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Dos filésofos en las trincheras César Antonio Molina e Teilhard recuerdo que, por aquellos aiios universitarios, lef con mucho interés Ef fendmeno humane, La aparicidn det hombre y El porvenir ded hombre. Génests de un pensamiento reune las cartas que el jesuita envid a su prima, Marguerite Teilhard, du- rante los afios de la Primera Guerra Mundial. Por lo tanto, en estos meses, son de plena actualidad pues estan cumpliendo los cien afios. Muchas de aquellas fechas de escritura coinciden ahora con las mias, nada menos que un siglo después. Las cartas de Marguerite no se conservan. Q bien Teilhard se deshizo de ellas o, simplemente, no pudo conservarlas debide a su complicado destino en el frente. De todas formas, tal vez fueran algo compro- lasala amables, carifiosas, firmes, serenas y de una castidad inmensa a de las contestaciones que él escribe. Respuestas met cumpliendo con sus votos. El primo, ademas de contarle su vida cotidiana en el frente como camillero y sacerdote, la ayudaba dan- dole opiniones y sugerencias tales como «solamente te pido, una [61] 62 Crsar ANTONIO MOLINA vez mds, que unas al mio tu esfuerzo por vivir, para que sirviéndo- nos de soporte el uno al otro, obremos mis eficazmente en servi- cio de Nuestro Sefior» (28 de mayo de 1915). Marguerite esta en permanente duda espiritual y confusa sentimentalmente. Esto dl- timo lo evita él todo el tiempo, En carta del 22 de agosto de 1915 le escribe «poco importa que humanamente te sientas fracasada si Dios te encuentra lograda=. Con respecto a la falta de vocacién religiosa de ella, el primo le dice el 8 de enero de 1916, que esa toma de posesién de ella por Dios se puede llevar a cabo sin que le sea preciso hacerse religiosa: Puedes permanecer muy laica (en el buen sentido de la palabra) y muy cerca de Nuestro Sefior por tu vida intima. E] mismo, poco a poco, modelard tu actitud a su gusto, Lo que es necesa- rio, por tu parte, es que le aceptes delinitivamente como el Dios de tu vida. Como lo nico que puede vivificar tus actividades. Mas adelante, en otra misiva firmada el 25 de febrero de 1917, se reafirma Teilhard en que «j Nuestro Sefior sea siempre el me- dio y el fin de nuestra amistad, realmente fraternal! », Las otras muchas referencias, en este sentido, son siempre las mismas: «Nuestra amistad es preciosa. Que Nuestro Sejior nos ayude a hacer de toda ella una fuerza que nos conduzea a El, pues nada se pierde en la vana contemplacién mutua (lo cual serfa energia y amor perdidos)= (25 de julio de 1917). «Tu amistad ser siempre para mi una cosa preciosa» (19 de febrero de 1919); 0, en una de las Gltimas misivas fechadas ya al final de la contienda, en Paris, el dia de Viernes Santo de 1919 (20 de abril): Ves, Marg, que cuanto mas profundamente siento mi afecto por ti, mas sélida y profundamente deseo verte unida a Dios. Veo claramente que ni 14 niyo, menos que nadie, podemos ser felices de otro modo... Dos FILQSOPOS EN LAS TRINCHERAS 65 Al final de sus dfas Teilhard tuvo como amiga y secretaria a Rhoda de Terra, que se separé de su marido, y lo acompaisé, en el aiio 194, en su Gltimo viaje por Europa. No dudo que Teilhard cumplié con sus votos, A mf me da igual, nunca he comprendido esta renuncia al amor terrenal, me disgusta esa otra palabra de carnal. Marguerite, que preparé esta edicién, habia eliminado cuanto le concernia personalmente en las cartas. Pero tras su muerte, an- tes de aparecer editadas, los nuevos responsables pensaron, con muy buen criterio, que deberfan aparecer integras. Aunque faltan cartas que se perdieron por las circunstancias. Marguerite (1880-1959), habia nacido un aio antes que su primo y moriria cuatro afios después. Teilhard fue a la guerra con treinta y cuatro afios, cuando ella tenia treinta y cinco. Las cartas construyen un didlogo, una conversacién, entre dos almas geme- las. Ella inquieta por sus pensamientos sociales y religiosos, él identificado con la humanidad en guerra. Ella dirigié su trabajo hacia la educacién y la literatura donde tuvo una muy buena fortuna. Los personajes femeninos son muy importantes en sus obras. En 1939 viajé a USA y se reencontrd con Teilhard. Allf escri- bié uno de sus libros mas famosos dedicado a Lincoln (1955). A Teilhard de Chardin la guerra lo ayudé a conocerse a si mismo. Uno de sus hermanos habia muerto combatiendo. El sirvid como camillero en la brigada del regimiento mixto de zuavos y ti- radores marroquies. Sélo intervenia para salvar vidas corriendo el mismo peligro que el resto de los soldados. El regimiento se des- plazara desde Flandes a Verdun, luego a la Champagne y, otra vez, hacia el norte. Teilhard es un soldado-sacerdote-compafiero a quien se recurriré siempre en las horas mas dificiles. Las cartas se inician cl 13 de diciembre de 1914, El describe el ambiente de los camilleros camo lo menos poético, ademés, las cualidades de cada uno pasan totalmente desapercibidas «es el ideal de la vida banal e

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