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Colette Soler
FINALES
DE
ANALISIS
MANANTIAL
Colette Soler
FINALES
DE
ANALISIS
MANANTIAL
INDICE
Soler. Colettl'
i'inales dl· análisis - 1a cd. 2a rcím p. - Bu~:mos Aires : ManantiaL 2007.
152 ?· ; 20x14 cm.
ISBN: 978-950-9515-25-3
íSBN : 978-950-9515-25-3
Der~chos reservado!>
Proh ib ida la rep roducción parcial o total, el almacl:!namiento, el alquiler,
la transmisión o la transformación de este libro, en cualquie r formil o po r
cualquier medio, sea electrón ico o mecánico, m l:!diantc fotocopias, digita-
lización u otros métt)dos, sin el permiso p revio y escrito del ed itor. Su in -
fracción efltá penada por las leyes 11 .723 y 25.446.
1
FINES DEL ANALISIS
FUENTF..S
f'lnes del análisis. Historia y teoría, seminario dictado en Buenos Aires. en
1986, en el marco de la F. C. F.; Los Ones propios del acto analiUco, Actes de
la Ecole de la Cause frew:lrenne. N° XII.
FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA
Primera conferencia
Elegí hablar sobre el tema del fin de análisis. Me doy cuenta de que
es u n tema en el que la apuesta es muy fuerte , creo que cada uno lo
percibe, tanto del lado de los analistas como del de los analizantes. La
apues ta es muy fuerte porque lo que está en juego en esta cuestión es
el analista mismo. ya que, ustedes lo saben. la tesis de Lacan es que
sin analista no hay psicoanálisis; es como cuando se dice que sin
Polonia ... no hay polacos, es un chiste. Uno puede decirlo también
para el analista y el psicoanálisis, aunque esto deba matizarse.
La tesis fundamental de Lacan es entonces que el fin de análisis
produce al analista. es una mutación que hace de un sujeto un
analista virtual. no necesa.rtamente operante. Noten que es una tesis
única en el movimiento analítico. Claro que antes de Lacan algunos
analistas -el primero, s i no me equivoco, es Ferenczl- han dicho que
el pslcoanalJsta debe llegar hasta el nn de su a nálisis. pero, fuera de
Lacan. ninguno dijo jamás que el fin del análisis produce al analista.
No es lo mismo decir que el analista debe llegar hasta el fin de su
análisis que decir que el que llega al fin es psicoanalista. Vean bien la
diferencia de las dos tesis.
Para habla r del fin de análisis tenemos muchos vocablos. En
francés podemos hablar del término, de la salida . de la solución,
incluso del acabamiento del análisis. Los vocablos término. salida,
solución. remiten a un estado de hecho, y se d istinguen de la palabra
fln . El fin del psicoanálisis es un término que tiene la ventaja de ser
equivoco. es decir de designar a la ve~ un momento y una finali dad
8 Colett.e Soler
a la s alida ... sigue esta ndo dividido. Ese es el problema, que tenemos
una división a la entrada que sigue estando allí a la salida. Hay que
situar. entonces. una mutación que no hace desaparecer la división
del s ujeto, que la trata sin reducirla.
¿Qué término retener para situar el producto de salida. lo que llamé
Irreverentemente el producto clínico de Ja salida? Digamos: es un
sujeto destituido. no quiero decir un objeto, sino un sujeto destituido
que puede ser analista. y que dada la ocasión Lacan llama un
incurable. Retomaré este punto. ¿Cuál es enlonces la operación? Es
una operación que Lacan mismo califica de destitución.
· Uno podría preguntarse cómo s ituar a Freud en este pan orama
suscinto. Lo dejo de lado por el momento para preguntarme. en est.as
diferente:> doctrinas, cómo se sitúa la ganancja, lo que uno gana en un
psicoanális is. a qué precio se hace un psicoanálisis, en dinero, en
tíempo, en inversión subjetiva. SI uno hace un ps icoanálisis es.
después de todo. porque es pera un beneficio, entonces, ¿cómo se
sitúa , en la historta del psicoanálisis, el beneficio. lo que uno va a
ganar. lo que uno pagó?
Está claro que en la ego-p sychology el beneficio es de dominio, de
control. Por eso uno podria entretenerse en desarrollar cómo la ego·
p sy chology. sin saberlo. se en cuentra, en cierto modo. con la moral de
Descartes. No con el s ujeto cartesiano del cogilo, sino con la moral
cartesiana, en un punto muy preciso: la defini ción por Descartes de
la virtud suprema que él llama la generosidad. que no hay que tomar
en el s entido en que uno emplea ahora el termino generosidad.
Actualmente el término generosidad significa más bien una propen -
s ión al don. En Descar tes la generosidad es algo a si como lo que él
Ua ma la firme resolución de ser amo de mí mismo y de mis acciones
-estoy citando de memoria- y de usar correctamente este dominio.
En Melanie Klein, aun cuando haya que mat.izarlo much o. me
parece que hay de todos modos una ganancia de unidad con respecto
al clivaje que, según ella. es la neurosis.
En Winnicoll. ¿qué es lo que se gana? Al pasar del fa lso selfal self
verdadero se gana en autenticidad, digámoslo en estos términos: uno
gana una vida o como dicen a veces los analizantes: uno es u no mismo,
o uno cree ser uno, o uno está en lo que uno hace, o uno no está en
el como s i, en la distancia, en la separación.
¿Y en Lacan. cuál es la ganancia?... ¡si puede decirse que se trata
de una ganancia! Retomaré esta pregunta en detalle, pero ptua
avanzar, digamos que hay una ganancia que concierne a la posición
12 Coleue Soler
sC'\código
>~ r
Marqué de un lado al sujeto, y enfrente al Otro; el uno se remite al
Otro. el uno es el que habla. y represento con una flecha el movimiento
de su palabra dirigida hacia el Otro. Represento con otra flecha en
sentido inverso, que va del Otro al sujeto, el movimiento por el cual
hace falta la respuesta del Otro para que el mensaje del uno sea hecho
verdad, 'dlgámoslo asl. Es el Otro quien devolverá el mensaje por el
hecho de recibirlo. Esta estructura es también la del grafo elemental.
que está desarrollada en "Subversión del sujeto". Es el Otro quien está
Ffnes del Aná!isi.~ 19
Ahora bien. esta prueba del deseo del Otro debe entenderse en el
doble sentido, en el sentido de experimentarla, de percibir la presen-
cia. la dimensión de lo que se impone como falta. pero atención, una
falta qu e no es la falta de la demanda. Hay faltas y faltas . Un Otro que
demanda falta también, y lo que es determinante es la prueba de esa
otra falta enlgmállca que duplica de alguna manera la primera. Aqul.
hay que decir que hay un elemento de encuentro. algo que viene del
lado del partenaire que va a encontrarse o no y que es determinante
para el sujeto. Por eso la dimensión de la biogralia no es de ninguna
manera ellminable en la perspectiva de la estructura, porque en el
origen hay, de algún modo, una tyché.
La prueba es también, más allá de expertmentarla, de encontrar·
la. una prueba en el sentido de Ja dificultad. ¿Por qué el deseo del Otro
prueba al sujeto? Es muy simple, lo prueba porque sacude sus
pretensiones. sacude sobre todo las pretensiones de su demanda. que
es necesariamente demanda de amor.
Ahora bien. el falo es un significante que inscribe la diferencia de
estas dos fal tas: falta de la demanda y falta del deseo. que ínscribe que
la falta en ser no es reductible por la demanda. as! sea de amor o de
goce. la falta en ser se metonimtza necesariamente sin cesar en el
deseo. En relación a esto. ¿cuál es el anhelo neurólico? Ustedes
conocen la fórmula de Lacan: es ser el falo. Es un anhelo imposible,
es el anhelo de reducir. justamente, la separación de la demanda y del
deseo, mientras que el significante fálico Inscribe esta diferencia,
Inscribe la imposibilidad de reducir esta diferencia. Es por eso que
Lacan dice que el sujeto debe descubrir que no es el falo. ese es el
término que se encuentra al final de ·La dirección de la cura ... ~.
Descubrir - subrayo este término- no es del orden de aceptarlo o de
rechazarlo, no es una operación que depende del asentimiento
acordado o no. Es descubrir algo que está ahí de todos modos. ¿Dónde
se hace este descublimiento? y ¿cuándo? Uno puede ubicarlo en lo
que ciertos autores consideran una génesis psicológica. No hay
génesis psicológica. lo que se desclibe como génesis psicológica no es
sino la prueba de la estructura. La estructura evocada aqui es la que
se escribe /1.. es la prueba de la estructura que se hace en una
secuencia temporal. eso es lo que da la idea de la génesis. Este
descublimiento se hace en el primer tiempo de la infancia, donde se
trata de darse cuenta de lo que es el Otro que está delante. pero el
descubrimiento en cuestión también se hace en el análisis, y en ambos
casos. asl se haga en la aurora de la neurosis Infantil o en el análisis.
28 Colelte Soler
esto hace que Lacan pueda decir que se construye esta división.
¿Hasta dónde? Hasta el punto de hacer desfallecer la religión del Otro.
La caída del sujeto supuesto al saber no es más que esto, es una
destitución del Otro, del otro que se supone goza o sabe.
¿Qué quiere decir que el Otro no existe? Es una expresión comple-
ja. Quiere decir conducirlo hasta el punto en que el Mtroumatisme". es
decir. el trauma del agujero d a la solución del•tropmatfsme· es decir,
del exceso de trauma. ¿Por qué da la solución? No da, por supuesto.
la solución de la dhrtsión del sujeto: al contrario, la refuerza. pero da
la solución de la ficción neu rótica en la medida en que ésta alimenta
Jo que Lacan llama la pasión del neurótico. Esta pasión hay que
entenderla en su doble sentido. es a la ve;; la idea que el neurótico se
hace de la castración como teniendo u n agente - el Otro- que la
querría y en tonces le ech a la culpa al Otro. en el sentido. casi. de un
delirio pasional - delirio entre comillas. porque no se lrata de la
psicosis- pero se las agarra con el Otro en tanto causa de sus
desgracias. El Otro no sabe y no goza porque no existe. Si el sujeto
llega a darse cuenta de esto. eso resuelve no Ja castración. sino el
hecho de representarla como una pasión. resuelve lo qu e llamaré la
querella a l Otro.
¿Cómo se traduce esto en los fenómenos? Eventualmente se lo
podria dejar como u n a pregunta: ¿llega uno a curar la religión que es
la neurosis? Se traduce esto como hacer u n ateo, no un ateo en el
sentido de la profesión de fe. porque decir ·soy ateo• no prueba que
uno no sea creyente. un ateo en el único sentido que puede tener
verdaderamente y qu e diré con un juego de palabras: un acteismo. El
acteísmo del final del análisis resuelve la religión neurótica. dejándole
al sujeto la carga de su diVisión y su castración. El acto analítico es la
fonna eminente, la cima. en cierto modo, del actelsmo del sujeto
destituido y cuando Lacan dice ·el analista no se autoriza más que por
sí mismoM. he aquí lo que yo llamo una fórmula acteísta. haciendo el
equivoco entre acto y ateo. El analista no se autoriza más que por si
mismo... Lacan agregaba a veces. verbalmente. · si es analista•.
Autorizarse por sí mismo quiere decir en todo caso que no se autoriza
más en el Otro. Dios está muerto, dice Lacan, nada está permitido,
contrariamente a la frase corrien te: Dios está muerto, todo está
permitido. ¿Qué quiere decir? Quiere decir que si Dios está muerto. el
sujeto se encuentra privado del apoyo de la prohibición. La prohibi-
ción es un apoyo. es incluso el apoyo del Marqués de Sade, del que
Lacan ha bla en su -Kant con Sade· y del que habla largamente en su
Fines del Análisis 35
temen te del problema del fin del análisis. Su primer texto sobre este
tema data de 1932 -Balint comenzó a ejercer el psicoanálisis en
19~2- Y su última obra 1mportante es de 1967, Th.e basicfault, es
dectr que el lapso en el que se situó Balint lo hace un contemporá-
neo de Lacan, pero también al~ulen "mayor" que Lacan
Diré, para comenzar, que lo que caracteriza a Ballnt es que se
formula buenas preguntas. No se da buenas respuestas. pero se
plantea b~enas preguntas en la línea de Ferenczi, que fue su amigo
Y su analista antes de ser su amigo. Someramente. las preguntas
a lrededor de las cuales no cesó de girar son simples. Las enuncio
asi: ¿qué cambia en un psicoanálisis más allá de los síntomas es
decir. al final de un psicoanalísis? Esta es exactamente nuestra ~re
gunta. Segunda preocupación esencial para él: ¿cuál es el mecanis-
mo del cambio?, ¿es la interpetación o es la transferencia?. porque
Balmt opone ambas. Considera crucial est..'\ pregunta. especialmen-
te cuando se trata del análisis de Jos analistas. Balint ha sido un cri-
tico -Lacan usó esta critica- extremadamente pertinente de la for-
mación de los analistas en la Asociación InternaCional y escribió al
respecto dos textos muy importantes. Critico también de otros as-
pectos, critico en muchos puntos, a nivel de la teoría. por lo que, en
el fondo, hay aflnidades entre Lacan y lo que ha hecho Balínt. Criti-
co. por ejemplo, de la teoría del narcisismo primario, critico deJa in-
terpretación de la transferencia.
Lo que n:te retuvo de lo que dijo Lacan es la constancia de una
referen_cia y la evolu_ción en la evaluación que de ella hace. Casi no h ay
evocactones de Bahnt en la enseñanza de Lacan que vayan sin un
peq_ue?o c~mplido. sin un saludar. Habla de ·m1 amigo Mlchael
Balmt , de su autenticidad·, de ·su pluma veridlca•; de sus "descrip-
ciones sensibles·. ·espíritu penetrante, sutU, ingenioso· e incluso una
vez califica su descripción del fm del análisis como ·sensacional· E
equív_oco el adjetivo sensacional, pero en todo caso siempre lo e~oc:
con cterto respeto. No es todo Ballnt lo que Lacan evoca de este modo.
es una descripción precisa, que abarca no más de media página de
la fase final del psicoanálisis. Es eso lo que Lacan vuelve a evocar' sin
cesar: una s_ecuencia_UJX> que según Balint se producirla al final.
aunque prectsa que solo en un veinte por ciento de los casos. en u n
cuarto de su experiencia.
Ahora bien, cuando un analista describe un fenómeno. ¿cómo
tomar~o? Hay dos problemas. En primer lugar, saber si la comunidad
analil!ca o si tal comente analitlca reconoce ese fenómeno. si dice ·si.
F'in.es del Anális is 41
analista por Wta actitud que bien puede llamarse permisiva. Eviden-
temente estrechar un dedo, dar una 'Vuelta camero" y callarse en
sesión no es lo mismo. Ballnt se hace preguntas: es prudente en esto
y tiene razón de serlo porque. en el fondo, todo esto le viene ~recisa·
mente de Ferenczi, de las últimas elaboraciones de Ferencz1 que se
denominaron método activo y que. como ustedes saben. Freud marcó
con su reprobación. Balint es bien consciente de que lo que propone
acá es un paso técnico, no es el mHodo clásico freudiano, y avanza
lentamente. Recuerda la objeción de Freud a Ferenczi. quien se
preguntaba si uno no podia llegar, por ejemplo. hasta a lgún contacto
fisico con el paciente. y a Freud que le dice: -¿hasta dónde irá usted?
Entonces Ballnt se plantea la siguiente pregunta: ¿cuáles son las
pulsiones que deben sufrir un recomienzo en el psicoanálisis? Dicho
de otro modo. ¿cuáles son las pulslones que debieran satisfacerse en
la transferencia con el acuerdo del psicoanalista, incluso con su
iniciativa? La respuesta de BaJint es muy slmple. Responderá a esto
apoyándose en una oposición estricta entre el goce pulsional -no
emplea el término goce, emplea satisfacción-. por una parte. y la
relación de objeto por otra. Considera que lo que debe sufrir un
recomienzo no es la pulsión parcial y el goce que se le anuda sino el
amor de objeto. En el fondo, en su análisis de la situación y en su
experiencia. con los tres ejemplos que les di. Balint se ubica así mismo
operando a nivel del amor. siendo un analista suficientemente aman-
te. Esto lo ha conducido lejos, hasta desarrollar toda una teoría de lo
que llama el amor primario. a partir de la cual reconstruye todo el
psicoanálisis, reconstruye los origenes de la neurosis y trata de
orientar cómo debe ser la respuesta del analista.
La idea de Balint es que la relación con un objeto es original. En esto
se opone prácticamente al conjunto del movimiento analítico de la
época, a excepción de Ferenczi. Relación de objeto original quiere decir
que critica la idea de un narcictsmo primario, de un autoeroUsmo pri ·
marlo. de un autismo primario, para plantear que de entrada el pe-
queño humano está abierto a una relación con otro. Uno podría.
después de todo. simpatizar con esta idea, podría pensarse que hay en
Bal!nt una suerte de intuición de la heteronomía del sujeto. una lntul-
ción de la hiancla del hablanteser abierto de entrada al Otro. Uno
p'o dria tomarlo así, salvo que Ballnt no tiene n inguna idea del Otro Y
entonces va a estar obligado a pensar esta hlancla del niño con otro
modelo. sobre todo con el modelo de la fusión, con el modelo. por ejem-
plo. de la relación parasitaria que hay entre el feto y el cuerpo de la
madre.
46 Colette Soler
Seminarto "RS.I". Esto quiere decir que no hay sujeto sin sin toma en
la medida en que la función del síntoma es hacer de prótesis a la
ford usión del sexo. He aqui entonces la pregunta: ¿cómo opera el acto
sobre esta función necesaria del sin toma?; dicho de otro modo: ¿qué
variación -Lacan dice "variedad" y para jugar con el equívoco con la
'Variable" de la función, fotja la •vante• del sin toma-. qué variación,
entonces, hace sufrir el acto al sintoma en la cura? Al pasar, seré
conducida a explícar esta aseveración de Lacan: el psicoanálisis es la
operación del síntoma, en el doble sentido, a saber que allí se opera
sobre el síntoma y que allí se opera por el síntoma.
De estas variaciones del sín toma voy a situar tres: una de en trada,
que no es una novedad, una que llamarla del transcurso del análisis
y una de salida. Esto supone entonces dos oscilaciones.
Claro. tomar las cosas así implica que se postule que si el síntoma
es suplencia, todas las suplencias no se equivalen. El problema
entonces es definir el valor. No siendo la ética del psicoanálisis una
ética de las normas, ¿qué nos dará el valor-patrón? Tenemos por cierto
una primera respuesta: el patrón de valor. para nosotros, es el valor
de uso de goce; pero ofrece problemas porque este uso está poblado
de paradojas. Y desde ya habrá que decir: ¿goce para quién? Porque
el valor de goce no carece para el hablanteser de relación con el valor
de cambio. El Otro es ineliminable. Concretamente esto quiere decir
que el autismo no es sostenible. Hay. ciertamente. goces autisticos.
pero son necesariamente locales; Freud lo había notado desde largo
tiempo atrás. sorprendiéndose de que uno caiga enfermo por no poder
*amar·. decía él. es decir por no poder transferir su .libido fuera de sL
Voy a tratar un primer punto: el sintoma sin el Acto analitlco, es
decir el sin toma antes de la entrada. Es evidente que hay varios tipos
de síntomas. En primer lugar, el Otro del discurso propone síntomas.
El sintoma que el Otro propone es la normalidad. La normalidad
consiste en colocar normas como remedio a la no-relación. las más
frecuentes son "normas-machos·. • "normales·. decía Lacan. La nor-
malidad es la suplencia que satisface al Otro por excelencia, y cuando
llega a satisfacer también al sujeto - se trata de una reserva de peso-
es un sin toma evidentemente incurable. En el otro extremo. la otra
forma que querría evocar como segundo punto, es la perversión. La
perversión es un síntoma satisfaciente, en el sentido de que hace
que logre poner fin al descifrado Infinito del inconsciente, como Lacan
fue conducido no sólo a elaborar con anterioridad su categoría de lo
Real, sino a Introducir el nudo borromeo y a formular una detención
pensable de la dimensión del mero cifrado en términos de sutura o de
eplsura. dicho de otro modo; en términos de anudamiento entre lo real
del cifrado -que tiene que ver con lo simbólico- y otro real. el del
objeto plus-de-gozar, que no deja de acompañarse de lo Imaginarlo.
Esto quiere decir que hay que llegar. en el psicoanálisis. a correlacio-
nar el efecto de sentido con lo real. Lo simbólico da la dimensión del
sentido, pero de un sentido que sigue siendo polisentldo. Lo imagina-
rlo del cuerpo y de sus hlancias también detennlna un sentido -y en
ese sentido es el objeto el que decide Jo verdadero y Jo falso en el
psicoanálisis-; hace falta además un real que fJje el sentido y, quizás.
esa es la función de la letra.
El incurable es aquel cuyo síntoma compensa ·bastante" la ;m!';Cn-
cia de relación, es un síntoma endurecido. ¿Es un retomo al statuquo
ante? De ningún modo. En primer lugar porque es un sin toma acep-
table -habría que precisar en qué sentido-, y para el neurótico esto
es un cambio, si uno lo logra. En segundo lugar, esta satisfacción del
síntoma no es una satisfacción sin el saber; hay una satisfacción
propia suplementaria, que atañe al saber. Es una satisfacción que no
excluye al acto, porque el acto surge de lo que una vez llamé el Mac-
teísmo" del analista. para jugar con ateismo. El acteísmo surge de
saber que ·un decir" sólo dice uno, aunque s u sujeto n o deja de tener
el objeto a, por eso la satisfacción es posible.
Creo entonces que el síntoma deja de hacer signo cuando deviene
un nombre. y este es un objetivo que podria proponerse como fm de la
cura: poder decir el nombre de cada analizante, su nombre de sín-
toma. Para hacer sensible la distancia entre el hacer stgno del sin toma
y el nombre de síntoma. vuelvo a M. Le Maudit. Esto me permitirá si-
tuar una separación entre neurosis y perversión. ¿No es genial que en
la película de Fritz Lang se encuentre una indicación de esta diferencia
entre el sin toma como signo y el sin toma como nombre? Lo que hace
signo para M. Le Maudtt es la musiquita que acompaña su deambu-
lación, que anuncia la muerte pero que sólo escuchan los ciegos. que
no están cautivados por el goce de la visión. Ese es el signo del síntoma:.
Y después. está la letra M que se Imprime sobre la espalda de M. Le
MaudtL, es su nombre de maldito. con el que. hay que decirlo, no es que
el se identifique, sino que el otro lo identifica, y ésta es una diferencia
con la neurosis al final del psicoanálisis.
11
VICISITIJDES DEL VINCULO ANALITICO
FUENTES
Transferenci~ e interpretactón en la neurosis, Actes de fa Eoo1e de fa Cause
freudlenne, N11 VI; Acerca del sueño, AECF, N° VIl: Rupturas del vinculo
analítJco, AECF, N11 lll; El acting·outen la cura, conferencia no publicada; ¿Qué
control?, Omkar?, N9 42, Navarln édlteur, Paris,l987.
TRANSFERENCIA E INTERPRETACION
EN LA NEUROSIS
aclara. Por un lado, Freud evoca lo que llamó ·el ombligo del sueño·,
y, por otro lado. en el fundamento del sueño. *las escenas infantiles·.
Freud describe bien el ombligo del sueño. Con ese término designa que
el sentido se pierde, que llega un momento en el cual. a fuerza de
hablar y de asociar sobre un sueño, *perdemos su laun·. lo que
podemos captar tiene un limite. En otras palabras. no se puede decir
*todo· acerca de un sueño. El ombligo del sueño designa entonces un
punto de carencia, un punto negativo en el que falta la posibilidad de
concluir. Dejo en suspenso, por ahora, el problema de saber si ese
punto de siJencio del significante no es precisamente el punto de
inserción de la pulsión en el sueño, para destacar la distancia que
existe entre reconocer ese ombligo y afirmar la latencia en el sueño de
las escenas infantiles. Con la reconstrucción de estas escenas -
piensen en el ejemplo mayor del sueño del hombre de los lobos como
trasposición de la llamada escena primitiva-, el sueño no desemboca
en un punto de carencia sino, por el contrado, en algo perfectamente
positivo. en una escena de goce, de donde parece derivar todo lo que
el sujeto va a ser como deseo.
Una Indicación muy precisa de Lacan pennite identificar al ombligo
con la represión originarla. A la pregunta: ¿el ombligo del sueño es el
punto de inserción de la pulsíón en el sueño?, Lacan responde
negativamente. Identificar el ombligo del sueño con la represión
originarla es reconocer en ella un fenómeno significante, especiahnen -
te el hecho de que, con el sigruficante, existe lo imposible de decir. El
ombligo puede decirse: menos-un-stgrúficante, defecto de un stgnift·
cante que seria el último. Su escritura seria: S(.J. ). Es una carencia,
un ·no hay· que nos desliza hacia el *no hay relación sexual". Por el
ombligo, entonces , el s ueño $e relaciona con el impasse sexual. Pero
el fenómeno es muy distinto de la pulsión misma. Lacan precisa que
ella inserta una parte de goce sobre el orificio corporal y que entre ese
agujero en lo simbólico. que se debe a la estructura significante. y los
agujeros del cuerpo. la·relación es sólo de analogia.
En el caso del Hombre de los Lobos. si Freud se afena a ese sueño,
si quiere reconstruir absolutamente una escena que habria sido un
acontecimiento y a la que puede dar el nombre de traumatismo, es
para decir que. detrás del sueño del Hombre de los Lobos, hay algo de
real. Un real que no es puntual, que detennina para siempre para el
sujeto las VÍas particulares de su deseo y de su goce; es decir. la
función de esa escena infantil. Esta determina al sujeto. No como
desean te en general. desean te lndetemúnado, sino como tal deseante,
Acerca del sueño 79
por ahora, que solicita un análisis, pero que piensa que hizo su
análisis con Freud. Piensa que ya está hecho y solicita, en el fondo,
sólo que se tome nota del trabajo que ejecutó a partilrde su pasión por
los textos de Freud. De una manera divertida, se sorprende cuando
oye a personas que están realmente en análisis, hablar de aqueJJo que
le aparece como la enormidad de s u desconocimiento, de su resisten-
cia. ¡mientras que para él, con Freud su análisis se desarrolló sin esos
fenó~enos dificultosos!
Es un ejemplo límite, pero que con cleme a Jo que recordaba antes.
Observen también que se podría esperar que hubiera una dificultad
particular cuando alguien retoma un análisis, por el hecho de que el
nuevo anaHsta Ignora todo lo que tuvo que ver con el analista anterior.
Ahora bien. se comprueba, me parece -podriaserrefutada-, que un
análisis no recomienza cuando se lo retoma con otro analista; s igue
estrictamente a partir del punto al que se había llegado en cuanto a
su dimensión significante. Es incluso sorprendente la indiferencia con
la que los analizantes consideran la ignorancia en la que puede
encontrarse el nuevo analista. Eso Indica que la función depositaria
de saber que el analista asume en la cura. su función no ·desecho~
sino •tacho de basuraft, existe, ciertamente. pero debe ser relatM7.ada.
Correlativamente hay que decir que cuando se detiene un análisis,
aunque sea para retomarlo despues, en el intervalo. el análisis está
detenido. Se cree a veces que el trabajo contínúa. y. es cierto, puede
haber todo un diálogo mental con el analista; sin embargo. el análisis
está detenido por el solo hecho de que el analista ha cesado de
encamar al agente del mismo.
Hubiera podido intentar trazar un panorama de los tipos de
interrupción. Noex.lsle la cura tipo. evidentemente, pero debe poderse
llegar a definir interrupciones tipo, y probablemente no hay tantas
como treinta y seis; están ~strictamente limitadas por los términos
mismos con los que Lacan escribe el discurso analítico. Sería muy
interesante desplegar ese panorama para preclsar, en cada caso, cuál
fue la posición del analista. Pero hoy me detendré en dos ejemplos, que
notarán que fue.ron elegidos a causa de sus oposiciones: el ejemplo de
un obsesivo, para el que la cura se detiene al comienzo. y luego el caso
de una histérica cuya cura se detiene después de cuatro anos.
Previamente. unas palabras sobre el ejemplo famoso de la inte-
rrupción de la cura de Dora. Esta fue formulada por Lacan, y bajo las
Indicaciones de Freud, en un prl.mer sentido, como foT7.amlenlo de la
sugestión. Por lo tanto forzamiento sobre el eje S l -S2 y eslo en el
Rupturas de{ vfnculo anal(ttco 85
cia: reducción del síntoma. pregunta sobre el deseo del Otro, emergen.
cla fantasmátlca.
La posición del analista. ahi. h ubiera debido ser exactamente
inversa a la del primer caso. De ninguna manera interpretar. Pero de
ninguna manera ponerse, tampoco a encarnar la demanda del Otro,
lo que hubiera conducido al analista a hacer semblante "del amo-
perro·. Es lo que ella pone fuera de juego, con su decisión. Se trataba
mas bien de presen Uficar un desro sin fantasma. un deseo despegado
del fantasma del Otro. El problema técnico consistía en evitar la
estasis en ese momento de emergencia, o más bien en el instante de
ver, y obtener la reactivación Inmediata en la dimensión de la
alienación. mediante lo cual la secuencia pudiera reproducirse, y la
fórmula del fantasma precisarse.
EL ACTING-OUf EN LA CURA
que Lacan califica de elección del Mno pienso", a entender como ·no
pienso el Inconsciente", que sin embargo es de pensamiento. La
posición natural es de ·meser", Inscribiendo este juego de escritura la
represión del "no soy" que funciona en el inconsciente. Porque cuando
el inconsciente habla, el sujeto no es, en el sentido del "yo" ("mot. Je").
Esta represión prlmarla de los pensamientos del Inconsciente, es
también una represión de la falta en ser. Hay entonces una resistencia
natural. espontánea al inconsciente que hace a lo que se llama la
buena salud y en la que el ·no pienso" aflora por este trazo: no
plantearse preguntas, o demasiadas preguntas. Es, en efecto, un
hecho: el neurótico se hace demasiadas preguntas; es que está
embarazado por su Inconsciente. Porque si el sujeto no piensa su
Inconsciente, sucede que el inconsciente piensa por él bajo una forma
precisa: son las formaciones del inconsciente. A ese sujeto que se
pretendería amo, en la certeza de su ser, le sucede que Uene sin tomas
más o menos molestos: lapsus. actos fallidos, sueños ... El sin toma es
un trastorno del "no pienso". Viene a trastornar el pensamlento y la
procrastinación del obsesivo bajo la forma de pensamlen tos parásitos
o compulsiones a ciertos actos. Viene a trastorna r el cuerpo de la
histérica bajo la fonna de lo que Freud llamo somatización. Viene a
trastornar el dormir bajo la fonna del sueño, etc....
El Inconsciente le recuerda su existencia al sujeto amo de si mismo
y el psicoanálisis intenta unir a ambos. Y es la transferencia, esa
transferencia que Lacan refiere por una parte al sujeto supuesto al
saber, la que induce al sujeto a volverse hacia su Incon sciente. Es por
eso que el p sicoanálisis no puede hacerse sin transferencia. El
imperativo analiUco bnpllca que el sujeto cambie de posición, que
quiera renunciar a su ·no pienso·. No es que el psicoanális is tenga por
efecto final cambiar al sujeto, es que de entrada supone que el sujeto
ha cambiado. Una de las funciones de las entrevistas preliminares es
asegurarse de que el sujeto pueda cambiar de posición, pueda ponerse
en esa posición que es la del esclavo -el esclavo de la asociación
libre-, pueda asumir su Mnosoy". Nadie, a decir verdad, asume su "no
soy·. pero el analizan te. en todo caso, acepta hacer la prueba, porque
ya la hizo. para su desagrado, en el síntoma. Puede dejar el campo
libre, en parte, a la manifestación de esa verdad que habla en las
formaciones del inconsciente.
Kay en ton ce$ una pregunta de entrada: ¿cómo decir? ¿Cómo llegar
a decir ese inconsciente que borra el sujeto? Se puede dar primero una
respuesta emplrlca. Hay dos grandes ejes del decir del inconsciente
94 Colette Soler
que son delineados por Freud. Para comenzar. lo que aíslo como la
serte de las formaciones del Inconsciente. El término ·formaciones del
tnconsclentew no es de Freud, pero es el nombrequel..acandtoa laserte
constituida por Freud de Jos lapsus. sueños. sintomas, actos fallidos.
Esas formaciones que resultan del trabaJo del inconsciente son las
formaciones espontáneas del ·no soy·. Por otra parte, está la manifes-
tación forzada del •no soyw que es la asociación libre. La asociación
Ubre tmpltca una renuncia que cada analizante expertmenta de
entrada. Renunciar a controlar sus pensamientos, a gobernarlos.
Cuando uno dlrtge su pensamiento, lo hace por razones mült:lples,
puede ser por razones de decencia o de lógica. para no decir cosas
incoherentes o desplazadas... De hecho, d1r1gtr su pensamiento es
siempre gobernarlo por un Ideal, es decir censurarlo. Es colocar un
significante amo (51) en posición de ordenar el "bla-bla" tntertor. La
asociación libre implica renunciar a ello, pero para dejar lugar a otra
causalldad, ya que lo que entonces se Impone es que esos pensamJen-
tos liberados de la censura de la lógica o de las conveniencias, no son
sin embargo desbocados, aleatorios. He aquí entonces el interrogante:
entre esas manifestaciones espontáneas del inconsciente que son la
formaciones del Inconsciente, y esta manJfestación forzada: palabra
que deja un lugar al decir de la verdad que el sujeto no sabe, ¿cuál es
el lugar del actt.ng-out?
La paradoja del acttno-out es que la verdad está allí, pero de modo
tal que desde el comienzo los anallstas reconocieron en él un malogro
a la cura ...
QuiZás no sea lnúUJ volver a partir de Freud, del punto mismo de
donde vtene el término actt.ng-ouL Acttng-out es el término que
Strachey utllJzó para el agferen freudiano en su traducción del texto
de Freud ·Recuerdo. repetición y elaboración La Idea de siempre de
w.
lnstrumen to clinico de ese desafio: una ficción que da a leer esa verdad
que. del ser, queda fuera de las capturas del verbo. y que es a la vez
"pito catalán" y llamado al saber. Es actif1!}-0ut del ser, en búsqueda
del ·partenaire que tiene oportunidad de responder".
¿QUE CONTROL?
El analista en el banquillo
Este hiato es sin duda lo que funda las críticas dirigidas a menudo
a la práctica del control. Se le imputa generalmente ser la ocasión-
que además está enmascarada- de tma recaída o de una distorsión
de lo que la estructura del discurso analítico impone al analista.
Enunciemos las cuatro sospechas mayores del cuestionamiento a lo
que allí se demanda. Se denuncia en él. primero. un lugar don~e se
puede charlar con entendimiento - bonita palabra y muy apropiada
para decir que alll se procura estar a )a par con un cómplice-. A no
ser que se trate de un lugar donde se contagiaría el saooir-jaíre, aun
si es deber constatar que nunca se recogen de él más que residuos. Si
no es esto. será un lugar donde hacerse reconocer. hacerse represen-
tar por el significante analista con respecto a un otro. Queda finalmen-
te la cu arta sospecha: que el control sea. sin decirlo, el motivo de un
reinicio de la transferencia para un complemento de análisis. Retomo
de lo más a lo menos degradado. Se trataría: de reencontrar una
simetña bien contraria a la profunda disimetña de la relación anali-
tlca: de autorizarse en otro. mientras que el analista. si lo es. se
autoriza en sí mismo. en su acto; de restau rar un efecto de subjetlva-
ción alli donde la experiencia lmpone aJ analista ser objeto: ftnalmen-
te. de reanimar el sujeto s u puesto al saber que el análisis destituyó.
Estas criticas no dejan de esconder algunas verdades de la expe-
riencia, pero éstas no se ordenan más que siendo referidas a su
fundamento. Controlar puede. sin duda. adquirir a veces una función
s ubjetiva compensatoria. y siempre le es posible al analista remediar
s u experiencia antes bien que pensarla. Lo que el control pone sobre
106 Colette Soler
esto no qu iere decir la misma cosa en 1937 que en 1886, fecha de las
~Nuevas obse1vaclones sobre las psiconeurosis de defensaft. No dice lo
mismo pero man tiene eJ eje de su tesis. ¿Qué es lo que difiere en
relación a los primeros términos de Freud?
Hay que decir de en trada que el beneficio primario del síntoma. esa
Idea de que el síntoma no objeta al principio del placer, al que satisface
de manera desviada. es una tes is simple , pero sin embargo es una
extraña satisfacción ese s upues to placer que se fundaría en el
síntoma. Es un placer del que lo menos que se puede decir es que no
se parece al placer banal tal como se lo entiende habitualmente. SI uno
toma un ejemplo muy comentado, que elijo por su simplicidad y
porque s e trata de un s íntoma muy localizado: la famosa tosedta
nerviosa, Freud nos convence. nos demuestra que esta tos de Dora se
descifra por el fantasma de felación del padre. Hasta aquí no hay
problema. ¿Es decir que nos otros podemos hacer eqtúvaler el goce
aquí en juego con el que se obtendría de la felación del padre?
Recuerdo a Lacan, diciendo un día en su Seminario: ~Ahora, yo no
estoy haciendo el amor, estoy hablando. Y bien, es lo mismo". Sea. De
todos modos es una humorada. En el síntoma, lo que se goza. es una
verdad. Para Dora, la verdad que se goza es la verdad sobre el goce
supuesto de su padre impotente. Es la verdad sobre el goce del Amo
castrado a la que por su síntoma Dora, histérica, se identifica .
Entonces, cuando Freud nos d ice que la pulsión realiza su satisfac-
ción en el síntoma. hay que agregar. como lo hace Lacan. que aquí la
satisfacción cambió de sentido, cambió de valor desde que se desliza
en las argucias de la sintaxis del inconsciente. Esta era la primera
observación para temperar lo que afirmaba de la constancia de la tesis
freudiana.
La segunda observación es que entre las ~Pslconeurosi s d e defensa"
al comienzo y "Aná lisis terminable e intenninable" al final. Freud
lntnxlujo la idea de otra satisfacción. Introdujo la idea de que hay
todavía otra cos a que puede satisfacerse en el síntoma y en el
sufrimiento del síntoma, y es lo que nos presenta bajo la noción de
necesidad de castigo. que culmina para él en la reacción terapéutica
negativa. Como este año hago mí curso en París sobre la pulsión de
muerte y la reacción terapéutica negativa, no lo desarrollaré aquí.
Observo simplemente.que con eso. Freud introduce otra satisfacción
que se superpone. dis tinguiéndose, al goce fálico del síntoma. Hay un
hecho que testimonia que es verdaderamente otra satisfacción que el
goce fálico del sln toma. En el movimiento analítico, muchos han
La elección de la neurosis 117
tenido dudas sobre esta satisfacción un poco biZarra. que es tal que
Freud tuvo que inventar la pulsión de muerte para dar cuenta de ella.
Este hecho que Freud ha resaltado, aunque discreta mente. es el
siguiente: ocasionalmente la desgracia dispensa del síntoma. El lo
observa. se ven casos donde una catástrofe, un duelo. un matrimonio
fracasado, una guerra (todas las des gracias que ustedes pued an
Imaginar que vienen de fuera). cura al sujeto de sus sin tomas. Curioso
¿n o es cierto? Freud no encontró sino una manera de entender esto:
considerar que la desgracia es necesaria para ese sujeto, y que el
sufrimiento del síntoma, más allá de lo que se descifra de él. ocupa ese
lugar. Cómo comprender si no que el infortunio lo dispense de fabricar
síntomas.
Ustedes ven en todo caso que si uno retoma el problema del
beneficio del síntoma. en.'I937, en la obra de Freud, es un beneficio
desdoblado. No es más el simple Mbeneflclo primario~. es un poco más.
Todo esto nos muestra que ~elección de la neurosisft quiere decir
"elección sobre el goce". Y retomar los textos de Freud al respecto nos
lo ilustra de un modo muy simple y clínico. El neu rótico no es un sujeto
que ha elegido. Es un sujeto determinado por una elección. determi-
nado por la elección de la no elección. Es un sujeto que ha rechazado
elegir entre pulsión y defensa. No es sorprendente entonces - ustedes
lo ven en Jos dos casos- que la satisfacción que saca de su neurosis
se desdoble entre el placer y su más allá o entre beneficio primario y
autopunición. Tomando las cosas de es te modo, siempre siguiendo a
Freud. eso implica que la cura vuelve a poner en juego, a cuestionar.
esa elección. esa opción. Y me sorprendí. releyendo los textos. al ver
que esto es explícito en Freud: la expresión de ·elección a rehacer". En
·Anális is tenninable e interminable·. nos describe en el fondo al
psicoanálisis como un desplazamiento. un cambio de una línea de
defensa. particularmente en cuanto a la cas tración.
Cuando habla del fin de la cura y de ese famoso impasse del fin , es
cierto que evoca el tope sobre un núcleo, una roca: el complejo de
castración. Pero si retoman ese texto verán que Freud distingue
implícitamente la castración como hecho de estructura, que es lo
universal del sujeto, de lo que puede llamarse una actitud en relación
a ese hecho de estructura. una posición. El observa: ·uno encuentra
en la cura algo que es muy dificil de reducir, que se llama, cuando es
un hombre, la sobrecompensaclón porfiada" - me gusta este término
"porfiado" que aparece muy a menudo en las traducciones de Freud:
el paciente porfiado, que no cede en su posición de neurótico- "y
118 Colette Soler
• ,Juego homofónico entre tu ~:~st (t.ú eres] y tuer (matar). (N. de T.]
La elección de la neurosl<> 125
dis lmetria; en la histeria la ausencia está más bien del lado del sujeto,
y en la obsesión del lado del p artenalre. Defensa en ambos casos.
defensa doble - referida a la castración y a la pulsión- que mantiene
al sujeto en la espera de la relación que no hay. ya distancia de lo real.
Ese Intervalo implica lo que Lacan llamó una relación ·cobarde-floja"
con el fantasma, con lo real del fantasma. La palabra "lache• debe
entenderse en el sentido ambiguo que va de la cobardía al lazo fl ojo.
Relación floja con ese real que no podrta más que ·mentir al partenai·
re·. Un psicoanálisis podría entonces tal vez esperar estrechar u n poco
esa relación floja - para peor-.
Hay que decir que la neurosis opone a esto una resistencia muy
especial, que es resistencia a verificar el objeto causa. En la obsesión,
que se dedica sin embargo a contabili:t.ar el goce, esta resistencia a
hacer pasar a lo dicho parece más bien tomar la forma de separar,
ahorrar, dejar en resetVa una parte del gozar. En la hlsterla~s un poco
diferente. Tiene un aspecto más investigador. y sin embargo. a su
manera. se resiste a la verificación.
Podria. para terminar. ilustrar esto con un pequeño ejemplo. No fue
tomado de un psicoanálisis, sino de una presen tación de caso en el
hospital. Se trata de un sujeto muy preocupado durante años por una
obsesión de oler mal. El contexto preciso: la orina. olor ligado al goce
del padre castrado. un alcohóllco. Esta mujer se presenta como
teniendo que verillcar si ella es un objeto que huele mal. Desprenda-
mos el sobrentendido: la mujer, la verdadera, no olerla ma l. El llamado
que ella dirige al hospital. al que concurrió espontáneamen te, mues-
tra a los ojos de todos lo que ella experimenta. a saber: que sus
verificaciones no pueden más que fracasar. Si interroga a sus parlen-
tes. a sus amigos, las respues tas que le dan no la tranquilizan. ¿Por
qué? Porque eUos la quieren. Cuando se dirige al"jefe~ que tomó como
amante. sus respuestas valen un poco más, pero solamente durante
el instante de la relación. Y cuando está encinta, el embarazo detiene
un poco las verificaciones, porque se ve que ella ·está con un hombre·,
pero eso sólo dura un tiempo. En cuanto al hospital. en parte la
decepciona mucho que no se hayan hecho verdaderos exámenes de su
piel y su cuerpo, que hubieran permitido decir si habla o no en ellos
136 Colette Soler
la beatitud. Esto es tan extraño como la idea del todo. y uno podria
clasificar los afectos por la distancia que manifiestan con la idea de la
bealit ud, dicho de otro modo, por el sentlmlento de exilio que incluyen.
Y de hecho hay afectos correlacionados con el defecto de goce -falla
en gozar-, el aburrimiento por ejemplo; hay afectos correlativos a la
inadecuación del goce a la relación sexual, a saber. al goce que sería
necesarlo -la vergüenza entre otros-, y además hay un afecto
correlativo a la inminencia del goce. especialmente del Otro. y es la
angustia. En todo caso. hay distinciones y articulaciones a hacer entre
afecto y goce que dejo en reserva.
¿Cómo afecta el psicoanálisis? Bajo la forma del amor. Amor. dice
Lacan, que se dlrije al saber. Yo me pregunto por qué uno amaría al
saber. En la experiencia analítica uno lo ama solamente en tanto es
supuesto, lo que permite suponer todavía otra cosa, a saber que él
podña vehicullzar, bajo la forma que sea, Jo que le falta al sujeto, a
saber el ser o el goce que seña necesario. Se lo ama en la transferencia
porque uno se imagina que podria ser el Pygmalion del sujeto, y es en
esto que el amor al saber es estrictamente correlativo a la demanda.
Amar el saber en tanto que supuesto poder responder a esta demanda.
es amarlo en tanto es esperado, en tanto está en reserva, no en tanto
efectuado; por eso el amor de transferencia se opone al trabajo de
transferenda, aun si. al mismo tiempo. el ptimero sirve también al
segundo. En el amor de transferencia, el sujeto está afectado de
esperanza, pudiendo presentarse ésta de manera variada. y a veces
bajo la fonna de un temor sagrado al que no quiere renunciar. La
elaboración del saber es otra cosa, y hacer pasar el saber de Jo
esperado a lo efectuado, tiene un efecto: mata la transferencia. Esto
es por otra parte coherente con ese rasgo que Lacan observaba (es el
único en decir esto en el movimiento analítico): que el odio -que no
se dirige al saber- no es necesariamente un sentimiento indigno del
fin del análisis. Elaborar el saber mata la transferencia no sin que el
sujeto haya atravesado un afecto mayor: la decepción de transferen-
cia. Esta se modula clínicamente en \Ula variada gama que va de la
impotencia- ~no lo logro~- a la desposesión, incluso a la persecución
de transferencia --es el Otro quien goza del saber- que no evita en
ningún caso la culpabilidad. la culpabilidad de no dar con el saber que
estaría a la medida del ser.
De allí, el sujeto sale instruido. ¿De qué? de su división. dice Lacan.
Comento: instruido de que la dimensión del descifrado del saber - del
saber que hay en el inconsciente y que tiene su albergue en Jalengua-
Ajeclo y saber 141
La elección de la neurosis
A propósito de la degradación de la vida amorosa
Mecto y saber
Lacan in England
ISBN 978-950-9515-25-3
9 789509 515253