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, sala E
Fecha: 30/07/1981
Partes: De Souza, Jorge v. Jure, Jorge suc.
Publicado: JA 1982III455.
CONSENTIMIENTO COMPRAVENTA Escrituración
2a INSTANCIA. Buenos Aires, julio 30 de 1981.
¿La sentencia apelada es arreglada a derecho?
El Dr. Lloveras dijo:
1° Es cierto que debe distinguirse el valor de identificación personal que
posee la impresión digital de la circunstancia de que generalmente quien la
imposibilidad de leer el escrito que tiene ante sus ojos. El hecho de que la
individualización del sujeto resulte fácilmente comprobable es cosa distinta
instrumento escrito, que acredita la firma y sólo ella (Conf. Zannoni, "La
signados". LL 114400 y ss.).
No obstante, si bien el Art. 1012 CCiv. exige la firma de las partes como un
requisito esencial de los instrumentos privados, ese principio tan riguroso
(Conf. esta sala, causa del 25/06/1976, publicada en ED 69178).
impresión digital ha exteriorizado de ese modo su voluntad acorde con
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determinado acto jurídico o si, por el contrario, ese signo carece de toda
virtualidad por la misma razón derivada del analfabetismo de su autor, que
le ha impedido interiorizarse de los alcances de las obligaciones asumidas.
instrumentos firmados, nadie puede ser obligado a reconocer iniciales o
signos (conf. arts. 1014 y 1031 CCiv.). Pero ello no descarta una
investigación tendiente a
determinar si la integración de la impresión digital con otros elementos de
juicio traduce el conocimiento del individuo con relación al acto jurídico.
En este aspecto, entiendo, con el juez, que en autos se ha probado que la
Sra. de Jure prestó su asentimiento en los términos del Art. 1277 CCiv. con
relación a la venta del inmueble. Su signo digital colocado al final del
boleto, "certificado" por su hijo circunstancia ésta que por sí no bastaría
comparecencia en el acto de suscribirse el boleto. Sin embargo, no se ha
acreditado que sus cláusulas fueron leídas de viva voz, ni se deja constancia
de los alcances de la intervención de la cónyuge en el acto. Pero, si se
conjuga esa presencia, con los dichos de los testigos de f. 148 vta. quien
afirma que fue la señora quien se dirigió al martillero para poner en venta
la propiedad, y de fs. 161 y 163, se vislumbra con certeza que aquélla tenía
perfecto conocimiento de la venta y de que habla prestado su asentimiento.
demandada) manifiesta que la señora le dijo al dicente que había vendido la
casa, "que se la habían robado, que la habían trampeado", mientras que
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Castellano de Farcomeni afirma que "la señora cuando vendió la casa, fue a
decírselo a la testigo y su esposo". Este último le habría hecho notar a la
interesada la inconveniencia de la operación "ya que con ese dinero no se
podía comprar otra "propiedad". y fue entonces que aquélla pensó en anular
el boleto. Agregó la deponente que la Sra. de Jure le comentó que había
dinero se dio cuenta de la mala operación que había hecho". En mi modo
enajenación, pues los comentarios relatados por la declarante y también
por Curi no dejan dudas de que aquélla no intentaba negar o retacear la
existencia de su intención de prestar su aquiescencia con la venta, sino que
razón vinculada con la supuesta escasez del precio convenido, cuestión ésta
naturalmente ajena al tema del cumplimiento de la norma del Art. 1277
condiciones contractuales, asegurando que eran "las mismas", lo que da una
idea acabada de que las conocía, y de que su disconformidad con el precio
no provino de ignorarlo al estampar su impresión digital sino de la tardía
comprobación de que era insuficiente para comprar otro inmueble.
Termina de persuadirme de que la cónyuge del vendedor prestó realmente
su conformidad con la operación la llamativa circunstancia de que ambos
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concertada para deshacer una compraventa acerca de cuya presunta
inconveniencia tomaron conciencia después de formalizada. Como bien lo
señala el juez, con cita de un fallo de esta sala el Art. 1277 CCiv. fue
introducido para proteger especialmente a la mujer y a la familia pero no
para que los esposos medren con ella a través de colusiones de ellos en
perjuicio del comprador.
2° También se agravia la parte demandada por que la sentencia no acoge la
teoría de la imprevisión y niega la resolución del contrato. En mi modo de
ver, en este caso le asiste razón a la agraviada. Los demandados negaron la
recepción de los telegramas 542 y 273 (f. 40 vta.), sin que se probara en
autos en contra de tal afirmación. De allí que no sea dable sostener que a
través de esas piezas los emplazados quedaron constituidos en mora. Tal
conclusión no varia por el hecho de que se haya constituido un domicilio de
elección (Art. 101 CCiv.), toda vez que éste surtiría sus efectos, aun ante la
hubiera acreditado la entrega de los telegramas en dicho domicilio, pero no
cuando como aquítal prueba ni siquiera se ha intentado rendir.
Desde otra perspectiva, observo que en el boleto se convino que la escritura
traslativa de dominio se llevaría a cabo dentro de los 60 ó 90 días, a criterio
aproximación, pudiera sugerir el Párr. 1° del Art. 509 CCiv. Es que, al estar
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circunstancias de lugar y tiempo que permitan proceder a su ejecución debe
señalar la fecha de otorgamiento y citar para ello a las partes. De allí que no
se incurre en incumplimiento si el escribano nunca llegó a fijar a fecha del
acto ni cursó tales citaciones. Este criterio conserva vigencia no obstante la
reforma introducida por la ley 17711 (1) al sistema de constitución en mora
(sala A, ED 42539). En igual sentido, sala D (ED 30260).
afirmación de haber citado a las partes, no se ha demostrado la efectiva
cursación de las respectivas notas para el vendedor y su cónyuge, ni otra
citación fehaciente.
En tales condiciones, no encuentro configurada mora de los demandados
que impida la operatividad de la doctrina del Art. 1198 CCiv. Es exacto que
cuando la teoría de la imprevisión fue invocada en autos todavía no se
había producido el acontecimiento económico vulgarmente conocido como
"rodrigazo", considerado corrientemente como punto de referencia a partir
involucradas en los contratos. Pero, por un lado, es de notar que desde la
fecha del boleto hasta la de contestación de la demanda (mayo de 1975) el
alza de los precios se había acelerado ya en medida tal que, según las tablas
condiciones de aplicación de la teoría de la imprevisión, pues aquel brote
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inflacionario ya claramente insinuado asumió proporciones que permiten
encuadrarlo estrictamente en la norma del Art. 1198 , como tantas veces se
lo ha declarado por los tribunales. Basta señalar que, a octubre de 1979, el
perito estimó el valor de la propiedad en $ 57.800.000, y que, a través de
las estadísticas a que antes hice mención, ese valor sería actualmente
cercano a los $ 160.000.000, aun cuando debe reconocerse que no siempre
tales datos coinciden con los de la realidad del mercado inmobiliario,
gobernadas a veces por factores distintos a los que determinan el ascenso
de otros productos. No cabe duda de que la prestación a cargo del vendedor
inmueble que recibiría a cambio que la confrontación entre ambas cifras
hubiesen sido invocados como hechos nuevos (Art. 163 inc. 6 CPCC.) (2).
definitivo se contemple y atienda al acaecimiento de un fenómeno que se
desarrolló a través del desenvolvimiento del proceso y que no fue más que
ciernes al contestar la demanda, y que, por lo tanto, estaban comprendidos
en la reclamación en cuanto generadores de la aplicación de la teoría de la
imprevisión (Conf. 44).
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Creo, pues, que debe accederse a la resolución del contrato (Art. 1198
CCiv. parte 2a).
3° Ahora bien: la resolución prevista por el Art. 1198 CCiv. da lugar a la
restitución de lo recibido por el vendedor. Pero la misma causa que origina
comprador sea reajustado en función de la depreciación de la moneda. Se
contractual, se han quebrantado para ambas partes, se ha roto el sinalagma,
y la buena fe que debe presidir la celebración, interpretación y aplicación
de los contratos debe restablecer el equilibrio perdido sin distinciones. Por
ello, lo cabe computar únicamente la situación del deudor cuya prestación
se ha tornado excesivamente onerosa. Quien resulta acreedor en razón del
mismo contrato cuya resolución pide el deudor, ha podido entregar sumas
coherentemente deberán indexarse para restablecer la equivalencia inicial
(López Cabana, "La indexación de las deudas dinerarias", en JA 1976III
788). El deudor no puede obrar en contradicción con sus propios actos. De
sumas de dinero recibidas.
Las IV Jornadas Sanrafaelinas de Derecho Civil aprobaron las siguientes
recomendaciones: "La vuelta a la equidad no debe significar la inversión de
los roles: el castigo para el beneficiado y el premio para el perjudicado, sin
el retorno, en lo posible, al contrato originario. Para el caso de resolución
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del contrato con restitución de las prestaciones cumplidas, se reajustarán a
los valores actuales". En igual sentido, Piantoni, "Desvalorización de la
moneda como hecho extraordinario e imprevisible en la responsabilidad
contractual" (LL 1976C659 y sala B, LL 1977C535 (3); ídem. p. 553
(4)).
Por ello, el vendedor (hoy su sucesión) deberá restituir al comprador la
desde la fecha de su recepción hasta la del pago, con más intereses al 6 %
anual.
Si mi voto fuera compartido debería revocarse la sentencia en recurso y,
sucesión del vendedor a reintegrar el adquirente la suma de dinero que dejo
propuesta. Sugiero que las costas de ambas instancias corran por su orden,
en atención a que el actor pudo creerse con derecho a reclamar como lo
hizo y el sentido, alcances y consecuencias de la resolución del contrato
(arts. 68 parte 2ª y 279 CPCC.).
Los Dres. Mirás y Padilla, por análogas razones a las expuestas por el Dr.
Lloverás, votaron en el mismo sentido.
Por lo que resulta del acuerdo que antecede, se revoca la sentencia de fs.
reconvención, declarándose resueltas las obligaciones emanadas del boleto
que uniera a las partes. Se condena a la sucesión del vendedor a pagar
dentro de los 10 días de quedar firme la liquidación respectiva la suma que
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resulte de reajustar el precio recibido, conforme con los índices oficiales
anual. Las costas de ambas instancias por su orden. Néstor L. Lloveras.
Osvaldo D. Mirás. Marcelo Padilla.