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El fruto del Espíritu #1

-introducción a la serie-

(Gal.5:22-23)

En esta ocasión damos inicio a una serie de sermones sobre el fruto del Espíritu que

encontramos en (Gal.5:22-23). Lo que haremos en esta serie será estudiar cada una de

estas cualidades espirituales que el Esp. Produce en cada creyente.

Pero lo haremos considerando cada una de ellas, según las vemos reflejadas por el Señor

Jesucristo.

Crédito: Harvey Martinez

Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

Gál 5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Gál 5:17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la
carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. (C)
Gál 5:18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Gál 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia,
Gál 5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías,
Gál 5:21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de
las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios.
Gál 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
Gál 5:23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Nuestro estudio de esta tarde será mayormente introductorio y estaremos viendo los

siguientes puntos:

I-El contexto.

II-Algunas observaciones.

III-Una explicación.

IV-Una petición.

Veamos,

I-El contexto del texto.


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¿En qué contexto es que el apóstol Pablo, por inspiración divina nos habla del fruto del

Espíritu?

-Ciertos judaizantes se habían infiltrado en la iglesia de los gálatas.

-Estos hombres Estaban imponiendo su legalismo.

(1:7) Gál 1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir
el evangelio de Cristo.

(5:10Gál 5:10 Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo;
mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.

(6:12) Gál 6:12 Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os
circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.

Estos hombres estaban perturbando a los creyentes gálatas con su legalismo judaico.

Pero, ¿cuáles eran los errores que estos hombres propagaban y querían imponerle a

aquellos creyentes?

1-Querían llevar a los creyentes a someterse a la ley para su justificación.

(Gal.4:21) Gál 4:21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley

En este contexto estar bajo la ley no quiere decir ser fiel a la ley de Dios.

Pablo no estaba preocupado porque los judaizantes, enseñaran a los creyentes a no

cometieron adulterio, no robaran y no tomaran el nombre de Dios en vano.

Estar bajo la ley aquí es en el sentido en que los judaizantes lo enseñaban – estar bajo la

ley era obedecer la ley con el fin de obtener méritos y ganar el favor de Dios.
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Ellos usaban el cumplimiento de la ley como un medio de justificación. Y todo esto se

iniciaba por medio de la circuncisión.

Por ello estos hombres querían que los gálatas se circuncidaran. Gál 2:3 Mas ni aun Tito,
que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse;
Gál 5:2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.
Gál 5:3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar
toda la ley.
Los Judaizantes decían: “Es bueno tener a Cristo como Señor. Pero si quieres ser un

verdadero cristiano, tú tienes que guardar la ley de Moisés, empezando con la circunsición.”

Gál 6:12 Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis,
solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.
Gál 6:13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que
vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne.

Gál 6:15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino
una nueva creación.

Este era el énfasis de estos hombres. Y además de esto también procuraban imponer

sobre ellos cierto régimen alimenticio.

Gál 2:12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después
que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.

Así estaban estos hombres perturbando a los creyentes, enseñándoles que Cristo no era

suficiente – había que circuncidarse, tenían que dejar de comer ciertas cosas, tenían que

someterse a la ley ceremonial.

¿Y qué estaban logrando estos hombres en aquella iglesia?

Gál 5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Este fue el problema que llevó al apóstol a escribir esta epístola.

Contexto inmediato:

Gál 5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
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¿Qué quiere decir andar por el Espíritu?

-Muchos están confundidos en cuanto al verdadero significado de estas palabras: Le

llaman:

-“Vida victoriosa”

-“Niveles más profundos de la vida cristiana”

-“Una vida controlada completamente por el Esp. En la que la persona no tiene que

hacer nada”.

Lo que Pablo dice es que los creyentes tienen que procurar ser santificados no por medio

de cosas externas como la circuncisión; no por medio de un régimen alimenticio especial; no

por medio de la observancia del calendario judío y todo lo demás. Nadie será santificado

por andar por estas cosas.

Pablo nos dice, que en vez de andar regulado por tales cosas, debemos andar guiados

por el Espíritu, fortalecidos por el poder del Espíritu, en dependencia del Espíritu de Dios.

Gál 6:15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva
creación.
Gál 6:16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de
Dios.

De modo entonces que andar por Espíritu es lo opuesto a andar según la ley ceremonial;

es lo opuesto a andar según la carne, lo externo.

Nosotros somos llamados a andar por el Espíritu, como aquellos que hemos sido

regenerados y estamos siendo santificados por el Espíritu Santo de Dios por medio de su

Palabra.

Y por eso Pablo sigue diciendo:

Gál 5:18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
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¿Quiénes son los que son guiados por el Espíritu?

Rom 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues en el (v.18) Pablo nos dice que aquel que es guiado por el Espíritu, aquel que es

una nueva criatura en Cristo, un verdadero hijo de Dios, no está bajo la ley.

¿Qué quiere decir eso? ¿Acaso que no estamos bajo la obligación de guardar la ley moral

de Dios?

Estar bajo la ley en este contexto es estar bajo la ley según los judaizantes.

No estamos bajo ésta como un conjunto de normas morales que tenemos que cumplir con el

fin de ser justificados.

Por esa razón no se manifiestan en nosotros las obras de la carne:

(v.19) “Ahora bien, las obras de la carne son evidentes…” [Se ven en todas partes] Todo lo

que produce el hombre natural; todo lo que produce lo que los judaizantes querían

imponerles a ellos.

“…las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades,

pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y

cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que

practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”

Y en contraste a esto:

(v.22) Gál 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
Gál 5:23 mansedumbre, templanza;

Pablo les dice a ellos, que si se dejaban llevar de aquellos falsos maestros, lo que podían

esperar era carnalidad; pero si seguían sólo a Cristo y se dejaban guiar por su Espíritu,

verían las evidencias de una vida de santidad. El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz…

I-El contexto de nuestro pasaje.


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Ahora,

II-Algunas observaciones generales.

Tres:

1-El término fruto.

(v.22) “Mas el fruto del Espíritu es…”

¿Por qué el Esp. Santo dirigió a Pablo a escoger la palabra fruto?

¿Qué quiere El comunicarnos por medio del uso de esta palabra?

Todos sabemos lo que es un fruto. Pero, como el apóstol habla del fruto del Espíritu,

obviamente está hablando figurativamente. Pablo está haciendo uso de una metáfora.

Por lo tanto, de lo que Pablo realmente habla es del resultado, las consecuencias, del

producto de la obra del Espíritu de Dios en los corazones de sus hijos.

De modo que aquí tenemos un cuadro de lo que el Esp. Hace en nosotros; de lo que El

produce en nosotros.

Por lo tanto, al estudiar estos frutos, nos incumbe a todos preguntarnos - ¿veo yo estas

cosas en mi? ¿Ha obrado el Esp. estas gracias en mi vida? ¿Las veo crecer en mi?

¿Manifiesto yo estos frutos para con los demás?

Hermanos, sin duda alguna, cuando Dios implanta su Espíritu en el corazón de un

pecador, inevitablemente se verán estos frutos. En un grado u otro, pero serán evidentes.
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Y no como frutos sacados a la fuerza, sacudiendo el árbol hasta que cae algo medio podrido

y comido de gusanos; sino frutos tan abundantes que hacen que al árbol se le doblen las

ramas.

Si hemos sido creyentes por cierto tiempo ya, nuestras ramas deben

Estar repletas de frutos. Sobrecargados de frutos. De modo que cuando el

Señor de la viña regrese no tenga que maldecir nuestro arbol por éste no

haber dado fruto alguno. El fruto del Espíritu.

2-Contraste entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu.

(v.19) comp. (v.22)

Gál 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne,

Gál 5:22 Mas el fruto del Espíritu es

¿Por qué ese cambio de palabras? ¿Por qué no decir las obras de la carne y las obras

del Esp.? Recordemos que las Escrituras son inspiradas por Dios. Por lo tanto, no fue

Pablo que caprichosamente escogió poner diferentes palabras. ¿Qué nos dice este cambio

de palabras? ¿Nos dice algo?

Con este cambio de palabras, Pablo aquí está marcando una diferencia; está haciendo

un contraste:

El impío personalmente produce cada pecado que comete. Es su propia obra. Cada

pecado que comete es obra de su propia carne. El peca usando su propio entendimiento, su

propia voluntad, sus propias emociones, sus propios esfuerzos. El mismo produce, de su

mismo corazón corrupto, todo el mal que comete. Todos sus pecados son obras de su

carne.

Como dice Santiago: “…cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia

pasión.” Las obras de su carne.

Contraste:
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Gálatas 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

De lo que leemos en el v.22, no son realmente obra del hombre solamente, ni tampoco obra

del Espíritu solamente. De lo que se nos habla en el v.22 y 23, todo creyente está activa y

personalmente involucrado.

No hay ninguna indicación de lo que algunos dicen que debemos hacer – dejarnos ir para

que sea el Espíritu que viva por medio de nosotros. Nada de pasivismo.

Tampoco tenemos aquí una involucración total nuestra sin la influencia poderosa del

Espíritu Santo.

No, de lo que se nos habla aquí es del fruto del Espíritu, en el que tanto el Espíritu de

Dios como nosotros estamos activamente involucrados.

Es el Esp. de Dios obrando en nosotros, como nuevas criaturas en Cristo, y nosotros

ejerciendo individualmente cada una de estas gracias.

Muy diferente fuera si Pablo hubiera escrito:

“Mas la obra del Espíritu es…” ¿Dónde figuraríamos nosotros? Si Pablo hubiera dicho la

obra del Espíritu, Pablo nos estuviera hablando del pasivismo del que muchos hablan.

Y si dijera:

“Mas la obra del creyente es…” ¿Y qué del E.S.? ¿Podríamos nosotros mismos producir

estas gracias espirituales en nuestros corazones?

Pero Pablo dice: “Mas el fruto del Espíritu es…” Es el fruto que el Espíritu Santo

produce en nosotros, y nosotros, el árbol en el que ese fruto se ve, estamos involucrados en

la manifestación de estos frutos en nuestras vidas.


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3-Cada una de estas cualidades pueden verse, en un grado u otro, en personas

inconversas.

Puede que algunos se asombren que haya dicho esto. Pero, es verdad.

¿Acaso no creemos en la doctrina de la gracia común de Dios?

Por ejemplo, el primer fruto del que Pablo nos habla es el amor. Pregunta, ¿las personas

inconversas aman? ¿Conocen ellos lo que es el amor, el amar a alguien, el ser amados por

alguien? Claro que sí. En una manera más limitada. Quizás sólo aman a aquellos a

quienes les es fácil amar; sí, aman por razones personales sin ninguna referencia a Dios. Y

obviamente no aman a Dios, pero sí aman.

¿Los inconversos saben lo que es el gozo? Sí, aunque es principalmente circunstancial.

¿Saben los impíos lo que es la paz? Sí, aunque también muy circunstancial.

¿No hay incrédulos que son muy pacientes? Claro que si.

Por la gracia común de Dios se pueden ver algunas de estas cualidades.

Sin embargo, es imposible ver a un incrédulo en el que estos frutos abunden de forma

creciente y constante. Y nunca un impío ejercerás estas cualidades para la gloria de

Dios.

Como contraste, en el creyente estas cualidades son bien marcadas, bien evidentes. Son

también cosas constantes en ellos, sean cuales sean las circunstancias.

De modo que no nos puede bastar con simplemente decir: “Bueno, yo amo a los demás”.

El problema es que tu vecino también sabe amar. La pregunta es, ¿amas tú más que él?
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Tú vecino no se ofende tan fácilmente, ¿eres tú más paciente que él? ¿Es evidente que

tu mansedumbre no es pasivismo sino una gracia del Espíritu de Dios? En otras palabras,

¿se ven en nosotros estas cualidades en un grado tal que el que las ve tiene que decir, he

ahí el fruto de la obra poderosa del E. de Dios obrando en un pecador?

I-El contexto

II-Algunas observaciones

Ahora,

III-La explicación

¿Por qué es que vamos a estudiar el fruto del Espíritu según lo vemos reflejado en la vida

del SJC? ¿Por qué no simple estudiar cada una de estas gracias según se nos presentan en

el texto?

Por la siguiente razón: Cuando nosotros vemos al SJC en los evangelios, lo que vemos es

a un hombre viviendo y actuando en el poder del Espíritu Santo. Sí, Él es el Dios hombre,

el Dios encarnado. Pero, como verdadero hombre que es, con un cuerpo y alma humana

verdaderos, cuando anduvo en este mundo, anduvo en el poder del E.S., tal como tú y yo

débenos andar, por lo tanto, El manifestó en su vida todas estas gracias mencionadas en

nuestro texto.

Claro está, El manifestó todas estas gracias en su vida a perfección, porque El tenía el

Espíritu sin medidas. (Jn.3:34-35)

Jua 3:34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por
medida.
Jua 3:35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. (D)

El Padre no le ha dado al Hijo el Espíritu con medida, es decir, de forma limitada. Al Señor

no le fue dado cierto grado de poder o gracia como hombre. Fue sin medida; fue en toda

plenitud; fue en abundancia que Dios el Padre dio al SJC de su Espíritu.


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Y por eso es que el Hijo de Dios anduvo en perfecta santidad, obedeció la ley de Dios en

su totalidad en todo momento. No únicamente por El ser el Dios hombre, sino porque al

Señor como hombre, le fue dado el Espíritu Santo sin medida. Fue el Esp. Santo que como

hombre le capacitó, dándole sin medida, la gracia para vivir la clase de vida que vivió. El

mismo Espíritu que a nosotros nos es dado – en el caso del Señor, sin medida. En el caso

nuestro, con medida, con limitaciones.

Si Dios nos diera hoy el Espíritu sin medida fuéramos perfeccionados. Pero El, por razones

buenas y sabias ha decidido darnos de su Espíritu con medida ahora, para luego darnos de

El sin medida en los cielos.

Ahora bien, el Señor recibió el Esp. Sin medida. La pregunta es, ¿por qué lo necesitaba

El sin medida?

Hermanos, nuestro SJC, el cual como hombre, fue hecho un poco menor que los

ángeles; fue hecho semejante a sus hermanos; que fue tentado en todo pero sin pecado -

¿cómo pudo El resistir la tentación? ¿Sólo por El ser Dios? No. Por haber sido fortalecido

por el Espíritu Santo sin medida. Cuando El se pasa noches enteras orando, no era un

simulacro; no era para meramente dar una buena impresión o un buen ejemplo. El estaba

realmente orando al Padre para que le fortaleciera.

De modo que lo que vemos en el Señor al leer los evangelios, al verlo vivir la vida que vivió,

al verle manifestar amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre – cuando

le vemos manifestando estas cosas en su vida, El lo hizo porque fue fortalecido por el
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Espíritu Santo. El mismo Espíritu que te fortalece a ti y me fortalece a mi para manifestar

nosotros también estas gracias, aunque en un grado limitado.

Por eso es que será muy bueno el que nos sumerjamos en los evangelios en esta serie

para allí contemplar la gloria de aquel que es nuestro supremo ejemplo.

I-El contexto

II-Algunas observaciones

III-La explicación

Por último,

IV-Una petición.

Oremos para que por medio de esta serie el Señor se plazca en darnos más de su

Espíritu y más del fruto que sólo viene por medio de su poderosa influencia en nosotros.

No nos conformemos con ser cristianos promedio, cristianos estándar. Ser cristianos es

ser como Cristo. ¿Y cómo vamos a ser más como Cristo si no oramos como el Señor

Jesucristo? ¿Cómo seremos más como El si no dependemos del Espíritu como El dependió

de El?

Ahora, vamos a empezar a estudiar el primer fruto que se menciona en (Gal.5:22) “Mas

el fruto del Espíritu es amor…”

No debe sorprendernos el que esta sea la primera gracia que se mencione. Dice la

Escritura que el amor es el cumplimiento de la ley. ¿No resume el Señor los diez

mandamientos en los siguientes dos: “amarás a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como

a ti mismo”?

Esta es una gracia esencial – podríamos decir que es la más importante.


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Cuando en hablamos del amor, hablamos principalmente de dos clases de amor: amor

de deleite y amor de benevolencia. El amor de deleite es aquel amor que se deleita en el

objeto amado. Como el amor de un esposo por su esposa y el de un amigo por otro.

Por otro lado, el amor de benevolencia, es aquel amor que mostramos al hacer bien a los

demás. Un amor se goza, se deleita en lo que ve en el objeto amado; el otro le hace bien al

objeto amado. Y el Espíritu de Dios nos capacita para manifestar estas dos clases de amor.

Estas dos cualidades del amor que vemos claramente en el SJC.

(Mr.10) - buscar

Mar 10:17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él,
le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Mar 10:18 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.
Mar 10:19 Los mandamientos sabes: No adulteres.(F) No mates.(G) No hurtes.(H) No digas falso
testimonio.(I) No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.(J)
Mar 10:20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.
Mar 10:21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que
tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
Mar 10:22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

Algo que cualquiera esperaría al estudiar el amor de Cristo en los evangelios, es que se

nos dijera “Jesús amó…” “Jesús, mostrándole amor a…” “Pero Jesús, por el gran amor que

le tenía…” Uno esperaría leer textos que digan estas palabras o algo parecido.

Pero, la realidad es que en los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), sólo una

vez leemos palabras que específicamente nos dicen que Jesús amó a alguien. Cuando

vamos al evangelio de Juan,varias veces se nos habla del amor de Cristo.

Pero, claro está, nosotros sabemos que aunque no se mencione específicamente, en todo lo

que El hizo, El mostró amor. El limpió el templo – en ello mostró su gran amor al Padre.

Sacó a aquellos negociantes – en eso mostró amor. Pronunció ayes contra los Escribas y

Fariseos – y en ello manifestó su amor. Cada vez que sanó a alguien – en ello mostró su

amor. Cuando fue alguna boda – en ello mostró amor. Cuando dejó que le trajeran a los

niños – les mostró amor. Dondequiera que le vemos, allí veremos amor.
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Pero, la realidad es que en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, una sola vez se nos

dice que El amó o que sintió amor por alguien. Vamos a empezar hoy y continuaremos en

nuestro próximo estudio.

(Mr.10:17-21)

Mar 10:20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi
juventud.
Mar 10:21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que
tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.

Aquí se nos dice que Jesús amó a este hombre. He ahí una señal de que el Espíritu

Santo moraba en El sin medida.

Hermanos, no sabemos si este hombre llegó a ser salvo, pero nos dice el texto que “…

Jesús, mirándolo, le amó…” Nos dice que Jesús, mirándo los ojos de aquel hombre

perdido, bajo condenación y confiado en su propia justicia, lo amó. Sintió un sincero amor

por aquel pecador.

Y yo me pregunto, ¿amamos nosotros a los perdidos? ¿Amamos a los incrédulos, aun

cuando nos incomodan con sus respuestas ante lo que le decimos? ¿Los amamos aunque

sus pecados nos molestan?

Aquí vemos al Señor sentir amor por un pecador que le acababa de mostrar lo muy

seguro que estaba de su propia condición delante de Dios. El lo vio como un alma perdida;

como un alma que en poco tiempo se encontraría en el infierno gritando de desesperación.

En esto mostró el Señor el fruto del Espíritu – amor.

Y tú hermano, ¿amas a tus compañeros de trabajo? ¿Amas a tus familiares? Por más

que hagan cosas que te irritan, ¿puedes mirarlos y decir por dentro, él me hará todo eso,

pero yo lo amo? Esto es en verdad lo que es ser como Cristo.


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Ahora, fíjense lo que Cristo hizo en su amor. ¿Verdad que el texto no dice: Y Jesús

mirándolo lo amó y dijo: mira…olvídate de los mandamientos. Ven, hombre, dame un

abrazo. Ven que tú vas para el cielo. Vamos a dejar el legalismo…”? ¿Verdad que no fue

eso lo que le dijo?

Lo que leemos es que Jesús le mostró amor a este hombre aplicándole la ley a su

corazón. Poniéndole el dedo exactamente donde le dolió a aquel hombre. El Señor lo

confrontó por amor. Lo reprendió por que lo amó. Le predicó y aplicó la ley porque lo amó.

De igual manera, si tú y yo en verdad amamos las almas perdidas, nosotros no nos

vamos a quedar callados, sino que le proclamaremos lo que ellos necesitan saber. Si los

amamos, buscaremos el momento para hablarles de Cristo, su única esperanza. No

digamos que los amamos, si no queremos hacerlo.

Este amor que el Señor le mostró a este joven fue en verdad un amor de benevolencia –

un amor en el que El procuró hacerle bien. No un amor de deleite. El Señor

definitivamente no se podía deleitar en la manera de este hombre pensar sobre sí mismo y

las demandas de la ley de Dios.

Fue un amor a pesar de todo lo que había en aquel hombre para no quererlo amar. El

Señor quizo hacerle bien a su alma diciéndole de su pecado para que viera su necesidad de

ir a El en fe y arrepentimiento.

¿Estamos produciendo nosotros este fruto?

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