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La ballena viajera

Para conocer el mundo,


una ballena viajera,
Va a visitar una isla,
Como cada primavera.

Sigue la estela de un barco,


y aunque no tiene pasaje,
a la isla la conduce
a ver el bonito paisaje.
Todo está en su sitio

Los lobos en el monte,


los pollitos en el corral,
los peces en el agua,
los barcos en el mar.

Ya todo está en su sitio,


ya todo en su lugar.

Los niños en la escuela


y los patos a volar
Los ratones, de Lope de Vega

Juntáronse los ratones para librarse del gato


y después de largo rato
de disputas y opiniones
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel
que andando el gato con él
librarse mejor podrían
Salió un ratón barbicano
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo
dijo al senado romano
después de hablar culto un rato
¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?
Mariposa

¡Qué hermosa eres!


Mariposa del aire
dorada y verde
Luz de candil
Mariposa del aire
quédate ahí, ahí, ahí
No te quieres parar
pararte no quieres
Mariposa del aire
dorada y verde
Luz de candil
Mariposa del aire
quédate ahí, ahí, ahí
quédate ahí
Mariposa ¿estás ahí?
Canción de cuna del elefante

El elefante lloraba
porque no quería dormir
Duerme elefantito mío
que la luna te va a oír
Papá elefante está cerca
se oye en el Manglar su mugir
Duerme elefantito mío
que la luna te va a oír
El elefante lloraba
y alzaba su trompa al viento
parecía que en la luna se limpiaba la nariz
Que llueva, que llueva
Que llueva, que llueva,
la vieja de la cueva,
los pajaritos cantan,
las nubes se levantan,

¡Qué si!
¡qué no!
que caiga un chaparrón,
con azúcar y turrón,
que rompa los cristales de la estación.

Que siga lloviendo


los pájaros corriendo
florezca la pradera
al sol de primavera,
¡Qué si!
¡qué no!
que caiga un chaparrón,
con azúcar y turrón,
que rompa los cristales de la estación.
Estrellita dónde estás

Estrellita donde estás


me pregunto quién serás.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

Estrellita dónde estás


me pregunto quién serás.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.
Los pollitos

Los pollitos dicen


pío, pío, pío
cuando tienen hambre
cuando tienen frío.

La gallina busca
el maíz y el trigo
les da la comida
y les da abrigo.

Bajo sus dos alas


se están quitecitos
y hasta el otro día
duermen calentitos.
El uno es un soldado

El uno es un soldado haciendo la instrucción.


El dos es un patito que está tomando el sol.
El tres es una serpiente que no para de bailar.
El cuatro una sillita que invita a descansar.
El cinco tiene orejas parece un conejito.
El seis es una pera redonda y con rabito.
El siete es un señor con gorro y bastón.
Y el ocho son las gafas que usa Don Ramón.
El nueve es un globito atado a un cordel.
Y el diez es un tiovivo para pasarlo ¡¡¡ bien !!!
Estrellita, ¿dónde estás?

Estrellita, ¿dónde estás?


Me pregunto qué serás.
En el cielo y en el mar,
un diamante de verdad.
Estrellita, ¿dónde estás?
Me pregunto qué serás.
Cuando el sol se ha ido ya,
cuando nada brilla más.
Tú nos muestras tu brillar,
brillas, brillas sin parar.
Estrellita, ¿dónde estás?
Me pregunto qué serás.
La cigarra y la hormiga

La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su
aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña
hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras
canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.
- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería –
le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.
La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se
habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba
por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se
acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha
comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.
La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.
- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué
hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?
- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.
- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-
Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.
Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el
tiempo.
La liebre y la tortuga.

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba
de pregonar que ella era el animal más veloz del bosque, y que se pasaba el día
burlándose de la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto! Decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Liebre, ¿vamos hacer una carrera? Estoy segura de poder ganarte.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la
carrera.
La liebre, muy engreída, aceptó la apuesta prontamente. Así que todos los animales se
reunieron para presenciar la carrera. El búho ha sido el responsable de señalizar los
puntos de partida y de llegada. Y así empezó la carrera:
Astuta y muy confiada en sí misma, la liebre salió corriendo, y la tortuga se quedó atrás,
tosiendo y envuelta en una nube de polvo. Cuando empezó a andar, la liebre ya se había
perdido de vista. Sin importarle la ventaja que tenía la liebre sobre ella, la tortuga
seguía su ritmo, sin parar.
La liebre, mientras tanto, confiando en que la tortuga tardaría mucho en alcanzarla, se
detuvo a la mitad del camino ante un frondoso y verde árbol, y se puso a descansar
antes de terminar la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga seguía
caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
No se sabe cuánto tiempo la liebre se quedó dormida, pero cuando ella se despertó, vio
con pavor que la tortuga se encontraba a tan solo tres pasos de la meta. En un
sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga
había alcanzado la meta y ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse
jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza y de vanidad, es un
obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor
que nadie.
El león y el ratón.

Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol.


Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su
madriguera y se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la
ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó.
Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus
garras y dijo dando un rugido:
-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que
aprendáis la lección!-
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré
eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites –
- ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va
a ayudarme? ¡No me hagas reír!.
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su
valentía, le dejó marchar.
Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos
que hacían temblar las hojas de los árboles.
Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león,
que había quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le
dijo:
- No te preocupes, yo te salvaré.
Y el león, sin pensarlo le contestó:
- Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.
El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el
león pudo salvarse. El ratón le dijo: - Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada
podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños
ratones somos agradecidos y cumplidos.
El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos
fueron amigos para siempre.
La rana y el buey

En un prado se encontraba un buey que pacía tranquilamente, justo por ahí pasaba una
rana que lo vio y pensó para sí misma que si podría llegar a ser tan grande como un
buey si llenaba de aire su pellejo arrugado.

Entonces la rana para parecerse a el buey comenzó a hincharse, cuando termino se


miró y le pregunto a sus hijos si ya era tan grande como el buey sus hijos le
respondieron que no, entonces la rana siguió hinchándose de aire, y les volvió a
preguntar a sus hijos creyendo que ya era tan grande como un buey pero sus hijos le
volvieron a repetir nuevamente que no, la rana empeñada en ser tan grande como el
buey hizo un último intento se hincho e hincho que finalmente acabo explotando de
tanto aire.
La ballena feliz

La ballena Sally era conocida en el mar como una ballena muy feliz, que continuaba
andaba haciendo piruetas y jugueteando de aquí para allá y de allá para acá.
Los juegos de Sally animaban a todos los que la veían, pero algunos, los más sabios, le
habían advertido que debía ser un poquitín más responsable, en aras de que su juego
no le trajese nunca malas pasadas.
Pero Sally no hacía mucho caso a esto, y siempre jugueteaba y daba enormes saltos sin
pensar en consecuencia alguna.
Así, un día saltó y nadó tanto, que no se percató de cuánto se había acercado a la orilla.
Cuando se vino a dar cuenta ya era muy tarde, pues se había encallado en la arena.
De inmediato unos niños que la habían visto venir acudieron a pedir ayuda a los
adultos. Poco a poco la playa donde había encallado la ballena Sally se llenó de
personas, que admiraban asombrados su belleza y tamaño.
Todos tenían la voluntad de ayudarla, pero cada vez que intentaban moverla la ballena
se asustaba e impedía que pudiesen devolverla al agua y sus movimientos la hacían
encallarse más y más en la arena.
Al percatarse de esto, las personas consideraron que solía podrían devolverla al agua
con la ayuda de helicópteros, los que prontamente acudieron para rescatar y devolver la
ballena Sally a su hábitat natural.
De esta forma, en pocos minutos la ballena estaba nuevamente en alta mar y volvió a
ser la misma ballena feliz de siempre. Saltó más alto que nunca e hizo piruetas nunca
antes vistas para agradecer y deleitar a todas las personas que la habían ayudado.
Siguió siendo feliz por siempre, pero a partir de ese día incorporó una lección que
nunca más olvidaría. Divertirse y ser feliz no va contra el ser responsable.
 El león  El nance
Si lo escribes como es,
Un viejito con tres pelitos
soy de la selva el rey.
en la cabeza.
Si lo escribes al revés
soy tu Papá Noel.

 El árbol
En verano barbudo y en invierno desnudo,
¡Esto es muy duro!

 El arcoíris
Doy al cielo resplandores cuando deja de llover,
Abanico de colores, que nunca podrás coger

 La luna
Después del sol sale,
Luego oscurece o llena
¿Qué es?

 El gallo
No vuela muy alto, pero es presumido.
Calza espuelas, mira con ojos feroces.
Soberbio y distante, pésimo marido,
se levanta pronto, grita a dos voces.
Bomba N° 1
Bomba N° 4
– El: de lejos he venido
rodando como un pandero
Naranja dulce,
solo para decirte
Limón partido
negrita cuánto te quiero.
Dame un abrazo
– Ella: en ese viaje que hiciste
creo que te desnutriste Que yo te pido.

porque tienes los ojos hundidos


y la mirada triste.

Bomba N° 5
Bomba N° 2
En la vida hay seis pilares
– El: eres clavel eres rosa
Que tú los debes seguir,
eres clavo de comer;
Siembra siempre el respeto
eres azucena hermosa
Y en tu vida se feliz.
cortada al amanecer

– Ella: no soy clavel ni soy rosa


no soy clavo de comer
no soy azucena hermosa
si no una infeliz mujer.

Bomba N° 3
Colores y más colores
Colores te doy, mi niña,
Para que pintes el jugo
De la naranja y la piña.
El hada del viejo pino

Hubo una vez, en unas lejanas llanuras, un árbol antiquísimo al que todos admiraban y
que encerraba montones de historias. De una de aquellas historias formaba parte un
hada, que había vivido en su interior durante años. Pero aquella hada se convirtió un
día en una mujer que mendigaba y pedía limosna al pie del mismo pino.
Muy cerca, vivía también un campesino (al que la gente consideraba tan rico como
egoísta), que tenía una criada. Aquella criada paseaba cada mañana junto al viejo pino
y compartía con la mujer mendiga todo el alimento que llevaba consigo. Pero cuando el
campesino se enteró de que la criada le daba el alimento a la señora que mendigaba,
decidió no darle ya nada para comer para no tener así que regalárselo a nadie.
Tiempo después, el campesino avaro acudió a una boda en la que tuvo la ocasión de
comer y beber casi hasta reventar cuando, regresando a casa, pasó cerca del pino y de la
mujer que mendigaba a sus pies. Pero en lugar de un árbol, el campesino vio un palacio
precioso que brillaba a más no poder. Animado aún por la boda, el campesino decidió
entrar y unirse a lo que parecía otra fiesta. Una vez dentro del palacio, el campesino vio
a un hada rodeada por varios enanitos disfrutando de un festín. Todos invitaron al
campesino a compartir la mesa con ellos y no lo dudó dos veces, a pesar de que había
acabado muy lleno de la boda.
El campesino, ya sentado en la mesa, decidió meterse todo cuanto pudo en los bolsillos,
puesto que ya no le cabía nada en el estómago. Acabada la fiesta, el hada y los enanitos
se fueron a un salón de baile y el campesino decidió que era el momento de volver a
casa. Cuando llegó, quiso presumir de todo cuanto le había pasado ante su familia y sus
criados y, para demostrarlo, sacó todo cuando había metido en sus bolsillos. Pero, oh,
oh…de los bolsillos no salió nada.
El campesino, enfurecido por las risas de todos, ordenó a la criada que se fuera de su
casa y que comprobara si quisiera cuanto le había contado. La pobre joven salió de la
casa entristecida, y acudió hasta los pies del pino. Pero, de pronto, poco antes de llegar,
notó algo muy brillante en los bolsillos de su delantal. Eran monedas de oro.
Tan contenta se puso la criada que decidió no regresar nunca más al hogar del
campesino egoísta, y fue a ver a la mujer que mendigaba en el pino para darle algunas
monedas.
Tome señora, unas pocas monedas que tengo, seguro que le ayudarán. – Dijo la joven.
Y en aquel mismo momento la falsa mendiga retomó su forma de hada,
recompensando la actitud de la joven con un premio todavía mayor, su libertad y su
felicidad eternas.
El narrador de historias

Érase una vez un rey que tenía, por asistente y amigo, a un hombre cuya facilidad para
contar historias rebasaba casi lo imaginable. Cuando el rey se disponía a descansar, el
hombre tenía el cometido de narrar al monarca varias leyendas y fábulas para
facilitarle el sueño. Pero ocurrió que, en cierta ocasión, los problemas del monarca eran
tan grandes y numerosos que le resultaba imposible conciliar el sueño con el número
de historias acostumbradas. Quiso entonces el rey escuchar más historias, pero el
hombre decidió contarle dos menos y muy cortas.

Esta noche me gustaría escuchar una muy larga y tras ella podrás irte a descansar- Dijo
el rey a su asistente y amigo, poco satisfecho con aquellas historias tan cortas.
Tras aquellas palabras el hombre obedeció, arrancándose de la siguiente forma:

«Un campesino tomó cierto día mil libras de monedas de penique, y compró con ellas
dos mil ovejas. Cuando las iba conduciendo hacia el refugio, el arroyo que había que
cruzar para llegar estaba tan crecido que no se podía de ninguna manera cruzar a la
otra orilla. El campesino, apesadumbrado, logró encontrar una barca, pero era
demasiado pequeña para transportar en ella a todas las ovejas. Dándole vueltas a su
cabeza, llegó a la conclusión de que podría transportarlas de dos en dos…»
Llegados a este punto de la historia, de repente, el narrador se durmió. Pero poco duró
el descanso, ya que el rey no había quedado satisfecho aún con la historia y decidió
despertarle al momento:

Cuéntame el final de la historia.


Señor, el arroyo era ancho, la barca muy pequeña y las ovejas numerosas, ya se lo he
contado. Y ahora tenemos que esperar a que el campesino las vaya trasladando de dos
en dos para que sepamos cómo termina la historia- Respondió el astuto narrador de
historias, que no deseaba pasarse la noche en vela.
Y pensando y pensado en el final de la historia, que tan extraña le resultaba al monarca,
cayó rendido sobre su almohada sin necesidad de más palabras.
El zapatero feliz

Todavía perdura el recuerdo, en una ciudad de Europa, de un alegre zapatero. Era, probablemente,
una de las personas más felices de la tierra a pesar de su gran humildad.
Un día el zapatero fue visitado por uno de sus vecinos, un banquero muy rico, que al observar la gran
alegría del zapatero entre tanta miseria, no pudo dejar de preguntar:
Señor zapatero, si no es molestia, ¿podría decirme cuánto gana usted con su humilde trabajo?
Es tan poco dinero, señor, que hasta vergüenza me da decirlo, no se lo tome a mal. Pero dicho dinero
me da cada día el pan de mis hijos, y a mí me basta con terminar decentemente el año, aunque
tengamos que privarnos, lamentablemente, de muchas cosas. – Respondió el zapatero orgulloso.
Aquella excelente y positiva actitud dejó muy sorprendido al banquero que, poco después, dijo muy
conmovido:
Señor zapatero, tome usted estas monedas de oro que le ofrezco desinteresadamente, y guárdelas con
esmero para cuando las necesite de verdad.
A partir de entonces la actitud del zapatero cambió, con motivo de sentirse poseedor de una de las
mayores riquezas del mundo. Aquella riqueza exigía mucho del zapatero, ya que al haber escondido
bajo el suelo de su casa las monedas de oro, era incapaz de descansar y vivir con normalidad. El
zapatero había enterrado sin saberlo al mismo tiempo el dinero y su alegría y buen humor, siendo
desde entonces huéspedes de su casa, el miedo, la desconfianza, el insomnio y la inquietud. El menor
ruido durante la noche, le hacía llenarse de temor ante un posible robo y sus consecuencias.
Hasta que un día, cansado el zapatero de su nueva vida, fue a visitar a su vecino banquero:
Oiga, amable señor; quiero devolverle todo su dinero, pues mi mayor deseo es vivir como lo hacía
antes.
Y, de esta sencilla forma, el zapatero recuperó su alegría.
Cómo se forma el arcoíris

Una de las diosas más fascinantes de todo el Olimpo es la diosa del aire. Iris es una
chica con una larguísima melena azul del color del cielo y que vuela rápidamente
llevando los mensajes de los dioses. Hace que las nubes se junten y se ponga un día
nublado, que luego empiece a llover y a llover mientras ella recorre todo el cielo para
llevar su mensaje.

Iris no tiene alas, sino que vuela con una capa de colores, los colores del arcoíris.
Cuando la diosa Iris llega a su destino y entrega su mensaje lo hace con un código
secreto. Quita las nubes, saca sus lápices de colores y dibuja un arco enorme para que
todo el mundo en la tierra y en el cielo pueda verlo. Así escriben los mensajes los
dioses.
El arco que dibuja con sus lápices mágicos la diosa Iris siempre tiene los mismos
colores, pero a veces unos colores se ven más que otros, dependiendo de a quién va
dirigido el mensaje. Por ejemplo, cuando el color azul del arco iris es el que mejor se ve,
el más intenso, es porque Zeus le ha mandando un recado a Poseidón, el dios del mar,
para que deje de enfadarse tanto.
Cuando en el arcoíris predomina el color verde es porque el mensaje va dirigido a la
Naturaleza, como cuando Zeus le dijo un día que debía tener más cuidado porque los
humanos la estaban contaminando. Si es el color amarillo el que más se ve, el mensaje
va dirigido al Sol, para decirle que brille con menos intensidad porque puede quemar a
la gente.
Son mensajes que se mandan los dioses o los seres que habitan en el cielo entre ellos. Y
lo hacen a través de esta Iris voladora que dibuja preciosos arcos en el cielo. Pero Iris
también escribe en el cielo mensajes para los humanos, porque su arco siempre es el
anuncio de que ese día triste, lluvioso, nublado y gris ha llegado a su fin.
La leyenda del águila

Dice la historia que hace muchos, muchísimos años, un muchacho se levantó una
mañana muy temprano para ir a cazar. Caminó tranquilo hacia las montañas y al llegar
a su destino, vio cómo en la cima de una de ellas, un águila enorme descendía del cielo
y se posaba sobre su nido. Lo que más le llamó la atención fue que el águila llevaba una
serpiente, rígida como un palo, bien sujeta con el pico.
– ¡Vaya, hoy el águila está de suerte! ¡Acaba de amanecer y ya ha conseguido alimento
para su cría!
La reina de las aves, creyendo que la serpiente estaba muerta, la dejó caer junto a su
hijito y remontó el vuelo para ir a buscar más.
¡Qué equivocada estaba! En cuanto desapareció en el horizonte, la serpiente se
desenroscó, abrió la boca y mostró sus afilados y venenosos colmillos al indefenso
polluelo ¡El pobre no tenía escapatoria y la miraba aterrado!
Por suerte el cazador lo estaba observando todo, y cuando estaba a punto de hincarle el
diente, agarró su arco, afinó la puntería y lanzó una flecha mortal al peligroso reptil,
que se quedó quieto para siempre. Después echó a correr hacia el nido, angustiado por
si el aguilucho había sufrido alguna herida.
¡Cuánto se alegró al ver que estaba sano y salvo! Con mucho cuidado, lo tomó entre sus
manos con suavidad, y acariciándole las plumitas se alejó del lugar.
Al rato el águila regresó y comprobó con horror que su retoño ya no estaba.
Desesperada sobrevoló la zona a toda velocidad y distinguió a un joven que se lo llevaba
camino de la ciudad. Rabiosa, descendió en picado y se interpuso en su camino.
– ¡Eh, tú, ladrón! ¿A dónde vas con mi chiquitín? ¡Me lo llevo a mi casa! La serpiente
que cazaste no estaba muerta y casi se lo come de un bocado ¡Quiero ponerlo a salvo!
El águila se entristeció y sus ojos se llenaron de lágrimas.
– ¿Me estás diciendo que soy una mala madre?
– ¡No, de ninguna manera! Imagino que eres una madre buena y cariñosa como todas,
pero debes reconocer que has cometido un gravísimo error.
– ¡Lo sé y estoy muy apenada por ello! Siempre estoy pendiente de proteger a mi
pequeño porque le quiero más que a mí misma. Te juro que pensaba que la serpiente
estaba muerta y que no corría ningún peligro.
– Ya, pero…
– Sin duda fue un descuido y no volverá a suceder. Devuélvemelo, por favor, y yo te
recompensaré.
– ¿Ah, sí? ¿Y cómo lo harás?
– ¡Seré generosa contigo! Voy a concederte las dos cualidades más valiosas que poseo.
– ¿Dos cualidades? No entiendo a qué te refieres.
– ¡Sí! A partir de ahora tendrás una visión tan aguda como la mía y tanta fuerza como
estas dos alas. Nadie podrá vencerte y te aseguro que llegará un día en que te llamarán
águila como a mí.
El cazador pensó que era un trato fantástico y, ciertamente, el águila parecía
desconsolada y arrepentida de verdad. En lo más hondo de su corazón sintió que tenía
que darle una nueva oportunidad porque al fin y al cabo, en esta vida todos cometemos
errores alguna vez. Sin pensarlo más, levantó sus manos callosas y entregó la pequeña
cría a su amorosa mamá.
Pasaron varias primaveras y la promesa del águila se cumplió. El muchacho se
convirtió en un hombre muy hábil y más fuerte de lo normal, capaz de cazar animales
gigantescos y de participar en la defensa de su ciudad cada vez que entraban enemigos
¡Un auténtico héroe al que todos los vecinos querían y admiraban!
También pasó el tiempo para el pequeño aguilucho, que jamás olvidó quién le había
salvado la vida cuando era chiquitín. Como era de esperar creció muchísimo, y cuando
se transformó en un águila grande y hermosa, decidió no separarse nunca de su amigo
el cazador. Siempre a su lado, le protegía día y noche desde las alturas como un perro
guardián que vela por su amo a todas horas.
La fama del cazador y de su ave protectora se hizo tan grande que toda la gente empezó
a llamarle “el hijo del águila”, y a la tierra donde vivía, Albania, que significa “tierra de
las águilas”.
 La cara del loro
se aclara con cloro,
claro, con cloro
se aclara la cara del loro.

 La cara del loro


se aclara con cloro,
claro, con cloro
se aclara la cara del loro.

 Tres tristes tigres


comen trigo en un trigal,
un tigre, dos tigres, tres tigres.

 Yo compro poco coco,


porque como poco coco,
como poco como,
poco coco compro.

 Para pin pon pam para piro pili pin coro pin.
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FRANCISCO
MORAZÁN

CENTRO UNIVERSITARIO REGIONAL SAN PEDRO SULA

Espacio Pedagógico:
Literatura infantil y arte dramático

Catedrático(a)
LIC: Adelfa Gavarrete

Presentado por:

Victoria Alejandra Guzmán 1804-1997-02951

20 de noviembre 2018
CONCEPTOS

POESIA: La poesía es un género literario que se caracteriza por ser la más depurada manifestación,
por medio de la palabra, de los sentimientos, emociones y reflexiones que puede expresar el ser
humano en torno a la belleza, el amor, la vida o la muerte. Como tal, puede estar compuesta tanto en
verso como en prosa

CANSIONES: Una canción es una composición musical que posee una melodía, ritmo, letra, así
como el acompañamiento de instrumentos musicales, para que pueda ser interpretada por uno o
varios vocalistas. La palabra canción deviene del latín cantío, que quiere decir, todo aquello que se
puede cantar.

FAUNA: Fauna es el conjunto de animales que comprende una región o país. También, fauna son las
especies que corresponden a un determinado período geológico. La palabra fauna es del latín “fauna”

ADIVINANZAS: Adivinanza es sinónimo de acertijo que deriva de acertar, de dar con la respuesta
correcta al enigma planteado. Sin embargo, más precisamente, se diferencian porque la adivinanza en
general se escribe en verso generalmente con rima, consonante o asonante, donde se exponen las
pistas; y los acertijos, por el contrario, adoptan la forma de prosa.

LEYENDAS: Una leyenda es un relato o serie de sucesos imaginarios o maravillosos enmarcados en


un contexto histórico.

Leyenda también se refiere a una composición literaria en la cual se narran sucesos imaginarios de un
lugar.

BOMAS: Una bomba es un dicho, normalmente rimado, de carácter festivo y pícaro utilizada en
Yucatán. Se intercala muchas veces entre las notas de música que acompaña a las jaranas. ...
Comúnmente las "bombas" son rimas a forma de piropo o halago, recitada a la pareja de baile en el
momento en que la música se detiene

RIMAS: Una rima es un conjunto de fonemas que se repiten en dos o más versos a partir de la última
vocal acentuada dentro un poema o una canción. La métrica trata la estructura de los versos y sus
combinaciones y, por lo tanto, también la rima. Una rima es también una composición en verso, del
género lírico, comúnmente asociado al término poema. De hecho algunos poemas se llaman "rimas".
Por ejemplo, en la obra Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer.
TRABALENGUAS: Se conoce como trabalenguas, también llamado des trabalenguas, a la palabra o
locución difícil de pronunciar. Los trabalenguas, son vistas como un conjunto de palabras con
parecido gramatical, lo que dificulta su pronunciación y lectura.

Realice una adivinanza en la cual está colocada junto a la demás, llamada


“El nance”.

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