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El derecho de huelga en los servicios esenciales

José María GOERLlCH PESET

1. El tema de la huelga en los servicios esencia- 3. Con todo, el Tribunal Constitucional sí que ha
les se plantea a partir de la toma de conciencia de suministrado, en la jurisprudencia de amparo, algu-
que determinados tipos de huelga trascienden en nos criterios generales para definir el concepto de
cuanto a su incidencia del ámbito estricto de las re- servicios esenciales. Criterios que indudablemente
laciones de trabajo. En efecto, lo normal es que el han de inspirar la interpretación que del mismo rea-
fenómeno huelga permanezca confinado en el terre- licen los intérpretes ordinarios. Estos criterios se en-
no de las relaciones entre trabajadores y empresa- cuentran ya explicitados en la sentencia del Tribu-
rios. Sin embargo, es posible que, en razón de sus nal Constitucional de 17 de noviembre de 1981, ha-
características o, sobre todo, en función de los sec- biéndose insistido sobre ellos en las de 24 de abril
tores que a los que afecta, proyecte sus efectos so- y 5 de mayo de 1986 y 15 de marzo de 1990.
bre terceras personas, lesionando intereses legíti- Básicamente son dos las ideas que inspiran la ac-
mos de éstos. Desde este punto de vista, la huelga tuación del Tribunal Constitucional. De una parte, el
en los servicios esenciales no es más que una huel- Tribunal Constitucional viene a entender que en la
ga cuyos efectos se proyectan negativamente sobre medida en que la protección de los servicios esen-
la comunidad. ciales va a incidir negativamente sobre el derecho
Nuestra Constitución ha sido consciente de esta fundamental de huelga, sólo aquellos servicios que
realidad. Y por ello en el mismo precepto en el que se encuentren protegidos por la propia Constitución
reconoce el derecho fundamental de huelga, proce- van a poder ser considerados esenciales para la co-
de a establecer que «la ley que regule el ejercicio munidad y, consecuentemente, sólo en ese ámbito
de este derecho establecerá las garantías precisas será posible la restricción del derecho de huelga.
para asegurar el mantenimiento de los servicios Desde este punto de vista, el Tribunal Constitucio-
esenciales de la comunidad». nal señala que los bienes e intereses esenciales son
«los derechos fundamentales, las libertades públi-
cas y los bienes constitucionalmente protegidos»
(sentencia de 17 de noviembre de 1981, f.j. 10.0).
LOS SERVICIOS ESENCIALES DE LA
COMUNIDAD Por otro lado, la jurisprudencia constitucional ha
optado por una determinada interpretación de lo que
deba entenderse por servicio esencial. Eran dos las
2. El primer problema interpretativo que plantea
posibilidades que se ofrecían. Podía entenderse que
el último inciso del artículo 28.2 de la Constitución
«servicios esenciales son aquellas actividades in-
al que acaba de aludirse es precisamente el de de-
dustriales o mercantiles de las que deriven presta-
terminar qué deba entenderse por servicios esen-
ciones vitales o necesarias para la vida de la comu-
ciales.
nidad». Pero, de otra parte, es posible entender que
Obviamente, para resolverlo, habrá que estar,
un servicio es esencial no tanto «por la naturaleza
ante todo, a la jurisprudencia del Tribunal Constitu-
de la actividad que se despliega como por el resul-
cional, como máximo intérprete de la Constitución.
tado que con dicha actividad se pretende», y en de-
Sin embargo, la jurisprudencia constitucional en ma-
finitiva por la satisfacción de los intereses esencia-
teria de servicios esenciales no permite todavía dar
una respuesta concluyente a la cuestión. En primer les que se satisfacen.
lugar, porque el Tribunal Constitucional se ha nega- 4. Pues bien, el Tribunal ha optado decidida-
do a delimitar de forma general, cuando ha tenido mente por esta última interpretación, que, aunque
oportunidad de hacerlo -como en la sentencia de más insegura, aparece como más respetuosa del
8 de abril de 1981, al resolver el recurso de incons- derecho de huelga. En efecto, al excluir a la mera
titucionalidad interpuesto frente al Real Decreto-Ley actividad dirigida a satisfacer prestaciones esencia-
de relaciones de trabajo-, lo que deba entenderse les, va a resultar difícil determinar a priori la existen-
por servicios esenciales. Ha preferido remitir la de- cia de actividades esenciales y, en definitiva, del ám-
terminación a futuros pronunciamientos recaídos en bito en el que pueden jugar las restricciones. Pero,
recurso de amparo. a la vez, al predicarse la esencialidad no de la acti-
En segundo lugar, la jurisprudencia constitucional vidad sino de los intereses, se afirma paralelamente
recaída en amparo no es todavía suficiente como un principio de mínima compresión del derecho de
para poder llegar con certeza a una enumeración huelga que sólo podrá venir restringido cuando se
taxativa de los servicios que puedan considerarse acredite la existencia de incompatibilidad entre la
esenciales para la comunidad. Son pocas las sen- huelga y la satisfacción de los intereses y sólo en la
tencias constitucionales dictadas sobre este tema y medida en que ésta exista.
la mayor parte de ellas se refieren a los transportes. Obsérvese que ello obliga a delimitar el concepto

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de servicio esencial de una forma relativa y concre- .. En s.eg~ndo término, ~ desde un punto de vista po-
ta con respecto a la situación de huelga y de otros IItlco-slndlcal, resulta eVidente que es la temática de
parámetros. El Tribunal Constitucional es conscien- los servicios mínimos la que resulta más interesan-
te de ello. Ya en la sentencia de 17 de noviembre te. Ello es así en la medida en que no cabe duda de
d~. 1981 ha establecido expresamente que la posi- que es, en la actualidad, uno de los puntos más dis-
bilidad de garantizar el servicio esencial se encuen- cutidos en relación con la regulación de la huelga,
tra estrechamente vinculada con «la extensión terri- como tendremos ocasión de ver más adelante.
torial que la huelga alcanza, la extensión personal y
la duración». Y por lo que se refiere a otros pará-
metros, han sido valorados en otros pronunciamien-
EL PANORAMA NORMATIVO DEL
tos. Es por ejemplo el caso de la alternatividad del
ESTABLECIMIENTO DE SERVICIOS MINIMOS
servicio afectado por la huelga. De la sentencia de
15 de marzo de 1990 puede inferirse, a contrario,
que cuando el servicio prestado por las empresas
afectadas por la huelga pueda ser obtenido alterna- a) Normativa aplicable
tivamente por los ciudadanos, no ha lugar a consi-
derar la existencia de servicio esencial. 7. Entrando, pues, en el tema de los servicios
mínimos, es necesario, ante todo, señalar que el so-
porte legislativo que permite el establecimiento de
EL CONCEPTO DE «GARANTIAS PRECISAS» servicios mínimos es el artículo 10.2 del Real Decre-
to-Ley de relaciones de trabajo de 1977. Se trata de
una norma preconstitucional que, como es sabido,
5. El segundo problema jurídico que plantea el
último inciso del artículo 28.2 de la Constitución en ha superado un primer test de constitucionalidad tras
la sentencia del Tribunal Constitucional de 8 de abril
relación con la huelga en los servicios esenciales es
de 1981. Por ello, es posible establecer prestacio-
el de saber cuáles son las «grantías precisas» que
nes obligatorias de servicios -servicios mínimos-
la Ley puede establecer en aras a su mantenimiento.
durante una situación de huelga. Ahora bien, no pue-
Baylos, en su exhaustiva monografía, pone de re-
de olvidarse que, si bien, el precepto se mantiene ín-
lieve cómo son varias las técnicas jurídicas que pue-
tegro tras esta sentencia, la interpretación que el Tri-
den utilizarse a estos efectos. Una clasificación de
bunal Constitucional realiza en ésta y en sentencias
las mismas podría distinguir entre las «ordinarias» y
posteriores ha afectado materialmente su contenido.
las «extraordinarias». Las primeras -tales como el
preaviso o la publicidad- plantean escasos proble- De entrada, la interpretación del Tribunal Consti-
mas jurídicos toda vez que no implican un sacrificio tucional ha incidido sobre el supuesto de hecho de
frontal del derecho de huelga sino meras restriccio- la norma. El Real Decreto-Ley de relaciones de tra-
nes procedimentales a su ejercicio. Es precisamen- bajo se refiere a huelgas que se declaren en «em-
te esta circunstancia la que hace que, en la prácti- presas encargadas de la prestación de cualquier gé-
ca, puedan ser de escasa incisividad desde el pun- nero de servicios públicos o de reconocida o inapla-
to de vista del respeto de los derechos esenciales. zable necesidad (cuando) concurran circunstancias'
6. El grueso de los problemas jurídicos se plan- de especial gravedad». A partir de la sentencia de
tea, pues, en relación con las garantías extraordina- 8 de abril de 1981 hay que entender, sin embargo,
rias que, de una forma u otra, implican un sacrificio que esa expresión es equivalente a la de servicios
del derecho de huelga. Son varias las que, aun a fal- esenciales utilizada por el artículo 28.2 de la Cons-
ta de una Ley de huelgas postconstitucional, el Or- titución -y en los términos desarrollados por el pro-
denamiento ofrece: desde la privación total de la ti- pio Tribunal Constitucional.
tularidad del derecho de huelga para ciertos colec-
tivos hasta las distintas posibilidades de establecer
restricciones concretas a su ejercicio -militarización b) Aspectos subjetivos: competencia para
del personal, establecimiento de servicios mínimos, imponer servicios mínimos
arbitraje obligatorio-, pasando por la sustitución de
los trabajadores huelguistas por efectivos militares
y/o de las fuerzas de orden público. 8. El Tribunal Constitucional ha reflexionado
Es claro, sin embargo, que, entre todas ellas, la también, en segundo lugar, acerca del organismo le-
única que merece atención particularizada es el es- gitimado. En este terreno, el Tribunal ha salvado
tablecimiento de servicios mínimos. Ello es así en también la constitucionalidad del Real Decreto-Ley
atención a dos consideraciones. En primer térm'ino, de relaciones de trabajo al entender que la decisión
es preciso tener en cuenta que, desde un punto de acerca del establecimiento de servicios mínimos no
vista jurídico, no todas las instituciones que han sido puede corresponder a los interesados -convocan-
aludidas se encuentran en el mismo plano. Por el tes de la huelga; empresarios destinatarios de la
contrario, y sin entrar ahora en demostraciones es misma- sino a un tercero imparcial con responsa-
evidente que el establecimiento de servicios ~íni- bilidades políticas (sentencia de 8 de abril de 1981,
mos es, paradójicamente, la que menos restricción f.j. 18.°). Sólo de esta forma es posible, a juicio del
supone del derecho de huelga. Puede además ser Tribunal, garantizar adecuadamente la permanencia
utilizada en relación con el conjunto de los servicios de los servicios esenciales y, simultáneamente, el
esenciales y sin que concurran circunstancias que respeto al contenido esencial del derecho de huelga.
podemos conceptuar como de anormalidad cons- Con posterioridad, la jurisprudencia ha terminado
titucional. por perfilar estos aspectos subjetivos del estableci-

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miento de servicios mínimos. De un lado, ha tenido del derecho fundamental de huelga. Desde esta
ocasión de precisar que la autoridad gubernativa a perspectiva, la jurisprudencia constitucional se preo-
la que se refiere el artículo 10.2 del Real Decreto- cupa desde el primer momento de establecer deter-
Ley de relaciones de trabajo puede ser tanto la Cen- minadas garantías destinadas a evitar que se pro-
tral como la Autonómica, en el ámbito de sus res- duzcan sacrificios abusivos del mismo.
pectivas competencias. E, incluso, la figura del al- Obviamente, existen garantías de tipo material
caide ha aparecido como idónea en la jurispruden- -puesto que los servicios mínimos acordados ha-
cia del Tribunal Supremo (SsTS de 10 de mayo de brán de ajustarse al concepto de servicios esencia-
1986-sala 3."- y 15 de abril de 1987 -sala 5."-). les al que ya se ha aludido-. Pero, sobre todo, el
9. De otro lado, la jurisprudencia constitucional Tribunal Constitucional ha reflexionado sobre las ga-
se ha ocupado de delimitar los rasgos jurídicos de rantías del tipo procedimental.
esta competencia y, sobre todo, el papel que los in- 12. Ya desde la sentencia de 8 de abril de 1981
teresados pueden jugar en la delimitación de los ser- se ha insistido -tanto en los fundamentos jurídicos
vicios mínimos. como en el fallo- en la posibilidad de control juris-
A este respecto, las ideas en las que ha insistido diccional del establecimiento de servicios mínimos.
el Tribunal Constitucional son las siguientes. En pri- Es a la autoridad judicial a la que los huelguistas de-
mer lugar, la competencia para fijar los servicios mí- ben dirigirse si estiman que su derecho fundamen-
nimos corresponde a la autoridad gubernativa -en- tal ha sido lesionado por la actuación gubernativa.
tendida dentro de las coordenadas interpretativas Por otra parte, el Tribunal constitucional ha esta-
que ya se han analizado-. Lo importante es que tal blecido una serie de garantías instrumentales dirigi-
competencia aparece, en principio, como irrenuncia- das a facilitar el control jurisdiccional. Me refiero
ble. 0, si se prefiere, ha de ser necesariamente ejer- esencialmente a la obligación de motivación de la
citada por la autoridad gubernativa. La necesidad del imposición de servicios mínimos. Alrededor de esta
ejercicio de la competencia por la autoridad política obligación, la jurisprudencia constitucional ha esta-
tiene dos significados distintos. De un lado, implica blecido las siguientes ideas:
la imposibilidad de que la autoridad competente en a) En primer término, la motivación de la impo-
el Estado o en la Comunidad Autónoma sea susti- sición de servicios mínimos no equivale a la motiva-
tuida por cualquier otra autoridad administrativa. Por ción genérica de los actos administrativos. Se trata
otra parte, el ejercicio de la competencia no puede de una motivación mucho más estricta que permita
ser sustituido por mecanismos autorizatorios de las a la jurisdicción un efectivo control de la actuación
decisiones adoptadas por autoridades administrati- gubernativa (sentencias de 24 de abril de 1986).
vas inferiores -en contacto directo con el conflicto b) En segundo lugar, la obligación de motivar
abierto- (sentencias del Tribunal Constitucional de produce, en cierto modo, una inversión de la carga
17 de noviembre de 1981 y 3 de febrero de 1989). de la prueba. La obligación de motivación implica
En definitiva, la decisión de establecer los servicios que la autoridad ha de estar en todo momento en po-
mínimos y los criterios básicos para su determina- sición de probar que su actuación restrictiva del de-
ción corresponden en exclusiva a la autoridad gu- recho fundamental se encuentra justificada en la ga-
bernativa aunque será posible que la autoridad gu- rantía del mantenimiento de los servicios esenciales.
bernativa delegue en otras personas u organismos Se traslada con ello la carga de la prueba a la Ad-
la especificación técnica de los criterios que haya ministración, invirtiendo el principio general consa-
establecido. grado por las reglas del Código civil (sentencia de
10. El segundo sentido que asume la irrenuncia- 17 de noviembre de 1981).
bilidad de esta competencia se encuentra en rela- c) En todo caso, y en tercer lugar, la obligación
ción con el tema del papel que corresponde a los in- de motivación no se instituye exclusivamente como
teresados en la huelga en la determinación de los instrumental al desarrollo del proceso de impugna-
servicios mínimos. El Tribunal Constitucional es ción de los servicios mínimos sino que se refiere al
consciente de la conveniencia de que los interesa- propio acto gubernativo que los impone. De este
dos sean oídos en el momento de fijar los servicios modo, será nulo aquel acto de imposición de los ser-
minimos e, incluso, que el tema sea solucionado a vicios mínimos que no exprese suficientemente los
través de fórmulas de negocación entre aquéllos. factores que lo motivan. Este requisito -del que
Sin embargo, ello no altera la exigencia de que la de- sólo se dispensan aquellos servicios mínimos cuya
cisión última corresponda a la autoridad gubernati- necesidad sea de «general conocimiento»- apare-
va que no viene vinculada por los criterios o acuer- ce así como una garantía para los huelguistas que
dos formulados por los interesados ni, lo que es más podrán acceder a los factores o razones que justifi-
importante, está obligada a abrir trámite previo algu- can la decisión y, en posesión de tales elementos,
no de consultas o negociación con ellos (sentencia podrán decidir si impugnarla o no (sentencia de 3 de
de 24 de abril de 1986). febrero de 1989).

c) Garantías para los huelguistas LOS PUNTOS DEBILES DEL SISTEMA DE LOS
SERVICIOS MINIMOS
. 11. Obviamente, y ésta es la tercera caracterís-
tica del régimen jurídico de los servicios mínimos, el 13. Hasta aquí, la configuración normativa de la
Tribunal Constitucional es consciente de que la ac- institución de los servicios mínimos. Interesa ahora
tuación del artículo 10.2 del Real Decreto-Ley de re- entrar en la valoración de su funcionamiento prácti-
laciones de trabajo termina por implicar un sacrificio co en la medida en que, sin duda, el tema de los ser-

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vicios mínimos es una de las faceta s de la regula- la autoridad gubernativa llegue a ser un tercero im-
ción actual de la huelga en la que la insatisfacción parcial en el conflicto (Cruz Villalón). Aparte de que
de los interesados es más marcada (Rodríguez- siempre puede existir un interés indírecto por parte
Piñero). del Gobierno en el correcto funcionamiento del ser-
y es que, si en el plano abstracto, la institución re- vicio afectado por la huelga, va a ser bastante nor-
sulta perfectamente coherente con el marco consti- mal que exista un interés directo cuando el propío
tucional, cuando se pasa a analizar su funciona- Gobierno sea destinatario de la huelga -en el caso
miento concreto uno se encuentra ante una institu- de huelgas en servicios de titularidad directamente
ción duramente contestada en el medio sindical. Ello pública o de finalidad política-. Obviamente, con
se debe posiblemente a la existencia de una serie ese interés puede resultar difícil que el Gobierno
de «puntos débiles» en su funcionamiento concreto. asuma una función neutral y, en consecuencia, que
Esto es, en el momento de producirse las decisio- en la valoración de los servicios mínimos actúe con
nes administrativas de imposición de los servicios el máximo respeto de los intereses de los huel-
mínimos y el subsiguiente control jurisdiccional. guistas.
14. El primer punto débil viene constituido, a mi Este problema tiene difícil solución en la medida
juicio, por la ampliación del concepto de servicios en que la postura del Tribunal Constitucional acerca
esenciales. Aunque hemos visto cómo en la juris- de esta atribución se encuentra ya consolidada y es,
prudencia constitucional son dos los criterios que se en términos teóricos, perfectamente coherente. Pero
manejan para definir este concepto, lo cierto es que hay que tener en cuenta que el propio Tribunal ha
en la práctica uno parece prevalecer de forma defi- abierto posibilidades a la intervención de otras enti-
nitiva sobre el otro. Así, cara a la imposición admi- dades, y en especial, a la de los interesados. Es cla-
nistrativa de servicios mínimos y a su posterior revi- ro que una correcta utilización por parte de la auto-
sión jurisdiccional, lo decisivo parece ser el que la ridad gubernativa de estas facultades, permitiría sos-
huelga se desarrolle en algún sector que afecte a in- layar un tanto este inconveniente. Sin embargo, a la
tereses constitucionales y no el carácter que éstos vista de las decisiones jurisprudenciales, es posible
tengan o el daño que efectivamente se les infrinja concluir que las mismas no siempre son empleadas
-en función de la duración, de la extensión o de la y que, cuando lo son, se emplean precisamente en
posibilidad de emplear medios alternativos. detrimento del ejercicio del derecho de huelga ---con
Obviamente, como ha denunciado algún sector aquiescencia, en ocasiones, de los Tribunales.
doctrinal (Ojeda, Valdés), esta interpretación es muy Este hecho podemos verlo en distintas tendencias
peligrosa cuando de lo que se dispone es de una jurisprudenciales. En primer lugar, el Tribunal Supre-
Constitución como la nuestra en la que casi todas mo -instado, sin duda, por la jurisprudencia del Tri-
las cosas tienen un reflejo constitucional. En efecto, bunal Constitucional- ha abandonado su primera
al centrarse más en los derechos e intereses cons- interpretación jurisprudencial en la que se declara-
titucionalmente protegidos, es posible ampliar enor- ban nulas las imposiciones de servicios mínimos
memente la noción de servicios esenciales que pue- realizadas sin audiencia de los huelguistas. Sin en-
de pasar a englobar cualquier situación de anorma- trar en valoraciones, la propia existencia de conten-
lidad de la vida ciudadana contemplada en la Cons- ciosos sobre este particular demuestra que, en oca-O
titución. Es particularmente significativo en este siones, la imposición de servicios mínimos, se pro-
terreno la convalidación jurisprudencial de la impo- duce. sin oír a los interesados o, mejor, sin oír a los
sición de servicios mínimos en el Museo del Prado sindicatos. Por otra parte, la jurisprudencia ha con-
(sentencia del Tribunal Supremo de 15 de febrero validado las delegaciones de tipo técnico en las em-
de 1989 -sala 5."-). Del mismo modo, fijarse ex- presas afectadas. Nuevamente sin entrar en valora-
clusivamente en este criterio, conduce a la falta de ciones, es claro que esta circunstancia implica que
valoración de los parámetros señalados por el Tri- puede existir ausencia de los sindicatos en la pues-
bunal Constitucional como determinantes de la le- ta en práctica de las medidas.
sión a los intereses esenciales de la comunidad Obviamente, se está operando dentro de la cons-
-muy significativamente, el de la alternatividad en titucionalidad tal y como ésta ha sido definida por el
la prestación; véase, por ejemplo, el Decreto de ser- Tribunal Constitucional. Pero es claro que dentro de
vicios mínimos de 1982, en relación con las autopis- la constitucionalidad caben otras posibilidades, más
tas de peaje-. En definitiva, con todo ello, se corre acordes con el principio de autotutela, que no se es-
el riesgo de perder de vista la noción de «manteni- tán empleando de forma generalizada. Por otra par-
miento de los servicios esenciales» y sustituirla por te, la falta de utilización de estas posibilidades y, en
la de «comodidad en el disfrute de los servicios concreto, de la participación de los sindicatos en los
públicos».
momentos anterior~s y posteriores a la decisión de
establecimiento de servicios mínimos puede llevar a
15. En segundo lugar, existe un punto débil muy situaciones aberrantes como la resuelta en la STS
serio en cuanto al procedimiento para la imposición de 14 de mayo de 1986 -sala 3."- en la que se
de los servicios mínimos. Es preciso tener en cuen- declara ajustado a derecho el desempeño de los ser-
ta, en primer lugar, que el Tribunal Constitucional ha vicios mínimos por los trabajadores huelguistas aun
buscado una garantía del derecho de los huelguis- cuando existan trabajadores no huelguistas (en con-
tas en la atribución de la competencia para la impo- tra de este criterio, la STCT de 9 de julio de 1985).
sición de servicios mínimos a una autoridad impar- 16. En atenciÓn a los dos puntos débiles que ya
cial con responsabilidades políticas. Ahora bien, no se han individualizado, es perfectamente posible
puede nunca olvidarse que, con respecto a la huel- que se produzcan situaciones en las que los servi-
ga en los servicios esenciales, es difícil entender que cios mínimos se establezcan de forma abusiva. La

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circunstancia de que, en vía jurisdiccional, hayan titucionalidad de la imposición de servicios mínimos
prosperado un buen número de recursos indica que no permiten una efectiva reparación del daño sufri-
esto es así efectivamente. do por los huelguistas. Y, lo que es peor, nada im-
Ahora bien, es preciso enton"ces resaltar la exis- pide que pueda incurrirse en idénticos abusos con
tencia de un tercer punto débil: el de la insuficiencia posterioridad.
de las garantías formales establecidas por el Tribu- 17. Obviamente, existen algunas propuestas
nal Constitucional para la posición de los huelguis- doctrinales dirigidas a encontrar sistemas que ga-
tas. En efecto, como vimos, éste las ha centrado en ranticen una mayor contundencia del control judicial.
la posibilidad del control jurisdiccional de la actua- Se ha propuesto en esta línea recurrir a la tutela in-
ción gubernativa. Sin embargo, el control jurisdiccio- demnizatoria (Baylos). Sin embargo, es preciso te-
nal tal y como se está produciendo no puede consi- ner en cuenta que este terreno se encuentra toda-
derarse efectivo. Varias son las manifestaciones de vía, por lo que yo sé, virgen de pronunciamientos ju-
esta inefectividad. risdiccionales. Hasta el momento, la jurisprudencia
De entrada, resulta de todo punto imposible con- se ha limitado 'a rechazar expresamente la jurispru-
seguir pronunciamientos jurisdiccionales que resuel- dencia la posibilidad de solicitar indemnizaciones
van acerca de la corrección o incorrección de la ac- tanto por la vía del procedimiento de tutela jurisdic-
tuación gubernativa antes de que la huelga se de- cional de los derechos fundamentales (sentencia de
sarrolle efectivamente. El problema deriva directa- la Audiencia Nacional de 6 de febrero de 1986 -ci-
mente de la inexistencia de exigencias de plazo para tada por Baylos-) como por la del procedimiento de
la imposición de los servicios mínimos. Aunque el conflicto colectivo (sentencia del Tribunal Central de
preaviso de la huelga es en los servicios esenciales Trabajo de 11 de febrero de 1985).
de diez días (artículo 4 del Real Decreto-Ley de re- Por ello, la única posibilidad de encontrar una ga-
laciones de trabajo), la decisión acerca de los servi- rantía efectiva de la posición de los huelguistas se
cios mínimos no está sometida, según la jurispru- encuentra, hoy por hoy, en el recurso a las institu-
dencia ordinaria (por ejemplo, sentencia del Tribu- ciones de autotutela. Me estoy refiriendo a las posi-
nal Supremo de 29 de mayo de 1987 -sala 5."-), bilidades de ejercer un derecho de resistencia fren-
a exigencia alguna de plazo. Y ni siquiera, según la te a la imposición de los servicios mínimos -por
jurisprudencia constitucional, a requisitos formales analogía al que se ha defendido en relación con la
en materia de notificación -siempre que se acredi- institución de los servicios de mantenimiento (Gon-
te el efectivo conocimiento por los huelguistas- zález Biedma)-. Es claro que la admisión de esta
(sentencia del Tribunal constitucional de 24 de abril . posibilidad encuentra, sin embargo, dos claros lími-
de 1986). Obviamente estas circunstancias impiden tes. El primero relacionado con los intereses impli-
una fiscalización jurisdiccional a priori. Por supues- cados en la huelga en los servicios esenciales -ya
to, de carácter definitivo -dado que difícilmente que si se admite la licitud de la resistencia, es posi-
puede llegarse a sentencia, ni siquiera por el proce- ble terminar con la garantía de estos servicios-o El
dimiento sumario y preferente arbitrado por la Ley segundo relacionado con el cuarto y último de los
62/1978, dentro de las coordenadas temporales a puntos débiles del sistema de los servicios mínimos:
las que se ha hecho referencia-, pero tampoco de la dificultad de determinar a priori si un determinado
carácter provisional -pues la práctica jurispruden- servicio mínimo es o no abusivo.
cial indica que resulta imposible tramitar de acuerdo En efecto, en la medida en que el propio concep-
con la citada ley la suspensión del acto de imposi- to de servicio esencial es, como ya sabemos, un
ción de servicios mínimos con anterioridad al princi- concepto relativo, el carácter abusivo o no de los
pio de la huelga, sin que ello suponga, a juicio del servicios mínimos resulta ser a su vez un concepto
.Tribunal Supremo, vulneración del derecho a la tu- indeterminado. No existen criterios jurisprudenciales
tela judicial efectiva (por ejemplo, sentencias del Tri- seguros a la hora de determinar si un servicio es o
bunal Supremo -sala 5."- de 26 de mayo y 5 de no abusivo. El Tribunal Constitucional ha suministra-
junio de 1987). do varios criterios. Coherente con la propia concep-
Ante esta situación, resulta evidente que el con- ción de lo que ha de entenderse por servicios esen-
trol a realizar por la jurisdicción ordinaria resulta ex- cial, ha entendido que los servicios mínimos han de
traordinariamente limitado. De una parte, porque la valorarse atendiendo a «la extensión de la huelga,
jurisprudencia ha limitado en ocasiones la cognición, la duración prevista, la que ya hubiese tenido, las ne-
dado el carácter sumario del proceso de la Ley cesidades que en la concreta coyuntura existan y la
62/1978 -así, en relación, por ejemplo, con los te- oferta de mantenimiento o de preservación que los
mas de motivación (sentencias del Tribunal Supre- convocantes de la huelga hayan hecho» (sentencia
mo de 11 de mayo de 1987 -sala 5."- y 17 de de 17 de noviembre de 1981, f.j. 15.°). Sin embargo,
mayo de 1987 -sala 3."-)-. Pero, de otra parte, es obvio que se trata de factores cuya primacía ha-
y sobre todo, porque, como hemos visto, el citado brá de determinarse, caso por caso, en función de
control se ha de desarrollar «a toro pasado», es de- los supuestos enjuiciados.
cir,cuando ya la huelga ha terminado. En estas con- En consecuencia, es lógico que los criterios em-
diciones, si la pretensión ejercida por los huelguis- pleados por la jurisprudencia ordinaria vayan varian-
tas es simplemente de carácter impugnatorio, las le- do en atención a las circunstancias de hecho, con-
siones al derecho de huelga que la imposición de virtiendo el tema de la calificación de los servicios
servicios mínimos haya podido producir terminan por mínimos como abusivos en uno de los más comple-
convertirse en irreversibles. De este modo, los rei- jos. En efecto, si de entrada es posible observar
terados pronunciamientos jurisprudenciales que, por cómo el carácter abusivo puede deducirse de indi-
razones de contenido o formales, declaran la incons- cios numéricos tales como la plantilla empleada du-

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rante la huelga en comparación con la habitual (por regulación del tema de la huelga en los servicios
ejemplo, sentencia del Tribunal Supremo -sala esenciales ha de optar necesariamente entre au-
5."- de 12 de mayo de 1988) o los trabajadores que torreglamentación o heterorreglamentación. El pri-
prestan servicios durante los festivos (por ejemplo, mer concepto implica que han de ser los propios in-
sentencia del Tribunal Supremo -sala 3."- de 10 teresados en el conflicto los que procedan a autoli-
de mayo de 1986), es posible observar cómo tales mitar sus posibilidades de actuación conflictiva ga-
criterios son claramente rechazados cuando la huel- rantizando la prestación de servicios esenciales,
ga puede tener efecto multiplicador de sus inciden- bien a través de la negociación colectiva bien a tra-
cias sobre la comunidad -en razón del servicio vés de los protocolos o declaraciones unilaterales
esencial afectado (sentencia del Tribunal Supremo acordados por las propias centrales sindicales. Ob-
-sala 5."- de 29 de mayo de 1987) o de su ubica- viamente, la idea de heterorreglamentación evoca
ción o duración temporales (sentencia del Tribunal un sistema similar al hoy existente en el que es or-
Sypremo -sala 5."- de 19 de enero de 1988)-. ganismo externo a las partes en conflicto el que ga-
El resultado es claro: ni siquiera dentro del mismo rantiza la prestación de los citados servicios.
sector es posible determinar a priori, sobre la base Los sindicatos son decididos partidarias de la au-
de pronunciamientos anteriores de los propios Tri- torreglamentación tomando como ejemplo la expe-
bunales. la legitimidad o ilegitimidad de los servicios riencia de otros países de nuestro entorno (señala-
esenciales acordados. Se ha visto claro en el su- damente, Italia). Es preciso, sin embargo, recordar
puesto resuelto por la sentencia del Tribunal Cons- cuáles son los límites que la experiencia ha mostra-
titucional de 15 de marzo de 1990 en el que el Tri- do para los sistemas de autorreglamentación. A mi
bunal declara legítimo los servicios mínimos estable- juicio, para que un sistema de autorreglamentación
cidos a pesar de que idénticos servicios fueron con- funcione de modo eficiente -esto es, permitiendo a
siderados abusivos en huelga anterior por la juris- la vez la garantía de los servicios esenciales y del
dicción ordinaria. derecho de huelga-, es preciso que las centrales
Por otra parte. es preciso señalar que la jurisdic- sindicales que lo pongan en marcha se encuentren
ción ordinaria no siempre maneja con excesivo rigor caracterizadas por la responsabilidad y la represen-
los criterios establecidos por el Tribunal Constitucio- tatividad. Se hace necesario pues valorar las posi-
nal. En ocasiones da entrada a valoraciones de tipo bilidades de la autorreglamentación desde estas dos
organizativo que nada tienen que ver con el respeto perspectivas. No se pone en duda que la primera se
de los servicios esenciales (sentencia del Tribunal cumpla; pero sí se cuestiona la existencia de la
Supremo -sala 5."- de 11 de mayo de 1987). E, segunda.
incluso. ha llegado a afirmar la prevalencia, en caso En efecto, la pregunta a hacerse es la de si los sin-
de duda. del servicio esencial sobre la huelga (sen- dicatos más representativos están en grado de ga-
tencia del Tribunal Supremo -sala 3."- de 27 de rantizar, por sí solos, la prestación de los servicios
enero de 1987), siendo a mi juicio evidente que en esenciales. y, aunque hay respuestas para todos los
estos supuestos no hay lugar para la duda, dado el gustos, existe un sector doctrinal que lo pone en
rango de los intereses en juego. duda. Sin ánimo de entrar ahora en la descripción
del fenómeno más amplio de la crisis de la repre-
sentatividad sindical -al que también se ha dedica-
CONCLUSIONES do un buen número de páginas en los últimos tiem-
pos-, lo cierto es que ésta no alcanza -o no al-
18. Las consecuencias del funcionamiento prác- canza de manera suficiente- una buena parte de
tico de los servicios mínimos pueden llegar a ser ca- los sectores que podemos denominar esenciales.
tastróficas. De un lado, porque, como hemos visto, Sanidad, transporte o ciertos estratos de la función
el actual marco normativo permite abusar de la ins- pública, por poner algún ejemplo, o bien escapan a
titución, ocasionando daños graves al derecho fun- la acción de los sindicatos más representativos a tra-
damental de huelga. De otro, porque ante esta si- vés de la constitución de sindicatos de carácter cor-
tuación se produce un rechazo por parte de los in- porativo o bien son terreno abandonado para la apa-
teresados frente al sistema de los servicios mínimos, rición de movimientos asamblearios incontrolados.
que se traduce, aparte de en fuertes críticas, en oca- Desde este punto de vista, una solución normativa
sionales incumplimientos de los servicios mínimos que descanse solamente sobre el principio de auto-
impuestos. Con la posible consecuencia de que, si regulación puede implicar en el fondo una vulnera-
esta situación se generaliza, no se garantice el man- ción de la garantía de los servicios esenciales esta-
tenimiento de los servicios esenciales con los con- blecida por el artículo 28.2 de la Constitución.
siguientes daños para la comunidad. De hecho, incluso en Italia, donde más se ha teo-
Obviamente, ninguna de estas dos situaciones es rizado acerca de la abstención normativa en mate-
deseable por lo que resulta imprescindible abrir el ria de conflictos colectivos y preconizado, por tanto,
debate dirigido a la nueva regulación del tema. De el principio de autorregulación en relación con los
hecho así se está haciendo, al menos en la doctrina servicios esenciales, se ha terminado por empren-
jurídico-laboral. El tema de la huelga en los servi- der el camino de la heterorreglamentación o, al me-
cios esenciales es, sin duda, uno de los más traba- nos, el de la autorreglamentación controlada por el
jados en los últimos años. Estado.
19. Por ello, interesa brevemente, para concluir, 20. Ello no obstante, no es posible desconocer
señalar cuáles pueden ser los términos esenciales la necesidad de que el principio de autorreglamen-
de este debate. En el fondo, cualquier propuesta de tación sea más tenido en cuenta de lo que hasta la

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fecha parece que es tenido. La futura Ley de huel- prendidos en el mismo. Y, más aún, establecer cri-
gas, que se ha de debatir al parecer con ocasión de terios concretos y prácticos que permitan determi-
la segunda ronda de la concertación, podría ser un nar las actividades esenciales dentro de los mismos.
momento adecuado para solventar esta cuestión. En la misma línea, podría ser conveniente discutir si
Las posibilidades para conceder mayor espacio a la garantía de los servicios esenciales sólo puede 10-
la autorregulación son varias -como se ha cuidado grarse a través de los servicios mínimos o es posi-
,de señalar ya la doctrina-o Incluyen desde el esta- ble obtenerla a través de otras vías menos traumá-
blecimiento de la subsidiariedad de la actuación de ticas para el derecho de huelga. En consecuencia,
las potestades administrativa en materia de fijación habría que especificar qué actividades esenciales
de servicios mínimos -que sólo podrían ejercitarse han de cubrirse necesariamente a través de servi-
en defecto de medidas suficientes autorreguladas- cios mínimos y cuáles pueden garantizarse de otra
hasta el mantenimiento del esquema actual pero in- forma.
crementando los mecanismos procedimentales que En segundo lugar, sería indudablemente necesa-
la permitan (audiencias, colaboración en la puesta rio también incrementar las posibilidades de control
en práctica). En esta última línea, el dispositivo es- judicial, superándose los inconvenientes que ahora
tablecido por los acuerdos alcanzados entre sindi- encuentra. En esta línea, quizá fuera conveniente re-
catos más representativos y Comunidad valenciana sidenciar la competencia para la impugnación de los
con ocasión de la negociación autonómica de la actos administrativos de imposición de servicios mí-
«propuesta sindical prioritaria» puede considerarse nimos en la jurisdicción laboral, para que el control
un significativo primer paso -si bien posiblemente se produjera a través del proceso de tutela de la li-
habría de ser incrementado, estableciendo garantías bertad sindical -que, al menos sobre el papel, re-
adicionales para las centrales sindicales. sulta mucho más ágil que la garantía contenciosa de
21. En último término, la promulgación de una la Ley 62/1978.
nueva Ley de huelgas podría ser un buen momento En todo caso, es muy posible que ambos temas
también para la clarificación de otros aspectos criti- puedan pasar a un segundo plano: bien mirado, si
cables de la actual situación. En primer lugar, sería un nuevo sistema basado en la mayor participación
preciso, a mi juicio, concretar al máximo el concep- de los interesados funcionara correctamente, difícil-
to de servicios esenciales, a través de una enume- mente sería necesario acudir a estas formas de
ración de los sectores de la vida ciudadana com- control.

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