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DEL PENSAR COMPLEJO

“El conocimiento siempre es parcial, nunca total”, partiendo de la anterior premisa


expresada por el autor José Antonio Garciandía Imazse en su libro el Pensar
Sistémico, en el cual, se expone el conocimiento desde un punto de vista Complejo,
frente a lo que la complejidad determina y debatiendo sobre la necesidad del ser
humano por buscar la verdad absoluta que, de alguna manera, nunca logrará;
partiendo de esto, se comienza un desarrollo epistemológico sobre lo que refiere al
pensar y reflexionar sobre el mundo y sus miles de variables que permiten generar
nuevos saberes; el ser humano debe ser consciente sobre la infinitud del
conocimiento puesto que así, evitara desde su terquedad y arraigo por lo absoluto,
carecer de saberes que posteriormente habilitarán nuevos campos del
conocimiento.

Partiendo entonces de la hipótesis de un conocimiento parcial, no total, es claro


además entender que “El acto de observar es el punto de partida para entender la
realidad” como lo expone el autor José Antonio Garciandía Imazse, “Después de la
observación es inevitable la descripción que a su vez conduce a explicaciones”:
Observar, entender, describir, explicar, un proceso coherente, incluso si se compara
con el proceso de aprendizaje de un niño, quien sin conocer su contexto se permite
observarlo para cuestionarse, en su forma claro está, sobre que es, a que huele, a
que sabe, como se usa, sin ser consientes aun que ésta participación sobre su
contexto, observado, le permite de alguna forma entender un por qué y un cómo, lo
cual implicará en un futuro consciente explicar desde su experiencia personal que
a su vez es global, y que sobrepasara además sus límites descriptivos, enlistados,
y fomentará la articulación de cada uno de las múltiples variables a las que ha
llegado su saber puntual.

Si nos remitimos a nuestros antepasados, podríamos reconocer que desde su


tradición cultural estaba implícito un método claro bajo las cuales el conocimiento
se impartía, desde estrategias como la tradición oral desde lo cual es clara la
premisa de que “lo que adquiere importancia es la posibilidad de compartir
descripciones y explicaciones con otros que permiten una mayor aproximación
hacia una visión más compleja del universo”, partiendo de entender la complejidad
como un conjunto interdisciplinario, múltiple, cíclico, de conceptos, disciplinas,
saberes, criterios que deben ser discutidos e impartidos desde la individualidad pero
que cobran sentido en comunidad, esto sopesa la metáfora impartida por José
Antonio Garciandía Imazse, de entender lo complejo “como todo un tejido, lo
complejo conecta, articula, asocia e integra diferentes componentes de carácter
homogéneo o heterogéneo, formando una unidad con/en y para lo múltiple”, es
incluso complejo tratar de entender lo complejo, pero es coherente si se piensa en
que de alguna u otra forma algo es complejo cuando muchas variables se
encuentran articulados por un punto en común que permite ser, entre muchas otras
cosas, partidario de nuevas inquietudes, como una obra de construcción, que para
ser un edificio requiere que muchos sistemas, que a pesar de diferir mucho entre
ellos, cuentan con un objetivo común que es la edificación como tal, de nuevo, un
todo compuesto por muchas unidades que también por si mismas son un todo; la
riqueza de lo complejo radica en la multiplicidad articulada en la unidad. Según José
Antonio Garciandía “En medio de la multiplicidad (división) existe una identidad
(unidad)…lo uno y lo múltiple al mismo tiempo, sin fisuras, integrados y
condensando en un todo complejo”, una idea o concepto por ejemplo, en si misma,
esta compuesta por otras ideas o conceptos, pero a su vez, esta idea inicial hace
parte de otros que se encuentran articulados a ella, “Esta es la idea fundamental del
pensar complejo, tanto el orden como el desorden están presentes en el mismo
momento se relacionan entre sí, se necesitan y cada uno de ellos es lo que le da
verdadero sentido al otro”, podemos pensar por ejemplo en una semilla de la cual
crece un árbol, pero que este árbol contiene miles de hojas, tallos, raíces, frutos,
flores, pero que a su vez ese árbol puede pertenecer a un bosque, que a su vez
presenta variables de árboles, es pensar que la semilla, el árbol, las hojas, las flores,
los frutos, el tallo, el bosque, cada uno como una idea, que es importante en si
misma pero cobra también valor al pertenecer a otra idea que sin importar que sea
de mayor o menor escala continua siendo pieza fundamental de toda la unidad.
Por otro lado, el pensamiento complejo plantea además la contradicción no como
un error sino como una forma o método por el cual se logra precisamente consolidar
su complejidad, la oposición entre dos ideas, criterios, pensamientos, conceptos no
es más que “un nudo” que debe ser resuelto y que es precisamente en esta labor
que se desarrollan nuevos saberes, es incluso lógico pensar que esta contradicción
ideológica es el detonante de discusiones que fomentan un carácter argumentativo
que a su vez promuevan un conocimiento complejo, la contradicción como
estratégia creadora de nuevas ideas, “La contradicción emerge cuando esta (la
lógica formal) carece de respuestas ante un fenómeno, por ello, ante la contracción
surge la necesidad de resolver algo que el método no es capaz de elucidar, y por
tanto, se requiere diseñar unas nuevas reglas, suficientes para el problema de la
contradicción. El pensar complejo aporta unos nuevos axiomas cuyo sentido esta
dado por la necesidad de abordar la contradicción”

Basados entonces en la premisa de que según Mornin, en el pensar complejo que


se ha venido discutiendo con anterioridad se hacen presentes tres principios que
facilitan su práctica que son el dialógico, el recursivo y el hologramático; el dialógico
nace desde la contradicción, el recursivo que parte del “resultado” como idea
generadora de nuevo conocimiento, y el hologramático que promueve la relación
implícita entre las partes y el todo. Cada uno de estos principios abarca alguna de
las principales características que resaltan del pensamiento complejo, tal como el
dialógico en el cual es innata la relación implícita entre partes que aun siendo
antónomas u opuestas guardan cierta relación, como el hecho que para que exista
el calor debe existir el frio, el primero no puede ser sin la existencia o concepción
del segundo, a partir de la oposición de dos frentes emergen grandes
cuestionamientos que permiten el análisis, la investigación, la proposición de
nuevos frentes creadores de conocimiento. Por otro lado, y profundizando desde el
principio de la recursividad, se hace énfasis en que lo que para uno es concluyente
significa el inicio de otro, el conocimiento no puede concebirse como una linealidad,
en la cual debo concluir con una verdad absoluta, concreta y con la clausura de un
frente de un aspecto investigativo, este principio concibe en cierta forma la infinitud
del conocimiento y plantea el fin de uno como el comienzo de otro; “volver a recorrer
el camino desde el final de nuevo hasta el inicio.” Así mismo, el principio de
hologramatico concibe que en la globalidad de algo se encuentra la presencia de la
casi totalidad de la información del objeto permitiendo que de una parte del todo se
pueda reproducir de nuevo el todo¸” el todo está en cierto modo incluido
(engramado) en la parte que está incluido en el todo”, el mejor ejemplo expuesto
parte de la fractalidad, del entendimiento de un todo compuesto por partes
exactamente iguales al todo, lo cual aclara la premisa de entender el pensar
complejo bajo un concepto de tejido, de fractal, de articulación.

Así mismo, además de los tres principios, se asimila un cuarto principio conector el
cual se enfoca en la hipótesis “Todo está conectado, todo es susceptible de ser
conectado…el universo está regido por un principio conector que permite construir
en la visión compleja, historias, mitos, cuentos, leyendas, explicaciones, teorías o
epistemologías que hacen posible observar el fenómeno de las relaciones,
interacciones y vínculos. De lo que está entre las coas. Desde el pensar complejo,
los limites son el principio de la conexión”, pero ¿conectar qué? Un todo con otro
Todo, partes con partes, idea con idea, si se observa bien, incluso desde el
comienzo de la concepción del pensamiento complejo se aclara que este no es un
enlistado de cosas, es el entramado y la articulación/conexión que puede
establecerse entre ese listado de cosas, lo cual permite un enriquecimiento mayor
del conocimiento, el cual, puede parecer incluso algo caótico, teniendo incluso
presente lo hablado previamente se traduciría en un potencial amplio de
pensamiento complejo toda vez que el caos como un conjunto mismo articulado por
multiplicidad de partes puede concebirse como un principio para el surgimiento de
nuevas ideas.

“De los cuatro principios del pensar complejo se derivan a su vez, operaciones en
el orden de lo asociativo, donde opera la causalidad circular…”, no lineal, no se
entiende el pensamiento complejo como un proceso paso a paso, como una guía,
o una receta, el pensamiento complejo parte de un principio conector, pero no
necesariamente lineal, es por esto que desde el libro Pensar Sistémico de José
Antonio Garciandía Imazse se plantea el Cuatrivium como una“…relación
permanente entre los cuatro principios que los hace inseparables…”, que si se ven
bien, desde su mismo planteamiento morfologíco se alude a la lo linealidad:

Dialogico conector

Recursivo hologramatico

“De cada Angulo parte una diagonal que lo conecta con el opuesto, cada principio
está en directa conexión con los otros tres”.

La articulación de los principios han de concluir frente a una acción, lo cual, a su


vez, desencadena en otros posibles frentes para el conocimiento, sin embargo, la
acción esta arraiga a cierto grado de incertidumbre frente a sus consecuencias, es
por esto que el ser humano se ve obligado a buscar estrategias que permitan el
mitigar y reducir dicha incertidumbre.

Daniel Franchesco Pulgarin Garcia

CC 1036648852

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