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Dayamy Marian

Rodríguez Soriano
HERRAMIENTAS Y
COMUNIDAD
DIGITAL
PROFESORA:
Regina Fernanda
Flores Jordan

RETO 3
HISTORIA Y BENEFICIOS DE LOS
ALIMENTOS ORGÁNICOS
En la Segunda Guerra Mundial los métodos de cultivo cambiaron drásticamente,
ello se debió a que las investigaciones sobre los productos químicos eran diseñadas
como armas de guerra, y se demostró que también eran capaces de matar a los
insectos.

En 1939, Paul Muller desarrolló el DDT, el primero de una nueva clase de


insecticidas, los hidrocarburos clorados que comenzaron a emplearse para
contrarrestar los problemas de las plagas. Desde entonces, surgió una nueva forma
de agricultura donde el uso de productos químicos fue ampliamente promovido. Esto
llevó a la destitución pura y simple de los métodos de agricultura ecológica.

Si bien el movimiento orgánico moderno había comenzado al mismo tiempo que la


agricultura industrializada, en Europa en torno a la década de 1920, cuando un
grupo de agricultores y consumidores buscaron alternativas a la industrialización de
la agricultura, éste no progresó, aunque en Gran Bretaña el movimiento orgánico
había cobrado fuerza en la década de 1940.

Muchas personas le otorgan al británico Sir Alfred Howard el crédito de ser el


refundador de la agricultura ecológica, sin embargo, hasta la década de 1970 las
ideas de este y otros pensadores, fueron ignoradas.

La realidad es que casi la totalidad de la comunidad agrícola perseguía las


suculentas ganancias de productividad prometidas por los nuevos fertilizantes y
pesticidas sintéticos y por el uso de equipo mecánico más potente.
Después de la publicación del libro “Primavera silenciosa” de Rachel Carson en
1962 en el que critica el uso indiscriminado de pesticidas químicos, fertilizantes y
herbicidas, los agricultores y consumidores comenzaron a cuestionarse los costos
reales del empleo de pesticidas y fertilizantes sintéticos y los pequeños mercados
de alimentos cultivados de forma natural comenzaron a evolucionar.

El "ser natural" que fue el enfoque de los años 1960 y 1970, el creciente interés de
los consumidores en materia de salud y nutrición, el crecimiento del movimiento
verde, el interés por los temas de conservación y ambientales estimularon el
desarrollo del mercado de productos orgánicos y alentaron a los agricultores a
adoptar métodos orgánicos y ecológicos para producir los alimentos.

A principios de la década de 1970 con la venta de productos orgánicos a través de


tiendas de alimentos naturales y cooperativas agrícolas se establecieron los
primeros organismos de certificación orgánica. El número de organismos de
certificación privados creció rápidamente en todo el mundo y cada agencia tenía
requisitos ligeramente diferentes.

Los productos eran ofrecidos sólo a través de las tiendas de alimentos en los años
1970 y 1980, pero en la década de 1990 el movimiento se extendió y alcanzó las
góndolas de los supermercados. Hoy en día, los productos orgánicos ocupan sus
propios espacios en las estanterías de primera en los principales centros de venta
de alimentos.

Los alimentos ecológicos del siglo XXI

Las granjas orgánicas deben ser certificadas por organismos de certificación


independientes aprobados por cada país. Este certificador revisa el plan de
explotación para asegurarse de que cumple con las normas orgánicas y realiza
visitas a las granjas para realizar inspecciones in situ.
Las fincas deben tener un plan para el control de plagas y nutrientes de manera que
se mantenga o mejore la salud física, química y biológica del suelo y se reduzca al
mínimo la erosión del suelo. El plan debe incluir la rotación de cultivos, los cultivos
de cobertura y el saneamiento.

Todos los equipos utilizados con cultivos y productos convencionales deben


limpiarse a fondo antes de que toquen los productos orgánicos. Esto incluye la
maquinaria utilizada en los contenedores de campo, almacenamiento y transporte y
la maquinaria en las plantas de procesamiento.

La ganadería ecológica debe ser alimentada en base a comidas orgánicas y no es


posible utilizar antibióticos. Si un animal está enfermo y necesita ser tratado con
antibióticos, su carne no se puede vender como orgánica.

Los materiales procedentes de la ingeniería genética no pueden ser utilizados en la


agricultura orgánica o en la ganadería ecológica, ni en el procesamiento de
alimentos, incluyendo semillas genéticamente modificadas, hormonas y enzimas.

Una de las tendencias gastronómicas más sonadas en los últimos años es el


consumo de alimentos orgánicos o ecológicos. Estos son aquellos que no contienen
residuos de pesticidas, fertilizantes o que no estén genéticamente manipulados.

Según la Universidad de Aix-Marseille en Francia, los alimentos orgánicos contienen


un 50% menos de nitratos ( el cual es mortal en animales y acumulativo en órganos
del cuerpo humano), tienen un alto valor nutrimental en cuanto a aminoácidos,
proteínas y fósforo pues son cultivados en un ambiente completamente natural, su
producción y consumo reducen el daño causado al medio ambiente, ya que se evita
la erosión del suelo y lo mejor de todo es que el sabor de los alimentos orgánicos
es más intenso, ya que no son tratados con químicos.

Un estudio en la revista científica British Journal of Nutrition, asegura que


los ingredientes orgánicos pueden aumentar los nutrientes esenciales de los
alimentos. En el estudio, donde se analizaron los resultados de más de 200 estudios
previos, se observa que los productos lácteos y la carne orgánica contienen
aproximadamente un 50% más ácidos grasos omega-3. El resultado se debe a que
estas vacas son alimentadas con pastos ricos en omega-3, lo que al final se ve
reflejado en la carne y en la leche. Los ácidos grasos omega-3 ayudan en
la reducción de las enfermedades cardiovasculares, mejoran el desarrollo y la
función neurológica, así como ayudan a mejorar la función inmune. Sin embargo, a
pesar de que la leche y la carne orgánica, presentan mayores niveles de omega-3
que los mismos productos convencionales, no alcanzan los altos niveles
encontrados en ciertos pescados como el salmón.

Los métodos de cultivo influyen muchísimo en el contenido nutricional de los


alimentos. En otro meta-análisis publicado en el 2014, se observó que los cultivos
orgánicos tienen mayores concentraciones de antioxidantes y otros compuestos
potencialmente beneficiosos. Los cultivos orgánicos presentaron un 50% más de
antocianinas y flavonoides, en comparación con los cultivos convencionales. El
consumo de este tipo de compuestos, está relacionada con varios beneficios
incluyendo sus efectos anti-inflamatorios y la protección celular contra daños
externos.

Otra diferencia entre los cultivos orgánicos y los convencionales, es la forma en la


que las plantas obtienen el nitrógeno. A los cultivos convencionales se les
administra una dosis controlada de nitrógeno proveniente de los fertilizantes
sintéticos. En los cultivos orgánicos, que dependen de la rotación de los cultivos y
del compostaje, hay menos nitrógeno disponible. Como resultado, los cultivos
orgánicos crecen más lento, y producen más metabolitos secundarios. Estos
compuestos también pueden ser benéficos al consumirlos.

En el estudio del 2014, también se observó que los cultivos orgánicos presentaban
nieles más bajos de residuos de pesticidas, y menores concentraciones de cadmio,
un metal, que se encuentra naturalmente en la tierra.

En conclusión la comida orgánica es más segura, ya que la agricultura orgánica


prohíbe el uso de plaguicidas y herbicidas y son alimentos libres de hormonas, no
usan colorantes ni saborizantes artificiales, por lo que es más beneficioso
consumirlo.

FUENTES: https://www.cocinadelirante.com/tips/beneficios-de-la-comida-organica
https://www.directoalpaladar.com.mx/salud-y-nutricion/cuales-son-los-beneficios-
de-comer-organico
https://www.ecoticias.com/especial-alimentos-ecologicos-2016/115561/Breve-
historia-alimentacion-ecologica

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