Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A la fecha, los miembros del Comité son de Argentina, Australia, Bélgica, Brasil,
Canadá, China, Francia, Alemania, Hong Kong SAR, India, Indonesia, Italia, Japón,
Corea, Luxemburgo, México, Países Bajos, Rusia, Arabia Saudita,
Singapur, Suráfrica, España, Suecia, Suiza, Turquía, el Reino Unido y los Estados
Unidos.
Los estándares y las recomendaciones sobre buenas prácticas emitidos por el Comité no
poseen fuerza legal; sin embargo, motivan a las diferentes autoridades supervisoras
para que los adecuen a sus propios sistemas internos y logren una convergencia hacia
enfoques y estándares comunes.
¿Qué es Basilea I?
Presenta importantes modificaciones para el riesgo de crédito, proponiendo tres métodos para su
implementación, de diferente nivel de complejidad y requisitos. Éstos van desde el método estándar (ME),
hasta métodos basados en sistemas de calificación interna (IRB).
El ME con respecto al Acuerdo de 1988 es muy similar en su cálculo, en él se introducen más categorías de
riesgo y se establece la posibilidad de que los bancos utilicen calificaciones efectuadas por instituciones
externas de evaluación de crédito (ECA – ECAI), estas últimas previamente admitidas por el supervisor,
estableciéndose ponderaciones fijas a aplicar a las exposiciones según las categorías establecidas en Basilea
II.
Los métodos IRB constituyen una nueva metodología que introduce Basilea II para requerimientos de capital
por riesgo de crédito. Los bancos que la deseen aplicar deben, previamente, contar con la aprobación del
supervisor, sujetándose a los requisitos mínimos y obligaciones de divulgación que requiere el Nuevo
Acuerdo.
La mecánica de los IRB tiene su fundamento económico, en la definición misma del riesgo de crédito, así
como, en la aplicación de un modelo de calificación que permita distribuir las pérdidas esperadas (EL) y las
pérdidas inesperadas (UL); de tal manera que en las estimaciones internas para requerimiento de capital se
incluyen componentes de riesgo que llevan consigo el cálculo de: la probabilidad de incumplimiento (PD),
pérdida en caso de incumplimiento (LGD), exposición al riesgo de crédito (EAD) y vencimiento efectivo (M).
Los bancos pueden utilizar una de las dos alternativas de IRB, el básico o el avanzado. Con respecto al IRB
básico, los bancos proporcionan sus propias estimaciones de PD y utilizan estimaciones del supervisor para
los demás componentes de riesgo (los otros indicadores y ecuaciones son provistos por el Comité de Basilea).
En relación con el IRB avanzado, los bancos avanzan en la provisión de sus propias estimaciones sobre PD,
LGD, y EAD, y de su propio cálculo de M, sujeto a la observancia de ciertos criterios mínimos.
Tanto en el método básico como en el avanzado, los bancos deberán utilizar siempre las funciones de
ponderación del riesgo recogidas en Basilea II con el objeto de determinar los requerimientos de capital.
Para los distintos métodos indicados, el acuerdo considera un amplio menú de mitigadores de riesgo,
incluyendo garantías y colaterales financieros.
Basilea II conserva algunos elementos claves del Acuerdo de 1988, tal como: el coeficiente de capital del
8%; la definición del capital regulador admisible; y, la enmienda de 1996 respecto al tratamiento y
requerimientos de capital por riesgo de mercado (tasa de interés, posición en acciones, divisas y productos
básicos).
Se introduce el requerimiento de capital por riesgo operacional, en el cual se proponen tres métodos de
cálculo en orden creciente de sofisticación y sensibilidad al riesgo. El método de indicador básico (BIA), que
consiste en la aplicación de un coeficiente fijo de 15% sobre los ingresos brutos de la entidad bancaria. El
método estándar (SA), que fija coeficientes a aplicar a los ingresos brutos de cada línea de negocio. Y, el
método de medición avanzada (AMA), basado en la utilización de modelos internos de medición sofisticados.
Basilea III es un conjunto integral de reformas elaborado por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea
en respuesta a la crisis financiera. Su objetivo es fortalecer la regulación, supervisión y gestión de riesgos
del sector bancario. Estas medidas persiguen:
• Mejorar la capacidad del sector bancario para afrontar perturbaciones ocasionadas por tensiones financieras
o económicas de cualquier tipo.
• Mejorar la gestión de riesgos y el buen gobierno en los bancos.
• Reforzar la transparencia y la divulgación de información de los bancos.
• La regulación de los bancos a título individual (dimensión microprudencial), para aumentar la capacidad de
reacción de cada institución en periodos de tensión.
• Los riesgos sistémicos (dimensión macroprudencial) que puedan acumularse en el sector bancario en su
conjunto, así como la amplificación procíclica de dichos riesgos a lo largo del tiempo.
Estas dos dimensiones son complementarias, ya que aumentando la resistencia de cada banco se reduce el
riesgo de alteraciones en el conjunto del sistema.
El Grupo de Gobernadores de Bancos Centrales y Jefes de Supervisión (GHOS), que es el órgano de vigilancia
del Comité de Basilea, estableció el marco general para Basilea III en septiembre de 2009 y el Comité
presentó propuestas concretas en diciembre de 2009. Estos documentos de consulta sirvieron de base para
la respuesta del Comité a la crisis financiera y se insertan dentro de las iniciativas internacionales para
reforzar el sistema regulador financiero refrendadas por los Líderes del G-20. En su reunión de julio de 2010,
el GHOS acordó los principales elementos del paquete de reformas y en septiembre de 2010 presentó el
calibrado y calendario de transición para la implementación de las medidas.
Basilea III no sustituye los marcos anteriores (Basilea I y Basilea II), sino los complementa con un conjunto
integral de medidas, algunas de las cuales corresponden a nuevos conceptos y herramientas. Tampoco es
un replanteamiento o reconstrucción de Basilea II. Basilea III simplifica y fortalece el numerador del ratio
de capital e introduce algunos componentes macroprudenciales.
______________________________________________________________________
Acuerdos de Basilea
Los Acuerdos de Basilea son los acuerdos de supervisión bancaria o recomendaciones
sobre regulación bancaria emitidos por el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria.
Están formados por los acuerdos Basilea I, Basilea II y Basilea III. Reciben su nombre a
partir de la ciudad de Basilea, Suiza, donde el CBSB mantiene su secretariado en la sede
del Banco de Pagos Internacionales.
El Comité de Basilea
Antiguamente, el Comité de Basilea estaba formado por representantes de los bancos
centrales y de las autoridades regulatorias del Grupo de los
Diez más Luxemburgo yEspaña. Desde 2009, todos los demás países significativos del G-
20 están representados, así como algunas de las mayores plazas bancarias como Hong
Kong y Singapur.
El Comité no tiene autoridad para imponer recomendaciones, si bien la mayor parte de los
países así como algunos otros que no forman parte del mismo tienden a implementar las
políticas del Comité. Esto significa que las recomendaciones son aplicadas a través de
leyes y regulaciones nacionales (o a nivel comunitario en la UE), antes que como resultado
de una recomendación internacional del Comité, de modo que es preciso un cierto período
de tiempo desde que se aprueba una recomendación hasta que esta es aplicable a nivel
nacional.
Basilea I
Con el nombre de Basilea I se conoce al acuerdo publicado en 1988, en Basilea, Suiza,
por el Comité de Basilea, compuesto por los gobernadores de los bancos centrales
deAlemania, Bélgica, Canadá, España, EE.
UU., Francia, Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda, el Reino Unido, Suecia y Suiza. Se
trataba de un conjunto de recomendaciones para establecer un capital mínimo que debía
tener una entidad bancaria en función de los riesgos que afrontaba.
El acuerdo establecía una definición de «capital regulatorio» compuesto por elementos
que se agrupan en 2 categorías (o «tiers») si cumplen ciertos requisitos de permanencia,
de capacidad de absorción de pérdidas y de protección ante quiebra. Este capital debe ser
suficiente para hacer frente a los riesgos de crédito, mercado y tipo de cambio.
Cada uno de estos riesgos se medía con unos criterios aproximados y sencillos. El
principal riesgo era el riesgo de crédito, y se calculaba agrupando las exposiciones de
riesgo en 5 categorías según la contraparte y asignándole una «ponderación» diferente a
cada categoría (0%, 10%, 20%, 50%, 100%), la suma de los riesgos ponderados formaba
losactivos de riesgo.
El acuerdo establecía que el capital mínimo de la entidad bancaria debía ser el 8% del total
de los activos de riesgo (crédito, mercado y tipo de cambio sumados).
Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así como
cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento regulatorio con las
modificaciones que considerase oportunas.
El primer acuerdo de capital de Basilea ha jugado un papel muy importante en el
fortalecimiento de los sistemas bancarios. La repercusión de ese acuerdo, en cuanto al
grado de homogeneización alcanzado en la regulación de los requerimientos de solvencia
ha sido extraordinaria. Entró en vigor en más de 130 países.
Dado que el acuerdo contenía ciertas limitaciones en su definición, en junio de 2004 fue
sustituido por el llamado acuerdo Basilea II.
Basilea II es el segundo de los Acuerdos de Basilea. Dichos acuerdos consisten en
recomendaciones sobre la legislación y regulación bancaria y son emitidos por el Comité
de supervisión bancaria de Basilea. El propósito de Basilea II, publicado inicialmente en
junio de 2004, es la creación de un estándar internacional que sirva de referencia a los
reguladores bancarios, con objeto de establecer los requerimientos de capital necesarios
para asegurar la protección de las entidades frente a los riesgos financieros y operativos.
Antecedentes: Basilea I
En diciembre de 1974, el Comité de Basilea, compuesto por los gobernadores de los
bancos centrales del G-10, donde se publicó el primero de los Acuerdos de Basilea, un
conjunto de recomendaciones alrededor de una idea principal: Se trataba de un conjunto
de recomendaciones para establecer un capital mínimo que debía tener una entidad
bancaria en función de los riesgos que afrontaba.
Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así como
cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento regulatorio con las
modificaciones que considerase oportunas.
Basilea II
La principal limitación del acuerdo de Basilea I es que es insensible a las variaciones de
riesgo y que ignora una dimensión esencial: la de la calidad crediticia y, por lo tanto, la
diversa probabilidad de incumplimiento de los distintos prestatarios. Es decir, consideraba
que los créditos tenían la misma probabilidad de incumplir.
La norma de Basilea I, que exige fondos propios > 8% de activos de riesgo , considerando:
(riesgo de crédito + riesgo de negociación+ riesgo de tipo de cambio)
mientras que ahora considera: (riesgo de crédito + riesgo de mercado+ riesgo de tipo de
cambio + riesgo operacional)
El riesgo de crédito se calcula a través de tres componentes fundamentales:
Dentro del riesgo de crédito se otorga un tratamiento especial a las titulizaciones, para las
cuales se debe analizar si existe una transferencia efectiva y significativa del riesgo, y si
son operaciones originadas por la entidad o generados por otras.
El riesgo operacional se calcula multiplicando los ingresos por un porcentaje que puede ir
desde el 12% hasta el 18%. Existen 3 métodos alternativos para calcularlo dependiendo
del grado de sofisticación de la entidad bancaria.
Hay que advertir una objeción en este cálculo del riesgo: que se ignora los efectos
agravantes/mitigantes de la concrentración/diversificación de riesgos (estructura de
correlación probabilística entre las diversas exposiciones). Esta es una de las principales
diferencias entre capital regulatorio y Capital Económico.
Pilar II: el proceso de supervisión de la gestión de los fondos
propios
Los organismos supervisores nacionales están capacitados para incrementar el
nivel de prudencia exigido a los bancos bajo su jurisdicción. Además,
deben validar tanto los métodos estadísticos empleados para calcular los
parámetros exigidos en el primer pilar como la suficiencia de los niveles de fondos
propios para hacer frente a una crisis económica, pudiendo obligar a las entidades a
incrementarlos en función de los resultados.
Para poder validar los métodos estadísticos, los bancos estarán obligados a almacenar
datos de información crediticia durante periodos largos, de 5 a 7 años, a garantizar su
adecuada auditoría y a superar pruebas de "stress testing".
Además se exige que la alta dirección del banco se involucre activamente en el control
de riesgos y en la planificación futura de las necesidades de capital. Esta
autoevaluación de las necesidades de capital debe ser discutida entre la alta dirección y
el supervisior bancario. Como el banco es libre para elegir la metodología para su
autoevaluación, se pueden considerar otros riesgos que no se contemplan en el cálculo
regulatorio, tales como el riesgo de concrentración y/o diversificación, el riesgo de liquidez,
el riesgo reputacional, el riesgo de pensiones, etc.
Implantación
El Comité de Basilea ha creado un subgrupo de trabajo para colaborar en la
implantación internacional del acuerdo: el Accord Implementation Group (AIG).
A través de una encuesta realizada por el Financial Stability Institute (FSI), al menos
95 países (adicionales a los 13 miembros del Comité de Basilea) indicaron que
implantarían BIS II.
Muchos países han anunciado ya calendarios de implantación.
Basilea II ya se ha implantado en la toda la Unión Europea, Japón y Austalia (13
países en toda Asia)
La implantación en Asia está sentando tendencias que se imitarán en el resto del
mundo, especialmente en lo referente al Pilar III (información pública).
La Implantación en Europa se ha realizado a través de directivas (leyes de obligado
cumplimiento en todos los países de la UE), y cuenta con la colaboración especial del
CEBS (Comité de Supervisores Bancarios Europeos). En ciertos aspectos está
liderando el desarrollo futuro de la regulación, como por ejemplo en las reglas de
funcionamiento de los colegios de supervisores.
En América la implantación va más atrasada. Estados Unidos está siendo un caso
especial, ya que no será generalizada para todos sus bancos y tendrá normas
especiales. Canadá la implantación va más avanzada que en los Estados Unidos, y
algunos países latinoamericanos están siendo muy activos en la adaptación de sus
normas nacionales para que sea posible la transición (no puede ser más rápida por la
necesidad de cambiar leyes y porque también están adoptando las normas
internacionales de contabilidad -NICs-).
Algunas imperfecciones del modelo se han puesto de manifiesto con la crisis económica
actual y ya se están proponiendo algunas modificaciones. Los puntos más discutidos son:
Titulizaciones
Divulgaciones del Pilar III
Riesgo de mercado
Sistemas de control de riesgos
Hipotecas
Basilea III
Los Acuerdos de Basilea III (Basilea III) se refieren a un conjunto de propuestas de
reforma de la regulación bancaria, publicadas a partir del 16 de diciembre de 2010.1 2
Basilea III es parte de una serie de iniciativas, promovidas por el Foro de Estabilidad
Financiera (FSB, Financial Stability Board por sus siglas en inglés) y el G-20, para
fortalecer el sistema financiero tras la crisis de las hipotecas subprime. Se trata de la
primera revisión de Basilea II (CRD II) y se llevó a cabo a lo largo de 2009, entrando en
ejecución a partir del 31 de diciembre de 2010.
La reforma fue motivada tras observar que la gravedad de la crisis se explica en gran parte
debido al crecimiento excesivo de los valores presentados en los balances de losbancos (y
también fuera de ellos, como en el caso de los productos derivados), mientras que al
mismo tiempo cae el nivel y la calidad de los fondos propios previstos parariesgos.
Además, muchas instituciones no contaban con reservas suficientes para hacer frente a
una crisis de liquidez.
En este contexto, el sistema bancario se mostró, en un primer momento, incapaz de
absorber las pérdidas que afectaban a los productos estructurados de titulización y tuvo
que asumir, por tanto, la reintermediación de algunas de las exposiciones de fuera de
balance.
En el peor momento de la crisis, las incertidumbres pesaban sobre la calidad de los
balances, la solvencia de los bancos y de los riesgos relacionados con la interdependencia
existente entre ellos (el efecto dominó podría provocar que la insolvencia de uno provocara
la del otro), lo cual generó una crisis de confianza y de efectivo generalizada. Teniendo en
cuenta el papel del sistema financiero en las finanzas y en la economía real, el carácter
internacional de las instituciones financieras y las pérdidas que asumen
losEstados principalmente a través de los planes de rescate con fondos públicos, se
consideró legítima la intervención coordinada de los reguladores internacionales.
Objetivos
Uno de los planes más importantes de la reforma de Basilea III es la introducción de dos
ratios de liquidez: el "LCR" (Liquidity Coverage Ratio) y "NSFR" (Net Stable Funding
Ratio).3
Los activos que entran en la parte de Activos Líquidos, son tales que la institución
pueda fácilmente convertirlos en efectivo. Para efectos del Coeficiente de Cobertura
de Liquidez, éstos se separaron en dos tipos los activos de nivel I y activos de nivel II.
Los activos de nivel I, son activos muy líquidos que no incurren en pérdidas, por
precios inusuales a ser vendidos en el mercado. Por esta razón se ponderan al 100%.
Los activos de nivel II son activos menos líquidos, que bajo un escenario de estrés
pudiera ser que se vendieran a precios menores que los de mercado, por lo que tienen
un ponderador menor que 100%.
Por otra parte en el denominador, en la parte de Salidas Netas de Efectivo, existen de
hecho dos elementos que tienen importancia. El primero son las salidas que
potencialmente tendrá la institución. Por ejemplo, de las cuentas de depósito
esperamos que bajo un escenario de estrés se salga dinero, por lo que el total de las
cuentas de depósito, se multiplican por un ponderador que mide cuánto podría salirse
bajo un escenario de estrés (de hecho las cuentas de depósito se separan según que
tan factible sea que salga dinero de las cuentas, por lo que hay más de un ponderador
en juego). El segundo elemento son las entradas de efectivo, es decir, dinero que
recibirá la institución durante el período de 30 días. Por ejemplo, aquí entran créditos
que haya otorgado la institución y bonos que no sean líquidos de los cuales se va a
recibir intereses o capital, entre otros.
Con estos elementos el coeficiente toma la siguiente forma (de acuerdo a la
publicación del 6 de enero de 2013):
Sujeto a que los Activos Ponderados de Nivel II no sean más del 40% del total de
los activos líquidos.
De acuerdo con el Acuerdo de Basilea de 16 de diciembre de 2010, sus
parámetros principales son:
Puntos clave
El acuerdo de Basilea III debería obligar a los bancos a aumentar sus reservas
de capital para protegerse de posibles caídas. Por orden de este acuerdo, los
bancos tendrían que triplicar en un 7% del total de sus reservas para
protegerse de una eventual crisis en el futuro.
El capital mínimo de calidad, el cual sólo incluye las acciones ordinarias y los
resultados acumulados, aumentará del 2% al 4,5% de los activos ponderados
por riesgo gradualmente entre 2013 y 2015.
El llamado capital Tier I, que incluye, además de las acciones comunes y las
utilidades retenidas, las participaciones preferentes, híbridos de capital y
deuda sin pagar, desde el 4% de ese momento al 6% en 2015, según un
comunicado del grupo presidido por el ex El presidente del Banco Central
Europeo, Jean-Claude Trichet.4
Por otra parte, los bancos tendrán que construir gradualmente entre 2016 y
2019, dos "colchones de capital" con el fin de que estos pudieran ser
utilizados en futuros tiempos de crisis:
Es necesario contar con leyes apropiadas para la supervisión bancaria, que incluyan
provisiones relacionadas con la autorización de organizaciones bancarias y su
supervisión; facultades para aplicar las leyes, así como aspectos de seguridad, solvencia
y protección legal para los supervisores. También es necesario realizar arreglos para
compartir información entre supervisores y proteger la confidencialidad de tal
información.
AUTORIZACIONES Y ESTRUCTURA
2. Las actividades que les son permitidas a las instituciones bancarias que son reguladas,
deben estar claramente definidas y el uso de la palabra Banco como nombre debe ser
controlado lo más posible.
3. La autoridad reguladora debe tener el derecho para plantear criterios y rechazar las
solicitudes que no cumplen con los requerimientos. El proceso de autorización debe
realizar como mínimo una evaluación de la estructura de la organización bancaria,
abarcando a propietarios, directores y la administración superior, el plan operativo,
control interno y la situación financiera proyectada, incluyendo su capital base.
5. Los supervisores bancarios deben tener la autoridad para establecer criterios, para
analizar adquisiciones de gran importancia o inversiones por un banco, asegurándose de
que las afiliaciones o estructuras corporativas, no expongan al banco a riesgos excesivos
ni entorpezcan la supervisión bancaria.
8. Los supervisores bancarios deben estar cómodos y satisfechos con las políticas,
prácticas y procedimientos que establezcan y rijan a los bancos para evaluar la calidad
de activos, las provisiones y reservas por pérdidas relacionadas con préstamos.
9. Los supervisores bancarios, deben estar satisfechos con los sistemas de información
gerencial de los bancos que les permitan identificar concentraciones dentro de la cartera.
Los supervisores deben establecer límites prudenciales y adecuados para restringir la
exposición del banco a los préstamos individuales y a los préstamos de grupos
empresariales relacionados a los bancos.
10. Para prevenir abusos con los préstamos relacionados, los supervisores bancarios
deben tener establecidos y asegurados los requerimientos básicos que los bancos deben
cumplir, para que:
b. les sea permitido tomar otras medidas para controlar o disminuir los riesgos.
11. Los supervisores bancarios deben estar satisfechos con las políticas y
procedimientos de los bancos para identificar, monitorear y controlar los riesgos del
país, los riesgos en sus actividades de préstamos e inversiones internacionales y para
mantener reservas apropiadas contra tales riesgos.
12. Los supervisores bancarios deben estar satisfechos con el sistema de los bancos para
medir con gran precisión, monitorear y controlar adecuadamente los riesgos del
mercado; los supervisores deben tener el poder para imponer límites y/o cargas de
capital específicas cuando hay exposición a riesgos en el mercado, que le permitan
garantizar el capital activo del banco.
13. Los supervisores de bancos deben estar conformes con el proceso integral para:
a. el manejo de los riesgos a nivel administrativo (por medio de una junta o consejo
administrativo apropiado y la adecuada supervisión de una administración superior).
14. Los supervisores bancarios deberán determinar que el control interno de los bancos
se encuentran en orden, acorde a la naturaleza y escala de sus negocios. Estos controles
internos deberán incluir:
c. arreglos para una auditoria interna o externa independiente y apropiada (la cual
servirá para poner a prueba el seguimiento a estos controles, leyes y regulaciones
previamente establecidos).
15. Los supervisores bancarios deben determinar que los bancos tengan políticas,
prácticas y procedimientos adecuados, que incluyan la estricta regla de "CONOCE A
TU CLIENTE", lo cual promueve altos estándares de ética y profesionalismo en el
sector financiero. Estas medidas previenen que los bancos sean utilizados por elementos
criminales, en una forma voluntaria o involuntaria.
17. Los supervisores bancarios deben mantener un regular contacto con la gerencia de
los bancos y un fluido entendimiento en las operaciones de la institución.
18. Los supervisores bancarios deben tener métodos para recolectar, examinar y analizar
reportes y datos estadísticos de los bancos en:
19. Los supervisores bancarios deben mantener medios para determinar que la
información obtenida en la supervisión sean válidas, ya sea por medio de: exámenes
realizados directamente en el lugar o realizando una auditoria externa (con auditores
externos).
20. Los supervisores bancarios deben poseer la capacidad para supervisar el grupo
bancario en una base consolidada. Siendo esto un elemento esencial en la supervisión de
bancos.
REQUISITOS DE INFORMACIÓN
21. Los supervisores bancarios deben de asegurarse que cada banco mantenga registros
adecuados, diseñados de manera que concuerden con políticas contables consistentes,
con prácticas que permitan al supervisor obtener una visión verdadera y precisa de la
condición financiera del banco y de la rentabilidad de sus negocios y que el banco haga
publicaciones regulares del estado financiero, que reflejen realmente su condición.
BANCOS EXTRA-FRONTERIZOS:
25. Con el propósito de llevar a cabo una supervisión consolidada los supervisores
bancarios deben:
a. requerir que las operaciones locales de bancos extranjeros, sean conducidas bajo los
mismos estándares que son requeridos a las instituciones locales.
b. poseer poderes para compartir la información del supervisor local encargado de estos
bancos.