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en el articulo de consideraciones sobre la vida y la muerte (hurtado Hoyo) habla que en el morir, la
persona se enfrenta a la muerte del cuerpo de ahí que se acepta que el hombre sea una estación
en el camino de sus constituyentes. Las distintas religiones y creencias tienen una posición
definida sobre los otros componentes del hombre después de la muerte física.
En la comunicación humana existen cuatro elementos básicos: un emisor, el mensaje, el receptor y el canal de
comunicación, siendo necesario que el mensaje del emisor se codifique y tome la forma de una idea o señal
que luego pueda ser transmitida al otro(7-10). El acto de la comunicación se completa cuando el destinatario
recibe la señal y la descodifica apropiadamente. Se produce la sintonía cuando el flujo de información es
interactivo y transcurre sin esfuerzos, lo que hace más fácil compartir pensamientos, sentimientos y acciones
de apoyo.existe comunicación verbal y no verbal ambas son necesaria para un mensaje total.
más mensajes mediante nuestra actitud, apariencia física, expresión facial, los movimientos
las palabras como son el tono de voz, su volumen, ritmo, inflexión, incluso ciertos sonidos
extralingüísticos como los suspiros. El mensaje tiene que ver no con lo que se dice,
matizar, regular o reforzar lo que decimos y mostramos. Si existen dos mensajes diferentes,
Para Virginia Wolf, “la enfermedad remueve la tierra donde está plantado un árbol: deja al
descubierto las raíces y se ve lo profundas y fuertes que son,” por lo que una comunicación
que permita explorar el mundo interior del paciente y las consecuencias de la enfermedad
sobre su persona requiere una preparación adecuada no solo para recibir, sino
también para dar y proteger y no puede confiarse solo a la intuición. Recoger información
y dar el diagnóstico y pronóstico de una enfermedad maligna, superar las dificultades que
plantee la familia, entender y responder a las demandas del paciente según su grado de
comprensión, son tareas que se resuelven mejor con la adquisición de ciertos conocimientos,
habilidades y actitudes dentro de unos parámetros contrastables
Si el paciente no quiere saber todos los detalles, si manifiesta negación, ira y regresión,
no se le debe comunicar la verdad porque está indicando a través de estas reacciones
que huye de la realidad y que esta le produce una gran ansiedad. No obstante se procurará
no cortar todas las líneas de comunicación y si no desea ninguna información, se propone
asumirlo, ya que el derecho a la no información es tan válido como lo es el de la información,
no obstante, se le preguntará si quiere que se la comunique a alguna persona determinada.
Existe un proverbio
castellano que dice: “Cuando lances la flecha de la verdad, moja la punta en la miel”. Si
bien todos los enfermos tienen el derecho de saber lo que tienen, no todos necesitan saberlo
todo y otros no se interesan en absoluto.
En el proceso de morir, la Dra. Elizabeth Kübler-Ross expone un modelo en su obra On death and dying
(1969) y señala que "aquel que tiene el valor de estar junto a un moribundo y escuchar sus silencios,
aprenderá de él lo que es la vida y lo que es la muerte y este será su regalo de vida personal" (citado por
Hernández, 2008). Se pone de manifiesto que los profesionales sanitarios por la experiencia de sufrimiento,
por su propio miedo a morir y para protegerse de la frustración y de la impotencia que les causa el tema en
sí, establecen barreras en la comunicación y se distancian de sus pacientes moribundos y sus familias;
desconociendo que el verdadero fantasma de los moribundos por encima del dolor y de la propia muerte es
la soledad (Del Río y Palma, 2007).
Mirando a nuestro alrededor podemos ver que nos encontramos ante una sociedad hedonista, que huye y
evita el dolor. Observamos cómo van desapareciendo los rituales que acompañan al hecho de la muerte y
los individuos no están preparados para ello, recurriendo a todo lo que pueden para continuar evitando ese
dolor. Asimismo, los profesionales de la salud (médicos, enfermeros, etc.) que viven inmersos en la misma
sociedad evitativa y tanatofóbica descrita, requieren un trabajo personal de aceptación de la muerte como
un proceso natural de la condición humana (Landa y García, 2004
“Ayudar a morir humanamente significa tener la capacidad para acompañar al enfermo, para compartir y
asumir sus angustias y miedos, para ir discerniendo qué es lo que el enfermo desea conocer, cuándo hay que
acentuar o recortar sus esperanzas, en que momento es mejor dejar al paciente sin respuestas, sin falsos
ánimos, ya que ha llegado a descubrir la verdad sobre su vida y su muerte” (Gafo, 1990).
Conspiración del silencio (Codorniu et al. 2011). Ésta se define como el acuerdo implícito o explícito por
parte de familiares, amigos o profesionales, de alterar la información que se le da al paciente con el fin de
que desconozca su diagnóstico o pronóstico, dificultando la adaptación a la enfermedad del propio paciente.
ARS MEDICA N° 11 (2005): pág. 61-85 ¿Cómo mejorar la comunicación en la fase terminal? 61
¿Cómo mejorar la comunicación en la fase terminal? DR. WILSON ASTUDILLO Y DRA. CARMEN
MENDINUETAhttp://www.facmed.unam.mx/deptos/familiar/cp/lecturas/Astudillo.pdf
La comunicación de los profesionales sanitarios en Cuidados Paliativos The communication of
health professionals in palliative care María Povedano-Jiménez 1*, Daniel Catalán-Matamoros 2 ,
Genoveva Granados-Gámez 3http://www.aecs.es/5_2_2.pdf Rev Esp Comun Salud. 2014;5(2): 78-
91
Musso
Habaldos en clase:
Gilgamesh
Hijo de un lillu (demonio) y de Aruru se le consideró dos tercios dios y un tercio humano. Su
epopeya nos presenta a Gilgamesh como un rey tirano que tiene subyugado a su pueblo.
Anu (dios supremo) y Aruru cogieron arcilla y modelaron a Endiku, un salvaje que igualaba a
Gilgamesh y que se dedicaba a proteger a las fieras de cepos y cazadores. Cuando Gilgamesh se
entera de su existencia le envía una mujer para que conozca los placeres amatorios con el fin de
atraerlo hacia Uruk. Tras seis días y siete noches, Endiku emprende el camino a dicha ciudad, y
durante el camino se va enterando de lo que piensa el pueblo acerca del soberano (explotación,
abuso de poder, derecho de pernada…). Cuando llega a la ciudad, el enfrentamiento es ya
inevitable. Tras una larga lucha el combate termina en amistad y admiración mutua.
Los nuevos amigos proyectan enfrentarse a Humbaba -gigante que vive en el bosque de los
cedros, cuyo grito es el arma de la inundación, su palabra fuego y su aliento es la muerte-, con
ayuda de una ofrenda de humo al dios Shamash y la negativa del Consejo de ancianos. Cuando
llegan al bosque aprovechan que el monstruo sólo tiene puesta una capa divina, habitualmente
llevaba siete, y se lanzan contra él, decapitándolo y sumergiendo su cabeza en el río Eufrates para
llevarlo a Nippur. Endiku es quien le asesta el golpe mortal. El bosque todavía llora la muerte de su
guardián.
Para celebrar la victoria, Gilgamesh se viste con sus mejores atavíos conquistando a la diosa Ishtar
enamorada de su belleza. Esta intenta seducirlo, ofreciéndole toda serie de parabienes pero
Gilgamesh la desdeña. Ella, abatida, monta en cólera y crea «el Toro Celeste» para que dé muerte
al héroe. Cada vez que el toro bufa se abren simas que se tragan a cientos de personas.
Nuevamente interviene Endiku, coge el toro por los cuernos, lo domina y da muerte arrancándole
las entrañas. Gilgamesh ordena fabricar vasos oferentes a Lugalbanda, su dios tutelar, con los
cuernos del toro y los dos amigos se bañan en el río Eufrates para celebrarlo.
A través de los sueños Endiku sabe que han despreciado a los poderes celestiales matando a
Humbaba, al Toro Celeste y por la ofensa a la diosa Ishtar. Esto provoca la muerte y enfermedad
de Endiku, bajando a los infiernos, morada de Irkalla, conducido por un extraño ser con garras de
águila y zarpas de león.
Cuando Gilgamesh regresa a Uruk derriba un árbol (morada de una serpiente, un águila y un buho)
para fabricar un trono y un lecho a Inanna-Ishtar. La diosa prefiere fabricar un tambor con dicha
madera y se lo regala al propio Gilgamesh. El tambor cae accidentalmente a los infiernos y
Gilgamesh implora a todos los dioses poder comunicarse con su gran amigo Enkidu. Nergal, dios
de los Infiernos, conmovido le permitió salir por un agujero abierto en la tierra para conversar con él
unos breves instantes, quien dará cuenta a Gigamesh de la triste condición de los muertos.
Isthar
Además, Isthar era conocida por tener leones en su puerta pero con
lo que principalmente estaba asociada era al planeta Venus como
estrella de la mañana y en las fronteras de Babilonia se le
representa por una estrella de ocho puntas.
Por otra parte, también es conocida por:
Resucita
Orfeo
Orfeo (Orpheus)
El cantante y músico Orfeo era hijo de Apolo y Calíope, musa de la poesía narrativa, si bien
algunos aseguran que era hijo de Eagro, rey de Tracia.
Orfeo podía cantar y tocar de tal manera que conmovía a humanos, animales, árboles, ríos y
piedras. Fue uno de los argonautas que viajaron a Colchis en busca del Vellocino de Oro
(ver Argonautas, Los). Su talento fue muy útil en multitud de aventuras, como cuando tocaba para
apaciguar los ánimos durante una pelea. También neutralizó el canto de las peligrosas sirenas
(ver Odiseo y Sirenas, Las), que con sus voces irresistibles conducían a los marineros hacia la
muerte, pues se ahogaban al intentar seguir su canto más allá de las aguas.
Después del viaje de los Argonautas, Orfeo regresó a Tracia, donde se enamoró de la ninfa
Eurídice. El sentimiento era mutuo y Orfeo decidió invitar a la boda a Himeneo, dios del
matrimonio. El día de la boda, una serpiente venenosa mordió a Eurídice en el talón, según
algunos mientras huía de Aristeo, un apicultor. A consecuencia de ello murió y el inconsolable
Orfeo no podía imaginar su vida sin ella, así que bajó al mundo de los muertos para pedir a Hades
y Perséfone que se la devolviesen. Sus melodías implorando al dios mientras se acompañaba de
la lira conmovieron al dios de la muerte e incluso a los seres malignos del Tártaro (ver Hades). En
palabras de Ovidio: “Mientras cantaba con la música de la lira, las almas rompieron a llorar. Tántalo
no se esforzó en alcanzar las aguas que siempre se retiraban, la rueda de Ixión se detuvo, los
buitres dejaron de picar el hígado de Titis, las hijas de Danao dejaron de llenar sus vasijas y Sísifo
descansó sobre una roca”.
Incluso el implacable Hades quedó desconcertado y le permitió llevarse a su amada a condición de
que no volviese la vista hasta haber salido de allí. Orfeo salió feliz, seguido de Eurídice, que iba
más despacio debido al dolor que le producía la mordedura de una serpiente. Justo antes de salir,
Orfeo se dejó llevar por la impaciencia y miró hacia atrás, lo que provocó que su amada se
desvaneciese en la niebla del reino de los muertos, despidiéndose de él sin que Orfeo pudiese
oírla.
Orfeo descendió de nuevo al mundo de los muertos, pero el barquero Caronte no le quiso cruzar a
través de la laguna Estigia a pesar de sus cánticos. Al darse cuenta que había perdido a Eurídice
para siempre, Orfeo pasó siete días penando sin comer a orillas de la laguna. Después regresó a
Tracia, donde ya no quiso saber nada de mujeres y decidió hacer de los hombres su elección.
Esto no gustó demasiado a las Ménades, con las que en tiempos más felices había retozado
durante los ritos en honor del dios del vino. Enloquecidas y despechadas se abalanzaron sobre
Orfeo, gritando de tal manera que ni siquiera su canto las apaciguaba. Así, le despedazaron
dejando intacta su cabeza y su lira, que cayeron a un río, el Hebro, que las llevó hasta el mar
mientras seguían sonando -según algunos la cabeza seguía pronunciando el nombre de Eurídice-
hasta llegar a la isla de Lesbos. La lira quedó en los cielos como constelación, y el alma de Orfeo
encontró a Euridice en el mundo de los muertos. Desde entonces, pudo morar siempre en los
Campos Elíseos, el reino paradisíaco de los muertos.
La veneración de Orfeo en Tracia estuvo muy unida a la de Dioniso. Como ocurre con el culto al
dios del vino y de la vegetación, los Misterios Órneos en honor de Orfeo están dominados por la
muerte y la resurrección, ya que, según una vieja versión de su mito, el cantante consiguió liberar a
Euridice del reino de los muertos gracias a Dioniso, su salvador. El Orfismo desembocó en una
religión sectaria durante el siglo VI a.C. en Grecia, en la que sus seguidores consideraban a Orfeo
el fundador de un credo que despreciaba al cuerpo como una jaula en la que el alma estaba
encerrada. Solamente después del ciclo de muerte y renacimiento quedaba liberada de sus
confines. Parece probable que pensadores y filósofos más tardíos como Platón estuviesen influidos
por ese modo de pensar.
Asclepios
Osiris
Hercules
Cristo
shiva
Mitologia y muerte.
Mitología de la Muerte
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28 Febrero 2017
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La Muerte representada como un ser antromórfico ha existido en muchas culturas desde los
inicios de la humanidad. A partir del siglo XV, por ejemplo, en nuestra cultura, comenzó a
ser representada como una figura esquelética que lleva una enorme guadaña y viste con un
manto negro con capucha. También se le da el nombre del Ángel de la Muerte. Aunque no
se hace mención en la Biblia de tal Ángel, existe una mención de Abbaddon (El
Destructor) cuya identidad corresponde al Ángel del Abismo. La Muerte, no puede ser
detenida de ninguna manera y a menudo es una mera funcionaria: no posee control sobre el
destino ultra terreno de las almas a las que le toca conducir; solo se presentar a buscar a
aquellas personas a quienes les ha llegado la hora. En muchas ocasiones, la Muerte es
muda, no habla ni se deja ver ni conocer y su visita es inevitable, pero en algunos cuentos
de la tradición oral, la Muerte habla, bromea, hace tratos, amadrina a algún humano e
incluso en el imaginario de las historias filmadas, puede incluso jugar al ajedrez.
En las cartas del Tarot, la Muerte es la “innombrable”, y sería la única carta que no tiene
nombre, sólo número, el XIII. En castellano, además del término propio de La Muerte es
frecuente utilizar el nombre de la Pelona, la huesuda y sobre todo, él de La Parca,
proveniente de la mitología romana. Las Parcas (en latín Parcae) eran tres hermanas
hilanderas que controlan el hilo de la vida de cada mortal e inmortal en el nacimiento, el
matrimonio y la muerte. Tejen el destino de los seres humanos, en un enorme muro de
bronce y nadie puede borrarlo. Se llaman Nona, Décima y Morta; cortan con unas tijeras el
hilo que marca la longitud de la vida y es entonces cuando la persona muere. Hilan lana
blanca, entremezclada con hilos de oro que representan momentos dichosos en la vida de
las personas y lana negra para los periodos tristes.
A lo largo de la historia, las diferentes culturas han compensado la falta de conocimiento y
entendimiento del mundo, del sentido de la vida y del misterio del más allá, con mitos y
leyendas. Las explicaciones de por qué la gente muere o enferma se han adjudicado a los
poderes de diosas y de dioses. Sin ánimo de ser exhaustiva, he aquí un breve y apasionante
inventario de personajes mitológicos relacionados con la muerte.
De entrada, como seres humanos, no siempre fue morir nuestro destino. La mitología griega
cuenta que Zeus, buscando venganza contra Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a
los seres humanos, ordenó a Hefesto que diseñara la imagen de una encantadora doncella,
con belleza semejante a la de las diosas y a base de agua y tierra diera vida a la primera
mujer sobre la Tierr, Pandora. Afrodita le otorgó gracia y sensualidad, Atenea el dominio
de las artes para confeccionar y a Hermes le encargó sembrar en ella mentiras, seducción y
un carácter inconstante. Pandora nació como un “bello mal” que se haría irresistible a los
hombres, especialmente para uno: Epimeteo, el hermano de Prometeo que se casaría
finalmente con Pandora. La feliz pareja recibiría de los dioses un regalo, una pequeña jarra
(no una caja como ha pasado al imaginario popular) que no debía de ser abierta bajo
ninguna circunstancia. Sin embargo la curiosidad también fue sembrada por los dioses en
Pandora, quien irremediablemente abrió la caja y dejó escapar todos los males,
enfermedades y la muerte que acecharían a la humanidad por el resto de los tiempos. Al
cerrarse la caja, sólo la esperanza quedó dentro, atrapada por siempre.
Al igual que en Grecia, en otras culturas se relata esta Edad de Oro, un periodo de tiempo
mitológico en que la Tierra era prácticamente una extensión del paraíso, donde humanos y
dioses convivían sin mayores altercados. Sin embargo, en el caso particular de Egipto, el
dios del sol Ra, se aburrió un buen día de la humanidad y decidió abandonarnos a nuestra
suerte. Los humanos se dieron cuenta del desprecio del dios, comenzaron a adorar a otras
divinidades y a planear un complot contra Ra. Como castigo por la sublevación de los
hombres, Ra envío a la diosa guerra Sejmet para asesinar a aquellos que osaron desafiarlo.
Según lo que se sabe de la mitología griega, el aliento de Sejmet era tan poderoso que
destruyó la vegetación de todo Egipto, convirtiendo a la zona en un eterno desierto. Ra,
arrepentido y atormentado por las consecuencias de sus decisiones decidió salvar lo que
quedaba de la humanidad. El reto consistía en detener a Sejmet, fuera de sí, en su búsqueda
y necesidad de sangre. Ra reunió 7.000 jarrones de cerveza con colorante para asemejar la
sangre. Sólo así se consiguió apaciguar a la diosa, quien cayó en un profundo sueño del
cual no ha despertado. A pesar de que se detuvo la furia de Sejmet, la muerte, la
enfermedad y la destrucción ahora eran parte de la humanidad, para lo cual Ra creó nuevos
dioses que le ayudarán a vigilar y cuidar a la gente.
Anubis es el dios de la muerte del antiguo Egipto, maestro de las necrópolis y patrón de
embalsamadores, representado como un gran cánido negro acostado sobre su estómago,
probablemente un chacal o un perro salvaje, o como un hombre con cabeza de perro.
Probablemente, la forma canina del dios fue inspirado por los antiguos egipcios por el
comportamiento de los caninos, a menudo carroñeros oportunistas paseando por la noche
en los cementerios en busca de cadáveres.
En la mitología griega, Hades, en griego antiguo “el invisible”, alude tanto al antiguo
inframundo griego como al dios de éste. El término «hades» en la teología cristiana y en el
Nuevo Testamento es paralelo al hebreo sheol que quiere decir “tumba” o “pozo de
suciedad”, y hace referencia a la morada de los muertos. El concepto cristiano de infierno
se parece más al Tártaro griego, una parte profunda y sombría del Hades usada como
mazmorra de tormento y sufrimiento.
El pueblo griego conocía también la figura de Perséfone. Su historia tiene un gran poder
emocional: una doncella inocente raptada por el Señor del inframundo, el dolor de una
madre, la diosa Démeter, por el rapto y la desaparición de su hija y finalmente el regreso de
la hija provocando el cambio de estación. Perséfone era además la terrible Reina de los
muertos, cuyo nombre no era seguro pronunciar en voz alta y a la que se referían como «La
Doncella». En la Odisea, cuando Odiseo viaja al Inframundo, alude a ella como «Reina de
Hierro».
En la mitología griega, Tánato o Tánatos, en griego antiguo “muerte”, era la
personificación de la muerte sin violencia. Su toque era suave, como él de su gemelo
Hipnos, el sueño. La muerte violenta era el dominio de sus hermanas amantes de la sangre:
las Keres, asiduas al campo de batalla.
En el marco del hinduismo, Kali es una de las diosas principales. Es la shakti (o ‘energía’)
del dios masculino Shiva, y es considerada una de sus consortes. La religión hinduista que
adora a la diosa Kali se llama shaktismo. En general, los hinduistas de cualquier especie
―independientemente de la deidad que adoren de manera particular― la consideran la
Madre universal. Kali representa el aspecto destructor de la divinidad, es destructora de la
maldad y de los demonios. Su historia temprana como criatura de la aniquilación todavía
tiene cierta influencia, mientras que las creencias tántricas más complejas amplían a veces
su papel, ubicándola como la «realidad última» y la «fuente del ser». El movimiento
piadoso reciente concibe a Kali como la benévola diosa madre.
Meng Po es la Señora del Olvido en la mitología china (Literalmente, Vieja Señora Meng)
es una deidad femenina que sirve en el Di Yu, el infierno de la heterogénea religión china,
es nombrada también en textos budistas chinos. Su tarea consiste en asegurarse de que las
almas listas para reencarnarse en algún reino superior no recuerden sus vidas pasadas ni su
estancia en el infierno. Para ello, recolecta hierbas de diferentes estanques y arroyos en la
Tierra, para crear su Té de los Cinco Sabores del Olvido. Esta bebida se le ofrece a cada
alma antes de abandonar el Di Yu. El brebaje produce una amnesia permanente de forma
instántanea, provocando así la pérdida de todo recuerdo de vidas pasadas. Habiendo sido
purgado de todo pecado y conocimiento previo, el espirítu es enviado para renacer en una
nueva reencarnación terrenal, comenzando de esta forma el ciclo de nuevo. En ocasiones,
algunos son capaces de evitar beber la poción, pudiendo así recordar fragmentos de vidas
pasadas en la infancia, los sueños, etc.También se dice que vela por las almas que han
renacido, por eso cuando los neonatos sueñan, si lloran se dice que Meng Pol les ha
regañado, y si ríen, es que Meng Po les apremia.
Para la mitología tibetana, el mundo comenzó a formarse a partir de la creación de los
elementos naturales: viento, agua, fuego y tierra. De la creación de los cinco elementos se
crearon dos huevos, uno lleno de luz y otro de oscuridad. Ambos dieron pie a las
dimensiones del ser y del no ser, de la luz y la oscuridad y por tanto del bien y el mal. Por
un lado, el huevo iluminado dio origen al ser humano, a la vida animal y vegetal, a ciertos
hombres que cuidarían el heroísmo de los humanos y las acciones virtuosas de éstos.
También surgió una manifestación divina en forma humana, un hombre blanco con siete
trenzas color turquesa: rey de la existencia, de la plenitud y del bien. Por otro lado, el huevo
oscuro originó la ofuscación y el oscurecimiento del mundo. A partir de los rayos que
surgieron del huevo nació otro rey: Munpa Serden, amante de la muerte, la destrucción y la
enfermedad. Desde entonces, ambas fuerzas se miden en los rincones de todo el mundo.
Izanami (literalmente "la mujer que invita"), es la diosa de la creación y de la muerte en la
mitología japonesa y en el sintoísmo, es una diosa primordial y mujer del dios Izanagi.
Junto con él creó el mundo. Es conocida también como Izana-mi, Izanami-no-mikoto o
Izanami-no-kami. Los primeros dioses invocaron a dos seres divinos a existir, el varón
Izanagi y la mujer Izanami, y éstos crearon la primera tierra. De su unión nacieron las
ōyashima, las "ocho grandes islas" de Japón. Izanami murió cuando engendró a Kagutsuchi
(encarnación del fuego). Fue tal la furia que tuvo Izanagi con la muerte de su esposa, que
mató al recién nacido y de éste se crearon docenas de deidades. Decidió Izanagi hacer un
viaje a Yomi ("la tierra oscura de la muerte"). Rápidamente encontró a Izanami, y le pidió
que regresara con él, pero ella le dijo que era demasiado tarde, ya que había comido el
alimento del inframundo y que ahora estaría en la tierra de los muertos; sin embargo trataría
de convencer a los dirigentes del Yomi para que la dejaran irse y pidió a Izanagi que no
entrase durante ese momento. Izanagi esperó y esperó, pero al final se impacientó, así que
encendió una mecha y se adentró en el Yomi para buscar a su esposa, quebrando de este
modo una de las reglas de la tierra de los muertos. Izanagi buscó a su esposa y cuando la
encontró se horrorizó al ver su cadáver putrefacto, lo que provocó la ira de Izanami la cual
mandó a los ejércitos del inframundo tras su marido. Éste consiguió escapar, al salir de
Yomi, cerró la entrada con una piedra y rompió el matrimonio con Izanami. Debido a esto,
Izanami le lanzaría una maldición diciendo que cada día mataría a mil humanos, a lo que él
respondió que de hacerlo, haría nacer a mil quinientos.
Freyja, o Freya, es una de las diosas mayores en la mitología nórdica y germánica, de la
cual se preservaron numerosos relatos que la involucran o la describen. En las Eddas,
Freyja es descrita como la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. La gente la invocaba
para obtener felicidad en el amor, asistir en los partos y para tener buenas estaciones. Pero
Freyja también era asociada con la guerra, la muerte, la magia, la profecía y la riqueza. Las
Eddas mencionan que recibía a la mitad de los muertos en combate en su palacio llamado
Fólkvangr, mientras que Odín recibía la otra mitad en el Valhalla. El origen del seidr y su
enseñanza a los Æsir se le atribuía a ella.
Dentro de la mitología finlandesa, Tuoni el dios de la muerte, tuvo una hija que nació
ciega: Loviatar. Según se sabe por los poemas de la Edad Media, se creía que Loviatar era
la hija más cruel de Tuoni y también la menos agraciada físicamente. Sin embargo,
Loviatar quedaría embarazada del viento del Este, esperando nueve hijos, que tuvo que
gestar durante nueve largos años antes de culminar en un tormentoso parto. Cuando al fin
dio a luz, decidió descargar su maldad contra los hombres nombrando a sus hijos como las
enfermedades que traerían consigo.
Según la etnia Yoruba, localizada principalmente en Nigeria, en el inicio de los tiempos el
dios supremo decidió delegar su poder en sus dos hijos únicos: Shango y Shapona. Shango,
el segundo en haber nacido, recibió el control y la autoridad sobre el cielo, mientras que
Shapona, el primogénito, sobre la Tierra. Los Yoruba creían que el mismo dios que lograba
que los granos crecieran en los campos y nutrieran a la humanidad, también era capaz de
hacerlo en la piel humana de aquellos que consumían los frutos de la Tierra. Por ello, la
viruela era visto como un castigo de Shapona en respuesta a una mala actitud o un mal
pensamiento.
Ala, también conocido como Ale, Alla y Ane-ani es una deidad de la mitología Igbo, que
en el pueblo Igbo es considerada una diosa de la fertilidad y quien gobierna el inframundo.
En la creencia igbo, sería la esposa o hija de Chukwu. Ella es a menudo representada con
un pequeño niño en sus brazos y su símbolo es la luna creciente. Se cree que las almas de
los muertos viven en su seno sagrado.
La tribu chéroqui, originaria del sureste de los Estados Unidos hacía uso de los animales
para conformar sus mitos respecto al origen de las enfermedades y la muerte. En un
principio y a modo de “paraíso”, hombres, plantas y animales vivían en paz y armonía.
Incluso, la tradición dice que las plantas y animales podían hablar. Sin embargo, todo ello
cambió cuando la población humana comenzó a aumentar y en ella se generó una histeria
que sólo llevó al aislamiento, expulsión y a la muerte de los animales sin razón alguna.
Ante una situación que amenazaba su propia existencia, los animales se reunieron para
diseñar enfermedades contra los humanos y así poder vengarse de ellos. Las enfermedades
comenzaron a mermar entre los humanos, reduciendo su población y casi logrando
exterminarlos. Las plantas, descubriendo el abuso que los animales estaban cometiendo,
decidieron tomar partido por los humanos, sacrificándose para proveer a la raza humana de
remedios y medicinas. Desde entonces, la tribu chéroqui utiliza las plantas para remedios
médicos y dentro de sus ritos está pedir permiso para sacrificar a algún animal.
Ixtab, "la de la cuerda", es la diosa del suicidio, y esposa del dios de la muerte, Chamer, en
la mitología maya. También era la divinidad de la horca. Los suicidas por ahorcamiento
recibían su protección acompañándolos a un paraíso especial. A este papel se le llama
psicopompo o guía de almas. En la tradición maya, se consideraba el suicidio como una
manera extremadamente honorable de morir, a un nivel similar al de las víctimas humanas
de sacrificios, guerreros caídos en batalla, mujeres muertas de parto, o sacerdotes.
Tlaloc era uno de los dioses más importantes dentro de las culturas prehispánicas,
especialmente la azteca. El dios de la lluvia y la fertilidad representaba una dualidad entre
la vida y la muerte, pues por un lado podía traer vida a través del agua como también podía
traer sequías o granizo a los cultivos. Asociado con las montañas, las nubes y los ríos,
Tlaloc siempre mantenía a su alrededor cuatro jarrones que simbolizaban las direcciones
sagradas. En cada uno de ellos había algo diferente: agua buena para el cultivo, agua helada
en forma de granizo que destrozaba las plantaciones, otro más con la sequía y el último con
agua contaminada y enfermedades asociadas con el agua. Otros dioses menores, llamados
tlalocas, se encargaban de romper los jarrones y verter el contenido de los mismos en la
Tierra, ocasionando vida pero también muerte y enfermedad.
En vudú, Maman Brigitte es la loa del ciclo de la vida y la muerte. Es, además, la esposa
del Barón Samedi, quien constantemente le es infiel con mujeres mortales.
Etimológicamente su nombre sería "Mamá Brigitte". Se la adora en todo Haití, como la
madre de los Guédé, y se le suelen sacrificar gallos negros en su honor cuando una mujer
queda embarazada para que cuide del niño. Se la representa como una mujer muy joven y
de rasgos dulces, con el pelo largo, de color negro intenso, y de ojos claros. Su cara está
pintada de blanco, de forma similar a una calavera y como su esposo (el Barón Samedi).
Viste un elegante y laborioso traje de novia y siempre camina descalza, de forma fantasmal.
El contraste de su cuerpo casi impúber con su cara pintada de esqueleto recalca el estrecho
vínculo entre la Vida y la Muerte. Maman Brigitte es un ser terriblemente poderoso, pero
usualmente se encuentra perdida en sus propias divagaciones. Ella protege las almas que
nacen y guía a las que se van. Además, se asegura de que las lápidas de los cementerios
están debidamente marcadas con una cruz. Suele pasear de noche por los cementerios,
cantando y bailando bajo la luz de la luna. Su personalidad a veces cambia según la región.
Algunas versiones la caracterizan como una mujer que, cansada de los adulterios del Barón
Samedi, se ha vendado los ojos para no ver nada, aludiendo a que la Vida y la Muerte son
ciegas; no contemplan edad, clase social o sexo.
San La Muerte es un personaje o entidad venerada en Latinoamérica, que no debe
confundirse con La santa muerte. Sus imágenes sirven de amuleto, suelen ser talladas en
una sola pieza de madera dura, hueso (en ocasiones huesos humanos), plomo, yeso etc. La
guadaña , es la excepción, ya que se le suele añadir aparte. Existen también estatuillas con
la figurilla sentada o acuclillada, sin guadaña, con las manos apoyadas en el mentón o en la
nuca: estas posturas corresponden con la iconografía católica para el Señor de la Paciencia;
sin embargo, esta veneración de San La Muerte nada tiene que ver con la Iglesia Católica,
para la cual esta práctica de adoración a San La Muerte es considerada un culto pagano.
Virginia Imaz
Este artículo se publicó en el Boletín n.º51 de AEDA – La muerte en la narración oral
https://narracionoral.es/index.php/es/documentos/articulos-y-entrevistas/articulos-
seleccionados/1275-mitologia-de-la-muerte
Cerbero Cocito
(guardian de las puertas del (el rio de los lamentos)
Hades)
Érebo Estigia (Estix)
(las tinieblas) (el rio del odio)
Caronte Erídano
(conduce a los muertos a (el río de la vida)
través del río Aqueronte hasta
el reino de Hades)
Lete
(Uno de los ríos del Hades)
Libitina
(diosa del inframundo, los
muertos y el entierro)
Cerbero
(guardian de las puertas)
Aita o Eita Aita
(Dios del submundo y (nombre que recibía el
gobernante de la muerte líder inframundo)
de los muertos )
Mantus
(dios etrusco del infierno y
diosa de la adivinación ) MITOLOGÍA
Persipnei o Ferspnai
(reina del inframundo)
Charun
(El demonio etrusco de la
muerte, que atormenta el
alma de los muertos en el más ETRUSCA
alla)
Culsu
Februus
Mania
Tuchulcha
Vanth
Osiris Duat Amenti Mitología egipcia
(rey egipcio de los muertos Necher-Jertet
rey de los muertos) (inframundo egipcio)
Sokar o Sokaris Necropolis
(dios de la oscuridad y “la ciudad de los
protector de los muertos) muertos”
Horus Yaaru, Iaru, Aaru o Aalu
(protector de Osiris en el (el paraiso donde
inframundo egipcio) reinaba Osiris)
Anubis
("Señor de la necrópolis")
Seth
(señor del mal y las tinieblas)
Thoth
(secretario y guardian de
registros de Osiris en la Duat)
Amsiti
(uno de los hijo de Horus)
Hapi
(Padre de los dioses)
Tuemeft
(uno de los hijos de Horus)
Kebsnef
(dios egipcio que cuidaba del
vaso en el que se
conservaban
los intestinos de los
fallecidos)
Aker
(dios del horizonte en la
mitología egipcia)
Am-heh
("El Devorador de Millones"
Un genio que habita en el mas
alla y que se constituye en
un enorme peligro para el
difunto)
Ament
("La Oculta" la diosa, de la
cual sólo se veía la cabeza, y
era quien anunciaba la
decisión favorable)
Ammit
la "devoradora de los
muertos" o "devoradora de
corazones"
(el monstruo egipcio
devorador de los muertos)
Andyety
(hombre que sujeta dos
cetros (el flagelo y el cayado)
que más tarde ostentará
Osiris)
Apep
(representa a las fuerzas
maléficas que habitan el Duat
y a las tinieblas)
Apis
(dios funerario, dios solar y
de la fertilidad)
Isis
("Diosa de la maternidad y del
nacimiento")
Nut
(diosa del cielo, creadora del
universo y los astros)
Nun
(dios que representa las aguas
primordiales)
Seth
(deidad brutal, señor del mal
y las tinieblas, dios de la
sequía y del desierto)
Thot
(dios de la sabiduría, la
escritura, la música, y símbolo
de la Luna)
Ptah
(dios creador)
Sokaris
(dios de la oscuridad)
Jenti-amentiu
Jerti
Maat
Mehen
Naunet
Nehebkau
Neftis
Nuit
Ha
Har-nedy-itef
Imiut
Isdes
Odín
(dios de la sabiduría, la guerra
y la muerte )
Dios de los muertos en batalla
Reina en Asgard
Bragi
(hijo de Odín que recibe a los
muertos en Valhalla)
dios de la poesía
Valquirias
( encargadas de conducir a los
muertos en Valhalla )
Hel o Hela
(diosa nórdica de los muertos
que no murieron en batalla )
Tobar Torres, Jenner Alonso, Las directivas anticipadas, la planificación anticipada de la atención y los
derechos a la dignidad y autonomía del paciente. Estado de la cuestión a nivel internacional y su posibilidad
de ejercicio en el derecho colombiano. Revista Colombiana de Bioética [en linea] 2012, 7 (Sin mes) : [Fecha
de consulta: 4 de julio de 2019] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=189224312009> ISSN
1900-6896 .