de quinientos títulos. Su enfoque estructuralista se refleja por ejem-
plo en su importante trabajo Ensayos de lingüística general. (Seix Barral, Barcelona 1981).
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9 Jacques Derrida con sus Gramatologia y La escritura y la diferencia (1967), dio a conocer su pensamien-
to que modificaba el modo de enfocar y de leer la realidad mediante la deconstrucción.
10 Ver de Hans Georg Gadamer: Verdad y método.
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11 Ricoeur Paul: Del texto a la acción. Ensayos de hermenéutica II. Ed. Fondo de Cultura Económica. Mé-
xico, Buenos Aires, 2001. Es la traducción de Du texte à l’Action. Essais d’herméneutique II (1986), una
recopilación de trabajos como continuación del anterior de 1969: Le conflit des interprétations
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12 Ver por ejemplo de Kebrat-Oreccioni Catherine: Les cultures de la conversation en “Le Langage” – Scien-
ces Humanines, nº 27 – Paris. Déc- 1999 Jan. 2000 p. 38 – 41-
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18 La llamada “Teoría de los modelos” tuvo su principal exponente en Tarski (1901 – 1983). Dicha teoría
apuntó a estudiar las estructuras matemáticas considerando las leyes que le obedecen. Tarski describió
los conceptos fundamentales de esa semántica, cuyo lenguaje fue aplicado a la programación. A su vez,
el investigador en informática Goguen, afirma en su Teoría de las Instituciones, que la teoría general de
la abstracción es una teoría semántica.
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La semiótica se relaciona con estas di- de dar razón de los fenómenos comunica-
versas extensiones de la semiosis, y trata tivos que de ellas se derivan.
***
Bibliografía
Chandler Daniel
1998 Semiótica para principiantes. Ed. Abya-Yala, Quito.
Morris Charles
1994 Fundamentos de la teoría de los signos. Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, México, Buenos Aires
(Ver: Cap. 2: “Semiosis y semiótica”).
decimos que están en su hábitat natural. turaleza, se hallan continuamente ante fe-
Igualmente es natural cuanto hay en el nómenos en apariencia fuera de todo or-
cosmos: sus astros, estrellas, galaxias y las den, desviados y caóticos. No por nada se
leyes que rigen los movimientos del in- han desarrollado las teorías del caos y la
menso espacio sideral. complejidad, que sostienen la idea de na-
Llamamos, entonces, natural a lo que turaleza autónoma y autoregulada, pero
deriva directamente de la naturaleza y está sometida al principio de incertidumbre, y
sometido a sus leyes. En los seres huma- donde las nociones de holismo e interco-
nos son naturales fenómenos como el nexión funcionan en base al caos, es decir,
hambre, la sed, el sueño, el nacimiento, la con un orden sin periodicidad.1 Así, la es-
muerte ... La naturaleza tiene una organi- tructura de la materia atómica con su nú-
zación previa, es decir, no construida a mero de partículas cada vez mayores y con
posteriori, ni tampoco dada por sí misma. casi una infinita variedad de simetrías,
El modo de gravitar la tierra en torno conduce a pensar que se deben abandonar
al sol es una ley natural. Lo mismo que la viejas certezas acerca de la naturaleza. Por
velocidad de la luz, la “ley de gravedad”, y otro lado, en el macrocosmos, el universo
también la evolución de la materia vivien- se muestra todavía lleno de incógnitas, y
te que hizo eclosión en el ser humano. E los científicos -al menos en esta fase del
igualmente son ley natural las infinitas se- conocimiento- se rehusan formular una
cuencias y cadenas de los cuatro nucleóti- única ecuación del universo.
dos (A,T,C,G) que integran el Genoma La naturaleza está allí, frente y dentro
Humano. de los hombres y mujeres que se esfuerzan
La naturaleza es opuesta a los seres no por investigar sus leyes y su peculiar ma-
determinados. Un objeto natural no tiene nera de estar presente y de ser compañera
artificios, sino sólo la forma que le es da- de nuestra vida.
da, sin posibilidad de variaciones excepto En fin, el mundo es como es, o sea, es
aquellas que les permiten su programa- naturaleza. En su larga historia, los seres
ción ya fijada una vez para siempre, inclu- humanos la enfrentaron a menudo como
so los funcionamientos caóticos e impre- una rival enemiga. Ahora las cosas se han
visibles. invertido: es la naturaleza que tiene frente
Los científicos que estudian y tratan de a sí a hombres y mujeres agresivos, como
comprender las leyes profundas de la na- enemigos que tratan de fagocitarla.
1 Ha sido el científico W.F. Heisenberg (1901-1976) quien en 1927 formuló el Principio de Incertidum-
bre, a partir de la teoría de la naturaleza dual de la materia y del electrón.
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mones, a las caries, a los hematíes... Con sencia del enfoque deconstructivista de
razón observó un antropólogo: “La nega- Derrida, según el cual, la comprensión de
ción de la Naturaleza en nombre de la cul- un fenómeno social exige salirse del cen-
tura, cayó del lado malo de la barricada”.4 tro y prestar atención a los márgenes,
apuntar a lo que suele ocultarse y que está
b) La cultura como actividad de sentido lejos del foco central. Si las lecturas cultu-
de grupos sociales rales hasta ahora, estuvieron referidas casi
todas a “los centros”, ahora es preciso
Al contenido de cultura propio de los cambiar de punto de vista y colocarse en
análisis antropológicos y estructuralistas, los espacios y lugares no dominantes.
debemos agregar las elaboraciones hechas Esta idea se ha revelado particular-
por la fecunda corriente de los Estudios mente fecunda en el estudio de aquellas
Culturales.5 Estos se originaron principal- expresiones culturales de los grupos y cla-
mente en Europa a partir de los movi- ses sociales marginadas, cuyos discursos y
mientos culturales y sociales de los años creaciones manifiestan oposiciones y con-
1960. Sus elaboraciones teóricas en un trastes con las fuerzas culturales oficiales y
primer momento, respondieron a la nece- hegemónicas. A menudo, expresan verda-
sidad de afinar numerosos conceptos bási- deros enfrentamientos de sentidos, de
cos, tales como poder, ideología, subcultu- ideologías o de intereses entre grupos o
ras, hegemonía, etc., y que ya la corriente estratos sociales, y esas pugnas y luchas to-
marxista estaba utilizando, pero que aho- man cuerpo precisamente a través de la
ra era necesario reelaborar, para poder ha- cultura.
cer nuevas indagaciones de campo. También en los Estudios Culturales, el
La contribución de los Estudios Cultu- significado de la palabra cultura, se aparta
rales, consiste, de modo especial, en sus completamente del sentido clásico ilumi-
análisis de las relaciones, los intercambios nista que la entendió como la posesión de
y las expresiones de sentido que se gene- instrucción o de conocimientos, para legi-
ran e interactúan entre los grupos, las cla- timar la división entre personas “más cul-
ses, las razas, los géneros de la sociedad, tas” y “menos cultas”. Por el contrario, los
dando especial realce a la cultura de los Estudios Culturales en coherencia con la
grupos subalternos. Se nota aquí la pre- realidad social hablan de “prácticas cultu-
4 Terry Eagleton: La idea de cultura. Una mirada política sobre los conflictos culturales. Editorial Paidós,
Buenos Aires, Barcelona, 2001, p. 52
5 Las investigaciones conocidas bajo el nombre de “estudios culturales” (Cultural Studies) tuvieron su ini-
cio en Inglaterra (Universidad de Birmingham) desde la década de 1960. Sus figuras más conocidas son
R. Hoggart y Stuart Hall. De Gran Bretaña el interés por analizar los fenómenos culturales se extendió
sobre todo a los países de habla inglesa (Estados Unidos y Australia).
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6 J. Martín Barbero: Procesos de comunicación y matrices de cultura”. Ediciones G. Gili, México, 1987, p.
13.
7 Las investigaciones teóricas sobre “semiótica de la cultura” fueron iniciadas por estudiosos de Semióti-
ca de la Universidad de Tartu (Estonia) en los años 1960, con la participación también de profesores ve-
nidos de la Universidad de Moscú. El exponente más conocido de esta corriente es ciertamente Juri Lot-
man.
La danza de los signos / 31
instrumental la cultura fue pensada como en el espacio y tiempo. Esos universos se-
un conjunto unificado de sistemas de “mo- mánticos o sistemas incluyen ideas, valo-
delizaciones” donde cada sistema es consi- res, percepciones, creencias, juicios, axio-
derado como la producción de un gran logías y saberes de todo tipo. En la actua-
texto que debe ser leído e interpretado. lidad -gracias al desarrollo tecnológico-
Los textos culturales se expresan en nu- tienen gran relevancia social las produc-
merosos sistemas: el mito, la religión, la li- ciones culturales audiovisuales, que confi-
teratura, el teatro, la arquitectura, la músi- guran bloques de sentido en espacios cada
ca, la radio, el cine, la televisión, la moda, vez más vastos y compartidos.
los ritos deportivos… etc. Gracias a los En relación con la cultura y las expre-
sistemas de modelaje que son los códigos, siones de universos semánticos, se pueden
la cultura va forjando textos. De modo distinguir dos tipos de estudios semióti-
que mientras la cultura se entiende como cos:
un sistema de textos, la comunicación es Aquellos que elaboran los conceptos y
vista como un proceso semiótico que in- las reflexiones generales sobre la cultura y
cluye al menos los elementos esenciales de que tratan de proponer marcos teóricos
la intencionalidad comunicativa entre emi- adecuados para su comprensión. Las no-
sores y perceptores, un sistema de signos ciones de semiótica general son usadas pa-
para codificar mensajes, y los actos concre- ra esclarecer los sentidos de la cultura en
tos de comportamiento comunicativo. cuanto formas significantes de comunica-
ción, y no directamente los contenidos
a) Los universos semánticos objetivos de los mensajes. Las produccio-
nes culturales están articuladas en estruc-
En el ámbito semiótico la noción de turas susceptibles de ser analizadas como
cultura suele entenderse en relación con magnitudes constituidas por formas de
los universos semánticos, que abarcan las expresión y contenidos que la semiótica
construcciones de sistemas culturales, tal abordará en primer lugar como una tota-
como venimos diciendo. El más común y lidad. Así, por ejemplo, la semiótica presta
conocido de esos sistemas es la lengua. Un atención a la “cultura tecnológica” como
idioma es la primera y principal construc- un conjunto significante constituido de
ción cultural humana. Pero además de las determinada manera que origina signifi-
lenguas, hemos enumerado y reconocido cados en determinados contextos. Este es-
otros universos semánticos relativos a la tudio es el primer nivel de investigación
comprensión del mundo, a nuestra exis- general de las construcciones significantes
tencia y a las actividades que realizamos de las formas de cultura.
32 / Victorino Zecchetto
Otra vertiente de estudio está consti- hogar, el arte, el deporte ,la política, la
tuida por la semiótica aplicada que inves- ciencia, la religión, la técnica, los bailes de
tiga los diferentes sistemas o productos carnaval, hasta las grandes producciones
culturales, sus lenguajes y códigos concre- mediáticas que se difunden a través de la
tos. Desde el urbanismo, hasta los grandes tecnología de las comunicaciones masivas.
códigos telecomunicacionales, pasando Pero si la semiótica se conecta con los
por las artes, las producciones publicita- hechos culturales vistos desde la comuni-
rias, los ficcionales televisivos, la prensa cación, la pregunta previa es: ¿de qué ma-
escrita, la radial, la música, el marketing, nera expresan los hombres y mujeres el
internet. La semiótica aplicada investiga sentido del mundo, de la vida y de todo lo
las correlaciones que modelan esas dife- que hacen? Mediante el lenguaje. Ante to-
rentes expresiones de la cultura, y estudia do con la verbalización. Con ella nosotros
además los contextos extra-semióticos designamos las cosas, elaboramos catego-
condicionantes o relacionados con la se- rías de comprensión de los objetos y de los
miosis. Pensemos en un concierto de mú- fenómenos del mundo, analizamos la rea-
sica rock. Culturalmente se trata de un lidad e interpretamos nuestras propias ex-
texto construido como un universo se- periencias. Toda actividad cultural lleva
mántico con propiedades y formas expre- implícito algún tipo de lenguaje, sobre to-
sivas propias, y que al mismo tiempo de- do, el lenguaje verbal que nos diferencia
sarrolla nuevos sentidos según los contex- de la naturaleza animal. En ese universo
tos en que interactúa con otras coordena- de signos se introduce la reflexión semió-
das culturales. Valdrá la pena indagar, por tica en busca de las estructuras y de las
ejemplo, los planos combinatorios sintag- manifestaciones de sentidos que expresan
máticos y paradigmáticos de la música
los lenguajes.
rock, las convergencias o las diferencias
El lenguaje humano manifiesta que so-
con otros sistemas de significaciones mu-
mos seres simbólicos, y que -en cierta me-
sicales juveniles. Todo esto es material
dida- los símbolos guían nuestros com-
propicio para los estudios de semiótica
portamientos. Toda respuesta simbólica
aplicada.
va articulada en un sistemas de significa-
b) Lenguaje y sentido ciones sociales, a menudo complejas y
muy ajenas a la realidad natural. Esta fun-
Ya hemos señalado que todo lo cultu- ción simbólica del lenguaje es la más des-
ral, es decir, aquello que de alguna mane- tacada de todas las actividades culturales,
ra expresa la actividad creadora de los porque, expresamente, condensa signifi-
hombres y mujeres, está envuelto de senti- cados para manifestarlos y compartirlos,
do, desde el trabajo del campo, la vida de es decir, para producir comunicación.
La danza de los signos / 33
L
LAASEMIÓSFERA
SEMIÓSFERA
La
La cultura es el
el ambiente
ambientefísico,
físico,social,
social,político,
político,
económico
económico que que se
se crean las personas
personasyylalasociedad.
soc iedad.
cultura es
Son
Son las leyes que
que la
la rigen,
rigen,los
losvalores
valoresquequesese viven,
crean las
las
las costumbres, la educación,
educ ación,laslascreencias,
creencias,lala
las leyes viven,
acciones comunicativas,
constantementeellostejido socialy de
las las
Con ese término se entiende al como conjunto de acciones
comunicativas, el tejido informaciones
***
Cultura : es todo lo que hacen y realizan las personas humanas para crear sus mo-
dos de vivir. Constituye un sistema integrado de normas o de conductas aprendidas que
guían la existencia. Es un fenómeno exclusivamente humano.
Cultura popular: concepto acuñado en América Latina para referirse a las prácti-
cas y a las creaciones culturales surgidas desde los sectores marginales de la sociedad,
portadoras de expresiones representativas de su vida, de sus intereses, a menudo en
contraposición con los mensajes hegemónicos. Pero cada vez más esta cultura se confi-
gura también en torno a los productos culturales de los grandes medios de comunica-
ción social, que expresan proyectos de consumo popular.
Bibliografía
Martín-Barbero Jesús
1987 Procesos de comunicación y matrices de cultura. Itinerario para salir de la razón dualista. Fela-
facs GG – México
AA.VV.
2000 Cultura popular y cultura de masa. Conceptos, recorridos y polémicas. Ed. Piados, Buenos
Aires.
Derrick de Kerckhove
La piel de la cultura. Investigando la nueva realidad
3
LOS VERICUETOS
HISTÓRICOS DEL SIGNO
2 Ver el clásico texto de Aristóteles sobre el signo en: Sobre la Interpretación (‘Perí hermeneias’), 16, 5.
3 Aristótles: Retórica, 1357 b, 15. Utilizamos la edición bilingüe preparada por Antonio Tovar, Instituto
de Estudios Políticos - Madrid, 1971
La danza de los signos / 43
sas, sólo designan cosas y por eso son sím- los movimientos y la retórica del lenguaje,
bolos convencionales para nuestra mente. ni tampoco hace una clasificación clara de
En cambio, las proposiciones pueden ser los signos.
verdaderas o falsas, por cuanto en ellas se
enlazan las palabras para afirmar o negar c) Los estoicos
algo; en una proposición nuestra mente
pone en relación la expresión lingüística y El estudio del lenguaje y de la lógica
la verdad, es decir, el ónoma con el logos. acaparó grandemente la atención de los
Al inicio de Sobre la interpretación se en- filósofos estoicos de los siglos III y II A.C.,
cuentra esta célebre definición: “Las ex- que arrojaron nueva luz sobre la com-
presiones orales son símbolos, y las pala- prensión del signo. Su aporte consistió
bras escritas son símbolos de las palabras fundamentalmente, en intuir por primera
habladas…, pero todas ellas son signos vez -aunque no totalmente clara a causa
(semeia), son conceptos mentales igual de las premisas filosóficas en que basaron
para todos los hombres, de la misma ma- su pensamiento- la distinción entre signo,
nera que las cosas -que la lengua reprodu- significante y significado, casi anticipándo-
ce- son las mismas. Por naturaleza y según se a las modernas doctrinas semióticas.
su sonido, una palabra no tiene ningún Los estoicos se refieren al signo lin-
significado, sólo adquiere uno cuando se güístico como ente portador de un doble
convierte en símbolo, el significado que la componente: las palabras en cuanto ex-
convención establece.”4 Para Aristóteles, presión dicha, y el contenido de las mis-
pues, el signo es propiamente, la idea que mas. Ambos elementos se unen para refe-
tenemos en la mente y que, por ser uni- rirse a una realidad distinta, el referente.
versal, compartimos con nuestros seme- He aquí un texto famoso de Sexto Empí-
jantes. En forma convencional las pala- rico que explica la doctrina estoica al res-
bras representan los objetos: (“ta onómata pecto:5
simbola…ton pragmatón” = las palabras “Tres cosas se juntan: la cosa significa-
son símbolos de las cosas), y nuestra mente da, la significante y la que existe. De éstas,
capta la idea de las mismas. la cosa significante es la voz, por ejemplo
En conclusión, la reflexión de Aristóte- la palabra “Dión”; la cosa significada es el
les sobre el signo es rica, pero no logra de- mismo objeto que se indica, objeto que
finirla claramente en relación con todos nosotros percibimos en su presentación
mentos: la “locución” o sea, la palabra aparezca el humo. (...) Los signos conven-
proferida que manifiesta la voluntad de cionales son los que mutuamente se dan
significar algo; la “palabra interior” (ver- todos los vivientes para manifestar, en
bum) que expresa la vida del alma, y la cuanto le es posible, los movimientos del
“fuerza recursiva” mediante la cual la pa- alma, como son las sensaciones y los pen-
labra hace venir a la memoria las cosas samientos. No tenemos otra razón para
mismas (...facit venire in mentem res ip- señalar, es decir, dar un signo, sino el sacar
sas)8 y trasladar al ánimo del otro lo que tenía
En este marco y matriz del lenguaje, en el suyo aquel que dio tal señal.”10
Agustín desarrolla su noción del signo Agustín clasificó los signos de acuerdo
que describe de la siguiente manera: “El a los sentidos que reciben sus estímulos:
signo es toda cosa que – además de la fiso- “De los signos con que los hombres co-
nomía que en sí tiene y presenta a nues- munican entre sí sus pensamientos, unos
tros sentidos – hace que nos venga a la pertenecen al sentido de la vista, otros al
mente otra cosa distinta. Así cuando ve- del oído, muy pocos a los demás sentidos.
mos una huella pensamos que pasó un Efectivamente, al hacer una señal con la
animal que la imprimió; al ver el humo cabeza solamente damos signo a los ojos
conocemos que debajo hay fuego.”9 de la persona a quien queremos comuni-
Agustín estableció, además, la distin- car nuestra voluntad. También algunos
ción entre signos naturales y signos conven- dan a conocer no pocas cosas con el mo-
cionales, y con ella dio inicio a un sin fin vimiento de las manos: los cómicos con
de polémicas a lo largo de la historia has- los movimientos de todos sus miembros
ta el presente: “Los signos, unos son natu- dan signo a los espectadores, hablando ca-
rales y otros instituidos por los hombres. si con los ojos de quienes los miran. Las
Los naturales son aquellos que, sin elec- banderas e insignias militares declaran a
ción ni deseo alguno, hacen que se conoz- los ojos la voluntad del jefe, de modo que
ca mediante ellos, otra cosa fuera de lo todos estos signos son como ciertas pala-
que en sí son. El humo es señal de fuego, bras visibles. Los signos que pertenecen al
sin que él quiera significarlo; nosotros con oído, como dije antes, son mayor en nú-
la observación y la experiencia de las cosas mero y principalmente los constituyen las
comprobadas reconocemos que en tal lu- palabras.”11 Son precisamente las palabras
gar hay fuego, aunque allí únicamente de una lengua los signos convencionales
8 Este tema lo desarrolla con amplitud Valerio Cricco en su interesante trabajo: Semiótica agustiniana. El
diálogo El Maestro de San Agustín. Ed. Universidad de Morón, Buenos Aires, 2000, págs. 39-49.
9 San Agustín: De doctrina christiana. Lib. II, c. I, 1. Hemos utilizado la edición bilingüe preparada por
Balbino Martín. C.A.C. - Madrid 1969. En adelante las citas de Agustín son de este mismo volumen.
10 Ib. Lib. II, cap. II, 2. 3
11 Ib. Lib. II, cap. III, 4
46 / Victorino Zecchetto
por excelencia, ya que no hay otros que Los pensadores cristianos del medioe-
tengan tanta extensión y fuerza como vo en sus reflexiones sobre los signos, bus-
ellas: “Las palabras han logrado ser entre caban elementos que manifestaran la ver-
los hombres los signos más principales dad de Dios. De ahí su interés en distin-
para dar a conocer todos los pensamien- guir entre el signo y el referente. Un enun-
tos del alma, siempre que cada uno quiera ciado es verdadero por la lógica interna
manifestarlos. (...) La innumerable multi- que lo sostiene, pero se refiere a algo fue-
tud de signos con que los hombres decla- ra del mismo, es la cosa exterior lo que ga-
ran sus pensamientos, se funda en las pa- rantiza la verdad de algo. Decía Anselmo
labras, pues toda esta clase de signos que de Aosta (1033-1109): “Una cosa es verda-
por encima he señalado, los pude dar a dera cuando existe la cosa que ella enun-
conocer con palabras, pero de ningún cia.”14
modo podría dar a entender las palabras Podemos decir que la escolástica me-
con aquellos signos”.12 dieval estaba construida como un saber
Las reflexiones de Agustín sobre los semiótico global que penetraba todo el
signos, sobre las palabras y la lengua, per- pensamiento filosófico. Era una construc-
mitieron en el futuro, construir toda una ción de ideas cuya tónica dominante la
teoría lingüística. constituía la reflexión sobre las represen-
taciones de la realidad. Los estudios mo-
b) El Medioevo dernos sobre los signos provienen de estas
raíces filosóficas medievales.
Los pensadores del medioevo recogie- Por razones de brevedad, aquí sólo re-
ron las ideas estoicas de los signos y pro- cordamos algunos autores y doctrinas se-
fundizaron con sumo interés su estudio. mióticas más relevantes.
Durante esos siglos dominaba en occiden-
te la filosofía escolástica, la cual reconocía Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274)
tres ciencias: la ciencia natural, la filosofía
moral y la lógica, ésta última era la doctri- El estudio del lenguaje en Tomás de
na de los signos: Logica est doctrina prin- Aquino estuvo vinculado a su interés por
cipaliter de signis (“La lógica es principal- determinar qué son -en su núcleo esen-
mente la doctrina de los signos”).13 cial- las palabras, vehículos de acceso al
conocimiento de la realidad. Las palabras
12 Ib.
13 Frase del filósofo Leonino de Padua, citado por Wilfreid Nöth en “Panorama da semiótica, de Platâo a
Peirce”. Ed. Annablume, Sâo Paulo, 1998, p. 35
14 Anselmo de Aosta: De veritate, 11
La danza de los signos / 47
son una realización peculiar del signo, y su ne una significatividad indirecta, la pala-
función consiste en ser vehículo del cono- bra interna o concepto posee un significa-
cimiento ¿Y qué es un signo? Dice Tomás: do directo e inmediato, y ambas son sig-
Signo es aquello mediante lo cual alguien nos.
llega a conocer algo de otro.15 Aunque la
definición subraya el aspecto cognoscitivo Guillermo de Ockam (1280 – 1349)
del signo, sin embargo para Tomás de
Aquino el signo abarca un gran número Este fraile franciscano nació cerca de
de fenómenos. Son signos las palabras, Londres y estudió en Oxford. Más tarde
pero también los brotes de las plantas que fue titular de una cátedra de teología y
anuncian la primavera o el rubor del ros- pronto brilló por sus ideas. Acusado de
tro que denuncia el sentimiento de ver- sostener tesis de dudosa ortodoxia fue lla-
güenza. En cualquier caso, siempre son las mado a Aviñón -donde residía entonces la
palabras los signos por excelencia. Ellas corte papal- para responder ante un tri-
no son solamente vox, es decir, un sonido, bunal disciplinar. Tras abandonar Francia
pues también los animales emiten soni- se refugió en Pisa.
dos. Son verba (palabras), porque poseen Su principal obra donde trató el tema
un significado simbólico para otro que las del lenguaje es “Summa logicae” (1324).
escucha. En este punto Tomás sigue a Ockam fundamentó el conocimiento hu-
Aristóteles que consideraba a las palabras mano en la primacía de la experiencia in-
símbolos que nombraban las cosas. La pa- dividual. Denominó “conocimiento intui-
labra, entonces, es un símbolo significati- tivo” a aquel que poseemos de las cosas
vo destinado a comunicar conocimiento. concretas, existentes y contingentes. Este
Pero esto no es todo. En el signo-palabra es el conocimiento fundamental del cual
Tomás descubre algo que muchos siglos se adquieren a continuación todos los de-
después volvería a analizar Charles Peirce, más, también el llamado “conocimiento
y es que la palabra externa, es decir, la que abstractivo”, o sea, el referido a muchos
se dice y pronuncia (locutio), deriva de entes y que por tal motivo se hace univer-
una palabra previa, el concepto interior sal y necesario. Por tanto, sólo las ideas
que es un signo inmediato de las cosas. mentales y las cosas individuales son sufi-
Escribió Tomás de Aquino: Lo hablado es cientes para explicar las ideas generales.
un signo audible de un concepto interior.16 La relación objetiva entre esos conceptos y
Mientras la palabra exterior y hablada tie- la realidad exterior está asegurada por di-
versos niveles de similitud, que es uno de
15 Signun est per quod aliquis devenit in cognitionem alterius. -Summa Theologica I, 34,1
16 Locutio est signun audibile interioris conceptus. -Sum.Theol. II, II, 181,3
48 / Victorino Zecchetto
los conceptos centrales de Ockam. Es esa distingue, pues, los signos como “térmi-
similitud la que nos permite explicar tam- nos mentales” de los signos en cuanto
bién la existencia del tipo general de obje- “términos orales y escritos” que son las
tos. En síntesis, para Ockam la realidad palabras. Los signos son ante todo “térmi-
sólo es particular e individual, y lo que lla- nos mentales” necesarios para compren-
mamos “ideas universales” sólo son der la realidad y comunicarnos. Las pala-
“nombres”, pues no hay esencias específi- bras que usamos a continuación son para
cas universales de los objetos. A éstos sólo designar objetos distintos de ellas. Todo
los designamos por medio de las palabras, “término mental” -afirma el filósofo- “...es
instrumentos de la mente humana me- una creación del alma, que por su natura-
diante la cual y con una serie de relaciones leza significa algo o consignifica algo, ca-
lógicas, se les otorga un estatuto universal. paz de formar parte de una proposición
Las ideas o conceptos sirven para aunar y mental.”17 Como vemos, Ockam tuvo una
sintetizar muchos entes individuales y cu- idea conceptualista del signo, como simi-
ya existencia con características similares litud entre las cosas y los conceptos por
nos dan el conocimiento intuitivo reitera- medio de una relación mental, no media-
do y que se suele llamar “concepto univer- tizada. El uso de las palabras como signos
sal”, porque lo genérico y abstracto no tie- es sólo para sustituir las cosas externas, lo
ne existencia. Este es el “nominalismo importante en cambio, es el acto del pen-
conceptualista” de Ockam y consiste en samiento, verdadero signo de carácter
que el efectivo conocimiento del intelecto mental.
es meramente individual. No hay ni entes El pensamiento nominalista de Ockam
ni leyes generales o universales. Sólo hay influenció profundamente la filosofía oc-
conceptos abstractivos que configuran cidental sobre el lenguaje. Lo veremos rea-
juicios generales en torno a múltiples se- parecer bajo nombres diversos en el pe-
res empíricamente conocidos. ríodo de la ilustración del siglo XVIII, y en
¿Y los signos qué son? Ockam afirmó nuestros días, en la llamada “filosofía del
que los signos sustituyen las cosas exter- lenguaje”, por ej. N. Goodman donde los
nas por un acto de pensamiento y que ese contenidos abstractos de los nombres, se
concepto mental -que él llama “término disuelven en meras construcciones lin-
mental”- junto con la palabra -denomina- güísticas, carentes de significaciones obje-
da “término oral o escrito”- es un signo; tivas.
17 Summa Logicae”. Además de distinguir entre “términos mentales” y términos orales y escritos”, Ockam
hace la diferencia entre términos “categoremáticos y sincategoremáticos”, términos “absolutos y conno-
tativos”.
La danza de los signos / 49
Juan de santo Tomás. (1589 – 1644) son ellos los que organizan nuestras expe-
riencias sensoriales y le dan forma a las
Fray Juan de Santo Tomás fue un do- comunicaciones intersubjetivas humanas.
minico portugués que llegó a ser un emi- Gracias a los signos podemos interactuar
nente profesor universitario. Sus obras con el mundo exterior, confrontarnos con
“De signis” y “Ars Logicae” contienen im- toda una red de fenómenos y de conoci-
portantes reflexiones sobre los signos, ha mientos que nos llegan de las cosas y de
tal punto que algunos estudiosos conside- las personas. Asimismo los signos son
ran que hizo de la semiótica una proble- también los instrumentos adecuados que
mática autónoma de la cual dependen to- permiten la articulación formal de las ar-
dos los demás tipos de conocimientos. Va- tes, de las ciencias y de la historia.
rias de sus ideas son precursoras de cono- El signo contiene, por tanto, dos face-
cimientos semióticos que sólo en el siglo tas, una instrumental, porque es un medio
XIX y XX volvieron a aparecer. y vehículo de comunicación, con una di-
Este filósofo al hablar del trabajo de la námica dirigida a los procesos de interac-
mente humana, observa lo siguiente: “el ción ; y otra faceta interior, formal y cog-
intelecto conoce por conceptos significa- nitiva, ya que el signo sirve para dirigir la
tivos que son expresados por sonidos sig- mente al conocimiento de las cosas, a dar-
nificativos, y en general todos los instru- se cuenta de lo que son en sí mismas, y así
mentos que usamos para conocer o hablar permitirnos una mejor adaptabilidad al
con signos; por tanto para que el Lógico mundo. Son los signos los que nos facul-
conozca con exactitud sus instrumentos, tan realizar en forma indirecta esas tareas,
es necesario que también conozca que es por la índole de mediación que poseen.
el signo. (...) Por eso me pareció mejor ex- Al inicio de su Ars Logicae, Juan de
presar ahora aquellas cosas destinadas a Santo Tomás dice que el signo es “aquello
exponer la naturaleza y la división de los que representa la potencia cognoscitiva de
signos.”18 alguna cosa diferente de sí”. Acá se marca
Al definir los signos como “los instru- una clara diferencia con la definición de
mentos que utilizamos para el conoci- San Agustín que consideraba el signo sólo
miento o para hablar” (omnia instrumen- en su carácter instrumental, como una
ta quibus ad cognoscendum et loquendum forma presente a los sentidos para hacer
utimur...) Juan de santo Tomás afirma que surgir otra cosa.
19 Descartes René: Discurso del método (1637). Edic. Aguilar, Buenos Aires, 1972. 6ª pte. p. 96; 4ª pte. p. 74
20 Ib. 4ª pte. p. 69
La danza de los signos / 51
único medio válido para construir el saber procesos lingüísticos y semióticos un ca-
científico. rácter de categorías mentales.
El convento de monjas de Port-Royal Los lingüistas de Port-Royal tomaron
fue fundado en París el año 1625. Un gru- como punto de partida la distinción entre
po de intelectuales estaba ligado a dicho “gramática general”, aplicable a todas las
convento y entre los más renombrados lenguas, y “gramática particular”, aplicable
pensadores que lo frecuentaban hay que a una sola. En el marco de esta lógica se
citar a Blas Pascal. El grupo se reunía para incluía la idea de un código universal co-
dedicarse a pensar sobre el jansenismo y mún a priori, en relación con las diversas
los postulados filosóficos de Descartes. construcciones lingüísticas. El lenguaje se
Debido a sospechas de herejías, el rey Luis convierte en un reflejo del pensamiento y
XIV intervino para cortar con el jansenis- las leyes del pensamiento son iguales en
mo y mandó destruir el convento de Port- todas las personas. Los signos se crean a
Royal y expulsó a las religiosas. partir de una estructura profunda de la
En relación con la lingüística, las prin- mente, y expresan el significado de una
cipales obras producidas por este grupo se forma común en todas las lenguas. En
deben al trabajo sobre todo de Antoine consecuencia, éstas se fundamentan en
Arnaud (1612-1694), y fueron: “Gram- una serie de nociones que se presuponen
maire genérale et raisoné”(1660) y “Logi- generales a toda la especie humana, y que
que ou art de penser”. Ambos estudios tra- permiten construir gramáticas que - en el
tan de la teoría de los signos y de la estruc- fondo - traducen esa estructura común y
tura profunda de las oraciones. La lingüís- natural del funcionamiento mental del ser
tica impulsada por Port-Royal aplicó el humano. Esta semejanza entre la realidad
sistema cartesiano de las ideas innatas -es y el lenguaje obedece a un esquema previo
decir, de la presencia a priori de conceptos común que genera patrones universales
en la mente- al estudio de las lenguas. Las de comportamiento lingüístico, según la
ideas tienen primacía por encima de la ex- clásica tradición cartesiana. Otros carte-
periencia, por tanto el concepto es más sianos como Géraud de Cordemoy (Dis-
importante que las cosas a las cuales ellas cours phisique de la parole -1668), han vis-
se refieren. El referente de los signos se di- to en el lenguaje un alma (el significado) y
luye en la incertidumbre propia de todos su cuerpo (los signos), pero éstos, según
los seres materiales. A partir de este prin- Bernard Lamy (L’art de parler -1675), son
cipio resultó fácil conferirle a todos los invenciones propias del espíritu.21
21 Para mayores informaciones ver de AA.VV. bajo la dirección de Yvon Belaval: Racionalismo, Empirismo,
Ilustración. Siglo XXI Editores, México 1976 p págs. 44-46.
52 / Victorino Zecchetto
Cabe agregar que las obras de Port- vando al máximo su nominalismo Hob-
Royal han sido utilizadas también en ple- bes afirma que las ideas universales no son
no siglo XX por Noam Chomsky para re- más que palabras:: “El género y el (concep-
flexionar sobre la gramática generativa del to) universal de los nombres, no son cosas
lenguaje. sino nombres”.22 Las palabras son de dos
clases: unas que designan un solo objeto o
b) El empirismo inglés individuo (por ejemplo, el nombre propio
María), y otras que sirven para indicar
Tomás Hobbes (1588 -1679) conjuntos correspondientes a las ideas
universales (por ejemplo, el término co-
Hobbes se destacó más por sus doctri-
mún niños). En síntesis, para Hobbes, las
nas políticas que como filósofo. Sin em-
palabras son signos de los conceptos que
bargo su pensamiento – en relación con
sirven para conservar los pensamientos en
nuestro argumento semiótico - representa
la memoria y comunicarlos a los demás.
la postura racionalista y estrictamente no-
minalista del problema de los signos. Se-
John Locke (1632-1704)
gún Hobbes toda la realidad es sólo cor-
pórea y para conocerla podemos aplicarle A John Locke le interesó investigar el
el método de las operaciones matemáticas mecanismo del conocimiento humano.
propio de la indagación de las cantidades, Siguiendo la tradición de Th. Hobbes par-
del movimiento y de la división de los tió del mundo sensible para teorizar sobre
cuerpos. En cambio la filosofía versa sobre la estructura del entendimiento.23
las palabras, ya que se trata de combinar Según Locke el punto de arranque pa-
con lógica los términos que usamos. Las ra cualquier forma de conocimiento pro-
palabras son propiamente signos de las viene de la experiencia, no de alguna idea
ideas antes que de las cosas, y es la lógica innata, como creían los cartesianos. Nada
la ciencia que enseña su correcta combi- hay a priori en el conocimiento, al contra-
nación. Cualquier signo que se forma en rio, todo brota de los datos que nos pro-
nuestra mente tiene su origen en la expe- porcionan los sentidos, y sólo a través de
riencia, y después de un proceso de selec- ellos es posible acceder a las ideas: “Los
ción y combinación acabamos expresan- objetos externos proveen a la mente de
do todos los fenómenos con palabras. Lle- ideas de las cualidades sensibles... y la
34 Gian Battista Vico: Scienza Nuova, en Opere. Ed.Ricciardi, Milano-Napoli, 1953. La traducción es nues-
tra.
35 Ibídem
56 / Victorino Zecchetto
36 Cabe citar aquí: Lettres sur les aveugles à l’usage de ceux qui voient (1749). (En español: Carta sobre los
ciegos. Ed. La Piqueta, Madrid.) La publicación de esta obra le valió a Diderot seis meses de cárcel. En
1752 escribió Lettres sur les sourd-muets , y en 1772 Essai de peinture.
37 Se trata de Philosophia prima, sive Ontología. (1729).
La danza de los signos / 57
38 La obra principal de Lambert se titula Neues Organum (1764) (Nuevo Órgano), y consta de seis volú-
menes. Es un intento de poner las bases para la investigación y el conocimiento. Todo el conjunto está
dividido en cuatro partes, y la tercera se llama precisamente Semiótica, donde trata de los signos y len-
guajes, o sea, las características externas que asume la verdad.
39 Cita reportada por Guillermo Fraile en Historia de la Filosofía, vol. III – BAC, Madrid, 1966, p. 985.
40 En Extrait raisonné du traté des sensations, III. (Editado en París 1777).
58 / Victorino Zecchetto
tónomo, sin relación alguna con una su- Gottlob Frege (1848 – 1925) es forzoso
puesta matriz universal, aunque la capaci- nombrar a este pensador alemán, profesor
dad para producir signos lingüísticos la de matemáticas y uno de los más grandes
tienen todos los pueblos. Cada lenguaje es lógicos de su tiempo, aunque vivió muy
un sistema único e individual, los signos y aislado y en frecuentes polémicas con va-
los sonidos verbales carecen de sentido, rios colegas de la Universidad de Jena.
sólo lo adquieren una vez que entran a Frege estudió un lenguaje específico, el de
formar parte de una estructura idiomáti- las matemáticas y su esfuerzo lo dedicó a
ca, gracias a la función del pensamiento y la construcción de un lenguaje lógico-
la mente humana que es capaz de cons- simbólico basado en ellas.45
truir reglas y gramáticas. Por tanto una En relación con nuestro tema, de Fre-
lengua está constituida por una estructu- ge interesa retener su fundamental distin-
ra general (dada por la mente) y por una ción entre “sentido y significado”. El “sen-
forma individual (dada por cada indivi- tido” es la representación conceptual de
duo). Vemos aquí en ciernes, la futura dis- algo, es aquello que piensa o capta el suje-
tinción que hará Saussure entre “langue” y to acerca de una determinada proposi-
“parole”. ción; en consecuencia el sentido es depen-
Los idiomas, afirma Humboldt, son diente de la subjetividad de la persona. En
dinámicos y en continua evolución, por- cambio, muy distinto es el “significado” de
que dependen del espíritu humano que esa misma proposición si se la considera
permanentemente va formando léxicos, como algo totalmente independiente de la
reglas sintácticas y semánticas. La lengua mente del sujeto; en este caso el significa-
es un fenómeno histórico, tiene un deve- do está referido al mundo de objetos ob-
nir que depende de la mentalidad y de la jetivos y lógicos. Por tanto es posible cons-
sensibilidad de cada pueblo, resulta iluso- truir un lenguaje riguroso hecho de sig-
rio buscar en ella formas o esquemas uni- nos con “significados” que expresan la
versales. verdad o la falsedad de las cosas y como
Este fuerte historicismo lingüista de valores independientes de las opiniones
Humboldt introdujo en varias investiga- individuales o subjetivas. La noción de
ciones posteriores, un enfoque relativista significado resulta crucial en toda la con-
que, en cierto modo, perdura hasta hoy en cepción del signo en Frege, de donde eli-
algunos apasionados debates científicos. mina todo rastro psicológico y asume un
45 Las principales obras de G. Frege son: Ideografía (1879), Fundamentos de la aritmética (1884), Función
y objeto (1892). En español se puede leer Estudios de semántica. Ed. Aries Madrid 1965, donde se en-
cuentran los escritos de Frege de 1891 y 1892 sobre “sentido y significado”.
La danza de los signos / 61
***
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Palabras claves para recordar
Semeion (semeion): término griego para indicar los síntomas de una enfermedad.
Más tarde se usó para referirse a los signos en general (= semeia). De esta palabra deri-
va también el término moderno “semiótica”.
Signum - is: vocablo latino que desde la antigüedad romana y el medioevo, signifi-
ca “signo / os”, entendiendo principalmente los signos verbales, es decir, las palabras
(verba).
Nominalismo: doctrina iniciada por G. Ockam cuyo núcleo sostiene que nuestras
ideas o conceptos generales son meros “nombres”carentes de cualquier referente obje-
tivo. Los signos son, entonces, esencias nominales, un conjunto de elementos (como su-
cede con nuestras palabras) que retenemos como pertenecientes a una cosa, son cons-
trucciones mentales para fines prácticos.
Gramática general y gramática particular: teoría del grupo de Port Royal según la
cual existiría en cada persona un esquema o matriz gramatical general y que la habili-
taría para el aprendizaje de las gramáticas particulares construidas por cada lengua. Es-
ta concepción se basa en la filosofía de las “ideas innatas” (Descartes). En la actualidad
ha sido retomada por la llamada “gramática generativa” (N. Chomsky).
Bibliografía
Eco Umberto: Semiótica y filosofía del lenguaje.
1990 Editorial Lumen, Barcelona -1990 (Sobre la concepción del signo en la antigüedad: pág. 30
a pág. 59).
Nöth Winfried:
1998 Panorama da semiótica. De Platao a Peirce. Annablume Editora, Sao Paulo, Brasil.
Quezada Oscar M.
1996 Semiosis, conocimiento y comunicación. Universidad de Lima. Fondo de desarrollo edito-
rial. (Los primeros cinco capítulos hacen un recorrido sobre el concepto de signo, desde la
antigüedad hasta Kant.)
Calabrese Omar
2001 Breve storia della semiótica. Ed. Feltrinelli, Milano. Por ahora es la obra más completa y es-
pecífica sobre el tema.
4
LOS SIGNOS
1. La pista semiótica en torno a los signos bir con los sentidos, lo que experimenta-
mos con los sentimientos, o pensamos
Aunque parezca sencillo el fenómeno con la mente.
del signo resulta ser, en el momento de re- Y podemos seguir indagando: ¿qué
flexionar sobre él, uno de los problemas son “todas las cosas”?, ¿cuál es el horizon-
filosóficos más complejos y difíciles. Lo te común que abarca toda la realidad? Así
hemos constatado en el capítulo anterior llegamos a la pregunta filosófica acerca
al narrar el esfuerzo intelectual que de- del “ser”, es decir, aquello por el cual algu-
mandó a lo largo de la historia. Nos pode- na cosa “es”. No podríamos percibir ni
mos preguntar: ¿Cuál es el origen de los pensar nada si no hubiera alguna cosa, es
signos? ¿Por qué tenemos necesidad de decir, si no hubiera ser. También la nada,
crear signos? O de manera más directa to- el “no ser” lo captamos como algo pensa-
davía: ¿Por qué habla la gente? ble, en la medida que la damos forma
Sobre estas cuestiones hagamos, al me- mental y por tanto como si fuese algo
nos, una reflexión general. existente. El ser es el fundamento de cuan-
Apenas la persona humana se coloca to puede existir, de lo que podemos hacer
ante el mundo (o ante sí misma como o imaginar. Es lo que está allí y que posi-
parte del mundo), se da cuenta que exis- bilita cualquier actividad humana, física,
ten cosas. Y entre las cosas que existen, es- psicológica, afectiva o mental.
tá ella misma como ser humano que perci- ¿Qué tiene que ver todo esto con los
be cosas. Nosotros no podemos estar en el signos?
mundo sin captarlo como realidad. La rea- Tiene que ver, porque también como
lidad se nos impone como un dato nor- trasfondo de toda actividad sígnica se ha-
mal y primero. Pero cuando nos interro- lla la realidad del ser, la realidad de todo
gamos “¿qué es la realidad?”, la respuesta aquello sobre lo cual es posible decir algo
primera y espontánea es: “son todas las o simplemente pensarlo y, en consecuen-
cosas”, o sea, todo lo que podemos perci- cia, representarlo con signos. Las cosas
66 / Victorino Zecchetto
que existen y con las cuales entablamos cial, y por ello sirven como instrumento
relaciones (aunque sean meramente lógi- de comunicación.
cas), son el fundamento de la posibilidad En primer lugar el signo ofrece datos so-
de los signos, porque éstos, en último tér- bre la realidad representada, es un conjun-
mino, también son “seres”. Si queremos to de elementos que están en lugar de otra
tener un contacto significativo con la rea- cosa y que la designan. Los datos que en-
lidados o sea, con el ser y los seres, nos ve- trega el signo son ante todo la imagen del
mos obligados a construir otros seres lla- elefante reproducida en la mente del niño.
mados “signos” y ellos nos permiten cap- Esa imagen mental no es el animal real, si-
tar las cosas con algún significado. Por es- no sólo una “copia” con algunas caracte-
te motivo los signos, antes de ser estudia- rísticas - no todas - del corpulento mamí-
dos por la nueva ciencia de la semiótica – fero con su larga trompa y grandes orejas.
lo hemos visto - fueron desde la antigüe- El signo, además, es una interpretación
dad, objeto de la curiosidad filosófica. de la realidad representada.
Pongamos el siguiente ejemplo. Un ni- El chico agrega o no toma en cuenta
ño visita el zoológico y se detiene con cu- otras cosas al comentar lo que ha visto so-
riosidad a mirar los elefantes. Al día si- bre los elefantes. El signo es siempre tam-
guiente en la escuela le cuenta a la maes- bién una hermenéutica, es decir, la inter-
tra lo que vio. Esta lo invita a describir co- pretación de algún sentido que tiene la
mo son los elefantes que ha visto. Con to- realidad conocida. Cada vez que pensa-
da probabilidad el chico narrará algunas mos o imaginamos alguna realidad, hace-
de las características del paquidermo, y mos una reproducción mental de la mis-
además, añadirá otras a modo de comen- ma, pero bajo el aspecto o la forma en que
tario e impresiones. Lo que hizo el chico nuestra mente la percibe, y por tanto in-
con sus palabras es seleccionar y estructu- terpretamos las informaciones recibidas.
rar signos lingüísticos, para comunicar su La percepción del ser (sea éste real, pensa-
experiencia, o sea, para expresar un signi- do o imaginado) inicia nuestro diálogo
ficado. con las cosas, y los signos son un modo de
apropiarse y de interpretar el mundo.
2. Naturaleza, rasgos y vocación En conclusión el signo es un simulacro
de los signos de la realidad que comienza en nuestra
mente. Es correcto decir, entonces, que el
Este sencillo episodio del chico que pensamiento, la idea, es un signo, porque
cuenta su visita al zoológico nos da pie está en lugar de otra cosa, de cualquier en-
para explicar la naturaleza de los signos, te percibido dentro o fuera de nosotros, o
que son, recordémoslo, un fenómeno so- simplemente creado por nuestra fantasía.
La danza de los signos / 67
Pero también son signos muchos otros - Debe referirse a algo diferente de sí
objetos construidos con el propósito de mismo (advierte sobre la presencia de
estar en lugar de otras cosas: una foto, la un virus),
señal vial, un gesto para saludar... y todo - Alguien debe reconocerlo como tal, o
aquello que podemos tomar convencio- sea, como signo (yo capto el significa-
nalmente como signo. do).
Llegamos a la definición clásica del
signo: aliquid stat pro aliquo (algo está en Hemos de agregar en seguida que esta
lugar de otra cosa), y aparece así su dimen- explicación descarnada de la estructura
sión relacional: un objeto presente se rela- del signo, no da cuenta de todo lo que
ciona con otro que está ausente. Esa rela- puede efectivamente desencadenar un sig-
ción, sin embargo, requiere de alguien que no a nivel comunicativo. A menudo, los
percibe la línea de conexión entre los dos signos instauran una red de sentidos que
objetos, es decir, alguien que actualice la va más allá del simple “reemplazar cosas”,
realidad del signo. Tenemos entonces este porque la semiosis es un fenómeno social,
juego de relaciones: “A” está por “B” y esa y los signos se mueven al interior de con-
sustitución es reconocida por “C”. Lo que textos, donde existe una constante y com-
equivale a decir que “A” es signo de “B” y pleja interacción comunicativa. Los sig-
lo percibe “C”. Según este esquema cual- nos, pues, no son entes abstractos, sino
quier cosa puede asumir una relación síg- elementos de uso vital, sometidos a conti-
nica, con tal que “esté en lugar de…” y nuos reconocimientos a veces caprichosos
“para alguien” al que se destina. y bizarros.
Otra faceta de la estructura del signo la La realidad de los signos instaura el
podemos ilustrar analizando el siguiente problema de saber qué condiciones son
ejemplo. Enciendo mi computadora, in- las que dan lugar al reconocimiento de los
troduzco un disquete y me dispongo a es- signos, al mecanismo por el cual el sujeto
cribir. De pronto la máquina emite un so- separa los objetos en “simplemente cosas”
nido parecido a una alarma. Es la adver- y en “cosas signos”. Sobre esto volveremos
tencia de que hay un virus; he percibido más adelante.
un signo y debo tomar las precauciones
necesarias. Me pregunto: ¿por qué ese so- 3. Dos enfoques sobre el signo
nido lo capto como un signo? Porque todo
signo tiene -semióticamente- las siguien- En la historia de la semiótica han sur-
tes tres características. gido varios modos de conceptualizar los
elementos que componen la estructura
- Una forma física por la cual se hace del signo. Vale la pena presentar las dos
perceptible a los sentidos (el sonido de corrientes más conocidas en la actualidad.
alarma), Los otros intentos teóricos aparecidos
68 / Victorino Zecchetto
Por sí solo un signo no tiene valor, es ción del signo”, afirmaban que hay que
necesario juzgarlo dentro de un sistema o ubicar al lenguaje - y por tanto también
estructura que es la lengua. Allí entra en los signos - dentro de una semiología en-
relación con otros signos y se vincula con tendida como un proceso de comunica-
los demás elementos de todo el sistema ción y no como una ciencia que estudia
lingüístico. un sistema de signos. En consecuencia -
El signo como fenómeno binario, fue afirmaban- que los signos en sí mismos
estudiado también por el lingüista danés no tienen razón de ser, se disuelven y lo
Louis Hjelmsev (1899-1963).3 Igual que que cuenta es la dinámica de las significa-
Saussure distinguió en el signo dos aspec- ciones. En rigor de verdad, esta crítica hoy
tos que llamó la forma de la expresión y la no se sostiene, porque aparece claramente
forma del contenido, para indicar, respec- parcial, ya que -si teóricamente tuviese
tivamente, el plano sensible y material y la plena validez- se refiere exclusivamente a
dimensión inmaterial o conceptual del una categoría de signos, a los lingüísticos.
signo. Pero sabemos que los lenguajes desbordan
Debemos decir que cuando se comen- la lengua y tienen una dimensión mucho
zó a aplicar esta noción a los signos audio- más amplia y dinámica. Es cierto que los
visuales, especialmente al iconismo, apa- signos actúan dentro de la movilidad se-
recieron de inmediato las dificultades de mántica propia de los procesos diacróni-
trasladar al campo de las imágenes lo que cos que le infligen cambios a los lenguajes,
es propio de las categorías lingüísticas. Es- sin embargo no se puede negar que cada
te problema lo exploraremos en el capítu- signo posee también una base sincrónica
lo sobre la imagen icónica. fija y una propia estructura inmanente, y
Por último, en referencia al pensa- eso sucede también con los signos lingüís-
miento semiológico de Saussure, debemos ticos.
recordar que su teoría lingüística del signo La comprensión adecuada de los sig-
levantó una polémica, cuando algunos se- nos, requiere además, tomar en cuenta la
miólogos comenzaron a afirmar que la larga reflexión e investigación histórica
noción saussuriana de signo era ambigua, que se ha hecho sobre ellos. Por este mo-
y que no es posible seguir sosteniendo que tivo nos detuvimos en el capítulo anterior,
la lengua es un sistema general de signos.4 a presentar una síntesis de la evolución de
Los críticos y propiciadores de la “disolu- la noción de signo a través de los siglos.
3 Ver en español su importante obra: Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid, 1980
4 Nos referimos a algunos exponentes de la Escuela de París de los años 1960-70, como A.J. Greimas y
R.Barthes.
70 / Victorino Zecchetto
5 Ch.Peirce: Lecciones sobre el pragmatismo. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1978, p. 32. El conjunto de las obras
de Charles Peirce comenzaron a ser publicadas en 1931 bajo el nombre de “Collected Papers”.
Recientemente, desde 1997, Indiana University Press viene publicando una edición crítica de los
escritos de Peirce, que en el año 2000 ya tenía siete tomos.
La danza de los signos / 71
emergen y se hacen presente en él, sus tres vista pragmático, o sea, como si se tratara
elementos formales. de una “cualidad” que se manifiesta en
Sin embargo el signo no es un ente ais- particulares efectos sensibles producidos
lado. Su composición triádica, se inserta por las cosas que la integran. La realidad,
en el conjunto de las ideas semióticas de puesta en conexión dinámica con estas
Peirce, y para comprenderlo en forma tres categorías fundamentales lógicas,
adecuada hay que ubicarlo en el marco permite “encontrar la raíz de toda verda-
global de su filosofía. En ella el soporte dera distinción del pensamiento, por sutil
teórico, consiste en una clasificación feno- que sea”6 Y en este universo lógico, es cla-
menológica de toda la realidad en tres ca- ro que también el signo deba asumir la
tegorías fundamentales: modalidad triádica. He aquí los tres ele-
mentos que, según Peirce, conforman el
La primeridad: es la categoría que da
signo:
cuenta de lo indefinido de las cosas, es el
sentimiento o impresión primera (fee-
a. El representamen: es lo que funciona
ling), antes de toda determinación o con-
como signo para que alguien lo perci-
creción del ser. Son las cualidades puras e
ba, o sea, la cosa que funge de signo, el
indeterminadas de los entes. Por ejemplo,
signo mismo como tal, por ejemplo,
“la rojidad”.
las palabras de un idioma que han sido
La secundidad: es la categoría de la re-
creadas para ese fin. El representamen
lación con la primeridad, o de un fenóme-
está siempre en lugar de otra cosa, es el
no de primeridad relacionado real o ana-
sustentador o portador de esa cosa pa-
lógicamente con otro. Es la toma de pose-
ra los que han de verla o considerarla
sión (struggle) de la concreción experien-
en el signo.
cial. Por ejemplo “el rojo” de un objeto
b.El interpretante: es la idea del repre-
concreto.
sentamen en la mente del que percibe
La terceridad: es la categoría que regu-
el signo, o sea, es un efecto mental cau-
la la unión y la síntesis de la primeridad
sado por el signo (otra idea del signo),
con la secundidad, es la ley, la convención
apenas se inicia el proceso de semiosis
que conecta dos fenómenos entre sí. Por
a través del representamen. En defini-
ejemplo, las palabras para decir: “Este pa-
tiva, el interpretante es otra represen-
pel es rojo”.
tación referida al objeto signo, es un
Notemos que la noción de “realidad” significado de los significantes.
debe ser interpretada desde el punto de
7 Para una exposición de síntesis del pensamiento de Peirce ver V. Zecchetto y otros: Seis semiólogos en
busca del lector. - Edic. Siccus-La Crujía, Buenos Aires, 1999. Más explayado y completa es la obra de
Gérald Deladalle: Leer a Peirce hoy. Gedisa Editorial, Barcelona, 1996.
La danza de los signos / 73
EL SIGNO
Es todo lo que está en lugar de otra cosa y la significa. Es la marca de una intención de comunicar
un sentido. El signosede origina de la situación binaria “presencia – ausencia”.
La reflexión sobre el signo lleva a descubrir en él tres componentes:
Los signos van dirigidos a destinatarios que los reconocen e interpretan. Los perceptores hacen una lectura
Denotativa y connotativa de los signos. Su comprensión exige el conocimiento del código, o sea del sistema
de reglas que rige la estructura de los signos.
De
74 / Victorino Zecchetto
8 G.Fregue publicó en 1892 un artículo sobre este tema: Sinn und Bedeutung (en: “Zeitschrift für
Philosofie und philosophische Kritik”).
La danza de los signos / 75
El proceso mental en la lectura del sig- alguna sustitución de un objeto por otro.
no, consiste en captar simultáneamente el En este sentido es válido afirmar que el
conjunto de sus elementos, de modo que signo es una mentira semiótica (presencia
la relación entre ellos da lugar a la signifi- vs. ausencia). Esto quiere decir, en defini-
cación. tiva que el signo es aquello que está en lu-
La condición del signo es existir como gar de otra cosa, y por ese motivo es una
ente diferente de lo que significa. Se trata, mentira. Nadie cree que el avión que se ve
pues, de un fenómeno de simulación de lo en un cartel publicitario pueda realmente
representado que se hace perceptible en el volar... se acepta como una mentira que
significante. Cualquier tipo de semiosis se desempeña una tarea de semiosis. En sín-
construye sobre alguna simulación que se tesis, la identidad del signo es doble: pre-
utiliza como instrumento de significa- sencia y ausencia, positivamente es signi-
ción. Aunque de por sí, el signo existe aún ficante y negativamente es lo que falta y
sin ser percibido (por ejemplo, todas las necesita ser reemplazado por el signo.
palabras que conforman un idioma), sin
embargo, en un momento dado el signo se b) Entidades culturales
hace perceptible apenas se establece una
semiosis concreta. “El signo es siempre institucional, en
En el plano de los significantes, la si- este sentido sólo existe para un grupo li-
mulación es un modelo interpretativo de mitado de usuarios. Tal grupo puede re-
cierta realidad para que cumpla con la ta- ducirse a una sola persona (pensemos al
rea de significarla. Esos significantes de nudo del pañuelo para recordar algo). Pe-
los signos, tienen por finalidad, el ser algo ro fuera de una sociedad, por más reduci-
referido a una carencia, a una cosa fuera da que ella sea, los signos no existen. No es
del signo mismo. Los objetos que no son justo decir que el humo es el signo natural
signos no significan nada, simplemente del fuego, es una consecuencia o un com-
son cosas; en cambio aquellas cosas que ponente del mismo. Sólo una comunidad
fungen de signo, son significantes porta- de usuarios puede instituirlo como sig-
dores de significados. No puede haber sig- no.”9
nificados sin alguna materia significante, La producción de signos es, en el fon-
como tampoco lo contrario. do, una estimulación programada por un
No puede haber ninguna comunica- grupo social, destinada a manifestar y a
ción sin alguna simulación, es decir, sin expresar aspectos de su vida. Al crearse un
9 O.Ducrot y T. Todorov: Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage. Editions du Seuil, Paris,
1972. Voz Signe. La traducción es nuestra. Existe la traducción española de esta obra: Nuevo diccionario
enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Ed. Arrecife, Madrid, 1998
76 / Victorino Zecchetto
signo se instala una muestra ficticia y esti- mentan continuos procesos de evolución.
lizada de algo que cumple un fin semióti- Por este motivo, los llamados referentes
co, incluso si se trata de objetos reales (un (unidades culturales de experiencias), van
perfume, un vestido, un auto) cuando en- transformándose por la estrecha interac-
tran en función semiótica. Por eso el sig- ción que existe entre campos semánticos
nificado de un signo es una unidad cultu- dados y los procesos socio-culturales en
ral definida en un campo semántico dado continua formación. En el sistema de sig-
por oposición a otras unidades cultura- nificados de occidente siempre el vocablo
les.10 A nivel pragmático es más correcto “Madonna” evocó sólo a la Virgen María.
decir que se captan significaciones de sig- Pero a partir de la década de 1980 el cam-
nos (y no sólo significados), ya que el re- po semántico propició también otras in-
ferente del signo también es una entidad terpretaciones, después que apareció la
cultural y no sólo algo concreto al que se conocida cantante y actriz “Madonna” y
puede recurrir para denotarlo; por ejem- que, en numerosas de sus expresiones ar-
plo, la palabra escuela no se refiere sólo al tísticas, se distancia totalmente del mode-
establecimiento donde se imparte instruc- lo imaginario que conocemos de la Virgen
ción a los niños, alude también al conjun- María.
to de maestras, a los alumnos que la fre-
cuentan, a cierto modelo de enseñanza, a 5. Las funciones de los signos
la organización social de la educación, etc.
En consecuencia, el signo no es tan sólo el Ya aludimos al carácter comunitario y
significado de la palabra o una referencia social de los signos. Dijimos que ellos tie-
a un objeto dado, sino que abarca las di- nen un valor social, es decir, cumplen una
versas facetas de la cultura y contexto función dentro de los grupos humanos,
donde se utiliza, su propósito es manifes- sirven para reconocer significados y per-
tar e indicar una unidad cultural. Dentro miten la comunicación. Los signos más
de la cadena de unidades culturales, se antiguos son los lingüísticos, o sea, las pa-
producen continuas interpretaciones de labras de un idioma que desde el inicio de
signos por inferencia de otros. Esto es lo la historia ha utilizado la humanidad para
que origina la semiosis ilimitada. designar y significar las cosas, las expe-
Los signos se generan y operan en los riencias y poder comunicarse. Hoy sabe-
campos semánticos los cuales, por ser fe- mos que son vastas las funciones que de-
nómenos culturales cambiantes, experi- sempeñan los signos.
10 Sobre el signo como unidad cultural, ver U. Eco: Signo. Edit. Labor, Barcelona,1994, pág. 177.
La danza de los signos / 77
a)Las funciones según Roman Jakobson maestra que diga a los chicos: “Presten
(1896 -1982) atención, les voy a explicar de nuevo.”
Son conativos todos aquellos mensajes
Una de las más conocidas clasificacio- destinados a mover al sujeto a actuar. Con
nes de las funciones de los signos es la que esta función, entonces, el emisor presta
elaboró el lingüista ruso emigrado a Esta- atención sobre todo a los destinatarios.
dos Unidos, Roman Jakobson.11
Este investigador hizo un elenco de Fática: es la función centrada en el ca-
seis funciones de los signos y lenguajes se- nal con el fin de asegurar el contacto y la
gún la ubicación que adquieren dentro de relación con los demás. Los saludos cum-
un modelo de comunicación, en el cual se plen un rol fático, porque buscan ante to-
distingue: do conectar a los interlocutores. Igual fi-
nalidad tienen las expresiones de enlace
l Emisor (sus intenciones), conversacional: “sí, claro, por supuesto...”,
l Los Códigos y las formas, o bien el diálogo intrascendente sobre el
l El canal por el que pasa el mensaje, estado del tiempo para mantener la co-
l El mensaje o contenido, municación. Esta función tiene escaso
l El referente u objeto. contenido informativo y en cambio posee
l El preceptor (sus reacciones y efectos una alta redundancia, porque lo que inte-
del mensaje). resa es la comunicación misma. La publi-
Aunque Jakobson pensó estas catego- cidad comercial suele usar este tipo de
rías en relación con su funcionamiento función, cada vez que hace hincapié en es-
dentro de la lengua, sin embargo se perci- trechar lazos de amistad y benevolencia
bió que son aplicables también a otros ti- con los consumidores.
pos de lenguajes, como el gestual y el au- Referencial: Sirve para designar obje-
diovisual. Hoy esta clasificación se usa pa- tos, personas, hechos, noticias, fenómenos,
ra interpretar las diversas clases de textos etc. Los mensajes referenciales tienen que
y mensajes que emiten y difunden los me- ver con los referentes del signo, sus contex-
dios de comunicación social. tos o circunstancias. Su rol es, pues, referir
He aquí las seis funciones de Jakobson: y denotar. Los libros de textos, los noticie-
ros televisivos, las crónicas de los diarios y
Conativa: sirve para establecer el con- los documentales de cine, hacen un abun-
tacto entre el emisor y el destinatario. Una dante uso de mensaje referenciales.
11 Ver por ejemplo, la clasificación de U. Eco en: Signo,, Barcelona, Ed.Labor, 1994,pág. 64.
La danza de los signos / 81
mos, son fruto de una actividad humana nos, excepto con la palabra, se puede ex-
socializada por la cual se crean objetos o presar la siguiente situación: “Aquel chico
se asumen cosas, fenómenos o hechos, quedó huérfano de padre ayer”? O bien
con el fin expreso de designar otras cosas este pensamiento: “La pedagogía debe ser
ausentes. En consecuencia, no existen crítica”.
propiamente signos naturales. Muy difícilmente se lograría dar a co-
Pero desde el momento en que un gru- nocer estos mensaje sólo con gestos o
po humano decide utilizar, por ejemplo, el imágenes. El lenguaje verbal imbuye la ca-
humo para emitir mensajes, de inmediato si totalidad de la comunicación humana.
ese humo deja de ser sólo un producto de Por cierto que las palabras no agotan to-
la combustión y pasa a convertirse en un dos los signos, pero de hecho están pre-
fenómeno cultural y sígnico compartido, sentes en cualquier clase de actividad co-
para desarrollar una actividad de semio- municativa. Un noticiero televisivo no
sis. Lo específico del signo no es lo natural tendría sentido sin la palabra que explican
en sí, porque la naturaleza carece de sig- las imágenes. Tampoco le gusta a la gente
nos, sino “la convención cultural” creada ver un partido de fútbol transmitido en
en el seno de la sociedad, para designar a directo, sin los comentarios hablados de
alguna cosa como signo. los locutores. También con las palabras se
realizan casi todos los mensajes metalin-
b) Signos verbales y no verbales güísticos, que ocupan gran parte de las co-
municaciones científicas y tecnológicas.
Para el uso pedagógico y educativo, En conclusión, es la palabra el vehí-
parece preferible clasificar los signos en culo normal y más usado en la transmi-
dos grandes grupos: sión de los pensamientos y de los relatos
sobre las actividades humanas y lo que pa-
Signos verbales: son los más numero- sa en el mundo.
sos, abundantes y también los más utiliza-
dos en todas las sociedades humanas. Los signos no verbales: incluyen todos
Prácticamente no hay actividad de comu- los demás signos que se generan en las so-
nicación sin la palabra, y casi todas las de- ciedades humanas: imágenes de cualquier
más formas de semiosis la incluyen. Los tipo y género, símbolos figurativos, musi-
signos lingüísticos son imprescindibles cales, señales fónicas, logos, señales de
especialmente cuando se trata de describir tránsito, gestos o movimientos conven-
o de expresar ideas abstractas, estados de cionales, etcétera.
cosas o situaciones anímicas interiores, Los medios de comunicación social,
psicológicas o espirituales ¿Con qué sig- difunden muchos mensajes “audiovisua-
82 / Victorino Zecchetto
nos para el mundo invisible del ser, y hay 7. Las dinámicas combinatorias de los
palabras y signos que nos hablan de ese signos
mundo que cambia, que se construye y se
derrumba, evolucionando según la lógica En el sistema de los signos nada está
del tiempo. Este último es el mundo que aislado, sino que los diversos elementos se
más sentimos, es mi mundo y el del otro integran funcionalmente. Esto es observa-
con el que me comunico y con el cual ble especialmente en las lenguas. Saussure
transcurro mi vida cotidiana, es el mundo utilizó el modelo binario para distinguir e
temporal donde se va deshilvanando mi integrar el plano de los significantes con el
existencia, donde se desgastan mis horas, plano de los significados. Pero en el juego
mis días y mis años. del tablero estructural de los signos, ob-
¿Cuáles son los lenguajes que mejor servó además la presencia de otros ele-
nos permiten comunicarnos con el mun- mentos o ejes combinatorios binarios, y
do y los demás? de ese modo introdujo los conceptos de
¿Qué buscamos, en definitiva, cuando sintagma y el paradigma, la diacronía y la
nos comunicamos? sincronía. Aunque estas nociones han te-
¿Cómo generar signos que expresen nido en primer lugar una aplicación lin-
los deseos más buenos del ser humano? güística, más tarde los estructuralistas
¿Es posible eliminar los signos y los ampliaron su sentido y hoy se utilizan
símbolos de destructividad humana? aplicados a otros fenómenos de semiosis.
¿Qué signos vale la pena enseñar y Explicamos, en síntesis, el sentido y alcan-
crear para que sean pedagógicamente ce de esas nociones.
atrayentes?
Los signos tienen necesariamente un a) El despliegue temporal del signo:
ritmo de vida dinámico y cambiante. Los su sincronía y diacronía
hay que, por su rol operativo y universal,
El término sincronía (del griego “sin
tienen una larga duración, otros en cam-
crono” = junto con el tiempo), significa
bio, son efímeros y desaparecen al poco
sólo contemporaneidad, y se asume como
tiempo de haber nacido. La cultura huma-
criterio para el estudio sistemático de los
na es una ininterrumpida fábrica de sig-
signos o hechos lingüísticos y asumirlos
nos, pero es también un cementerio don-
como un sistema organizado actual en un
de el tiempo va sepultando aquellos que
espacio dado. En el estudio de la lengua
ya nadie usa y que están destinados a de-
“una sincronía dura varios cientos de
saparecer.
años y comprende transformaciones in-
84 / Victorino Zecchetto
13 A.J. Greimas, J. Courtés: Semiótica. Ed. Gredos, Madrid, 1990. Voz “Sincronía”, p.380.
14 Ib. Voz “Diacronía”, p. 120.
La danza de los signos / 85
15 Ferdinand de Saussure: Curso de Lingüística general. Ed. Planeta-Agostini, Buenos Aires, 1993, p. 175.
86 / Victorino Zecchetto
17 Ib., p 173
18 R. Jakobson: Essais de linguistique genérale, Paris, 1963. Traducción española: Ensayos de lingüística gen-
eral. Seix Barral, Barcelona, 1981.
La danza de los signos / 87
ción de los signos de las producciones me- vertical, es decir, al paradigma del texto en
diáticas se basan en los juegos y combina- cuestión.
ciones de sintagmas y paradigmas. Así, en En los medios masivos, se puede partir
el abundante material de ficción (tome- distinguiendo dos clases de productos: los
mos el caso de un dibujo animado cómi- ficcionales y los no ficcionales. Y dentro
co de Walt Disney), los sintagmas (tanto de ambos tomar en cuenta los paradigmas
en el plano de los significantes como de de los “géneros”, para luego enfocarlos
los significados), son combinados para desde la perspectiva estructural y narrati-
dar vida “al género”, es decir, a un paradig- va.
ma cuyo perfil otorga ciertas característi- Es importante prestar atención el “uso
cas a una obra. Las convenciones sintag- de los paradigmas” de parte de los pro-
máticas y paradigmáticas, suelen operar ductores. Un contexto específico lleva a
de modo unitario en las estructuras na- elegir ciertos paradigmas y a descartar
rrativas. otros. Toda elección involucra el abando-
Y podemos seguir detectando la pre- no de otras. La identificación de paradig-
sencia de sintagma y paradigmas en mul- mas es indispensable para definir el signi-
titud de formas expresivas de los medios ficado de un texto. Con razón un semiólo-
masivos. En los diarios son visibles los si- go distinguió cuatro órdenes de descrip-
guientes ejes sintagmáticas: la serie de tí- ciones de los significados de los signos: el
tulos, los artículos, las imágenes, los tama- orden sintagmático, el orden paradigmá-
ños, etc. En una historieta: la sucesión de tico, el orden hermenéutico y el orden re-
viñetas, de episodios, de personajes, etc. ferencial.18
En la publicidad: los productos ofrecidos,
las formas publicitarias, etc. En un pro- La aplicación a un caso
grama de Tv.: cosas, personas, decorados,
escenas, capítulos, partes, etc. En una can- Para cerrar este capítulo aplicaremos
ción: texto, música y clase de instrumen- las ideas de sintagma y paradigma que
tos, cantante, etc. acabamos de explicar, a la lectura concre-
Analizar la dimensión sintagmática de ta de un fenómeno educativo y social muy
algo, requiere prestar atención a los ele- extendido. Lo haremos usando la signifi-
mentos que se combinan en torno a un eje cación más sociológica y ampliada de pa-
radigma tal como la elaboró Thomas
18 Se trata de François Rastier, semiólo del lenguaje que puso al centro de su investigación la cuestión de
la interpretación y dentro del marco de la semiótica de la cultura. Sus principales obras son :
Semantique interpretative. Puf - Paris, 1987, Semantique pour l’analyse. Ed. Masson, Paris 1994 y
Vocabulaire des sciences cognitives. Puf - Paris, 1998. Puede consultarse: www.msh-paris.fr/texto
88 / Victorino Zecchetto
Kunh (1963) y que servirá para mostrar que van suplantando las convicciones, los
que se trata de un concepto con vastas códigos y valores de antes. Llega un cierto
proyecciones. momento en que la mayoría comparte la
Sabemos que los programas de ense- nueva visión y se acepta el modo de pro-
ñanza de historia dedican al menos algún ceder sin cuestionarlo ya que existe un
capítulo a la Revolución Francesa y las consenso de la comunidad.
guerras napoleónicas. Y es justo que así Un nuevo paradigma exige igualmente
sea, porque esos eventos han tenido una un nuevo lenguaje, expresiones sintagmá-
decisiva repercusión en América Latina ticas acordes con “el nuevo código” que
desde los albores del siglo XIX; abrieron el sostiene la estructura. Es posible, enton-
camino hacia un nuevo orden social basa- ces, percibir la presencia de una multipli-
do en las democracias modernas, funda- cidad de pequeños sintagmas armoniosa-
das en los derechos de los ciudadanos. Pe- mente construidos en torno al eje vertical
ro no sé si entre las cosas que se dicen, se paradigmático. En referencia con el “para-
cuenta también que, una de las novedades digma militar” que hemos citado, pode-
introducidas por esa “gran revolución” y mos señalar algunos ejemplos de sintag-
por Napoleón, fueron los “ejércitos nacio- mas que giran a su alrededor: el orgullo
nales” que aparecieron en nuestras socie- que despierta en nuestros países cada des-
dades modernas con el mecanismo de la file militar, el deseo de los jóvenes de clase
“movilización masiva” (levée en masse) de social baja, de enrolarse al ejército “para
ciudadanos para la guerra. Así se elevó a llegar a ser alguien en la vida”, la valora-
categoría ideológica la importancia del ción positiva que recibe la compra de ar-
ejército para un país, hecho éste que todas mas más modernas, el desconocimiento
nuestras naciones han copiado con mu- total de los gobernantes de formas alter-
cha satisfacción. Hoy todas las guerras nativas de defensa nacional que no sea la
suelen tildarse de “patrióticas” y por tanto militar, la valoración étnica basada en la
exigen el compromiso de toda la nación eficacia bélica, el culto a la bandera como
lanzada a la guerra. símbolo más militar que nacional, el con-
Este es un ejemplo de “instalación de senso y la convicción de la población civil
un paradigma” a nivel social. Podríamos sobre la necesidad de la institución mili-
denominarlo “un macro-paradigma”. De tar, la escuela que enseña la historia nacio-
ninguna manera se trata de un hecho me- nal construida en torno a las hazañas bé-
cánico, sino de un proceso que fue abrién- licas de su ejército, con la consiguiente
dose camino a impulsos sucesivos, hasta aversión o desconfianza hacia los pueblos
hacer posible su vigencia total. Todo para- vecinos.
digma necesita “de-construir” su modelo Al tratarse de un paradigma de tama-
opuesto, hasta imponerse. Esto sucede a ña contextura, podría considerarse como
medida que entran nuevas ideas y códigos un normal y lógico fruto de la naturaleza
La danza de los signos / 89
humana, de su vida social, con cierta au- cen percibir de inmediato el paradigma
reola de eternidad y por tanto, insustitui- del autoritarismo. Es como un “gran códi-
ble. Sin embargo -como demostraron cla- go” que atraviesa los modos de ser de los
ramente Berger y Lockmann- toda insti- actores de la familia: el marido que traza
tución es simplemente una creación hu- gestos fuertes sobre su esposa, ésta que
mana nacida del libre querer del hombre e responde con la ironía humillante; la her-
históricamente contextuada. Así como se mana mayor cuya especialidad es el uso
creó, puede cambiarse y sustituirse por continuo de “palabras gruesas” para tratar
otra cosa mejor. De hecho, los actuales a los hermanos menores, y éstos que se las
movimientos pacifistas y / o antimilitaris- arreglan para mentir y vengarse como sea
tas, van esparciendo sintagmas en esa di- de las injusticias sufridas. En suma, un cli-
rección. ma tórrido, donde se teje el arte de mu-
Hay también otros paradigmas, más tuas exclusiones, un equilibrio entre los
pequeños y restringidos que rigen y regu- dobles juegos y el tedio resignado de vivir
lan más de cerca nuestra vida cotidiana. juntos.
La psicología nos habla continuamente de Cuando se habla de cambiar un “estilo
la presencia de “paradigmas en las relacio- de vida” se apunta no a cambiar algún que
nes familiares”. Ciertas atmósferas que otro sintagma, sino a transformar un pa-
inundan el entero cuadro familiar, nos ha- radigma.
***
Díada de Saussure: según F. De Saurrure el signo tiene dos elementos: “el significan-
te” (parte sensible y perceptible) y el significado (el contenido o idea).
Tríada de Peirce: Ch. Peirce concibió el signo como una tríada compuesta por un “re-
presentamen” (el signo mismo), el “interpretante” (la idea del representamen en la men-
te del sujeto que percibe el signo), el “objeto” (aquello a lo que alude el representamen).
Funciones del signo: Operación que realiza el signo de acuerdo a su ubicación y fina-
lidad en una estructura comunicativa. Jacobson analizó seis funciones: conativa, fática,
referencial, estética, emotiva y metalingüística.
90 / Victorino Zecchetto
Paradigma: Es el modelo teórico que explica una estructura de signos o una cadena
sintagmática. El plano del paradigma forma el eje vertical e invisible que atraviesa el
plano sintagmático y orienta su sentido profundo.
Bibliografía
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1973 Edit. Labor, Barcelona 1994.
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1977 Tratado de semiótica general. Ed. Lumen, Barcelona. (Ver el capítulo sobre el Signo, p.)
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1996 Los signos en la sociedad. Ed. Paulinas, Bogotá.
Sebeok Thomas
1996 Signos: una introducción a la semiótica. Paidós, Bs. Aires, 1996
Guiraud Pierre
1996 La semiología (1971). Siglo XXI editores, México, (1972). (Ver: Cap. 1: “ Funciones y ‘Media’”
y el Cap. 2: “La significación, forma y sustancia del signo).
Desde mediados del siglo XX, la no- el universo de la enciclopedia como sugi-
ción de código ha invadido numerosos rió U. Eco. (1989).
ámbitos de las ciencias humanas y, en el
campo específico de las comunicaciones, La señal es un estímulo que pertenece
se ha aplicado a fenómenos dispares, en al orden de la naturaleza y ante el cual
algunos casos con un sentido restringido reacciona el cuerpo animal. El aroma de
como hizo la lingüística, y en otros en una flor, el color del plumaje de un pája-
cambio, incluyendo bajo ese término, ro, la brisa helada del viento, la dureza de
contenidos semánticos diversos como su- una piedra , son señales que nos abren in-
cedió en los estudios estructuralistas. mediatamente a la experiencia sensorial
Con el fin de colocar el concepto de de la naturaleza. Todos los seres vivientes
código en el contexto de una compren- emiten señales y también responden a
sión más pertinente a la semiótica, proce- ellas mediante las reacciones de su estruc-
deremos por etapas. Primero distinguire- tura orgánica. Vinculadas al acondiciona-
mos entre señales y signos, ya que de allí miento sensitivo corporal e instintivo, las
brota la idea de código, luego analizare- señales al ser naturales establecen reaccio-
mos la naturaleza y la función de los códi- nes previsibles y universales, aunque exis-
gos, y finalmente propondremos una cla- ten variaciones en las respuestas dadas
sificación de los mismos. Creemos que así por las diversas especies animales. Ante la
las revelaciones del código nos resultarán señal de un determinado ruido puede
más transparentes. reaccionar en forma distinta un perro y
una gallina, pero ese estímulo prevé que
1. Señales y signos todos los perros o todas las gallinas res-
ponderán de la misma forma.
En la semiótica moderna el concepto Si una persona está sentada tranquila-
de código supone la distinción entre señal mente mirando la televisión y de improvi-
y signo, pues ello esclarecerá por qué el có- so alguien por detrás le golpea con la ma-
digo se coloca en el horizonte sígnico o en no el hombro, espontáneamente ella se
92 / Victorino Zecchetto
dará vuelta; es una reacción ante una señal fónica y gráficamente de la letra “A”. Se
en sí carente de significado. trata se simples oposiciones. En este pri-
Las señales rigen también para nuestro mer nivel del signo, sólo hallamos signifi-
cuerpo humano. Los síntomas de los ma- cantes que carecen de sentidos específicos
lestares corporales son señales que emite y en sí no dicen nada, sólo indican oposi-
el organismo para advertirnos de ellos. La ciones y/o distinciones, pero sin referen-
ciencia médica basa sus diagnósticos ob- cia a los contenidos o significaciones, ya
servando dichas señales, pero toma en que en este nivel, hay además carencia de
cuenta también el hecho relevante, de que código.
el síntoma forma parte además de la mis- Cabe preguntarse también: ¿Puede
ma enfermedad, de modo que no es posi- una señal convertirse en signo? Y la res-
ble separarlo de su objeto referencial, co- puesta es afirmativa. En efecto, eso lo
mo sucede en los signos. Los síntomas no constatamos a menudo en nuestra vida
son fenómenos con un significado autó- cuando una señal pasa a integrarse en el
nomo, sino que permanecen ligados a los espacio de un código. Un niño corriendo
estímulos que los provocan. y saltando, es una señal de su presencia,
El signo pertenece al orden cultural. Es pero ese gesto hecho en el marco de un re-
una creación humana de un estímulo cu- creo de la escuela, es un signo que debe in-
ya realidad no está presente , pero que se terpretarse dentro del sistema escolar, cu-
señala o alude a través de otra cosa que es- yo código ha sido fijado previamente con
tá en su lugar. El signo pertenece al orden reglas que rigen la conducta de los alum-
cultural porque está investido de signifi- nos en el aula y en el patio.
cado. Si en vez de golpear en el hombro a
la persona que está sentada frente al tele- 2. El nivel del código
visor, una voz la llama : “Juan ven acá”, ella
se dará vuelta porque capta un significa- En un segundo nivel, aparece el “códi-
do, no se trata sólo de un estímulo sono- go”, es decir, el conjunto de reglas que sir-
ro. En consecuencia, el signo es algo no ven para asociar semánticamente los valo-
motivado y creado expresamente para que res del repertorio de los significantes y, de
signifique algo para un grupo humano. esa manera, organizar los significados de
El mundo de los signos funciona como los signos, ya que éstos carecen de sentido
un repertorio de significantes, cuya es- mientras están desligados unos de otros.
tructura reposa sobre una matriz que, en Los signos se hacen comprensibles única-
último término, es un sistema de diferen- mente a partir de algún código que actúa
cias o de oposiciones. Así por ejemplo, en como una convención de sistema signifi-
un semáforo, el verde es en primer lugar, cativo, y que indica la dirección semántica
un color diferente del rojo; o bien, en el y unificada de los mismos en un texto. En
sistema lingüístico la letra “L” es diferente este nivel complementario el signo fun-
La danza de los signos / 93
ciona, pues, unido a un sistema de reglas el código lógico matemático. ¿Qué unifica
fijadas por consenso social, que rige la todas estas formas de códigos tan dispares
producción y uso de los signos, y las ex- y complejas?
presiones culturales en general. En la práctica, aún sin tener un senti-
Cualquier sistema semiótico incluye do restrictivo, la idea de regla ha servido
una idea de código, aunque más no sea para referirse a situaciones diversas con el
una sencilla lista de equivalencias como fin de controlarlas. Lo cual no quiere de-
sucede con el “código Morse”. De todos cir tampoco rigidez, clausura e inmovili-
modos, sea que se utilice en forma muy dad, sino posibilidad de imprimirle una
restringida o para designar hechos com- dirección a la creatividad, o simplemente
plejos y amplios de semiosis, en torno al decidir el control del movimiento. La re-
concepto de código, siempre estuvo pre- gla establece instrucciones, esquemas re-
sente como reflexión fundamental la idea ferenciales, formas a veces vinculantes co-
de regla, y en esa categoría la semiótica lle- mo sucede con los códigos de las lenguas.
gó a incluir desde las reglas sintáctica o se- Debemos observar que no todo siste-
mánticas (como en el caso de la lingüísti- ma de reglas remite a contenidos semánti-
ca), hasta las normas que rigen los hechos cos. Eso sucede, por ejemplo, con las re-
pragmáticos de la comunicación. glas sintácticas de segunda articulación
En la noción de código es posible del lenguaje que no definen ningún con-
identificar con bastante claridad algunos tenido preciso, y que no tienen correlacio-
elementos claves: nes semánticas establecidas.
En realidad aquí no se trataría propia-
a) Un consenso o convención social: mente de un código, ya que el uso del sis-
por el cual se asume alguna regla para ser tema de reglas no es para designar reali-
obedecida. La idea de regla ha servido a la dad alguna, es decir, no llega a expresar
semiótica contemporánea para intentar una correlación de significación, sino que
ponerle orden a un sinfín de fenómenos funciona sólo para configurar los elemen-
que serían demasiado volátiles sin un ti- tos del mismo sistema.
món y una guía. Tal vez, precisamente por A esto U. Eco denomina “s-código” y
este motivo, la noción de código ha servi- considera que la posibilidad de que éstos
do de modelo para abarcar gran variedad puedan tener alguna correlación signifi-
de fenómenos. Se habla de código civil, el cante, depende de los nexos que se esta-
código vial, el código de las buenas mane- blezcan en la cadena de inferencias, como
ras, el código deportivo, el código lingüís- sucede con las leyes narrativas que remi-
tico, el código cubista, el código musical, ten a elementos antecedentes y conse-
94 / Victorino Zecchetto
cuentes, o en los juegos de reglas retóricas banco de datos capaz de referir todo lo
que a menudo permiten interpretar ras- que los hombres han sido capaces de ela-
gos semánticos de elementos aislados.1 borar sobre las ciencias, artes, experien-
cias, y todas las interpretaciones del mun-
b) Informaciones que se transmiten: do..., en fin, la idea de enciclopedia abarca
esta es la segunda característica, al tratar- las informaciones posibles objetivamente
se de sistemas distintos que intercomuni- reunidas. La enciclopedia llegaría a ser
can o bien de operaciones de comunica- -dice Eco- “como la biblioteca de las bi-
ción en un mismo sistema. Las informa- bliotecas”, y en ese modelo cada punto del
ciones transmitidas, exigen, por lo tanto, saber o cada parte, puede ser conectada
la presencia de normas de traspaso de ta- con el resto, mediante líneas a modo de
les datos. En ese ámbito, el código cumple conectores que se abren paso en todas di-
la función de dirigir el juego, de establecer recciones con posibilidades inmensas de
las condiciones de funcionamiento de cir- alcanzar nuevos puntos de conocimiento.
culación de saberes, como sucede, por ¿Cómo se accede a la enciclopedia? A tra-
ejemplo, en todas las tareas de índole vés de diccionarios o códigos que la cultura
científica. va creando para señalar las diversas zonas
El caso más recurrente es la relación temáticas de la biblioteca, concretando
entre la idea de código y la de diccionario. significados particulares del discurso. El
Otra vez debemos mencionar a U. Eco código del diccionario proporciona repre-
que ha proporcionado interesantes refle- sentaciones, marcas de léxicos y establece
xiones al respecto.2 Él sostiene que ambos significados que permiten registrar senti-
conceptos se complementan y asocian, dos, situar elementos y propiedades con-
porque la realidad del código descansa so- textuales, hasta alcanzar los datos y las in-
bre el trasfondo de la noción de dicciona- formaciones de la enciclopedia.
rio, y ésta a su vez se comprende a la luz de Es el caso de ubicar también acá los
la idea de enciclopedia. La noción de enci- códigos institucionales que funcionan co-
clopedia alude a la totalidad del universo mo sistemas de prescripciones destinadas
semántico supuestamente almacenable. a regular comportamientos. Así, el código
Es el conjunto de todo aquello que puede vial establece obligaciones, declara lo que
abarcar la semiótica y que pudiera ser re- está permitido y prohibido, señala casti-
tenido en una imaginaria “enciclopedia”. gos para los transgresores. Este tipo de có-
En ese caso se constituiría un enorme digos se refieren a los modos con que las
1 Ver: U.Eco: Semiótica y filosofía del lenguaje. Lumen, Barcelona 1990, p.316 ss.
2 Sobre los conceptos de diccionario y enciclopedia ver de U. Eco op.cit: Semiótica y filosofía... Cap.2
“Diccionario versus Enciclopedia.”
La danza de los signos / 95
personas pueden llegar a observar las re- 3. Función dinámica del código
glas, una vez que la sociedad ha aceptado
la convención de regular la vida en socie- De lo que acabamos de explicar es po-
dad. sible comprender también la función y la
Los códigos institucionales se limitan a naturaleza dinámica que suelen tener los
reconocer oficialmente el ligamen entre códigos.
las obligaciones y/o violaciones/penas- Hemos dicho que los signos se hacen
/castigos. Por tanto tienen en cierto modo, comprensibles únicamente a partir de al-
un carácter correlacional, aunque no de la gún código que actúa como una conven-
misma naturaleza que otros códigos, co- ción de sistema significativo, y que indica
mo por ejemplo los lógicos. En las institu- la dirección semántica y unificada de los
ciones sociales, el horizonte en el que se mismos en un texto. Y destacamos ade-
destacan los códigos, es muy fluido, dado más que esta operación se hace posible,
que una norma - por ejemplo la que pro- porque existen reglas que ordenan los ele-
hibe agredir a un inocente - puede ser vio- mentos del repertorio en paradigmas, cu-
lada (con frecuencia lo es también de mo- ya presencia sintagmática en textos o
do violento), sin tener su contrapartida, es mensajes concretos, transmiten sentido a
decir, el castigo. En este caso el código ins- través de algún medio. Los códigos o sis-
titucional no aplica el criterio de “verdad temas de significación asocian semántica-
o falsedad” del hecho, sino que se refiere a mente los elementos sígnicos que se usan
lo que se considera correcto o incorrecto. en todo tipo de comunicación. Esto le
En consecuencia, los códigos instituciona- otorga un carácter activo y dinámico a los
les llegan a ser las mismas instituciones en códigos. Vale la pena recordar que la for-
cuanto funcionan como marcos o mode- ma más simple de código es el código bi-
los generales dentro de los cuales las per- nario que funciona utilizando dos alter-
sonas se ajustan o vinculan a normas so- nativas: sí - no, más - menos, 0 - 1, etc., y
cialmente aceptadas, si bien éstas no tie- que es la base con la que operan las com-
nen la misma fijeza de otros códigos. putadoras, permitiéndoles, a su vez, crear
En resumen, y para cerrar este punto, una cantidad infinita de paradigmas. A
parece indudable que para señalar las medida que los lenguajes se hacen más
competencias de cualquier comunicación, complejos, también los códigos se mue-
es indispensable referirse a la noción de ven dinámicamente para dar cuenta de
código, con tal que se ponga de relieve su aquellos espacios comunicacionales que
significado para evitar las imprecisiones requieren bases que aseguran su com-
que conducirían a confusiones. prensión.
96 / Victorino Zecchetto
En general los códigos funcionan con venes y adultos, entre educandos y educa-
dos órdenes de significación, el orden de dores... etcétera. Esta gran diversidad de
la denotación por el cual se designan los codificación de expresiones , no significa
datos objetivos de los signos, es decir, lo sin embargo, arbitrariedad. Al contrario,
que ellos entregan como información di- una vez establecido, el código se convierte
recta, y el orden de la connotación me- en la base firme y necesaria sobre la cual
diante el cual los usuarios amplían los se desplaza cualquier tipo de comunica-
sentidos primeros del signo, para abarcar ción, porque su función es la de hacer
nuevos espacios semánticos donde se ex- comprensible un texto, de hacer inteligi-
presan los mitos, las creencias, las ideolo- ble una práctica social o un discurso, al
gías y las vivencias de los grupos sociales. ubicarlos en el marco de una estructura
Los códigos no son entidades rígidas y fi- semántica. En este sentido el código es un
jas, pues impedirían la comunicación. punto inamovible en relación a ciertas
Cuando un grupo humano necesita nue- normas fundamentales de funcionamien-
vas formas de expresión, entonces busca to social. El código del semáforo debe ser
también nuevos códigos que la vehiculen. exacto y claro al señalar el significado de
La excesiva rigidez de los códigos de co- cada color, porque así asegura una norma
municación sería la muerte de la comuni- social de resguardo de la vida de los tran-
cabilidad de los signos. Los códigos han seúntes.
de tener una naturaleza flexible para cum- En los idiomas sucede algo semejante;
plir su rol de modo dinámico y útil al ser- el código de la lengua española señala que
vicio de la comunicación. la letra “L” unida a la letra “A”, forman el
La práctica comunicación muestra artículo femenino “LA”. El código estable-
que no todos los signos se leen a partir de ce las equivalencias de los elementos de
un mismo código, porque éste opera co- un sistema que contiene reglas sintácticas
mo un sistema homogéneo parcial, y y reglas semánticas. Por eso, sin un código
abarca sólo aquellos signos que dependen se desmorona el valor de los signos, ya que
de él. Este hecho se hace patente, por perderían el fundamento estructural so-
ejemplo, en la diferenciación de las len- bre el cual se levantan como ladrillos del
guas. Pero también en otros fenómenos edificio de un texto.. Es el código que
culturales que tienen sus peculiares es- otorga inteligibilidad, y les confiere arti-
tructuras comunicativas codificadas. Pen- culación y coherencia a cualquier lengua-
semos en la variedad de códigos cinéticos je. Por eso todo código prevé un acuerdo
que regulan la intercomunicación en di- previo de reglas compartidas por la socie-
versos grupos humanos o étnicos, en las dad que lo asume. Ya citamos el caso de
costumbres culinarias, en las formalida- los idiomas que funcionan como la suma
des codificadas que guían las relaciones de nociones que usa cada hablante por
sociales entre varones y mujeres, entre jó- “convención colectiva”.
La danza de los signos / 97
En ambos casos, sin embargo, las dos fin. Al contrario, hay mensajes construi-
operaciones fundamentales de codifica- dos con el expreso propósitos de ocultar-
ción y decoficación, exigen un substrato los y esconderlos a la comprensión de to-
común de valores, ideas, praxis, normas, do el mundo, para que sólo un grupo se-
formas de vida, compartidas por emisores lecto de gente logre comprenderlos me-
y perceptores de los mensajes, condición diante el uso de un código secreto. A esto
indispensable para dar lugar a la creación llamamos codificación criptográfica.4
y recepción de los materiales mediáticos. Aunque los signos y los códigos están al
Los códigos son precisamente ese conjun- servicio de la función semiótica de la co-
to compartido de elementos organizados municación, sin embargo, los niveles y
de la cultura que permiten la producción grados de revelación de lo oculto, de lo se-
y la recepción de textos y géneros. Aunque creto o críptico (del griego kriptós = ocul-
sucede también lo imprevisible, es decir, to, secreto, simulado, engañoso), son
que un código cultural se modifique y prácticamente infinitos.
reelabore, otro que se refuerce, y otro que Sabemos que existen comunicaciones
simplemente desaparezca del tablero so- altamente nítidas y transparentes, espe-
cial. cialmente en algunas relaciones interper-
sonales donde se busca compartirlo todo
b) Los mensajes criptográficos y la (pensemos en las parejas de enamorados),
comunicación oculta o bien en la comunicación de ciertos
mensajes hechos en forma directa, sencilla
La actividad de los códigos, sin embar- y clara para que todo el mundo conozca la
go, no es para buscar siempre lo diáfano y intención y el contenido de lo que dice el
claro. Podemos comparar los códigos a un emisor.
castillo con muchos pasajes, corredores y Pero a medida que nos introducimos
escalerillas que sólo un escaso número de en la complejidad social, van en aumento
personas conocen y que les permiten ac- los secretos o las cosas que se resguardan y
ceder a los lugares más secretos. ocultan. Los billetes de dinero que emite
Por tanto, si bien la vocación de la co- un Estado tienen muchos detalles ocultos,
municación es pasar de lo oculto a lo re- para impedir a los falsificadores conocer
velado, de lo desconocido a los conocido, “toda la verdad” que encierra su fabrica-
del no saber al saber, sin embargo no to- ción. También existen los secretos llama-
dos los mensajes se construyen con ese dos “profesionales” tendientes a proteger
4 Sin duda uno de los semiólogos que mejor analizó el secreto y sus códigos ha sido Paolo Fabbri.
En nuestro caso somos deudores de sus reflexiones ampliamente expuestas en Tácticas de los signos.
Edit. Gedisa, Barcelona, 1995, p. 21-53
La danza de los signos / 99
5 Marcuse Herbert: El hombre unidimensional. Ed. Planeta Agostini, Barcelona, 1984, p. 116
100 / Victorino Zecchetto
tos poderes desean resguardar de miradas siempre será necesaria una adecuada in-
indiscretas y extrañas. terpretación, una constante tarea herme-
En nuestra época hay buenas tecnolo- néutica que arroje luz sobre las intencio-
gías que permiten la circulación fluida de nes comunicativas.
comunicaciones. Por eso se piensa que la Por estas razones los semiólogos ob-
información debe ser suministrada a to- servan que es difícil definir “todas las re-
dos los ciudadanos, en forma libre y sin glas” para manejar los signos, por lo tanto
fronteras. Pero esta pretensión de verdad parece que la existencia del código no es
absoluta, requiere primero desentrañar el una condición natural del “Universo Se-
secreto absoluto del mundo. mántico global”, ni tampoco una estruc-
tura subyacente de forma estable. Un có-
c) Los límites del código digo representa más bien un fenómeno
cultural, un juego combinatorio para el
A este punto, percibimos los límites de funcionamiento de la asociación de los
los sistemas de codificación, debido a la signos. Sobre este tema ha reflexionado U.
variedad y la fragilidad de los lazos con- Eco, y al respecto afirma : “La descripción
vencionales que supuestamente los rige. de códigos tal como funcionan efectiva-
Hay códigos estrictamente convenciona- mente, puede llevarse a cabo casi siempre
les de fuerte sintaxis, que no admiten nin- sólo con ocasión del estudio de las condi-
guna desviación de aplicación y uso como ciones comunicativas de un mensaje de-
sucede, por ejemplo, en los signos quími- terminado. Lo que equivale a decir que
cos o matemáticos. Pero a medida que se una semiótica del código es un instru-
abren los campos simbólicos, llegamos a mento operativo que sirva a una semióti-
sistemas de codificación más imprecisos ca de la producción de signos (...). La teo-
donde los límites interpretativos son cada ría de los códigos explica que poseemos
vez más fluidos y subjetivos. Lo constata- reglas de competencia que permiten for-
mos en el amplio espectro de los códigos mar e interpretar mensajes y textos, y con-
estéticos. Aquí estamos obligados a ate- ferirles ambigüedad o eliminarlos”.6
nernos y a aceptar todas las audacias y las
fluctuaciones de las codificaciones artísti- 5. Código y doble articulación
cas y poéticas donde abunda el lenguaje
metafórico y simbólico, por tanto alta- En el estudio de las lenguas se prestó
mente polisémico, con variedad de senti- atención al funcionamiento del código en
dos. En los complejos lenguajes humanos relación con las articulaciones lingüísti-
6 Eco Humberto: Tratado de semiótica general. Edit. Lumen, Barcelona 1977, p. 231-232.
La danza de los signos / 101
cas. Se ha visto que es propio y exclusivo guaje verbal como un sistema o código ca-
del lenguaje humano el uso de codifica- paz de configurar infinitas articulaciones.8
ciones articuladas en nuestros sistemas Dicho esto, analicemos brevemente ca-
verbales. da nivel de articulación.
Fue sobre todo el lingüista francés An-
dré Martinet que analizó este punto de a) La primera articulación
vista y teorizó la noción de la doble arti-
culación. Se realiza sobre la base de las unidades
Según Martinet el lenguaje tiene dos más pequeñas de significación de los sig-
planos, uno donde se hallan los elementos nos lingüísticos, unidades que suelen lla-
gramaticales investidos de sentido (pri- marse morfemas o monemas. El término
mera articulación) , y el segundo que sólo morfema lo ha implementado la escuela
posee unidades distintivas carentes de sig- lingüística norteamericana (Bloomfield),
nificado (segunda articulación).7 mientras que monema es propio de la Es-
Estos conceptos acerca de los dos nive- cuela de París y sobre todo de Andrè
les posibles de articular los elementos del Martinet.
lenguaje y de desmontarlos, nos permite Con la primera articulación se combi-
comprender su matriz semiótica. Se trata na la expresión significante con su signifi-
de una forma del sistema binario aplicado cado, de modo que se manifiesta una uni-
a las relaciones entre un polo y otro (con dad plena de sentido. Dice Martinet que
sentido - sin sentido). El uso del código se trata de una “sucesión de unidades do-
lingüístico remite a dos opciones para ar- tadas cada una de ellas de una forma vo-
ticular los signos y las partes de los discur- cal y de un sentido”
sos. Por consiguiente, la referencia a la do- Los morfemas están ubicados en la zo-
ble articulación, exige aceptar dos condi- na del significado. Por ejemplo, el enun-
ciones previas: en primer lugar la existen- ciado: “Vendré después del mediodía”, es
cia de unidades lingüísticas mínimas con un componente semántico que expresa un
significación (= primera articulación), y significado preciso; cabrían otras signifi-
en segundo lugar la existencia también de caciones si sustituimos “ ...del mediodía”,
unidades mínimas carentes de significado por “ ...del partido” o por “...” ...de las va-
(= segunda articulación). Si excluimos es- caciones.” Esta primera articulación
tas premisas, es legítimo imaginar el len- muestra la presencia de unidades míni-
mas de sentido (los morfemas o mone-
7 Ver Martinet André: Elementos de Lingüística general. Edit. Gredos, Madrid 1974.
8 Para una visión sintética de este problema ver de Garroni Emilio: Proyecto de semiótica. Ed. Gustavo
Gili, Barcelona, 1975, p. 63 ss.
102 / Victorino Zecchetto
mas) como los vocablos “mediodía / par- de reglas que ofrece a una comunidad ha-
tido / vacaciones,” y al mismo tiempo ma- blante.
nifiesta también otras unidades semánti- La parte de la lingüística que estudia
cas más amplias: “después del mediodía”. esas reglas que gobiernan las combinacio-
Pongamos el caso de alguien que ríe nes y las funciones de los morfemas, se lla-
sonoramente. La fonación de la risa en sí ma sintaxis.
misma no tiene un significado concreto,
pero lo puede aclarar o bien el contexto b) La segunda articulación
general, o alguna explicación verbal de al-
guien que diga por ejemplo: “Marina se Aparece cuando se realizan sucesivas
resbaló y cayó”. Ese morfema compuesto divisiones de la primera articulación en
de cinco palabras (primera articulación), unidades aún menores, y que representan
explica el motivo de la risa, manifiesta un los elementos más pequeños con los que
significado. Pero - como ya dijimos - es se construyen los morfemas. Hemos dicho
posible combinar los vocablos diversa- que éstos no pueden descomponerse, de
mente y crear otros sentidos. Con el tér- otro modo pierden su significado. El mo-
mino y nombre propio Marina puedo de- nema “risa” deja de significar si aislamos
cir: “La marina está en estado de alerta”; y las sílabas: “ri-sa”, ya que tal separación
con el verbo cayó puede decirse: “Cayó el provocaría de inmediato la desaparición
telón del partido.” de la primera articulación. Pero en cam-
Precisemos además, que en los mone- bio, el código emplaza y pone en escena la
mas se incluyen también aquellos seg- segunda articulación. Los elementos de la
mentos de palabras que sirven de enlace o segunda articulación se llaman fonemas y
para precisar una función lingüística, co- cumplen la función de ser las unidades
mo sucede con los sufijos, los artículos, menores distintivas de la lengua articula-
los pronombres, en fin, con todo aquello da. Esta operación distintiva se realiza so-
que manifiesta un sentido lingüístico bá- bre un espacio fónico infinitamente nu-
sico. Según Martinet los segmentos de meroso, pero de hecho limitado al alfabe-
sentido (monemas) situados en un voca- to fonético. El código establece las reglas y
blo se llaman lexemas. En la siguiente ex- normas abstractas y generales de la lengua
presión verbal: “¡Corre!” hay dos mone- (reglas sintácticas, fraseológicas...), mien-
mas (lexemas): /corr/ referido a la acción, tras que la práctica del habla concretiza las
y /e/ que indica la persona; ambos tienen formas de sentido en una situación dada.
sentido completo en su ubicación grama- En el plano de la lengua los fonemas ope-
tical. ran, pues, como unidades dentro de la fa-
El código es el instrumento para crear se significante. El lingüista ruso N.S. Tru-
la primera articulación, gracias al sistema betzkoy (1890 - 1938) sostiene que “la fa-
se significante de cada palabra existente
La danza de los signos / 103
9 Citada por Chaim S. Katz, Doria Fco. A. Luiz Costa Lima: Diccionario básico de comunicación. Editorial
Nueva Imagen, México, 1987, p. 226.
104 / Victorino Zecchetto
des de primera articulación, y los objetos otro, incluye puntos de vista ya identifica-
presentes en ellos como unidades de se- dos por varios semiólogos.
gunda articulación. Esta manera de consi- Una división de tipos de códigos pue-
derar la codificación cinematográfica no de abarcar los siguientes tópicos:
convence, porque es una simple extrapo-
lación lingüística al campo visual, ya que a) Los códigos de significación
las diferentes tomas no contienen propia-
mente una doble articulación, sino que se Nos referimos a aquellos códigos que
trata de segmentaciones de imágenes cada establecen las reglas de los signos expresa-
una de las cuales mantiene su significado mente construidos para significar. Esta
completo. clase de códigos están presentes en todos
Entonces es preciso aplicar al lenguaje los lenguajes de los medios de comunica-
visual otros criterios de análisis, aceptan- ción social.
do que los códigos visuales tienen sola- Los principales códigos de signifi-
mente la primera articulación y no dos cación son:
como el sistema verbal. La unidad estruc-
tural de los códigos figurativos (igual que Los códigos lógicos: son los que de-
los gestuales y los arquitectónicos), será notan exactamente el valor semántico del
siempre significativa, excepto que surjan signo, por ejemplo, los códigos químicos
convenciones culturales que apliquen una o matemáticos reflejados en fórmulas co-
segunda articulación a segmentos gráfi- mo: H2O, 2+2 = 4.
cos.
Los códigos lingüísticos: establecen
6. Clasificación de los códigos las reglas sintácticas y semánticas de las
lenguas.
Nunca ha sido una cuestión pacífica y Es claro que siendo el lenguaje ver-
compartida por todos los semiólogos la bal una práctica viva y dinámica, conti-
clasificación de los códigos. De hecho nuamente las reglas codificadas son des-
existen numerosas clasificaciones, las más bordadas por la aparición de sub-códigos
conocidas son las de R. Barthes, U. Eco, y modas lingüísticas que hacen difícil ubi-
J.Fiske, entre otros. car esos usos dentro de las reglas estable-
No es nuestro propósito meternos en cidas y conocidas
la polémica sobre este tema, pues a nues-
tro juicio ella refleja a menudo simples Los códigos estéticos: operan en el
ángulos culturales en el modo de concebir orden de los significados connotados, ya
determinadas clasificaciones. Por eso nos que se trata de códigos abiertos a gran nú-
limitamos a tomar en cuenta una división mero de interpretaciones, tal como sucede
o tipología que consideramos suficiente- en las obras de arte: pintura, escultura,
mente satisfactoria, y que de un modo u música, literatura, arquitectura, etcétera.
La danza de los signos / 105
Los códigos de comunicación no ver- Los llamados códigos viales tienen una
bal rigen, en las relaciones interpersona- doble pertenencia: son de significación,
les, los gestos del cuerpo y el manejo del pues han sido elaborados con expresos
espacio. Acá nos hallamos en pleno terre- propósitos de ser utilizados como signos,
no de códigos analógicos, porque el len- y por otra parte se incluyen en la categoría
guaje no verbal tiene una gran cantidad de códigos de conducta, ya que están fina-
de elementos carentes de límites semánti- lizados a regular el comportamiento de
cos definidos y claros. Basta pensar en las los ciudadanos en el tránsito público.
sutiles gamas que pueden asumir las ex-
presiones de las risas y sonrisas, o ciertos Los códigos de conducta varían se-
gestos de las manos. gún las épocas y la evolución de las socie-
dades. Pueden sufrir modificaciones para
b) Los códigos de conducta adaptarse a nuevos contextos, y a menu-
do, también desaparecer. Sin embargo
Son aquellos que regulan las formas de siempre habrá normas y códigos para re-
comportamiento en una cultura dada. Es- gular la vida de la gente. Si unas normas
tas normas socializadas rigen la vida sea a caen en desuso, otras hacen su aparición
nivel individual como institucional. para sustituirlas.
Hoy la vida urbana está altamente
A nivel personal están los códigos asu- regularizada y un ciudadano común nece-
midos en las formas cotidianas de com- sita incorporar una amplia gama de códi-
portarse , por ejemplo, en los usos de co- gos para desplazarse en las complejas sig-
mer y en el vestir, en las costumbres socia- nificaciones que rigen la vida en la socie-
les , en las maneras de manifestar el salu- dad. Gran parte de la educación imparti-
do, la amistad, las fiestas, etc. da a los niños, consiste en hacerles acu-
mular códigos de conducta que han de
A nivel institucional están los códigos convertirse en su mano derecha y guiarlos
reguladores de las estructuras y estamen- por los espacios del extraño mundo de los
tos sociales cuyas leyes y normas abarcan adultos... hasta que ellos mismos, una vez
los diversos campos de la vida y activida- acostumbrados a él, dediquen el resto de
des ciudadanas: justicia, educación, salud, su vida a repetir el proceso.
matrimonio, religión, trabajo, deporte,
política ...
106 / Victorino Zecchetto
***
Codificar: Indica las operaciones mediante las cuales un emisor elabora y estructu-
ra el mensaje para comunicarlo, tanto a nivel de su contenido como de su forma.
Los medios de comunicación electrónicos , en especial los digitales, ofrecen amplias
y variadas posibilidades de codificar mensajes.
A la tarea de “codificar” corresponde la actividad de “decodificar” propia de los per-
ceptores de los mensajes.
Sub-códigos: Son aquellos códigos particulares que sirven para estructurar y califi-
car el lenguaje de un grupo restringido de individuos.
Doble articulación: Son elementos del código lingüístico usados para el reconoci-
miento de los dos planos del lenguaje humano articulado. La primera articulación es
el nivel de unidades verbales menores (morfemas) con sentido.
La segunda articulación indica una subdivisión de los morfemas en unidades aún
menores y carentes de significado.
Bibliografía
Eco Umberto
1977 Tratado de semiótica general. Edit. Lumen, Barcelona. (Ver el capítulo sobre los códigos).
Eco Umberto
1990 Semiótica y filosofía del lenguaje. Edit. LumenBarcelona, 1990 (Ver el Cap. 5: “La familia de
los códigos”, p. 289)
9 Tal vez la obra más conocida sea la de Catherine Kerbrat-Orecchioni: La connotation. Presse Universi-
taire de Lyon-1977.
110 / Victorino Zecchetto
2 Cfr. A.J. Greimas y J. Courtés: Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Edit. Gredos, Ma-
drid, 1982 / 1990, vol I - voz Referente, pág. 335-337.
La danza de los signos / 111
3 Sobre la evolución del concepto de “denotación” ver el Apéndice I en la obra de Umberto Eco: “Kant y
el ornitorrinco” – Editorial Lumen, Barcelona 1998.
112 / Victorino Zecchetto
pero que no contradicen el sentido deno- connotativo, donde es mínima la carga in-
tativo”.4 formativa, mientras que es muy elevada la
La estructura connotativa arroja luz mirada simbólica, abierta a un vasto em-
sobre el fenómeno tan extendido de la porio de significaciones. La práctica con-
proyección simbólica del espíritu humano notativa se demuestra siempre enriquece-
y su frecuente recurrencia al lenguaje me- dora respecto de las contreñidas fronteras
tafórico. Mientras el discurso denotativo denotativas, suele volar hacia nuevas abs-
tiende a conservar los significados y las tracciones y abrirse a nuevos horizontes
descripciones dadas, la connotación se ex- de creatividad.
pande en el espacio abierto de nuevas aso- La connotación implica una alteración
ciaciones, en el amplio abanico de valora- de la denotación, porque pone en acción
ciones que van más allá de las indicaciones nuevos juegos de interpretaciones, mues-
significantes, aunque sin abandonarlas. tra rostros imaginarios inéditos, se aparta
Las relaciones que establecen las connota- de las normas que pretenden llevar a una
ciones se alimentan de la metáfora, ya que conexión directa con el objeto referente.
de continuo tienden a suplantar un signo Es como el agente doble que se introduce
por otro y a capturar nuevos significados. en los signos y en los textos, moviendo y
Por eso la connotación se rige por una do- cambiando sus sentidos. La connotación
ble fuerza centrífuga porque tiende a esca- se aleja en un único nivel de lectura, y em-
par del estricto control significante, y cen- prende el camino hacia innumerables la-
trípeta porque atrae, asocia y acumula berintos donde se dispersan los sentidos,
otros significados diseminados en el en- ella es desconstructora de las regulaciones
torno cultural del lenguaje. denotadas, en una palabra la connotación
En la connotación hay valores en exce- tiene el glamour del misterio, de lo insos-
so, adicionales, que si bien son agregados pechado, como una máquina que fragua
por los individuos, dependen siempre constantemente desplazamiento de senti-
también de los soportes significantes. Por dos y destila transgresiones o “interpreta-
eso, la connotación no sólo se produce en ciones aberrantes” según U. Eco, o bien
el terreno semántico, sino que abarca “lecturas preferidas”, como dice Stuart
otros niveles de significaciones, (simbóli- Hall.
cas, emotivas, míticas, etc.). Existen sím- Sin embargo, esta concepción de deno-
bolos con connotaciones participadas y tación también merece sus críticas. En
que integran un bagaje cultural de un efecto, se podría pensar que la praxis con-
pueblo o grupo social. Hay textos -escritos notativa no está sujeta a ninguna regla, a
o audiovisuales- con un amplio espectro ningún límite que ponga freno a ese caba-
llo desbocado, y que, en definitiva, todos están ausentes las interpretaciones que
los signos y textos pueden someterse a in- proporciona la cultura dominante y las
terpretaciones indefinidas, y si -como ya ideologías. En ese contexto las lecturas de-
hemos dicho al explicar la idea de Peirce- notativas y connotativas sufren los vaive-
todo signo remite a otros y éstos a su vez nes propios de los referentes sociales y de
pueden conectarse sucesivamente a otros los códigos culturales instalados en los
más, entonces son posibles infinitas con- emisores y en los perceptores: su educa-
notaciones desligadas de todo punto de ción, el nivel social, la condición sexual,
referencia. económica, religiosa, y otros factores his-
En realidad existen barras de conten- tóricamente cambiantes, los cuales mode-
ción connotativa, y son las que establecen lan los contenidos de los lenguajes, su pro-
en primer lugar los mismos significantes ducción, su consumo y las interpretacio-
de los signos y discursos, cuya estructura, nes. El público interlocutor que debe de-
en cierta medida, otorga una orientación codificar los signos y discursos, se sentirá
de sentido. En segundo lugar existen los llevado más hacia la fase denotativa o con-
códigos culturales que actúan como siste- notativa de los mismos, según sea la ten-
mas que definen los sentidos y fijan crite- dencia dominante de un polo u otro del
rios de racionalidad interpretativa. Pero texto y del contexto que lo alimentan. Por
esto es preciso explicarlo un poco más de- eso la construcción de los discursos no es
tenidamente y ver qué alcance tiene. una tarea secundaria. Ella señala el curso
también ideológico de las significaciones
3. Denotación y connotación: sociales. En este caso parecería ser decisivo
mitos e ideologías el tema del poder sobre el lenguaje. Y aquí
también la denotación y la connotación se
Lo que acabamos de decir sobre la “de- revelan como niveles de lectura histórica-
notación y la connotación” -lo repetimos- mente situadas.
debe tomarse con precaución.. La distin- Una conclusión de lo que venimos di-
ción entre ambos conceptos es sólo analí- ciendo es que el lenguaje humano -por te-
tica y sirve para anotar dos aspectos y di- ner una dinámica y un anclaje cultural-
mensiones del signo, como bien observó convierte al binomio denotación/conno-
Stuart Hall.5 tación en una fuente fecunda de recursos
En la práctica, frente a los signos y a los retóricos de discursos sociales. Mientras
textos realizamos síntesis asociativas, y uni- un determinado contexto puede hacer
mos simultáneamente denotación y con- surgir discursos de carácter documental,
notación. Esta operación se estructura en descriptivos y miméticos -y por consi-
torno al eje de códigos sociales, donde no
sentido deriva en primer lugar, de la for- que sólo la observación empírica asegura
ma significante. El proceso semántico el sentido de las cosas expresadas. Pero es-
continúa en la connotación, la cual queda ta postura hoy se considera superada e
expuesta a la estrategia de las combinacio- inadmisible, porque el problema de la ver-
nes excluyentes, y en consecuencia, sigue dad no se aborda ya desde la dicotomía
ocultando las diferencias. Sin embargo, objeto-sujeto, como si lo subjetivo fuese
nunca un texto es unitario como si tuvie- algo totalmente opuesto a lo objetivo, es
se una certeza dogmática y universal; es más adecuado partir de contextos más
posible, entonces, “deconstruirlo”, ir sa- vastos y complejos, donde no sólo cuenta
cándole las capas de los diversos sentidos la “verdad en sí”, sino el individuo y las
que lo envuelven. personas con su modos y formas de inves-
Pareciera, pues, que la genealogía del tigarla. No es el caso ahora de detenernos
sentido de los signos, a un cierto punto se sobre este tema filosófico.6 De todas ma-
desconecta de la distinción entre “denota- neras y para concluir, volvemos a decir
ción” y “connotación”, toma el rumbo de que la semiótica no se interesa directa-
los simulacros enmascarados y percibidos mente en investigar la verdad filosófica de
desde las significaciones dominantes, o al las cosas, porque considera que ese pro-
menos, en la frontera entre la realidad re- blema en sí mismo, no es pertinente a su
ferenciada y las estructuras ideológicas. perspectiva, aunque lo tenga en cuenta co-
Resumiendo, en el campo del estudio mo horizonte último donde opera cual-
del conocimiento, todavía la función del quier ciencia. Su atención va dirigida a la
lenguaje tiene un rol protagónico, y los creación de los signos y a los sentidos que
conceptos de “denotación” y “connota- ellos generan, a los discursos y a su comu-
ción” son apreciados de modo diverso. Los nicabilidad, en fin, a todos aquellos fenó-
teóricos positivistas siempre afirmaron menos de semiosis que se gestan, que cir-
que la única argumentación válida es la culan y se transforman en los grupos y en
denotación, por su carácter informativo las sociedades, más allá de la verdad de los
extensional (objetivo), mientras que la referentes extra semióticos y de las inter-
connotación operaría en el ámbito inten- pretaciones que le da la gente.
cional (subjetivo). El positivismo sostiene
6 En relación con la teoría del conocimiento y los debates que suscita en el campo semiótico, puede ver-
se el estudio de Umberto Eco: Los límites de la interpretación. Edit. Lumen, Barcelona 1993
116 / Victorino Zecchetto
***
Connotación: es aquella lectura de los signos que desborda y va más allá de la deno-
tación. Tiene significados agregados o símbolos añadidos. Usa metáforas, captura valo-
raciones personales y subjetivas. Donde termina la denotación, empieza la connotación.
Bibliografía
Kerbrat-Orecchioni C
1983 La connotación. Ed. Hachette, Bs. Aires.
Eco Umberto
1999 Kant y el ornitorrinco. Ed. Lumen, Barcelona. ¿Ver Cap. 5: “Notas sobre la referencia como
contrato”.)
7
LA IRRUPCIÓN DEL LENGUAJE CORRIENTE
Pragmática lingüística
En las últimas décadas del siglo XX nas. Debemos citar, sobre todo, dos ver-
hubo una evolución en el modo de enfo- tientes de indagaciones que han tenido un
car el conjunto de problemas relativos a particular influjo en la pragmática. La pri-
las ciencias del lenguaje. Se fueron dejan- mera es la Filosofía del lenguaje cuyos es-
do de lado los modelos teóricos globales y tudios han marcado con su sello filosófico
bastante encerrados sobre sí mismos también las reflexiones pragmáticas. La
(funcionalismo, estructuralismo, marxis- otra vertiente es la etnografía de la comu-
mo...) que pretendían abarcar todas las nicación y la sociolingüística, disciplinas
explicaciones acerca de la comunicación. que estudian y analizan los factores socia-
Fue emergiendo una visión más pluridis- les que intervienen en la práctica del len-
ciplinar de la investigación y se acentua- guaje. Sus aportaciones se basan en estu-
ron las tendencias que preferían paradig- dios de campo, cuyos datos se organizan
mas más abiertos en sintonía y en colabo- para construir principios teóricos de con-
ración con otras disciplinas. En este con- ducta comunicativa. En este capítulo, no-
texto se ubica la corriente de la “pragmá- sotros tomaremos en cuenta ambas ver-
tica del lenguaje humano” -llamada tam- tientes.
bién “pragmática interaccional” -que apa-
rece como una nueva perspectiva del estu- 1. Sobre las huellas de la filosofía
dio del lenguaje en general, porque en sus del lenguaje
investigaciones toma en cuenta los apor-
tes de disciplinas afines como la etnolin- A inicios del siglo XX en el campo de
güística, la etnografía de la comunicación, la filosofía volvió a plantearse el “proble-
la kinésica y la proxémica, la antropología ma del conocimiento”. La llamada “filoso-
cultural... etc. La variedad y las ambigüe- fía analítica del lenguaje” abordó el tema
dades que a veces se hallan en la termino- con una nueva postura teórica. Consideró
logía empleada en la pragmática del len- que -en último análisis- los problemas
guaje, derivan del hecho de que en ella reales son problemas lingüísticos relativos
confluyen reflexiones de diversas discipli- a las formas del lenguaje y a las palabras
118 / Victorino Zecchetto
en las que está planteado cada problema de la escuela de Berlín, que también ha-
real. bían huido de la dictadura nazi, dieron
origen a un nuevo y brillante movimiento
a) El hablar neopositivista neopositivista al que se unieron algunos
estudiosos norteamericanos. El grupo
Uno de los supuestos filosóficos del creció y se desarrolló hasta implantarse en
neopositivismo de las primeras décadas algunas universidades, logrando conquis-
del siglo XX, fue que la realidad puede so- tar una nutrida audiencia.
meterse a un reducido número de princi- Entre las varias iniciativas asumidas
pios y conceptos esenciales, enunciados por este movimiento cabe mencionar el
con un lenguaje exacto en virtud del cual ambicioso programa de unificar el saber
los fenómenos se explicarían en forma co- sobre bases científicas, y que se concretó
rrecta y adecuada. La pretensión del neo- con la creación de la “Enciclopedia inter-
positivismo era construir una “semántica nacional de las ciencias unificadas” publi-
veritativa” que lograra armonizar el len- cada en Chicago en 1938 bajo la dirección
guaje con la realidad del mundo; con ra- de O. Neurath, R. Carnap y W. Morris. A
zón se denominó “esencialismo semánti- pesar de cierta disparidad de enfoque, es-
co” la postura de esta corriente. Pero ¿có- ta enciclopedia muestra una visión co-
mo nació y se desarrolló el movimiento mún de entender el saber y el rigor con
neopositivsta? ¿Cuál fue su marco teórico que debe ser expresado a través del len-
y el contexto de sus indagaciones? guaje, su claro propósito era dar cuerpo a
El grupo neopositivista más represen- una precisa metodología del saber.
tativo fue el que surgió en Austria, al for- El postulado fundamental del neopo-
marse el llamado “Círculo de Viena” en sitivismo afirma que se deben formular
1923, organizado por Moritz Schlick que los problemas de manera empírica, de
reunió a estudiosos de matemáticas, física, modo que puedan ser objeto de las cien-
filosofía, entre los que se contaban nom- cias experimentales. Los neopositivistas
bres conspicuos como Otto Neurath, Ru- distinguían dos tipos de enunciados, los
dolf Carnap, Karl Popper, entre varios “enunciados observables” y todos los de-
otros. En 1928 una asociación con un en- más. Sólo los primeros pueden ser asumi-
foque similar es creada en Berlín por dos como base para la creación del un sa-
Hans Reichenbach que publicaba la im- ber sólido y firme. “El metafísico, el teólo-
portante revista de filosofía Erkenntnis go creen -sin razón- poder afirmar algo y
(Conocimiento). representar estados de hecho mediante
Después que Austria cayó bajo el po- sus proposiciones. Al contrario, el análisis
der del nazismo alemán (1939), varios es- muestra que semejantes proposiciones no
tudiosos de Viena emigraron a Estados dicen nada, expresan sólo actitudes emo-
Unidos, y allí junto con otros exponentes tivas (...). Hablar significa recurrir a con-
La danza de los signos / 119
1 El manifiesto teórico del Círculo de Viena se titula: La concepción científica del mundo, y fue publicado
en 1929. Nuestra cita corresponde al Nº II.
2 Existen numerosas ediciones de la obra de Ch. Morris. Nosotros consultamos : Fundamentos de la teo-
réa de los signos.Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, 1994
120 / Victorino Zecchetto
3 Cfr. Fundamentos..., 2
4 Ib. 5.2
La danza de los signos / 121
5 Las citas son del Tractatus Lógico-Philosophicus. Alianza Editorial, Madrid, edición de 1985.
122 / Victorino Zecchetto
Dado que las situaciones de la vida co- los utilizan. El lenguaje no es un asunto
tidiana son variadas, utilizamos el idioma privado, sino que pertenece al patrimonio
para elaborar significados prácticos de público.
acuerdo con las circunstancias. Nuestras Allí los vocablos y los significados es-
expresiones verbales pueden ser exclama- tán sujetos a la evolución y a los cambios
ciones, preguntas, ruegos, retos, narracio- de las épocas y de los contextos. Las pala-
nes, chistes, elencos, saludos, ... etcétera. bras evolucionan, algunas crecen y otras
- El punto de vista de los juegos lin- se gastan y mueren, para dejar paso a
güísticos, conduce a un cambio profundo otras expresiones según las necesidades de
en el modo de pensar del lenguaje: los grupos humanos. La mayor o menor
Ante todo varía la consideración sobre eficacia (propiedad / corrección) lingüís-
el significado de los términos y de las ora- tica está dada por el uso que se instala en
ciones. El lenguaje expresa los pensamien- la comunidad. En definitiva es ella la que
tos humanos mediante la actividad reali- genera el lenguaje, la que crea modelos y
zada por signos, por tanto es el uso de és- establece las normas de su uso.
tos el que califica los significados de nues-
tro hablar. Wittgenstein formuló este 2. Hacia nuevos enfoques de la
principio: “el significado de una palabra pragmática
es su uso en el lenguaje.” O sea, el sentido
de un término depende de su ubicación Después de los estudios más estrecha-
dentro de cada juego lingüístico, no sólo mente vinculados al campo de la filosofía
de la noción formal de las palabras. del lenguaje, han surgido otras investiga-
Por tal motivo, y en segundo lugar, el ciones que abordaron temas específicos
lenguaje no es una entidad fija, sino flexi- de pragmática lingüística, aún sin desli-
ble, se construye y se desmonta a partir de garse completamente de la visión filosófi-
las variables cotidianas, de las costumbres ca. Para percibir el horizonte que abarcó
y circunstancias que hacen variar los usos el desarrollo y la investigación de la len-
y sentidos de los signos lingüísticos. Aquí gua en su desplazamiento hacia la prag-
se nota la estrecha vinculación de la prag- mática, creemos oportuno mencionar de
mática con la semántica. El significado de paso, a dos pensadores teóricos del len-
un discurso no puede desligarse de la di- guaje.
mensión práctica del uso de los signos y
a) Componiendo las piezas del lenguaje
lenguajes.
Finalmente, otra consecuencia de los Noam Chomsky (nacido en Filadelfia
juegos lingüísticos es que ellos circulan en 1928), es conocido como uno de los
bajo consignas comunitarias, es decir, es- principales investigadores contemporá-
tán sujetos al consenso de la sociedad que neo de lingüística. Propuso una línea de
124 / Victorino Zecchetto
8 Noam Chomsky: Estructuras sintácticas. (1957). Edit. Siglo XXI, México, 1974
9 Esta temática la expone Chomsky en su obra Aspectos de la teoría de la sintaxis (1965). Edit. Aguilar, Ma-
drid 1976. Aquí Chomsky usa los términos competence y performance para designar lo que se ha tradu-
cido como competencia y ejecución. En 1986 hizo nuevos aportes publicando: El conocimiento del len-
guaje, origen y uso. Edit. Alianza, Madrid, 1989.
10 Luis Prieto trabajó en París y allí produjo sus escritos más significativos. Cabe señalar sobre todo los si-
guientes: Mensajes y señales. (1966) Ed. Seix Barral, Barcelona 1967; y Pertinencia y práctica. Ensayo de
semiología. (1975) Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1977
La danza de los signos / 125
cuencia, tiene que ver con el análisis de las lan sus sentimientos o su modo de hablar
normas y principios que rigen la práctica tal como se producen en la vida cotidiana,
de las conversaciones, la forma interactiva en las conversaciones comunes y/o en si-
del lenguaje que mantienen los actores tuaciones discursivas similares reproduci-
humanos. Por tanto, el objetivo de esta das por los medios audiovisuales de co-
disciplina consiste en lograr una descrip- municación social (radio, televisión, ci-
ción pertinente de los fenómenos de co- ne...). En el centro de toda la investigación
municación interpersonal y comunitaria, pragmática, está la lengua oral o bien la
en sus múltiples aspectos y formas. Busca escrita, pero en sus formas dialógicas y en
investigar los hechos de la lengua en ac- un contexto de intercambio comunicativo
ción, los procesos comunicativos prácti- ordinario y familiar para darle sentido a lo
cos. En una palabra, se ocupa del idioma que nos pasa.
en movimiento, mientras se usa en forma La “pragmática” -de este modo- se
viva, y los efectos que él produce cuando une, a la semántica en busca de las “condi-
funciona en los grupos, y las interpreta- ciones de verdad” que el mundo de la co-
ciones que le da la gente a los enunciados tidianidad nos impele conocer. El campo
en determinados contextos. de los estudios pragmáticos es vasto, abar-
La pragmática tiene como clave de sus ca desde los actos lingüísticos hasta los
investigaciones la observación del mundo problemas de la pertienecia, de la inferen-
cotidiano, del conjunto de estados de co- cia, de la argumentación, de la verdad de
sas y nuestras reacciones frente a él a tra- los enunciados, del uso aproximativo de
vés del lenguaje. Ante la realidad busca- los términos, de la comprensión de los
mos y utilizamos el lenguaje que mejor contextos, las leyes del discurso, de la me-
nos dicta el sentido común, aquel que táfora y de la ficción. Por la extensión que
ayuda para dilucidar dudas, para adquirir denota, la pragmática tiene aplicaciones e
conocimiento, para comunicarnos, para implicaciones en otros contextos de cien-
describir, para entender y resolver proble- cias cognitivas, en informática, en psico-
mas. Las prácticas comunicativas ordina- logía, en filosofía.
rias y comunes, se presentan como una
red social en la que se entretejen múltiples Si resumimos lo explicado hasta aquí,
elementos que conforman el desarrollo de debemos decir que lo propio de la Prag-
la comunicación interaccional. Allí los su- mática es, entonces, el enfoque, el punto
jetos expresan sus formas mentales y de vista o ángulo desde el cual ella analiza
competencia simbólicas, usan dialectos o y se aproxima al lenguaje, y que consiste,
formas lingüísticas locales, utilizan estra- precisamente en prestar atención a las si-
tegias de persuasión, asumen roles y regu- tuaciones contextuales y prácticas del
128 / Victorino Zecchetto
12 La publicación de esta obra ocurrió dos años después de la muerte del autor, y corresponde a la com-
pilación hecha por J.O.Urmsonde de una serie de conferencias dadas por Austin entre 1951 y 1955. Una
traducción española apareció en 1971 con el titulo “Palabras y acciones” (Edic. Piadós, Buenos Aires). En
1982, la misma editorial hizo una reimpresión titulada: “Como hacer cosas con palabras”, y es la que ci-
tamos nosotros aquí. Otro trabajo importante de Austin, pero menos conocido y en el que habla de la
distinción entre enunciados descriptivos y realizativos, es el artículo Performatif – Constatatif, que leyó
en 1958 en un simposio de Royaumont, y que luego fue publicado en la revista La Philosophie Analiti-
que. Cahiers de Royaumont, Philosophie IV. Paris, Les Editions de Minuit. 1963.
130 / Victorino Zecchetto
actos ilocutivos, tales como informar, or- varse). “Decir algo producirá ciertas con-
denar, advertir, comprometernos, etcéte- secuencias o efectos sobre los sentimien-
ra, esto es, actos que tienen una cierta tos, pensamientos o acciones del audito-
fuerza (convencional).”18 rio, o de quien emite la expresión, o de
- El acto perlocutivo (perlocutionary otras personas”. Pero quede claro que
act): se refiere a los efectos del decir algo. “Existe una diferencia entre lo que consi-
Por ejemplo, la mamá que le dice al chico: deramos la producción real de efectos rea-
“Andá a lavarte ahora mismo”, realiza un les y lo que consideramos como meras
acto lingüístico que consiste en una locu- consecuencias convencionales.19
ción (los términos dichos), una ilocución La importancia que han tenido en la
(una orden), y una perlocución (la inten- pragmática estos distingos de Austin, me-
ción de la mamá de inducir al chico a la- rece resaltarla en el siguiente esquema:
Actos de habla
Es el acto mismo
¡ Tom
a!
de hablar. ¡Dame un
Es el decir algo ejemplar!
El lenguaje: una actividad que tiene reglas Por esto, los modos de los acto del habla,
es decir, la emisión de una oración hecha
El punto de partida de Searle es el re- en condiciones apropiadas de acuerdo a
conocimiento del lenguaje como una ac- las normas establecida, pueden ser identi-
ción, como una actividad humana. Searle ficados mediante su diversidad ilocutiva.
percibió los límites que producía una ex- Hablar resulta ser el uso que hacemos de
cesiva atención por la sintaxis lógica de los los enunciados como una actividad con-
enunciados, era preciso, entonces, enfati- trolada por reglas: “Hablar un lenguaje es
zar la dimensión pragmática de la lengua. participar en una forma de conducta go-
Mediante los “actos lingüísticos” la bernada por reglas.”22 Representa, enton-
persona realiza actividades con el propó- ces, una forma compleja de actuar.
sito de alcanzar ciertos objetivos. En con- Searle reconoce que no se han estudia-
secuencia, el lenguaje no es tanto una for- do suficientemente las reglas de juego del
ma de presentar objetos, sino una manera lenguaje “Hemos aprendido a jugar el jue-
viva y múltiple de actuar. El mismo Witt- go de los actos ilocucionarios, pero, en ge-
genstein pensaba que los usos del lengua- neral, lo hemos hecho sin ninguna formu-
je son ilimitados, y que existen infinitas lación explícita de las reglas...”23 Se pro-
posibilidades expresivas, un abanico lin- pone formular dichas reglas para el uso
güístico universal y general, sin embargo del dispositivo indicador de fuerza ilocu-
no logró detenerse en el análisis de las de- cionaria. Las normas subyacentes que ma-
terminaciones propias que asumen las nejan y regulan la ejecución de todo acto
formas concretas del lenguaje. J. Searle, de habla con sus proposiciones literales o
por el contrario, sostiene que no existen estándar son:
innumerables formas de los usos lingüís-
ticos, sino que todo puede ser clasificado y - De contenido proposicional: prescri-
formalizado a partir de las finalidades ilo- ben las restricciones referidas al contenido
cutorias. Esta tarea es posible sobre la ba- de los enunciados con el fin de conectar
se del supuesto de que existe una relación las condiciones de análisis con la semánti-
de fondo entre significado literal y fuerza ca formal veritativa.
ilocutiva. Searle considera - al igual que - Preparatorias: son las reglas que deli-
Austin - que las oraciones son sólo frases mitan la situación en que los actos de ha-
abstractas hasta tanto no se concretizan bla tienen sentido, dictando los rasgos del
en actos de habla, que son las verdaderas contexto que están implicados por los ac-
unidades de la comunicación humana. tos de habla.
22 Actos de habla, p. 31
23 Ib. p.63
La danza de los signos / 135
- De sinceridad: tiene que ver con los está sometido a un ordenamiento: “...ha-
sentimientos y creencias del hablante y su blar una lengua consiste en realizar actos
intención de ejecutar lo que dice en el ac- de habla, actos tales como hacer afirma-
to lingüístico. Esta regla deriva del signifi- ciones, dar órdenes, hacer preguntas...; en
cado de los enunciados y de su fuerza ilo- segundo lugar... se realizan de acuerdo
cutiva. con ciertas reglas para el uso de los ele-
- Esencial: es la regla que corresponde mentos lingüísticos.”25
a la definición esencial del enunciado y en Según Searle, los actos de habla deben
la que se incluye la intención ilocutiva. Ya analizarse en términos de condiciones de
que el lenguaje proporciona a los hablan- éxito, y considerar el significado de cada
tes las formas adecuadas para expresarse, una de esas unidades analíticas compues-
esta regla corrobora el principio según el tas de dos elementos:
cual el significado del lenguaje correspon-
de a la intención del que lo usan. - un indicador proposicional: es el
contenido expresado en las proposiciones
A continación Searle cita un elenco de que se emiten;
géneros de actos ilocuionarios de acuerdo - un indicador de fuerza ilocutiva: que
a esos tipos de reglas: pedir, aseverar, muestra la dirección en que debe inter-
enunciar que, afirmar, preguntar, dar las pretarse la oración, es decir, señala el acto
gracias, aconsejar, avisar, saludar, felici- ilocutivo que se está realizando.
tar.24 Digamos que esta clasificación ma-
nifiesta un modelo más bien idealizado “Desde el punto de vista semántico
del lenguaje, en el que hay poco espacio podemos distinguir dos elementos (no
para el manejo de los contextos no predi- necesariamente separados) en la estructu-
cibles. Se nota aún mucho apego al signi- ra sintáctica de la oración, que podríamos
ficado literal de los enunciados. denominar el indicador proposicional y el
indicador de la fuerza ilocionaria.”26
Análisis de los actos del habla Véase en el siguiente ejemplo, la varie-
dad de fuerza ilocutiva que asume cada
En los actos de habla se produce la forma: Cecilia juega. ¿Juega Cecilia? ¡Que
convergencia o enlace entre el significado juegue Cecilia! Prometo que jugará Ceci-
de un enunciado y las formas verbales lia.
performativas. Esto surge del carácter La representación de la fuerza ilocuto-
convencional del lenguaje, que como tal ria de cada unidad mínima de la comuni-
24 Ib. p.74, 75
25 Ib., p.
26 Ib. p. 39
136 / Victorino Zecchetto
27 Ib. p. 38
28 Ib. p. 33
La danza de los signos / 137
sostiene entonces, que se da una identifi- hijo: “¿Podrías venir un momento a ayu-
cación entre ambos elementos de modo darme a mover la mesa?”, la expresión for-
que la forma sintáctica de la proposición mal del enunciado es la de una pregunta,
coincide con la fuerza ilocutiva que le se- sin embargo su fuerza ilocutiva es un
ñala el hablante. Prevalece por tanto, el mandato que corresponde a decir: “Ven
significado literal que es el responsable de acá y ayúdame”. En consecuencia, las ex-
imprimirle rumbo al significado del presiones literales contenidas en las cons-
enunciado. Existe, pues, una fuerza ilocu- trucciones gramaticales, pueden adquirir
tiva encerrada en la misma representación variadas fuerzas ilocutivas según los con-
sintáctica. En esto se fundamenta lo que textos en que se emiten.
Searle denomina condiciones de felicidad Searle no se detuvo mayormente en el
de los enunciados. Pongamos dos enun- análisis de los contextos lingüísticos. Hay
ciados: “Yo no sé si esta tarde vendrá Emi- que reconocer, sin embargo, que su teoría
lio” y “¿Pensará venir Emilio esta tarde?”. sobre los “Actos de habla” ha despertado
En ambos casos la fuerza ilocutiva es la interés entre los estudiosos del lenguaje
misma, y su sentido ya se halla implícito corriente, abrió nuevas y amplias perspec-
en la misma estructura sintáctica de las tivas en las investigaciones pragmáticas,
oraciones. enfatizando la competencia del sujeto en
Searle llega a la conclusión de que la las acciones lingüísticas. Además reafirmó
diferencia entre la semántica y pragmática el sentido del lenguaje, como una activi-
es bastante artificial y debería superarse o dad mental que surge de la conciencia del
eliminarse, porque -en definitiva- cada sujeto, y evitó la confusión conceptual de
acto de habla es convencional y depende separar el problema filosófico del proble-
de las reglas lingüísticas. ma científico, la existencia de fenómenos
Es preciso aclarar, sin embargo, que la mentales como si fuesen independientes
hipótesis realizativa resulta difícil de en- del mundo físico. 29
tender cuando se trata de actos lingüísti- Respecto a la valoración global de su
cos indirectos, cuya fuerza ilocutiva no es pensamiento, Searle pide que se haga exa-
dependiente sólo de componentes sintác- minando de modo serio el conjunto de su
ticos, sino que su valoración brota de los teoría: “El modo de valorar la teoría es
contextos en que se producen los inter- examinarla en términos de la teoría gene-
cambios verbales. Si un papá le dice a su ral de los actos de habla.”30
29 Es reveladora su obra escrita en 1992: The Rediscovery of the Mind. MIT Press.
30 Ib. p. 163
138 / Victorino Zecchetto
c) H.Paul Grice y el principio de coopera- una interpretación más cabal de los enun-
ción ciados.
En este contexto ubica Grice el princi-
La pragmática contemporánea es deu- pio general de cooperación y las máximas
dora de los trabajos de Grice y de su pecu- que lo sostienen.31
liar enfoque del hablar ordinario. Este au-
tor observó que en los diálogos corrientes, El principio de cooperación
más importantes que las formulaciones
lógicas según los dictados de la sintáctica Según Grice, cuando nuestra comuni-
o la semántica, resulta ser la misma diná- cación se desarrolla en el marco de una
mica conversacional y las reglas que la ri- conversación, hay subyacente un compo-
gen en el momento en que se practica. nente no normativo de intercambio de
Propuso un análisis de la comunicación lenguaje y que, en general, él incluye en el
demostrando que el hablante o locutor llamado principio de cooperación. Lo ex-
que produce un enunciado manifiesta plica de la siguiente manera: “Haga que su
una doble intención: la de comunicar contribución a la conversación sea, en ca-
cierto contenido y la intención de que su da momento, la requerida por el propósi-
expresión sea reconocida y satisfaga al in- to o la dirección del intercambio comuni-
terlocutor. Esta noción llamada de “doble cativo en el que usted está involucrado”.
intencionalidad” se basa en la idea de que Dicho con palabras más simples, esto sig-
los enunciados son un tipo de comporta- nifica que cuando estamos metidos en
miento intencional y que, como tal, seña- una conversación debemos hacer lo posi-
la y guían la estrategia del destinatario que ble para hablar de forma apropiada al de-
quiere comprender e interpretar el com- sarrollo de la misma. Si alguien me parara
portamiento comunicativo del emisor. Se en la calle para preguntarme donde queda
presupone que éste tiene creencias, inten- tal avenida, y yo respondiera: “El domingo
ciones, deseos que quiere comunicar. Se- pasado llovió”, esa pobre persona cierta-
gún esta perspectiva la comunicación no mente creerá que estoy mentalmente en-
es sólo un asunto de codificar y decodifi- fermo.
car signos verbales, sino que incluye tam- El principio de cooperación abarca a
bién una tarea de inferencia que suple o los emisores y receptores de mensajes ela-
completa los datos lingüísticos y permite borados durante el diálogo, con una in-
31 H. Grice elaboró sus ideas sobre pragmática como investigador en Harward, y en la actualidad las com-
parten numerosos lingüistas. En 1989, Grice publicó Studies in the way of words. Cambridge, Harvard
University Press. Es esta obra reúne sus trabajos elaborados entre 1975 y 1981, donde expone en forma
completa su teoría del lenguaje.
La danza de los signos / 139
Lo que hace posible las implicaturas es tuales, y éstos pueden depender directa-
la existencia de las máximas de coopera- mente de la situación misma de conversa-
ción, ya que el hablante quiere comunicar ción y, en consecuencia, estar ligados a las
otros significados además de lo que está normas de cooperación (Grice las deno-
expresando literalmente. Grice pone el mina implicaturas conversacionales); o
ejemplo de un individuo en la calle para- bien, puede tratarse de otros contextos
do junto a su coche, otro se le acerca y que circunscriben la interacción dialógi-
ocurre el siguiente diálogo: ca, como el factor social, económico, éti-
co-religioso, sexual, educacional... estas
A: “Se me acabó el combustible”. son las implicaturas no conversacionale.
B: “Aquí a la vuelta hay una estación de
servicio.” - Las implicaturas no convencionales
forman un amplio y diversificado abanico
En este intercambio de frases, se obser- que Grice se detiene a clasificar y a anali-
van las normas de cooperación, pero tam- zar. Éstas al desbordar los márgenes lógi-
bién se comunica algo más de lo que los co formales de los enunciados, remiten de
enunciados dicen. La respuesta de B apa- continuo a situaciones contextuales (con-
rentemente no es relevante (dice sólo que versacionales o no) que hacen de guía pa-
hay un comercio a la vuelta), pero lo que ra la recta interpretación de los significa-
ella implica en el contexto, la hace muy dos.
adecuada para la cooperación. He aquí algunos ejemplos: “Nora tiene
Se puede observar que las implicaturas dolores de cabeza”. Esta frase puede impli-
están relacionadas sea con las normas de car que se trata de una mujer con proble-
cooperación, sea con las situaciones con- mas, o bien, que sufre físicamente de la ca-
textuales. Grice se detiene en analizar lar- beza. El contexto dirá implícitamente a
gamente las propiedades de las implicatu- qué realidad hace referencia el hablante.
ras. Por razones de síntesis creemos sufi- “Alberto ya empezó a hablar”. En este caso
ciente reportar la división siguiente: puede referirse a un niño muy pequeño
que está aprendiendo a hablar, o a otras
- Las implicaturas convencionales: son situaciones de Alberto joven o adulto: que
las que dependen sólo del texto, o sea, de haya sufrido un accidente que lo dejó sin
la convención lexical y lingüística, no del habla y que ahora la está recobrando, o
contexto ni del principio de cooperación. bien que Alberto por fin se decide a con-
Por ejemplo, “Es chico, pero robusto”. “Es fesar un secreto, etcétera. “Luis salió a pa-
un indio, por tanto, es pacífico”. Los tér- sear con Atahualpa”. ¿Quién es ‘Atahual-
minos pero y por tanto, introducen las pa’? ¿Su hermano, un amigo o el perro?
implicaturas. - Las implicaturas no con- Las situaciones contextuales van señalan-
vencionales : Surgen de factores contex- do las implicaturas que deben tomar en
La danza de los signos / 141
cuenta los hablantes, y que no están con- nuevos espacios de estudios, como hicie-
tenidas en las descripciones semánticas de ron a continuación Sperber y Wilson.
sus conversaciones.
En cada ejemplo indicado, la com- d) Sperber Dan y Wilson Deirdre: Teoría
prensión adecuada de las frases depende, de la relevancia
sea del significado de las palabras, sea del
contexto. Pero, en todos los casos, se co- El modelo de Sperber y Wilson es uno
munica más de lo que sólo expresan las de los más seguidos en la actualidad, pero
informaciones lingüísticas, y eso es debi- también ha suscitado muchas polémicas
do al fenómeno de las implicaturas. Una en el campo de la pragmática. Se trata de
autora sintetiza bien el significado de este un modelo que quiere dar cuenta de dos
aporte de Grice: “la noción de implicatu- fenómenos: el significado literal de los
ra permite cubrir la distancia que separa enunciados, y la interpretación de los mis-
lo que se dice y lo que efectivamente se co- mos. Para describirlo sus autores dejaron
munica (es decir, explicar un tipo de sig- entre paréntesis teorías anteriores que
nificado del que la semántica no puede “explicaban” la comunicación, pero que
dar cuenta). Y gracias a ello, permite tam- no servían para “describir” sus concrecio-
bién simplificar las descripciones sintácti- nes pragmáticas. Se enfrentaban, pues,
cas y semánticas, asignando a los elemen- dos modelos distintos para estudiar la co-
tos léxicos significados unitarios y esta- municación.
bles.”32 De modo suscinto exponemos los
Resumiendo, digamos que el principio puntos destacados de las ideas pragmáti-
de cooperación y las máximas que lo es- cas de estos autores.
pecifican y desarrollan, son reguladores
válidos para el intercambio de las comu- El marco referencial y sus conceptos básicos
nicaciones verbales y los diálogos en gene-
ral. Para explicar su modelo Sperber y
Asimismo se revela útil el concepto de Wilson recurren en primer lugar a la teo-
implicatura, porque ayuda a no separar lo ría de la comunicación lineal descrita por
que se dice, de lo que efectivamente se co- Shannon y Weaver en 1949. Un emisor co-
munica. Es preciso reconocer que las in- difica un mensaje, lo envía a través de un
vestigaciones de Grice -aún permanecien- canal a fin de que sea recibido por un re-
do en un nivel cognoscitivo del lenguaje- ceptor que lo decodifica. Emisor y recep-
abrieron el camino para avanzar hacia tor comparten un mismo código. Este
32 Escandell Mª. Victoria V.: Introducción a la pragmática. Edit. Antropos, Barcelona 1993, p. 105.
142 / Victorino Zecchetto
punto de vista -que significó sin duda un table. Un esfuerzo extra, implica efectos
avance importante como explicación teó- extras”.34
rica- es insuficiente para describir el com- Sperber y Wilson parten de la consta-
plejo fenómeno comunicativo, que no tación de que todo enunciado es interpre-
consiste sólo en codificar y decodificar, si- tado en un contexto que no es fijo y per-
no que incluye variedad de juegos comu- manente, sino cambiante y construido a
nicativos con combinaciones de formas y lo largo de la conversación, y en un conti-
mensajes. nuo proceso de enriquecimiento median-
Sperber y Wilson trataron de describir te informaciones contextuales, interpreta-
la comunicación tomando en cuenta sus ciones de enunciados precedentes y cono-
grados de complejidad, en relación con las cimientos que van expresando los interlo-
formas y las modalidades pragmáticas del cutores.
lenguaje. Forjaron las nociones de osten-
La comprensión -entonces- no se re-
sión y de inferencia, dos elementos bási-
duce a la interpretación lingüística basada
cos en la teoría de la Revelancia.33
sólo en la decodificación, sino que posee
Esta teoría postula un principio mini-
inferencias pragmáticas que entran en el
malista, según el cual en la comunicación
se tiende a realizar un esfuerzo mínimo en juego de la comunicación mediante ex-
vista a maximizar la cantidad comunicati- presiones tendientes a resolver las ambi-
va. Se trata de un principio de pertinencia güedades, o/y a complementar eventuales
definido en términos de rendimiento o mensajes inarticulados. Ya que la comuni-
equilibrio de esfuerzo / efecto y que pre- cación humana no es simplemente cues-
supone el ejercicio de la cognición huma- tión de codificar y decodificar informa-
na. Nuestra experiencia, nos demuestra ción, es preciso tomar en cuenta otros ele-
que tenemos una “pertenencia optimal” mentos que forman parte de su dinámica
en el modo de conocer, por la cual un y que actúan en el momento del diálogo y
enunciado producirá suficientes efectos, la conversación. Esos factores son los si-
para que el interlocutor los tome en cuen- guientes:
ta y haga un esfuerzo por comprender e
interpretar: “La primera interpretación - una representación semántica de los
aceptable es la única interpretación acep- enunciados y que corresponde a la inva-
efecto, cuando una persona establece un les, y con todo ese material, por fin inter-
contacto conversacional o comunicativo preta. No está demás repetir que la infe-
en general, pretende provocar algún efec- rencia supone la contextualización de los
to en el campo cognitivo de los precepto- supuestos que se obtienen en la tarea de
res, aunque el grado o intensidad de tales decodificar los datos ostensivos. En cada
efectos no puede establecerse o conocerse momento del proceso de comunicación,
de antemano. El uso del principio de rele- el sujeto utiliza supuestos que funda en la
vancia busca garantizar el logro de la ma- inferencia a partir de las formulaciones
yor cantidad de efectos contextuales. Para explícitas que señalan la presunción de
esto hay que entender dicho principio co- que lo que se ha dicho es relevante; pero al
mo portador de dos elementos comple- mismo tiempo toma en cuenta la situa-
mentarios: el primero es el acto comuni- ción contextual, ya que ella no está plena-
cativo ostensivo que, al manifestar una in- mente predeterminada para cada conver-
tención informativa, conlleva la presun- sación.
ción de su propia relevancia, precisamen- En síntesis, en el intercambio conver-
te porque es un estímulo ostensivo. En se- sacional, los hablantes seleccionan los es-
gundo lugar, la presunción de relevancia tímulos que más les parecen relevantes,
óptima tiene que ver con el conjunto de sea del campo textual, sea del ámbito con-
supuestos que se desean comunicar con el textual. Por consiguiente ser relevante no
propósito de obtener efectos contextuales. es una característica intrínseca de los
Cada nueva información puede ser rele- enunciados. Se trata más bien de una pro-
vante o irrelevante para nosotros: un su- piedad que surge de la relación entre
puesto es relevante si sus efectos contex- enunciado y contexto.
tuales son amplios, y si el esfuerzo cogni-
tivo para obtenerlos es pequeño. Una in- ¿Cómo funciona la interacción verbal?
formación, pues, resulta relevante en un
contexto si da lugar a efectos contextuales. Los rasgos de su modelo, lo aplican
En la comunicación humana no hay Sperber y Wilson a las situaciones de los
criterios fiables y seguros que permitan diálogos y conversaciones comunes. Para
predecir qué tipo de inferencias va a usar ello introducen nuevos conceptos teóri-
el interlocutor para la interpretación de cos:
un enunciado.
Normalmente se puede entender que - Las explicaturas: corresponden al
el destinatario que reconoce la intención contenido que se comunica explícitamen-
informativa del emisor, primero decodifi- te por medio del enunciado en un contex-
ca, después usa los supuestos derivados to dado, es decir, reúne los contenidos
del enunciado y las inferencias contextua- conceptuales codificados, con otros infe-
146 / Victorino Zecchetto
36 Fabbri Paolo: Tácticas de los signos. Edit. Gedisa, Barcelona, 1995. p. 321
37 Searle J. Acto de habla. p. 39
38 Tannen Deborah: Género y discurso. Ed. Piadós, Barcelona 1996
La danza de los signos / 149
los aspectos analizadas con mayor deten- mentación, sin mirar el contenido de lo
ción por la pragmática. dicho.
El enfoque argumentativo busca esta-
4. Pragmática argumentativa blecer las modificaciones semánticas que
van modulando un predicado atenuando
Al lado del enfoque pragmático anglo- o bien reforzando su argumentación. Pero
sajón hallamos la postura alternativa de la ¿qué es la argumentación? “Es demostrar
“pragmática argumentativa”, desarrollada formalmente la validez de una conclu-
principalmente por algunos autores fran- sión, o la veracidad de una aserción”.40 Se-
ceses. Nos referimos principalmente a gún Ducrot y Anscombre, para tener vali-
Ducrot O. y Anscombre J.C39 Su punto de dez pragmática, la argumentación debe
partida es diverso de la pragmática cen- relacionarse no tanto con una buena ex-
trada en la acción. Su preocupación es tra- posición lógico-formal, sino con la orga-
tar de comprender el lenguaje corriente nización discursiva usada por los hablan-
desde los argumentos que emplean los ha- tes y tendiente a hacer aceptar algo de par-
blantes cuando arman sus discursos. Se te del interlocutor. No se trataría, enton-
trata, pues, de ver la relación entre las ora- ces, de un razonamiento filosófico de lógi-
ciones y su forma lingüística en el mo- ca pura, sino de la modalidad lingüística
mento de argumentar, de encadenar asumida para argumentar.
enunciados aduciendo argumentos. La teoría de la argumentación, tiende a
La argumentación fue usada siempre integrar en la semántica del lenguaje, los
en la retórica clásica como un momento fenómenos de enunciación (los actos ilo-
teórico para elaborar estrategias de per- cutivos, los presupuestos, las implicaturas,
suasión. El enunciador que usa el lengua- etc.) sin diluirlos en la pragmática gene-
je argumentativo elabora y articula un ral. El objetivo es desarrollar el aspecto le-
discurso argumentativo lo hace para que xical de los “bloques semánticos” partien-
tenga utilidad frente a los receptores y do de los significados plenos del léxico,
pueda ser aceptado como válido. Desde la como son los nombres, adjetivos, verbos,
pragmática nuestros autores han analiza- adverbios, y que son usados en los discur-
do los materiales lingüísticos de la argu- sos argumentativos o asociados a ellos.
39 Son varios los trabajos de estos autores donde desarrollan el tema de la argumentación. En castellano
ver sobre todo: Anscrombre J.C. y Ducrot O.(1983): La argumentación en la lengua. Ed. Gredos, Madrid
1994. Obras de Ducrot O.: El decir y lo dicho. Ed. Hachette, Buenos Aires, 1984; Polifonía y argumenta-
ción. Edic. Universidad del Valle, Cali-Colombia, 1990.
40 La argumentación en la lengua: 8.
150 / Victorino Zecchetto
41 Joaquín Garrido: Los conectores contextuales en el discurso. Edit. Abya Yala, Quito, 1999, p.30
42 Ib. pág. 95
Y de Ana María Vergara T. : El hilo del discurso. Ensayos de análisis conversacional. Edit. Abya Yala , Qui-
to-1999
La danza de los signos / 151
44 Lakoff Robin: (1972) El lenguaje y el lugar de la mujer. Edit. Hacer, Barcelona, 1981
La danza de los signos / 153
excluyen a las mujeres, o bien, como suce- presencia de modelos que el género incor-
de más a menudo, se trata de formas del pora en su relación con la lengua y la for-
habla que dan preferencia y prestigio a los ma de emplearla. El lenguaje se desen-
varones en detrimento del género femeni- vuelve en la sociedad y sigue el ritmo de
no. Pero aquí ya se entra en el campo de su desarrollo. Como hecho social, está su-
los valores sociales donde la masculini- jeto a cambios, que van a remolque de los
dad, en general, es considerada aún como producidos en la propia sociedad. Sería
sistema dominante, mientras que el sexo deseable que todas aquellas diferencias
femenino tiene connotaciones culturales que son reflejo de una distinta educación
asociadas al acompañamiento, y por tan- o una desigual distribución de los roles
to, con referencias lingüísticas subordina- fueran difuminándose, hasta lograr que
das. Esto evidencia que las tendencias en permaneciesen sólo aquellas que confor-
las formas de hablar reflejan necesaria- man nuestra identidad sexual, aunque es
mente no sólo el género sexual de los ha- muy difícil señalar exactamente dónde
blantes, sino también su planteamiento empiezan unas y terminan otras.
general de la conversación, sus expectati- Los estilos conversacionales del hom-
vas personales, el modo de valorar el con- bre y de la mujer son dos formas distintas
texto. En una palabra, el uso del lenguaje de lograr un mismo fin: la comunicación
es vivido como una práctica comunicati- con los demás y la expresión de nuestro
vo-cultural, en la que hallamos diferencias pensamiento. La existencia de diferencias
en los estilos de comunicarse de los varo- queda demostrada por más que algunos
nes y de las mujeres, mezclados a meca- se empeñen en negarla. Ahora bien, nin-
nismos sociales de dominación o suje- guno de los dos estilos es mejor que el
ción, de dependencia y al mismo tiempo otro, sino que cada uno se adecua a los
de búsqueda continua de la propia identi- propósitos del hablante que lo emplea.
dad sexual. De todos modos, no puede ne-
garse, pues se constata de manera genera- b) Hablar con metáforas
lizada, tanto en los sistemas pragmáticos
como en las expectativas de los hablantes, De todas las figuras retóricas, la que
la existencia de los estereotipos del género, más fascina es ciertamente la metáfora.
o sea, formas de habla o modelos típica- Desde sus inicios la literatura la utilizó
mente femeninos o masculinos. Los varo- abundantemente. Al analizar la naturaleza
nes suelen usar ciertos esquemas para di- de la metáfora descubrimos que para
rigirse a las mujeres, y viceversa. Y por construirla a menudo se recurre a los ras-
más que las variaciones culturales y los gos semánticos que ofrecen numerosas
contextos sean factores que diversifican el palabras, para aplicar su sentido en forma
uso del lenguaje, siempre se advierte la análoga a otra realidad. Se trata de carac-
154 / Victorino Zecchetto
constata que todas las lenguas poseen un generosidad para dar satisfacción, la má-
repertorio de frases y de expresiones rela- xima del acuerdo y la de simpatía para co-
tivas al trato cortés con los demás. No hay municar elogio y evitar censuras. Estas re-
idioma que no contenga un conjunto de glas buscan minimizar los costos del otro
frases modélicas para señalar la manera en materia de desaprobación, de desa-
educada o cortés que debiera observarse cuerdo, de antipatía y -por el contrario-
en las relaciones interpersonales. Es ver- maximizar el aprecio y el respeto hacia el
dad que existen costumbres lingüísticas hablante durante la conversación.
diferentes y que las modalidades de uso de La ya citada autora Robin Lakoff que
frases de cortesías varían de cultura a cul- estudió el fenómeno de las expresiones de
tura, sin embargo, bajo una forma u otra, cortesía desde el ángulo del género, y ana-
las hay en todas partes, y su cumplimien- lizó el estilo relacional propio de las muje-
to o su trasgresión y descuido, afecta sen- res. Observó que las mujeres en sus estra-
siblemente las relaciones sociales. tegias conversacionales ponen el énfasis
¿Qué se entiende por “expresiones de en la cortesía positiva mediante el sumi-
cortesía”? Son aquellas expresiones del nistro de datos privados, no sólo en los
lenguaje conversacional tendientes a regu- grupos pequeños (familiares, amigas/os),
lar la distancia social y el equilibrio en las sino también en público, y esto a veces, no
relaciones humanas. es de agrado del público masculino.
Para Geoffrey Leech45 la pragmática De modo más general Lekoff dice que
de la cortesía complementa las sugeren- en la conversación hay que observar la re-
cias dadas por H. Grice sobre el uso del gla de la formalidad y no imponerse sobre
“principio de cooperación”. Las reglas de el interlocutor, se debe dejarlo expresar
cortesía interpersonal consisten en poner sus opiniones, y mantener una relación en
en práctica adecuadamente las cuatro igualdad de condiciones.
normas dadas por Grice. Según Leech el Otras investigaciones46 han desarro-
“principio de cortesía” establece algunas llado un modelo centrado en estrategias
máximas con el fin de optimizar la inte- de cortesía y tuvieran una aplicación muy
racción, y nombra las siguientes: la máxi- amplia en diversas culturas.47 Levinson y
ma de tacto para que el interlocutor se Brown parten del supuesto que toda per-
sienta beneficiado con nuestro hablar, de sona desea resguardar y afianzar su presti-
gio durante la conversación, a eso deben bién cuando les toca optar entre pareceres
tender las normas de cortesía. La necesi- diferentes o expresar ideas que se inclinan
dad de prestigio es una exigencia emotiva hacia posturas no por todos compartidas.
de reconocimiento y que durante el diálo- En el lenguaje debe prevalecer el deseo de
go puede mantenerse, disminuir, perderse no menoscabar el prestigio del otro, evi-
o aumentar. Se sabe por experiencia que tando en lo posible, los desacuerdos. En
cuando los individuos sienten amenazado cualquier caso es preciso observar que las
su prestigio, allí comienzan los problemas. implicaturas contenidas en las múltiples
“Una clase es el prestigio negativo o el de- formas de conversación, pueden expresar
recho al territorio, la libertad de acción y diferentes valores culturales, y eso tiene
la libertad respecto de las imposiciones, una incidencia importante en la pragmá-
esencialmente la necesidad de que sus ac- tica.
ciones no sean impedidas por otros. La Cabe observar que el fenómeno social
otra es el prestigio positivo, la autoimagen de la cortesía, está relacionado con la prag-
positiva que las personas tienen de sí mis- mática también por otro motivo. Conoce-
mas y la necesidad de ser apreciados y mos la discrepancia que existe entre la
aprobados por al menos algunas otras forma de las oraciones y los actos que
personas. Las acciones racionales que las cumplimos con ella, esto lo hemos consta-
personas realizan para preservar ambas tado al tratar la teoría del acto de habla de
clases de prestigio para sí mismas y para Searle que no explica satisfactoriamente la
las personas con las que interactúan re- relación entre comprensión formal y
presentan esencialmente la cortesía.”48 enunciados indirectos. En esos casos las
En las conversaciones se trata de poner expresiones de cortesía fungen de instru-
en práctica aquellas estrategias que favo- mento pragmático para determinar la efi-
rezcan o al menos que no hieran el presti- cacia de la comunicación, ya que propor-
gio de los participantes, se debe actuar de cionan una ayuda concreta destinada a
tal modo que el receptor de nuestras pala- asegurar el significado útil de los enuncia-
bras y gestos no se sienta amenazado. En dos, sin debilitar su valor semántico for-
caso de que se incurra directa o indirecta- mal. En cierta manera los enunciados o
mente en algún acto de amenaza al presti- frases de cortesía, cumplen la función de
gio, es necesario realizar alguna acción de modelos empíricos que otorgan preemi-
cortesía compensatoria. Los hablantes que nencia a los significados literales.
intervienen en los diálogos, deben esfor- Tal vez no se pueda adoptar un punto
zarse por cuidar el mutuo prestigio, tam- de vista único, o sea, pensar en una teoría
capaz de abarcar la totalidad de las prácti- lo la interacción real ayuda a descifrar los
cas de cortesía. La actividad de hablar in- sentidos posibles que se tejen en cada co-
volucra tales sutilezas de lenguaje que só- municación humana.
***
Juegos del lenguaje: Noción introducida por Wittgenstein, para mostrar que el len-
guaje humano funciona según el paradigma del juego, con reglas, códigos, estrategias,
combinaciones, intereses y otros procesos similares a cualquier juego. Aunque existan
modos diferentes en los usos y manejos de las lenguas, sin embargo, todas se caracteri-
za por tener “semejanzas de familia”, o sea, del juego.
Acto de habla: Es una unidad del lenguaje expresada en un enunciado con sentido
completo. Corresponde a lo que J. Austin denominó acto locutivo, esto es, el acto de ha-
blar mínimo para formular o decir algo con una intencionalidad comunicativa y ten-
diente a la acción.
Fuerza ilocutiva: corresponde al valor realizativo que lleva implícita toda proposi-
ción o acto de habla. Al decir algo no sólo se expresa un contenido, sino que además se
evidencia la intención de lo que se pretende al hablar, por ejemplo, hacer una pregun-
ta, expresar una súplica, dar una orden, etc. Por tanto se dice que todo enunciado en su
formulación expresa una fuerza ilocutiva.
Principio de cooperación: noción formulada por Grice para señalar que la práctica de
interacción versal, tiene éxito en la medida en que los hablantes respetan ciertas reglas
de cooperación conversacional: hablar diciendo la verdad, decir cosas significativas pa-
ra los demás, respetar los ritmos del diálogo...
Implicatura: indica los contenidos implícitos que acompañan los enunciados de los
hablantes en una conversación. Este concepto se basa en la distinción entre “lo que se
La danza de los signos / 159
Bibliografía
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Ralph Fasold
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Reyes G.
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AA.VV.
2000 Pragmática. Conceptos claves. Edit. Abya-Yala, Quito, 2000
8
LA IMAGEN VISUAL
1. Las imágenes que vemos y las ra su vaca pastando, no dudan de las imá-
imágenes que creamos genes que aparecen ante sus ojos, las con-
sideran parte de la realidad concreta del
¿De qué imágenes vamos a tratar aquí? mundo. Si alguien cruzara una avenida
Sólo de las producidas con el propósito de creyendo que son mera fantasía los autos
servir de signos. En otras palabras, nos re- que se deslizan velozmente por ella, corre
feriremos a los signos icónicos. Ello supo- el serio riesgo de que algún coche le arre-
ne la existencia de otras imágenes que no bate esa fantasía para siempre.
son signos. Y en verdad es así. Pensemos Diversa es la situación cuando se trata
en la experiencia visual. Nuestros ojos ven de imágenes hechas con medios técnicos
cosas y objetos. Con la mirada nos forma- como la pintura, la fotografía, el cine, la
mos una experiencia directa del mundo. televisión, el video o la computadora. Allí
El sentido de la vista nos permite cap- la realidad es representada de manera me-
tar la realidad de los seres, y ese contacto diatizada, o sea, en forma indirecta y síg-
visual es el medio más común que tene- nica. Quien mira la foto de un auto sabe
mos para formarnos una idea de las cosas, que no lo puede conducir, ni que se le
de conocer y distinguir sus formas y colo- puede sacar leche a la vaca que vemos pin-
res. “La visión es directa, transitiva: el ob- tada en un afiche publicitario. Y sin em-
jeto que está allí se hace conocer, más allá bargo, a todas esas representaciones les
de la distancia, en el simulacro que viene a asignamos cierto grado de valor real, por-
buscar al ojo, aquí... La verdadera visión que aluden a referentes conocidos y con-
es contacto, sensación en el objeto mismo, cretos, hasta tal punto que despiertan sig-
segura de su realidad. La percepción es sin nificados y connotaciones múltiples, indi-
representación; la precede, pero no la in- viduales y colectivas. En la sociedad ob-
cluye.”1 servamos que a menudo son las imágenes
Se trata, pues, de una experiencia in- mediáticas las que crean imaginarios co-
mediata, fácil de comprender porque la lectivos de todo tipo.2
relación visual con el mundo se nos impo- Hecha esta distinción entre imágenes
ne como fenómeno directo, cotidiano y directas y signos icónicos, conviene pro-
normal. Un transeúnte que ve pasar vehí- porcionar también una explicación termi-
culos por la calle o un campesino que mi- nológica. La palabra iconismo deriva del
1 Corinne Enaudeau en La paradoja de la representación. Paidós, Buenos Aires, 1999, hace un recorrido
histórico del estudio sobre la mirada y la imagen, desde la antigüedad clásica hasta Freud. (cfr. Cap.8 :
Cuestión de óptica). Sostiene que -en definitiva- lo real es aquello que puede ser capturado por la ac-
ción.
2 Los “estudios culturales” dedican bastante espacio para profundizar esta temática. Ver por ejemplo, Lull
James: Medios, comunicación y cultura. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1997. Y de Silverstone Roger:
Televisión y vida cotidiana. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.
La danza de los signos / 163
griego (eikón) que podemos traducir por precisamente en signo icónico. En este
imagen o icono, sustantivo usado en la ci- contexto han surgido los debates en torno
vilización bizantina para designar las re- al tema y los podemos cristalizar en la si-
presentaciones pictóricas de su arte. La guiente pregunta: ¿qué vemos cuando mi-
lengua latina que dominaba en el imperio ramos una foto, un dibujo, una pintura o
romano, empleó el término imago del imágenes televisivas?
cual deriva nuestra palabra imagen. En el
siglo XIX fue Ch. Peirce el que volvió a 2. ¿Qué es el iconismo?
proponer el uso del término iconos en re-
ferencia a los signos primarios, los signos Los tentativos por describir o definir el
icónicos, es decir, aquellos que reenvían iconismo datan de los inicios mismos de
directamente a su objeto de referencia. A los estudios semióticos sobre las imáge-
su vez, la palabra iconicidad o iconismo nes.
apunta a la relación que se establece entre El interés por la noción de iconicidad
un signo visual y el objeto que él represen- deriva del hecho que ella permite saber
ta, y al modo como esa relación logra por qué una imagen es portadora de sig-
eventualmente producir la comunicabili- nificados icónicos.
dad de la imagen. A lo largo de años de discusiones, el te-
El problema más hondo por resolver y ma fue abordado desde ángulos diversos,
que interesa verdaderamente a la semióti- con postulados epistemológicos igual-
ca, es el que se refiere a la naturaleza del mente diferentes que dieron origen a la
iconismo. Este debate absorbe desde mu- elaboración de teorías no siempre fáciles
chos años a los semiólogos que discuten la de conciliar.
pregunta: ¿qué es el iconismo? Puede ser útil, entonces, esbozar una
Las respuestas que se han dado acerca síntesis de las principales respuestas que
de la naturaleza del iconismo fueron muy se han dado a la cuestión del iconismo.
variadas. Hay que señalar de entrada, que
a) El iconismo como “semejanza”
las discusiones semióticas no son acerca
según Charles Peirce
de las percepciones visuales directas que
ya mencionamos, pues esas corresponden El investigador Charles S. Peirce
al campo de la fisiología perceptiva y a la (1829-1914), distingue tres grupos de sig-
psicología del conocimiento humano. En nos, según las relaciones que tienen entre
semiótica se piensa más bien al iconismo sí, las relaciones con el objeto que desig-
como categoría comunicativa, es decir, a nan, y en tercer lugar, las relaciones que
aquellos rasgos que convierten a un signo establecen con el interpretante.
164 / Victorino Zecchetto
En relación con el objeto, Peirce sostie- dos que en figuras semejantes se corres-
ne que pueden darse tres tipos de signos: ponden). Aplicado este concepto a la ima-
gen, en ella existirían puntos, elementos,
el índice: señala e indica en forma di- cualidades y coincidencias que de alguna
recta el objeto al cual se refiere, por ejem- manera reflejan los objetos y las cosas rea-
plo las calles mojadas son un signo índice les representadas. Un estudioso (ajeno al
de que ha llovido. pensamiento de Peirce) observó que las
imágenes icónicas reproducen los contor-
el símbolo: es y se establece por una nos de las cosas representadas. Lo que ma-
convención social, como sucede con los nifiesta una imagen es el “contorno uno”
signos lingüísticos de un idioma. del objeto (C 1), y lo hace a través de una
determinada forma (C 2). Si luego se con-
el icono: es el signo que se relaciona sidera la imagen en su conjunto, la seme-
con su objeto por razones de semejanza. janza con los referentes reales, la vemos
Las llamadas imágenes visuales se ubican representadas en dichos contornos. Bajo
aquí en la sección de los iconos. este punto de vista la explicación es bas-
tante plausible.4
Al explicar qué son los signos icónicos Para algunos, sin embargo, no queda
Peirce afirma que son aquellos que “tie- claro, el modo de funcionar que tiene la
nen una cierta semejanza innata con el semejanza, porque cuando se quiere esta-
objeto al que se refieren.” O más concreta- blecer el enlace entre “un elemento seme-
mente aún: “una cosa cualquiera ... es ico- jante” del icono con aquel que posee el
no de algo, en la medida en que es seme- objeto real, es prácticamente imposible
jante a esa cosa y es usada como signo de determinarlo.
la misma.”3 Comentando la definición de Ch. Peir-
Vemos que Peirce se desliga de la tradi- ce, Umberto Eco observa que el vínculo
ción lingüística y explica la imagen por gráfico por vía de semejanza, establece la
elementos internos a la misma, optando relación entre la imagen y su objeto por
por aquello que convierte a un signo figu- equivalencia de rasgos, ya que aquélla “re-
rativo como “semejante a...” La caracterís- produce la forma de las relaciones reales a
tica de representar objetos por semejanza las que se refiere”. En este caso, sin embar-
sugiere la idea de figuras homólogas (en go, ciertamente es necesario -continúa
geometría se dice de los puntos y de los la-
Eco- que existan unas reglas básicas de in- denota. Un signo caracterizador sí que ca-
terpretación icónica mediante las cuales racteriza lo que puede denotar. Un signo
las informaciones transmitidas por las lí- de este tipo puede lograr ese resultado
neas representadas sean de tipo cultural, y mostrando en sí mismo las propiedades
por tanto de carácter convencional y, a ve- que un objeto debe tener para ser denota-
ces, netamente arbitrario. De allí que “la do por él, y en este caso el signo caracteri-
correlación entre la imagen y su referente, zador es un icono. ... Una fotografía, un
en el signo icónico se establece por con- mapa estelar, un modelo, un diagrama
vención de contenidos y no por semejan- químico son iconos.”6
za de rasgos. Tal semejanza se produce por Morris, sin embargo, quiso obviar las
la transformación icónica que se realiza dificultades que planteaba la teoría de la
en la imagen, y es lograda sobre bases de semejanza. Entonces dijo que las imáge-
impresión, de congruencia, de equivalen- nes son iconos porque “denotan aquellos
cia, de artificios de luz, de colores, y que objetos que tienen las características que
acaban otorgándole a la imagen una fun- ellos mismos poseen, o, más comúnmen-
ción semiótica.” 5 Se puede completar es- te, cierto conjunto especificado de sus ca-
ta idea recordando la peculiar visión que racterísticas.”7 Esta percepción nos pro-
tiene Peirce de la semiosis. En ella todos porciona la iconicidad de un objeto, por-
los procesos se configuran como una red que lo captamos de acuerdo a un criterio
de signos interconectados que constitu- de “pertinencia” (características, cualida-
yen, precisamente, una semiosis infinita. des o propiedades) que poseen las cosas
En este caso, la semejanza icónica no ac- representadas.
tuaría en forma aislada, sino al interior del Si se acepta esta noción de imagen que
flujo semiótico que integra el conjunto establece en ella la presencia de algunas
cognitivo humano. propiedades de las cosas que representa,
hay que decir que un cuadro -por ejemplo
b) Las “propiedades” en la posición de de una mujer - tiene “algunas característi-
Charles Morris cas o propiedades” de la mujer real. ¿Cuá-
les? De inmediato nos topamos con un se-
El semiólogo Charles Morris retomó la rio problema de comprensión. ¿Cómo lo-
idea de Peirce y su clasificación de los sig- grar explicar qué significa “poseer ciertas
nos en índice, icono y símbolo. El signo características o propiedades” del objeto
icono es aquel que es “...similar a lo que representado? Si comenzamos a descartar
5 Cfr. Umberto Eco: Tratado general de semiótica”. Ed. Lumen,Barcelona,1977, p.330 y ss.
6 Charles Morris: Fundamentos de la teoría de los signos. Ed.Planeta-Agostini,Barcelona 1994, p.59
7 Ib. p. 60
166 / Victorino Zecchetto
los elementos que no posee el cuadro res- re U. Eco al afirmar que es más apropiado
pecto de la realidad figurada, aparece cla- decir que las imágenes contienen “esque-
ramente la inconsistencia del concepto. mas de objetos”, y que la gente mira histo-
Por de pronto no puede tratarse de carac- rietas interpretándolas a partir de ciertas
terísticas físicas del objeto representado, “convenciones gráficas” cuya base es cier-
sino sólo de estímulos visuales que tienen tamente de carácter cultural.8
algún parecido con él. El cuadro de la mu-
jer me permite designarla con algunas ca- c) La explicación mediante el concepto de
racterísticas, por ejemplo, mujer gorda, analogía
como sucede en las pinturas de Fernando
Botero. Se trata, pues, de una designación Han sido sobre todo los semiólogos
meramente pictórica, ya que las propieda- franceses Christian Metz, Roland Barthes,
des físicas y palpables de tal gordura se los que recurrieron al concepto de analo-
nos esconden. Si tomamos como ejemplo gía para explicar la iconicidad. Afirmaron
los dibujos de historietas, el asunto se que una imagen es análoga a la cosa que
complica aún más, porque en ellos resulta representa. ¿En qué sentido la imagen icó-
muy difícil indicar qué propiedades se re- nica es un signo analógico? La respuesta
producen de los objetos, y cuáles, en cam- exige aclarar que la analogía es una opera-
bio, son excluidas. Consciente de este pro- ción lógica por la cual se aplica el conteni-
blema Morris especificó que la noción de do de un fenómeno particular a otro, con
imagen icónica hay que entenderla como el fin de mostrar las relaciones de corres-
un signo que se asemeja “...en algunos as- pondencia proporcional que mantienen
pectos a lo que denota”, o como dice la ci- ambos. Según esto Barthes opina que en
ta que reprodujimos arriba a “cierto con- la imagen icónica se establece realmente
junto” de características. Morris añade una analogía con el objeto designado. Si
también que es preciso tomar en cuenta por definición la analogía establece un ti-
los grados de iconicidad que tiene una po de relación entre dos cosas basada en la
imagen para descifrarla. Es claro que, del proporcionalidad, es válido aplicar el con-
punto de vista semiótico, la expresión “al- cepto a las imágenes, ya que en ellas la
gunos aspectos” no resulta ser una expli- analogía se manifiesta en la proporciona-
cación totalmente satisfactoria, aunque lidad icónica. En la imagen vemos que se
sirve para usar el concepto y entenderse codifican ciertos atributos del “analogon”
en los diálogos comunes. De todos modos y se reconoce una serie de “figuras deno-
creemos que, en parte, es posible rescatar tadas”. La presencia de estos elementos, de
la idea de Morris en el sentido que sugie- propiedades y de rasgos significativos
12 Aquí sintetizamos los conceptos que U.Eco expone en una de sus últimas obras semióticas: Kant y el or-
nitorrinco. Ed. Lumen, Barcelona, 1999 .
13 U. Eco: Kant y .... pág. 84
14 Ib.
La danza de los signos / 169
iconos lo que percibimos en primer lugar to, como es la de los signos icónicos. A
no son “signos”, sino estímulos que prece- menudo el proceso se genera mediante
den cualquier otro fenómeno posterior. “esquemas” que nuestra mente usa de
Eco cita el ejemplo de una foto publicita- continuo como una categoría inferencial.
ria de cerveza; en ella vemos la imagen del De hecho constatamos que muchas figu-
vaso transparente y helado, la espuma de ras e imágenes, las armamos esquemática-
la cerveza que lo desborda, el color dora- mente para darle una identidad a las cosas
do de la misma y otros detalles. Pero es que queremos representar, aunque sabe-
claro que no hay equivalencia entre lo que mos que esos esquemas no corresponden
vemos y la realidad, porque la imagen no a los referentes objetivos. Los esquemas
nos transmite ni las dimensiones, ni la icónicos representan, pues, una continui-
temperatura, ni el gusto, ni el aroma de la dad con los estímulos primarios, y aunque
cerveza. Sólo nos llegan estímulos que de no conozcamos exactamente el mecanis-
modo vicario nos transfieren datos y nos mo de su funcionamiento, en la práctica
permiten interpretar como naturales las nos sirven y dan buenos resultados.
cosas que nos muestra la imagen fotográ-
fica. En todo este proceso de semiosis, pri- e) El iconismo según el Grupo m
mero está la percepción y después vienen
los signos. En consecuencia, los estímulos Este grupo compuesto por semiólogos
sucedáneos aparecen como una condición de la Universidad de Brujas (Bélgica), se ha
previa a cualquier fenómeno semiótico, y dedicado al análisis del signo visual y su
por eso los signos icónicos dependen del obra más conocida es Tratado del signo vi-
despliegue de la actividad cognoscitiva sual. Para una retórica de la imagen.16 Sin-
que es la percepción primaria: “Si la carac- tetizamos su teoría, limitándonos al tema
terística fundamental de la semiosis es la del iconismo, y dejaremos de lado las cues-
inferencia, ...entonces puede considerarse tiones sobre la retórica visual minuciosa-
la inferencia perceptiva como una proceso mente analizada por esos autores.
de semiosis primaria”.15 Desde aquí se Al preguntarse acerca de la naturaleza
construyen otras formas de conocimien- del signo icónico, el Grupo m. pasa revis-
15 Ib. p. 106
16 Grupo m : Para una retórica de la imagen. Editorial Cátedra, Madrid 1993. El original francés fue pu-
blicado en 1992 (Traité du signe visuel). Los representantes más conocidos del “Groupe m” son Fonta-
nille Jacques, Jean-Marie Klinckenberg, Jean-Marie Floch. En 1995 Fontanille J. publicó: Semiotique du
visible. Des mondes de lumières. PUF – Paris, Y Floch J.M. también en 1995 escribió: Identités visuelles.
-PUF- Paris.
En adelante citaremos la mencionada edición española de Para una retórica de la imagen.
170 / Victorino Zecchetto
17 Op.cit. p. 111
18 Op. cit. p. 121
19 Ib.
20 Op. cit. p. 122
21 Ib.
22 Ib.
La danza de los signos / 171
ticas visuales, pero puede ser descrito por muestro un objeto para hacer de él un sig-
una serie de características, algunas de las no, lo despojo de algunas de sus funciones
cuales son visuales y otras no, entrando en y reorganizo el repertorio de sus caracte-
un producto de paradigmas cuyos térmi- rísticas.”24 Y es el contexto pragmático el
nos están en una relación de suma lógi- que define si algo es o no signo icónico.
ca”23 Por eso, “El significante es, en todo siste-
La identificación de un tipo se hace ma semiótico, no una realidad física, sino
por niveles de análisis según los factores un modelo teórico que testimonia los es-
que lo integran, algunos más vagos e inde- tímulos físicos.”25
finidos, otros más claros y nítidos. En consecuencia “el iconismo depende
En cierto modo podemos decir que el del conocimiento de las reglas de uso de
tipo corresponde a la noción de “interpre- los objetos, reglas que instituyen a algunos
tante” de Peirce. de esos objetos como signos”26. Se podría
Estos conceptos permiten hacer otras preguntar si acaso el iconismo -en el fon-
afirmaciones complementarias: do- corresponde al significado lingüístico.
La respuesta es no, porque “El tipo no
En la imagen visual las transformacio- mantiene en la estructura del signo icóni-
nes que se realizan sobre el significante co el mismo género de relación con signi-
deben ser tales que no impidan el recono- ficante y referente que en el signo lingüís-
cimiento del tipo y su referente. tico, sino que sirve de garantia a un con-
Si un signo lo constituye la unión en- trato que se establece entre un significan-
tre los estímulos de un referente con el de te y un referente conmensurables (es lo
su tipo, ¿cuándo un hecho visual llega a que se ha llamado la cotipia).”27
ser icono? La pregunta es válida porque La articulación de los signos icónicos
constatamos que los estímulos visuales en se realiza mediante “unidades determi-
sí mismos, aunque sean transformaciones nantes” en las que se manifiesta el tipo.
hechas en significantes no aseguran la ico- Esas unidades son significante de un signo
nicidad sígnica (o sea, la distinción entre icónico. Por ejemplo en una foto o dibujo
objetos y signos). De hecho muchos obje- de una cabeza se pueden identificar uni-
tos se asumen como signos: “Cuando yo dades como ojo / oreja / nariz...todas ellas
juntas conforman los rasgos “que consti- quier caso hay una transformación del re-
tuyen el tipo ‘cabeza’”.28También puede ferente. Y esto tiene que ver también con
haber articulaciones icónicas más com- el significante que es igualmente transfor-
plejas que se llaman “marcas”: “se definen mado, pero en él deben permanecer siem-
por la ausencia de correspondencia con pre algunos elementos invariables que
un tipo”29 (por ej. una línea que indique permitan la identificación del objeto, o di-
una nariz sobresaliente). “Estas marcas cho de otro modo, en cualquier escala de
pueden ser igualmente cromáticas o tex- iconicidad de una imagen visual deben
turales” (...) “las marcas sólo poseen un haber rasgos que señalen “lo que queda
función distintiva”.30 En resumen las del original en la copia”. El iconismo esta-
‘marcas’ se pueden definir así: “son estí- blece una diferencia entre el referente y su
mulos descriptibles independientemente significante, pero ambos relacionados a
de su eventual integración a un significan- través de las operaciones de transforma-
te icónico, pero concurrente a la identifi- ción. En efecto y como acabamos de afir-
cación de un tipo, y por lo tanto, a la ela- mar, nunca las transformaciones deben
boración de un significante icónico glo- quitarle al soporte significante aquellos
bal, el cual las finaliza.”31 datos mínimos que destruyan el reconoci-
Según el Grupo m. el iconismo surge miento del tipo, sino que deben asegurar
de tareas de transformación -esto es- de la ‘cotipia’. Aquí entra en juego también el
operaciones hechas sobre los rasgos espa- concepto de redundancia. Su presencia -
ciales atribuidos al referente. Una trans- aunque sea mínima- es indispensable pa-
formación puede ser homogéneo o hete- ra la existencia del iconismo. Es la redun-
rogénea, según el espacio o los elementos dancia la que establece los grados de ico-
transformados. En el iconismo las trans- nicidad: una foto en colores sería más icó-
formaciones son complementarias entre nica que un sencillo dibujo. Sin embargo,
ellas y pueden ser transferidas a campos en sí mismas, las transformaciones de son
diversos: un personaje puede ser repre- las responsables directas de la escala de
sentado mediante una caricatura, un re- iconicidad; a ellas deben agregarse los fac-
trato de pintura o una fotografía. En cual-
28 op.cit. p. 132
29 op.cit. p. 134
30 ib.
31 op.cit. p. 135
La danza de los signos / 173
se de muchos modos y dar origen a múl- bal, sino a causa de los elementos que se
tiples sistemas de signos visuales. El en- suceden de acuerdo a la dialéctica de la
samble de las formas y de las figuras no lo manifestación. El mostrarse, es decir, el
vemos como caótico, sino con un sentido hecho epifánico es inherente a la formali-
que brota de la percepción de la Gestalt. dad icónica. De allí emergen los significa-
“La Gestalt sólo se manifiesta en la per- dos vinculados con la experiencia del
cepción del estímulo cuando se reconoce mundo como aparición, donde las cosas
la estructura de éste.”33 En la Gestalt se convierten inmediatamente para noso-
siempre se manifestará el aspecto esencial tros en objetos o en formas con sentido,
de la estructura visual, aunque cambien en el instante en que las vemos y observa-
algunos de sus elementos. Se llama iso- mos. Por supuesto que la captación de un
morfismo a la relación que mantienen en- sentido requiere una interpretación. Pero
tre sí los elementos de dicha estructura en el caso de la imagen, tal sentido emer-
gestáltica. En ella se hace presente el fenó- ge a pesar de la mediación icónica, por la
meno de la reestructuración intuitiva de vía inmediata del aparecer, por el carácter
los datos proporcionados por la percep- epifánico de la imagen misma que mues-
ción visual. Las imágenes icónicas las per- tra antes de que podamos decir algo acer-
cibimos dentro de un campo de fuerzas ca de lo mostrado. Este registro de mani-
donde todos los elemento interactúan re- festación inmediata sostiene el funciona-
cíprocamente, y mediante la experiencia miento semiótico de la imagen, y le per-
de la intuición figurativa (insight), nos da- mite traspasar los umbrales que a muchos
mos cuenta de su unidad, del paradigma otros lenguajes les están vedados.
visual que reproducen, como una expe-
riencia primordial independiente de la b) En las imágenes confluyen diversos ele-
voluntad consciente, porque resulta ser mentos que producen significados icóni-
parte integrante de la misma experiencia cos
del ver.
Al final, la distinción entre imagen e Los estímulos que nos proporcionan
icono se reduce a una cuestión de realis- las superficies icónicas producen efectos
mo. diversos, o si se prefiere, dan material bá-
El mundo de las imágenes icónicas se sico para que en nuestra mente se creen
hace lenguaje, no porque posee una codi- configuraciones unitarias y estructuras vi-
ficación semejante a la de un discurso ver- suales. La acción de mirar no es nunca pa-
34 Gadamer Hans-Georg: Verdad y método. Ediciones Sígueme, Salamanca 1991, pág. 202.
35 Gadamer H.G. op.cit. p. 204. Siguiendo esta línea Gadamer llega a afirmar que la imagen no es un sig-
no.
176 / Victorino Zecchetto
36 Ver, a modo de ejemplo, las conclusiones que pueden derivarse de esto en: Alessandria J. Imagen y me-
taimagen. Eudeba, Buenois Aires, 1998
37 Para una .... p. 124.
La danza de los signos / 177
entre el medio y la realidad, oculta el as- ción de las convenciones icónicas. Ellas se
pecto de construcción de la evidencia instalan como modelos o medidas acepta-
siempre mediatizada por la acción discur- das socialmente. La viñeta que ilustra los
siva y selectiva del medio”.38 rasgos de Mafalda del dibujante Quino,
Tal vez sea posible hablar de códigos establece icónicamente una convención
icónicos en referencia a esas construccio- cultural por la cual reconocemos unos
nes de unidades de evidencias que son las trazos figurativos como pertinentes a ese
imágenes, en las cuales se detectan signos personaje en oposición a otros. Lo mismo
figurativos menores relacionados con puede afirmarse de los demás conocidos
otros conjuntos más complejos. Tome- personajes de historietas, desde los ani-
mos, por ejemplo, la foto de un hombre. males de Walt Disney, hasta los héroes de
En ella son perceptibles iconos menores los manga japoneses. Se los reconoce por
como la cabeza (y en la cabeza la boca, las los artificios gráficos instalados cultural-
orejas, el pelo, la nariz...), los brazos (y en mente y aceptados según el catálogo icó-
los brazos el codo, las manos, los dedos...), nico que los sitúa en oposición a otros sig-
etcétera. Esta manera de entender y de re- nificantes.
ferirse a los códigos icónicos, la vemos Queda claro, entonces, que los códigos
traducida en libros escolares que utilizan icónicos poseen su correspondiente con-
figuras de personas, de animales o de ob- tenido cultural que permite identificar los
jetos y sus partes, como recurso didáctico objetos representados. La mayoría de las
para la enseñanza de idiomas extranjeros. imágenes las comprendemos por ese vín-
Por tanto, hay que matizar la postura ex- culo entre los objetos y las convenciones
trema que pretende negarle a las imágenes de codificación. Sería precipitado, sin em-
toda codificación. Los signos icónicos bargo, atribuirle a los signos icónicos un
también se producen bajo reglas, si bien carácter meramente convencional y arbi-
son variadísimas las formas que las rigen. trario. Es más exacto utilizar el concepto
En efecto, las imágenes pueden asumir mencionado anteriormente sobre los di-
una gama muy amplia de grados de iconi- versos grados de iconicidad que hace refe-
cidad, planteando el problema de cómo rencia a la mayor o menor cantidad de
individuar las unidades figurativas meno- rasgos codificados y pertinentes a la reali-
res, ya que a menudo son difícilmente re- dad representada, con sus signos menores
conocibles. Es aquí donde aparece la no- incluidos.
39 Eliseo Verón: La semiosis social. Gedisa Edit. Buenos Aires, 1987, p. 122
40 Verón Eliseo: La semiosis social. Gedisa Edit. ,Buenos aires, 1987
La danza de los signos / 179
portadores de sentido. Pero un mensaje de cación. Estas son las relaciones de sentido
cualquier clase no se puede comprender ya que potencialmente, todos los sentidos
separado del contexto en el cual se realiza son afectados por su ubicación en una red
el flujo discursivo. La exégesis de los sig- semiótica.
nos, de los textos y discursos no se realiza A partir de esta perspectiva vamos a
sólo de forma segmentada, sino que se en- detenernos en algunos puntos que ayuda-
foca en relación con el conjunto contex- rán a profundizar la significación de la
tual, es decir, desde la perspectiva de los imagen como texto y discurso.
elementos externos al mensaje y dentro
del proceso que se lleva a cabo en la co- a) El tema y los estilos de la imagen
municación. El sentido brota, pues, de la
semiosis y no constituye una entidad au- La premisa anterior permite ante todo
tónoma, ni es una cualidad en sí misma. comprender por qué el tema de la imagen
Por tal motivo se suele hablar de efectos se revela como un componente esencial
de sentido, para decir que lo que evocan de los discursos icónicos. En efecto, los
los signos o los discursos viene envuelto creadores de imágenes le dan “un conteni-
en sus contextos, y no depende sólo de sus do” a sus obras, es decir, elaboran signifi-
significados semánticos básicos. Los con- cantes para expresar algún tema.
textos dan los matices y van marcando los Resulta apropiado hablar, entonces, de
márgenes y alcances de los sentidos.41 tematización visual, la cual se refleja en
Entendemos que el estudio del sentido los elementos figurativos que instauran
forma parte de la semiótica social, una ac- una función semántica. Un diseñador, un
tividad científica que opera sobre los len- pintor o un fotógrafo, crean sentido me-
guajes y como un lazo de reflexión que se diante el tema, integrando en él aquellas
une también a la vertiente pragmática. El marcas semánticas (los diversos factores
sentido se descubre mediante la interac- visuales como la composición, las líneas,
ción de los valores y significados de los los niveles icónicos, los colores...), ten-
signos en relación con las interpretaciones dientes a manifestar, con mayor o menor
culturales que brotan de los elementos unidad y coherencia, algún tema. El es-
contextuales donde se verifica la comuni- pectador percibe las marcas semánticas y
41 En “La semántica” Pierre Guiraud (Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1995, séptima reimpre-
sión), sostiene que gracias al contexto “se forman asociaciones extranocionales” (p.38) que él denomi-
na valores en oposición al sentido, pero en relación con las connotaciones. Guiraud se mantiene estric-
tamente en el campo de la lingüística, pero hoy podemos proyectarlo hacia el campo de los sentidos
contextuales de cualquier situación de semiosis y en referencia a todo tipo de signos o discursos.
180 / Victorino Zecchetto
mediante ellas, capta el tema o argumento ne para el público de nuestro tiempo sig-
de la imagen, lee en ella un sentido. nificaciones y sentidos que con facilidad
Las formas y las expresiones que asu- conducen a interpretarlo como “matri-
me un tema icónico, son variadísimas. monio medieval”, “rigidez institucional”,
Es acá donde hay que buscar el origen “pareja antigua de siglos pasados”, etc. Por
de los estilos con sus rasgos y característi- cierto que la gente del siglo XVII (los con-
cas, cuyos códigos, de acuerdo al tiempo y temporáneos del pintor), lo veían desde
las circunstancias, se instalan socialmente otra perspectiva, la propia de su tiempo.
y permiten al público distinguir un estilo El factor diacrónico al desplegarse a lo lar-
de otro. Los estilos son los modos peculia- go de la historia, necesariamente es tam-
res de expresión que operan a nivel de los bién cultural. Existe una percepción co-
significantes y de los actantes visuales. Los lectiva de las imágenes, ligada a circuns-
actantes son objetos iconográficos en los tancias espacio-temporales y por tanto a
cuales las formas expresivas toman cuer- factores culturales. Digamos que los tex-
po, y mediante ellos el tema se hace pre- tos visuales no permanecen inalterados a
sente en el signo imagen. Mientras un te- través del tiempo. En cada época o en cir-
ma puede permanecer inalterado a través cunstancias diversas, producen connota-
de muchos estilos, éstos van asumiendo ciones y significados nuevos e insospecha-
expresiones y elaboraciones formales dos, creándose así situaciones hermenéu-
cambiantes a lo largo del tiempo y de las ticas donde cada sujeto o grupo de indivi-
épocas. duos generan interpretaciones cada vez
Observemos que el cambio de relacio- nuevas y originales.
nes entre los niveles formales y los niveles El conocimiento objetivo de la imagen
temáticos, producen también cambios de prácticamente es una ficción, porque no
lectura y de interpretaciones en el público. existe ninguna comprensión de la misma
En su raíz, tales cambios se deben a la es- sin que exista algún entender previo de las
tructura misma del texto-imagen por un relaciones de esa imagen con un contexto
lado, y de sus significaciones o sentidos cultural desde el cual se la interpreta. El
por otro. proceso de interpretación es parte inte-
grante de la producción de sentido y de la
b) La interpretación de los discursos comprensión de las imágenes. Las tradi-
visuales ciones que están a nuestras espaldas -dice
Gadamar- no actúan como un movimien-
Mientras el significante y el significado to subjetivo, sino como una corriente de
de la imagen son elementos sincrónicos, anticipación de sentido, antes que nosotros
las significaciones y los sentidos son de ca- empecemos a comprender. Así, el sentido
rácter diacrónico. Un cuadro de Van Eyck manifiesto de un discurso visual, en el
con el tema de la pareja matrimonial, tie- contexto global de las interpretaciones da-
La danza de los signos / 181
das con anterioridad a las nuestras, ensan- que miran las imágenes, si bien es eviden-
cha el horizonte simbólico y entra en la te que la capacidad simbólica para captar
corriente del círculo hermenéutico, crean- significados es diferente de una persona a
do nuevas condiciones y vínculos de com- otra. Lo importante es retener que el
prensión simbólica.42 hombre y la mujer, constituye el espacio
Este fenómeno explica por qué -por dentro del cual es posible hablar de crea-
ejemplo- una misma película o un mismo ción de sentido.
programa televisivo o un artículo de dia- Además de la capacidad simbólica, hay
rio, están sujetos a tan diversas interpreta- que mencionar también otro potencial
ciones. Simplemente sucede que las con- humano que nos permite ver en una cosa
diciones de reconocimiento se gestan so- lo que ella no es, se trata de lo imaginario.
cial y culturalmente. Lo simbólico y lo imaginario intervie-
nen como elementos de significación, que
c) El símbolo y los imaginarios siendo ambos de carácter social, funcio-
nan sobre una base de significados com-
Llegados a este punto, es preciso recor- partidos. Junto al imaginario individual,
dar la observación de Castoriadis (1983), existe el imaginario social que es una
según la cual el sentido de la imagen exis- suerte de margen de indeterminación en-
te antes de la obra iconográfica, porque lo tre el campo de lo natural y la ley racional,
simbólico es una capacidad humana que y donde los grupos y la sociedad forjan su
existe en los individuos como un presu- modo de ser y de pensar. Recorriendo el
puesto cognitivo y comunicativo básico. camino de lo imaginario social, una colec-
El sentido funciona a espaldas de la ima- tividad toma tal rumbo o tal orientación,
gen, y sólo desde ese horizonte es posible que puede ser práctica, emocional o inte-
comprenderla e interpretarla. El símbolo- lectual. El imaginario es un modelo de
imagen constituye un aparato mediador mundo que asume un grupo humano pa-
entre el sujeto y la realidad. Cuando deci- ra darse identidad y consistencia social.
mos que el autor de una imagen une y En el imaginario hallamos gran cantidad
combina elementos icónicos o figurativos de símbolos que se usan con el fin de dar-
para crear sentido, estamos afirmando le una definición a los objetos concretos
que hace emerger de la imagen, algún sen- en los que se encarna la identidad de un
tido que existe previamente ínsito en la grupo o de una sociedad. Toda imagen re-
acción cognitiva de la persona al hallarse presenta y lleva involucrada una faceta
frente a la realidad que percibe. Es ese sen- imaginaria.
tido el que descubren los destinatarios
Las imágenes forjan el mundo más allá las imágenes, porque su fuerza explicativa
de su pretendida objetividad. Seguimos es además, siempre, una fuerza encubri-
interesados en saber de qué se trata la rea- dora de la realidad: “Vehículos de una
lidad que miramos, que pintamos, que fo- ideología, las imágenes sufren el destino
tografiamos o que filmamos. Tal vez por del poder que representan.”43
este motivo debamos mirar con sospecha
Imagen simbólica: es la imagen que desborda los límites denotativos del signo y se
amplaza con energía para aludir a realidades más amplias, a veces oníricas y profundas
del espíritu humano.No siempre se adecua al significado estricto del signo, sino que
acumula y sugiere contenidos abstractos e indefinidos.
Grados de iconicidad: son los niveles de acercamiento al referente que posee una
imagen visual. La escala de iconicidad depende de la elaboración de los elementos cuan-
titativos y cualitativos presentes en las figuras.
43 Changeux Jean-Pierre: Razón y placer. Tusquetes Editores, Barcelona, 1997, pág. 92. Este autor se detie-
ne a analizar el goce y el placer que produce la mirada. Un estudio muy pertinente al tema que trata-
mos.
La danza de los signos / 183
Bibliografía
Eco Humberto
1999 Fant y el ornitorrinco. Editorial Lumen, Barcelona, 1999 (Ver cap. 6: “Iconismo e hipoico-
nos”).
Gauthier Guy
1986 Veinte lecciones sobre la imagen y el sentido. Editorial Cátedra, Madrid.
Villafañe Justo
2002 Introducción a la teoría de la imagen. Ediciones Pirámide, Madrid.
AA.VV.:
1990 Videoculturas de fin de siglo. Editorial Cátedra, Madrid.
9
LOS DISCURSOS
1 Pensamos en las investigaciones de Osgood y Berelson y en general en los estudios sobre los contenidos
de los medios.
2 Las ideas semiológicas de R. Barthes, la teoría de A.J.Greimas, los estudios de U. Eco, de Ch. Mets, V.
Morin, y otros, abrieron el panorama a nuevas perspectivas semióticas y enriquecieron la indagación
sobre los productos textuales y las prácticas discursivas.
186 / Victorino Zecchetto
interpretantes es infinita, o al menos inde- entre dos términos:“La relación es una ac-
finida.”4 Por eso, termina afirmando que tividad, de tipo cognitivo que establece la
“en la semántica de la interpretación no identidad y la alteridad de dos o más mag-
hay entidades metalingüísticas ni univer- nitudes, o como resultado de este acto”6 Si
sales semánticos”. 5 la relación es la que nos permite captar la
Desde otro punto de vista, analiza el identidad y diferencia entre dos términos
cuestión del sentido A.J. Greimas y su pen- o fenómenos, quiere decir que allí emerge
samiento aquí nos interesa de modo parti- una unidad de sentido precisamente por
cular, porque más adelante tomaremos en los valores puestos en relación y por la
cuenta su teoría analítico-narrativa. captación de su diversidad.
Greimas sostiene que el plano de la ex- Paolo Fabbri corrige esta idea y sostie-
presión o significante no es pertinente pa- ne la hipótesis según la cual el mundo po-
ra el estudio del sentido, porque en último see una consistencia propia y con él todas
análisis, el mundo sensible del cual for- las cosas. Lo que hace nuestra mente es in-
man parte todos los significantes, no es en vestir de forma a los seres, y luego con el
sí mismo, sentido; necesita que algún ser lenguaje expresar un sentido. El lenguaje
humano lo involucre en su percepción no es algo independiente de las cosas que
significativa. La semiótica se preocupa, conocemos, ya que es allí donde la mate-
entonces, de dar razón de ese mundo de ria viene organizada e informada convir-
las significaciones, que por cierto se vehi- tiéndose en una sustancia con sentido.
culan a través de canales sensoriales, pero
el sentido como tal, sólo puede abordarse Esta hipótesis -dice Fabbri-: “ nos libera de
a nivel de metalenguaje, pues el estudio de modo definitivo de la idea según la cual es
las significaciones desborda la descripción necesario descomponer los objetos en unida-
del plano significante. Greimas opina que des mínimas de significado, o los sonidos en
así como existen unidades mínimas en el unidades mínimas de fonación, para luego
nivel de los significantes (por ejemplo, en reconstruirlas y comprender su estructura
la lengua), así también es posible identifi- interna. (...) Sólo por este camino es posible
car unidades mínimas de sentido. Ello se estudiar la curiosa realidad de los objetos,
da cada vez que establecemos una relación objetos que pueden ser al mismo tiempo pa-
4 Umberto Eco: Semiótica y Filosofía del lenguaje. Ed. Lumen, Barcelona, 1990, p.131
5 Ib. p. 132
6 A.J. Greimas: Du sens. (1982). Existe la traducción castellana: Del sentido II. Ensayos Semióticos. Edit.
Gredos, Madrid, 1990.
190 / Victorino Zecchetto
labras, gestos, movimientos, sistemas de luz, cretos, pero también de otros “universos
estados de materia, etcétera, o sea, toda posibles” que podemos pensar o imaginar.
nuestra comunicación.”7 De todas formas, es en ese marco donde se
desarrolla nuestra actividad interpretativa
En síntesis digamos que a los objetos y productora de sentido. Todo texto se
les vemos un sentido, porque nuestra construye en referencia a algún “universo
mente capta sustancias revestidas de for- posible”. Citemos como ejemplo una obra
mas y no cosas aisladas colocadas en un literaria. En su novela “Pedro Páramo” el
mundo caótico. mexicano Juan Rulfo diseña el singular
La semiótica no desea identificarse con ambiente de su narración. La base del re-
la teoría del conocimiento, descarta en- lato es el viaje de Juan Preciado, hijo de
tonces, la tarea de elaborar complejos Dolores y del cacique Pedro Páramo. La
principios epistemológicos y reduce al madre moribunda envía a su hijo a Co-
mínimo las consideraciones de base. En mala en busca de su padre. A ese pueblo
otras palabras, afirma que es posible ela- muerto y árido, Juan llega conducido por
borar una teoría del sentido (y por tanto un arriero. La comarca está vacía y desola-
como estaría estructurado un universo se- da. “Aquí no vive nadie”, le dice el guía a
mántico), sin referirse necesariamente a Juan. “¿Y Pedro Páramo?” - “Pedro Pára-
una determinada materia significante. mo murió hace años”. Juan no sabe que
Aquí podemos introducir la noción de ese arriero es un hijo de Pedro Páramo, el
“mundos posibles”, ya que se trata de po- mismo que lo asesinó. En ese paraje fan-
ner en movimiento operaciones de inter- tasmagórico Juan Preciado se topa con
pretación y de relaciones. Aunque la rela- una tierra poseída por la muerte, por el
ción es una operación mental, sin embar- mal, el rencor y la opresión; es el reino que
go la realizamos desde el mundo sensible su padre había fundado por su avidez de
en el cual estamos insertos. Éste se nos poseer tierras.
presenta inmediatamente lleno de cosas, y Este “mundo posible” construido por
por consiguiente, como el “mundo posi- el novelista, funciona como una estructu-
ble concreto” dentro del cual fijamos es- ra lógica en la cual el relato también se
tructuras o códigos para darle orden a las hace posible, y dentro del cual se repre-
relaciones de los objetos que captamos senta la historia con los elementos que
como entes presentes.8 dan consistencia a esa posibilidad. La
La búsqueda de sentido tiene como te- obra cobra sentido sólo si nos acercamos
lón de fondo la presencia, en primer lugar a ese mundo cultural construido por el
del universo con su conjunto de seres con-
7 Paolo Fabbri: La svolta semiotica. Editori Laterza, Bari, 1998 p. 17 La traducción es nuestra.
8 Para más reflexiones y análisis acerca de los “mundos posibles”, ver de U. Eco: Lector in fabula, Ed.Lu-
men, Barcelona, 1981, cap. 8 “Estructuras de mundos” p. 172 - 244
La danza de los signos / 191
autor, aunque después, su lectura permi- tado con las demás fuerzas de socializa-
ta a los lectores desgajar otras perspecti- ción que actúan en los grupos humanos, y
vas ideológicas, no necesariamente con- las pasiones también socializan, ellas son
signadas en el discurso narrativo de ese elementos que acompañan al proceso me-
mundo posible. diático y los mensajes, por tanto están ins-
Al referirnos a los discursos como taladas en la estructura misma de las mo-
“portadores de sentido”, no debemos pen- dalidades discursivas.
sar tan sólo en los contenidos intelectua- Para concluir, repitamos que la semió-
les y cognitivos de los mismos. La gesta- tica la podemos considerar como la teoría
ción de los textos discursivos y su recep- de los sistemas de significación. En esta
ción de parte del público, van acompaña- teoría se toma en cuenta el mundo sensi-
dos de significaciones emotivas que, en ble (todo aquello que es extra-semiótico),
mayor o menor medida, desatan y produ- en cuanto susceptible de convertirse en
cen pasiones. Los discursos están delimita- materia significante sobre la cual se mani-
dos en campos pragmáticos y por tanto es fiesta el sentido humano. Todo lo que per-
razonable preguntarse por la vinculación tenece a la naturaleza y a la cultura puede
que establecen con una “semiótica de las ser objeto de la semiótica, en la medida
pasiones”. El sentido de algo lo compone que en esos ámbitos se originan signos,
un complejo cuadro de elementos en los lenguajes y discursos y, con ellos los seres
que interactúan aspectos de lenguajes es- humanos creamos significaciones. En una
peculativos, componentes prosódicos, fi- palabra, todo cuanto existe puede ser obje-
guras retóricas, metáforas sensibles y todo to de conocimiento y de afección, y por
un conjunto de códigos de las emociones tanto, cae bajo la óptica de la semiótica La
que configuran el contexto cultural de la totalidad de las significaciones (reales o
comunicación. Por consiguiente, la orien- posibles) que nuestra mente construye,
tación de los discursos – y por tanto sus forman el universo semántico. Las significa-
significaciones, está dada no solamente ciones sólo pueden ser estudiadas por par-
por las categorías semánticas cognitivas o te o porciones limitadas, ya que resulta una
mentales, sino también por una cadena o tarea prácticamente imposible abarcar la
serie de elementos pasionales que actúan totalidad del universo semántico.
como dispositivos pragmáticos y cultura-
les que sobrepasan el paradigma del cono- 3. Los discursos y sus perfiles
cimiento. Los factores emotivos y pasiona-
les le imprimen sus propios valores a las Hemos dicho que para referirnos al
acciones de la comunicación humana. El sentido utilizamos el metalenguaje como
sentido es siempre un hecho contextuali- instrumento de análisis, de modo que
zado y acaece vitalmente ubicado y conec- cualquier sentido llega a ser un efecto de
192 / Victorino Zecchetto
10 Eliseo Verón: La semiosis social. Gedisa Edit., Barcelona, Buenos Aires 1987. Las ideas expresadas a con-
tinuación derivan sobretodo de esta obra.
194 / Victorino Zecchetto
en cuenta reglas de generación y reglas de Sabemos que todos los objetos, sin de-
lectura: en el primer caso hablamos de jar de ser tales, pueden tener una función
gramática de producción y en el segundo, sígnica para la sociedad, por ejemplo, una
de gramáticas de reconocimiento.” 11 casa lujosa además de ser una cosa desti-
nada a albergar personas, emite también
¿Cómo es posible el acceso a la red se- un sentido agregado de riqueza, de presti-
miótica? gio, de status, o sea, genera ideas y repre-
Eliseo Verón dice que la discursividad sentaciones sociales. Y esto es discurso,
es un proceso dinámico, a ella se puede porque tiene un soporte material percep-
acceder desde cualquier punto. En efecto, tible, organizado de tal modo que provee
un discurso es un recorte arbitrario que un sentido social. “Toda producción de
realiza el analista con vistas a introducirse sentido, en efecto, tiene una manifesta-
en la red semiótica, ya que es compleja e ción material”.13
infinita. A partir de un fragmento pode- Es admisible, además, que un fenóme-
mos acceder al conjunto. Cada unidad no que en una sociedad significa algo, en
(discurso) figura dentro del sistema de otro lugar o tiempo, signifique otra cosa,
significaciones señalado por la sociedad. porque los objetos de la realidad forman
“Analizando productos (discursos concre- sistema de relaciones, tanto en su produc-
tos), apuntamos a procesos (a la red se- ción como en sus efectos (red semiótica).
miótica)”.12 Las redes semióticas se forjan entrela-
¿Qué derivaciones se siguen de la susti- zando los recorridos de pretextos, textos y
tución del objeto (parte de la realidad), por contextos. El siguiente esquema ilustra lo
las representaciones (los discursos)? que queremos explicar.
11 Ib. p. 129
12 Ib.. p. 129
13 Ib. P. 126
La danza de los signos / 195
En la dinámica del proceso comunicativo social hay una continua creación y circulación
discursiva. En ella participan los fenómenos del pretexto, del texto y el contexto.
14 Véase la indagación de Guiomar Elena : Tipos textuales. Universidad de Buenos Aires, 1994 donde la au-
tora presenta “un enfoque global de las tipologías y los intentos tipológicos realizados, especialmente
dentro de la lingüística general.” (p. 21).
La danza de los signos / 197
pero no absolutamente.” (Ret. 1357). Un niegue a saludarlo por algún motivo des-
hecho lo podemos considerar verosímil, conocido.
porque es probable que suceda, ya que ge- La noción de verosímil, para Aristóte-
neralmente así pasa en casos similares al les, es lo que se conoce como algo que co-
que se narra. Lo verosímil se basa en una rresponde a lo que siempre acontece y
especie de acuerdo social y fundado en el que, por tanto, tiene un carácter general.
sentido común, al constatar que las cosas “Conocer un hecho verosímil...es conocer
suelen suceder del modo que nos señala la algo que es en cierto modo universal, algo
experiencia. Comenta C.Metz: “Para Aris- que pone de manifiesto el razonamiento
tóteles lo Verosímil (tó eikós) se definía de quien participa y que, por lo tanto, nos
como el conjunto de lo que es posible a los dice más sobre el mundo de lo que pueda
ojos de los que saben (entendiendo que hacerlo un hecho puramente contingen-
este último posible) se identifica con los te.”16
posible verdadero, lo posible real).”15 En la actualidad la semiótica enfoca el
En consecuencia se trata de una “gene- concepto de verosimilitud de un modo di-
ralización” o universalización a partir de ferente del que lo había pensado Aristóte-
hechos que se repiten constantemente y les. Ahora se lo relaciona más con la no-
bajo formas similares. Es normal (y por ción de género y los efectos que puede pro-
tanto, verosímil) que un hombre que no ducir en el público. El citado Metz ya ob-
sabe nadar se ahogue si cae al agua en me- servó este desplazamiento: “es verosímil lo
dio de un lago profundo sin que nadie lo que es conforme a las leyes de un género
auxilie. Sin embargo no es imposible que establecido”.17 De esto se sigue que lo ve-
se salve por algún otro hecho fortuito y rosímil culturalmente está conectada con
casual, por ejemplo, si al caer está endo- otros discursos anteriores. “Lo verosímil
sando una vestimenta tal que le permite es, desde un comienzo, reducción de lo
permanecer a flote. Lo verosímil, pues, posible, representa una restricción cultu-
también toma en cuenta las excepciones a ral y arbitraria de los posibles reales, es de
la regla general. Si una hija siempre y ha- lleno censura: sólo pasarán entre todos los
bitualmente, saluda y besa a su padre an- posibles de la ficción figurativa, los que
tes de que éste salga a trabajar por la ma- autorizan los discursos anteriores”.18 Para
ñana, no es imposible que un día ella se la lectura de los textos los lectores o espec-
tadores utilizan el género siguiendo las dero que tienen las cosas y los hechos del
normas que los rigen. El género, por mundo, y por tal motivo la gente los asu-
ejemplo, la comedia, refleja los rasgos co- me como verosímiles. Es claro que la con-
munes que tiene el relato, implica cierto cepción del mundo es inherente a la cul-
tipo de reiteraciones de los hechos para tura, pero ello no es impedimento para
hacerlos previsible, como así mismo el que las personas de esa cultura se apro-
comportamiento relativamente fijo de los pien de modo verosímil de lo que se narra
personajes. El género le sirve al lector o es- y se dice de ese mundo.19
pectador para ubicarse en las estructuras Lo verosímil, entonces, también está
textuales de las producciones mediáticas, directamente vinculado con el sentido
y reconocer el mapa por donde debe tran- que los receptores del discurso perciben a
sitar a fin de satisfacer sus expectativas. En través de la semántica y sintáctica del mis-
cierta medida, el género ofrece aquellos mo, y por tanto dice relación con aquello
elementos invariables y controlados que que es deseable en la lógica discursiva. La
hacen posible la comprensión de las varia- semióloga Julia Kristeva distingue, con ra-
bles propias de cada obra singular. Las pe- zón, entre:
lículas del género de aventuras del oeste, - Lo verosímil semántico: es la seme-
ofrecen las características de los persona- janza o similitud con un referente y que
jes buenos y malos, ya fijados en obras an- produce el efecto de similitud: “Es verosí-
teriores y cuyos rasgos son los esperables mil todo discurso que está en relación de
para el público. Pero al mismo tiempo la similitud, de identificación, de reflejo con
variedad, el desarrollo, el tipo y las combi- otro. (...) se proyecta sobre el otro que le
naciones argumentales son innumerables. sirve de espejo y se identifica con él por
La verosimilitud se relaciona con los encima de la diferencia. El espejo al que lo
discursos del género y deriva sus aprecia- verosímil remite el discurso literario es el
ciones del conjunto de los mismos. Sin discurso llamado natural.”20 Siempre lo
embargo, no parece correcto pensar que verosímil es un efecto, un producto y el
lo verosímil es sólo un fruto arbitrario de resultado de una operación discursiva re-
restricciones culturales propias e inheren- lacionada con algo existente. A menudo
tes a cada género, sino que deriva de igual produce sencillamente el efecto de reali-
manera del carácter habitualmente verda- dad.
19 Bettitini y Fumagalli sostienen esta idea al referirse a la construcción de lo verosímil basado en “una
cierta coherencia en las características internas de los personajes, donde lo habitualmente verdadero es-
tá más interrelacionado con la experiencia directa del espectador”. Por este motivo, lo verosímil como
efecto textual, no necesariamente significa una total fidelidad referencial con la realidad, “sino que la
influye, la dirige, selecciona los aspectos pertinentes.” Lo que queda de los medios. Op. cit. p. 60
20 Julia Kristeva: “La productividad llamada texto”. En Lo verosímil, op. cit. p. 66
200 / Victorino Zecchetto
21 Ib. p. 68
22 Ib. p. 68
La danza de los signos / 201
Las metáforas tienen una infinidad de “Es muy útil distinguir entre metáfora
matices, desde una simple y llana compa- y alegoría, o símbolo, aunque esto ya no
ración hasta sutiles simbolizaciones. En sea siempre tan fácil. El paso de la metáfo-
cualquier caso mediante las metafóras se ra al símbolo es a menudo imperceptible;
enuncia más de lo que aparentemente se interviene en el momento en que la analo-
expresa. De allí que el recurso a esta figu- gía ya no es sentida por la intuición sino
ra es dominante en las obras de estructu- percibida por el intelecto.”27
ra simbólica.26 La metonimia: es una figura retórica
A veces la metáfora asume la forma de basada en el principio de tomar una parte
ironía, una figura que consiste en decir al- para indicar el todo. En otras palabras, es
go usando el significado de su antónimo utilizar un término o imagen de un obje-
(por ejemplo, decirle a una persona mie- to (o una propiedad del mismo), para re-
dosa: “Veo que usted demuestra el arrojo ferirse a lo que está en relación directa y
de un león.” concreta con él. El obelisco en el centro de
Sabemos que la ironía y la metáfora la ciudad de Buenos Aires, indica “toda la
son inexpresables en términos de verdad o capital”. El dibujo de un mariachi, se usa
mentira. Tal vez por eso su uso es el más para señalar al pueblo mejicano en gene-
adecuado en los tiempos de dictadura o ral.
de censuras de los medios de expresión. También en la relación metonímica se
Finalmente digamos que la metáfora designa un objeto con el nombre o a tra-
posee una estrecha vinculación con la me- vés de otro objeto, de aquí que sea una fi-
tonimia, pues ambas figuras tienen rela- gura semejante a la metáfora. Sin embar-
ciones de similitud y de contigüidad, co- go en la metonimia hay un cambio de
mo veremos a continuación. equivalencia, de lo parcial se pasa a una
La alegoría suele considerarse un tipo realidad más vasta, como sucede, por
de metáfora en la que se representan ideas ejemplo, en muchas expresiones lingüísti-
abstractas mediante figuras. La imagen de cas. En el enunciado: “Esa noche salimos a
una mujer con ojos vendados y con una tomarnos una copa”, el término “copa” co-
balanza en la mano es una alegoría de la rresponde al plural metonímico de “todo
justicia. Algunos llaman también símbolos lo que bebimos esa noche”.
a las alegorías. Los diferentes tipos de metonimias
nos llevan a interpretarlas como formas
26 La metáfora simbólica no sólo sirve para construir obras mediáticas, sino también en el terreno con-
creto de la vida. Paul Ricoeur dice que: “Tenemos necesidad de grandes símbolos para reestructurar
aquel espacio oscuro de la maldad que no es analizable ni en términos jurídicos, ni en términos políti-
cos o morales…” (en: Magazine littéraire , 2000).
27 Michel le Guern, Ib. p. 108
204 / Victorino Zecchetto
28 Ib. p.30 - 31
29 Ib. p. 31
La danza de los signos / 205
30 Michel Le Guern hace un análisis minucioso de la metonimia y de la sinécdoque. Reconoce que a nivel
funcional Roman Jakobson no establece diferencias entre metonimia y sinécdoque. Y hace esta obser-
vación: “Incluso si la distinción entre metonimia y sinécdoque (en sentido estricto) no parece funda-
mental al semantista, podemos pensar que tiene cierta importancia en estilística.” (Ib. p.41)
31 Lo que hemos escrito aquí en pocas líneas, puede ser profundizado directamente leyendo a Jacques De-
rrida, de modo particular su obra relacionada con nuestro tema: Gramatología , en la cual critica tam-
bién a F. Saussure por oponer el habla y la escritura, privilegiando esta última.
206 / Victorino Zecchetto
32 Pensamos al método de deconstrucción de Paul de Man en Estados Unidos en la década de 1970, y que
elaboró enteramente sobre las ideas de J. Derrida. En América Latina en esa misma época - pero asu-
miendo conceptos de origen diverso (crítica marxista, pedagogía de la liberación...) - realizaron un tra-
bajo similar de subversión de textos, autores conocidos como Ariel Dorfman, Armand Mattelart, Hugo
Cerda, Mario Kaplún y otros.
La danza de los signos / 207
textualidad, esto es, de la multiplicidad de tas que se usan para acceder al sentido dis-
otros textos que se entrelazan para con- cursivo.34 Eco instala el concepto de
verger y localizar directa o indirectamente enunciatario modelo, y habla de construc-
en el discurso presente. Este fenómeno in- ciones fantasmas para abordar los textos
terdiscursivo es recurrente en la produc- (según las competencias y los contextos de
ción textual. los destinatarios).35 Algunos de esta es-
- Locutor es la persona que emite con cuela distinguen entre el sujeto de la
su voz y figura los textos orales, aquel que enunciación (autor-modelo) y el sujeto
empíricamente realiza las enunciaciones. empírico; el primero es producto de las
- Enunciador es el narrador particular condiciones de producción del texto, lo
de ciertos actos de la anunciación. Es el segundo depende de tareas de reconoci-
constructor particular de textos discursi- miento que realizan los destinatarios.
vos.
Auditor o receptor, son las personas Rasgos y marcas enunciativas
que de hecho escuchan o reciben las
enunciaciones discursivas. Dentro de los discursos aparecen ras-
- Alocutorio: son los individuos a los gos y marcas que dan cuenta de los com-
que el enunciador declara dirigirse. ponentes enunciativos. Esto responde a la
pregunta: ¿Cómo encontrar en el texto el
Una vez que se han aceptado las reser- sujeto de la enunciación y al enunciatario?
vas que ya señalamos en torno a la hetero- Respondemos:
geneidad de emisores y la autoría textual, - Mediante los deícticos: pronombres
queda por determinar de qué manera el personales, adverbios, apelativos, tiempos
enunciador y el enunciatario son los cons- del verbo...etc. En los audiovisuales son
tructores de los textos discursivos. los planos, los movimientos de cámara,
Las respuestas que se han dado aún no ciertos rumores o sonidos, etc.
acaban de agotar el tema. Ducrot habla de - Pero también a través de los rasgos
enunciador y enunciatario como entida- modalizantes, es decir, las maneras en que
des que tienen presencia propia aún cuan- el sujeto de la enunciación o del enuncia-
do son construcciones discursivas.33 Ve- do se hace presente (por ejemplo, los mo-
rón dice que son construcciones abstrac- dos de representarse).
33 Cfr. Ducrot O.: El decir y lo dicho. Polifonía de la enunciación. Edit. Piados, Barcelona, Buenos Aires,
1986.
34 Cfr. Verón E.: La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad.
Ed. Gedisa, Barcelona, 1987.
35 Cfr. Eco U.: Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo.
Edit. Lumen, Barcelona, 1981.
208 / Victorino Zecchetto
d) El contrato de lectura cas se definen como una grilla que guía las
fases de producción y de lectura o inter-
La conjunción de las marcas temáticas, pretación de los discursos, y que permite a
sintácticas y enunciativas empieza a fun- los actores asumirlas para posicionarse
cionar como trasfondo modélico en el uno frente al otro. A este fenómeno se le
momento en que se establece la relación ha denominado “contrato de lectura”. He
(implícita) entre los emisores y percepto- aquí un esquema que indica su naturaleza
res de mensajes. En cierto modo esas mar- y proceso:
El contrato de lectura
Discurso
Contrato de lectura
cidos. Esto pasa cada vez que en algún valor artístico, cuyo perfil llegó a brindar,
campo de las artes o de los audiovisuales además, identidad y realce a nuestra mú-
masivos, aparecen estos “anti-géneros”, es sica y folklore nacional.
decir, obras que rompen las marcas y las La noción de género tiene también sus
reglas ordinarias de los demás géneros. límites. En la práctica no resulta siempre
Digamos que instauran una “transgre- fácil definir con claridad ciertos géneros
sión” en la comunicación social. De ella, de las producciones audiovisuales que nos
sin embargo, nacen a veces, obras nuevas ofrecen los medios de comunicación ma-
y formas artísticas hasta entonces desco- siva, como sucede a menudo por televi-
nocidas. sión. ¿Cuáles son los rasgos específicos del
Cuando en Buenos Aires, a comienzos “género político” y que lo distingue, por
del siglo XX apareció el tango, causó ejemplo, del género judicial, o del género
asombro y revuelo en la sociedad. Incluso educativo-escolar? Por cierto no puede ser
se produjeron escándalos, polémicas y al- sólo el tema o contenido. Deben tomarse
borotos, porque al tratarse de una música en cuenta otras características, pues un
y un baile novedosos -es decir- de un gé- discurso electoral es diferente de un dis-
nero desconocido, perturbó la estética curso escolar. Los problemas que suscitan
musical y bailable conocidas. Al principio estas cuestiones han llevado a los semiólo-
fue considerado un “anti-género”, pero gos a prestar atención, no tanto a la dife-
con el pasar de los años, y la aparición de renciación de los géneros, sino a las diná-
continuas producciones con esas mismas micas de producción social de sentido, fe-
características, el tango fue incorporado y nómeno éste que trasciende y va más allá
aceptado plenamente como un género de del interés por los géneros mismos.
La danza de los signos / 211
Marcas discursivas: son las características distintivas del material significante y que
permiten acceder al reconocimiento de un discurso. Hay marcas semánticas, marcas
sintácticas y enunciativas.
Género: son las características regulares, estables y reiterativas que posee un discur-
so y que permite clasificarlo para acceder a él con facilidad.
212 / Victorino Zecchetto
Bibliografía
Verón Eliseo
1987 La semiosis social. Ed. Gedisa, Buenos Aires, 1987
Steimberg Oscar
1991 Semiótica de los medios masivos. Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires. (Ver cap. 2:
“Proposiciones sobre el género”)
Renkema Jan
1999 Introducción a los estudios sobre el discurso. Gedisa Editorial, Barcelona.
Garrido Joaquín
1999 Los conectores contextuales en el discurso. Ed. Abya-Yala, Quito.
10
LA VALIJA DE LAS NARRACIONES
una visión de conjunto, abarcativa y com- labras para designar la memoria: mnémè-
pleja del mundo y del ser humano. Pero que es la memoria (tengo un recuerdo que
entendemos igualmente, que a menudo la nace en mi mente), y anamnésis (busco el
preocupación por la expresión personal, recuerdo). ¿Cuál es la relación entre el
es una justa rebelión -sobre todo en la na- pathos de memoria y la praxis de su bús-
rrativa y en el arte- contra los persistentes queda? Y aquí entra la historia, que es el
intentos de los poderes sociales de identi- motor de búsqueda. ¿Por qué es un motor
ficar y de controlar con la ciencia y la téc- de búsqueda? Porque no tiene la mnémè,
nica, los flujos históricos y vitales de los el momento del reconocimiento. Por el
individuos. Sólo deseamos recordar que el contrario, la memoria tiene un perfil muy
criterio de demarcación entre la vida hu- propio que es el recuerdo vivo y reconoci-
mana y lo que se cuenta de ella, pasa por do, mientras que la historia construye al
el lenguaje.1 infinito con la esperanza de reconstruir.
Las narraciones no las podemos en- La intención de la historia consiste, tal
tender sin darle cabida a la memoria en vez, en reescribir. Entonces podemos decir
búsqueda de un pasado, dentro del cual se que tenemos memoria porque con el
bucea para rastrear recuerdos de hechos, tiempo con el tiempo nosotros cambia-
de acontecimientos, de vivencias singula- mos. ¿Y de qué manera podemos perma-
res, de imágenes, de voces y conversacio- necer los mismos a través del cambio? La
nes. conciencia de sí mismo no es una identi-
Toda historia y toda narración tienen dad invariable. Por el contrario, se trata de
que ver con el ejercicio de la memoria hu- una ‘identidad narrativa’, o sea, construida
mana. Pero ¿qué es la memoria? O mejor, en el cambio. Por este motivo, es preciso
¿qué significa tener el recuerdo de algo? que yo deba conservar algo del pasado pa-
¿Qué es recordar algo que hemos vivido o ra poder construir sobre sus huellas, unir-
sentido? El filósofo Paul Ricoeur ha escri- las unas con otras en un horizonte de pro-
to esta aguda página al respecto: yecto. No se puede separar la memoria del
“¿Cuál es el objeto de la memoria? No proyecto y por tanto del futuro. Nos en-
me refiero a su sujeto, sino a su objeto. contramos siempre entre el epílogo de no-
¿Qué es un recuerdo, en que se diferencia sotros mismos, la voluntad de darle un
de una ilusión o de una imagen? Llegamos significado a todo lo que nos ha sucedido,
de este modo a la idea de imagen-recuer- y la proyección hacia el futuro, hacia nue-
do. El segundo momento es este: ¿cómo se vos deseos o expectativas, hacia las cosas
busca un recuerdo? El griego tenía dos pa- que aún debemos hacer.”2
1 Sobre este tema y referido especialmente a las ciencias, ver el libro de John Shotter: Realidades conver-
sacionales. La construcción de la vida a través del lenguaje. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2001.
2 Paúl Ricoeur, en “Magazine litteraire”, París . 2000.
La danza de los signos / 215
3 Prince Gerald: Dictionary of Narratology, University of Nebraska Press, 1987. Voz “Narratology”.
216 / Victorino Zecchetto
narratología tiene, pues, un carácter diná- presiva de un texto, los modos o formas
mico, no se detiene sólo en los elementos mediante los cuales son presentados los
estructurales estáticos de una historia, si- contenidos. Se estableció, pues, una estre-
no que estudia la evolución y los procesos cha relación entre lo dicho y el modo de
narrativos, los contextos en los cuales sur- decirlo.
gen los sentidos de los relatos que circulan La idea de función surgió para dar
entre los emisores y los perceptores. cuenta de los valores variables que emer-
La investigación narratológica se ins- gen cuando se compara un tipo o un con-
pira e interactúa con otras disciplinas (an- junto de relatos con otros.
tropología, lingüística, ciencias de la co- Finalmente, la idea de estructura iba
municación....) y con ellas tiende a consti- emparentada con un enfoque más estático
tuir una integración más orgánica, cuyo de los elementos internos que componen
resultado será un conocimiento más hon- la narración.
do y pleno de nuestra cultura. En semiótica los conceptos de forma-
Asumir una perspectiva científica para lismo, funcionalismo y estructuralismo,
abordar los estudios narrativos es el obje- caminaron casi siempre juntos, aunque a
to propio de la narratología. veces hubo intentos de contraponerlos
entre sí. Algunos autores consideraron la
2. En busca de esquemas de comprensión idea de función opuesta -en su contenido-
a la de sistema o estructura, y también a la
El estudio de los discursos narrativos de forma. Pero nunca se llegó a establecer
tiene una larga trayectoria en la historia con claridad los elementos excluyentes de
de la literatura. Pero en el siglo XX se pro- cada concepto respecto al otro, y más bien
dujo un cambio profundo de enfoque en se optó por precisar la interdependencia
las indagaciones, debido no sólo a la ela- de sus significados, relacionándolos dia-
boración de nuevos paradigmas teóricos, lécticamente y de modo complementario.
sino también por la curiosidad científica Nos parece oportuno trazar algunos
que despertaron las novedosas produccio- hitos evolutivos que marcaron la indaga-
nes narrativas de los lenguajes audiovi- ción narratológica en el siglo XX. Fueron
suales de los grandes medios de comuni- principalmente tres las escuelas semióti-
cación masiva. cas que aplicaron sus esfuerzos al estudio
La investigación sobre la narrativa, de este tema.
desde mediados del siglo veinte, estuvo
marcada por la aplicación analítica de a) El movimiento formalista ruso
nuevos conceptos, tales como el de “for-
ma”, “función” y “estructura”. Un hito histórico de peso en el siglo
En lingüística literaria la noción de XX fue el llamado Movimiento formalista
forma nació para indicar la dimensión ex- desarrollado en Rusia entre 1915 y 1925.
La danza de los signos / 217
4 Jakobson R. (1896-1963) Autor de numerosos libros y muchos artículos. Entre sus obras más impor-
tantes cabe citar en español: Ensayos de lingüística general. Ed. Seix Barral, Barcelona, 1981.
218 / Victorino Zecchetto
5 En nuestro medio es posible hallar todavía una pequeña obra que ilustra el pensamiento de estos auto-
res: AA.VV.: Análisis estructural del relato. Edit. Tiempo contemporáneo. Buenos Aires, 1970.
La danza de los signos / 219
8 El influjo de Propp se observa en varios estudiosos de la Escuela de París. Ver el citado libro de AA.VV.:
Análisis estructural del relato. Ed. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1970
9 Para lo que sigue hemos consultado la obra de A.J. Greimas escrita en colaboración con J. Courtés: Se-
miótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Edit. Gredos, Madrid 1982. Voces: Narrativi-
dad, Narrativo (Recorrido), p. 272 ss.
También hemos tomado en cuenta la buena síntesis del pensamiento narrativo de Greimas hecha por
César González O.: Semiótica narrativa: La escuela de París. En su obra: Imagen y sentido. Elementos
para una semiótica de los mensajes visuales. Universidad Nacional
La danza de los signos / 221
Implicación Implicación
Contradictorios
10 Autónoma de México, México, 1986, p.119 – 153. Igualmente hemos tenido presente el trabajo de Os-
valdo Dallera : La teoría semiológica de Greimas. En: AA.VV. : Seis semiólogos en busca del lector. Edic.
Ciccus / La Crujía, Buenos Aires, 1999, p.132-164
Fue propuesto en 1970 en: Du sens. Essais sémiotiques. Traducción castellana de Edit. Gredos: Del sen-
tido. Ensayos semióticos. Madrid.
222 / Victorino Zecchetto
Según este cuadro, el sentido es el pro- quiere gracias a ella una existencia in prea-
ducto de la relación; por ejemplo blanco sentia”.11
tiene el significado que deriva de ser con-
trario a negro. Los elementos que están en En el binomio de oposición “blanco -
la línea horizontal son simplemente con- negro”, cada término implica la idea con-
trarios; en cambio los situados en el eje traria del otro, se trata de una operación
diagonal son contradictorios y no pueden de implicación establecida con una rela-
coexistir juntos. ción de complementariedad.
Esta es la premisa de la semiótica na- Según Greimas la generación de las
rrativa. Para analizar el sentido es impres- significaciones se realiza no tanto en la
cindible descubrir la unidad mínima de la producción de enunciados, sino en los ni-
significación. A partir de ahí se pueden ir veles fundamentales de las estructuras na-
descubriendo conjuntos significantes ca- rrativas. Es propio y normal de la mente
da vez mayores. humana elaborar pensamientos en forma
narrativa y expresar su visión del mundo
La estructura profunda y de las cosas narrándolas. Por eso la na-
rratividad es “la instancia apta para expli-
En segundo lugar, está la estructura car el surgimiento y la elaboración de toda
profunda de la significación y que funcio- significación”12
na mediante dos operaciones sintácticas Al contar algo llenamos de significado
fundamentales o transformaciones, que las cosas que habitan en el mundo, los he-
son la aserción y la negación. chos que en él acontecen y la vida. A la se-
miótica le compete dar cuenta de este fe-
la aserción se define como contradicto- nómeno común y central de nuestra exis-
ria a la negación, (decir “blanco” implica tencia diaria.
afirmar el término contradictorio “no
blanco”). La gramática narrativa
la negación es la “operación que esta-
blece la relación de contradicción entre El modelo así establecido para enfocar
dos términos, de los cuales el primero, el discurso narrativo, se ha definido como
previamente planteado, se convierte en gramática narrativa, y su finalidad consis-
ausente mediante esta operación, mien- te en señalar los pasos y los requisitos que
tras que el segundo, su contradictorio, ad- explican y dan razón de la realidad narra-
tiva. Ésta, sin embargo, cobra cuerpo y se
17 Ib.
18 César González O. , op.cit. p. 139
226 / Victorino Zecchetto
19 Ib. p. 142
20 Ib.
La danza de los signos / 227
21 Ib. p. 145
22 Las obras más conocida de G. Prince son: Narratology: The Form and Function of Narrative (1982) y
A Dictionary of Narratology (1987).
228 / Victorino Zecchetto
del lenguaje que funciona a la par del mo- dice sencillamente que el narrador “es
do como el común de la gente entiende la aquel que narra, en cuanto inscrito en el
realidad y las cosas que suceden. Una na- texto”23 El narrador, sin embargo, puede
rración tiene personajes que realizan ac- ocupar diversas posiciones en la estructu-
ciones, éstas se relacionan unas con otras ra del relato. En primer lugar, es narrador
de acuerdo a las leyes de causalidad que el autor mismo de la historia, por ejem-
explican los eventos y los sucesos del plo, el de una novela, un cuento o una te-
mundo. Esta estructura narrativa marca lenovela.. En este caso el autor es un na-
toda clase de relatos: literarios, radiales, rrador externo a su relato, él no habla en
gráficos (historietas), audiovisuales (pelí- forma directa, sino a través de lo que
culas, telenovelas…etc.). cuenta o mediante los personajes de su
historia. Prince lo denomina narrador ex-
La gramática narrativa tradiegético.
En cambio lo que reporta el autor real
Tratemos ahora de identificar los ejes sobre sí mismo o mediante los personajes
centrales de la gramática narrativa, es de- del relato, constituyen el narrador interno,
cir, los elementos que articulan las narra- y se le denomina narrador intradiegético.
ciones. Este narrador es indirecto y su discurso re-
presenta las palabras y pensamientos de
El narrador
los personajes. Existen relatos donde el na-
Todo relato tiene, ante todo, un autor rrador intradiegético no es propiamente
real que es el sujeto o persona que escribe un personaje, sino alguien que describe las
la obra. Pero hay también un autor implí- cosas como quien contempla y mira lo que
cito o inferido que indica la imagen que el sucede desde fuera, semejante a una voz
escritor quiere dar de sí mismo y es inma- invisible que narra, al parecer, en forma
nente al relato o se deduce del mismo. Es objetiva. A éste suele llamársele narrador
el lector el que infiere esa imagen del au- heterodiegético, (narrador-no personaje).
tor, a través de los indicios autoriales que En cambio el narrador homodiegético
emite la obra, o que sencillamente el mis- (narrador-personaje) puede ser manifies-
mo lector proyecta o transfiere sobre ella a to como sucede con los personajes de un
partir de la propia cultura o formación. cuento o de una película.
El agente de la actividad creadora de la Aquí el sujeto narrador se instala en
narración (autor real), como asimismo el los actores que actúan y hablan.
autor implícito se les llama narrador y re- Más adelante explicaremos también
presenta al sujeto que cuenta algo. Prince que en todo relato el narrador expresa un
punto de vista, una perspectiva o ideas so- detectarlo, porque la forma del texto no
bre el asunto que trata. proporciona pistas fijas para determinar
Siempre el perfil del narrador se deli- con certeza quién es la persona que está
nea en relación con los destinatarios, los frente al narrador. Entonces surge la pre-
lectores en el caso de obras literarias, o gunta: ¿para quién dice esto el narrador?
bien televidentes o radioescuchas si se tra- En efecto, a veces sucede que dentro del
ta del público de la televisión o de la radio. relato narrativo hay un procesamiento del
La atención puesta sobre ellos produce discurso que condiciona el hablar del na-
una dialéctica relacional entre ambos po- rrador y conduce a interpretar su inter-
los: el narrador y el público que ve y escu- vención como dirigida a otros personajes
cha la historia. más lejanos y objetivamente distanciados.
Esto se nota más en los relatos literarios
El narratario que en los audiovisuales, ya que en éstos la
imagen puede restringir los textos lingüís-
Prince llama narratario al o los perso- ticos. Sin embargo hay obras cinemato-
najes a los cuales se dirige el narrador: “es gráficas (filmes o documentales) cuya na-
aquel al cual se narra, en cuanto inscrito rración fusiona palabras e imágenes (a ve-
en el texto. En todo relato hay al menos un ces incluso se suprime el texto lingüístico
narratario (representado de manera más y sólo hay música y sonidos), creando un
o menos explícita) puesto en el mismo ni- mensaje simbólico compacto, donde el
vel diegético del narrador que se le diri- narratario implícito excede al explícito.
ge.”24 El narratario es lo que está frente al Pongamos un ejemplo. La película “La
autor. Siempre un narrador tiene a al- lengua de las mariposas” (2000) del direc-
guien al cual cuenta su historia, o sea, un tor español José Luis Cuerda, cuenta la
narratario que dentro del texto mismo re- historia de la relación entre un viejo
cibe lo que habla o expresa el narrador. maestro de escuela y el niño Mocho. La
Puede tratarse de un narratario explícito o narración transcurre en un pequeño pue-
bien implícito o inferido. El receptor im- blo del interior de España durante la épo-
plícito consiste en la imagen del lector al ca de la sangrienta guerra civil española
cual se dirige el autor implícito, es el na- de 1936. Don Gregorio (el maestro) se ga-
rratario real infiere de la obra. na la confianza del niño y entre ellos nace
A menudo es fácil percibir quién es el una sincera amistad. El maestro trata de
narratario; otras veces, en cambio, cuesta
monólogo interior, los comentarios e in- Además el uso del vocabulario, de los
terpretaciones del narrador. La narración símbolos y las figuras retóricas son facto-
puede asumir diversidad de formas, según res necesarios de articulación del relato,
la orientación y la perspectiva que le im- porque posibilitan al destinatario o lector
prima el autor. Hay discursos que buscan guiarse en el desarrollo y comprensión de
el consenso social, o bien las sentencias la narración.
provocadoras, discursos que expresan - Finalmente emerge la focalización e
condescendencia, otros que son neutros y ideología de la narración.
simplemente declarativos. La focalización - en rigor de verdad -
- En tercer lugar hay que tomar en es una operación inicial que realiza el au-
cuenta la presencia de otros elementos na- tor del relato, ya que narrar, de entrada
rrativos que configuran la obra. Primera- implica tomar una decisión sobre como
mente está el marco temporal que va seña- ver y percibir al objeto, es adoptar un
lando la duración de los hechos relatados. punto de vista para mirar la realidad. To-
La amalgama de fenómenos muestra la do narrador comienza así su tarea. Sin
relación que corre entre el tiempo de la embargo es válido igualmente colocar el
narración y el tiempo de la historia. El tema de la focalización al terminar el aná-
primero indica el orden en que se suceden lisis, para indicar que ella es también el
los hechos del relato y el orden con que se elemento final que perciben los destinata-
despliegan en la narración; mientras que rios de la narración. Sólo una vez leída y
el tiempo de la historia es la disposición terminada la novela, o después de haber
temporal de los acontecimientos en su su- visto una película nos damos cuenta qué
cesión lógica y cronológica. Puede haber ideología han tenido.
correspondencia entre el tiempo narrado Pero partamos nuevamente del narra-
y el tiempo de la historia, o bien estable- dor. Hemos dicho que al componer un re-
cerse una ruptura entre uno y otro. lato (cuento, novela, película, historieta...)
Luego aparece también el ambiente o el autor tiene un punto de vista sobre lo
marco espacial donde se desarrollan los narrado. Como sujeto de la enunciación él
eventos y situaciones. La geografía conlle- asume una perspectiva, observa las cosas
va una significativa experiencia humana desde un lugar y al mismo tiempo se lo es-
que sitúa a los individuos en una perspec- tá diciendo a los destinatarios. Hay un yo
tiva visual concreta del mundo. (el autor) que percibe algo respecto de un
El modo de percibir y describir el objeto y se lo señala a un tú que lo recibe.
tiempo y el espacio donde se desplazan los Todo relato tiene, pues, una estructura
personajes, configura y crea el tono de la dialógica, es una actividad comunicativa.
narración, la verosimilitud, el ambiente Prince denomina focalización a la vi-
afectivo y emocional. sión del mundo o sistema conceptual en
La danza de los signos / 233
intriga, que contienen una fuerza particu- situaciones de intriga que se han creado
lar para arrastrar al destinatario a plan- mediante la presentación de diversos indi-
tearse preguntas acerca de la dirección cios tendientes a provocarla, por ejemplo,
que tomará la historia. De ordinario esos la divulgación de datos falsos o dejar en la
recursos abarcan ámbitos diversos: la psi- ambigüedad las informaciones.
cología de los personajes, el entrelazado
de la trama, las motivaciones de la acción, Los indicios: corresponden más bien
los códigos culturales y los símbolos com- una categoría literaria tendiente a calificar
partidos en la sociedad y puestos de relie- el suspenso del relato. Distribuidos a lo
ve por el autor del relato. largo del texto los indicios son marcas que
proporcionan pistas y direcciones y con-
Los factores retardativos: son los que ducen al lector al interior de la intriga. Los
tienden a prolongar la acción hasta los lí- indicios, pues, se expresan a través de téc-
mites de lo posible. Por ejemplo, en los ca- nicas narrativas, estilísticas y retóricas.
sos de escenas o epílogos trágicos, el autor Puede tratarse de indicios directos cuando
puede insertar una narración paralela me- actúan en forma activa en las secuencias
nos fuerte, y después volver a retomar narrativas (determinadas actitudes de los
nuevamente la acción del primer suspen- personajes, sus gestos, frases, la creación
so. Elaboraciones similares se dan tam- de ambientes…); o bien, pueden ser indi-
bién en narraciones de buenos contenidos cios indirectos, si ejercen su presencia só-
cómicos. El suspenso se hace más intenso lo en el plano textual, como por ejemplo,
cuanto más se prolonga. el vocabulario, la construcción lingüística,
el estilo del texto. Los indicios son siempre
La sorpresa: es la aparición de un even- portadores de significados implícitos, y a
to imprevisto o imprevisible. En cierto diferencia de las funciones que establecen
modo la sorpresa es lo contrario al sus- una relación horizontal o de contigüidad
penso, y provoca un efecto de emoción en entre los elementos del discurso, los indi-
el destinatario. El enigma del relato se ha- cios inducen a relaciones verticales para
ce más intenso y genera mayores expecta- dirigir la atención hacia algún acto explí-
tivas cuando va unido a una solución sor- cito, complementario y relacionado más o
presiva. A menudo, sin embargo, el factor menos metafóricamente, con el sentido de
sorpresa es simplemente un producto de la historia relatada. 26
26 Ver de Barthes Roland: La aventura semiológica, Ed. Paidós, Madrid 1990. Esta obra, aunque fue pub-
licada en París en 1985, reporta conferencias dadas en 1974.
236 / Victorino Zecchetto
Los móviles de los personajes: pertene- Otra tipología semiótica es la que to-
cen al ámbito de los hábitos mentales, pe- ma en cuenta las fases límites del progra-
ro se manifiestan en la acción. ma narrativo, y dentro de cuyas fronteras
Una manera de identificar la ideología aparecen tanto la competencia como la
de un texto consiste en prestar atención a performancia. Se trata de la:
los móviles de los personajes: ¿qué hace - “semiótica de la manipulación” im-
tal o cual agente del evento y por qué ac- portante en las relaciones humanas;
túa de ese modo? Así los móviles se con- - “semiótica de la sanción”.
vierten en referentes necesarios para des- Ambas formas son opuestas a una se-
cubrir la axiología presente en el relato. La miótica de la acción. Según Panier “mani-
estructura narrativa tiene una intriga, y en pulación” y “sanción” son manifestaciones
ella cada personaje se apropia de gestos, particulares de los sistemas que rigen el
de acciones, de modos de ser, pero detrás proceso narrativo. El paso de sistema a
de todos ellos están los móviles que guían proceso corresponde a la manipulación, y
los comportamientos y revelan qué valo- el inverso corresponde a la sanción.
res ideológicos se defienden o se atacan, a
medida que se desarrollan las acciones. El b) La narración ficcional
estudio de los móviles pone al lector fren-
te a la naturaleza de los conflictos de fon- Las narraciones pueden representar
do que teje la narración y, en definitiva, sucesos reales, es decir, que corresponden
qué focalización ideológica ella sustenta. a hechos sucedidos verdaderamente. Pero
pueden también relatar cosas ficticias, in-
Las sanciones: Las narraciones acaban ventadas y creadas libremente por el au-
con algún tipo de sanciones que señalan el tor. En el primer caso, o sea, en un texto de
punto de vista del autor sobre como pien- no-ficción la realidad del mundo tiende a
sa la realidad el autor. A menudo en los ser idéntica a la relatada. En cambio el re-
medios masivos la opción por una y otra lato ficticio es una construcción o trans-
sanción se instala simplemente como un cripción literaria de imaginaciones y fan-
recurso retórico para halagar al público tasías que tiene en su mente quien las in-
destinatario. Dentro de los límites del re- venta. La ficción, pues, se refiere a entida-
lato y a través de la trama, se manifiestan des (personajes, hechos, cosas, aconteci-
las “manipulaciones” que encaminan el fi- mientos...) que carecen de consistencia
nal hacia la característica que va a tener la objetiva fuera del texto. En definitiva se
sanción. trata de una estructura narrativa que or-
dena hechos y personajes en vista a la
La danza de los signos / 237
Si nos referimos más particularmente que evoque la realidad física, social, estéti-
a los relatos ficticios, podemos establecer ca o ética contenida en el MRR y el MV
las siguientes afirmaciones: del lector. En la verosimilitud deben verse
cumplidos los mismos mecanismos cau-
- El mundo narrativo posible o el mun- sales que se dan en esas realidades. La no-
do ficcional (MF), es diferente del mundo vela o relato histórico nos proporcionan
“real-real” (MRR) y del “mundo real vi- un claro ejemplo de esto. Allí constatamos
venciado” (MRV), aunque la ficción se ali- una estrecha correspondencia entre el
mente de ambos. MRR y el MR, pero no hay identidad. A
- El mundo ficcional (MF) manifiesta menudo el MR ofrece elementos geográfi-
una ruptura respecto del mundo “real- cos o temporales del MRR y, al mismo
real” (MRR). tiempo, incluye personajes totalmente fic-
- El MF (mundo ficcional) nace de lo ticios. Y sin embargo todo resulta verosí-
RV (real vivenciado), es decir, es creado mil. Puede darse igualmente otra combi-
por alguien (autor) que ve y experimenta nación, esto es, relatos ficcionales de ca-
la realidad de una determinada manera. rácter autobiográficos o histórico, que re-
- El texto del mundo ficcional (TMF) fieren la verdad de experiencias interiores,
pertenece a la misma categoría de cual- psicológicas, afectivas o espirituales del
quier otro texto, ficcional o no, en el sen- autor o de un personaje (su MV en corres-
tido de que su esencia es ser mundo repre- pondencia con el MRR), mientras los de-
sentado (MR).27 más aspectos (ambientes, tiempos, luga-
res…) son de pura ficción. Esto lleva a
La mayoría de las narraciones ficcio- considerar que la ficción es susceptible de
nales las comprendemos, porque usamos representar una vida real.28
como eje referencial el MRR o el MV con Un caso bastante curioso lo propor-
los cuales las comparamos. De allí brota ciona la novela Baudolino de U. Eco.29 El
también el grado de verosimilitud de un protagonista y demás personajes se mue-
relato. Éste es verosímil a condición de ven en el ambiente medioeval del siglo XII
27 Ryan (1991) formuló otra clasificación de mundos, pero nos parece más clara la nuestra para los fines
de la comprensión de los conceptos de fondo.
28 La investigación de Robert Elbaz es iluminadora al respecto. En The Changing Nature of the Self: A cri-
tical study of autobiographic Discourse. (1988), demuestra el intercambio que existe entre realidad y fic-
ción en las autobiografías, donde ambos aspectos se entremezclan continuamente. Su conclusión es que
el lenguaje es esencialmente ficción, o sea, “construcción de un sujeto que habla”
29 Umberto Eco: Baudolino, Ed. Bompiani, Milano 2000
La danza de los signos / 239
y están enlazados a los grandes aconteci- Alien. Lo mismo se observa en otras clases
mientos históricos (sociales, políticos y de textos narrativos de carácter “indicial”.
religiosos) fácilmente reconocibles de esa En ellos el MF es accesible en el plano psi-
época. La ficción del relato se ve inundada cológico, pues las propiedades mentales
de continuo por los rasgos verosímiles es- de los personajes ficticios, son ante todo
pacio-temporales de hechos y episodios verdaderas como MRV. Es el caso de algu-
acaecidos durante la tercera cruzada; pero nos cuentos de Arlt (Los siete locos) y de
subyacentes y contrarrestando ese tipo de innumerables historietas y producciones
verosimilitudes, hay otra más profunda: la audiovisuales.
verosimilitud psicológica de las mentali- Los cuentos fantásticos o relatos de
dades y creencias fantásticas y estrafalarias ciencia-ficción, suelen apartarse de todo
de ciertos imaginarios populares medie- parámetro de verosimilitud respecto a la
vales. Esta verosimilitud no se produce só- realidad que conocemos, y rompen la co-
lo en el nivel literario del relato y con do- herencia de las leyes que mantienen la es-
sis no despreciable de humor e ironía, si- tabilidad de nuestro mundo. En general
no que además se traslada al presente por esos relatos ficticios expresan el triunfo o
los rasgos autobiográficos que esconde. de lo sobrenatural (hadas, magos), o de la
Las grandes cuestiones e interrogantes fi- racionalidad científica. Se proponen sus-
losóficos y teológicos que plantea la nove- citar en los destinatarios temor y miedo,
la, corresponden a las dudas e interrogan- haciendo tambalear la solidez de ciertas
tes que desde muchos años acompañan al convicciones o creencias acerca de la rea-
autor. lidad.
Se podrían también mencionar los re- A pesar de poseer una estructuración
latos que testimonian una extraña atmós- sintagmática que quiebra nuestra idea de
fera psicológica. Pongamos el ejemplo de composición del mundo, esos ficcionales
la película argentina La ciénaga, de la Di- fantásticos manifiestan un paradigma que
rectora L. Martel (2000), o bien, la novela todo el mundo entiende. ¿Por qué? Por-
de García Márquez Crónica de una muer- que se presentan con un armazón de
te anunciada. En estos casos el MR se de- eventos y de experiencias que manifiesta
sarrolla según la ley física del MRR, aun- claramente su intención comunicativa, y
que todos los demás elementos no estén expresan un modo de sentir la realidad en
contenidos en el MRR. Por el contrario , conexión con nuestros temores, deseos,
hay narraciones donde los elementos na- horrores y esperanzas; de ellos emergen
turales de MRR están presentes, mientras vivencias inconfesadas o simplemente
que hay una ruptura con las leyes físicas, sueños o fantasías que impregnan nuestra
como sucede en la novela La Metamorfo- vida. Entonces, la perspectiva ficcional ad-
sis de F. Kafka, o en la conocida película quiere sentido, porque lo que se narra -
240 / Victorino Zecchetto
Funciones: en la morfología narrativa de V.Propp son los rasgos estables que carac-
terizan a un personaje y que definen su rol en el relato.
Estructura elemental y profunda del relato: en el modelo propuesto por Greimas son
dos aspectos de la gramática narrativa. La estructura elemental corresponde a la forma
más simple y básica de significación que surge de la presencia de elementos opuestos; la
estructura profunda es la que genera significaciones mediante operaciones de transfor-
mación como la aserción y la negación.
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ca un estado del sujeto antes de ser investido de cierto rol semántico definido.
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