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Coagulantes y floculantes, junto a desinfectantes, son los productos más utilizados para la potabilización.
Los floculantes se añaden al caudal en el canal transportador que va de la bomba hasta el
decantador. Dentro de éste, unas paletas mecánicas (el floculador) mezclarán íntimamente
el agua con los productos químicos para formar así los flóculos (los sólidos en suspensión
aglutinados), que al cobrar tamaño y peso se precipitarán al fondo del decantador
propiamente dicho. Este tiene una tolva que es encargada de eliminar el barro floculado.
Tras efectuar este recorrido, el agua es recogida por una canaleta donde cae en aspersión,
para incorporarle oxígeno. Por esta canaleta el agua es conducida a filtros compuestos por
mantos de arena de distinta granulometría, comenzando con arena fina hasta terminar con
piedra.
De los filtros el agua pasa a la reserva, que es una gran cisterna, donde se la agrega cloro
para su desinfección, terminado aquí el proceso de potabilización ya que se encuentra en
condiciones óptimas para el consumo humano.
Coagulantes
Como ya se ha dicho más arriba, los principales coagulantes, o al menos los más utilizados,
son las sales de aluminio o de hierro. En algunos casos, pueden utilizarse igualmente
productos de síntesis, tales como los polielectrólitos catiónicos. El proceso es como sigue:
la sal metálica actúa sobre los coloides del agua por medio del catión, que neutraliza las
cargas negativas antes de precipitar. Al polielectrólito catiónico se le llama así porque lleva
cargas positivas que neutralizan directamente los coloides negativos. Los polielectrólitos
catiónicos se emplean generalmente junto con una sal metálica, en cuyo caso permiten
una importante reducción de la dosis de dicha sal que habría sido preciso utilizar. Puede
llegarse incluso a suprimir completamente la sal metálica, con lo que se consigue reducir
notablemente el volumen de fango producido.
Floculantes
Los floculantes, llamados también ayudantes de coagulación, ayudantes de floculación e
incluso ayudantes de filtración, son productos destinados a favorecer las diferentes
operaciones en que interviene el coagulante. La acción puede ejercerse al nivel de la
velocidad de reacción (floculación más rápida) o al nivel de la calidad del flóculo (flóculo
más pesado, más voluminoso y más coherente).
Los floculantes pueden clasificarse por su naturaleza (minera u orgánica), su origen
(sintético o natural) o el signo de su carga eléctrica (aniónico, catiónico o no iónico). Los
primeros floculantes utilizados fueron los polímeros inorgánicos (sílice activado, el ya
mencionado alumbre) y los polímeros naturales (almidones, alginate). Hoy en día, sin
embargo, existen en el mercado una gran cantidad de floculantes sintéticos, de gran
efectividad, ya que a menudo da como resultado una cantidad mínima de lodo.
Combinados con técnicas modernas de separación, los floculantes sintéticos pueden
permitir producir un lodo muy denso que se puede tratar directamente en una unidad de
desecación.
La sílice activada fue el primer floculante que se empleó, y sigue siendo, en la actualidad,
el que mejores resultados puede dar, principalmente si se utiliza juntamente con sulfato de
alúmina. Se introduce generalmente después del coagulante, y se prepara neutralizando
parcialmente la alcalinidad de una solución de silicato sódico.
Sellado de componentes roscados, que sella frente a los fluidos agresivos y/o de
alta presión, además de prevenir la corrosión. Sustituye a los selladores
tradicionales y es adecuado para todos los tipos de roscas.
Sellado de bridas, rellenando los huecos de las superficies y consiguiendo un
contacto metal-metal al 100%, sin fugas. Puede sustituir a las juntas de
compresión y a las juntas tóricas.
Fijación de tornillería. Fija frente a las vibraciones y los tornillos no se aflojan.
Además, rellena todos los huecos y previene el movimiento relativo y la corrosión.
Sustituye a los métodos de fijación tradicionales.
Fijación de montajes cilíndricos. Permite una mayor transmisión de carga con los
diseños existentes y previene la corrosión por fricción y los micromovimientos.
Sustituye a las fijaciones mecánicas.
Unión y sellado de materiales diferentes. Rellena holguras y permite tolerancias
mayores. Además, previene la concentración de las tensiones que ocurre en
métodos de unión tradicionales.