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El Plagio académico e intelectual en las obras electrónicas,

versión moderna del fraude y de la pérdida de valores del siglo


XXI.
Jorge Sánchez Zambrano

Históricamente la humanidad ha castigado y repudiado el robo y desde su forma


ancestral diversas culturas han castigado las conductas deshonestas, la
usurpación y el plagio, interpretando la impartición de la justicia de acuerdo a su
tiempo y a su contexto, dónde quizás resultaría con lo dictado por las leyes y los
códigos de conducta, cuando fuese posible sancionar sobre hechos tangibles,
identificar un culpable y juzgar e imponer sanciones. ¿Pero que hay cuando se
debe juzgar sobre lo intangible? El desarrollo tecnológico, la globalización, la
interdependencia económica y comercial, los convenios y tratados de libre
comercio requieren y exigen de la sociedad asegurar un mayor y mejor resguardo
a la propiedad intelectual en sus formas y procesos, batalla que parece perderse
en algunos aspectos al considerar el surgimiento y desarrollo de nuevas áreas de
conocimiento y de acceso a la información en las TI, telecomunicaciones, circuitos
integrados, reproducciones digitales, software y hardware, biotecnologías etc.,
vulnerables al espionaje industrial y a la piratería, y que en consecuencia la labor
académica no se encuentra exenta de practicas fraudulentas. El desarrollo
tecnológico y la creciente avenida de la información a través de la Web a
propiciado de una u otra forma aspectos que rayan en la deshonestidad y desde
luego en la usurpación o robo de la información, cuyo significado no es otra cosa
que el atropello de los derechos de autor y de la propiedad intelectual de una obra
y de su autor, Comas, Rubén & Sureda1, Jaume (1997),:advierte “La irrupción de
las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha provocado o facilitado
importantes cambios que no pueden valorarse de forma positiva. Es el caso del
llamado ciber-plagio académico. Adoptar y presentar como propias ideas, teorías e
hipótesis de otros no es algo nuevo, pero las tecnologías asociadas a la Sociedad
de la Información (SI), sobre todo Internet y más concretamente el World Wide
Web (WWW), facilitan enormemente esta práctica éticamente reprobable y
académicamente incorrecta”: Agregado a lo anterior y como parte de una practica
docente se incurre al solicitar a los alumnos el fotocopiado de algún libro, -sin la
autorización verbal o escrita del autor- se fomenta al dejar tarea de algún sitio en la
Web e instruir en “bajar” el documento, Marie Leiner de la Cabada2. (2008) “Sí
la meta del docente es forjar profesionales capaces de crear ideas y materiales
nuevos ¿cómo será posible hacerlo si el alumno no respeta las ideas de los demás
y, en su lugar, copia y pega textos escritos por otros presentándolos como propios,
los cuales van de frases, párrafos y hasta documentos completos” Replantear
nuestro trabajo académico en términos éticos requiere de una pronta orientación
dirigida a la construcción y reconstrucción de principios morales, estableciendo
estándares acerca de lo que es bueno y malo, correcto e incorrecto, en la conducta
de cada persona. Por ello la conducta ética es aquella que se acepta como
“correcta” o “buena” en el contexto del código moral imperante. Lo cierto es que
existen o pudieran darse muchas interpretaciones de lo que constituye una gestión
moralista, pero que sin lugar a dudas lo deseable es que estas se encuentren
perfiladas sobre las perspectivas y promoción de los derechos e intereses del
autor de una producción intelectual, y adicionalmente lo considerado por las
perspectivas utilitarias y de justicia, y que de su cabal e imposible aplicación se
reducen frecuentemente a un dilema ético: una situación en la que debe elegirse
un posible curso de acción que, aunque ofrezca un beneficio mediático o ganancia
potencial, en el siguiente plazo se observe como algo “muy normal” constituido por
un pésimo ejemplo permitiendo con la practica docente, aparentemente contribuir
en el apoyo social y educativo a estudiantes de bajos recursos coartando el
correcto resguardo y administración en la protección de obras, permitiendo el
fotocopiado, bajando archivos protegidos de sitios acreditados y con la advertencia
de derechos y dominios reservados, reproduciendo cursos, videos, o ponencias sin
la autorización correspondiente, recibiendo tareas de copy-paste, en aras del
aprendizaje tomando como justificante el haber alcanzado el cumplimiento de un
programa o de metas especificas de aprendizaje, evocando la máxima fisiócrata de
Nicolás Maquiavelo “el fin justifica los medios”, el reto se encuentra entonces para
el docente en la gestión y vinculación de los recursos lícitamente disponibles,
vincular de otra manera las actividades de apoyo, la difusión y promoción de
programas acreditados, supervisados por cuerpos académicos dentro del marco
legal y ajustado al ámbito de las competencias, donde es posible efectuar los
ajustes respetando el capital intelectual de las personas y organizaciones, la
búsqueda intercambio y suministro de información tecnológica, las propuestas de
nuevas formas de lograr los procesos de enseñanza aprendizaje mediante la oferta
de servicios de orientación, asesoría y asistencia técnica acordes a las
necesidades actuales, sin que atente o sea causa de actos violatorios a la
propiedad intelectual, industrial, registros, patentes y marcas, bajo estas
circunstancias debe privar el uso, impulso y motivación sobre la producción de
material inédito, los recursos de acceso libre o gratuito y por aquellos que
justifiquen su calidad y originalidad el pago de los derechos correspondientes,
añadido al talento, conocimientos, experiencia y la creatividad de los profesores,
en el diseño e impartición de cursos, y sin embargo es necesario ubicar de igual
manera la creencia de algunos estudiantes con respecto al trabajo académico, en
un estudio realizado por Ordoñez, Claudia; Mejia, José; Castellanos Sonia 3,
(2003) advierten “que la mayoría de los estudiantes consideran que las
características del trabajo académico llevan al fraude. La primera de ellas, que se
constituye en el factor principal al ser mencionada por 42% de los estudiantes de
nuestra muestra, es la presión de la Universidad en términos de exigencia de
cantidad de trabajo en poco tiempo, como expresa uno de los entrevistados: “He
visto mucho que pasa en esta facultad que a la gente la llenan de tanto trabajo…
en una semana uno tiene cuatro o cinco entregas; cada entrega es de veinte
paginas, tiene que responder a todo…Entonces copia, pega y sale de eso rápido.
Es una forma de responder a la presión”. Dice otro que –el hace fraude- …porque
la gente no tiene tiempo y se encuentra muy apurada por terminar sus cosas, y
con tal de salir con algo prefieren “copy-paste, como le dicen”. Testimonios como
los anteriores esgrimen la gran cantidad de trabajos y la poca disposición de
tiempo, el hecho real es la poca o nula disposición y resistencia al cambio, el
respeto a los demás, el desconocimiento de las leyes, los derechos y las
obligaciones y finalmente el rendirle culto a la cultura del menor esfuerzo o del
nada de esfuerzo, que solamente empobrecen los valores sociales y que
obligadamente debieran permanecer como principios formativos ineludibles, en la
familia, en la escuela y en toda actividad colectiva, impregnada de consciencia y
coherente del impacto y significado en su forma y en su fondo, “lo que se dice” con
lo que se afirma en términos de comunicación no verbal, como el mejor legado
para las futuras generaciones, persistiendo en la pregunta que subyace como.
“¿de qué modo se ha de enseñar el conocimiento? Haward Gardner (1991) decía:
“sin embargo, otro aspecto de la decisión se refiere a la pregunta sobre el modo en
que el conocimiento, en la forma que sea, ha de transmitirse a la persona joven.
En cuanto a ello, las diferentes sociedades han resaltado una de las dos rutas
alternativas posibles. En lo que se ha dado por llamar la educación “mimética” el
maestro demuestra la cualidad de realización o comportamiento deseado y el
alumno o estudiante la duplica tan fielmente como le es posible. Se fomenta el
dominio preciso de la información o la duplicación servil de los modelos…en
conclusión, lo que ven los alumnos de su mentor, lo aceptaran por correcto y será
reproducido de manera idéntica.
1. Tal vez una respuesta reivindicatoria, consista en retomar nuestras fortalezas y
herencias educativas del pasado, plenas de respeto por las demás personas,
aquilatar las ventajas del presente y enfrentar el futuro con un nuevo liderazgo
educativo, conformado por el conjunto de conocimiento pedagógicos y
conocimientos técnicos que se han hecho públicos mediante una descripción oral o
escrita o por cualquier otro medio de difusión de acceso licito, incorporando las
tecnologías de la información, seleccionando y asignado actividades posibles al
marco legal, con equilibrio en cantidad para evitar practicas tendientes a infringir lo
dispuesto por las instituciones que protegen la creatividad y lo original, enseñar
con el ejemplo, ser auténticos y afrontar el futuro en términos basados en una
educación de calidad y competitiva significa realizar los ajustes necesarios,
sustentando las nuevas formas de trabajar y de reaccionar ante el desarrollo
vertiginoso de las tecnologías de la información.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1.-Comas, Rubén & Sureda, Jaume, (2007), Ciber-Plagio Académico. Una aproximación al estado de los
conocimientos, Revista TEXTOS de la CiberSociedad, 10. Temática Variada. http://www.cibersociedad.net
2.-Leiner , Maria, (2008) La amenaza del plagio en el ámbito académico, Revista No 25 CULCyT Cultura
Cientifica y Tecnologica, pág. 16-17.
3.-Ordoñez, Claudia; Mejia, José; Castellanos Sonia, (2003) Percepciones estudiantiles sobre el fraude
académico: hallazgos y reflexiones pedagógicas. Revista de estudios sociales No. 23. Pág 39
Gardner, Howard (1991), La mente no escolarizada, Cómo piensan los niños y cómo deberían enseñar las
escuelas, Paidos, 6, 126-127.
Hellriegel Don; Jackson Susan; Slocum Jhon; (2005), Planeación y apoyos para la toma de decisiones. Del
libro Administración, un enfoque en competencias.-9, 244-247.
Khun Thomas, (1987), De la historia de la ciencia a la filosofía de la ciencia, ¿Qué son las revoluciones
científicas?, Altaya, 1, 16
Olivares, Pedro, (2000), Educar ¿para qué? Manual del docente, Eco-editores, 3, 51-65.
Shermerhorn J.R. (2008) Impacto de los aspectos culturales en la conducta ética del libro Administración,
Limusa Wiley, 6, 1168-119

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