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“Proceso intelectual del uruguay”Tomo III. Alberto Zum Felde.

Como introducción: nativismo como “Vanguardia”.

La época literaria que abarca desde 1910 hasta 1950, respecto a Uruguay es la más dificil
de definir en cuanto a caracteres y denominaciones debido a la multiplicidad y confusión
de modalidades, así como de individualidades y grupos.
El modernismo que ya había desaparecido en Europa pero que en A.L. aún persiste, se
confunde con las tendencias renovadoras, de las formas opuestas al futurismo, dadaísmo,
surrealismo.
Futurismo, creacionismo, cubismo, dadaísmo, son diversas escuelas o tendencias que
integran ese complejo movimiento cuyo objetivo estético es el siguiente: la supremacía de
los contenidos psicológicos del subconsciente, sobre el mundo de la conciencia y el orden
racional, así como la supresión radical de las formas retóricas anteriores: el metro, la rima,
para sustituírlo por el imperio del verso libre o la escritura automática. Estos elementos,
junto con el abandono de la temática y el vocabulario típico del simbolismo, fue lo que en
general influyó más en el río de la Plata, de hecho, en Uruguay, las corrientes estéticas
del vanguardismo tuveron escasa repercución en sus formas más específicas.

• El primer movimiento definido reaccionario contra la estética del Modernismo son


“Los Nuevos” (1920) donde publica Idefonso Pereda Valdez. Él en conjunto con
otros poetas juveniles son quienes reciben los primeros mensaajes radicales del
Creacionismo de Huidobro y los caligramas de Apollinaire.

• Las revisttas que concitan el movimiento intelectual de esta época en el Uruguay


son “La cruz del sur” “La pluma”.

Con respecto a estas influencias, Zum Felde aclara que Europa siempre fue modelo para
L.A. Europa era y es modelo; America es su provincia. Todo lo de allá repercutía y se
adoptaba aquí. No solo en literatura, sino en todo orden intelectual.

En Uruguay en el período que abarca desde 1910 a 1950 persiste una búsqueda de la
nacionalización de la cultura. De allí que una de las vías hacia el encuentro con lo
nacional sea el Criollismo, es decir, el cultivo como lo típicamente nacional, de las
modalidades del carácter y las costumbres del ambiente rural.
A pesar de que la narrativa del campo en dicha época se ha ido desplazando debido al
avance técnico- cultural, Alberto Zum Felde plantea la narrativa del campo (sobre todo en
sus motivos) como original. Esto, debido a que hay una apuesta a ir más allá del tipismo y
costumbrismo pintoresco, para abordar una problemática social de carácter
exclusivamente nacional.
En búsqueda de una poesía nacional uruguaya es que surge en esta época el nativismo .
Acerca de ello, José Carlos Mariátegui afirma que lo nacional siempre tiene un valor
positivo y auténtico vanguardismo, es decir, lo más nacional de una literatura es siempre
lo más hondamente revolucionario.
En Uruguay el nativismo se manifestó entre 1917 y 1920 con publicaciones criticas de
Alberto Zum Felde, los poemas de Fernan Silva Valdez, entre otros.
Según Zum Felde el error del nativismo uruguayo radicó en ahondar y tomar como
esencial los temas camperos desviándose a un nacionalismo literario de alcance
restringido, en lugar de buscar la universalidad de la significación humana, sin fronteras,
teniendo como materia prima los temas nacionales.
El nativismo como fue abordado en nuestro territorio, nunca pudo salir de su cualidad de
producción para el consumo interno, no fue apto para la exportación.
Hacia 1930 el nativismo tiene restringido alcance fuera de la narrativa. En poesía se
anotan dos o tres nombres; en pintura destaca Pedro Figari y en música Eduardo Fabini.
Fuera del movimiento nativista, nacionalista, no se percibe identidad estética en la
producción literaria, sea en prosa o en verso, de este período.

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