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A diario vemos en las escuelas niños como el que ilustra el siguiente caso:

Facundo es un niño de 7 años que cursa por segunda vez el primer grado.
Desde que ingresa al patio de la escuela para el saludo a la bandera, su actividad es
incontrolable y llama la atención. No puede quedarse quieto en la fila, recorre las
hileras de los niños de los otros grados, conversa permanentemente, desobedece las
indicaciones de los docentes, cambia permanentemente de lugar en fila, empuja...
Una vez dentro del aula, no respeta la opinión de sus compañeros, habla a los gritos,
saca las pertenencias de los demás, contesta de mal modo, agrede física y verbalmente
incluso, hasta a los docentes cuando le llaman la atención.
En cuanto al trabajo escolar, "se
engancha" por períodos muy breves,
no completa las tareas, sus trabajos
son poco prolijos, sus útiles están
desordenados y tirados por el piso.
Estas escenas pueden resultar
familiares a los docentes y muchas
veces, se pueden sentir desbordados
y sin saber cómo manejarlas.
En la mayoría de los casos, no se
trata de niños deficientes aunque
presentan severos problemas de
aprendizaje. Su autoestima se daña
ante tantas críticas y lógicamente no
quieren ir más a la escuela. Pero
también en casa la vida es difícil para
ellos y para sus familias.
La falta de atención y la inquietud constante, son síntomas que nos alertan sobre la
posibilidad de estar frente a casos de niños con Déficit de Atención (D.A.) e
Hiperactividad. Este trastorno suele aparecer a edad temprana, se convierte en un
verdadero problema en la escuela y puede persistir durante años, afectando las
relaciones, el aprendizaje y la felicidad de quienes lo padecen.
Los adultos somos los que tenemos que ayudarlos, de modo que, aunque nos resulte
difícil educarlos, tenemos que comprenderlos, apoyarlos, estimularlos y, sobre todo
amarlos.
Un trastorno con más de un siglo de historia

Ya en 1845 el psiquiatra Dr. Heinrich Hoffmann publicó un libro de poemas


infantiles en el que se describían dos casos de TDAH En uno de ellos, titulado
“The Story of Fidgety Phil”, se reflejaba el caso de un niño que presentaba todas
las características de un TDAH de predominio hiperactivo-impulsivo. Otro poema
de ese mismo libro, titulado “The Story of Johny Head-in-Air”, relataba el caso de
un niño que tenía el comportamiento propio de un paciente con TDAH de
predominio inatento.

En 1902 el Dr. George Still, un pediatra inglés, creyó haber hallado un nuevo
cuadro en sus consultas: "niños que no dejaban de moverse constantemente, lo
miraban todo, lo tocaban todo,…; desconsiderados con los
demás, despreocupados por las consecuencias de
sus acciones,…; que manifestaban una
gran falta de atención…" y que parecían carecer de
"control sobre su conducta".
Describía así a lo que tradicionalmente se había llamado
"niños con mal carácter", construyendo una entidad clínica
donde alojarlos a la que llamó "Déficit del Control Moral" (!).

Arbitrariamente supuso una causa congénita, es decir,


Dr. George Still

heredada, no adquirida (Consideramos arbitraria la atribución de cualquier causa


apriorística, es decir: previa a toda prueba o demostración. En el mejor de los
casos, sólo puede ser una hipótesis de investigación y, en el peor, la manifestación
de un prejuicio, aunque se vista con un ropaje científico).
Siguiendo a Still, psiquiatras infantiles, neurólogos, psicólogos y pedagogos se
abocaron a nombrar esta disfunción. Las denominaciones más populares pueden
darnos una idea de las concepciones etiológicas o descriptivas que los inspiraron:
Síndrome Conductual de Daño Cerebral, Daño Cerebral Mínimo, Disfunción
Cerebral Mínima, Hiperactividad, Reacción Hiperkinética de la Infancia, Trastorno
Impulsivo Hiperkinético, Síndrome de Hiperactividad Infantil, Trastorno de
Hiperactividad con Déficit de Atención, y así, atravesando unas 25 nominaciones
más o menos reconocidas, hasta llegar a las contemporáneas.
En 1914, A. Tredgold argumentó que el TDAH podría ser causado por
una disfunción cerebral secundaria a un tipo de encefalitis en la cual
quedaba afectada el área del comportamiento. Lauferr y Denhoff (1957)
hablaron por primera vez de síndrome hipercinético.
En 1968, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales,
conocido por sus siglas en inglés como DSM-II (1968) lo incluyó como
reacción hipercinética en la infancia y posteriormente el DSM-III (1980)
utilizó el término Trastorno por Déficit de Atención hasta llegar al DSM-
IV-TR (2001) como Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
(TDAH).

¿Por qué tanta popularidad?:

No deja de llamar la atención que, después de un siglo de


abundante literatura médica y sin que aún esté clara su definición ni sus causas,
haya adquirido una reciente popularidad, con un notable aumento de casos
diagnosticados.
Aumento de los diagnósticos que coincide en el tiempo con la indicación de un
tratamiento farmacológico específico. No debemos pensar maniqueamente en que
esto sólo se debe a la constante presión publicitaria de los laboratorios sobre los
médicos (que la hay), sino también a que el médico, al disponer de un fármaco con que
tratarlo, se siente más inclinado a realizar este diagnóstico, y padres y maestros
encuentran una explicación y un posible manejo de ese niño difícil en una época en
que nuestra tolerancia aparentemente aumenta pero nuestra paciencia no.
Popularidad producto de una amplia literatura de divulgación dirigida, no sólo a los
especialistas, sino a un amplio público: manuales para padres y docentes, artículos en
revistas, páginas web…
¿QUE ES EL TDA/H?

A pesar de la gran cantidad de investigaciones e información sobre el TDAH, aún no existe


consenso sobre la definición teórica más adecuada, pero si existe acuerdo generalizado en
la descripción del comportamiento de los niños que presentan este diagnóstico.

Definición Según El Manual De Diagnóstico Y Estadístico De Los Trastornos Mentales


(DSMIV) (1994/2000)

El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad es de tipo neurobiológico, el cual provoca la


desatención de destrezas importantes para el desarrollo académico, social, emocional y físico. La
característica principal del déficit es un patrón persistente de desatención e hiperactividad, que es
más frecuente y grave que el observado habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar.

A continuación se detallarán conceptos recopilados de varias fuentes:

Es un proceso que afecta a las vías cerebrales que regulan la atención y el control de
la impulsividad.

El TDA/H significa que los niños no reaccionan ni responden de la misma manera que
otros niños.. Estos niños también tiene dificultades en las actividades en grupos y las
relaciones.

El TDA/H se ha definido en base a los comportamientos problemáticos que reflejan


inatención, impulsividad e hiperactividad. Conductas que no se explican por otro trastorno
del desarrollo y cuyo impacto en la vida de quien lo padece es significativo en áreas tan
importantes como el rendimiento académico, las relaciones sociales y familiares.

Es el trastorno más estudiado y diagnosticado de la infancia.

El TDA/H hace que a un niño le resulte difícil concentrarse y


prestar atención

Típicamente, el tda/h se describe como un desequilibrio químico, pero en las últimas


investigaciones muestran que hay sutiles diferencias anatómicas en ciertas áreas del
cerebro: las vías de fibra de la corteza cerebral y el cerebelo.
Estas áreas están involucradas en procesos que regulan la atención, la conducta
impulsiva, la actividad y la inhibición motora.

Es un trastorno neurobiológico común de la infancia y puede afectar a los niños de


distintas maneras.

Es una condición reconocida por la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud).

Existen dos siglas que se derivan del inglés y están muy definidas:

ADD: Attention Deficit Disorder.

ADHD o AD/HD: Attention Deficit Hiperactivity Disorder.

Por razones de comodidad en vez de mencionar el nombre completo del


trastorno se recurre con frecuencia a la sigla en español: TDA/H
La escuela transita en una zona de incertidumbre en lo que
respecta al tema del trastorno de déficit de atención con o sin
hiperactividad. Esto sucede por consecuencia de:

-Falta de conocimiento conceptual del tda/h.

- Ausencia de estrategias de intervención adecuadas para


niños que presentan este trastorno. Ya sea a nivel familiar o
escolar.

Con este trabajo pretendemos dilucidar algunos aspectos que


contribuyan a mitigar estas dificultades. Presentando
orientaciones de tipo conceptual y práctico
Características

 Constituye uno de los problemas más comunes de la infancia.


 Lo padece aproximadamente el 5% de la población infantil, según estimaciones
conservadoras, y es 3 veces mas frecuente en los varones que en las niñas.
 Este trastorno tiene típicamente tres características: inatención (en especial
referencia al tipo de atención corto), impulsividad e hiperactividad. las mismas
se dan en una proporción mayor a la esperable por la edad del niño y, por lo
menos una de estas características debe aparecer antes de los siete años de
edad.
 El TDAH no se caracteriza por una incapacidad para mantener la atención, sino
por la incapacidad para mantener la atención en tareas que no son
intrínsecamente reforzadas y/o requieren esfuerzo.
 Las actividades que son continuamente reforzadas y las automáticas, tales
como juegos de computadora, no diferencia a los niños con TDAH, pues realiza
tareas sin esfuerzo.
 Los niños con TDAH sufren con frecuencia otros trastornos.
Solo se presentan aislados en un tercio de las cosas.
El TDAH comúnmente coexiste con:
1. Trastornos negativista desafiante.
2. Trastorno de estado de animo
3. Trastorno de ansiedad
4. Trastorno de aprendizaje
5. Tics
6. Síndrome de Tourette
 El TDAH se puede tratar. Los médicos y especialistas pueden ayudar.
Síntomas

La hiperactividad suele observarse desde una edad temprana. Estos niños son muy
inquietos desde que comienzan a caminar, están en constante movimiento y parecen
inagotables.

A medida que crecen, se ve claramente su dificultad para acomodar su actividad


motriz a las exigencias del ambiente, les cuesta permanecer sentados cuando la
situación lo requiere, se remueven en su asiento y se levantan a cada rato hasta que
son reprendidos por sus padres y maestros para volver a hacer lo mismo después
como si no pudieran registrar las exigencias normativas del ambiente.

La impulsividad hace que estos niños parezcan atropellados e impacientes, les cuesta
esperar su turno en juegos o situaciones grupales, quieren todo ya, son muy
insistentes e interrumpen la actividad de los demás como si quisieran ser siempre el
centro de atención.

En cuanto a la inatención o desatención, los maestros notan que el niño se distrae


mucho en clase y deja incompleta sus tareas.

En el hogar, muchas veces da la impresión de no escuchar cuando se les habla y hay


que repetirles varias veces las cosas para que las haga.

Tienden a evitar las actividades que requieren un esfuerzo de atención, cometen


errores por descuido y suelen dejarlas sin terminar.

Hay que estar a su lado para que hagan la tarea escolar y son olvidadizos, es
frecuentes que pierdan útiles y no sepan donde dejan las cosas, ni que hay que llevar
al colegio al día siguiente.
Criterios de diagnostico

La clasificación DSM –IV (diagnostic and satartistical manual of mental disorders)


proporciona criterios para diagnosticar TDAH.

Estos criterios exigen:

 Se hayan observado al menos seis síntomas de falta de atención y/o al menos


seis síntomas de hiperactividad e impulsividad durante al menos seis meses y
que sean mas frecuentes que los observados normalmente en los individuos
con un nivel de desarrollo comparable
 Alguno de estos síntomas hayan aparecido antes de los siete años de edad
 Algunos de estos síntomas se experimentan al menos en dos entornos distintos
 Existan pruebas claras de deterioro notable de la capacidad de la persona
para desenvolverse en la vida cotidiana
La determinación de si un niño padece TDAH no deberá basarse únicamente en
los síntomas, sino que exige una evaluación por parte de un psiquiatra
especializado en niños o un pediatra con experiencia en TDAH. El medico
elaborara un diagnostico vasado en la evaluación del comportamiento del niño
en combinación con un examen físico exhaustivo y un a valoración de la
información proporcionada por los padres y los docentes. Además es necesario
descartar otros posibles problemas médicos como fallos de audición o visión,
anemias, alergias, problemas de tiroides o nutricionales y posibles dificultades
de desarrollo.
Como ayuda para el diagnostico se pueden utilizar escalas de evaluación del
comportamiento que rellenen los padres y maestros. Estas escalas de
evaluación ayudan a determinar la capacidad funcional del niño en su casa y en
el colegio en comparación con otros niños.
 Para arribar al diagnostico de este trastorno se requiere una minuciosa
evaluación de la conducta del niño en los distintos ámbitos en los que se
desenvuelve, así como la historia de cada uno de sus síntomas, como inciden en
su vida familiar y escolar
 Descartar problemas respiratorios (que interfieran con un descanso nocturno
adecuado).
Desde el punto de vista psiquiátrico descartar la presencia de depresión,
manía o ansiedad excesiva.
El diagnostico es eminentemente clínico ya que no existen estudios de
laboratorio apropiados y requiere de un profesional idóneo que sepa hacer as
preguntas pertinentes de manera de poder obtener información relevante.
El diagnostico puede establecerlo su pediatra, que en su caso puede considerar
oportuno derivarlo a salud mental infantil o neuropediatria, para descartar
otros trastornos. Del buen diagnostico oportuno va a depender muchas veces
el buen pronostico en la evolución del niño.

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