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DEFINICIÓN DE CADENA TRÓFICA

El concepto de cadena trófica se emplea para nombrar a la interrelación que establecen


los seres vivos que se alimentan unos de otros en un cierto orden. La idea de cadena alude a
que un organismo se come a otro y, a su vez, es comido por un tercero.
También llamada cadena alimenticia, la cadena trófica
revela los vínculos alimenticios entre
descomponedores, consumidores y productores. Se
trata de una corriente de energía que se inicia con
la fotosíntesis: esa energía, mediante la nutrición, luego
es transferida de un organismo a otro.
Los integrantes de la cadena trófica deben formar parte de un conjunto de organismos
denominado comunidad biológica, biótica, ecológica o, simplemente, biocenosis. Se
trata de las especies que comparten un mismo biotopo (un área cuyas propiedades
ambientales dan lugar a la vida de una determinada flora y fauna).
La comunidad biológica se divide en tres conjuntos bien definidos: el de vegetales, el de
animales y el de microorganismos, que se conocen con los nombres fitocenosis,
zoocenosis y microbiocenosis, respectivamente. Si nos basamos en una definición
de ecosistema provista por el botánico Arthur Tansley en el año 1935, podemos decir que
lo conforman tanto una biocenosis como su correspondiente biotopo.
Puede decirse, por lo tanto, que la cadena trófica comienza con las plantas fotosintéticas que
crean materia orgánica a partir de inorgánica utilizando la energía de los rayos de sol. Estos
seres vivos actúan como productores. La cadena continúa con los consumidores:
organismos que se alimentan de la materia orgánica que procede de otras especies.
Finalmente tenemos a los descomponedores, que se alimentan de los residuos y restos.
Tomemos el caso de un roedor que se alimenta de plantas. De esta manera obtiene la energía
que necesita para subsistir. Este roedor puede convertirse, a su vez, en el alimento de
un zorro. Luego el zorro, al morir, es comido por un ave carroñera. Como se puede
advertir, todos estos animales (roedor, zorro y ave carroñera) son eslabones de la cadena
trófica y cada uno constituye un nivel trófico diferente.
Es importante señalar que a lo largo del paso por la cadena trófica se genera una gran pérdida
de energía, a medida que ésta se transfiere de un eslabón al siguiente. En otras palabras, un
consumidor de nivel alto recibe una cantidad de energía bastante menor que uno bajo. En
este contexto hablamos de consumidor primario, secundario, etcétera. A causa de dicho
fenómeno, se cree que no es posible extender una cadena trófica más allá de los consumidores
cuaternarios; de hecho, en general tan sólo llega al nivel terciario.
Si, por algún motivo, desaparece uno de los eslabones de la cadena trófica, puede generarse
un desequilibrio fatal para toda la comunidad biológica. Retomando el ejemplo anterior, si
el ser humano deforesta la región y el roedor ya no tiene plantas para comer, puede
extinguirse. Así el zorro se queda sin alimento, afectando también al ave carroñera.
El ser humano no sólo interfiere de manera negativa a través del modo en el que se relaciona
con las plantas y el suelo, sino que su rol dentro de la cadena trófica se ha distorsionado a tal
punto que no parece formar parte de este planeta.
A diferencia de todas las demás especies de la Tierra, la nuestra no usa sus propias
herramientas para conseguir su alimento: no arranca las hojas de los árboles con su propia
boca ni desgarra a sus presas con sus propias manos, sino que se apoya en un sistema abusivo
de cría y matanza de animales, así como en plantaciones masivas y artificiales que
empaquetan la comida y la distribuyen en tiendas comerciales. Esto, que nos hace sentirnos
superiores a los demás, debería darnos vergüenza por haber perdido nuestra identidad.

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