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Federico I de Hohenstaufen (Friedrich I, en alemán), llamado Barbarroja por el

color de su barba; Barbarossa, en italiano, Rotbart, en alemán; (cerca de


Ravensburg, 1122-Río Saleph, 10 de junio de 1190) fue desde 1147 duque de Suabia
con el nombre de Federico III, desde 1152 rey de los Romanos y a partir de 1155
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

El reinado de Barbarroja representó el apogeo del Sacro Imperio Romano Germánico,


el primero que le dio ese nombre. Fue responsable de afianzar el poder imperial
tanto dentro de Alemania como en el norte de Italia, cuyas ciudades-estado se
habían hecho independientes de facto. También fue quien introdujo un cuerpo
legislativo unificado, acudiendo de nuevo al derecho romano.

Sin embargo, la fama y el significado moderno de Federico Barbarroja está unido al


nacionalismo alemán del siglo XIX. Barbarroja fue un referente para los
nacionalistas alemanes que pretendían reunificar el país bajo un poder fuerte, como
el del emperador. De hecho, la familia real prusiana pretendía legitimarse como
soberanos de una Alemania unida por su relación con Barbarroja. Mientras Federico I
era Rotbart o Barbarrossa, Guillermo I era Weißbart o Barbablanca.

Índice
1 Nacimiento
2 Vida
2.1 Duque de Suabia
2.2 Los primeros años
2.2.1 Las circunstancias de la elección de rey
2.2.2 Primeros pasos en la política imperial
2.2.3 Preparación para la coronación de emperador
2.2.4 El primer viaje a Roma
2.2.5 Cambios estructurales en el Imperio
2.3 La política italiana
2.3.1 El conflicto con el papado
2.3.2 La segunda campaña italiana
2.3.3 El cisma
2.3.4 Reconciliación con el papa y las comunas
2.3.5 La batalla de Legnano
2.4 El proceso contra Enrique el León
2.5 Cruzada y muerte
3 Programa imperial y pensamiento
4 Descendencia
5 La imagen posterior de Barbarroja
5.1 Historiografía
5.2 Sagas
5.3 Barbarroja en la literatura
6 Bibliografía
6.1 Fuentes
6.2 Fuentes secundarias
7 Véase también
8 Notas
9 Enlaces externos
Nacimiento
El lugar de nacimiento de Barbarroja no se conoce con certeza. Su madre, Judith de
Baviera, de la Casa de los Güelfos dio a luz, según la única prueba documental, a
su primer hijo en un castillo cerca de Altdorf, donde en la actualidad está la
ciudad de Weingarten. Debido a que en la época era habitual que la madre diera a
luz a los hijos en su patria, es probable que Federico naciera en la tierra de su
madre. Sin embargo, no es seguro que este primer hijo fuera en efecto Barbarroja,
debido a la elevada mortalidad infantil de la época.
Vida
Duque de Suabia
Como hijo del Hohenstaufen Federico II, el Tuerto, duque de Suabia, y de la güelfa
Judith de Baviera, hija del duque Enrique el Negro de Baviera y Wulfhilda de
Sajonia, Federico era heredero de las dos familias nobles enemigas que dominaban el
Sacro Imperio en la época. Tras la muerte de su padre en 1147, se convirtió en su
sucesor como duque de Suabia con el nombre de Federico III. Barbarroja continuó la
política de su padre, concentrándose en los asuntos internos del ducado, mientras
su tío Conrado III se dedicaba a mantener y aumentar su poder como rey. Durante las
discusiones sobre derechos entre Conrado y los Güelfos, parece ser que Federico
mantuvo una posición neutral o incluso que intervino para proteger a los güelfos de
Conrado.

Los primeros años


Las circunstancias de la elección de rey
Tras la súbita muerte de Conrado III el 15 de febrero de 1152 en Bamberg,
Barbarroja fue elegido rey de Alemania el 4 de marzo de 1152 en Fráncfort del Meno
y coronado en la capilla del palacio real de Aquisgrán, que corresponde al actual
edificio de la catedral, por el arzobispo de Colonia Arnoldo II de Wied el 9 de
marzo.

Esta inusitada rapidez sólo se explica si se tiene en cuenta que Conrado III lo
había planeado todo con anterioridad, en preparación a su viaje a Roma para ser
coronado emperador. Pero los preparativos habían sido hechos para su propio hijo y
no para Barbarroja, un procedimiento que era habitual para asegurar la continuidad
dinástica debido al peligro que representaba un viaje largo. Según un testimonio
escrito de Otón de Freising que ha llegado a nuestros días, Conrado cambió de
opinión y finalmente decidió, poniendo el bien común por encima de los derechos
dinásticos, proponer para la elección a rey a su sobrino Federico en vez de su
propio hijo. Parece ser que temía que una regencia de su hijo de 8 años, visto el
conflicto existente con Enrique el León, no trajese la deseada paz. Es dudoso que
las explicaciones de Otón de Freising sean ciertas: Freising escribió su relato
sobre las circunstancias de la elección cinco años después de la coronación de
Barbarroja, cuando éste ya estaba firmemente asentado en el trono. Es más probable
que Federico de Suabia supiera reunir los apoyos de los diferentes —y a menudo
enemistados— partidos a base de diplomacia. Hay informes de diversas reuniones
entre Federico y los grandes del reino durante el tiempo en que el trono permaneció
vacante, y es posible que durante esas conversaciones prometiera cargos y tierras y
ganara votos para su causa. Entre otros, su primo Güelfo VI consiguió, tras la
entronización de Barbarroja, un ducado y el título de diversos señoríos en Italia
(Spoleto, Toscana y las islas Cerdeña y Córcega). Enrique el León logró Baviera un
poco más tarde, en 1156, como pago por su voto. Baviera, que había sido ambicionada
por Enrique durante largo tiempo, había sido arrebatada a la casa de Bamberg en la
Dieta de Goslar de 1154. Enrique II Jasomirgott, que había sido nombrado duque de
Baviera por ser medio hermano de Conrado III, fue resarcido por la pérdida. Antes
de la entrega de Baviera a Enrique el León, se separó la marca oriental y se
convirtió en el Ducado de Austria, que fue entregado a Enrique II Jasomirgott.
Enrique III Jasomirgott se convertía así de nuevo en duque y no era vasallo de
Baviera. Además consiguió algunos derechos especiales (véase más abajo en
Desarrollo y cambios estructurales en el reino). El duque Ladislao de Bohemia fue
nombrado rey de Bohemia en anticipación a sus servicios. A Bertold IV de Zähringen
se le confirmó la representación del rey en Borgoña y la promesa de derechos en el
Jura.

Además, con toda probabilidad, los príncipes electores vieron en Barbarroja un


candidato que, a través del parentesco con Güelfos y Hohenstaufen, conseguiría
apaciguar ambas casas en conflicto. Por parte de madre era güelfo, ya que su madre
Judith era hija de Enrique el Negro, duque de Baviera, y hermana de Güelfo VII; por
parte de padre era Hohenstaufen, sobrino de Conrado III, primo de Enrique II
Jasomirgott y de Otón de Freising. De ahí que Otón de Freising lo llamase "lapis
angularis" o piedra angular.

Del anuncio de la elección escrito por Wibald, abad de Stablo-Malmedy y Corvey,


para el papa Eugenio III, se puede obtener el programa de Barbarroja: su principal
objetivo era la restitución de los privilegios de la Iglesia y la dignidad del
Imperio (honor imperii y sacrum imperium). Pero no se trata de un pensamiento
nuevo. Pasajes del anuncio de la elección de Conrado III son casi idénticos y el
tema también aparece en un escrito recordatorio del papa de enero de 1152.

Primeros pasos en la política imperial


Inicialmente, Federico se concentró en la pacificación del Imperio y relegó a
segundo plano la candidatura a la corona del Imperio. La primera dieta imperial la
realizó después de la Pascua de 1152 en Dortmund, a la que asistieron el arzobispo
de Colonia, Arnold II, el duque de Sajonia Enrique el León, el duque Güelfo VI y
Albrecht el Oso. El rey se presentaba por primera vez como señor en la parte sajona
del Imperio. Una segunda dieta tuvo lugar en junio del mismo año en Merseburg. En
ésta se discutió el conflicto entre el arzobispo de Bremen, Hartwich, y Enrique el
León, en el que se trataba del derecho a la creación de obispados en la costa
báltica. No fue hasta la dieta de Goslar de 1154 cuando se acordó definitivamente
que Enrique podía fundar obispados en su señorío. En Merseburg, Barbarroja también
decidió la disputa sobre la sucesión al trono de Dinamarca a favor de Svend III y
contra Knut, que estaba aliado con los Güelfos. El problema más importante de la
política real, el conflicto entre Enrique el León y Enrique Jasomirgott por el
ducado de Baviera, fue tratado, pero no fue solucionado. Así se desvió la expansión
de los Güelfos hacia el norte.

A Merseburg siguió Ratisbona como siguiente estación de la gira inicial. Allí


Federico recibió el homenaje de la nobleza bávara y llamó a la lucha contra
Hungría, a lo que se negaron los príncipes. Probablemente el rey quería a través de
este movimiento descargar a los Babenberg en su lucha contra los Güelfos en
Baviera.

Preparación para la coronación de emperador


En octubre de 1152, en la dieta de Wurzburgo, Barbarroja fijó la fecha de su viaje
a Roma para el otoño de 1154. Esta fecha tan tardía se explica habitualmente porque
Barbarroja quería solucionar la querella entre los Babenberg y los Güelfos. Tras
dar a conocer la fecha de su viaje a Roma, comenzaron las negociaciones entre
Federico y la Curia Romana para fijar las condiciones para la coronación. El
resultado fue el Tratado de Constanza, llamado así debido a que Barbarroja juró el
documento en marzo de 1153 en la ciudad de Constanza. En el tratado, Barbarroja
prometía someter a Roma y entregar la ciudad al papa, además de no firmar tratados
de paz con los romanos o los normandos, restablecer y asegurar para el papa la
soberanía sobre la Iglesia y enfrentarse a las ambiciones de Bizancio en Italia.
Por su parte, el papa prometió coronar a Federico como emperador y apoyarlo en su
ejercicio del poder, condenar al destierro a los elementos subversivos y participar
en la expulsión de los bizantinos de Italia. El tratado tenía como fondo el peligro
de que los territorios del sur de Italia pasasen como herencia a Bizancio, lo que
hubiera creado una cabeza de puente del Imperio bizantino en la Península Itálica.
Dentro de las negociaciones, Federico I consiguió además que el papa cambiara el
arzobispo de Maguncia y los obispos de Minden, Hildesheim y Eichstätt, que eran
cercanos al partido güelfo, por otros más de su gusto.

En septiembre de 1153, Barbarroja, a pesar de las condiciones del tratado de


Constanza, reanudó las negociaciones con Bizancio, que databan de la época de
Conrado III. El rey se ofreció a casarse con una princesa bizantina. Las
negociaciones se paralizaron enseguida. El 9 de mayo de 1154, Anselmo de Havelberg
viajó a Bizancio para salvar la posible alianza. Sin embargo, regresó pronto a
mediados de 1155, por lo que Barbarroja todavía no tenía clara la política
bizantina cuando comenzó el viaje a Roma.

En junio de 1154 Federico I convocó una dieta en Goslar. Enrique el León consiguió
durante la reunión el derecho a investir obispos en territorios del Báltico.
También en la cuestión del ducado de Baviera, Barbarroja decidió a favor de
Enrique, aunque sin solucionar definitivamente el conflicto.

El primer viaje a Roma

Escudo de los emperadores de la casa de Hohenstaufen


En octubre de 1154 el ejército se puso en marcha hacia Roma. La situación en el sur
de Italia había cambiado: Rogelio II de Sicilia había muerto en febrero y su hijo
Guillermo I de Sicilia no era reconocido por el papa Adriano IV, a pesar de lo
cual, Guillermo I continuaba negociando con la Curia Romana. Adriano temía una
invasión bizantina del sur de Italia e insistía a Federico con el tratado de
Constanza, a la vez que su enfrentamiento con el senado de la ciudad de Roma había
empeorado. Federico y Adriano se encontraron por primera vez en Sutri, donde el rey
alemán se negó a realizar el tradicional acto de humillación que se efectuaba al
encontrarse con el papa, acto que consistía en llevar las riendas del caballo
mientras el papa cabalgaba. Pero parece que este conflicto fue superado enseguida.
Durante el camino común a Roma, el rey y el papa recibieron una comisión del senado
de Roma que exigía el reconocimiento de la nueva constitución, el pago de 5000
libras de oro y además pretendía que el futuro emperador fuera coronado por la
ciudad de Roma. Estas exigencias fueron rechazadas decididamente por Federico. En
respuesta, la ciudad de Roma cerró sus muros al emperador y al papa, que solo tenía
en aquella época bajo su control directo la ciudad papal extramuros en el Vaticano.

El 18 de junio de 1155, Adriano IV coronó a Barbarroja emperador del Sacro Imperio


Romano Germánico en la basílica de San Pedro. Inmediatamente después de la
coronación, el pueblo de la ciudad de Roma se levantó en armas, pretendiendo
apresar al papa. Hasta la noche las tropas imperiales y papales lucharon contra los
romanos. Tras la vuelta de la calma, Barbarroja no cumplió con el tratado de
Constanza ni devolvió el poder sobre la ciudad al papa. Tampoco hubo ataque contra
los normandos de Sicilia, a pesar de que enviados bizantinos, que habían contactado
Federico I en Ancona para tratar sobre el matrimonio y una alianza, también habían
exigido un ataque a Sicilia. Los príncipes que acompañaban al emperador se negaron
a participar en un ataque. Toda otra negociación con Bizancio parece haber
fracasado, ya que el Emperador de Oriente tomó contacto con los rebeldes de Apulia
y olvidó las conversaciones con Federico I.

Como consecuencia del incumplimiento del tratado de Constanza, el papado y el


emperador se enemistaron, lo que sería origen de discusiones futuras. Además, desde
el punto de vista de Federico, la situación en Italia empeoraba. Con ayuda de los
bizantinos, el levantamiento de Apulia se extendía. Los normandos peleaban con
éxito contra los bizantinos y les arrebataron Brindisi, que había sido tomada por
Bizancio poco antes. En vista de esta evolución, el papa Adriano IV se decidió a
firmar el tratado de Benevento en 1156 con los normandos. En los siguientes años,
los normandos se convirtieron en protectores del papa, sobre todo frente a la
ciudad de Roma, y como consecuencia poniendo en entredicho la posición del
emperador. Así, el tratado de Benevento se convirtió en un instrumento importante
de la separación entre el emperador y el papa.

Cambios estructurales en el Imperio


Tras una decisión inicial en Goslar sobre el tema del ducado de Baviera a favor de
Enrique el León, Federico I comenzó a negociar en septiembre de 1155 con Enrique
Jasomirgott sobre la compensación por la pérdida del territorio. Al no llegar a
ningún acuerdo, Barbarroja hizo jurar a los grandes de Baviera fidelidad a Enrique
el León en Ratisbona. Formalmente el ducado quedó en manos de los Babenberg hasta
el 8 de septiembre de 1156. A pesar de que Enrique Jasomirgott no quería renunciar
a su señorío ni siquiera así, se llegó a un acuerdo hacia la Pascua de 1156, que se
fijó por escrito en el Privilegium Minus: los Babenberg mantendrían el título de
duque, pero tendrían que retirarse al antiguo margravato de Austria, mientras que
los Güelfos conservarían el resto de Baviera. Así se dio el primer paso para el
desarrollo de Austria como territorio independiente.

Antes del 2 de marzo de 1147, Federico se había casado en Eger con Adelaida de
Vohburg, hija del margrave Diepold III de Vohburg y Cham y heredera del Egerland.
El matrimonio, sin hijos, fue anulado en marzo de 1153 en Constanza, lo que no
impidió que el emperador entregara Egerland a su primo Federico de Rotemburgo.
Adelheid volvió a casarse con el miembro güelfo de la dieta de Ratisbona,
matrimonio que está atestiguado entre 1152 y 1180.

El 17 de junio de 1156 Federico I se casó en Ravensburg de segundas nupcias con la


menor Beatriz de Borgoña (1145 – comuna de johué (Dole), 15 de noviembre de 1184),
hija del conde Reinaldo III de Borgoña y heredera al condado libre de Borgoña
(actualmente el Franco Condado). Esta boda y los bienes que proporcionó, le dieron
ese mismo año el título de conde de Borgoña y le permitieron cruzar los Alpes de
forma más fácil por el oeste, pero apenas aumentaron su influencia en la zona. La
coronación de Federico y Beatriz como reyes de Borgoña sólo se realizó el 20 de
julio de 1178 en la catedral de san Trófimo de Arlés (él) y en agosto de 1178 en
Vienne (ella).

Durante esta época, Federico cambió la estructura señorial en todo el Imperio. Por
ejemplo, convirtió el fodrum, que la nobleza italiana debía entregar al emperador
tras su coronación, en un impuesto regular. Junto con los pagos de las ciudades
italianas, este movimiento dio un fuerte empujón a la naciente economía monetaria.
También la estructura del ejército se modificó. Además de los nobles obligados por
juramento, cada vez se emplean más soldados.

El poder territorial del emperador se extendió sobre todo por el aumento de los
territorios reales en Turingia y por la fundación de las ciudades de Pegau y
Chemnitz.

La política italiana
El conflicto con el papado

Barbarroja y sus hijos – Miniatura de la Crónica del Mundo


Su primer viaje a Roma no sólo sirvió para obtener la corona imperial, sino que, al
igual que los cinco viajes siguientes, persiguió asegurarse del control absoluto de
la Italia perteneciente al Imperio, sobre todo las ciudades lombardas. El objetivo
era asegurar el honor imperii, que en resumidas cuentas eran los derechos
señoriales del emperador.

Antes del viaje, Federico tuvo que reunir aliados. Así, por ejemplo, intentó
mejorar sus relaciones con los Babenberg, que se habían tenido que retirar a
Austria, con una fallida campaña militar en verano de 1157 en la que intentaba
recolocar en el trono ducal de Polonia a Ladislao II, emparentado por matrimonio
con los Babenberg. En enero de 1158 elevó al duque Ladislao II de Bohemia, también
emparentado con los Babenberg, a rey de Bohemia. Se aseguró la buena voluntad del
arzobispo de Brema decidiendo en contra del papa en la disputa entre el arzobispado
de Bremen y el de Lund acerca de la supremacía sobre la iglesia en el norte del
Imperio. Además permaneció inactivo cuando el arzobispo Eskil de Lund fue apresado
en Borgoña durante su viaje de vuelta de Roma. A la vez, con ello pretendía influir
en la disputa sobre la sucesión de la corona danesa.

En octubre de 1157 Barbarroja convocó una dieta en Besançon con el fin de subrayar
sus derechos señoriales en Borgoña. Allí, dos legados papales exigieron la
liberación de Eskil de las manos de los partidarios del emperador. Se produjo un
escándalo a causa de un comentario - más bien secundario - en el que se denominaba
como beneficium el título de emperador. Esto, que podía traducirse como feudo o
como buena acción, fue traducido por Reinaldo de Dassel, desde 1156 canciller
imperial y uno de los más íntimos confidentes del emperador, como feudo. Hay que
señalar que los enviados papales se encontraban presentes y no protestaron por la
traducción. Cuando, como consecuencia, se registró el equipaje de los legados, se
hallaron numerosos privilegios previstos para los obispos alemanes, con los que se
quería minar la autoridad del emperador a favor del papa. Estas dos provocaciones
se convirtieron en puntos centrales de una campaña de propaganda contra el papado,
con la que Federico consiguió el apoyo de la mayoría de los obispos alemanes. Estos
prohibieron al clero la apelación a la curia romana.

Se desataron las hostilidades y comenzaron a publicarse escritos contra Adriano IV,


postulando Federico I que el Papado debía subordinarse al Imperio. Se pretendía
recortar la influencia del Sumo Pontífice, lo que venía bien tanto al emperador
como a los obispos en su búsqueda de mayor independencia de Roma. La aclaración del
Papa Adriano IV en junio de 1158, de que no había querido decir feudo, sino buena
acción (Beneficium: non feudum, sed bonum factum) fue en vano. El papa tampoco pudo
evitar la campaña italiana tomando contacto con Enrique el León.

La segunda campaña italiana


En septiembre de 1158, el ejército de Barbarroja golpeó Milán, en noviembre convocó
un régimen en los campos de Roncaglia que debía regular la administración italiana.
El emperador formó una comisión de expertos en Derecho de la Universidad de Bolonia
(que era famosa por sus juristas) para que redactaran las llamadas leyes de
Roncaglia. Para la realización de estas leyes, los juristas se apoyaron en el
derecho romano y dieron preferencia a los derechos del emperador frente al ius
commune. Según estas leyes, las comunas tenían que dejarse confirmar las regalías
por el emperador, lo que dio origen más tarde a que varias ciudades se rebelaran.
La dieta se considera como el inicio de una política estructurada de Barbarroja en
Italia.

En la dieta y en el descanso invernal que le siguió, las visiones del Estado que
tenían el emperador y el papa chocaron: tras la ampliación de la reestructuración
administrativa de Federico hacia los territorios italianos reclamados por el papa,
sobre todo a diferentes obispados y los Territorios de Matilde en la Toscana, así
como el comienzo de negociaciones con la ciudad de Roma, en la primavera de 1159
apareció una delegación papal en la corte imperial para exigir que se retiraran
esas nuevas regulaciones. Barbarroja desoyó a los legados con el argumento de que
los obispos no poseían territorio propio, sino que sus señoríos se encontraban en
territorio del Imperio, sobre el que él, como emperador, tenía la potestad. Al
mismo tiempo, el papa inició negociaciones con Milán, que preparaba de nuevo un
ataque militar al emperador, mientras que Barbarroja recibía, al mismo tiempo que a
los legados papales, a una delegación de la ciudad de Roma.

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