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Decada de Los 90 de Fujimori Ultimooooooooooooooooooooooo
Decada de Los 90 de Fujimori Ultimooooooooooooooooooooooo
FACULTAD
EDUCACIÓN
ESCUELA
INTEGRANTES :
CICLO : III
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DEDICATORIA
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INTRODUCCIÓN:
En las siguientes líneas se detallara el desarrollo del tema de realidad nacional realizado
por todos los miembros del grupo.
3
RESUMEN:
Fujimori, una polémica década de poder en Perú El 10 de junio de 1990, Alberto Fujimori,
un hijo de inmigrantes japoneses, se convirtió en presidente de Perú tras derrotar al
famoso novelista Mario Vargas Llosa. Después de una década de poder (1990-2000) fue
acusado de corrupción, violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
Fujimori, sin embargo, obtuvo logros como su lucha contra el terrorismo, donde resaltan
el rescate de rehenes de la residencia del embajador de Japón en 1997.
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ÍNDICE:
Contenido
GOBIERNOS DE LA DÉCADA DEL AÑO 90........................................................... 8
Reelección ............................................................................................................ 22
5
Elecciones 1995, toma de mando ............................................................................... 22
2. El General Robles......................................................................................... 24
Chavín de Huantar................................................................................................... 24
Corrupción................................................................................................................. 27
La campaña .............................................................................................................. 34
La oposición ............................................................................................................... 40
6
Capítulo 2: Las dinámicas y juegos de poder entre los actores .................................. 45
Escándalo de vladivideos............................................................................................ 49
Bibliografía .................................................................................................................... 52
CONCLUSIONES:......................................................................................................... 53
ANEXOS ........................................................................................................................ 56
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GOBIERNOS DE LA DÉCADA DEL AÑO 90
Las elecciones de 1990 eran inmensamente esperadas, el mundo empresarial se dio cuenta
que sus intereses estaban seriamente amenazados, la casta política perdió su oportunidad
de demostrar que era más grande que los problemas que el país tenía, los dos partidos más
importantes del Perú, Acción Popular por su incompetencia y el APRA por su arrogancia,
no pudieron controlar ninguno de los problemas que el país tenía y además el terrorismo
nos había mellado profundamente.
Tal vez lo único bueno que nos hizo el terror es que nos unió tras de la bandera a todos,
el país se dividió en dos bandos: los aterrados ciudadanos amantes de la paz y la izquierda
“legal” que apañaba al terrorismo creciente con su doble discurso al decir “no aceptamos
al “conflicto armado interno”, pero debemos comprender las causas que lo componen”
Eso el terror lo aprovechó intensamente.
Aparece Mario Vargas Llosa inflado por ese empresariado asustado con los
acontecimientos y financiado por ellos, bendecido por el Cardenal Vargas Alzamora.
Todo estaba listo y en las elecciones sucedió lo impensado, apareció un ingeniero, de
origen japonés, absolutamente desconocido, subido en un tractor ofreciendo “honradez,
tecnología y trabajo”.
Vargas Llosa no fue elegido en primera vuelta, “humillado” por los peruanos en el primer
vuelo a España se fue del país y tuvo que ser “convencido” por el Cardenal -quien fue
tras él- para que nos perdone, volviera y diera la “batalla” en segunda vuelta, creyendo
que todos los que se dispersaron votando por los partiditos, ahora votarían por él y que su
lista de “insignes peruanos” era mejor que la del “chinito”. Y Perdió.
Alberto Fujimori, al igual que Velasco y luego Alan García nunca fue una propuesta,
siempre fue una consecuencia y mientras la casta trasnochada de los políticos peruanos
no lo entienda, será la aspiración de la mitad de los peruanos que preferirán el
pragmatismo del “Chino” que les dio vías de acceso, tranquilidad social, fronteras en paz,
eliminación del terrorismo, moneda estable, estabilidad económica, acceso al mundo,
mínima inflación, reducción de producción de hoja de coca, colegios, programas sociales
de ayuda, disminución de la carga del estado, crecimiento empresarial, etc.
Y todo ello por la nación de una Ley de leyes, la Constitución del 93.
Por eso el Perú hoy es viable.
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Elecciones presidenciales del Perú (1990)
A. Coyuntura Política:
El fracaso del gobierno aprista hacia improbable el triunfo del candidato oficialista Luis
Alva Castro. Los protagonistas principales en este proceso electoral fueron: Mario Vargas
Llosa y Alberto Fujimori.
Vargas Llosa y su lista parlamentaria fueron asociados a la vieja clase política tradicional
y los sectores de la élite económica. Las mayorías electorales del Perú optaron entonces
por un "outsider", un improvisado, pero carismático ingeniero de ascendencia japonesa,
que logró sorpresivamente un 29% del apoyo electoral pasando a la segunda vuelta.
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C. Segunda Vuelta Electoral: domingo 10 de junio de 1990.
En la segunda vuelta, Alberto Fujimori derrotó a Mario Vargas Llosa con el apoyo de la
izquierda y el APRA. Logró el 62% de los votos, contra el 37% del escritor.
Fue un Partido político fundado por Alberto Fujimori y ganador de las elecciones
presidenciales de 1990, fue un movimiento de carácter populista que aglutinó a pequeños
empresarios, al sector informal y como novedad a un grupo de evangélicos. En un
comienzo, sus pretensiones eran modestas, inclusive no contaban con un plan de
gobierno.
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Shock, eliminando los subsidios estatales y sincerando los precios de diversos bienes de
consumo. Además, se bajaron los aranceles para promover las importaciones.
Pese a que Fujimori como candidato había negado un shock económico, el gobierno
siguió las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. El 8 de agosto de 1990,
el Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Economía, Juan Carlos Hurtado
Miller salió en cadena nacional anunciando una reestructuración de precios, que sería
conocida como el "fujishock". Esta medida del gobierno permitió controlar la inflación,
pero provocó la devaluación de los salarios de la mayoría de la población. Era la primera
de muchas reformas de tendencias liberales y algunas de capitalismo clientelista, que
ocasionaron la eliminación del control de precios y el posterior cambio
de moneda al nuevo sol (un millón de intis).
A partir del ajuste económico de agosto de 1990 se redefinieron las funciones del Estado
y el mercado asumió un nuevo y fundamental papel en la economía del Perú, siguiendo
con las recomendaciones del Consenso de Washington, que proponía una reforma
tributaria, una rigurosa disciplina fiscal, la firme liberalización financiera y comercial, el
establecimiento de un tipo de cambio competitivo, la privatización de empresas, la
eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas, entre otras.
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la reducción del Estado y la liberación de la economía nacional fomentaron la inversión
extranjera. Como resultado, en 1994 la economía peruana creció un 13 %, a pesar de los
despidos masivos acaecidos.
Aspecto social
Masacre de Barrios Altos
La noche del 3 de noviembre de 1991 se llevaba a cabo una pollada en el primer piso del
inmueble ubicado en el Jirón Huanta N.º 840 para conseguir fondos para reparar ese
edificio. Aproximadamente, a las 23:30, seis individuos armados y encapuchados
entraron al edificio luego de bajar de dos vehículos.
Los atacantes cubrieron sus rostros con pasamontañas y ordenaron a los asistentes de la
reunión a tenderse en el piso, donde les dispararon indiscriminadamente por cerca de dos
minutos, matando a 15 de ellos incluyendo a un niño de 8 años, e hiriendo seriamente a
otras cuatro personas, uno de los cuales quedó permanentemente paralítico. Luego, los
atacantes salieron en dos vehículos. Durante la investigación, la policía encontró 111
casquillos y 33 balas del mismo calibre en la escena del crimen. Las investigaciones
judiciales y los reportajes de la prensa revelaron que los sujetos envueltos en el crimen
trabajaban para la inteligencia militar; habían sido miembros del Grupo Colina que era ya
conocido por perpetrar un programa anti-terrorista por órdenes del gobierno de Alberto
Fujimori. Se verificó luego que los atacantes buscaban atacar una reunión de subversivos
senderistas que en realidad tuvo lugar en el segundo piso del inmueble (mientras que la
pollada y el ataque se llevaban a cabo en el primer piso).
Masacre de Santa
La Masacre de Santa fue una masacre de campesinos llevada a cabo el 2 de mayo de 1992
por el Grupo Colina en la provincia de Santa en el departamento de Áncash, en la sierra
de Perú, en el marco del conflicto armado interno que tuvo lugar entre 1980 y 2000.
Carlos Alberto Barrientos Velásquez, Roberto Barrientos Velásquez, Denis Atilio
Castillo Chávez, Federico Coquis Velásquez, Gilmer Ramiro León Velásquez, Pedro
Pablo López Gonzáles, Jesús Manfredo Noriega Ríos, Carlos Martín Tarazona More y
Jorge Luis Tarazona More murieron en la masacre. Tras llevar a cabo la masacre,
miembros del Grupo Colina, un escuadrón de la muerte que operaba fuera del Ejército
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peruano, pintaron grafitis pro-senderistas, como parte de una operación de bandera falsa.
En la actualidad, todos los miembros del Grupo Colina se encuentran encarcelados.
El lugar donde ocurrió el hecho es una zona comercial dentro de un distrito de clase media
(algunos sectores media-alta) de Lima. Dos vehículos, cada uno equipado con una
tonelada de explosivos, explotaron en la mencionada calle a las 9:15 p.m., matando a 25
e hiriendo a unas 200 personas. La onda expansiva destruyó o dañó 183 casas, 400
negocios y 63 automóviles estacionados. El atentado fue el comienzo de una serie de
ataques senderistas contra el Estado peruano de una semana de duración, que en total
causaron 40 muertes y tuvieron en zozobra a la capital.
Masacre de La Cantuta
Tuvo lugar en Lima el 18 de julio de 1992. En La Masacre de La Cantuta el profesor
decano de la facultad de biología Hugo Muñoz Sánchez y nueve estudiantes de la limeña
Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (conocida como La Cantuta
debido al nombre de la zona donde se encuentra) fueron secuestrados y desaparecidos por
una escuadra paramilitar (Grupo Colina), pertenecientes al Ejército Peruano aduciendo
que eran Terroristas.
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interior del gabinete2 por la publicación de un programa alternativo de estabilización que
había sido elaborado por el Ministro de Industria, Comercio, turismo e Integración, Guido
Penaco, en el cual se proponía una ejecución gradual. Así mismo, el continuo fracaso en
la lucha contra la inflación y la crisis ocasionada por una epidemia de cólera. Al mismo
tiempo, todos los integrantes del gabinete pusieron su cargo a disposición.
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Por otro lado, el 15 de septiembre del mismo año, Fujimori decretó un indulto selectivo
para liberar a algunos encarcelados en calidad de inculpados y de esta manera minimizar
el exceso de población carcelaria. El problema radicó en que la constitución del 79
facultaba al Congreso en el ejercicio de ejercer el derecho a la amnistía y no al Ejecutivo,
por lo que efectivamente varios parlamentarios cuestionaron la validez de ese indulto. En
relación a lo anterior, el poder Ejecutivo sancionó un crédito suplementario al cual se
opuso la Comisión Bicameral de Presupuesto. En el congreso no se había debatió sobre
el crédito debido a que Cambio ’90 y el APRA no habían dado el cuórum. En medio de
la controversia provocada, la sesión del congreso el 10 de octubre se levantó por iniciativa
del Ejecutivo y no se votó sobre el permiso para que Fujimori viajara a la reunión de los
Presidentes del Andino. Con respecto a esto, el diario Expreso el 14 de octubre demuestra
un claro reconocimiento sobre el conflicto entre el Congreso y el poder Ejecutivo junto
un indicio de las tensiones futuras que esto pueda generar, al indicar que:
“El presidente Fujimori niega alentar o protagonizar la confrontación entre los poderes del
Estado pero la realidad es mañanas fuerte que sus palabras. Quiéralo o no, él se halla
inmerso en un doble conflicto: con el legislativo por un lado y con el judicial por el
otro…Desde luego el presidente puede sentirse tentado a saltearse la legalidad a la
garrocha, removiendo por decreto a los jueces o cerrando el Congreso.”3
En diciembre de 1990, surge otro conflicto cuando Fujimori promulga parcialmente la Ley de
presupuesto para el año siguiente, mientras que el congreso insistía en mantener el proyecto
inicial. La Constitución del 79 no decía si el Presidente podía observar el presupuesto una
vez que fuera aprobado por el Congreso, ni tampoco si él podía promulgarla parcialmente”.
Sin importar la oposición formada en el Congreso, Fujimori suspendió, al amparo del artículo
211, tres de los artículos de la ley aprobada por el congreso, de esta manera, logra ampliar
los poderes del Ejecutivo. Además, en febrero de 1991, el Consejo de Ministros se opuso a
la propuesta de “democratizar” las decisiones del gobierno y la modificó por completo antes
de que se publicara.
En mayo, anunció en el Congreso la firma del convenio antidroga que había firmado con
Estados Unidos, El Congreso reaccionó interpelando al gabinete, pero no se pudo lograr
absolutamente nada debido a que en ese momento la oposición a Fujimori no era suficiente.
Por otro lado, el Congreso le proporcionó facultades al Ejecutivo durante 150 para que
pudiera legislar en las áreas de generación de empleo, inversión privada y pacificación (Ley
25327). “Entre junio y noviembre de 1991 el Ejecutivo promulgó 117 decretos legislativos al
amparo de la Ley 25327, de los cuales 83 fueron promulgados entre el 3 y 15 de noviembre,
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justo antes de que se venciera el plazo. En las semanas siguientes el Congreso derogó o
modificó 28 decretos de importancia central, la mayoría de los cuales tuvieron que ver con
la pacificación”. Mientras el Congreso se oponía a varias de las normas referidas a la
pacificación, críticos del gobierno denunciaban a Fujimori por intentar un golpe “blanco”, por
medio del centro legislativo al atacar a la Constitución.
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Constitución de 1979 con respecto al uso del artículo, la Constitución tampoco otorgaba al
Congreso la potestad de revocar las leyes así promulgadas.
Ante la negativa del Congreso para concederle amplios poderes para legislar sin
fiscalización, Fujimori decidió, el 5 de abril de 1992 disolver el Congreso de la República,
intervenir el Poder Judicial, tomar medios de comunicación —radiodifusoras, canales de
televisión y periódicos de difusión nacional.4 Lo que generó tensiones tanto en el
Ejecutivo como en el Legislativo. Fujimori tenía como premisa cumplir sus promesas
electorales. Esta acción la realizó el Jefe de Estado a través de una emisión televisiva a
nivel nacional. Esto se daría horas antes de que la Asamblea realizará la revisión de
decretos, los cuales darían muchas prerrogativas a los militares para eliminar el terrorismo
que se consideraban un exceso y una violación a los derechos humanos. Esta medida
tomada por el presidente fue muy aceptada por la población peruana un 80 % de apoyo
esta decisión. Sin embargo, mientras que dentro del Perú se aceptaba las medidas del
Presidente, en el exterior las distintas organizaciones miraban con recelo a lo que sucedía
en el país. Lo consideraban “una ruptura del orden democrático” con una estabilidad para
concertar negocios o convenios con organismos internacionales y/o transnacionales.
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importante este tipo de gobierno, porque según él su único obstáculo era el Congreso que
no lo dejaba gobernar. Fujimori lo llamaba oposición obstruccionista, pero además la
tildaba de corrupta. Con el cierre del Parlamento el presidente se encargó de buscar
soluciones al terrorismo y a la crisis económica. Por ello necesitó el cambio de la
Constitución para dar nuevas coordenadas al sistema político peruano. Aunque Fujimori
desde el inicio de su gobierno planteó medidas para al menos en parte solucionar la crisis
económica como veremos en el siguiente cuadro. Luego se notó que necesitaba del
cambio de reglas para ejecutar soluciones a distintas velocidades de implementación que
hasta antes del cierre del Congreso no poseía.
Cuando llegamos a la casa de Los Sauces, y al escuchar bulla de voces de mujeres que
provenía del segundo piso, decidí subir por la escalera de la casa a la que llamábamos “El
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Castillo”. Y, ¡oh sorpresa!, vi a Abimael Guzmán y a Elena Iparraguirre. Me acerqué y le
dije: “Soy el general Antonio Ketín Vidal, jefe de la Dincote. Le comunico oficialmente
que usted está detenido”, entonces se paró y me extendió la mano: “Manuel Abimael
Guzmán Reinoso”, me respondió. “Bueno, usted tiene que entender que en la vida se gana
y se pierde. Usted ha perdido, tome asiento”, le dije. Está bien, yo sé perder y también sé
que lo pueden matar a uno. Pero el pueblo, lo que tiene acá (señalándose la sien con un
dedo), eso, nadie se lo quita”, me respondió Abimael Guzmán.
Luego coordiné con Benedicto Jiménez para, antes de que llegaran los medios de
comunicación a Los Sauces, adelantarme a la Dincote con Abimael Guzmán y Elena
Iparraguirre. Minutos después enrumbamos a la Dincote y allí decidí informar a la prensa
extranjera sobre los hechos, porque quería liberarme de cualquier desgracia. También me
comuniqué con el Canal 2, que lanzó la primicia. Hasta ese momento, el presidente
Alberto Fujimori no sabía de la captura de Abimael Guzmán. Vladimiro Montesinos,
tampoco. Al poco rato, llamé por teléfono a Palacio de Gobierno para darle cuenta al
presidente Fujimori sobre la captura de Abimael, pero me contestó el edecán: “Mi general,
el presidente no se encuentra, está fuera de Lima”, me dijo. “¿Cómo que no se encuentra?
¡Es urgente!”, le insistí. Pero el edecán volvió a decirme que era imposible. No había
manera de comunicarse con el presidente. Luego me enteré que estaba en Iquitos. Luego,
a las 11 y 15 de la noche, Montesinos, enterado por la noticias sobre la caída de Guzmán,
me llamó por teléfono y me preguntó con ajos y cebollas: “¡Oye, carajo! ¿Es cierto lo que
está saliendo en la televisión o me estás cojudeando?”, tronó por el teléfono. “Por
supuesto que es cierto”, le contesté. “¡Carajo, ni siquiera me has avisado!”, me gritó y
colgó el teléfono.
Minutos después llamé a Montesinos para pedirle que me diera el teléfono del presidente
Fujimori y así informarle personalmente de la captura. Montesinos me respondió que ya
se había comunicado con Fujimori.
El plan era matar a Guzmán. Benedicto Jiménez no estaba de acuerdo. Según relató:
El general Vidal una vez me dijo, antes de la captura de Guzmán: "Comandante, si cae
Guzmán, ¿debe morir o no? Yo le respondí: "Mi general, nosotros nos guiamos por ciertos
principios y usted sabe que hay un libro de cabecera llamado El arte de la guerra, de Sun
Tzu, y yo he formado a mi gente con esa mentalidad. Al enemigo hay que capturarlo vivo,
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porque muerto no nos sirve. Y, segundo, muerto sería un mártir, como lo dice Sun Tzu.
Y hasta ahora nuestras fuerzas apuntan a capturarlo vivo. La idea era mantener con vida
a Guzmán. Durante las operaciones, una de las partes más difíciles es la toma de
decisiones. Cuando yo tomo la decisión de golpear la casa Los Sauces, sabía que asumía
un reto, porque Guzmán ya se me había escapado de la residencia de la calle Buenavista,
y si fugaba por segunda vez, a mí me descabezaban.
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produjo un cambio estructural del Poder Legislativo), la Reforma del Consejo Nacional
de la Magistratura, la creación de la Defensoría del Pueblo, y el establecimiento del rol
subsidiario del Estado y medidas de liberalización económica y amplias posibilidades de
referéndum (asumiendo una postura de orientador, pero sin realizar una actividad
empresarial).
En una comparación con la Constitución de 1979: “La del 79 permitía una mayor
intervención del Estado, mientras que la del 93 es una carta que limita esta intervención.
Sobre la del 79, consideró que está más orientada a lo social y estatal, y no establecía
restricciones para que el Estado desarrolle actividad empresarial. La del 93 es más pro
empresa privada (…) dice que el Estado puede realizar empresa privada pero en forma
subsidiaria y cuando se apruebe por ley. La del 93 es más favorable para las inversiones
porque habla de una economía de mercado más desarrollada, aunque con algunas
pinceladas sociales”.
Ley Cantuta
El 18 de diciembre de 1993, hubo una orden de detención de los miembros del
“Destacamento Colina”, dispuesta por el juez del fuero común. Hubo oposición de la
justicia militar. Bajo esa situación, la Sala Penal de la Corte Suprema era la responsable
de definir la competencia. El 4 de febrero de 1994, se produjo una discordia al votar 3
magistrados a favor del fuero militar y 2 a favor del fuero civil. No obstante, de acuerdo
a Ley, el conflicto de competencia entre los fueros común y militar se debía resolver en
la Corte Suprema con el voto favorable de cuatro vocales. Esta discordia debía ser resuelta
bajo la decisión de los Magistrados Consejeros de la Corte Suprema del Poder Judicial
(se supuso que dichos Magistrados votarían a favor del fuero común).
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Por último, esta ley disponía lo siguiente:
Reelección:
Debido a la reforma constitucional de 1993, Fujimori pudo reelegirse para el periodo
1995-2000, venciendo a Javier Pérez de Cuéllar en primera vuelta. Las elecciones
tuvieron lugar el 9 de abril de 1995. Sin embargo, el debate en torno a la reelección, según
el Dr. Fernando Tuesta, analista político peruano, emerge debido a que el “artículo 112
muestra claramente que el espíritu y la inspiración de los congresistas era considerar el
período 1990-1995 como el primer gobierno del presidente Alberto Fujimori. El Diario
de Debates muestra las palabras del Dr. Carlos Torres y Torres Lara sosteniendo
inequívocamente este hecho”. Finalmente, el artículo 112 permitía la reelección
presidencial por única vez. El mismo fue aprobado por la Constitución de 1993.
Con motivo de las elecciones de 1995, ante la tacha presentada contra la candidatura de
Alberto Fujimori, el JNE la declaró infundada pues consideró que el presidente en
ejercicio fue habilitado por el artículo 112 de la nueva Constitución de 1993. Es decir, el
Presidente Fujimori estaba habilitado para postular a la única reelección posible. En
concordancia con esta posición, el Congreso Constituyente Democrático debatió una ley
para regular las acciones del Presidente de la República como candidato. Debido a esto,
promulgó la Ley N.º 26430, denominada: “Normas aplicables al ciudadano que ejerza la
Presidencia de la República y que postule a la reelección”. De esta manera, el CCD asume
que la reelección inmediata del ingeniero Alberto Fujimori estaba ya consumada, en 1995.
Por otro lado, la Ley de Interpretación Auténtica, en resumidas cuentas, intenta modificar
la Constitución, mas no interpretarla. En otras palabras, el presidente Fujimori no puede
postular nuevamente a la presidencia. El Congreso, por su parte, debido al temor de no
poder superar los obstáculos impuestos por la oposición, no logró poner en marcha una
reforma constitucional, la cual, era la única posibilidad que este tenía.
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y Diez Canseco Terry, entre otros (Murakami 2007:398). No obstante, es importante
señalar cómo fue el proceso y qué áreas cambiaron para favorecer una elección sin
fraudes.
En primer lugar, la valla electoral fue lo bastante alta como para permitir la candidatura
de partidos de oposición (LASA 1995:12). Por otro lado, tal como señala el informe de
LASA, se hicieron ciertas modificaciones con la finalidad de incrementar la participación
y fiscalización de los ciudadanos. Esto se ve evidenciado en el reporte de los resultados a
través de un sistema computarizado. Un factor importante, es que la prensa privada no
estuvo igual de regulada que la nacional. De manera que, favoreció
desproporcionadamente al candidato oficialista.
A pesar que Pérez de Cuéllar lideró la intención de voto, la guerra con Ecuador jugó un
papel importante en la reelección de Fujimori. El expresidente, instauró el lema “El Perú
no puede parar” como mensaje principal para promover los beneficios de la continuidad
en el gobierno. Por otro lado, tal como señala Murakami, la población no vio en los
candidatos una nueva alternativa. Probablemente, debido al mantenimiento de las
desgastadas estructuras de los partidos, las cuales no lograron capturar por complemento
a la población, así como las figuras personalistas y autoritarias. Asimismo, la percepción
de cumplimiento y buen gobierno por parte de la ciudadanía, reforzó el voto hacia
Fujimori. Tal como señala Pease “el colapso fue en 1995 con el triunfo electoral de
Fujimori. Ante la pregunta sobre por qué triunfa Fujimori, Tanaka encuentra que a la
oposición le faltó fortaleza para combatir el golpe de 1992. Una señal del colapso fue:
que ninguno de los partidos que eran parte del precario sistema anterior llegó al 5 %
requerido por el Jurado Nacional de Elecciones en las candidaturas presidenciales de
1995” (2000). Finalmente, Fujimori logra alcanzar la presidencia bajo dudosas
circunstancias. Además, el oficialismo tuvo mayoría congresal. Las circunstancias para
que Fujimori lograra reelegirse, fueron en parte dadas debido al control dentro del
gobierno.
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embargo, Fujimori no supo aprovechar tales condiciones para crear un verdadero
desarrollo. En ese sentido, no generó empleo ni disminuyó los niveles de pobreza en la
sociedad, dos factores que fueron de suma importancia, ya que eran los motivos por los
cuales fue capaz de reelegirse. Tal situación produjo el inicio del descontento observado
en 1995.
El evidente aferramiento al poder fue otro factor que inició el declive de la popularidad
de Fujimori. Murakami señala como, debido al vasto apoyo del que se gozó en las
elecciones de 1995, la bancada se tomó muy en serio la idea de mantenerse en el periodo
5 años más. Fujimori, en vez de preocuparse por aprovechar la situación favorable que le
tocó, estaba más concentrado en encontrar la manera de mantenerse en el poder luego del
2000. Esta percepción se dio automáticamente luego de tomar el poder en 1995
(Murakami 2012: 427).
Chavín de Huantar
La operación Chavín de Huantar fue una operación militar, considerada una de las
operaciones más exitosas a nivel mundial, donde se logró rescatar a 72 rehenes. Los
rehenes estuvieron capturados durante 125 días en la residencia del embajador japonés
hasta que el 22 de abril de 1997 fueron liberados gracias a las fuerzas militares.
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Estado, embajadores, políticos, empresarios, altos jefes militares y policiales. Después de
negociaciones con la Cruz Roja se aceptó dejar libre a políticos sin peso y a algunos
políticos de izquierda.
La dinámica en el congreso
En las elecciones de 1995, Fujimori consigue una victoria con bastante facilidad, lo que
le otorga 67 escaños de un total de 120; es decir, una mayoría absoluta en el congreso.
Sin embargo, a pesar de la fuerza política dominante, no conseguía los ⅔ necesarios para
poder realizar un cambio en la constitución sin tener que entrar en diálogo con las demás
organizaciones políticas de la época. La oposición al fujimorismo era bastante
fragmentada, estaba constituida por varios grupos minoritarios que se fueron dividiendo
con el paso del tiempo. Esto generaba el ambiente propicio para ir preparando la
posibilidad de una continuidad del gobierno en el 2000.
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Como señala Degregori y Meléndez, la bancada fujimorista tenía un perfil bastante
tecnocrático. Más de la mitad de los congresistas que llegaron al poder gracias Fujimori
tenían como profesión la economía o alguna carrera vinculada con la ingeniería, a
diferencia de lo que sucedía con las otras organizaciones. En el caso de Unión por el Perú
-segunda fuerza política más importante- sus 17 congresistas estaban vinculados con
carreras de letras, como lo son el derecho, la sociología y el periodismo (Degregori y
Meléndez 2007: 68).
Por otro lado, es notable la gran cantidad de congresistas fujimoristas cuyo voto fuerte no
estuvo en Lima, sino en otras regiones del país. De los 67 escaños que obtienen en el
congreso, 41 de ellos eran miembros cuyo voto fuerte se encontraba concentrado en 2 o
3 regiones fuera de la capital. En ese sentido, el fujimorismo representa una suerte de
apertura y renovación política; sin embargo, este proceso se da, como señalan Meléndez
y Degregori en un esquema vertical y autoritario, dado el poco interés de Alberto Fujimori
por construir un partido político bien organizado.
Relación ejecutivo-legislativo-judicial
La concentración de poder por parte del ejecutivo es clara en tanto esta socavó otras
arenas con la finalidad de asegurar su mantenimiento en el poder. Una primera arena que
se vio totalmente vulnerada fue el poder judicial y el ministerio público como señala
Henry Pease. Con la ayuda de la mayoría parlamentaria, se instituyeron leyes que
permitieron el designamiento a “dedo” de los magistrados por parte del congreso (Pease
2000:16). Asimismo, estos magistrados eran provisionales. De modo que, estaban
subordinados a los poderes mencionados. Recordemos que, al ser provisionales, las
renovaciones laborales se harían en tantos cumplan con los solicitado. Por tanto, podemos
señalar que el parlamento fujimorista junto al poder ejecutivo, manipulaban dicha arena.
Esto, a su vez, implica que la relación ejecutivo-legislativa, estaba muy consolidada,
sobre todo, debido a la amplia mayoría oficialista.
Por otro lado, tal como se observa en las tablas, Cambio 90/Nueva Mayoría contó con 67
parlamentarios, mientras que el partido que le sigue, Unión por el Perú, contó con 17
congresistas. Esta elección fue muy particular en tanto los partidos más antiguos y
consolidados obtuvieron porcentajes mínimos tanto en las presidenciales como en las
congresales. Esto se ve evidenciado en el 3.3 % que obtiene el APRA y el 1.3 % que
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obtiene AP en las presidenciales. En adición, el PPC obtiene 3 %, el APRA 6.5 %, y el
AP 3.3 % en las elecciones congresales.
Corrupción:
Degregori sostiene que “el objetivo del régimen era la despolitización del electorado el
clásico pan y circo.” (101:2012). Esta afirmación se materializa en la compra de diversos
canales de televisión, así como de la prensa escrita y la promoción de los diarios chicha.
Respecto a la televisión, aparecen los primeros talk-show tales como el programa de
Laura Bozzo, entre otros, hacia finales de los noventa. De modo que, “no había programas
políticos; las notas policiales abrían los noticieros, seguidas por “temas humanos”; no se
permitía siquiera propaganda electoral pagada al contado.” (100-101:2012). Debido a
ello, distintas figuras tales como César Hildebrandt, Nicolás Lúcar, Eduardo Guzmán y
Jaime de Althaus; renuncian a sus puestos por presunta incompatibilidad. En suma, la
política pasó a segundo plano. Asimismo, la politización de la mayoría de diarios fue
excepcional.
A partir de estos dos medios, Fujimori empezó a desplegar lo que llamaremos una
estrategia política que contaba con tres ejes. (Degregori 102:2012). Para empezar, se
impulsó una propaganda masiva a favor del gobierno. En segundo lugar, se desarrolló
“una campaña masiva e inédita de difamación y calumnia contra los candidatos de
oposición” (102:2012). Esto último se vio evidenciado en la campaña de feminización a
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los opositores. Finalmente, se impuso y reavivaron los “viejos miedos o la inoculación de
otros nuevos”. (102:2012).
Por último, los Vladivideos representan la caída del gobierno fujimorista. Estos fueron
entregados por Fernando Olivera y Luis Ibérico el 14 de septiembre del 2000. Asimismo,
el primer Vladivideo fue uno en el que Montesinos le entregó 15 mil dólares a Alberto
Kouri con la finalidad de que integre la bancada de Cambio 90/Nueva Mayoría. De modo
que, vemos que parte de la corrupción en dicho gobierno implicó la compra de políticos
ya sea para votar a favor de propuestas oficialistas o para integrar su bancada. La
aparición de dichos videos creó un clima de descontento y manifestaciones generalizado.
Debido a ello, el 16 del mismo mes, Fujimori brinda un mensaje a la nación donde, entre
otras cosas, convoca a nuevas elecciones. Los días posteriores, muchos políticos,
incluyendo a Montesinos, fueron del país y renunciaron a sus cargos. Además, el 13 de
noviembre del 2000 Fujimori viaja a Brunei para asistir a la APEC que se desarrollaba en
dicho país. Luego de ello, el 17 del mismo mes viaja a Japón y fue desde allí donde envió
un fax con su renuncia a la presidencia del país un 20 de noviembre del 2000. iA
continuación, expondremos una lista de los involucrados y los eventos que conforman los
llamados Vladivideos.
28
En julio del mismo año, el jefe del gabinete subscribió dos veces las listas en las cuales
los peruanos piden un referéndum para derogar una ley que faculta al mandatario
postularse a una segunda reelección en las elecciones del 2000. Valle Riestra renunció al
premierato el 21 de agosto de 1998, tras indicar que sus esfuerzos por democratizar el
país no son viables, además indicó que el presidente parlamento, Víctor Joy Way, le había
faltado el respeto al decirle que comenzara a trabajar. Junto con él, dimitió el Ministro de
Defensa César Saucedo. Luego de la renuncia, se volvió a nombrar a Alberto
Pandolfi como Presidente del Consejo de Ministros y se nombró a Julio Salazar Monroe
En octubre del mismo año el premier renunció tras revelaer que iba a postular al congreso
en las elecciones del siguiente año. Luego de la aprobación de la dimisión se nombró
a Alberto Bustamante Belaúnde, experto en Derechos Humanos, como Presidente del
Consejo de Ministros; junto con Joy Way se fueron Miriam Schenone (PROMUDEH),
Antonio Paucar (Transportes), Daniel Hokama (Energía y Minas), Javier Villanueva
(Interior) y Alfredo Quispe (Justicia), Ludwick Mayer (Pesquería), Tomás Gonzales
(Presidencia).
29
final de la segunda reelección consecutiva del presidente Fujimori. Este gobierno,
marcado por la inestabilidad política y los escándalos que se mediatizaron, tuvo una
duración de poco menos de 4 meses, concluyendo con la renuncia indecorosa por fax del
presidente Fujimori desde Japón, la misma que no fue aceptada por el congreso, quien lo
destituyo del cargo arguyendo la causal de “incapacidad moral”.
El presente trabajo busca hacer un análisis del marco político que envolvió a este
gobierno, enfocándose en la relación y dinámicas observadas entre los actores políticos
más relevantes, haciendo énfasis en la relación del congreso y el ejecutivo. Así, se
pretende desarrollar desde esa óptica una reconstrucción del proceso político acontecido
como prefacio de la caída del régimen autocrático de Alberto Fujimori.
El segundo capítulo desarrolla el análisis de las relaciones entre estos actores y sus pugnas
de poder durante el tiempo que duro el gobierno. Aquí se va a recurrir a fuentes primarias
como artículos de diarios y reportajes periodísticos de la época que grafiquen lo señalado.
Pero también se recurre a la bibliografía académica ya desarrollada sobre el tema por
autores como Yasuke Murakami, Carlos Ivan Degregori, Guillermo Gonzales, entre otros
incluidos en la bibliografía. Esto permite poder contrastar diferentes perspectivas sobre
el proceso político del 2000 y así poder elaborar una interpretación que contribuya a un
entendimiento más profundo de los fenómenos acontecidos en el 2000.
Como herramienta metodológica, este capítulo analiza las relaciones entre el ejecutivo y
los demás actores identificados. Cada uno de estos procesos es analizado
individualmente, planteando en cada una las dinámicas y mecánicas imperantes en las
relaciones políticas de los actores bajo estudio.
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Para entender el fenómeno político que se desarrolló en ese accidentado periodo, a
continuación se va a hacer una breve reseña del contexto político previo, haciendo énfasis
en la campaña previa y las elecciones del 2000. Esto servirá para conocer en qué situación
llegaban los diferentes actores políticos al escenario de los comicios del año 2000. Hacer
esto nos permitirá entender de mejor modo los sucesos del tercer periodo gubernamental
de Fujimori, el cual no puede entenderse de modo aislado pues está enmarcado dentro de
un proceso político de mayor envergadura: La dictadura fujimorista de los años 90.
El primer periodo de Fujimori había estado marcado por el autogolpe del 5 de abril de
1992 que tuvo un respaldo popular masivo, las medidas de reajuste económico
denominadas como “el fujishock”, y el enfrentamiento militarizado con los grupos
subversivos de izquierda radical que pugnaban mediante la violencia y el terror para tomar
el poder político en el país. Asimismo, las fuerzas de oposición se encontraban debilitadas
por sus propias pugnas internas, eran incapaces de concertar entre si para estructurarse en
bloques más contundentes que faciliten el rol de oposición y cargaban con el rechazo de
la población en general, que se sentía hastiada de la política tradicional a quien culpaban
de la crisis de los 80 y que veían representada en los partidos de oposición.
Este gobierno fue exitoso en estabilizar la economía y ganó el respaldo social en la lucha
contra el terrorismo con la captura del líder de Sendero Luminoso en el año 1992,
generando así una sensación de orden, seguridad y confianza en la población. Por ello, no
sorprende que en el 95 la población apostase por reelegir a Fujimori. El discurso en esta
campaña estuvo orientado a los segmentos sociales más empobrecidos, segmentos con
los que el oficialismo tenía una deuda pendiente, pues no había podido lograr reducir la
pobreza ni el desempleo con el mismo éxito que tuvo con las medidas del fujishock y el
enfrentamiento al terrorismo. Estas se volvieron su base social. (Murakami, 2012).
En el año 1995 Alberto Fujimori fue re electo por primera vez como presidente de la
república, ya bajo el marco jurídico de la constitución del 93, que fue fruto de la labor del
Congreso Constituyente Democrático del 92, tras el autogolpe. En una elección poco
cuestionada, Fujimori vencía al candidato y ex secretario general de la ONU Javier Pérez
de Cuellar, quien no se presentaba como una alternativa opuesta o diferente al programa
fujimorista en términos de programa. Las diferencias entre ambas propuestas eran de
forma y no de fondo, con un Pérez de Cuellar que no era precisamente un candidato
31
carismático que convoque masas, al margen de sus incuestionables méritos profesionales
y académicos. Fujimori fue el claro vencedor de la elección, pero sus días de éxito estaban
llegando a su fin.
En este momento del régimen, la figura del asesor presidencial Vladimiro Montesinos se
había consolidado entre los hombres de confianza más cercanos al presidente. Desde los
primeros días de su vida política Fujimori se relacionó con Montesinos, a quien veía con
mucha estima por su inherente carisma y su gran capacidad de obtener los resultados
esperados en contextos complicados. Montesinos, abogado de profesión y arequipeño de
nacimiento, mantenía relaciones estrechas con las fuerzas armadas, institución de la que
habría formado parte. Además, era cercano con el gobierno estadounidense, en específico
con la CIA y la DEA, para quienes fungió de informante durante muchos años antes de
los 90 y con quienes coordinaba el manejo de la presión internacional. Para el 95,
Montesinos había logrado distanciar del entorno presidencial a aquellos allegados al
presidente que le pudieren ser incomodos, incluyendo al hermano menor del presidente
Santiago Fujimori, afirmando así su posición de “mano derecha” de Fujimori. (Degregori,
2012).
Durante este segundo gobierno, Fujimori necesitaba consolidar la reforma económica que
había iniciado, hacer que esta alcance a su base social humilde. Sin embargo, los
conflictos dentro de su círculo cercano en el gobierno, de la mano de la coyuntura
internacional de recesión y entrampamiento económico hicieron que esta tarea se torne
mucho más difícil de lo que se había anticipado. Sin embargo, aún contaba con un amplio
respaldo popular pues la oposición no había logrado capitalizar esta coyuntura y captar
respaldo popular. (Murakami, 2015).
32
quiso comprender esto y se aferró a sus viejas formas en las que tenía confianza por los
resultados obtenidos hasta ese momento.
Este enfoque complicó la imagen del gobierno ante la población, pues no lograba
evidenciar los resultados prometidos de reducción de pobreza. Además, la comunidad
internacional empezaba a denunciar las formas dictatoriales del gobierno, las que
consideraba cada vez menos oportunas, exigiendo acciones concretas que evidencien la
voluntad del gobierno de hacer una transición de vuelta hacia la democracia. (Murakami,
2012).
En este difícil contexto, tras apenas un año de la segunda gestión fujimorista, el tema de
la tercera re elección se empezaría a perfilar como un problema central del régimen. Todo
inicia con las declaraciones de un grupo de congresistas oficialistas de peso a los medios,
donde indicaban que tenían esperanzas de ver a Fujimori participar en las elecciones del
2000 (Diario Expreso 22-24 de enero de 1996). El tema de la re re elección fujimorista
ya había sido un foco de polémica en el congreso constituyente del 92, donde el
oficialismo estableció durante el debate del artículo constitucional que regula la re
elección, que la prohibición de re elección impediría la participación de Fujimori en el
año 2000, pues la del 95 habría sido su segunda re elección, alcanzando con eso el máximo
de re elecciones posibles según el precepto establecido en la constitución que permitía
hasta una re elección consecutiva.
33
elecciones. En ese orden de ideas, la elección del 95 habría sido la primera vez que
Fujimori fue electo con efectos vinculantes a la norma fundamental del 93, siendo la re
elección del 2000 la primera re elección contabilizable para propósitos del límite
impuesto por la carta magna. Esta tesis obtuvo el nombre de “interpretación verdadera”
y fue elaborada por Torres y Torres Lara, hombre de confianza del régimen y jurista
renombrado. (Diario La República, 16 de agosto de 1996). Sin embargo, el argumento no
era sostenible porque esta interpretación ya había sido descartada por el oficialismo en el
CCD.
La oposición intento una serie de mecanismos jurídicos para tratar de impedir este
atropello mayúsculo a la democracia entre 1996 y 1999. Se interpusieron recursos de
inconstitucionalidad contra las leyes, se intentó convocar a un referéndum que desarticule
esta habilitación tramposa, se interpusieron tachas contra la candidatura oficialista desde
todos los extremos de la oposición, etc. Pero la fuerza del oficialismo en el congreso y su
control sobre el Tribunal Constitucional le permitieron afirmar la “interpretación
verdadera” que propuso Torres y Torres Lara. La candidatura de Fujimori se oficializo el
primero de enero del año 2000 ante el desconcierto de nacionales y extranjeros cuando el
Jurado Nacional de Elecciones absolvió de todas las tachas a la candidatura releccionista.
(Diario El Comercio, 1 de enero de 2000). Montesinos fue clave en el control del Jurado
Nacional de Elecciones para lograr este objetivo.
La campaña
Es así como empieza la campaña electoral. Además de Fujimori, participaron en esa
elección como principales contendientes de la oposición Alberto Andrade de Somos Perú,
Luis Castañeda de Solidaridad Nacional y Alejandro Toledo de Perú Posible. A pesar de
los intentos de consolidar una sola candidatura de oposición, los intereses personales de
los diferentes candidatos primaron y decidieron postular independientemente. Durante la
campaña, todos los candidatos de la oposición fueron víctimas de agresiones por parte de
la población en sus actos proselitistas, aunque estas agresiones no parecerían ser
espontáneas. Además, hubo amenazas graves y campañas de desprestigio mediático o
“enlodamiento”. Esto se hizo a través los famosos “diarios chicha”, una serie de diarios
populares que, como se supo después, eran orquestados por Montesinos con el propósito
de demoler la imagen de los candidatos de la oposición. El resto de la prensa formal
34
también era objeto del control de Fujimori, salvo contadas excepciones como el diario La
República. Estos medios contrarios al régimen eran constantemente boicoteados por el
oficialismo. La estrategia era vincular a los candidatos con el fantasma de Alan García en
la mente del electorado, presentándolos como sus marionetas, evocando el miedo a la
crisis de los 80 y el vigente rechazo de la población a los partidos tradicionales. (Fowks,
2015).
Si en enero del 2000 Toledo solo contaba con un somero 7 %, para febrero ya contaría
con un 10 % que indicaba una tendencia hacia arriba. Ya en marzo la candidatura
peruposibilista daría el salto definitivo, alcanzando el 27 % de intención de voto y
consolidándose como el “avatar” de la oposición. En la última encuesta del 2 de abril del
2000, Fujimori tenía 40 % contra 35 % de Toledo, vaticinando un final de fotografía para
la primera vuelta electoral. (Fowks, 2015).
35
JNE, e hizo un llamado incitando a la población a que vicie su voto de la segunda vuelta.
La misión observadora de la OEA, institución que canalizaba la presión internacional,
decidió retirarse del proceso electoral ante la negativa de posponer la fecha de la segunda
vuelta y los sospechosos incidentes de la primera, hecho sin precedentes en la región que
ponía en tela de juicio la legitimidad de la elección. La presión internacional era
abrumadora, ya no se tolerarían más las formas dictatoriales. Se exigía un viraje hacia la
democracia y se requerían evidencias concretas que demuestren que este se estaba dando.
Sumado a ello, Montesinos estaba perdiendo el respaldo de la CIA, elemento fundamental
para el manejo de la coyuntura internacional. El asesor había sido involucrado con venta
de armas a las FARC y vínculos al narcotráfico, situaciones que ni la CIA ni la DEA iban
a tolerar, a pesar de haber tenido estrechos vínculos con Montesinos hasta ese momento.
(Murakami, 2012).
Así, con este resultado obsceno, contra viento y marea, Fujimori volvía a re elegirse en
medio de una crisis política profunda, acusaciones de corrupción en todos los niveles del
ejecutivo, los vínculos de la cúpula oficialista con el narcotráfico se habían hecho más
evidentes desde que en el año 1996 el capo de la droga conocido como “Vaticano” acuso
públicamente a Montesinos de estar involucrado con él. En su momento, esas acusaciones
no levantaron mayor revuelo en la población que tenía fe en el gobierno y, por extensión,
en Montesinos. Sin embargo, para las elecciones del 2000 el vínculo con el narcotráfico
era una realidad que muchos peruanos conocían y hasta aceptaban. Sumado a ello, el
escándalo del fraude electoral, la caída estrepitosa en la aprobación de la población a un
mínimo histórico y, por si fuera poco, los manejos irregulares y delictivos de Montesinos
estaban cada vez más expuestos en su real dimensión.
36
imagen de mafia al oficialismo, tanto en el frente local como en el internacional. (Taylor,
2000).
Con este bosquejo del contexto en el que se enmarca el tercer gobierno “del chino” se
procederá a desarrollar el cuerpo de esta monografía en los términos que fueron expuestos
líneas arriba.
Fujimori se enfrentó contra Alejandro Toledo y Alberto Andrade en las elecciones. Los
resultados fueron:
Primera vuelta
Alberto Fujimori: 49 %
Alejandro Toledo: 43 %
Alberto Andrade: 8 %
Debido a las denuncias de fraude que existieron después de la primera vuelta, Toledo
anunció, el 18 de mayo de 2000, que no se presentaría en la segunda vuelta, pero no lo
hizo frente al Jurado Nacional de Elecciones.
Segunda vuelta
Alberto Fujimori: 74 %
Alejandro Toledo: 26 %
Toma de mando:
A la toma de mando, realizada el 28 de julio de 2000, asistieron los presidentes Gustavo
Noboa de Ecuador y Hugo Banzer Suárez de Bolivia; el secretario general adjunto de
la Organización de Estados Americanos, Luigi Enaudi; así como los
vicepresidentes Marco Maciel de Brasil, Gustavo Bell de Colombia, Carlos Quintanilla
Schmidt de El Salvador, Mariano Rajoy de España, Juan Francisco Reyes de Guatemala,
Gladys Caballero de Honduras, Luis Hierro López de Uruguay y Elías
Rodríguez de Venezuela; el Canciller de Argentina, Adalberto Rodríguez Giavarini, el
Ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza, el vicepresidente del Consejo de
Ministros de Cuba, José Ramón Fernández, el vicecanciller de Malasia, Leo Toyad, el ex
ministro de Finanzas de Japón, Hiroshi Mitsuzuka; ministros de Rusia y Cuba. Los
mandatarios de los demás países latinoamericanos se excusaron de asistir a la ceremonia.
37
Capítulo 1: los actores políticos
En este capítulo se va a hacer una descripción general y se intentara establecer los rasos
psicológicos internos de los diferentes actores políticos que sostuvieron el proceso
político del tercer gobierno de Fujimori. En primer lugar, se va a desarrollar al congreso
de la república. En segundo lugar, se va a desarrollar a la presidencia de la república como
cabeza del poder ejecutivo y a aquellos aparatos del ejecutivo vinculados al rol político
del ejecutivo, oficial o extra oficialmente. Esto se explicara con detenimiento en el
apartado destinado a la presidencia y ejecutivo. Además, se desarrollara a la prensa como
actor político. En este caso, el análisis va a discernir entre prensa por Fujimori y prensa
pro oposición, tocando cada uno individualmente, pero sin entrar en el detalle de que
medios específicamente integran cada bloque, pues los diferentes medios han ido
cambiando de parecer con respecto al régimen en este periodo final de la dictadura.
Explicitar la posición de cada uno de los medios de comunicación según cada una de sus
acciones sería una labor tediosa que escapa los objetivos de esta monografía. Basta con
identificar un bloque de prensa pro Fujimori y un bloque reducido pro oposición.
El congreso de la República
Las elecciones del 2000 fueron objeto de una modificación a la ley electoral. Esto se venía
debatiendo desde marzo de 1999 porque la ley vigente entonces prescribía el sistema de
distrito electoral único para la elección de parlamentarios. Es decir, todos los peruanos
votaban por la misma terna de candidatos que estaba concebida como lista nacional. En
ese sentido, cabía la posibilidad (y de hecho se dio) que departamentos enteros se queden
sin representante por no poder alcanzar la cantidad de votos que candidatos de otros
departamentos más poblados obtenían. Así, Lima tenía más del 50 % de los
parlamentarios y Huancavelica no tenía ninguno. Este sistema era contrario a la tradición
democrática peruana y ya en el 99, 3 parlamentarios propusieron cambiar el distrito
electoral único por distrito electoral múltiple o al menos mixto para garantizar la
representatividad del parlamento. (Caretas, 31 de marzo de 1999).
El 9 de abril del 2000, el Perú eligió a sus parlamentarios mediante el sistema de voto
proporcional preferencial, asignándose la siguiente configuración al parlamento
unicameral de 120 curules:
38
El oficialismo en el parlamento
Si bien este resultado le daba mayoría simple al oficialismo, no le daba una mayoría
suficiente para mantener el estilo autocrático de gobierno que había venido imponiendo.
Además, la bancada oficialista que carecía de partido político orgánico había establecido
una alianza electoral denominada Perú 2000, integrada por los movimientos Frente 2000
y Vamos Vecino, liderados por Absalon Vásquez para la participación del año 2000. La
alianza la completaba el movimiento de Fujimori, Cambio 90-Nueva Mayoría donde
radicaban los fujimoristas más leales a Alberto. Esto sería problemático para el
presidente.
Esta alianza evidentemente resto espacio a los militantes de C90-NM en la lista congresal
y, por consecuencia, la capacidad de control que tenía Fujimori sobre la bancada en el
parlamento. 26 congresistas del oficialismo pertenecían a los movimientos de Vásquez,
dejando solo la mitad de congresistas al Fujimorismo nuclear. Los allegados a Vásquez
venían con su propia agenda, que si bien era afín a los intereses de Fujimori, era el germen
de la discordia que se presentaría más adelante al interior de la bancada. El mismo
Vásquez se sentía heredero de Fujimori en la presidencia, a pesar de que para este último
su heredero ideal y predeterminado era Tudela. (Fujimori, 2003). Este tipo de
contradicciones se fueron agudizando conforme avanzó el gobierno.
Otro problema de la alianza fue que Frente 2000 se vio envuelto en un escandaloso
destape que revelaba una descarada falsificación de más de un millón de firmas para la
inscripción electoral de la candidatura. Este escándalo no impacto demasiado en la
elección del 2000, pues la población se encontraba demasiado polarizada entre
Fujimorismo y Antifujimorismo como para que este destape pueda mermar
relevantemente las fuerzas de los votantes fujimoristas, que rechazaban la veracidad de
esta data o la consideraban irrelevante para determinar su voto. Lo que si sucedió a raíz
de este escándalo fue el establecimiento de un hito en las relaciones internas del frente
Perú 2000. El oficialismo empezaba a caer en las pugnas internas que otrora habían
consumido a la oposición, restándole fuerza y capacidad de maniobra al ejecutivo.
(Murakami, 2012).
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La oposición:
Se conformaba por el resto de fuerzas políticas que alcanzaron
representatividad en el parlamento, siendo las principales la bancada de
Perú Posible, el Frente Independiente Moralizador y el Partido Aprista
Peruano. La oposición entraba al nuevo gobierno desgastada por la
demolición mediática acontecida en la campaña, fragmentada por intereses
individuales y con la única consigna de fiscalizar celosamente al
oficialismo para desestabilizar al régimen que se encontraba sumido en una
profunda crisis política, producto de las turbulentas condiciones de la
elección, la presión internacional, el desenmascaramiento de Montesinos y
sus operaciones clandestinas y sus propias pugnas internas en el legislativo
y en el círculo de confianza del presidente. (La República, 15 de abril del
2000).
Aunque compartían un objetivo claro, las bancadas de la oposición carecían de cuadros
técnicos especializados en el congreso que les permitiesen un aparateo político
contundente. En ese sentido, a pesar de la voluntad política generalizada de rechazo a
Fujimori que trascendía las barreras clásicas de derecha e izquierda, la oposición no pudo
establecerse como una institución orgánica que se enfrente al gobierno eficientemente en
tutela de los derechos de los peruanos. Sino, fue en vez un cúmulo de núcleos reducidos
de voces diversas que denunciaban las irregularidades del gobierno sin poder tomar
acciones positivas que impacten en el poder de Fujimori, como evidencian los diarios de
debate del congreso y las votaciones. Tampoco habían sabido capitalizar el momento
coyuntural y la pérdida de popularidad de Fujimori para ganar respaldo de la población,
que seguía siendo adversa a ellos gracias al manejo mediático que ejercía el régimen y la
incapacidad de la oposición de conectar con el pueblo. (Expreso, 18 de agosto de 2000).
Cabe mencionar que se organizó una manifestación multitudinaria el 27 de julio del 2000
en rechazo a la re elección liderada por la oposición, la recordada marcha de los 4 suyos.
Sin embargo esta fue infiltrada por agentes del SIN que la violentaron, haciendo que se
pierda el “momentum” de conexión entre la población y la oposición, por lo que este
40
evento terminaría siendo anecdótico y sin consecuencias reales sobre Fujimori y su nuevo
gobierno, que se estrenaba entre disturbios y caos. (Morey, 2004).
Tuvo como punto central el día 28 de julio, que coincidió con la celebración de las Fiestas
Patrias en el Perú y la juramentación de Fujimori como presidente por tercera vez
consecutiva; en ese día se desataron movilizaciones populares durante las cuales se
atacaron importantes lugares públicos y privados (como los medios de comunicación).
En medio de las protestas la sede del Banco de la Nación fue incendiada, en ella se
encontraban 6 guardias de seguridad, los cuales murieron intoxicados por el humo. Otros
guardias sobrevivieron al escapar hacia la calle a través de las ventanas de los pisos
superiores.
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Esto hace intuir que Fujimori tenía conocimiento de las acciones extralegales de
Montesinos, de otro modo no se puede entender porque lo continuo defendiendo a costa
de su propia imagen cuando las evidencias de vinculaciones con el narcotráfico y las
guerrillas colombianas eran prácticamente irrefutables.
Su gabinete ministerial lo encabezaba Federico Salas, pero esta era ya una figura
simbólica mantenida únicamente para no profundizar la crisis. El gabinete en general
había cobrado un papel secundario en el gobierno, centralizando el poder en la figura de
Fujimori. Como el estilo de gobierno no buscaba incluir a la oposición, es ocioso señalar
que ninguno de los ministros pertenecía a la oposición. Además, ninguno de los miembros
de la oposición con la formación suficiente para desempeñarse como ministro de estado
hubiese accedido a integrar el gabinete.
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Su declive está vinculado a la presión internacional que recayó sobre el régimen tras la
elección del 2000 y su distanciamiento de sus aliados en la CIA y la DEA, quienes
finalmente le dieron la espalda y empezaron a presionar al gobierno para que lo separe
del aparato estatal. Le quitaron el blindaje político y solo entonces se le pudo perseguir
por sus acciones.
Sin embargo, es ingenuo pensar que recién entonces, en el ocaso de la dictadura, caíamos
en cuenta de las acciones de Montesinos. Era sabido, por lo menos desde el 96, que
Montesinos era un personaje peligroso y no debía estar en el gobierno. Las denuncias de
Vaticano sobre el vínculo con el narcotráfico, las agentes del SIN que fueron torturadas
y asesinadas, según denunciaría Baruch Ivcher en su canal, todas las acciones para
militares del grupo Colina, etc daban cuenta de la naturaleza delincuencial y psicopática
del jefe del SIN. No sucedió que se montó una cortina de humo magistral que encegueció
a la población y al mismo Fujimori hasta la caída del régimen. Montesinos hizo lo que
hizo a vista y paciencia del gobierno, de Fujimori, del pueblo peruano y del mundo.
(Ubillus, 2006).
La prensa pro-fujimorista
Este bloque de medios está conformado por dos tipos de medios. Por un lado, se
encuentran los medios formales y masivos de difusión. Estos eran los canales de
televisión, las emisoras de radio más sintonizadas y los diarios y revistas que gozaban de
prestigio por el contenido de sus publicaciones e índice de distribución. Estos medios se
estructuran como empresas privadas y son dirigidas por privados, normalmente, con
ánimo de lucro. Asimismo, el estado contaba con mecanismos de difusión propios que no
dudaba en utilizar cuando era necesario.
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Estos medios están sometidos a regulaciones con respecto a la cobertura electoral. Sin
embargo, la normativa peruana sobre la materia deja mucho que desear, evidenciando
vacíos normativos, ineficacia fáctica de dispositivos normativos abstractos que nunca se
llegaban a materializar en actuaciones concretas de la justicia y la eminente parcialización
que impone la línea editorial de cada medio, parcialización que no debería presentarse en
los contextos electorales por motivos de ética de prensa. Máxime, si el órgano de control
está conformado por representantes de los mismos medios que están siendo controlados.
En este supuesto, se le da al medio la responsabilidad de autodisciplinar su contenido, en
particular, en época electoral. Esta situación que ha probado ser cuando menos
insuficiente para tutelar los derechos de los peruanos en contextos electorales requiere de
urgentes reformas.
Por otro lado, encontramos a los “medios chicha”. Estos eran diarios populares que
empezaron a aparecer a lo largo del fujimorismo y poblaban los puestos de ventas con
coloridas y campechanas portadas, manteniendo siempre un respaldo al régimen y
atacando a la oposición con noticias reales, maquilladas o directamente falsas. Estos
medios, según se probaría luego, fueron orquestados en su mayoría por el jefe del SIN y
formaban parte del esquema de control mediático del régimen. Su contenido se fue
radicalizando conforme avanzaba el gobierno. Ya en la época del tercer gobierno, estos
medios atacaban directamente a la oposición en las portadas de modo sistemático en una
campaña de demolición de imagen. Asimismo, servían para armar cortinas de humo para
tapar los escándalos del gobierno. Sobre estos medios no cabe analizar la relación con el
ejecutivo, pues no había una relación. Estos diarios chicha, en cierto sentido, formaban
parte de la estructura del ejecutivo, respondían a sus órdenes directas y no tenían una
subjetividad inherente. Existían en tanto había financiamiento y voluntad del ejecutivo
para que existan. (Fowks, 2015).
La prensa anti-fujimorista
A pesar de los esfuerzos del ejecutivo por controlar la prensa, había aún algunos medios
como el diario La República de Mohme que mantenían su línea crítica hacia el régimen
y denunciaban cuanta irregularidad podían encontrar. Estos medios fueron lentamente
desapareciendo hasta ser un reducto reducido, accesible solamente a aquellos que los
buscasen específicamente.
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A pesar del esfuerzo invertido y el coraje demostrado por estas organizaciones, el rol que
jugaron fue mínimo. Eran objeto de las más rebuscadas maniobras del ejecutivo para
censurarlos, y se terminaban perdiendo en la maraña difusiva de la prensa pro fujimorista.
Por ello, el impacto de sus publicaciones no solía poner al gobierno en aprietos, ya que
pasaban desapercibidos. (Fowks, 2015).
Sin embargo, la prensa real también fue sometida al control del ejecutivo. Los
mecanismos de control de los medios masivos (tv, radio, diarios formales) cobraron varias
formas. Por un lado, el estado dirigía campañas psicosociales con información de amplia
interpretabilidad a los que la prensa solía hacer eco, pero que terminaban sirviendo como
cortinas de humo o campañas de demolición contra las fuerzas de la oposición.
Montesinos era hábil armando los psicosociales, que empezaron a volverse más usuales
conforme se acercaba el 2000.
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mediáticas. Esto fue particularmente efectivo, pues en el fondo, la mayoría de medios son
concebidos como empresas y el lucro es la máxima que dirige sus decisiones. Para evitar
conflictos con la burocracia, un buen número de medios tomaron una posición pro
fujimorista que les garantice el favor de los burócratas.
El método más vil empleado por el oficialismo para controlar a la media fue nuevamente
el soborno. No conformes con la presión indirecta que ejercía mediante la burocracia,
Montesinos compró a altos funcionarios de diversos medios en la misma salita del SIN
en la que compraba congresistas, jueces, fiscales y a cualquier otro que le interese
comprar, todo grabado por su puesto. (Fowks, 2015).
Por otro lado, los métodos empleados contra la prensa anti fujimorista eran distintos. En
el caso del diario La República, por ejemplo, era usual que cuando salía una portada
incómoda para el régimen, el SIN salía a comprar todos las ediciones impresas y así
silenciar la voz de Mohme y su compañía. Como es evidente, estas estrategias fueron
bastante efectivas, ya que la voz de la oposición en la prensa era prácticamente
inexistente, perdida entre diarios chicha y psicosociales de pishtacos y saca ojos.
(Conaghan, 1999).
46
aferro al poder. Estas operaciones, como no podía ser de otra manera, quedaron en las
hábiles y maquiavélicas manos de Montesinos, quien grabó todos los sobornos como
mecanismo de seguridad personal. (Taylor, 2000).
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absoluta dependía de Montesinos, quien fungía como el encargado del manejo del
parlamento.
Las dinámicas entre los dos empezaron a teñirse de extrañeza, aunque Fujimori aún
confiaba en las intenciones de Montesinos, por lo que tomaba en consideración la
información que este le daba para tomar decisiones. Esto lo llevó a agudizar la tensión
con los Estados Unidos, país que ya miraba a Montesinos con ojos de suspicacia, a pesar
de haber sido su contacto en el Perú durante muchos años. (Degregori, 2012).
Como ya se dijo, la presión internacional era bastante intensa al inicio del gobierno. Esta
había ido incrementándose progresivamente en el tiempo y había llegado al punto de
quiebre, lo que repercutía directamente sobre Montesinos. La ausencia reiterada de
evidencias que demuestren la democratización del Perú, como se había comprometido a
hacer el presidente, terminó por colmar la paciencia de los Estados Unidos, quienes
venían haciendo las veces de mediadores entre fujimoristas y oposición en el proceso de
democratización. Lo que sucedía es que la democratización suponía reformas que
recortaban el poder de Montesinos, por lo que este usaba su red de contactos para bloquear
el avance de la misma. Esta situación fue observada por Estados Unidos, quienes
finalmente le bajarían el dedo tras confirmarse su involucramiento en la venta de armas a
las FARC, enemigo de Estados Unidos, en Julio de 2000. Esto marcó aún más el
distanciamiento entre Fujimori y Montesinos. (La República, 19 de julio del 2000).
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Escándalo de vladivideos
Poco después de su elección en el 2000, y a través de la compra de un vídeo por parte de
grupos opositores, salieron a la luz el 14 de septiembre de ese año, evidencias de los actos
de corrupción efectuados durante su gobierno por Montesinos, su más leal asesor. Fue
mediante vídeos de cámara oculta que Montesinos ordenaba grabar y en los que aparecía
sobornando a miembros de otros partidos para que apoyasen a Fujimori. En ese momento
estalló la última crisis de su gobierno: Fujimori se vio obligado a convocar el 17 de
septiembre a nuevas elecciones generales, tanto para la elección de un presidente como
de un nuevo congreso de la República. En estas elecciones, señaló, no participaría
activamente como candidato.
Este destape fue el tiro de gracia al gobierno de Fujimori. Ante esto, ya no cabía
recuperación posible. Dos días después, Fujimori anunciaría a la nación que culminaría
su mandato anticipadamente en julio de 2001, cuando convocaría a nuevas elecciones en
las que él no participaría y que desactivaría el SIN. Sin embargo, no se pronunció respecto
de Montesinos. Probablemente por temor a la reacción de este. Esto último fue una
torpeza política monumental, pues ahora toda la carga negativa de Montesinos se
proyectaba en él como cómplice y encubridor de los actos del primero. (Murakami, 2012).
Finalmente, en septiembre del 2000 Fujimori decide sacar a Montesinos de su cargo. Esto
genera una situación caótica que pude haber acabado en un golpe de estado. Sin embargo,
la oportuna intervención de Estados Unidos facilito que Montesinos sea acogido como
perseguido político en Panamá, a donde partiría el 25 de ese mes, reduciendo así el riesgo
de un golpe militar que retroceda aún más la situación de la democracia en el país.
49
por la prensa. Fujimori allanó la casa de Montesinos y varias localidades más en todo el
país, vulnerando los derechos de Montesinos al no contar con la compañía de un fiscal
verdadero para desarrollar el allanamiento. Para la ocasión, Fujimori habría recurrido a
un hombre de confianza para que interprete al fiscal y así poder manipular lo que
encontrase en los predios de Montesinos, asegurándose que no haya nada que lo
incrimine. Por esta acción, Fujimori fue condenado a pena privativa de la libertad
posteriormente. Aunque nunca se encontraron evidencias que lo vinculen a los actos de
corrupción de Montesinos, es presumible que estos si existieron pero fueron destruidas
por Fujimori. (Gonzales Arica, 2005).
Como se puede apreciar, todo el manejo del parlamento en este periodo recayó en las
manos de Montesinos, sin embargo, la crisis política generalizada y la presión
internacional terminaron por desbordar los recursos del asesor presidencial, haciendo que
su situación de empoderamiento se torne insostenible. Por su lado, al quedarse sin
Montesinos, Fujimori quedaba completamente aislado del parlamento. Su mayoría
absoluta rápidamente se disolvió, volviendo a su cantidad inicial de congresistas. En
adición a ello, la facción de Vásquez se volteo en contra de él, debilitando aún más su
posición.
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El congreso, como era de esperarse, en un pandemonio de indignación, no aceptó la
renuncia y, en vez, decidió vacarlo por “incapacidad moral”. Es así como concluye “la
década de la anti política”, como ha denominado Carlos Ivan Degregori a la dictadura
fujimorista, y se inicia el gobierno de transición hacia la democracia al mando de Valentín
Paniagua, miembro destacado de Acción Popular. (El comercio, 22 de noviembre de
2000).
El día 19 de noviembre, desde la capital nipona y ante el temor de que fuera denunciado
penalmente por los actos de corrupción de su gobierno y alegando falta explícita de
garantías para su integridad física; Fujimori remitió por fax al Congreso de la República
su renuncia formal y luego envió un mensaje a sus partidarios, anunciándoles que
renunciaba a la Presidencia de la República; la misiva se dio a conocer el día 20. Ante
ello, Ricardo Márquez Flores, Segundo Vicepresidente de la República, renunció al
cargo.
51
Fujimori teme que Montesinos pueda reaccionar histriónicamente a un eventual
separamiento del gobierno, lo que podría llevar a que se revele el verdadero nivel de
involucramiento que tenía Fujimori con los manejos irregulares e ilegales que se han
descrito en este trabajo, acciones que tenían el propósito de mantener el control del poder
político a toda costa. Esta tesis es respaldada por la actuación de Fujimori al regreso de
Montesinos, cuando aprovecha el pánico para deshacerse de toda la evidencia que pudo
encontrar, enmascarando el acto en una persecución policiaca al mejor estilo de
Hollywood, pero sin asumir un liderazgo claro en la persecución judicial del mismo,
haciendo que su captura sea un fracaso.
En este periodo, la intención del oficialismo había dejado atrás el interés por hacer un
gobierno democrático, que gobierne pensando en el desarrollo del país y la maximización
del ejercicio de los derechos de los peruanos. Esto principalmente por presión de
Montesinos. Sin embargo, es la actitud timorata de Fujimori ante la decisión de sacarlo
del gobierno lo que confirma la voluntad de Fujimori de aferrarse al poder como objetivo
principal. Montesinos era quien facultaba el ejercicio del poder autocrático que había
estructurado Fujimori durante 10 años de gobierno. En él había depositado su confianza
y, aunque para las elecciones del 2000 ya debía ser evidente para Fujimori que
Montesinos significaba un peligro real a su meta de aferrarse al poder, también
representaba la única oportunidad que podía vislumbrar para lograrlo. Incluso si ello
significaba seguir escalando en la seguidilla de acciones ilegales que Montesinos
ejecutaba con el pretexto de consolidar al régimen.
Ambos estuvieron de visita en Lima hace algunas semanas, y si bien están desde hace
mucho tiempo desvinculados del Banco Mundial, accedieron a conversar con Portafolio
Economía & Internacional sobre aquellos meses iniciales del primer Gobierno
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de Alberto Fujimori, antes de que se violentara el orden democrático, en los cuales se
aplicaron las ambiciosas reformas liberalizadoras que lograron estabilizar la economía
del país y sentaron las bases para su crecimiento posterior.
CONCLUSIONES:
Privatización: El balance de las privatizaciones es negativo para el país, pues de los más
de 9 mil millones de dólares que supuestamente debieron ingresar a las arcas fiscales,
solo ingresaron más de 6 mil millones y ahora apenas quedan unos 223 millones según
Javier Diez Canseco en un forum en el que analizó las consecuencias del proceso
privatizador iniciado por el gobierno de Alberto Fujimori. ¿Qué pasó con el resto del
dinero?
También trajo la desnacionalización de nuestra economía, despidos masivos de
trabajadores, encarecimiento de los servicios públicos, abandono del campo, eliminación
de derechos laborables, criminalización de la protesta social, aumento de la brecha entre
ricos y pobres.
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El gobierno de Fujimori se le acredita haber logrado restaurar la estabilidad
macroeconómica de Perú y restaurar la paz y seguridad interna después del colapso
durante los últimos años de la presidencia de Alan García a finales de la década de 1980.
Sin embargo ha sido criticado fuertemente por su particular estilo de gobierno, siendo
calificado como autoritario, en especial después del llamado Autogolpe de 1992.
En 1997 enfrentó la llamada Crisis de los Rehenes cuando catorce terroristas del
Movimiento Revolucionario Túpac Amaru - MRTA.
Durante los últimos meses del año 2000, Fujimori fue acorralado por una serie de
escándalos en su gobierno. Durante esas fechas, salió del Perú en calidad de presidente
para asistir a la convención de la APEC, fugando del país.
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civil peruana observa las controvertidas elecciones del 2000. Lima: Asociación
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Rivera, P. C. (January 01, 2009). Sin política de Estado no hay lucha contra la
corrupción. Thémis, 57.
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ANEXOS:
56
PERIODISTA HUACHANO: PEDRO
YAURI BUSTAMANTE
SECUESTRADO, TORTURADO Y
ASESINADO POR EL "GRUPO
COLINA"
TERRORISMO EN EL PERÚ
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