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ALGUNAS IDEAS PARA EDUCAR LA VOLUNTAD***

La educación de la voluntad ha sido la gran olvidada de los últimos años.


Se ha avanzado mucho en la educación de la inteligencia; hay una mayor
sensibilidad para la educación de los sentimientos, pero falta un clima de
exigencia que facilite la educación de la voluntad. Hoy día está muy
estudiado el llamado fracaso escolar. Se conocen con detalle algunas de las
deficiencias en el aprendizaje: dislexias, dislalias, descoordinación, etc.
Todavía, por el momento, no se saben remediar del todo, aunque se ha
avanzado mucho.

Pues bien, la causa número uno del fracaso escolar entre los jóvenes es
una deficiente educación de la voluntad.
En un aula de adolescentes, unos pocos tienen problemas de aprendizaje
por causas naturales, y un buen grupo las tienen por causas educativas.
El ambiente de hedonismo y de rechazo al esfuerzo sistemático son las
causas principales por las que muchos estudiantes fracasan escolarmente.

Sin pretender agotar el tema paso a comentar algunos de los posibles


medios para lograr una adecuada educación de la voluntad:

1. Empezar desde la infancia. Un recién nacido cuando llora es susceptible


de ser educado. Hay niños que sistemáticamente acaban en la cama de sus
padres pues éstos no saben resistir la presión que les hace el niño con su
llanto. Un pequeño de tres años puede haber sido educado desde su
nacimiento o ser un pequeño consentido que tiraniza con sus caprichos a la
familia y al entorno educativo.

2. Educarles en el orden es un primer estadio para el autocontrol. Orden en


las comidas -a su hora-, en el aseo y en los horarios. El niño necesita
adquirir el orden por educación desde su entorno. Los caprichos que
consienten o fomentan padres y abuelos dejan de ser manifestaciones de
cariño cuando llevan al niño a ser caprichoso y consentido.
De pequeños esas cesiones hacen gracia pero van marcando un talante en
la educación. Eso, como es lógico, no significa caer en una educación
espartana, pero por la presión ambiental es muy fácil que los niños acaben
con muchas cosas superfluas que serán un obstáculo para una correcta
educación. El niño tiende al egocentrismo y sólo con la esmerada
educación de su entorno irá adquiriendo la verdadera dimensión de la
realidad.

3. Educarles en la autoexigencia: hay que enseñar desde los primeros años


a tener un afán de hacer las cosas bien, sin caer en el perfeccionismo. Que
entiendan y asimilen términos como esfuerzo, sacrificio, etc., es
fundamental para su educación.

4. Creación de hábitos escolares: El niño, cuando llega a la escuela,


necesita adquirir muchas pautas que requiere la vida en común. Poco a
poco irá adquiriendo la autonomía necesaria primero en sus necesidades
básicas y posteriormente en los hábitos necesarios para los aprendizajes de
diverso tipo que va a tener que desarrollar.

5. Exigir siempre de acuerdo con sus posibilidades. El realismo y la


progresión son dos cualidades básicas en quien tiene que exigir. Crecer en
cualquier hábito supone esfuerzo continuado por mejorar en una faceta.
Tan perjudicial es la no-exigencia como el hacerlo de un modo desabrido o
desproporcionado.

6. Cuidado con la sobreestimulación: puede generar niños ansiosos. Hay


chicos, generalmente muy buenos como estudiantes y como personas, que
se exigen desproporcionadamente, quizás en su afán de alegrar a las
personas que les rodean. Cuando esta exigencia degenera en ansiedad es
muy conveniente atajarla. A veces son madres perfeccionistas quienes
transmiten, sin quererlo, esta ansiedad al hijo.
Hay chicos que padecen una presión excesiva -consciente o inconsciente-
que les hace estar siempre en tensión y que necesitan lograr las máximas
calificaciones para sentirse satisfechos.

7. El hijo debe saber y percibir con hechos que el amor que recibe es
incondicionado. Que no es ni por su comportamiento ni por sus resultados
escolares. Que no necesita ser perfecto para ser amado. El voluntarismo es
una deformación, como lo es el hedonismo. Lo ideal es una voluntad recia
pero en un clima sereno y armónico.

8. Exigir de acuerdo con el carácter:.sin ser un profesional de la sicología es


necesario acertar en el modo de exigir. Es muy diferente el tratamiento que
requiere un sentimental del de un apático. No adecuarse al modo de ser del
educando lleva a la arbitrariedad y a causar daño a alguno de ellos. La
familia es el lugar donde mejor se puede realizar esa adaptación y son los
padres los que deben velar para que, sin paternalismos, en la escuela se dé
esa educación personalizada necesaria para tratar a cada uno con justicia.

9. Adaptar la exigencia a la edad en el fondo y en la forma. La exigencia al


niño es relativamente fácil. Si se le acostumbra desde pequeño la mayoría
acepta como natural lo que dicen sus padres y profesores.
Ésta es la edad de asentar algunos hábitos necesarios para la posterior
madurez. El adolescente, en cambio, es reacio a la exigencia externa. Es
necesaria una habilidad y paciencia poco comunes para mantener un clima
de serena exigencia. Habitualmente es necesario razonar más el por qué
de las cosas y no dejarse engañar por su aparente rebeldía pues, en
muchos casos, en su fuero interno aceptan la exigencia aunque para
cumplir su rol de adolescentes deban protestar.

10. Criterios comunes y estables. Para garantizar el éxito es necesario que


el padre, la madre y el centro educativo compartan criterios de exigencia y
que éstos sean estables y no dependan de estados de ánimo o de razones
subjetivas. Cuando esto no se da, el niño o adolescente adquiere con
facilidad una doble o triple forma de vida. Su comportamiento no
dependerá de convicciones sino de adaptación a las pautas externas de
comportamiento.

Para terminar baste señalar que es necesario ir por delante con el ejemplo,
aunque no es necesario ser perfectos para exigir. Basta con el esfuerzo por
mejorar. Cuando no hay coherencia en el educador -padre, madre o
profesor- hay poder para mandar pero no autoridad moral y la obediencia
durará lo que dure la presión externa.
*** José Manuel Mañú Noáin. de su libro “LA VIDA ESCOLAR DE TUS HIJOS”
Desde hace veinticinco años se dedica a la educación. Ha dado clase en todos los niveles
educativos, dedicando muchas horas al asesoramiento de padres, profesores y alumnos. Autor
de numerosos artículos en periódicos y revistas, ha publicado en esta misma editorial, EUNSA,
Cómo mejorar la educación de tus hijos, Ser profesor hoy, Cómo educar a niños de 6 a 12
años, o Leer en Primaria: tú puedes y Lecturas entre los 12 y 18 años.

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