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FILOLOGÍA HISPÁNICA

LITERATURA EN PERSPECTIVA DE GÉNERO


SEMESTRE 2018-2

TALLER EVALUATIVO 2:
ANÁLISIS LITERARIO EN PERSPECTIVA DE GÉNERO1

Teniendo en cuenta la obra abordada para la exposición, se propone realizar un análisis que
ponga en diálogo, la obra expuesta con otra abordada en el curso, que el grupo considere
relevante, contrastiva y/o complementaria.

La idea es que puedan realizar un análisis literario en perspectiva de género, a través de la


reflexión sobre ejes, temáticas, personajes, espacios, etc, que consideren pertinentes.

Extensión del texto: 2 páginas, a espacio y medio. Incluir una hoja de referencias en normas
APA.

1
Edisson Arbey Mora & Selen Catalina Arango Rodríguez
11 de abril del 2019
El presente escrito propone un diálogo entre Amora de Rosamaría Roffiel y Orlando de
Virginia Woolf; en el cual convergen los discursos de ambas narraciones, para evidenciar la
confluencia de dos temas en ellas: la resignificación del sistema sexo/género y los
estereotipos de género. En primera instancia se desarrollará la resignificación a través de citas
y autores complementarios y, del mismo modo, se abordarán los estereotipos de género para
concluir con estos encuentros de pensamiento, pese a la distancia geográfica de cada uno.

Aunque las tramas de ambas narraciones no son idénticas, sí logran complementarse. En


Amora Guadalupe reflexiona y redefine las estructuras impuestas en cuestiones de género y
sexo, mientras conduce a Claudia a sus descubrimientos. Como sucede en esta cita cuando
Guadalupe le expresa su concepto expandido del sexo:

«- Tina y Frida… que si eran lesbianas.


- Más bien eran seres sexuales, como todos ¿qué no?
- ¿Cómo es eso?
- Seres sexuales, con capacidad para relacionarse amorosamente con cualquier sexo, para
enamorarse de las esencias y fijarse después en las envolturas. Lo demás son etiquetas»
(Roffiel, 1989, pág. 63).

En Orlando, en cambio, el personaje encarna una reestructuración de su sexo/género que lo


lleva a tener miradas profundas de cada tránsito por el que vacila; no obstante, esto a su vez
lo conduce a conclusiones individuales que deconstruyen y construyen el propio mundo que
desea habitar: «por diversos que sean los sexos, se confunden. No hay ser humano que no
oscile de un sexo a otro, y a menudo sólo los trajes siguen siendo varones o mujeres, mientras
que el sexo oculto es lo contrario del que está a la vista. De las complicaciones y confusiones
que se derivan» (Woolf, 1938, pág. 141).

En concordancia con las citas anteriores, es preciso sugerir, por tanto, una concurrencia de
pensamientos en las narraciones ejemplificadas. En ellas se redefine la univocidad e
inamovilidad del género, centrando las principales reflexiones en la figura de la mujer en la
vida social y personal; porque, como alude Preciado (2005) a la cuestión específica del
género, este es un sistema cerrado de poder constituido de dispositivos sexopolíticos, los
cuales intervienen los espacios privados y públicos y, al mismo tiempo, los condicionan.
Es por esto que, ambos textos, pese a sus disímiles condiciones de emergencia, coinciden en,
la necesidad de redefinir el sistema sexo/género y hasta de disolver tal binarismo radical.
Tanto Guadalupe como Orlando sufren transformaciones mentales y corporales que las
llevan a habitar otras pieles y las conducen a la liberación que les otorga la posibilidad de
pensar y vivir metamorfosis de toda índole; porque, «las probabilidades de transformación
de género radican precisamente en la relación arbitraria entre tales actos, en la opción de no
poder repetir, una de-formidad o una repetición paródica que demuestra que el efecto
fantasmático de la identidad constante es una construcción políticamente insuficiente»
(Butler, 2007, pág. 274).

Estereotipos de género, citas

Si el cuerpo no es un «ser» sino un límite variable, una superficie cuya permeabilidad está
políticamente regulada, una práctica significante dentro de un campo cultural en el que hay
una jerarquía de géneros y heterosexualidad obligatoria, entonces ¿qué lenguaje queda para
entender esta realización corporal, el género, que establece su significado «interno» en su
superficie? (Butler, 2007, pág. 272)

Pero Orlando era una mujer —Lord Palmerston acaba de probarlo. Y al escribir la vida de
una mujer, podemos, ya se sabe, sustituir la exigencia de la acción por la del amor. El amor,
lo ha dicho el poeta, es toda la vida de la mujer. Basta echar una mirada a Orlando,
escribiendo en su mesa, para admitir que nunca hubo mujer con más aptitudes para ese papel
Seguramente, ya que es una mujer, una mujer hermosa, una mujer en su plenitud, pronto
abandonará este simulacro de escribir y pensar y pensará en un guardabosque, aunque sea (y
con tal que piense en un hombre, a nadie le parece mal que una mujer piense). (Woolf, 1938,
pág. 197)

Me impresiona. Para ambas, sus hombres lo eran todo. Frida hubiera querido ser de miniatura
para que su novio Alejandro la trajera en el bolsillo de su pantalón. Más tarde, Diego se
convirtió en su universo. En cambio, para él la pintura y el partido eran primero. Él la quería.
Para ella, él era un dios. Claro, por eso hay tan pocas mujeres genias. Mientras nosotras nos
entregamos, nos deprimimos, nos desgarramos, ellos producen (Roffiel, 1989, pág. 62).

Referencias

Butler, J. (2007). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.


Barcelona: Paidós.
Preciado, B. (2005). Multitudes queer. Notas para una política de los "anormales". Nombres
Revista de Filosofía(19), 157-166.
Roffiel, R. (1989). Amora. México D.F.: Planeta.
Woolf, V. (1938). Orlando. Barcelona: Edhasa.

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