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La química analítica tuvo sus inicios como ciencia en el último cuarto del siglo XIX, con el
desarrollo de los métodos instrumentales de análisis químico, como consecuencia del
establecimiento de una serie de correlaciones entre las propiedades físicas y la composición
química. Posteriormente, a mediados del siglo XX, fueron establecidas sus características
generales y se fueron desarrollando múltiples técnicas e instrumentos que han logrado su pleno
apogeo a lo largo del siglo XX.
Dentro de la química analítica se incluye el análisis químico, que es la parte práctica que aplica
los métodos de análisis para resolver problemas relativos a la composición y naturaleza química de
la materia. El objetivo de los expertos es crear métodos cada vez más precisos y veloces para el
desarrollo de los análisis. La química analítica, de ese modo, utiliza diversos instrumentos para
analizar las sustancias. Un polarógrafo, un espectroscopio, un polarímetro y un colorímetro son
algunos de los dispositivos que pueden emplear.
También se han desarrollado técnicas y análisis que permiten asegurar y/o medir la
confiabilidad de los resultados obtenidos en las pruebas realizadas. La calidad de los datos
obtenidos se evalúa a través de parámetros de calidad estadísticos y operativo-económicos,
además de pruebas de trazabilidad. De igual manera, reviste igual importancia el tratamiento que
se le da a los datos analíticos, tanto desde el punto de vista estadístico, como con el cálculo de la
incertidumbre de las medidas registradas.
Los ámbitos de aplicación de la química analítica son muy variados. En la industria destaca el
control de calidad de materias primas y productos acabados; en el comercio los laboratorios
certificados de análisis aseguran las especificaciones de calidad de las mercancías; en el campo
médico los análisis clínicos facilitan el diagnóstico de enfermedades.
La naturaleza multidisciplinaria de la química analítica, a través del empleo del análisis químico,
convierte a esta en una herramienta vital para laboratorios médicos, industrias, entidades
gubernamentales y académicas en todo el mundo y de allí la importancia de conocer los aspectos
relacionados con esta rama de la ciencia.
La Química Analítica
Ópticos: son aquellos que implican una interacción entre la radiación electromagnética y
la materia, que no se incluyen dentro de los métodos espectroscópicos.
Electroquímicos: son una clase de técnicas en química analítica, que estudian un analito
mediante la medida del potencial eléctrico (voltios) y/o la corriente eléctrica (Amperios)
en una celda electroquímica, que contiene el analito. Estos métodos se pueden dividir en
varias categorías dependiendo de qué aspectos de la célula son controlados y cuáles se
miden. Las tres principales categorías son:
Toma de muestra: la muestra tomada debe ser representativa del material a analizar, en el
sentido de que una porción del material en estudio contenga todos los componentes en
sus mismas proporciones. La muestra debe ser pesada.
Transformación del componente o especie química: consiste en modificar la muestra,
hasta conseguir que alguna de las propiedades de la especie química analizada tenga la
categoría de analítica, esto es, pueda ser observada. Para ello es necesario recurrir a un
tratamiento previo de la muestra, mediante separación y enmascaramiento conducentes a
la eliminación de interferencias.
Medida de la propiedad escogida: puede referirse a la simple percepción sensorial de una
propiedad (formación de un precipitado, presencia de un color, etc.) o a la
"determinación" de la intensidad de dicha propiedad, con ayuda de un aparato.
Interpretación y cálculo de los resultados: se ocupa de la interpretación de las medidas
efectuadas y la realización de los cálculos necesarios para expresar los resultados.
La calidad de los resultados analíticos exige que estos sean trazables, esto es que puedan
relacionarse directamente con las unidades patrones del sistema internacional de medida
(amperio, kilogramo, mol, metro y segundo). La trazabilidad exige una cadena ininterrumpida de
comparaciones que une el resultado obtenido con los estándares del sistema internacional y que,
en análisis químico, pasa por las sustancias de referencia, los patrones químicos tipo primario y
secundario, los estándares físicos, los pesos atómicos, etc. El concepto de trazabilidad se aplica
tanto al resultado de un análisis, como a una medida cualquiera, al instrumento con el que se
obtiene, el método que se aplica y el laboratorio mismo. Cuando un resultado es trazable implica
que ha sido obtenido en un laboratorio trazable, aplicando instrumentos trazables y un método
trazable. En un método absoluto como la gravimetría la cadena de trazabilidad es corta:
Muestra---precipitado---masas atómicas----mol, Kg
Para obtener resultados confiables a partir de un método analítico, deben identificarse las
fuentes de error y cada una de ellas debe eliminarse o minimizarse. Los errores pueden ser
clasificados en:
Error sistemático: hace que los resultados se desvíen de manera constante respecto de los
valores esperados. Sus fuentes incluyen procedimientos de calibración inadecuados,
pureza insuficiente de los reactivos y operación incorrecta de los instrumentos de
medición. Este tipo de error no puede reducirse por la aplicación de métodos estadísticos.
A menudo, los errores sistemáticos pueden identificarse y minimizarse modificando el
procedimiento analítico.
Error aleatorio: este tipo de error se presenta en cada análisis. Se origina de la naturaleza
intrínsecamente incierta de las técnicas de medición. Los ruidos térmicos, de golpeteo y de
fluctuación, son fuentes de error aleatorio. La magnitud del error citado es generalmente
pequeña, y por lo tanto puede minimizarse por métodos de filtrado (ya sea por equipo o
por programas).
Error accidental: incluyen la pérdida de parte de la muestra, contaminación o avería de
instrumento. Esto lleva a comenzar de nuevo el experimento.
Cifras significativas
Test Q de Cochran
donde
k es el número de tratamientos
b es el número de bloques
N es el total
Medición de volumen
Bureta: se usa en trabajos volumétricos, los cuales se realizan para valorar disoluciones de
carácter ácido o básico. La bureta permite saber con gran exactitud, la cantidad de base
que se ha necesitado para neutralizar un ácido, lo que permite calcular la concentración
del mismo. Las buretas son tubos cortos, graduados, de diámetro interno uniforme,
dependiendo del volumen, de décimas de mililitro o menos. Las llaves están fabricadas
con materiales como el vidrio, y teflón, inerte, resistente y muy aconsejable para disolver
sustancias orgánicas.
Pipeta volumétrica: está hecha para entregar un volumen bien determinado, el que está
dado por una o dos marcas en la pipeta. La capacidad de una pipeta oscila entre menos de
1 ml y 100 ml. En ocasiones se utilizan en sustitución de las probetas, cuando se necesita
medir volúmenes de líquidos con más precisión.
Pipeta graduada: son aparatos de medición de volúmenes de líquidos bastante precisos.
Son de cristal y están formadas por un tubo transparente con una graduación (ya sea una
o más marcas) y termina en uno de sus extremos en forma cónicas. Sus capacidades van
desde los 2 ml. hasta los 200 ml.
Matraz Erlenmeyer: es utilizado principalmente para la preparación de soluciones. Sus
capacidades van desde los 10 ml. hasta los 2 litros. Esta constituido de vidrio pero puede
poseer otros materiales en sus componentes.
Matraz aforado: se emplea para medir un volumen exacto de líquido con base a la
capacidad del propio matraz, que aparece indicada. Tiene un cuello alto y estrecho para
aumentar la exactitud, pues un cambio pequeño en el volumen se traduce en otro
considerable en la altura del líquido en el cuello del matraz. Se denomina aforado por
disponer de una marca de graduación o aforo en torno al cuello para facilitar determinar
con precisión cuándo el líquido alcanza el volumen indicado.
Micropipeta: es un instrumento de laboratorio empleado para succionar y transferir
pequeños volúmenes de líquidos y permitir su manejo en las distintas técnicas analíticas.
Los volúmenes captables por estos instrumentos varían según el modelo: los más
habituales, denominados p20, p200 y p1000, admiten un máximo de 20; 200 y 1000 μl,
respectivamente.
Cuentagotas o gotero: es un tubo hueco terminado en su parte inferior en forma cónica y
está cerrado por la parte superior por una perilla de goma. Se utiliza para trasvasar
pequeñas cantidades de líquido vertiéndolo gota a gota. En los laboratorios en los que se
utilizan productos químicos son muy utilizados para añadir reactivos, líquidos indicadores
o pequeñas cantidades de producto
Probeta: es un instrumento volumétrico que consiste en un cilindro graduado de vidrio
que permite contener líquidos y sirve para medir volúmenes de forma aproximada. Está
formado por un tubo generalmente transparente de unos centímetros de diámetro y tiene
una graduación desde 5 ml hasta el máximo de la probeta, indicando distintos volúmenes.
En la parte inferior está cerrado y posee una base que sirve de apoyo, mientras que la
superior está abierta (permite introducir el líquido a medir) y suele tener un pico (permite
verter el líquido medido). Generalmente miden volúmenes de 25 o 50 ml, pero existen
probetas de distintos tamaños; incluso algunas que pueden medir un volumen hasta de
2000 ml.
Medición de masa
Balanza analítica: es una clase de balanza de laboratorio diseñada para medir pequeñas
masas, en un principio de un rango menor del miligramo. Los platillos de medición de una
balanza analítica están dentro de una caja transparente provista de puertas para que no se
acumule el polvo y para evitar que cualquier corriente de aire en la habitación afecte al
funcionamiento de la balanza.
https://es.wikipedia.org/wiki/Qu%C3%ADmica_anal%C3%ADtica
http://www.uned.es/cristamine/mineral/metodos/abs_at.htm
http://www.espectrometria.com/espectrometra_infrarroja