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Era uno de esos días soleados cuando estaba en mi escuela, un poco aburrida y
acalorada. Pensando, pensado se me vino a la mente una idea interesante; qué me
dirían mis padres si les propongo hacer un viaje a uno de los lugares turísticos que
tenemos en nuestras zona. Entonces me dije: llegando a mi casa les voy a contar
sobre mi idea.
No veía la hora que en la escuela suene el timbre anunciando la hora de salida, hasta
que por fin sonó y en ese momento cogí mis cosas y me regresé a casa. Feliz y
contenta estaba yo con mi idea.
Al llegar a casa con una sonrisa y muy emocionada, les conté a mis papás sobre la
idea de viajar a un lugar turístico y que para suerte mía, a ellos les pareció una
magnífica idea y me dijeron:
Habló mi papá diciéndome: ¡Hija mía¡ que maravillosa idea has tenido, y pensándolo
bien vamos a aprovechar nuestras vacaciones y realizaremos nuestro gran viaje
mágico a un lugar que desde chico yo quería conocer el “Pacaya Samaria”. Cuando
dijo eso mi papá muy emocionada corrí donde él y le di un fuerte abrazo.
Por fin llegó el día que con ansia esperábamos mis papás y yo. Mi emoción era tan
grande que no dudé en empezar a empacar las cosas que me iban a hacer falta en
“Pacaya Samiria”. Mis papás hicieron lo suyo y, cuando todo estaba listo salimos a la
calle para coger un motocarro y nos lleve al puerto “Zamora” donde nos esperaba el
bote que nos llevaría hasta nuestro destino.
Estaba tan alegre que, sin darme cuenta ya estábamos en el puerto embarcándonos
en el bote y vi como el señor motorista arrancaba su motor y es ahí donde sentí un
poquito de miedo, pero estaban mis papis para darme seguridad.
El bote se mueve sobre las aguas del rio Huallaga y es muy bonito tocar el agua
cuando el bote está en movimiento, se ve como el sol brilla en el agua. El sonido del
motor de nuestro bote era como si una licuadora estuviera funcionando y ese sonido
no me dejaba dormir y fue ahí donde comencé a observar atentamente la orilla del rio
donde vi muchas cosas que me llamaron la atención como el color verde de la
vegetación en varios tonos y era tan mágico
que parecía que los arboles caminaban en
grupo de un lado a otro.
El bote seguía su rumbo por las hermosas aguas del río Pacaya mientras que yo y mi
amigo el gringo Maylo seguíamos charlando y le pregunté si tiene familia, yes, yes dijo
en inglés o sea si, y ¿por qué no has venido con ellos?. El me respondió: es que
primero he venido a conocer y ver como es el trato de la gente y con toda la bonita
experiencia vamos a venir el próximo año en vacaciones. Te han tratado bien Maylo,
sí. Es gente maravillosa, muy amable y servicial. Es una maravilla natural me dijo al
tiempo que me tocaba la cabeza.
Después de hacer un viaje un poco largo, por fin una voz anuncia, ¡atención, atención!
¡Ya llegamos al Pacaya Samiria! En ese momento me puse muy atenta y comencé a
mirar por todos lados, ¡que maravilla de lugar, realmente era mágico!, sentí alegría y
felicidad y comencé a dar saltos bajándome del bote y diciendo: después de tanto
esperar por fin estoy aquí en el Pacaya Samiria, se sentía mágico, como si estuviera
en otro mundo, los ruidos de la naturaleza me daban un poco de miedo pero quería
ver lo que había más adentro del monte y en sus aguas.
Esa voz que me hablaba suave y misteriosa decía, acércate a los animales María,
ellos no te harán daño, puedes tocar al cocodrilo, jugar con el puma, divertirte con los
monos, aquí todo es armonía.
Realmente estaba muy feliz que me olvidé de querer regresar a mi casa porque en ese
lugar había de todo como animales, vegetación, un hermoso sol, lagos que parecían
espejos porque se reflejaba el azul del cielo y con muchos peces entre grandes y
chicos. Y un suelo donde crecían muchos animales pequeños. Las culebras que
estaban en los árboles como adornos naturales. Estoy tan feliz, muy feliz.
- Solo diles que una voz misteriosa te dijo que no debemos destruir todo lo que
hay en este lugar para que muchas personas más puedan disfrutar de un viaje
misterioso cada vez que vengan a visitar este lugar.
Así lo haré respondí pero con un poco de miedo y fue en ese momento que escuché la
voz de mi papá que me llamaba y me di cuenta que me encontraba frente al bosque
lleno de hermosas rosas.
Fue entonces que corrí donde mis papás que ya se embarcaban en la canoíta para
que nos lleve a realizar un recorrido el guía turístico, quien tenía un trato amable a
todos los turistas.
Desde que realicé el viaje de vacaciones al Pacaya Samiria comprendí que la vida
está en todo lo que nos rodea y que tenemos que cuidarla y a toda persona mayor o a
mis amigos les comparto el mensaje que me dio la voz de ese bosque con hermosas
rosas. Y nuevamente estoy lista para hacer un viaje misterioso.
Fin.