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Por ejemplo: “Siento una gran ansiedad por el recital de esta noche”, “Trata de dominar tu
ansiedad, que en ese estado de nerviosismo las cosas te pueden salir mal”, “Gran ansiedad por el
partido de semifinales”.
Cabe resaltar que la ansiedad no siempre es una patología, sino que es una emoción comúncomo
el miedo o la felicidad. La ansiedad, en este sentido, es necesaria para sobrevivir ante ciertos
riesgos ya que pone a la persona en alerta.
El sistema dopaminérgico es el que se encarga de dar las alertas al organismo de aquello que
necesita, liberando señales al sistema nervioso central. Lo hace cuando tenemos hambre, sed o
sueño, y nos lleva a buscar todos los medios por satisfacer esa necesidad. Así mismo, es el
encargado de liberar adrenalina cuando estamos frente a situaciones a las que debemos
enfrentarnos. Se trata de una cadena que consiste en: 1)Alerta amarilla, 2)Alerta roja y
3)consecución del objetivo; cuando la cadena se rompe, se produce una situación de ansiedad o
estrés atípica que puede llevar a la resolución del peligro o a sucumbir ante el miedo. Es decir que
cuando esta facultad innata del individuo se torna patológica, aparece un trastorno de ansiedad.
La respuestas que genera la ansiedad en una persona son: huir o luchar. En la antigüedad estos
mecanismos surgían al tener que enfrentarse a las dificultades que la vida en la naturaleza les
presentaba; pese a que hoy ya no existen esos problemas, han surgido otros nuevos que generan
estrés y ansiedad en las personas. El peligro a veces es real, pero otras veces se
encuentra condicionado por las experiencias que cada individuo haya tenido que enfrentar
previamente; esto último ocurre, por ejemplo, en los trastornos de ansiedad. El miedo funciona
como un mecanismo de defensa, pero si la respuesta a la que conduce es nociva para el individuo,
es imprescindible atreverse a enfrentarlo.
Cuando el miedo llega a generar parálisis en el accionar del individuo recibe el nombre de fobia, es
una reacción brusca donde el sujeto pierde el control de la situación, en esas situaciones la
persona intenta huir del conflicto. Algunas fobias pueden ser: acrofobias, claustrofobia o
agarofobia.
Una persona que padece alguna fobia, presencia la aparición de la enfermedad cuando debe
enfrentarse a esa situación temida y esta, generalmente, instiga al sujeto a la huida (síntomas de
ansiedad y conductas de evitación). En los trastornos obsesivo compulsivos la aparición de la
misma se percibe cuando el individuo lucha por imponerse frente a sus impulsos obsesivos;
generalmente la reacción también es huir del conflicto (autolesionándose o tomando una actitud
nociva para sí mismo o para el medio). Otra circunstancia en la que esta temida reacción se
presenta, es junto a los trastornos por angustia por separación, cuando se han vivido la separación
de las figuras paternales y la posterior desestabilidad.
Existen muchas formas de tratar la ansiedad, algunos especialistas se inclinan a reducirla al miedo
al futuro, a las posibilidades que desconocemos que puedan darse, los “y si…?”, y aseguran que la
forma de resolverla es logrando una recodificación de estos pensamientos que ayuden a que el
individuo sólo viva el presente. La ansiedad existe porque las personas viven en el futuro y se
olvidan del presente que es lo único real y en el momento en que el paciente consigue volver a su
existencia, la ansiedad desaparece.
Muchos individuos sienten ansiedad o preocupación cada cierto tiempo, especialmente cuando
tienen que hacerle frente a situaciones que pueden resultar estresantes: hablar en público, jugar
un partido de fútbol que significa mucho o al ir a una entrevista de trabajo. Este tipo de ansiedad
puede hacerte estar alerta, ayudándote a ser más productivo y a realizar el trabajo de manera más
eficiente.
Las personas que sufren en trastorno de ansiedad generalizada (TAD), sin embargo, sienten
ansiedad y preocupación la mayoría del tiempo, no solo en situaciones potencialmente
estresantes. Estas preocupaciones son intensas, irracionales, persistentes (al menos la mitad de
los días durante al menos 6 meses) e interfieren con el funcionamiento normal en su vida diaria
(actividades tales como el trabajo, la escuela, los amigos y la familia), pues son difíciles de
controlar.
Puedes saber más sobre la sintomatología. las causas y el tratamiento de esta patología en el
artículo: "Trastorno de Ansiedad Generalizada: síntomas, causas y tratamiento"
2. Trastorno de pánico
Preocupación por las implicaciones o consecuencias de un ataque de pánico (como pensar que el
ataque de pánico es un signo de un problema médico no diagnosticado). Por ejemplo , algunas
personas han repetido pruebas médicas debido a estas preocupaciones y, a pesar de los
resultados negativos de las pruebas, todavía tienen temores de malestar .
Cambios significativos en el comportamiento que se relacionan con los ataques de pánico (como
evitar actividades como el ejercicio físico, ya que aumenta la frecuencia cardíaca).
Los ataques de pánico alcanzan su pico a los 10 minutos y suelen durar hasta media hora,
haciendo que la persona sienta cansada o agotada.. Pueden ocurrir varias veces al día o sólo una
vez cada pocos años .
Puedes saber más sobre el ataque de pánico en nuestro artículo: "Ataques de pánico: causas,
sintomatología y tratamiento"
3. Trastorno Obsesivo-Compulsivo
Los pensamientos ansiosos pueden influenciar nuestro comportamiento, lo que puede ser positivo
algunas veces. Por ejemplo, pensar que te puedes haber dejado el horno encendido puede hacer
que vayas a comprobarlo. Sin embargo, si este tipo de pensamientos son recurrentes puede llevar
a un individuo a llevar a cabo comportamientos poco saludables.
Esta condición ocurre cuando la persona ha vivido una situación traumática que le ha provocado
un gran estrés psicológico, lo que puede ser incapacitante. Cuando la persona revive el hecho que
le ha causado el trauma puede experimentar los siguientes síntomas: pesadillas, sentimientos de
ira, irritabilidad o fatiga emocional, desapego hacia los demás, etcétera.
Debido a la gran ansiedad que siente el individuo. éste puede intentar evitar las situaciones o
actividades que le recuerden al evento que provocó el trauma. Los eventos traumáticos pueden
ser, por ejemplo. un accidente serio de tráfico, abuso sexual, tortura durante la guerra...
Conoce más sobre el trastorno de ansiedad que puede aparecer después de un gran shock
emocional en nuestro texto: "El Trastorno por Estrés Postraumático o TEPT"
5. Fobia social
La fobia social se caracteriza por un miedo irracional hacia situaciones de interacción social. Por
ejemplo, los individuos que sufren este tipo de trastorno de ansiedad sienten una ansiedad
incapacitante cuando tienen que hablar en público, porque tienen miedo a ser juzgados,
criticados, humillados y piensan que los demás se van a reir de ellos delante de los demás. La fobia
social es un trastorno serio, y algunos individuos pueden incluso sufrirla al hablar por teléfono o
comer frente a otras personas
A pesar de que estas personas saben que no deberían sentirse tan mal ante las situaciones
desencadenantes, no pueden controlar su miedo y su ansiedad, por lo que a menudo evitan este
tipo de situaciones. Es frecuente confundir la fobia social con la timidez, pero no todas las
personas tímidas sufren fobia social. Según un estudio publicado en el Journal Pediatricsen 2011,
solo 12 por ciento de personas con timidez cumple los criterios de Fobia social.
Te explicamos más sobre este estudio y sobre la fobia social en este enlace.
6. Agorafobia
La agorafobia suele asociarse al miedo irracional por estar en espacios abiertos como grandes
calles o parques. En realidad, el agorafóbico siente una fuerte angustia producida por situaciones
en las se siente desprotegido y vulnerable ante las crisis de ansiedad que escapan a su control. Por
tanto, el miedo no es producido por estos espacios de por sí, sino por las consecuencias de
encontrarse expuesto a ese lugar, en el que se sienta indefenso. Esto hace que en los casos más
graves el paciente puede recluirse en su casa como forma de evitación.
7. Fobia específica
Una fobia específica es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un fuerte miedo irracional
a un estímulo, por ejemplo, una situación, un objeto, un lugar o un insecto. La persona que sufre
un trastorno fóbico hace todo lo posible por evitar ese estímulo que le provoca ansiedad, y esta
conducta evitativa puede llegar a interferir en el funcionamiento normal de su vida diaria.
Las fobias específicas son muchas, algunas de ellas muy extrañas. Algunas fobias son conocidas y
otras no tanto, como la coulrofobia o miedo a los payasos, la filofobia o miedo a enamorarse,
la amaxofobia o miedo a conducir.
Un ataque de ansiedad
Haz ejercicios físicos todos los días. Además de mantener una salud física en
general, el ejercicio puede causar un impacto profundo en el bienestar mental. La
actividad física produce endorfinas, que son las sustancias químicas que hacen
que el cuerpo se sienta bien. Como consecuencia, hacer ejercicio con regularidad
puede aliviar el estrés y hacerte olvidar las preocupaciones.[6]
Los médicos recomiendan hacer aproximadamente 30 minutos de ejercicio todos
los días de la semana.[7] Camina, trota, haz ejercicios de remo o monta una
bicicleta, según lo que prefieras. Simplemente elige una actividad que puedas
comprometerte a hacer.
Ten una dieta balanceada. Quizás no comprendas la relación entre lo que comes
y la forma en que te sientes, pero definitivamente existe. Algunas bebidas y
alimentos, como la cafeína o el azúcar refinada, pueden empeorar la
ansiedad.[8] En lugar de consumirlos, bebe mucha agua y come alimentos
saludables con un equilibrio de frutas, vegetales, granos enteros, lácteos bajos en
grasa y proteína magra.[9]
Existen muchas investigaciones que relacionan la cafeína con el aumento de la
ansiedad. Se ha descubierto que la cafeína aumenta la ansiedad, la depresión y la
hostilidad.[10] Evita consumir la cafeína de la soda, el café y el té (elige uno que
sea descafeinado) e incluso el chocolate.
Busca un lugar tranquilo donde puedas estar a solas y sin distracciones. De ser
posible, cierre la puerta. Al acostumbrarte a este ejercicio de respiración, podrás ignorar
las distracciones y hacer el ejercicio cerca de las demás personas.
Siéntate recto y con la espalda recta. Puedes sentarte en una silla o en el piso
con las piernas cruzadas, de la forma que te sientas más natural.
Puedes acostarse si sientes que debes hacerlo, pero debes tener en cuenta que al
sentarte recto, tus pulmones podrán llenarse a su máxima capacidad, lo cual es
mejor al practicar la respiración profunda.
Apoya los brazos. Coloca los brazos sobre los reposabrazos de una silla o apóyalos
sobre los muslos. Esto quitará la carga de los hombros y contribuirá con la relajación.
Suelta el aire. Ahora, exhala todo el aire de los pulmones por la boca. Debes escuchar un
"zumbido" mientras sale por la boca. Observa cómo se desinfla tu vientre al soltar la
respiración.
Espera varios segundos. Para no hiperventilarte, haz una pausa por unos segundos
antes inhalar de nuevo.
Haz este ejercicio dos veces al día. Practica la respiración profunda al menos
dos veces al día por cinco minutos para cada sesión.
Ten en cuenta que la respiración profunda no debes practicarla únicamente
cuando tengas ansiedad. Haz este ejercicio todos los días para controlar los
síntomas de la ansiedad y evitar el estrés.
esigna un "momento de preocupación" de media hora al día. Haz este ejercicio todos
los días durante este momento designado. Elige un momento que no sea próximo a la
hora de dormir para que las preocupaciones y la ansiedad no interfieran con el sueño.