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Juan Vicente Gómez

Nace en la Hacienda La Mulera (Edo. Tachira) el 24.7.1857


Muere en Maracay (Edo Aragua) el 17.12.1935

Juan Vicente Gómez

Ilustración realizada por Francisco Maduro.


Es imposible hablar de los primeros 35 años del siglo XX venezolano sin recurrir de una u
otra manera a la figura de Gómez, ya que durante los 27 años que rigió los destinos de
Venezuela - en lo que ha sido la dictadura más prolongada de nuestra historia - se
comenzaron a desarrollar medidas (formación de un ejército nacional, creación de una
extensa red vial nacional, establecimiento de la Hacienda Pública), que si bien sirvieron
para su consolidación en el poder, también permitieron iniciar a nuestro país la ruptura
definitiva con el siglo XIX. A continuación se esbozaran algunos rasgos biográficos que
quizás permitan comprender un poco más a un personaje tan enigmático pero a la vez tan
importante en nuestra historia contemporánea.
Juan Vicente Gómez nació en el seno de una familia numerosa. Fueron sus padres Pedro
Cornelio Gómez y Hermenegilda Chacón Alarcón, quienes además de él tuvieron 12 hijos
más, de los cuales murieron a temprana edad 4, siendo los otros: Indalecia, Juan
Crisóstomo, Elvira, Regina, Ana, Pedro, Emilia y Aníbal. En enero de 1875, Pedro
Cornelio Gómez fue designado presidente del Consejo Municipal del distrito Bolívar del
estado Táchira, falleciendo el 14 de agosto de 1883, motivo por el cual Juan Vicente
asumió la representación de la familia y la dirección de sus negocios agrícolas y
pecuarios.
Contacto con Cipriano Castro
Tiempo después, en junio de 1886 conoce a Cipriano Castro - con quien lo unirán
importantes nexos personales y políticos - cuando viaja desde La Mulera a Capacho
Viejo, con la finalidad de reclamar el cadáver de su compadre Evaristo Jaimes, quien
murió en el enfrentamiento entre dos facciones del Partido Liberal Amarillo que
disputaban el control del gobierno del Táchira. De acuerdo con el historiador Antonio
Dávila, en los pueblos de San Antonio, Capacho, Lobatera y Táriba no habían familias de
mayor pujanza que los Gómez, Castro y los Bello.

La Revolución Legalista
En 1892, Venezuela experimenta una grave crisis política como consecuencia de las
maniobras continuistas de Raimundo Andueza Palacio, quien pretendía aprovechar la
aproximación de una reforma constitucional para ampliar el período presidencial de dos a
cuatro años y permanecer en el poder, no convocando a elecciones. El ex
presidente Joaquín Crespo ante estas circunstancias enarbola entonces la bandera de la
constitucionalidad y con el nombre de Revolución Legalista, se alza en armas en tierras
del Guárico. Por su parte Cipriano Castro, representante del Táchira en la Cámara de
Diputados y quien se encontraba cercano al círculo Anduecista, ante el estallido de la
rebelión legalista en Los Andes, decide enfrentarla en tierras andinas. Castro, al llegar al
Táchira y antes de emprender sus acciones contra las tropas revolucionarias que
comandaban Espíritu Morales y Eliseo Araujo, le ofrece a Juan Vicente Gómez una alta
posición dentro de su Estado Mayor con el propósito de encargarlo de la logística del
ejército, otorgándole por tanto, el grado de coronel. Sin embargo, el triunfo del movimiento
liderado por Crespo y la huida del presidente Andueza Palacio obliga a Castro y Gómez
desplazarse hacia Colombia, estableciéndose en dos haciendas cercanas a la frontera
con Venezuela. En el exilio permanecerán desde 1892 hasta el 23 de mayo de 1899.
El gobierno Liberal Restaurador
A fines del siglo XIX, Venezuela atraviesa por una etapa de grandes dificultades tanto
políticas como económicas, durante el gobierno de Ignacio Andrade. En tal sentido, en
este lapso Andrade tuvo que enfrentar la Revolución de Queipa (febrero-junio de 1898)
liderada por José Manuel Hernández; la muerte de Joaquín Crespo en el campo de
batalla y la rebelión del general Ramón Guerra. Asimismo, en este tiempo la economía
venezolana sufrió una enorme recesión como consecuencia de la caída de los precios de
sus principales productos de exportación (Café, ganado, cuero). En términos generales,
estas condiciones fueron razones suficientes para que Cipriano Castro se alzará en armas
en tierras del Táchira, el 23 de mayo de 1899, con el propósito de tomar Caracas y
establecer un gobierno que luego bautizaría como Liberal Restaurador. Juan Vicente
Gómez lo acompaña en esta nueva expedición militar, pero ya con el grado de general y
como segundo jefe expedicionario. Finalmente, Castro y Revolución Liberal Restauradora
entran triunfantes en Caracas el 22 de octubre de 1899, dando con esto inicio a la larga
hegemonía de los andinos en el poder.

Derrota a la Revolución Libertadora


A comienzos de diciembre de 1899 Juan Vicente Gómez es designado gobernador del
Distrito Federal en sustitución del general Julio Sarría Hurtado, cargo en el que
permanece 2 meses, siendo sustituido por el general Emilio Fernández. Dos años
después se reúne en Caracas la Asamblea Nacional Constituyente, que en febrero de
1901 sanciona una nueva Constitución, resultando Cipriano Castro presidente de la
República, el general Ramón Ayala, primer Vicepresidente y el general Juan Vicente
Gómez, segundo vicepresidente. Uno de los más importante conflictos que tuvo que
enfrentar Cipriano Castro una vez en el poder, fue el estallido de la Revolución
Libertadora, que lograría congregar un ejército de 16.000 hombres, siendo organizada y
financiada, con apoyo económico de la New York and Bermúdez Company, por el
banquero Manuel Antonio Matos y por diversos caudillos regionales. En esta difícil
situación política, Castro decide nombrar el 20 de diciembre del mismo año a Juan
Vicente Gómez con el grado de general de división, por lo que recaía en éste último la
responsabilidad de combatir y derrotar, lo que según muchos historiadores fue la empresa
revolucionaria más poderosa desde los días de la Guerra Federal (1859-1863). En su rol
de jefe militar defensor del gobierno de Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez fue
derrotando a los distintos caudillos regionales tales como Luciano Mendoza, Antonio
Fernández, Luis Loreto Lima (quien muere a causa de las heridas sufridas en uno de los
enfrentamientos), regresando a Caracas el 26 de febrero de 1902, tras 65 días de
campaña. Meses después, el 5 de julio de 1902 el presidente Castro encarga de la
presidencia de la República a Gómez (quien había resultado herido en una pierna, meses
antes) decidiendo por su parte marchar al Oriente, al frente de una expedición militar que
tenía como objetivo destruir la revolución en sus propios campamentos. Una vez
recuperado, Gómez tiene una participación decisiva en la liquidación de las fuerzas
revolucionarias, primero con la toma de Barquisimeto, el 23 de mayo de 1903 y luego en
el combate de Matapalo, ocurrido el 3 de junio, donde se destruyen los ejércitos rebeldes
de Occidente. Finalmente, el 21 de julio después de 50 horas de lucha, venció al último
bastión de la Revolución Libertadora, tras vencer a Nicolás Rolando; poniendo con esto
fin a las guerras civiles en Venezuela.
Gómez el pacificador de Venezuela
El retorno de Juan Vicente Gómez-nombrado como el Pacificador de Venezuela por el
propio Cipriano Castro-a Caracas en medio de aclamaciones y arcos de triunfo, determinó
el comienzo de la desconfianza entre Castro y Gómez y la división de los integrantes del
gobierno de la restauración liberal en "castristas" y "gomecistas". Evidencia de esta
ruptura entre ambos líderes, lo encontramos en el episodio conocido como "La
Aclamación", en el que las intrigas desatadas por las camarillas que rodeaban a Castro
(ratificado como Presidente de la República para el período 1905-1911 por el Congreso
Nacional) y Gómez (Vicepresidente de la República para el período 1905-1911), son cada
vez más graves, hasta que el 9 de abril de 1906, Castro se dirige al país para anunciar su
retiro temporal de la presidencia de la República; buscando con esta maniobra comprobar
si eran ciertas las noticias acerca de la conspiración de Gómez y medir su popularidad. El
retiro voluntario de Castro finaliza cuando delegaciones de todo el país se dirigen a la
ciudad de La Victoria, donde se había instalado el mismo, para pedirle que regresara a la
presidencia, lo que en efecto hizo el 5 de julio de 1906. No obstante, al poco tiempo de su
vuelta al poder, comienzan a circular a mediados de 1906, noticias acerca de los
quebrantos de su salud, lo que desata ante su posible muerte los temores entre la
camarilla castrista de que Gómez se convirtiera en su sucesor. En este evento conocido
como "La Conjura", los círculos cercanos a Castro amenazan la vida de Gómez, quien en
múltiples ocasiones tuvo que cambiar de residencia. Por tal motivo, durante los años 1906
y 1907 permanece la mayor parte del tiempo en Maracay, alejado de toda actividad oficial,
pese a ser el primer vicepresidente de la República. El restablecimiento de la salud por
parte de Castro significa el final de la "La Conjura", al darse cuenta éste de que sus
ministros habían ya escogido a su sucesor, Francisco Linares Alcántara; lo que trae como
consecuencia, que Castro margine de su lado a los conspiradores y que Gómez recupere
su completa confianza.

El Golpe contra Cipriano Castro


Al poco tiempo de superado el episodio de "La Conjura", la salud de Castro volvió a
resentirse, por lo que se vio obligado a viajar a Berlín para someterse a una operación
quirúrgica. El 23 de noviembre de 1908, Castro se separa del poder y pasa Gómez a
desempeñar la presidencia en su condición de primer vicepresidente. Al día siguiente se
embarca Castro en el buque Guadaloupe, rumbo a Europa. La ocasión del viaje de Castro
al exterior fue visto como una ocasión propicia para organizar un nuevo movimiento
revolucionario por parte de los jefes del liberalismo amarillo y del nacionalismo en el
destierro, quienes contaban una vez más con el apoyo de las potencias extranjeras
(Estados Unidos de Norteamérica, Francia y Holanda), las cuales habían roto relaciones
diplomáticas con Venezuela. Bajo estas circunstancias, Gómez obtiene el poder suficiente
para organizar un golpe de Estado y sustituir de manera definitiva a Castro en el ejercicio
del poder. Una vez derrocado Castro, Gómez inicia su gestión concediendo la libertad a
los presos políticos e invitando a quienes permanecían en el exilio a regresar al país;
además restaura la libertad de prensa, pero se niega a disolver el Congreso y a convocar
a una Asamblea Nacional Constituyente, tal como lo reclamaba todo el país. El 5 de
agosto de 1909, el Congreso Nacional aprueba una reforma constitucional que reduce el
período presidencial a 4 años y se establece un período provisional hasta el 19 de abril de
1910, fecha en que debía entrar en vigencia la reforma. En definitiva, Gómez es elegido el
11 de agosto presidente provisional de la República y el 25 de abril de 1910, es elevado
por el Congreso al rango de general en jefe de los ejércitos venezolanos.
El 27 de abril, las cámaras legislativas lo eligen presidente constitucional de Venezuela
para el período 1910-1914, pero en 1913 Gómez decide continuar en el ejercicio del
poder, creando con esa determinación, la primera crisis en el seno de su gobierno.
Finalmente, la conflictiva situación es resuelta una vez que Gómez declara suspendido el
proceso electoral, alegando como pretexto una supuesta invasión por parte de Castro, por
las costas de Falcón. Ante tal situación, Gómez se declara en campaña y se instala en
Maracay, mientras que José Gil Fortoul, presidente del nuevo Consejo de Gobierno,
ocupa la presidencia de la República. Luego de estos acontecimientos, el 14 de abril de
1914 un Congreso Nacional de Plenipotenciarios resuelve designar a Juan Vicente
Gómez presidente provisional de la República y comandante en jefe del Ejército.
Posteriormente, este mismo grupo de plenipotenciarios redactaron un Estatuto
Constitucional provisional que regiría hasta que fuera promulgada una nueva Carta
Magna (la cual fue aprobada en junio de 1914), designándose a Victorino Márquez
Bustillos como presidente de la República y a Juan Vicente Gómez como comandante en
jefe del Ejército. El 3 de mayo de 1915, el Congreso Nacional eligió al general Juan
Vicente Gómez, presidente constitucional para el Septenio 1915-1921. No obstante,
Gómez permaneció el mayor tiempo en Maracay, mientras que Victorino Márquez
Bustillos, se encargó del poder en su rol de presidente provisional por espacio de 6 años.
En diciembre de 1921 una retención de orina lleva a Gómez al umbral de la muerte pero
gracias a la intervención del doctor Alberto Bueno, logra recuperarse. Una vez
restablecido, Gómez promueve una reforma constitucional que aprueba el Congreso
mediante la cual se restablecieron los cargos de vicepresidentes de la República,
eliminados por la Constitución de 1914, se mantuvo el período presidencial de 7 años, se
eliminó la Comandancia en Jefe del Ejército para regresar su comando al presidente de la
República y permitió su reelección para el período 1922-1929. El 30 de junio de 1923 es
asesinado en su dormitorio en el Palacio de Miraflores el primer vicepresidente Juan
Crisóstomo Gómez y mientras el Gobierno señala a los exiliados como autores
intelectuales del crimen, las versiones populares lo explican como producto de intrigas y
rivalidades en el seno de la familia de Gómez. En 1928, con el pretexto de un carnaval
estudiantil hace acto de presencia en la vida nacional un nuevo grupo de políticos
conocidos como "Generación del 28", los cuales van a representar una oposición distinta
al gomecismo, es decir, diferente a las tesis y propuestas mantenidas por los liberales y
conservadores. El 7 de abril de 1928, se sublevan 2 cuarteles en Caracas y se pone en
marcha una conspiración militar en la que participan algunos líderes universitarios, que sin
embargo es controlada por el gobierno.

Los años finales de Gómez


En la etapa 1928-1935, Gómez decretó la creación del Banco Obrero y del Banco
Agrícola y Pecuario y promulgó la primera Ley del Trabajo. El 7 de julio de 1931 prestó
por última vez su juramento como presidente de la República, en lo que será su lustro
final en el poder. En términos generales, durante los 27 años que gobernó a Venezuela,
no varió en sus costumbres y mantuvo las mismas de su época de hacendado y de
guerrero, caracterizadas por la sencillez en sus hábitos, su desconfianza a las camarillas,
la relación directa con gente de todas las condiciones sociales y su capacidad para utilizar
en su gobierno a las personalidades de mayor prestigio intelectual con que contaba el
país. La mayor parte del tiempo vivió sólo, asistido por sus edecanes y gente de
confianza. Se puede decir que uno de los factores fundamentales en la consolidación en
el poder de Juan Vicente Gómez y quizás su contribución más importante al siglo XX
venezolano, fue la creación de un Ejército Nacional, el cual sirvió y ha servido desde
entonces como instrumento garantizador de la paz. En tal sentido, Gómez creó por
decreto de 1910, la Academia Militar como base de unas Fuerzas Armadas Nacionales,
las cuales pondrían término final al sistema de ejércitos personales controlados por los
caudillos regionales. Asimismo, fue dueño de una inmensa fortuna constituida toda en
territorio venezolano, evaluada la misma en Bs. 115.000.000 aproximadamente y que en
1936, por decisión confiscatoria del Congreso, pasó en su totalidad al patrimonio nacional.
Aunque su acta de defunción señala que murió el 17.12.1935, algunos historiadores
señalan que probablemente su deceso ocurrió al día siguiente, pero se adelantó la fecha
para hacer coincidir tanto su nacimiento (24.7.1857) como su muerte con la del Libertador.
Las matemáticas celestes son equivalentes a las de la física atómica

Las ecuaciones astronómicas son las mismas que las que describen a los electrones

Científicos norteamericanos han descubierto un paralelismo inesperado entre las


matemáticas de la mecánica celeste y las de la física atómica, lo que constituye un
descubrimiento de gran interés teórico y una importante contribución para la concepción
de las misiones espaciales o el desarrollo de la química. Las ecuaciones matemáticas que
describen el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas que describen los
niveles energéticos de los electrones en los sistemas simples, aunque a nivel molecular
se piensa que también pueden ser aplicadas.

Un equipo de científicos norteamericanos, formado por un ingeniero, un físico y un


matemático, ha descubierto que las matemáticas de la mecánica celeste coinciden con las
matemáticas de la física atómica, lo que desvela un paralelismo hasta ahora oculto entre el
mundo astronómico y el de las partículas más elementales de la materia.

Este equipo ha comprobado que las ecuaciones que describen el movimiento de los astros y
las estrellas son las mismas que las que describen el nivel de energía de los electrones en los
sistemas simples, así como probablemente también los sistemas moleculares más complejos.

La descripción matemática de fenómenos físicos de escalas tan diferentes, astronómica,


atómica o molecular, es la misma, lo que constituye un descubrimiento de gran interés teórico
y una importante contribución para la concepción de las misiones espaciales o el desarrollo de
la química, toda vez que la dinámica de una escala puede aplicarse a la otra.

En el caso de la astronomía, las matemáticas de los sistemas dinámicos describen, por


ejemplo, la trayectoria de un grupo de cuerpos celestes y sus movimientos recíprocos. Los
cálculos se establecen sobre la acción de las fuerzas gravitacionales, que crean una especie
de autopistas tubulares entre los cuerpos celestes.

Túneles gravitacionales

Si una sonda enviada por el hombre penetra en uno de esos túneles gravitacionales, puede
aprovechar su impulso para recorrer grandes distancias sin consumir apenas combustible. La
sonda Génesis utilizó de hecho estas autopistas de la gravedad para impulsarse y reducir el
consumo de carburante.

La misión Génesis empleó estas “carreteras gravitacionales” para propulsar la nave hacia su
destino con un mínimo de consumo de combustible, y regresó en septiembre de 2004 a la
Tierra con el primer material extraterrestre recolectado desde el año 1972.

La proeza fue conseguida gracias a las matemáticas de los sistemas dinámicos, que
permitieron a los ingenieros establecer con anticipación y exactitud el momento y lugar más
adecuado para que la sonda espacial penetrara en uno de estos túneles y lo aprovechara
como fuente de energía.

Estados de transición

Esta correspondencia puede apreciarse mediante el estudio de los así llamados en química
“estados de transición”, especie de barreras de energía (energía libre) que condicionan la
velocidad de los cambios provocados por las reacciones químicas.

La teoría de los estados de transición tiene su origen a principios del siglo XX y ha servido
para estudiar diversas situaciones físicas, como la ionización atómica o las agrupaciones
atómicas en la formación molecular.

Lo que se ha descubierto ahora es que las matemáticas que describen las barreras de energía
de los “estados de transición” son las mismas que las que describen las autopistas
gravitacionales del Universo.

Comprender la geometría de dichas barreras no sólo permite conocer mejor las reacciones
químicas, sino también la forma de las rutas gravitacionales en los sistemas celestiales: a
escala celestial una nave puede ser transportada de un Punto de Lagrange a otro
rápidamente, del mismo modo que un electrón puede alejarse a gran velocidad del núcleo
atómico gracias a determinadas rutas gravitacionales.

Lo sorprendente es que las ecuaciones empleadas para determinar la trayectoria de la sonda


Génesis se corresponden asimismo con los fenómenos que se producen a escala atómica.

Matemáticas, ingeniería y física

Esta coincidencia entre las matemáticas que describen la mecánica celestial y las que
gobiernan algunos aspectos de la física atómica ha sido explicada en un comunicado de
la American Mathematical Society. La investigación está explicada por otros autores en un
artículo aparecido en la revista Notices, de la misma sociedad. La versión íntegra de este
artículo, Ground Control to Niels Bohr: Explorer Outer Space with Atomic Physics, apareció
previamente en Arxiv.

Los trabajos sobre el paralelismo de las matemáticas celeste y atómica han sido realizados,
entre otros, por los científicos de diversas disciplinas: el matemático Jerrold Marsden, del
California Institute of Technology, el ingeniero Shane Ross, de la universidad de Southern
California, y el físico Turgay Uzer, delGeorgia Institute of Technology.

Estos investigadores han descubierto una conexión inesperada entre la dinámica atómica
(iones) y la dinámica celestial, y que las mismas ecuaciones matemáticas gobiernan el
movimiento de los cuerpos celestes y de los niveles energéticos de los electrones en los
sistemas simples, aunque a nivel molecular se piensa que también pueden ser aplicadas.

De una manera metafórica, las órbitas que determinan las características de la ionización de
los átomos y las de las reacciones químicas de las moléculas pueden ser utilizadas para
diseñar una misión espacial gracias a que existe una matemática común entre ambos niveles
de la realidad.

Las matemáticas que unifican estos dos tipos de problemas completamente distintos no son
sólo por tanto del interés de los matemáticos, físicos y químicos, sino también de los
ingenieros encargados del diseño de las misiones espaciales.

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