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El buen pedagogo: Saber sacar de la condición humana lo mejor de sí misma,

para ayudar a formar la persona nueva, la sociedad solidaria, la


creación plena como lo quiere el Evangelio.
La historia de dos discípulos que caminan con un extraño desconocido, a
quien después reconocen como el Señor – Luc 24,13-35 -, es uno de los
relatos más bellos y emocionantes del Nuevo Testamento.
CONTEXTO Y ESTRUCTURA

Los veintidós versículos que componen la historia del relato de Emaus la


convierten en la narración pascual más larga. Constituye por si sola la mitad
del capítulo que dedica San Lucas a los sucesos de la Pascua. Que su
elaboración es minuciosa y meditada resulta indiscutible.

El relato constituye de por sí una unidad


completa, pero, a pesar de todo, no se puede
separar del resto del capítulo y sólo
dentro de ese conjunto se comprende.
Lucas, el “pintor” – tal y como lo llama la
tradición -, se sirve de todos los recursos
narrativos disponibles:
 Escenas vivas,
 Hombres en acción,
 Diálogos propios de una escena dramática
 Tensión
 y emoción contenidas.
PECULARIDAD EN LA FORMA Y EN LA ESCRITURA

“El evangelista ha embellecido con singular libertad una tradición ya existente”

No hay duda de que la narración más bella


de las historias de Pascua contiene rasgos
propios de las novelas y leyendas pero
también una gran riqueza de elementos de
evangelización.
Entre ellos, es posible destacar:
 Contenidos Catequéticos
relacionados con profesiones de fe.
 Una gran multiplicidad de
elementos teológicos:
revelatorio, cristológico, eucarístico.

El evangelista recoge todo el misterio


pascual, en el relato de Emaus todo un
testimonio de reflexiones muy
desarrolladas sobre la fe en la Persona, el
Mensaje y el Proyecto de Jesús.
Lc 24, 13 - 24
“La realidad forcejea por decir su palabra” Karl Rahner

Es la fuerza de la Espiritualidad de la Compasión – Misericordia que nos ayuda a mantener


“ojos abiertos y oídos atentos” y nos hace SENSIBLES ante los sufrimientos de
quienes nos rodean. CONMOVER las entrañas haciendo que denunciemos las
situaciones que deshumanizan a las personas, y nos acerquemos a las
VÍCTIMAS, para caminar con ellos, para escucharlos, para conocer sus historias, sus
comprensiones, sus cegueras y sin sentidos.
“Dos discípulos iban de camino a un pueblito llamado
Emaus a unos diez kilómetros de Jerusalén, conversando
de lo que había pasado” Luc 24,14
Se alejaban de un lugar geográfico, de Jerusalén. Se alejaban de la
comunidad de los discípulos y discípulas de Jesús. Se alejaban de la
experiencia vivida con Jesús. Abandonaron sus esperanzas. El horizonte
que les había dado Jesús ya no acompañaba sus pasos. Por eso volvían a
Emaus, a la vida de antes.

Toda la narración es el relato de


un camino pastoral:
alejarse de la comunidad de
discípulos y discípulas para volver
al pasado, reencontrarse
con Jesús para volver a la
comunidad de los seguidores y
seguidoras de Jesús.
Jesús es modelo de caminante. El era un predicador
itinerante , que evangelizada por los caminos de su tierra. El mismo
se definió como el camino Jn 14,6. Los primeros cristianos se
consideraban seguidores del camino – Hech 9, 2; 18, 25-26 -.
Las primeras comunidades se fueron formando a partir de discípulos y
discípulas que caminaban de una ciudad a otra, entregando y
experimentando la buena nueva del Reino de Dios.
El caminar con es un
MÉTODO de comunicación
que Dios utiliza para
revelarme a través de la
historia del pueblo de Israel –
Ex 3,7-15 -. Hoy el
descubrimiento de la
verdadera imagen
de Dios debe hacerse en
comunidad eclesial.
Es un proceso de
crecimiento en la fe.
Es un CAMINAR.
El Éxodo es una gran caminada de
liberación y aprendizaje – Ex 3,18-. En
este caminar el pueblo va aprendiendo
a percibir el Proyecto de
Dios, un proyecto de vida plena y
abundante en misericordia que se
traduce en justicia, dignidad y paz.
El exilio revela un caminar en el
sufrimiento, la esperanza, la
conversión para volver a la
recta imagen de Dios, a
su programa de vida plena y
abundante.
SABER CAMINAR… COMO MÉTODO Se
trata de avanzar el uno al lado del otro, de no permanecer ni
estáticos, ni aislados, sino de ir creciendo, de ir madurando en
comunión, de ir descubriendo las cosas de manera gradual.
El Resucitado se les fue mostrando a los discípulos y discípulas
poco a poco fue todo un proceso
“ Mientras conversaban y discutían, el propio Jesús se
acercó y se puso a caminar con ellos pero sus ojos
estaban cegados y eran incapaces de reconocerlo” Luc 24,13-16

El relato de Emaus desarrolla el


tema del
acompañamiento a lo
largo del CAMINO. Esta
imagen tiene una importancia
significativa en la Biblia con un
sentido teológico. – Ex 3,18;
Deut 8,12; Job 23,10; Sal 1149,1;
Is 2,3; Jr 7;3; Mt 7,13-14; Heb
9,8 -. El acto de
caminar acompañado
indica el proceso de la historia
de la salvación.
EL DESCONOCIDO SE APROXIMA

Mientras van charlando, se acerca a ellos un desconocido. Los discípulos no lo


reconocen. Este desconocimiento es lo que proporciona a la
historia el interés y la emoción, que duran hasta el versículo 31
en el que, por fin, se soluciona. Es JESÚS.

Su aproximación a los discípulos es


completamente normal.

Dios acompaña en figura humana y


como caminante desconocido

Los hombres que siguen el mismo


camino traban amistad con
facilidad y se convierten en
compañeros de viaje.

Pero sus ojos estaban empañados


eran incapaces de reconocer el
Resucitado.
En su caminar , Jesús frecuentemente toma la iniciativa de
acercarse, de aproximarse. El se vuelve presencia en la vida de
los discípulos, los acompaña y camina con ellos. En este
caminar
 Los conocía: los escucha, les
pregunta.
 Los instruía: vencía la ignorancia y el
miedo.
 Curaba enfermos, expulsaba
demonios.
 Compartía su vida y su destino.
 Explicaba con gestos y palabras un
nuevo modo de vivir la fraternidad, el
respeto a la dignidad de la persona,
el principio compasión –
misericordia como propuestas
del Reino.
Es necesario aprender que en el camino, Él puede aparecerse cuando
menos lo esperamos: en nuestras incertidumbres y desengaños;
cansancios y tedios; en nuestros deseos insatisfechos; en nuestros
intentos fallidos; en nuestros sueños y esperanzas; en nuestros logros y
realizaciones; en nuestras ilusiones y búsquedas.
SABER ACOMPAÑAR significa acercarse, caminar
con, no pasar de largo, colocarse en plan de igualdad, aproximarse,
tomar en serio a las personas, sus angustias, sus temores, sus
miedos. Acompañar es compartir.
Jesús los invita a contar su historia y los
escucha: ¿qué vienen conversando por el camino? ¿Qué
ha pasado? Luc 24,17

Los discípulos vienen conversando por el camino hacia Emaús: ¿De qué
hablan? Desde el punto de vista del relato, no es posible saberlo, lo
podemos suponer o hacer hipótesis a cerca de aquello
sobre lo cuál podría ser posible que fuera el tema de su
conversación.
 Quizá esperaban una
estrategia mejor por parte del
Maestro
 O de pronto, venían hablando
de sus propios riesgos. De la
necesidad de guardarse pronto
y de no seguir en la
prosecución de la causa de
Jesús.
 O es posible que vinieran
discutiendo a cerca de la
verdad o falsedad del
testimonio de las mujeres que
decían que se les había
aparecido resucitado.
Camino es camino :
Lugar de conversación, de
compartir y de intercambio de
impresiones, emociones y
revelaciones.
La iniciativa es de Jesús. El
no interrumpe su diálogo.
Quiere caminar con
ellos , escucharlos y
descubrir su realidad. La
escucha es para
comprender lo que pasa en la
vida de ellos.
Aproximarse es
disponerse a conocer y sentir
de cerca la realidad del otro.
Esto implica un cambio en nuestra pedagogía pastoral. No
podemos dar respuestas sin oír las preguntas de la gente. No está bien
enseñar lo que consideramos necesario sin oír lo que está en el corazón
del interlocutor. Debemos estar atentos a las preguntas e
interrogaciones que nos hacen. Las respuestas dependen de
las preguntas.
Tenemos que conocer a nuestra gente – Hech 18, 24-28 –
conocer sus contextos, su realidad:

 El estilo personal de cada uno


 Las características de su
cultura
 Su ambiente social, político,
económico, su religiosidad.
 Los límites y potencialidades
individuales
 Sus alegrías y sufrimientos

“La pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico


en el cual viven sus Miembros” DA 367
SABER PREGUNTAR : Se pregunta sobre lo que se
escucha no sobre lo que se quiere conocer, se pregunta para crear
dinamismo, para dar importancia a lo que le sucede al otro, para penetrar
en su realidad, para introducirse con respeto en su vida.
SABER ESCUCHAR significa dejarme afectar por lo que
dice el otro, conectarme con la persona que está hablando, es callarme para
poder entender, comprender al otro y para esto caminamos.
“Ellos se detuvieron, con el rostro triste. Uno de
ellos llamado Cleofás le contestó: Eres tú el único
peregrino de Jerusalén que no sabe lo que aconteció en estos
días?” Luc 24, 17 - 18
En el relato de los discípulos de Emaus, uno de ellos tiene nombre;
Cleofas; el otro es un anónimo sin - nombre. Parece que se trata de una
mujer que junto con los niños y los enfermos eran los
insignificantes y excluidos de entonces.

En nuestra sociedad, los sin-nombre, lo anónimos son millones. No son solo


explotados, ahora se les trata de superfluos y descartables – DA
Quien hace esto es un sistema
conocido como neo-
liberalismo modelo
económico excluyente,
reproductor de vidas
desperdiciadas que
produce mucho sufrimiento
humano. Aquí recordamos a:
 Los habitantes de la calle
DA 407 ,
 Los desplazados DA 412,
 Los enfermos Da 417 y 421,
 Los drogadictos DA 422-423,
 Los presos DA 427.
 A tantos otros… Puebla
34-39 / Santo Domingo
172-174
Los sin nombre, los insignificantes, los
olvidados y excluidos pueden estar
también dentro de la iglesia,
formada muchas veces por
comunidades masivas de
gente, de montoneras que sufren
el anonimato eclesial sin
acogida, sin respuesta a sus problemas,
sin espacio para ejercer un ministerio,
para sentirse corresponsables en la
comunidad.

Muchos dejan la Iglesia para ser


acogidos, escuchados y tomados en
cuenta en otros grupos religiosos.
Los discípulos
venían
desencantados y
decepcionados
porque se habían
derrumbado sus
modelos – Jer 14.8 -.

Todo lo que ellos se


crearon como
modelo de lo que
debería ser Jesús y el
seguimiento de su
causa, la
construcción de su
Reino.
Jesús pacientemente insiste en
escucharlos. Retoma la conversación.
Quiere comprender sus sufrimientos, sus
angustias, sus búsquedas.
Tal como deberíamos hacerlo
nosotros en la acción
evangelizadora: interesarnos por el
otro, escucharlo, acogerlo, compartiendo
sus fracasos, los desafíos que enfrenta. Así
llegaremos al corazón de las
personas. GS No. 1 – Rom 8,22-23 – DA
289,299.
Se hace el desinformado y lanza nuevamente la pregunta ¿Qué pasó? Y ellos
respondieron: “Todo ese asunto de Jesús de Nazareth. Un profeta poderoso en obras y
en palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Pero nuestros sumos sacerdotes y
nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz.
Nosotros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Pero todo está hecho y
van dos días que sucedieron estas cosas. En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo
nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo,
volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo .
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las
mujeres, pero a Él no lo vieron” Luc 24,19-24
Podemos imaginar las dimensiones de su tragedia, llena de tristeza y desilusión.
Muchos meses antes habían abandonado su pueblo para seguir a Jesús. Su espíritu
se había llenado de estupor por sus palabras y obras. Pensaban que era el Mesías.
Esperaban como muchos otros la instauración de un Reino que no sea el Reino de
Dios.

Estaban destrozados, se había destruido su esperanza,


totalmente. Tanto que ni siquiera esperaron en Jerusalén
que se esclareciera la verdad de los anuncios de las
mujeres. Jesús había sido un gran profeta pero le habían
dado muerte, como a tantos otros, y así había terminado
su vida, su misión y la esperanza de sus discípulos.
En estas líneas se palpa la esperanza desilusionada y la lánguida resignación.
Su muerte demostraba que se habían equivocado de persona. El no era el
gran liberador, porque había muerto. El Mesías no podía ser una persona
que sufriera y que, incluso llegara a morir.

No por casualidad se han


comparado las diversas
exposiciones y explicaciones del
diálogo de estos caminantes con
compendios, síntesis, y
profesiones de fe que aparecen
en los Evangelios.
Luc 24,20 con Mc 10,33
Luc 24, 20, 26, 27, 52, 33, 34, 36
con 1ª Corintios 15, 3b - 5
SABER DIALOGAR es meternos no solo en el camino
sino en la palabra del otro y de la otra, en su historia. Estamos en el
terreno de la comunicación asertiva, del encuentro persona a persona,
de los argumentos, de la interpretación de la realidad.

Saber inquietar, generar crisis, conflicto, confrontación con la persona,


crear dinamismo. Saber escuchar sus preocupaciones, saberme dejar
afectar por lo que escucho, saberme conectar con la persona que
habla, saber callar para comprender al otro.
Lc 24, 25-31
“Para ser libres nos liberó Cristo” Gal 5.1

Es la fuerza de la Espiritualidad de la Compasión – Misericordia que nos ayuda a mantener


incondicionalmente “los brazos acogedores y dispuestos” para ENFRENTAR las
CAUSAS que hacen sufrir a otros, de modo que con todo lo que somos, tenemos y podamos
se opere una doble LIBERACIÓN: Liberar a otro de su dolor y sufrimiento, mientras
nuestro Dios nos ayuda desde dentro a liberarnos del egoísmo que nos deshumaniza.
“Jesús les dijo” Luc 24,25
“Su respuesta revela que la esperanza de los discípulos entorno a
Jesús era la de un líder humano. Un líder histórico y
nacionalista”. Luc 24,21.

No lo descubrieron “como poder salvador” Luc 1, 67-70.


“¡ Qué torpes, qué duros para comprender !” Luc 24, 25a
En el momento culminante de la desorientación la historia toma un giro
repentino. El extraño desconocido ha estado escuchando
durante un largo rato. Ahora conoce ya las preocupaciones de
sus acompañantes.

Después de caminar, escuchar y


preguntar para permitir que expresaran
y revelaran lo que traían en su corazón
llega el tiempo de Jesús, el
tiempo para que el maestro
diga su palabra, una palabra que
ilumina, que alerta, guía, da coraje y
compromete con un horizonte: la Vida
Plena y Abundante.
La respuesta rompe todos
los esquemas mentales que
poseían hasta ese momento.
“Cuanto les cuesta creer todo lo que anuncian los
profetas” Luc 24, 25b

Lucas se convierte en modelo de una


posterior lectura cristiana del
Antiguo Testamento como
preparación evangélica Luc
18,31
La incomprensión de los discípulos
queda corregida en el punto
decisivo: la insuficiente
profesión de fe de los discípulos
que dudaban de su mesianidad
apoyados en categorías proféticas
populares. La muerte no les debe
hacer dudar de su mesianidad.
“ No era necesario que el Cristo sufriere todo esto para
entrar en su gloria ” Luc 24, 26

Les explica no solo que


Jesús era el Mesías
sino sobre todo cómo era
Mesías. El Kyrios
destinado a la gloria, es el
hombre Jesús humillado y
muerto. La paradoja se
mantiene en toda su
sencillez.
La idea de un Mesías
que sufre no se
encuentra en el Antiguo
Testamento.
Gloria es la culminación del paso de Jesús al Padre; su destino
queda plenamente cumplido. Es la condición de Jesús como
Mesías que goza ya de la compañía de su Padre del cielo.
El término gloria es el esplendor que va asociado con la presencia
de Yahvé en el Antiguo Testamento.
SABER DISCERNIR es presentar diferentes posibilidades
para tomar la ruta que se considera más adecuada para ser fiel al Proyecto de
Jesús. Es analizar la historia en clave de esperanza. Es presentar otras formas
de entender la historia, otras miradas que nos sirvan para superar el miedo, la
angustia, la desesperanza, el temor, la crucifixión como lo hizo Jesús
vencedor de la muerte, señor de la Vida Plena y Abundante

Es saber superar ambigüedades, saber


tener sentido crítico, saber descubrir la
verdadera realidad, saber descubrir
otras miradas frente a situaciones de
miedo, de temor, de angustia, de
crucifixión, de muerte, saber
trascender.
“ Y comenzando por Moisés y pasando por los profetas les
explicó, en todas las escrituras, los pasajes que se
referían a él” Luc 24, 27
Jesús acoge sus preguntas y después de
reprocharles su torpeza para comprender
a los profetas, desata el nudo de su error,
valiéndose de las escrituras. Tal vez el
Salmo 21 o los capítulos 52 y 53 del libro
de Isaías.
No les predicó una gran verdad como
quien viene de afuera y, sin conocer las
preguntas y las búsquedas, anuncia
vigorosamente lo que considera que es
verdadero. Así les ayudo a abrir su
corazón y a relatarle su desconcierto y su
dolor.
La muerte del Mesías
sigue siendo piedra de
escándalo. El resucitado
intenta esclarecer la
incomprensibilidad
de este Mesías haciendo
un recorrido de la historia de
salvación a través de todas las
escrituras. Lo que a los
hombres les parece estúpido y
lo que los discípulos por su
poca fe no comprenden tiene
su sentido escondido en el
plan de salvación de Dios.

La narración de Lucas relaciona el tema del Mesías sufriente con su


idea de la historia de la salvación.
Jesús hace memoria de las
escrituras para que los
discípulos entiendan que el
camino del Mesías ya
estaba presente en la profecía
revelada.

Los corazones comienzan a


arder, se restablecen las
energías, se sueña de nuevo y
en esta experiencia los
discípulos recuerdan
pasajes significativos
de las escrituras que
les revelan la
verdadera
comprensión del
Mesías y de su
Desde principio a fin, las escrituras dan testimonio sobre él y su
destino; de hecho CRISTO y su Espíritu son el centro y la meta de
toda la Escritura.
Explicar las escrituras, es recordar la práctica, la
misión y la enseñanza de Jesús y su Proyecto de Vida
Plena y Abundante . El clamor hecho por Jesús con
los discípul@s de Emaus es un modelo de
verdadera iniciación cristiana que les sirvió para
el conocimiento gradual en el conocimiento y
compromiso con el seguimiento de Jesús y de su Plan
de Salvación. DA 291
El relato experimenta de nuevo un giro decisivo. Lo que el acompañante
desconocido les expone con palabras hermosas y apropiadas, es perceptible
externamente, pero tiene que ser entendido también internamente, desde
dentro.
La palabra, por bella que sea, no es capaz por sí sola de
abrir los ojos.
Todo el capítulo relativo a la Pascua apunta a una dosificación bien
ponderada sobre la importancia decisiva del testimonio de la
Escritura para la comprensión de la Muerte y Resurrección de Jesucristo.
La Palabra del Señor, es alimento en el trabajo
misionero, en el discernimiento pastoral, en la
dimensión social, en la liturgia, en todo el
compromiso cristiano DA 247-249. De ahí su
importancia irrenunciable en la vida de
todo cristiano – Hech 8, 30 – 31 – en la aplicación a
su cotidianidad.
SABER INTERPRETAR LA ESCRITURA:
es partir de los con-textos de los cuales se han generado los textos para
poner en perspectiva el mensaje liberador de estos ya que nos
interrogan, actualizan y enriquecen para producir Vida Plena y Abundante.
SABER INTERPRETAR LA ESCRITURA: es ayudar a
abrir el sentido oculto de la escritura para tratar de
comprender el Proyecto de Dios: en este caso el misterioso por
qué de la muerte del Mesías y en El nuestro el problema del
sufrimiento y de la muerte que no pueden vencer la Vida Plena y
Abundante.
Esto supone unas actitudes :

 Actitudes de Confianza: Compromiso


solidario afectivo y efectivo. Nadie es dueño de la
verdad, aprendemos juntos.

 Actitud Existencial: Colocar nuestra vida


como el bien mayor y la búsqueda de sentido de la
vida como el mayor desafío.

 Actitud de Fe: Escuchar a Dios para esto se


precisa del silencio, oración, meditación, compartir
fraterno, descubrir los signos de los tiempos.

 Actitud de Discípul@: Seguir a Jesús y su


Proyecto de Vida Plena y Abundante en la
cotidianidad de cada uno en verdadera esperanza.

 Actitud de Conversión: Cambio de mentalidad, dejarnos cuestionar por la


Palabra y el Proyecto de Jesús. Se trata de abandonarse a la Palabra de Jesús y de
fiarse en su Proyecto de Vida Plena y Abundante, de lanzarse a la misión.
Y un Método:
¿Cómo se hace
concretamente?
 Sintonizarse y familiarizarse con el texto:
Saberlo leer, escucharlo con atención,
escribirlo si se desea, contarlo con las propias
palabras.

2. Conversar con el texto, saber hacerle


preguntas, convertirlo en acontecimiento vivo:
¿Cuál es la Palabra de Dios que el texto revela?
 ¿Dónde y cuándo se da el hecho?
 ¿Cuál es el problema, situación o conflicto que aparece? Por
qué?
 Lo que dice o hacía Jesús?
 Que sentimientos, opciones, posturas de Jesús son las que
aparecen?
 Qué alegría, emoción, gratuidad siento ante la Persona, el
mensaje y el Proyecto de Jesús de Nazareth?
3. Iluminar nuestra vida con el texto: ¿Qué dice esa Palabra a mi vida y
a mi contexto?¿Cómo puedo vivirla, experimentarla en mi cotidianidad? ¿Cómo
me interpela la persona, la Palabra y la Práctica de Jesús? ¿Qué nueva
mentalidad despierta en mi?

4. Obrar, transformar nuestra existencia: Es el momento de las


decisiones concretas. ¿qué, cuándo, cómo, con quién, para qué?
“Cerca ya de la aldea a donde iban, el hizo ademán de seguir
adelante. Pero ellos le insistieron diciendo: “¡Quédate con
nosotros ! Porque cae la tarde y se termina el día” Luc 24, 28 - 29a

Al estar cerca de la aldea a la cual iban se nota que los discípul@s han abierto su
corazón, su sensibilidad se ha despertado, el peregrino ya no es un extraño,
crece la confianza en Él y lo invitan para quedarse con ellos, para entrar a su casa.
Practicar la hospitalidad para quien ya es un amigo.
Mientras ambos discípulos escuchaban con emoción las explicaciones
sabias del Maestro, algo cambiaba en su interior. Estaban
acogiendo palabras de vida eterna, pero sin ser conscientes de ello. Lo
habían escuchado tantas veces y, sin embargo, todavía no lo
reconocían … Todavía la tristeza y el desconcierto no se habían
disipado del todo. Pero ya ardía su corazón y comenzaba a resucitar la
Un efecto tuvieron las
palabras de Jesús.
Dejaron de
considerarlo un
extraño. Lo invitaron a
quedarse con ellos. Tan
solo para evitarle el
peligro de la oscuridad?
No se lo pedían además
porque no querían perder
su compañía? Se había
ganado su confianza y su
admiración como maestro
en la explicación de las
escrituras.
La palabra de los viajeros
es, en primer lugar, una
invitación a Jesús.
Pero en el fondo se
convierte en una súplica
apremiante; es una
oración: Jesús
debe quedarse. En
este momento alcanza
la narración su
verdadero punto
culminante y gira
sobre su eje central.
Es necesario que le digamos a Jesús que se quede con nosotros, porque
atardece,
En el atardecer no todo es claridad, la oscuridad empieza a entrar y entonces
necesitamos claridad, luz, para ver. ¡Quédate con nosotros porque nos hemos
sentido consolados y fortalecidos por Ti, no queremos que sigas de largo!
Es preciso que tu persona, tu mensaje y tu Proyecto de Vida Plena
habiten en nuestros corazones, en nuestras casas.
Que Jesús se quede con nosotros para tener Vida Plena y
Abundante esto significa crecer, realizarnos, avanzar hacia la
felicidad para la que fuimos creados. Por esto la salvación no está
en la cruz sino en el seguimiento de Jesús.
Qué Jesús se quede
con nosotros es
precisamente la condición
que nos puede devolver
la felicidad a pesar de
todo. La alegría de ser lo
que somos, de vivir como
vivimos, de anunciar lo
que anunciamos, es una
condición que hará que
otros quieran hacer la
misma experiencia y
unirse a nosotros para
compartir nuestra
felicidad.
Quédate con nosotros Señor,
porque necesitamos de tu gratuidad
para no olvidarte.
Quédate con nosotros Señor,
porque somos débiles y solo tu
fuerza nos sostiene y fortalece.
Quédate con nosotros Señor,
porque eres nuestra luz y sin ti todo es
oscuridad.
Quédate con nosotros Señor,
para conocer tu voluntad, para
comprometerme con tu Reino de Vida
Plena y Abundante.
Quédate con nosotros Señor,
para oír tu voz y seguirte en el discipulado
y la misión.
Quédate con nosotros Señor,
porque eres Vida Plena y
Nuestro Dios es fina lluvia que calma nuestra sed. Es calor que
necesita nuestra piel. Es luz que ansía nuestros ojos. Es felicidad
que creó a la persona humana para hacerla participe de ella. Es pura
gratuidad que no espera respuesta, solo anhela que su regalo haga
feliz al otro. No hay precios que pagar, no hay expiaciones que calmar
pero si, iluminados, amados, llamados, atraídos, sanados, liberados,
esperados y abrazados.
SABER CREAR FRATERNIDAD EXIGE humanizar
nuestra humanidad practicando la proximidad, la samaritanidad. Es
sentirnos hermanos en igualdad de condiciones. Es tomar a los demás
en serio “para ser la hermandad de todos”
“Y entró para quedarse ” Luc 24, 29b

Hay visitas que no solo son gratas, sino deseables; son personas a
las cuales nos encanta recibir. Y cuando se van, sentimos un poco
de nostalgia y quisiéramos volverlas a encontrar pronto.
Visitar a alguien, entrar en su
casa, es sentir deseos de verle, de
hablar con el o ella, de saber de su vida
y contarles la nuestra. Cuando
visitamos hay muchas cosas nuevas
que nos vienen y muchas nuestras que
entregamos. Por ello la visita es un
motivo de alegría y una ocasión para el
encuentro cercano.
Los discípulos acogen la visita de Jesús sin saber todavía quién era,
simplemente:
 La fluidez y espontaneidad de su comunicación,
 La discreción de su presencia
 Y la escucha atenta de sus comentarios, les llevó a confiar en Él.
Y una visita, es un acto de confianza , entramos a la casa a
quienes sabemos que no van a traicionar la confianza que les estamos
brindando. La visita es un acto gratuito, debemos aprender a
disfrutar de visitar y ser visitados.
El oikos, la casa que fue el modelo
privilegiado de las comunidades
primitivas para vivir la experiencia de
seguimiento de Jesús. El
cristianismo no se inició como una
religión del templo sino como una
confesión de fe en torno a la casa.
Y la casa significa el hogar, la
familia, la cercanía, la amistad.
El carácter familiar del cristianismo primitivo, nos
hace pensar en la necesidad de SUSTITUIR
 el modelo del templo centrado en el culto y
el sacrificio
 modelo conventual centrado en el
reglamento y el horario.
 Por el modelo de la casa centrado en las
relaciones de amor y de cariño mutuos. Volver a la
casa de la fe para disfrutar en ella juntos.
Jesús entró. Así también en
este día Jesús quiere entrar en
tu casa, la casa de tu vida, de
tus anhelos, de tus ilusiones y
esperanzas. La casa de la
profundidad de tu corazón. Y
no solamente entra, sino que
entra para quedarse. Ha
venido a quedarse en tu casa, y
allí, en ese quedarse, en ese
compartir contigo, se quedó
para siempre en la fracción del
pan, en la comida fraterna, en
el compartir de lo que se es y
de lo que se tiene.
SABER CONSTRUIR AMISTAD lleva a pensar en voz
alta frente al otro, a ejercer con libertad de familia la
corresponsabilidad, generar rupturas, provocar conflictos cuando la
verdad lo exige. No es dar lecciones, es estar cerca del sufrimiento y
de la esperanza del pueblo por la causa del Reino, por el Evangelio.
“Es aprender a esperar, a contramano de tanta decepción”.
“ Estando recostado a la mesa, toma el pan, pronunció la
bendición, lo partió y lo compartió ” Luc. 24, 30
No es un pan cualquiera, sino un
pan tomado, bendecido,
partido y repartido. Un pan
para la vida del mundo pues
hace que sus seguidores antes de
morder a los otros nos dejemos
comer por ellos.
Seamos como El un pan que se
parte y se reparte en bien de los que
sufren, de los que esperan nuestra
comprensión y ayuda.
Seamos seres para los demás, seres
que entregan la propia persona y la
propia vida en el servicio a los
demás. Luc 29,12 – Luc 9,16.
El pan partido es signo de su muerte en la cruz, el pan
compartido es signo de su resurrección, de su triunfo sobre
la muerte y el egoísmo que encierra toda condición humana.
Comer no es solo un acto biológico, es un acto de compartir lo que
somos y lo que tenemos. La comida común no se comparte con
todo mundo, generalmente comemos con la familia y con los
amigos, ese es el sentido de la comensalidad.
Mat. 14,13-31; Luc 9, 10-17; Mc 6,30-42; Jn 6,1-71; DA 158
Los humildes y sencillos disfrutan de la comensalidad, por ello,
cuando invitan a alguien, tiran la casa por la ventana, se gastan todo lo
que tienen, pero sonríen con emoción cuando ven que el invitado no
solo se come todo lo que se le ha servido, sino que, además, es capaz de
repetir. Entonces, hemos tenido un éxito, estamos haciendo feliz al
comensal.
Las comidas fraternas de
familia en nuestros medios, esas
ollas de sancochos
descomunales, de parrilladas en
torno a las cuales se canta, se
cuentan chistes y se traen
recuerdos gratos del pasado, son
una expresión de la
sacramentalidad de la comida
común. Son signo de la
fraternidad que se acrecienta,
del compartir que unifica y crea
mayor comunión en el amor.
Invitarnos a comer es sentir que
podemos participar de lo común
a todos y disfrutarlo juntos.
“Que este cuerpo inmolado y esta sangre sacrificada por los
hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra
sangre y como Cristo, no para sí, sino para dar frutos de justicia y
de paz a nuestro pueblo” En este momento suenan los disparos …
Mons. Oscar Romero 24-03-1980
SABER CELEBRAR nos lleva a compartir lo que somos y lo que
tenemos, a partir y repartir el pan para mitigar el hambre de pan, el hambre de
Dios. Es compartir el pan de la vida, de la palabra, el pan de la historia. El
celebrar es lo que da sentido a la mesa como lugar de encuentro, de
recreación, de reencantamiento. Aquí está todo el sentido de la mesa: salir de
nosotros mismos para el bien de los demás.
Saber convertir el aula en una mesa donde se parte y comparte el
pan de la ciencia y el Proyecto de Nuestro Dios, donde se comparte el pan de
la vida plena, digna en misericordia, en justicia, dignidad y paz.
“ Sus ojos sin embargo estaban como vendados, incapaces
de reconocerlo” Luc 24, 16

¿Qué nos ciega? ¿Qué nos impide ver a Jesús en el camino?

El miedo, la inseguridad, el desánimo impedían a los discípulos descubrir el


horizonte del camino: A Jesús y su Proyecto de Vida Plena y
Abundante. La tristeza les quitaba brillo de los ojos. Su esperanza había
caído al piso.
¿Dónde está Jesús que no lo vemos aunque
camina con nosotros?
 ¿Estará en nuestro propio corazón?, ¿Sin ser reconocido en la
profundidad de nuestra vida?
 ¿Cómo saberlo? ¿Cómo identificarlo? ¿Cómo conocerlo?
 ¿Estará en la tragedia sin par de este país en sangre?
 ¿Estará en los brazos ensangrentados de la madre que aprieta
a su pecho el cadáver de su hijo asesinado en una noche
tenebrosa de lista negra de paramilitares?
 ¿O en el pánico del padre que contempla volar en átomos su
pequeña casa por la explosión de cilindros de gas de la
guerrilla?
 ¿O en la mirada perdida del joven que ve patear a sus padres
y hermanos por el ejército cruel y despiadado?
 ¿Estará en una Iglesia que no se la juega por el Reino, que
está lejos de la radicalidad de su Maestro, que pasa de largo
frente al sufrimiento de su gente?
“ En ese momento se les abrieron los ojos y lo
reconocieron ” Luc 24, 31a

Lo que parecía tan confuso


empezó a tener nuevos
horizontes; lo que parecía
tan opresivo comenzó a mostrarse
liberador; lo que parecía
fuente de grande tristeza empezó
a suscitar alegría.
A Jesús se le reconoce en la fracción del pan. El pan que parte y
comparte. En este darse y en este modo de compartir, le reconocen porque
realiza el mismo gesto de comensalidad de la cena de despedida.
Se trata de una “pasiva teológica”. Dios les abrió los ojos para que
pudieran ver con los ojos de la fe.
El compartir revela la presencia del Resucitado, el partir el pan
con el otro hace realidad su presencia viva. Ellos le reconocen, y
entonces se dan cuenta de todo lo que venía sucediendo en el camino.
¡Es el Señor!, un Señor que se muestra en la comida común, en la
visita amigable, en la fraternidad de la espontaneidad que se crea en la
mesa compartida.
La donación de Jesús opera el reconocimiento por parte de los
discípulos. Que acontezca este reconocimiento no se debe, en primer lugar y
como si fuera por casualidad, a un don separado de su donador. Lo que importa
es, más bien, que los discípulos reconozcan que el Señor Resucitado y exaltado a
los cielos se entrega y se da a lo suyos de manera nueva y
distinta.
La comprensión se hace posible cuando Dios nos abre los ojos. Dios tiene
que desvelar “el sentido para el entendimiento de las
Escrituras” – Ver.45_.
Partir el Cuerpo
del Señor es
comprometerse a partir y
repartir la vida, dones,
tiempo, bienes. Es
quebrar la soledad, el
aislamiento, el egoísmo
con el compartir:
“Todo lo que hagáis a uno
de estos más pequeños,
que son mis hermanos, a
mi me lo hacéis” Mt 25,40
Al partirnos y dejarnos comer,
estamos haciendo presente a
Dios amor, don infinito,
entrega total, GRATUIDAD
PLENA “Misericordioso y
compasivo, lento a la ira y rico en
bondad”
Sus ojos se abren y
despiertan para el
discipulado y la
misión pues ahí llegó a su
culmen todo lo que significó el
caminar de Jesús con ellos. La
palabra , la memoria es
comprendida a partir de la
experiencia concreta del partir
y compartir el pan, nueva
fuente de la vida comunitaria –
Luc 22, 14-19 -. En este gesto
de memoria está el paso de
la cruz a la resurrección, de la
muerte a la vida.

La Eucaristía como lugar de reconocimiento del


resucitado es banquete de símbolos:
 Símbolo de la acogida
fraterna que en el saludo inicial desea la
vida de Dios para quienes se disponen a
celebrarla.
Que saluda efusivamente en tonalidad
de fiesta, como en las fiestas de familia o de
amigos se saluda con efusividad a quienes
llegan y se les expresa la alegría de haber
acogido la invitación a venir a celebrar en casa.

¿Cómo es nuestra acogida? ¿Cómo


acogemos a los humildes? ¿Cómo nos sentimos
gratos ante la presencia entre nosotros y nosotras
de los sin voz? ¿De las víctimas?
Cada eucaristía en su concentración simbólica es
una pregunta a nuestra capacidad y
voluntad de acogida en nombre de Dios de
los hermanas y hermanos.
 Símbolo de sereno reconocimiento de nuestra
condición humana de fragilidad, de nuestro pecado,
de la ligereza con la que se quiebra el vaso de barro en el que portamos
la vocación de seguidores suyos. Entonces la pecaminosidad que nos
arrastra es acogida para su perdón.
Por ello la celebración es celebración de pecadores que en el
reconocimiento de su pecado buscan ser purificados, reconstruir su
vida por la palabra y por la comensalidad comunitaria.
 Símbolo de la fuerza de la Palabra que se
entrega igualmente como pan que alimenta a
la comunidad y la transforma. Por ello en la Eucaristía,
en esa dimensión de la fiesta en la que se comenta lo vivido y se
comparten experiencias y acontecimientos pasados o presentes, la
palabra es actualizada y profundizada para que nos lance a compromisos
mayores. Es buena noticia.
¿Cómo es nuestro compartir de la palabra en la Eucaristía? ¿Cómo es nuestra
fracción del pan de la Palabra? ¿Cómo la compartimos con los demás
hermanos?
 Símbolo de ofrenda que invita en los dones
del pan y del vino a compartir:
 La historia humana y la propia historia personal,
 Las luchas de los creyentes y sus logros, sus fracasos y olvidos, sus
esperanzas y dichas.
 La ofrenda que todos presentamos para que nos sea devuelta en pan
para todos.
 Símbolo de partir, compartir y comer el mismo
alimento. No se trata del pan como cosa, sino del gesto de partir,
compartir y comer. Repetir el significado de lo que El hizo “Esto soy yo
que me parto y me reparto, que me dejo comer. Haced también vosotros
esto”. Si queréis ser cristianos tenéis que partiros, repartiros, dejaros
comer, triturar, asimilar, desaparecer en beneficio de los otros.
Este símbolo del comer
juntos es invitación a partir y
seguir partiendo el pan,
a comprometernos con
el asunto del pan de los
hermanos. Porque es por el
asunto del pan que no se parte
y se comparte que los hombres
vivimos un mundo infernal y
violento, porque algunos se
apropian del pan para todos
simbolizado en este pan
compartido por Jesús resucitado.

¿A qué solidaridad nos está


comprometiendo e invitando cada
Eucaristía?
 Símbolo de la actualización de la muerte y
resurrección de Jesucristo. Esto quiere decir que en
cada celebración algo debe morir y algo debe resucitar en mí. Por
ello, la eucaristía transforma la vida.
SABER ABRIR LOS OJOS PARA DESCUBRIR EL
PROYECTO DE JESÚS es dejar que el Espíritu nos lleve de la
muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas ala luz,
del pecado a la gracia, del egoísmo al salir de nosotros
mismos. Es aprender a salir de nosotros mismos en beneficio de
los demás, en su servicio.
“Pero el desapareció ” Luc 24,31b

Llega el momento en que este que era el Maestro, el educador, el


formador, desaparece. No desaparece para nunca más estar con ellos,
sino que empieza a interactuar con su grupo de otra manera. El
Resucitado no se fue, se quedó con ellos, viviendo en ellos y con ellos
pero de manera diferente.
Ya les había abierto los
ojos a la comprensión
de su vida y de su
práctica. Ya habían
“visto y oído” a su
Maestro y Señor. Ya
podían reincorporarse a
su seguimiento como
discípulos y misioneros
de su Reino de Vida
Plena y Abundante.
Ya había resucitado su
fe y su esperanza y
sabían que su Maestro
y Señor vivía, una vez
resucitado.
SABER DESAPARECER implica dejar que la semilla sembrada
crezca, es trabajar en la construcción de gente adulta no simples niños, es
entender que nuestro cuarto de hora ha terminado y comienza el cuarto de
hora de nuestros discípul@s. Es dejar la presencia física para empezar a
interactuar de otra manera. No se trata de irnos sino de permanecer de otra
manera.

Saber terminar, saber dejar huella, saber estar presente de otra manera,
saber poner cimientos, no querer entregar todo “os conviene que yo me
vaya” saber no agotar la verdad y no adelantarla, no cortar su mirada
trascendente. Creer en ellos como personas, tenerles confianza.
Lc 24, 32-35
“Creer contra toda esperanza” Rom. 4,18

Es la fuerza de la Espiritualidad de la Compasión – Misericordia que nos ayuda a


“mantener nuestros pies en marcha” avanzando en la construcción de la
VIDA PLENA Y ABUNDANTE que quiere nuestro Dios para las personas, la
sociedad y la creación. La esperanza nos afianza en nuestro horizonte: El
Reinado de Dios como acontecer misericordioso de Dios a favor de las víctimas. El
principio esperanza es la alternativa que nos compromete con la vida para vencer la
muerte que mata a las víctimas.
“ Se dijeron uno a otro: No sentíamos arder nuestro
corazón, cuando nos hablaba en el camino y nos
explicaba las escrituras ” Luc 24, 32

Es con ardor renovado por la


presencia y proximidad con
el Resucitado que los ojos se
abren y el corazón se
ensancha, la conciencia
mueve los pies de los
evangelizadores.

El señor re-encantó su fe.


Los convirtió al discipulado
que es misión.
También nosotros tenemos necesidad de esta experiencia de re-
encantamiento en la fe. La rutina pastoral en lugar de atraer aparta a
las personas. DA 365 y 370. “Permanecer con el Señor” Mc 3, 13-14 es
esencial para el discipulado y la misión. DA 243
La espiritualidad da un
horizonte de sentido mayor.
Entonces la economía sería
parte de la política, que sería
parte de la ética y que a su
vez formaría parte de la
espiritualidad.
SABER HACER FUNCIONAR EL CORAZÓN , los
sentimientos, la personalidad, la sensibilidad. Recuperar el corazón de
carne. No pasar de largo.
“ Y levantándose al momento se pusieron en camino para volver a
Jerusalén. Luc 24, 32a

Después de haber disuadido a Jesús de


que siguiera su camino porque “ya era
tarde y el día iba de caída” ellos sin
pensarlo dos veces regresaron a
Jerusalén para contar la experiencia que
acababan de vivir.
El Resucitado les hizo funcionar el
corazón. No quisieron guardar para sí
sino compartir con otros la alegría del
encuentro. Al regresar a su fe y a su
historia con Jesús, sintieron la necesidad
de volver a la común - unión con la
comunidad de fe de los seguidores y
seguidoras de Jesús.
Allí encontraron reunidos a los once y a los de su grupo. Estos les
dijeron: Es verdad el Señor Resucitó… Se ha aparecido a Pedro”
FALTA EL VERSICULO 33 Luc 24, 32b - 33

Esta expresión se ha formado a


partir del más antiguo uso del
lenguaje kerigmático.
Es una de las más
tradicionales profesiones de fe
Cristológica. 1 Cor. 15,4
La fe de los discípulos de
Emaus no significa “una
vivencia privada” sino que es
idéntica a la profesión de fe de
la Iglesia que se nos regala en
la comprensión de la Escritura
y en la Eucaristía.
Volver a Jerusalén volver a la comunidad, entrarse nuevamente en el
lugar de la conflictividad para llegar a ella con la conciencia de ser
testigos de la presencia del Resucitado, eso es el ponerse al instante
en camino.
1. Llegaron como mensajeros,
2. A partir de ese atardecer, se convirtieron, unidos a los apóstoles,
en testigos de la resurrección de Cristo, en testigos de la victoria
sobre la muerte y el sufrimiento. Y se convirtieron en hermanos,
en comunidad de seguidores de Jesús y su Proyecto de Vida.
Como aconteció con los discípulos de Emaus, el desencanto puede ser
también religioso por falta de una comunidad cristiana que acoja
con creatividad, con fraternidad, con esperanza, que toque el corazón y
ayude a superar los desencantos, los sufrimientos, las dificultades.

Entonces las personas se quedan esperando respuestas que nunca


llegan porque no se da una inserción en una comunidad
cristiana. Muchas veces, las personas con problemas, quedan
perplejas cuando la acción pastoral no les ayuda a superar sus
desencantos, como que pasa de largo frente a sus problemáticas.
SABER FORMAR COMUNIDAD es comprender que la causa
de Jesús que es la causa del Reino no es asunto individual sino
colectivo.
“Ellos por su parte les contaron lo sucedido en el camino y
como lo habían reconocido al partir el pan” Luc 24, 35
“Hoy el Maestro de Emaus, se
acerca, toma la iniciativa,
camina y acompaña, interroga y
escucha, corrige e ilumina,
evoca, explica y actualiza las
Escrituras. Se hace invitar a
quedarse para permanecer con
ellos, se sienta a la mesa y
comparte, toma el pan y
bendice y se manifiesta y hace
regresar no a la ciudad del
rechazo, del odio y de la muerte
sino a la ciudad que revela y
hace presente al otro, a la
ciudad de la misericordia, a la
Bogotá sin Indiferencia”
Lo más importante es el hecho de que los discípulos de
Emaus dicen que reconocieron a Jesús “en la fracción del
pan” y no en el hecho de haberlo visto con sus propios ojos.
SABER SISTEMATIZAR, saber escribir lo que se ha vivido,
saber contar el relato y saber entregarlo, saber conservar la memoria
que sirva para la vida de los otros y de las otras.
El relato de Emaus es un mensaje de una trascendencia
incalculable para las dudas y la problemática moderna frente al
misterio pascual.
Este relato muestra por qué y, sobre todo, cómo puede
creerse también hoy en el Resucitado. La Iglesia misma no
puede hacer más que alimentar y crear un ambiente apropiado
para que esta fe pueda desarrollarse a través de la
evangelización
 mediante la Palabra contenida en
la Escritura y
 a través de la celebración
eucarística, memorial de
Jesucristo.

El relato de Emaus
justifica por qué la
Iglesia, por la fuerza
reconciliadora del
Espíritu, está edificada en
la Palabra de Dios y en la
Eucaristía.
Somos discípul@s de Jesús y su Proyecto de Vida Plena
porque no contemporizamos con la desigualdad, la mentira, la hipocresía, la
envidia, la violencia, el egoísmo, todo lo contrario al Reino predicado
por Jesús, es decir el anti-reino.

Somos profetas porque anunciamos y tratamos de vivir la misericordia, la


bondad, la justicia, la lucha por la igualdad, la verdad, la sinceridad, la
solidaridad y el compartir de nuestros bienes, el cariño mutuo, todo lo que
construye el Reino desde ya.
 ¿Me siento identificado con los discípulos de Emaus? Al igual que ellos, recordemos algunos
encuentros con Cristo.
 ¿He vivido momentos – horas, tiempos más prolongados – en mi vida de los cuales me alejaba
de Jerusalén: de la cruz, de mis esperanzas, de la comunidad de discípulos y discípulas de
Jesús?
 ¿He vivido grandes desilusiones porque Dios no realizaba lo que yo quería, mi sueño de
liberación?
 ¿Trato de hacer mío el proyecto de Cristo cuando le pido “venga a nosotros tu Reino”, tal
como tú lo quieres?
 ¿He vivido situaciones en las cuales Cristo se puso a caminar a mi lado, sin que yo lo
reconociera?. Se ha acercado a mi vida a explicarme las Escrituras?
 ¿Quién me ha explicado en el nombre de Cristo las Escrituras, colaborando con el Espíritu
para que ardiera mi corazón?
 Cuando me anochece, ¿invito a Jesús a que no pase de largo, y se quede conmigo?
 ¿Se produce el encuentro con Él y lo reconozco en la Eucaristía? ¿Y también cada vez que
alguien parte el pan y lo comparte?
 ¿Me gusta partir mi pan y compartirlo, de modo de ayudar a otros a que encuentren en mí al
Señor?
 Después de tener encuentros con Cristo, como discípulo y discípula misionera suya ¿los guardo
tan solo para mí o me pongo muy pronto en camino a la comunidad para compartirlos, y para
escuchar el testimonio de los demás?
 ¿Comparto con gratitud mi alegría porque el Señor vive y se aparece en nuestras vidas?

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