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Dilemas éticos: qué son, tipos y 4 ejemplos que te harán pensar

Varias situaciones hipotéticas que te harán dudar acerca de qué es lo correcto.

por Oscar Castillero Mimenza

La ética y la moral son constructos que regulan el comportamiento humano y permiten su


dirección a lo que tanto de manera individual (ética) como colectiva (moral) se considera
aceptable y positivo. Qué es bueno y qué es malo, que deberíamos hacer y que no
deberíamos hacer e incluso de qué aspectos nos preocupamos y valoramos son elementos
derivados en gran medida de nuestro sistema ético.

Pero a veces nos encontramos con situaciones en que no sabemos qué hacer: escoger A o B
tiene, en ambos casos, repercusiones negativas y positivas a la vez y los diferentes valores
que nos rigen entran en un conflicto. Estamos ante situaciones que nos suponen dilemas
éticos.

Artículo relacionado: "Las 6 diferencias entre ética y moral"

Una parte de la filosofía moral

Se entiende por dilema ético a toda aquella situación en la que se dé un conflicto entre los
diferentes valores de la persona y las opciones de actuación disponibles. Se trata de
situaciones en que se va a generar una pugna entre varios valores y creencias, no existiendo
una solución totalmente buena y otra opción totalmente mala, teniendo ambas
repercusiones positivas y negativas a la vez.

Este tipo de dilemas requieren de una reflexión más o menos profunda sobre las alternativas
de las que disponemos, así como del valor otorgado a los valores morales con los que nos
regimos. A menudo nos tocará priorizar uno u otro valor, entrando ambos en conflicto de
cara a tomar una decisión. Asimismo, permiten ver que las cosas no son o blancas o negras,
así como entender a personas que toman decisiones distintas a las propias.
La existencia de dilemas éticos existentes en la vida real o posibles han generado una
interesante rama de estudio centrada en nuestras creencias y valores y cómo éstas son
gestionadas.

Permiten ver cómo reflexionamos y que elementos tenemos en cuenta para tomar una
decisión. De hecho, es frecuente que se empleen dilemas éticos como mecanismo para
educar en el uso y gestión de emociones y valores, para concienciar sobre algunos aspectos
o para generar debate y compartir puntos de vista entre personas. También se emplean en
el ámbito laboral, concretamente en selección de personal.

Quizás te interese: "Los 10 tipos de valores: principios que rigen nuestras vidas"

Tipos de dilemas éticos

El concepto de dilema ético puede parecer claro, pero lo cierto es que no existe un solo tipo.
En función de diversos criterios podemos encontrarnos con distintas tipologías de dilemas,
que pueden variar en su nivel de concreción, en el papel del sujeto al que se le presenta o en
su verosimilitud. En este sentido, algunos de los principales tipos son los siguientes:

1. Dilema hipotético

Se trata de dilemas que colocan a la persona a quien se le pregunta en una posición en la que
se ve confrontando una situación que es muy poco probable que suceda en la vida real. No
se trata de fenómenos imposibles, pero son algo a lo que la persona debe enfrentarse en su
día a día de manera habitual. No es necesario que la persona a quien se le plantea el dilema
sea el protagonista de este, pudiendo preguntársele qué debería hacer el personaje.

2. Dilema real

En este caso el dilema planteado versa sobre un tema o situación que resulta cercana a la
personas a quien se le plantea, sea porque se refiere a un suceso que ha vivido o a algo que
puede ocurrir con relativa facilidad en su día a día. Aunque suelen ser menos dramáticos que
los anteriores, pueden resultar tanto o más angustiantes por este motivo. No es necesario
que la persona a quien se le plantea el dilema sea el protagonista de este, pudiendo
preguntársele que debería hacer el personaje.
3. Dilema abierto o de solución

Los dilemas planteados como abiertos o de solución son todos aquellos dilemas en que se
presenta una situación y las circunstancias que la rodean, sin que el protagonista de la
historia (que puede o no ser el sujeto a quien se le plantea) haya realizado aún ninguna
acción para solucionarlo. Se pretende que la persona a quien se le sugiere este dilema escoja
cómo proceder en dicha situación.

4. Dilema cerrado o de análisis

Este tipo de dilema es aquel en el que la situación planteada ya ha sido solucionada de una
forma u otra, habiendo tomado una decisión y realizado una serie de conductas concreta. La
persona a quien se le plantea el dilema no debe decidir qué se hace, sino valorar la actuación
del protagonista.

5. Dilemas completos

Se trata de todos aquellos dilemas en los que se informa a la persona a quien se le plantean
de las consecuencias de cada una de las opciones que se pueden tomar.

6. Dilemas incompletos

En estos dilemas no se hacen explícitas las consecuencias de las decisiones que tome el
protagonista, dependiendo en gran medida de la capacidad del sujeto para imaginar
ventajas y desventajas.

Ejemplos de dilemas éticos

Como hemos visto existen maneras muy diferentes de proponer diferentes tipos de dilemas
éticos, existiendo miles de opciones y estando limitados solo por la propia imaginación. A
continuación veremos algunos ejemplos de dilemas éticos (algunos muy conocidos, otros
menos) de cara a poder ver cómo funcionan.

1. Dilema de Heinz
Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por Kohlberg para
analizar el nivel de desarrollo moral de los niños y adolescentes (infiriéndose a partir del tipo
de respuesta, el porqué de la respuesta dada, el nivel de obediencia a las normas o la relativa
importancia que pueda tener su seguimiento en algunos casos). Este dilema se presenta de
la siguiente manera:

“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no se hace nada
por salvarla. Sin embargo, existe un medicamento experimental que los médicos creen que
puede salvar su vida: una forma de radio que un farmacéutico acaba de descubrir. Aunque
esta sustancia es cara, el farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces más
cantidad de dinero de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000).
Heinz reúne todo el dinero que puede para comprarla, contando con la ayuda y el préstamo
de dinero de todos sus conocidos, pero solo alcanza a reunir 2.500 dólares de los 5.000 que
cuesta el producto. Heinz acude al farmacéutico, a quien le dice que su esposa se muere y a
quien le pide que le venda el medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más
tarde. El farmacéutico sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya que
ha sido quien lo ha descubierto. Dicho esto, Heinz se desespera y se plantea robar la
medicina.” ¿Qué debería hacer?

Artículo relacionado: "La teoría del desarrollo moral de Lawrence Kohlberg"

2. Dilema del tranvía

El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales, creado por
Philippa Foot. En este dilema se propone lo siguiente:

“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco antes de un
cambio de agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que morirán si el tren/tranvía les
alcanza. Tú te encuentras delante del cambio de agujas y tienes la posibilidad de hacer que el
vehículo se desvíe a otra vía, pero en el que se encuentra atada una persona. Desviar el
tranvía/tren hará que muera una persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”

Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en gran medida la
elección. Por ejemplo, la elección puede estar en que puede detener el tranvía, pero ello
hará que descarrile con una posibilidad del 50% de que todos sus ocupantes mueran (y 50%
de que todos se salven). O se puede buscar más la implicación emocional del sujeto:
proponer que en una de las vías hay cinco o más personas que morirán si no se hace nada y
en la otra una, pero que esta una es la pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar del
sujeto. O bien un niño.

3. Dilema del prisionero

El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para explicarlos
incentivos y la importancia de las decisiones no solo propias sino también ajenas para
obtener determinados resultados, siendo necesaria la cooperación para lograr el mejor
resultado posible. Aunque es más económico que ético, también tiene implicaciones en este
sentido.

El dilema del prisionero propone la siguiente situación:

“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan comunicarse entre
sí, ante la sospecha de su implicación en un robo a un banco (o un asesinato, dependiendo
de la versión). La pena por el delito es de diez años de cárcel, pero no existen pruebas
palpables de la implicación de ninguno en estos hechos. La policía le propone a cada uno de
ellos la posibilidad de salir libre si delata al otro. Si los dos confiesan el crimen cumplirán cada
uno seis años de prisión. Si uno lo niega y el otro proporciona pruebas de la implicación de
éste, el informador saldrá en libertad y el otro será condenado a los diez años de cárcel. Si
los dos niegan los hechos, ambos permanecerán en prisión un año.”

En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias de cada acto para
uno mismo y para el otro y de cómo el resultado depende no solo de nuestra actuación sino
también de la ajena.

4. El ladrón noble

Este dilema plantea lo siguiente:


“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos que el
ladrón no se queda el dinero, sino que lo entrega a un orfanato que carece de recursos para
sustentar a los huérfanos que en él viven. Podemos denunciar el robo, pero si lo hacemos es
probable que el dinero que el orfanato ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños
tenga que devolver lo robado”.

Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por una buena causa.
¿Qué hacer? El dilema puede complicarse si se añade, por ejemplo, que durante el atraco al
banco ha muerto una persona.

En ocasiones también debemos enfrentarnos a ellos en la vida real

Algunos de los dilemas éticos antes propuestos son enunciados que pueden antojarse falsos
o una elaboración hipotética a la que jamás vamos a tener que enfrentarnos en la vida real.
Pero lo cierto es que en el día a día podemos llegar a tener que hacer frente a decisiones
difíciles, con consecuencias o implicaciones negativas tomemos la decisión que tomemos.

Por ejemplo, podemos encontrarnos con que un conocido realice algún acto poco ético.
Asimismo podemos observar algún caso de acoso escolar, o una pelea, en la cual podemos
intervenir de diferentes formas. Frecuentemente nos encontramos con indigentes, y
podemos enfrentarnos al dilema de si ayudarles o no. También a nivel profesional: un juez
por ejemplo ha de decidir si mandar o no a alguien a prisión, un médico puede enfrentarse a
la decisión de alargar artificialmente la vida de alguien o no o quien debe o no ser operado.

Podemos observar malas praxis profesionales. Y también podemos enfrentarnos a ellos


incluso en la vida personal: podemos por ejemplo ser testigos de infidelidades y traiciones
hacia seres queridos o llevados a cabo por ellos, teniendo el conflicto de si decírselo o no.

En conclusión, los dilemas éticos son un elemento de gran interés que pone a prueba
nuestras convicciones y creencias y nos obligan a reflexionar sobre lo que nos motiva y
cómo organizamos y participamos en nuestro mundo. Y no se trata de algo abstracto y ajeno
a nosotros, sino que pueden formar parte de nuestro día a día.
Referencias bibliográficas:

Benítez, L. (2009). Actividades y recursos para educar en valores. Editorial PCC.

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